la gran cena

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La gran cena – Bosquejo Lucas 14:15-24 – Samuel Pérez Millos INTRODUCCION El reino milenial de Jesucristo se compara, en la Escritura, con un banquete. Ese reino tiene que ver, muy especialmente, con Israel. Por tanto, el aquel tiempo, el Rey hará provisión abundante de todo lo necesario para quienes entren al reino. En su retorno a la tierra el Rey vendrá para establecer el reino que ya había sido anunciado en el pacto de Dios con David. Ese reino, llamado “milenial” porque se manifestará durante mil años en esta tierra, es un reino eterno. Transciende a la creación actual y se manifiesta, en forma plena y continuada, en la nueva creación de Dios. Muchos pasajes de la profecía revelan la gloria de aquella dispensación (a modo de ejemplo Is.11:1-10; Am.9:13-14). Esa constituía, en tiempos de Cristo, la esperanza de Israel, de ahí la exclamación de uno de los que escucharon a Jesús (Lc.14:15). I. LA PARABOLA DE LA GRAN CENA (Lc.14:15-24). 1. La ocasión. 1.1. Con motivo de la invitación que un fariseo hizo a Cristo para que comiera con él (14:1) 1.2. Jesús aprovechó, como siempre hacía, la ocasión para enseñar sobre los principios éticos y espirituales, del Reino del Mesías. 1.3. Por lo menos uno de los invitados lo entendió así (v.15). 1.4. Jesús hizo una advertencia mediante la parábola. 2. La enseñanza. 2.1. Cristo había ofrecido el reino a Israel, pero había sido rechazado abiertamente por quienes se consideraban “dignos”. 2.2. Dios abre una oportunidad para aquellos que eran considerados “indignos” de disfrutar de las bendiciones de Dios.

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La gran cena

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Page 1: La Gran Cena

La gran cena – Bosquejo Lucas 14:15-24 – Samuel Pérez Millos

INTRODUCCION

El reino milenial de Jesucristo se compara, en la Escritura, con un banquete. Ese reino tiene que ver, muy especialmente, con Israel. Por tanto, el aquel tiempo, el Rey hará provisión abundante de todo lo necesario para quienes entren al reino. En su retorno a la tierra el Rey vendrá para establecer el reino que ya había sido anunciado en el pacto de Dios con David. Ese reino, llamado “milenial” porque se manifestará durante mil años en esta tierra, es un reino eterno. Transciende a la creación actual y se manifiesta, en forma plena y continuada, en la nueva creación de Dios. Muchos pasajes de la profecía revelan la gloria de aquella dispensación (a modo de ejemplo Is.11:1-10; Am.9:13-14). Esa constituía, en tiempos de Cristo, la esperanza de Israel, de ahí la exclamación de uno de los que escucharon a Jesús (Lc.14:15).

I. LA PARABOLA DE LA GRAN CENA (Lc.14:15-24).

1. La ocasión.

 1.1. Con motivo de la invitación que un fariseo hizo a Cristo para que comiera con él (14:1)

 1.2. Jesús aprovechó, como siempre hacía, la ocasión para enseñar sobre los principios éticos y espirituales, del Reino del Mesías.

 1.3. Por lo menos uno de los invitados lo entendió así (v.15).

 1.4. Jesús hizo una advertencia mediante la parábola.

 2. La enseñanza.

 2.1. Cristo había ofrecido el reino a Israel, pero había sido rechazado abiertamente por quienes se consideraban “dignos”.

 2.2. Dios abre una oportunidad para aquellos que eran considerados “indignos” de disfrutar de las bendiciones de Dios.

3. La interpretación.

 3.1. La cena era, muy probablemente, una cena de bodas.

 3.2. La costumbre hebrea.

3.2.1. Cuando se celebraba el compromiso entre el novio y la novia, se enviaban invitaciones a todos los que se deseaba que estuvieran presentes en la fiesta de las bodas.

3.2.2. Entre el compromiso matrimonial y la celebración de las bodas, pasaba bastante tiempo, generalmente en torno a un año, por lo que los convidados tenían tiempo, más que suficiente para arreglar todos sus asuntos de modo que no tuvieran impedimento alguno para estar presentes en el banquete.

3.2.3. A pesar de ello, próxima la celebración de la boda, el padre del novio enviaba a sus criados para “recordar” que había llegado esa fecha (v.17).

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 3.2.4. La invitación obedecía a un verdadero “pacto”, en el que se establecía el compromiso del padre del novio que preparaba la cena, y el de los invitados que aceptarían la invitación en el tiempo convenido.

(1) A esto se refiere Pablo cuando habla de los “pactos de la promesa” (Ef.2:12).

 3.3. Hay un énfasis marcado en el tiempo que hay entre la primera y la segunda invitación (v.17).

3.3.1. A través de todo el Antiguo Testamento, Dios estuvo haciendo una invitación a la nación de Israel para que estuvieran dispuestos para la llegada del momento en que el Mesías viniera para establecer el Reino.

3.3.2. Tanto Cristo como Juan, hicieron “la segunda invitación” a Israel en el tiempo oportuno (Mt.3:2; 4:17).

3.4. Durante todo el tiempo del ministerio de Cristo, la nación de Israel tuvo tiempo suficiente para una respuesta positiva a la invitación que Dios les hacía.

3.5. La nación entera rechazó a su Mesías, al igual que se produjo un rechazo de todos los invitados en la parábola (vv.18-21)

3.6. Israel puso excusas, representado en la frase de la parábola: “te ruego que me excuses” (vv.18,19).

3.7. La consecuencia: “no puedo ir“ (v.20).

3.8. El banquete preparado no quedará sin convidados.

3.8.1. Se envía a recoger a todos los que no eran dignos de estar sentados en aquel lugar (v.21).

3.9. La invitación se extiende fuera del ámbito de la nación de Israel (v.23).

3.9.1. Habiendo lugar para todos los que acudan, se insta a que sean buscados los que andaban errantes por los caminos, en una clara referencia a los gentiles.

3.9.2. Anteriormente los discípulos habían recibido un mandamiento de llamar a los primeros convidados (Mt.10:5-6).

3.9.3. Luego, ya que los tales habían despreciado la invitación, se encomienda una invitación general (Mt.28:19; Mr.16:15-16).

3.10. Una triste sentencia (v.24).

3.10.1. Aquellos pensaron que tenían tiempo suficiente para prepararse para el banquete y olvidaron por completo el tiempo marcado para el mismo.

3.10.2. Cristo enseña el peligro de rechazar la invitación: Ninguno tendría otra oportunidad.

3.10.3. La invitación no garantiza la participación. Fueron invitados, pero no participaron del banquete.

APLICACION PERSONAL

1. La gracia abundante de Dios se manifiesta en la ilustración de la “Gran Cena”.

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1.1. La generosidad del banquete se aprecia en la abundancia de bienes provistos, y en la presencia del que lo hizo.

1.2. Hay una invitación reducida, en primera instancia, no convidó a todos, pero si convidó a muchos.

1.2.1. Esta es una clara referencia a Israel, como se indica antes en la “interpretación” (Mt.10:5-6).

1.3. La invitación de la gracia, es una invitación apremiante (v.17).

1.3.1. Este es el tiempo aceptable y el día de salvación (2.Co.6:2).

1.3.2. Es urgente aceptar la invitación porque “todo está dispuesto”.

1.4. Dios no rechaza a nadie, son los hombres quienes no quieren venir a Él (Jn.6:37; 5:40)

2. Las excusas dadas.

2.1. La respuesta de rechazo a la gracia de Dios (v.18a).

2.2. Todos dan excusas inconsistentes para no atender a la invitación.

2.3. La primera excusa (v.18).

2.3.1. Este hombre alega necesidad, cuando lo que le falta es voluntad.

(1) Podía perfectamente ir a ver su compra al día siguiente.

(2) Si la invitación era para una cena, no tendría tiempo ni luz bastante para ver lo que había comprado.

(3) Nadie compra una propiedad sin haberla visto antes.

2.3.2. Es una de las disculpas más usuales para rechazar la gracia de Dios (Lc.13:34).

2.4. La segunda excusa (v.19).

2.4.1. En la primera se alegaba necesidad, ahora se alega “inconveniencia”.

2.4.2. Aceptar la invitación significaba cambiar los propios planes y, el invitado, no estaba dispuesto a tal cosa.

2.4.3. Las cosas personales y legítimas pueden resultar fatales si desvían la atención de las demandas de Dios.

 2.5. La tercera excusa (v.20).

2.5.1. Es la más indigna de todas, porque presenta una falsa “imposibilidad” para aceptar la invitación.

2.5.2. Los otros no podía llevar consigo sus “tesoros” pero este podía llevar a su esposa.

2.5.3. Los otros presentaron una excusa pero este, sin ninguna cortesía, ni siquiera lo hace.

2.5.4. Los otros, aunque no tenían disculpas, alegan motivos de trabajo, pero el recién casado era dispensado por ley de toda ocupación durante un año (Dt.24:5).

2.6. Todos desprecian la invitación de la gracia por los placeres temporales.

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3. La indignación del dueño de la casa (v.21).

3.1. Los que rechazan la invitación del evangelio continúan voluntariamente bajo la ira de Dios (Rom.2:4).

3.2. La ira de Dios es algo verdaderamente serio (He.10:31).

3.3. La sentencia del dueño de la casa es sumamente triste (v.24).

3.4. La gracia rechazada es gracia perdida.

4. La bendición de Dios en el momento actual.

4.1. Muchos de los judíos comenzaron a entrar al banquete (v.21).

4.1.1. Mientras que los fariseos ponían excusas y quedaban fuera.

4.2. Había aún mucho más lugar, por lo que la invitación de la gracia se extiende a los gentiles (v.23; Ef.2:12,19).

4.2.1. El evangelio alcanza a los que no tenían derecho a los pactos de la promesa (Ef.2:12).

4.2.2. El evangelio invita a todo lo vil y menospreciado (1.Co.1:27).

4.2.3. Todo aquel que acuda será recibido (Jn.6:37).

4.3 El mensaje del evangelio ha de ser proclamado como una invitación urgente (v.23).

4.3.1. Primeramente el mandamiento no admite demora: “ve inmediatamente…”

4.3.2. En segundo lugar ha de ser directo y apelante con una clara indicación de la responsabilidad de rechazar la invitación hecha por Dios.

4.3.2.1. Debe temerse en cuenta que el desprecio de la invitación del evangelio no es el simple rechazo de una oferta, sino el quebrantamiento de un mandato de Dios (Hch.17:30).

4.3.2.2. Debe notarse que las invitaciones que Dios hace al pecador, están expresadas siempre en modo imperativo (Mt.11:28).

4.4. El aliento para el que predica el evangelio (v.23).

4.4.1. Siempre habrá lugar para un pecador mientras Dios permita predicar el evangelio.

4.4.2. No se conoce por cuanto tiempo más se podrá evangelizar. 

“LOS CONVIDADOS A LA GRAN CENA” Lucas 14:15-24 Introducción: “Makarios”, palabra griega que significa “Feliz, dichoso, afortunado, bienaventurado”. Esta palabra fue usada por uno de los que estaban a la mesa con Jesús, un día en que, un gobernante, que era Fariseo, les invitó a comer a su casa. Jesús estaba hablando acerca de la humildad y la dicha que tendrán en la resurrección de los muertos quienes la hayan practicado. Y es así que, “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.”. Y fue precisamente esto lo que Jesús aprovechó, para explicarles acerca de la invitación que Dios hace a los hombres, para que

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moren con él por la eternidad. Esta invitación es ilustrada con un “gran banquete”, el cual fue preparado para dicha de los invitados. I.SON CONVIDADOS A UN EVENTO MUY IMPORTANTE. A. Este evento es descrito como “una gran cena” (v. 16a). 1. La expresión “gran cena”, incluye la palabra griega “mega”, la cual, hace referencia a “cantidad”. Hay un gran lugar para recibir a los invitados, hay mucha mesas, hay muchos utensilios, hay muchos siervos, hay mucha comida, y tanta, que la idea es que nadie se quede ganas, sino que estén saciados. 2. Mis hermanos, ¿cuánto cuesta un evento como este? a. Nosotros tenemos experiencia en eventos semejantes. En nuestra cultura hay ciertos eventos en los que solemos hacer gastos mayores, tales como quinceañeras, bodas, etc. ¿Por qué invertimos tanto tiempo y dinero en estos eventos? Claro, porque son eventos importantes. Extraordinarios. Únicos. 3. La importancia de este evento que nos narra la Biblia, es implicado precisamente con la expresión “gran cena”. B. Este eventos es tan importante, porque ya se han enviado todas las invitaciones: “y convidó a muchos” (v. 16b) 1. En nuestros días también hacemos algo similar. Enviamos todas las invitaciones con anticipación a todos nuestros invitados, precisamente para que estén enterados y listos para gozarse en nuestra fiesta. 2. En otras palabras, una fiesta no involucra solamente comida y bebida, sino también la idea de compartir el gozo de quien organiza el evento. Es gozarnos y alegrarnos con él. Mis hermanos, cuando alguien nos invita a un evento tan importante como este, significa que le interesamos, que desea tener compañerismo con nosotros. ¿Imaginan la emoción de este hombre, que invitó a tantos a su gran cena? ¡Y nadie dijo que no estaría presente! Sin embargo…

II.NO QUISIERON ASISTIR (v. 17). A. ¿Por qué? Leamos las excusas en los versos 18-20: 1. “El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.” 2. Estas “excusas” engloban las causas comunes por las cuales las personas no quieren gozar de la invitación que Dios les hace a su reino. Son tres los conceptos: a. Aspectos comerciales – Trabajo y estudio. b. Aspectos materiales – Posesiones, casa, auto. c. Aspectos sociales – Esposa (o), hijos, amigos. 3. No obstante, la realidad en el fondo tiene que ver con desvalorizar el evangelio. Cuando no se da el valor adecuado al evangelio, entonces viene el desprecio por la invitación que Dios ha estado haciendo. B. Desde luego, los “convidados” en primera instancia son los judíos, quienes han sido convidados por Dios durante años, y ellos, hasta antes de la llegada de Cristo, tenían la esperanza de estar junto al Mesías. Pero, llegado el momento, lo rechazaron. Es así que, los “convidados a la gran cena”:

III.INCLUYE A LOS QUE NO HABÍAN SIDO CONVIVADOS (v. 21) A. La “gran cena” no se perderá. Se han hecho grandes arreglos, y el evento ha tenido un gran costo. El Señor no suspende el gran evento.

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B. A los que no viven cerca del gran evento. Hay que buscarlos “por las plazas y las calles de la ciudad” (v. 21b) C. A los que son menospreciados: 1. A los pobres que no logran conseguir el sustento diario, a quienes no gozan del alimento espiritual con que gozaban los judíos a través de las Escrituras. 2. A los mancos y cojos, quienes son incapaces de conseguir alimento semejante, a diferencia de aquellos que tenían la capacidad de alimentarse diariamente de la ley de Dios y su justicia. 3. A los ciegos, quienes tenían la necesidad de ser conducidos a tan suculento banquete, habiendo vivido en la oscuridad sin el conocimiento de la voluntad de Dios. 4. Sí, a los “que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Pedro 2:10), es decir, a los gentiles.

CONCLUSIÓN: ¡Qué grande bendición la de poder gozar de todos los manjares espirituales que Dios ha preparado para nosotros! El perdón de pecados, la salvación, la paz verdadera, la santificación, la justificación, su protección, y desde luego, el poder gozar de la vida eterna cuando el venga. No obstante, dicen los versos 22 y 23: “Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.”. Mis estimados amigos, “aún hay lugar”. ¿Aprovechará esta oportunidad que el Señor le concede ahora, de responder con gratitud a su invitación? Dios quiere convidarle de ricas y grandísimas promesas. Cometerá el error de aquellos que presentaron excusas y no fueron a la gran cena. Llegará el día en que quieran gozar de la vida eterna; sin embargo, dijo el Señor en el verso 24: “Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”. ¿Qué hará usted, entonces? Invitación…