la gaceta del fce, números 576-577, diciembre de 2018 a ... · una reseña de breve historia de la...

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576 577 NUESTROS LECTORES FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DICIEMBRE DE 2018-ENERO DE 2019

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576577

NUESTROS LECTORES

F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AD I C I E M B R E D E 2 0 1 8 - E N E R O D E 2 0 1 9

F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AD I C I E M B R E D E 2 0 1 8 - E N E R O D E 2 0 1 9

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José Carreño Carlón Director general del fce

Susana López, Socorro Venegas, Octavio Díaz y Juan Carlos Rodríguez Consejo editorial

Rocío Martínez Velázquez Editora de La GacetaRamón Cota Meza RedacciónLeón Muñoz Santini Arte y diseñoAndrea García Flores Formación y diseñoErnesto Ramírez Morales Versión para internetJazmín Pintor Pazos IconografíaImpresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. Impresión

Suscríbase enwww.fondodeculturaeconomica.com ⁄editorial ⁄ laGaceta ⁄[email protected] ⁄ LaGacetadelFCE

La Gaceta es una publicación mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domicilio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, 14738, Tlalpan, Ciudad de México. Editor responsable: Rocío Martínez Velázquez. Certifi cado de licitud de título 8635 y de licitud de contenido 6080, expedidos por la Comisión Califi cadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de abril de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de diciembre de 2018-enero de 2019 de 2001. Registro postal, Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716

Ilustración de portada: ©Andrea García Flores

Enigmajuan josé arreola

Nuestros lectoresdossier

Breve historia de la computación, de Paul Ceruzziix-nic iruegas

La profundidad apasionadavíctor santana

Conversación con Angelina Muñiz-Hubermanclaudia posadas

Revalorar la comunicación públicaraúl trejo delarbre

El huésped y otros relatos siniestros, de Amparo Dávilatanya huntington

Recomendaciones de nuestros editores

Metalsamuel segura

�576/577F O N D O D E C U L T U R A E C O N Ó M I C AD I C I E M B R E D E 2 0 1 8 - E N E R O D E 2 0 1 9

A nuestros lectores

C erramos el 2018 con la satisfacción de haber avanzado un tramo más en la ya larga vida de esta casa. Son 84 años de estar produciendo y difundiendo libros que guardan en su interior la necesidad de ser leídos. El libro, ese mecanismo inerte, que permanece a la espera de que alguien lo active, y que sus páginas sigan transmitiendo

maneras de apreciar el entorno.Durante el año en curso, nos dedicamos a recopilar las

recomendaciones de las publicaciones del fce que, por medio de las redes sociales, realizaron nuestros lectores. También emprendimos la tarea de preguntar a nuestros autores qué títulos sugerían para chicos y grandes. En este número, nuestros editores participan con sus ediciones predilectas pues, más allá del trabajo editorial, que es nuestra labor cotidiana, está el sueño de todo aquel que ha disfrutado de la lectura: compartirla con otros.

Quisimos, por tanto, finalizar el año con recomendaciones, reseñas, poesía y adelantos narrativos que sirvan de guía para los que se acerquen a esta Gaceta, número 576-577, que desde 1954, intenta dar una vista panorámica de los libros que conforman el catálogo del Fondo y de cómo también esta institución octogenaria ha sabido entender el mundo del libro con respecto al contexto.�•

la gaceta 3 dic iembre de 2018-enero de 2019

EnigmaJuan José Arreola

Yo nunca encontraré de tu belleza,aunque la busque sin cesar, la clave,porque siendo tan grande tu tristezaya ni en el fondo de tus ojos cabe.

Del misterio profundo y pensativotienen tus ojos la expresión callada,que llena de enigmático atractivola sombra luminar de tu mirada.

Y si pienso que el enigma se resuelve,viene luego a complicarlo tu sonrisay envuelto en su luz me lo devuelve.

Pues miro que en tus rasgos se precisaese gesto enigmático que envuelvela sonrisa sutil de Mona Lisa.

La fi delidad de Juan José Arreola a la forma clásica es patente en este soneto, que se publica en conmemoración de los primeros cien años de su nacimiento.

poema

página anterior, arriba y páginas s iguientes :

danaide (s .f. ) , desnuda ( 1969) , yo soy bella ( 1973) y unicornio y mujer ( 1969) , de juan josé arreola

tienen tus ojos la expresión callada,que llena de enigmático atractivola sombra luminar de tu mirada.

Y si pienso que el enigma se resuelve,viene luego a complicarlo tu sonrisay envuelto en su luz me lo devuelve.

Pues miro que en tus rasgos se precisaese gesto enigmático que envuelvela sonrisa sutil de Mona Lisa.

La fidelidad de Juan José Arreola a la forma clásica es

7 la gacetadic iembre de 2018-enero de 2019 andrea garcía flores

NUESTROS LECTORESdossier 576

Una revista debe tener un poco de todo, dijo Jorge Luis Borges. La Gaceta se adhiere a esta prescripción: todas las historias, todas las épocas, todas las edades pueden transitar por sus páginas. ¶ El espectro de las temáticas va desde un soneto y varias acuarelas de Juan José Arreola; de Angelina Muñiz-Huberman una entrevista con Claudia Posadas, juntas escarban las raíces profundas de la singular escritora; un ensayo en el que Tanya Huntington descubre el mal dormir de los personajes de Amparo Dávila; un adelanto deMetal, novela ganadora del Segundo Premio de Novela Juvenil Universo de Letras 2018; una reseña de Breve historia de la computación, en la que se describen los hitos de la revolución informática; el análisis de Raúl Trejo sobre la comunicación gubernamental hasta una revisión de la obra de Gonzalo Celorio con motivo de la publicación de De la carrera de la edad. De regreso. Además, incluye una lista de títulos que los niños podrán leer durante las próximas vacaciones, seguida por las recomendaciones de nuestros editores. Este número culmina con nuestro mejor deseo: que el año venidero esté lleno de lecturas.

diciembre de 2018-enero de 2019 la gaceta 9

nuestros lectores

P ara escribir esta reseña me senté frente a una computadora que está sobre mi escritorio, abrí un procesador

de textos y elegí un documento nue-vo. En la pantalla, además de una página en blanco —que no es, desde luego, una hoja de papel, pero simula serlo— está abierto un navegador con varias pestañas activas, en las que pienso buscar algunos concep-tos como “paradoja de Zenón” y “ley de Moore”, que aparecen desde los primeros párrafos de esta Breve his-toria de la computación (fce, 2018), escrita por Paul Ceruzzi (1949). Leí la versión final del texto en una tableta que tengo a mi lado, ya que es ahí donde lo subrayé con colores digitales que hacen las veces del marcador fluorescente que hubiera usado de haberla leído en papel. Sobre el escritorio está también mi teléfono celular, y en la muñeca llevo un reloj enlazado a ese teléfono y que no sólo me da la hora (que también puedo ver en la computado-ra, en la tableta y en el celular) sino que me avisa si he recibido algún correo electrónico, algún mensaje de texto, una mención en Twitter o alguna notificación de Facebook. Es decir, soy quizá como muchas de las personas que lean esto, un ser hiperconectado, y dependo, en mi vida laboral y personal, de diversos dispositivos para comunicarme, investigar, escribir, hacer cuentas, acudir a citas por las rutas de menor tránsito, informarme de lo que ocurre en el país y en el mundo, oír música y ver películas y series.

Para ninguna de estas actividades requiero conocer el mecanismo de los dispositivos que utilizo diaria-mente (basta saber usarlos) ni mu-cho menos los avances tecnológicos que les han dado paso en la historia. No obstante, el libro de Ceruzzi pone en perspectiva su vertiginoso desarrollo desde antes del final de la segunda Guerra Mundial y su relevancia social y política en las so-ciedades modernas, casi al final de

la segunda década del siglo xxi. Si la sola lectura del libro no me bastara, tengo a mi disposición mi propia his-toria como usuaria de computadoras para dar dimensión a los gigantes-cos pasos que se han dado para que hoy esté escribiendo este texto en una computadora personal que en nada se parece a la Apple IIe beige de letras verdes sobre fondo negro en la que insertaba discos de los lla-mados floppies para hacer algunas tareas escolares y jugar ¿Dónde está Carmen San Diego?

En sólo un par de sesiones de lectura es posible conocer el trabajo de Charles Babbage, Herman Ho-llerith, Konrad Zuse, Alan Turing, Wallace Eckert, Howard Aiken, J. v. Atanasoff y, sólo por mencionar algunos de los nombres más cono-cidos actualmente sin por ello dejar de lado a los muchos que han hecho invaluables aportaciones antes y después, Bill Gates, Steve Jobs y Steve Wozniak. Desde luego que in-mediatamente salta a la vista que la gran mayoría de estos personajes y muchos más han sido varones, más allá de las mujeres encargadas de calcular las tablas de tiro necesarias para el disparo de armas antiaéreas, las que operaban las máquinas cal-culadoras y las secretarias que usa-ron los primeros procesadores de texto hechos especialmente para las oficinas. De modo que este es buen momento para destacar la figura de Grace Murray Hopper, líder del equipo de univac, quien “dedicó su larga carrera en el mundo de la computación a hacer [los sistemas] más accesibles y útiles para quienes no eran especialistas” y su-brayar la importancia de acercar a niñas y jóvenes al mundo de la ciencia y la tecnología. La lectura de Ceruzzi también deja claro el recorrido tecnoló-gico entre tubos de vacío, transistores, circuitos integrados, chips y micro-procesadores, así como la complejidad del esfuer-

zo que se requirió para avanzar desde máquinas que hacían una sola cosa (cálculos matemáticos) hasta la creación de arpanet, sistema que conecta las computadoras del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que diera paso a la llamada World Wide Web, que nos mantiene a todos conectados en la actualidad.

Por si todo esto no bastara para hacer de este libro una lectura inexcusable para cualquiera que usa un dispositivo móvil, Ceruzzi nos regala un par de caramelos históricos en los que destaca el papel de México en esta historia global: la relación de nuestro país con la interferencia de las comuni-caciones alemanas por los Estados Unidos y el Reino Unido en el caso del Telegrama Zimmerman que se remonta a 1917 y en el que Alema-nia ofrecía su apoyo a México para recuperar los territorios perdidos ante los Estados Unidos a cambio de su participación en la primera Guerra Mundial, cuyos ecos re-verberaron en las filtraciones de Edward Snowden sobre la intercep-ción de las llamadas telefónicas de la canciller alemana Angela Merkel por los Estados Unidos, y la crea-ción de la computadora Turing-850 por ingenieros de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, “el primer sistema informático de propósito general totalmente

diseñado en México”, que si bien no fue exitoso, sí fue resultado de un con-junto de factores de orden comercial, legal y econó-mico que confluyeron en la década de 1980.

Así pues, con este libro, Paul Ceruzzi ofrece una visión panorámica de los momentos históricos y los avances tecnológicos que han dado paso a las compu-tadoras (y laptops, tabletas, teléfonos inteligentes, mó-dems, buscadores, servi-dores, portales y demás software y hardware) que usamos y de las que depen-

demos hoy en día, consciente de la imposibilidad de hacerlo de forma absoluta debido a la velocidad de los nuevos desarrollos que “vuel-ve obsoleto cualquier intento de construir una narrativa coherente”. No obstante la dificultad, Ceruzzi elige cuatro hilos conductores para contar esta historia: el paradigma digital, es decir, la codificación, control y cómputo a través del códi-go binario; la convergencia de una larga serie de técnicas y máquinas —cada una con su propia historia de desarrollo—; el progreso de la elec-trónica de estado sólido y la interfaz humano-máquina, que se refiere a la manera en que los humanos inte-ractúan con los artefactos digitales para dar forma y cohesión a un “resumen del desarrollo de la era de la información digital”.

Es indudable que la experiencia de Cerruzi como profesor de histo-ria de la tecnología, los varios libros que ha escrito sobre este tema y su trabajo como curador de electró-nica aeroespacial y computación en el Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsoniano de los Estados Unidos, fueron de gran utilidad al seleccionar los hitos de la computación que no podían quedarse fuera de este breviario. La selección del autor para señalar los avances más relevantes que nos traen hasta el estado actual de las cosas, incluidos temas de impor-tancia más reciente como internet, Google, Facebook y Twitter, se agra-dece tanto como que haya tocado de forma entretenida y sencilla temas que pueden ser áridos.

Dicho lo anterior, considero nece-sario decir que, además de reseñar este libro, se me encomendó su tra-ducción, lo cual explica el afecto que genera un texto al que se le dedica tanto tiempo pero, tras tres lecturas (la primera para aceptar el pro-yecto, la segunda al traducirlo y la última de la traducción terminada), puedo decir con absoluta certeza que se trata de un libro pertinente, ameno y apto para legos (como yo) en el tema de la computación, que es relevante para comprender el trán-sito desde las primeras máquinas que requerían habitaciones enormes y refrigeradas, tarjetas perforadas y un batallón de gente especialmente capacitada para utilizarlas correc-tamente, hasta el teléfono que cabe en la palma de una mano y desde el cual habré de enviar este texto vía correo electrónico.�•

reseña

Breve historia de la computación, de Paul CeruzziLa colección Breviarios del fce acoge este libro que será de interés para quienes deseen conocer los hechos básicos de la historia de la computación y su relación con la historia militar, económica y política. Presentamos una reseña por la traductora.

ix-nic iruegas

Breve historia de la

computación

paul e. ceruzzi

breviarios

1ª ed., 2018

nuestros lectores

diciembre de 2018-enero de 2019 la gaceta 1 1

C omo Gonzalo Ce-lorio reconoce en el prólogo a De la carrera de la edad II. De regreso, el segundo volumen recopilatorio de su

obra ensayística, este libro es más homogéneo que el primero. Mientras que en De la carrera de la edad I. De ida sus lecturas conviven con textos sobre la Ciudad de México y el exilio español, en el segundo volu-men aparecen casi exclusivamente sus estudios literarios. Se trata del mejor Celorio, lector atento e inteligentísimo capaz de dibujar las consonancias que dan sentido a las literaturas nacionales y transnacio-nales. Contra la poética de lo micro, su apuesta es por la comprensión en sentido amplio.

Sorprende que la primera parte, “Hacia una semántica del silencio: la tradición de la poesía lírica mexica-na”, no haya aparecido antes como libro, pues su coherencia interna basta para tener una teoría de la poesía mexicana. Inicia con un en-sayo sobre la manera en que Xavier Villaurrutia construyó su inserción en el canon poético mexicano vía su “Introducción a la poesía mexi-cana”: al margen de las temáticas consideradas típicamente mexica-nas, Villaurrutia propuso un canon de la poesía nacional que privilegia la lírica sobre la épica, que prefie-re el tono menor y la reflexión, y cuyos argumentos secretos son la melancolía y la preocupación por la muerte.

Consciente de que Vi-llaurrutia escribe el ensayo con un ojo puesto en el canon mexicano y el otro en su propia obra, Celorio sigue esa tesis para estu-diar la historia de la poesía mexicana, empezando por el primer poeta mexicano en habla hispana, Francis-co Terrazas. Éste parecie-ra salirse del molde de Vi-llaurrutia por practicar la poesía épica, pero Celorio disecciona su poesía lírica (la de mayor valía), que se inscribe en el tono menor villaurrutiano.

Sigue su estudio de Juan Ruiz de Alarcón, en quien se reconocen rasgos de estilo propios de la mexi-canidad, a pesar de que sus obras teatrales se inscriban (y hayan sido presentadas) en el teatro madrile-ño de la época. El ensayo sobre sor Juana Inés de la Cruz es subsidia-rio de la interpretación de Octavio Paz, como evidencian las notas al pie. Y el ensayo sobre Ramón López Velarde, que culmina con dos crónicas breves, es el de estilo más libre, como Celorio mismo advier-te al elegir el poema de “La prima Águeda”: “tal vez no sea el mejor, pero a estas alturas de mis asedios ya sólo quiero hablar de lo que me gusta y sólo porque me gusta”. Este es uno de los muchos textos sabro-sos del volumen, sirviéndome de ese adjetivo tan caro a Celorio.

En el penúltimo ensayo, Celorio vuelve a Villaurrutia para estudiar la relación de su poética con el su-rrealismo. Y cierra la sección con un ensayo comparativo de Villaurrutia y Carlos Pellicer en el que confirma la tesis del primero: la poesía de Pellicer, gozosa, festiva y nutrida de imágenes nacionales, paradójica-mente parece menos mexicana que la de Villaurrutia.

La segunda parte la ocupa Ensayos de contraconquista (2001), uno de los libros mayores de Celorio. Consiste en un viaje alrededor del territorio que conoce y lee mejor: la literatura del boom y sus satélites. El ensayo inaugural es una historia

del barroco que culmina en la que quizás sea la idea más persuasiva del libro: el entendimiento del boom como arte barroco y al barroco como un arte de contraconquista. Es decir, una mayoría de edad alcanzada por la literatura latinoamericana cuando fue capaz de producir un discurso paródico que evi-denciara una noción crítica de la cultura.

Destacan los textos dedicados a Julio Cortázar. El primero, escrito con motivo de su muerte en 1984, es la crónica de los

dos desencuentros de Celorio con el escritor argentino (en el primero Celorio no se atreve a saludarlo; en el segundo Cortázar está enfermo y no puede atenderlo). El segundo texto, escrito ese mismo año, es una valoración de la poética cortazaria-na. El tercero es la reseña de uno de los libros póstumos de Cortázar, Diario de Andrés Fava. El cuarto, titulado “Monólogo con Evohé”, pro-viene de la Iconografía de Cortázar que publicó el fce en 1985, y es una aproximación estilística poco sa-tisfactoria, que se compensa con el ensayo, “Julio Cortázar, lector”, en el que Celorio escudriña la bibliote-ca de Cortázar, que hoy alberga la Fundación Juan March en Madrid.

El catálogo reafirma algunas de las obsesiones conocidas de Cortázar (contiene más libros de poesía que de narrativa, está todo el surrealismo, una cantidad considerable de historias sobre Drácula y muchas copias de Las hortensias de Felisberto Hernán-dez), pero también son elocuentes sus ausencias: sólo hay un libro de Alejo Carpentier y ninguno de Gabriel Garcí a Má rquez ni de Mario Vargas Llosa. Y entre las obras más anotadas y subrayadas están las de Octavio Paz, Elena Garro y Carlos Fuentes. Cortázar, el comentarista de márgenes de páginas más célebre desde Pierre de Fermat, lo mismo alababa párrafos que regañaba a los autores mientras leía, y Celorio analiza las notas de algunos de los libros con gran tino.

Sigue “Avatares de la literatura cubana” que, como la primera sec-ción, no apareció antes como libro pero posee una enorme coherencia interna. En el primer texto, “Lichi y las tías”, Celorio entreteje una cró-nica de la parte cubana de su familia con una reseña de Informe contra mí mismo de Eliseo Alberto, donde contrapuntea los extremos de sus opiniones sobre el gobierno cubano. La síntesis se encuentra al final del apartado con una revisión del juicio sumarísimo y condena a muerte del general Arnaldo Ochoa.

En medio está una serie de es-tampas y ensayos sobre la literatura cubana del siglo xx que encuentra su mayor hondura en el examen de

Alejo Carpentier. Todo lo que encon-tré reprochable en “Monólogo con Evohé” se resuelve graciosamente en “Yo conocí a Alejo Carpentier”, vuelta de tuerca magistral a ese género periodístico de corte anec-dótico que sigue a la muerte de todo gran escritor.

Cierra el volumen Del esplendor de la lengua española (2016), dedi-cado a diversos escritores, pero por el reordenamiento del volumen sólo aparecen sus textos en homenaje a algunos miembros de la Academia Mexicana de la Lengua. Aunque en principio parezcan los menos llamativos, algunos perfiles son fundamentales para la compresión de la filología y la crítica mexicana, como los de Artemio de Valle-Ariz-pe, Andrés Henestrosa, José Luis Martínez, Antonio Alatorre, Roger Bartra y otros que develan facetas insospechadas de miembros de la Academia, como Miguel Ángel Gra-nados Chapa y Rosa Beltrán. Pero sobre todo es una sección necesaria en el volumen, pues en ella Celorio mira de frente a sus compañeros de oficio.

Quizá habría convenido incluir los perfiles de Alfonso Reyes y de Octavio Paz. Un vistazo al índice onomástico revela el peso de su influencia, pero otras similitudes también apoyarían su inclusión. La obra de Celorio, como las de Reyes y Paz, se sustenta en el análisis crítico de la literatura mexicana y univer-sal. En los tres casos no es menor la parte de sus obras correspondiente a la crítica, y acaso sirve para poner en perspectiva al resto.

Añado lo evidente: a Celorio lo anima una pasión crítica, término tomado de Paz, y la lleva hasta sus últimas consecuencias, convirtién-dola en una profundidad apasio-nada. Estos tomos celebran los 70 años de Celorio, cuya lectura no deja duda de su importancia en nuestra historia literaria.�•

reseña

La profundidad apasionada Lectura razonada de De la carrera de la edad II. De regreso, reunión de estudios literarios, crónicas y perfi les de escritores, que constituyen libros en sí mismos, dada su coherencia interna.

víctor santana

De la xarrera de la edad ii

De regreso

gonzalo celorio

letras mexicanas

1ª ed., 2018

diciembre de 2018-enero de 2019

nuestros lectores

Trashumancia porque proviene de raíces criptojudías, exclusión porque sus padres

republicanos tuvieron que abandonar España durante la Guerra Civil, nacimiento en lugar de tránsito porque, en el éxodo, vio la luz en Hyères, sur de Francia (1936), Angelina Muñiz-Huberman, Premio Nacional de Artes y Literatura 2018, pertenece “tres veces a la cultura del destierro”, como dice Adolfo Castañón en el prólogo a Rompeolas, poesía reunida de la escritora.1

Para Angelina Muñiz-Huberman, ganadora de los premios Xavier Vi-llaurrutia (1985), Sor Juana Inés de la Cruz (1993), José Fuentes Mares (1997) y Universidad Nacional en Creación Artística y Extensión de la Cultura (2003), entre otros, el exilio es parte de su identidad, pero también el pozo místico y profundo del que abreva su creación. Su triple condición exiliar le impone una con-ciencia múltiple y una creación que no halla su centro porque —como bien lo sabe esta escritora nacida en la Provenza de los cátaros y llevada por su familia a París (1937), a Cuba (1939) y a México (1942)— el exilio es un lugar provisional de llegada, una tierra prometida a la que nunca se termina de arribar y que sólo es vislumbrada en cada obra, si conce-bimos la literatura como la patria del escritor en tránsito. Por ello su espíritu fabulador navega por diver-sos mares. Su escritura libertaria-libertina va más allá de los géneros y explora varias significaciones en la palabra y en la cadencia invisible del texto.

Con este espíritu cultiva el ensayo, la poesía, la narrativa, la seudomemoria, la neohistoria y, por supuesto, los géneros híbridos. En cuanto a sus preocupaciones, ahonda en el exilio español del siglo xx y en la raíz de su heredad sefar-dí, avivada por la chispa mora y el esplendor del Siglo de Oro Español,

1�Angelina Muñiz-Huberman, Rompeolas, Fon-do de Cultura Económica, México, 2012, p. 9.

y marcada por la Shoá de todos los tiempos; busca reflejarse en el espejo de la cábala, de la alquimia, de las herejías y el hermetismo pero también cultiva una temporalidad simultánea al situar la acción en los espacios internos y atemporales del sueño, la visión y el pensamien-to, manifestados en el silencio y la no acción de personajes siempre rebeldes.

A la fecha, Angelina Muñiz-Huberman ha publicado seis libros en el Fondo de Cultura Económica,2 conformando un corpus fundamen-tal para adentrarse en la memoria viva de una heredad que continúa sucediendo, transformándose y conmoviéndonos desde el espacio atemporal de la literatura. Recien-tem ente publicó la “novela” Los esperandos. Piratas judeoportugue-ses… y yo.3

En ella el protagonista deja unas “hojas en blanco” para que una escritora contemporánea trace en ellas una especie de biografía en la que se citen datos verídicos de su genealogía. ¿Cuál es el aporte que llena respecto de sus tres volúmenes de seudomemorias?4 “Todo lo que menciono en las ‘hojas en blanco’,—aclara—, es verdad: los nombres de mi familia, los sucesos, los lugares, las fotos.”

Por otra parte, el interés del prota-gonista es la escritura y los viajes marinos se le convierten en literatu-ra y el deseo de entender el proceso creativo. Las hojas en blanco que deja en su cuaderno simbolizan el deseo de hallar las fuentes de la

2�Angelina Muñiz-Huberman, Rompeolas, op. cit., 2012; El siglo del desencanto, 2002; El mercader de Tudela, México, 1998; Las raíces y las ramas, 1993; La lengua fl orida. Antología sefardí, 1989; De magias y prodigios. Trasmuta-ciones, 1987.3�Muñiz-Huberman, Los esperados. Piratas judeoportugueses… y yo, Sefarad Editores, España, 2017.4� Muñiz-Huberman, Hacia Malinalco, Edicio-nes sin nombre (Col. Los cuadernos de la oruga), México, 2014. Molinos sin viento, Aldus (Col. La torre inclinada), México, 2001. Castillos en la tierra. Seudomemorias, Ediciones del Equili-brista, Conaculta, México, 1995.

“He creadomi propia arte poética que mepermiteabsoluta libertadfrente a cánones establecidos”Conversación conAngelina Muñiz-Huberman

La multipremiada escritora, ahoraPremio Nacional de Artes y Literatura2018, expone sus intereses literariosy compromiso con la libertad a partir de sus raíces judías, fi rmemente ancladas en los problemas eternos del ser humano y el presente.

claudia posadas

archivo fce dic iembre de 2018-enero de 2019 12 la gaceta

exilio que, desgraciadamente, conti-núa siendo un fenómeno actual. No rindo homenajes, reflejo la realidad. Escribo del exilio republicano espa-ñol porque fue el que me tocó vivir. En mi libro El canto del peregrino. Hacia una poética del exilio9 ahondo más en este tema y su universalidad. Los fragmentos del diario del per-sonaje Fred están tomados de lo que escribió mi padre, Alfredo Muñiz, durante la guerra.

En El sefardí… desarrolla un aspecto que ya había desplegado en Trosky en Coyoacán,10 que es una refl exión sobre los orígenes del mal. Incluso contiene meditaciones de Benjamin y de Zweig en tono al tema. ¿Qué le signifi ca buscar los indicios? Es una reflexión a posteriori, tratar de buscar el origen o la causa de lo que iba a suceder. Creo que en cada hecho histórico quedan muchos cabos sueltos que se ocultan o se tergiversan. Ese ocultamiento es lo que quiero sacar a la luz. El porqué del impulso destructivo del hombre contra el hombre en las formas más crueles imaginadas, llámese rituales de sacrificio, Inquisición, Shoá o las matanzas y torturas en el México actual y el terrorismo internacio-nal. Pienso que la especie humana, dentro del reino animal, es la peor al actuar contra sí misma. Evocar a Benjamin y también a Zweig pone en contexto la riqueza de la cultura judía en la Europa del siglo xx y la brutal manera en que se intentó ser borrada.

Justo es en torno a estos temas sobre los que ensaya en El siglo del desencanto…Sí. Desarrollo una serie de ensayos sobre el sentir y el pensar del siglo xx. Ciencia, tecnología, guerras, caos y violencia frente a momentos luminosos y nuevas vías artísticas que renuevan la creación. El horror del Holocausto frente a mentes privilegiadas como Kafka, Wiesel, Canetti, Broch, Benjamin o María Zambrano.

En su obra hay una ascesis que cumplen los personajes. ¿Por qué el sello abierto como fi nal? A pesar de la crudeza de la realidad, la esperanza promete un mundo me-jor. Esto se deriva en una búsqueda mística o apocalíptica peculiar diri-gida a una salvación final. Es el afán de sobrevivencia lo que perdura.�•

9� Muñiz-Huberman, El canto del peregrino. Hacia una poética del exilio, unam, Universidad Autónoma de Barcelona, México, 1999.10� Muñiz-Huberman, Trosky en Coyoacán, issste (Col. ¿Ya Leissste?), México, 2000.

Por eso el rescate y valoración que usted realiza en La lengua fl orida. Antología sefardí…Claro. Abarca una colección de tex-tos escritos en judeoespañol desde la Edad Media hasta nuestros días. Así, desde romances, endechas, can-tos de boda, refranes y proverbios hasta novelas, obras de teatro, de fi-losofía y de ética resplandecen como ejemplo de una poderosa cultura sefardí que aún sigue dando frutos. 

Hay una corriente de la cábala llamada teosófi ca, en la cual estudiosos ubican sus obras. Esta concepción habla del Dios oculto cuyo rumor puede ser percibido, y del mundo de los atributos. El mercader…, en su no acción, ¿podría ser ejemplo de esto y la metáfora de su obra?En El mercader… los actos sutiles o de un refinado erotismo se enca-minan a la comprensión del mundo divino y su espejo humano. O como Maimónides describía la chispa divi-na en cada ser humano. El rostro que busca el rostro y a la inversa. Desde luego que es fundir forma y fondo que nunca han estado separa-das: la unio mystica.

En La burladora de Toledo7 y en su obra hay un cuestionamiento de los órdenes y una celebración a los seres que están al margen. ¿Es su novela de la transgresión? Es una obra-compendio. El perso-naje de Elena-Eleno que, por cierto, tiene bases históricas, es un perso-naje totalizador: esclava, mulata, liberada por su dueña, hermafrodi-ta, travestista, lesbiana. Se atrevió en su época a estudiar medicina, además de participar en la guerra de las Alpujarras y casarse con un hombre y luego con una mujer. En un solo personaje encontré todas las formas de la transgresión. Es un canto a la libertad y un sacudimien-to a las convenciones. Una ruptura de cadenas de todo tipo.

Otro libro compendio en cuanto a personajes transgresores podría ser De magias y prodigios.Sí. Es una reunión de relatos tras-mutados que oscilan de la Edad Media a nuestros días. Personajes de la mística (Lulio, Bruno), cabalis-tas y alquimistas conviven con los contemporáneos (Ana Frank, Etty Hillesum) en busca del sentido de la vida. El ideal y el símbolo pueden ser trasgredidos y la tragedia his-tórica de 1968 se sublima desde un torreón de Mixcoac.

 Uno de los aspectos sobre exilio en El sefardí romántico8 es una narración pormenorizada de la República española. Incluso, a través de los diarios de un personaje, narra hechos que amplían el escenario. ¿Qué papel juega esta novela? He sido uno de los pocos escritores hispanomexicanos que desarrolla-ron este tema obsesivamente. El hecho de pertenecer a la generación que llegamos de niños con el exilio me dio una perspectiva más aleja-da y objetiva, lo que me permitió ser más crítica. Sigo en torno a las amplias facetas del significado del

7�Muñiz-Huberman, La burladora de Toledo, Planeta, México, 2008.8�Muñiz-Huberman, El sefardí romántico. La azarosa vida de Mateo Alemán II, Plaza y Janés, México, 2014.

de abandonar un quehacer tran-quilo para embarcarse en un viaje sin fin, lleno de peligros, en busca de un algo que no está definido. El libro que él escribió es puntual, de datos concretos, específicos, casi científicos pero carentes de su vida emotiva, de sus obsesiones, de sus inquietudes. Se le considera el pri-mer libro de demografía judía. Eso me dio la idea de completar su parte interna y recrear su vida erótica. Es decir, fue otra trasgresión que me permitió aclarar misterios y devol-verle al personaje su humanidad completa. El título fue intencional para contraponerlo al de Shakespea-re, El mercader de Venecia, y darle al judaísmo la dimensión mística que tradicionalmente se le niega.

En El mercader… y en su obra en general, está presente el tema cabalístico en el sentido de buscar la preservación de la memoria a través de la escritura sagrada ¿Qué le implica esta temática? El conocimiento profundo de las corrientes místicas judaicas es algo que debe ser interpretado en su sentido preciso y no como se le ha desvirtuado. Por ejemplo, la relación con la magia no me interesa en su aspecto práctico, como podría ser la creación del Gólem, sino en el poder seductor de las palabras y hasta erótico. De ahí que me esfuerce en recuperar su verdadero sentido y transmitirlo por medio de los distin-tos géneros literarios.

De donde surge Las raíces y las ramas… donde ahonda en los fundamentos de esta corriente…Sí. El libro expone reflexiones sobre la mística, la filosofía, la lingüística y la literatura en torno a la Cábala. La Cábala como método esotérico de contemplación y de análisis semán-tico inicialmente en la tradición hebrea y posteriormente adaptada al cristianismo. Neoplatonismo, artes de la memoria, la melancolía, son algunos de los temas.

El mercader… gira en torno a unos textos sagrados que el protagonista va llevando a los rabinos de cada comunidad para que los completen. ¿Se trataría de fabular la posibilidad de un gran manuscrito que contuviese el conocimiento? Sería hallar el manuscrito ideal, aquel que pudiera integrar el cono-cimiento absoluto y que hubiera re-cogido la palabra divina a la vez. Por eso los libros exegéticos y cabalísti-cos del judaísmo, Talmud, Midrash, Séfer ha-Zohar, Séfer ha-Bahir, Séfer Yetzirá y otros, nunca ponen punto final, y de generación en generación siguen reescribiéndose. No existe el dogmatismo y la mente se somete a una gimnasia intelectual basada en la filología, el entendimiento, la lógica y la profundidad, pero también en la simbología y en el poder narrativo.

En El mercader… se afi rma que los manuscritos no existen. ¿Qué signifi cado tiene esta negación?Que los manuscritos no existan es la posibilidad de seguir escribiendo infinitamente. Es decir, el proceso escritural no tiene principio ni fin, por eso “no existe”, ya que existir indica nacimiento y muerte. Para el poeta implica saber que no ha encontrado la palabra verdadera y que, por eso, sigue buscándola. El día que la encontrara pondría fin a su escritura.

creación. Por eso, la escritora de los siglos xx y xxi recurre a su expe-riencia para identificarse con la del cocinero. Una experiencia al revés, en busca del personaje para hallarse a sí.

¿Qué implica el concepto “esperandos”?Es una obra sobre la esperanza como regidora de la vida. Siempre estamos esperando algo: que el lunes sea martes, esperando una hora, unos minutos. Esperando a terminar algo. Esperando que la vida corra, que llegue la muerte. Somos unos esperandos. En el caso de los piratas judeoportugueses que venían huyendo de la Inquisición, su esperanza era escapar y establecer la justicia.

Un recurso de su escritura es un juego que realiza con palabras y conceptos. ¿Sería una manera de honrar a los cabalistas? Utilizo las palabras como materia prima moldeable. De ahí que sean éstas las que adquieran vida propia y que ésa sea su acción y no confun-dirlas con su significado estricto. De ahí que la tipografía sea primordial, los signos de puntuación trasgredi-dos, los espacios en blanco e inter-lineales. La descomposición de la palabra para que halle una nueva dimensión. Lo que se deriva de la teoría cabalista que no encierra la escritura en moldes. Es una aper-tura total. Un constante preguntar. Ése podría ser su movimiento. Por lo tanto, es un contraste entre la palabra como concepto, reflexión, pensamiento y su dinamismo. Abs-tracción y concreción. Pura ilusión reflejo de la ilusión que es la vida. Pero en sí la palabra no es nada, a la manera maimonidiana: no existe.

Su obra ocurre en la conciencia del texto mismo y la de los personajes. ¿Cuál es el planteamiento? He creado mi propia arte poética que me permite absoluta libertad frente a cánones establecidos. No es sólo una ruptura con lo conven-cional, sino tratar de extender el mundo literario. Es una división difícil de establecer pues propongo una manera de escribir y de leer diferente. En la narrativa, aspirar, por ejemplo, a la simultaneidad, a la penetración del pensamiento interno, a la creación de una nueva temporalidad que borre pasado, presente, futuro. Algo que sucede en Dulcinea encantada.5 Equivaldría a fundir verticalidad y horizontali-dad en una sola manifestación. Esta misma técnica puede aplicarse al resto de los géneros. Tal es el caso de Arritmias6, donde los géneros se tejen unos en otros y el resultado es una apertura a una mayor compren-sión del mundo en torno. Son las preguntas básicas sobre el sentido de la vida las que trato de exponer en mis libros.

El mercader de Tudela implicó una investigación para ubicar en el mundo antiguo los asentamientos judaicos, y un estudio de su palabra. ¿Qué implica novelar esta historiografía? Fue el hallazgo de un personaje, Benjamín de Tudela, que me intere-só porque su vida cambia a partir

5�Muñiz-Huberman, Dulcinea encantada, Tusquets Editores, México, 1992.6�Muñiz-Huberman, Arritmias, Bonilla Arti-gas Editores, México, 2016, p. 20.

conversación con angel ina muñiz-huberman

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nuestros lectores

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El estudio de la comunicación pública pocas veces se ubica en la perspectiva de quienes diseñan y difunden mensajes

de las instituciones de gobierno. Este es uno de los méritos de este libro. María José Canel ofrece una reflexión actual y necesaria. Su extenso recorrido por la formulación de mensajes, la identificación de los públicos, los obstáculos del proceso, las oportunidades que ofrecen los recursos digitales y la interlocu-ción con la sociedad, entre otros temas, permiten discutir, evaluar y eventualmente aprender y enseñar comunicación pública.

El encuentro de la comunicación y la administración pública suele ser visto desde la academia como algo lejano, casi ajeno. El quehacer del comunicador público, en cambio, es eminentemente práctico. En este libro, María José Canel, estudiosa de la comunicación y experimentada en la práctica y la enseñanza de la co-municación pública, transita de uno a otro de estos planos en un recorrido analítico de gran interés, con pro-puestas específicas para hacer y me-jorar la comunicación pública. Esta dualidad de perspectivas enriquece pero también plantea dificultades conceptuales en el libro.

Gobernar no es (sólo) comunicarA menudo se considera que gober-nar es comunicar. Lo cierto es que el desempeño del gobierno requiere de la comunicación pero también de otras destrezas. Comunicar, por sí solo, no es gobernar. La comunica-ción de los gobiernos está indispen-sablemente asociada a la política, así como a numerosas especiali-dades según el tema que se quiera comunicar. El libro que comentamos se balancea con frecuencia en esa dualidad. Se trata de un ambicio-so estudio sobre la comunicación de quienes, como responsables de posiciones de gobierno, hacen polí-tica. Pero a ese ejercicio se le mira aislado de las vicisitudes, las contra-dicciones e incluso las inconsecuen-cias que suele tener el ejercicio de la política. La comunicación en la administración pública, entonces, más que examinar cómo es esa ac-tividad, se dedica a prescribir cómo debiera ser.

Para explicar este propósito del estudio de la doctora Canel me deten-go en tres de sus definiciones. La co-municación pública, explica a partir de otro trabajo suyo, “es la actividad de determinadas personas e insti-tuciones (políticos, comunicadores, periodistas y ciudadanos) en la que, como resultado de la interacción, se produce un intercambio de mensa-jes con los que se articula la toma de decisiones políticas, así como la aplicación de éstas en la comuni-dad” (cursivas mías). Esta definición asume la comunicación como flujo de mensajes de ida y vuelta. Sin embar-go, los mensajes políticos por lo ge-neral son emitidos en sentido unidi-reccional más que como intercambio entre emisores y receptores. ¿Qué es entonces lo que se produce cuando se difunde, por ejemplo, el spot de una campaña política? ¿Cómo debemos considerar esa transmisión de conte-nidos políticos cuando no necesaria-mente hay interacción?

En otra definición del libro se concibe a la comunicación del sector público de la siguiente manera: “Comunicación orientada a unos fines, llevada a cabo dentro y entre las organizaciones y entre organi-zaciones y públicos, que facilita las funciones del sector público en cada contexto cultural específico, y que alberga el propósito de construir y mantener el bien común, así como la confianza entre ciudadanos y autori-dades” (cursivas mías). Esta defini-ción conduce a nuevas interrogantes: cuando la comunicación no facilita esas funciones, ¿no es comunica-ción del sector público? Cuando su propósito no es el bien común sino promover a un ministro de Estado, o atenuar los cuestiona-mientos a un presidente, ¿no hay tal comunicación pública? La singularidad de tal acepción es que se apoya en la intención y no en el desempeño de quien comunica.

Del mismo corte es la definición central del objeto del estudio: “El intercambio de realidades cognoscitivas, que se reali-za entre las organizaciones públicas, y entre éstas y los públicos clave, orienta-do a asistir en el cumpli-miento de la finalidad (la búsqueda del bien común),

a través de los servicios públicos, encarnado en una estructura orgá-nica de dimensión territorial, y que articula y delimita la legitimidad del poder” (cursivas mías).

¿Hay realidades que puedan ser comunicadas sin ser cognosciti-vas? ¿Qué ocurre cuando lo que se comunica son, por ejemplo, noticias falsas? ¿Sólo hay comunicación de la administración pública cuando se trata de “públicos clave”? ¿Y si, por otra parte, los receptores son ciudadanos que responden y no sólo público? Por cierto, en este libro se habla de públicos como destinatarios de la comunicación de la administra-ción pública. Además, se puede con-siderar que en toda comunicación, especialmente la que propaga hechos de interés público, los receptores son o tienden a ser más que eso. Son personas que reaccionan y de esa manera avalan o no, reconocen o no, a las instituciones que emiten tales mensajes.

Seguimos con la definición. ¿Tiene que pasar la comunicación de la administración pública “a través de los servicios públicos”? No es claro si esta expresión se refiere a los medios de comunicación en manos del go-bierno o a medios de toda índole. ¿No se aplica esta definición si la propa-gación de mensajes no pasa por una “estructura orgánica de dimensión territorial”, por ejemplo en redes sociodigitales?

¿Qué se quiere decir al afirmar que la comunicación de la adminis-tración pública tiene que articular y delimitar “la legitimidad del poder”? ¿Significa que es parte del proceso en virtud del cual el poder político se legitima? ¿Entonces un mensaje

del poder que no contribuye a legitimar al emisor no es comunicación de la adminis-tración pública?

Gobiernos realmente existentesMe he detenido en esta definición porque de ella se derivan la búsqueda y los objetivos de este amplio estudio, cuyo interés funda-mental es apuntalar los pro-pósitos de la comunicación del sector público más que la descripción o el examen de situaciones o hechos.

El gobierno cuya comu-nicación se pretende definir

de esa manera es hipotético: se parte de la certeza de que su finalidad es lograr el bien común, que está orientado por parámetros éticos y está comprometido con la sociedad. Sin lugar a dudas, tal es el gobierno modelo que todos queremos. Pero, como sabemos, del modelo ideal a la destemplada realidad hay contrastes notorios que obligan a reconocer que la administración pública no suele comunicar en condiciones ni con in-tenciones como las que asume la au-tora. ¿Qué ocurre cuando el gobier-no carece de esos atributos? ¿Son comunicación de la administración pública los autojustificatorios tuits del impresentable Donald Trump? ¿Qué son las declaraciones del tai-mado Mariano Rajoy cuando asegu-raba que el Partido Popular no tenía que ver con hechos de corrupción de la llamada trama Gurtel? ¿Y cómo debemos tipificar la autodefensa del presidente Enrique Peña Nieto cuando sostuvo que no había tráfico de influencias en la adquisición de la llamada Casa Blanca? ¿Qué es la co-municación desde la administración pública cuando no necesariamente representa el interés público?

El libro sistematiza y explica tendencias y usos de la comunicación pública e insiste, con razón, en que ésta debe dejar de ser unidireccional para ser de doble dirección.Transi-tar de la cultura del control a la del diálogo. Esta concepción moderna y realista de la administración pública reconoce que la sociedad hace exi-gencias y no sólo tiene necesidades. Entre otros factores, la expresión diversa e incluso contradictoria de las sociedades contemporáneas se desenvuelve en un entorno comuni-cacional del que forman parte tanto los medios tradicionales como las redes sociodigitales.

Cuando describe esos cambios en el ecosistema mediático, Canel con-fiere más importancia a los nuevos espacios en detrimento de los que ya existían: “Si antes la mayor parte del reto estaba en trabajarse a los me-dios de comunicación, ahora esto re-sulta notablemente insuficiente. Los directores de medios, los líderes de opinión, editorialistas y columnistas ya no son hoy un público tan central como antaño”. Pero para los gober-nantes y para quienes participan en el intercambio público esos opinado-res, sean o no líderes, son fuente de posiciones que con frecuencia juegan dentro del debate político.

Canel es categórica cuando dice: “Gobernar con la sociedad; éste es el reto que tienen hoy las adminis-traciones públicas”. La frase es tan buena que sirve de subtítulo del libro. Hoy en día el ejercicio del gobierno de espaldas a la sociedad es harto difí-cil, aunque no imposible. La cuestión es en qué medida los gobernantes toman decisiones con ella, o única-mente para ella. En el campo de la comunicación, ese ejercicio resulta especialmente peliagudo cuando se gobierna ante una sociedad inocu-lada por la desconfianza. La autora apunta que “por definición, la gente desconfía de los mensajes guberna-mentales”.

Esta suspicacia y, peor aún, la proliferación de impresiones no suscitadas por desacuerdos de la sociedad con el gobierno sino por la proliferación de versiones falsas, es analizada por la autora al ocuparse de la posverdad con muchas refe-rencias a la discusión actual sobre el tema. Señala, además, un ingrediente por desgracia frecuente en la con-formación de apreciaciones sociales reñidas con la verdad pero tomadas

reseña

Revalorar la comunicación públicaLa comunicación de los gobiernos vista desde adentro por una persona experimentada en la enseñanza y en la práctica. Presentamos la acuciosa lectura de un reconocido maestro y comunicador.

raúl trejo delarbre

La comunicación

de la Administración

Pública

maría josé canel crespo

comunicación

1ª ed., 2018

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revalorar la comunicación públ ica

conder? Como el derecho de las so-ciedades a la información pública no puede estar supeditado a las buenas intenciones o a la magnanimidad de los gobiernos, existen legislaciones que regulan el ejercicio de la trans-parencia.

Escuchar a los otrosLa cuarta parte del libro señala algunos problemas que surgen del intento de que gobierno y sociedad marchen juntos gracias a una política de comunicación exitosa. Canel sostiene, con toda razón: “Deliberar es intervenir en diálogo, conversa-ción o debate para discutir sobre las posibles soluciones a los problemas”. Promover la deliberación es res-ponsabilidad del Estado y en ella se encuentra uno de los puntales de la democracia moderna. Pero aunque los ciudadanos no quieran deliberar, de todas maneras el gobierno debe escucharlos, puntualiza la autora.

Al respecto, Canel relata el empe-ño de la diputación foral en Gipuzkoa como ejemplo de las acciones que puede emprender el poder político para escuchar a los ciudadanos en un ambiente altisonante. Gipuzkpoa es la provincia del país vasco con más atentados de la extinta eta. El gobierno encabezado por el Partido Nacionalista Vasco emprendió una serie de encuentros con personas interesadas en sugerir y discutir temas de política pública. Ciudada-nos y autoridades elaboraron juntos proyectos estratégicos, experimen-tales o propiamente ciudadanos. Se trata de una experiencia ilustrativa y útil que podría ser imitada en comunidades pequeñas o medianas. Pero es pertinente preguntarnos si eso es comunicación. Se trata más bien de una saludable y recomenda-ble interacción entre gobernantes y ciudadanos más allá de instrumentos o políticas de comunicación.

La autora considera que hay que “ayudar a la administración pública a escuchar a la sociedad prestando atención a las expectativas”. Además, recomienda que la percepción “del público” sea definida a partir de lo que se busca que perciba, lo que hace el gobierno y lo que dice que hace. Es imposible no estar de acuerdo con estas recomendaciones, aun-que no siempre sean fructíferas. En realidad, oír a los otros siempre ha sido indispensable para el quehacer gubernamental. Esta es precisamen-te la política o al menos parte de ella. Hace medio milenio Maquiavelo le proponía a Lorenzo de Médicis escu-char a hombres juiciosos pero le re-cordaba que, en última instancia, las decisiones las tomaría El Príncipe.

Big data, útiles pero no determinantesLas posibilidades que ofrecen la acumulación masiva de datos (especialmente los que dejamos a nuestro paso por internet y sus redes sociodigitales), así como la posibilidad de procesarlos y obtener de ellos tendencias de lo que quiere, dice y busca la gente, son recursos para los gobiernos. La doctora Canel considera que “el big data proporciona evidencias objetivas con las que configurar agendas más compartidas por los distintos públicos”. Sin duda ésta es una fuente de información para todos los que toman decisiones que afectan o involucran a la so-ciedad. Pero no toda la agenda de las personas se expresa en línea, ni todas las personas (especial-mente en países insuficientemente conectados como los de América

Latina) utilizan esos recursos digitales.

Una confianza excesiva en los big data podría llevar a los gobiernos a considerar solamente a la mayo-ría en demérito de los intereses y demandas de otros segmentos de la sociedad. Por otra parte, los gobier-nos con frecuencia toman medidas impopulares, distintas del “sentido común” o de las aspiraciones de los gobernados, así se trate de aspi-raciones aglomeradas en bytes y petabytes.

La autora dice que “el big data facilita el contacto y la comunicación directa entre gobiernos y ciudada-nos”. Pero puede ocurrir lo contrario. Lo grandes datos resultantes de la actividad digital ofrecen información agrupada de hábitos o acciones de las personas en línea. Pero esas huellas digitales no son interpelaciones al gobierno ni necesariamente se ocu-pan de asuntos públicos. Si no se les interpreta en su propio contexto, los big data pueden crear, al contrario, una brecha entre gobernantes y ciu-dadanos. Tales datos son un recurso, no el recurso para gobernar.

La autora sostiene que “el big data permite leer los sentimientos”. Cabe apuntar que la sensibilidad política que todo gobierno requiere para escuchar e interpretar las inquietu-des de la sociedad no se reemplaza con tabulaciones de big data. La doctora Canel, no obstante, confie-re a tales datos capacidad no sólo para diagnosticar, sino para prever comportamientos: “El análisis de los sentimientos permite conocer el contexto emocional de las políticas y predecir cómo reaccionarán los ciudadanos a determinados cambios legislativos”. Pero eso depende de las circunstancias. Las personas son complejas, toman decisiones y asumen simpatías y antipatías según sus experiencias y su contexto. Y no todas reaccionan igual.

“Constante sensación de apagafuegos”La quinta parte del libro describe comportamientos frecuentes de los responsables de la comunicación gubernamental. Por ejemplo, “los profesionales de la comunicación de la administración pública trabajan creyéndose siempre en situación de crisis”. Contra esta creencia, la autora subraya que las auténticas crisis son acontecimientos como un terremoto o un atentado terrorista pero que, en el día a día, las decisio-nes son razonablemente previsibles. Una solución en la que insiste es el diseño de organigramas claros que establezcan jerarquías y capacidades de cada funcionario. Así no evitarán las crisis pero quizá tengan mejores condiciones para enfrentarlas.

Tener prioridades claras y “fijar la identidad de las organizaciones de la administración pública” en los sitios web son parte de esas reco-mendaciones. Aquí, de nuevo, se ma-nifiesta la inquietud de la autora por comunicar aquello que se quiere que las personas crean. Así, sostiene: “Al comunicarse, toda institución tiene que seleccionar unos nombres, unos símbolos, unos logos; unas metáfo-ras y no otras. Con ello lo que busca es que su imagen, es decir, la percep-ción que los públicos tienen, coincida con lo que ella es, con su identidad”.

Motivos para la existencia de un portavoz, los inevitables riesgos de protagonismo de quienes aparecen con frecuencia ante cámaras y mi-crófonos, así como la pertinencia del entrenamiento (que sin habilidad po-lítica nunca será suficiente) confor-

como auténticas. Se trata de “el triunfo de lo políticamente correcto, en el que con facilidad las minorías ruidosas acaban dominando a las mayorías silenciosas”. En efecto, son muchos los episodios en los que amplios segmentos de la sociedad adoptan versiones falsas, o parciales, simplemente porque se ajustan a sus propios prejuicios sobre los gober-nantes o su desempeño.

El catálogo de recursos de los gobernantes para torcer a su favor la opinión de los ciudadanos es extenso. Entre ellos se encuentra la contra-tación de publicidad que, en el caso mexicano, ha sido causa principal del adocenamiento de notorios segmen-tos de la prensa y de su inveterada subordinación al poder político. Canel previene contra los excesos de la publicidad oficial al recordar: “Cuando los ciudadanos ven en los mensajes gubernamentales relatos de ‘autobombo’, consideran que la única finalidad de la comunicación es ganar votos y asentar el partido”.

Entorno digital y transparencia El contexto de las plataformas y re-des digitales recibe amplia atención en la tercera parte del libro. Apoyán-dose en Gómez-Rubí, la autora dice que la tecnopolítica se caracteriza por “la sustitución de los partidos por las redes, y con ello, de los militantes por activistas”. Quizá esto no sucede de manera tan literal. Los partidos políticos siguen resultando indispen-sables para hacer política —es decir, para crear y mantener consensos, en-tre otras cosas—, y si bien las redes sociodigitales imponen un ambiente comunicacional notablemente más denso e intenso, los profesionales y militantes de la política no han sido desplazados.

Más adelante la autora acude a otros autores para explicar que el estudio de la e-democracia analiza la forma en que internet y las tecnolo-gías digitales “pueden ensanchar el espacio público en el que se realiza la deliberación”. Ciertamente, esta es una vertiente del examen de las implicaciones políticas del entorno digital, pero no la única. El mismo marco, explica Canel, “se apoya en la idea de que la transparencia, parti-cipación y colaboración no son fines en sí mismos, sino que son medios para lograr algo, y Harrison y otros consideran que lo que se debe lograr es construir valor público” (cursivas mías). Aquí tenemos otro reemplazo de la descripción por la aspiración. Las plataformas digitales son indis-pensables, además de fascinantes, pero en ellas no siempre se construye “valor público”, al menos en el senti-do virtuoso asumido por la doctora Canel.

Los recursos digitales facilitan la rendición de cuentas y la transparen-cia, entre otras cosas. En sus útiles “recomendaciones para una política de transparencia”, la autora sugiere a los gobiernos y a sus operadores comunicacionales “confiar en lo que somos”. Y explica: “La transparencia es mostrarse, dejarse ver; más que de colocar las cosas para que se vean bonitas, se trata de dejar que la infor-mación manifieste la realidad como es. Los datos y los procesos transpa-rentes ponen en valor el buen com-portamiento de la organización. Por eso una organización que no tiene nada que esconder estará satisfecha de hacerse transparente; si bien hay que determinar ciertos límites”.

¿Pero qué sucede cuando un gobierno tiene algo o mucho que esconder? Más aún, ¿hay un solo gobierno que no tenga nada que es-

man otro bloque de sugerencias. Hay que planificar, dice Canel, “combinar lo previsible con lo imprevisible”, de-finir, clasificar y segmentar públicos, precisar la estructura del mensaje, determinar formas de evaluación. Es difícil que la comunicación de entidades de gobierno, sujetas por lo general a vaivenes sociales, políticos y burocráticos, pueda ajustarse a esquemas como esos. Pero el propó-sito es plausible: “que poco a poco se domine esa constante sensación de apagafuegos”.

La evaluación de los impactos de esa forma de comunicación públi-ca ocupa un penúltimo apartado. “Gobernar con la sociedad pasa por una actitud de autoevaluación, pues evaluar es escuchar”, dice. Pero en realidad evaluar consiste en revisar lo que se ha hecho, preferentemente de manera autocrítica. Aun si no escuchase a la sociedad, o si ella no se manifestara, el comunicador público puede justipreciar su propio desempeño.

Ese comunicador no siempre podrá contemporizar ni involucrarse con todos. ¿Qué hace el vocero de un gobierno que quiere construir un aeropuerto pero enfrenta el rechazo de grupos de vecinos, intereses de empresas que quieren hacer negocio con otros proyectos, presuntos am-bientalistas, periodistas interesados en lucrar con ese barullo y el rechazo del gobierno siguiente, por ejemplo? Si quiere hacer algo no le queda sino exponer razones y explicar puntual-mente las implicaciones y los rasgos de tal proyecto.

La séptima y última parte del libro está dedicada a la enseñanza y al aprendizaje de estos temas. La autora exhorta a los comunicadores públicos a que estén al día. Lue-go menciona el auge de escuelas y asignaturas de comunicación política y/o pública y ofrece propuestas para organizar la docencia. Sin duda es útil que haya asignaturas académicas diseñadas para formar al “gestor-comunicador” y que se reconozcan las competencias prácticas que éste debiera tener. Pero, antes que nada, para esas tareas se requiere: a) conocimiento del escenario político y/o público; un comunicador públi-co que no sabe ni entiende historia, economía o política internacional no será apto para esa responsabilidad; b) conocimiento de los medios y el entorno político; c) identificación con la institución de la que es vocero; d) habilidad política, capacidad de diálogo, disposición conciliatoria, y e) sensatez, sentido común.�

***

Hoy en día es imposible que exista gestión de los asuntos públicos, o quehacer político alguno que no se apoye en recursos de la comunica-ción. Pero la comunicación tiene lími-tes y hay asuntos que sólo la política puede lograr, como el acercamiento con las personas, la transacción de intereses y la construcción de con-sensos. Una “buena imagen” se puede fabricar con recursos mediáticos, pero no para siempre ni en todos los casos. Una cosa es comunicar y otra persuadir y convencer. El extenso y muy oportuno libro de la doctora Canel tiene gran utilidad para cono-cer y discutir la comunicación de y en la administración pública. Será útil lo mismo en gabinetes y oficinas de prensa que en la docencia. Es un libro que, al revalorar la comunica-ción desde los gobiernos, permite reconocer sus méritos, necesidades y ausencias.�•

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nuestros lectoresnuestros lectores

Tan importante como ese algo es la manera en que los personajes que lo tienen optan por encubrirlo,

evitarlo. Son doctos en el arte de hacerse guajes, con lo cual Dávila nos imparte una lección escalofrian-te: que las buenas costumbres son aún más tenebrosas que unas ratas inexistentes. Estar consciente del deber de no interrumpir a la señora mientras relata su historia, de pa-decer en silencio las insinuaciones lascivas de los compañeros de ofici-na, de dedicarse con abnegación a la mamá durante sus crisis depresivas, de recibir como buena anfitriona al huésped del marido, de saber que hay que emperifollarse antes de to-mar el té... ¡el horror, el horror!

Pero la dignidad y el tacto no los salvarán; al contrario, tales prendas son otras formas de con-dena que dejan a los personajes a merced de ciertos fenómenos inex-plicables, de una índole que sólo habita en los rincones más oscu-ros de la literatura, no en el cine, que nunca podrá mostrarnos de manera tan convincente el ingre-diente principal de “Alta cocina” que Dávila evoca, o la conversión de la costurera en sapo en “Música concreta”, o el desastre nada na-tural que es “Óscar”. Las especta-culares ilustraciones surrealistas de Santiago Caruso complementan el runrun de lo incierto que, según otro Óscar, de apellido Hahn, re-corre una literatura que la propia autora se resiste a etiquetar como fantástica.

Tal vez esto sea porque los fenó-menos que Dávila desata en estas páginas están más relacionados con lo psicológico interno que con lo sobrenatural externo, lo cual el pro-pio Hahn nota en su reivindicación de esta lógica narrativa, citando a Ángel Rama, quien llegó a sostener: “Pienso que a veces en lo fantástico hay algo mucho más metido en la vida y en la problemática más autén-tica, que en mucha literatura realista que exteriormente dice estar en los problemas”. El propio Julio Cortázar señalaría que por eso la literatura fantástica era para él la aproxima-ción literaria más subversiva.

Cabe entonces preguntar, ¿sub-versiva contra qué? En el caso de Amparo Dávila, contra la realidad sofocante que, en la mayoría de estos cuentos, permea los espacios femeninos. Los objetos descritos pierden su significado o, mejor di-cho, se resignifican. Las frecuentes transformaciones de sus personjes son metamorfosis ovidianas configu-radas a raíz de un despecho, excesos imposibles que resultan de haber perdido el equilibrio emocional.

Como el fleco de un rebozo, los desenlaces de Amparo Dávila dejan muchos cabos sueltos. A riesgo de revelar un spoiler, comparto con ustedes lo que considero uno de los mejores cierres de un cuento que he leído últimamente: “Después supe que Homero y Betty se mudaron de Estocolmo 3 al día siguiente. Des-pués supe, también, muchas otras cosas”. No hace falta decirnos más para que lleguemos a la misma con-clusión. O para que sepamos que, a partir de allí, la protagonista de este cuento duerme mal.�•

reseña

El huésped y otros relatos

siniestros, de Amparo Dávila

Los personajes de Amparo Dávila duermen mal. Tal vez sea porque todos tienen algo. Algo que no

encaja en la realidad cotidiana que nos rodea. Algo que sólo pueden comunicar las palabras,

que trasmina de otro mundo.

tanya huntington

Of the innumerable effects, or impressions, of which the heart,

the intellect, or (more generally) the soul is susceptible, what one shall I, on the present

occasion, select?

edgar allan poe, the philosophy of composition

T

El huésped y otros relatos siniestrosamparo dávila,ilustrado por santiago caruso

Para acercar al público joven a la obra de autores clásicos mexicanos, llega esta selección de cuentos de una de las máximas representantes de la literatura fantástica en México. El lector encontrará aquí los relatos más incitantes y perturbadores de las diferentes etapas narrativas de esta autora zacatecana. A través de historias fantásticas y una pluma diligente, la autora cautivará a nuevas generaciones con relatos como “El huésped”, en el que una criatura acecha la tranquila vida de una mujer; o “Alta cocina”, una breve narración de la agonía de diminutos seres enfrentados a su inevitable destino. Las ilustraciones del artista argentino Santiago Caruso complementan la lectura y enriquecen la interpretación de cada historia mostrándonos sus facetas más oscuras con una versátil paleta de color que ambienta los cuentos transcurridos a mediados del siglo xx.

clásicos1ª ed., 2018

santiago caruso la gaceta 17 d ic iembre de 2018-enero de 2019

18 la gaceta dic iembre de 2018-enero de 2019

nuestros lectores

18 la gaceta dic iembre de 2018-enero de 2019

El lenguaje de las matemáticasHistorias de sus símbolos

raúl rojas

Dijo Galileo que el mundo de la naturaleza está escrito en lengua matemática. A lo largo de la historia algunas mentes privilegiadas han dado estructura y formulado los símbolos de esta lengua. Los aportes de Euler, Planck, Widmann, Leibniz, Newton y muchos otros son retomados por Raúl Rojas, quien narra en estas gozosas páginas 54 historias de cómo, por qué y para qué se utilizan los símbolos de los números y de las operaciones que podemos hacer con ellos. Las equis que utilizamos en las matemáticas, los símbolos más comunes en textos científicos, cómo le llegó la inspiración a John Wallis para utilizar una lemniscata como símbolo del infinito, por qué cada 14 de marzo a las 15 horas se celebra el “Día de ” en todo el mundo, qué son los números imaginarios y muchas otras preguntas son respondidas con sencillez y humor en este libro. El lenguaje de las matemáticas es ideal para darse un paseo por la historia y mirar al mundo con lente matemática, lo que nos descubre que esta ciencia es el código que describe las relaciones entre todas las cosas, incluso entre las cosas imaginarias.

la ciencia para todos

Acoso¿Denuncia legítima o victimización?

marta lamas

Marta Lamas es una de las teóricas y activistas feministas más importantes de América Latina. Con este provocador título presenta un tema que va cobrando cada vez más relevancia, el acoso. Esta práctica que sin duda causa repulsión y molestia, ha resultado en la organización de movimientos encaminados a proscribirla. Mediante un análisis discursivo de estos movimientos, nuestra autora revisa diversas corrientes de la teoría feminista que convergen en este punto para reflexionar sobre las prácticas que puedan resultar más eficaces contra el acoso. En este sentido, la autora examina ciertas tendencias que no han resultado del todo adecuadas para enfrentar el problema, entre ellas el “victimismo” y el “mujerismo”. Es importante, como lo deja ver la obra, diferenciar las acusaciones legítimas de las motivadas por el afán de difamar y perseguir culpables. Por este motivo, definir aquellas prácticas que resultan emancipadoras y demarcarlas de aquellas otras que representan tropiezos o errores en este proceso de búsqueda por una sociedad más justa e igualitaria, es fundamental.

centzontle

Perdido voy en busca de mí mismoPoemas y acuarelas

juan josé arreola

La composición de versos y la pintura fueron para Juan José Arreola actividades intermitentes u ocasionales, pero el lector curioso hallará en este libro sonetos y décimas de notable factura y acuarelas en las que casi siempre campea el espíritu lúdico pero profundo del autor. Durante su estadía en Zapotlán, Jalisco, Arreola retomó el dibujo y la pintura sin propósito profesional, sino como refugio para atemperar su angustia, expresar sus fantasías y liberar demonios. A semejanza de su concepción intertextual de la literatura, sus acuarelas están intervenidas por la cita de cuadros de épocas diversas y por la escritura como elemento pictórico. En Perdido voy en busca de mí mismo. Poemas y acuarelas, el autor presenta sus versos de manera confesional y logra constituir un ars poetica. El libro se complementa con once acuarelas, entre ellas las célebres Unicornio, Desnuda y Yo Arreola.

poesía

La ira y el perdónResentimiento, generosidad y justicia

martha c. nussbaum

Desenfrenada, destructiva, cuasi canina, la ira es una de las emociones más perniciosas. ¿Cómo lidiar con tal emoción cuando somos o nos creemos agraviados, ya sea en la vía pública, la vida privadao en la esfera pública? Resultado del prestigioso ciclo de Conferencias John Locke de Filosofía, impartido en la Universidad de Oxford, este libro reflexiona sobre esta emoción y se pregunta: ¿Estamos justificados a actuar desde la ira en nuestra defensa? ¿Hemos superado la lex talionis en la construcción de políticas públicas? ¿Qué papel juegan las emociones en la esfera pública y en la constitución de la política? La tesis de esta renombrada filósofa es que la ira envuelve siempre un deseo de venganza que hay que trascender si se busca el ideal de la diosa Diké, la justicia. Como buena aristotélica, Martha Nussbaum propone poner la mirada en el futuro y buscar un bien mayor, y así contrasta varias posturas éticas que van desde la crítica al perdón cristiano hasta ejemplos de empatía y generosidad en figuras emblemáticas como Nelson Mandela y Mahatma Gandhi. ¿Qué mejor época del año que ésta para pensar cómo superar esta patología moral que los griegos y los romanos consideraban una debilidad y que parece campear a sus anchas en las sociedades modernas?

filosofía

Para las próximas vacaciones decembrinas, los editores del Fondo recomiendan algunas lecturas disfrutables para chicos y grandes. Los títulos están disponibles en nuestra red de #LibreríasFCE

Recomendaciones de nuestroseditoresFOND O DE CULTURA ECONÓMICADICIEMBRE DE 2018-ENERO DE 2019

nuestros lectores

andrea garcía flores la gaceta 19

recomendaciones de nuestros editores

De la gran transformación a la gran financiarizaciónSobre Karl Polanyi y otros ensayos

kari polanyi levitt

Este libro retoma La gran transfor-mación, de Karl Polanyi (1944, 1ª ed en inglés; 1992, fce), para examinar a su vez la transformación ulterior del liberalismo económico hasta nuestros días. De ahí su título. La gran transformación es una crítica profunda del liberalismo económico desde sus orígenes a principios del siglo xix hasta las vísperas de la se-gunda Guerra Mundial. Su idea prin-cipal es que el capitalismo no es un sistema natural, como lo concebía el liberalismo, sino una consecuen-cia de ideas y decisiones políticas e ideológicas. Documentó y alertó enérgicamente sobre las consecuen-cias destructivas del capitalismo desregulado. En su visión, el Estado precede al capitalismo y éste debe ser controlado por la democracia.

La obra de Karl Polanyi es con-siderada un referente mundial y se ubica en los clásicos del fce a la altura de obras como Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones de Adam Smith, El capital de Karl Marx, Principios de economía política y tributación de David Ricardo, Historia económica general de Max Weber o Teoría general de la ocupa-ción, el interés y el dinero de J. M. Keynes, por sólo mencionar algunas. Kari Polanyi Levitt siguió el hilo de la obra de su padre desde la década de 1970, cuando empezó a estudiar las economías de los países de Amé-rica Latina y el Caribe. El libro que ahora presentamos reúne ensayos escritos a raíz de la crisis financiera global de 2008 y fue publicado en inglés en 2013. Los hechos parecen dar la razón a las ideas de su padre, las cuales la hija rexamina a la luz de las tendencias económicas actua-les. En sus ensayos revalora las teo-rías del desarrollo y la dependencia de economistas latinoamericanos como Raúl Prebisch, Celso Furtado y otros. Sin duda alguna, este libro vigorizará el debate sobre el futuro económico de México y América Latina.

economía

Bonaparte1769-1802

patrice gueniffey

“Napoleón interpretó todos los personajes: conquistador, diplomático, legislador, ‘héroe, emperador, mecenas’ […] No sólo cambiaba de papel y vestuario según las circunstancias, sino también de nombre, incluso de apariencia.” Estratega sin par, Bonaparte fue maestro del arte de gobernar, también epítome del individuo moderno que se construye piedra por piedra según los designios de su voluntad y que con su propio trabajo convierte la vida en destino. Bonaparte. 1769-1802 resuena como eco de la voz del cadete romántico y revela cómo se convirtió en Napoleón. Su autor, Patrice Gueniffey, merecedor del Gran Premio de la Academia Francesa 2014, retrata a Bonaparte desde su niñez en Córcega, narra su ascenso durante las campañas de las guerras revolucionarias, hasta su proclamación como cónsul vitalicio en 1802, cuando restablece para sí la monarquía hereditaria y protagoniza las rivalidades globales que prepararon el terreno para las batallas que habrían de marcar el comienzo de la modernidad.

historia

dic iembre de 2018-enero de 2019

20 la gaceta dic iembre de 2018-enero de 2019

nuestros lectores

Una niña hecha de libros

sam winstonilustraciones de oliver jeffers

Este libro es una invitación a la lectura por gusto y no por obligación; además es una puerta abierta para todos los lectores a regresar al mundo mágico de la lectura que nos trasporta a escenarios mágicos e imprevisibles. los especiales de a la orilla del viento

Peligro de suerte

norma muñoz ledoilustraciones de alberto montt

Un libro que narra la cotidianidad de la familia Pachón; a lo largo dela historia, descubriremos a sus entrañables personajes, y a través de divertidas y complicadas situaciones, el lector se sumergirá en una lectura ágil y llena de humor.

a la orilla del viento

nuestros lectores

Recomendaciones infantiles y juveniles

Una niña hecha de libros

sam winstonilustraciones de oliver jeffers

Este libro es una invitación a la lectura por gusto y no por obligación; además es una puerta abierta para todos los lectores a regresar al mundo mágico de la lectura que nos trasporta a escenarios mágicos e imprevisibles.

los especiales de a la orilla del viento

Peligro de suerte

norma muñoz ledoilustraciones de alberto montt

Un libro que narra la cotidianidad de la familia Pachón; a lo largo dela historia, descubriremos a sus entrañables personajes, y a través de divertidas y complicadas situaciones, el lector se sumergirá en una lectura ágil y llena de humor.

a la orilla del viento

diciembre de 2018-enero de 2019 la gaceta 21

nuestros lectores

El cuentacuentos

antonia michaelis

Un cautivador thriller que mezcla perfectamente el suspenso y la fantasía para narrar una historia de amor que muestra lo más bello y sombrío de los personajes. 

a través del espejo

El huésped y otros relatos siniestros

amparo dávilailustraciones de santiago caruso

Una selección de los cuentos más incitantes y perturbadores de la autora mexicana Amparo Dávila en una edición ilustrada para jóvenes. Con una pluma incomparable y magistrales  ilustraciones de Caruso, este libro cautivará a nuevas generaciones.

clásicos

El bondadoso rey

antonio malpicailustraciones de valeria gallo

Un conmovedor cuento narrado a dos voces que habla sobre la muerte, pero también sobre el amor y la generosidad. Las ilustraciones de Gallo son igual de entrañables y nos invitan a imaginar más historias.

los especiales de a la orilla del viento

Una extraña seta en el jardín

luis eduardo garcíailustraciones de adolfo serra

Un poemario que está lejos del mundo de la luz y de la belleza, en el que los personajes son más humanos y la naturaleza más misteriosa y fantástica, complementado por las oníricas y brillantes ilustraciones de Adolfo Serra.

premio hispanoamericano de poesía para niños

La Dama de la Selva

antonio ramos revillasilustraciones de zuzanna celej

El ritmo de esta novela es ágil y trepidante como los pasos de su protagonista, quien nos sumerge en lo más profundo de la selva en una noche que parece no tener fin.

a la orilla del viento

El dragón blanco y otros personajes olvidados adolfo córdovailustraciones de riki blanco

Córdova se apropia de los personajes secundarios de varios cuentos clásicos y los convierte en el centro de estas historias que les dan voz y nos hacen recorrer nuevos caminos que tarde o temprano nos conducirán a los cuentos originales.

los especiales de a la orilla del viento

Los fantasmas de Fernando

jaime alfonso sandovalilustraciones de roger ycaza

Desde las primeras páginas nos damos cuenta de que Sandoval domina plenamente su oficio y pronto nos envuelve en una historia llena de sorpresas y profundamente emotiva, donde los peores fantasmas que atormentan al protagonista habitan en sus miedos y recuerdos.

a la orilla del viento

Punkzilla

adam rapp

Una impactante novela construida con las cartas que Punkzilla, un adolescente de catorce años, le escribe a su hermano a lo largo de un viaje en el que intentará encontrar su identidad, al mismo tiempo que conocerá a peculiares personajes que lo acompañarán hasta llegar a su destino.

a través del espejo

la gaceta 21 d ic iembre de 2018-enero de 2019

recomendaciones infantiles y juveniles

22 la gaceta dic iembre de 2018-enero de 2019

trasfondo trasfondo

MetalSamuel Segura

Samuel Segura

diciembre de 2018-enero de 2019 22 la gaceta

diciembre de 2018-enero de 2019 la gaceta 23

nuestros lectores

Mis compañeros voltean a verme y uno de ellos sólo alcanza a preguntarme a dónde voy cuando me levanto del banco y me abro paso a codazos hacia donde están ella y ese hombre rapado.

Cuando estoy cara a cara frente a él saco el revólver que llevo en la chamarra negra de cuero. Le apunto lo más firme que puedo y antes de jalar el gatillo le grito:

—¡Ahora sí, pinche Diablo, nos vemos en el infierno!

Pocos días antes de morir, mi padre quemó todos sus discos de heavy metal.

Arrojó la colección que había construido toda su vida a un tambo de basura al que le roció gasolina y le prendió fuego.

El tambo duró un buen rato encendido hasta que no quedó rastro de ningún disco. Una gruesa capa negruzca se solidificó en su interior.

—Soñé con Satanás —comentó ese día, mientras desayunábamos. Un hombre todo rapado, sin cejas, sin vello alguno. De una blancura total. Traía puesta una sotana negra que le arrastraba hasta el piso. Los ojos también negros, completamente. Y una voz que difícilmente olvidaré pero que soy incapaz de reproducir. Me dijo algo así como: “Por fin he vencido a tu Dios y tu alma ahora me pertenece”. A su alrededor todo era oscuro, pero de pronto el espacio se tornó de un rojo total, del que no pude ver ya nada.

Mi madre y yo guardamos silencio y miramos hacia nuestros respectivos platos con corn flakes.

—Todo es culpa de esa pinche música —continuó mi padre, con la boca llena, y señaló con el dedo índice, sin mirar, al mueble donde tenía todos sus discos.

Luego la miró a ella y le dijo:—Hoy mismo me deshago de

ellos.Tan pronto acabó el desayuno

se dirigió al cuarto de los triques, buscó aquel tambo de fierro en el que guardaba un montón de cosas y lo vació.

—¿De verdad lo vas a hacer? —le pregunté.

—Sí.

—Papá, sólo fue un sueño…—Ya sabes lo que opino de los

sueños: son la puerta de entrada al otro mundo —dijo, agotado. Mi padre era un hombre muy grande y gordo (medía casi uno noventa y pesaba casi ciento veinte kilos). Se agotaba con mucha rapidez—. ¿Vas a ayudarme?

—Ma, ¿no piensas decirle algo?—inquirí a mi madre, pero cabizbaja no me respondió.

Desde aquel día empezó a convertirse en una mujer en silencio.

Entretanto mi padre sacó la primera pila de discos, y sin rasgo alguno de remordimiento la arrojó al tambo.

Desde el comedor se escuchó el crujir, el choque de cajas contra el fondo.

Lo alcancé, pero las llamas hambrientas ya habían consumido sin tregua los discos compactos.

El humo rápidamente acaparó el espacio.

El fuego. Nunca he visto tanto fuego en mi vida.

En ese instante temí que mi padre arrasara con todo aquello que la música representaba para él. Corrí a mi habitación y le llamé por teléfono al Gigante. Así le decíamos a aquel joven que no alcanzaba el uno sesenta.

—Hola, querida.—A mi papá se le botó más de lo

normal.—¿Y eso?—Tengo miedo de que le vaya a

pasar algo a Roberta.—¿Por?—Ayúdame a recogerla, por favor.

Ahorita te explico.En cuanto colgamos salí corriendo

al patio: mi padre ya había puesto dos banquitos frente al tambo incendiado. El humo volaba hacia el cielo; su negritud parecía proceder de la supuesta maldad que todo ese material poseía.

—Siéntate, hija —dijo, y le dio dos palmadas a la superficie del banquito que estaba a su lado.

Permanecí de pie.—Un día entenderás por qué hago

lo que hago. Sé que ahora reniegas, pero cuando llegues a mi edad, ya te lo he dicho, el Señor iluminará tu camino.

Permanecí en silencio, apretando los puños. Escuchándolo. Por suerte el Gigante no tardó en llegar en su auto compacto usado color naranja que compró ahorrando lo que ganaba de chalán en un taller mecánico; con su pequeña mano tocó la puerta del zaguán. Fui a abrirle.

—¿Qué pasó?El Gigante observó a mi padre

y al tambo de reojo mientras nos encaminábamos hacia mi habitación. Discretamente me preguntó:

—¿Qué está quemando?—Sus discos.El Gigante mantuvo los ojos

abiertos hasta que llegamos con Roberta, la batería Tama Artstar II blanca, como la que usó Lars Ulrich para grabar el disco negro de Metallica. El instrumento ocupaba casi todo el espacio de mi cuarto: tenía doble bombo, seis toms de aire, dos de piso y quién sabe cuántos platillos.

—Llévatela —le dije.—¿Por qué los está quemando?—Por favor.Mi padre ni cuenta se dio cuando

la desarmamos y la subimos al coche. No nos tomó mucho tiempo hacerlo, pero apenas y cupo. Cuando terminamos, el Gigante sacó sus lucky strikes y fumamos recargados en su automóvil, mirando al horizonte rojizo y desolado de nuestro barrio.

Hecatepec.—¿También quemó sus acetatos?—No, por suerte ésos están en

casa de mi abuelita.—Si quieres vamos por ellos.—Dudo que quiera dármelos.—Si quieres voy yo.—No, a ti ni te conoce…—Dile entonces a tu jefa.—No, ella está ahorita del lado de

mi papá —dije, y aplasté la colilla del cigarro con mis botas tipo militar.

A la distancia mi padre seguía observando el tambo, ensimismado, aunque hacía un rato que las llamas se habían consumido.�•

Todo el mundo aquí dentro adora al Diablo. Es un bodegón ardiente lleno de punks y metaleros en

el que ya estamos tocando. Un-dos-tres-cuá. Trato de seguir el ritmo que yo misma he iniciado, pero de inmediato me pierdo; ni con la velocidad de mis tupa tupas consigo emparejarme al resto. Hay tanta gente aquí que no escucho los amplificadores puestos a ras de piso; el sudor del cabello me abrasa los ojos y el humo de cigarro me sofoca. Voy tropiezo tras otro y son ellos quienes voltean a verme; con la vista incendiada trato de entender en qué parte van; golpeo los parches lo más fuerte que puedo pero el único sonido que me devuelven es un zumbido sordo, ahogado. Prrrraaamm prrrummm pttttsss.

Quienes están frente a nosotros no se percatan de mis errores y aplauden muy prendidos cuando terminamos la primera canción. Es la misma gente que grita, matea y corea la letra de una canción que se compuso hace mucho tiempo.

Ahí está ella. Sentada como estoy a la batería

alcanzo a ver el momento en que el Diablo, aquel pelón tatuado por completo de los brazos, se le acerca, la agarra por los hombros y le dice algo al oído. Luego la abraza. Un-dos-tres-cuá. Para esta segunda rola se arma un slam tan grande que el piso retumba y, de entre redobles y cambios de ritmo fallidos, veo cómo la suelta un momento para meterse de lleno a la bola de golpes; con sus potentes brazos rayados descuenta a varios, por lo que algunos prefieren quitarse. Después regresa con ella, la toma de nuevo por los hombros y la abraza.

A media canción me detengo.Al resto de la banda no le queda

de otra que hacer lo mismo.Pero aquí no hay lugar para el

silencio: de inmediato se escuchan los murmullos de la gente, algunos chiflidos. Me agacho para recoger la chela que puse a un lado mío, en el suelo. Le doy un trago muy largo; ya he perdido la cuenta de cuántas llevo.

Aquí abajo el aire es un poco más fresco.

andrea garcía flores

metal

Estudiante de la unam y ofi ciante del taller literario de Armando Vega-Gil, surge este joven escritor, cuya novela, Metal, ha recibido el Premio de Novela Juvenil 2018 por decisión unánime del jurado. Presentamos un adelanto.

Obra ganadora del Segundo Premio de Novela Juvenil Universo de Letras 2018

la gaceta 23 dic iembre de 2018-enero de 2019

metal

este Metal,

ela