Tema 8 La formación del Imperio español

La aparición del Estado moderno Los reyes medievales tenían menos poder. Este estaba limitado por el de la nobleza, la Iglesia y las Cortes. A finales de la Edad Media, algunos reyes europeos se impusieron sobre los señores feudales, consolidaron su autoridad y crearon monarquías autoritarias, en las que gobernaban de manera personal, limitando el poder de la nobleza, la Iglesia y los municipios.

A comienzos del siglo XVI había cinco grandes monarquías en Europa: Francia, Inglaterra, España, Portugal y Rusia.

El reinado de los Reyes Católicos

Fernando, hijo del rey de Aragón, e Isabel, hermana del rey de Castilla, contrajeron

matrimonio en 1469. Años más tarde, Isabel se convirtió en reina de Castilla y Fernando

heredó el trono aragonés. Así se produjo la unión de la Corona de Castilla y de la Corona

de Aragón. Gobernaban conjuntamente, pero cada reino mantuvo sus propias leyes e

instituciones. La unión dinástica se consolidó a partir de Carlos I, nieto de los Reyes

Católicos.

Los Reyes Católicos:

El Imperio español. Los problemas internos

Carlos I, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, heredó en 1516 el trono español y sus posesiones (de sus abuelos maternos), y el título de emperador y extensos territorios en Centroeuropa (de sus abuelos paternos).

TERRITORIOS DE CARLOS V

En 1520 se marchó a Alemania y fue coronado emperador Carlos V. En ausencia del rey, estallaron dos revueltas en España: La revuelta de las Comunidades (1520), promovida por el malestar de los castellanos.

Las Germanías, del pueblo contra la nobleza, en Valencia y Mallorca.

En 1556, Carlos I abdicó y dividió sus posesiones: cedió el título de emperador y sus territorios austriacos a su hermano Fernando y entregó las restantes posesiones a su hijo Felipe.

Felipe II añadió a sus territorios el reino de Portugal y sus dominios en África, Asia y Brasil.

Creó así el imperio más poderoso de su época, que recibe el nombre de Monarquía

Hispánica. Estableció la corte en Madrid.

Sus intentos centralizadores crearon una intensa oposición en algunos de los reinos,

como la revuelta de Aragón. Fue el gran defensor del catolicismo, reforzó el papel de la

Inquisición y se enfrentó a la sublevación de los moriscos de Granada (1568).

Un imperio tan grande llevaba consigo unos enormes gastos, por lo que Carlos I y Felipe II

tuvieron que afrontar graves dificultades para financiar sus políticas. Aunque

incrementaron los impuestos, Felipe II tuvo que declarar varias bancarrotas.

La organización del Imperio

Carlos I y Felipe II continuaron el proceso de implantación de la monarquía autoritaria

iniciado por los Reyes Católicos, pero aumentaron la centralización. Aunque el Imperio

español estaba formado por territorios diferentes, con sus propias leyes e instituciones,

todos tenían un mismo rey. Las principales instituciones del Imperio fueron:

Las Cortes de cada territorio, que

aprobaban algunas decisiones, como

la creación de impuestos o la

promulgación de nuevas leyes.

En cada territorio había

un virrey o gobernador.

Las chancillerías y las audiencias eran

tribunales supremos de justicia que

dictaminaban en nombre del

monarca.

La sociedad española siguió dividida en estamentos privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (pueblo llano):

• La alta nobleza poseía extensas propiedades y ocupaba los cargos de gobierno. • La baja nobleza, los hidalgos, muchas veces no tenía dinero ni posesiones. • El alto clero, cardenales y obispos, tenía grandes tierras y una gran influencia. • El bajo clero, frailes, monjes y curas, contaba con una renta escasa. • El pueblo llano pagaba impuestos y se dedicaba a las actividades productivas. • Los marginados eran el escalón más bajo, como los mendigos y los pícaros.

La base de la economía estaba constituida por la agricultura y la ganadería trashumante. La artesanía también creció, y el comercio tuvo gran auge debido al monopolio comercial con el imperio colonial.

Los problemas exteriores

Francia fue el principal rival de la Monarquía Hispánica en el siglo XVI. Carlos I estuvo en guerra con Francisco I de Francia por el dominio de Italia. La Paz de Cateau-Cambresis puso fin a la amenaza francesa durante varias décadas.

Otra gran amenaza para Carlos I fue la expansión del Imperio turco, que trató de conquistar algunos territorios en Alemania y en el Mediterráneo. España, Venecia y el papa firmaron una gran alianza que venció a los turcos en la batalla de Lepanto en 1571.

Para defender el catolicismo, Carlos I luchó contra el protestantismo. A pesar de su éxito en la batalla de Mühlberg, se vio obligado a proclamar la libertad religiosa en la Paz de Augsburgo de 1555. Felipe II intervino en las guerras de religión de Francia entre católicos y calvinistas, apoyando a los católicos.

En los Países Bajos se había extendido el calvinismo. La intolerancia de la política religiosa de Felipe II, unida a los elevados impuestos, provocó en estos territorios una grave rebelión en 1566. Las provincias del norte, lideradas por Guillermo de Orange, se declararon independientes con el nombre de Provincias Unidas. Comenzó una costosa guerra que duró 80 años, hasta su independencia en 1648. Esta guerra provocó el enfrentamiento con Inglaterra. Felipe II envió contra Inglaterra la Armada Invencible, que finalmente fue derrotada en 1588.

Los problemas exteriores de Carlos V

Los problemas exteriores de Felipe II