la expropiación petrolera y su involución histórica: martín esparza flores

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18 DE MARZO DE 2013 CONTRALÍNEA B astarían 75 años para que las razones históricas y los oríge- nes de la expropiación petrolera de 1938 sean sepultadas por las políticas neoliberales, que ahora en su intención privatiza- dora impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) bus- can, sin el consentimiento del pueblo de México, regresar sus viejos privilegios a las compañías extranjeras, mismas que en las primeras décadas del siglo pasado mantuvieron en condiciones de semiesclavi- tud a los trabajadores petroleros del país y a los que el entonces presidente Lázaro Cárdenas apoyó en su organización sindical y en la conquistas de sus legítimos dere- chos, al restituir con su patriótico deber las riquezas del subsuelo en beneficio de la nación. La inexplicable involución histórica que se intenta concretar sería la cul- minación de una política de desmantelamiento de las empresas públicas que se ha venido ejecutando desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y que ahora busca abrir de par en par las puertas de la inversión privada, tanto na- cional como extranjera, en Petróleos Mexicanos (Pemex), al argumentar de manera artificiosa, como en el caso de la extinción de Luz y Fuerza del Centro, inviabilidad financiera, cuando han sido las desatinadas políticas fiscales que le han impuesto una desorbitada carga impositiva las causantes de su quebran- to financiero. Pemex, dicen, requiere de multimillonarias inversiones para echar a andar sus proyectos de exploración y perforación en los potenciales yacimientos del Golfo de México, para la construcción de nuevas refinerías y para renovar su tecnología, pero los gobiernos neoliberales se niegan a modificar el sistema de recaudación para que se frene la evasión fiscal de las grandes empresas, y con ello evitar que las millonarias ganancias de la entidad sean la caja chica de los déficits fiscales sino la palanca de su propio desarrollo. Es prioritario refrescarles la memoria a aquellos que ahora buscan de nueva cuenta, como si se tratara del gobierno de Porfirio Díaz, entregar la mesa puesta a las mismas empresas que hace 1 siglo desangraron al país al robarle, a cambio de migajas, sus riquezas del subsuelo y explotar de manera inhumana a sus trabajadores. Razón por la cual el 1 de junio de 1936 el presidente Cárdenas promovió y apoyó el Primer Congreso del Sindicato de Petroleros, cuyo objetivo era exigir a las compañías extranjeras la firma de un contrato colectivo que les permitiera tener mejores con- diciones de trabajo, pues los trabajadores estaban expuestos a la movilización de un campamento a otro, a viviendas inadecuadas, falta de vías de comunicación, cares- tía de productos, climas extremosos, insalubridad, carencia de servicios médicos y falta de protección para enfermedades profesionales y accidentes de trabajo. Además, y como había ocurrido con los mineros en Cananea, Sonora, eran discriminados en sus salarios pues, aunque eran obligados a trabajar mayores jornadas de trabajo, ganaban menos que los extranjeros. Las empresas extranjeras –donde sobresalían en- tonces las de capital británico y estadunidense– fueron emplazadas a huelga pues, falazmente, argumentaban ante el gobierno mexicano ser insolventes para sufragar los 26 millones de pesos, y a cuyo pago a favor de sus trabajadores habían sido conminadas por la Junta Fe- deral de Conciliación y Arbitraje; los ensoberbecidos empresarios se atrevieron incluso a poner en duda la palabra y la calidad moral del presidente Cárdenas, quien en un acto de conciliación los invitó a resarcir la deuda laboral que tenían con sus obreros. Como parte del honroso nacionalismo de nuestra historia quedó consignado lo sucedido en la junta del 7 de marzo de 1938, cuando el presidente Lázaro Cárdenas solicitó ante los capitalistas extranjeros el pago de los 26 millones como una garantía para levantar la huelga; uno de los dueños de una de las compañías preguntó: “¿Y quién lo garantiza?”. “El presidente de la República”, contestó, con voz firme, el general Lázaro Cárdenas, a lo OPINIÓN Martín Esparza Flores* La expropiación petrolera y su involución histórica Continúa en la siguiente página

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La expropiación petrolera y su involución histórica: Martín Esparza Flores

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Page 1: La expropiación petrolera y su involución histórica: Martín Esparza Flores

1 8 D E M A R Z O D E 2 0 1 3 C O N T R A L Í N E A

Bastarían 75 años para que las razones históricas y los oríge-nes de la expropiación petrolera de 1938 sean sepultadas porlas políticas neoliberales, que ahora en su intención privatiza-dora impuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI) bus-can, sin el consentimiento del pueblo de México, regresar susviejos privilegios a las compañías extranjeras, mismas que en

las primeras décadas del siglo pasado mantuvieron en condiciones de semiesclavi-tud a los trabajadores petroleros del país y a los que el entonces presidente LázaroCárdenas apoyó en su organización sindical y en la conquistas de sus legítimos dere-chos, al restituir con su patriótico deber las riquezas del subsuelo en beneficio de lanación.

La inexplicable involución histórica que se intenta concretar sería la cul-minación de una política de desmantelamiento de las empresas públicas quese ha venido ejecutando desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y queahora busca abrir de par en par las puertas de la inversión privada, tanto na-cional como extranjera, en Petróleos Mexicanos (Pemex), al argumentar demanera artificiosa, como en el caso de la extinción de Luz y Fuerza del Centro,inviabilidad financiera, cuando han sido las desatinadas políticas fiscales que lehan impuesto una desorbitada carga impositiva las causantes de su quebran-to financiero.

Pemex, dicen, requiere de multimillonarias inversiones para echar a andarsus proyectos de exploración y perforación en los potenciales yacimientos delGolfo de México, para la construcción de nuevas refinerías y para renovar sutecnología, pero los gobiernos neoliberales se niegan a modificar el sistemade recaudación para que se frene la evasión fiscal de las grandes empresas, ycon ello evitar que las millonarias ganancias de la entidad sean la caja chicade los déficits fiscales sino la palanca de su propio desarrollo.

Es prioritario refrescarles la memoria a aquellos que ahora buscan denueva cuenta, como si se tratara del gobierno de Porfirio Díaz, entregar lamesa puesta a las mismas empresas que hace 1 siglo desangraron al país al robarle, acambio de migajas, sus riquezas del subsuelo y explotar de manera inhumana a sustrabajadores.

Razón por la cual el 1 de junio de 1936 el presidente Cárdenas promovió y apoyóel Primer Congreso del Sindicato de Petroleros, cuyo objetivo era exigir a las compañíasextranjeras la firma de un contrato colectivo que les permitiera tener mejores con-diciones de trabajo, pues los trabajadores estaban expuestos a la movilización deun campamento a otro, a viviendas inadecuadas, falta de vías de comunicación, cares-tía de productos, climas extremosos, insalubridad, carencia de servicios médicos y faltade protección para enfermedades profesionales y accidentes de trabajo. Además, y

como había ocurrido con los mineros en Cananea,Sonora, eran discriminados en sus salarios pues, aunqueeran obligados a trabajar mayores jornadas de trabajo,ganaban menos que los extranjeros.

Las empresas extranjeras –donde sobresalían en-tonces las de capital británico y estadunidense– fueronemplazadas a huelga pues, falazmente, argumentabanante el gobierno mexicano ser insolventes para sufragarlos 26 millones de pesos, y a cuyo pago a favor de sustrabajadores habían sido conminadas por la Junta Fe-deral de Conciliación y Arbitraje; los ensoberbecidosempresarios se atrevieron incluso a poner en duda lapalabra y la calidad moral del presidente Cárdenas, quien

en un acto de conciliación los invitó a resarcir la deudalaboral que tenían con sus obreros.

Como parte del honroso nacionalismo de nuestrahistoria quedó consignado lo sucedido en la junta del 7de marzo de 1938, cuando el presidente Lázaro Cárdenassolicitó ante los capitalistas extranjeros el pago de los26 millones como una garantía para levantar la huelga;uno de los dueños de una de las compañías preguntó:“¿Y quién lo garantiza?”. “El presidente de la República”,contestó, con voz firme, el general Lázaro Cárdenas, a lo

OPINIÓN

Martín Esparza Flores*

La expropiación petroleray su involución histórica

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Page 2: La expropiación petrolera y su involución histórica: Martín Esparza Flores

crisis conocida como el error de diciembre de 1994, queprovocaría a nivel mundial el “efecto tequila”.

Silenciosamente, la privatización de Petróleos Me-xicanos es ya una lamentable realidad: la AuditoríaSuperior de la Federación reportó en 2007 que al menos22 empresas extranjeras tenían participación de nego-cios con la paraestatal. Además, con la reforma energé-tica de 2008 se abrió la opción de diseñar los contratosincentivados mediante los cuales Pemex contrata porconcurso a empresas privadas para que extraigan pe-tróleo de sus yacimientos y les paga en efectivo el 75por ciento de lo que invierten más un pago en dólares porcada barril producido.

En este esquema ya legalizado, son las petrolerasinternacionales como Royal Dutch Shell, BP, ExxonMobil,Chevron, Statoil y Petrobras, las únicas con las solucio-nes integrales para explotar campos petroleros comple-jos, y aunque suelen mostrarse interesadas en loscontratos incentivados de Pemex, su negocio es produ-cir y comercializar petróleo, no ser contratistas.

Como se deduce fácilmente, la reforma energética

que ahora se plantea buscará flexibilizar aún más loscanales de participación extranjera bajo dudosos mode-los de coinversión, al poner a Pemex en manos de lasvoraces firmas extranjeras a las que puso en su sitio elgeneral Cárdenas, pero a las que los políticos neolibe-rales de hoy les permitirán venir por la revancha en agra-vio del patrimonio de todos los mexicanos.

Por eso, las organizaciones sociales y civiles del paíshemos convocado a la movilización este 18 de marzo, alas 17:00 horas, para que marchemos juntos del Ángelde la Independencia al Zócalo capitalino. Porque estamosconvencidos de que hoy, como ayer, la movilización delos obreros, campesinos y el pueblo debe ser por la defen-sa del patrimonio nacional, en rechazo de la pretendidainvolución histórica de los gobiernos neoliberales.3

*Secretario General del Sindicato Mexicano de Elec-tricistas

cual el dueño respondió, insolente: “¿Usted y quién más?”. En ese momento LázaroCárdenas dio por terminadas las pláticas.

Fue así que el 18 de marzo se concretó la expropiación petrolera, que dio la pautaa un hecho también digno de recordarse: el apoyo de todo el pueblo de México, queacudió días después a las puertas del Palacio de Bellas Artes a cooperar con dinero,gallinas, cerdos o lo que tuviera a su alcance para saldar la deuda del país con lasvoraces, pero entonces derrotadas, firmas extrajeras.

Pero recordemos cuáles fueron las empresas que formaron parte de la expropia-ción de 1938:

Compañía Mexicana de Petróleo El Águila (London Trust Oil-Shell); MexicanPetroleum Company of California (ahora Chevron-Texaco, la segunda empresa petro-lera a nivel mundial) con sus tres subsidiarias, Huasteca Petroleum Company, TamiahuaPetroleum Company, Tuxpan Petroleum Company; The Waters Pierce Oil Company, sub-sidiaria de Standard Oil Company (ahora ExxonMobil, la más grande empresa petro-lera del orbe); Californian Standard Oil Company of México; Compañía Petrolera Agwi,SA; Penn Mex Fuel Oil Company (ahora Pennzoil); Stanford y Compañía Sucrs; RichmondPetroleum Company of Mexico (ahora BP, Plc, fusionada con Arco, Castrol, entre otras);Compañía Exploradora de Petróleo La Imperial, SA; Compañía de Gas y CombustibleImperio y Empresas; Mexican Sinclair Petroleum Corporation (sigue siendo SinclairOil Corporation); Consolidated Oil Companies of Mexico, SA; Sabalo TransportationCompany; y finalmente la Mexican Gulf Petroleum Company (luego llamada Gulf).

Paradójico es que sean los empresarios extranjeros que en 1938 dejaron a lasplantas petroleras sin refacciones, sin materias primas y sin técnicos calificados (conel fin de sabotear a la industria) los mismos que ahora estén en poder de recuperarlasen condiciones aún más favorables para ellos. Sea pertinente también recordar que elprimer intento privatizador de Pemex se dio durante el gobierno de Miguel Alemán alotorgarse 17 contratos de perforación o contratos de riesgos a empresas estaduni-denses. Años más tarde, fue el presidente Adolfo López Mateos quien reformó laConstitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para dejar clara la prohibiciónde realizar concesiones o contratos a empresas.

Correspondió a Jesús Reyes Heroles, exdirector de Pemex, negociar el finiquitoanticipado de los contratos existentes para recuperar el dominio de la nación sobre elpetróleo, situación que cambió drásticamente durante el gobierno de Salinas de Gortari,en 1989, cuando se dieron las reformas a las leyes y los reglamentos en la materiapara comenzar la sustitución del control directo del Estado en materia de petróleo,gas natural y petroquímica, con la participación de empresas nacionales y extranjeras.Pemex quedó dividida en cuatro subsidiarias y un corporativo para, supuestamente,maximizar el valor financiero del crudo. Un sexenio después, el expresidente Zedilloempeñó Pemex a cambio de un crédito de 20 mil millones de dólares para salir de la

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Silenciosamente, la privatización de Petróleos Mexicanos es ya una lamen-table realidad. Un ejemplo son los contratos incentivados: Pemex paga alas compañías en efectivo el 75 por ciento de lo que invierten, más unacompensación en dólares por cada barril de crudo producido

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