la figura de la mujer en más allá del bien y del mal

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La figura de lo femenino en más allá del bien y del mal Fabio Alberto Almonacid Corzo La idea de contemplar a Nietzsche como un filósofo misógino realmente puede ser producto de una mala lectura de sus textos, una lectura superficial que se fija en las palabras de la forma más estrecha y sin ningún tipo de interpretación. Sin embargo, el propósito de este texto no tiene como fin rescatar la figura del filósofo de esta categoría, en primer lugar porque una discusión de este tipo no presentaría un aporte significativo para la filosofía y en segundo lugar porque este tema ya está desgastado y está destinado a dirigirse por las sendas del aburrimiento. De esta manera, el propósito central del texto es mostrar las características de la mujer que son afines con el espíritu libre y mostrar qué relación tiene esto con la voluntad de poder. En primer lugar, hay que tener en cuenta que la mujer a la que se refiere Nietzsche no se refiere a la diferenciación fisiológica con respecto del hombre, sino a un sentido de lo femenino, como una serie de cualidades distintivas frente al hombre que se evidencian por ejemplo en el diferente tempo del uno y del otro que se muestra en la máxima 85: “las mismas pasiones tienen un tempo [ritmo] diferente en el hombre y en la mujer; de ahí sus infinitos malentendidos entre

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La figura de lo femenino en ms all del bien y del mal

Fabio Alberto Almonacid Corzo

La idea de contemplar a Nietzsche como un filsofo misgino realmente puede ser producto de una mala lectura de sus textos, una lectura superficial que se fija en las palabras de la forma ms estrecha y sin ningn tipo de interpretacin. Sin embargo, el propsito de este texto no tiene como fin rescatar la figura del filsofo de esta categora, en primer lugar porque una discusin de este tipo no presentara un aporte significativo para la filosofa y en segundo lugar porque este tema ya est desgastado y est destinado a dirigirse por las sendas del aburrimiento. De esta manera, el propsito central del texto es mostrar las caractersticas de la mujer que son afines con el espritu libre y mostrar qu relacin tiene esto con la voluntad de poder.En primer lugar, hay que tener en cuenta que la mujer a la que se refiere Nietzsche no se refiere a la diferenciacin fisiolgica con respecto del hombre, sino a un sentido de lo femenino, como una serie de cualidades distintivas frente al hombre que se evidencian por ejemplo en el diferente tempo del uno y del otro que se muestra en la mxima 85: las mismas pasiones tienen un tempo [ritmo] diferente en el hombre y en la mujer; de ah sus infinitos malentendidos entre ellos(Nietzsche: 2009, 448). De esta manera, estas diferencias de ya se muestran en el aforismo 28 de la primera parte, El espritu libre, en el cual Nietzsche muestra la incapacidad de la lengua alemana para entender los ritmos del espritu libre. As, conforme a lo que Nietzsche nos muestra en sus mximas e intermedios, el espritu de pesadez es el caracterstico del hombre, esa mentalidad incapaz de ir a un ritmo ligero, que por cierto es ms propio de lo femenino. Es as, que esta ligereza es una de las carencias del hombre moderno, ese hombre dogmtico anclado al tedio y a la esterilidad caractersticas del hombre de ciencia, del sabio. Conforme a la idea antes planteada, Nietzsche muestra en la mxima 144 la caracterstica ms importante de la mujer: la fertilidad, algo que es ajeno al hombre, algo opuesto a esa ciencia que critica Nietzsche:

Cuando una mujer tiene gusto por la ciencia, es muy frecuente que haya algo anormal en su sexualidad. La esterilidad predispone por s misma a cierta virilidad del gusto. El hombre es, dicho sea con respeto, (Nietzsche: 2009, p458)

Siguiendo esta idea, Nietzsche presenta en la siguiente parte del libro, Nosotros los sabios, el y el como las dos funciones ms importantes del hombre (Nietzsche: 2009, p488). Comparando estas dos citas se puede observar que Nietzsche realmente no hace distinciones de gnero masculino o femenino, sino que presenta unas caractersticas propias del hombre en general. Conforme a esta idea, se puede establecer una categorizacin de lo femenino con lo instintivo y de lo masculino con lo racional que hacen parte de un solo compuesto.Ahora bien, aunque en un principio parezca no tener relacin con esto, cuando Nietzsche escribe en la mxima 115 que Donde no entra en juego el amor ni el odio, la mujer no es ms que una mediocre actriz (Nietzsche: 2009, p453) y luego en la mxima 153 que lo que se hace por amor se hace siempre ms all del bien y del mal (Nietzsche: 2009, p459), muestra que el amor como expresin paradigmtica de lo pasional es a su vez la forma como el filsofo alemn muestra que lo instintivo va ms all del bien y del mal, que lo instintivo es aquello que permite superar los valores de la moral decadente, de la moral cristiana. Por otra parte, lo instintivo en cuanto antecede al pensamiento, representa el fundamento de la voluntad de poder, es as que Nietzsche en el aforismo 36 muestra esta idea en dos proposiciones fundamentales: en primer lugar, cuando dice que el pensamiento solo expresa la relacin dada entre nuestros instintos. Y en segundo lugar, cuando propone que dicha vida instintiva se logra explicar por medio del desarrollo de una forma nica de voluntad que l denomin la voluntad de poder.Retomando ahora la cuestin de la fertilidad, en cuanto a la importancia que Nietzsche da al engendrar se sustenta en la idea que desarrolla en Nosotros los sabios. En esta parte se resaltan dos figuras: el sabio u hombre de ciencia que representa los valores desgastados y esa esterilidad propia de l, y por otro lado como superacin de esta figura aparece el verdadero filsofo, el filsofo del porvenir, con el principal objetivo de engendrar, de crear valores. En este sentido la facultad de engendrar, propia de lo femenino, de lo instintivo constituye la finalidad, no es un medio como las facultades que definen al espritu libre y su vasto recorrer de las inmensas alturas y los profundos abismos, es a lo mximo y nico que puede aspirar el verdadero filsofo y para lo cual lo dems constituye recursos medios.Ya establecida la relacin de la fertilidad de lo femenino con la creacin de valores se puede vincular esto con la idea de verdad como voluntad de poder. As conforme a esta idea, se puede observar como inicia el prefacio de Ms all del bien y del mal: Suponiendo que la verdad sea una mujer, no se nos ocurrira sospechar que los filsofos, en la medida en que han sido dogmticos, han entendido poco de mujeres?(Nietzsche: 2009, p383) La idea de la mujer como algo pasivo pareciera presentarse desde un principio, se muestra como aquello que es objeto de deseo del hombre, no se mueve, hace que el hombre se mueva hacia ella. En este sentido, la idea de mujer como carente de voluntad pareciera reforzarse an ms con la parte de La vieja y la joven del libro As habl Zaratustra, donde se muestra que la mujer no tiene el derecho a querer, slo puede adherirse o mejor dicho subyugarse a lo que el hombre quiere: La felicidad del hombre es: yo quiero; la felicidad de la mujer es: el quiere (Nietzsche: 2009, p42). Sin embargo, hay que recordar que estas distinciones no obedecen a la diferencia real entre hombre y mujer sino que la distincin es de caractersticas que Nietzsche identifica como femeninas o masculinas, en este caso para representar la voluntad dbil, coaccionada por la voluntad fuerte. Es de esta manera que la necesidad de la diferenciacin y la existencia de la diferencia es fundamental, la igualdad no es ms que una ideal corrupto producto de la moral de esclavos que tacha tan vehementemente Nietzsche. De esta manera, en el aforismo 19 de Los prejuicios de los filsofos, se muestra el argumento central que respalda la imposibilidad de la unidad, de la igualdad:Supongamos el caso de que seamos a la vez el que manda y el que obedece; tenemos, al obedecer, la impresin de sentirnos obligados, coaccionados, impulsados a resistir, a movernos, impresiones que siguen inmediatamente al acto de la volicin; pero en la medida en que, por otra parte, tenemos la costumbre de prescindir de este dualismo, de engaarnos a su respecto gracias al concepto sinttico del , toda cadena de conclusiones errneas y, por consiguiente, de falsas apreciaciones de la voluntad misma se ligan tambin al querer. (Nietzsche: 2009, p402)De esta manera, lo que parece decirse en un sentido unificado por la figura de un sujeto, por cierto idealizado por lo masculino, que niega las diferencias, realmente obedece a la necesidad de una dualidad, la guerra entre voluntades, y donde el querer que manifiesta la negacin de la misma voluntad es en s otra expresin de una voluntad, una voluntad de la abnegacin. Siguiendo esta idea, se puede observar que en la parte Nuestras Virtudes, Nietzsche dirige sus ataques de nuevo a la peligrosa idea de igualdad, y como esta niega las dos facultades primordiales que se manifiestan en lo femenino por un ideal de masculinizacin, de esterilizacin:Desde la revolucin francesa la influencia de la mujer disminuye en Europa, en la medida en que sus derechos y sus pretensiones han aumentado, y la , por cuanto que es reivindicada realmente por mujeres y no solamente por machos cretinos, se revela como un curioso sntoma de debilitamiento, de esterilizacin gradual de los instintos femeninos primordiales. (Nietzsche: 2009, p522)Finalmente, la relacin de lo femenino con la voluntad de poder muestra en primer lugar, el reconocimiento de lo instintivo para la construccin de la verdad y en segundo lugar la fertilidad como condicin primordial en la creacin de valores. Estos dos elementos por otro lado afirman la necesidad de una diferenciacin, una dualidad donde si bien es cierto que lo femenino se identifica en el libro de Nietzsche con cierta debilidad, una debilidad que pide a gritos una fuerza dominadora, una fuerza que se representa con lo masculino, tambin es cierto que dentro de sus propias caractersticas se encuentran esos dos fundamentos de la esencia humana que se arriesgan por la visin plana de la igualdad. Sin estas dos caractersticas, como se ha enfatizado a lo largo del texto no hay posibilidad de creacin de valores, no hay posibilidad de verdad.

BibliografaF. Nietzsche (2009) Obra de Nietzsche, Ms all del bien y del mal. Madrid: GredosF. Nietzsche (2009) As hablo Zaratustra, Mxico D.F: Porra