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APOCALIPSIS 1:9-20 Domingo 24 de noviembre 2019 RESUMEN DEL SERMÓN En Apocalipsis 1:9-20, Juan describe al que realmente venció a la muerte y nos lleva a que le admiremos. Esto lo hace para que nosotros no temamos a cualquier forma de persecución, problema, enfermedad o hasta la misma muerte. Por eso, a través de este pasaje aprenderemos que: La confianza que debemos tener en que Cristo ha vencido y está reinando en majestad, autoridad, gobernando y protegiendo a su iglesia, nos hace vivir seguros. I. JUAN RECIBE LA ORDEN DE ESCRIBIR (Apocalipsis 1:9-11) Juan estaba exiliado en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. El ambiente en el que vivía era de persecución religiosa. Los versículos nos dicen que Juan recibió la revelación el primer día de la semana, es decir domingo, curiosamente el día que se celebra la resurrección del Señor. La iglesia estaba experimentando una persecución muy fuerte y las amenazas no solo venían de afuera, sino del interior de la misma iglesia, a causa de las falsas doctrinas que se estaba dando. Parte de la crisis que se vivía era que algunos, dentro de la iglesia, estaban consintiendo las prácticas idolátricas (Apoc. 2:14-15). Por otro lado, había un grupo de judíos que no eran perseguido, ni había ningún tipo de tribulación contra ellos, porque eran fieles a sus creencias; pero estos mismos judíos perseguían y señalaban de manera sangrienta a los judíos cristianos que habían reconocido a Jesús como el Mesías (Apoc. 2:9). Por tanto, para los creyentes era una situación de aflicción, desesperación, tribulación y percusión por el testimonio de Cristo. Dice la Biblia que de repente Juan escucha una gran voz como sonido de trompeta e inmediatamente se le da una orden: “ESCRIBE lo que ves en un libro y envíalo a las iglesias.” Y he allí el inicio de lo que este pasaje nos desea enseñar: como Cristo gobierna y reina sobre su iglesia. II. LA MAJESTUOSA DESCRIPCIÓN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:12-16) A Juan se le muestra la majestuosidad, la Gloria del Señor. Leamos lo que dice el v. 10 “oí detrás de mi una gran voz” y el v.12 “Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo”. Juan estaba sorprendido por lo que había escuchado, pero eso no era lo relevante o importante. A continuación sería testigo de lo más grande, hermoso y sin igual que alguien puede ver: la majestad de quien gobierna en gloria, Jesucristo mismo. Cuando se da vuelta, observa siete candelabros de oro y en medio de ellos a uno semejante al “Hijo Del Hombre”, Juan ve a Jesús. Son muchas las imágenes que se presentan en esta visión de nuestro Señor Jesucristo. Todo este grupo de detalles nos quieren manifestar a un Cristo glorificado, como lo vemos en Daniel 7:9,13: “Seguí mirando hasta que se establecieron tronos, y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador. 13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él.” Las características del anciano de días se las está dando al Hijo del Hombre. ¿Quién es este Hijo del Hombre? En los evangelios se encuentra esta expresión dicha solo por Jesús para referirse a Él mismo (por ejemplo en Mateo 9:6). También Hechos 7:56 se refiere al Hijo del Hombre identificándolo con Jesucristo. Con todo esto Juan está asombrado, impresionado, su mirada está ante ese Cristo que ha vencido y está reinando en majestad, autoridad y que gobierna como el Rey que es. Después de esto Juan inmediatamente tendría una respuesta de parte de nuestro Señor. III. LA REACCIÓN DE JUAN, LA RESPUESTA Y LA ORDEN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:17-20) Juan cayó como muerto y lleno de temor, pero el Señor puso su mano derecha sobre él, diciendo: “No temas”. Juan en ese momento no está frente a la humanidad de Jesús, viéndolo como cuando estuvo con Él en la última cena, cuando lo vio multiplicar los panes y los peces, resucitar a Lázaro o caminar sobre el mar. Ni siquiera como cuando lo vio con cuerpo glorificado en la transfiguración y después en la resurrección. Sino que está frente a un Jesús lleno de toda la magnitud de su gloria y majestad, por lo tanto, Juan cae ante la presencia de aquel que es Santo. Este mismo Jesús, que ha dejado a Juan perplejo con su majestad, gloria y autoridad, es quien al inicio le da la orden de escribir su mensaje a las iglesias. Pero ahora se refiere a su siervo Juan como él está acostumbrado a hacerlo, con todo el amor y la comprensión posible. El Señor no desea © 2019 Iglesia Gracia sobre Gracia. Todos los Derechos Reservados LA GLORIA Y MAJESTAD DE JESUCRISTO

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Page 1: LA GLORIA Y MAJESTAD DE JESUCRISTOstatic.graciasobregracia.org/san-salvador/content/... · Juan estaba exiliado en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y el testimonio

PASTOR HÉCTOR RICO

APOCALIPSIS 1:9-20

Domingo 24 de noviembre 2019

RESUMEN DEL SERMÓN

En Apocalipsis 1:9-20, Juan describe al que realmente venció a la muerte y nos lleva a que le admiremos. Esto lo hace para que nosotros no temamos a cualquier forma de persecución, problema, enfermedad o hasta la misma muerte. Por eso, a través de este pasaje aprenderemos que: La confianza que debemos tener en que Cristo ha vencido y está reinando en majestad, autoridad, gobernando y protegiendo a su iglesia, nos hace vivir seguros.

I. JUAN RECIBE LA ORDEN DE ESCRIBIR(Apocalipsis 1:9-11)

Juan estaba exiliado en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. El ambiente en el que vivía era de persecución religiosa. Los versículos nos dicen que Juan recibió la revelación el primer día de la semana, es decir domingo, curiosamente el día que se celebra la resurrección del Señor.

La iglesia estaba experimentando una persecución muy fuerte y las amenazas no solo venían de afuera, sino del interior de la misma iglesia, a causa de las falsas doctrinas que se estaba dando. Parte de la crisis que se vivía era que algunos, dentro de la iglesia, estaban consintiendo las prácticas idolátricas (Apoc. 2:14-15). Por otro lado, había un grupo de judíos que no eran perseguido, ni había ningún tipo de tribulación contra ellos, porque eran fieles a sus creencias; pero estos mismos judíos perseguían y señalaban de manera sangrienta a los judíos cristianos que habían reconocido a Jesús como el Mesías (Apoc. 2:9). Por tanto, para los creyentes era una situación de aflicción, desesperación, tribulación y percusión por el testimonio de Cristo.

Dice la Biblia que de repente Juan escucha una gran voz como sonido de trompeta e inmediatamente se le da una orden: “ESCRIBE lo que ves en un libro y envíalo a las iglesias.” Y he allí el inicio de lo que este pasaje nos desea enseñar: como Cristo gobierna y reina sobre su iglesia.

II. LA MAJESTUOSA DESCRIPCIÓN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:12-16)

A Juan se le muestra la majestuosidad, la Gloria del Señor. Leamos lo que dice el v. 10 “oí detrás de mi una gran voz” y el v.12 “Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo”. Juan estaba sorprendido por lo que había escuchado, pero eso no era lo relevante o importante. A

continuación sería testigo de lo más grande, hermoso y sin igual que alguien puede ver: la majestad de quien gobierna en gloria, Jesucristo mismo. Cuando se da vuelta, observa siete candelabros de oro y en medio de ellos a uno semejante al “Hijo Del Hombre”, Juan ve a Jesús.

Son muchas las imágenes que se presentan en esta visión de nuestro Señor Jesucristo. Todo este grupo de detalles nos quieren manifestar a un Cristo glorificado, como lo vemos en Daniel 7:9,13: “Seguí mirando hasta que se establecieron tronos, y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador. 13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él.” Las características del anciano de días se las está dando al Hijo del Hombre.

¿Quién es este Hijo del Hombre? En los evangelios se encuentra esta expresión dicha solo por Jesús para referirse a Él mismo (por ejemplo en Mateo 9:6). También Hechos 7:56 se refiere al Hijo del Hombre identificándolo con Jesucristo.

Con todo esto Juan está asombrado, impresionado, su mirada está ante ese Cristo que ha vencido y está reinando en majestad, autoridad y que gobierna como el Rey que es. Después de esto Juan inmediatamente tendría una respuesta de parte de nuestro Señor.

III. LA REACCIÓN DE JUAN, LA RESPUESTA Y LA ORDEN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:17-20)

Juan cayó como muerto y lleno de temor, pero el Señor puso su mano derecha sobre él, diciendo: “No temas”. Juan en ese momento no está frente a la humanidad de Jesús, viéndolo como cuando estuvo con Él en la última cena, cuando lo vio multiplicar los panes y los peces, resucitar a Lázaro o caminar sobre el mar. Ni siquiera como cuando lo vio con cuerpo glorificado en la transfiguración y después en la resurrección. Sino que está frente a un Jesús lleno de toda la magnitud de su gloria y majestad, por lo tanto, Juan cae ante la presencia de aquel que es Santo.

Este mismo Jesús, que ha dejado a Juan perplejo con su majestad, gloria y autoridad, es quien al inicio le da la orden de escribir su mensaje a las iglesias. Pero ahora se refiere a su siervo Juan como él está acostumbrado a hacerlo, con todo el amor y la comprensión posible. El Señor no desea

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que Juan continúe sintiendo ese temor, ni tampoco que se sienta turbado o extrañado frente a Él; por lo tanto, pone su mano derecha sobre él y le da tres razones por las cuales no debe temer: 1) Porque “Yo soy el primero y el último, y el que vive”. 2) Porque “Estuve muerto; y he aquí estoy vivo por los siglos, de los siglos” y 3) Porque “Tengo las llaves de la muerte y del hades”.

Jesucristo lleva a Juan a esa comprensión y a que no vea al cordero a ser sacrificado, al cordero muerto, ni a aquel Jesús preso con la corona de espinas; sino a aquel cordero resucitado, a “Jesús lleno de gloria, autoridad y majestad” lo cual leemos en el v.18: “y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

Esta forma de ver a Jesús es muy poco mencionada actualmente en las iglesias. Nos enfocamos solo en su muerte y resurrección, pero Él ya está gobernando. Este es el evangelio ¡el glorioso evangelio!: Porque Jesús ha resucitado, vive por los siglos de los siglos y reina en majestad, gloria y autoridad.

Él ya esta reinando, v.18 dice “estuve muerto...” Antes estuvo muerto, ahora Cristo ya está gobernando, está en el cielo en majestad, es decir que lo que estamos viendo en el hoy es a Dios gobernando en gloria y cuidando su iglesia.

- Porque Él vive nosotros tenemos vida. Porque Él vive la muerte ha sido vencida. Porque Él vive tiene las llaves de la muerte.

- Porque Él vive nuestra salvación y eternidad están seguras. Este es un mensaje de esperanza para nosotros hoy, para vivir en descanso en la paz del Señor.

En este texto ya no se habla de que el Señor murió por nuestros pecados, sino de que ya está reinando y resucitó, por lo tanto, confirma que Él es Dios y se presenta como el Dios glorioso que salva su iglesia y la preserva, que tiene las llaves de la muerte y el Hades; es decir que los que crean en Él no tendrán una muerte eterna, no hay perdición para todos aquellos que hemos creído en Él. Este texto habla de la consumación del evangelio, Cristo, como el Hijo del hombre que murió y que ahora vive, que gobierna sobre la iglesia, cuida de ella, la protege y sostiene.

Hoy como iglesia debemos vivir con la confianza de que Cristo ha vencido y está reinando en majestad, gobernando y protegiendo a su iglesia, por lo tanto, podemos vivir seguros de nuestra salvación, seguros en el “hoy” y en el mañana, seguros en todo.

La orden del Señor en el v. 19 es la misma dada en el v. 11 “Escribe”. La intención del Señor no ha quedado en ningún momento olvidada y es que Juan debe escribir las cosas que ha visto y las que han de suceder.

Hoy podemos vivir seguros de todo, pero sobre todo de nuestra salvación. Esta no lo da el dinero, los placeres, las cosas materiales, sino solamente la convicción del Espíritu Santo en nuestros corazones.

El texto termina con el v. 20 dando la interpretación de lo que Juan vio en el v. 12, los 7 candelabros y las 7 estrellas, “las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siente iglesias”, pero en medio de todo esto vio Juan a Jesús gobernando con Gloria y majestad.

APLICACIONES: ¿CÓMO VIVIR EN UNA ÉPOCA DE TANTA CORRUPCIÓN Y PERSECUCIÓN?

Jesús reina y vive. Habrá un día de juicio y estaremos frente a ese Jesús Glorioso en majestad. Esto no es una historia, una leyenda o un cuento, sino que es la verdad más grande que existe: ÉL VIVE Y REINA. Al morir le daremos cuentas de nuestra vida. Si no nos hemos arrepentido de nuestros pecados y creído en Él, viviremos una eternidad en el infierno, fuera de la presencia de Dios, en un sufrimiento eterno.

Si nuestra confianza está puesta en un gobernante, en un partido político, en el dinero, en el amor de nuestro cónyuge; en el alcohol, o a lo mejor en adicciones que controlan nuestra voluntad; si confiamos en tener cosas y pensamos que toda nuestra felicidad y realización está en vivir para tenerlas o conservarlas; nos hemos convertido en señores y soberanos de nuestra vida. También debemos arrepentirnos y volver a confiar en Dios.

No podemos seguir viviendo una vida en donde nuestra confianza es todo, menos Cristo. Si estamos viviendo enfermedades, enfrentando un divorcio, crisis financiera, dolor, desamparo… dejemos de poner nuestra confianza en una posible solución y veamos a Cristo, confiemos en que Él seguirá glorificándose en nuestras vidas.

Pongamos nuestra confianza y seguridad en Cristo glorificado, quien reina, gobierna y preserva nuestras vidas. ¿Cómo lo podemos hacer?

- Podemos descansar confiando en lo que ya está escrito en la Palabra de Dios, allí encontramos ese descanso para nuestras almas.

- En los problemas y tristezas, cualquiera que sea nuestra situación, su Palabra nos sustenta y guarda nuestros corazones dándonos esperanza.

- En este pasaje Jesús nos dice: Yo estoy en control de todo lo que te pasa y sufres, y sobre lo imposible, aún sobre la misma muerte, soy vencedor. Cristo nunca ha dejado de gobernar.

LA GLORIA Y MAJESTADDE JESUCRISTO

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LA GLORIA Y MAJESTAD DE JESUCRISTO

RESUMEN DEL SERMÓN

En Apocalipsis 1:9-20, Juan describe al que realmente venció a la muerte y nos lleva a que le admiremos. Esto lo hace para que nosotros no temamos a cualquier forma de persecución, problema, enfermedad o hasta la misma muerte. Por eso, a través de este pasaje aprenderemos que: La confianza que debemos tener en que Cristo ha vencido y está reinando en majestad, autoridad, gobernando y protegiendo a su iglesia, nos hace vivir seguros.

I. JUAN RECIBE LA ORDEN DE ESCRIBIR(Apocalipsis 1:9-11)

Juan estaba exiliado en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. El ambiente en el que vivía era de persecución religiosa. Los versículos nos dicen que Juan recibió la revelación el primer día de la semana, es decir domingo, curiosamente el día que se celebra la resurrección del Señor.

La iglesia estaba experimentando una persecución muy fuerte y las amenazas no solo venían de afuera, sino del interior de la misma iglesia, a causa de las falsas doctrinas que se estaba dando. Parte de la crisis que se vivía era que algunos, dentro de la iglesia, estaban consintiendo las prácticas idolátricas (Apoc. 2:14-15). Por otro lado, había un grupo de judíos que no eran perseguido, ni había ningún tipo de tribulación contra ellos, porque eran fieles a sus creencias; pero estos mismos judíos perseguían y señalaban de manera sangrienta a los judíos cristianos que habían reconocido a Jesús como el Mesías (Apoc. 2:9). Por tanto, para los creyentes era una situación de aflicción, desesperación, tribulación y percusión por el testimonio de Cristo.

Dice la Biblia que de repente Juan escucha una gran voz como sonido de trompeta e inmediatamente se le da una orden: “ESCRIBE lo que ves en un libro y envíalo a las iglesias.” Y he allí el inicio de lo que este pasaje nos desea enseñar: como Cristo gobierna y reina sobre su iglesia.

II. LA MAJESTUOSA DESCRIPCIÓN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:12-16)

A Juan se le muestra la majestuosidad, la Gloria del Señor. Leamos lo que dice el v. 10 “oí detrás de mi una gran voz” y el v.12 “Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo”. Juan estaba sorprendido por lo que había escuchado, pero eso no era lo relevante o importante. A

continuación sería testigo de lo más grande, hermoso y sin igual que alguien puede ver: la majestad de quien gobierna en gloria, Jesucristo mismo. Cuando se da vuelta, observa siete candelabros de oro y en medio de ellos a uno semejante al “Hijo Del Hombre”, Juan ve a Jesús.

Son muchas las imágenes que se presentan en esta visión de nuestro Señor Jesucristo. Todo este grupo de detalles nos quieren manifestar a un Cristo glorificado, como lo vemos en Daniel 7:9,13: “Seguí mirando hasta que se establecieron tronos, y el Anciano de Días se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve, y el cabello de su cabeza como lana pura, su trono, llamas de fuego, y sus ruedas, fuego abrasador. 13 Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él.” Las características del anciano de días se las está dando al Hijo del Hombre.

¿Quién es este Hijo del Hombre? En los evangelios se encuentra esta expresión dicha solo por Jesús para referirse a Él mismo (por ejemplo en Mateo 9:6). También Hechos 7:56 se refiere al Hijo del Hombre identificándolo con Jesucristo.

Con todo esto Juan está asombrado, impresionado, su mirada está ante ese Cristo que ha vencido y está reinando en majestad, autoridad y que gobierna como el Rey que es. Después de esto Juan inmediatamente tendría una respuesta de parte de nuestro Señor.

III. LA REACCIÓN DE JUAN, LA RESPUESTA Y LA ORDEN DEL SEÑOR (Apocalipsis 1:17-20)

Juan cayó como muerto y lleno de temor, pero el Señor puso su mano derecha sobre él, diciendo: “No temas”. Juan en ese momento no está frente a la humanidad de Jesús, viéndolo como cuando estuvo con Él en la última cena, cuando lo vio multiplicar los panes y los peces, resucitar a Lázaro o caminar sobre el mar. Ni siquiera como cuando lo vio con cuerpo glorificado en la transfiguración y después en la resurrección. Sino que está frente a un Jesús lleno de toda la magnitud de su gloria y majestad, por lo tanto, Juan cae ante la presencia de aquel que es Santo.

Este mismo Jesús, que ha dejado a Juan perplejo con su majestad, gloria y autoridad, es quien al inicio le da la orden de escribir su mensaje a las iglesias. Pero ahora se refiere a su siervo Juan como él está acostumbrado a hacerlo, con todo el amor y la comprensión posible. El Señor no desea

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que Juan continúe sintiendo ese temor, ni tampoco que se sienta turbado o extrañado frente a Él; por lo tanto, pone su mano derecha sobre él y le da tres razones por las cuales no debe temer: 1) Porque “Yo soy el primero y el último, y el que vive”. 2) Porque “Estuve muerto; y he aquí estoy vivo por los siglos, de los siglos” y 3) Porque “Tengo las llaves de la muerte y del hades”.

Jesucristo lleva a Juan a esa comprensión y a que no vea al cordero a ser sacrificado, al cordero muerto, ni a aquel Jesús preso con la corona de espinas; sino a aquel cordero resucitado, a “Jesús lleno de gloria, autoridad y majestad” lo cual leemos en el v.18: “y el que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.”

Esta forma de ver a Jesús es muy poco mencionada actualmente en las iglesias. Nos enfocamos solo en su muerte y resurrección, pero Él ya está gobernando. Este es el evangelio ¡el glorioso evangelio!: Porque Jesús ha resucitado, vive por los siglos de los siglos y reina en majestad, gloria y autoridad.

Él ya esta reinando, v.18 dice “estuve muerto...” Antes estuvo muerto, ahora Cristo ya está gobernando, está en el cielo en majestad, es decir que lo que estamos viendo en el hoy es a Dios gobernando en gloria y cuidando su iglesia.

- Porque Él vive nosotros tenemos vida. Porque Él vive la muerte ha sido vencida. Porque Él vive tiene las llaves de la muerte.

- Porque Él vive nuestra salvación y eternidad están seguras. Este es un mensaje de esperanza para nosotros hoy, para vivir en descanso en la paz del Señor.

En este texto ya no se habla de que el Señor murió por nuestros pecados, sino de que ya está reinando y resucitó, por lo tanto, confirma que Él es Dios y se presenta como el Dios glorioso que salva su iglesia y la preserva, que tiene las llaves de la muerte y el Hades; es decir que los que crean en Él no tendrán una muerte eterna, no hay perdición para todos aquellos que hemos creído en Él. Este texto habla de la consumación del evangelio, Cristo, como el Hijo del hombre que murió y que ahora vive, que gobierna sobre la iglesia, cuida de ella, la protege y sostiene.

Hoy como iglesia debemos vivir con la confianza de que Cristo ha vencido y está reinando en majestad, gobernando y protegiendo a su iglesia, por lo tanto, podemos vivir seguros de nuestra salvación, seguros en el “hoy” y en el mañana, seguros en todo.

La orden del Señor en el v. 19 es la misma dada en el v. 11 “Escribe”. La intención del Señor no ha quedado en ningún momento olvidada y es que Juan debe escribir las cosas que ha visto y las que han de suceder.

Hoy podemos vivir seguros de todo, pero sobre todo de nuestra salvación. Esta no lo da el dinero, los placeres, las cosas materiales, sino solamente la convicción del Espíritu Santo en nuestros corazones.

El texto termina con el v. 20 dando la interpretación de lo que Juan vio en el v. 12, los 7 candelabros y las 7 estrellas, “las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siente iglesias”, pero en medio de todo esto vio Juan a Jesús gobernando con Gloria y majestad.

APLICACIONES: ¿CÓMO VIVIR EN UNA ÉPOCA DE TANTA CORRUPCIÓN Y PERSECUCIÓN?

Jesús reina y vive. Habrá un día de juicio y estaremos frente a ese Jesús Glorioso en majestad. Esto no es una historia, una leyenda o un cuento, sino que es la verdad más grande que existe: ÉL VIVE Y REINA. Al morir le daremos cuentas de nuestra vida. Si no nos hemos arrepentido de nuestros pecados y creído en Él, viviremos una eternidad en el infierno, fuera de la presencia de Dios, en un sufrimiento eterno.

Si nuestra confianza está puesta en un gobernante, en un partido político, en el dinero, en el amor de nuestro cónyuge; en el alcohol, o a lo mejor en adicciones que controlan nuestra voluntad; si confiamos en tener cosas y pensamos que toda nuestra felicidad y realización está en vivir para tenerlas o conservarlas; nos hemos convertido en señores y soberanos de nuestra vida. También debemos arrepentirnos y volver a confiar en Dios.

No podemos seguir viviendo una vida en donde nuestra confianza es todo, menos Cristo. Si estamos viviendo enfermedades, enfrentando un divorcio, crisis financiera, dolor, desamparo… dejemos de poner nuestra confianza en una posible solución y veamos a Cristo, confiemos en que Él seguirá glorificándose en nuestras vidas.

Pongamos nuestra confianza y seguridad en Cristo glorificado, quien reina, gobierna y preserva nuestras vidas. ¿Cómo lo podemos hacer?

- Podemos descansar confiando en lo que ya está escrito en la Palabra de Dios, allí encontramos ese descanso para nuestras almas.

- En los problemas y tristezas, cualquiera que sea nuestra situación, su Palabra nos sustenta y guarda nuestros corazones dándonos esperanza.

- En este pasaje Jesús nos dice: Yo estoy en control de todo lo que te pasa y sufres, y sobre lo imposible, aún sobre la misma muerte, soy vencedor. Cristo nunca ha dejado de gobernar.