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Obra de Juan José Primo Jurado sobre la Educación Marista en la Provincia de Córdoba.

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COLECCIÓN

MAYOR

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JUAN JOSÉ PRIMO JURADO

La Educación Marista en Córdoba

PUBLICACIONES OBRA SOCIAL Y CULTURAL CAJASUR

Córdoba, 2003

Page 5: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

© Obra Social y Cultural de CajaSur

© Juan José Primo Jurado

Reservados todos los derechos.Prohibida la reproducción total o parcialsin la debida autorización.

Imprenta San Pablo, S. L. - Córdoba

Sor Angela de la Cruz, 12 - Teléfono 957 283 306

ISBN: 84-7959-530-2

Depósito Legal CO. 1.488/2003

Impreso en España • Printed in Spain

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DEDICATORIA

A mi querido padre, Faustino Primo, educador marista y fuente de mi vocación por la ense-ñanza.

Al Hermano Ignacio Martínez, memoria viva del Colegio Cervantes.Y al Hermano Francisco Ibáñez, generoso maestro e investigador de la historia marista en An-

dalucía, que alegre desde el cielo se estará sonriendo, con un pitillo en la mano y la devoción aMaría en el corazón.

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PRÓLOGO

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El seguimiento de la palabra de Dios no es un mandato unívoco ni ha de serinterpretado o seguido de una misma manera. Dentro de las coordenadas genera-les que marcan los Sagrados Evangelios y las Encíclicas y Cartas Apostólicas delos diferentes Padres de la Iglesia y Pontífices, hay innumerables caminos para laconsecución de la vida en Cristo y el respetuoso cumplimiento de su mensaje, den-tro de la pluralidad de lo social. Según la Constitución Gaudium et spes, la misiónpropia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social.El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma mi-sión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para esta-blecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina. Más aún, dondesea necesario, según las circunstancias de tiempo y de lugar, la misión de la Igle-sia puede crear, mejor dicho, debe crear, obras al servicio de todos (GS, 42).

De las muchas formas históricas en que las agrupaciones de hombres o mu-jeres se han aglutinado para dar cuenta de esta misión evangélica, este libro deJuan José Primo Jurado nos invita a profundizar en la ardua y noble tarea que, des-de hace ya casi dos siglos, desempeñan los Hermanos Maristas. La Constituciónde los Hermanos Maristas dice en su artículo 1: Marcelino Champagnat fundó, el2 de enero de 1817, el instituto religioso laical de los Hermanitos de María. Él loconcebía como una rama de la Sociedad de María. La Santa Sede lo aprobó en1863 como Instituto autónomo y de derecho pontificio. Respetando nuestro nom-bre de origen, nos dio el de Hermanos Maristas de la Enseñanza (F.M.S.: FratresMaristae a Scholis).

El autor de este completo y erudito volumen profundiza en el legado de estaasociación de cristianos atendiendo varios aspectos fundacionales, organizativosy dogmáticos. La primera parte aborda la institución marista desde sus antece-dentes históricos, para hacer un examen preciso de la pedagogía marista y su hin-capié en el trabajo educador. A tal efecto, recuerda las fines del mismo: las cua-lidades que según la educación marista forman la voluntad son la decisión, la fir-meza, la constancia y la rectitud, que deben inculcarse al alumno durante todoslos años que dure su enseñanza. Como buen historiador que es, Primo Jurado sedetiene en las condiciones socioculturales que se encontraron los primeros her-manos que llegaron a España para ejercer su ministerio, recreando un ameno y efi-caz retrato de la época.

En la segunda, ya más cercana en el tiempo e inmediata en el espacio, es exa-minada la inestimable labor que los colegios maristas de nuestra provincia han lle-vado a cabo desde 1906 en la formación de varias generaciones de cordobeses,

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dentro de los parámetros del amor a Dios a través de la Virgen, uno de sus lemasrectores. Comenzando por el lucentino colegio de Nuestra Señora de Araceli, has-ta el actual colegio Cervantes, sito en el barrio de La Fuensanta, las diversas pe-ripecias de edificios y hermanos son narradas con todo tipo de detalles históricosy un cariño entrañable por la institución, notorio ya desde el umbral de la dedica-toria. El recorrido por los diferentes hechos que han marcado el siglo ya feneci-do nos ilustra también sobre la continuidad de la propia historia cordobesa, comodemuestra el interesantísimo capítulo dedicado a la Guerra Civil y al efecto delconflicto desde 1936, año en el que, por cierto, los Hermanos Maristas dejaron devestir sotana durante un tiempo.

La congregación, siguiendo la máxima de Juvenal maxima debetur puero re-verentia, coloca como centro de atención la figura del niño, a cuyo cuidado se di-rige la función educativa. Conscientes del importante papel que las generacionesen período de formación tendrán no sólo para la realidad socioeconómica de supaís sino para el corpus espiritual del mismo, es capital en ellos la remembranzacontinua de las palabras neotestamentarias: Y le traían también a los niños, paraque los tocase; viendo lo cual, los discípulos los regañaban. Pero Jesús llamó alos niños, diciendo: “Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, por-que de ellos es el reino de Dios. En verdad os digo: quien no recibe el reino deDios como un niño, no entrará en él” (Lc 18, 15-17).

Esto no quiere decir, ni mucho menos, que la actitud del cristiano contempo-ráneo deba estar regida no por la infantilidad, sino por la ausencia de malicia, porla incapacidad de hacer el mal de una manera consciente: una idea a tener pre-sente en nuestros tiempos de tribulación y de vigencia general del principio delojo por ojo. Frente a esta legislación de Hammurabi, las Reglas maristas consa-gradas al respeto del niño profundizan en su pureza espiritual e intentan encami-narlo de un modo recto por el largo camino de la vida, donde es fundamental laeducación religiosa, pues únicamente ella obtiene la gracia divina, sin la que to-da obra humana es estéril para el bien, según palabras de Champagnat expuestasen su sensata Guía del maestro.

Este magnífico libro, por tanto, recoge multitud de facetas diversas, tanto his-toriográficas como religiosas y aún sociales, de las cuales son especialmente sig-nificativas las relativas a la disección del modo de vista marista, entendible comouna auténtica cosmovisión. Muchas de las enseñanzas de su gran corpus teórico,configurado no sólo por los escritos de su fundador, Marcelino Champagnat, si-no también por sus numerosísimos y eruditos seguidores, son de aplicación gene-ral para los cristianos. Además, esta congregación es una de las más activas en to-do el mundo, puesto que su loable proselitismo es propulsado por una organizaday eficaz labor propagandística, que tiene gran altura intelectual en la mayoría desus teorizadores. Numerosos libros, escritos, documentos difunden el mensaje ma-rista por todo el mundo, reafirmando con ello su labor, sin que hayan quedado almargen de su ímpetu los novísimos medios de comunicación social, incluidos losdigitales.

Todo ello justifica y amplía no sólo la cantidad, sino la calidad de su legado,esencialmente cristiano y exportable a los más variados confines y personas, gra-cias a la profundidad teológica y mariana de su contenido. Su fundador dijo en

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cierta y señalada ocasión esta frase imponderable: Con María, sí, sólo María esnuestra prosperidad. Sin María no somos nada. Con María tenemos todo, puesMaría siempre tiene a su adorable Hijo en sus brazos o en su corazón; algo quepodría estar grabado a fuego en el corazón de todo buen cristiano, como algunade sus normas. En la Regla de 1837, encontramos algo que nos da muestra de lacristiana sabiduría de su fundador y que igualmente podemos y debemos aplicar-nos: No se contenten con esta media hora de meditación; traten de continuarla enlas diferentes acciones del día por el recuerdo de la Presencia de Dios y la prác-tica de oraciones jaculatorias” (Cap. II, 2). Estos mandatos ecuménicos, desti-nados en principio a los Hermanos Maristas, convertirían el mundo en un lugarmucho más digno y santo en el difícil supuesto de hacerse universales, cumplidosen términos de generalidad por todos los hombres y mujeres de la tierra.

Era necesario aquilatar todos los conocimientos sobre estos temas capitales,puntualizando una recensión precisa de los diversos procesos históricos que hanconducido a la situación actual. La educación no sólo otorga un carné de gradua-ción a los jóvenes, sino que debe constituir un proyecto completo y complejo, di-rigido a la plena consolidación de los valores del hombre en su consolidación in-dividual, dentro de unas referencias inequívocamente cristianas y respetuosas conlo sagrado. La Obra Social y Cultural de CajaSur se congratula de contar con es-ta excelente aportación a la historia de la obra marista y de su materialización so-cial cordobesa, volviendo así a soldar en una publicación aquello que es consus-tancial a su finalidad institucional: lo universal y lo concreto, lo cordobés y lo glo-bal, en un espacio mínimo: el ocupado por estas excelentes páginas a las que da-mos paso, para el provecho de todos.

Miguel CASTILLEJO GORRAIZPresidente de CajaSur

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INTRODUCCIÓN

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San Marcelino Champagnat fundó, el 2 de enero de 1817, el Instituto religio-so laical de los Hermanitos de María. Él lo concebía como una rama de la Socie-dad de María. La Santa Sede lo aprobó en 1863 como Instituto autónomo y de de-recho pontificio. Respetando nuestro nombre de origen, nos dio el de HermanosMaristas de la Enseñanza (F.M.S.: Fratres Maristae a Scholis).

Movido por el Espíritu, Marcelino Champagnat quedó cautivado por el amorde Jesús y María a él y a los demás. Esta experiencia, unida a su apertura a losacontecimientos y personas, se convierte en fuente de su espiritualidad y celo apos-tólico, y lo hace sensible a las necesidades de su tiempo, sobre todo a la ignoran-cia religiosa y a las situaciones de pobreza de la niñez y juventud.

La fe y el deseo de cumplir la voluntad de Dios le revelan su misión: Dar aconocer a Jesucristo y hacerlo amar. Decía con frecuencia: No puedo ver a un ni-ño sin que me asalte el deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuánto lo amaJesucristo.

Con este espíritu, fundó el Instituto para educar cristianamente a los niños yjóvenes, en especial a los más desatendidos1.

A lo largo de casi dos siglos de historia, los Hermanos Maristas han mante-nido la herencia de un hombre, un santo, que supo dar respuesta a las necesidadeseducativas de su época. Hoy seguimos atendiendo a las llamadas, distintas peroreales, de la niñez y la juventud. Con orgullo y entusiasmo llevamos el testigo dequien fue ejemplo para nosotros. Como discípulos de San Marcelino Champag-nat, hermanos y seglares, juntos en la misión, en la Iglesia y en el mundo, entrelos jóvenes, especialmente los más desatendidos, queremos ser sembradores de laBuena Noticia del Evangelio con un peculiar estilo marista. Tanto en el mundo dela escuela como en otros campos educativos, miramos hacia el futuro con audaciay esperanza.

Si en un principio eran pequeñas escuelas, en su mayoría parroquiales, y aten-didas en su totalidad por hermanos, hoy, la familia marista está presente en seten-ta y dos países, y está formada por un gran número de seglares, que junto a loshermanos, comparten el carisma de Champagnat. Así entendemos el sentido de lamisión compartida: ya seamos hermanos, educadores seglares, animadores juve-niles, catequistas, miembros del Movimiento Champagnat de la Familia Marista,

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1 Constituciones. Art. 1 y 2.

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Antiguos Alumnos, colaboradores o cualquiera de los que trabajamos juntos enlos diversos proyectos maristas, cada uno puede reclamar par sí el sueño de Mar-celino.

Hacemos nuestra la frase del fundador de que para educar bien a los niños hayque amarlos, y amarlos a todos por igual. Vivimos nuestro servicio desde la pre-sencia, sencillez, espíritu de familia, amor al trabajo y siguiendo el modelo de Ma-ría. Ella, como educadora de Jesús en Nazaret, inspira nuestro estilo educativo.Este aspecto mariano de nuestra espiritualidad se plasma, sobre todo, en nuestromodo de actuar, imitando sus actitudes de servicio y sencillez. Desde el canto delMagníficat, donde nos invita a vivir la solidaridad con los más necesitados y losque sufren, hasta su presencia en Caná, atenta a las necesidades de los demás. Co-mo San Marcelino, vemos en Ella a nuestra Buena Madre y Recurso Ordinario.

Hablar de Maristas y hablar de escuela es casi una misma cosa. Esa es nues-tra tradición, aunque hoy, hablando de educación no formal, estamos presentes enotros ambientes y otras realidades donde se realiza otro trabajo educativo fueradel ambiente escolar. Para San Marcelino, la labor del hermano, y por tanto de losmaristas, no era solamente la escuela (para eso ya había y hay maestros); tampo-co era solamente la catequesis (para eso ya había y hay catequistas). Se trata deestar cercano a los niños y jóvenes multiplicando nuestras formas de acercarnosa sus vidas y su mundo impulsados por las necesidades apremiantes y las aspira-ciones de los jóvenes de hoy. Nuevos retos, nuevas presencias, nueva encarnacióndel carisma de Champagnat que se renueva y actualiza.

Hoy, más que nunca, está vigente el carisma marista por la realidad que vivenlos jóvenes, más necesitados, si cabe, de testigos, modelos de identificación yacompañantes. El reto que asumimos es el de no quedarnos en la añoranza de otrostiempos, confiando en nuestra presencia significativa, esperanzada y solidaria,transformando nuestras estructuras y actualizándolas, iniciando nuevos proyectos,renovando nuestra fe en los jóvenes como transformadores de la sociedad del fu-turo. Necesitamos ser coherentes con nuestros principios de compartir la misión,actualizando nuestra preferencia por los menos favorecidos renovando nuestrocompromiso de evangelizar a través de la educación.

Hno. Juan Ignacio POYATOS MARTÍNEZDelegado del Hno. Provincial de la

Provincia Marista Mediterránea

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LA INSTITUCIÓN MARISTA:

HISTORIA, CARÁCTER Y PEDAGOGÍA

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La Buena Madre.

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1. CHAMPAGNAT Y LOS FUNDAMENTOS DE SU OBRA

MARCELINO CHAMPAGNAT

Marcelino Champagnat nació el 20 de mayo de 1789, poco más de mes ymedio antes de la toma de la Bastilla, en Rossey, una aldea del Ayuntamiento deMarlhes (2.500 habitantes), unos 50 kilómetros al suroeste de Lyon. Era el nove-no y penúltimo hijo del matrimonio formado por Juan Bautista Champagnat yMaría Teresa Pilat, familia campesina que junto al trabajo en el molino y en elcampo, comerciaba con telas y encajes. El padre era un hombre recto e instruido,apreciado por los vecinos, que en los años de infancia de Marcelino fue secreta-rio del Ayuntamiento de Marlhes. La madre es descrita por Furet, biógrafo deChampagnat, como “piadosa y recogida, amante de su casa, educando a sus hi-jos en la religión, en la devoción a María y en la austeridad de costumbres, vigi-lándolos con solicitud”1.

En medio del maremágnum de la Revolución Francesa, que desquiciaba todoslos estratos del país, Marcelino no brilló en sus primeros estudios y sería su pa-dre quien se encargase de su educación. También recibiría la influencia de una her-mana del padre, Luisa, religiosa de San José, expulsada del convento por la Re-volución y que vivía protegida en casa de Juan Bautista. Tras recibir la primeracomunión y la confirmación, con 11 años, ayudará a sus padres en las ta-reas de la casa e incluso cuidará unos corderos que le regala su progenitor.

Con 14 años de edad, Marcelino va afrontar una de las decisiones más trans-cendentales de su vida. En la Pascua de 1804, un eclesiástico enviado por mosénCourbon, vicario general de la Diócesis Primada de Lyon, llegó a Marlhes, den-tro del afán por rellenar los Seminarios vacíos a causa de la Revolución. Llegadoa casa de los Champagnat, los hijos de éstos rechazaron la posibilidad de hacer-se sacerdotes, excepto el joven Marcelino, que queda pensativo y finalmente acep-ta, tomando una decisión que no variará en toda su vida. Pocas semanas después,la tragedia se abatirá sobre la familia con la muerte, de un ataque de apoplejía, delpadre. El curso 1804-1805 lo dedicó Marcelino a aprender a hablar y escribir fran-cés (su lengua materna y habitual era el franco-provenzal) en la escuela de Saint-Saveur. Finalizado el curso peregrinó con su madre al santuario de La Louvesc y

1 FURET, J.B., Crónicas Maristas, Edelvives 1979.

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reafirmó su decisión. El 28 de octubre de 1805, con 16 años de edad, MarcelinoChampagnat ingresa en el seminario menor de Verrières, unos 100 kilómetros aloeste de Lyon.

Ocho años pasaría formándose en Verrières, donde encontraría como compa-ñeros a Juan Claudio Colin y Juan María Vianney, futuros superior de la So-ciedad de María y santo cura de Ars, respectivamente. El 1 de noviembre de 1813Marcelino ingresaría en el Seminario Mayor “San Ireneo” de Lyon; cuatro añosantes su madre había fallecido. Tras los tres años preceptivos, el 22 de julio de1816, Champagnat era ordenado sacerdote. Al día siguiente, un grupo de estosnuevos clérigos, liderado por Juan Claudio Colin, y entre los que se encontrabaMarcelino, consagraron ante Nôtre Dame de Fourviére en Lyon, un proyecto for-jado durante los años de “San Ireneo”, la Sociedad de María: grupo de sacerdo-tes destinado a las misiones, a la enseñanza de la doctrina y al apostolado. Hoy endía se denominan Congregación de Padres Maristas y llevan a cabo su obra en lasmisiones, sobre todo de la Oceanía francesa. Marcelino, a pesar de que dio todosu apoyo al proyecto, ya manifestaba según su biógrafo, afán por crear una orden,exclusivamente de Hermanos no sacerdotes que dedicasen todos sus anhelos a laenseñanza de los niños necesitados.

Esa idea de lo necesario que era una enseñanza cristiana debió surgirle en susaños de infancia, cuando comprobó las carencias de los centros escolares que vi-sitó, pero el momento definitivo llegó durante su período de coadjutor de la pa-rroquia de La Valla, localidad de los montes Pilat a unos 35 kilómetros al sur deLyon. Llegado allí el 15 de agosto de 1816 y tras intentar reconstruir moralmen-te el pueblo, el 28 de octubre tuvo una experiencia definitiva: asistió a un jovende 17 años, mortalmente enfermo, Juan Bautista Montagne, que ignoraba com-pletamente los misterios de la fe. No era un hecho casual, en Francia, apenas lamitad de la población estaba escolarizada y los maestros ofrecían muy pocas ga-rantías pedagógicas, debido a los continuos aconteceres bélicos que desde hacía25 años azotaban al país galo.

El 2 de enero de 1817, Marcelino Champagnat ya había instalado a dos no-vicios, Juan María Granjón y Juan Bautista Audras, en una casa de La Valla.Tres meses después les daba un hábito y nuevos nombres (práctica común duran-te muchos años entre los Hermanos). Este se puede considerar el arranque de “LesPetits Frères de Marie”, como los denominó su fundador, en contraposición a “LesGrands Frères”, título que asociaba a la ya veterana institución de los Hermanosde las Escuelas Cristianas2.

En noviembre de 1818 los Hermanos, que ya sumaban siete, abrían su primeraescuela en Marlhes de acuerdo con el método “simultáneo”3, pero con unas ca-racterísticas propias: “Compartir la vida de los jóvenes, amar a los jóvenes y con-

2 Orden religiosa de hermanos dedicada a la enseñanza, fundada en Francia hacia 1680 por San Juan Bau-tista de La Salle (1651-1719), con una fortísima implantación en esa nación, hasta que a finales del siglo XIXcomienza su expansión por numerosos países.

3 En aquellos momentos dos métodos pedagógicos pugnaban por imponerse en el terreno educativo. El“mutuo” consistía en que el profesor impartía clase a unos monitores de 8 a 10, para que éstos, luego explica-sen al resto de los alumnos. El “simultáneo”, ideado por los Hermanos de La Salle, se basaba en enseñar porsecciones a la clase, utilizando la “chasca” para emitir señales y evitar palabras inútiles. La Iglesia prefería ésteúltimo porque permitía una mayor influencia del maestro y una mejor enseñanza de la religión. N.del A.

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ducirlos a Jesús bajo la protección maternal de María”4. El sustento de los Her-manos provenía de 200 francos que pagaban los alumnos y un huerto que cuida-ba la congregación. Es curioso que, hoy en día, en los grandes colegios de Fran-cia, aún se mantenga la tradición del “jardins potagers”, que Hermanos ya ma-yores cuidan en parcelitas como nos recuerda Francisco Ibáñez5.

La obra continuó en irresistible ascenso a pesar del recelo de algunos secto-res de la Iglesia, de la Universidad y de ciertos conflictos internos que supo su-perar Champagnat. Hito clave es la construcción y puesta en marcha, a fines de1824, de Nôtre Dame de l’Hermitage, fundamental noviciado de Hermanos. En1837 se ponían por escrito las primeras Reglas de la Institución Marista. La LeyGuizot (1830) de Primera Enseñanza y la Ley Falloux (1850) de Segunda Ense-ñanza, favorecieron la expansión de los Hermanos por Francia. El 20 de junio de1851, Luis Napoleón Bonaparte firmaba un decreto de autorización legal parael Instituto de los Hermanos Maristas y S.S. Pío IX aprueba el Instituto por de-creto de 9 de enero de 1863.

Cuando Marcelino Champagnat fallece en Hermitage el 6 de junio de 18406,el Instituto de los Hermanos Maristas cuenta con 280 Hermanos, 48 centros y unos7.000 alumnos. El prestigio en Francia era ya muy fuerte: “En estas montañas dePilat se necesitan hombres con una abnegación sin límites, que, costando poco,reciben ayuda del Estado, de la caridad pública y de los Ayuntamientos. Estos sonlos Hermanitos de María. Estos maestros serán recibidos como un regalo y losAyuntamientos no pedirán otros”, declara en 1834 el inspector Depuy7. Pero loshorizontes de Marcelino no se quedaban en los montes Pilat, ni siquiera en Fran-cia: “Sus miras se extendían a todas las diócesis del mundo”, había confesado alobispo de Grenoble8.

BEATO Y SANTO

La Iglesia reconoció las virtudes de Marcelino Champagnat. El 29 de mayode 1955, SS el Papa Pío XII beatificaba al fundador de los Maristas en la Basíli-ca de San Pedro. Fue Postulador de la Causa, el H. Alessandro di Pietro y, porentonces, era Superior General, el H. Leónidas. Desde ese momento, los Herma-nos pidieron de manera perseverante la canonización de Marcelino. El hecho mi-lagroso para que esto fuera posible se produjo en 1976, cuando el H. HeribertoWeber, marista uruguayo, fue diagnosticado de una neoplasia primitiva descono-cida, con metástasis en los pulmones. Fue desahuciado por los médicos y llevadoa un sanatorio. Los Hermanos Maristas deciden entonces iniciar una novena parapedir su curación por la intercesión del Beato Marcelino. A su término el enfer-mo experimenta una extraordinaria mejoría y las radiografías revelan la desapari-ción total repentina de los signos de la enfermedad.

4 ESCORIHUELA y otros, El Educador Marista, p. 56.5 IBÁÑEZ CÁMARA, Francisco,”La educación popular y Marcelino Champagnat”, Eco Marista n.º 2,

1981, p.11.6 Sería beatificado por SS Pío XII, el 29 de mayo de 1955. Su festividad se celebra el 6 de junio.7 LANFREY, A. Une congrégation enseignante: Les Frères Maristes de 1850 a 1904, p. 4.8 Histoire de l’Institut des Petits Frères de Marie, 1817-1947, p. 21.

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A raíz de este hecho, en 1985 se inicia el proceso informativo diocesano so-bre el milagro, siendo el Postulador el H. Agustín Carazo. En junio de 1992 seentrega el Sumario sobre el milagro a la Congregación para las Causas de los San-tos, siendo ya Postulador el H. Gabriele Andreucci. El 26 de junio de 1997 losperitos médicos de la Consulta consideran que la curación del H.Weber fue “muyrápida, completa, duradera e inexplicable”9. A partir de entonces, las etapas ha-cia la canonización van muy rápidas. Durante 1998, los Consultores Teólogos atri-buyen la curación del H. Weber a la intercesión del Beato Marcelino y la Con-gregación de Cardenales y Obispos concluye por unanimidad que se trata de unauténtico milagro, promulgando el Papa Juan Pablo II el correspondiente decretoel 3 de julio. Finalmente, el 9 de enero de 1999, Su Santidad, en Consistorio or-dinario, anuncia la fecha del 18 de abril para la canonización.

Ese domingo, Juan Pablo II declara santo a Marcelino Champagnat, en unaceremonia en la que también reciben ese honor, Juan Calabria, sacerdote italia-no fundador de la Congregación de los Pobres Siervos de la Divina Providencia,y Agustina Libia Pietrantoni, virgen de las Hermanas de la Caridad. La Plazade San Pedro se llena, básicamente, de miembros de la familia marista, unos14.000, que habían acudido fuertemente motivados por la campaña “Un corazónsin fronteras”, que el Instituto había difundido de cara al evento. De ellos, más de100 cordobeses, entre los que figura el antiguo alumno Luis Miranda, que refle-jará el acto en un extenso reportaje que aparecerá en el diario “Córdoba”10. La fa-milia marista cordobesa celebrará, días después, con una misa solemne en la Ca-tedral, presidida por el Obispo, monseñor Martínez Fernández, la ascensión alos altares de Marcelino Champagnat.

Para el Hermano Benito Arbués, Superior General en el momento de la ca-nonización del fundador, ésta “es punto de llegada porque se cumple el deseo demuchas personas y de partida porque nos ofrece la oportunidad de iniciar unanueva etapa que ha de caracterizarse por la comunión y la complementariedadde vocaciones en torno a la herencia que nos ha transmitido Marcelino”11. En es-tas reflexiones, el H. Benito señala la actualidad del mensaje de Champagnat:“Para educar hay que amar, sin esta clave todo cae en proyectos sin vida y sincoherencia. Marcelino no quiso meros instructores, como no quiso meros cate-quistas; quiso educadores que apuntaran a la totalidad de las posibilidades de lapersona. Desde su pensamiento de lograr buenos cristianos y virtuosos ciudada-nos, se desprende que la acción educadora debe orientar hacia un compromisocon la vida, con la historia y con la sociedad”12.

Así mismo, habla el Superior General de que el Instituto deberá afrontar unarefundación para responder a las necesidades de los jóvenes y del mundo de hoy,y en ese sentido señala el importante papel a jugar por los seglares que se sientenmaristas: “Los últimos capítulos generales piden a los hermanos que nos abra-mos al entorno, a la Iglesia y por supuesto a los seglares (...) Aceptamos que lamisión y la herencia espiritual, que nos ha transmitido Marcelino de Rossey, no

9 Todos estos datos están tomados del Boletín de la Asociación AA.AA. del Colegio Cervantes, Córdoba,diciembre de 1999.

10 MIRANDA, Luis, Ascenso a los altares, diario “Córdoba”, 25 de abril de 1999, pp. 35-36.11 Iglesia en Andalucía, Entrevista a Benito Arbués, abril de 1999, pp. 8-9. 12 Ibid.

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es patrimonio exclusivo de los hermanos sino de todas las personas que se sien-ten llamadas a realizar su vida orientadas por la vida evangélica que descubrenen Marcelino. No se trata de trabajar para ayudar a los seglares a ser mejoreseducadores o confiarles algunas responsabilidades secundarias, sino de trabajarcon los seglares, los hombres y las mujeres maristas”13. Siguiendo esta pauta, elColegio “Cervantes” de Córdoba cuenta, desde 1999, con el primer director se-glar de su historia.

13 Ibid.

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Una imagen del Beato Marcelino Champagnat en una publicación de los años cincuenta.

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EL EDUCADOR MARISTA

Entre las conclusiones a las que se puede llegar releyendo la vida y obra deMarcelino Champagnat, viene bien señalar aquí que confiaba más en la accióndel pedagogo que en las metodologías. En efecto, más que por una metodologíaeducativa innovadora, lo que más destaca desde sus comienzos, en el Instituto Ma-rista, es la forja de un tipo de educador propio que será el que dé vida y aliente laeducación de los niños y jóvenes.

Libro de cabecera de los Hermanos ha sido desde siempre Las enseñanzas es-pirituales14, obra que recoge pensamientos textuales de Champagnat, analizadospor uno de sus primeros discípulos, resumiendo, además, explicaciones del pro-pio fundador. En su primer capítulo define claramente lo que ha de ser un Her-mano15:

“1. Un Hermano es un alma predestinada a gran piedad, a vida muy pura yvirtud sólida; un alma sobre la cual tiene Dios particulares designios demisericordia.

2. Un Hermano es el cooperador de Dios y el compañero de Jesucristo en lasanta misión de salvar a las almas.

3. Un Hermano echa los cimientos del horror al pecado, formando la con-ciencia de los niños y preservándolos del mal.

4. Pone el fundamento de todas las virtudes, formando el corazón de los ni-ños.

5. Pone los cimientos de la prosperidad de las familias.6. Consigue, por medio de los niños, la renovación y la conservación de la

fe y la piedad en la Iglesia.7. Favorece el ministerio sacerdotal con una correcta primera instrucción

del niño.8. Pone al niño en el camino de la felicidad desde el principio, instruyéndo-

lo en la virtud.9. Un Hermano es el sustituto o lugarteniente de los padres.

10. Un Hermano es el auxiliar de los prelados de la Iglesia.11. Un Hermano es el sustituto de los soldados y la policía.12. Un Hermano es el ángel custodio de los niños.13. Un Hermano es el modelo y el evangelio vivo de los niños y de todo el pú-

blico.14. Un Hermano es el sembrador del Evangelio.15. Un Hermano es un hombre que, como Jesucristo, pasa por la tierra rea-

lizando el bien”.

Altas responsabilidades exigía, pues, Champagnat, al educador marista. Elniño sería un ser indefenso, por moldear y preparar, con el fin de que se convir-tiera en un buen ciudadano (curioso el punto 11, que justifica argumentando queuna buena educación infantil borraría la delincuencia: “Si hay cárceles y verdu-

14 Enseñanzas espirituales del Venerable Marcelino Champagnat. Edelvives 1948. En adelante, Enseñan-zas...

15 Enseñanzas... pp. 13-23.

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gos es por no haber religión ni costumbres cristianas”). Educador, al fin, con undoble horizonte social y religioso.

Estas ideas son las que alentaron a los primeros Hermanos que abrieron loscentros cordobeses, Lucena, Córdoba y Priego, y siguen siendo el motor de su ac-tuación pedagógica actual, y de la de los profesores seglares que se identifican consu ideario, tanto en los colegios maristas como en otros centros docentes. Una pu-blicación actual16 lo define así: “Los educadores de estilo marista creen en la fun-ción educadora desde una visión transcendente, que supone una concepción cris-tiana del hombre, de la vida y del mundo. Proponen una síntesis posible entre fe,cultura y vida (...) Preparar al hombre para la vida: mente, corazón, voluntad, yque el hombre formado tenga resortes, capacidades y actitudes frente a la vida yla sociedad, de modo que se disponga para opciones humanas, cristianas y so-cialmente válidas”.

Y si claro tenía el fundador lo que debía ser un Hermano, también tenía lo queno debía ser. Las Enseñanzas espirituales lo recogen también17, en una suma deconsejos en los que rechaza tanto actitudes como gestos puntuales, notándose eneste “decálogo” el paso del tiempo y el cambio de contextos. Champagnat re-chazaba al Hermano que se apartaba de la explicación sencilla del catecismo, bus-cando predicaciones extensas y profundas, lejos del intelecto del niño. Criticabala enseñanza paseando el profesor por el aula, aduciendo un mal comportamien-to de los alumnos a espaldas de aquél (ciertamente siempre tendré el recuerdo delHermano sentado en la mesa o escribiendo en la pizarra). Por igual rechazaba alHermano brutal que golpeaba a los niños, que al bonachón que mimaba a los alum-nos disminuyendo su carácter y perdiendo, él, dignidad. Ociosidad, holgazanería,impuntualidad, vanidad, orgullo y excentricidades, también son características queel fundador quiere desterrar de la actuación de los Hermanos. El temer al Supe-rior y no vivir la obra (“El Hermano sirviente”) y el buscar ayuda lejos del Di-rector o Confesor (“Los Hermanos que van a pedir consejos a Egipto”), son, fi-nalmente, comportamientos igualmente censurados.

Lógicamente, todos estos valores que Champagnat quería que asumiesen susdiscípulos sólo pueden entenderse desde una profunda vocación religiosa y de do-cente. Precisamente el errar, perder, apostatar o ser infiel a esa vocación es la grantragedia para un Hermano y el fundador describe con muy negras tintas18 las tra-gedias que ello conlleva.

LAS VIRTUDES QUE DEBEN POSEER LOS HERMANOS

Aparte de todos los valores que debe tener todo buen educador marista y queya hemos referido, Champagnat y sus sucesores remarcaron otras virtudes quedebían adornar a los Hermanos.

Si hay un distintivo de lo marista es la Sencillez. El ramillete de violetas, laflor humilde, escudo de los Colegios Maristas, es su símbolo. El nombre de “Pe-

16 MORAL BARRIO, J.J., El educador marista III, Edelvives 1987, pp. 213-214.17 Enseñanzas..., pp. 47-55.18 Enseñanzas..., pp. 35-39.

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tits Frères”, Hermanitos, va más allá de la comparación con los Hermanos de LaSalle, se asemeja al sentido que quiso dar a su orden San Francisco de Asís conel término de Hermanos Menores . La pequeñez del Marista es predicada porChampagnat19, que desea que lo sean ante los superiores, las autoridades, losotros Hermanos, los niños, en la enseñanza, tomando como ejemplo a María; sinhacer ostentación de nada, dándose sin pedir nada a cambio, desarrollando la bon-dad, la amabilidad, la alegría la capacidad de servicio... Como dice una modernapublicación, “Es el grano de trigo que muere para hacer más rica la semente-ra”20. Una sencillez que reduce distancias, que busca la eficacia callada más quelos métodos llamativos, que facilita la pedagogía de la presencia. Una sencillezque se reflejará en el trato profesor/alumno y en los pequeños trabajos colegialesen los que participan con naturalidad los dos.

Caridad y Pureza, son otras de las virtudes que proclama Champagnat pa-ra los Hermanos. La Caridad21, entendida como amor y servicio al prójimo, su-brayando la importancia que da a la vida de comunidad22. También destaca el fun-dador las “excelencias y ventajas” de la Pureza23, los medios para conservarla,como la vigilancia, la oración a María, la confesión y la sagrada comunión.

Finalmente, en las Enseñanzas espirituales, Champagnat hace referencia aun milagro sucedido en la ciudad francesa de Valenciennes, en el siglo XI, cuan-do la Virgen María colocó un cordón entorno a la villa, que se salvó de esa ma-nera de una terrible epidemia de peste. Sirve este hecho para que el fundador lesexplique a los Hermanos que ellos también tienen un cordón que les puede salvarde los peligros del mundo24: el cordón lo forman, el Hábito religioso (usual has-ta hace una veintena de años), la Casa religiosa o edificio de la comunidad, losVotos de pobreza, castidad y obediencia y las Reglas del Instituto.

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Imposible resulta entender la educación marista sin detenerse a observar laenorme importancia que Champagnat y sus sucesores han dado a la devoción ala Virgen María. No es desde luego la única devoción de los Hermanos, que se-gún las Enseñanzas espirituales25 dedican también sus prácticas piadosas a Jesu-cristo, San José, los Ángeles Custodios y las almas del Purgatorio, pero la de-voción a María tiene un significado tremendo que traspasa la mera devoción delHermano, para convertirse en eje y motor de la educación con que los Maristastrataron y tratan de modelar al alumnado. En este punto los Maristas son un im-portante antecedente de la proyección que San Juan Bosco (1815-1888) dio a su

19 Enseñanzas..., pp. 7-10.20 ESCORIHUELA, J., o.c. p. 96.21 Enseñanzas..., pp. 205-214.22 Champagnat dedica abundantes páginas a la vida en comunidad de los Hermanos, Enseñanzas..., pp. 238-

257 y 267-289. Preguntándole una vez a un Hermano que cuál de los tres votos, pobreza, castidad y obediencia,era más difícil de cumplir, me contestó que ninguno de los tres, sino otro que no venía escrito: la convivencia.

23 Enseñanzas..., pp. 155-172.24 Enseñanzas..., pp. 149-154.25 Enseñanzas..., pp. 87-96.

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obra salesiana por María Auxiliadora y justo será recordar aquí la figura de SanLuis María Grignion de Montfort (1673-1716), sacerdote francés famoso porsu devoción a María y cuya influencia sobre Champagnat no es pequeña26.

26 Las principales obras de Grignion de Montfort sobre la Virgen son El secreto de María y la célebre, Tra-tado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.

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Imagen de San Marcelino Champagnat en las publicaciones del siglo XXI.

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Marcelino Champagnat definía a María como “nuestro Recurso Ordina-rio”, en alusión a las múltiples veces que él y los Hermanos habían acudido a so-licitar su intercesión para cualquier dificultad. Alejandro Balko, uno de los me-jores teóricos del pensamiento marista refleja así la importancia que el fundadordaba a María: “Uno de los polos del espíritu de Marcelino Champagnat lo cons-tituye la confianza filial a María. Es el núcleo central de la sencillez, y determi-na la visión evangélica de su carisma (...) Las expresiones de abandono filial yconfianza dinámica abundan en las cartas de Marcelino Champagnat”27. “A ma-yor gloria de Dios y en honor de la augusta Virgen María, Madre de Jesucristo”es la divisa que aparece en el título de las Reglas del Instituto de 1837; “Todo aJesús por María, todo a María para Jesús” es otro de los pensamientos habitua-les que podemos leer en Champagnat. De hecho, cualquier antiguo alumno ma-rista podrá recordar que en aquellos cuadernos donde se puntuaba tanto los cono-cimientos como la aplicación (corrección, limpieza, orden), cualquier trabajo seiniciaba con las siglas “AJPM” (“A Jesús Por María”).

Desde 1824 los Hermanos Maristas han festejado en sus colegios las siguien-tes advocaciones de la Virgen: Inmaculada Concepción, Purificación, Anuncia-ción, Asunción y Natividad. El Mes de María tiene mayor antigüedad, se celebradesde que Champagnat llegó a la parroquia de La Valla y desde entonces ese mesde mayo es característico de todos los colegios maristas; el artículo 51 de las Re-glas dice así: “Los Hermanos se esmerarán en celebrar devotamente el Mes deMaría, y exhortarán vivamente a sus alumnos a que lo celebren también con gus-to y piedad”.

Estas tradiciones han sido continuamente renovadas por los sucesores deChampagnat y los primeros Hermanos. En la publicación reciente de El educa-dor marista, en las páginas 87 a 89, se remarca lo intrínseco del fervor marianoen un marista, Hermano o profesor seglar: “Ser marista implica ser devoto de Ma-ría. María es como la clave del misterio de Jesús. Si nos sentimos orgullosos dellevar el nombre de María, estamos obligados a amarla y hacerla amar. Es ca-racterística indispensable de la que se debe dar testimonio para ser profesor deun colegio marista (...) Sin ella dejaríamos de ser verdaderos maristas”. La mis-ma obra señala el papel primordial que debe desempeñar María en la maduracióndel corazón y del cerebro en el período escolar. El ya citado Balko resume las ven-tajas de la presencia de María en el proceso educativo de la siguiente manera: “Laformación marista propone un evangelio mariano, con los jóvenes como destina-tarios y beneficiarios de este sello especial mariano, que comporta: profundas ac-titudes humanas de trabajo, de actitud benevolente hacia los demás y de confian-za filial en Dios”28.

Ciertamente, cualquier antiguo alumno marista puede dar fe de las continuasprácticas piadosas hacia María, que tenían lugar a lo largo del curso. Algunas, co-mo la misa de los sábados o el rezo del Santo Rosario se han perdido en nuestrosdías, pero otras como el Mes de María siguen en plena vigencia. La lista de can-ciones marianas, además, que se aprenden en los centros maristas es larga y aco-

27 BALKO, A., Marcelino Champagnat y su misión, Eco Marista n.º 3, 1981, p. 5.28 BALKO, A., o.c. p. 6.

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ge desde tradicionales como la Salve Regina, Stella Maris y Con flores a María amás modernas como Ven con nosotros al caminar, Madre de todos los hombres,Madre óyeme, mi plegaria es un grito, y Buena Madre.

¿CUÁLES SON LOS VALORES MARISTAS?

Conocidos ya cuáles son los fundamentos del proyecto de Champagnat, quelos Hermanos han tratado de llevar a la práctica en sus Colegios, intentando ha-cer partícipes a los profesores seglares que con ellos colaboran y transmitiéndo-los a promociones y promociones de alumnos, podemos preguntarnos ¿Qué es loque queda de tanto que se siembra? ¿Cuáles son los valores que afloran en alguienque ha pasado por la educación marista? ¿Se alcanza la unión en la Familia Ma-rista29 que proclama el Instituto?

El 25 de septiembre de 1986, durante el Congreso Nacional de Educación Ma-rista, celebrado en Salamanca, Rafael López Pintor, catedrático de Sociología dela Facultad de Económicas de la Autónoma de Madrid y exdirector general delCIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), presentó una ponencia titulada:“Los valores en la educación marista”30.

Aparte la calidad innegable del ponente, su comunicación venía avalada porbasarse en una encuesta efectuada entre 14.307 miembros de la comunidad edu-cativa marista española (Hermanos, profesores seglares, alumnos, antiguos alum-nos, padres, etc.). Merece la pena pues que resumamos aquí los resultados mássignificativos de esa encuesta.

Existe un consenso generalizado entre todos los estamentos en detectar y va-lorar positivamente un “estilo educativo marista propio”, que tendría sus pilaresen una religiosidad basada en el amor y protección de María y una docencia ca-racterizada por la presencia y sencillez en el trato a los alumnos, el respeto mu-tuo, la dedicación al trabajo bien hecho y el esfuerzo responsable. Curiosamente,el estamento docente y los antiguos alumnos dan mayor prioridad a los conoci-mientos y a la seriedad académica, mientras que los padres conceden mayor pesoa la “educación en la fe y la moral”. Los alumnos, por su parte dan primacía a losconocimientos básicos y a la educación religiosa y relegan a un segundo plano ala exigencia y los métodos de trabajo.

El educador marista, tanto el seglar como el Hermano, resulta valorado muypositivamente y se le destaca el que tiene “ideas claras sobre el hombre y la so-ciedad, son dialogantes, honrados y buenos educadores para la vida”.

El estilo marista transciende el ámbito colegial y marca también los aspectosde la vida privada y la profesional. Según la encuesta, las familias que llevan elsello marista valoran con especial importancia el diálogo, el respeto y la unidad,tanto en el amor conyugal como en la relación padres/hijos. A pesar de la larga

29 La idea de Familia Marista surge en 1967 de la mano del Hermano Virgilio León y desde entonces se haido consolidando. María se presenta, sin más precisiones, como Madre y se la propone como Modelo, Patrona ySuperiora, encabezando el organigrama que podemos encontrar al final de este trabajo.

30 Actas del Congreso Nacional de Educación Marista “El educador marista del futuro”, Edelvives 1986,pp. 67-77.

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tradición de ser colegios masculinos, interrumpida hace poco más de una década,la igualdad de derechos entre hombre y mujer también se refrenda en la encues-ta.

En la vida profesional el estilo marista se manifiesta en una tendencia a la res-ponsabilidad, la seriedad en la ejecución de tareas encomendadas y la solidaridadhacia los compañeros y la sociedad. La encuesta profundiza en otros aspectos quecaracterizan a la persona que ha recibido la educación marista: el cumplimientode la palabra dada, la amabilidad, el orden personal, el trabajo duro, el estudio per-manente. Resulta de todo ello un “hombre público” con un alto concepto de ci-vismo, de honradez personal y de orientación “al bien de los demás”. No es deextrañar, pues, un último dato de la encuesta: un 70% considera muy importantela política en la vida de la sociedad y un significativo porcentaje se inclina a laparticipación en ella.

Todos estos datos se pueden aplicar correctamente a la Educación Marista enCórdoba, pues la uniformidad es algo que caracteriza a esta institución en toda sugeografía, a la par que la aglutinación en el concepto de Familia Marista, que yadesarrollaremos más adelante, de todos los estamentos que participaron en la en-cuesta.

Las conclusiones del Congreso sobre el tema de los Valores31 las podemos re-sumir en:

1. Inculcar en las nuevas generaciones valores auténticos.2. Conseguir en los centros un ambiente estable y cordial en el que la vida se

haga natural y sencilla. Unidad y concordia de la comunidad educativa entorno a los valores de nuestro carácter propio, y la presencia de educado-res honrados y coherentes que sean modelos de identificación para niñosy jóvenes.

3. Afirmar como valor esencial y permanente: la vivencia personal y comu-nitaria del cristianismo, apoyada en la oración y devoción a María y a tra-vés del trabajo responsable y exigente.

4. Actualizar el carisma fundacional y abrirse a nuevos campos de actuaciónpara completar la labor educativa.

5. Presentar los centros educativos como un servicio a la sociedad, con tes-timonios evangélicos pero sin vinculación a partidos políticos ni con el finde un adoctrinamiento partidista.

6. Presencia cordial del educador en la realidad concreta del alumno, acom-pañándolo en sus momentos de ocio.

7. Expresar valientemente en la vida cotidiana todo lo que se afirma en el ca-rácter propio marista.

31 Ibidem. pp. 80-81.

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2. LA PEDAGOGÍA MARISTA: APORTACIONES ORIGINALES

CARÁCTER PROPIO DE LOS COLEGIOS MARISTAS

La existencia de múltiples concepciones del hombre y de la vida, del mundoy de la sociedad provoca, evidentemente, una diversidad de propuestas educativas.La Constitución española recoge esa pluralidad y los Colegios Maristas no dudanen mostrar públicamente sus señas de identidad y su oferta educativa32.

Los Colegios Maristas se presentan como un centro escolar católico, con ca-racterísticas propias aunque respetuoso con las demás y comprometido al servi-cio de la sociedad y de la Iglesia, en la cultura y la realidad social de nuestro tiem-po. Junto a una serie de objetivos generales que podrían ser suscritas por cualquiercolegio, religioso o no (adquisición por el alumno de técnicas de trabajo y hábi-tos intelectuales; preparación para la participación en la vida con visión crítica;formar para la paz, cooperación y solidaridad; etc.), los Maristas proponen parasus colegios unos objetivos más específicos:

1. Promover la formación integral de los alumnos de acuerdo con una con-cepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo.

2. Impartir una enseñanza religiosa adecuada a las orientaciones de la Iglesiacatólica en contenido y calidad.

3. Proponer una síntesis entre fe, cultura y vida.4. Crear un ambiente que favorezca el testimonio y la acción evangelizadora.5. Practicar una pedagogía personalizada desde una visión transcendental.6. Adaptarse a la mentalidad de cada alumno y acompañarlo en su crecimien-

to total, atendiendo incluso los aspectos que superan el rendimiento acadé-mico.

7. Hacer presente y dar a conocer a María como modelo en su predilecciónpor la sencillez, el trabajo y la vida de familia.

8. Formar honrados ciudadanos y buenos cristianos, adaptados a la sociedad,con capacidades críticas y creativas.

9. Insertar la acción educativa en el contexto sociocultural del centro.

32 Este epígrafe es un resumen comentado del que con el mismo título se publica en Eco Marista n.º 12,1986, pp. 16-17.

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Estas características propias definen a cualquier Colegio Marista, pues uno delos pilares educativos del Instituto es la uniformidad de la enseñanza33 en todossus centros, desde la época del fundador hasta nuestros días. A menudo, cada cen-tro publica estas características en un Ideario, como una manera de dar a cono-cerse ante los alumnos, sus padres y los profesores seglares que opten por impar-tir la enseñanza en los Colegios Maristas34.

Los colegios maristas aspiran a ser reconocidos como un servicio de interéssocial sobre la base de cinco motivos:

1. Porque dan respuesta a una opción educativa socialmente reclamada.2. Porque cumplen una función de servicio a los niños, jóvenes y adultos del

entorno y están abiertos a ellos.3. Porque cuentan con un equipo de profesionales y colaboradores compro-

metidos a dar una educación coherente y de calidad.4. Porque tienen el soporte y estímulo de los padres de alumnos, comprome-

tidos con este tipo de educación.5. Porque promueven una participación activa de los diversos grupos que for-

man parte de su comunidad educativa.

EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN, EDUCADOR Y EDUCANDO

Toda institución educativa debe tener claros los conceptos de educación, edu-cador y educando. Para los Maristas de ayer y de hoy vienen definidos en la Guíadel maestro, auténtico vademécum pedagógico de los Hermanos.

La educación se define como “el arte de formar o modelar a los niños, o enotros términos, es el conjunto de metódicos esfuerzos por los que se rige el de-senvolvimiento de todas sus facultades”35. Incluso marca un fin para la educación,que no es sino “facilitar al niño los medios de conseguir su destino natural en es-te mundo y el sobrenatural en el otro, a saber, la salvación del alma”36. Según laGuía, las ventajas de una buena educación, física, religiosa y moral, intelectual ysocial, se mostrarán tanto para el niño (recordando la cita bíblica “El hombre se-guirá su primer camino, y aún en la vejez no lo abandonará” Prov. XXII,6), co-mo para la sociedad. Se enmarca aquí el pensamiento de Champagnat sobre elobjetivo principal de los Hermanos Maristas: “Formar buenos cristianos y vir-tuosos ciudadanos”, que resume bien el anhelo del fundador, que apostaba poruna pedagogía integral que aunase fe y cultura, no decepcionando a los padres queconfiaban a sus hijos al Instituto en los dos campos: “Si se tratase de enseñar só-lo ciencias humanas a los niños, los Hermanos no serían necesarios, los maestrosserían suficientes. Si no pretendemos más que dar una instrucción religiosa, noscontentamos con ser simples catequistas. Nuestra finalidad es integral porque que-remos educar, es decir: instruirlos en sus deberes, enseñarles a practicarlos, dar-

33 Guía del maestro, pp. 243-245.34 El Ideario del Colegio “Cervantes” de Córdoba se puede ver al final de este trabajo.35 Guía del maestro, p. 9.36 Ibid., p. 9.

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les el espíritu y los sentimientos del cristianismo, las virtudes del cristiano y delbuen ciudadano”37.

Abundantes páginas dedica Champagnat al concepto de educador cristia-no38, al que define como padre, magistrado, apóstol y soldado. Padre, porque losalumnos reproducen el ejemplo moral que les dé el maestro; magistrado, porquepreviene el mal desde su nacimiento y enseña la perfección de la justicia; apóstolporque “echa los fundamentos del temor al pecado en el corazón de los niños, lospreserva del mal y abre su espíritu a las verdades de la salvación”; y soldado,porque concibe toda educación como una lucha, en el fondo, por conquistar el co-razón del niño y el deber del educador cristiano es conseguirlo para la Iglesia. Den-tro del concepto de educador, Champagnat enumera una serie de virtudes que de-be poseer y que nosotros resumimos aquí:

1. Ejemplaridad, “Los discursos pueden persuadir. El ejemplo arrastra. El ni-ño es naturalmente imitador, la naturaleza le ha hecho tal que se instruyaen el lenguaje de los hechos. Es preciso que las enseñanzas y las palabrasdel maestro estén siempre acordes con sus obras para que los discípuloslas respeten”39.

2. Religiosidad, entendida también como piedad, “Únicamente ella obtiene lagracia divina, sin la que toda obra humana es estéril para el bien”40.

3. Vocación, “La educación no es la disciplina ni la enseñanza; no se consi-gue con cursos de urbanidad, ni aún de religión, sino por medio de las re-laciones continuas de los discípulos con los maestros, por medio de los avi-sos particulares, del ascendiente moral, de los alientos, correcciones, ins-trucciones de todo género a que se prestan las relaciones no interrumpi-das entre maestro y discípulo”41.

4. Abnegación, “¿Qué es el sacrificio? Es el fruto del amor. Sacrificarse esentregarse sin reservas, olvidarse de sí mismo, no temerse por nada y dar-se por entero. Según decía San Pablo, después de darlo todo aún cabe en-tregarse a sí mismo”42.

5. Firmeza y autoridad, “Tan necesaria es la disciplina, que sin ella no hayinstrucción ni educación posibles, y la experiencia cotidiana enseña que elcolegio en donde reina orden perfecto, es amado de los alumnos y apre-ciado de los padres”43.

6. Dedicación, “Vuestras exhortaciones no serán duraderas si no son fre-cuentes; y digo frecuentes, no prolongadas, porque la atención de los ni-ños es voluble por naturaleza. Al instruirlos no les causéis fastidio. El ni-ño es planta a la que aprovecha infinitamente más el rocío matutino quelas lluvias abundantes que sobrevienen de tarde en tarde”44.

37 Fr.Jean Baptiste,Vie de J.B.M.Champagnat, 1856, p. 374.38 Guía del maestro, pp. 209-230 y Enseñanzas..., pp. 76-82 y 354-372.39 Enseñanzas..., p. 364.40 Guía del maestro, p. 217.41 Enseñanzas..., p. 370. Cualquier educador sabe que es mucho más difícil educar que enseñar.42 Ibidem., p. 371.43 Guía del maestro, p. 215.44 Enseñanzas..., p. 374.

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7. Sentido práctico, “Criterio recto, prudencia y maña. Gracias a estas cua-lidades sabe el maestro dirigir debidamente un grupo de alumnos, aprecialas cosas con tino, tiene cuenta con la ligereza y debilidad de la niñez. In-funde aliento a todas las buenas voluntades y se contenta con los esfuer-zos cuando no puede conseguir, de momento, buenos resultados”45.

8. Bondad, “Paciencia, mansedumbre, indulgencia y buen carácter”, comomedio de atraer a los niños46.

9. Capacidad profesional, “El maestro ilustrado goza de gran autoridad; to-das y cada una de sus palabras son recibidas cual rayo luminoso. A cual-quier asunto que sea, le pone oportunos comentarios, apreciaciones y com-paraciones que despiertan la atención del niño, abren nuevos horizontes asu inteligencia, desenvuelven su juicio y forman su corazón”47.

Con esta serie de citas de Champagnat al lado de cada cualidad que debeadornar al educador, hemos querido remarcar la aportación más importante quehace la Institución Marista al mundo de la pedagogía: su concepto del maestro,visto como factótum de la educación y entregado en cuerpo y alma a una de tipointegral. Entrega sin límites que no tendrá más recompensa, como también seña-la la Guía, que el cariño de los antiguos alumnos (de vez en cuando manifestado),la satisfacción de la misión cumplida, y el “peso de la gloria que le aguarda enel cielo”.

Los Hermanos, tradicionalmente aprendían la profesión de maestro en el Es-colasticado y continuaban su formación ya en los colegios, guiados por el Her-mano Director y por los Hermanos más experimentados. Más modernamente, cur-san sus estudios en las Escuelas Universitarias de la Iglesia de Magisterio, siendotitulares de una de ellas, la “Cardenal Cisneros” en Alcalá de Henares.

En el capítulo XXXVIII de las Enseñanzas espirituales, Champagnat se ex-tiende sobre el concepto de niño sujeto a la educación, es decir del educando. Lla-ma fuertemente la atención que dedica al respeto que debe tenérsele, justificán-dolo con distintos argumentos: desde la cita latina de Juvenal, “Máxima debeturpuero reverentia” (“Máxima reverencia se debe al niño”), a valoraciones cristia-nas como que el niño es la obra más perfecta de Dios, pasando por el subrayadode las virtudes infantiles: “Es un alma inocente cuyo apacible sueño no han tur-bado aún las pasiones, cuya rectitud no ha sido alterada por las mentiras e ilu-siones del mundo”48. Poco más adelante muestra al niño como “el campo que de-béis cultivar por encargo del mismo Dios; es un tierno renuevo, una planta débil,pero que será un día árbol frondoso, cargado de los frutos de todas las virtudes”49,a la par que llama la atención al maestro sobre que el niño será su compañero deviaje en la tierra y en el cielo.

La gran preocupación de Champagnat por el respeto hacia los niños, se re-sume en el respeto a su inocencia. Este respeto a la inocencia se muestra en exi-

45 Guía del maestro, p. 214.46 Ibidem., p. 216.47 Ibidem., p. 217.48 Enseñanzas..., p. 330.49 Ibidem., p. 331.

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gir a los Hermanos un dominio de sí mismos, a mostrar bondad y urbanidad y huirde escandalizar a los alumnos (falta que el fundador considera gravísima).

LA PEDAGOGÍA DE LA PRESENCIA

Intrínsecamente unida al concepto de educador y a la valoración del educan-do, está la pedagogía de la presencia. Un sello inequívocamente marista y que dis-tingue a sus colegios. Furet, biógrafo de Champagnat, nos recuerda dos pensa-mientos del fundador que van en esta línea, uno señala que para educar a los ni-ños hay que amarlos y a todos por igual, el otro, textualmente, dice: “Se necesitaque vivamos en medio de los niños, que estén mucho tiempo con nosotros”.

Si la pedagogía marista da un papel clave al educador, así mismo remarca unade las principales armas que éste tiene para su labor: su presencia. Con dominio,equilibrio y afecto, el educador debe colocarse entre los alumnos, conviviendo conellos en situaciones que, fuera del horario escolar, permitirán a éstos mostrarsemás espontáneamente y completar mucho más profundamente su educación, a lapar que es una manera de prevenir actitudes díscolas y fracasos educativos, susti-tuyendo con éxito a la vigilancia inquisitorial.

Un Hermano Marista, profesor durante años del Colegio “Cervantes”, Teo-doro Alonso, resume correcta y entrañablemente la idea de la pedagogía de la pre-sencia: “La expresión es bella y rica de contenido. Una presencia prolongada másallá del horario escolar: la vigilancia antes de entrar en clase, el juego compar-tido durante los recreos, la explicación particular después de las clases, las sali-das de los fines de semana, los campamentos durante las vacaciones... Porque laeducación exige acompañamiento, mucha entrega personal, cercanía (desde la al-tura de la cátedra no se llega al corazón). Champagnat quiso que los maristas fue-ran una congregación laical: el Hermano que se coloca junto a su hermano pe-queño y vela paciente y amorosamente el despertar y desarrollo del hombre queduerme en el niño”50.

En El educador marista, páginas 90-94, encontramos los fundamentos de es-ta pedagogía de la presencia, mantenida y renovada por el Instituto Marista en to-da su trayectoria. Las podemos resumir así:

1. La pedagogía de la presencia exige de la persona del educador que ni ocul-te ni abstraiga su persona.

2. Evita convertirse en un personaje distante, diferente, parapetado en sus tí-tulos, su saber y su dominio.

3. Es un estar con corrección, ni hierático ni hilarante, ni agresivo ni con com-plejo de no tener más remedio que aguantar la situación. Así se creará unclima de comunicabilidad con los alumnos.

4. El educador ni estorba, ni molesta, ni ofende, ni altera. Su presencia pro-duce distensión y anima aspectos positivos y valores humanos.

50 ALONSO CABRIA, Teodoro, La Escuela Marista: valores perennes de una pedagogía, artículo publi-cado en la revista “MAESTROS” de la Asociación de AA.AA. de la E.U. de Profesorado de EGB “Sagrado Co-razón” de Córdoba, en su número 3 de febrero de 1986.

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Quien esto escribe, como antiguo alumno, puede dar testimonio de cuán cier-to es que todas estas teorías no se quedaron en el papel. Siempre recordaré la ima-gen simpática del Hermano alzándose la sotana e intentando llevarse el balón en-tre una nube de alumnos que tratábamos desesperadamente de quitárselo, pero queen el fondo éramos dichosos porque nuestro maestro estaba jugando al fútbol connosotros. Las múltiples excursiones, las fiestas del colegio, la accesibilidad delHermano o del maestro seglar con espíritu marista, son, junto con las devocionesa María, los “émulos”, los Cuadros de Honor y la omnipresente chasca, las imá-genes que más pronto recordará cualquier antiguo alumno marista.

TRABAJO, CONSTANCIA Y DISCIPLINA

Marcelino Champagnat supo y apreció, desde niño, lo que era el trabajo ma-nual, el esfuerzo. Quizás por eso, otros de los pilares de la pedagogía marista sonel trabajo y la constancia, orientados en un doble sentido: a los Hermanos comotales y en el plano educativo.

En el primer sentido, Champagnat consideraba que la persona ociosa no po-día pertenecer al Instituto Marista, “Amor al trabajo y detestar la ociosidad, pro-bar y examinar esta disposición entre los postulantes de la congregación”51. In-cluso en las Reglas de 1837 se reflejaba como un medio de perfección religiosa,“No estar nunca ocioso”.

En el segundo sentido, la pedagogía del trabajo en la acción educativa estáconcretada desde 1852 en las normas pedagógicas de los maristas. De nuevo acu-dimos a la obra de El educador marista, en sus páginas 101 a 105, para compro-bar cómo se ha mantenido y renovado esta idea, cuyos fundamentos resumimosaquí:

1. Preparación de las clases. Sujeción a un horario. Puntualidad y exactitud enla ejecución.

2. La corrección de exámenes, puntualmente y con atención, es un valor queantes o después convencerá a los alumnos.

3. La constancia y repetición de las técnicas y de la enseñanza, suplirán la fal-ta de preparación de los alumnos.

4. Se debe rechazar la fácil popularidad del maestro que no se esfuerza y bus-car la exigencia sostenida que fructificará en buenos objetivos.

5. Hacer interiorizar a los alumnos que lo obtenido con esfuerzo resulta mu-cho más placentero que lo que se consigue fácilmente.

Unidos a los conceptos de trabajo y constancia va, en la educación marista, elde disciplina. Según la Guía del maestro, la disciplina escolar “consiste en la fielobservancia del Reglamento de la clase, en la vigilancia del profesor para preve-nir las infracciones al deber y en la saludable sanción que se aplica a las faltaspara reprimirlas. Tres son, por lo tanto, los fines de la disciplina: mantener, pre-venir y sancionar”52.

51 FURET, o.c., tomo II, capítulo XIV.52 Guía del maestro, p.115.

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Tanto en la Guía como en las Enseñanzas espirituales, el pensamiento maris-ta se extiende largamente sobre la necesidad de la disciplina en la educación, sien-do la cualidad que anima, ordena y robustece la voluntad de los niños. Cham-pagnat se muestra muy crítico con la indisciplina de su tiempo pero sus ideas setrasladan sólo al plano educativo, sin hacer valoraciones políticas, lo que hace queel fondo de sus pensamientos haya seguido siendo asumido por sus sucesores.

La disciplina, para los Maristas, ha de ser paternal, basada en el amor, la in-dulgencia y la religión. Se rechaza el lograr la sumisión por la vía de los castigoscorporales: “No se puede educar a un niño ni inspirarle el amor a la virtud a pal-metazos; es increíble que, para educar a un muchacho, haya quien se sirva de unmedio que ni siquiera aplicaría a los animales (...) El espíritu de una escuela ma-rista es el espíritu de familia. Ahora bien, en una familia buena y ordenada, lo queimperan son los sentimientos de reverencia, amor, confianza recíproca, y no el te-mor de los castigos”53.

Varios son los recursos de que, según su pedagogía, disponían los Maristas pa-ra imponer la disciplina. Entre los recursos morales destaquemos tres: el ascen-diente moral del maestro, el afecto a los alumnos y el llamamiento a la razón y ala conciencia de éstos.

De los recursos educativos más vinculados a la disciplina, el trabajo y la cons-tancia, señalaremos aquí el de la Emulación. A menudo, para criticarlo o ensal-zarlo, se ha comentado que es típicamente marista, y aunque, ciertamente, fue uti-lizado de manera amplia por este Instituto, la paternidad de la idea corresponde alos jesuitas, que llevaban décadas dividiendo las clases entre “romanos” y “carta-gineses” y otorgando títulos de “cónsules”, “tribunos” o “decuriones”. Cham-pagnat considera que la “noble Emulación” incide sobre un aspecto esencial delniño: su deseo de superación y su espíritu de competición. Sabiamente estimula-do puede deparar resultados satisfactorios. Esta Emulación se podía concretar endistintas formas: competir con un adversario (el “émulo”), retar a la clase entera,luchar por ganar puntos buenos, torneos escolares en los que los alumnos se pre-guntan mutuamente por turno, dividir la clase entre dos equipos, concurso entrevarias clases ante un jurado, etc.54.

Reproducimos a continuación, el recuerdo que de la Emulación tiene un anti-guo alumno del cordobés Colegio “Cervantes”, cuando tenía 8 años y cursaba Ter-cero de Primaria en los años cuarenta:

“La clase estaba dividida en dos campos: Romano y Cartaginés. Al principiode curso, cuando el profesor ya era capaz de tratarnos un poco, de conocer nues-tras actitudes para el estudio y trabajo, elegía a quien él consideraba los dos me-jores de la clase, y rara vez se equivocaba. Se los ponía a su lado, y cada uno deellos, alternativamente, iba eligiendo a sus compañeros, también en orden a susmerecimientos. Al final, la mitad de la clase pertenecía al Campo Romano, y laotra mitad al Campo Cartaginés. Cada cual, con su jefe correspondiente. Losmiembros de cada bando nos sentábamos juntos (jefe con jefe, segundo con se-gundo, tercero con tercero, etc.). En ese momento comenzaban nuestras guerraspúnicas particulares.

53 FURET, o.c., p. 618.54 Guía del maestro, pp. 152-154.

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Ese rival que se sentaba a tu lado era tu émulo. El émulo servía, además depara pelearse, recochinearse y no hablarle en todo el curso, para las “luchas” bi-semanales que manteníamos en clase. Tu émulo tenía que formularte cinco pre-guntas sorpresa sobre determinado tema y viceversa. Uno de los dos iría peor pre-parado que el otro, y era vencido. D.Florentino iba anotando cuidadosamente enla pizarra las victorias. Sumaba al final y daba ganador por esa quincena, a unode los dos bandos. Lo celebrábamos, entonces con gran jolgorio, dentro de un or-den, y nos regalaban a cada ganador una barrita de regaliz marca ZARA, inclu-so nos daban un recreo especial. Ya se puede suponer, que la mitad de la clase,no se hablaba con la otra mitad, y en algunas ocasiones, en el recreo, hasta ha-bía puñetazos”55.

La propia Guía del maestro reconoce los peligros de una Emulación malorientada, que al estar dirigida hacia el amor propio de los niños, podría degene-rar en pura vanidad; por eso advierte de la diferencia entre competencia y com-petitividad y previene de exagerar el mérito de los alumnos que acierten.

Las corrientes pedagógicas surgidas en los últimos veinte o veinticinco añoshan condenado al baúl de los recuerdos a la Emulación y motejado de retrógradoa todo el que la quisiera poner en práctica o defender, en todo o en parte. Resul-ta hipócrita que en la sociedad adulta actual, competitiva hasta grado sumo, se cri-tique todo tipo de sana competencia en el ámbito escolar. Los que denotan la Emu-lación se quedan en la superficie de la idea o confunden su esencia con un maluso de ella. En cualquier caso, como en tantas otras situaciones, los únicos quedeberían opinar sobre el tema deberían ser los directamente implicados y en unaencuesta entre profesores y antiguos alumnos maristas se llega a la siguiente con-clusión: “La Emulación tiene que entenderse en un sentido gratificante, en el quela respuesta es válida, no en un nivel de oposición personal, sino en un nivel degratificación como valor, autoestimulación y, por supuesto, de justificación per-sonal. Por lo demás, el papel del maestro educador está muy claro: no debe de-jar sin gratificación moral ningún aspecto de superación que descubra en susalumnos, pero, atento y perspicaz, debe servir para descubrir los mil aspectos po-sitivos que el actuar del alumno encontrará”56.

Entre los recursos materiales que el maestro marista tenía para imponer la dis-ciplina, el trabajo y la constancia, estaban los Premios y los Castigos. Los dos,sobre todo los primeros, son considerados muy típicos de la enseñanza marista yhay que mirarlos en el contexto de la época.

La Guía del maestro recomienda premiar a los alumnos como un modo de es-tímulo y para hacer agradable el estudio. Estos premios deben ser imparciales, noprodigarse mucho y no estar en función de los niños aduladores; Champagnatadvierte que, “en principio, más se ha de premiar el esfuerzo que el éxito”57. Lasformas de premiar podían ser variadas: premios verbales (aprobaciones y elogios),

55 FONT DE DIOS, Eduardo, Mi Colegio (1939-1949), pp. 8-9. Eduardo Font de Dios, actualmente médi-co de profesión, presentó este librito de recuerdos, editado por él mismo, en la Asamblea de Antiguos Alumnosdel Colegio Cervantes en diciembre de 1995. En varias ocasiones más haremos mención a él, como ilustrativode la práctica de la educación marista.

56 El educador marista I, pp. 109-110.57 Guía del maestro, p. 156.

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puntos buenos (para la lucha de émulos o para redimir algún castigo), colocaciónen los bancos (según orden de calificaciones), boletines de notas, Cuadro de Ho-nor (tarjeta honorífica por haber obtenido buenas notas y derecho a figurar en uncuadro que reuniese las fotos de los alumnos con mejores resultados académicos),cargos en las clases y, finalmente, premios fin de curso (entrega pública de di-plomas, medallas de “plata” y “oro” y cruces, según las notas finales). Los anti-guos alumnos del “Cervantes” cordobés recordarán las fiestas de fin de curso,con entregas de premios, en el cine Góngora y en el Gran Teatro, cuando el cole-gio estaba en la Plaza de la Compañía, y en el propio centro cuando éste pasó a labarriada de la Fuensanta.

Un capítulo entero dedica la Guía del maestro a los castigos58. El castigo seemplea como un medio de corrección en interés de la educación, muy lejos delcastigo meramente físico y corporal, muy abundante en la época de la fundacióndel Instituto y en los años posteriores. Champagnat censura y prohibe este tipode castigos, “Un Hermano áspero, violento y que se permite fácilmente maltratarcon palabras o golpes a los niños, no es apto para la enseñanza”59. La Guía ad-vierte que, en lo referente a castigos, el maestro tiene tres deberes que cumplir:prevenir las faltas, castigar poco (teniendo en cuenta los arrepentimientos y lascircunstancias) y dominarse al castigar. Enumera y explica, después, las cualida-des que debe tener todo castigo: moderado, justo, proporcionado, caritativo y pru-dente, y en cualquier caso que se prefiera el castigo breve pero bien cumplido. Fi-nalmente distingue entre los tipos de castigo que puede imponer el maestro y losque corresponden al Hermano Director. Entre los del primero están las reprensio-nes verbales, explicando la falta y afeando al niño su comportamiento; las notas,puntos malos o retirado de premios; el arresto (de pie en la clase o en otro lugardel colegio); y el “pensum”, es decir, el copiar un número determinado de vecesuna lección o una frase (se previene que no se utilice para el “pensum” oracioneso lecciones de Religión). Entre los castigos que sólo puede aplicar el Director es-tán: los avisos a los padres, el exigir perdón públicamente (recomendado sólo encasos muy extremos) y la expulsión temporal o definitiva del colegio.

En lo tocante a los castigos, la Guía pormenoriza tanto las recomendacionesal maestro que llega a extremos simpáticos, a nuestros modernos ojos, como el si-guiente: “Hay circunstancias extraordinarias que vuelven a los niños más revol-tosos y movidos. El estado atmosférico, la proximidad de una fiesta, de un día deasueto, etc., bastan para que empiecen a hormiguear. En tales casos lo más acer-tado no es extremar el rigor, sino armarse de paciencia y darles ocupación másinteresante”60.

Y, aunque sea al final, no podíamos dejar de mencionar el instrumento “em-blemático” de los Maristas para mantener el trabajo, la constancia y la disciplina:la “chasca”. Atribuida su invención a los Hermanos de las Escuelas Cristianas,omnipresente en todas las aulas maristas hasta bien entrados los años setenta denuestro siglo y convertida en objeto arqueológico hoy en día, la “chasca” era un

58 Ibidem. pp. 160-170.59 FURET, o.c. p. 619.60 Guía del maestro, p. 163.

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objeto de percusión, de madera, difícil de describir61 y cuyo nombre respondía ala onomatopeya de su sonido. Precisamente el sonido y la posición en que se mos-trase la “chasca” eran determinantes: en posición vertical, todos de pie; en posi-ción horizontal, brazos cruzados; un golpe de “chasca”, respuesta correcta a unapregunta del profesor; dos golpes de “chasca”, respuesta incorrecta; sonido inin-terrumpido de la “chasca”, llamada al orden y al silencio. El fin de la “chasca”era, obviamente, evitar al profesor palabras innecesarias que desconcentraran elsilencio de la clase, condición primordial marista para alcanzar el éxito educativoy a fe que lo conseguía. Un antiguo alumno del “Cervantes”, Emilio Sanz, congracia, refleja otras utilidades de la “chasca”: “También se utilizaba como armaarrojadiza, en caso de despiste o distracción del alumno. En este caso, el alumnopodía esquivar el golpe levantando diestra y oportunamente la tapa del pupitre.También la usaban algunos profesores para dar coscorrones. Pero quiero dejarconstar que se trata de tiempos pretéritos y que si refiero estas cuestiones es porevocar el querido colegio, no por deshonrar la memoria de algunos profesores”62

EDUCACIÓN FÍSICA E INTELECTUAL

La lectura de la Guía del maestro nos retrotrae a tiempos muy pasados, espe-cialmente cuando dedica sus páginas a los consejos sobre una buena EducaciónFísica en los Colegios Maristas63. Champagnat señala la importancia de una bue-na salud física, alcanzable por medio de una higiene escolar y de ejercicios cor-porales. Hoy en día, cuando la legislación educativa especifica hasta el último de-talle los requisitos que debe reunir un edificio destinado a centro escolar (curio-samente la Administración es mucho más estricta a la hora de aplicar la ley a loscentros privados que a sus Colegios e Institutos), resulta emocionante ver cómoaquellos Maristas del primer tercio de nuestro siglo, que se instalaron en Lucenay Córdoba, llevaban escrito exhaustivamente en sus normas cuidar la luminosidadde las aulas, regular la temperatura entre 15 y 16 grados centígrados: “Para con-servar cierta humedad en el aire convendrá colocar sobre la estufa, si se usa es-te aparato, una vasija de boca ancha llena de agua. Sin esta prevención se difi-culta la respiración”; la comodidad de los vestidos, la existencia de un guarda-rropa en cada aula, la limpieza del alumno y la correcta posición de su cuerpo:“Durante la caligrafía prohíbaseles inclinar el cuerpo hacia adelante y apoyar elpecho contra el borde de la mesa; costumbre en extremo viciosa, porque opri-miendo los pulmones dificulta la respiración y acarrea funestas consecuencias...”.

61 “Consta de dos piezas de manera dura, de boj. La pieza mayor tiene dos abultamientos esféricos: unomayor entre su mitad y el extremo anterior y otro menor en éste. En el mayor hay una hendidura longitudinal ala que se adapta el palito que constituye la segunda pieza, sujeta a la primera por un nervio, de manera que unode sus extremos toque la esferilla de la pieza mayor; apretando un poco por el otro extremo y dejándola caerda en la esferilla produciendo un chasquido no ingrato al oído” (descripión de la “chasca” en la Guía del ma-estro, p. 128).

62 SANZ, Emilio, Eco Marista n.º 7, 1983, p. 59.63 Guía del maestro, pp. 14-22.

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En cuanto a los ejercicios corporales, Champagnat ensalzaba la importanciadel juego como vehículo renovador del niño y hace suyas las palabras de Dupan-loup: “No hay cosa más detestable que el Colegio donde no se juega. Basta pa-sar una hora en el patio de recreo para juzgar por la languidez de los juegos, lapersistencia de las conversaciones, la molicie de los movimientos, etc., qué nivelalcanzan los estudios y las buenas costumbres”64. Juegos (alegres y no peligro-sos), paseos (en los internados) y gimnasia (recomienda la sueca) deben conducira obtener cualidades físicas como la destreza, agilidad, resistencia, “apostura ygallardía” y espirituales como lealtad, serenidad, arrojo y valentía.

La Guía dedica su capítulo III a la Educación intelectual65. En él, Cham-pagnat define los principales valores del entendimiento y da pistas para que losmaestros logren traspasárselos a los alumnos. Define la inteligencia como “la fa-cultad por la que conocemos las cosas y comprendemos las verdades”, pudién-dose desarrollar por medio de la atención, reflexión y observación. También defi-ne juicio, imaginación y memoria y proporciona una “praxis” para que el alumnopueda adquirirlos. En la memoria distingue el trozo de lección o la poesía que seha de aprender al pie de la letra, del texto más amplio, en el que el alumno debememorizar palabras clave que le permitan luego desarrollarlo. Como en toda laeducación marista, aquí el educador también juega un papel fundamental por susmétodos y actitudes; sobre estas últimas entresacamos el siguiente comentario dela Guía: “Siendo la mirada, la palabra, los ademanes y el acento, medios pode-rosos de cautivar la atención del niño, bueno será que el maestro se ejercite enadquirir dicción correcta, clara, expresiva y animada”.

EDUCACIÓN MORAL Y SOCIAL

Dentro del programa de educación integral que proponía Champagnat paralos Colegios Maristas, incluía también la formación moral y social66. Para el fun-dador, antes que la razón, en el niño se forma el corazón, la sensibilidad, y a ellodebe aplicarse el maestro cristiano, fomentando los actos buenos del niño y evi-tándole las malas compañías.

Punto importante en la formación marista ha sido siempre la Urbanidad, en-tendida como la forja de “buenos cristianos y virtuosos ciudadanos”, importan-tísimo objetivo de la educación marista, como ya comentamos líneas arriba. Denuevo resulta entrañable la lectura de la Guía, al saber que los Hermanos Maris-tas trataban de poner en práctica, cada día, en el colegio, las normas que este va-demécum les aconsejaba: inculcar en los niños el respeto a padres, superiores yancianos; presentar la gratitud hacia los bienhechores como la mejor moneda delas almas nobles; inculcar la compasión, humanidad y caridad hacia los pobres ydesvalidos; infundir en los niños un “porte digno, apuesto y decoroso. Enséñese-les a saludar, responder, preguntar, presentarse y ser afables, atentos, servicialesy complacientes”.

64 Ibidem., p. 20.65 Ibidem., p. 23-39.66 Para la educación moral ver Guía del maestro, pp. 40-53 y para la social, pp. 108-113.

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En esta línea entraba también la denominada Educación social, que consistíaen formar al niño al “amor a la patria”, a través del “relato de pretéritas glorias,padecimientos y luchas de sus mayores”67; animarlo a cumplir sus deberes de ciu-dadano, explicando que todo buen católico debe cumplir dichos deberes (voto, res-peto de leyes, impuestos, honradez de cargos públicos, etc.); darle a conocer y res-petar las instituciones públicas (Municipios, Diputaciones, Gobiernos Civiles, Au-diencias, Tribunal Supremo, Ejército, Ministerios, Direcciones generales, Cáma-ras legislativas, etc.) y religiosas (Parroquia, Catedral, Diócesis, Nunciatura, laSanta Sede, etc.); y darle a conocer las principales obras sociales y culturales quefuncionan en el país, región, provincia o localidad. La inculcación de todo esto sesugiere en la Guía que sea a través de una enseñanza ocasional y de la buena pren-sa, “previniendo contra las publicaciones malsanas, inmorales y antipatrióti-cas”68. Nunca pretendió, ni pretende, la educación marista instrumentalizar estaenseñanza cívica hacia una opción política determinada: “Las cuestiones delica-das e irritantes acerca de la forma de gobierno, las relaciones del capital y deltrabajo o ciertas leyes evidentemente muy discutibles, deben tenerse del todo ale-jadas por no convenir a la enseñanza escolar (...) Procédase con mucha circuns-pección y prudencia al hablar de las garantías morales y de la capacidad exigi-bles a los políticos, de modo que ni pueda ser malinterpretada una sola expresión,ni tomada como alusiva a personas de autoridad, especialmente en época electo-ral”69.

También se trataba de formar la Voluntad, definida como el poder que tieneel alma de decidirse con conocimiento de causa y de obrar libremente por un bien,presentado como tal por la razón. Las cualidades que según la educación maristaforman la voluntad son la decisión, la firmeza, la constancia y la rectitud. La obe-diencia y disciplina en la escuela, también ayudan a formar la voluntad, sobre to-do si a medida que los niños van creciendo se les hace razonar sobre la bondad delos esfuerzos personales y el sometimiento consciente al Reglamento del Colegio.

En general, en la formación moral cristiana de los Maristas, de lo que se tra-ta es de que el niño coja buenos hábitos (de hecho se impartía una asignatura de-nominada Habituación y conducta). Para alcanzarlos los Hermanos proponían trespasos: 1.º Motivar la inteligencia del niño para que lo aprecie, 2.º Mover su cora-zón para que lo desee y se esfuerce en conseguirlo, y 3.º Animar su voluntad pa-ra que ejecute actos reiterados del hábito adquirido. Así el niño se iría habituandoal trabajo, respeto, obediencia, gratitud, disponibilidad, etc.

EL MATERIAL

De todos los temas que se aborda la Guía del maestro, el que queda más des-fasado, lógicamente, es el que incumbe al material y a las asignaturas, pues ennuestros tiempos actuales ambos aspectos educativos han cambiado mucho res-pecto a los de hace treinta años. Sin embargo, entendemos que las recomendacio-

67 Ibidem., p. 109.68 Ibidem., p. 113.69 Ibidem., p. 108-110.

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nes que hace la Guía, al haber tenido validez durante los primeros ochenta añosde presencia marista en España (de los que más de sesenta incluyen a la provin-cia de Córdoba), alcanzaron la suficiente transcendencia para que nos detengamosunas líneas en ellos.

Adelantándose a lo que hoy en día es exigible a cualquier centro educativo, laGuía del maestro disponía las características que debía reunir un colegio70, acep-tando, de entrada, las limitaciones que podía ofrecer un edificio donado (como pu-dieron ser las primeras ubicaciones del “Cervantes” de Córdoba y los de Lucenay Priego). Sobre el tema del emplazamiento comenzaba así: “La Escuela ha deestar situada en lugar seco, no más baja que el suelo, sino elevada de él lo bas-tante para evitar humedades; de fácil acceso, aislada de otras edificaciones y pro-vista de agua potable”. Seguía con la recomendación de que, fuera, estuviera ro-deada de un ambiente silencioso y orientada hacia el S o SO. Las aulas, rectan-gulares y con un espacio mínimo por alumno de 1,25 metros cuadrados, 4 metrosde altura y 5 metros cúbicos de aire; debían estar bien iluminadas natural y arti-ficialmente; se recomendaban las mesas bancos individuales o dobles con respal-dos y tinteros, la cátedra del profesor (una tarima que recorría todo el frontal dela clase, donde se situaba la mesa del profesor y la pizarra), una o dos pizarras decolor verde pálido, estufa, perchas fijas a la pared, colecciones (mapas, minerales,carteles para lectura, instrumentos musicales y de medida y murales de todo tipo),la chasca, un globo terráqueo, pila de agua bendita y una serie de imágenes reli-giosas71.

El colegio, además debía disponer de patio espacioso de recreo (“al abrigo delos vientos dominantes y con arbolado, pero de manera que deje suficiente espa-cio para los juegos y demás ejercicios de los niños”), fuentes de agua potable, co-bertizos o pórticos, retretes y urinarios (un retrete por cada 25 alumnos y un uri-nario por cada 15, “provistos de de depósitos de agua con descarga automática ydesinfectantes permanentes. Sin esta precaución vendrían a ser vehículo de en-fermedades contagiosas, tales como la fiebre tifoidea y el cólera”), biblioteca es-colar, timbres, aparatos de proyección con linterna, etc..

Obligado es mencionar, al hablar de material, a la Editorial Luis Vives, Edel-vives, la gran proveedora de libros y cuadernos de los Colegios Maristas. En 1887aparecía el primer libro editado por los Maristas en España, Libro de preces, deapenas 32 páginas, obra de los Hermanos de Gerona e impreso en Mataró. En 1890aparecía la editorial FTD (siglas que correspondían al Frère Thèophane Durand,Superior General de los Maristas desde 1883 a 1907) que imprimiría libros y cua-dernos en distintos talleres de Barcelona. Para 1903 tendría un catálogo formadopor veinte títulos que se difundían por todos los Colegios Maristas de España ydesde 1910 dispondría de un método de caligrafía compuesto por diez cuadernos.En 1920 se reorganiza la editorial FTD, pasando a significar las siglas: Foveo Ti-moren Domini, disponiendo desde 1924 de su propia imprenta, en su nueva sedebarcelonesa del número 257 de la calle Coello. En 1932, por adecuarse a la nue-

70 Ibidem., pp. 203-208.71 Cristo crucificado, la Virgen, San José, el Angel Custodio y San Luis Gonzaga, patrono de la juventud

católica. La Guía también recoge la normativa de la legislación española que dispone “que haya también en si-tio visible de la sala de clases, un retrato grande o una estampa del Soberano reinante”. Ibidem., p. 208.

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va legalidad republicana, pasa a convertirse en sociedad anónima y se rebautizacon el definitivo nombre de Editorial Luis Vives.

Para 1936, el catálogo habrá aumentado a 216 títulos, entre libros de texto yobras religiosas, publicará dos revistas: El amigo de la juventud y Stella Maris, yla Editorial será famosa, por su calidad, su servicio de cartografía español e ibe-roamericano. Todo se vendrá abajo al anochecer del 19 de julio de 1936: “El edi-ficio de la Editorial Luis Vives se vio rodeado de incendiarios que rompieron laspuertas con grandes vigas e hicieron explotar bombas y latas de bencina. Se con-sumó la destrucción más absoluta. No se salvó ni un solo ejemplar de los libros,ni un pedazo de papel. Se perdió toda la documentación. Seis miembros de la co-munidad marista fueron apresados y poco después sacrificados. Cuatro pudierontrasladarse a Francia”72.

En 1937, los cuatro Hermanos huidos retornaron a España, a la zona nacio-nal, donde llegó también el H. Nicóstrato (Leónidas Fuentes Arce), director ygerente de la Editorial, tras ser liberado de las cárceles republicanas. La relacióndel H. Nicóstrato con la ciudad de Zaragoza, donde había ejercido como profe-sor, le llevó a resucitar la Editorial Luis Vives a orillas del Ebro. La primera ubi-cación fue en la calle del Arte y, tras muchos sacrificios y estrecheces, la Edito-rial funcionaba en 1940 con una plantilla cercana al centenar de operarios.

En 1952 se terminaron las obras de una nueva sede y talleres de Edelvives, enun solar de 12.000 metros cuadrados a las afueras de Zaragoza. No sería su des-tino definitivo, pues en 1976 se inauguraba su actual edificación, un espacio de22.000 metros cuadrados, a cinco kilómetros de la ciudad del Pilar, en la carrete-ra Madrid-Zaragoza. El material de Edelvives se ha adecuado a los avances peda-gógicos y goza de prestigio tanto en los Colegios Maristas como en otros centroseducativos. La plantilla actual en Zaragoza es de 130 operarios y 10 Hermanos yel lema de la Editorial: “Casa consagrada a la mayor dignificación del libro es-colar”.

LAS ASIGNATURAS

Comentemos, para finalizar, las asignaturas a cuya metodología dedica abun-dantes páginas la Guía del maestro73 y a cuyo estudio ha dedicado María Ánge-les Dorado Soto su tesis doctoral74. Destaca la importancia que da a la lectura enlas clases elementales, distinguiendo entre lectura corrida, lectura expresiva y de-clamación. No podemos dejar pasar esta ocasión sin recordar el más famoso librode lectura de la Editorial Luis Vives: el Libro de España, que acompañó a los alum-nos maristas desde mediados de los 50 a principios de los 70. Era una auténticanovela itinerante e iniciática que, aprovechando el retorno tras la Guerra Civil dedos hermanos huérfanos a España, Antonio de 15 años y Gonzalo de 10, y la bús-

72 Boletín Informativo del Secretariado Permanente del Centenario, número 2, octubre de 1984. Edelvives,Zaragoza, p. 14.

73 Guía del maestro, pp. 247-319.74 DORADO SOTO, M.ª Ángeles. El pensamiento educativo de la Institución Marista. Nau llibres, Valen-

cia 1984.

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queda de su tío, permitía un recorrido por todo nuestro país. Aunque bien es cier-to que el libro encajaba totalmente en la visión franquista de España, no es menosjusto reconocer que muchos niños comenzaron a conocer y amar la geografía es-pañola, sus gentes, sus costumbres, sus monumentos, su historia y sus personajesilustres, gracias al interesante viaje de esos dos hermanos y los dibujos en blancoy negro del libro.

Cualquiera que haya estudiado en un centro marista sabrá, además, la impor-tancia que se le daba a la escritura; empezando por el recuerdo que siempre nosqueda de esa auténtica obra de arte que era la caligrafía del Hermano. Citemos elfin que, según la Guía, debía proponerse todo maestro en la clase de escritura:“Que al terminar sus estudios en el Colegio, posea el alumno hermosa letra cur-siva y española vertical, cuya belleza y utilidad no son superadas por ningún ti-po de letra y siendo la Escritura nacional, como buenos españoles, estamos en eldeber de conservar las costumbres y tradiciones patrias; que pueda a la vez ha-cer uso de una elegante redondilla o de otro tipo de letra cuando desee que re-salte el escrito; y, por fin, que sepa disponer con gusto lo que escribe”. Efectiva-mente, los antiguos alumnos maristas podemos dar fe de que una lectura correc-ta y la pulcritud y orden en la escritura, nos han acompañado desde que las asi-milamos en el Colegio. Así nos lo recuerda un antiguo alumno del “Cervantes”cordobés:

“Nos sentábamos en parejas en unos pupitres, rayados y manchados de tin-ta, con nombres grabados de antiguos usuarios en ellos. En la parte superior, seencontraba empotrado en un orificio de la madera, el tintero, blanco de loza, queera rellenado de vez en cuando, de una tinta aguada con multitud de ‘pizcos’ ne-gros. Para escribir, utilizábamos unas plumillas que colocábamos en un mango.Cuando hacíamos caligrafía, al hacer la letra hacia arriba, el trazo debía de sersuave, sin apretar; en cambio, al descender, debíamos hacer lo contrario. Apretá-bamos un poquito, se abrían los extremos de la pluma, y la letra quedaba más bo-nita. De vez en cuando, caía un borrón de tinta encima de nuestro trabajo, peropara ello estábamos provistos de papel secante, o utilizábamos un trozo de tiza dela pizarra, que tampoco era mala solución”75

Adentrándose en el Lenguaje, la Guía aconseja para la enseñanza de la Gra-mática, el Análisis de oraciones y la conjugación de verbos. Recomienda el fo-mento de los copiados, dictados y redacciones, con el fin de mejorar la ortogra-fía, ampliar el vocabulario y desarrollar la expresión y la invención. A continua-ción aborda la Aritmética, recomendando, entre otras cosas, que se practique elcálculo mental. Sobre la Historia Sagrada e Historia Patria, señala como objetivosel dar a conocer hechos y personajes, explicarlos e inculcar valores positivos, deellos, en los alumnos. La Geografía la presenta como un gran apoyo cultural parasaber situar distintas civilizaciones y lugares en el globo terráqueo o en el mapade España. La Gimnasia, el Canto y el Dibujo cierran nuestro rápido vistazo a lasasignaturas, no sin antes comentar la llamada Lección de Cosas, donde entrabadesde Física y Química a Botánica, desde Higiene a Zoología y desde Agricultu-ra a Mineralogía. En todas las asignaturas se recomendaba preguntar todos los dí-

75 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 2.

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as, para obligar al alumno a ir adquiriendo el hábito del estudio diario y controlarsu esfuerzo y aplicación.

Como hemos dicho al comenzar estos dos últimos apartados, los tiempos ac-tuales en el tema del material y las asignaturas, han cambiado muchísimo. Leja-nas son ya las imágenes de la chasca, del pupitre doble, del tintero, de las filmi-nas o del maestro dibujando el mapa de España en el patio y los niños recorrien-do los ríos. Hoy es la hora del rotulador, de las diapositivas, de los videos, de lainformática... Pero, creemos, que en la Institución Marista, como en cualquier ins-titución educativa, la imagen, la ilusión y la voz del maestro y su pizarra, hoy ayu-dado de infinidad de material más que hace treinta años, siguen siendo decisivas.Por eso transcribimos las palabra de Mariano Santamaría: “Detrás de la tecno-logía y el progreso subyace permanentemente el espíritu de Marcelino Champag-nat, que es el que ha conseguido que el Instituto perviva a través de los años, porencima de los cambios en las tendencias pedagógicas. La pedagogía de presen-cia, la pedagogía mariana, de humildad, de vida de familia, de estímulo, de emu-lación, de trabajo, de disciplina, la pedagogía cristiana, en definitiva, está tan vi-gente como en 1886, o más aún, si cabe. estos atributos son el mejor material es-colar que un alumno puede encontrar en el colegio de los Petits Frères de Ma-rie”76.

76 SANTAMARÍA, M. Cien años en la escuela. Instituto de los Hermanos Maristas. Secretariado Nacio-nal de Educación. Edelvives, Zaragoza 1987, p. 150.

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3. LA LLEGADA DE LOS MARISTAS A ESPAÑA

GERONA 1886

Antes de que los primeros Hermanos Maristas aparecieran por España, en1886, el Instituto ya se había extendido desde Francia a otros rincones del mun-do. Al Reino Unido llegaron en 1851; a la Bélgica valona en 1856; a Irlanda en1862; a la Colonia del Cabo, en África del Sur, en 1867; a Samoa en 1871; a Aus-tralia en 1872; a Nueva Caledonia, colonia francesa de Oceanía, en 1873; a Nue-va Zelanda en 1876; a las islas Seychelles, colonia francesa, en 1884 y a la pro-vincia francófona de Quebec, en Canadá, en 1885.

La venida a España no fue fruto de un plan preconcebido de expansión, sinomás bien el resultado de una casualidad que arraigó y se hizo fértil. Moral del Ba-rrio, en sendas obras77, ha documentado y analizado ampliamente las razones dela llegada de los Maristas a nuestra nación.

El 10 de julio de 1886 llega a la Casa General de los Hermanos Maristas, enSaint-Genis-Laval, una carta del Padre Réveillère, Superior de los PP. Lazaristasen Buenos Aires, en la que solicitaba cuatro Hermanos Maristas para encargarsede las escuelas de su misión. El Superior General de los Maristas, H. Teófano,aceptó la petición, con la condición de que los Hermanos que fueran destinadosallá pudieran seguir rigiéndose por sus propias Reglas y Constituciones y tuvie-sen libertad para realizar nuevas fundaciones; además, decidió que los Hermanosmisioneros, antes de partir se acostumbrasen a la cultura y lengua españolas.

La proximidad de Gerona con la frontera francesa, fue la razón que eligió es-ta ciudad para que en ella los cuatro Hermanos que viajarían a Buenos Aires apren-diesen español. Paradójica elección, tratándose de la ciudad donde se habla un ca-talán más cerrado. A la capital gerundense arribó en noviembre el H. Bérillus,Asistente General, que preparó todo para la llegada de los Hermanos, contactan-do con mosén Ignacio Servitja Escatller, párroco de la iglesia del Carmen. A suretorno a Francia, en concreto al escolasticado de Saint-Paul-Trois-Chateaux, lefaltó tiempo para contar maravillas de España y del trato recibido por parte de los

77 MORAL BARRIO, J.J., El Educador Marista, Edelvives 1986 y Cien años de escuela, en colaboracióncon otros autores, Edelvives 1987. Publicados por el Instituto de los Hermanos Maristas en conmemoración desu Centenario en España.

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gerundenses. El 8 de diciembre se elegía a los cuatro Hermanos, de nombres Hi-lario José, Hermilo, Hipólito y Helión, curiosa coincidencia en las iniciales, quehará que en el mundillo marista se conozca a estos Hermanos pioneros con el so-brenombre de “las cuatro haches”. Pues bien, los cuatro llegaban a la estación deferrocarril de Gerona, el 19 de diciembre de 1886, a las 8,30 de la mañana, oíanmisa en la catedral, se instalaban en el primer piso del número 2 de la calle Esco-lapia, junto al Seminario Conciliar y se preparaban para asistir a sus clases de es-pañol en el colegio San Narciso.

Pronto, los habitantes de Gerona se acostumbrarían a ver pasear a los cuatroHermanos, con sus largos hábitos y sus diccionarios de francés-español en las ma-nos. Los progresos en el idioma eran rápidos, pero el proyecto bonaerense se ibacomplicando y se hacía difícil. Además, el obispo de Gerona monseñor TomásSivilla, mostró su deseo de que los Maristas permaneciesen en la ciudad y abrie-sen un colegio. Así, la empresa destinada inicialmente a Argentina, quedó en Es-paña y abrió su primer colegio en la calle Fournás número 2, el 1 de junio de 1887,con tan sólo tres alumnos: Ricardo Reixach, Narciso Viñas e Ignacio Servitja.Por la tarde de ese mismo día el número había ascendido a seis, al día siguientesubieron a veintiocho y al finalizar el mes rondaban los sesenta alumnos.

No es el momento ni el lugar para desgranar exhaustivamente las peripeciasde los Hermanos Maristas en Gerona. Sí decir que su progresión fue extraordina-ria. El curso 1887-88, que se abre en septiembre, se inicia con 120 alumnos y laJunta del Apostolado de la Oración les encargará la gestión de otro colegio de laciudad, el “Sagrado Corazón” (en construcción). Pronto, el húmedo local de lacalle Fournás fue sustituido por un hermoso edificio en la calle Claverías número12, antiguo colegio luego deshabitado, que se rebautizó con el nombre de “La In-maculada”. El local, de tres plantas y amplio huerto trasero, con 437 metros cua-drados fue inicialmente alquilado, pagando los Hermanos 100 pesetas mensualesa su propietario, Manuel Llinás, hasta que en 1891 los Hermanos lo compran. Enese año, el total de alumnos es de 411 y es designado director el H. Hilario. Enel curso 1892-93, el “Sagrado Corazón” abre sus puertas como colegio de pri-maria y los Maristas repartirán el alumnado, 245 en éste y 180 en “La Inmacula-da”.

Hasta 1900, los Hermanos Maristas pasarán a abrir o hacerse cargo de otros23 colegios en Cataluña. Los nombres de Vich, San Felíu de Torelló y Mataró, don-de se hizo famoso el espléndido colegio “Valldemía” (1888), Rubí (1889), Cen-telles (1890), Berga y Canet de Mar (1892), Sabadell (1894), Lérida (1895), Igua-lada (1896) o Barcelona (1900), entre otros, vinieron a unirse a la fundación pri-migenia de Gerona. Juntas, Instituciones católicas benéficas, asociaciones piado-sas, Patronatos o los propios párrocos y obispos (el ordinario de Vich, monseñorMorgades i Gili, se distinguió en su apoyo a los Maristas), reclamaban la pre-sencia de los Hermanos y les confiaban sus centros.

La mayoría de los alumnos eran niños pobres que recibían enseñanza gratui-ta. Existían, sin embargo, reducidos grupos de niños que podían sufragar los gas-tos de su educación, y que entregaban cantidades mensuales que oscilaban entrelas 5 y las 10 pesetas. Las Juntas y Patronatos pagaban a los Hermanos una me-dia de unas 900 pesetas anuales para sus gastos y mantenimiento.

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Era indudable que la pedagogía integral marista, en Cataluña78, su sencillez,su religiosidad llana, iba adquiriendo un gran prestigio a pesar de las críticas deciertos diarios liberales como La Lucha, de Gerona, que criticaba a los padres queconfiaban la educación de sus hijos a los “frailes franceses”. Un ejemplo del buennombre que iba alcanzando el Instituto nos viene del testimonio del inspector deSanidad que debía dar el visto bueno al nuevo colegio “La Inmaculada” (cons-truido en 1905, siendo Director el H. Helion, sobre el solar del antiguo): “Su-biendo por los callejones venía dispuesto a cerrar el colegio, pero al recorrer to-das las dependencias y admirar salones bien ventilados, con mucha luz y buenaorientación, y ver el sol que entra por tantas ventanas, me he convencido de queeste colegio es el mejor centro docente de Girona, por su higiene, por lo pedagó-gico de su construcción y por sus posibilidades. Antes que éste, debería cerrar to-dos los demás centros”79.

LA LEGALIZACIÓN EN ESPAÑA

En contraposición a las numerosas dilaciones para obtener la autorización le-gal en su país de nacimiento (hasta 1851, treinta y cuatro años después de su fun-dación, no le fue concedida en Francia), la legalización del Instituto Marista enEspaña fue rapidísima. El 31 de diciembre de 1887, el H. Hilario José, se dirigíapor carta a la reina regente María Cristina. En esos momentos el Colegio de Ge-rona es una realidad igual que el de la calle San Simón de Mataró y se acariciabala idea de hacerse cargo del colegio “Valldemía” de la misma localidad.

Por su interés histórico, reproducimos íntegramente la citada carta:

“Señora:Hermano Hilario José, superior de los Pequeños Hermanos de María

venidos desde Francia a los Estados sujetos a Vuestra Maternal domina-ción, con el más profundo respeto se atreve a exponeros que el Instituto re-ligioso del que es humildísimo miembro, erigido en el año 1817 por el ce-lo del difunto P. Champagnat, sacerdote de la diócesis de Lyon, en la veci-na República, cuenta hoy en día con unos tres mil quinientos miembros, loscuales, en ambos continentes se dedican a instruir a los niños y aún a losadultos en todo lo que pueda contribuir a servir mejor a su Dios y a su Pa-tria

Aprobado el Instituto por la Santa Sede, son ya los Pequeños Herma-nos de María operarios reconocidos de la viña de Cristo.

Y sabiendo lo mucho que Vuestra Majestad se interesa por el bien es-piritual y temporal de los españoles, que dichosamente considera como loshijos suyos muy queridos, desean los hermanos consagrarse a sus tareas

78 Hasta 1903, todos los colegios maristas en España, veintinueve, se radicaban en Cataluña, con las ex-cepciones de los de Burgos (1891), Cabezón de la Sal en Cantabria (1897), Valencia (1897) y Logroño y Carta-gena (1898).

79 Testimonio recogido en Cien años de escuela, p. 46.

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en el país donde el Pilar de Zaragoza perpetúa y perpetuará en lo sucesi-vo la dulcísima alianza del mismo con el cielo, por mediación de la excel-sa Señora que España, a la par que el Instituto, veneran como su predilec-ta Patrona.

No pretenden los Pequeños Hermanos de María privilegio alguno ensu favor, y sí únicamente que se les permita dedicarse a su ministerio, enlos vastos territorios que cobija el pabellón de las Españas al igual que losdemás Institutos religiosos reconocidos por el Gobierno.

En su virtud, y confiando en el Señor que los resultados corresponde-rán a tan grata medida, el infrascrito, con el más profundo acatamiento,

Suplica reverentemente a Vuestra Majestad se digne autorizar en Es-paña la congregación religiosa denominada de los Pequeños Hermanos deMaría, como lo están los demás Institutos dedicados a la enseñanza.

Así se atreve a esperarlo el exponente de Vuestra próvida solicitud porel bienestar de todos los españoles, y al formular su demanda tiene el ho-nor de ofreceros el homenaje de los sinceros votos que eleva a Dios el Ins-tituto por vuestra prosperidad y la de la Real Familia.

Girona, 31 de diciembre 1887.Señora: A los Reales pies de Vuestra Majestad.”

El 3 de febrero de 1888, tres meses después de escrita la carta, apenas ochomeses transcurridos desde que los maristas comenzaran a impartir sus primerasclases en España, el ministro de Gracia y Justicia, Alonso Martínez, contestabaaprobando el Instituto, mediante Real Decreto con fecha de publicación de 8 defebrero, “para España e islas adyacentes”. La única condición planteada a losHermanos era la de solicitar de las autoridades civiles y religiosas del lugar unaautorización expresa y concreta para cada escuela.

La alegría entre los Maristas fue enorme, más aún si tenemos en cuenta losnegrísimos nubarrones que sobre su futuro se cernían en Francia y que detallare-mos en el siguiente apartado. El 23 de febrero de 1888 el Superior General, H. Te-ófano, escribía una carta de agradecimiento a S.M. la Reina, cuyos términos de-notaban la inmensa dicha que albergaba en el Instituto por la fácil legalización enEspaña80.

DEL DESASTRE EN FRANCIA A LA CONSOLIDACIÓN EN ESPAÑA

Si la llegada de los Maristas a España se debió al azar, su consolidación va aser consecuencia de los acontecimientos que van a tener lugar en nuestro país ve-cino, cuna y gran base de los Hermanos. Lo hemos comentado hace apenas unaslíneas. En los años finiseculares del XIX, oscuras perspectivas se cernían en Fran-cia, no ya sólo sobre los Maristas, sino sobre todas las órdenes religiosas dedica-das a la enseñanza.

80 El original, en francés, y su traducción podemos encontrarlos en Cien años de escuela, páginas 57 a 59.

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Desde el advenimiento de la República (1873), la enseñanza religiosa va a es-tar en el punto de mira de republicanos y liberales, afines al programa anticleri-cal de la masonería. El acoso va a comenzar durante la presidencia de Jules Grevy(1879-1887), y en opinión de Louis Caperan81, fue facilitado por la transigenciadel Vaticano y del Episcopado galo, con el fin de evitar una querella llamativa quepromoviese desde el Gobierno un mayor grado de rigor anticlerical. Además, lanumerosas órdenes religiosas que realizaban su labor en las escuelas no supieronarticular un frente común que permitiera una defensa de sus derechos.

Una tras otra van a ir cayendo sobre dichas órdenes leyes restrictivas. En 1880comienzan a ser expulsadas del territorio francés todas las congregaciones que,hasta el momento, no habían obtenido autorización legal para existir. En 1882 sesuprime la enseñanza de la religión en las escuelas comunales y se prohibe la prác-tica de la oración. En 1884 se obligaba a todas las órdenes a pagar un impuestoque gravaba fuertemente los traspasos, herencias y donaciones. La ley Globet (30de octubre de 1886), declara laicas todas las escuelas comunales y obliga a quesus maestros, en el plazo de cinco años, sean todos seglares. Además se obligabaa los Hermanos a cumplir el servicio militar: si en 1889 había unos 50 Hermanoscumpliéndolo, en 1891 eran 200, como dice Moral Barrio, “Incluso desde el pun-to de vista material era una calamidad sin precedentes en el Instituto. La eficaciade más de 150 hombres jóvenes se restaba a una institución en pleno rendimien-to. En el plano económico era un desastre no sólo por lo que no ganaban, sinopor lo que se necesitaba para ayudarlos materialmente”82.

El Instituto Marista buscará fuera de Francia lo que en ella se le niega. Las es-tadísticas de 1900 nos dicen que fuera de Francia trabajan 2.341 Hermanos (de losque 686 eran franceses), atendiendo 237 centros y 43.574 alumnos. La expansiónque habíamos comentado antes hasta 1886 se ha ampliado ahora a Estados Uni-dos e Italia (1887), Dinamarca e islas Fidji (1888), Colombia (1889), China (1891),Turquía y la colonia británica de Aden (1892), Suiza (1893), Brasil (1897), Egip-to (1898) y Méjico (1899). Su presencia en Francia sigue siendo, a pesar de su re-tirada de las escuelas públicas, muy fuerte. Entre el territorio metropolitano y lascolonias (Argelia, islas Seychelles, Líbano, Siria, Indochina, Nueva Caledonia ySamoa), cuenta para ese mismo año de 1900 con 4.839 hermanos que atienden536 escuelas y 51.196 alumnos.

Pero la puntilla final a su presencia en su país de origen está próxima. El 10de julio de 1901 el Gobierno Combes dicta la ley Waldeck-Rousseau, que dicta-mina que ninguna congregación religiosa puede existir en Francia ni abrir escue-las sin autorización expresa del Consejo de Ministros y dicho Consejo puede di-solver una congregación y cerrar sus escuelas mediante un decreto. La autoriza-ción de que disponían los maristas desde 1851 se convierte en papel mojado. El19 de septiembre de 1901 el H. Teófano presenta la petición de autorización y el1 de abril de 1903 la catástrofe se consuma: El Gobierno niega la autorización alInstituto para regularizarse y da un plazo de tres meses para cerrar todos sus cen-tros. Las demás órdenes religiosas corren igual suerte. El 1 de diciembre de 1905,el gabinete Combes pone el último anillo a la cadena iniciada años atrás: se pro-

81 CAPERAN, Louis, Histoire contemporaine de la laïcité française, Paris 1957, páginas 131-138.82 MORAL BARRIO, El educador marista 2, Edelvives 1986, p. 41.

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híben las Universidades católicas y se retira el derecho a enseñar cualquier mate-ria a religiosos o sacerdotes, se suprimen los conventos, se incautan los bieneseclesiásticos, se expulsa del país a unos 20.000 religiosos... se rompen las rela-ciones con el Vaticano.

Baladí sería detenerse a comentar el durísimo revés que esto supuso para elInstituto Marista, la más importante de las órdenes masculinas de Francia, en nú-mero de Hermanos y escuelas, después de los Hermanos de las Escuelas Cristia-nas83. Pero de ello se beneficiarían sus obras allende las fronteras francesas, querecibirían nuevos impulsos. 1903, el año de la expulsión de Francia, también serárecordado por las nuevas llegadas de Maristas a España, por su aparición en Ar-gentina (17 años después de aquel primer intento fallido de las “cuatro haches”)y Cuba; 1904 será el año de Palestina; 1905 el de Bulgaria y Servia; 1907, Gre-cia; 1909, Hungría y Perú; 1911, Chile, el Congo belga y la lejana Ceilán; 1914,en fin, contempla la llegada de los Hermanos al Imperio Alemán.

En efecto, como hemos dicho, nuevos contingentes de Maristas llegan a nues-tra nación en 1903. La crítica situación del Instituto en Francia y la magnífica aco-gida que se había tenido al otro lado de los Pirineos (30 centros formaban ya lallamada Provincia de España) lo decidieron. Si la venida de 1886 había tenido suorigen en la casa de Saint-Paul-Trois-Chateaux, las de 1903 lo van a tener en lasde Aubenas y Lacabane.

Tres Hermanos de Aubenas, Richard, Robustien y Louis Maxence, llegan el26 de mayo de 1903 a Pontós, provincia de Gerona, para comprar una finca de 40hectáreas al precio de 30.000 pesetas. Durante el verano llegarían más Hermanosprocedentes de Aubenas, que fueron acondicionando los tres destartalados case-rones que poseía la finca. En las Navidades, Pontós alojaba ya 50 hermanos, en-tre novicios y profesos, y para el 30 de mayo de 1904 se abría la escuela. Borra-sá, La Bisbal, Besalú y Figueras serán nuevos centros que se abrirán desde Pon-tós, pero que tendrán vida efímera (para 1920 ya se habían cerrado) debido a laspenurias económicas del Instituto y a que atendían a niños muy pobres. La fortu-na les sonreiría en 1907, cuando el obispo de Lugo, monseñor Benito Murúa,solicitó a la Provincia de España, Maristas que se instalaran en la capital gallega;los Hermanos de Pontós aceptaron la oferta que sus compañeros de la Gran Pro-vincia declinaron al estar en plena expansión por otros puntos del solar hispano.Lugo (1907), Orense (1908) y Oviedo (1909) serían sólidas fundaciones, respal-dadas por los respectivos obispos, que verían aumentar espectacularmente su nú-mero de alumnos y Hermanos, ya en mayoría españoles. Tuy (1912), Vigo (1913),La Coruña (1915), León y Segovia (1919). Incluso en ese año de 1919, se abría elColegio hispanofrancés “San José” en Madrid, no sin cierta rivalidad con otroscentros privados, incluido el Marista dependiente de la Provincia de España.

83 En 1903 los Hermanos de las Escuelas Cristianas eran la principal congregación masculina de origenfrancés dedicada a la enseñanza, tanto en número de Hermanos como de escuelas en todo el mundo: 9.309 y1.372, respectivamente. Los Hermanos Maristas los seguían, de lejos, en segundo lugar, con 4.240 miembros y595 centros educativos, siendo su progresión espectacular, pues en 1830 eran la octava congregación de este “ran-king” en número de escuelas. Los Marianistas, que desde 1887 habían iniciado su obra en España, ocupaban elquinto lugar con 838 padres y 67 colegios. Fuente: LANFREY, A., Une congregation enseignante: Les FrèresMaristes de 1850 à 1904. Lyon 1979, p. 8.

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Retornemos a 1903 y vayamos a fijarnos en la tercera corriente de HermanosMaristas que llegan a España. Esta procederá de Lacabane, pequeña villa situadaal sur de Burdeos. La proximidad con el País Vasco les llevará a él cuando estallela crisis secularizadora en Francia. El Ayuntamiento de Oñate (Guipúzcoa) les brin-dó las dependencias de una antigua Universidad, donde asesorados por los Her-manos de la Provincia de España, los Hermanos de Lacabane abrirán en 1903 unnoviciado y una escuela. La escuela seguiría en Oñate, pero el noviciado se tras-ladaría a Anzuola, una pequeña localidad a dos horas de marcha por el monte yefectivamente, por medio de jumentos y a través de dicho monte, se efectuó el tras-lado en 1907. Durango (1904), Zalla (1906), Placencia de las Armas (1909), Bal-maseda (1920), y Zumaya y Las Arenas (1928) son centros que se abrirán desdeAnzuola, con variada fortuna, dedicándose a primera, segunda enseñanza y a ac-tividades de formación profesional. El gran centro de los Hermanos originarios deLacabane será “El Salvador” de Bilbao, fundado en 1918 y que tras varios do-micilios se emplaza actualmente en la calle Iturbide. Badajoz (1928) también se-ría fundado por ellos aunque pasaría a la jurisdicción de la Provincia de España.El afán fundacional de los Maristas de Anzuola los llevaría a ultramar, a Vene-zuela, llamados por el obispo de Maracaibo en 1925 y en esa ciudad fundarán elcolegio “Nuestra Señora de Chiqinquirá”, aparte de otros, menos importantes, enCoro y Riohacha.

LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA

El Instituto de los Hermanos Maristas está regido por un Superior General,elegido en Capítulos Generales (convocados cada nueve años) y asistido por losConsejeros Generales, que se eligen igualmente en dichos Capítulos. Cuando lle-garon los Maristas a España la Casa General tenía su sede en Saint-Genis-Laval,tras la expulsión de Francia se ubicó en Grugliasco (Italia) y desde 1961 está enRoma. El Instituto, para su mejor administración, se divide mundialmente en Pro-vincias, al frente de las que se haya un Hermano Provincial apoyado por el Con-sejo Provincial. En cada Colegio, la comunidad religiosa y la educativa se organi-zan de manera distinta, y el Director del Colegio no se corresponde necesariamentecon el Superior de la comunidad religiosa.

Los Hermanos pioneros que llegaron en 1886 a Gerona fueron el embrión dela llamada Gran Provincia de España, constituida en 1903, una de las once queconformaban el Instituto Marista en todo el mundo, y cuyo primer Provincial se-rá el H. Pablo María. Su proyección y desarrollo fue extraordinario, llenaron deescuelas Cataluña en apenas una docena de años y el amanecer del siglo XX em-prendieron el camino del sur: en 1904 llegaron a Calatayud y Valdepeñas. Los cen-tros de Moral de Calatrava, Manzanares y Lucena, el primero en Andalucía, seabrieron en 1906 y al año siguiente les tocaba el turno a Alicante y Soria. En 1915llegarán a Larache, en el Marruecos español y los años de la Segunda Repúblicaverán la apertura de los colegios de Jaén, Málaga, Córdoba y Sevilla.

Como sabemos, también desde 1903 otras corrientes de Hermanos Maristasfundaban colegios en España, siempre ayudados por los veteranos de la Gran Pro-

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vincia, pero sin poder evitar algunos roces, al tener colegios unos en áreas de in-fluencia de otros. En 1920 se crea la llamada Provincia de León, con el H. Ber-tualdo como Provincial, que recogía los esfuerzos de los Hermanos que llegarona Pontós. Anzuola se erigiría como Provincia en 1935, ocupando solo el territoriovasco, y su primer Provincial sería el H. Cipriano.

Superada la tragedia colectiva española que fue la Guerra Civil (1936-1939)y que afectó terriblemente a los maristas (174 mártires, 120 encarcelados, nume-rosas escuelas cerradas y centros destruidos), se imponía una reorganización ad-ministrativa de los Maristas en nuestra nación. El 17 de abril de 1942 se creabauna nueva Provincia que reuniría el importante desarrollo catalán: nacía así Le-vante, con Cataluña y la región valenciana como núcleo. Se mantenía la vieja Pro-vincia de León y se creaba la extensa Provincia Norte-Sur, que englobaba a la an-tigua Gran Provincia de España (sin Levante ya) y a la de Anzuola.

Dos años después, el 28 de abril de 1944, el Consejo General efectúa peque-ñas modificaciones que se saldarán con la aparición de cuatro provincias. Levan-te y León seguían como en 1942, pero Norte-Sur, demasiado extensa se dividía enBética (Andalucía, Murcia, Badajoz, Castilla la Nueva y Larache) y Norte (An-zuola, Navarra, Castilla la Vieja y Alcazarquivir, en Marruecos).

En 1959, el 2 de febrero, se acomete la, hasta ahora, definitiva reestructura-ción de las provincias canónicas maristas españolas. El aumento de las vocacio-nes de Hermanos, alumnos y centros así lo aconsejaba. Los nombres de las nue-vas siete provincias eran Bética (con la extensión americana en Bolivia), Castilla(que se ocupaba también de Guinea), Cataluña (que se ocupaba también de Bale-ares y Paraguay), León (con extensión a Ecuador), Levante (que llevaba tambiénel Sahara), Madrid (que englobaba Canarias y el Zaire) y Norte. La Casa Centralse instalaba, definitivamente, en Madrid

La que más nos interesa a nosotros por nuestro estudio, la Bética, compren-día las provincias andaluzas más Badajoz, Ciudad Real y la citada Bolivia. En 1959disponía de 14 colegios, Badajoz, Fuenteheridos, Huelva, Bonanza, Sanlúcar deBarrameda, Sevilla, Villanueva de las Minas, Córdoba, Lucena, Jaén, Granada,Málaga, La Caleta y Roboré (Bolivia); dos Casas de Formación, el Castillo de Mai-món en Córdoba y Castilleja de la Cuesta en Sevilla; y una casa de retiro, VillaOnuba en Huelva. Actualmente, la provincia Bética dispone de los siguientes co-legios “Nuestra Señora del Carmen” (Badajoz), “Cervantes” y “Reales Escuelasde la Inmaculada” (Córdoba), “La Inmaculada” (Granada), “Colón” (Huelva),“Santa María de la Capilla” (Jaén), “Nuestra Señora de la Victoria” (Málaga),“San José” (Priego de Córdoba), “Nuestra Señora de los Reyes” (Sanlúcar de Ba-rrameda - Bonanza), “Santa María la Mayor” (Sanlúcar la Mayor), “San Fer-nando” (Sevilla) y los bolivianos “Sagrados Corazones” (Roboré), “Escuela Gon-zalo Drees” (Cochabamba), “Hermanos Maristas” (Comarapa), “Hermanos Ma-ristas” (Santa Cruz de la Sierra) y “San José” (Chiquitos), que suponen, excep-tuando los colegios de Bolivia84, un global de 12.776 alumnos (alrededor de un8,5% del total de alumnos que cursan Preescolar, EGB, BUP y COU en centros

84 El Colegio “Sagrados Corazones” de Roboré, se fundó en 1957 y cuenta actualmente con cinco Her-manos, siendo el germen de las siguientes fundaciones, que mantienen en Bolivia alrededor de 25 HH. Maris-tas.

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católicos andaluces), 102 hermanos, 285 profesores seglares y 78 miembros depersonal no docente. Los datos generales del Instituto Marista en España son: 69colegios, 66.336 alumnos, 643 hermanos, 1.708 profesores seglares y 509 miem-bros del personal no docente85. Se mantienen las dos Casas de Formación y la re-sidencia de Villa Onuba, y además, desde 1977, en Benalmádena, se alza una Re-sidencia enfermería para Hermanos Maristas ancianos.

LOS PRIMEROS HERMANOS, VISTOS POR JOSEP PLA, CONCHAESPINA Y MIGUEL VIADEL

Incluimos en nuestro trabajo el prestigioso documento que suponen las des-cripciones de las personas y obras de los primeros Maristas, en testimonio de Jo-sep Pla, Concha Espina y el articulista valenciano Miguel Viadel. Estas des-cripciones son perfectamente válidas, también, para los Hermanos maristas quellegaron en 1906 a Lucena, primera fundación de Instituto en Andalucía, como yahemos dicho, y a Córdoba en 1933.

Josep Pla y Casadevall (1897-1981), magnífico autor catalán, reconocido porsu hábil descripción del Mediterráneo y de su región natal del Ampurdán, fue an-tiguo alumno marista en los colegios de Palafrugell (fundado en 1894) y Gerona(fundado en 1887), y de esta etapa de su vida dejó un vivo recuerdo en su libro,Girona, un llibre de records, del que extractamos, traducida, la siguiente estam-pa:

“Cuando los hermanos maristas llegaron a Palafrugell, causaron unagran impresión. Esto ocurría en los últimos años del siglo pasado.

Los hermanos iban vestidos de una manera nunca vista en el país. lle-vaban una sotana con un cordón de borlas a la francesa, un rabat en el cue-llo, un crucifijo de madera y latón en el pecho, una capa corta, un som-brero de cura francés, zapatos bajos y medias de tela negra, de una acusa-da forma tubular. Como buenos meridionales estaban hechos al modelo tí-pico del país originario, siempre un poco napolitano, en el que lo más im-portante es la pantorrilla prominente y el tobillo firme: es el marino des-calzo, los pantalones arremangados, la mirada nostálgica, o el gran señorde buen pantalón, o el que frecuenta los saraos (que se viste de esta gui-sa). El exceso de ropa negra en las extremidades que presentaban los her-manos les daba una idea de seriedad y severidad que en el Ampurdán ra-ramente se había ofrecido.

A las clases dirigentes de Palafrugell se les ocurrió la idea de fundarun colegio de carácter confesional con unas posibilidades de enseñanzapráctica cualificada y que produjese frutos evidentes. Y por esto vinieronlos hermanos maristas por una aspiración, como aquel que dice. No fue-ron mal recibidos. Eran franceses, y, aunque expulsados de Francia, fue-ron considerados, aún por los anticlericales más notorios de la población,como más liberales y abiertos que los profesos de las órdenes del país.

85 Fuente: Cien años de escuela, pp. 164-204.

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El ampurdanés es un hombre tan candoroso y tan sencillo que no pue-de, por cerrazón temperamental, comprender la complejidad social del je-suitismo.

Llevaban en la cara la tristeza del exiliado, el espíritu un poco alicaí-do, la cerrazón contagiosa de la extranjería. La gente, al verlos, decía:“¡Pobrecitos!”. La evasión de aquellos hombres fue el colegio. Se dierona la escuela de lleno. Trabajaron en ella con gran firmeza. La única dis-tracción que tuvieron consistía en la lectura de “Le Pèlerin”, una “Cam-pana de Gracia”, invertida, clerical, truculenta, que se publicaba en París.

Al principio, los hermanos vivieron de la ayuda de personas piadosasy de las subvenciones de algunas familias. Pronto, sin embargo, dispusie-ron de abundantes alumnos. Tuvieron la habilidad innegable de adaptarsecon rapidez al ambiente del país. No cargaron demasiado ni acentuaron enningún sentido el misticismo. Defendieron un catolicismo normal, del pue-blo llano, ciertamente mediocre, donde no había demasiados milagros niexceso de casuística”86.

Concha Espina de la Serna (1877-1955), escritora santanderina, también fa-mosa por el realismo de sus descripciones de paisajes y ambientes, vivió de cer-ca la obra marista del colegio de Cabezón de la Sal, abierto en 1897, localidadcántabra famosa, aparte de por los típicos recursos económicos montañeses: lospastos, eucaliptos y el ganado vacuno, por explotar una de la principales minas desal gema de España. Nos ha dejado su testimonio en el artículo titulado “Los ma-ristas” y que apareció en el diario ecuatoriano El Universo, el 12 de agosto de1910:

“A mi profunda admiración, a mi gratitud hacia esos hombres que sellaman piadosamente hermanos y con mística dulzura se apellidan maris-tas, les vienen muy estrechos los límites de esta crónica; pero no dispongode más amplio espacio donde recibirles ahora dentro de mis homenajes.

Yo no sé de dónde vienen esos hombres excepcionales que han hechoen la villa rústica una abundantísima siembra de cultura; pero sé adóndevan. Van al sacrificio glorioso del amor a los niños. Van al ensalzamientosublime de la ciencia por medio de la caridad. Y van alegres, seguros, conla más encantadora de las humildades. Verdad es que la mies de su traba-jo tiene tanto de abrumadora para su actividad como de fecunda en frutosde bendición. Y estos hombres son felices recogiendo la cosecha de sus ilu-siones en la inteligencia de sus discípulos.

Con ejemplos tan admirables como el que estos señores ofrecen a nues-tra consideración, nada más fácil que defender y pregonar con fervientesalabanzas las excelencias de la enseñanza por asociaciones religiosas.

La villa montañesa de que hago memoria no es un pueblo clerical, enel sentido que ahora se da a esta palabra; abundan en él los liberales y aúnlos republicanos. Cuando los maristas se establecieron allí, pocos años ha-

86 PLA, Josep, Girona, un llibre de records, Ediciones Destino, 1952, pp. 15-16.

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ce, llamados para cumplir los fines culturales de una fundación benéfica,una fría hostilidad pública les salió a recibir al camino árido de su misiónredentora... Actualmente, desde sus colegios de Primera y Segunda Ense-ñanza, los maristas recogen en amor y gratitud el caudal de abnegación ex-quisita que han derrochado sobre el pueblo.

Los más incrédulos, los más indiferentes, los que decían con recelo:“¡Parecen curas!”, o murmuraban con desdén: “¡Parecen frailes!”; aqué-llos más escépticos y sospechosos han vuelto la cabeza descubierta hacialos maristas y se han inclinado con respeto delante de su obra.

La nota más emocionante y bella de esta obra santa es el amor fervo-roso que los niños sienten por estos educadores modelo. Con un impulsivoafecto, todo atracción y confianza, los colegiales sin distinción de clase nide años, están allí agrupados en un coro de armoniosa sumisión alrededorde los maristas.

La tarea de aprender, siempre ingrata para los niños, se ha hecho enlas manos pacientes y hábiles de estos religiosos una amabilísima tarea. Yuna intensa sensación de bienestar se ha extendido mansamente por los ho-gares donde los pequeñuelos dignifican las horas de una vida ruda y po-bre, iniciándose un poco en todas las ciencias buenas y hermosas.

Tan seductoramente se ha presentado a los ojos de estas criaturas laposibilidad de ilustrarse y alcanzar la dicha de un mejoramiento inapre-ciable en su modesta condición social, que con bizarría de hombres caba-les se están sometiendo gustosos a grandes sacrificios de trabajo para apro-vechar el tentador beneficio.

Algunos mozalbetes que ya pueden soportar la brega penosa de la mi-na, retornan presurosos de su jornada bruta para lavarse, mudarse y hoje-ar unos libros deslumbradores de misterio que les van abriendo horizontesdesconocidos y gloriosos. Y es una delicia observar cómo pastorcitos y mi-neros, leñadores y oficiales minúsculos traducen a lord Byron y a Lamar-tine, saludan a Wolf y conocen a Leclanché y a Mohr, a Ruhmkorff y a Edi-son...

Los niños más felices, los que pueden correr y holgar, libertados de unprematuro trabajo por su buena suerte, ésos, gozando un ambiente más pro-picio a la delicadeza de los sentimientos, viven en familiar afecto con loshermanos maristas. Jamás, ni por acaso, les parece enojoso la asistenciaa las clases. Para cumplirla con exactitud, madrugan diligentes, valerososcontra el dulce sueño matinal. Cuando todavía las personas mayores des-cansan, ya los niños mariposean de puntillas por la casa silenciosa, y mu-chas veces, en las crudas mañanas de invierno, las abarcas de los colegios,repicando alegremente en las calles de la villa aldeana, nos han parecidouna expresiva llamada al trabajo y a la actividad del vecindario.

Esta apasionada amistad de los niños para los hermanos, esta caluro-sa simpatía que está realizando milagros tales de aplicación y de constan-cia, son el premio, son la gloria de los maristas.

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Los niños, con la generosidad propia de sus floridos años, se sientenimpulsados hacia todo lo desinteresado y noble, y su inexperiencia no lesimpide valorar la sublime abnegación de estos religiosos, entre los cualeshay sabios polígrafos, verdaderos artistas de la ciencia: artistas sabios queen un renunciamiento tan absoluto como imponderable de todo lo materialde la vida, velan, trabajan, luchan y redimen, sin más retribución que la deobtener una frugalísima comida y unos humildes hábitos... ¡Sabios artistasque ganan siete reales de jornal! Esta cifra elocuentísima, puesta sobre losaltos méritos de estos hombres ejemplares, dice a gritos cuantos comenta-rios pudiéramos añadir a estos renglones de admiración.

Ahora que se discuten, una vez más, en la guerra social, los beneficiosque reportan a España las asociaciones religiosas, recordamos con devo-ción haber visto de cerca y haber sentido en nuestra propia casa la cari-dad inmensa de quienes por su virtud suma y su sencillez adorable mere-cen el nombre amoroso de hermanos y el dulce y santo apellido de maris-tas”.

Finalmente, ofrecemos un tercer documento histórico, el del articulista Mi-guel Viadel, aparecido en el Diario de Valencia el 14 de octubre de 1931 y titula-do “Los amigos de la clase media”, muy ilustrativo de la función educativa de losColegios Maristas:

“Es la clase media una de las más necesitadas actualmente de ampa-ro y apoyo. Los obreros, en estos tiempos de un movimiento social tan agu-dizado, tienen sus ventajas; se ponen de relieve sus necesidades y son fre-cuentemente bandera de grandes apologías que derivan en aumentos dejornales y mejoras muy considerables. Las clases pudientes y adineradastienen, naturalmente, sus posibilidades para hacer frente a los innumera-bles gastos de la vida. Por el contrario, la clase media sufre tragedias ínti-mas, coscorrones de la adversidad, forcejeos íntimos que se traducen deordinario con la frase vulgar “quiero y... no puedo”. Dotada de una finasensibilidad y sentido de elevación, tiene aspiraciones muy legítimas y dig-nas en materia de cultura. Pero la cultura cuesta dinero y la clase mediaes precisamente la que más está tolerando las aristas del hielo despiadadodel olvido y de la incomprensión.

He aquí, en nuestro concepto, uno de los méritos más destacados de lalabor educativa que realizan los Hermanos Maristas. La formación de laclase media. Es indudable que la orientación y actividad de los Institutosoficiales en nuestra España ha sido deficiente y manca en un profundo sen-tido pedagógico. Digamos en honor de esta Institución religiosa que el se-gundo mérito que se le puede apuntar es el de completar la enseñanza delos Institutos oficiales ampliando y perfeccionando sus estudios (...)

Más nos podríamos extender hablando de sus métodos y procedimien-tos pedagógicos. Nos basta con lo apuntado, para demostrar de qué ma-nera práctica y positiva los Hermanos Maristas fomentan la educación yenseñanza de los hijos del pueblo”

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LOS COLEGIOS MARISTAS DE 1900

Para finalizar este apartado, comentar que los Colegios de los Hermanos Ma-ristas en 1900, como “Nuestra Señora de Araceli” de Lucena desde 1906, solíanubicarse en caserones de tres plantas, dentro del casco urbano, que les confían lasinstituciones o grupos de personas que los reclaman. Pocas veces tienen la suertede escoger fincas situadas en pleno campo. Aún así siempre tratan que se cum-plan las condiciones higiénicas que comentamos en su momento. Los Hermanosviven en la tercera planta del mismo Colegio, que además del patio para los alum-nos, en el frente, suele estar dotado de un huerto y gallinero, en la parte trasera,que trabajan los Hermanos.

Los colegios tenían varias clases, en el sentido de las graduadas que vimos lí-neas arriba, localizándose en la segunda planta a ambos lados de un corredor. Enla planta baja se instalaba la capilla, la cocina y un pequeño saloncito y si queda-ba espacio se habilitaba para un aula.

La mayoría de estos primeros colegios se dedicaban exclusivamente a la pri-maria (6 a 12 años), siendo el horario de seis horas, tres por la mañana y otras trespor la tarde. Algunos niños, terminada la jornada matinal marchaban a sus domi-cilios a almorzar; otros traían su pequeña tartera y pan, que les calentaban los Her-manos, a la par que les suministraban una sopa como complemento nutritivo. Elcurso era muy largo, comenzaba el 1 de septiembre y finalizaba el 25 de julio, pe-ro a lo largo del año existían amplios períodos vacacionales (diciembre era casientero festivo).

Los primeros Colegios Maristas estaban muy modestamente amueblados y enel aspecto de libros de texto compartían idéntica penuria que el resto de centrosde enseñanza. Por ello, la pizarra y, sobre todo, el estilo pedagógico del maestromarista cobraban doble valor. Quizás ahí haya que buscar la razón de su rapidísi-mo éxito.

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4. LA ENSEÑANZA EN LA ESPAÑA DEL CAMBIO DE SIGLO

¿Qué ambiente educativo encontraron los Hermanos Maristas a su llegada aEspaña y en los años inmediatamente posteriores? A ello vamos a dedicar los cin-co siguientes apartados. Importante referencia para el estudio de esta etapa de laeducación española sigue siendo la obra de Puelles, Educación e ideología en laEspaña contemporánea87 y la del inspector de enseñanza cordobés Luis Batanaz,La educación española en la crisis de fin de siglo88; pero, recientemente, dos nue-vos trabajos se han convertido en fundamentales: el capítulo dedicado a la Edu-cación y enseñanza, dentro de la Enciclopedia de Historia de España, dirigida porMiguel Artola, que publicó Alianza Editorial en 1989 y, sobre todo, la monu-mental Historia de la educación en España y América, en la que han colaboradonumerosos profesores universitarios e historiadores, coordinados por Buenaven-tura Delgado89.

LA LEY MOYANO DE 1857

Cuando los maristas llegan a España en 1886, en materia educativa, en nues-tro país, sigue vigente la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857,más conocida por ley Moyano, por ser el moderado Claudio Moyano y Sama-niego (1809-1900), ministro de Fomento en el Gobierno Narváez, quien la sacóadelante. La ley Moyano ha pasado a nuestra historia educativa como la más lon-geva (se mantuvo íntegramente en vigor hasta 1931 y, en muchos aspectos, pervi-vió hasta pasada la posguerra) y si ello se consiguió fue porque se trató de una leyconsensuada, de la que sólo renegaron los extremistas de ambos bandos (los querechazaban la intromisión clerical y los que querían extender la supervisión ecle-siástica al contenido de los textos y a las enseñanzas impartidas por el profesora-do).

87 PUELLES BENÍTEZ, M. Educación e ideología en la España contemporánea. Labor, 1980.88 BATANAZ PALOMARES, L. La educación española en la crisis de fin de siglo. Diputación de Córdo-

ba, 1982.89 DELGADO CRIADO, B. (coord.), Historia de la educación en España y América, 3 volúmenes, Edi-

ciones SM, 1994. El Tercer Volumen está dedicado a la etapa contemporánea.

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En líneas generales podemos decir que la ley Moyano dividía la enseñanza enprimaria, secundaria y superior, siendo esta última los estudios universitarios. Laprimaria, que era obligatoria y gratuita, para los que no pudieran pagarla, com-prendía de los 6 a los 12 años90 del alumno y se desglosaba en elemental (6-9) ysuperior (10-12). La elemental comprendía: doctrina e historia sagrada, lectura, es-critura, principios de gramática, ortografía, principios de aritmética, nociones deagricultura, industria y comercio. La superior, además de una ampliación de lo an-terior, añadía geometría, dibujo, agrimensura, historia y geografía (especialmenteespañolas) y nociones de física e historia natural; en las escuelas de niñas, se im-partían además de las materias generales, labores, higiene y economía doméstica.

La secundaria se impartía en los Institutos (creados por el cordobés Angel deSaavedra en 1836 y consolidados en 1845 por la ley Pidal) y a ella se accedía porel “examen de ingreso”; estos estudios duraban cinco años y constaban de gra-mática latina y castellana; elementos de retórica y poética; aritmética y álgebra,geometría y trigonometría, elementos de física y química, psicología, lógica y fi-losofía moral, nociones de geografía, nociones de historia universal, historia deEspaña, nociones de historia natural, fisiología e higiene. Cada provincia tenía unInstituto y el profesorado procedía de estudios universitarios.

Para poder acceder a la Universidad era necesario aprobar el “examen de re-válida”. La Universidad, en fin, se componía de seis Facultades (Teología, Filo-sofía y Letras, Derecho, Ciencias, Medicina y Farmacia) distribuidas en las diezuniversidades del Reino, así como estudios especiales de ingenieros, arqueólogos,archiveros, bibliotecarios y veterinarios.

Admitía la enseñanza pública y privada. Con respecto a la primera, dio rangolegal a la carrera docente funcionarial y a la centralización administrativa91. Se re-gulaban las Escuelas Normales92, que venían funcionando desde 1839 (costeadaspor las Diputaciones hasta 1886 y luego por el Estado) para formación de maes-tros. Se previó que hubiese una en cada capital de provincia y otra central en Ma-drid. Así mismo se disponía el establecimiento de Escuelas Normales para maes-tras, la primera de las cuales se abre en 1858. Se estipulaba que en todo pueblo de500 habitantes hubiese una escuela elemental para cada sexo. En los de 2.000, dosde niños y dos de niñas. En los de 4.000 tres, y así sucesivamente. En las pobla-ciones de más de 10.000 habitantes habría, además, una escuela superior, otra desecundaria y otra de párvulos. Los Ayuntamientos corrían con el sostenimiento de las escuelas de primaria (el Gobierno consignaría un millón de reales anualesde su presupuesto para ayudar a los Ayuntamientos pobres), y las Diputaciones

90 Desde 1901 la edad escolar obligatoria se amplía a los 12 años, por R.D. de 26 de octubre; antes era só-lo hasta los 9.

91 En 1843 se había creado el Consejo de Instrucción Pública, que se alzaría a la categoría de Ministerioen 1898, con la desaparición del Ministerio de Ultramar.

92 Con la reforma del conde de Romanones, ministro de Instrucción Pública, en 1901, las Normales po-dían ser de dos tipos, según si se quisiera obtener el título de maestro de enseñanza elemental o superior. En elprimer caso se debían cursar las siguientes materias: catecismo, historia sagrada, lectura, caligrafía, gramática ycomposición, aritmética, geometría, dibujo y agrimensura, geografía e historia de España, agricultura, principiosde educación y metodología y prácticas de enseñanza que se realizaban en las escuelas anejas. Para la segundaopción, además de las anteriores, se debían superar álgebra, historia universal y cosmología. El que quisiera que-darse como profesor de la Escuela Normal (que no tenía categoría universitaria), debía ampliar sus estudios conretórica, poética, pedagogía y derecho administrativo respecto a primaria.

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con los centros de Segunda Enseñanza (Institutos). Se procuraría el estableci-miento de escuelas para adultos y, en las grandes poblaciones, para sordos y cie-gos. En cuanto a sueldos de maestros públicos, la ley decía lo siguiente: Los deescuelas elementales dispondrán de casa habitación y un sueldo fijo anual de:2.500 reales (en pueblos de hasta mil almas), 3.300 reales (de mil a tres mil habi-tantes), 4.400 reales (en los de tres a diez mil), 5.000 reales (de diez a veinte mil),6.600 reales en las poblaciones superiores a veinte mil habitantes y 9.000 reales alos que dieran clase en escuelas elementales de Madrid. Los maestros de escuelassuperiores cobrarían un sueldo de mil reales más que los de las elementales en ca-da caso. En ambos casos se preveía un aumento gradual con cargo al presupues-to de cada provincia.

La privada, en su inmensa mayoría católica, al amparo del Concordato de1851, se regiría por las mismas normas que la pública, con la salvedad de que losinstitutos religiosos podían obtener una autorización general “dispensando a susjefes y profesores de título” (artículo 153). Para abrir un centro privado era pre-ceptiva la autorización gubernamental y que el edificio reuniera unos requisitosque obtuvieran el visto bueno de las inspecciones de enseñanza (existente desde1849) y de sanidad. Los colegios, y sobre todo los de Segunda Enseñanza, adqui-rieron gran prestigio y fama, superando la formación que impartían los públicos.Además de la privada católica, hay que mencionar a los maestros que abrían suspropias escuelas unitarias en pueblos donde ni las públicas ni las de congregacio-nes religiosas cubrían la demanda; generalmente se ceñían a los cursos elementa-les y en algunos casos superiores, dependiendo siempre de centros oficiales queconvalidaban los estudios. La labor admirable y difícil de compendiar de estos anó-nimos pedagogos/empresarios (que generalmente acababan arruinándose) paliabaen algo las carencias educativas de muchas zonas rurales. En el otro extremo seencontraba la enseñanza privada doméstica, con preceptores costeados para queacudieran a las propias casas. Igualmente estos estudios dependían de centros ofi-ciales.

Los libros escolares eran escasos, por lo que la pizarra adquiría un papel pri-mordial. Los textos más usados cuando los Maristas llegaron a España eran la Car-tilla, el Catón, el Catecismo Histórico de Fleury, las Obligaciones del hombre, elAmigo de los niños, las Fábulas de Iriarte y Samaniego, la Guía del artesano dePaluzie y los Textos de Primera Enseñanza de Saturnino Calleja, entre otros. Laley preveía que la autoridad eclesiástica señalaría el catecismo por el que estudiarla doctrina cristiana y los curas párrocos tendrían derecho a repasar esta materiaen las escuelas, al menos una vez en semana. El derecho a inspección eclesiásti-ca que se recogía en el artículo 2.º del Concordato se plasmaba en el artículo 295de la ley Moyano: “... autoridades académicas y civiles cuidarán de que en loscentros de enseñanza no se ponga impedimento alguno a la autoridad eclesiásti-ca encargada de velar sobre la pureza de la doctrina, de la fe y de las costumbres,y sobre la educación religiosa de la juventud”. Por contra, el artículo 170 de lamisma ley, aseguraba la inamovilidad del profesorado, salvo sentencia judicial quele inhabilitase para ejercer su cargo.

Hasta aquí nuestro resumen de la ley Moyano, que goza de una buena valo-ración general para la mayoría de los historiadores, por cuanto de sistematización

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y ordenamiento educativo supuso. Moral Barrio llega a afirmar de ella: “Digni-ficó la escuela primaria y contribuyó al descenso del analfabetismo y a la eleva-ción del nivel profesional del maestro, aumentando también el número de escue-las en relación con el de habitantes. En sus tiempos fue, seguramente, la mejor deEuropa”93.

LA REALIDAD EDUCATIVA

Sin embargo, aunque mejorando el nivel de años precedentes, la realidad edu-cativa española de 1900 reflejaba el grado de subdesarrollo socioeconómico enque se encontraba nuestro país. En 1900, España tiene 18.618.086 habitantes. Deéstos, el 28,6% viven en la ciudad y el 71,4% en el campo. La población activasupone un 35,31%, que se reparte de la siguiente manera: trabajos agrarios,63,64%; industria, 15,99%; servicios y otros trabajos, 17,99%94. La tasa de anal-fabetismo en ese mismo año era del 63,78% (en 1877 llegaba al 72%) y de los2.373.179 niños en edad escolar obligatoria, estaban escolarizados sólo 1.406.929(un porcentaje apenas algo mejor que el de treinta años antes), siendo el absentis-mo muy alto. Esta baja tasa de escolarización se convirtió en algo endémico cuan-do comprobamos que los datos entre los años 1908 y 1939 se estancan en el 56 ó58%. El total de escuelas en 1900 era de 28.690 (24.017 públicas y 4.681 priva-das). Maestros titulados, en fin, unos 7.50095.

Al maestro, sobre el que recaía la total responsabilidad de la formación cien-tífica y moral de la infancia del país, se le castigaba, paradójicamente, con suel-dos tremendamente bajos (de 150 a 1.500 pesetas anuales, abonadas por juntas lo-cales, que a menudo retrasaban los pagos), no gozaba de pensión de jubilación, sele relegaba socialmente, se le daba en las Normales una formación escasísima ydesconocía lo que era la formación permanente. Ricardo Macías Picavea escri-bía a finales del XIX: “El maestro en España es un ser horriblemente formado;mejor dicho, deformado. En las Normales nada se les enseña; pero, en cambio, ledesquician la natural inteligencia, el buen sentido y el sano juicio de las cosas”96.Con ribetes de humor negro, Josep Pla, hacía referencia a la condición física delos maestros de su región: “A principios de siglo he sido testigo directo de la sor-presa que produjo en un pueblo del Ampurdán, cuando al llegar un maestro nue-vo, la gente se dio cuenta de que no era cojo, ni manco, ni lisiado de ninguna par-te. Hacía tantos años que en aquel pueblo el pedagogo presentaba alguna formade invalidez o mutilación, que se creía que un maestro físicamente normal no po-dría encontrarse”97.

Contra el analfabetismo se luchó, intentando transformar las escuelas unita-rias (un sólo maestro), que era lo común, en graduadas (varios maestros, director,

93 MORAL BARRIO, J.J. El educador marista 2, p. 65.94 TAMAMES, Ramón, Estructura económica de España, pp. 30 ss.95 ANUARIO ESTADÍSTICO DE ESPAÑA, p. 423.96 MACÍAS PICAVEA, R., El problema nacional. Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid

1979, p. 94.97 PLA, J., o.c., p.14.

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clasificación de alumnos por aulas), desde principios de siglo. En 1923 había 641escuelas graduadas (con 2.291 secciones o grados) frente a 26.439 que mante-nían el modelo unitario. En ese año de 1923 se había escolarizado alrededor del55% de una población escolar que, según el Estatuto de Magisterio de 18 de ma-yo de 1923, había visto aumentar su edad obligatoria hasta los 14 años. El anal-fabetismo se redujo al 50% en ese año de 1923, que además se creó la ComisiónCentral contra el Analfabetismo, poco operativa por falta de recursos, según Del-gado Criado98.

Para mejorar la calidad del maestro surgieron iniciativas públicas y privadas.Tras las reformas de Romanones ya comentadas, en 1909 el ministro RodríguezSampedro crea la Escuela Superior de Magisterio, con el fin de formar profeso-res para las Normales. En 1914, un nuevo ministro, Francisco Bergamín, rees-tructuraba los estudios de las Escuelas Normales, ampliándolos a cuatro años (pa-ra acceder a las Normales era necesario tener los 16 años cumplidos), realizandoprácticas en las anejas en el tercer y cuarto año. Al finalizar los estudios los alum-nos se sometían a un examen de reválida para la obtención del título. Este plan es-tuvo en vigor hasta 1931. Desde el Gobierno, sin embargo, nada se hablaba de dig-nificar el sueldo y la condición social del maestro, que seguía en manos de losAyuntamientos.

Dentro de otras iniciativas públicas para mejorar la calidad de la formación delos maestros, debemos inscribir las Conferencias Pedagógicas (1886) que adqui-rieron la forma de Escuelas de Verano; el Museo Pedagógico Nacional (1894) di-rigido por Manuel Bartolomé Cossío desde 1883 y que recogía las ideas de laInstitución Libre de Enseñanza. Desde 1907, la Junta de Ampliación de Estudios,preveía la ayuda para viajes al extranjero de los mejores alumnos de las EscuelasNormales.

Dentro de las iniciativas privadas destaquemos las de la Institución Libre deEnseñanza y las católicas. La primera se definía por medio Francisco Giner enel Boletín de la ILE, exigiendo para la profesión de maestros, “hombres bien equi-librados, de temperamento ideal, de amor a todas las cosas grandes, de inteli-gencia desarrollada, de gustos nobles y sencillos, de costumbres puras, sanos deespíritu y de cuerpo, y dignos en pensamiento, palabra, obra, y hasta en sus ma-neras de servir a la sagrada causa cuya prosecución se les confía”99. El propioCossío se pronunciaba a favor de una dignificación del maestro, exigiendo quesus estudios tuvieran rango universitario. Desde la actividad eclesiástica, dos nom-bres surgen en el anhelo de la formación de maestros: Andrés Manjón y PedroPoveda. El primero, fundador de las Escuelas del Ave María para niños pobres delSacromonte granadino, fundó en 1905 un Seminario de Maestros, en Granada, quecursaban los estudios oficiales y se preparaban científica, práctica y moralmente,siendo el antecedente de las actuales Escuelas Universitarias de la Iglesia de Ma-gisterio. Poveda se orientaba hacia la presencia de un maestro católico (especial-mente maestras, como una doble forma de dignificación: a la profesión de maes-

98 DELGADO CRIADO, B., o.c., p. 528.99 GINER DE LOS RIOS, F., Lo que necesitan nuestros aspirantes al profesorado, Obras Completas, vol.

XII, Espasa Calpe, Madrid 1933, p.86.

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tro y a la mujer), bien preparado en todos los campos, en la escuela pública y des-de 1911 impulsa la creación de centros dirigidos a facilitar el acceso de las muje-res a la carrera de magisterio y a complementar el trabajo de las Escuelas Nor-males.

IGLESIA Y ESTADO ANTE LA EDUCACIÓN

El afán de regenerar España tras el desastre del 98, convirtió a la escuela enpunto disputado por conservadores y liberales, católicos y laicistas. El Estado de-seaba asumir plenamente la tarea educativa y esto no era comprendido por la Igle-sia que se sentía zaherida por cualquier medida que fuera susceptible de anticle-ricalismo y de destruir lo que para ella era más positivo de la cultura española: elespíritu cristiano.

Curiosamente, el Partido Liberal sería el que más arremetiese contra una “li-bertad” de enseñanza que en su opinión beneficiaba a la escuela católica: “Esteprincipio de libertad de enseñanza puede ser mortal para los que aman y defien-den los verdaderos principios liberales”, afirmaba Romanones en el Senado el 9de abril de 1902. En los años siguientes, la Iglesia se defenderá del afán seculari-zador del Estado, al que acusa de desarrollar una enseñanza meramente instructi-va, politizada y con excesos de centralismo y burocratización.

El ataque del Estado era doble, por un lado contra la clase de Religión en lasescuelas públicas (sancionada según el Concordato de 1851 y la ley Moyano yrespaldada por la confesionalidad de la Constitución de 1876), temerosos de quefuera, “en el corazón de la enseñanza oficial, un arma contra el espíritu de la so-ciedad moderna”100. El Gobierno Canalejas trató de crear, sin alterar la legisla-ción, unas escuelas “neutras” donde desaparecía la clase de Religión (1908), pe-ro sólo tuvieron algún esbozo en Barcelona. Se convocó una Asamblea General deEnseñanza con el objetivo de reformar la enseñanza y las asignaturas, suprimien-do por supuesto la de Religión; pero la Asamblea fue un fracaso. El motivo prin-cipal de estas “derrotas” del Estado fue la actitud coordinada y decidida de losobispos, influyendo en las decisiones de los diputados católicos para que la legis-lación se acomodara a los derechos de la Iglesia; el “Mensaje” colectivo del epis-copado al rey Alfonso XIII con ocasión del Congreso Católico de Santiago deCompostela (1902); y la decisiva aparición de personajes de gran talla en la edu-cación católica como Andrés Manjón y diversos polemistas que supieron movi-lizar a los católicos laicos, mayoritarios en el país.

Lo que sí consiguieron los gobiernos liberales, en concreto el de Romanonesen 1913, fue el hacer compatible la asistencia a una escuela pública con la falta deasistencia a la clase de religión si así lo deseaban los padres. Esta reforma se ro-deó de enorme polémica y se debatió acaloradamente tanto en el Consejo de Ins-trucción Pública e incluso se trató en el Consejo de Estado.

El segundo ataque que los gobiernos liberales lanzaron contra la enseñanzacatólica fue en dirección a las congregaciones religiosas dedicadas a la enseñan-

100 TURÍN, I., La Iglesia y la escuela en España, de 1874 a 1902. Madrid,1967, página 136.

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za, aumentadas en los principios de siglo con las que, como los Hermanos Maris-tas, venían huyendo de las restrictivas leyes de la República francesa. Así, con elgobierno Canalejas entra en vigor de 1910 a 1912, la famosa Ley del Candado,sueño de liberales y apoyada por los más extremistas, que limitaba en el futuro lacreación o llegada de nuevas órdenes religiosas en España. Sin embargo esta ley,muy polémica, apenas llegó a tener efecto.

Después de 1913, la cuestión de la enseñanza va cediendo paso en el centrode los debates y en la preocupación de los españoles, a otros temas: agitación so-cial, guerra en el Protectorado marroquí, nacionalismo catalán. Por otra parte, lallegada de los conservadores al poder benefició a la enseñanza católica: Dato(1914) realizó ciertas reformas para contrarrestar la presencia de la Institución Li-bre de Enseñanza en la Escuela Superior de Magisterio y en las Escuelas Norma-les; su ministro de Instrucción Pública, Silió, retornó a la obligatoriedad de las cla-ses de Religión e instituyó el día de Santo Tomás de Aquino (28 de enero) comoFiesta del Estudiante. El gobierno Maura (1921), finalmente, recordó la obliga-ción legal de que la imagen de Jesús Crucificado estuviera en lugar preferente enla clase.

LA ESCUELA CONFESIONAL CATÓLICA DE PRINCIPIOS DELSIGLO XX

Buenos vientos soplan para el edificio de la enseñanza católica en la Españade principios del siglo XX. Salvando muchas diferencias que distinguían la situa-ción española de la francesa, tres cimientos van a ser decisivos para que en Espa-ña, la enseñanza confesional resista los ataques liberales que no pudo contener enFrancia: los obispos, las órdenes religiosas y las personalidades.

En efecto, el episcopado de la España primisecular, va a tener una actitud de-cisiva a la hora de promocionar escuelas católicas y defender los derechos de laIglesia frente a los proyectos gubernamentales. Como señala Delgado Criado101,esta decisión y coordinación se va a unir a una fidelidad doctrinal absoluta a Ro-ma y al Sumo Pontífice (contrastada en las continuas citas que hacen a los docu-mentos papales, aunque vayan dirigidos a otros países), que les va a dotar de uni-dad de acción a la hora de guiar a los católicos.

Los “púlpitos” que usarán los prelados son variados. Algunos ejercían repre-sentación política y harían oir sus voces desde el Senado, como fray Tomás Cá-mara y el cardenal Spínola102, en defensa de la libertad de enseñanza; o los ar-zobispos de Toledo, Zaragoza y Valladolid y los obispos de Jaca, Guadix y Ma-drid-Alcalá, contra la la Ley del Candado. Los Boletines Oficiales Eclesiásticos ylas Pastorales, serán otros vehículos desde donde recordarán que la legislación de-fiende la presencia de la Iglesia en la escuela pública, el derecho de los padres aescoger la educación deseada para sus hijos, la necesidad de maestros cristianos,etc. Podemos destacar textos como El hombre mutilado por la escuela neutra, de

101 DELGADO CRIADO, B., o.c., pp. 560-564.102 El cardenal Spínola fundó en Sevilla la congregación de las Esclavas Concepcionistas dedicadas a la

educación.

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Torras i Bages obispo de Vich (1908), El laicismo en la enseñanza, de Salvadory Barrera obispo de Madrid (1914) o las de Pla y Deniel, obispo de Ávila, queen 1920-1922, escribe sobre la enseñanza de Religión en las Escuelas Normales,la visita de los párrocos a las escuelas y el sentido cristiano del magisterio (Sa-cerdocio de la educación).

Otro altavoz del sentir del episcopado español serán las importantes concen-traciones de fieles, dentro del tema de la enseñanza, que lograrán convocar y lle-var adelante: Congreso Católico de Santiago de Compostela (1902), CongresosCatequísticos Nacionales de Valladolid (1913) y Granada (1926) y el I CongresoNacional de la Educación Católica (Madrid, 1924). Todos, terminaban con decla-raciones uniformes, en defensa de la educación católica, entendiendo la religióncomo dimensión fundamental del educando y aglutinadora de las demás asigna-turas. Como dice Delgado Criado: “Una de las constantes del episcopado espa-ñol de esta época es la insistencia en afirmar la validez y transcendencia de laeducación católica. En sentido conviene subrayar la defensa que los obispos ha-cen de la escuela española, a la que consideran como la expresión del más acen-drado catolicismo”103.

Las congregaciones dedicadas a la enseñanza van a ser otro puntal de la es-cuela católica. Ciñámonos aquí sólo a las masculinas, que dirigían sus esfuerzoshacia los alumnos de ese sexo. Jesuitas, Escolapios, Carmelitas, Franciscanos, Tri-nitarios, Claretianos, Agustinos y Dominicos llevaban ya siglos desarrollando sulabor; a finales del siglo XIX se les van a unir cuatro órdenes llegadas allendenuestras fronteras, que para los primeros años del siglo XX van a estar plenamenteconsagradas. Una va a ser la de los Hermanos Maristas, las otras tres las citamosa continuación.

En 1881 se abría en Utrera el primer centro Salesiano en España. Dos añosantes había llegado a Turín la petición del arzobispo de Sevilla, monseñor JaimeLluch y Garriga, respaldada por Diego María Santiago, marqués de CasaUlloa, bienhechor que ofrecía terrenos y apoyo económico. Pronto, España se fuellenando de talleres profesionales, de centros de primera y segunda enseñanza, de“Oratorios festivos” (recreo dominical), de patios y teatros salesianos, dirigidosa los niños de las clases modestas. Rodolfo Fierro Torres (1879-1974), Salesia-no, llegará a gozar de gran prestigio, primero por su viva oposición a la Ley delCandado de 1911, y después por sus más de cincuenta obras dedicadas a estudiospedagógicos. En lo que respecta a nuestra provincia cordobesa, los padres sale-sianos abrieron su primer centro, en Montilla, el 3 de octubre de 1899 y, poco des-pués, el 1 de diciembre de 1901 se inauguraba el de Córdoba104.

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas, la mayor orden francesa dedicada ala enseñanza, a los que ya nos hemos referido ampliamente por su influencia so-bre los Maristas, llegan a España, en concreto a Cuatro Caminos (Madrid) dondeabren un noviciado, en febrero de 1878. Sin embargo su gran venida se produci-

103 DELGADO CRIADO, B., o.c., p. 563.104 Dos magníficas obras, completas y amenas de leer, ha escrito el salesiano JOSE DIAZ COTAN, sobre

la historia de estas dos fundaciones de los hijos de Don Bosco: La familia salesiana en Córdoba, Inspectoría Sa-lesiana “Santo Domingo Savio”, 1993 y La solera salesiana en Montilla hacia el Centenario (1899-1999), Ins-pectoría Salesiana “Santo Domingo Savio”, 1994.

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rá cuando a principios de siglo las leyes francesas les expulsen de su país natal. Side 1900 a 1903 se habían abierto sólo tres escuelas, de 1904 a 1912 se inaugura-rán 86 centros de segunda enseñanza y, sobre todo, escuelas populares. Para cuan-do en 1914 comiencen a retornar Hermanos a Francia, en España quedarán másde 1.200 Hermanos españoles que aseguraban el futuro de la obra de San JuanBautista de La Salle. Los Lasalianos abrirían su centro en Córdoba al mismotiempo que los Maristas, en 1933, con el nombre de “Cultura Española” (actual-mente “La Salle”)105.

La Compañía de María, los Marianistas, habían sido fundados en Burdeos(Francia) en 1817, por Guillermo José Chaminade, hallándose su germen en laetapa que su fundador había pasado exiliado, a causa de la Revolución Francesa,en Zaragoza. Llegarán a España en 1887, iniciando sus actividades docentes en el“Colegio Católico de Santa María” de San Sebastián, del que sería antiguo alum-no el filósofo Javier Zubiri. Jerez (1887), Vitoria (1889) y Cádiz (1891), seránsus siguientes aperturas. Como los Hermanos de las Escuelas Cristianas y comolos Hermanos Maristas, sufrieron la persecución legal del gobierno francés, lo queprovocó el reforzamiento de su obra en España: Suances y Soria (1903), Villa-franca de Oria y Medina-Sidonia (1904), Lequeitio (1906) y el renombrado “Co-legio del Pilar” en Madrid (1907), a la par que se iba gestando la que sería Edi-torial Santa María, conocida hoy como SM. Desde sus colegios de segunda en-señanza, magníficamente dotados, ofrecieron una alta calidad de enseñanza cien-tífica y humanística, a la par que un espíritu de familia cristiana. La rapidez conque adquirieron prestigio queda demostrada con el hecho de que el ministro deFomento Luis Pidal, del gabinete Silvela, solicitó al padre marianista Luis Cou-sin un plan de reforma de la enseñanza secundaria, para hacerla más educativa yhumanista. La dimisión de Pidal, en marzo de 1900, impidió que se llevase a ca-bo el plan, que consistiría en libertad de enseñanza y método cíclico de estudios106.

Y, como comentábamos al principio de este apartado, personalidades con nom-bre propio contribuyeron a fortalecer la escuela católica en el cambio de siglo.Apenas podemos hacer más que una breve reseña de cada una de ellas. Enriquede Ossó y Cervelló (1840-1896), sacerdote y educador, propuso regenerar la en-señanza desde el punto de vista cristiano y pedagógico; defendía la idea de unapedagogía española y se preocupaba, ante todo, por la educación de la infancia yde la mujer. En 1876 fundó la Compañía de Santa Teresa, dedicada a formar edu-cadoras. Entre sus obras podemos citar: Guía práctica del catequista (1872), Plande Estudios (1886) y Catecismo de los obreros y de los ricos (1891). Hoy en día,la Escuela Universitaria de la Iglesia de Magisterio, de Oviedo, lleva su nombre.

La figura de Andrés Manjón y Manjón (1846-1923), burgalés de nacimien-to y granadino desde 1880, brilla con luz propia y su obra, las Escuelas del Ave

105 Para conocer la historia de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en España se pueden consultar lassiguientes obras. GABRIEL, C, La Obra Lasaliana en España, Madrid 1954 y GALLEGO, S. Sembraron conamor. “La Salle”, Centenario en España (1878-1978), San Sebastián 1978.

106 Una buena síntesis del espíritu marianista y sus primeros pasos en España, podemos encontrarlo en LA-BRADOR, C., Historia de la Educación en España y América. Volumen III, pp.593-599. Otras obras que se pue-den consultar son: LABOA, J.M., Marianistas, Cien años de educación, Ediciones SM, 1987 y AUTORES VA-RIOS, Marianistas, Cien años en España, Ediciones SM, 1987.

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María, es altamente reconocida desde todos los sectores de la historiografía edu-cativa. Su obra, aunque originada en el Sacromonte granadino, iba mucho más dela mera obra benéfica de atención a los gitanos; quería educar a la gente humildepara que pudiera intervenir con acierto en la vida pública. Sus métodos fueron elasombro de numerosas personalidades que acudieron a Granada y aplaudieron ala persona y a la obra de Manjón: Antonio Maura, Segismundo Moret, Miguelde Unamuno, Manuel B. Cossío, Manuel Siurot, el marqués de Comillas, elconde de Romanones y el propio rey Alfonso XIII. Para 1920, más de 300 Es-cuelas del Ave María se habían fundado por toda España y muchas más bebían desu espíritu. Su mejor definición nos la da el propio Andrés Manjón: “¿Sabéis loque es enseñar en el campo, enseñar jugando, enseñar haciendo, enseñar en hu-mano, libre, español y cristiano, enseñar gratis a todo el mundo y enseñar pater-nal y socialmente, cooperando con los demás educadores? Pues si lo sabéis, jun-tadlo en uno y ya tenéis Escuelas del Ave María hasta el ideal”107.

Pedro Poveda Castroverde (1874-1936), humanista y pedagogo como lo ca-lificó la UNESCO en 1974, beatificado en 1994 y canonizado en 2003, vivió sucompromiso sacerdotal y social en las cuevas de Guadix y en 1911 fundó la Ins-titución Teresiana, con un doble fin: como modo de realizar el diálogo fe-cultura,y como medio de dignificación profesional de la mujer. Poveda propone la edu-cación desde la libertad, basándose en los principios de comunicación y creativi-dad. El padre Poveda moriría asesinado en Madrid, al comienzo de la Guerra Ci-vil, pero su obra no se extinguió: la Institución Teresiana es una de las congrega-ciones femeninas más importantes que se dedican a la enseñanza y sus afanes hantraspasado ampliamente las fronteras españolas. Su labor se desarrolla, tanto encentros propios como en públicos (Colegios, Institutos, Universidades)108.

Rufino Blanco Sánchez (1861-1936), primero maestro y luego maestro demaestros, desarrolló su labor desde la Escuela Superior de Magisterio. Discípulode Menéndez y Pelayo, buscó la regeneración de la educación española desde unaóptica católica, enfrentándose a la secularización que proponía la Institución Li-bre de Enseñanza. Sus ideas están expuestas en los cuatro volúmenes de la Enci-clopedia pedagógica (1930-1932) y su magna obra es la Bibliografía pedagógicade obras escritas en castellano o traducidas a este idioma (1907-1912), que cons-ta de cinco volúmenes y 3.770 fichas de libros procedentes de España e Hispa-noamérica. Como Poveda, Rufino Blanco fue asesinado en Madrid en los iniciosde la Guerra Civil.

Manuel Siurot Rodríguez (1873-1940) fundó, dentro de la línea de Manjónpero con aportaciones propias, las Escuelas del Sagrado Corazón en Huelva. Des-tinadas a niños económicamente débiles, se sufragaban básicamente con la distri-

107 PRELLEZO, J.M., Manjón educador, Magisterio Español, 1975, p. 385. Esta es una obra vital para elestudio de Manjón y sus Escuelas. Del mismo autor se puede consultar una muy buena síntesis en Historia dela Educación en España y América. Volumen III, o.c., pp. 332-338 y 412-418, donde además, se cita toda la bi-bliografía sobre el tema.

108 Es importante consultar a GALINO, A., El pensamiento pedagógico del padre Poveda, REP n.º 33, 1951,pp. 41-57 y el Volumen Homenaje a Pedro Poveda en su cincuentenario 1936-1986, Narcea 1988. GÓMEZ MO-LLEDA, D., ofrece una síntesis y la bibliografía de Pedro Poveda en Historia de la Educación en España y Amé-rica. Volumen III. o.c., pp. 618-621.

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bución de la revista Cada maestrillo, y en ellas se trataba de dar una educaciónreligiosa y patriótica, desde el concepto del maestro/amigo y en un ambiente dealegría y actividades al aire libre. Creó también un seminario para la formaciónde maestros. Tremendamente sencillo y dedicado sólo a sus alumnos, rechazó laposibilidad de ser Director General de Primera Enseñanza, que se le ofreció du-rante la Dictadura de Primo de Rivera. La figura y obra de Siurot van unidas alque fue Arcipreste de Huelva y luego obispo de Palencia, Manuel González Gar-cía.

Enrique Herrera Oria (1884-1951) perteneció a una familia fecunda en ser-vicios a la Iglesia española109. Cursó sus estudios primarios con los Hermanos delas Escuelas Cristianas y los secundarios con los Jesuitas. Al comenzar el sigloXX ingresó en la Compañía de Jesús donde desarrolló su labor docente. Fuerte-mente influenciado por la encíclica de Pío XI, Divini illius Magistri (31-XII-1929),fundó, en 1930, junto al sacerdote secular Pedro Poveda y al padre marianista Do-mingo Lázaro, la Federación de Amigos de la Enseñanza (FAE), respuesta cató-lica a la Institución Libre de Enseñanza, con la que coincidía únicamente en elafán regenerador. La labor de la FAE, en cuanto a formación de maestros y difu-sión de ideas pedagógicas es ingente, destacando su gran labor en la época repu-blicana. Dos revistas de la FAE, Razón y Fe y Atenas, donde Enrique Herrerafirmaba como Hispanicus, nos muestran los mejores pensamientos de este peda-gogo110.

LA ESCUELA LAICA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

El gran exponente de la corriente pedagógica liberal y secularizadora es la Ins-titución Libre de Enseñanza (ILE). Su origen se halla en la introducción en Espa-ña de las ideas filosóficas krausistas por Julián Sanz del Río. Karl CrhristianFriedrich Krause (1781-1832), fue un filósofo alemán de segunda categoría cu-ya fama, paradójicamente, le viene más por la aceptación de sus ideas en Españaque por su verdadero valor real. A fuer de ser excesivamente sintéticos (el mo-mento no es el indicado para extenderse más), las ideas pedagógicas de Krausese definen por un universalismo y armonicismo, típicamente masónicos, sociedada la que pertenecía desde 1805. Su tipo de educación se puede definir como inte-gral, por cuanto insiste en educar a niños y niñas, ante todo, como seres humanos.Educación Física, contacto con la vida pública, coeducación e importancia del ra-zonamiento, son conceptos educativos que podemos leer en las obras de Krause.Proclama la independencia de la Escuela frente al Estado y a la Iglesia, aunque,curiosamente, concede importancia central a la educación religiosa.

109 El más famoso de los hermanos, Angel, fundó los Propagandistas de Acción Católica, fue director deldiario católico madrileño, El Debate, presidente de la Acción Católica y, más tarde, sacerdote, obispo de Mála-ga y cardenal. Los hermanos Luis y Julio fueron misioneros jesuitas en Las Carolinas y China, respectivamen-te. Otro hermano, Manuel, fue compañero de cárcel de Enrique durante la Guerra y colaboró con él en la FAE.

110 Una buena síntesis, con bibliografía, sobre Enrique Herrera y la FAE, la podemos encontrar en SANZDE DIEGO, R. y LABRADOR, C., Historia de la Educación en España y América. Volumen III, o.c., pp. 631-636 y 823-826.

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Julián Sanz del Río (1814-1869), becado por el gobierno español, viaja en1843 a Heidelberg, donde conoce y estudia el krausismo. A su vuelta a España,difunde las ideas de Krause desde su Cátedra de Historia de la Filosofía de la Uni-versidad Central, desde 1854 a 1867. Su obra fundamental y en la que se basó laILE, es Ideal de la Humanidad para la vida (1860), que, como ha demostrado re-cientemente Enrique Ureña, no es sino una simple traducción de dos tratados deKrause publicados en 1811 en una revista editada por él mismo111.

Todo parecía que iba a desaparecer con la muerte de Sanz del Río, pero susideas encontraron un apoyo incondicional en un discípulo suyo sumamente eficaz,Francisco Giner de los Ríos (1839-1915)112, que aglutinó en torno a sí a los ca-tedráticos y auxiliares de universidad o instituto, descontentos por la exigencia deque en las clases no se atacase a la monarquía constitucional y al dogma católico,que había impuesto el ministro Manuel Orovio en 1875. Así, en 1876, surgía laInstitución Libre de Enseñanza, que el 29 de octubre de ese año abría sus puertasen Madrid, como centro de segunda enseñanza, con unos métodos innovadores.

Los profesores y alumnos de la ILE alcanzaron un “espíritu de cuerpo” y unestilo de comportarse: ordenado, serio y responsable, con una moral laica fría yascética y, como dice Cacho en su obra La Institución Libre de Enseñanza, ad-miraban todo lo europeo y tenían muy poca comprensión hacia los valores tradi-cionales españoles. Las grandes palabras de razón, naturalismo, libertad, coedu-cación, tolerancia, progreso, humanidad o emancipación, fueron bandera de laILE que atrajeron a muchos jóvenes.

La ILE trató de reformar la educación española como medio de regenerar aEspaña, a la que describían en una situación postrada y negativa como conse-cuencia del lastre de su pasado. En consecuencia, abjuraron de dogmas y tradi-ciones y reprobaron la labor de la Iglesia como oscurantista. ILE e Iglesia, unidasen su afán de regenerar la enseñanza y en educar más que instruir, sin embargomantuvieron mucho más que un diálogo de sordos: un áspero enfrentamiento, des-de los años finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil. La ILE gozó de la protec-ción oficial de los gobiernos liberales del reinado de Alfonso XIII y sus discípu-los se convirtieron en piezas claves de las áreas docentes de esas administracionesy de las de la Segunda República. Desde ellas influyeron en la conformación deuna importantísima corriente pedagógica laica, penetrada de un sectarismo anti-católico, que no dio los resultados apetecidos de regeneración de España. Frentea esto se alzó la voz condenatoria de la Iglesia, que no acertó a separar lo positi-vo que esta institución aportaba en el campo educativo, por la acción política y se-cularizadora de sus hombres en el gobierno. Como dice García Regidor: “Unade las constantes de la Iglesia, mantenida a lo largo del primer terco del siglo XX,es la oposición radical a la ILE, la condena sin paliativos de su ideario pedagó-gico y de su acción educativa y la pretensión de querer convertirse en moldeado-ra del espíritu de la educación nacional, amparada en una situación de privilegioque a la ILE concedían los gobiernos liberales”113.

111 UREÑA, E., El fraude de Sanz del Río o la verdad sobre su “Ideal de la Humanidad”, Pensamiento n.º44, 1988, pp. 25-47.

112 Un buen estudio, con abundante bibliografía, sobre Fernando Giner de los Ríos lo encontramos en PRE-LLEZO, J.M., Historia de la Educación en España y América. Volumen III, o.c., pp. 362-371.

113 GARCÍA REGIDOR, T., Historia de la Educación en España y América. Volumen III, o.c., p. 559.

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Los centros de la ILE, en principio destinados a estudios universitarios, seabrieron en 1878 a la enseñanza primaria y media. Entre sus creaciones más im-portantes merecen destacarse la Junta para Ampliación de Estudios e Investiga-ciones Científicas (1907), organismo dependiente del ministerio de InstrucciónPública pero cuyo presupuesto escapa a su control directo y cuyo fin era facilitarviajes al extranjero a alumnos aventajados, una vez finalizadas sus carreras uni-versitarias, para adquirir una formación adicional que, a su vuelta, repercutiera enbeneficio de España; y el Instituto-Escuela (el primero, en Madrid, creado en 1918)dedicado a experimentar innovaciones pedagógicas y formar profesores de se-cundaria.

Entre las personalidades vinculadas a la ILE que, incluso en esta brevísimasíntesis, hay que citar, destaca José Castillejo Duarte (1877-1945), principal eje-cutor de las ideas de Giner de los Ríos y alma de la Junta de Ampliación de Es-tudios, del Instituto-Escuela y de la famosa Residencia de Estudiantes, organis-mos que difícilmente hubieran podido existir sin el papel desempeñado por Cas-tillejo. En palabras de Buenaventura Delgado, “El mérito de Castillejo consistióen realizar en silencio, como su maestro Giner, la revolución más profunda de losúltimos siglos a favor de la actividad científica y educadora en nuestro país”114.Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935), ya citado en otras ocasiones, historiadordel arte y discípulo de Giner se hizo cargo de la ILE a la muerte de éste, cargoque mantendría hasta su fallecimiento. Durante cerca de medio siglo fue directordel Museo Pedagógico, organismo que soñaba fuese núcleo de comunicación en-tre España y las innovaciones pedagógicas mundiales. En 1931 crearía las Misio-nes Pedagógicas, con el anhelo de llevar a zonas rurales muestras de cultura. Lasaportaciones teóricas más importantes de Cossío se centran en la enseñanza pri-maria y en las hoy llamadas actividades extraescolares115.

Con dos nombres, no necesariamente vinculados a la ILE, queremos terminareste rápido vistazo a los impulsores de la pedagogía laica en la España primise-cular. Uno es el gran filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955), que aparte desus colaboraciones en revistas y diarios, dedicó tres ensayos a la cuestión educa-tiva: La pedagogía social como programa político (1910), Biología y pedagogía(1920) y Misión de la Universidad (1930). Aunque distinto y superior, Ortega he-reda de Giner el idealismo, la amargura, y la crítica excesivamente negativa y des-piadada. Anhelante, también, de regenerar la educación española para elevar lacultura del país, su discurso caló sólo en minorías y sus realizaciones prácticas,como la Liga de Educación Política Española, fueron un fracaso. Francisco Fe-rrer Guardia (1859-1909), es el segundo nombre. Anarquista y masón, fundó enBarcelona, en 1901, la Escuela Moderna, que bajo el sobrenombre de “racionaly científica”, escapaba del neutralismo y la asepsia de la ILE y adoctrinaba a susalumnos en el anticapitalismo, antimilitarismo, antinacionalismo, anticatolicismo

114 DELGADO CRIADO, B., o.c.,pp. 667-670. La mejor obra de Castillejo es Guerra de ideas en España,escrita en 1937 y publicada en la Revista de Occidente en 1976. Los trabajos más completos sobre la figura deCastillejo corresponden a Luis PALACIOS BAÑUELOS: José Castillejo. Ultima etapa de la Institución Librede Enseñanza, Narcea, 1979 y Castillejo educador, Diputación de Ciudad Real, 1986.

115 No hay ningún trabajo amplio sobre Cossío. Una buena síntesis la encontramos en DELGADO CRIA-DO, B., o.c., pp. 649-654.

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y antiestatalismo. Mal pedagogo, dejó las cuestiones prácticas a la francesa Cle-mence Jacquinet. La Escuela Moderna se caracterizó, aparte del adoctrinamien-to, por la desaparición de los exámenes, de los premios y castigos y por la intro-ducción total de juegos y actividades extraescolares, entre otras cosas. Clausura-da por orden del gobierno Maura en 1906, Ferrer orientó sus esfuerzos a la fun-dación de la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia, con se-de en París, valiéndole un prestigio en Europa que unido a la tendenciosa campa-ña propagandística contra su condena a muerte, por los sucesos de la Semana Trá-gica, han sobredimensionado su figura.

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LOS COLEGIOS MARISTAS

DE CÓRDOBA

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1. EL COLEGIO “NUESTRA SEÑORA DE ARACELI”

DE LUCENA (1906 - 1964)

Tuvo el orgullo la localidad cordo-besa de Lucena de que se fundara enella el primer colegio de los HH. Ma-ristas en Andalucía, pero no podemosolvidar que ese privilegio y aún más, elde haber sido la primera fundación enEspaña, pudo recaer en la provincia deCádiz. En efecto, monseñor VicenteCalvo y Valero, Obispo de Cádiz des-de 1884 hasta su muerte en 1898, se di-rigió por dos veces en 1885 y 1886 a laCasa Madre de los HH. Maristas enSaint-Genis-Laval, aprovechando sen-dos viajes a tomar las aguas de Vichy.Solicitaba Hermanos para dotar cole-gios en Algeciras y Ceuta. Según noscuenta el H. Francisco Ibáñez, toman-do los Anales del Instituto Marista116,los Superiores franceses no le hicieronmucho caso e, incluso, no lo recibieronbien. Una última gestión del prelado an-te el H. Hilario, ya en Gerona, tampo-co tuvo éxito y don Vicente se dirigió,entonces, a los Marianistas, que en1888 abrían en Jerez de la Frontera elColegio “San Juan Bautista” y en 1892el “San Felipe Neri” de Cádiz.

116 IBÁÑEZ CÁMARA, Francisco, Bética Marista. Reportaje histórico, p. 14. Esta obra es una ponenciapresentada en el Congreso Nacional de Educación Marista en Salamanca, septiembre de 1986. La ponencia, ba-sada en los Anales de los colegios, no está publicada pero el H. Ibáñez tuvo la deferencia de ponerla a disposi-ción del autor de esta investigación.

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Fachada del Colegio Nuestra Señora de Araceli, de Lucena, inaugurado en 1906, primer colegiomarista de Andalucía. En 1964 cerró sus puertas,siendo derribado posteriormente.

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Lucena contaba a princi-pios de siglo con 21.179 habi-tantes, cifra que no dejaría deaumentar, de acuerdo a suprosperidad rural e industrial,ya entonces fuerte, hasta los35.830 de 1950. Casi en elcentro de Andalucía, se en-cuentra a 72 kilómetros al surde Córdoba y su término mu-nicipal es de 348’80 kilóme-tros cuadrados. Antes de la lle-gada de los Maristas, tres ór-denes religiosas, dedicadas ala enseñanza de la mujer, yaestaban allí instaladas: Las Hi-jas del Patrocinio de María enel Colegio “La Purísima”, queremonta sus orígenes al sigloXVII, las Filipenses en el Co-legio “Santísimo Cristo de laCaridad y Ntra. Sra. del Car-men” (1870) y las Madres Es-colapias, en un Colegio funda-do por un patronato, desde1871.

Lucena vería llegar a losHH. Maristas en 1906, cuando el Instituto fundado por Marcelino Champagnatya estaba sólidamente asentado en Cataluña y puntos del Norte y Centro de Es-paña. Sería el sacerdote lucentino Rafael Jiménez Cuenca, deseoso de tener ensu ciudad un centro cristiano para la educación de niños y jóvenes, el responsabley mecenas de la venida de los Maristas y de la fundación del Colegio “NuestraSeñora de Araceli”, importantísima advocación mariana que se venera como Rei-na del Campo Andaluz y Patrona única de Lucena, teniendo su santuario en unaermita alzada sobre la sierra de Aras. Rafael Jiménez era en aquella época cape-llán del colegio “Santísimo Cristo de la Caridad y Ntra. Sra. del Carmen” y go-zaba de gran prestigio en la localidad, entre otras cosas porque durante la ham-bruna por la carestía del pan que afectó a Lucena en abril de 1894, se comprome-tió a repartir 50 panes diarios durante 15 días para paliar la situación117. El padreJiménez Cuenca adquirió como sede para el colegio la casa solariega que fue delos condes de Valdecañas en la calle Salidos, tras permutarla por algunas de susposesiones y a través de un grupo de ocho señores arbitró los primeros recursos,10.000 pesetas, para su puesta en marcha. Este palacio-colegio tenía su fachada

117 FERNÁNDEZ, José, La crisis obrera de 1894 y la fundación del Colegio de los Hermanos Maristas,diario “Córdoba”, 9 de agosto de 1999, p. 42.

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Capilla del Colegio Nuestra Señora de Araceli.

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decorada con cajeado de pie-dra y ladrillo, además de suconjunto de escudos en el bal-cón principal a cada lado de suportada, así como el rematedel frontón partido, propio dela alcurnia de sus moradores.También en la puerta traseraque caía a la calle del Agua,sobre el arco carpanel que laconformaba, tenía un soberbioescudo al aire118.

“Nuestra Señora de Ara-celi” abría sus puertas el 19 demarzo de 1906, con 19 alum-nos, que en junio llegarían a101, todos de Primera Ense-ñanza, siendo su primer Direc-tor y gran organizador el H.Teodoro José. En 1908 co-menzaría a impartirse el Ba-chillerato, orientado a alum-nos de clases medias y mediasbajas que, al ser enseñanzas li-bres, debía ser rubricado conun examen oficial en la vecinaciudad de Cabra, la única conInstituto de Bachillerato al sur del Guadalquivir en la provincia de Córdoba. Pron-to, y por motivos de rivalidad según nuestro apoyo en este capítulo, el H. Ibáñez,Cabra se sintió celosa de los resultados del Colegio y los alumnos de éste pasarona examinarse en Jaén, con fatigoso viaje incluido, en un tren pintoresco y, hoy, re-cordado. A los pocos años de su fundación, en 1908/09, y gracias a la munificen-cia del padre Jiménez Cuenca, que al fallecer en 1912 dejaría a su querido y flo-reciente Colegio la mitad de sus bienes, “Nuestra Señora de Araceli” abrió un in-ternado al que acudieron alumnos de la campiña cordobesa, del sur de Jaén y delnorte de Málaga, generalmente hijos de prósperos ganaderos o agricultores a losque, según las crónicas, “los sensacionales resultados académicos finales borra-ban cualquier sensación de desánimo y frustración. El hoy llamado fracaso esco-lar era prácticamente desconocido, cosa natural según el ritmo de estudio que lle-vaban los pupilos”119. En efecto, el internado marista llegó a tener gran fama, tan-to por su dureza como por alto nivel académico. Este era el horario para los in-ternos en un domingo o día festivo:

118 Esta descripción del exterior del edificio nos la brinda FERNANDEZ, José, o.c.119 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 18.

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Alumnos del Colegio Nuestra Señora de Araceli, durante unRosario de la Aurora, por las calles de Lucena.

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7,00: Levantarse. Estudio.

8,00: Comunión.

8,30: Desayuno. Recreo.

9,30: Misa mayor.

10,30: Rosario. Entrega notas y cartas.

12,30: Recreo.

13,15: Almuerzo.

14,45: Estudio.

16,00: Bendición con el Santísimo.

17,00: Merienda. Paseo.

20,00: Cena.

21,00: Acostarse.

Así pues, al poco de su fundación, “Nuestra Señora de Araceli” ya había mar-cado sus señas de identidad. El Colegio rara vez pasó de los 300 alumnos y el in-ternado siempre estuvo en torno a los 100. Sobre el tipo de educación y el carác-ter de los Hermanos basta echar un vistazo a lo expuesto sobre ambos temas en laprimera parte de nuestra investigación. No hay que olvidar que, si bien los Maris-tas no han perdido nunca su norte y rasgos básicos, éstos de Lucena llegaron, ade-más, en su estado primigenio. Por aquí pasó en los últimos años de su vida el H.Helión, uno de los míticos pioneros de Gerona en 1886, al que la muerte sor-prendió en 1927, reposando su cuerpo en el cementerio de Lucena. Dignos de re-

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Reunión de antiguos alumnos en el Colegio Nuestra Señora de Araceli.

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cordar son el francés H. Fulgencio Fulques, fallecido en 1919, el H. Leandro,

fallecido en 1945, el H. Jaime Gregori, Director del Colegio en la posguerra y el

H. Matías Botet, de fecunda labor en los años 40 y 50 en el “Cervantes” de Cór-

doba y, a pesar de todos sus esfuerzos, último Director de “Nuestra Señora Ara-celi”.

“Nuestra Señora de Araceli” vivió todas las vicisitudes de la Historia espa-

ñola. La bonanza de los años 20 le permitieron entre 1922 y 1924 realizar gran-

des mejoras en la casa y ampliarla con la adquisición de las casas vecinas. La pro-

clamación de la República vino cargada de temores, confirmados con los distur-

bios antirreligiosos de mayo de 1931, que obligaron a suspender las clases, redu-

ciéndose su internado, que no llegó a recuperarse hasta terminada la Guerra Ci-

vil. Fue filosofía, entonces, de los Maristas, dictada por sus Superiores, resistir,

pero adaptarse “formalmente” a las circunstancias; así, desde 1934, los Hermanos

del “Nuestra Señora de Araceli” pasaron a vestirse de paisano y llamarse de don.

Las elecciones del 16 de febrero de1936 y los disturbios de la campiña cordobe-

sa, obligaron, de nuevo, a suspender las clases durante varias semanas. La Guerra

Civil dejó a Lucena desde el principio, y afortunadamente para los Maristas, en el

bando nacional. El Colegio reabrió sus puertas el 16 de octubre de 1936 con 56

internos. Durante los meses de enero y febrero de 1937 “Nuestra Señora de Ara-celi” servirá de morada a 40 Guardias Civiles primero, y a 700 italianos del Cor-po di Truppe Volontarie (CTV) después. Al inicio del curso 1937/38 los Maristas

recuperan el hábito y el tratamiento de Hermano.

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Alumnos mayores internos del Colegio Nuestra Señora de Araceli.

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Los años siguientes están marcados por una notable actividad y por el resur-

gir religioso de la actividad colegial. El internado sigue próspero, con las dificul-

tades de abastecimiento surgidas en la posguerra, lo que motiva que a los Her-

manos no les importe cobrar las cuotas en especie (garbanzos, aceite, etc.). A par-

tir de 1941, el Colegio se dota de una amplia capilla, nuevas clases, salones de es-

tudio y un cine sonoro (el mudo se había inaugurado en 1924). El 2 de febrero de

1945, en plena euforia del nacionalcatolicismo, se consagraba la casa al SagradoCorazón de Jesús. Otra magna celebración religiosa tendría lugar los días 27, 28

y 29 de abril de 1956, en la parroquia de San Mateo, la más céntrica de Lucena,

donde se celebraría un solemne triduo en honor de la beatificación de MarcelinoChampagnat; los párrocos de la localidad serían los celebrantes y el padre fran-

ciscano Pablo González el panegirista. Las buenas instalaciones de la casa y, so-

bre todo, su situación geográfica en el centro de Andalucía propiciaron que aco-

giera encuentros de Maristas de la Provincia, Ejercicios Espirituales y estudiantes

de la Institución, durante los años 40 y 50.

Con los años 60 llegó un inevitable declinar de “Nuestra Señora de Araceli”que le llevaría a su fin. Lucena ya no era deficitaria ni de colegios de primera en-

señanza ni de Institutos, con lo que el alumnado optaba, lógicamente, por la en-

señanza gratuita; el edificio del Colegio, muy viejo, necesitaba reformas y los Su-

periores Maristas no consideraron oportuno invertir; además, y desde 1961, había

echado a andar el Colegio Marista “San José” de Priego de Córdoba. Así, el 2 de

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Alumnos pequeños internos del Colegio Nuestra Señora de Araceli.

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octubre de 1964 cerraba sus puertas el Colegio “Nuestra Señora de Araceli”, pri-mera fundación marista en Andalucía y el único de los colegios cordobeses queha contado con internado, tras 58 años de existencia. Poco después se venderíauna parte, derribándola y construyéndose un bloque de pisos que, generosamen-te, lleva el nombre Edificio Champagnat. Hace pocas fechas, la otra parte, un so-lar muy céntrico, a nombre de los HH. Maristas pero propiedad del Obispado deCórdoba, y que había servido de aparcamiento público, se ha destinado, tras acuer-do con el Ayuntamiento, a construcción de viviendas de lujo. Curioso final paraun legado que, según se estableció en el testamento fundacional, caso de desapa-recer el colegio se destinaría para casas para pobres y beneficios para dotes dedoncellas sin fortuna y casaderas120.

Cayó el telón, pues, para el Colegio “Nuestra Señora de Araceli”. Para siem-pre quedarán en Lucena los restos de seis Hermanos que reposan en su luminosocementerio, no muy lejos del benefactor padre Jiménez Cuenca; queda una ima-gen de Marcelino Champagnat en el camerino de la Virgen de Araceli; quedaun hermoso mosaico en el Edificio Champagnat, sito en la calle Maristas, que re-cuerda, desde 1986, que en ese lugar se alzó el primer Colegio Marista en Anda-lucía; queda, en fin, lo más importante, lo que se sembró día tras día, año tras año,afán tras afán: la legión de antiguos alumnos de la ciudad (varios alcaldes de Lu-cena estudiaron en “Nuestra Señora de Araceli”) y de la región, muchos de loscuales han triunfado en la vida, que añoran la vuelta de los Hermanos y no se con-suelan con la vecina Priego. Y es que, quizás, como dice el H. Francisco Ibáñez,gracias a cuya investigación y generosidad hemos podido escribir este capítulo,

120 FERNÁNDEZ, José, o.c.

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Los alumnos de Bachillerato del Colegio Nuestra Señora de Araceli.

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“Entre las ciudades medias de Andalucía, Lucena pasa por tener cierto matiz cris-tiano del que carecen sus vecinas, provocando cierta agresividad, no exenta deenvidia ante su prosperidad. Voces autorizadas lo achacan al Colegio Marista queentre 1906 y 1964 formó una pléyade de ciudadanos responsables. Y no sólo Lu-cena, toda la región se benefició de su pintoresco y eficaz internado”121.

121 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 15.

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Comunidad de Hermanos Maristas del Colegio Nuestra Señora de Araceli, a principios de los años sesenta.

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2. LA LLEGADA DE LOS MARISTAS A CÓRDOBA.EL “CERVANTES” DE LA CALLE BARROSO (1933-1935)

LA ENSEÑANZA CATÓLICA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA

Como dice el profesor Cuenca, “La República advino sin resistencias consi-derables, con la relativa neutralidad de clero y jerarquía. De otro lado, y por pri-mera vez en el discurrir de la vida contemporánea, grupos confesionales de cier-ta cuantía adoptaron una actitud esperanzada frente a un régimen desligado delas tradiciones patrias”122 y, sin embargo, el nuevo régimen pronto daría pruebasde sus hostilidad hacia la Iglesia y de violación del Concordato de 1851. En ma-yo de 1931, antes de un mes de la proclamación de la República, el Gobierno Pro-visional ya había dictado sendos decretos aboliendo la obligatoriedad de la asig-natura de Religión en los centros públicos y obligando a retirar de las aulas el cru-cifijo o cualquier otra imagen religiosa, salvo que la totalidad de los padres y elmaestro no tuvieran inconveniente en que esos símbolos presidieran la vida esco-lar. Entre el 11 y el 13 de ese mes de mayo, 107 edificios religiosos fueron in-cendiados en toda España, hechos cometidos por turbas irracionales cuyo únicanoción de republicanismo era el rechazo a la Iglesia Católica. Estos desmanes secometieron con la aquiescencia de unas autoridades gubernativas que, no actuan-do, se hicieron cómplices de tales hechos y desmoronaron las esperanzas de mu-chos católicos en el nuevo régimen. En este marco se encuadra el incendio quedestruyó totalmente el Palacio Episcopal de Málaga y el anejo Colegio “NuestraSeñora de la Victoria” de los Hermanos Maristas.

Aprobada la Constitución laicista de 1931, la Educación se convertía en elgran caballo de batalla entre la Iglesia Católica y el Gobierno Republicano-So-cialista que, ansioso de mejorar España a través de la educación, hacía culpable ala Iglesia y a su enseñanza de la incultura del país. “Así, intentaba la Repúblicacerrar un proceso secularizador propugnado e iniciado en España desde el sigloXIX”123. La escuela única y laica que propugnaba el Gobierno de Azaña desde

122 CUENCA TORIBIO, José Manuel, Relaciones Iglesia-Estado en la España Contemporánea, Alham-bra 1989, p. 19.

123 GARCÍA REGIDOR, Teódulo, La educación durante la República y la guerra civil, dentro de la His-toria de la Educación en España y América, Tomo III, coordinada por Buenaventura Delgado, Ediciones Mora-ta y SM, 1994, p. 820.

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postulados mixtos de la Institución Libre de Enseñanza y del Socialismo, tuvo co-mo principales abanderados a los Ministros de Instrucción Pública Marcelino Do-mingo y Fernando de los Ríos y al Director General de Primera Enseñanza, Ro-dolfo Llopis. Si los decretos de mayo de 1931, desarrollados en una circular deLlopis en enero del año siguiente, podrían contemplarse como un ejercicio de lalibertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado, las medidas tomadas durante1932 y 1933, no dejaban dudas sobre la persecución legal a que se sometía a laIglesia: en enero de 1932 se suprimía la Compañía de Jesús y se nacionalizaban,sin indemnización, sus bienes (según Cuenca, una concesión de Azaña a los so-cialistas para evitar la disolución y expulsión de todo el clero regular); en no-viembre se prohibía a las Asociaciones Católicas, tanto de maestros como de pa-dres de alumnos (las únicas constituidas entonces), presentarse a las elecciones devocales de los Consejos de Protección Escolar; en el curso 1932/33 se suprimía,por ser explícitamente católica la Escuela Normal de Magisterio de Pamplona yse disolvía su Asociación de AA.AA.; en abril de 1933 se publicaba el proyectode ley que permitiría ingresar en el escalafón público a los maestros de escuelasprivadas laicas, negándoselo a los que hubiesen prestado sus servicios en las pri-vadas confesionales; pero el golpe mayor vino con la aprobación de la Ley de Con-fesiones y Congregaciones religiosas el 17 de mayo de 1933124 que, sin tapujos,y en palabras de Azaña en el Tomo IV de su Memorias trataba “de preparar elcamino para que desaparezca en España la educación e instrucción por cuenta yriesgo de las asociaciones religiosas”.

La ley la había presentado como proyecto ante la Comisión de Justicia de lasCortes, el Ministro del ramo, Alvaro de Albornoz, el 14 de octubre de 1932. Losretoques que sufrió en la Comisión la endurecieron aún más y en sus seis títulosy dos disposiciones transitorias abolía el presupuesto destinado al clero, ponía ba-jo control estatal todas las propiedades de la Iglesia, exigía un control de la dis-tribución de sus miembros y prohibía la práctica política, comercial, industrial,agrícola y educativa. El artículo 31, en este último punto, era bien claro: “Las Or-denes y Congregaciones religiosas no podrán dedicarse al ejercicio de la ense-ñanza. No se entenderán comprendidas en esta prohibición las enseñanzas queorganicen para la formación de sus propios miembros. La inspección del Estadocuidará de que las Ordenes y Congregaciones religiosas no puedan crear o sos-tener Colegios de enseñanza privada directamente, ni valiéndose de persona se-glar interpuesta”. La Ley fue aprobada, entre grandes controversias y mientras elGobierno estaba bajo sospecha por los sucesos de Casas Viejas, por 278 votos afavor y 50 en contra. Alcalá Zamora, Presidente de la República y católico, noconsideró oportuno ni devolver la ley a las Cortes ni vetarla, por lo inútil de lo pri-mero y lo peligroso de lo segundo. Los Colegios de Segunda Enseñanza te-nían de plazo para desmantelarse hasta el 1 de octubre de 1933 y los de PrimeraEnseñanza hasta el 31 de diciembre de ese mismo año. La medida afectaba a350.000 alumnos de Primera Enseñanza y 20.000 de Enseñanza Media.

124 Sobre esta ley y las eacciones que produjo, el mejor estudio es el de GARCIA PROUS, Concha, Rela-ciones Iglesia-Estado en la Segunda República Española, Cajasur 1996.

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La Iglesia española estaba, sin embargo, preparada para todo esto. Los ata-ques liberales durante el XIX y, particularmente, la libertad de enseñanza procla-mada por las leyes de la Restauración, habían forjado en los católicos y en su je-rarquía una cohesión y una conciencia de lucha y defensa, desde el punto de vis-ta apostólico y desde el punto de vista histórico, de su derecho y deber a interve-nir en la Educación en España. En 1930, por decreto del Cardenal Primado, Pe-dro Segura, se había constituido la Federación de Amigos de la Enseñanza(FAE)125, fundada por Domingo Lázaro (marianista), Enrique Herrera Oria (je-suita) y Pedro Poveda (sacerdote secular), que acogería a todos los centros diri-gidos por religiosos y religiosas, los centros diocesanos y los centros seglares queexpresamente manifestaran su carácter de confesionales. Además, formaban estafederación algunas personas seglares, los educadores mismos organizados en aso-ciaciones de tipo profesional. Sus fines eran:

• La educación cristiana de la juventud.

• La protección de la enseñanza privada ante los poderes públicos, en armo-

nía con los derechos de la familia, de la Iglesia y del Estado.

• La defensa de la escuela confesional católica.

• El fomento de la cultura, especialmente en los sectores menos favorecidos.

• La instrumentación de medios económicos, propagandístco y jurídicos.

• La colaboración con el estado y las asociaciones católicas en orden a la me-

jora material y pedagógica de los colegios.

La FAE mantendría toda su fuerza durante la República, debiendo tenerse encuenta, aparte del apoyo legal que de ella recibían sus asociados, su Instituto Pe-dagógico, creado en el curso 1931-32, las Semanas de Estudios Pedagógicos, ini-ciadas en enero de 1932, y la revista Atenas, aparecida por primera vez en 1931.En la primera junta directiva de la FAE ya se incluía como vocal un Marista, el H.Hilario Felipe. La FAE sigue existiendo en nuestros días con el nombre de Fede-ración Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE).

Ante la Ley de Confesiones y Congregaciones religiosas hubo numerosas yrápidas condenas desde el mundo católico: el manifiesto en su contra de los gru-pos parlamentarios de inspiración católica (agrarios y vasco-navarros); las mani-festaciones por la libertad de enseñanza de las masas de católicos del país; la pu-blicación de los libros blanco y azul recogiendo las quejas sobre la ley; la Decla-ración Colectiva del Episcopado español del 5 de mayo de 1933; la Encíclica dePío XI “Dilectissima Nobis”, fechada en Roma el 3 de junio de 1933, en la quelamentaba la triste realidad de la Iglesia española y su falta de libertad, al tiempoque instaba a los católicos en defensa de la fe; y la nota de protesta del Nuncio,Monseñor Tedeschini, dada el 27 de julio de 1933. Pero, y sin descartar lo im-portante de este posicionamiento colectivo de la Iglesia, lo más eficaz fue la re-

125 El trabajo más completo sobre la FAE en los años 30 corresponde a BARTOLOMÉ, B. y HERNÁN-DEZ, J., La Federación de Amigos de la Enseñanza como alternativa pedagógica, Sociedad Española de Peda-gogía, 1985.

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conversión de los Colegios católicos en Sociedades Anónimas para poder seguirexistiendo. Ya el 1 de marzo de 1932, Vidal y Barraquer, Arzobispo de Barcelo-na, proponía en su Archidiócesis constituir en los colegios religiosos Mutuas depadres de alumnos que defendieran el derecho a la educación católica y, llegadoel momento, asumieran la propiedad del centro. Así se haría en toda España. LosHermanos Maristas, por ejemplo, cara al exterior vistieron de seglar, pasaron a tra-tamiento de “don”, camuflaron los nombres de sus colegios y pusieron la propie-dad de éstos a nombre de Sociedades Anónimas. No nos quedan testimonios de lapropiedad del “Cervantes” cordobés en estos tiempos, pero no debió diferir mu-cho del colegio “Inmaculada” de Granada, que pasó a denominarse “Cultura Gra-nadina”, siendo propiedad, desde el 31 de octubre de 1932, de una Sociedad Anó-nima con capital social de 20.000 pesetas, formada por 40 socios con una accióncada uno de 500 pesetas.

El Bienio de centro derecha de diciembre de 1933 a febrero de 1936, a pesarde las expectativas, no trajo muchos cambios, pues si bien las leyes antirreligio-sas del período anterior se suavizaron en su aplicación e incluso se volvió a dotarde un presupuesto al clero necesitado, no se abolió dicha legislación, a pesar delas promesas hechas en la campaña electoral. Ciertamente no fue el tema religio-so prioritario en este período, que tuvo otros problemas, como la Revolución deOctubre de 1934, que se cobraría la vida de 34 religiosos (uno de ellos HermanoMarista) y la destrucción de 58 templos. El triunfo del Frente Popular en febrerode 1936 supuso una vuelta a las actitudes del bienio republicano-socialista, au-mentado con más ataques a edificios religiosos sin intervención de la fuerzas deseguridad, cuyas consecuencias Gil Robles, en sesión parlamentaria del 16 de ju-nio de 1936, cifraba en 160 completamente destruidos y 251 parcialmente. El diá-logo Iglesia-Estado estaba roto y se anunciaban tiempos muy duros para la reli-gión católica en España, cuando estalló la Guerra Civil el 18 de julio de 1936.

En todo este período de la Segunda República, los Maristas se mantuvieronfirmes. Pasada la tormenta de mayo de 1931, en septiembre de ese año, el H. Lau-rentino, Superior de la Provincia de España, en la que se encuadraban los cole-gios andaluces, se dirigía a los Hermanos en el siguiente comunicado: “Mientrasno fuercen, mientras no nos obliguen, no debemos ceder en nuestro derecho niconceder a nadie intromisión ilícita en nuestras cosas. Recordemos el consejo delRmo. H. Superior General (H. Diógenes): ‘il faut rester à sa place d’honneur àfaire le bien, hereux de souffrir à la suite de Jésus; il faut ne pas nous effrayer,confier en Dieu et en Marie comme notre Vénerable Fondateur. Tenez, tenez bon,restez a vos postes! Voyez le Mexique! Priez!’. Es hora de orar, de trabajar, de en-señar; de no tener miedo, aunque se tenga prudencia; de no ceder voluntariamenteun paso, ni dejar un puesto; de mantener el hábito religioso, las Reglas, usos ycostumbres. De no apartarnos, ni un centímetro, de la Iglesia católica y del Pa-pa, ni de nuestros Prelados y Superiores. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Nuestra Madre,la Reina y Señora de nuestras almas!”126. Ciertamente los Maristas, escaldadosya, en cuanto a persecuciones religiosas desde el Estado se refiere, afrontaron muybien la situación. Los Colegios de Sevilla, Huelva, Jaén y Córdoba, por citar sólo

126 Recogido en IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 18.

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los de Andalucía, tienen su origen en este período. Como dice el H. Ibáñez: “Cu-riosamente, ninguno de los colegios establecidos en zonas tradicionalmente ma-ristas capituló, y sí surgieron otros que se han afincado en sus respectivos luga-res con visos de perennidad. Así, mientras multitud de obras eclesiásticas sufríanpersecución y aún aniquilamiento, los maristas españoles experimentaron nota-ble auge, hasta la gran tragedia, en la que habían de pagar tremendo y gloriosotributo”127.

LA CÓRDOBA DE LOS AÑOS TREINTA

La Córdoba a la que llegan los Hermanos Maristas en 1933 es una ciudad de101.701 habitantes (censo de 1930), que habiendo comenzado el siglo XX comola quinta ciudad andaluza, en esos momentos ya había superado a Cádiz y era lacuarta por detrás de Sevilla, Málaga y Granada. En 1940 llegaría a los 135.674 ha-bitantes. Su buen crecimiento vegetativo y la atracción que sobre los pueblos dela provincia comenzó a ejercer en el primer tercio de siglo, son las razones queexplican su importante impulso demográfico. En ese período agricultura, indus-trias (La Cordobesa, Electromecánicas, etc.) y el sector servicios ayudaron a me-jorar la economía cordobesa: “Hacia 1930, la ciudad se había terciarizado nota-blemente, merced al crecimiento del aparato administrativo y demás servicios; elsector secundario se halla poco representado dado el escaso dinamismo de la in-dustria local y, más aún, por la decadencia de la artesanía; y por último, siendola actividad agrícola la de mayor importancia, los efectivos ocupados en ella co-mienzan a resentirse como consecuencia de la progresiva mecanización del cam-po”128. Era Córdoba, pues, una ciudad de clase media, aunque con importante pre-sencia obrera y fuerte inmigración de los pueblos.

La sociedad cordobesa era ya tan festiva como ahora y muchas celebracionesactuales se daban entonces. La Cabalgata de Reyes se inició en 1925, las fiestasnavideñas se vivían intensamente, Semana Santa (prohibida en los años 1932,1933, 1934 y 1936) tenía ya gran importancia y mayo era pura fiesta: cruces, pa-tios (cuyo concurso inició el Ayuntamiento en 1918) y Feria de Nuestra Señora dela Salud en la última semana de mayo, con ubicación, desde 1820, en los jardinesde La Victoria. La religiosidad cordobesa se marcaba ya con las devociones a lacopatrona, Nuestra Señora de la Fuensanta, al Custodio, el Arcángel San Rafael ylas romerías de Santo Domingo y Linares. La fiesta taurina tenía su foro en el co-so de Los Tejares (construido en 1846), mientras que el fútbol apenas despunta-ba, con un Rácing Cordobés en Tercera División y sin que existiera el estadio deEl Arcángel. El Gran Teatro (abierto en 1873), el Duque de Rivas (en la confluenciade Gran Capitán con Los Tejares, construido en 1905 y cerrado, para derribo, en1972) y el Góngora (inaugurado en 1932) eran los principales espacios de la ciu-dad dedicados al teatro y al cine.

127 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 184.128 GARCÍA VERDUGO, Francisco, La expansión de Córdoba en el siglo XX, Córdoba Capital Tomo 3,

Caja Provincial de Ahorros de Córdoba 1993, p. 254.

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Urbanísticamente la ciudad había derribado sus murallas y ejes emblemáticoscomo Cruz Conde, Claudio Marcelo, Gran Capitán, Los Tejares (entonces Aveni-da de Canalejas), Plaza de las Tendillas, San Fernando y La Victoria, existían ya,pero Córdoba abarcaba poco más que en la Edad Media, con la Medina y la po-pulosa Axerquía unidas. Por el oeste, más allá de los jardines de la Victoria, delbarrio del Alcázar y de la calle de la Muralla, sólo existían escombreras, huertas,el edificio de la Cruz Roja (inaugurado en 1933), la Escuela de Veterinaria (ter-minada de construir en 1936, aunque habilitada cinco años más tarde), los cuar-teles de San Rafael y de la Victoria y la barriada periférica de Los Olivos Borra-chos (construida entre 1930-1934). Al sur, al otro lado del río Guadalquivir, sóloen el Campo de la Verdad existía una breve construcción. El este terminaba en laRonda del Marrubial y en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, másallá de los cuales sólo estaban el cuartel de Alfonso XII (desde la República, Le-panto) y más huertas. Al norte, finalmente, al otro lado de la Avenida de Américay de los jardines de Agricultura y de la Merced, sólo estaba la estación de ferro-carril y las vías férreas, el barrio de las Margaritas y la Huerta de la Reina.

Córdoba carecía de Universidad, aunque desde 1583 albergaba al SeminarioConciliar de “San Pelagio”129 y desde la primera mitad del siglo XIX era sede deuna de las cuatro Escuelas de Veterinaria que había en toda España, siendo su Di-rector en el período de los años 30 Rafael Castejón y Martínez de Arizala, y dela Escuela Normal de Magisterio, sita en la calle San Felipe, dirigida por A. GilMuñiz. La medicina y su investigación tenían su gran centro en el Hospital delCardenal Salazar, también llamado de Agudos y hoy sede de la Facultad de Filo-sofía y Letras. Existía un sólo Instituto de Segunda Enseñanza, con sede en la Pla-za de las Tendillas (el actual edificio del IES “Góngora”), fundado en 1847 y delque es heredero el IES “Séneca”, siendo su Director, en 1933, Antonio Jaén Mo-rente. Aparte de los Hermanos Maristas, otras órdenes religiosas dedicadas a laenseñanza e instaladas en los años 30 en Córdoba, eran: los Salesianos (el Cole-gio “San Francisco de Sales” se fundó el 1 de diciembre de 1901, en su actualemplazamiento), los HH. de las Escuelas Cristianas (fundaron “Cultura Españo-la” al mismo tiempo y en la misma calle que el “Cervantes”), las Madres Esco-lapias (encargadas de la gestión del dos veces centenario Colegio de “Santa Vic-toria” desde 1888; del Colegio de “San Rafael”, fundado por el Obispo, don Adol-fo Pérez Muñoz en 1922 y del propio Colegio “Calasancio”, inaugurado en1928), Las Esclavas del Sagrado Corazón (en la Plaza de San Juan desde 1880),las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor (el Colegio “DivinaPastora” se fundó en 1920, ubicándose de 1931 a 1939 en la calle Alfaros), la Ins-titución Teresiana (en la plaza de la Concha desde 1922), las Hijas de la Caridad(en el Colegio “La Milagrosa” de la calle Gondomar desde 1904), la Congrega-ción de la Sagrada Familia de Villefranche (en la plaza de San Andrés desde 1903,para trasladarse dos años después a la de Aguayos), las Hermanas Hospitalariasde Jesús Nazareno (desde el siglo XVII) y las Hijas del Patrocinio de María, conel centro más veterano, el Colegio “Nuestra Señora de la Piedad”, en la plaza de

129 Su rector de 1926 a 1932, José Mª Peris Polo, fue beatificado por SS Juan Pablo II el 1 de octubre de1995.

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las Cañas, fundado en 1606. La Real Academia de Córdoba (fundada en 1810), elCírculo de la Amistad, Liceo Artístico y Literario (1856), el Real Centro Filar-mónico “Eduardo Lucena” (1902), la Escuela de Artes y Oficios (1869) y el Con-servatorio Oficial de Música (cuya oficialidad obtuvo en 1922, gracias a Martí-nez Rücker), completaban la oferta educativo-cultural de la Córdoba de los años30.

La oferta de medios de comunicación en los años 30 era fundamentalmenteescrita, aunque desde 1932 Córdoba contaría con una modesta emisora local deradio. Sólo en la prensa diaria escrita, sin embargo, había donde escoger: hastacuatro periódicos se editaban. El decano Diario de Córdoba, fundado en 1849 ydel que era Director el insigne periodista Ricardo de Montis; La Voz de Córdo-ba, fundado en 1920, vinculado en un principio a la Unión Patriótica y a los CruzConde, desde 1931 pasó a manos de correligionarios del político republicano cor-dobés, de rango nacional, Alejandro Lerroux, llevando la dirección Pablo Tro-yano Moraga; El defensor de Córdoba, de matiz católico, siendo su Director Da-niel Aguilera Camacho; y Guión, órgano de la Acción Popular de Gil Robles ydirigido por Antonio de la Rosa Cobos. Ninguno vería el final década, pues to-dos sucumbirían a lo largo de la Guerra Civil o a consecuencia del Decreto dePlantillas de 1938. Sólo La Voz de Córdoba, confiscada por el Estado en septiem-bre de 1936 y reeditado desde octubre bajo la cabecera de Azul (dirigido por Nar-ciso Perales), mantendría una cierta línea temporal hasta la fundación del Córdo-ba en 1941.

Políticamente, las elecciones en Córdoba mostraron una tendencia continua-da hacia el centro izquierda130. En las municipales del 12 de abril de 1931, quetrajeron la República a España, en Córdoba el resultado fue contundente: 19 con-cejales republicanos, 8 socialistas y 17 monárquicos. El cambio de régimen fuepacífico y el 15 del mismo mes, Antonio Jaén Morente ya estaba funcionandocomo Gobernador Civil y Eloy Vaquero Cantillo en el puesto de Alcalde. Pron-to, sin embargo, la paz se rompió en Córdoba, igual que en España, señalando enel anticlericalismo de las turbas uno de los puntos débiles del nuevo sistema y mar-cando ya dos Españas contrapuestas: el 10 de mayo, tras una manifestación, se ata-caron las sedes de El Defensor de Córdoba y de La Voz, el Seminario, el PalacioEpiscopal, la residencia de los Jesuitas (que serían expulsados de España poco des-pués) y el convento carmelita de San Cayetano. El Estado de Guerra, decretado,llegó casi hasta las elecciones legislativas del 28 de junio de 1931 que certifica-ron un nuevo triunfo del centro izquierda con 8 diputados del PSOE (Joaquín García Hidalgo y Francisco Azorín Izquierdo, los más destacados), 2del Partido Republicano Autónomo (Eloy Vaquero), 1 de Al Servicio de la Repú-blica (Juan Díaz del Moral) y 1 de la Derecha Liberal Republicana (Antonio Ja-én Morente).

El Ayuntamiento cordobés de este período trató de dar participación a la ciu-dadanía, con la creación de una Comisión Asesora Ciudadana, presidida por Pei-nado Reyes y con Rafael Castejón y Gil Muñiz entre sus integrantes. El apro-

130 Las mejores informaciones políticas de este período las encontramos en PALACIOS BAÑUELOS, Luis,Historia de Córdoba. La etapa contemporánea, Cajasur 1990, CUENCA TORIBIO, José Manuel, Historia deCórdoba, Luque 1993 y AGUILAR GAVILÁN, Enrique, Historia de Córdoba, Sílex 1995.

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vechamiento hidroeléctrico de los pantanos próximos, el ferrocarril, la mejora delos monumentos y la ampliación y saneamiento de la ciudad fueron sus objetivos,escasamente cumplidos, en parte, por la inestabilidad política del período. Sietealcaldes se sucedieron en Córdoba bajo la República:

1931-1931: Eloy Vaquero Cantillo

1931-1933: Francisco de la Cruz Ceballos

1933-1934: Pascual Calderón Uclés

1934-1934: Rafael Baquerizo García

1934-1936: Bernardo Garrido de los Reyes

1936-1936: José Fernández Jiménez

1936-1936: Manuel Sánchez Badajoz

La violenta manifestación del 1 de mayo de 1932, el manifiesto contra el fra-casado golpe de estado de Sanjurjo, la visita a la ciudad del Presidente de la Re-pública, el cordobés Niceto Alcalá Zamora, en noviembre de 1932, y la aproba-ción en Córdoba del Anteproyecto de Bases del Estatuto de Autonomía (con BlasInfante como promotor) fueron los acontecimientos más importantes antes de lle-gar a las nuevas elecciones legislativas de noviembre de 1933, que dan el triunfoa la Coalición Antimarxista (radicales, progresistas, Acción Nacional) con 9 di-putados (Eloy Vaquero, que llegaría a ministro de Gobernación, Miguel Cabre-ra Castro y José Medina Togores entre ellos) por 3 del PSOE (HermenegildoCasas el más destacado).

La violencia de la Revolución de 1934 apenas repercutió en Córdoba, aunquese destituyó a los concejales socialistas que no habían cooperado con las autori-dades en el sometimiento de la huelga revolucionaria y se suspendió de empleo ysueldo a los miembros del Cuerpo de Bomberos a los que se había entregado ar-mas. Con un ambiente crispado y polarizado, en dos opciones irreconciliables eigualmente totalitarias, se llegó a las elecciones de febrero de 1936. El Frente Po-pular arrasó en Córdoba con 10 diputados (Pedro Rico López, Ramón Rubio Vi-cente y Antonio Jaén Morente los más votados), por 3 de la Candidatura Anti-rrevolucionaria (Federico Fernández Castillejo el más destacado).

La Guerra Civil pondría, desde el principio, a la ciudad de Córdoba en el ban-do nacional. El Alzamiento triunfó en la tarde del 18 de julio de 1936, bastaronun par de cañonazos de las unidades de Artillería al mando del coronel CiriacoCascajo, contra el Palacio del Marqués del Mérito, sede del Gobierno Civil, don-de se habían concentrado el Gobernador, el Alcalde y la Guardia de Asalto, pararendir a las autoridades republicanas. Las organizaciones obreras, que no fueronarmadas por orden del Gobernador Civil, no pudieron impedir el triunfo de los su-blevados y vaciaron su furor con los incendios de Santa Marina y San Agustín yel asesinato del joven abogado, miembro de la CEDA, José María Herrero. Pa-ra las 11 de la noche la situación estaba controlada, el capitán José Marín Alcá-zar era el nuevo Gobernador, Eduardo Quero ocupaba la presidencia de la Di-putación y Salvador Muñoz Pérez era nombrado Alcalde. Cinco Alcaldes tendríaCórdoba durante la Guerra Civil:

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1936-1936: Salvador Muñoz Pérez

1936-1937: Manuel Sarazá Murcia

1937-1937: José Castanys Jiménez

1937-1938: Antonio Coello y Ramírez de Arellano

1938-1939: José María Verastegui Jabat

Sólo en agosto de 1936 viviría Córdoba, de cerca, la guerra. Desde Montoro,el general Miaja lanzó cinco columnas para reconquistarla. El fracaso fue abso-luto y sólo la que avanzaba desde Espejo llegó a 6 kilómetros de la ciudad, sien-do dispersada por la aviación nacional, recordándose aún los carros de basura ca-muflados como piezas de artillería, en el Campo de la Verdad, para engañar a losatacantes. Desde entonces, Córdoba, estratégica posición, pero en una relativa re-taguardia, sólo conoció bombardeos de la aviación republicana. La ciudad viviría,aunque desconociéndolo su población, una fuerte represión que terminaría con lavida de más de 2.000 personas, obra desde septiembre de 1936 hasta marzo de1937, del teniente coronel de la Guardia Civil, Bruno Ibáñez, que asumió en Cór-doba el papel de verdugo que en otras ciudades y otros pueblos de aquella des-quiciada España, asumían otros no menos feroces. Comisiones de Depuración dela Instrucción Pública, quema de libros, campañas contra la blasfemia y la inmo-ralidad, grandes actos públicos religiosos, el intento de retorno a la vida normal(en octubre de 1936 el “Cervantes” reabría sus puertas), el miedo a los bombar-deos y el oído atento a la radio y a los mentideros sobre la marcha de la GuerraCivil, marcarían estos últimos años de la década de los 30 en Córdoba.

LA LLEGADA DE LOS MARISTAS A CÓRDOBA

La presencia de los maristas en Andalucía arranca en 1906, con el colegio“Nuestra Señora de Araceli”, en Lucena; pasarían dieciocho años hasta que el cen-tro lucentino abandonase su soledad: en 1924 se fundaría “Nuestra Señora de laVictoria”, en Málaga; en 1926, el “San Fernando” en Villanueva del Río y Mi-nas; en 1927 sería el turno de “La Inmaculada”, de Granada y en 1930 el de “Nues-tra Señora de la Capilla”, en Jaén. En la organización canónica del Instituto Ma-rista, se englobaban dentro de la Gran Provincia de España, con Casa Provincialen San Andrés de Palomar (Barcelona).

El advenimiento de la Segunda República (1931), con las leyes restrictivas pa-ra la enseñanza católica del bienio azañista, no supuso ningún freno para el afánapostólico y la vocación educativa de los Hermanos. En 1933, el provincial, H.Laurentino, envió a varios Hermanos a Sevilla, Córdoba y Huelva para sondearentre la población y las autoridades eclesiásticas las posibilidades de fundación denuevos colegios maristas. En Sevilla se fundaría el “San Fernando” y en Huelvael “Colón”. A Córdoba llegó el H. Servando, que en mayo de ese mismo año al-quiló un piso bajo, en el n.º 10 de la calle Barroso, propiedad de Francisco Na-tera, para instalar el Colegio. La calle Barroso, nombre que mantiene en la ac-tualidad, pertenece a la parroquia de San Juan y Todos los Santos (Trinidad) y co-munica la plaza de San Juan con el convento de Santa Ana. Está en pleno centro

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de la ciudad, a menos de 200metros de la Plaza de las Ten-dillas, siendo su principal de-fecto la estrechez.

La casa alquilada por losMaristas, que hoy en día semantiene en pie y con idénticafachada, era el antiguo palaciosolariego de los Velasco, fa-milia de rancia tradición cor-dobesa que se remontaba a laépoca de Fernando III. Eledificio databa de finales delsiglo XV y ya en el XIX per-tenecía a los condes de Fuen-te el Salce. Ramírez de Are-llano131 hace referencia a estamansión, destacando los bus-tos y escudos que decoran elexterior y, sobre todo, “un pre-cioso ajimez en esquina, ta-piado y embadurnado con milcapas de cal y ocre”. Otro Ra-mírez de Arellano, Rafael eneste caso, atribuye la obra aHernán Ruiz, hijo132. En estacasa vivió el arqueólogo AngelCasas Morales, experto en Neolítico y que legó al Museo Arqueológico una co-lección inestimable, y en la vivienda contigua habitó el gran académico y oradorcordobés Pedro Palop Fuentes, en su momento profesor de “Cervantes”.

Rafael Salcines Muñoz133, como alumno de los primeros años de “Cervan-tes”, recuerda perfectamente aquella primigenia ubicación del Colegio: la casa eramuy amplia, tenía distintas habitaciones que fueron habilitadas como aulas de en-señanza. Se accedía por un portal de tres escalones que al frente tenía una puertade cristales que daba al patio de recreo. A la derecha una escalera conducía a lavivienda de uno de los alumnos fundadores, Mariano Peñuela Escribano. Losalrededores del colegio no podían ser más pintorescos, enfrente se hallaba la po-pular taberna “Casa Adriano”, animadísima desde las 11 de la mañana con el con-siguiente trastorno para la jornada escolar, y un número más arriba una amenaza-dora, para los “camuflados” Hermanos, Casa del Pueblo.

131 RAMÍREZ DE ARELLANO,T. Paseos por Córdoba. El nombre de la calle en el siglo XIX era calle dela Pierna, p. 457.

132 RAMÍREZ DE ARELLANO,R. Inventario-Catálogo Histórico Artístico de Córdoba, p. 221: “Es unajimez del Renacimiento con columnilla de mármol blanco. Desde el alféizar hasta abajo, todo el antepecho es-tá cubierto de graciosas labores de carácter plateresco español y no sería aventurado atribuírsela a los HernánRuiz, quizá el hijo”.

133 SALCINES MUÑOZ, R. Recuerdos del Colegio Cervantes, mi querido colegio. ECO n.º 7, 1983, p. 33.

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Las cuatro sedes del Colegio Cervantes: 1.º Calle Barroso (1933-1935); 2.º Calle Torres Cabrera (1935-1942); 3.º Plaza de laCompañía (1942-1973); 4.º Avenida de la Fuensanta (1973-2003).

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El 17 de septiembre de 1933 llegaría, procedente de Calatayud, el H. Julio Al-béniz, que sería el primer director del Colegio y, poco después, el H. FranciscoArteaga. Estos dos hermanos serían los que iniciarían el curso 1933/34. Previa-mente se había insertado un anuncio en la prensa local que había atraído a fami-lias interesadas en saber quiénes eran los que llevaban el colegio. El mobiliariodel centro constaba de un pequeño despacho para el director, 50 pupitres biperso-nales, cuatro pupitres para los profesores y media docena de sillas. Y con estosefectivos comenzaba, el 4 de octubre de 1933, la andadura del “Cervantes”, nom-bre discreto que se escogió para el colegio por la vinculación del escritor con Cór-doba. El primer día de clase sólo hubo un alumno matriculado: Juan Manuel An-guita Blanco, al que al día siguiente se le uniría Francisco Natera (hijo del due-ño del inmueble).

Para finales de octubre, la dotación humana del colegio se había incrementa-do con un nuevo marista, el H. Ignacio Martínez Alonso, procedente del colegiode Larache y con otros 12 alumnos, entre los que destacaban los hermanos Gu-tiérrez de Ravé, Manuel (actual coadjutor de la parroquia cordobesa de San Ni-colás de la Villa), José y Francisco, Mariano Peñuela (luego misionero en Ja-

pón), Emilio Calderón y el yacitado Rafael Salcines. LosAnales del “Cervantes” con-servan datos curiosos de estaépica primera época, como loshonorarios, que eran: párvu-los, 15 pesetas; elemental, 20pesetas; grado medio, 25 pese-tas y grado superior, 30 pese-tas. Los tres Hermanos Maris-tas vivían en una fonda próxi-ma, en régimen de pensióncompleta, y pagaban 4,50 pe-setas diarias. La generosidadde las familias cristianas quellevaron sus hijos a este cole-gio “camuflado” confesional,se hizo patente en las primerasNavidades de los Maristas enCórdoba: seis pollos, dos pa-vos, algunas botellas de vino ycajas de polvorones.

Los comienzos del “Cer-vantes” son un calco de las vi-cisitudes y del espíritu que po-dríamos contar de cualquiercentro marista recién inaugu-rado en aquel tiempo. Repro-ducimos el testimonio de uno

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La Primera Promoción del Colegio Cervantes.

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de los Hermanos pioneros: “Disponíamos de diferentes clases de alumnos. Yo te-nía ingreso, comercio y francés y algunos de segunda enseñanza, y también me-canografía. El jueves íbamos de paseo con los niños. Eramos amables, cariñososy caritativos con los niños y familias. La Comunidad la componíamos tres her-manos, tan compenetrados que parecíamos uno; lo que quería o decía uno, lo que-ríamos los tres. ¡Qué vida de familia! No nos disgustábamos ni una sola vez. Siem-pre contentos, siempre alegres. La pobreza era connatural con nosotros. Comidamuy corriente, todos los días sin vino. Sólo en las grandes solemnidades tomába-mos café y copa... unas tres veces al año. Los muebles eran escasos y pobres; ha-bía que trasladarlos de una parte para otra, por ejemplo la silla. Una sola sillapor cada hermano que había que llevar de un sitio a otro. Pero bendito sea Diosque nos daba algo que sufrir”134.

El mes de mayo contemplaba en Córdoba, por primera vez, la celebración ma-rista del mes de María, y a cuatro alumnos haciendo la Primera Comunión. El cur-so lo finalizaban, en junio de 1934, un total de 29 alumnos (¡Qué lejos de los cer-ca de 1.500 actuales!). Entre los agregados merece citarse a Rafael de la Hoz, quellegaría a ser célebre arquitecto cordobés y presidente de la Asociación Mundialde dicha profesión. El colegio presentó ocho alumnos al examen de ingreso en elInstituto de Bachillerato y todos aprobaron.

El curso 1934/35 se iniciaba el 15 de septiembre. Para el primero de octubreestaban matriculados 54 alumnos y para después de Navidades el número se ele-vó a 61. A los tres Hermanos Maristas ya citados se les unieron el H. Matías Bo-tet Quintana y el H. León Albinit Bipiret. Este año se presentaron 12 alumnosal examen de ingreso en el Instituto, aprobando también todos.

Las buenas previsiones de matriculación para el curso 1935/36, convertían enmás que insuficiente la capacidad del local de la calle Barroso. A ello se unía eldesagrado que los Hermanos sentían por el bullicio excesivo de la “Casa Adria-no”. Fueron estos los motivos que llevaron a buscar nuevo acomodo al “Cervan-tes”, de acuerdo con el Superior Provincial, H. Laurentino.

134 Autobiografía del H. Ignacio Martínez, Eco Marista n.º 6, 1983, p. 2.

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3. EL “CERVANTES” DEL PALACIO TORRES CABRERA (1935-1942)

HISTORIA Y DESCRIPCIÓN DEL PALACIO DE TORRES CABRERA

El tercer curso de los Hermanos Maristas en Córdoba se iba a iniciar en unseñorial y amplio edificio, bien distinto del anterior. Se trataba del Palacio de losCondes de Torres Cabrera, emplazado en el n.º 13 de la calle de idéntico nombre.En lo que no se diferenciaban ambas mansiones era en la enjundia del linaje desus titulares: como los Velasco, los Torres Cabrera hundían sus raíces en la EdadMedia cordobesa. Fernando Díaz de Cabrera, encargado por Enrique II del go-bierno de Córdoba, fue el fundador del Mayorazgo de los Torres Cabrera, eleva-do a Condado por Carlos II en 1688. El Palacio de los Condes, en el que se ubi-caría el “Cervantes”, se alzó en el siglo XVII y fue reedificado en la segunda mi-tad del XIX.

Las mejores descripciones históricas del Palacio nos las ofrecen TeodomiroRamírez de Arellano135 y Ricardo de Montis136. Ramírez de Arellano la des-cribe como “una de las casas más bonitas de Córdoba” y destaca su verja de en-trada, el jardín exterior y el patio principal; señalando la biblioteca y magníficacolección de antigüedades romanas que posee la casa, procedentes de excavacio-nes realizadas in situ. Montis se extiende más, no en vano se trata de un artículofechado en junio de 1928, glosando las glorias arquitectónicas e históricas de es-ta casa, con el fin de convencer a la Diputación para que la adquiriese y destina-ra a Gobierno Civil. Fin que la sacaría del vacío y silencio en que había caído enesos años. La fachada principal está compuesta por dos cuerpos salientes unidospor una terraza, que le dan aspecto de fortaleza; dentro, el patio central del edifi-cio, circunvalado por arcos sostenidos por 30 columnas y con pavimento y zóca-lo de mosaico. Una escalera de mármol negro con incrustaciones de mármol blan-co y ágata, unía las dos plantas de que constaba la casa palacio. En esta mansión,siendo conde de Torres Cabrera Federico Martel, se habían alojado los duquesde Montpensier, en 1848, y Ramón María Narváez, que presenció desde allí undesfile de la Milicia Nacional. Siendo conde Ricardo Martel y Fernández de

135 RAMÍREZ DE ARELLANO, T., o.c., pp. 409-410.136 MONTIS, R., Notas Cordobesas. Tomo X, pp. 221-229.

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Córdoba, Gobernador Civil de Córdoba, la casa alojó durante tres días de abrilde 1877 (que correspondieron a la Semana Santa) al rey Alfonso XII y su séqui-to; estancia de la que se conserva un riquísimo Salón del Trono de 90 metros, es-tilo Luis XV. El líder del Partido Conservador, Antonio Cánovas del Castillo,también fue huésped de Ricardo Martel, jefe de dicho partido en Córdoba, y acuya recepción acudieron varios miles de personas que llenaron salones, patios yjardines. Otras dedicaciones que tuvo el Palacio de los Condes de Torres Cabreraen esta época fueron el de ser sede del diario conservador La Lealtad; exposiciónpermanente de productos y maquinaria agrícola; fiestas de fin de curso de las Es-cuelas dominicales para obreros, institución benéfica creada por la Condesa de To-rres Cabrera, Isabel de Arteaga; y Juegos Florales y fiestas literarias, en una delas cuales se dio a conocer Antonio Fernández Grilo, cantor de las Ermitas cor-dobesas y de quien los Condes se convirtieron en mecenas, costeándole la publi-cación de su primer libro de versos.

UNA NUEVA SEDE PARA EL “CERVANTES”

El sentimiento de melancolía y preocupación que invadía a Montis viendo laotrora señorial y activa vida de la casa palacio, devenida en silenciosa y triste, conun futuro de ruina y derribo, se solucionaría siete años después de que escribierasu artículo. El 4 de septiembre de 1935, el H. Julio Albéniz, Director del “Cer-vantes”, firmaba un contrato de arrendamiento con Pilar Meléndez Valdés, pro-pietaria del edificio. El estado de éste, a pesar de llevar deshabitado varios años,era magnífico y los Hermanos solo tuvieron que efectuar pequeñas reformas pa-ra adaptarlo a su uso de colegio, como la transformación del Salón de Baile en ca-pilla y la construcción de seis retretes y una fuente para que bebieran los niños enel patio. El 15 de septiembre se realizó el traslado desde el local de la calle Ba-rroso, al amanecer, por los propios Hermanos “para no perder prestigio”, comonos recuerda Francisco Ibáñez137. A los padres con niños en el Colegio se les en-vió una tarjeta notificándoles el cambio de domicilio y en la prensa local se in-cluyó el siguiente anuncio: “Colegio Cervantes, Primera y Segunda Enseñanza.Se ha trasladado al Palacio de los Condes de Torres Cabrera. Extensos patios,hermosos jardines, amplias aulas. El reglamento limita el número de alumnos poraula”. La nueva ubicación del Colegio no escapaba del centro de la capital y, aun-que en sentido contrario y con más revueltas, no más de 300 metros le separabande las Tendillas. La calle, en fin, comunicaba los Jardines de Colón con la Plazade Capuchinas y en sus alrededores se localizaban lugares tan típicamente cordo-beses como las Plazas de las Doblas, Capuchinos, Cardenal Toledo o el número 2de la misma calle, que había visto nacer el 4 de julio de 1917 a Manuel Rodrí-guez Sánchez “Manolete”.

El curso se iniciaba el 1 de octubre de 1935 con 64 alumnos que irían paula-tinamente aumentando hasta llegar a 111 en diciembre. Las aulas tenían una am-plitud y luminosidad de las que carecían las de la calle Barroso y los chavales po-dían desfogar sus energías jugando al fútbol y al baloncesto en un patio interior

137 IBÁÑEZ CÁMARA, F. o.c., p. 156.

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terrizo, respetando el patio de columnas y el jardín. El profesorado estaba forma-do por los HH. Julio Albéniz, Ignacio Martínez, Francisco Arteaga, Matías Bo-tet, Carlos Merino y Lucialiano Bernardo. El 10 de mayo de 1936 se celebra-ron las Primeras Comuniones de los niños del “Cervantes”, por primera vez en lacercana y hermosa parroquia de San Miguel, estrenándose el coro colegial. A losexámenes para obtener el título de Bachillerato se presentaron 19 alumnos, todosaprobados, lo que valió una felicitación del Instituto al “Cervantes”.

Los Anales del Colegio recogen una significativa anécdota de este curso: losHermanos Maristas no vestían de sotana, se titulaban solo “maestros católicos”, yla propiedad del Colegio era de una sociedad anónima y no del Instituto Marista,de acuerdo con la legalidad republicana. Pues bien, el 14 de noviembre, el “Cer-vantes” fue visitado por el Inspector Jefe de Primera Enseñanza, quedando com-placido del local, los alumnos, los maestros y la enseñanza (que no ocultaba ni elrezo ni el crucifijo en las aulas). Mantuvo un gesto serio durante toda la visita, pe-ro al marchar, y con una sonrisa, les dijo a los “maestros católicos”: “No me en-gañan, son ustedes maristas”.

LA GUERRA CIVIL

Graves acontecimientos esperaban a Córdoba y España, en general, recién ter-minado el curso 1935/36. El estallido del Alzamiento y la subsiguiente Guerra Ci-vil atemorizará a los Maristas cordobeses, hasta que la conexión con las fuerzassublevadas de Sevilla y las desembarcadas en Cádiz, clarifique la situación de Cór-doba a favor de los nacionales. Desde la relativa calma de esta ciudad de reta-guardia, los Hermanos Maristas vivirán el dolor y tristeza, a medida que conoz-

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Alumnos de 3.º de Cervantes, en el patio del Colegio, en mayo de 1941.

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can las desventuras de sus compañeros de congregación que han quedado en laotra España y que serán víctimas de un odio irracional e injustificado. La matan-za colectiva más atroz tendrá lugar en Barcelona, el 8 de octubre de 1936, cuan-do 45 Maristas, encabezados por el Superior Provincial, H. Laurentino Alonso,sean ametrallados por anarquistas de la FAI frente al cementerio de Moncada138.El total del martirologio marista durante la Guerra Civil eleva el número de víc-timas a 174, más 120 que sufrieron prisión, viviendo la actual Provincia Béticasus mayores angustias en Málaga, Badajoz y Jaén139. Una cifra atroz, superior al15 por ciento de los Hermanos que en 1936 había en toda España y que nos mues-tra hasta qué punto las fuerzas desatadas de la revolución que estalló en la Espa-ña republicana, tras el Alzamiento, eran incapaces de entender la obra que conamor y sencillez habían sembrado estos hombres. “En la trama del conflicto hu-bo turbias sinrazones humanas. Pero en miles y miles de casos hubo, sin duda,testimonio y martirio. Reconocerlo y proclamarlo no es condenar a los verdugos,a quienes los mártires perdonaron siempre. Todos fallamos entonces como socie-dad; pero ellos nos redimieron, a todos, con su sangre. Proclamar a nuestros már-tires no es rechazar la reconciliación, sino buscar, en esa sangre purificada porel amor y la muerte, la semilla de la reconciliación”140.

El 4 de octubre de 1936 se iniciaba el curso en el “Cervantes”. Había una sig-nificativa novedad: los Hermanos vestían de sotana. Los Hermanos de las Escue-las Cristianas, aunque mantendrían durante años a su Colegio el nombre de “Cul-tura Española” antes de pasar a llamarse “La Salle”, denominación que perdurahasta nuestros días, aparte de la sotana volvían a lucir su clásico gran rabat. Algomás que cambios de imagen tendría el “Cervantes” durante la Guerra. Una com-pañía de transmisiones se instaló en dependencias del Colegio y una clase baja seadaptó como refugio durante los bombardeos aéreos. Esta clase recibió el sobre-nombre de “El Sotanillo” y dio origen a una revista quincenal, editada por losalumnos, con poesías, artículos, chismes y las consabidas caricaturas141. Los Ana-les recogen el dato de que un día una bomba cayó en el patio terrizo e hirió a unsoldado.

Queipo de Llano, personalmente desde Sevilla, ordenó que el “Cervantes”,a pesar de las penurias económicas, debía encargarse de 40 huérfanos de guerra,almuerzo y educación incluidos. La nueva situación de España afectará, lógica-mente, al tipo de educación. El H. Ibáñez142 se extiende sobre este tema: Dios,Patria, Familia y Disciplina eran conceptos que se manejaban con naturalidad, se

138 Previamente les arrebataron 100.000 francos que les habían exigido para permitirles su pase a Franciaen barco y que la Casa General les había enviado. Una vez en el barco, los 107 maristas fueron desvalijados yencarcelados en la checa de San Elías. La intervención de la Generalidad tras el asesinato de los 45 en Monca-da, salvó al resto que pasaron a la Modelo. MONTERO MORENO, A. Historia de la Persecución Religiosa enEspaña, BAC 1961, pp. 230-232.

139 La persecución acarreó siete Hermanos asesinados: seis en Gibralfaro (Málaga): HH. Perfecto Becerril,Teófilo Valle, Abilio Villarreal, Mauro Alvarez, Celedonio Martínez y José Serret, y uno en el puente del Gua-diana en Badajoz, H. Aureliano Ortigosa. A ellos habría que añadir el profesor del Colegio Marista de Villanue-va del Río y Minas, Francisco Fuentes Bravo. CLAVERO BARRANQUERO, A. La represión religiosa 1936-1939. Los Hermanos Maristas de Málaga, Edelvives, 2000.

140 MORAL BARRIO, J. J., El educador marista 2. p. 226.141 SALCINES MUÑOZ, R., o.c., p. 33.142 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 157.

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palpaban en el ambiente y trataban de ser los pilares sobre los que, Iglesia y Es-tado querían construir el nuevo orden . La descripción que Ibáñez nos da del co-mienzo del curso el 15 de septiembre de 1938 no puede ser más gráfica: “... yade mañanita confluyen por las distintas calles numerosos grupos de alegres pe-queños que inundan el jardín con sus metálicas voces... Mostraban la alegría deentrar en su segundo hogar y formados en impecables filas, saludaban, brazo enalto a la enseña nacional”.

El “Cervantes” continuaba su vida normal a pesar de la Guerra. Buenos re-sultados académicos; actividades extraescolares con efecto de mejorar el “caché”del centro, como una demostración gimnástica en la plaza de toros de Los Teja-res; participación de los Maristas y sus alumnos en la obra apostólico-social de lacatequesis del barrio de los Olivos Borrachos, en colaboración con la Acción Ca-tólica, actividad que se mantendría en los años de posguerra... El número de alum-nos aumentaba: para el curso 1939/40, finalizada la Guerra, se llegaba a los 300.También arribaron nuevos Hermanos, entre los que hay que destacar por su tras-cendencia en la historia del Colegio, al H. Esteban Gallo, uno de los escasos su-pervivientes del colegio malagueño, que llegó en 1938 y al H. Tomás Corral, ve-nido en abril de 1939 tras dos años de dura cárcel en Jaén. Por contra, la Comu-nidad Marista cordobesa podía ya contar su primer fallecido: el H. Juan Iruleguipartía para la Casa del Padre el 10 de noviembre de 1938; Los Anales le dedicanocho páginas de verdadero afecto143.

CAMBIO DE DIRECTOR Y NUEVA ETAPA

1940 contemplaba la venida de un nuevo Director para el “Cervantes”, el H.Agapito García Osorio, procedente del colegio de Burgos, que sustituía en el car-go al H. Julio Albéniz, destinado como Director del colegio de Larache, en el Ma-rruecos Español. El reconocimiento al primer director del “Cervantes” se reflejaen los Anales redactados por su sucesor: “Don Julio, como los alumnos muy ca-riñosamente le llaman y le recuerdan, fue el fundador y el alma de este Colegioque hoy cuenta 400 alumnos, en partes iguales de 1.ª y 2.ª Enseñanza. Córdoba yel Colegio Cervantes saben de los trabajos, sudores y fatigas de don Julio que,durante siete años y en momentos muy críticos ha venido sosteniendo esta obra.Lo que hay, a él se le debe y a los que con él han colaborado”144; en 1975, la Aso-ciación de AA.AA. del “Cervantes”, le dedicó una de las clases de COU, gra-bando su nombre en una placa de mármol. Para el cargo de Subdirector se nom-bró al H. Victoriano Ruiz, presente en el Colegio desde 1937 y futuro Directorde 1957 a 1963. El cambio se realizaba sin ningún problema y con la obedienciaque siempre ha caracterizado a los Maristas: “Los Superiores mandan y colocana sus súbditos en los lugares y casas que creen más convenientes”145.

Una nueva etapa se abría para el “Cervantes”, que contaba en el curso 1940/41con 13 Hermanos encargados de los puestos de Director, Administrador, de los

143 IBÁÑEZ CÁMARA, F, o.c., p. 158.144 Anales 1940-1946, p. 2.145 Anales 1940-1946, p. 2.

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cuatro cursos de Primera Enseñanza y de los siete de la Segunda. Tres profesoresseglares impartían clases en el Colegio: Carlos Sánchez (Latín y Geografía), elTeniente José Martín (Educación Física) y Juan Martínez Cerrillo (Dibujo),luego sustituido por Marcial Costa Quintero. Las retribuciones de estos seglareseran de 100 pesetas mensuales por hora diaria de clase.

La evolución de la matrícula en “Cervantes” nos la muestra el siguiente cua-dro:

1940/41 1941/42 1942/43 1943/44 1944/45 1945/46

Párvulos 50 29 25 27 30 36

Clase Elemental 45 38 40 32 34 35

Grado Medio 46 45 44 47 39 42

Ingreso 42 42 52 50 42 38

Total 1.ª Enseñanza 183 154 161 156 145 1511.º Bachillerato 52 34 41 41 32 39

2.º Bachillerato 35 45 39 41 40 40

3.º Bachillerato 32 33 39 38 39 38

4.º Bachillerato 27 28 27 33 35 23

5.º Bachillerato 23 20 23 22 26 28

6.º Bachillerato 15 19 18 20 21 30

7.º Bachillerato 20 14 17 17 19 15

Total 2.ª Enseñanza 204 193 204 212 212 213TOTAL COLEGIO 387 347 365 368 357 364

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Comunidad de Hermanos del Colegio Cervantes en junio de 1941, presididos por su segundo director, HermanoAgapito García (1940-1942).

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LA EUFORIA DE LA POSGUERRA

Años de posguerra y numerosas estrecheces económicas para la Comunidad,pero el Colegio sigue adelante. Los años 40 son años de euforia por el triunfo enla contienda y por la paz; es lo que luego se llamará el nacionalcatolicismo, quese prolongará hasta bien entrados los 50. Por las mañanas, a la entrada, todos losalumnos reunidos en el patio, cantaban el himno nacional con la oficiosa letra deJosé Mª Pemán, mientras en un balcón se izaba la bandera de España. Incluso al-guno de los Hermanos nuevos, como el H. Florentino Asenjo, se habían vistoobligados a combatir en la Guerra, lo que excitaba la imaginación de los chava-les: “Don Florentino nos contaba episodios de la recién terminada Guerra Civil,de los que él había sido protagonista. Los contaba de una forma que parecía quelos estábamos viendo, aunque a mí me costaba mucho esfuerzo imaginarme ves-tido de soldado a aquel hermano marista con amplia sotana y su pequeña babe-rola, blanquísima y almidonada. Para mí, aquel hombre era un héroe, que habíacolaborado muy mucho en la derrota de los `rojos´”146.

El curso escolar estaba salpicado de fiestas religiosas, la mayoría, y de conte-nido político, que la comunidad de “Cervantes”, vivía intensamente, como la ma-yoría de los cordobeses de aquellos años. La lectura de los Anales nos revela unaactitud sincera, lejos de cualquier pretenciosidad o artificialidad religiosa y, en to-do caso, en sintonía con los tiempos. Veamos, a continuación, cómo se desarro-llaba el curso en cuanto a festividades se refiere.

Todos los domingos había misa de 9 de la mañana, oficiada por algún padreCapuchino, y desde octubre de 1942, con el cambio de sede del Colegio, por elnuevo capellán Juan Antonio Lozano o por el párroco de La Compañía, José To-rres Molina. Igualmente, durante todo el curso, se celebraban los Primeros Vier-nes de Mes, con misa, comunión y consagración al Sagrado Corazón de Jesús, di-rigidos por el P. Roldán S.J., jesuita para el que siempre tendrán palabras de elo-gio los Maristas y que se caracterizaba por su carisma y sentido pedagógico hacialos alumnos. El rezo del rosario también era práctica habitual para los alumnos de2.ª Enseñanza, efectuándose a las 6’30 de la tarde en la capilla.

El curso, en sí, se iniciaba a primeros de septiembre con una misa y la pre-sentación de profesores. Especial transcendencia, para el Colegio y la ciudad, tu-vo el inicio del curso 1945/46: por iniciativa del obispo de Córdoba, don AdolfoPérez Muñoz, tuvo lugar una Santa Misión en toda la diócesis las dos primerassemanas de octubre; 52 padres jesuitas se encargaron de la capital, que pareciótransformarse en un inmenso templo y así quedó grabado en los Anales maristasy en la Historia cordobesa147; iglesias, centros de trabajo, cuarteles, la calle... fue-ron testigos de un fervor inaudito y multitudinario, de renovación espiritual y re-ligiosa; los alumnos mayores del “Cervantes” participaron en la comisión de or-den, acompañaron a la Santa Misión a Los Olivos Borrachos y desfilaron en lamagna procesión del 12 de octubre que culminó en la Plaza de José Antonio, hoy

146 FONT DE DIOS, E., Mi Colegio (1939-1949). p. 4.147 La mejor reseña de estos actos, aparte de lo aparecido en la prensa local del momento, la encontramos

en ROMÁN MORALES, Francisco, La Iglesia y la religiosidad popular de la Córdoba contemporánea, Cór-doba Capital Tomo 1, pp. 357-360, CajaSur y Diario Córdoba 1994.

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Tendillas: “El éxito de la Misión ha desbordado completamente el límite de lasesperanzas de los más optimistas. Laus Deo. Ha habido actos especiales para ni-ños, jóvenes, hombres, etc.; todos con extraordinaria brillantez, que perdurarán,sin duda, en el recuerdo de los cordobeses. Dios quiera que también se conserveel fruto que ha de reportar a las almas”148. En inicios normales de cursos, el 15de septiembre tenía lugar la Fiesta de la Escuela Cristiana, en cuya procesión par-ticipaban las distintas órdenes religiosas enseñantes ubicadas en Córdoba. El 25,26 y 27 de septiembre era la Feria de Otoño, suspendiéndose las clases de la tar-de para la 1.ª Enseñanza, la única que había empezado el curso. El 1 de octubrese celebraba la Fiesta del Caudillo, no había clase y los Hermanos asistían a larecepción oficial en el Gobierno Civil; al día siguiente comenzaban las clases dela 2.ª Enseñanza. El 12 de octubre, Fiesta de la Virgen del Pilar y de la Hispani-dad, los alumnos asistían a misa de 9 en el Colegio y luego tomaban vacación. Afinales de mes tenía lugar el Domingo Mundial Por las Misiones, más conocidocomo Domund; en 1945 salen por primera vez los alumnos del “Cervantes” a re-correr las calles de Córdoba con sus huchas y brazaletes, recogiendo la impor-tante cantidad de 2.055 ptas. El 29 de octubre (luego el 9 de febrero), Fiesta delos Caídos, por la mañana tenían clase los alumnos que no eran flechas, los de-más oían misa en San Cayetano, efectuaban una ofrenda floral en la Torre de laMalmuerta y por la tarde vacación. El 1 y 2 de noviembre, Fiesta de Todos losSantos y de los Fieles Difuntos, tampoco había clase, sólo misa de 9 los dos díasy excursión campestre (la castañada) el segundo. El 20 de noviembre era el Ani-versario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, se celebraba con vaca-ción y con misa oficial en la Catedral a la que asistía una representación del Co-legio. En diciembre, el 8, encontramos la Festividad de la Inmaculada Concep-ción que, precedida de una novena, se celebraba con misa y comunión general enla capilla.

Las vacaciones de Navidad ponían fin al primer trimestre del curso. Estas seiniciaban el 23 de diciembre, tras la lectura de notas, reanudándose las clases el 7de enero. En diciembre de 1942, las vacaciones son precedidas de una campañaentre los alumnos para recoger donativos destinados a la División Azul; la sumaobtenida, redondeada por el Colegio, es de 300 ptas., “¿Qué hará el Colegio de“Cultura Española” que lleva entregando ya dos años mil pesetas?”149, se la-mentan simpáticamente los Hermanos. Durante el período vacacional los Herma-nos aprovechaban para hacer algún viaje y limpiar y ordenar las clases. El 24 dediciembre se asiste a la Misa del Gallo y la noche del 31 se dedica a acción degracias y contrición. No podemos dejar de señalar cómo se recoge en los Analesel 1 de enero: “Terminadas las oraciones de la mañana y una vez reunidos en laSala de Profesores, se procedió al saludo fraternal: con santa alegría y cariño losmiembros de esta Comunidad nos deseamos el feliz Año Nuevo”150. En cuestiónmás material, no faltan los regalos de alumnos que ayudan a pasar mejor estasfiestas y que los hermanos agradecen así: “Aunque el año sea de escasez y priva-ciones, sin embargo, la Providencia vela por sus escogidos y las Pascuas de Na-

148 Anales 1940-1946, p. 124.149 Anales 1940-1946, p. 79.150 Anales 1940-1946, p. 14.

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vidad no transcurren del todo mal: el pollo, los buenos vinos y licores y otras bue-nas cosas procedentes de regalos, pasan por la mesa”151 o “El niño Jesús quierehacernos partícipes del regocijo que viene a traer al mundo su nacimiento, no só-lo para el espíritu sino también un poco para la materia que ha de servirle conbuena voluntad y hace que los obsequios de los alumnos, sin cosa mayor, sean al-go más numerosos que en años anteriores”152. Cualquier antiguo alumno que es-tudiara en el Colegio de la Plaza de la Compañía recordará las ventanas del PatioBlanco que dan al sótano y que en vísperas de las vacaciones navideñas eran po-bladas por algún ilustre visitante, generalmente un pavo. Los Maristas, en cual-quier caso, no podían olvidar su sello de sencillez, e incluso en Navidad, el Con-sejo Local de diciembre de 1942 tomaba la siguiente medida: “Manifiesta el Her-mano Director que, no siendo costumbre entre nosotros tomar café con leche des-pués de la cena, se aproveche dicha leche para incrementar la densidad del de-sayuno, máxime que por el calor, o por otras causas misteriosas, corre peligro deevaporarse, todo o parte de tan nutritivo líquido”153. La festividad de Reyes ibaprecedida de la asistencia de los hermanos a la Cabalgata, que era contempladacon ojos maravillados por aquellos castellanos que la vocación y la obediencia lle-varon lejos de su tierra: “Ciertamente es digna de verse, mezcla de procesión cí-vica y religiosa, tan en consonancia con la psicología andaluza”154. Para Reyes,

151 Anales 1940-1946, p. 14.152 Anales 1940-1946, p. 80.153 Actas del Consejo Local del 22 de marzo de 1942.154 Anales 1940-1946, p. 83.

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Equipo de fútbol del Colegio Cervantes, que se enfrentó el 14 de mayo de 1941 con el del Instituto, en el Estadio América.

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los Hermanos recibían un pequeño regalo de la propia Comunidad: “Se encargaal Hermano Administrador, vea el modo de proporcionar, dentro de los límites dela economía y de la santa pobreza, un pequeño aguinaldo a los hermanos el díade Reyes”155.

Ya en el segundo trimestre, en febrero se iniciaban los Siete domingos de SanJosé, patrón de los Hermanos, que consistían en rezar oraciones y cantar cancio-nes a sus dolores y gozos, durante la misa de alumnos de las 9 de la mañana. Enfebrero, también generalmente, se celebraba el Miércoles de Ceniza, cuya impo-sición se efectuaba a los alumnos tras misa de 9 en la Capilla. El 1 de marzo de1941, extraordinariamente, no hubo clase; el motivo histórico lo recogemos tex-tualmente de los Anales: “El 1.º de marzo fue día de luto nacional. S.M. AlfonsoXIII falleció en Roma el 28 de febrero. En todas partes se celebran funerales porel eterno descanso de su alma. En Córdoba sus honras fúnebres son en la Cate-dral, asisten la mayoría de los miembros de la Comunidad. Ese día no hubo cla-se”156. El 7 de marzo, Fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrón de los Estudian-tes Católicos; misa de 9 y vacación. El 10 de marzo se celebraba la Fiesta de losMártires de la Tradición, no había clase y los Hermanos asistían a misa en SanHipólito. El 19, Fiesta de San José, se celebraba con misa y comunión general enla capilla y luego vacación; la víspera solía haber alguna actividad cultural y re-creativa en el Colegio.

La semana anterior a Semana Santa tenían lugar Ejercicios Espirituales paralos alumnos de 2.ª Enseñanza. Los de 5.º, 6.º y 7.º se recluían cinco días en SanHipólito, de donde sólo salían para comer y dormir en sus casas; en algunos años,a petición de los alumnos, se hacían cerrados en el Colegio “Nuestra Señora deAraceli” de Lucena. Los de 1.º, 2.º, 3.º y 4.º, durante esos cinco días, recibían dospláticas diarias en la capilla del Colegio, una a las 12 y otra a las 6’30 tras el ro-sario. El Viernes de Dolores, fiesta de gran devoción en Córdoba, los dos gruposfinalizaban los Ejercicios con misa y comunión general, tomando vacación des-pués.

El Lunes Santo los alumnos acudían al Colegio para recoger las notas e ini-ciar las vacaciones, que duraban hasta el Martes de Pascua, inclusive. Durante elperíodo vacacional, los hermanos salían al campo, veían procesiones y asistían alos Santos Oficios (en los PP. Capuchinos primero, en La Compañía y Catedral,luego).

Abril se iniciaba en su primer día con la Fiesta de la Victoria: “La magníficaVictoria de nuestros soldados en su heroica cruzada. ¡Señor de los Ejércitos! losque gemimos en las mazmorras rojas: ¡Te Deum Laudamos!”, expresan vehe-mentemente los Anales en el 1 de abril de 1943157. Ese día no había clase (salvodos horas si coincidía con Ejercicios Espirituales) y el “Cervantes” participabaen el desfile cívico-militar que recorría las calles de Córdoba (la tribuna de auto-ridades se alzaba en la Avenida de la Victoria) con una escuadra de alumnos de1.º, 2.º y 3.º de Segunda Enseñanza, que interpretaba canciones patrióticas. En lamisma línea de conmemoración política iba la Fiesta de la Unificación, que se ce-

155 Actas del Consejo Local del 22 de diciembre de 1940.156 Anales 1940-1946, p. 22.157 Anales 1940-1946, p. 91.

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lebraba con vacación el 19 de abril, recuerdo del decreto de Franco de 1937 quecreaba la FET y de las JONS. El 23 de abril, Día del Libro y de Cervantes, el Co-legio, que llevaba el nombre del inmortal escritor, suspendía las clases, celebrabaconcursos literarios y exposiciones de libros. Mayo se iniciaba con la fiesta na-cional de 1 de Mayo; los alumnos oían misa de 9 y tomaban vacación. Era el mesde mayo un mes muy importante para el Colegio pues durante él se celebraban lasConfirmaciones, Primeras Comuniones a cuya preparación tanta importancia da-ban los Hermanos, y el Mes de María, igualmente de gran sentido en la Institu-ción Marista. Las Confirmaciones se llevaban a cabo en la parroquia, primero SanMiguel y luego La Compañía, y eran presididas por los Obispos de Córdoba, donAdolfo Pérez Muñoz hasta 1945 y fray Albino González Menéndez-Reigadadesde esa fecha. De las Primeras Comuniones, que se celebraban en los domin-gos de mayo o el día de la Ascensión o de La Aparición de San Rafael, hablare-mos más adelante, digamos ahora que el Mes de María se celebraba diariamente,todo el Colegio, a última hora de la tarde en la capilla del Palacio de Torres Ca-brera y en la Iglesia de La Compañía cuando el “Cervantes” se trasladó a su ter-cer emplazamiento; en ese acto, los Carmelitas Descalzos imponían a los alum-nos el Escapulario del Carmen; aparte, en cada clase, solía ponerse una imagen dela Virgen María a la que los alumnos ofrecían las tradicionales flores. Mayo fi-nalizaba con la Feria de Nuestra Señora de la Salud que, como en nuestros días,duraba una semana, de lunes a domingo, concediéndose vacación completa tresdías y suspendiéndose la sesión de la tarde los otros tres.

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Los alumnos de Cervantes, Mariano Peñuela y José Jurado, en la ofrenda floral del Día del Estudiante Caído,en la Torre de la Malmuerta, 9 de febrero de 1943.

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Y llegamos a junio, el último mes del curso escolar. En él tenían lugar dos fes-tividades, el Corpus Christi, que por supuesto no había clase y la Comunidad yalgunos alumnos asistían a la procesión que con el Santísimo en la Custodia, cua-tro veces centenaria, de Enrique de Arfe recorría la ciudad y la Fiesta del Fun-dador de los HH. Maristas, Marcelino Champagnat: los Hermanos preparabancon verdadero cariño y esmero esta festividad, tanto por dar realce a su, entonces,Venerable fundador, como por intentar que surgiera alguna vocación; los días 3, 4y 5 de junio tenía lugar el triduo preparatorio, a partir de las 6 de la tarde, con plá-tica a cargo del ya citado P. Roldán S.J. y el día 6 se celebraba la gran fiesta deMarcelino Champagnat, con misa a las 9 de la mañana, actividades culturales ycompeticiones deportivas, bien en las pistas del Colegio, bien en estadios de laciudad (América, Marrubial, Electromecánicas); algunos años, al día siguiente, seprogramaba una excursión campestre con alumnos escogidos.

Ninguna festividad quedaba ya en el curso, que desde mediados de junio en-filaba su recta final de exámenes en todos los niveles.

LAS PRIMERAS COMUNIONES

Las Primeras Comuniones siempre han tenido mucha importancia para losHermanos Maristas, tanto por la transcendencia católica de dicho acto, como porla vivencia que marca en los niños y el escaparate en que, ciertamente, son de lamarcha del Colegio, para los padres y la sociedad. Actualmente se realizan en elamplísimo salón de actos que posee el “Cervantes” en su moderno edificio de laAvenida de la Fuensanta, previos meses de intensa preparación catequética a car-go de grupos de alumnos mayores y antiguos alumnos; pero esta actualidad hun-de sus raíces en una importante tradición desde la instalación del “Cervantes” enel Palacio de Torres Cabrera.

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Primera Comunión del Colegio Cervantes el 14 de mayo de 1942.

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El H. Tomás Corral era el preparador, desde febrero, de los primocomulgan-tes, que por entonces accedían a la comunión con 6 o 7 años. Les explicaba el Ca-tecismo y el sentido del acontecimiento del que iban a ser protagonistas: “Reco-nozco que lo hizo muy bien y que llegó a inculcarnos la auténtica esencia de loque significaba ese Sacramento. Lo mejor de todo era cuando se acercaba la fe-cha prevista, porque ensayábamos la ceremonia en la iglesia, con hostias de ver-dad, claro está que sin consagrar. Mi mayor preocupación era que no se me pe-gase al paladar, puesto que solo la podía despegar, y con mucho cuidado, con lapunta de la lengua. Nos enseñaron que, además de estar en Gracia de Dios, la Sa-grada Forma no se podía tocar con la mano, y que teníamos que estar en ayunasabsolutas desde las doce de la noche del día anterior”158.

El Colegio preparaba una coral para la misa y distribuía programas del acto yRecordatorios a los niños. Los días escogidos solían ser domingos de mayo, el díade la Ascensión del Señor o la Aparición de San Rafael que, con fecha del 7 demayo, daban gran importancia los Hermanos y la ciudad de Córdoba. El lugar, siera un grupo grande (más de 25), la parroquia de San Miguel, primero, y de LaCompañía después, y si era reducido, en la capilla del Colegio. Para ver la im-portancia que concedían los Hermanos a la Primera Comunión basta leer los Ana-les: “Esmeradamente preparados por el H. Tomás, lléganse sus almas candoro-sas, a teñirse en la púrpura divina de la sangre del Cordero ¡Quiera el Señor quesea para todos ellos prenda de eterna salvación!”159. Las familias hacían lo quepodían por poner guapos a sus hijos: “Aquel día me vistieron de blanco, con losprimeros pantalones largos que había tenido, llevaba en una mano un pequeñodevocionario y un rosario de plata de filigrana, y en la otra, una vela con muchosadornos que nunca encendí. Otros compañeros iban vestidos de distinta manera,de marineros o de almirante. Tan solo uno, que se apellidaba Santos, iba vestidode una forma muy especial. Totalmente de negro, incluso los calcetines y los guan-tes. Su padre había muerto recientemente y era preceptivo que fuese de luto”160.Recibida la comunión, los niños, de dos en dos, renovaban la Promesas del Bau-tismo con la mano derecha apoyada en los Evangelios. Particular importancia tu-vieron las Primeras Comuniones de mayo de 1944, cuando la tomaron dos hijosdel entonces Alcalde de Córdoba, el prestigioso médico Antonio Luna Fernán-dez, alumnos del “Cervantes”.

Terminado el acto, un fotógrafo de Colegio sacaba una foto al grupo y este sedisolvía en busca de algún tipo de satisfacción: “Debido a la precariedad de me-dios económicos de casi todas las familias, las celebraciones profanas eran muyausteras. Tan solo un desayuno en familia, y en casa. Posteriormente, acompaña-do de mi madre, fui visitando una a uno a los miembros más allegados de mi fa-milia, tíos, abuelo y algún que otro íntimo amigo. En cada casa te hacían un re-galo. Siempre en metálico. Una o dos pesetas era lo corriente, que yo depositabaen una limosnera, que portaba exclusivamente para este evento. Los zapatos nue-

158 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 14-15.159 Anales 1940-1946, p. 93-94.160 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 16.

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vos de tacón de mi madre y los míos blancos recién estrenados, todos los trayec-tos realizados a pie, hicieron que cuando regresáramos a las cuatro de la tarde,estuviéramos materialmente molidos”161.

LA ACCIÓN CATÓLICA

Hablar del “Cervantes” en sus primeros años es nombrar, a la fuerza, al mo-vimiento de Acción Católica, uno de cuyos centros se creó en el Colegio el 6 denoviembre de 1940, en solemne sesión presidida por el Consiliario de la AC enCórdoba, José Torres Molina162, quedando como director el H. Matías Botet, co-mo encargado de aspirantes el H. Arturo Alonso y como director espiritual el P.Roldán S.J.. Alumnos de Enseñanza Media, sobre todo 6.º y 7.º, completaban laJunta Directiva y el cuadro de integrantes del centro.

El centro de AC, del “Cervantes”, además de la parafernalia de himnos, in-signias y banderas, que caracterizaban a este movimiento, creado en el mundo en1922 por Pío XI y en España desde 1931 gracias a Angel Herrera Oria, se orien-tó hacia actividades deportivas y de excursionismo para los alumnos que en él seintegraban; realizó Círculos de Estudios; editó la revista “Luz”: “¡Quiera el Se-ñor y Ntra. Señora de la Fuensanta, que esta hojita lleve a todos sus lectores, ca-lor para el corazón y luz para la inteligencia”163; pero, sobre todo, se dedicó auna intensa y hermosa labor catequética y de ayuda social en el, entonces, barriooccidental de las afueras de la capital, conocido como Los Olivos Borrachos. Allícompraron los Maristas un pequeño local para realizar su apostólica labor.

Varias tardes a la semana los miembros del centro de AC del “Cervantes”,con su director y alma H. Matías Botet al frente, iban a Los Olivos Borrachos aimpartir catequesis a los niños pequeños. En vísperas de Navidad se les entrega-ban regalos: “Los niños de la primera categoría logran 2 jerseys de lana, 1 pren-da de vestir diversa, 1 boina, 1 kilo de garbanzos, 3 kilos de batatas y 2 naran-jas. Los niños de 2.ª categoría: 1 jersey de lana, 1 par de calcetines, 1 boina, me-dio kilo de garbanzos, 1kg. y medio de batatas y 1 naranja; y los de tercera cate-goría: 1 boina, medio kilo de garbanzos, 1 kilo. y medio de batatas y una naran-ja”164. En primavera, se organizaba una excursión a Cerro Muriano.

La Acción Católica se mantuvo muy fuerte en el “Cervantes” durante los años40 y 50, comenzando a languidecer a principios de los 60 por el cambio de lostiempos, por la ausencia del H. Matías (fallecido en Castilleja de la Cuesta en1965) y por falta de alumnos comprometidos. Las Actas de los Consejos Localesreflejan la inquietud porque esta obra no desapareciera, cosa que no se pudo evi-tar. En 1963, el piso de Los Olivos Borrachos se alquilaba “a un antiguo alumnode las Escuelas Pías, que desea contraer matrimonio y no puede hacerlo por fal-ta de piso”165.

161 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 16.162 Desde septiembre de 1945, este cargo lo ocupó el también sacerdote, Juan Font.163 Anales 1940-1946, p. 79.164 Anales 1940-1946, p. 81.165 Acta del Consejo Local del 21 de mayo de 1963.

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El Consiliario diocesano de Acción Católica, José Torres Molina, el director de las Congregaciones Marianasde Córdoba, P. Eduardo Roldán, SJ, y los Hermanos Bernardino María y Arturo José, con las Directivas delCentro de Juventud y del Aspirantado de Acción Católica de Cervantes, el 6 de diciembre de 1940.

El Hermano Cándido Amador y los alumnos de Acción Católica en la catequesis de los Olivos Borrachos, en diciembre de 1942.

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NECESIDAD DE ABANDONAR EL PALACIO DE TORRES CABRERA YMUERTE DEL HERMANO DIRECTOR

No sin dificultades, a los siete años de su fundación, el Colegio “Cervantes”parecía irse consolidando. El número de alumnos, sin llegar a los 400 deseados,se mantiene y las visitas de los superiores del Instituto Marista terminan siemprecon un visto bueno. Incluso una señora de Belmez, Carmen Boza, ofrece la fun-dación de un colegio en dicho pueblo; ofrecimiento que, tras agradecerlo, el H.Provincial rechaza por falta de personal166. Sin embargo, dos acontecimientos vana marcar una crisis en los dos últimos cursos de presencia de los Maristas en elPalacio de Torres Cabrera: la necesidad de abandonar éste por su venta a la fami-lia Cruz Conde, con la consiguiente y desesperada búsqueda de nuevo emplaza-miento, y la repentina muerte del H. Agapito García, Director del Colegio, el 5de febrero de 1942.

En noviembre de 1940, Pilar Meléndez Valdés, propietaria del Palacio de To-rres Cabrera, vende el edificio a Rafael Cruz Conde, importante bodeguero, quefuera alcalde de Córdoba en los años 20167. A finales de ese mes, el nuevo pro-pietario informa de palabra y mediante notario, a los Hermanos, de que su inten-ción es habitar el edificio y dedicarlo a la industria del vino. Los Maristas tendránde plazo hasta el 25 de julio de 1942 para buscar nuevo emplazamiento al “Cer-vantes”, siendo hasta esa fecha inquilinos del señor Cruz Conde, una vez liqui-dadas sus deudas con Pilar Meléndez Valdés. Los Hermanos confían en sus Su-periores Provinciales la resolución del caso, los cuales les comunican que busquennueva sede tanto de alquiler, de compra o de nueva planta, con preferencia de laprimera alternativa.

Los Anales y las Actas del Consejo Local están repletas de la búsqueda denueva ubicación para el “Cervantes” y de los roces con Rafael Cruz Conde, quecon su familia se instala en varias habitaciones del Palacio en julio de 1941, in-terfiriendo en la marcha del Colegio y lo que era peor: “Habiendo tomado las co-sas un tinte un poco subido, puesto que el “femíneo sexo” pasa por el claustrocon vestidos no muy decentes, la Dirección del Colegio tomó la determinación dehacerle un requerimiento notarial para que cerrase las puertas que por derechosde inquilino, no puede abrir el propietario”168. La prueba de que estos roces noirán a más, es que los nietos de Rafael Cruz Conde, estudiarán en el “Cervan-tes”, ya en su ubicación de la Plaza de la Compañía.

Los Hermanos buscaban un edificio que no fuera muy viejo, que tuviera am-plitud y contara con patio. Se desechó una casa propuesta por el Sr. Lozano; laamplísima del Sr. Castejón, en la calle de Torres Cabrera, se rechazó por no sermuy sólida ni estar bien acondicionada; se tanteó el Palacio de Viana, pero el Sr.Marqués rehusó la petición de alquiler que se le hizo; se estudia alquilar la Aca-demia Espinar, en la calle Pedro López, por 400.000 pesetas anuales, pero no se

166 Anales 1940-1946, p. 31 y Actas del Consejo Local del 18 de mayo de 1941.167 Dos hijos suyos también serán alcaldes de la ciudad: Alfonso (1949-1951) y Antonio (1951-1962), re-

cordado, por sus realizaciones, como uno de los mejores ediles con que ha contado Córdoba.168 Anales 1940-1946, p. 42.

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llega a ningún acuerdo; la casa de los señores Barrena y Luque se descarta an-te el alto precio del alquiler, 1.600.000 pesetas. Ante tan desalentadoras gestiones,a finales de julio de 1941, el H. Agapito García, a instancias del Consejo Pro-vincial, tantea la posibilidad de que familias pudientes y adineradas, afectas al ide-ario Marista, costeasen la construcción de un colegio a partir de un solar; las in-dagaciones del Hermano Director tienen resultado negativo.

Comenzaba el curso 1941/42, el último del “Cervantes” en el Palacio de To-rres Cabrera y el Colegio no tenía futuro emplazamiento. Para mayor preocupa-ción, el infatigable H. Agapito fallecía el 5 de febrero de 1942, tras diez días encama a consecuencia de una gripe que degeneró en pulmonía169. Su cadáver se co-locó en su despacho y ante él, en signo de reconocimiento y respeto, pasaron to-dos los alumnos170. Fue enterrado en el panteón que tienen los Hermanos Maris-tas en el cementerio de Nuestra Señora de la Salud, junto al mausoleo de Mano-lete. En años sucesivos, todos los 5 de febrero, en la parroquia a la que esté ads-crita el Colegio, se celebrarán funerales por el alma del H. Agapito y por las delos demás Hermanos, profesores y alumnos del “Cervantes” fallecidos desde sufundación en 1933.

El nuevo Director, H. Angel Martínez Gómez, llega el 17 de febrero desdeMadrid, y de acuerdo con el Consejo Provincial continúa buscando casa. Se pro-pone la adquisición de la finca “Machaco” para la construcción de un colegio,pero no hay tiempo material para ello; la finca del Sr. Cárdenas y la actual casade Correos parecen una posibilidad, que se desvanece ante el interés del propie-tario de ésta, marqués de Valdeflores, en retenerla. En general, el problema al quese enfrentan los Maristas a la hora de alquilar cualquier caserón es que los alqui-leres son muy altos y las obras de adaptación, que debería afrontar el Colegio, tam-bién ascienden a grandes sumas de dinero.

En mayo de 1942, se va a vislumbrar una solución, que los Maristas tomaráncomo temporal, pero que llevará al “Cervantes” a ocupar la Plaza de Queipo deLlano (luego de La Compañía) durante 31 años. Merece la pena copiar los Ana-les en la primera vez que citan el futuro emplazamiento: “Informado el H. Direc-tor de que el inmueble denominado La Compañía (calle Santa Victoria) tenía va-rios locales deshabitados y de que, últimamente, el número de esos locales habíaaumentado con los que el antiguo administrador de las Escuelas Pías había de-jado libres al ser despedido, entabló conversaciones con don Francisco BlancoNájera, deán del cabildo catedralicio y presidente del Patronato de las EscuelasPías”171. Como ya veremos más adelante, las Escuelas Pías o Reales Escuelas dela Inmaculada son una institución educativa cordobesa presidida por un Patrona-to que integran los canónigos de la Catedral cordobesa, deán, doctoral y magis-tral, a la sazón en aquella época, Francisco Blanco Nájera, Benjamín Salas Dies-tro y Juan Eusebio Seco de Herrera, respectivamente. El Director de las Es-cuelas Pías era el sacerdote José Vallepuga y éstas languidecían por falta de per-

169 La edificante biografía del Director del “Cervantes” apareció en la revista marista Stella Maris, n.º 239de mayo de 1942.

170 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 7.171 Anales 1940-1946, p. 60.

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sonal, habitando los escasos maestros el mismo edificio. La intervención de Ben-jamín Salas Diestro, que conocía bien a los Maristas por ser delegado diocesanode Acción Católica, fue decisiva (y así lo reconocerán siempre los Hermanos) pa-ra que se llegase a un acuerdo. El Colegio “Cervantes”, a partir del curso 1942/43podría ocupar varias dependencias del edificio de la Plaza de la Compañía, conun arriendo de 6.000 pesetas anuales y comprometiéndose a efectuar las obras deadaptación que, según el presupuesto de Rafael Díaz García, ascendían a37.784’36 pesetas.

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4. EL “CERVANTES” DE LA PLAZA DE LA COMPAÑÍA(1942-1973)

LA ENSEÑANZA NO UNIVERSITARIA DURANTE EL RÉGIMEN DE FRANCO

Pedro Sainz Rodríguez (1938-1939) y José Ibáñez Martín (1939-1951),monárquico el primero y procedente de la Acción Católica el segundo, fueron losdos primeros Ministros de Educación de Franco. A ellos se debe la inicial articu-lación de la Enseñanza en la España nacional y en la España de la posguerra, orien-tada, sobre todo, al control ideológico y a desmontar la obra del régimen republi-cano172.

Fue la Segunda Enseñanza la primera que sufrió reformas con el nuevo régi-men, reduciéndose el número de Institutos Nacionales de Enseñanza Media (en1940 había 113 y en 1959, 119). El 20 de septiembre de 1938 veía la luz el Plande Bachillerato, que lo hacía constar de siete cursos, con un examen final de Es-tado, para obtener el título, muy fuerte, ante un tribunal universitario, para así ac-ceder a la Universidad; se acentuaba la educación humanística, la religiosa y lapatriótica. Este plan duraría hasta 1953, cuando el nuevo Ministro, Joaquín RuizJiménez (1951-1957), lo sometería a una reforma que dividía al bachillerato endos etapas: el elemental, con cuatro cursos y una Reválida al final; y el superior(en dos ramas de Ciencias y Letras), con dos cursos, curso Preuniversitario y unadurísima prueba de acceso a la Universidad. Con algunas leves modificaciones,este plan se mantendría hasta la Ley General de Educación (LGE) de 1970, queestudiaremos más adelante. Para entonces, y desde 1960, con los ministros JesúsRubio García Mina (1957-1962) y Manuel Lora Tamayo (1962-1969), se ani-ma a colaborar a Ayuntamientos y Diputaciones para crear Colegios Libres Aso-ciados que, con un espectacular aumento del alumnado y del profesorado, deven-drán en los años 70 en Institutos de Bachillerato. Por su parte, la Formación Pro-fesional, se legislaría en 1956 estableciendo en esas Escuelas tres ciclos: etapa depreaprendizaje (12-14 años), etapa de aprendizaje (14-18 años) y etapa de maes-

172 Un resumen claro y completo de la evolución legislativa de la Enseñanza en la España de Franco lo en-contramos en GUTIÉRREZ CUADRADO, J. y otros, Educación y enseñanza, Enciclopedia de Historia de Es-paña, dirigida por Miguel Artola, Alianza Editorial, 1989, pp. 593-601.

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tría y perfeccionamiento (de 18 en adelante). Necesariamente hay que citar que,en 1956, y fruto del falangista José Antonio Girón de Velasco, abrirían sus puer-tas las Universidades Laborales (la de Córdoba, una de las más importantes), de-pendientes del Ministerio de Trabajo y de una fértil labor que no es posible, siquiera, esbozar en este breve espacio173.

Las primeras leyes sobre Enseñanza Primaria aparecen en 1945, pero tendránun gran continuidad. Se dividía esta Enseñanza en tres etapas: la de párvulos (4-5 años), único lugar donde se permitía la coeducación, la enseñanza elemental (6-10 años), que terminaba con un examen de Ingreso, y la de perfeccionamiento,que coincidía con los dos primeros cursos de Bachiller (10-12). Hasta 1967, la es-colarización obligatoria iba de los 6 a los 12 años, mientras que en esa fecha seprolongó hasta los 14, es decir, hasta finalizar el Bachiller Elemental. Las asig-naturas se dividían en Instrumentales (Lectura, Escritura, Ortografía, Dibujo, Re-dacción y Cálculo), Formativas (Religión, Formación del Espíritu Nacional, Geografía e Historia, Educación Física, Lengua Española y Matemáticas) y Com-plementarias (Ciencias Naturales, Manualidades). Ciertamente, el dominio de lasdestrezas básicas y el desarrollo de conceptos como autoridad y respeto y valorescomo memoria, trabajo, familia, religión y patria, dominaban la Enseñanza Pri-maria. En 1967 se creaban los Colegios Nacionales, que integraban los cursos deenseñanza obligatoria, con una ratio de unos 30 alumnos por aula. Apenas sufri-ría cambios esta estructura hasta 1970 con la LGE.

En 1969 era designado Ministro de Educación y Ciencia el técnico, José LuisVillar Palasí, él sería el responsable de la Ley General de Educación, aprobada el4 de agosto de 1970 y preludiada por el famoso Libro Blanco de la Educación(1969). Para la mayoría de los historiadores, ésta ha sido la mejor legislación so-bre enseñanza que ha conocido España. Planteaba la enseñanza como un todo yestablecía una Educación General Básica (EGB), unificada, gratuita y obligatoria,desde los 6 a los 14 años, dividida en ocho cursos, los cinco primeros de carácterglobalizado y los tres últimos más diversificados. Previamente a la EGB se esta-blecía el Preescolar en dos cursos (4 y 5 años) y, posteriormente a la enseñanzaobligatoria, se abría la Formación Profesional (cinco cursos, para los que bastabael certificado de haber estado escolarizado ocho años) o los tres cursos del Ba-chillerato Unificado Polivalente (BUP), para el que se exigía tener aprobado 8.ºEGB, es decir, poseer el título de Graduado Escolar. Finalizado el BUP, y si sequería acceder a la Universidad, era necesario aprobar un Curso de OrientaciónUniversitaria (COU) y un examen final de Selectividad. La Universidad, en fin,ofrecía dos tipos de carreras, las Licenciaturas, de cinco cursos, y las Diplomatu-ras, de tres. Precisamente, con esta ley, la carrera de Magisterio, recupera su ran-go universitario que alcanzara en época de la Segunda República, perdido desde1945 cuando sólo se exigiera para estudiar en las Normales el título de BachillerElemental (a partir de 1967 se exigiría el de Bachiller Superior). La LGE com-pletaba el sistema educativo español con la creación de la educación de adultos,la educación especial y la educación a distancia.

173 Un buen resumen lo encontramos en GÓMEZ RODRÍGUEZ DE CASTRO, Federico, Las Universida-des Laborales, Historia de la Educación en España y América, o.c., pp. 940-944.

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Discusiones pedagógicas y valoraciones políticas aparte, para un balance dela Educación durante el franquismo, suscribimos las palabras del Catedrático dela UNED de Madrid, José Luis García Garrido: “La realidad es que, salvo quizásun primer momento de estancamiento inicial (explicable, además, por el terriblesaldo físico y anímico que dejó la guerra civil), la educación de los españoles aca-bó por recibir un empujón considerable durante la nueva etapa. Es cierto que to-dos los países del mundo, y especialmente los europeos, vivieron durante esta mis-ma etapa una época de especial entusiasmo en materia educativa. Pero tambiénlo es que España partía con un handicap de muchos años de retraso, que sin du-da la Segunda República acortó, pero que no logró obviamente eliminar. Al re-traso secular español en la materia venía a unirse un empuje y un desarrollo muyfuerte en otros países, lo que fácilmente hubiera podido ocasionar que España sedescolgase definitivamente de Europa en terreno educativo. Esto no ocurrió, sinembargo. Por el contrario, al final del período franquista, España había logradoremontar en gran parte su casi atávica situación de penuria y presentar en el pa-norama europeo una imagen por lo menos digna”174. En el curso 1974/75 los co-legios de Preescolar y EGB sumaban en toda España un total de 6.253.708 alum-nos (3.570.598 en la enseñanza pública y 2.683.110 en la privada) con una ratiomedia de 33’4 alumnos por aula. Más de millón y medio con respecto a los datosdel curso 1949/50 y con un incremento, respecto a esa fecha, de unas 112.000 uni-dades escolares. El analfabetismo entre los mayores de 10 años, en fin, había pa-sado del 32’4% en 1930 y del 23’1 en 1940, al 8’5% en 1970 (4’6% entre los hom-bres y 12’5% entre las mujeres).

La Enseñanza católica fue, en gran parte, responsable de todo esto, siendo lagran mimada del régimen franquista. Protección que sólo se explica por la durapersecución que había sufrido durante la Segunda República y la Guerra Civil ypor la victoria total de la España Nacional, que apostaba por plasmar sus idealesy su visión de España, en todos lo terrenos. Así, el 3 de mayo de 1938 la Compa-ñía de Jesús era restaurada, el 2 de febrero de 1939 se devolvía a la Iglesia la ca-pacidad legal de enseñar, derogada por las leyes republicanas, y la educación ca-tólica, era definida por la orden ministerial del 24 de julio de ese año, como “labase indispensable del orden, vínculo firmísimo de la unidad y grandeza de nues-tra patria”. La enseñanza católica iba a vivir una época dorada como no la habíaconocido en los últimos 200 años de la Historia de España. Se produciría una fir-me sintonía, con apoyo mutuo, entre Iglesia y Estado en la tarea de reconstrucciónmoral, social y política de España, a la que se dispusieron, desde su óptica, conauténtico entusiasmo.

Sin embargo, y en los primeros años, la Iglesia hubo de enfrentarse con la Fa-lange, que aspiraba, de acuerdo al punto 25 del programa del partido, a monopo-lizar la enseñanza, consolidando un Estado fuerte y separado de la Iglesia. La te-naz batalla, ganada por la Iglesia gracias a sus argumentos ideológicos y bazasdialécticas apelando a la libertad de enseñanza, duraría hasta 1945. El Editorial deEcclesia, revista oficial de la Iglesia española, del 30 de junio de 1945, nos da una

174 GARCÍA GARRIDO, José Luis, Panorama general de la educación durante el franquismo, Historia dela Educación en España y América, o.c., p. 849.

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idea de los argumentos triunfadores: “En cuestión de principios no podemos ce-der un ápice. La educación corresponde antes a la familia y a la Iglesia que alEstado. La Iglesia tiene derecho a fundar y sostener escuelas primarias, secun-darias y superiores. La Iglesia puede vigilar la enseñanza y la educación religio-so-moral de sus fieles hasta dentro de las escuelas privadas o estatales (...) Es in-justo o ilícito todo monopolio educativo que fuerce física o moralmente a las fa-milias a acudir a las escuelas del Estado”. A la Falange sólo le quedarían las asig-naturas de la Educación Física y la Formación del Espíritu Nacional, impartidaspor miembros del Frente de Juventudes o militares, y la de Labores en las escue-las de niñas, a cargo de la Sección Femenina.

El Acuerdo del Estado con la Santa Sede, de 1941, que preveía la creación deun Concordato que sustituyera al de 1851, contemplaba ya la confesionalidad delEstado y la obligatoriedad de la Religión en todos los cursos, tanto de escuelas pú-blicas como privadas. El Fuero de los Españoles (1945) garantizaba la proteccióna la religión católica en todas las escuelas y la libertad de educación para los cen-tros privados. La Ley de Educación Primaria (17 de julio de 1945) reconocía a laIglesia el derecho a la creación de escuelas primarias y de Magisterio, y estable-cía que esta enseñanza “debería ajustarse a los principios del dogma y de la mo-ral católica y a las disposiciones del derecho canónico vigente” (artículo 5.º). LaLey de Ordenación de la Enseñanza Media, de Ruiz Jiménez, hubo de incluir al-gunas reformas que le hizo la Conferencia de Metropolitanos (antecedente de laConferencia Episcopal), para su aprobación en febrero de 1953. El Concordato,firmado finalmente en 1953, en lo referente a la enseñanza reafirmaba el carác-ter católico de la enseñanza estatal y no estatal, así como la vigilancia eclesiásti-ca sobre los centros docentes, los libros y los materiales de enseñanza y la liber-tad total de la Iglesia en cuanto a la ordenación de cursos, programas, profesoresy libros de texto; el artículo 20, en fin, eximía de impuestos y contribuciones a lasinstituciones docentes de religiosos.

Sin descartar la importancia de los colegios privados católicos de enseñanzaprimaria, la baza principal de ésta en los primeros años del franquismo fue la Se-gunda Enseñanza. Ante el déficit de Institutos, el porcentaje de estudiantes de ba-chillerato en centros privados había pasado del 28’9% en 1931 al 70% en 1943 yal 75% en 1949. La tendencia se mantendría durante toda la década de los 50, loque servirá a los críticos del régimen franquista para afirmar que sólo las clasespudientes podían costearse la Enseñanza Media. Tal afirmación podría contestar-se, en parte, aludiendo a la gran cantidad de becas que ofrecía el Estado y a la am-plia capacidad de los escasos Institutos. Con los años 60 llegó la ampliación de laoferta pública de Institutos y la situación cambió, iniciándose ya un debate en lasociedad española (aún hoy vivo) sobre los dos tipos de enseñanza, pública y pri-vada, sobre su calidad y campo de acción.

Desde finales de los 60 y en los 70, la tarea educativa de Iglesia, aunque pro-tegida por la legislación, se sentiría criticada y atacada por una parte de la socie-dad española, que menospreciaba su contribución a la enseñanza nacional y susdedicación secular a las clases necesitadas. Los Hermanos Maristas, en Córdoba,por ejemplo, y en los años 60, mantenían un colegio de pago, el “Cervantes” ydos gratuitos, las Reales Escuelas Pías de la Inmaculada y “San José” de Priego.

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Ante todo esto, la Comisión Episcopal de Enseñanza y Educación Religiosa, a laluz del Vaticano II, publicaba en 1969 un documento sobre su misión educadoray los problemas educativos y sociales (igualdad de oportunidades, promoción cul-tural de la mujer, educación especial, educación y cultura, derecho de los padresa la elección de centros educativos, etc.), colaboraba en el proceso de estudio yelaboración de la LGE y solicitaba al Estado una subvención económica que per-mitiese, realmente, a cualquier padre, de cualquier familia, escoger la enseñanzaque quisiera para sus hijos.

Hay que decir, finalmente, que a diferencia de otros sectores de la Iglesia y,exceptuando ciertos grupos universitarios y algunos medios eclesiales, las Orde-nes religiosas dedicadas a la enseñanza no escogieron el terreno de la crítica al ré-gimen de Franco en sus últimos años. Preocupadas por aspectos sólo educativos,por mejorar la enseñanza integral de sus alumnos, llegaron al final del régimenfranquista firmemente adictas a él o, cuanto más, indiferentes. Sin embargo el fu-turo incierto del retorno a un Estado no confesional y la supervivencia de sus cen-tros de enseñanza, si no recibían subvenciones estatales, serían nubes negras quese les dibujaban en el horizonte de la España de la transición democrática.

CÓRDOBA DURANTE EL FRANQUISMO

Demográficamente, Córdoba continuó su aumento, imparable, iniciado en elprimer tercio del siglo XX, y acelerado ahora con más inmigración procedente delos pueblos y con un elevado crecimiento vegetativo. Para 1970, Córdoba supera-ba ya en población a Granada y se convertía en la tercera ciudad andaluza en nú-mero de habitantes, tras Sevilla y Málaga. Estos son los datos de población co-rrespondientes a este período:

1940: 135.674

1950: 160.347

1960: 189.671

1970: 232.343

Este auténtico boom demográfico acarrearía graves problemas de falta de vi-viendas dignas, apareciendo el chabolismo y barrios marginales. El Ayuntamien-to trató de atajarlo a principios de los 40 con un programa de construcción de 1.350viviendas baratas, que no llegó a concretarse por motivos económicos. Sería elObispo de Córdoba desde 1946, fray Albino González Menéndez-Reigada, quienen 1947 realice una gran contribución al urbanismo y a la dignidad de la ciudadcon la fundación de la Asociación Benéfica de la Sagrada Familia que en dos añoscreará sendas barriadas, Fray Albino (en el Campo de la Verdad) y Cañero (en lafinca que donó el rejoneador de dicho nombre), con un total de unas 4.000 vi-viendas. Nuevas barriadas irán ampliando la ciudad, cambiando completamentelas dimensiones que arrastraba durante siglos: En el norte de Córdoba, en los 40,nace el barrio de viviendas unifamiliares del Zumbacón; a mediados de los 50, seestructura el Barrio del Naranjo, construido unos años antes; a finales de los 50,

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surge el barrio de Santa Rosa, que conectará y ampliará las escasas construccio-nes que existían ya en Valdeolleros; la zona residencial de El Brillante comenza-rá su auge a partir de los 60, entorno al eje que supone la Avenida del mismo nom-bre; la zona de San Cayetano, al otro lado de la Avenida Obispo Pérez Muñoz (lue-go Ollerías), comenzaría a principios de los 70 a liberarse de los vestigios de an-tiguos edificios industriales y a urbanizarse. Por el este de la ciudad, ya desde losaños 40, comienzan a nacer y crecer los barrios de La Viñuela, El Rescatado y elCerro de la Golondrina y, a mediados de los 60, Levante y Fátima, con las Aveni-das de Barcelona y Carlos III como grandes ejes; la Fuensanta-Santuario comen-zarán a ser realidad a principios de los 70. Por el sur, y aparte de la barriada deFray Albino, surge a finales de la década de los 50 el Sector Sur, separados losdos barrios por la Avenida de Granada y unido éste último con la ciudad por elPuente de San Rafael (1953). Por el oeste, a principios de los 50 se ordena y am-plia el barrio de las Electromecánicas; en la inmediata posguerra se inicia la cons-trucción de la Ciudad Jardín, paradójico nombre para un barrio al que las am-pliaciones de la década de los 60 lo transformarán en un auténtico hormiguero hu-mano; en la mitad de los 50 arranca la construcción de Vallellano y Fleming, consus importantes espacios verdes; de mediados de los años 60 es Vista Alegre y elPoligonete (la zona entorno a la nueva plaza de toros), con la Avenida Gran VíaParque y la del Aeropuerto como grandes ejes; el 10 de junio de 1970, los Prínci-pes de España, don Juan Carlos y doña Sofía inauguraban el Parque Figueroa y,finalmente, a principios de los 70 se iniciaba el Parque Cruz Conde, con todos susalrededores y la Avenida del Corregidor como conexión entre el Sector Sur, LaRibera y La Victoria. Todo esto fue, en bastante parte, posible gracias al Plan Ge-neral de Ordenación Urbana de 1958. El deseo de una nueva estación de ferroca-rril, solicitada ya desde 1943, que no frenase la ciudad ni la dividiese, y la crea-ción de cerca de 3.000 infraviviendas prefabricadas en los barrios de Las More-ras y Las Palmeras, a principios de la década de los 60, eran los dos principalesproblemas urbanísticos al final de este período.

Los años 40 y 50, con más escasez los primeros, vieron una economía cordo-besa anticuada y muy dependiente de la agricultura, del comercio y de la buro-cracia administrativa. El Polo de Desarrollo Industrial, creado en 1969, alteraríadefinitivamente esta situación. Hasta 98 empresas solicitaron acogerse a sus be-neficios, las más importantes CENEMESA y SECEM. En el Polo, también se pre-vió la creación de una Universidad Autónoma del Movimiento, auspiciada por elpolítico cordobés José Solís Ruiz, que a punto estuvo de ver la luz. El Polígonode la Torrecilla, de este período, fue la primera área de expansión industrial cor-dobesa.

La bonanza económica que fueron alcanzando Córdoba y España a partir delos 50, creó una sociedad cordobesa con una amplia clase media, muy despoliti-zada, con sus necesidades básicas cubiertas y muy atenta a los espectáculos y alas fiestas. Por tanto, siguió siendo tan festiva, o más, que en el período tratadoanteriormente. Los momentos lúdicos citados entonces se mantuvieron y acre-centaron. Lógicamente, en la Córdoba de la posguerra los de raíz religiosa teníanuna enorme fuerza: la Semana Santa (la Agrupación de Cofradías se fundó en 1944al calor de la refundación de numerosas Hermandades), el Corpus y su Octava, las

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Navidades, las Romerías, festividades religiosas (Sagrado Corazón, María Auxi-liadora, San Rafael, Nuestra Señora de la Fuensanta, Inmaculada, Candelaria,Asunción, etc.). El mundo del toro siguió apasionando a Córdoba que vivió in-tensamente la trayectoria del diestro local Manuel Rodríguez Sánchez “Mano-lete” (1917-1947), para muchos el mejor espada de la historia del toreo, lo que ex-plica la conmoción por su trágica muerte. La nueva plaza de toros Los Califas,inaugurada en 1965, seguiría atrayendo público, aunque no en exceso debido a lafalta de estrellas locales (sólo “El Cordobés” en los años 60). El fútbol se con-virtió en esta época en el espectáculo de masas que ya es hoy; en 1945 se inau-guraba el estadio de El Arcángel y en 1954 nacía el equipo titular de la ciudad, elCórdoba CF, fruto de la fusión del CD Córdoba y el CD San Alvaro. Ocho tem-poradas en Primera División, de 1962/63 a 1968/69 y la de 1971/72 fueron el me-jor balance del Córdoba CF. El cine vivió un auténtico boom en esta época; a lassalas ya existentes se unieron el Palacio del Cine (en las Tendillas, hoy desapare-cido y sustituido por un bingo), Isabel la Católica, Alkázar, Lucano, Cabrera-Vis-tarama, Séneca, Osio, Magdalena, Fuensanta y Almirante (en el Parque Figueroa),sin contar los cines de verano o los de colegios (el famoso cine-club Don Boscoen el colegio de los Salesianos). Aparte de las bodas, bautizos y primeras comu-niones, ir al cine, a los toros, al fútbol, de perol en la bella sierra cordobesa o acu-dir a las populares y tradicionales tabernas de la ciudad, eran las principales dis-tracciones de la Córdoba franquista. A partir de los 60 tres ofertas más se unirána éstas: la televisión y, fundamentalmente para la juventud, los guateques caserosy el fenómeno de los pubs y discotecas, localizándose en el centro de la ciudadlos locales de este tipo más importantes.

En el aspecto educativo, sin duda este período fue decisivo. Su punto culmi-nante fue la creación de la anhelada Universidad de Córdoba en 1972, pero ya elcamino previo estaba jalonado de importantes hitos, como la conversión de la Es-cuela de Veterinaria en Facultad (1944), la creación en 1956 de la Universidad La-boral “Onésimo Redondo”, la fundación en 1963 de la Escuela Técnica Superiorde Ingenieros Agrónomos (ETSIA) y, un año después, de la Escuela Técnica deEmpresarios Agrícolas (ETEA), merced al mecenazgo de la familia López Cu-bero que entregaría su gestión a los Jesuitas. En 1971 la Escuela Normal de Ma-gisterio alcanzaría el rango de Universitaria y en ese mismo año se creaba el Co-legio Universitario de Córdoba, que incluía Filosofía y Letras y Derecho. Desde1972, la Universidad de Córdoba fue creciendo en alumnos, titulaciones y calidad.Los Hermanos Maristas se implicaron, desde el 1 de septiembre de 1973, en lamarcha de la E.U. de la Iglesia de Profesorado EGB “Sagrado Corazón”, sita enla calle Amador de los Ríos en dependencias que fueron del Seminario de “SanPelagio”, al incluirse en su Junta de Titulares, que preside el Obispo de Córdoba.A la par que todo esto, las enseñanzas primeras y medias también fueron desa-rrollándose. El Estado creó numerosos Colegios Nacionales, como se denomina-ban entonces: “Colón”, “Julio Romero de Torres”, “Maestro Priego López”,“Abogado Enríquez Barrios”, “San Lorenzo”, “Caballeros de Santiago”, “SanAlvaro” (luego “Abderramán”), “Santa Rosa de Lima”, “Fray Albino”, “SantaCatalina de Siena” y “San Vicente Ferrer”, son hoy veteranas instituciones. A fi-nales de los años 60 el único Instituto de Bachillerato de la ciudad se desdobló en

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dos, el femenino se quedó en las Tendillas, con el nombre de “Góngora” y el mas-culino marchó a las faldas del Parque Cruz Conde, recibiendo el nombre de “Sé-neca”; a ellos se unirían, a principios de los 70, el “Averroes” para el Sector Sury el “López Neyra” para el Parque Figueroa. La Formación Profesional tenía susanto y seña en el Instituto Politécnico, luego bautizado “Maimónides”. Por suparte, la enseñanza católica contó con nuevos colegios en este período: en unoscasos fueron órdenes religiosas que retomaban un pasado glorioso (Trinitarios,Carmelitas), en otros, nuevas incorporaciones (Mercedarias, Hijas de M.ª Inma-culada y Franciscanos, colegio este último edificado por la misma empresa quehizo el “Cervantes” de la Fuensanta, con el que tiene grandes similitudes arqui-tectónicas) y, en una tercera modalidad, colegios y obras sociales fundadas por lospropios párrocos (Antonio Gómez Aguilar en La Trinidad y Agustín Molina, elpopular padre Ladrillo en el Barrio del Naranjo).

Los medios de comunicación escritos, reducidos al diario Azul durante la Gue-rra Civil, siguieron en ese escueto número, aunque desde 1941, Azul, se transfor-mó en el diario Córdoba, perteneciente a la Prensa Nacional del Movimiento, quefue ganando calidad y lectores, gracias al trabajo y profesionalidad de sus traba-jadores. La radio, por contra, vivió un período de esplendor: Radio Córdoba, in-tegrada en la cadena SER, veterana de los años 30; La Voz de Andalucía, de laRed de Emisoras del Movimiento, fundada en 1963 y Radio Popular, de la COPE,establecida en 1966. Televisión Española llegaría a principios de los años 60, re-cibiéndose, en principio sólo la primera cadena y, posteriormente, la segunda, to-do, por supuesto, en blanco y negro.

Si atendemos al profesor Cuenca, “La Córdoba del primer franquismo seríaasí una Córdoba recoleta, límpida y apacible, paraíso de castas y oligarquías, con-servada en el alcohol del tiempo en su morfología arquitectónica, encubridora co-mo siempre de dramas e injusticias”175. Los años 40 son los tiempos de los cua-tro trenes de expedicionarios cordobeses para la División Azul, partidos tras im-presionante manifestación en 1941; de la Santa Misión de 1945, que convirtió laciudad en un templo; de la manifestación en las Tendillas de 1946 en apoyo al ré-gimen de Franco, con motivo de su exclusión de la ONU; de las visitas del Ge-neralísimo en 1943 y en 1948, en esta última inaugurando las barriadas de FrayAlbino y Cañero... La elevación del nivel de vida relajó las euforias iniciales pe-ro no trajo consigo crítica alguna al régimen: “La gran mayoría, cumplidas susambiciones individuales y cubiertas sus necesidades básicas –piso, TV y el utili-tario 600– distraía su atención de la cosa pública y se entregaba colectivamentea los éxitos deportivos del Córdoba CF... y, cómo no, a lo que fue uno de los fe-nómenos sociológicos de la época: Manuel Benítez, El Cordobés”176. Sólo a es-cala minoritaria e intelectual, en torno al Círculo Juan XXIII (1963), se reunieronalgunas voces críticas de los que luego serían importantes políticos cordobeses.Cinco veces más, visitaría Franco Córdoba: en 1953, 1961, 1963, 1965 y, la últi-ma, en 1969, para inaugurar la iluminación de la Mezquita-Catedral.

175 CUENCA TORIBIO, J.M., o.c., p. 184. Para este período también es importante consultar a AGUILARGAVILÁN, Enrique, Historia de Córdoba, Sílex 1995, pp. 114-119 y ROMÁN MORALES, Francisco, Córdo-ba Capital, Tomo I Historia, Caja Provincial de Ahorros de Córdoba 1994, pp. 340-360.

176 AGUILAR GAVILÁN, E., o.c., p. 119.

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Once alcaldes conoció Córdoba desde el fin de la Guerra Civil hasta las pri-meras elecciones municipales democráticas177. Si en un primer período AntonioLuna Fernández vino a dar estabilidad a un Ayuntamiento excesivamente cam-biante desde 1936 y en el período final Antonio Guzmán Reina y Antonio Alar-cón Constant resolvieron con dignidad para la ciudad sus mandatos, no cabe du-da que el alcalde más emblemático de la Córdoba franquista fue Antonio CruzConde, que ejerció el cargo de 1951 a 1962, para pasar a ser luego presidente dela Diputación. Sobrino del que fuera alcalde en época de Primo de Rivera, JoséCruz Conde, en cuyo honor fue bautizada una de las principales calles cordobe-sas, hijo de otro munícipe de esa época, Rafael Cruz Conde, y hermano del edilque le antecedió, Antonio Cruz Conde es elogiado por todos los historiadores de-bido al balance de su gestión: el abastecimiento de agua a toda la ciudad, el nue-vo puente de San Rafael, la construcción de un aeropuerto, el primer plan de or-denación urbana con que contó Córdoba, la proyección exterior turística de la ciu-dad, la restauración y recuperación de monumentos y la gestión para la construc-ción de dos importantísimos conjuntos hosteleros, el Parador de La Arruzafa y elCórdoba Palace (hoy Hotel Meliá).

La lista completa de alcaldes de este período es la siguiente:

1939-1939: José Tomás Valverde Castilla

1939-1940: Manuel Sarazá Murcia

1940-1941: Antonio Torres Trigueros

1941-1943: Rafael Jiménez Ruiz

1943-1944: Pedro Romero Bartolomé

1944-1948: Antonio Luna Fernández

1948-1949: Rafael Salinas Anchelerga

1949-1951: Alfonso Cruz Conde y Conde

1951-1962: Antonio Cruz Conde y Conde

1962-1971: Antonio Guzmán Reina

1971-1979: Antonio Alarcón Constant

EL EDIFICIO Y SU HISTORIA

“Como auténtica limosna se ocupan las dependencias de un célebre y monu-mental patronato”178. Así describe Ibáñez la llegada del “Cervantes” a su nuevasede de la Plaza de la Compañía. Eran momentos difíciles, se mezclaban las pe-nurias económicas de la posguerra, con el traumático desalojo de Torres Cabrera.Sin embargo, la fe de los Maristas y el nombre que su labor estaba adquiriendo enCórdoba, harían que esta etapa, en la que el Colegio se ubicó en la Plaza de Quei-po de Llano (hoy de La Compañía), fuese la más dilatada de toda su historia. Esos

177 Sobre los alcaldes de Córdoba en el siglo XX es muy ilustrativo el trabajo de PALACIOS BAÑUELOS,Luis, Yo, el alcalde, aparecido en la Colección Córdoba, Tomo 2, pp. 181-200.

178 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 159.

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31 años verían pasar a cien-tos de alumnos por sus aulas y contemplarían la auténti-ca consolidación del “Cervan-tes” y su elevación al nivel delos mejores colegios de Cór-doba.

En cualquier caso, lo pri-mero que llamaba la atención,era el apego de los Maristas alcentro de la ciudad, por la ac-cesibilidad que así se podíaofertar a los alumnos. El edifi-cio de la Plaza de la Compañíaestaba justo a espaldas de lasTendillas y casi a mitad de ca-mino entre la primera ubica-ción, calle Barroso, y la se-gunda, calle Torres Cabrera.Sin embargo dos aspectos di-ferenciaban a esta nueva sede,su monumentalidad y una lar-ga tradición histórica vincula-da a la enseñanza. Vamos a de-tenernos, precisamente, en es-tos dos puntos:

La historia de la inmensacasa palacio se remonta a me-diados del siglo XVI. Su pro-pietario era el deán de la San-

ta Iglesia Catedral de Córdoba, Juan Fernández de Córdoba, tercer hijo del con-de de Cabra, hombre de extraordinaria fortuna, generoso y de vida azarosa, quellegó a pretender el obispado de Córdoba (derrotado por Leopoldo de Austria, tíodel Emperador Carlos V) y que describe ampliamente Ramírez de Arellano179.

En 1540 vino a Córdoba el padre Juan de Ávila, guiándole el afán de reme-diar la falta de centros de educación para la infancia. Aunque sus gestiones no seconcretaron en nada, dejó sembrada la semilla en la nobleza capitalina y, poco des-pués, tanto Catalina Fernández de Córdoba, marquesa de Priego, como el ya ci-tado Juan Fernández de Córdoba, brindaron casas y rentas a los primeros miem-bros de la recién creada Compañía de Jesús que llegaron a Córdoba, instalándoseen una casa de la Judería y dedicándose a la atención de hospitales, predicación ya impartir el sacramento de la penitencia. Como quiera que deseaban encontrar unamplio lugar para crear una iglesia y un colegio, el deán Juan Fernández de Cór-doba les donó la suya en 1553, con la única condición de que estas escuelas fue-

179 RAMÍREZ DE ARELLANO, T., o.c., pp. 433-435.

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Interior Colegio Cervantes, plaza de la Compañía, años sesenta.

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ran siempre públicas. El cabildo municipal ofreció unos 64.000 reales provenien-tes de las sobras del encabezamiento general de tercias y alcábalas. Sería el pri-mer superior de los jesuitas Antonio Fernández de Córdoba (hijo de los condesde Feria y marqueses de Priego, por tanto hijo de doña Catalina) y el primerrector del colegio el padre Francisco Gómez180. El colegio y la iglesia fueron pues-tos bajo la advocación de “Santa Catalina”, en honor de la santa patrona de lamarquesa de Priego, benefactora de la fundación181.

Nada quedaba del primitivo colegio de “Santa Catalina” cuando llegaron losmaristas en 1942. Sí se conservaba, igual que en nuestros días, la iglesia, hoy de-nominada parroquia de San Salvador y Santo Domingo de Silos, uno de los ejem-plares más interesantes del Manierismo en Andalucía, atribuible a Hernán RuizII, que terminó su construcción en 1567182. Los Hermanos Maristas tuvieron unafuerte vinculación con esta parroquia, donde se celebraban las Primeras Comu-niones y Confirmaciones del Colegio. Tres párrocos conocieron: José Torres Mo-lina (1942-1950), Juan Jurado Ruiz (1950-1955) y Joaquín Canalejo (1955-1973). Particular sintonía encontraron con el segundo, que llegaría ser magistralde la Catedral cordobesa y vicario general y capitular de la Diócesis; los testimo-nios de sus hermanas Rita y M.ª Teresa, ésta aún viva, identificadas con el espí-ritu marista y colaboradoras en cuantas ceremonias realizara el Colegio, así nos loconfirman. Problemas hubo con su sucesor, y así lo reflejan tanto los Anales co-mo las reuniones del Consejo Local, al mantener don Joaquín una actitud de po-ca cordialidad y comprensividad con el “Cervantes”, iniciándose los problemasal exigir el párroco que las Primeras Comuniones se hicieran mezcladas con lasde los demás niños de la parroquia, sin ceremonia exclusiva para los del “Cer-vantes”. Los Maristas acabarían trasladándolas a la Real Iglesia de San Pablo, da-das las excelentes relaciones que de siempre les habían unido con los Hijos delCorazón de María.

El colegio de “Santa Catalina”, según Aranda183, se convirtió en el más im-portante de la ciudad, acudiendo también los colegiales de “Nuestra Señora de laAsunción” y del Seminario de “San Pelagio”, centros controlados por los Jesui-tas, a formarse en él. Tal sería el nivel del alumnado que en 1576, el rector Gó-mez, propondría al Ayuntamiento la creación de una Universidad, idea que se tras-ladaría al rey Felipe II, y que a la postre no cuajaría. La fama y número de ma-trícula se mantendría durante todo el siglo XVII y hasta mediados del XVIII, cuan-do los numerosos preceptores privados que desempeñaban su labor en nuestra ciu-dad, arrebatasen un importante sector del alumnado a “Santa Catalina”.

180 Ramírez de Arellano nos narra la simpática anécdota de que el deán, no fiándose en un principio de losjesuitas, los espiaba en secreto por mirillas, hasta que, satisfecho, terminó otorgándoles su absoluta confianza yprotección. Ibidem. p. 435

181 Un buen y reciente resumen de esta fundación lo encontramos en GARCIA CANO, M.ª Isabel, Iglesia,religiosidad y educación en la Córdoba de los tiempos Modernos, Córdoba Capital, Tomo 1, pp. 227-233, Ca-jasur-Diario Córdoba 1993

182 El mejor estudio sobre esta iglesia podemos verlo en VILLAR MOVELLAN, A. La parroquia de SanSalvador y Santo Domingo de Silos. Córdoba Capital Tomo 2. pp. 210-214.

183 ARANDA DONCEL, J. Historia de Córdoba. La época moderna p. 169 y ss.

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A finales del siglo XVII el estado del colegio, arquitectónicamente hablando,era ruinoso y el padre Gámiz acometió, más que una reforma, la construcción deuno nuevo, cuyo interior es el que ya conocieron los Maristas y ha llegado a nues-tros días. La construcción se comenzó en 1701 y su traza y dirección se atribuyenal lucentino Francisco Hurtado Izquierdo184. Dos elementos merecen comen-tarse de la nueva construcción: el patio y la escalera. El patio, cerrado, de plantacuadrangular, con cuatro puertas (una daba a la escalera y otra, ya en época del“Cervantes”, a los servicios), dividido en dos plantas, con ventanales rectangula-res decorados con frontones, alternando el frontón triangular y el curvo. Para to-dos los que correteamos, jugamos, hicimos gimnasia o formamos filas en este pa-tio, tiene un nombre: “el patio rojo”, por su característica pintura rojiza que des-tacaba sobre tonos ocres y en contraposición a otro que denominábamos “el pa-tio blanco”. Cuando yo tenía ocho o nueve años y jugaba a policías y ladrones porel patio rojo, esquivando balones y chavales, aquel recinto me parecía enorme;cuando ya de mayor he vuelto, daba la sensación de que hubiera encogido y meparece mentira que tantos chavales cupiéramos en él. No en vano, en mis tiemposde escolar uno de los mejores premios que nos podía tocar con el sistema de ému-los, era utilizar el patio en horas en que estuviese vacío. El otro elemento señerode esta reconstrucción del Setecientos es la escalera, una de las más hermosas delBarroco español, algo en lo que quizás no caíamos cuando en ordenadas filas lasubíamos y la bajábamos cuatro veces al día, si estabas en una clase de la prime-ra o segunda planta. Tomando la descripción que da Villar: “La escalera es de ti-po imperial y está realizada en mármol negro con embutidos en rojo, blanco y ver-de; abre al corredor por tres arcos de medio punto, con un tiro central, rellanocon ventanal sobre zaguán bajo, y dos hocinos o tramos –paralelos al anterior–que alcanzan el piso alto repitiendo la triple arquería. El espacio queda cubiertopor una gran cúpula semiesférica sobre pechinas decorada con yeserías barro-cas”185. Cualquier alumno que subiese la escalera sabía que, al terminar, a manoderecha se encontraría con una clase y con la casa del capellán del Colegio, y a laizquierda, la ventanita de la Administración, donde el H. Tomás te vendía, con ex-quisita educación y pulcritud, desde libros a lápices y desde cuadernos a gomasde borrar; después venía un largo pasillo y un reloj de péndulo, bajo el cual másde uno se quedaba castigado a la salida.

Poco disfrutarían los jesuitas de estas nuevas instalaciones, porque el 2 de abrilde 1767 se truncaba para siempre el futuro jesuítico del centro. Ese día, una prag-mática de Carlos III ordenaba su expulsión de España. Los jesuitas de “Santa Ca-talina” fueron embarcados, de madrugada, en carruajes con destino a Cádiz, dedonde partirían hacia los Estados Pontificios. Aunque los hijos de San Ignacio deLoyola volverían en el siglo XIX a Córdoba y hoy en día regenten una iglesia, SanHipólito, y un centro educativo, ETEA, su historia en “Santa Catalina” terminóen la madrugada de aquel 2 de abril. Incluso el nombre de la iglesia y del colegio

184 Francisco Hurtado Izquierdo (1669-1725) es el autor de obras tan importantes como la Capilla de San-ta Teresa de la Catedral de Córdoba, el Hospital del Cardenal Salazar en esta misma ciudad (hoy sede de la Fa-cultad de Filosofía y Letras), la Capilla del Sagrario de la Catedral de Granada o el Sagrario de la Cartuja, tam-bién de Granada.

185 VILLAR MOVELLAN, A., o.c., p. 212.

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se perderían, pero los cordo-beses tributan su recuerdo alos 214 años de presencia delos jesuitas allí, conociendo ala parroquia y a la plaza comoLa Compañía.

Fin de una etapa, pero co-mienzo de otra. Iglesia y cole-gio serían rápidamente reocu-pados. El obispo de Córdoba,Baltasar Yusta Navarro, or-denó la unión de dos parro-quias: San Salvador y SantoDomingo de Silos, en la anti-gua de Santa Catalina, verifi-cándose el traslado del Santí-simo el 16 de diciembre de1782. Con respecto al colegio,de nuevo surge la figura de undeán de la Catedral cordobesa,en este caso, Francisco JavierFernández de Córdoba queadquirió al rey el excolegio deSanta Catalina el 3 de agostode 1787, con el pensamientode fundar unas escuelas gra-tuitas para niños pobres186.Nacían así las Reales EscuelasPías de la Inmaculada Concepción. Francisco Javier Fernández de Córdoba gas-tó en la reedificación y arreglo del edificio más de 300.000 reales y lo dotó conla finca del Rosal, camino de Santa María de Trassierra, y la creación de una es-cuela para niñas en el Pozanco de San Agustín187. Las Escuelas abrieron sus puer-tas el 18 de agosto de 1791, siendo sus primeros maestros Felipe Golmayo y Ju-lián Álvarez, que seguían el método de enseñanza de la Real Escuela de San Isi-dro de Madrid y del Real Sitio de San Ildefonso. Desde entonces hasta nuestrosdías, han seguido funcionando, estando gobernadas según voluntad de su funda-dor y con la exigencia de la gratuidad, por un Patronato integrado por los canóni-gos de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba que ocupasen los puestos de deán,magistral y doctoral (el mismo Patronato del vecino colegio de “Santa Victoria”,creado en 1753 y que desde el 21 de junio de 1888 tiene concedida la gestión delcentro a las Madres Escolapias).

186 RAMÍREZ DE ARELLANO, T., o.c., p. 439. ARANDA DONCEL, J., o.c., p. 305 y RAMÍREZ DELAS CASAS DEZA, L., Indicador cordobés, pp. 253-254.

187 Desde el curso 1906/07, el Patronato presidido por don Juan Eusebio Seco de Herrera, entregó la ges-tión de las Escuelas Pías del Pozanco a los Salesianos. DIAZ COTAN,J., La familia salesiana en Córdoba, Ins-pectoría Salesiana Santo Domingo Savio, Córdoba 1993, pp. 58-60.

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Escalera Colegio Cervantes, plaza de la Compañía, años sesenta.

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Entre las reestructuraciones que se acometen para su reapertura en el veranode 1791 destacan las de la fachada exterior, en la que se mantienen los dos cuer-pos con vanos de medio punto rebajado; sobresale la portada principal, con un in-greso formado por un arco convexo enmarcado por pilastras jónicas. En el pisosuperior se abre una amplia balconada que daba al salón de actos. Los plantea-mientos de esta reforma se han atribuido al francés Baltasar Dreveton, autor delcolegio de “Santa Victoria”.

No habría más retoques arquitectónicos importantes. A este colegio, cargadode tradición e historia, llegaban los maristas en 1942. El recinto tenía tres puertasexteriores: la principal, que daba la Plaza de la Compañía entonces llamada Pla-za de Queipo de Llano, era utilizada por los niños de las Escuelas Pías; la de lacalle Santa Victoria era por donde entrarían y saldrían, al principio, los alumnosdel “Cervantes”, mientras que una puerta de la calle Juan de Mena era la que da-ba acceso a las niñas de las Escuelas Pías. Con los años, el mayor volumen dealumnos del “Cervantes”, lograría que la entrada “noble” se reservase para ellosmientras que los de las Escuelas Pías entrarían por Juan de Mena.

EL “CERVANTES” ESTRENA SEDE PROVISIONAL... PARA 31 AÑOS

El 1 de junio de 1942 se inician las obras de acondicionamiento de las aulasque el Patronato alquila al “Cervantes” y, según consta en los Anales, el 14 de ju-lio siguiente, a las 4 de la mañana, en camiones cedidos por la familia Cruz Con-de, se inicia el traslado de muebles y material de enseñanza del Palacio de TorresCabrera a la nueva sede del “Cervantes”. La mudanza se prolongará hasta el 24de dicho mes, en que el H. Angel Martínez, Director del “Cervantes”, hace en-trega de las llaves que la Comunidad poseía de la que había sido su vivienda y lu-gar de trabajo durante siete años, a Antonio Cruz Conde, hijo del propietario.

A finales de agosto de 1942, llega para hacerse cargo del puesto de Directordel “Cervantes”, el H. Amador Ibáñez Alonso, partiendo el H. Angel Martínezpara el Colegio “Nuestra Señora de la Victoria” de Málaga. En septiembre, el“Cervantes” inicia su andadura en la nueva ubicación de la Plaza de la Compa-ñía, estando constituída la Comunidad por los siguientes Hermanos:

H. Amador Ibáñez Alonso Director

H. Victoriano Ruiz Jordiz Subdirector y 5.º Bach.

H. Baltasar Revilla Aráus Administrador

H. Tomás Corral Castresana Ingreso

H. Matías Botet Quintana 7.º Bachiller

H. Luis Falgás Riera 1.º Bachiller

H. Martín Robledo González 4.º Bachiller

H. Segundo Merino Ramos 6.º Bachiller

H. Esteban Gallo Manzanedo 3.º Bachiller

H. Luis Rodríguez González 2.º Bachiller

H. Florentino Asenjo Bañuelos Grado Medio

H. Juan González Ortiz Elemental B

H. Ricardo Plagaro Cobo Elemental A

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A destacar que se suprime la clase de Párvulos, por falta de espacio, y la Ele-mental se desdobla en dos. Completaban el cuadro de profesores los seglares, Car-los Sánchez como profesor de Griego, Filosofía e Historia de 6.º de Bachiller, elcomandante José María Sánchez como profesor de Gimnasia y Adolfo Ruiz, pro-fesor de Alemán.

Todo apuntaba a la provisionalidad del nuevo emplazamiento: la escasez deespacio concedido, la falta de luminosidad y exceso de humedad, el compartirlocon las Escuelas Pías, pero, sobre todo, la tirantez de relaciones con dos miem-

bros del Patronato, el deán,Francisco Blanco Nájera y elmagistral, Juan Eusebio Secode Herrera, a la sazón direc-tor del Monte de Piedad188.Esta tirantez, que se mantuvodurante todo el curso 1942/43,se debía a malos entendidos yal temor de los patronos deque los Maristas quisieranperpetuar y ampliar su presen-cia en el viejo caserón de LaCompañía, llegando aquéllosa ponerle a éstos un plazo to-pe de tres años para la ocupa-ción de las aulas a ellos asig-nadas. De esta época son fra-ses en los Anales tales como:“Quiera la Virgen Santísimade la Fuensanta, tocarlo (almagistral) con su mano suavepara que las bases 2.ª, 3.ª, 5.ª,6.ª y 7.ª puedan mejorarse enprovecho del Colegio”189, o,tras la visita a las tumbas delos dos Hermanos fallecidosen Córdoba, “... que habránde interesarse porque nuestraobra en Córdoba no perezca

¡Quiera el santo H. Agliberto (nombre de profesión del H. Agapito García) quetanto sabe de nuestras necesidades, darnos la solución que mejor cuadre con lamayor gloria de Dios!”190. Para aumentar más las cuitas de los Maristas, el doc-

188 El Monte de Piedad fue fundado en 1864, añadiéndose la Caja de Ahorros en 1878. Por fundación, suspatronos son el deán, arcediano, doctoral, magistral, lectoral y penitenciario de la Catedral de Córdoba. La me-jor historia de esta institución la encontramos en CASTEJON MONTIJANO, R. y otros, Historia del Monte dePiedad y Caja de Ahorros de Córdoba (1864-1978), Córdoba 1979.

189 Anales 1940-1946, pp. 69-70.190 Anales 1940-1946, p. 74.

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Fachada Colegio Cervantes, plaza de la Compañía, años sesenta.

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toral Benjamín Salas Diestroera nombrado Abad-Párrocode Logroño y tenía que partirde Córdoba; el H. AmadorIbáñez acude a despedirlo a laestación y suyas son las pala-bras que recogen los Anales:“Pierde el colegio un com-prensivo amigo que con susconsejos desinteresados veníaorientándonos en el caminode nuestras relaciones con losPatronos, de quienes dependenuestra situación actual enCórdoba. ¡Quiera el Señor,que parece nos priva de todoapoyo humano, ser nuestraúnica esperanza! In te, Domi-ne, speravi... Nisi Dominusaedificaverit”191.

Tanto por buscar una so-lución definitiva, como pordemostrar a los Patronos suvoluntad de ocupación tem-poral, el “Cervantes”, duran-te los cursos 1942/43, 1943/44y 1944/45 seguirá buscandoun emplazamiento. El Palacio

Gelo; el antiguo Gobierno Civil, propiedad del marqués del Mérito, en la Ave-nida del Gran Capitán; un solar de la calle Cruz Conde que se vendía a 1.100 ptas.el metro cuadrado; un garaje frente a la Plaza de Toros de Los Tejares; los alma-cenes de carbón Carracedo, en la calle Reyes Católicos; un solar en los jardinesde la Merced, frente a la Torre de la Malmuerta y la huerta del convento de los PP.Capuchinos, son posibles sedes del “Cervantes” que tantean los maristas en es-tos años. No se concreta nada, pero las dos últimas opciones, jardines de la Mer-ced y huerta de los Capuchinos, son las que parecen tienen más posibilidades. Encualquier caso, las relaciones con los Patronos se van suavizando, gracias a loscontinuos gestos de buena voluntad de los Hermanos y a la buena marcha del Co-legio. En octubre de 1943, y procedente de “La Merced” de Murcia, llega un nue-vo Director para el “Cervantes”, el H. Esteban Fermín Azpilicueta, pasando elH. Amador Ibáñez a dirigir el Escolasticado de Castilleja de la Cuesta. Los Ana-les, que a partir de entonces comienza a escribir el nuevo Director, van reflejan-do la mejora de las relaciones con los Patronos; así, cuando a mediados del curso1944/45, fallezca el magistral Juan Eusebio Seco de Herrera, se escribirá: “Con

191 Anales 1940-1946, p. 83.

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Alumnos en el patio rojo de Cervantes, formados en filas paraentrar en noviembre de 1967.

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él firmamos el contrato de arrendamiento del local que ocupamos y aunque deapariencia algo adusta, era bueno y afable y particularmente en el último año ma-nifestó verdadera simpatía por nuestra obra. El Señor se lo haya recompensa-do”192. En agosto de 1945, el deán Francisco Blanco Nájera era nombrado obis-po de Orense; ya no quedaban en el Patronato ninguno de los tres patronos conlos que los Maristas habían firmado el contrato inicial.

La dignidad de deán tardará mucho en ser ocupada, pues quedará vacante has-ta abril de 1948 cuando sea nombrado José María Padilla Jiménez, pero las otrasdos, cubiertas por oposición, lo serán pronto. La de magistral la ganará Félix Ro-mero Mengíbar193 y la de doctoral, Narciso Tibau; particular alegría mostraronlos Hermanos por este nombramiento, al ser don Narciso gran amigo de los Ma-ristas de Lérida y tener un carácter muy agradable: “Consideramos en lo que anosotros afecta su nombramiento, como un favor de Dios y una protección más dela Virgen Santísima de la Fuensanta, a quien invocamos todos los días para quebendiga al Colegio y le busque solución al problema del local”194.

La solución, ciertamente, iba a ser providencial. Un nuevo Director se iba ahacer cargo del “Cervantes” a partir de septiembre de 1945, el H. Epifanio delVal Ruiz, procedente de “La Inmaculada” de Granada. En enero de 1946, la Co-munidad inicia una novena a la Virgen para solucionar el problema “casa”; nove-na que se repite a partir del 1 de febrero. Al día siguiente, el H. Epifanio del Valy el H. Matías Botet, a la sazón subdirector del “Cervantes”, visitan a don Fé-lix Romero en su despacho de director del Monte de Piedad, con el fin de solici-tarle un préstamo para la posible compra de la huerta de Capuchinos o del solarde los jardines de la Merced. El magistral los sorprenderá con la siguiente pro-puesta: “¿Entraría en los planes de Vds. el quedarse con la dirección de las Escuelas Pías y poder ampliar su Colegio con los locales que ahora ocupan losmaestros?”195. Los dos Hermanos no salen de su asombro, mientras don Félix in-siste en lo beneficioso que para ambas instituciones sería llegar a un acuerdo, enque los Maristas pagarían el alquiler simplemente poniendo a los Hermanos alfrente de las aulas de las Escuelas del Patronato. La superioridad marista deberáser consultada, pero ese 2 de febrero de 1946 puede ser considerado un día histó-rico para el “Cervantes”: “Gracias sean dadas a Dios Ntro. Señor y a la Santísi-ma Virgen, por esta prometedora esperanza de disponer en fecha próxima de con-veniente local para el Colegio, cosa tan deseada y buscada en Córdoba duranteestos últimos años”196.

Ese día finalizaban algo más de cinco años de incertidumbres y angustias, ini-ciadas en noviembre de 1940 con el anuncio del desalojo del Palacio de Torres Ca-brera. Se había cambiado de emplazamiento, se había buscado desesperadamenteotro, y se conocieron momentos en que el “Cervantes” desconocía su futuro in-mediato. Esta crisis de madurez de la Institución Marista en Córdoba había pro-

192 Anales 1940-1946, pp. 119-120.193 Don Félix Romero ocuparía el puesto hasta 1954, cuando fue nombrado obispo de Jaén. En 1970 sería

nombrado arzobispo de Valladolid, ciudad en la que fallecería y está enterrado.194 Anales 1940-1946, p. 120.195 Anales 1940-1946, p. 138.196 Anales 1940-1946, p. 132.

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vocado que, de los 17 Directores que el Colegio ha tenido en sus 65 años de exis-tencia, la tercera parte, cinco, se sucedieran en este período. Ahora, el H. Epifa-nio prolongaría su dirección hasta 1951, cuando se llegaba a los 400 alumnos del“Cervantes” y 250 de las Escuelas Pías, con 18 Hermanos y seis profesores se-glares. Durante 31 años los Hermanos sacarían el máximo partido al viejo case-rón de La Compañía, para adecuarlo a gran colegio y casa de comunidad, volcan-do sus afanes en la educación y enseñanza, tanto de los alumnos gratuitos de lasEscuelas Pías, como de los de pago del “Cervantes”.

LA VIDA ACADÉMICA

La vida académica fue similar en los años 40, 50 y 60. El “Cervantes” ofer-taba Primera y Segunda Enseñanza, aparte de servicio de media pensión, almuer-zo y merienda. El ingreso al Colegio se hacía con 6 años y junto a la matrícula sedebía presentar fe de bautismo extendida por el Párroco y certificado de revacu-nación y de estar exento de enfermedad contagiosa. La Primera Enseñanza cons-taba de cuatro grados: Párvulos, Elemental, Grado Medio y Superior. Al finalizarel curso Superior, para acceder a la Segunda Enseñanza, se debía aprobar el Exa-men de Ingreso, razón por la cual, al último curso también se le llamaba Ingreso.

Con 10 años, si no se había repetido, se iniciaba la Segunda Enseñanza o Ba-chiller que constaba de siete cursos. Al finalizar 4.º se podían interrumpir los es-tudios y, superando un examen estatal, Revalida de 4.º, acceder a carreras de gra-do medio: Magisterio, Peritos, etc. Con 16 o 17 años se terminaba 7.º de Bachi-ller y, si lo aprobaba, el alumno también debía aprobar, primero en Sevilla y añosdespués en Córdoba, el Examen de Estado o Reválida para obtener el título de Ba-chiller y acceder a la Universidad. El 7.º de Bachiller, o Curso Preuniversitario (elPreu) como se denominó desde mediados de los 50, era un curso muy duro en quelos Hermanos preparaban a conciencia a los alumnos, a base de obligarlos a me-morizar enormes listas de fechas, lugares, nombres y acontecimientos: “... Y lo pe-or de todo era que te lo podían preguntar en aquel maldito examen. Don Teófilo(el H. Esteban Fermín) una y mil veces nos hacía estudiar aquellas listas y laspreguntaba con frecuencia con tal machaconería que nos las incrustaba en nues-tros lóbulos cerebrales”197. Y es que, tal y como se refleja en los Anales, uno delos anhelos de los Hermanos era que el máximo número de alumnos presentados,superase la Reválida. La mayor parte de las veces, el resultado era positivo, perocuando no lo era, como en julio de 1946, los Maristas también lo reflejaban: “Ma-las noticias nos llegan en los primeros días de julio sobre el resultado de los exá-menes de nuestros alumnos en la Universidad Hispalense. Tan sólo 2 de los 13presentados aprueban el escrito y salen bachilleres. Dios quiera que esta lecciónsirva para rectificar deficiencias y estimular más al estudio a las sucesivas pro-mociones”198.

197 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 30.198 Anales 1940-1946, p. 148.

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Tiempos gloriosos y heroicos, tanto para alumnos como para profesores deSegunda Enseñanza, fueron los años 40, 50 y 60, sobre todo si lo comparamos conlas facilidades para el estudio y el bajo nivel de conocimientos actuales. Para ha-cernos una idea, tomemos los datos del final del curso 1948/49 que nos brinda ensu obrita Eduardo Font de Dios: “Terminamos 7.º aquel curso en “Cervantes”catorce alumnos. En “Cultura Española” unos veinte. En Salesianos treinta o cua-renta. En el Instituto otros tantos. En la Academia Espinar unos veinte. Entre losInstitutos de Cabra y Peñarroya-Pueblonuevo, otros cuarenta y cinco. ¡Ciento se-senta, aproximadamente, en toda la provincia de Córdoba! Después de la cribade la Reválida, pudimos tener acceso a la Universidad, ese año, unos sesentaalumnos”199. En el curso 1972/73, último del “Cervantes” en la Plaza de La Com-pañía, los datos habían variado enormemente. El total de alumnos que terminabanlo que ya se denominaba Curso de Orientación Universitaria (COU) era de 501,sólo en los centros privados: “San Francisco de Sales”, 212; “El Carmen”, 80;“Bética”, de la Institución Teresiana, 79; “Cervantes”, 70 y “La Salle” 60. Granvariación de número que revela un cambio de tiempos, sin necesidad de entrar avalorar el cambio de mentalidad y actitudes de un bachiller de finales de los añoscuarenta con uno de principios de los setenta.

199 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 31.

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El director de Cervantes, Hermano Epifanio del Val (1945-1950), entrega el diploma de escolaridad al alumnoEmilio Calderón Hernández, en 1946.

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El curso se iniciaba para la Primera Enseñanza a principios de septiembre ypara la Segunda a principios de octubre, ambas terminaban a finales de junio, ve-rificándose los exámenes de Ingreso y Reválida a principios de julio. Durante elverano y durante el tiempo que fijase la Dirección, se impartirían dos horas dia-rias de clase a los alumnos de Bachiller que hubieran quedado con alguna asig-natura pendiente para septiembre. Las vacaciones escolares ya las reflejamos enun apartado anterior, digamos aquí que, semanalmente, había vacación los do-mingos y los jueves por la tarde (si no eran festivos el martes, miércoles o viernesinmediatos), cambiándose a mediados de los sesenta por los sábados. Las clasesde Primera y Segunda Enseñanza tenían horario de mañana de 9 a 12’30 y, por latarde, de 3 a 6 los de Primera Enseñanza y de 3 a 7 los del Bachiller. Había recreode media hora por la mañana y otro por la tarde, efectuándose en varios turnos,para aprovechar mejor las capacidades de los dos patios.

Las faltas de asistencia y de puntualidad se controlaban muy estrictamente ydebían justificarse inmediatamente. Igualmente, las faltas de conducta se sancio-naban, incluso con la expulsión. Continuamente se estaban realizando exámenes,aunque los fuertes eran los trimestrales y, por supuesto, los de Ingreso y Reváli-da. Semanalmente se informaba a los padres, a través de un Boletín de Notas, dela marcha académica (conocimientos, aplicación y conducta) de sus hijos, aunquecon el tiempo quedaría el Boletín como mensual. Ciertamente la enseñanza eradura, pero pocos antiguos alumnos del “Cervantes” podemos encontrar que la cri-tiquen con la perspectiva de los años y, en cualquier caso, los recreos, excursionesy días de vacación, se cogían con muchas más ganas que ahora.

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Alumnos de 6.º curso de Cervantes, año 1950/51.

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El tema de los premios formaba parte, desde el principio, de la educación ma-rista. Ya comentamos en la primera parte de nuestro trabajo el sistema de émulos,que acarreaba como premio algún que otro recreo extra. Cada mes, la entrega delBoletín de Notas, la efectuaban el tutor y el director y también caían premios: “Có-mo olvidar el momento del reparto mensual de aquella cartulina acreditativa delcuadro de honor. Recuerdo el momento... el hermano Director, en este caso Epi-fanio del Val, entraba por las clases portando su vieja caja de carne de membri-llo repleta de golosinas y lista para ser repartida entre los que merecían la ba-rrita de regaliz, y para los del cuadro de honor había hasta caramelos y, por su-puesto, el orgullo de ver su foto enmarcada”200. El Cuadro de Honor consistía enque tu foto de carnet figurase en un cuadro que, desde el curso 1957/58, men-sualmente se exhibía en el vestíbulo de entrada del Colegio y en la entrega de unpequeño diploma, para ello debías tener conducta y aplicación excelentes todaslas semanas y sacar un promedio de notable, sin ningún suspenso. Dependiendodel número de cuadros de honor que hubieras obtenido en un curso y de tus re-sultados finales, tenías opción a diploma, medallas de bronce, plata u oro, o elgran premio, la cruz de oro; en ocasiones estos premios se acompañaban de algúnregalo en material escolar. También se incluían diplomas y trofeos por deportes,asistencia y buena conducta. En la presidencia de la ceremonia de entrega de pre-mios se situaban el Hermano Director, el Gobernador Civil, el Delegado del Mi-

200 SÁNCHEZ LUQUE, J., Reflexiones de un antiguo alumno, Eco Marista n.º 5, 1982, p. 23.

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Antonio López Valbuena con sus alumnos de 2.º en el curso 1968/69.

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nisterio de Educación y algún personaje ilustre de Córdoba, vinculado al Colegio“Cervantes”. Al principio la entrega se realizaba a final de curso, de acuerdo a unprograma similar a este de 1948 para la Enseñanza Primaria:

• Apertura

• Reparto de Diplomas

• Canto

• Nombramiento del resultado de los Grados Preparatorio y Medio

• Canto

• Nombramiento del resultado de los Grados Elemental A y B

• Reparto de premios

• Himno Nacional

Posteriormente, en los años 50, al aumentar el número de alumnos, se reali-zaba en un gran acto cultural, a finales del primer trimestre, generalmente el díade la Inmaculada, que el “Cervantes” organizaba en el Cine Góngora, que cedíagratuitamente su propietario José Manuel Ramos García-Peña, antiguo alumnomarista del Colegio “Chamberí” de Madrid, o en el Gran Teatro: “para que lasfamilias pudieran disfrutar de la justa gloria que les corresponde en el triunfo desus hijos”201. Las Escuelas Pías también realizaban actos similares, presididos porlos Patronos, generalmente en el salón de actos del Colegio. Durante estas fies-tas, siempre se organizaba una rifa para obtener dinero para obras de caridad (ca-

201 Acta del Consejo Local del 6 de diciembre de 1956.

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Rafael Rodríguez Galán con sus alumnos de 2.º en el curso 1968/69.

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tequesis, Seminario, Noviciado, Proemigrantes, misión en Bolivia, capilla del Co-legio, Flores de Martirio y otras obras piadosas). Este fue el programa de la en-trega de premios del 8 de diciembre de 1960 en el Góngora:

• Palabras de un alumno

• Actuación del Orfeón

• Palabras del H. Director

• Reparto de Premios

• Película

Para finalizar, hagamos una referencia a los honorarios de los alumnos, queel “Cervantes” cobraba, y a la evolución de su matrícula:

COMPARACIÓN MENSUALIDADES A ABONAR POR LOS ALUMNOS DEL “CERVANTES”

Grado 1948/49 1962/63

Inicial 40 ptas. 250 ptas.

Elemental 50 ptas. 275 ptas.

Medio 55 ptas. 300 ptas.

Ingreso 60 ptas. 325 ptas.

1.º Bach. 70 ptas. 375 ptas.

2.º Bach. 75 ptas. 375 ptas.

3.º Bach. 80 ptas. 375 ptas.

4.º Bach. 85 ptas. 475 ptas.

5.º Bach. 90 ptas. 475 ptas.

6.º Bach. 100 ptas. 500 ptas.

7.º ó Preu 130 ptas. 600 ptas.

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Francisco Rodríguez Luque con sus alumnos de 1.º en el curso 1968/69.

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EVOLUCIÓN ALUMNOS MATRICULADOS EN EL “CERVANTES”

1963/64 1967/68 1971/72

Preuniversitario 27 44 –

5.º y 6.º Bachiller 80 90 140

Bachiller Elemental 337 389 220

1.ª Enseñanza 372 438 735I

Total 816 961 1.095

LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES

Las actividades extraescolares tuvieron siempre gran importancia en el “Cer-vantes”. Desde los recreos “extras” para los triunfadores de los émulos, a las ex-cursiones campestres; desde las actividades deportivas a las veladas y concursosliterarios del Día del Libro y de Miguel de Cervantes; y desde las veladas lírico-musicales en honor de Marcelino Champagnat a cualquier acto religioso presi-dido por los sucesivos capellanes del Colegio (Juan Antonio Lozano, José Va-llepuga, los padres Roldán y Carrillo de Albornoz SJ, el padre Leandro Fanlo,CMF, Antonio Gil y Valeriano Orden) o párrocos de La Compañía (José To-rres, Juan Jurado y Joaquín Canalejo).

Pongamos un ejemplo de velada en honor de Marcelino Champagnat, queen 1948 se vinculó a la Asunción de la Virgen María, dogma por el cual postula-ba España, y que fue concedido dos años después por el Papa Pío XII, acto al quetambién solemnizarían los Maristas:

• Palabras de presentación

• Conferencia: “La Asunción en España”, por don Narciso Tibau

• Canto “Quiero Madres” (4 voces)

• “Estampa lírica en honor de la muerte y Asunción de Ntra. Sra.” (alumnos)

• Canto “Assumpta est María”

• “Corona poética”, por el H. Subdirector

• Canto rítmico por alumnos pequeños

• “Al Instituto Marista”, por R.S. Contreras

• Canto regional

• Palabras finales

• Himno al Venerable Fundador

Particular solemnidad y preparación tuvieron los actos en honor de la Beatifi-cación de Marcelino Champagnat. Sucedida ésta el 29 de mayo de 1955, se pro-clamó Año Champagnat el curso 1955/56. La iglesia de la Compañía, con su reta-blo decorado con un enorme lienzo que representaba al nuevo Beato ante la VirgenMaría, albergó un Triduo Sacro del 16 al 18 de febrero de 1956, que celebraron Jo-sé Vallepuga (capellán del “Cervantes”), Joaquín Canalejo (párroco de La Com-pañía) y José María Padilla (deán de la Catedral). En él predicaron el flamantemagistral, Juan Jurado, que habló de Marcelino como educador y del papel de la

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Invitación a las Primeras Comuniones de Cervantes el 7 de mayo de 1949.

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Virgen; el doctoral, Narciso Tibau, que estudió al Beato como hombre; y el obis-po, fray Albino, que desarrolló el tema de Champagnat como Santo.

Ocasionalmente, y con motivo de alguna festividad, los Hermanos llevaban alos alumnos a algún pase cinematográfico matinal, bien en el cine “Góngora”, enel Gran Teatro o en el hoy desaparecido “Duque de Rivas”.

Las excursiones campestres siempre eran tema grato para los Hermanos y don-de desarrollaban ampliamente su pedagogía de la presencia. Y claro está, muchomás grato era aún, para los alumnos participantes. La Fuente de la Raja (por laCarrera del Caballo), los Baños de Popea en Trassierra, Cerro Muriano, Obejo, elPuente de Hierro también conocido como La Palomera pasando el barrio del Na-ranjo, el Cañito Bazán, las Ermitas, Almodóvar o el Castillo de Maimón, eran loslugares habituales para llevar a los chavales. Unas veces andando, otras en tren(Cerro Muriano y Almodóvar) y otras en autobús (Obejo), las excursiones erancuidadosamente preparadas y quedaban reflejadas en los recuerdos de los Her-manos, como ésta a Cerro Muriano el 7 de junio de 1941, con 120 alumnos: “Jun-to a la fuente del pueblo acampó el grupo expedicionario y con buen apetito y ex-celente humor se vaciaron las fiambreras y botellas que algunos disimuladamen-te llevaron. La tarde transcurrió en el tobogán de las Arenillas y colinas vecinas.Finalizada la tarde se organizaron algunas compañías de Lope de Rueda que di-virtieron a la concurrencia. Como acto final fue la iglesia del pueblo que nos abriósus puertas para rezar el Santo Rosario y dar gracias por el buen día pasado sinpercance alguno”202.

Cualquier antiguo alumno del “Cervantes” podrá recordar estas excursiones,en las que, a medida que avanzaban los años, se iban perdiendo detalles como elrezo del Rosario, pero otros permanecían inmutables como la algarabía infantil,los partidillos de fútbol, los juegos, los pequeños accidentes, la belleza de la sie-rra cordobesa, el buen sabor del bocadillo... y la eterna presencia del sonrienteHermano, tan serio en clase, ahora dispuesto lo mismo a jugar que a comer, quea contar chistes, con sus alumnos. Por poner un recuerdo de un antiguo alumno,recurramos a Eduardo Font cuando, 50 años después, rememora una excursión aAlmodóvar en mayo de 1945, estando en 3.º de Bachiller: “Visitamos el castillodurante la mañana y posteriormente nos encaminamos al pantano de la Breña,donde consumimos la merienda que nos habían preparado en casa. Para beberagua teníamos que descender a la base de la presa, por una interminable fila deescalones. Cuando conseguíamos llegar a arriba de nuevo, la sed volvía a estarpresente. Luego, hasta nuestro regreso a Córdoba en tren, nos fuimos al río Gua-dalquivir, donde pasamos a la otra orilla en una enorme barcaza que se desliza-ba por la superficie impulsada por una maroma que atravesaba el río. Volvía apasar sed y no tuve ningún reparo en beber agua de la corriente del Guadalqui-vir. Me imagino que aquel día a mi madre se le fue la mano de sal en la tortillade patatas o quizás me puso jamón como algo extraordinario”203.

Cuando se instaura el Preu, se inicia la práctica de los Viajes Fin de Estudios,que solían realizarse durante el tercer trimestre. Del primero que tenemos noticia

202 Anales 1940-1946, pp. 37-38.203 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 21.

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a través de las Actas del Consejo Local es el del curso 1959/60, que tuvo comodestino Madrid y alrededores. El del curso 1964/65 ya contemplaba fines más lú-dicos y menos culturales, pues el objetivo escogido fue Mallorca.

Los deportes también gozaron desde un principio de gran importancia en el“Cervantes”. Los patios del colegio de La Compañía permitieron desarrollar lapráctica del baloncesto y voleibol, deporte el primero en el que siempre destacóel “Cervantes” en las competiciones intercentros provinciales y regionales. En losaños 60, el “Cervantes” acudía con frecuencia para utilizar las magníficas pistasdel Polideportivo de la Juventud, recién construido en el Sector Sur. Ajedrez yping-pong eran otros deportes que desde los años 40 pudieron practicar los alum-nos. El fútbol, el deporte rey en España, sufría el problema de la limitación del es-pacio: el patio rojo era una zona de “alta densidad” de balones en los recreos y pi-llarlo sólo era un bien tremendamente preciado; por ello, para las competiciones,el “Cervantes” recurría a los estadios de América, de las Electromecánicas o delMarrubial (“Enrique Puga”).

Desde 1955, el problema del espacio se vio aliviado con la compra por losMaristas de un solar en el Brillante, con vistas a futura sede del Colegio con in-ternado pero que en el interim se adaptó para crear varios campos pequeños defútbol. Allí iban los alumnos los jueves por la tarde y los domingos por la maña-na a jugar y a soñar con emular a aquellos ídolos que sólo les eran conocidos porlos cromos, primero, y por las retransmisiones televisivas dominicales después.No puedo, en este punto, dejar de contar mi propia experiencia. En 1969, a mi cla-se de 3.º de Primera Enseñanza, se la dividió en cuatro equipos a los cuales se les

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Tabla de gimnasia en el patio rojo de Cervantes en 1967.

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entregó equipación deportiva correspondiente: a uno la del Real Madrid, a otro delAtlético de Bilbao, a otro del CF Barcelona y al mío, la camiseta amarilla y el pan-talón azul de la UD Las Palmas, un equipo modesto que por entonces se codeabacon los grandes. La ilusión infantil fue tal que, aún hoy en día, mantengo mi ab-soluta fidelidad al equipo canario, a pesar de las malas rachas que ha pasado des-de entonces.

La gimnasia también ocupó un lugar en las asignaturas, pero si la citamos en-tre las actividades extraescolares es por las demostraciones de gimnasia e instruc-ción premilitar que el Frente de Juventudes organizaba en la Plaza de Toros du-rante los años 40 y a las que “Cervantes” asistía. Citemos, para ilustrar este he-cho, la sin par pluma del H. Amador Ibáñez cuando recoge en los Anales la de-mostración del 21 de enero de 1943: “Es llevada a cabo por los colegios de “Cul-tura Española” y “Cervantes”. Allí se aprecia “de visu” la buena categoría dealumnos que ellos poseen, y lo mejor disciplinados que los tienen. Hacen alardedel número y llevan hasta los de Ingreso; y van todos los Hermanos (“il faudraépater”) hasta el administrador y el que hace las compras. En los ejercicios que-da “Cervantes” a la altura, y hasta ejercicio hay, que solo “Cervantes” puede de-sarrollar”204.

Desde mediados de los 40, buscando uniformidad y para evitar las diferenciasde calidad en las prendas deportivas entre los alumnos, el “Cervantes” hizo obli-gatoria para las clases de Educación Física y las competiciones con otros colegios,la camiseta roja con vueltas blancas y el escudo del centro, que desde entonceshasta nuestros días han llevado cientos de alumnos. Los colores rojiblancos del

204 Anales 1940-1946, p. 83.

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El Hermano Ananías y el capellán de Cervantes, Valeriano Orden, con los niños de Primera Comunión el 14 de mayo de 1967.

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“Cervantes” se harían tan conocidos en Córdoba como los verdes de “Cultura Es-pañola” o “La Salle”, los azules de “San Francisco de Sales” (Salesianos) o losamarillos y negros del “Virgen del Carmen” (Carmelitas).

Tres actividades culturales/deportivas podemos añadir. Desde 1962 se iniciaen el “Cervantes” la práctica de los Campamentos de Verano, para alumnos y conalumnos mayores y algún Hermano como monitores, que se mantiene hasta nues-tros días, teniendo como destinos tradicionales el Puerto de Santa María y Sabi-nillas, cerca de Estepona. En el curso 1966/67, un equipo del “Cervantes”, diri-gido por el H. Mauro Díez Fuentes, participó con éxito en el concurso deporti-vo-cultural “Cesta y Puntos”, que a escala nacional organizaba Televisión Espa-ñola y que era presentado por Daniel Vindel. Y desde 1971, y de la mano de losHH. Eufrasio y Juan Larios, se creó en el Colegio una sección del movimientoScout, que todavía pervive en los años 90.

Finalmente, decir, que aunque la Acción Católica en el Colegio “Cervantes”terminó desapareciendo en los años 60, otras actividades benéficas surgieron pa-ra los alumnos del Colegio, que perduran hasta finales de los 90, siendo la prin-cipal la Campaña de Navidad, organizada por Cáritas Diocesana desde principiosde los 60, y que recogía tanto donativos en metálico como ropa usada. El Día delHambre (1 de febrero), el Domund, la misión marista en Bolivia, o cuestacionesocasionales para paliar los daños provocados por las inundaciones, lo mismo enSevilla que en la India, eran otros momentos del curso para comprometer la ge-nerosidad de los alumnos y sus familias.

LAS RELACIONES EXTERNAS

Es norma de la Institución Marista tratar de mantener siempre correctísimasrelaciones con el resto de los colegios, con las autoridades civiles y eclesiásticasde la ciudad y con cuantas personas pudieran ser sus benefactores en un momen-to dado. Igualmente, los Hermanos eran tremendamente agradecidos con quienesles mostraban favor.

Así, los Hermanos tendrán continuos gestos de buena voluntad con los miem-bros del Patronato “Deán Francisco Javier Fernández de Córdoba”; con los pá-rrocos de La Compañía, cuya colaboración era tan necesaria tanto para los actosdel Colegio como para la vida religiosa de la comunidad; realizarán visitas parafelicitar la onomástica y presentar nuevo Director a los sucesivos obispos de Cór-doba, Adolfo Pérez Muñoz (1920-1945), fray Albino González Menéndez-Rei-gada (1946-1958), Manuel Fernández-Conde y García del Rebollar (1959-1970) y el Vicario Capitular de 1970 a 1972, Juan Jurado Ruiz, que por ser ma-gistral coincidía también en ser miembro del Patronato anteriormente citado.Igualmente para presentar a nuevos directores del “Cervantes” se visitará siem-pre al Gobernador Civil (Vignote y Vignote, Macián Pérez, Risueño Catalán,Ortí Meléndez-Valdés, Revuelta, Barquero y Barquero, Mateu de Ros, Lan-dín Carrasco, Pelayo Ros, Gutiérrez Rubio, Hernández Sánchez, Mariano Ni-colás, Pérez Beneyto, Herrera, Ansuátegui y Esteban Mompeán, sucesiva-mente).

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Vecina del “Cervantes”, pues su sede canónica se situaba en la parroquia dela Compañía, era la Hermandad del Santo Sepulcro; antiquísima cofradía peni-tencial, desde 1820 y hasta 1966, procesión oficial de la Semana Santa cordobe-sa. En su recorrido del Viernes Santo, la acompañaban la Virgen de los Dolores,representaciones de las demás cofradías y las autoridades civiles, religiosas y mi-litares. Desde 1953, también el Colegio “Cervantes” figuró en la procesión, alformarse con alumnos de este centro, y bajo la dirección del H. Pedro LachetaReta, la Escolanía del Santo Sepulcro. Vestidos con túnica negra y roquete rojo,acompañaban al Santo Sepulcro cantando motetes. La Escolanía mantuvo su ac-tividad y presencia hasta 1965, último año que realizó la estación de penitencia205.

Los Anales recogen la asistencia, el 25 de agosto de 1941, al acto de salidadel nuevo diario “Córdoba”: “Tiempo hacía que esa necesidad de un rotativo deestas dimensiones se echaba de menos en la sultana de Andalucía. A la inaugu-ración, invitados por el Director del diario, asistió una representación del Cole-gio”206.

En el terreno educativo asistían a la inauguración del curso escolar en el Ins-tituto de Bachillerato de la ciudad y mantenían muy estrechas relaciones con otrasórdenes relacionadas con la enseñanza, como Jesuitas, Salesianos y Hermanos delas Escuelas Cristianas. Los primeros mantuvieron una intensa asistencia espiri-tual a los alumnos del “Cervantes” (Congregaciones Marianas, Ejercicios Espiri-tuales) y éste no dudó en acudir a cuantos actos se organizaban en San Hipólito(Centenario fundacional, fiesta de San Estanislao, etc.), destacando en la relaciónlos jesuitas padre Roldán y padre Fernández Cuenca.

Los Salesianos llevaban en Córdoba desde 1901 con una labor educativa y po-pular tremendamente apreciada por los cordobeses, que llenaban de hasta 900 ni-ños en los años 40 las aulas del “San Francisco de Sales”; su sencillez sirvió pa-ra que los Maristas conectaran muy bien con ellos, tanto al nivel de alumnos co-mo de comunidades, gozando siempre para el “Cervantes” de gran prestigio porsu veteranía. Los Anales recogen multitud de actos en que ambas comunidades seinvitaban mutuamente (Fiesta de San José, Velada de la Inmaculada, Fiesta de Ma-ría Auxiliadora, etc.) y cómo se ponían de acuerdo en temas del discurrir de la en-señanza. Si hubiera que recoger algún momento de esta relación, me quedaría, porlo simpático y testimonial de una época de tremenda familiaridad, con la descrip-ción del H. Amador Ibáñez de la asistencia a la Fiesta de María Auxiliadora enmayo de 1943: “Por la mañana, algunos Hermanos van a la velada recreativa, ypor la tarde al Te Deum. Al siguiente día celebran su fiesta patronal, María Auxi-liadora; invitan al fraternal ágape a miembros de varias comunidades: Jesuitas,Hermanos de las EE.CC., Sr. Magistral, HH. Maristas, etc. Asiste el H. Adminis-trador, H. Marcos (H. Baltasar Revilla), que vuelve encantado de la fraternal aco-gida. Pocos días después, el Rvdo. P. Director de los Salesianos (Francisco de laHoz), obsequia a la Comunidad con un saquito de 50 kilos de patatas, primiciasde su rica huerta, que en estos tiempos de racionamiento vienen como anillo aldedo”207.

205 MELLADO LUCENA, Francisco José, La urna del desconsuelo, Semana Santa en Córdoba, Cajasurpp. 348-362.

206 Anales 1940-1946, p. 43.

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Durante muchos años, el mayor referente y la más estrecha relación para el“Cervantes” fue “Cultura Española”, no en balde Maristas y Lasalianos teníanafinidades ideológicas, ambos colegios se habían fundado en 1933 y durante mu-chos años iban a estar próximos, geográficamente hablando, pues “Cultura Es-pañola” se ubicó en la esquina de la calle Barroso con la Plaza de San Juan, has-ta el curso 1953/54, cuando se trasladó a las faldas de la sierra cordobesa abrien-do su magnífico colegio-internado bautizado como “La Salle”. Los Anales reco-gen las visitas de cortesía que se intercambiaban ambas comunidades de Herma-nos y reflejan el grado de amistad que existía, sobre todo en los años 40 y 50. Otracosa eran las competiciones deportivas, que los alumnos convertían en el momentode mayor “choque” entre ambos centros; el “pique” alcanzaba incluso terrenos es-pirituales y así nos lo narra Font de Dios: “Los alumnos de Cultura, nos echabanen cara que nuestro Fundador sólo era Venerable, mientras que el de ellos ya erasanto. Cuando se lo contábamos a nuestros profesores siempre decían que tan so-lo dependía de un milagro que hiciese nuestro Fundador, hecho que llevaban es-perando varios años, para que pudiese subir también a los altares, y que enton-ces... ¡ya veríamos!”208.

Otro tipo de relación se tenía con el vecino durante los 31 años del “Cervan-tes” en La Compañía: el centenario Colegio de “Santa Victoria”. Al ser un cen-tro íntegramente femenino y llevado por una orden femenina, los Hermanos Ma-ristas apenas tenían relación con él, que no fuera la estrictamente oficial. Sin em-bargo, cualquier alumno que haya estudiado en el “Cervantes” podría contarnoscómo eran aquellas chicas uniformadas en verde, con falda de cuadros plisada, yque para más de dos y de tres fueron sus amores adolescentes: “Mientras tanto, anuestras vecinitas de enfrente del Colegio de Santa Victoria, de las ReverendasMadres Escolapias ni las veíamos. Ya se encargaban éstas de ponerles un horariode entradas y salidas incompatible con el nuestro. Nunca coincidíamos, salvocuando nosotros las esperábamos en la calle Jesús María, junto al Cine Góngo-ra, antes de entrar ellas a clase, cosa que hacían un cuarto de hora antes que no-sotros. Entonces se aflojaban los cinturones que hasta ese momento habían lle-vado ceñidos a su cintura ante nosotros. Las monjitas les tenían prohibido que lollevasen ajustado, ya que, eso podía ser causa de que sus vecinos, “enemigos desu pureza” pudieran atentar contra la suya teniendo pecados de pensamiento”209.

Fruto de la buena relación que existía entre los colegios, la Asociación de Maestros Católicos de Córdoba, con el apoyo de la Delegación del SEM y la Ins-pección Provincial de Primera Enseñanza, organizó del 4 al 7 de marzo de 1943,una Semana Pedagógica. La inauguración tuvo lugar en la Parroquia de San Ni-colás y las conferencias, en el salón de actos de la Diputación, lugar donde ame-nizaron la Semana las actuaciones musicales de las niñas del Colegio de “La Mi-lagrosa”. En las conferencias participaron las Teresianas, por medio de la inspec-tora guipuzcoana Josefina Oloriz; los HH. de las EE.CC. enviaron al H. AndrésEmbid, Director y profesor de 7.º de Bachiller; por los Salesianos intervino su Di-rector, Francisco de la Hoz; así como personalidades como el deán, Francisco

207 Anales 1940-1946, pp. 94-95.208 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 22.209 FONT DE DIOS, E., o.c., p. 25.

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Blanco Nájera; el Consiliario de la Asociación Paulino Seco de Herrera (tam-bién párroco de San Nicolás); la Consejera Nacional Josefina Álvarez de Cáno-vas; el Inspector Jefe de Jaén, Agustín Serrano de Haro; el Gobernador Civil,Ramón Risueño; y Alfonso Iniesta, Consejero Nacional de Educación e Inspec-tor Central de Primera Enseñanza. Los Maristas estuvieron presentes en todos losactos, pronunciando el H. Amador Ibáñez una conferencia sobre “Fundamentosde la Pedagogía Marista”. El diario “Córdoba” del 7 de marzo de 1943 recogíala siguiente noticia: “Continúan celebrándose en nuestra capital las conferenciaspedagógicas para maestros, con entusiasmo creciente dada la calidad de los ora-dores que en las mismas intervienen. En el día de ayer, disertó sobre el tema “Fun-damentos de la Pedagogía Marista”, el Hermano Amador Ibáñez, director del Co-legio Cervantes. El conferenciante hizo un estudio acabado de los puntos funda-mentales y de los sabios consejos que su santo Fundador dio a sus hijos los Her-manos Maristas. Fue muy aplaudido”.

LOS HERMANOS

Un total de 200 Hermanos Maristas pasaron por el “Cervantes” en los añosque el Colegio estuvo en la Plaza de la Compañía. Resulta difícil enumerarlos atodos210, pero vamos a tratar aquí de citar algunos nombres y acercarnos a cómoeran aquellos Hermanos, que componían la casi totalidad del cuerpo docente del“Cervantes”, pues no existía aún la necesidad de un excesivo profesorado se-glar211.

Siete Directores conoció el Colegio en los 31 años de estancia en la antiguaPlaza de Queipo de Llano, número 4. El H. Amador Ibáñez Alonso fue el únicoque repitió dirección, 1942-1943 y 1951-1957; su carácter era tremendamente vi-tal, simpático, recto pero a la vez tan sencillo como para cuidar personalmente lasmacetillas de claveles que adornaban su despacho; era un providencialista nato yun enamorado de la Virgen, como se desprende de los pasajes que escribió en losAnales y reuniones del Consejo Local, algunos de los cuales ya hemos citado, pe-ro otros no, como éstos: “Conforme a los deseos del cura párroco de la Compa-ñía (Juan Jurado), se invita a los alumnos a la procesión que en torno a los lími-tes de la parroquia, habrá de tenerse con la recién bendita imagen de la Virgende Fátima, que será cual arca de la alianza en torno a Jericó, derribo de las mu-rallas de la frialdad religiosa”212 y “Para llevar al ánimo y corazón de los alum-nos un mayor entusiasmo y más encendido amor a la que es madre de toda pure-za, se trata de organizar un variado concurso en honra de la Inmaculada”213; elH. Amador ha fallecido, octogenario, en 1996 en Segorbe (Castellón). El H. Es-teban Fermín Azpilicueta sólo estuvo de Director de 1943 a 1945. Le sucedió elH. Epifanio del Val Ruiz, conocido por su nombre de profesión como H. Bien-venido, que ocupó la dirección del “Cervantes” de 1945 a 1950, en cuya época

210 Al final del trabajo incluimos una lista con los nombres de los 247 Hermanos Maristas que han pasadopor la comunidad de Córdoba, desde septiembre de 1933 hasta septiembre de 2002.

211 En los años 50, por ejemplo, era normal el número de 22 Hermanos: 17 para el “Cervantes” y 5 paralas Escuelas Pías.

212 Acta del Consejo Local del 8 de septiembre de 1951.213 Acta del Consejo Local del 6 de diciembre de 1956.

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el “Cervantes” llegó a un acuerdo con el Patronato de las Escuelas Pías, para ha-cerse cargo de éstas a cambio de utilizar el antiguo Colegio de “Santa Catalina”sin plazo de tiempo, y adquirió para noviciado el Castillo de Maimón. Tras el se-gundo período del H.Amador, llegó a la dirección el H. Victoriano Ruiz Jordiz,bautizado por sus contemporáneos como El Santo, por su extrema espiritualidady sencillez, y que ocupó el cargo de 1957 a 1963; posteriormente marcharía a Bo-livia, misión marista dependiente de la provincia Bética, donde permanecería has-ta su llegada a la residencia de Benalmádena, donde fallecería en 1993; la Aso-ciación de AA.AA., de la que fue asesor y colaborador le dedicó, en 1978, unaplaca de mármol con su nombre, a la entrada de una de las clases de COU. La hu-manidad y el cariño hacia los alumnos definen al H. Ananías Llanillo García,profesor en una primera etapa en los años 50 y Director, en una segunda, de 1963a 1969, cuyo nombre de profesión era H. Euquerio, pero que es el primero que,desde el principio, firma las actas con su nombre verdadero; falleció en Sevilla en1993. Breve fue el paso por la dirección del H. Angel Sáez Ruiz (1969-1970). Y,por fin, el último Director que conoció el Colegio “Cervantes” en su sede del an-tiguo Colegio de “Santa Catalina”, el H. Emilio González Román (1970-1976),a quien le cupo el honor de inaugurar en 1973 la nueva ubicación del centro en laAvenida de la Fuensanta y de recibir, en 1972, la primera insignia de oro de laAsociación de AA.AA. A todos, extraordinario respeto les tenían los alumnos(¿Quién no recuerda el interrumpir la clase, ponerse de pie y saludar al HermanoDirector si este hacía una visita al aula?), algo común, por otra parte, en los cen-tros públicos de aquel tiempo, cuando se accedía al cuerpo de Directores por opo-sición. Los siete lucharon por mejorar día a día la calidad de enseñanza del “Cer-vantes” y por encontrarle una sede propia y definitiva.

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Foto recuerdo de la primera visita a España del Hermano Leónidas, VII Superior General. Colegio Cervantes,26 de julio de 1947.

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El horario de los Hermanos era bastante duro y apenas tuvo modificacionesdurante el período. Ofrecemos el de los días laborables en los años 50 y 60:

5,45: Levantarse

6,15: Salve, Oración, Laudes y Meditación

7,00: Estudio religioso

7,50: Misa. Desayuno

9,00: Clase

13,45: Vísperas y Visita al Santísimo

14,00: Almuerzo

16,00: Clase

18,00: Rosario y salida

20,00: Oración personal

20,15: Lectura espiritual

20,30: Completas

20,45: Cena

22,30: Silencio comunitario. Acostarse

Diferencias encontramos entre los Hermanos que ocuparon el “Cervantes”en los años 40 y 50, con respecto a los de finales de los 60. De hecho, la meticu-losidad en rellenar los Anales y las Actas de los Consejos Locales, se va perdien-do, hasta el punto de que carecemos de los Anales de los años 60 y primera mitadde los 70. Tiempos heroicos y familiares los primeros, cuando los Hermanos te-

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Los Hermanos Ignacio Martínez y Teodoro Alonso, con los alumnos de 4.º en 1957.

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nían que luchar por la existencia del Colegio frente a la escasez económica y lasdificultades de una obra que se está iniciando. Tiempos difíciles los segundos,cuando con el “Cervantes” más que consolidado, el enemigo eran los cambios delos tiempos214 y la ola de secularizaciones, la del Director H. Emilio entre ellas,que redujeron la Comunidad Marista cordobesa, la avisaron del futuro problemade falta de vocaciones y pudieron hacer desaparecer al “Cervantes”: “Hasta sepiensa abandonar por motivaciones raras surgidas de interpretaciones equivoca-das del Vaticano II. Recordamos la apasionada defensa que el H. Ignacio Martí-nez realizó en un capítulo provincial de “su” colegio y de “su” ciudad”215. Peroen lo que sí coincidían los maristas de todas las épocas era en poner su persona enun segundísimo plano, en pro del acondicionamiento material del Colegio y deldesarrollo integral de sus alumnos. Sus pequeñas habitaciones, en los recovecosdel “Cervantes”, eran de una sobriedad espartana y nunca se pudo decir de unHermano que no llevara una vida sobria y austera. La preparación académica y lasganas por entregarse en el mundo de la educación, les eran innegables. Emplee-mos este espacio para describirlos en general: Su talante queda suficientementedescrito en la primera parte de esta investigación; su forma de ser, su forma deeducar e identificarse con el alumno eran uniformes, basadas en las lecturas de lasEnseñanzas espirituales y de la Guía del maestro; luego, cada uno le ponía su per-sonalidad particular: “Eran otros tiempos, eran otros sistemas, no sé si mejores opeores que los actuales, eso se encargará de decirlo y enjuiciarlo el tiempo, esejuez implacable que da a cada cual lo suyo y que otorga la razón o la quita. Locierto es que eran unos tiempos que imprimían un carácter del que no es posibledesposeerse, y no es que todo fuera bueno, no, también tenían sus ratos malos, eslógico, en esa etapa estudiantil de una persona hay de todo, pero quizás los añosborren de nuestras mentes lo que de tristezas tenían y en el corazón y en la men-te solo queden incrustados los recuerdos que nos hacen revivir el inicio de unasamistades que siempre perduran, o el reconocimiento hacia aquellos hombres queiniciaron nuestros pasos en la vida... algunos con sus genios inconfundibles, otroscon su dulzura, pero eso sí, todos tenían “algo” que les hace inolvidables... Ma-estros, sí, Maestros con mayúscula: HH. Epifanio, Tomás, Faustino, Esteban, Flo-rentino, Ananías, Honorato, Teófilo, Teodoro, Ignacio, Pedro, etc. ... Algunos yanos dejaron para siempre, pero no importa, la gran familia Marista está formadapor un eterno presente...”216, nos cuenta un antiguo alumno de finales de los 40 yprincipios de los 50. Sobre la imagen que podían ofrecer unos Hermanos de losaños 40 en Córdoba podemos citar el relato de Font de Dios: “Cuando nos los en-contrábamos fuera del colegio, nos acercábamos a ellos y le besábamos la mano.Iban correctamente vestidos, pues además de no llevar manchada de tiza la sota-na, se cubrían los hombros con una esclavina y se colocaban un sombrero comoel de los picadores en las corridas de toros, pero un poco más pequeño y de co-lor negro. Lo que no llevaban era la baberola blanca (el rabat) que usaban en cla-

214 A finales de los 60 y principios de los 70, se comienza a dejar de usar la sotana, hay problemas de obe-diencia e incluso hay algunos Hermanos que plantean romper la Comunidad y vivir en pisos.

215 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 160.216 SÁNCHEZ LUQUE, J., o.c., p. 23.

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se. Los hermanos de La Salle sí salían con ella a cualquier sitio. Nunca se mos-traron propicios nuestros profesores a explicarnos los motivos de ello”217. El au-tor de esta investigación puede ofrecer su testimonio de los Maristas a mediadosde los 60: los HH. Vidal González, mi tutor en 3.º y 4.º de Primera Enseñanza aquien siempre guardaré eterno reconocimiento, Francisco Fernández, EufrasioLópez, Juan Larios, Ignacio Martínez, Luis Sainz, Estanislao Sanz, etc. El ra-bat, el sombrero y la esclavina habían pasado al baúl de los recuerdos, pero habíacosas que no variaban, como la sotana, el cordón y el crucifijo metálico; eso en laapariencia, y en la esencia, la austeridad, la sencillez, el orden, la pulcritud y eseacento tan típico de Castilla (la inmensa mayoría de los Maristas que impartierondocencia en “Cervantes” era originaria de lo que entonces se llamaba Castilla laVieja, León, Vascongadas y Navarra).

Obligatorio, para este trabajo, es detenernos algo más en tres Hermanos quese han considerado emblemáticos del Colegio “Cervantes” en su etapa de ubica-ción en la actual Plaza de la Compañía: los HH. Tomás, Ignacio y Esteban.

El H. Tomás Corral Castresana nació en Tiza, un pueblecito burgalés en ellímite con Álava, en 1908; pero eso es casi anecdótico, pues con 15 años ya habíasalido de él para iniciar su andadura como religioso marista. Arceniega (Álava) levio hacer el juniorado y Balaguer (Lérida), el postulantado, noviciado y escolasti-cado; obtuvo el título de maestro en León y las prácticas las realizó en el Colegio“Sagrada Familia” de Cartagena. Su primer destino como Hermano, con el nom-bre de profesión de H. Bernardo José, fue el Colegio de niños gratuitos, hijos demineros, en Barruelo (Palencia). Luego pasó al “Virgen de la Capilla” de Jaén,donde le sorprendió la Guerra Civil, teniendo que padecer dos años de cárcel, ali-viados por las múltiples atenciones de la familia Merelo, uno de cuyos hijos el H.Antonio Merelo, acabaría siendo profesor en el “Cervantes” en los años 60 y 70.Finalizada la contienda, en 1939, con 31 años, llega el H. Tomás al Colegio “Cer-vantes” de Córdoba... ¡Y ya no se movió de ahí! Nada menos que 44 años pasó elH.Tomás en el “Cervantes”, convirtiéndose en historia viva y siendo el único Her-mano que conoció las tres últimas sedes del Colegio: Palacio de Torres Cabrera,Plaza de la Compañía y Avenida de la Fuensanta. De los 44 años, sólo los seis pri-meros los vivió como excelente profesor de Ingreso y preparador de las PrimerasComuniones, pasando desde el curso 1945/46 a ocupar el cargo de Administrador.“Los superiores, en contra de mi voluntad, me cambiaron los libros por las li-bras”218, comentaba el propio Hermano, lo que no le impidió el seguir en estre-cho contacto con los alumnos desde la ventanilla que existía al final de la regia es-calera del caserón de La Compañía, y en continuar prestándose a la docencia, pun-tualmente, cuando las necesidades del Colegio lo requerían. Su trato, entregado yafable, le hizo ser tremendamente querido por los alumnos y antiguos alumnos alos que nunca cesó de dar consejos: “Recomiendo a los antiguos alumnos que si-gan siendo buenos compañeros con los que lo fueron un día en el Colegio, y quesean buenos cristianos y virtuosos ciudadanos; que no olviden las prácticas reli-giosas que aprendieron en el Colegio y, sobre todo, que sean devotos de la Vir-gen”219. Pulcro (al estilo francés de los primeros Hermanos), servicial, ecuánime,

217 FONT DE DIOS,E. o.c., pp. 21-22.218 Entrevista con el H. Tomás, Eco Marista n.º 2, 1981, p. 14.

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dotado de una gran memoria, observante, piadoso... podrían ser adjetivos para elH. Tomás, pero dejemos que sea el H. Francisco Ibáñez quien lo defina: “Santovarón, de una inocencia verdaderamente ingenua, durante muchísimos años ad-ministrador de los menguados recursos del Colegio, se las arreglaba para aten-der a la subsistencia de manera ingeniosa... llegando a poseer casi el doble decartillas de racionamiento de las asignadas legalmente. Su piedad y servicialidadquedarán como signos de “alma cándida” y buena persona. “Su” Córdoba, “su”Colegio, “lo” Marista, Maimón incluido, eran su mundo y lo vivía con ilusión ca-si infantil”220. El H. Tomás colaboró intensamente con todos los estamentos delColegio y en 1973, la Asociación de AA.AA. que ya en 1961 le había rendido unhomenaje, le concedió su máxima distinción, la insignia de oro. En 1981, fue pre-miado por la Federación Provincial de Centros de Enseñanza No Estatal con el tí-tulo de Profesional de la Enseñanza Distinguido. El H. Tomás nos dejó un 19 denoviembre de 1983, a los 75 años de edad; su amor por Córdoba y lo cordobés (nofaltó en 44 años a ni una sola procesión del Corpus), le llevó a que sus restos re-posaran en el Cementerio de Nuestra Señora de la Salud. Impresionante fue el do-lor de toda la familia Marista: Hermanos, profesores, alumnos, antiguos alumnos,amigos... pasaron ante el cadáver, instalado en la sala de profesores del Colegio, yasistieron al funeral, presidido por el padre Jesús Mendoza OP y seis sacerdotesmás, en un salón de actos que agotó su capacidad. La revista anual del “Cervan-tes”, Eco Marista, le dedicó ocho artículos, representativos de los distintos esta-mentos de la familia marista: “Carta abierta al H. Tomás” de Antonio AlarcónParodi, “La última Salve en el cielo” de Vicente Ruiz Granados, “Adios H. To-

219 Entrevista con el H. Tomás, o.c., p. 15.220 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 158.

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El director de Cervantes, Hermano Ananías Llanillo (1963-1969), en la entrega de premios de 1964.

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más, ruega por nosotros” de Mateo Vázquez Berni, “El buen monje” de RafaelCórdoba Cruz o la Evocación que compuso el H. Francisco Ibáñez y que re-producimos al final de este trabajo, son algunos de los títulos. Sería imposible re-producir todo lo que se dijo entonces sobre el H. Tomás, nos quedamos con laspalabras de Fernando Bajo Moreno, presidente de la Asociación de AA.AA. de1958 a 1963: “Algo insustituible se ha ido del Colegio “Cervantes”. Un vínculoquerido, respetado y admirado, nos ha de faltar desde ahora a cuantos, al llegaral Colegio, buscábamos su compañía, amena y afectuosa siempre, para charlarcon él de aquellos tiempos... de los más próximos y de éstos. Pero como tenemosfe –que él mismo nos consolidó en el alma con su ejemplo aún más que con su pa-labra– ahora, cuando sigamos llegando a “Cervantes”, saldremos a uno de suspatios, miraremos al Cielo y él, desde allí, junto a la Madre nos mirará sonrien-do, con su sencillez de santo, con la que él siempre tuvo. Descanse en paz, queri-do Hermano Tomás. Inolvidable amigo y Hermano”221.

El H. Ignacio Martínez Seco (Beni Jesús es su nombre de pila, pero en estecaso el que ha perdurado es el de profesión: H. Ignacio), nacido el 22 de abril de1925 en Quintanar de Valdelucio, muy cerquita de Aguilar de Campoo (Burgos),batió recientemente el récord de continuidad en el “Cervantes” que poseía el H.Tomás: 48 años lleva en el Colegio marista cordobés, desde aquel lejano curso1955/56 en que llegó, procedente del Colegio de Villalba (Madrid), para hacersecargo de los alumnos mayores y de los deportes. Durante más de 15 años prepa-ró a los cursos de 4.º de Bachiller para la Reválida de ese año: “Su persona no só-lo nos producía respeto, también admiración, pues todos sabíamos que si en 4º deBachiller, en el que él daba clase, se aprobaba, la Reválida estaría, como dice hoyla juventud, chupada”222; con la implantación de la Educación General Básica pa-saría a ser profesor y tutor en 8.º EGB, siendo su especialidad las Matemáticas,hasta que un problema en la visión le apartó de la docencia; fue un profesor muyexigente con los alumnos pero también consigo mismo a la hora de preparar laclase, y muy realista en sentido pedagógico: “Las lecciones que estudien los alum-nos en casa han de haber sido explicadas por el profesor en clase... Las tareas es-critas han de ser cortas y fáciles, pero realizadas con esmero y aplicación. El finprimordial de éstas, es educar la responsabilidad del niño”223. Prefecto de disci-plina, Director de la EGB y Superior de la Comunidad Marista, han sido otros desus cargos en el “Cervantes”. En 1977, la Federación Provincial de Centros deEnseñanza No Estatal, le concedió su premio anual de Profesional de la Ense-ñanza Distinguido y es insignia de oro de la Asociación de AA.AA., la cual, en1991, le dedicó un emotivo homenaje, con ocasión de sus 35 años en el “Cer-vantes”, consistente en misa en La Compañía y almuerzo en el Círculo de la Amis-tad, al final del cual se le entregaron distintos regalos y recuerdos. Marista de lavieja escuela, de recio aspecto, el H. Ignacio es una institución viva y llena de hu-manidad del “Cervantes” al que aprecia toda la Familia Marista cordobesa. Cuan-do hoy, sus antiguos alumnos se paran a saludarle y a presentarle sus hijos, en las

221 BAJO MORENO, F., Eco Marista n.º 8, 1984, p. 15.222 MAESTRE, Fernando, Recuerdos imborrables, Eco Marista n.º 7, 1983, p. 25223 Entrevista al H. Ignacio en Eco Marista n.º 2, 1981, pp. 20-21.

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fiestas del Colegio o en sus diarios paseos por el centro de “su” Córdoba, el H.Ignacio se siente más que pagado en sus desvelos y afanes educadores: “Uno demis motivos de mayor alegría es ver cómo los antiguos alumnos aún nos recuer-dan con cariño. Yo los considero casi como hijos míos. La prueba de que existeun afecto mutuo que no se borra con el paso del tiempo es que vienen a traer asus hijos al Colegio en el que ellos estudiaron... Sin embargo, lo que más me due-le es tener que decirles, en muchos casos, que no hay plazas”224.

El H. Esteban Gallo Manzanedo, de nombre de profesión H. Paulino León,también era burgalés. Llegó al Colegio “Cervantes” en 1938, como uno de los es-casos supervivientes de la Comunidad Marista de Málaga, ciudad en la que, esta-llada la Revolución en el verano de 1936, a punto estuvo de ser fusilado. Sobrevi-vió viviendo debajo de un puente, haciendo de buhonero y arreglando cacharrospor las calles más humildes, hasta que encontró cobijo en la Pensión Alarcón, gra-cias a la generosidad de la familia propietaria. El H. Esteban permanecería en Cór-doba 17 años, hasta 1955. Durante ellos, su pequeña y llena de vida figura se ha-ría famosa: “Santo religioso, siempre preocupado por sus antiguos alumnos y suporvenir... Tan bondadoso y popular, que en muchos ambientes sencillos, el Cer-vantes era conocido como ‘el Colegio de don Esteban’”225. Fue profesor de 2.º, 3.ºy 4.º de Segunda Enseñanza, colaboró intensamente en la obra catequética en losOlivos Borrachos del centro de Acción Católica del “Cervantes” y fue el gran pro-motor y alma y corazón inicial de la Asociación de Antiguos Alumnos, creada el 2de enero de 1949. Hasta su partida de Córdoba, colaboró intensísimamente con losAA.AA., que siempre le han profesado verdadero afecto, presidiendo una foto su-ya sus asambleas anuales, privilegio que solo comparte, desde su fallecimiento, elH. Tomás. El H. Esteban falleció en Sevilla en el año 1964, celebrándose una mi-sa por su alma en La Compañía el 4 de enero de 1965. En 1978, la Asociación deAA.AA., le dedicó una clase de COU del nuevo Colegio “Cervantes” en la Fuen-santa, colocando una placa de mármol con su nombre; distinción que, hasta la fe-cha, sólo ostentan otros dos Hermanos, el H. Julio Albéniz, primer Director del“Cervantes” y el H. Victoriano Ruiz, Director de 1957 a 1963.

LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS (1.ª PARTE)

Sin duda alguna, no hay mayor prueba de que una institución educativa, quepersigue algo más que la mera transmisión de conocimientos, ha triunfado, es lacreación de una Asociación de Antiguos Alumnos. Sin duda, en Córdoba, la demás solera y número es la de los AA.AA. Salesianos, creada el 8 de diciembre de1912226, pero no le anda muy a la zaga, en vitalidad y también en número, la del“Cervantes”. Orgullosos pueden estar los educadores maristas por haber logradoimbuir en sus alumnos tal espíritu que, una vez terminados sus estudios colegia-les, pasados los años, vuelven la vista atrás y con simpatía y afecto recuerdan susaños infantiles y adolescentes, los buenos maestros, los esfuerzos de la vida estu-

224 Entrevista al H. Ignacio en el Diario “Córdoba” del 30-I-83, p. 5.225 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., pp. 158-159.226 Víd. DÍAZ COTAN, J., o.c., pp. 68-70.

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diantil, el espacio físico del Colegio, la formación humana e intelectual en él re-cibida, y, como la gratitud es la mejor moneda de las almas nobles, dan su apoyoy aliento a todo lo que el “Cervantes” necesita.

En el curso 1940/41 salía la Primera Promoción del Colegio “Cervantes”.Ella, aglutinada por Dionisio Carabaño, Juan Manuel Anguita, Rafael de laHoz, Carlos López y José Antonio Muñoz, fue la auténtica gestora de la funda-ción de la Asociación de AA.AA., junto con la ayuda inestimable del H. EstebanGallo y la colaboración de los Directores del Colegio que se sucedieron en losaños 40. Desde la finalización de sus estudios en el “Cervantes”, la Primera Pro-moción inició reuniones periódicas que se han mantenido hasta nuestros días. El“Cervantes”, por su parte, en los años 40, organizaba un acto de entrega de di-plomas a los alumnos que terminaban sus estudios, obsequiándoles al final “conuna copa de vino, pastas y cigarros”227, teniendo en mente la fundación de unaAsociación de AA.AA. ya desde diciembre de 1942228. Ilusiones y esfuerzos cul-minaron el 2 de enero de 1949 con la fundación de la Asociación de AA.AA. Ma-ristas del Colegio “Cervantes” de Córdoba, eligiéndose la primera junta directi-va compuesta por las siguientes personas:

Presidente: José Alarcón Parodi

Secretario: José Luis Santisteban Martínez

Tesorero: José Antonio Muñoz García

Vocales: Dionisio Carabaño Guirao, Antonio Moyano Navarro,

José Luis Salcines López, Francisco Martín Salcines,

José Morillas Eslava y José Torres Quintela.

Se fijó una cuota anual de 25 ptas., cobradas en recibos de dos pesetas men-suales, excepto el de diciembre que sería de tres. La Junta acordaba reunirse pe-riódicamente y convocar una Asamblea Anual, generalmente en diciembre, en laque se tomarían acuerdos, se elegiría cada tres años presidente, se informaría delas actividades a los socios, se entregaría la insignia de las tres violetas a los nue-vos miembros de la Asociación y se ofrecería un desayuno a los asistentes. La pri-mera Asamblea Anual tuvo lugar el 22 de enero de 1949, asistiendo 220 socios ysirviéndose un desayuno cuyo coste fue de 5 ptas. el cubierto. Desde la Asambleade 1961, y a propuesta de Antonio Moyano Navarro, el desayuno fue sustituidopor una copa de vino español, a cargo de la Asociación.

Cincuenta y cuatro años tiene ya de vida la Asociación de AA.AA.; una vidacargada de actividades y emociones, que podemos rastrear magníficamente gra-cias al Historial de la Asociación, que pacientemente, Antonio Alarcón Parodi,fue confeccionando a base de las actas de las Asambleas Anuales y de sus recuer-dos particulares. En este primer acercamiento a la Asociación trataremos de resu-mir los aspectos principales del período 1949-1973, dejando la siguiente etapa pa-ra el próximo capítulo.

Cuatro presidentes ha conocido la Asociación desde su fundación, José Alar-cón Parodi (1949-1958), Fernando Bajo Moreno (1959-1963), Antonio Alar-

227 Anales 1940-1946, p. 131.228 Acta del Consejo Local del 13 de diciembre de 1942.

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cón Parodi, de la Segunda Promoción, que se hizo cargo de la presidencia el 30de diciembre de 1963, al dimitir Fernando Bajo por motivos de trabajo, y el ac-tual, José Luis Royo Raya, que asumió la presidencia en 2000. Antonio Alarcónfue reelegido once veces, fundando legalmente la Asociación en 1966 de acuerdoa la normativa del Registro de Asociaciones y siendo el gran artífice de la expan-sión de la Asociación, de su presencia en todas las actividades del “Cervantes” yde su vinculación con la Familia Marista de la provincia Bética y nacional (ADE-MAR) y con la Federación Española de Asociaciones de AA.AA. de la Enseñan-za Católica (FEDAEC). Labor de equipo, como él no se cansaba de repetir, en laque han participado su vicepresidente, secretario y tesorero a lo largo de esos años,Rafael Córdoba Cruz, Guillermo Gisbert León y José M.ª González Ripoll,respectivamente.

El presupuesto de la Asociación siempre fue muy ajustado, dependiendo delas cuotas anuales de sus socios, que fueron de las 25 pesetas iniciales, a las 100pesetas, aprobadas en la Asamblea de 1967. Aún así permitió afrontar las nume-rosas actividades en que se embarcaron y se pudo prestar ayuda a hijos de anti-guos alumnos que estudiaban en el Colegio, siendo sólo los primeros años los úni-cos que arrojaban algún déficit, subsanado por los Hermanos: “En hombres jóve-nes no hay trampa vieja”, dijo el H. Victoriano en la Asamblea de 1962, cuandoofreció 3.000 ptas. para solventar las complicaciones de la Tesorería por la faltade colaboración de los Asociados. Los Maristas les cederían, desde 1965, una sa-la del “Cervantes” para las reuniones de la Junta, amueblándose rápidamente porlos miembros de la Asociación, incluido un barril de vino de cuatro arrobas, ob-sequio del antiguo alumno, Agustín Campos Espinosa, propietario de las presti-giosas Bodegas Campos.

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Los tres primeros presidentes de la Asociación de Antiguos Alumnos, con sus esposas. De izquierda a derecha, Antonio Alarcón (1963-2000), Fernando Bajo (1959-1963) y José Alarcón (1949-1958).

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Las actividades principales de la Asociación en este período de 1949 a 1973,aparte de las reuniones y las Asambleas que mantenían el contacto entre los aso-ciados, fueron: la creación de un Boletín informativo en 1968, que aún perdura,tras intentos fallidos desde 1951 y la institucionalización desde 1970 del día delRosario y la flor, a finales de mayo, que consistía en una ofrenda floral de losAA.AA. y el rezo del santo Rosario a la Virgen en el Santuario de Ntra. Señorade la Fuensanta. Mención aparte merecen los premios que irá creando la Asocia-ción y que serán un reflejo de su vivir y su sentir: En 1965 se creó el Premio Ex-celencia, para premiar al mejor alumno del Colegio, adjudicándose cada año alalumno destacado, no sólo por sus notas, sino también por el voto de sus compa-ñeros y la opinión de los profesores y dirección del “Cervantes”. En ese mismoaño se creó la Insignia de Plata, para ser concedida a los AA.AA. que cumplie-ran los 25 años de la terminación de sus estudios en el Colegio. Finalmente, ya enla Asamblea de 1951 se propuso crear un premio para el exalumno más distin-guido, pero no se concretó en nada y será en la de 1971 cuando se creará la In-signia de Oro, a propuesta de Amador Jover y Antonio Alarcón, para premiar alantiguo alumno o colaborador de la Asociación que lo merezca y a propuesta dela Asamblea Anual; el Director del “Cervantes”, H. Emilio, sería el primer dis-tinguido con ese honor, correspondiendo el año siguiente a los antiguos alumnos,Rafael de la Hoz Arderius, Director General de Arquitectura, Amador JoverMoyano, Vicedecano de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, Diego Mir Jor-dano, Catedrático de Medicina en Sevilla, Carlos Vicente Córdoba, Catedráticode Biología en Salamanca y, a propuesta de Fernando Bajo, a la Junta Directivade la Asociación de AA.AA.

Difícil es señalar cuáles son los antiguos alumnos más destacados de este pe-ríodo e imposible recogerlos a todos aquí. Sin duda, cualquier antiguo alumno quehaya sabido aprovechar en su vida los cimientos educativos y formativos que re-cibió en el “Cervantes” y desde el puesto que le diera la sociedad haya sido “buencristiano y virtuoso ciudadano” ya es destacable, pero aunque sea por recoger losque triunfaron en sus respectivas carreras y gozaron de renombre en Córdoba yfuera de ella, vamos a citar unos cuantos nombres propios que, además, han se-guido muy vinculados con la Asociación, ocupando en ocasiones cargos de voca-les en la Junta. Rafael de la Hoz Arderius, sucesivamente Director General deArquitectura, Presidente Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos, vin-culada a la UNESCO y que agrupa a más de 600.000 arquitectos de cerca de 100países, Premio CEOE por la construcción del Edificio Castelar en Madrid, Aca-démico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Presidente del Con-sejo de Arquitectos de Europa y Medalla de Honor de la Ciudad de Córdoba; en-tre las obras de él y su equipo en Córdoba destacan: el Parque Figueroa, el Go-bierno Civil, el Hospital Provincial, la oficina principal de la antigua Caja Pro-vincial de Ahorros y la remodelación del Convento de las Dominicas del CorpusChristi, para acoger la Fundación Antonio Gala. Amador Jover Moyano, Vice-decano y Decano de la Facultad de Veterinaria, de la que es Catedrático, Acadé-mico de la Real Academia de Medicina de Sevilla, Presidente de la Sociedad Eu-ropea de Patólogos Veterinarios, Cordobés del Año en 1992, Medalla de Oro delColegio de Veterinarios de Córdoba y, desde 1990, Rector de la Universidad de

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Córdoba. Fernando Bajo Moreno, Director de la emisora cordobesa de radio LaVoz de Andalucía y presidente de la Asociación de AA.AA. Rafael López Can-sinos, locutor de Radio Córdoba, columnista en la prensa local y presentador enmuchas ocasiones de los Premios del Colegio “Cervantes”, de quien Rafael Cre-mades, periodista de Canal Sur, dijo al entregarle el 27 de junio de 1997 el XIIPremio Periodístico Ciudad de Córdoba: “Es un hombre de bien, amigo de susamigos, irónico zorro del periodismo, entregado a la causa de Córdoba, que nun-ca abandonó... Voz de giros artísticos, de galán de radio, pintada en el aire de laonda media, grave y completa, llenando las casas de esta bendita ciudad día adía”229. Diego Mir Jordano, Catedrático de Medicina. Carlos Vicente Córdoba,Catedrático de Biología. Mariano Aguilar Candela, eminente cirujano digestivo.Juan Manuel Peinado Requena y Juan Manuel Anguita Blanco, médicos, elprimero profesor y luego Decano de la Facultad de Córdoba. Angel Burón Ro-mero, profesor de la Facultad de Ciencias en Santander. Francisco Alférez Del-gado, titular de Paleontología de Vertebrados en la Complutense. Diego MorenoGarcía, Catedrático de Dibujo en la Escuela de Ingenieros Agrónomos cordobe-sa. Eloy Almoguera Martínez, Director de la Caja Rural en Córdoba. ManuelSalcínes López, historiador, conferenciante, Académico de la Real Academia deCórdoba y Cronista Oficial de la ciudad. Eduardo Salcínez Muñoz, catedráticoen el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Antonio Galán Ortiz, pe-riodista y subdirector del diario Córdoba. Julio Sánchez Luque, periodista y Aca-démico de la Real Academia de Córdoba. José Antonio Muñoz García, abogadoy Cruz de San Raimundo de Peñafort por la Escuela de Práctica Jurídica. RafaelGonzález Zubieta, conocido como El Zubi, antiguo alumno de Lucena, periodis-ta de la prensa local y jefe de informativos de Canal Sur TV. El reverendo Fran-cisco Gutiérrez de Ravé, coadjutor de la Parroquia cordobesa de San Nicolás dela Villa. Finalmente, dos presidentes del Córdoba CF en los años 70 y 80, son an-tiguos alumnos del “Cervantes”: Ricardo Mifsut Vizcaíno, empresario y JoséM.ª Romeo Moya, prestigioso odontólogo cordobés.

UN ESCUDO Y UN HIMNO PARA EL COLEGIO “CERVANTES”

Aunque la insignia universal de lo marista (educadores, alumnos, antiguosalumnos, padres, etc.) son las tres violetas, desde 1949 el Colegio de Córdoba vaa contar con dos símbolos propios: un escudo y un himno. El escudo es obra deRafael de la Hoz, antiguo alumno de la Primera Promoción, al que se le encargóen la Asamblea Inaugural de la Asociación de AA.AA., el 22 de enero de 1949,aprovechando que hacía unos cursos de heráldica en Inglaterra. Para describir elescudo transcribo lo que por el mismo de la Hoz fue expresado: “De acuerdo conel sentido moderno, estudiadas las formas tanto europeas como americanas, seagrupan y enmarcan los motivos que pueden representar a un colectivo. De estaforma propongo un emblema que reúna las siguientes cualidades: Colegio, Ciu-dad y Orden Marista. Es por ello que en la insignia, representando al Colegio

229 Diario CÓRDOBA del 28 de junio de 1997, p. 71.

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Cervantes se incluya el guantelete en negro sobre fondo oro del ‘Manco de Le-panto’; a Córdoba un pez de oro sobre fondo rojo que representa a San Rafael,que en sus imágenes lleva el pez de la curación de su milagro; y para la OrdenMarista pongo, sobre los símbolos antes descritos, tres violetas blancas que re-presentan las tres virtudes de nuestra Virgen María, destacando sobre el fondo ne-gro que representa el pecado”230. El escudo del “Cervantes” lucirá siempre encualquier documento del Colegio, en sus prendas deportivas, en los Boletines deNotas, etc.

Respecto al himno del Colegio, el autor de la letra fue el H. Matías Botet yde la música el padre Domingo Lázaro, profesor del Conservatorio cordobés. Suestreno oficial tuvo lugar en la festividad del, todavía, Venerable MarcelinoChampagnat, el 6 de junio de 1949231.

EL CASTILLO DE MAIMÓN

En los primeros meses de 1946, al mismo tiempo que se solucionó con el Pa-tronato “Deán Francisco Javier Fernández de Córdoba” el uso del colegio de LaCompañía a cambio de hacerse cargo de las Escuelas Pías, la Comunidad Maris-ta cordobesa logró hacerse con una magnífica finca para instalar un noviciado einternado: “Tanto la adquisición de la finca ‘Castillo de Maimón’, como, segúnparece, el inminente arreglo de la cuestión Colegio, han de considerarse como unverdadero regalo de la Providencia, ya que las circunstancias que lo determina-ron no pudieron ser ni más inesperadas ni más favorables”232.

La génesis de la adquisición del Castillo de Maimón, comienza el 5 de enerode 1946, cuando el corredor de fincas, Antonio González, se presentó en el “Cer-vantes”, ofertando la finca Villa Paquita, en la carretera del Brillante a 2 kilóme-tros de Córdoba, para internado. El día 10, la finca era visitada por el HermanoProvincial, el Asistente General y el H. Epifanio del Val, Director del “Cervan-tes”, desestimándose por el exceso de bullicio de su emplazamiento, pues los Ma-ristas, más que un internado, lo que deseaban poner era un noviciado. Cuatro días después, Antonio González, llevaba al H. Epifanio y al H. Matías a ver lafinca conocida como Castillo de Maimón, en referencia a haber sido posible resi-dencia de filósofo cordobés del siglo XII, Maimónides, propiedad de Juan Ló-pez Baena, situada en las afueras del Barrio del Naranjo, al norte de la ciudad, enuna situación privilegiada por su tranquilidad y buen clima, al estar en las faldasde la Sierra y apartada de caminos: “En el corazón de la riente Andalucía, sobrelos flancos de la Sierra, que montan centinela sobre la antigua capital de los sul-tanes, la histórica y bella Córdoba”, tal como anunciaría Stella Maris de sep-tiembre de 1949. Las condiciones de venta no parecieron abusivas, siendo la fin-ca del agrado del Hermano Provincial en su visita del 28 de enero, recibiéndoseautorización para su compra al mes siguiente.

230 Historial de la Asociación AA.AA. Maristas Colegio Cervantes, Córdoba 1949-1994, pp. 3-4.231 Acta del Consejo Local del 29 de mayo de 1949.232 Anales 1940-1946, p. 132.

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Eterno agradecimiento mos-trarán siempre los Maristas aRafael Peralta, amigo sevilla-no, que requerido por ellos setrasladó a Córdoba para aseso-rarles en todo el proceso decompra del Castillo de Mai-món: “Aparte del importantebeneficio material que supuso,sin duda, ahorrarnos varios mi-les de pesetas, por la gestión dedon Rafael Peralta, le hemos deagradecer particularmente elinterés que en ello puso, consi-derándole como a uno de nues-tros sinceros y mejores amigos,al que debemos gratitud no só-lo por esta ocasión, sino porotras muchas, ya que siempreha estado dispuesto a ayudar-nos con absoluto desinteréspersonal y con el mayor afec-to”233. Ya en 1939, Rafael Pe-ralta había ayudado a los Her-manos a adquirir la finca sevi-llana de Castilleja de la Cuesta,donde unos años después se al-zaría el Escolasticado. El 28 defebrero de 1946 quedó efectua-da la compra del Castillo de Maimón, en presencia del notario Luis Boza Mon-toto. La alegría que destilan los Anales es comprensible, pues la finca era real-mente envidiable: 165.000 metros cuadrados rodeados de tapia, de ellos 30.000 dehuerta, 1.500 olivos, 600 naranjos y otros árboles frutales. Desde la Primavera deese año, Maimón sería objeto de las visitas de los Hermanos en los jueves por latarde y los domingos el día entero, residiendo incluso en vacaciones: “Resulta,por lo tanto, la finca un gran alivio para los Hermanos, ya que es un magníficocomplemento del Colegio, que no cuenta con jardín, ni patios espaciosos, y lo quees peor, ni siquiera con la debida independencia de nuestros vecinos. En cambio,en la finca hay independencia del bullicio urbano, aire sano y mucho sol, juntocon la variedad y hermosura del campo, tan a propósito para levantar el pensa-miento y un himno de gracias al Creador”234.

En 1948, la empresa constructora de Benito Fábrega, respetando la huerta,inició la construcción de un noviciado en el Castillo de Maimón, descrito así por

233 Anales 1940-1946, p. 136.234 Anales 1940-1946, p. 142.

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Inauguración del monumento a la Inmaculada Concepción en el Castillo de Maimón, obra de Amadeo Ruiz Olmos, el 8 deseptiembre de 1955, con motivo del Año Santo Mariano.

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el H. Francisco Ibáñez: “De forma rectangular, con un amplio patio en su inte-rior, de dos pisos, con elegantes arcos y columnas de estilo andaluz. Los zócaloscubiertos de cerámica sevillana, le dan luminosidad y alegría, para paliar en loposible las elevadas temperaturas estivales... En la planta baja se encuentra la ca-pilla, capaz para unas cien personas. El retablo central es de madera, elegante-mente esculpido por nuestro H. Honorio Molinuevo, que ofrece un trono real a laVirgen Inmaculada, patrona de la casa. Las vidrieras presentan artísticos moti-vos de la vida de Marcelino Champagnat. En el mismo piso se encuentran la sa-la de ejercicios, tres clases, la sala de profesores, el refectorio, la cocina y otrosservicios. El segundo piso está totalmente destinado a dormitorios y enfermería,con los consiguientes servicios higiénicos. Puede alojar cómodamente unos 80formandos y el personal directivo correspondiente”235. El noviciado se inaugurósolemnemente el 8 de septiembre de 1949, bendecido por el canónigo José TorresMolina, asistiendo el Provincial H. Secundino, miembros del Consejo, delegadosde toda España, los directores de los colegios de la Provincia y las autoridades ci-viles cordobesas. Un día después, se producía la primera toma de hábito de los 47estudiantes que inauguraron Maimón (20 novicios y 27 postulantes). La futura Pro-vincia Bética, completaba así su infraestructura para sus formandos, con el vete-rano escolasticado de Castilleja de la Cuesta (Sevilla), inaugurado en 1943, y elflamante noviciado de Córdoba. El 8 de septiembre de 1955, con motivo del AñoSanto Mariano, se inauguraría con gran fiesta (fuegos artificiales incluidos) unhermoso monumento a la Inmaculada Concepción, proyecto del arquitecto cor-dobés Carlos Sáenz de Santamaría y obra del escultor Amadeo Ruiz Olmos;visible desde el camino que lleva a la finca, se basa sobre una roca y se alza so-bre un pedestal de granito gris donde luce un busto de Marcelino Champagnat,siendo la escultura de la Virgen de dos metros de mármol blanco de Macael conun peso de 2.300 kilos; la altura total es de 10 metros y el costo, de 135.000 pe-setas, fue aportado por los Colegios de la Provincia y las familias de los estu-diantes, cuyos nombres se guardan en una caja de estaño a los pies de la Virgen.En 1956 se construyeron un campo de fútbol y tres frontones. En 1960 se reali-zaron mejoras en la casa, creando despachos para los superiores provinciales, y seterminó una sencilla piscina, alivio de canículas estivales. Los maestros de novi-cios que han ocupado el cargo a lo largo de todos estos años son:

H. Rufo Sos Arlegui

H. Agustín Llanillo García

H. Nicolás Ramírez de Alda

H. José Antonio Vera López

H. Raúl Martínez Linares

H. Rafael Arteaga Oña

H. Ignacio Pérez

H. Javier García Terradillos

H. José Luis Elías Becerra

235 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 232.

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Como en todas las órdenes religiosas, el noviciado atravesó mejores y peoresmomentos, siendo testigo de vocaciones abundantes y de soledades preocupantes.Pero el Castillo Maimón sigue ahí, testigo mudo y fiel de la historia marista cor-dobesa. Por él pasamos muchos alumnos del “Cervantes” en nuestras excursio-nes del sábado, con la ilusión de la caminata hasta llegar a él, el día de campo enLa Palomera, bajo el puente de hierro de la línea Córdoba-Almorchón, la proxi-midad de Santo Domingo o el Santuario de Nuestra Señora de Linares, el partidode fútbol correspondiente en el campo de Maimón y el rato de charla y juego enlos bancos y mesas que existen en torno a una sencilla gruta que alberga una Vir-gen, enmarcada entre plantas y hiedras. Supongo que los Hermanos soñarían y re-zarían con que en alguno de nosotros brotase la vocación, pero también estoy se-guro de que su deseo, en cualquier caso, era que disfrutáramos con ilusión infan-til de esos días, y tened por cierto, y cualquier antiguo alumno lo podrá confir-mar, que así lo cumplíamos.

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5. EL “CERVANTES” DE LA AVENIDA DE LA FUENSANTA (1973-1999)

LA ENSEÑANZA NO UNIVERSITARIA EN ESPAÑA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

El desarrollo de la Ley General de la Educación de 1970 permitió la total es-colarización de los niños españoles entre 6 y 14 años y la erradicación del anal-fabetismo (6’3% en 1981 y prácticamente inexistente en la actualidad). Sin em-bargo, esta extensión generalizada de la enseñanza obligatoria no trajo como con-secuencia un mejor nivel de estudios en el BUP y, ni mucho menos, en la Uni-versidad. Hoy es constatable en España que, a pesar de la inmensidad de títulosde Graduado Escolar o Secundaria obtenidos, la cultura general de la juventud habajado, los valores de esfuerzo, trabajo y responsabilidad se han perdido y el fra-caso escolar es un hecho doloroso e innegable. La razón de todo esto no hay quebuscarla en la LGE, sino en modificaciones que se le hicieron posteriormente.

Cualquier profesional de la enseñanza puede decirnos que a segunda etapa deEGB llegaban muchos alumnos sin saber leer bien, sin tener lectura comprensiva,sin saber redactar, sin dominar el cálculo y, lo que es peor, sin ánimo para estu-diar. Nada se puede hacer ya, entonces, con esos alumnos que se encaminan ha-cia el Certificado de Escolaridad, para ingresar en la Formación Profesional (que,sociológicamente, terminó convirtiéndose en el destino de los que no sirven paraestudiar) o a obtener, misericordiosamente y con cierta presión de la Administra-ción, el Graduado Escolar, que les abriría las puertas del BUP, simplemente paraestrellarse en él. La prohibición de repetir más de un año en el primer ciclo deEGB (6-7 años) y sólo otro más en el ciclo medio (8-10 años), resultó nefasto eimpidió a los alumnos adquirir destrezas básicas para el aprendizaje. A todo ellose unió un indudable desánimo que cundió por todo el cuerpo de Profesores deEGB, sobre todo de los colegios públicos, que si bien habían visto mejorar sus sa-larios en los últimos años, sufrieron como ningún otro cuerpo profesional el cam-bio de los tiempos: de repente se sintieron solos frente a la Administración, fren-te a una sociedad que, en general, los menospreciaba y frente a unos alumnos que,en uno de esos movimientos pendulares de la historia, cometían actos de indisci-plina impensables 15 años antes.

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Vivimos, además, un profundo cambio en la estructura de los centros educa-tivos. Si en la época franquista el Director, cuerpo al que se accedía por oposición,y el claustro de profesores eran soberanos en el colegio, la Ley Orgánica del De-recho a la Educación (LODE), aprobada el 3 de julio de 1985, siendo Ministro deEducación José M.ª Maravall, establecía que el órgano soberano sería un Conse-jo Escolar integrado por profesores, padres, alumnos y personal no docente, ele-gidos democráticamente cada cuatro años. Este Consejo Escolar elegía al que se-ría Director, primero por un período de tres años y, actualmente, de cuatro. Con eldesarrollo del Estado de las Autonomías, contemplado en la Constitución de 1978,el Ministro de Educación fue traspasando las competencias en Educación a lasConsejerías de Educación de los Gobiernos autonómicos con desarrollo pleno delEstatuto en este campo (Andalucía, Cataluña, Galicia, Islas Canarias, Navarra, País Vasco y Valencia). Para 1998 estaba previsto que el resto de las comunidadesautónomas asumieran plenas competencias en materia educativa, pero aún quedanalgunas en las que tiene competencia el Ministerio.

El 3 de octubre de 1990 vio la luz un nuevo plan para la enseñanza no uni-versitaria. Hablamos de la Ley sobre la Organización General del Sistema Edu-cativo (LOGSE), aprobada siendo Ministro Javier Solana Madariaga. Esta leyestablece cuatro etapas en la educación del alumno: tres cursos de Educación In-fantil (3 a 5 años), seis de Enseñanza Primaria (6 a 12 años), cuatro de Enseñan-za Secundaria Obligatoria (13 a 16 años) y dos de Bachiller (Sociales, Tecnológi-co, Científico y Artístico), para acceder a la Universidad, tras una prueba de Se-lectividad u otros dos años de Ciclos Formativos, para obtener una titulación pro-fesional. La gran novedad es que la escolarización obligatoria se amplia dos años,pasando de los 6 a los 16. Se establecen, igualmente, garantías para ayuda de ni-ños con problemas educativos (Adaptaciones Curriculares, Programas de Garan-tía Social, etc.) y la existencia de un orientador pedagógico en el centro. Junto aaspectos positivos como es esa atención a la diversidad, fomentar la Educación enValores, el trabajo en grupo, la metodología participativa, el impulso a las activi-dades en clase, etc., la LOGSE no deja de tener puntos oscuros, aparte de la en-démica carencia de presupuestos para plasmar en realidad la ley, que han aflora-do ya a medida que se ha ido implantando y que se comentan entre el profesora-do que la imparte: el descontento de éste por no haber sido mínimamente consul-tado para la elaboración del plan; el destierro de los conocimientos básicos de laGeografía española y de Ciencias en la ESO; la prolongación de la enseñanza obli-gatoria, provoca que lleguen alumnos a 4.º ESO, con 18 años, completamente des-motivados para el estudio y habiendo perdido un tiempo precioso de sus vidas pa-ra aprender una profesión; el bajo nivel de contenidos generales de la ESO, arras-trando los mismos males del plan anterior, que convierten el título de Secundariaen una mera certificación académica; la escasa importancia que se le concede alas Humanidades, con un localismo, además, exacerbante; la brevedad del Bachi-llerato, que en dos años de denso temario, no puede deshacer los entuertos ante-riores; y la consiguiente llegada a la Universidad con un flojísimo bagaje intelec-tual, lo que provocará una bajada del nivel académico de ésta. Como dice la pres-tigiosa periodista Carmen Rigalt, “La LOGSE se concibió como un híbrido en-

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tre el modelo comprensivo americano y el modelo europeo –más cuajado de co-nocimientos–, si bien finalmente mimetizó más ideas del modelo americano, encuyas enseñanzas han naufragado tantos estudiantes españoles de los últimosaños. Hoy, bastantes padres ya saben que mandar a un hijo a Estados Unidos eshacer méritos para encarrilarle hacia el fracaso escolar. Cuando todos los demásquieran caer del guindo, América ya estará en nuestras propias aulas”236.

Mi diagnóstico sobre la aplicación de la LOGSE no deja de ser negativo. Fren-te a la realidad innegable de la escolarización total y la erradicación del analfabe-tismo, se alza la ficción de los innumerables títulos de Graduado Escolar o de Se-cundaria que no reflejan una mejora del nivel cultural de la población española,sino un simple dato estadístico. Marchamos, aunque parezca mentira, hacia la edu-cación de élites intelectuales, con Colegios, Institutos y centros privados, dondese ponga de acuerdo el claustro de profesores para exigir un nivel alto, y con alum-nos responsables que sepan labrarse un futuro para ellos y para la sociedad. Lavictoria del Partido Popular en las elecciones generales de 1996 y 2000, con unprograma que incluía una reforma de la LOGSE, ha traído consigo la aprobaciónde la Ley de Calidad de la Enseñanza en el 2002, cuyo contenido y repercusiónno es este el marco idóneo para reflejar, pero que, sin duda, parece viene a ponercriterio y sensatez con los que frenar el desastre educativo al que estaba abocadonuestro país.

La Enseñanza católica perdió, lógicamente, con la llegada de la democracia,la situación de privilegio que mantenía con el régimen anterior. Sin embargo, y apesar de los temores de algunos, su existencia ha sido respetada y garantizada porlas leyes que testimonian que en España hay libertad de enseñanza. La Constitu-ción de 1978, que convertía a España en un país no confesional, reconocía en suartículo 27 el derecho de personas físicas y jurídicas a crear establecimientos deenseñanza de acuerdo con los principios constitucionales. Así mismo, preveía quelos poderes públicos ayudarían a los establecimientos escolares que cumpliesenlas condiciones previstas por la ley. Perdida la obligatoriedad de la enseñanza dela Religión, pero garantizada la Enseñanza Privada católica, el desarrollo del pun-to de las subvenciones estatales resultaba fundamental. Sin estas subvenciones,muchos centros católicos tendrían que cerrar sus puertas, al no poder costear losgastos de mantenimiento, sueldos de profesores, material, etc.; sólo pervivirían losColegios de élite donde las clases pudientes sí afrontasen los gastos de educaciónde sus hijos. La cohesión de las Ordenes religiosas unidas en la FERE y en el Con-sejo General de la Educación Católica, sumada a la concienciación de los padres,que querían escoger libremente la enseñanza para sus hijos y exigían una contra-prestación del Estado a cambio de los impuestos que pagaban para sostenerlo, diosus frutos. Tras un primer intento de legislación de la UCD con la Ley Orgánicasobre Estatutos de Centros (LOECE), la LODE contemplaría la figura del centroconcertado (desarrollado en el RD de 18 de diciembre de 1985), que conllevabauna subvención económica que hacía gratuita la enseñanza obligatoria, a cambiode crear consejos escolares (con representación de la entidad titular del centro),

236 RIGALT, Carmen, Educación bajo mínimos, La Revista de El Mundo, 22 de octubre de 1995, p. 9.

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adecuarse a la ley en materia educativa y de adecuación del edificio y aceptar lavisita de inspectores.

Actualmente, la enseñanza privada católica, aunque superada lógicamente porla pública, representa un alto porcentaje de la vida escolar de España, como ve-mos a continuación:

ALUMNOS MATRICULADOS EN ESPAÑA. 1995/96

Educación Total Pública Privada

Primaria y EGB 3.870.277 2.567.845 (66’35%) 364.247 (33’01%)

Media y Secundaria 2.679.076 1.983.235 (74’03%) 695.841 (25’97%)

Universitaria 1.529.769 1.476.518 (96’52%) 53.251 (3’48%)

Total 8.079.122 6.027.598 (78’96%) 2.051.524 (20’82%)

NÚMERO DE CENTROS ESCOLARES EN ESPAÑA. 1995/96

Centros Públicos Privados Total

Infantil, Preescolar, Primaria y EGB 12.582 5.240237 17.822

Secundaria y Media 2.969 2.393 5.362

Universitaria 44 10 54

Total 15.595 7.643 23.238

Siempre respetando la autonomía de cada Instituto, los objetivos de la FERE,recogidos en su Guía de centros educativos, son los siguientes:

a) Fomentar la vocación del religioso educador y favorecer el estudio en co-mún de los problemas pastorales en el campo de la educación.

b) Proporcionar a sus miembros los medios necesarios para su perfecciona-miento técnico y pedagógico.

c) Promover y defender los derechos que tiene la persona, la familia y la Igle-sia en el campo educativo.

d) Promover la concepción cristiana de la educación y el concepto de la Es-cuela Católica.

e) Representar y defender los intereses de los centros de enseñanza organiza-dos por los Institutos miembros.

f) Amparar las libertades civiles, religiosas y pedagógicas de los centros deenseñanza de forma que se garantice su carácter específico.

g) Potenciar la calidad de la enseñanza en los centros docentes y la participa-ción de la comunidad educativa.

h) Impulsar la transformación de la escuela de religiosos en comunidad edu-cativa y la de ésta, en comunidad cristiana.

i) Remover los obstáculos que dificulten la apertura de los centros a todos loque deseen elegirlos.

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237 Hay que señalar que en esta cifra se incluyen un buen número de centros de Infantil que, siendo priva-dos, no son necesariamente confesionales.

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j) Desarrollar entre los centros de enseñanzas organizadas por los Institutosmiembros una fecunda coordinación, a fin de lograr una mejor inserción delas obras, a nivel nacional, regional y local, en la acción pastoral y evange-lizadora de la Iglesia.

k) Cooperar y colaborar en comunión con la Jerarquía en los planes de acciónpastoral que tengan como objetivo primario la enseñanza y la educación.

LA CÓRDOBA ÚLTIMA

En los últimos 20 años Córdoba no ha dejado de crecer, ni demográfica ni ur-banísticamente. En 1981 contaba con 279.386 habitantes, en 1991 alcanzaba los302.157 y en 1996 había llegado a los 315.948. Barrios que se iniciaron en la úl-tima etapa del franquismo han continuado su crecimiento, como Levante, Fátima,Parque Cruz Conde, Vista Alegre y Fuensanta-Santuario, a los que hay que añadirotros nuevos: por el norte, el barrio de El Camping, iniciado a mediados de losaños 70. Por el sur, el extensísimo Polígono del Guadalquivir, empezado a cons-truir a finales de la década de los 70 y aún en fase de ampliación y dotación. Porel este, los finales de los 70 vieron, como prolongación de Cañero, el barrio deParque Fidiana. Por el oeste, en fin, es donde se está produciendo la ampliaciónde la ciudad con más calidad de pisos, residenciales y equipamientos, con los ba-rrios de Miralbaida, Parque Azahara y, sobre todo, la ampliación de Poniente, aespaldas de la Plaza de Toros. Cinco grandes superficies comerciales, funcionan-do a pleno rendimiento, son testimonio de la vitalidad de la ciudad. Los asuntospendientes de la época anterior han quedado saldados: en 1994 quedó inaugura-da, con el diseño de tres arquitectos antiguos alumnos del “Cervantes”, la nuevaestación de RENFE-AVE (aunque desde 1992 el tren de alta velocidad ya pasabapor nuestra ciudad) y, a finales de los 70 y principios de los 80, las casitas portá-tiles de Las Palmeras y Las Moreras fueron sustituidas por grandes bloques de pi-sos con amplio patio central. La construcción de la Ronda de Circunvalación deCórdoba, completada con el acceso a la carretera hacia Badajoz en junio de 1997,es el último gran hito de la urbanización de nuestra ciudad, aligerando el tráficourbano y el exterior. Como retos para el futuro se adivinan la adecuación del ríoy su entorno (muy descuidado en los últimos treinta años), la construcción de nue-vos puentes que salven el Guadalquivir y la solución al enorme déficit de aparca-mientos.

La sociedad cordobesa ha seguido anclada en su tranquilidad tradicional, a mi-tad de camino entre la abulia y el senequismo, apenas rota en los años de la tran-sición por manifestaciones y huelgas, en ocasiones violentas, en demanda de me-joras económicas y reivindicaciones políticas. Por lo demás, el cordobés ha se-guido fiel a sus costumbres lúdicas, afrontando un edificante ejercicio de humil-dad ante la floja marcha del Córdoba CF (del que han sido presidentes dos anti-guos alumnos del “Cervantes”, Mifsut Vizcaíno y Romeo Moya y cuyo estadiodel Nuevo Arcángel se inauguró en 1993) y la escasez de buenos espectáculos tau-rinos, otrora los dos acontecimientos lúdicos que más público atraían. A cambio,ahí siguen las fiestas navideñas, un carnaval que no acaba de cuajar, la SemanaSanta, las Romerías, las Cruces, los Patios, la Cata del Vino de Montilla-Moriles

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(iniciada en 1984), la Feria de Nuestra Señora de la Salud (trasladada en 1994 alrecinto del Arenal) y la Velá de la Fuensanta. El Gran Teatro, tras una primorosaremodelación, y el Góngora, siguen ofreciendo espectáculos teatrales, mientrasque el cine, superada la crisis provocada por la aparición de los vídeos y las tele-visiones privadas, ha encontrado una acertada fórmula de supervivencia en las sa-las multicines. Peroles, tabernas, buenos restaurantes y la parcelita del fin de se-mana siguen animando a los cordobeses en general. La juventud, ciertamente, esotro cantar: superado un cierto espíritu contestatario y rebelde de finales de lossesenta y, sobre todo, los setenta, ha devenido, satisfecha y colmada de todo, enun atroz consumismo y pasotismo. Sus formas de diversión se han basado en loslitros de alcohol que sean capaces de digerir sus estómagos y en los decibelios quepuedan soportar sus oídos. La calle Osario, plaza de San Hipólito, plaza San Mi-guel, zona de Reyes Católicos, zona de Ronda de los Tejares, plaza de La Com-pañía, Ciudad Jardín, el Brillante o el Arenal, han sido zonas de Córdoba testigosde la movida juvenil que, últimamente, se ha dado al fenómeno de la litrona y elcubalitro, tomados en la calle, como medio de ahorrarse unos euros, pero tambiéncomo demostración de su falta de civismo por las molestias de ruido y suciedadque originan. Una buena parte, no obstante, apuesta por una educación en valoresque el Estado dejó hace años de transmitir (ahora la LOGSE anda en busca deltiempo perdido), por una responsabilidad y por un prepararse para un futuro pro-fesional que, sin duda, será sólo de aquellos que realmente lo hayan buscado.

Y lo más curioso del caso, al mencionar la inmadurez y hedonismo que inva-den a gran parte de la juventud cordobesa, es que se producen en un período en quela oferta educativa abarca toda la ciudad. Podría decirse que la juventud se mos-traba más responsable antes, cuando sabían de los esfuerzos económicos que afron-taban sus padres para costearles la enseñanza. Hoy, no ha quedado ningún niño sinescolarizar en la enseñanza obligatoria, con un total de 67 Colegios Públicos dis-tribuidos por todos los barrios, y la construcción de una docena de nuevos Institu-tos de BUP y FP (en la actualidad tendiendo a uniformarse con la denominaciónde Institutos de Enseñanza Secundaria, IES), que hacen un total actual de 16, ga-rantizó la segunda enseñanza para todo aquel que quisiera. A ellos hay que unir los23 centros de enseñanza católica privada-concertada y dos no concertados. La fie-bre por estudiar saturó la Universidad cordobesa, que en los años 80 recibió su granimpulso, llegando a tener en la actualidad 15 centros en los que estudian algo másde 18.000 alumnos. El futuro de la Universidad de Córdoba, cuyo rector durantevarios años fue un antiguo alumno del “Cervantes”, Amador Jover, es halagüe-ño, con tres áreas bien definidas: el Campus de Ciencias de la Salud, en el ParqueCruz Conde, Campus de Humanidades, en el casco urbano de la ciudad, y CampusCientífico y Agroalimentario en Rabanales (antigua Universidad Laboral).

Pocas novedades hay que añadir a los medios de comunicación ya descritosen el período anterior. El diario “Córdoba”, subastado y privatizado en 1984, si-guió su andadura en solitario, acompañado, de 1981 a 1984, por “La Voz de Cór-doba” y, durante unos años, del semanario Tendillas 7. En los inicios del sigloXXI surgió la edición cordobesa de “ABC” y “El Día de Córdoba”. Se mantu-vieron las mismas emisoras de radio, con el añadido de Canal Sur Radio en 1989,el pase de La Voz de Andalucía a Radio Nacional y la efímera aparición de RadioMezquita y Antena 3. En televisión, si la segunda mitad de los 70 vio la generali-

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zación del color, la segunda mitad de los 80 contempló la recepción en los apara-tos cordobeses de la cadena autonómica Canal Sur y las privadas nacionales. Enlos últimos años han proliferado también emisoras locales de TV.

La segunda aparición de la democracia en Córdoba, contempló una sociedadmás justa y pacífica que la de los años 30. El civismo ha presidido todas las con-sultas electorales que han tenido lugar en la ciudad. Desde aquél 15 de diciembrede 1976, cuando con una participación del 83% del censo, 123.667 cordobeses di-jeron sí a la Ley para la Reforma Política auspiciada por Adolfo Suárez y 3.185votaron no, hasta las últimas elecciones generales del 2000, que dieron la victoriaen la ciudad y en el país a la opción de centro derecha del Partido Popular. Entremedias, nada menos que siete elecciones generales, seis autonómicas, seis muni-cipales, tres europeas y dos referéndums. La opción política de los cordobeses enla generales ha sido favorable, desde el principio al PSOE (salvo 1979, que porescaso margen ganó la UCD) hasta la derrota de 1996, ya anunciada en las Euro-peas y Autonómicas de 1994 y las municipales de 1995. Joaquín Martínez Bjork-man, ha sido el político socialista de más importancia en esta época, mientras quepor los populares citaremos a Diego Jordano Salinas (antiguo alumno del “Cer-vantes”) y por la extinta Unión de Centro Democrático a Cecilio Valverde Ma-zuelas, que llegó al cargo de Presidente del Senado. Cosa aparte fueron las mu-nicipales. Las primeras, 3 de abril de 1979, arrojaron el balance de 8 concejalesdel Partido Comunista, 7 del PSOE, 7 de UCD y 5 del Partido Socialista de An-dalucía; consecuencia del pacto nacional de apoyo PSOE-PCE, fue que Córdobase convirtiese en la única capital española con alcalde comunista, el carismáticoJulio Anguita. Siete años estaría en el cargo antes de partir hacia cumbres políti-cas de mayor responsabilidad. Su sucesor y compañero de partido (ya IzquierdaUnida), Herminio Trigo, ocuparía el sillón de la alcaldía nueve años hasta su di-misión el 26 de enero de 1995, al haber sido declarado culpable de prevaricación.Un breve mandato de Manuel Pérez (de profesión docente como sus dos antece-sores), dio paso en las elecciones municipales de mayo de 1995 a la sorprenden-te victoria por mayoría simple, pero suficiente, del candidato del Partido Popular,Rafael Merino (antiguo alumno de “La Salle”, fraterno rival del “Cervantes”).En las elecciones del 13 de junio de 1999, el PP con Rafael Merino a la cabezavolvió a triunfar, pero un pacto IU-PSOE entregó el gobierno de la ciudad a laconcejal comunista Rosa Aguilar, por cierto, antigua alumna del Colegio de LasFrancesas. Es pronto aún para valorar los 16 años de gobierno municipal comu-nista en Córdoba, lleno de luces y sombras, pero sí hay que reconocer que junto auna modernización de la ciudad, desde el 15 de diciembre de 1994 declarada porla UNESCO Patrimonio de la Humanidad, Córdoba arrastra una de las rentas másbajas del país y una tasa de paro, a pesar de la enorme cantidad de economía su-mergida (joyería en su mayor parte), por encima de la media nacional.

La lista de alcaldes de Córdoba de esta última etapa es la siguiente:

1979-1986: Julio Anguita González

1986-1995: Herminio Trigo Aguilar

1995-1995: Manuel Pérez Rodríguez

1995-1999: Rafael Merino López

1999-2003: Rosa Aguilar Rivero

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UNA SEDE PROPIA Y DEFINITIVA PARA EL “CERVANTES”

Las buenas relaciones con el Patronato de las Escuelas Pías y el disfrute delviejo caserón de la Plaza de la Compañía, no ocultaron nunca a los Hermanos larealidad de que debían encontrar un emplazamiento propio y definitivo para el Co-legio “Cervantes”. La adquisición en 1955 del solar de 10.000 metros cuadradosdel Brillante, anteriormente referido, abrió una esperanza desbordada repleta deplanes imposibles. Los años 50 mantendrán esta esperanza, pero no se construiránada en él; sólo se plantarán árboles, se hará un pozo de agua para fuentes y do-ce duchas y se utilizará el terreno para crear varios campos pequeños de fútbol.La primera mitad de los 60 mostrará el desánimo de los Hermanos por el tema:dificultad en obtener un préstamo del Monte de Piedad y Caja de Ahorros y re-torno a los arreglos en el antiguo Colegio de “Santa Catalina”: “... en vista de lomucho que se alarga el proyecto para la construcción del nuevo colegio”238. Sepermutarán los terrenos del Brillante por otros vecinos en dicha zona, pero losHH. Victoriano y Ananías, terminarán sus etapas como directores sin ver cum-plido el sueño de la sede propia. Mientras, el edificio de La Compañía no podíadar más de sí para el alto número de alumnos: se habían creado clases imposiblesen los últimos recovecos, a veces había que atravesar un aula para llegar a otra,los patios se habían quedado pequeños y las habitaciones de los Hermanos erande una incomodidad excesiva, incluso para una orden religiosa.

El desánimo y las interpretaciones equivocadas del Vaticano II, como nos re-cordaba el H. Francisco Ibáñez anteriormente, llevan a la tentación de abando-nar, pero “no era posible echar por la borda tantos sacrificios ya cuajada laobra”239. Aprovechando la coyuntura oficial que fomentaba la creación de centrosde enseñanza con generosos créditos a bajo interés, con el dinero de la venta en1969 del solar del Brillante y tras rechazar por insuficiente un proyecto de cole-gio en la calle Sagunto (el actual “Santa María de Guadalupe”), se adquirió unterreno de 15.000 metros cuadrados en la Avenida de la Fuensanta número 35, ala sombra del santuario de la copatrona de Córdoba. El antiguo alumno Luis Tró-coli Losada, socio de la empresa de construcción IMARA, fue el hombre que brin-dó a los Maristas esta oportunidad. El solar se ubicaba en el centro del nuevo ba-rrio de Fuensanta-Santuario que, proyectado desde 1968, construían el InstitutoNacional de Urbanización y la Caja Provincial de Ahorros. Cerca de 4.000 vi-viendas económicas, de entre 50 y 120 metros cuadrados, de entre cuatro y ochoplantas, iban a permitir a muchas familias acceder a su propia casa. La construc-ción del Club Santuario (frente al “Cervantes”, hasta el punto que fue su bar enlos primeros tiempos) en 1973 y el Proyecto de Reparación y Equipamiento Ur-banístico (1974), dotaron al nuevo barrio de instalaciones deportivas, zonas ver-des, instalaciones escolares y aparcamientos.

Antonio Gil Moreno, capellán entonces del Colegio, bendecía en 1970 la co-locación de la primera piedra, aunque hasta 1971 no comenzarían las obras, a car-go de la empresa IMARA S.A. bajo proyecto del arquitecto cordobés Víctor Es-cribano Ucelay. Estas finalizarían en el verano de 1973, con un costo total de 64

238 Acta del Consejo Local del 31 de mayo de 1962.239 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 160.

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millones de pesetas, inaugurándose el nuevo Colegio “Cervantes” para el curso1973/74. Tras acertadas modificaciones en su primitivo diseño, el Colegio teníacabida para unos 1.600 alumnos, tres aulas por curso de 40 puestos cada una, co-medor escolar de 300 metros cuadrados, laboratorios, biblioteca y salón de actoscon capacidad para 600 butacas, estando en ese momento en estudio la adquisi-ción de un solar al otro lado de la calle Hermanos Pinzones (que no se llegaría acomprar) para ampliar el Colegio. Los patios eran una de las bazas más impor-tantes del nuevo “Cervantes”: pistas asfaltadas de baloncesto y minibasket, uncampo de futbito de tierra, otro de fútbol, también de tierra, y una pista polide-portiva asfaltada, todos con sus medidas reglamentarias. Un gimnasio y dos pis-cinas, una de competición y otra infantil, completaban en su inauguración la ofer-ta deportiva del Colegio. A finales de los 80 y con ayuda económica de la Aso-ciación de Padres, se construiría un hermoso polideportivo cubierto, con capaci-dad para ocho pistas de baloncesto, fútbol sala, balonmano y voleibol, de calidadexcelente. Precisamente la construcción de este polideportivo provocó la enemis-tad de algunos vecinos del barrio y llevó al Colegio a un pleito con el Ayunta-miento; la orden municipal de paralización de las obras provocó la indignación delas gentes afines al “Cervantes”, que demandó en 1993 al Alcalde entonces deCórdoba, Herminio Trigo Aguilar, ganando el juicio por Sentencia del TribunalSuperior de Justicia de Andalucía y teniendo los Maristas todo el respaldo legal yjudicial para el polideportivo. El Colegio, en fin, tenía forma de L, con cinco plan-tas en el brazo largo y cuatro en el corto y un amplio vestíbulo-recibidor en el quese colocaron en una vitrina los trofeos obtenidos por el Colegio y a donde daban

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Vista delantera del nuevo Colegio Cervantes en la Fuensanta, en 1973.

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las oficinas, despachos y sala de profesores. Para evitar problemas económicos yposibles trabas políticas en un futuro español incierto, los Hermanos Maristas cre-aban la empresa Promociones Escolares, en la que controlaban todas las acciones,y que pasaba a ser propietaria del Colegio “Cervantes”240.

Realmente fascinados debían estar los Hermanos y la Familia Marista con elnuevo y propio Colegio, tras las inquietudes y estrecheces de los últimos 40 años,pero los primeros tenían un segundo motivo para alegrarse: por fin tendrían unaresidencia exenta para la comunidad. En efecto, separado del Colegio por un her-mosísimo y cuidado jardín, donde destaca el cedro plantado en 1979 por JuanManuel Anguita Blanco, primer alumno del “Cervantes” y Miguel Angel Ji-ménez Pedrero, último alumno matriculado ese año en el Colegio y la imagen dela Virgen María, donada por los AA.AA., “de más mérito artístico del que mu-chos creen, fruto de las simpáticas intrigas de Rafael Córdoba y compañeros defatigas y que otrora adornó los jardines del Palacio Carbonell”241, se alza una re-sidencia de tres plantas para vivienda de los Hermanos Maristas, de comodidad ysencillez reconocidas. Precisamente la capilla de esta residencia cuenta con vi-drieras de tema abstracto de Antonio Povedano Bermúdez242, pintor natural deAlcaudete (Jaén) pero cordobés de adopción, amigo de los Maristas, uno de losmás importantes artistas españoles contemporáneos y vitralista de fama interna-cional. Entre sus vidrieras en Córdoba destacan, también, las del templo Santa Ma-

240 Acta del Consejo Local del 16 de noviembre de 1974.241 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 161.242 Ver RUIZ PARRA, Emilio, La vidriera y Antonio Povedano, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Cór-

doba, 1983, donde se incluye la descripción de la capilla privada de los Maristas.

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Vista trasera del nuevo Colegio Cervantes en la Fuensanta, en 1973.

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ría Madre de la Iglesia (HH. de M.ª Inmaculada) y las delos colegios “Bética” (Institución Teresiana) y “SagradaFamilia” (Las Francesas). En 1978, el Colegio se dotaríade una capilla para el alumnado en el que, igualmente,destacaban las vidrieras, en esta caso de temática religio-sa y obra de Tomás Egea Azcona, antiguo alumno ma-rista de “La Fuensanta” de Murcia.

En octubre de 1973, los alumnos maristas inaugura-ban el nuevo Colegio “Cervantes”. La empresa de auto-cares “Autotransportes López” iniciaba una relación conel Colegio, que dura hasta la actualidad, recogiendo alum-nos por toda la ciudad, en numerosas líneas. Era la pri-mera vez que el “Cervantes” abandonaba el centro urba-no y la primera que un centro privado religioso se insta-laba en un barrio de clase media baja, si exceptuamos elcaso de “Nuestra Señora de las Mercedes” de las Mer-cedarias, en el Campo de la Verdad. La Fuensanta era,además, en la mitad de los 70 un barrio hartamente mar-xistizado y con serios problemas de delincuencia. Sin em-bargo, y superados unos roces iniciales con los Colegios Públicos de la zona, el“Cervantes” se integraría perfectamente en el barrio, ofreciendo sus instalacionesa múltiples actividades ciudadanas a plena satisfacción y acogiendo, cuando se ini-ciasen las subvenciones estatales, a unos 500 niños del entorno. La conflictividaddel barrio no afectó al Colegio; escribe el H. Francisco Ibáñez en los Anales so-

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Capilla del Colegio Cervantes, con vidrieras de Antonio Povedano.

Imagen de la Virgen Maríaen la fachada del nuevoColegio Cervantes en laFuensanta, en 1973.

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bre el intento de robo del coche de la Comunidad el 9 de febrero de 1980: “Si con-signamos el hecho no es por darle demasiada importancia, sino porque en estosdías la prensa nacional y local considera el barrio de La Fuensanta como el cuar-to más peligroso de España. Esto no es sólo una exageración sino una solemnementira. Hay problemillas, pero nada grave. Este es el mayor en siete años”243.El equipo docente de aquel curso inaugural de 1973/74 era el siguiente:

Equipo docente del “Cervantes” en el curso 1973/74

Bachiller y COUH. Emilio González Román Director, Biología y FísicaH. Fernando Moreno Barrio Tutor COU y 6.º, Religión e H.ª ArteFrancisco Roldán Villén Tutor 6.º, Lengua y FilosofíaJuan Herrera Mesa Tutor 5.º y 6.º, Física, Química y

MatemáticasManuel García Merina Tutor 5.º y DibujoCarlos Domínguez Conde Tutor 5.º y FrancésH. Ignacio Martínez Seco Tutor 4.º y 5.º, Religión, Matemáticas,

Física y QuímicaH. Carlos Rubio Múzquiz Tutor 4.º y MatemáticasH. Luis Sainz del Castillo Tutor 4.º, Matemáticas y FísicaH. Timoteo Pérez Martínez Matemáticas, Química y ReligiónH. Vicente Liesa Perella FrancésFrancisco López Pozo Latín, Lengua e HistoriaJoaquín Moreno Manzano FEN y Ciencias SocialesManuel Parra Galindo Educación Física y DeportesJosé León Gallardo ManualidadesJuan López Luque Ciencias MédicasAntonio Vázquez Romero Ciencias EconómicasAntonio Navarro Sánchez ReligiónSantiago Hernández Rodríguez BiologíaP. Francisco Gálvez León ReligiónDavid Fernández Cortés Ciencias NaturalesFrancisco Caballero Chumillas LenguaFrancisco Fernández Pareja ReligiónPedro Palop Fuentes Latín y Griego

EGBJuan Dávila Díaz 1.º AH. José Martín Cubero 1.º BRafael Pérez de la Lastra 1.º CEnrique del Río Correa 2.º ACristóbal Rodríguez Luque 2.º BH. Cándido Vadillo Robredo 2.º CH. Eufrasio López Rodríguez 3.º A

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243 Anales 1980, p. 4.

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Rafael Rodríguez Galán 3.º BAntonio López Valbuena 3.º CSamuel Gálvez Pozuelo 4.º AJosé Luque López 4.º BFrancisco Rodríguez Luque 4.º CCelso Velázquez Elices 5.º AFrancisco Rodríguez Luque 5.º BJosé Peralbo López 5.º CAntonio Higueras Manga 6.º AManuel Llamas Aguilar 6.º BMateo Vázquez Berni 6.º CH. Joaquín Pardo Delgado 6.º DPedro Moral Muñoz 7.º AJosé López 7.º BH. Francisco Fernández Juan 7.º C

La Comunidad Marista del “Cervantes” la completaban el H. Antonio Me-relo Pérez, llegado ese curso, como Administrador y los HH. Tomás Corral yMiguel Tellechea, jubilados.

LA VIDA ACADÉMICA

La Ley General de Educación (LGE) de Villar Palasí, aprobada en 1970 yque preveía la creación de la EGB, el BUP y el COU, fue rápidamente puesta enpráctica por el “Cervantes”. En el curso 1971/72 comenzó a funcionar la prime-ra promoción de la EGB, en concreto en el curso 5.º; en 1973/74 funcionaría elprimer COU; y en 1975/76 aparecería el 1.º de BUP. La Primera Enseñanza no lle-gó a conocer el nuevo Colegio de La Fuensanta y el Bachillerato Elemental y Su-perior apenas duraría un par de cursos. La LOGSE llegará al “Cervantes” en elcurso 1996/97, con la instauración de la Primaria y el 1.º de ESO. Los Hermanosy el profesorado seglar harán un esfuerzo por mantener en estos años el nivel quese les exige y a fe que lo consiguieron. Preocupados por el éxito académico de susalumnos, los docentes maristas han continuado exigiendo un alto grado de resul-tados en las cinco, primero, y en las tres, después, evaluaciones en que se divideel curso escolar. La Selectividad, el examen público que al finalizar COU da pa-so a la Universidad, ha sido uno de los objetivos constantes del “Cervantes”, tes-timoniando su triunfo el altísimo porcentaje de aprobados. Hoy en día, 64 añosdespués de su fundación, en instalaciones, trato humano y resultados académicos,el “Cervantes” se ha convertido en uno de los mejores colegios de Córdoba y lassolicitudes de admisión de alumnos se agolpan en sus puertas.

El “Cervantes” se fue adaptando también al nuevo marco legal de los cole-gios privados concertados, que reciben subvención estatal en la enseñanza obli-gatoria. En Córdoba, todos los colegios privados católicos han escogido esta línea,excepto “Alzahir” y “El Encinar”. En el curso 1978/79 se inició la subvención enEGB con un 50% de la mensualidad, en el 1980/81 pasó al 58%, en el 1981/82 al68’7%, en 1983/84 al 72’8% y llegando al 100%, gratuidad completa, en el cur-

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so 1989/90. El acogimiento a estas subvenciones llevó consigo aceptar las normaslegales de la Administración para la admisión del alumnado, muy rígidas y pri-mando excesivamente la proximidad geográfica, que más de un dolor de cabezale han dado a la dirección del “Cervantes” y que han impedido a muchas fami-lias que deseaban ver a sus hijos en el Colegio, cumplir ese anhelo: “Las familiasven restringido su derecho a elegir el centro por su definición, por su ideario. Lafamilia puede ser obligada a inscribir a los hijos en un centro por razón de su pro-ximidad aunque el ideario de este centro sea contrario a la concepción familiarde la vida ¿Para qué definir un centro si no se le puede elegir por su definición?244.Igualmente hubo de constituirse un Consejo Escolar como máximo órgano rectordel centro. Hubieron de ser superadas iniciales suspicacias, dada la escasa repre-sentación que la LODE preveía para los titulares de los centros privados: “La en-tidad titular queda en escasa proporción con los demás estamentos (3 de 15). An-te esta visión quién se sentirá estimulado para la fundación de centros de ense-ñanza. Con el tiempo sólo quedarán los centros públicos... Al titular le puede serimpuesto un director que se halle lejos del ideario e incluso ser contrario a la de-finición del centro... Extraña empresa la ideada por el PSOE, cuyo titular no in-terviene en la elección de personal, siendo el único responsable económico”245.Sin embargo, la fuerte labor concienciadora de los Hermanos y de los profesores

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Julia Morales con sus alumnos de 2.º C en el curso 1986/87.

244 VÁZQUEZ BERNI, Mateo, La LODE, Eco Marista n.º 8, 1984, p. 19.245 VÁZQUEZ BERNI, M., o.c., p. 20.

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y padres afines, llevaron a que el Consejo Escolar estuviera constituido por sim-patizantes del Ideario del “Cervantes”: “Hay que participar, cada uno según susfuerzas y posibilidades, en esta lucha que nos concierne a todos: El futuro de nues-tros hijos está en nuestras manos; consigamos para ellos una sociedad toleranteen la que distintos tipos de escuelas puedan convivir en armonía, para el mayorenriquecimiento de un mundo auténticamente libre y pluralista”246. Su primeracomposición, tras las elecciones de octubre de 1984, obtuvo los siguientes repre-sentantes:

Equipo directivo: H. Juan José Mina Ezpeleta (Director)

H. Javier Lusarreta Huesa (Subdtor.)

H. Antonio Merelo Pérez (Administrador)

H. Ignacio Martínez Seco (Director EGB).

Entidad Titular: H. Francisco Ibáñez Cámara, H. Maximiliano

Boada Carazo y H. José Cabello Carrasco.

Profesores: M.ª Eugenia Borrero Cuenco, Antonio Higueras

Mangas, Samuel Gálvez Pozuelo y José Peralbo

López.

246 PETIT HERRERA, Luis Alberto, La problemática educativa, Eco Marista n.º 0, 1979, p. 24. Petit erael Presidente de la Federación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos y en esta línea seorientaron todos los esfuerzos de la Familia Marista cordobesa.

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Cristóbal Rodríguez Luque con sus alumnos de 1.º B en el curso 1995/96.

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Padres: Manuel Porras del Corral, Ricardo Vaamonde Lemos, Anselmo Díaz y M.ª Jesús Méndez Picón.

Alumnos Gonzalo Capitán Requena y Juan A. Sánchez Dantas.

Personal no docente: José Gavilán Trigueros.

Otro gran cambio transcendental para el “Cervantes” lo iba a vivir el Cole-gio en su definitiva ubicación de la Fuensanta: la inclusión de alumnado femeni-no. En las reuniones del Consejo Local de marzo de 1974247 se plantea la escasezde alumnos de 6.º de Bachiller para formar el COU el siguiente curso, y la posi-bilidad de que éste sea mixto. Así, en el curso de 1974/75, tras 41 años de “mas-culinidad”, las aulas del Colegio “Cervantes” veían alumnas. Esta innovaciónafectó sólo al recién instaurado COU y colegios femeninos como “Santa Victo-ria”, “Bética”, “Divina Pastora”, “Sagrado Corazón” y “Sagrada Familia” en-viaron a sus alumnas de BUP al “Cervantes”, en una época en la que aparte delcolegio de los HH. Maristas, sólo el “Virgen del Carmen”, “San Francisco de Sa-les” y “La Salle”, impartían COU entre los colegios privados católicos de la ca-pital. El alumnado femenino fue acogido sin problemas, incluso “mimado” paraque no sintiera ninguna extrañeza, y en la entrega de insignias de AA.AA., el 5 deenero de 1975, por primera vez la recibirían chicas, siendo elegida Cristina Co-rrea Fernández, vocal de la Junta de la Asociación de AA.AA. en representaciónde esa promoción. La brecha de la “coeducación” ya estaba abierta y durante elcurso 1979/80 un importante grupo de padres, deseosos que sus hijas recibieranla educación marista, “presionó” a la Dirección para que al año siguiente el BUPfuera mixto, no se consiguió entonces pero sí para el curso 1984/85. En lo que res-pecta a EGB, con la gratuidad completa alcanzada en 1989/90, también esta eta-pa se hizo mixta. Con motivo del 50 aniversario del “Cervantes” un antiguo alum-no, en ese momento padre de una alumna de COU, tras manifestar su nostalgia ysus recuerdos escribía: “Pero todavía, casi reciente, la conmoción emotiva-inte-lectual que perdura y se agiganta, es cuando vi a mi hija, con sus vibrantes, de-senfadados, alegres, inconscientes, juguetones y cariñosos 17 años, besando a susprofesores. ¡Cielos! pensé ¿Han pasado cuarenta años o dos siglos? Qué enormediferencia de la imagen, un tanto adusta, circunspecta, lejana, de la mayoría delos Hermanos, por aquellos largos pasillos del caserón frente a Santa Victoria, deestos Hermanos vistiendo de paisano y dejándose coger del brazo, achuchar y be-sar por chavalinas poco más que quinceañeras. Algo más, mucho más que el Va-ticano II había pasado, como un huracán, por el viejo Colegio Cervantes. Disfrutéviendo a los viejos “ogros”, profesores de mi hijo, quitándose a manotazos, comomoscas, las crías, que gritaban, reían, jugaban y saltaban informales. ¡Bienveni-dos los nuevos tiempos! Mi viejo Colegio Cervantes se llenaba de risas femeni-nas, de vuelos de faldas... En este feliz cumpleaños me alegra, me ilusiona cele-brarlo con los nuevos aires, con los nuevos modos. Pasados quedan los pasadosaños. ¿Qué diferente, verdad, H. Tomás?”248.

247 Actas del Consejo Local del 13 y 31 de marzo de 1974.248 SÁNCHEZ BLANCO, Los 50 años del Colegio Cervantes, Eco Marista n.º 7, 1983, p. 60.

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Hacia el curso 1996/97, con cerca de 1.200 alumnos repartidos entre los seiscursos de Primaria, 1.º ESO, el último 8.º EGB y, aún, los tres cursos de BUP yel COU, las cosas ya habían cambiado mucho respecto a aquellos tiempos heroi-cos de la Plaza de la Compañía. El nivel académico ha bajado muchísimo, perono menos que en el resto de España, se estudia más cómodamente y el curso sehace más llevadero. Ha desaparecido la vacación del jueves por la tarde, pero lasemana termina el viernes; Navidades (unas tres semanas), Semana Santa y Vera-no son las vacaciones más fuertes; se mantienen fiestas como el día de la Virgendel Pilar, la Inmaculada o el Primero de Mayo y han nacido otras de contenido po-lítico, el Día de la Constitución (6 de diciembre), desde 1978, y el Día de Anda-lucía (28 de febrero), desde 1983, que sustituyen a las de la época de Franco. Pa-ra siempre, se han perdido el día de San José, la Ascensión y el Corpus. Santospatronos de la Enseñanza se han mantenido, San José de Calasanz (27 de no-viembre) para la EGB y Santo Tomás de Aquino (28 de enero) para el BUP. Res-pecto al horario, y por decisión del Consejo Escolar, para BUP, desde finales delos 80, y COU, es intensivo por la mañana, y para el resto de los cursos, desde1992, desdoblado tres días a la semana.

Se sigue manteniendo la tradición de los premios, superadas dudas provoca-das por cierta pedagogía y ante la conformidad de la Comunidad Educativa. ElCuadro de Honor lo obtienen aquellos alumnos con Notable de media y actitud A,B o C, además de, excepcionalmente los alumnos que, sin llegar al Notable, la

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Rafael García Porras con sus alumnos de 3.º BUP C en el curso 1996/97.

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Junta de Evaluación así los estime por su “esfuerzo, comportamiento y tesón”.Los alumnos con Cuadro de Honor en todas las Evaluaciones son merecedores dela Medalla de Oro, los que han fallado en una reciben la Medalla de Plata y losque lo han hecho en dos, la Medalla de Bronce. La fiesta de entrega de premios,tras unos primeros años en que se celebraba en junio, tiene lugar en el primer tri-mestre del curso siguiente.

Desde hace varios años, el “Cervantes” reparte entre sus alumnos, a princi-pio de curso, una completísima y muy bien presentada Agenda Escolar, exclusivadel Colegio. En ella se refleja el carácter propio del centro, las normas de convi-vencia y las personas y las actividades que componen la Comunidad Educativa delColegio y la Familia Marista cordobesa. Facilita dicha Agenda, la comunicaciónentre el Colegio y la familia del alumno.

El equipo de profesores que ha compuesto la plantilla del Colegio “Cervan-tes” durante el curso 2002/03, con Rafael García Porras como Director Generaly Miguel Angel Sanchiz, como Director de Primaria y ESO, ha sido el siguiente:

H. Serafín Mayor García Susana Hidalgo Fernández

H. Francisco García Torrientes Antonio Higueras Mangas

H. Rafael Arteaga Oña Antonio López Valbuena

H. Florencio Andueza Álvarez M.ª José Luque Laguna

H. Ignacio Martínez Seco Francisco José Luque Oteros

H. José Pérez Mompeán Manuel Llamas Aguilar-Tablada

H. Fernando Rodríguez Acero Antonio Marín Palomares

Miguel Angel Aguilar Lara Julia Morales de la Cruz

Rafael Álvarez Díaz Antonio Muñoz Castro

Christelle Anquetil Eloísa Parra Martínez de Murga

Juan Ignacio Ariza Sánchez José Peralbo López

Eugenia Borrero Cuenca Francisco Javier Perea Merina

Francisco del Cacho Gutiérrez Rafael Pérez de la Lastra

Ana Canovaca del Río Antonio Pérez Rodríguez

Pedro Cantueso Fonseca Daniel Pizarro Muñoz

Jesús Cañas Ramírez Manuel Porras García

José Enrique Carretero de Lara Amador Pozuelo Linares

Carmen Pilar Cosano Molleja Sebastián del Rey Alamillo

Juan Dávila Díaz Enrique del Río Correa

José Fernández Vílchez Rafael Rodríguez Galán

Miguel Angel Fernández Vílchez Cristóbal Rodríguez Luque

Samuel Gálvez Pozuelo Francisco Rodríguez Luque

Rafael García Porras José Luis Royo Raya

Vicente Ruiz Granados Juan Vicente Gordillo Vallejo

Miguel Angel Sanchiz Salmoral

Para finalizar este apartado, ofrecemos los siguientes cuadros comparativossobre la evolución del número de alumnos y el coste de las mensualidades en “Cer-vantes”, durante este período.

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EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE ALUMNOS MATRICULADOS EN “CERVANTES”

1973/74 1978/79 1983/84 1988/89 1993/94 1996/97 2002/03

1.ª Enseñanza 946 1213 1145 1016 960 768 857

2.ª Enseñanza 328 496 486 543 480 419 143

TOTAL 1.274 1.709 1.631 1.559 1.440 1.187 1.000

(Por 1.ª Enseñanza entendemos la antigua denominación de EGB, 8 cursos, y desde 1996/97 la actual de Primaria y ESO, 10

cursos. Por 2.ª Enseñanza entendemos BUP y COU, 4 cursos, y desde 1997 el actual Bachiller, 2 cursos).

COMPARACIÓN MENSUALIDADES A ABONAR POR LOS ALUMNOS DEL “CERVANTES”

Grado249 1975/76 1996/97 2002/03

1.ª Etapa EGB 1.400 ptas. Gratuita Gratuita

2.ª Etapa EGB 1.600 ptas. Gratuita Gratuita

BUP 2.000 ptas. 23.500 ptas. 215 euros

COU 2.500 ptas. 24.500 ptas. 215 euros

Comedor 1.500 ptas. 10.800 ptas. 85 euros/año

Transporte escolar 500 ptas. Primaria 7.500 ptas. 683 euros/año

Bachiller 6.300 ptas. 683 euros/año

249 A partir de 1996/97 las dos etapas de enseñanza obligatoria de la EGB se unen en Primaria y ESO ydesde 1997 el Bachiller queda reducido a dos cursos.

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Amador Pozuelo con sus alumnos de 2.º A en curso 2002/03.

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LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES

Muchas de las actividades extraescolares de esta etapa del Colegio “Cervan-tes” hunden sus raíces en una tradición que se remonta, bien a la época del Pala-cio de Torres Cabrera o la de la Plaza de la Compañía. Así, en su nuevo destinodefinitivo, el “Cervantes” ha seguido celebrando la entrega de premios, aunquepasándola del Gran Teatro al propio Colegio; el Día del Libro y el Día de Marce-lino Champagnat, se han continuado conmemorando con actividades literarias ycelebraciones religiosas, deportivas y musicales. Los Campamentos de Verano si-guieron celebrándose en Mallorca, Sabinillas y el Puerto de Santa María, con unaasistencia anual de más del centenar de niños y con el H. Juan José Mina y alum-nos y antiguos alumnos como monitores: “Es compartir los momentos de alegría,de soledad, los chistes del Fuego de Campamento, las preparaciones para la re-vista de tiendas, la hora de la clasificación, los ratos de ensayos de cantos, losjuegos, las salidas al Puerto, a Arcos, a Ceuta, etc. ... Es todo eso y mucho máslo que hace que cada año se añore el volver a juntarnos”250. El Movimiento Scoutcontinuó contando con importante presencia en el Colegio, siendo el antiguo alum-no y profesor actual del “Cervantes”, José Enrique Carretero de Lara su grananimador. Los viajes siguieron teniendo gran importancia en el mundo colegial;las excursiones de un día tuvieron más empaque y ya se visitaban ciudades comoGranada, Málaga o Jaén, con absoluta entrega y dedicación por parte de los pro-fesores, Hermanos y seglares; los Viajes Fin de Estudios alcanzaron en esta épo-ca destinos mucho más lejanos que en años anteriores: Galicia o Mallorca al fi-nal de la EGB, Canarias o Italia al finalizar el Bachillerato.

Las actividades pastorales gozan de gran dinamismo y organización en el“Cervantes” de esta cuarta etapa, siendo el actual delegado de Pastoral el H. Jo-sé Luis Molina Requena. Los actos benéficos mantienen una larguísima tradi-ción en el “Cervantes” y, quizás, el más veterano sea el Domund: “Un año másha vivido el Colegio las jornadas del Domund con intensidad creciente. Lo hanvivido los profesores con sus catequesis misioneras durante una semana. No hanfaltado tampoco conferencias, montajes y celebraciones Eucarísticas orientadasen el mismo sentido. Lo han vivido los alumnos, pequeños y mayores e incluso unbuen grupo de antiguos alumnos que admirablemente siguen colaborando con elColegio en diversos aspectos. Cada uno ha trabajado a su modo: unos hucha enmano, y con simpatía invitando a los transeúntes a depositar un donativo para elDomund, otros presidiendo las mesas petitorias instaladas en lugares estratégi-cos de nuestra ciudad”251. La recaudación ha ido siempre en aumento, desde las358.040 ptas. de 1979 al 1.080.000 ptas. de 1997, pasando por las 743.000 ptas.de 1985. Campaña de Navidad, con recogida de alimentos y ropa, distribuidos lue-go por parroquias necesitadas y la obras de caridad de los HH. de la Cruz Blancay las HH. de Sor Ángela de la Cruz. En el segundo trimestre, la Campaña contrael Hambre en el Mundo, con el tiempo denominada de Manos Unidas, se celebra

250 MINA EZPELETA, Juan José, Del verano y de nuestros hijos y demás cosas..., Eco Marista n.º 2, 1981,p. 24.

251 MARTÍNEZ SECO, Ignacio, Domund 84, Eco Marista n.º 10, 1984, p. 5.

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con idéntico éxito todos los años. El H. Ignacio explicaba así la importancia deestos actos: “Consideramos las Campañas del Domund, Navidad y Contra el Ham-bre, que a lo largo del curso celebramos en el Colegio, muy propias para la edu-cación en solidaridad con los más necesitados espiritual y materialmente, apor-tando el granito de arena para solucionar, en la medida de lo posible, sus necesi-dades”252.

Desaparecido en los años 60 el Centro de Acción de Católica, los alumnos de“Cervantes” que quisieron comprometerse en una obra de caridad, encontraronen un principio, en las visitas al vecino Asilo de Ancianos del Campo Madre Dios,un terreno propicio para sus inquietudes. Actualmente, y desde hará unos 15 años,el espíritu marista ha calado en dos grupos y una ONG. Los Grupos de Amistadde Córdoba, constituidos en 1982 como Asociación Juvenil, están dirigidos a losalumnos de los últimos cursos de la escolarización obligatoria del “Cervantes” yde las RR.EE. de la Inmaculada, han tenido como presidente hasta 1997 a Fran-cisco José Luque Oteros, profesor de “Cervantes” y, desde febrero de ese año aBenito González Cachinero, siendo el H. Gregorio Bartolomé Delgado, su grananimador; con sede en las RR.EE. de la Inmaculada (Plaza de la Compañía, nº 6),se dedican a catequesis de poscomunión y a la defensa de los países subdesarro-llados, organizando desde 1986 por las calles de Córdoba, en el penúltimo do-mingo de noviembre, una Marcha Joven como día de convivencia y encuentro ju-venil para concienciación social y aportación benéfica253. Los Grupos de VidaCristiana, en idéntica línea, se dirigen hacia los alumnos del BUP, COU y uni-

252 MARTÍNEZ SECO, I., Domund 85, Eco Marista n.º 12, 1986, p. 18.253 La Marcha Joven dura cuatro horas, de 10 a 14, participando en la edición de 1996 más de 5.000 per-

sonas. En los 10 años que se lleva celebrando se han recogido veinte millones de pesetas, destinados a financiarproyectos de solidaridad en la propia Córdoba.

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El Hermano Serafín Mayor, primero por la derecha, actual director de la comunidad marista de Córdoba.

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versitarios, iniciándose con el Sacramento de la Confirmación y continuando convivencias y convivencias festivo-cristianas a lo largo del año. Desde hace unosaños, también, los alumnos del “Cervantes” viven en el tercer trimestre una se-mana de concienciación de la ONG Marista SED (Solidaridad, Educación y De-sarrollo), con charlas, montajes audiovisuales y Eucaristías, orientada fundamen-talmente a que conozcan la realidad de la Misiones Maristas en Bolivia, Paraguay,Zambia, Zaire, Ruanda y Costa de Marfil, a sensibilizarles para la solidaridad Nor-te-Sur y educarles en una visión global más justa y solidaria de la humanidad.SED, cuya sede principal está en Madrid, también promueve y coopera en pro-yectos de desarrollo entre los marginados y el Sur, por lo que se realiza una cues-tación que, en el “Cervantes”, en 1997, ha recaudado 700.000 ptas.

Se perdieron celebraciones religiosas como las misas del sábado o del do-mingo y el rezo en la clase del Rosario, víctimas del cambio de los tiempos, perosiguió la oración y reflexión cristiana al comenzar las clases por la mañana, lasEucaristías mensuales, preparadas por los propios alumnos, ejercicios espiritualesy el tradicional Mes de María. Sobre ésta última actividad el H. Francisco Ibá-ñez hace la siguiente reflexión: “El Mes de María pierde ilusión colectiva. Noobstante son muchos los signos externos que demuestran sigue vivo. Se ven, enlas filas, niños con ramos de flores, las clases se ven adornadas, o motivadas, yacon altarcitos ya con decoraciones marianas en las pizarras, posters marianos

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El carmelita fray Francisco Ruiz Bustos, capellán de Cervantes, y los alumnos de Primera Comunión delColegio, año 2001.

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por corredores y escaleras, etc. Así mismo, en la programación de apostolado hayespacio para emotivas Eucaristías para todos los cursos”254. Efectivamente, la de-voción a María seguiría inculcándose en el “Cervantes” como un hilo conductoren sus 70 años de existencia. Como celebración religiosa en este período del Co-legio, se introdujo, con notable éxito, la celebración en Nochebuena de la Misadel Gallo, en el salón de actos, abierta a todos los integrantes de la Familia Ma-rista.

Los deportes mantuvieron su tradicional importancia en el Colegio, más aho-ra si cabe, gracias a las magníficas instalaciones deportivas iniciales del nuevo“Cervantes” y de las que se fue dotando con el tiempo. Fútbol, futbito, tiro neu-mático, tenis de mesa, ajedrez, balonmano, natación, voleibol y balonkorf, un cu-rioso deporte similar al baloncesto pero que podían jugar chicos y chicas del quefue pionero en Córdoba el “Cervantes”, tienen cabida en las actividades deporti-vas colegiales, pero, sin duda, la palma se la lleva el baloncesto. A escala escolar,provincial, regional y nacional, Maristas Córdoba ha participado con éxito en to-das las competiciones (minibasket, infantil, cadete, juvenil, junior y senior) desdesu creación como club el 15 de septiembre de 1975. El 8 de abril de 1979, obte-

254 Anales 1980, p. 9.

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Eucaristía en Cervantes, presidida por monseñor Infantes Florido, obispo de Córdoba, con motivo de lacelebración en 1986 del I Centenario de la llegada de los Maristas a España.

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nía en Huelva el I Campeonato de Andalucía para juveniles al imponerse en la fi-nal al Universitario de Granada por 89 a 80, título que revalidó al año siguiente.En 1981 el equipo junior se proclamaría campeón provincial y ascendería al Gru-po X de la 3.ª División nacional, donde militó varias temporadas con jugadorescomo Ramiro, Hueso, Cantillo, Houston, Rafael López, Juan Fernández, Al-fonso, Garrido, Amador y Calvo. Los HH. Serafín Mayor y Andrés Arnaiz,Jesús Orozco, José Luis Reyes, Manuel González, Antonio Millán y EduardoBurgos han sido los principales entrenadores y responsables de que la vitrina detrofeos, que hay en el vestíbulo del Colegio, esté llena rebosar de copas de cam-peones. Actualmente, el Colegio organiza una Liga interna de fútbol y balonces-to y mantiene federados siete equipos del primer deporte y nueve del segundo.Desde hace varios años, el “Cervantes” organiza en Navidad el Trofeo Marceli-no Champagnat, el más prestigioso en el ámbito provincial, para el baloncesto es-colar en todas las categorías.

Como novedad de esta época más reciente de la historia del “Cervantes”,aparecieron las Fiestas de los Sábados por la noche. Surgieron a finales de los70 y se prolongaron durante todos los 80 y parte de los 90, en un salón de actosconvertido en improvisada discoteca. Su gran promotor fue el H. Juan José, in-cansable animador, barman, disjockey y músico, arropado por una pléyade deincondicionales alumnos y antiguos alumnos, inasequibles al desaliento. Era una

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Equipo federado de fútbol de alevines del Colegio Cervantes, en 1985.

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gran prueba de la adaptabilidad a los nuevos rumbos de la juventud del vetera-no Colegio y la filosofía era muy simple, ya que los jóvenes optaban por fies-tas nocturnas y música moderna, dársela en el recinto colegial, que era seguro,sano y vigilado cobijo. No faltaron padres de alumnos ni Hermanos que criti-caron esta experiencia, pero la gran mayoría la apoyó y el tiempo dio la razónal H. Juan José: en toda Córdoba se hicieron famosas las fiestas del “Cervan-tes”, por su buena organización, su ambiente y su música en vivo. Allí acudie-ron alumnos no sólo del “Cervantes”, sino de toda Córdoba, muy lejanos ya lostiempos de las estrictas separaciones que narrábamos en su momento entre loscolegios masculinos y femeninos. Los alumnos del COU de cada año gestiona-ban la barra y hubo cursos que llegaron a recaudar 10 millones de pesetas, quedestinaron a costearse el Viaje Fin de Estudios. Y lo que es más importante, to-dos se sintieron más identificados con el “Cervantes”, aunque ello supusierapara más de un Hermano tener que aceptarlo mirando para otro lado.

Precisamente este am-biente festivo, y la colabora-ción entre los AA.AA. y el H.Juan José, hicieron posibleque la Familia Marista cordo-besa dispusiera de una casetaen la Feria de Córdoba, con elnombre de Ademar, desde1980 hasta 1993, cuando la Fe-ria dijo adiós a los jardines dela Victoria para trasladarse alArenal. Y también debido a es-te clima lúdico que dominó el“Cervantes” en esta etapa,surgieron numerosas activida-des musicales: con la llegadadel H. Juan José en el curso1976/77, se inició la forma-ción de grupos musicales dealumnos y antiguos alumnos,llegando a formar hasta 12agrupaciones de rock, pop,música discoteca, música su-ramericana, salsa... y una mag-nífica tuna, creada en 1978 yque estaba integrada, entreotros, por el propio H. Juan José, con su acordeón, Francisco Oteros Fernán-dez, Manuel Angel García Matas, Francisco Camargo Jiménez, Angel GómezSolís y Antonio y Javier Ruiz Moruno, y que animó con sus serenatas, duranteaños, las noches cordobesas de los viernes. El más famoso conjunto musical fue“Samantha”, de finales de los 70 y principios de los 80, integrado por ManuelAngel Jiménez Arévalo, Manuel Martínez Lagares y Javier Velasco Cañadas.

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La tuna de Cervantes en 1980.

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Los grupos musicales amenizaban las Fiestas de los sábados, acompañaban las Eu-caristías del Colegio y eran solicitados, por su fama y calidad, para distintos ac-tos, incluso fuera de Córdoba. Sin duda en este punto hay que citar a Belén La-guna, la mejor voz femenina que ha pasado por el Colegio y que como tal fue pre-miada por la Asociación de AA.AA. en la Asamblea de 1987. Las actividades mu-sicales siguieron garantizadas con el Director del “Cervantes”, H. Juan IgnacioPoyatos, que no dudó en coger la guitarra eléctrica y formar un grupo musical, y,actualmente, con el incombustible H. Juan José que, tras su órgano, es capaz dedirigir cualquier coro.

Las representaciones teatrales, más allá de las puramente escolares, tambiéntuvieron hueco en las actividades extraescolares del nuevo “Cervantes”. En su es-cenario se representaron, entre otras, Medea de Eurípides, por los alumnos de laEscuela de Arte Dramático, en 1979; la ópera rock Hair, por un grupo de antiguosalumnos, liderados por Javier Martín Fernández, en 1980 y Enrique IV del an-tiguo alumno Alberto Rubio Ritoré, por el grupo de teatro “Cultura Viva”, en1983. Conciertos, ballets, cine (en 1977 se proyectó Johnny cogió su fusil, otrosigno de la apertura del “Cervantes”), concursos de fotografía y de pintura, com-pletaban la oferta cultural del Colegio.

Y no podemos terminar este repaso a las numerosas actividades extraescola-res del período 1973-1997, sin hacer referencia a las dos grandes efemérides quecelebró el “Cervantes” en esta etapa: El 50 Aniversario de su fundación y el Cen-tenario de la llegada de los Maristas a España. En 1983, el “Cervantes” cumplía50 años y si en 1958 el Consejo Provincial no consideró apropiado celebrar lasBodas de Plata, ahora las de Oro se iban a conmemorar por todo lo alto; Asocia-ción de Padres, Asociación AA.AA., Hermanos, profesores y alumnos se iban aencargar de ello: se convocó un concurso de carteles con motivo del 50 Aniversa-rio y la revista Eco Marista le dedicó los números 6 y 7; aparecieron reportajes enla prensa local con entrevistas al Director H. Carlos Rubio y a los Hermanos másveteranos, Tomás e Ignacio, en La Voz de Córdoba el 12 de enero, en el Córdo-ba el 30 de enero y en Tendillas 7 el 28 de febrero de 1983; el salón de actos delColegio contempló tres magníficos espectáculos: el 25 de febrero el Real CentroFilarmónico “Eduardo Lucena”, bajo la dirección de Antonio Sánchez, celebróun concierto de temas cordobeses; el 15 de abril actuó el grupo de ballet clásicode Maruja Caracuel y el 20 de mayo, dirigidos por Luis Bedmar, actuaron laOrquesta Municipal de Córdoba y la Coral del Colegio “Cervantes”. Del 15 denoviembre al 15 de diciembre, Correos de Córdoba utilizó un matasellos conme-morativo de la fundación del “Cervantes”. El año se cerró con la Vigilia de la In-maculada, en la que el obispo de Córdoba, monseñor José Antonio Infantes, ben-dijo la imagen de la Virgen colocada por la Asociación AA.AA. en el jardín delColegio.

Con respecto al Centenario que en 1986 se cumplía de la llegada de los Ma-ristas a España, la Familia Marista cordobesa se unió a él estando presente en suinauguración en Gerona y en su clausura en Madrid. Eco Marista le dedicó su nú-mero 12. Córdoba y el “Cervantes”, albergaron el 26 de abril la Final de la Can-ción Marista a nivel nacional, de cuya celebración viene una amplia reseña en elnúmero 9 del Boletín Informativo que el Secretariado Permanente del Centenarioeditó.

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EL PADRE JESÚS

El padre Jesús Mendoza González,dominico del convento de San Agustín,marcó una etapa en el “Cervantes”. Sehizo cargo de la Dirección Espiritual delColegio en 1973 y por su entrega y es-fuerzos diarios, por su ilusión generosa,por su dimensión sacerdotal, por su ca-rácter abierto y amable, por su facilidadde palabra, por su inteligencia, por suidentificación con lo marista y por su ha-bilidad para saber conectar con los niñosy adolescentes de una sociedad cam-biante, Jesús Mendoza ha sido, sin du-da, el mejor capellán que ha tenido el Co-legio en su historia. Fue tutor de 1.º BUP,al principio, por necesidades académi-cas, pero luego se volcó en la organiza-ción de las catequesis de comunión, pos-comunión y confirmación, en ejerciciosespirituales y Eucaristías para los alum-nos (diariamente se decía misa durante elrecreo, más las celebraciones especiales), en las Campañas del Domund, de Na-vidad y del Hambre y en clases de Religión; colaboró en todo tipo de actividadesextraescolares y la puerta de su despacho siempre estuvo abierta para recibir yatender cualquier necesidad espiritual, inquietud social o escolar, grande o pe-queña, de los alumnos.

Dinámico y actual, se mantuvo siempre en la línea eclesial que marcaría des-de 1978 el nuevo Papa Juan Pablo II y de él y de los Maristas destacaría en to-das sus charlas, escritos y homilías el amor hacia la Virgen María: “Dios te sal-ve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres. Confiando en tuamor de Madre nos acercamos a tí, especialmente en este mes de mayo dedicadoa tu honor, con humildad en el corazón y una plegaria en los labios: que estés,Madre, en nuestros corazones, en nuestros hogares, en nuestro mundo, amén”255.Apostó siempre por realizar convivencias con los alumnos: “El poder hablar conclaridad, sinceridad y sin miedos. Poder tener una Eucaristía a gusto y sin pri-sas. No se pierde el tiempo y sí se gana mucho por el aire de reflexión y sinceri-dad”256 y por la amistad: “La esencia de lo humano y de las relaciones persona-les en cualquier ámbito es la amistad. La actividad común y la convivencia ha-rán florecer la amistad entre aquellos que se sienten con ganas de participar. Laamistad lo es todo... Por eso nosotros, este año, en el Colegio, estamos trabajan-do bajo un principio hecho lema: Si quieres amistad, sé mas humano cada día”257.

255 MENDOZA GONZÁLEZ, Jesús, Mayo, cita con María, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 7256 DÍAZ, Manuel, Entrevista al Padre Jesús Mendoza, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 20.257 MENDOZA GONZÁLEZ, J., La amistad como vocación del hombre, Eco Marista n.º 10, 1984, p. 3.

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El P. Jesús Mendoza González, OP, capellán yprofesor de Cervantes (1973-1986).

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Orientó a los alumnos en la esencia de tres importantes períodos cristianos del cur-so escolar, Navidad: “Que estos días sean de verdad fecundos en armonía fami-liar. Que sean auténticos en la amistad. Que sean sinceros en el perdón. Ansiososde ese encuentro con Dios-hombre Jesús. Que sean de verdad días en que la pazno sea mentira ni palabra sin sentido, sino tarea para siempre. Que sea, en ver-dad y definitivamente, felicidad, porque seamos capaces de hacer que Navidadsea para todos”258; Cuaresma: “Cuaresma, además del recuerdo de esos hechossalvadores, cumbres de nuestra vida, es una llamada renovada y urgente a la con-versión. Conversión que debe nacer desde dentro de nosotros mismos. Si nuestrocorazón cambia, nuestra actitud será nueva. Cuaresma es llamada a esa novedadque es la confesión de que Cristo vive. Confesar con nuestras actitudes que la Re-surrección es siempre dinámica, inacabada, porque está dependiendo de nosotrossiempre”259; y Pascua: “Ya no nos puede asustar nada. Tenemos que huir de la es-trechez, de los complejos, del miedo. Renace la tierra. Resucitó Cristo nuestra es-peranza, aleluya. Felicidad”260.

Las Primeras Comuniones cobraron un significado tremendamente especialcon la llegada del padre Jesús Mendoza a la capellanía del Colegio. Formó unamplio equipo de catequistas con antiguos alumnos y alumnos de 3.º BUP y COU

258 MENDOZA GONZÁLEZ, J., Ante la próxima Navidad, Eco Marista n.º 5, 1982, p. 5.259 MENDOZA GONZÁLEZ, J., Ante la Cuaresma 81, Eco Marista n.º 2, 1981, p. 17.260 MENDOZA GONZÁLEZ, J., Un saludo de Pascua, Eco Marista n.º 1, 1980, p. 7.

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Homenaje de los catequistas del Colegio Cervantes al padre Jesús, con motivo de la despedida de éste enseptiembre de 1986.

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que, bien preparado, impartió catequesis por parejas, a razón de una hora sema-nal desde noviembre, a los alumnos de 3.º EGB que iban a recibir la Primera Co-munión ese año: “Yo quería hacer algo, me sentía con fuerzas para colaborar ennuestra fe, y quería que fuesen aprovechadas. El Padre Jesús, Director Espiritualdel Colegio, me dio la oportunidad. Después de tres días de cursillo de prepara-ción para catequistas, comenzamos nuestra misión de transmitir, con maravillosailusión, la doctrina de Jesús a aquellos que fueron sus más amados discípulos, losniños”261. Las hermosas celebraciones eucarísticas tenían lugar en el salón de ac-tos del Colegio, a lo largo del mes de mayo, los sábados por la tarde y los domin-gos por la mañana, en un ambiente tremendamente festivo pero del que se encar-gaba el padre Jesús de que no afectase a la verdadera transcendencia espiritualde la ceremonia.

A comienzos del curso 1986/87, la Orden de Predicadores decidió un nuevodestino para el padre Jesús, su tierra canaria, el Santuario de la Virgen de la Can-delaria en La Laguna (Tenerife). Su marcha, aunque tremendamente sentida, nodañó su obra catequética, que es uno de los mayores exponentes de la vivenciacristiana del “Cervantes” y del concepto de Familia Marista. La multitudinariacena-homenaje que le rindió el Colegio “Cervantes” en septiembre de 1986, de-mostró el gran número de amigos que cosechó con su labor: “Gracias, Jesús, por-que has sabido llevarnos al otro JESÚS. Gracias por tus Eucaristías, tus cate-quesis, tus ilusiones y los grupos de muchachos a los que has estimulado a Vivir”,reconocía el H. Juan José un par de años antes262. Esa amistad imborrable y laformación espiritual que inculcó en cuantos lo trataron, son sus mejores recom-pensas: “Que siempre sea Cristo-centro y María-ayuda. Amando, acogiendo, son-riendo, haciendo felices, siendo amigos, perdonando, dialogando, es ya una tarea,pero la única que hará mejor la sociedad, el mundo y la familia. Un saludo a to-dos”263.

LOS HERMANOS

Ocho directores ha conocido el Colegio “Cervantes” en los 30 años que lle-va funcionando en su sede propia de la Avenida de la Fuensanta: H. Emilio Gon-zález Román (1970-1976), presente en “Cervantes” desde 1968, al que le cupoel honor de inaugurar el nuevo Colegio y ser su Director en los tres primeros añosde funcionamiento, para tener inmediatamente una salida poco afortunada de laInstitución Marista; el H. Fernando Moreno Barrio, profesor del Colegio en lasegunda mitad de los 60 y primera de los 70 y que se hizo cargo de su direcciónde 1976 a 1977; el H. Carlos Rubio Múzquiz (1977-1983); el H. Juan José Mi-na Ezpeleta (1983-1987 y 1988-1990); el H. Javier Lusarreta Huesa (1987-1988), que sustituyó al anterior un curso, por motivos de enfermedad y estudios;el H. Luis Escuchuri Lacarra (1990-1996), llegado en el año 1990 procedente

261 MEDINA CANALEJO, M.ª Angeles, Catequesis, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 42.262 MINA EZPELETA, Juan José, Editorial, Eco Marista n.º 9, 1981, p. 3.263 DÍAZ, M., Entrevista al Padre Jesús Mendoza, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 21.

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de la dirección del “Santa María de la Capilla” de Jaén, dejando Córdoba en 1996para ir a “Nuestra Señora de la Victoria” de Málaga; el H. Juan Ignacio Poya-tos Martínez, natural de Granada, se hizo cargo de la dirección de “Cervantes”en septiembre de 1996, a punto de cumplir los 32 años, tras haber llegado a Cór-doba en 1991 procedente del “Nuestra Señora del Carmen” de Badajoz, convir-tiéndose en el primer andaluz que dirige el Colegio “Cervantes” y en el más jo-ven de los 17 Directores que ha conocido en su historia el Colegio Marista cor-dobés. Desde 1999, ejerce la dirección Rafael García Porras, primer seglar en elpuesto y de quien hablaremos más adelante.

El horario de los Hermanos de esta etapa, en días laborables, era el siguiente:

6,30: Levantarse

7,00: Oración y meditación

7,30: Misa

8,00: Desayuno

9,00: Clase

13,45: Rosario y visita al Santísimo

14,00: Comida

16,00: Clase

19,00: Estudio religioso

20,00: Tiempo libre

20,15: Lectura espiritual

20,30: Vísperas y Completas

21,00: Cena

Más de cincuenta Hermanos Maris-tas han entrado en las aulas del nuevo“Cervantes”, los más mayores tras haberconocido la sede de la Plaza de la Com-pañía en distintas etapas. Con ellos, elnúmero total de Hermanos que ha pasa-do por la comunidad cordobesa en sus 70años de historia, impartiendo clase en lasReales Escuelas de la Inmaculada Con-cepción y, sobre todo, en el Colegio“Cervantes”, asciende a 250. De esta úl-tima hornada merece destacarse el H.Antonio Merelo Pérez, laborioso Admi-nistrador, sucesor en esta tarea del H.To-más; el H. Timoteo Pérez Martínez,que conoció tres llegadas a “Cervantes”,1951, 1970 y 1980, teniendo gran vincu-lación con el noviciado de Maimón; el H.Cándido Vadillo Robredo, alavés del lí-mite con Burgos, Marista desde 1923,peregrino de todo el mapa hispano y has-

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El Hermano Carlos Rubio, director de Cervantes(1977-1983), en un partido de fútbol entre profesoresy alumnos, junto a Rafael Pérez de la Lastra.

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ta marroquí, conocedor de seis cárceles levantinas en 1936 y llegado a Córdobaen 1970, con 64 años, donde se dedicó durante 13 a sus dos mejores aficiones: laenseñanza de la ortografía y el catecismo a los pequeños264; el H. Joaquín Par-do Delgado, llegado en 1972, auténtico factótum de 1.º BUP, curso del que llegóa ser tutor de hasta tres secciones el mismo año; los Boada Carazo, HH. Maxi-miliano (H. Maxi) y Santiago, con toda su bondadosa humanidad y laboriosidadllenaron los años 80; el H. José Cabello Carrasco, llegado en 1974 y luego en1982, profesor de Ciencias en BUP y COU; el H. Serafín Mayor García, 22 añosen “Cervantes” y desde 1996 Director del Colegio “San José” de Priego... Peroun espacio especial creemos que merecen dos directores HH. Carlos y Juan Jo-sé y el H. Francisco Ibáñez.

El H. Carlos Rubio Múzquiz nació en Obanos (Navarra) el 9 de junio de1941. Su primer destino como docente fueron las Reales Escuelas de la Inmacu-lada Concepción anejas al “Cervantes”, el curso 1960/61, retornando para el1962/63 y 1963/64. Su estancia más larga y decisiva en “Cervantes” se iniciaríaen septiembre de 1973, procedente de “Nuestra Señora del Carmen” de Badajoz.Profesor de Física y Química y Matemáticas en el BUP, en 1977 fue elegido Di-rector del Colegio. Los seis años que estuvo al frente del Colegio fueron decisi-vos para modernizar y consolidar éste. Cuatro años apenas llevaba en su nuevo ba-

264 Del H. Cándido encontramos dos importantes reportajes en DIAZ, Manuel, 60 años de vida docente yreligiosa del H. Cándido Vadillo, Eco Marista n.º 5, 1982, pp. 10-11 e IBAÑEZ CAMARA, Francisco, NuestrosHermanos Tomás y Cándido, Eco Marista n.º 7, 1983, pp. 16-17.

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El H. Francisco Ibáñez, con sus alumnos de COU, en el curso 1986/87.

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rrio, había conocido dos directores y superaba los 1.700 alumnos, España y Cór-doba se hallaban en plena transición política, la juventud vivía su etapa más con-testataria y los tiempos para la enseñanza católica anunciaban ya que no se le ibaa regalar nada; las secularizaciones se hacían notar en la Institución Marista y pro-fesores seglares que no habían dado nunca problemas, sacaban a la luz ahora susdiscrepancias con el Ideario del Colegio. El “Cervantes” se mantuvo y voló másalto, y si ello fue en parte gracias a lo que se dio en llamar Familia Marista, no esmenos cierto que la acertada gestión del H. Carlos contribuyó de modo decisivo,como reconoció su sucesor el H. Juan José: “Guardo una gran admiración a lalabor serena, tranquila y arriesgada del H. Carlos, que se encuentra estudiandoen Roma. Sin el engranaje perfecto con que dejó la máquina colegial, no hubierasido posible que la Casa marchara como lo está haciendo”265. Apostó el H. Car-los, decididamente, por la Familia Marista: “Expresión afortunada: Familia Ma-rista; tenemos a Cristo, que es camino, verdad y vida, como hermano, y a Maríapor Madre, Modelo y Recurso Ordinario, así se complacía en llamarla Marceli-no Champagnat... En la familia no caben posturas críticas llenas de amargura:de los padres hacia los hijos, al ver cómo se van despegando de la casa; de loshijos hacia los padres, porque no se sienten comprendidos; de los profesores a susalumnos pues no corresponden a sus desvelos; de los alumnos hacia sus profeso-res pues se consideran discriminados e injustamente tratados. Nada de esto cabeen una Familia, pues familia es amor y calor de Hogar... Esta familia que quere-

265 MINA EZPELETA, Juan José, Salutación, Eco Marista n.º 8, 1983, p. 3.

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El Hermano Juan José Mina, director de Cervantes (1983-1987 y 1988-1990).

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mos construir y que la vamos haciendo cada día, no se basa en una amistad hu-mana puramente, aunque no se opone a ella, es en la identificación con los obje-tivos donde encuentra su consistencia; demos coherencia a nuestras vidas si que-remos para nuestros hijos una buena educación; los niños, los educandos, exigenque haya armonía y compenetración en la familia, en el Colegio y entre ambos”266.Quizás la razón del éxito del H. Carlos en su gestión, aparte de su infatigable ca-pacidad de trabajo en todos los frentes y de la concreción de la idea de la FamiliaMarista, fue el tener las ideas muy claras sobre la Iglesia y la Sociedad: “Hoy, co-mo hace 50 años, nos encontramos con una sociedad descristianizada. La socie-dad, como tal, ha perdido el sentido de lo transcendente. A la vista de algunos pe-simistas parece que la Barca de Pedro, la Iglesia, va a la deriva; a la Iglesia sela critica desde dentro y desde fuera. Sin embargo, sigue siendo la Iglesia, nues-tra tabla de salvación, porque contamos con la promesa: Yo estaré con vosotroshasta la consumación de los tiempos”267; el admitir el cambio de los tiempos:“Ahora no es más difícil, es distinto. Antes, el profesor decía una cosa y se respe-taba, no se insolentaba el alumno. Ahora hay otros valores que se cultivan más,como es el espíritu crítico. Esto es importante y conviene tenerlo presente. El queel alumno manifieste espontáneamente lo que piensa, creo que es importante. Tam-bién ahora hay más confianza entre profesor y alumnos. Nos tutean. Esta con-fianza también es interesante”268; y el asumir un pasado, pero sin convertirse enestatua de sal: “Todo aniversario lleva consigo unas connotaciones nostálgicaspor aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. No podemos consentir queel cincuentenario se circunscriba a una complacencia nostálgica en el pasado;tampoco sería valiosa esta mirada retrospectiva si nos limitamos a copiar literal-mente ciertas fórmulas que en su día tuvieron vigencia pero que necesitan ser ac-tualizadas. Mirar atrás, sí, pero sólo para detectar lo auténtico, lo nuclear, paraver si conservamos nuestra identidad, para analizar si el carisma de MarcelinoChampagnat, del cual eran portadores los primeros Hermanos, está intacto ennuestro Colegio”269. En septiembre de 1983, el H. Carlos dejaba el “Cervantes”,estudios en Roma, la dirección de la revista marista Presencia 7, Granada y, ac-tualmente, Director del Colegio “Colón”, en Huelva, han sido sus siguientes tra-bajos, con la seguridad de que siempre en su corazón y en su mente hay un hue-co para Córdoba, no desaprovechando ninguna ocasión para visitarla y mantenerel contacto con el “Cervantes”, de cuya Asociación de AA.AA. es Insignia deOro.

El H. Juan José Mina Ezpeleta, o H. Juanjo como es conocido, sucedió alH. Carlos en la dirección del Colegio “Cervantes” en septiembre de 1983. Ha-bía nacido en Olleta (Navarra) el 9 de agosto de 1943. A similitud de su paisanoel H. Carlos Rubio, su primer destino como docente marista fue Córdoba en elcurso 1962/63, marcharía al finalizar el año escolar y no volvería hasta septiem-

266 RUBIO MUZQUIZ, Carlos, Familia Marista: A Cristo por María, Eco Marista n.º 5, 1982, pp. 4-5.267 RUBIO MUZQUIZ, C., Exigencias actuales en el 50 aniversario, Eco Marista n.º 7, 1983, p. 9.268 CID, Ignacio, El Colegio Cervantes de los Maristas, cincuenta años en Córdoba, entrevista al H. Car-

los aparecida en La Voz de Córdoba el 12 de enero de 1983.269 RUBIO MUZQUIZ, C., Exigencias actuales en el 50 aniversario, Eco Marista n.º 7, 1983, p. 9.

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bre de 1976, procedente de “Nuestra Señora del Carmen” de Badajoz. Desde en-tonces, y durante 26 años, el H. Juanjo ha desarrollado su labor en el “Cervan-tes”. Profesor de Física y Química y Matemáticas en BUP y COU, su figura conla bata blanca y su, casi, inalterable bigote se hizo habitual en el “Cervantes” enlas horas lectivas, sobre todo en su querido y bien utilizado laboratorio de Quí-mica. Pero el incombustible H. Juanjo es capaz de ofrecernos muchas más imá-genes a lo largo del día: vestido de tuno y tocando el acordeón, dirigiendo un co-ro tras el órgano electrónico, cambiando discos durante las fiestas de “Cervan-tes”, organizando un fuego de campamento o con el mono puesto y reparando al-gún foco del salón de actos... Este navarro afincado en Córdoba fue Director del“Cervantes” de 1983 a 1990, un cargo para el que decía que no servía pero quesacó adelante con éxito gracias al equipo de colaboradores que tuvo (Mateo Váz-quez, el padre Jesús, los presidentes de la Asociación de AA.AA. y de Padres,etc.), a la labor previa del H. Carlos y a su indudable carisma con la juventud, enla clase y en las actividades extraescolares. Hombre de acción, poco dado a dejarpor escrito sus ideas, éstas se manifiestan en sus obras, sin las cuales no tendríasentido la historia del “Cervantes” en sus últimos 25 años: Actividades musica-les, Campamentos de Verano, Caseta de Feria, Fiestas del “Cervantes” los sába-dos, no habrían existido sin el H. Juanjo y su puesta en práctica de la pedagogíamarista de la presencia. En 1978 la Asociación de AA.AA. le impuso su Insigniade Oro y en 1983, a propuesta de los alumnos de COU, recibió la Chasca de Oro.Actualmente sus inquietudes apuntan hacia Bolivia, hacia la misión que la Pro-vincia Marista de la Bética tiene en ese país suramericano. Los veranos de 1995y 1996 los ha pasado allí, viviendo de lleno una realidad muy distinta de la quecontempla durante el curso escolar en Córdoba: “Al concluir la experiencia, dosmeses, el recuerdo y la oración siempre presente recordando al campesino, lle-nan mi vida. Me muevo, al mirar el reloj, en sintonía con Bolivia (seis horas me-nos) y pienso y vivo por mis campesinos. He encontrado a Dios a través del her-mano pobre, del laico solidario y de los Hermanos comprometidos del distrito.Mis vacaciones estivales parecen ya, que no tienen sentido sin el proyecto Boli-via”270. Desde el curso 2002/03, el H. Juanjo, está destinado en el Colegio “San-ta María de la Capilla” de Jaén.

El H. Francisco Ibáñez Cámara nació el 24 de mayo de 1929 en VaranilloQuemado (aldea de Salas de los Infantes, Burgos). Con nombre de profesión, H.Modesto, Jaén (10 años) y Bonanza, fueron sus primeros destinos en la Bética.En septiembre de 1977, y procedente del “Colón” de Huelva, llegó al Colegio“Cervantes”. Profesor de Lengua y Literatura Españolas y Francés en BUP yCOU, de Religión y Filosofía ocasionalmente, vivía los exámenes de Selectividaden el más puro estilo de la vieja escuela marista: “No ha sido un buen año; y nopor el entusiasmo y trabajo de alumnos y profesores... Se formaron tres tribuna-les y, casualmente, el 1.º fue terrorífico y el 2.º y el 3.º auténticos coladeros... Poruna vez no creemos en mala voluntad ni contubernios, sencillamente mala suer-te; relativa, claro, pues pasaron 124 alumnos de los 134 que presentamos. El pro-

270 MINA EZPELETA, J.J., Proyecto Bolivia, ¿Proyecto de vida?, Boletín Informativo de la Asociación deAA.AA. Maristas, Colegio Cervantes, Córdoba, octubre 1996, p. 9.

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medio del tribunal fue de 48% aprobados y el trato recibido por otros centros, so-bre todo I.N.B. de pueblos, fue de pena. Ningún I.N.B. de la capital estaba en eltribunal 1.º”271. Magnífico profesor, inteligente y didáctico, lo que nos queda, sinembargo del H. Ibáñez en el recuerdo, es su enorme e inquieta actividad, igualcon la pluma que con el pincel, nos queda su ironía, su sentido del humor, sus ga-nas de vivir: “El H. Francisco Ibáñez fue un amigo que se preocupó por cuantoslo conocimos, tanto en su actividad docente como en cualquiera de las facetas quecultivó. Dado como somos, tan amantes de las titulaciones, sólo diré que fue Li-cenciado en Lenguas Románicas, hablando perfectamente el francés. Sin embar-go, igual cogía un pincel y hacía un hermoso cuadro, que manejaba un soplete pa-ra fabricar una bella escultura, soldaba una silla rota o fabricaba unos cenice-ros”, recordaba el antiguo alumno y profesor del “Cervantes”, José Luis de los

271 Anales 1980, p. 12.

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Homenaje Hermano Ignacio Martínez en 1991, con motivo de sus treinta y cinco años en Cervantes. Junto al Hermano Ignacio está el antiguo alumno y hoy médico del Colegio, José Lama, mientras se dirige al público el Hermano Francisco Santamaría.

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Reyes. En el modernizado “Cervantes” de finales de los 70 y de los años 80, elH. Ibáñez fue un referente de la “vieja guardia”, pero con toda la gracia e inge-nio que le imprimía a cuanto decía, escribía o hacía. Y es que el H. Francisco Ibá-ñez fue el último gran cronista de la historia del “Cervantes”; desde su llegadaél, hasta su marcha en 1989, se encargó de recuperar una tradición perdida en losaños 60. La lectura de los Anales y de las Actas de los Consejos Locales, por élescritos, son riquísimas de contenido y amenas de leer, salpicados con más de uncomentario genuino. Sus colaboraciones con la revista Eco Marista nos regalaronsu labor de cronista, literato e investigador: La educación popular y MarcelinoChampagnat (Eco 2), La tercera edad (Eco 5), V Encuentro de la Familia Maris-ta en Jaén (Eco 7), Cena Homenaje a los Hermanos profesores del Cervantes de1933 a 1983, Vigilia de la Inmaculada y Evocación al H. Tomás (Eco 8), Cente-nario de los HH. Maristas en España (Eco 10), VII Encuentro de la Familia Ma-rista en Huelva (Eco 11) y 1886-1986 Centenario Marista en España (Eco 12),son algunos de sus artículos aparecidos en esa revista que editó el APA del Cole-gio “Cervantes” de 1979 a 1986. Poeta infatigable, el H. Fernando Calvo, reco-pilador de su obra, ha logrado reunir nada menos que 103 composiciones. Fue elpromotor, junto a la directiva de la Asociación de AA.AA., de la visita anual a laResidencia de Benalmádena. Colaboró intensamente en el Centenario de 1986, di-señando carteles, llaveros, pisacorbatas y objetos de recuerdo. Fue corresponsalde la Provincia Bética para la revista marista Presencia 7 y dedicó los últimos añosde su vida a confeccionar la historia de los Colegios de dicha Provincia, impi-diéndole su súbita muerte, el 5 de enero de 1996 en “La Inmaculada” de Grana-da, culminar su proyecto, pero habiendo puesto su trabajo a disposición de quienquisiera aumentar la investigación. Como buen cronista, nunca puso por escritosus ideas, se limitó a reflejar cuanto veía, aunque lógicamente desde una ópticamuy personal: “Del Hermano Francisco Ibáñez Cámara no es necesario hablarmucho ni rebuscar datos, todo, absolutamente todo lo dejó escrito, y a través desus páginas, como si de una biografía surrealista se tratara, se puede reconstruirsu historia, su vida, su humanidad, su erudición y su profundo sentido religio-so”272. Para conocerlo había que tratarlo y sintonizar con su forma de entender laHistoria, con sus ganas de trabajar, con su análisis de la sociedad actual y con esaalegría cristiana que sólo tiene el que confía en la Providencia: “Comienza el nue-vo año, con toda la retórica de moda: La Década de los 80. Se hacen augurios,pronósticos y previsiones de todo tipo: religioso, político, económico, etc. Abun-da el pesimismo y el dogmatismo progre. Echamos en falta la visión sobrenaturaldel mundo en todo ese comentario multitudinario de los medios de comunicación.Dejemos el porvenir en manos de la Providencia”273. Sería caer en el panegíricosi dijéramos que el H. Ibáñez era un genio, pero no nos equivocamos si lo defi-nimos como un humanista vital y genial. Vayan para él nuestro recuerdo y cariño,y cerremos esta semblanza como a él le hubiera gustado, con fe, ironía y vida, re-cogiendo la poesía escrita por él mismo en 1994, pensando en su muerte:

272 CALVO RODRÍGUEZ, Fernando, Vida y obra del H. Francisco Ibáñez Cámara, Granada 1997, p. 5.273 Anales 1980, p. 1.

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Y cuando muera,pues moriré algún día, no vengáis a mi tumba a llorarni con lutos o crisantemos,pues toda mi vida nadé en alegría, la repartí y la libé,corriendo caminos de mi Andalucía.Y si sigo viviendo, como creo,no vengáis llorando, por favor,venid sonriendo,venid rezando un rosario,venid cantando un Ave María,venid recordando el azul del cielo,la belleza de las flores,la aventura del día a día.Aún estoy vivo, vivoy no quiero que por mí nadie llore.Vivo cuando te levantas,vivo cuando cantas,vivo cuando estás triste,contando mi última trapaceríapara volver tu cara alegrey raer la melancolía.Y para tu tranquilidad,te confieso con simpatía,que nadie podrá quitarmeun pitillo que fumarmey mi devoción a María.

LOS PROFESORES SEGLARES

Los números son innegables. En el curso 1942/43, cuando el “Cervantes”abrió sus puertas en el edificio de La Compañía, su comunidad docente era de 13Hermanos y tres profesores seglares para 365 alumnos; treinta años después, enel curso 1973/74, el primero del Colegio en la Fuensanta, hay 12 Hermanos y 33profesores seglares para 1.274 alumnos; actualmente, el número de Hermanos habajado a 5 y el de profesores seglares ha ascendido a 40. En los años 40, 50 y 60,hasta 10 Hermanos nuevos llegaban a Córdoba cada septiembre; desde la segun-da mitad de los 70, la cifra ha bajado a tres, dos, uno o ninguno. El paulatino au-mento de alumnos, parejo a la disminución de vocaciones maristas y a las secula-rizaciones, hará que el “Cervantes” vaya incorporando a su plantilla a profesoresseglares. Los Hermanos tratarán de reservarse las tutorías, hasta el punto de queun solo Hermano era el tutor de tres cursos, pero llegará un momento en que has-ta eso será inviable y los Maristas deberán asumir que la gran responsabilidad dellevar las clases recae sobre profesores seglares.

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A pesar de que no me cabe la más mínima duda de que los Hermanos Maris-tas sopesaban largamente los méritos de uno u otro profesor a la hora de incluir-lo en la comunidad educativa de “Cervantes”, variada fortuna tendrán a la horade escoger estos colaboradores, tanto en su calidad académica como en su gradode fidelidad al Ideario Marista y católico que se suponen debían aceptar al ingre-sar en un centro de estas características. Para algunos profesores, el “Cervantes”fue solo un lugar de paso mientras sacaban oposiciones a la enseñanza pública,otros entraron en abierto conflicto con el Ideario del Colegio y otros, identifica-dos con la confesionalidad del centro, no dieron precisamente brillantez al “Cer-vantes” dada su baja calidad. Ensalcemos aquí los que se entregaron y vivieron elespíritu del Colegio, educando y enseñando a generaciones y generaciones dealumnos, de acuerdo al Ideario Marista, compartiendo afanes educativos, convi-vencias en Maimón, Santo Domingo de Scala Coeli y Viajes Fin de Curso. Mu-chos hicieron del Colegio su segundo hogar y en él siguen, otros partieron hacianuevos horizontes tras haber dejado su mejor labor en los años de “Cervantes”,para otros, en fin, llegó la hora de una merecida jubilación.

A mediados de los 50 entrarán en el “Cervantes”, cuatro profesores que ten-drán una larga continuidad e importancia. Pedro Palop Fuentes, David Fernán-dez Cortés, José Luque López y Celso Velázquez Elices; el primero, historia-dor y latinista, miembro de la Real Academia de Córdoba, permanecería en el Co-legio hasta su jubilación en 1978, Insignia de Oro de la Asociación de AA.AA.,inició en 1974 una Historia de “Cervantes”, lamentablemente inacabada y extra-

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El primer claustro de profesores del nuevo Colegio Cervantes en la Fuensanta, en 1973.

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viado el material utilizado; el segundo, profesor de Ciencias en Bachiller perma-necerá en el Colegio hasta 1977, cuando pasará a la enseñanza pública; el terce-ro, profesor del ciclo medio de la EGB (niños entre 8 y 9 años), llegará a jubilar-se en “Cervantes” en 1991; Celso Velázquez, también profesor del ciclo prime-ro (niños entre 6 y 7 años) y medio, ha sido hasta hace poco el más veterano pro-fesor seglar de “Cervantes”, pues en el curso 1996/97 cumplió nada menos que38 años impartiendo clases en el Colegio.

Entre los profesores que entraron en “Cervantes” en los años 60 hay un gru-po importante que ha llegado a nuestros días impartiendo docencia en los prime-ros niveles del Colegio: Antonio López Valbuena, antiguo alumno y tremenda-mente integrado en la Familia Marista, Rafael Rodríguez Galán, Francisco Ro-dríguez Luque, Rafael Pérez de la Lastra, el profesor de Educación Física y Je-fe de Estudios y Prefecto de disciplina durante muchos años Manuel Parra Ga-lindo y Mateo Vázquez Berni. El caso de Mateo Vázquez, profesor de Socialesen la segunda etapa de EGB y secretario adjunto de “Cervantes”, jubilado duranteel curso 1996/97 tras 31 años en el Colegio, merece un alto: identificado con elespíritu de la Familia Marista hasta el punto de que en cinco números de Eco Ma-rista el editorial fue suyo; muy vinculado con los Hermanos: “Hacemos constarque quien ha tramitado el curriculum ha sido el profesor Mateo Vázquez, de 6.º,Secretario adjunto del Colegio, gran persona y entusiasta del Colegio Cervan-tes”274; gran animador de la participación de los padres: “Precisamos de padrescomprometidos, dispuestos a dar antes que a recibir, pues el trabajo comprome-tido y sincero de unos pocos puede más que la apatía, la desgana y el desinterésde unos muchos. Con ese trabajo comprometido se logrará la paulatina consoli-dación de la Comunidad Educativa, coordinando a los estamentos en un com-promiso serio de acción, de obras y no tan sólo de palabras”275; defensor de losderechos de sus compañeros: “Los titulares de centros privados de enseñanza vencómo, de día en día, va empobreciéndose el sector, pues al aumentar el costo dela enseñanza, el núcleo de alumnos disminuye paulatinamente, siendo numerososlos centros que cierran cada año. Los profesores y personal no docente ven cadadía más difícil la estabilidad de sus puestos de trabajo por las razones aducidasanteriormente”276; auténtico azote del Gobierno: “El socialismo no admite la en-señanza privada, especialmente la religiosa y el PSOE, con su fuerza apisonado-ra busca la forma de asfixiarla. El propugna una escuela única, laica y cogestio-nada, por ello debe eliminar la privada y, de este modo, teniendo en su poder laescuela, logra el cambio de la sociedad, como han defendido los teóricos del so-cialismo”277; y ferviente católico en la línea de Juan Pablo II: “Creemos y espe-ramos que este viaje haya dejado una profunda huella en nuestros corazones; que

274 Acta del Consejo Local del 26 de noviembre de 1977, con motivo de la concesión del título de Profe-sional de la Enseñanza Distinguido al H. Ignacio.

275 VÁZQUEZ BERNI, Mateo, Necesitamos padres comprometidos, Eco Marista n.º 10, 1984, p. 4.276 VÁZQUEZ BERNI, M., Editorial, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 3. El profesorado seglar se vió amplia-

mente beneficiado con la concertación del “Cervantes”, mejorando sus sueldos y garantizándose su puesto.277 VÁZQUEZ BERNI, M., El Gobierno, sordo ante el clamor del pueblo, Eco Marista n.º 10, 1984, p. 5.

Con motivo de la manifestación en Madrid por la Libertad de Enseñanza y el Pacto Escolar, el 18 de noviembrede 1984.

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sus palabras hayan caído en tierra buena para que dé su fruto y que su figura seala luz del mundo que no se oculta, sino que se coloca sobre el candelabro paraque nos siga iluminando a todos y nos guíe por la senda del bien”278, posicio-nándose contra el aborto y el divorcio: “Esta sociedad hedonista, que nos ha to-cado vivir, que, poco a poco, ha ido perdiendo los principios tradicionales, que seha ido acostumbrando al placer, a la ‘dolce vita’, se siente incapaz de soportarlos sacrificios que supone una vida en común... No pretendo criticar la soluciónque cada cónyuge dé a su problema sentimental. Mi deseo es llamar la atencióna los padres sobre las consecuencias de la separación y el divorcio que recaeránsobre sus hijos, generalmente víctimas inocentes de la mutua incomprensión delos padres... El trato que tenemos con vuestros hijos, nuestra preocupación porellos, nos da derecho a deciros: ‘Basta, piensa profundamente en ellos’ y enton-ces cobrará sentido y aceptarás el precepto divino ‘Lo que Dios ha unido, nadielo desate’”279.

Los principios de los 70 verán llegar a “Cervantes” a un nutrido grupo deprofesores de la EGB que echarán raíces hasta nuestros días: Manuel Llamas-Aguilar Tablada, José Peralbo López, Enrique del Río Correa, Juan DávilaDíaz, Cristóbal Rodríguez Luque, Samuel Gálvez Pozuelo (fallecido en el ve-rano de 2003), Antonio Higueras Manga, que pasaría posteriormente a BUP yCOU, Daniel Pizarro Muñoz y Pedro Moral Muñoz, éste último el único de lalista que ha pasado a la enseñanza pública. A finales de los 70 y principios de los80, “Cervantes” vivió una pequeña hecatombe con la salida de él de un ampliogrupo de profesores de Segunda Enseñanza, bien por haber aprobado oposicionesen la enseñanza pública, bien por estar en abierta disconformidad con la línea re-ligiosa del Colegio, o por ambas cosas a la vez: David Fernández Cortés, Ma-nuel García Merina, Carlos Domínguez Conde, Francisco Moriana Cámara,Francisco Roldán Villén, Francisco López Pozo, Juan Herrera Mesa y JoséLeón Gallardo. Los Hermanos recurrirán a profesores de probada confianza, co-mo José Zarco Cañadilla, actualmente profesor en la enseñanza pública, pero du-rante muchos años profesor de Literatura e Historia del Arte en BUP y COU, fa-moso por su rectitud y exigencia y valoración del trabajo, ideólogo de la FamiliaMarista, responsable del Departamento de Orientación Educativa del Colegio yarticulista en este campo de la revista Eco Marista, donde siempre defendió la en-señanza integral: “Los valores de estudio, trabajo, agradecimiento, amor filial,confianza, respeto, fraternidad, renuncia, abnegación y otros, crearán en el almade nuestros hijos un reconocimiento pleno que desembocará en la filiación divi-na y un clima que permita obtener la mejor cosecha dentro de la institución es-colar y para la vida, última meta para cualquier formación integral”280; VicenteRuiz Granados, profesor de Filosofía y Latín, llegado en 1976 y aún en planti-lla; Amador Pozuelo Linares, llegado a finales de los 70 y aún presente en losprimeros cursos de la Enseñanza de “Cervantes”; Antonio Pérez Rodríguez, pro-fesor de Historia e Historia del Arte, que llegó en 1979 y permanece en la actua-

278 VÁZQUEZ BERNI, M., El Papa, un viaje de Esperanza, Eco Marista n.º 5, 1982, p. 8. Con motivo delViaje de S.S. el Papa a España en otoño de 1982.

279 VÁZQUEZ BERNI, M., Editorial, Eco Marista n.º 2, 1981, p. 3.280 ZARCO CAÑADILLA, José, Pedagogía y relación Familia-Colegio, Eco Marista n.º 1, 1980, p. 9,

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lidad; o antiguos alumnos del Colegio, como José Enrique Carretero de Lara,M.ª Ángeles Alarcón García, Miguel Angel Sanchiz Salmoral, Antonio MuñozCastro, Julia Morales de la Cruz, Francisco José Luque Oteros y Angela Ma-ta Villalba, todos, salvo la segunda, aún en el centro en el curso 2002/03. Otrosprofesores que impartieron varios cursos su docencia, durante estos últimos 20años, en “Cervantes”, pero que ya no están son: Joaquín Aguilar Gavilán, JoséAlfonso Bugella Rojas (un químico con el ingenio de un hombre de letras), An-tonio Cantillo Bascón, Ramón Jiménez Solsona y Juan Ignacio Lobillo Ríos.Como curiosidad, decir que 1979 fue el año que vio, por primera vez, a mujerescomo profesoras de “Cervantes”: Isabel Clara García de Liñán, de Historia,Mercedes Osuna Rodríguez, de Inglés y M.ª Eugenia Borrero Cuenco, de Cien-cias, ésta última, en la actualidad, permanece en el Colegio junto a otras cuatroprofesoras.

El curso 2002/03 ofrece una imagen del profesorado seglar de “Cervantes”mucho más compacta que hace 25 años, cuando comenzó a ser decisiva su parti-cipación en la enseñanza y educación que pretendían impartir los Maristas en Cór-doba. No en balde, la mitad de la plantilla actual, roza o supera los 20 años de con-tinuidad en el centro y muchos son antiguos alumnos, lo que garantiza una míni-ma unidad de criterios y una eficacia en la acción. Para ellos, y para los que pa-saron por “Cervantes” dándose en el ejercicio de su vocación de enseñantes yeducación a generaciones de niños y adolescentes, tomo prestadas las hermosaslíneas que escribiera Mateo Vázquez en diciembre de 1982: “Es indudable que

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Claustro de profesores del Colegio Cervantes en el curso 1989/90.

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cada uno de los numerosos profesores del centro tiene una forma peculiar de con-cebir la vida, la pedagogía, la enseñanza, la clase e, incluso, el trato con los alum-nos. Somos muy diferentes en edad, formación, carácter, etc. No obstante esta va-riedad enriquecedora, hay una general y gran inquietud por nuestros alumnos, susproblemas, sus fracasos. Me diréis que esa inquietud es inseparable del buen pro-fesor, del Maestro. Hay, sin embargo, un peligro: el que nos profesionalicemos,que esa vocación de maestro se convierta en una forma de vida, en un empleo, enel ejercicio de una profesión, digna pero, al mismo tiempo ingrata... ‘El discípuloserá perfecto si es como su maestro’ (Lucas 6,42). Nuestra vida debe ser, paranuestros alumnos, ejemplo vivo de honestidad. Nuestra palabra, nuestra ense-ñanza debe ser, para ellos, la simiente de las grandes virtudes, Fe, Esperanza yCaridad, virtudes que deberán acompañarles durante toda su vida, iluminando yallanando su camino, así al salir de nuestras clases puedan decir ‘¿dónde iremos?,aquí hemos escuchado, se nos han dado, palabras de vida eterna’”281.

LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS (2.ª PARTE)

Durante este período, la Asociación multiplicó sus actividades, vinculadassiempre con el Colegio, llegando al número actual de 1.317 asociados. Ya comen-tamos en la 1.ª parte que se ha mantenido la misma Junta Directiva desde 1964,encabezada por Antonio Alarcón Parodi; de su inquieta laboriosidad y dedica-ción es testimonio todos los progresos de la Asociación, de su manera de pensarbasten estas palabras suyas como botón de muestra: “A ti, chiquita de COU, quecuando recibes la insignia eres una guapa mujercita; a ti, chavalote de COU, que‘vestido de hombre’, con corbata y chaqueta oscura sabes acompañar y dejar laacera a tu compañera de clase: ese es el principio de un largo camino que te que-da por recorrer. Sigue siempre así. Luce con orgullo esas TRES VIOLETAS con lasencillez, humildad y modestia que ellas representan. Siéntete Marista. Y si Dioste llama por ese camino, no vaciles ¡Echa palante! Nunca te arrepentirás. Te lodice y aconseja uno que goza de una ‘juventud prolongada’ y se siente maristahasta los huesos. Gracias Hermanos Maristas por la enseñanza que me disteis yque nunca olvidaré y unas GRACIAS con mayúsculas porque me enseñasteis aamar a MARÍA”282. Desde 1976 la Asociación cuenta con una sala en el nuevoColegio, compartida con la Asociación de Padres y Educadores de Alumnos. Enla Asamblea de 1978, la Asociación creó su rama juvenil, cuyo primer presidentefue Rafael Lillo Roldán, y que desde entonces ha colaborado en actividades co-mo catequesis de Primeras Comuniones, campamentos de verano, festivales mu-sicales, teatros, fiestas de los sábados en el Colegio, concursos, caseta de feria, etc.El 18 de diciembre de 1988, en Asamblea General Extraordinaria, la Asociaciónreformó algunos puntos de sus Estatutos, con el fin de modernizarlos. Desde laAsamblea de 1992, en fin, la cuota anual para los asociados se fijó en 500 ptas.

281 VÁZQUEZ BERNI, M., Editorial, Eco Marista n.º 5, 1982, p. 3.282 ALARCÓN PARODI, Antonio, Editorial del Boletín Informativo de la Asociación de AA.AA. Maristas

del Colegio Cervantes, Córdoba, mayo 1997, p. 2.

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Muchos son los gestos que demuestran la hermandad entre AA.AA. y la Ins-titución Marista. Quizás uno de los más hermosos sean las dos visitas al año que,desde finales de los 70, realiza una representación de la Asociación a los Maris-tas que pasan su venerable ancianidad en la residencia de Benalmádena, lleván-doles palabras de aliento, cariño y algunos regalos, recibiendo, a cambio, sus ora-ciones y agradecimiento; desde 1982, una placa de plata obsequiada por la Aso-ciación luce en dicha residencia con una frase pronunciada por José Zarco Ca-ñadillas, profesor del “Cervantes” y antiguo alumno del Colegio Marista “SanJosé” de Sahagún (León), durante su ponencia en el III Encuentro de la FamiliaMarista: “En este jardín de la esperanza, los Antiguos Alumnos tendríamos queentrar de rodillas, porque esos hombres de Dios han cumplido en lealtad y en es-píritu marista”283. En 1988, la Insignia de Oro fue para esta residencia de Benal-mádena. Durante este período, dicha distinción máxima en la Asociación, recayópor 11 veces en Hermanos Maristas: los sucesivos directores del “Cervantes”, elProvincial H. José Luis Álvarez y los HH. Tomás, Ignacio, Miguel, Antonio,Cándido y Serafín. Otro gesto que testimonia esa gratitud de almas nobles hacia“Cervantes” y los Hermanos: la propuesta de Rafael de la Hoz, en 1974, de bau-tizar con los nombres de antiguos Directores a las aulas de los últimos cursos delnuevo colegio, fue rápidamente puesta en práctica y al año siguiente los AA.AA.de la Primera Promoción entregaban dos placas de mármol, una con el nombre delH. Julio Albéniz y otra con el escudo del Colegio y los nombres de los miembrosde dicha promoción; en la Asamblea de 1977 se aprobó la confección de placassimilares con los nombres de los HH. Victoriano Ruiz y Esteban Gallo.

283 Historial de la Asociación..., o.c., p. 64.

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Visita de los antiguos alumnos de Cervantes a la residencia de hermanos maristas en Benalmádena, 1981.

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Durante este período siguió editándose el Boletín Informativo y celebrándosea finales de mayo la ofrenda floral a la Virgen María, ya en su estatua que hayen los jardines del Colegio, regalo de los AA.AA. y bendecida en la Vigilia de laInmaculada de 1983. La Insignia de Oro siguió premiando a los antiguos alum-nos más distinguidos; su lista se refleja al final de este trabajo, pero señalemosaquí, por su tremenda emotividad, la entregada a Otilia García, madre de cincoreligiosos, tres de ellos Hermanos Maristas: los HH. Fernando, Serafín y Ser-vando Mayor, el segundo, profesor en el “Cervantes” y actual Director del “SanJosé” de Priego y el tercero, Director en Priego en los años 80 y misionero desde1995 en Zaire, donde fue asesinado el 31 de octubre de 1996, junto a otros tresmaristas españoles, por milicianos de la etnia hutu, temerosos de que denunciasenal mundo las atrocidades que cometían con los refugiados. Otra Insignia de Oro,muy sentida, fue la que recayó en 1980 en Adolfo Díaz Marín, entrañable y ser-vicial portero del Colegio, tanto en su etapa de la Plaza Queipo de Llano como enla Fuensanta, sustituto de José, el primitivo portero de los años 40 y 50. Otro miem-bro del personal de servicio del Colegio que fue distinguido por los AA.AA. fueFrancisco Agudo López, auténtico comodín, que recibió en 1984 una insignia ex-clusiva para él: el Alicate de Oro, en referencia a su sobrenombre. En las Asam-bleas siguieron imponiéndose las Insignias de Plata a las promociones que cum-plían 25 años y las normales a los cursos de COU del Colegio, con la excepcióndel año 1992, cuando a propuesta del Director H. Luis Escuchuri, se pospuso és-ta para la finalización del curso 1992/93; la intervención de Amador Jover, muyaplaudida, solicitando la vuelta a la práctica habitual, hizo que se recuperara des-de la siguiente Asamblea. En 1977, la Asamblea de la Asociación, a propuesta de

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José Luis Royo Raya, segundo por la derecha, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos desde el año2000, junto a Antonio Alarcón y otros directivos en la Asamblea de la Asociación del año 1999.

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Manuel de la Peña, creó una nueva insignia, la Chasca de Oro, para premiar alos profesores seglares del Colegio que llevaran 25 años en él, recibiéndola en su-cesivos años Mateo Vázquez Berni, Manuel Parra Galindo, Rafael RodríguezGalán, Antonio López Valbuena, Celso Velázquez Elices, José Luque López,Francisco Rodríguez Luque, Rafael Pérez de la Lastra, Manuel Llamas Agui-lar, José Peralbo López, Enrique del Río Correa, Juan Dávila Díaz, AntonioHigueras Manga, Cristóbal Rodríguez Luque y Samuel Gálvez Pozuelo, en-tre otros. Desde hace varios años, los profesores seglares son objeto, también, deotro detalle por parte de la Asociación de AA.AA.: al contraer matrimonio se lesobsequia con un Quijote de madera, que la APA del Colegio completa, simpáti-camente, con un Sancho Panza.

En esta etapa de la Asociación de AA.AA. se han venido celebrando anual-mente, desde 1979, los Encuentros de la Familia Marista de la Bética, formada porlos Maristas, Asociaciones de Padres, profesores, AA.AA., alumnos y simpati-zantes. El primer Encuentro tuvo lugar en la Casa-Residencia de Fuenteheridos(Huelva), organizado por la Asociación de AA.AA. de Sevilla. El III Encuentro284

tendría lugar en Córdoba, los días 12 y 13 de junio de 1981, siendo organizadopor la Asociación de AA.AA.; el Encuentro se inició con una cena en el Círculode la Amistad en la que se intercambiaron regalos, para el día siguiente abrirlo conuna misa en la iglesia de la Universidad Laboral, oficiada por monseñor José An-tonio Infantes Florido, obispo de Córdoba, seguirlo con la exposición de tres po-nencias: Valores de la familia marista, por Juan Garzón Pérez (Presidente delAPA de Granada), María como ejemplo de vida familiar, por Francisco Mena Se-govia (Profesor en el Colegio de Málaga) y La proyección hoy de la familia ma-rista, por José Zarco Cañadillas, y concluirlo con un almuerzo de confraterni-dad para más de 1.500 personas en los comedores de la Universidad Laboral. LaAsociación de AA.AA. asistió a todos los Encuentros que se han celebrado hastala fecha y el Colegio que albergaba dicho Encuentro por primera vez, recibía delos AA.AA. cordobeses una gigantesca chasca de madera, soporte de hierro y peana de mármol, de regalo, idea y realización de Antonio López Valbuena, an-tiguo alumno y profesor del Colegio. En 1990, Córdoba volvería a organizar unEncuentro de la Familia Marista Bética, en esta ocasión el que hacía número diez,que contó con la asistencia del H. Charles Howard, Superior General de los HH.Maristas, y de monseñor Ignacio Noguer, antiguo alumno y obispo de Guadix.

No cesaron de organizar los antiguos alumnos actos en los que se hermanabala Familia Marista: decisiva fue su gestión para que saliera bien el VII CongresoEuropeo de la Familia Marista, celebrado del 5 al 11 de septiembre de 1981 enSevilla, con visita a Córdoba incluida, por lo que en la Asamblea Nacional de 1982se concedió a la Asociación el Diploma de Honor. La Asociación ha mantenidosiempre un contacto vivo con el resto de Asociaciones de AA.AA. Maristas de laBética, logrando el resurgimiento de algunas, como la de Jaén en 1982. Colaboróintensamente en los actos del 50 aniversario del Colegio “Cervantes”, logrando

284 Una amplia reseña sobre este III Encuentro la podemos encontrar en Historial de la Asociación..., o.c.,pp. 66-68 y el texto de las ponencias y el desarrollo de los actos en Eco Marista n.º 3, junio 1981.

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que del 15 de noviembre al 15 de diciembre de 1983, todas las cartas que salierande Córdoba llevaran el matasellos “50 Aniversario Hnos. Maristas. Córdoba 1933-1983”. Igualmente, la Asociación se volcó en la conmemoración de los Cien Añosde los Maristas en España, en 1986, asistiendo a los actos inaugurales en Gerona,a los de clausura en Madrid y al Festival de la Canción Marista que se organizóen Córdoba. La vida y la fuerza con que cuenta la Asociación de Córdoba hizoque, en 1993, al crearse las Federaciones Provinciales de AA.AA. Maristas, Cór-doba fuese escogida como sede de la Provincia Bética, que recordamos compren-de Andalucía y Badajoz.

Numerosos antiguos alumnos de esta etapa han enriquecido la nómina de pro-fesiones liberales de nuestra ciudad: profesores, abogados, médicos, arquitectos,etc., fue la opción laboral que más han escogido los que estudiaron en “Cervan-tes”. Entre los más importantes podemos destacar a los arquitectos Gabriel y An-gel Rebollo Puig y Jorge Benítez Castro, autores de la Barriada de las Moreras(1991) y de la nueva estación de RENFE-AVE en Córdoba (1994). Diego Jorda-no Salinas, Director General Jurídico del Monte de Piedad y Caja de Ahorros deCórdoba, fue presidente del Partido Popular en la provincia, diputado en varias le-gislaturas y miembro de la Comisión de Justicia e Interior del Congreso de los Di-putados. Vicente Amigo, guitarrista y compositor de renombre universal. JavierLobillo Borrero, profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas de Granada.Javier Martín Fernández, durante muchos años Presidente de la rama juvenil dela Asociación y luego profesor titular de Derecho Financiero y Tributario de laUniversidad Complutense y Gerente de los Terrenos Liberados del Ferrocarril enel Plan RENFE de Córdoba. Manuel Angel Jiménez Arévalo, fotógrafo de pres-tigio y director-gerente, desde 1995 a 1999, del Gran Teatro de Córdoba. JavierBajo Herrera, jefe del servicio técnico de ASAJA. Manuel Martínez Lagares,concejal que fue de Alianza Popular y actualmente asesor de VIMCORSA, la em-presa municipal cordobesa de viviendas. Antonio Álvarez Salcedo, actual geren-te de HOSTECOR, la asociación de negocios de hostelería cordobeses. AntonioGalán Cabrera, Hermano Mayor de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús de lasPenas y María Santísima de la Esperanza, la popular Cofradía de la Parroquia deSan Andrés.Alberto Rubio Ritoré, autor teatral, creador del grupo de teatro “Cul-tura Viva”, poseedor de varios premios y actualmente profesor titular de Músicaen el IES “Medina Azahara” de Córdoba. Mariano López Benítez, número unode su promoción en Derecho, fue Secretario de la Universidad de Córdoba y ejer-ce actualmente como profesor titular de Derecho Administrativo en la Facultadcordobesa, siendo uno de los expertos nacionales en las cuestiones legales de lasDenominaciones de Origen de los vinos. Luis Felipe Medina Rey, letrado delConsejo de Estado de Andalucía. José Lama Cardo, médico actual del Colegio“Cervantes” y responsable durante muchos años de las catequesis de Primera Co-munión, en íntima sintonía con el padre Jesús. Gema Ledesma González, cola-boradora y trabajadora incansable en las Juntas de la Asociación, campamentos deverano, caseta de feria y fiestas del Colegio, que en 1993 sintió la llamada de Dios,ingresando en la clausura del Convento de la Encarnación de Córdoba, pertene-ciente a la Orden Cisterciense, con el nombre de sor Gema del Alcázar.

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En la actualidad, la Asociación cuenta con 1.050 socios. La cuota es de 6 eu-ros anuales a pagar en un único recibo. Para apuntarse, se puede recoger la hojade inscripción en el propio colegio o mandar un correo a esta dirección, señalan-do nombre y apellidos, dirección, código postal, teléfono y último año y curso enque el antiguo alumno estuvo en “Cervantes”.

En el año 2000 se renovó la Junta Directiva, relevando José Luis Royo, anti-guo alumno y profesor del Colegio, a Antonio Alarcón, en la presidencia. Cuan-do estaba terminando de componerse este libro, ocurrió la triste noticia de la muer-te de Antonio Alarcón, acaecida en Córdoba el 7 de septiembre de 2002. La his-toria de la Asociación siempre tendrá un recuerdo de gratitud y homenaje a susdesvelos y dedicación plena y decisiva por ella.

La actual Junta Directiva tiene la siguiente composición

Presidente: José Luis Royo Raya

Vicepresidente: Juan José Primo Jurado

Secretario: Leandro Crespo Encuentra

Tesorero: Miguel Cerezo González

Vocal: Antonio López Valbuena

Vocal: Inmaculada Ruiz Ruiz

Vocal: Francisco Javier Chacón Manrique de Lara y Gomariz

Vocal: Antonio Galán Cabrera

Vocal: Mercedes Mayo González

Las actividades se orientan hacia la celebración de encuentros de promocio-nes a los 10, 25 y 50 años de su salida de “Cervantes”, organización de la Asam-blea Anual, confección del boletín, realización de actividades culturales y depor-tivas y colaboración con la comunidad educativa del Colegio en cuanto precise.

La Asociación está inscrita en el Registro Provincial de la Delegación de Go-bernación de la Junta de Andalucía con el número 131 de la Sección 1.ª y nacio-nal 2.506. Su dirección postal es la misma del Colegio “Cervantes”, Avda. deNuestra Señora de la Fuensanta, 37, 14010-Córdoba. Teléfono 957 25 51 50.

LA FAMILIA MARISTA

Si en los 40 primeros años de su existencia, pudiésemos decir que, básica-mente, “Cervantes” se sostuvo por el esfuerzo y la responsabilidad de los Her-manos Maristas, a partir de la segunda mitad de los años 70 ese peso ha comen-zado a ser compartido por profesores, alumnos, antiguos alumnos, padres y ma-dres; muy en la línea de participación en la enseñanza que todos los estamentosde la comunidad educativa de los centros españoles (públicos y privados) ten-drían desde entonces. Pensamos que esto es muy importante y que le ha dado so-lidez al Colegio en momentos difíciles de cambio de la sociedad española. Es laaparición de la Familia Marista.

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Siguiendo al antiguo alumno José M.ª González-Ripoll Estrada en su in-vestigación285, podemos averiguar que Familia Marista fue el nombre de una re-vista que apareció en 1966 como lazo de unión entre los seminarios maristas deCataluña y las familias de los seminaristas. Uno de sus colaboradores, el H. Vir-gilio León Herrero (fallecido en 1986), responsable de la puesta en marcha de laFederación Nacional de AA.AA. y su dinamizador y actualizador, será el que creeel pensamiento que tomará el título de la revista, publicándolo en el número de ju-nio de 1967. El H. Virgilio, dirigiéndose a los jóvenes seminaristas que han deja-do sus familias, les dice que acaban de entrar en una gran familia, la Familia Ma-rista, con la Virgen María como Madre, Modelo, Patrona y Superiora, y en tor-no a ella, los Hermanos Maristas, sus padres, los ex-Hermanos, los profesores, losalumnos, los padres de alumnos, las damas maristas, los empleados, los antiguosalumnos, los cooperadores y los miembros de clubes.

El H. Carlos Rubio, en su etapa de Director del “Cervantes” (1997-1983) se-rá el gran instaurador y potenciador de la idea de la Familia Marista en Córdoba:“Queridos alumnos, sois los protagonistas de vuestra propia educación y forma-ción. Vosotros, padres, los responsables directos y los profesores los mejores alia-dos y colaboradores. Nadie debe ignorar ni dar de lado a su tarea específica. Enla perfecta conjunción de estos estamentos y en la clarividencia de los objetivos

285 GZLEZ.-RIPOLL ESTRADA, José M.ª, Brevísima historia del pensamiento Familia Marista, Eco Ma-rista n.º 9, 1984, pp. 4-5.

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El Hermano Luis Escuchuri, director de Cervantes (1990-1996), con directivos de las Asociaciones de Padres y de Antiguos Alumnos, en una visita a la residencia marista de Benalmádena, en 1996.

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a conseguir, en esto se fundamenta nuestra familia. No seáis portadores de dudaso ideologías, decía el Papa en uno de sus recientes discursos, sino de certezas defe”286 y “Los Antiguos Alumnos estáis llamados a colaborar de una manera efi-caz en la obra educadora de la Escuela Marista. Inmersos e el mundo y sus pro-blemas, los AA.AA. pueden ser un elemento dinámico para la educación integralde la juventud de cara a su porvenir y a su inserción en el mundo... Los AA.AA.entran en el campo del apostolado marista como prolongación de la educacióncristiana recibida en la escuela, tienen un doble objetivo, continuar la formaciónrecibida y dar testimonio en el mundo”287. El 10 de febrero de 1979, en el Cole-gio, la Asociación de Padres organizaba un Homenaje a los Hermanos Maristas,que se inició con la plantación de un cedro en el jardín a cargo del primer alum-no del “Cervantes”, Juan Manuel Anguita y del que en ese momento era el másjoven, Miguel Angel Jiménez; continuó con una solemne misa presidida por elpadre Jesús, una conferencia sobre “El ideario educativo de los Hermanos Ma-ristas” a cargo de Juan Manuel Moreno, profesor de la Complutense, y una “co-piosa” copa de vino, preparada por los padres y servida por alumnos. Los más demil asistentes al acto testimoniaban el éxito del mismo, que se convirtió en el ini-cio de la Familia Marista en Córdoba.

En diciembre de 1979 aparecía la revista Eco Marista, Boletín Informativo dela Asociación de Padres de Alumnos y Educadores del Colegio “Cervantes”. Enpalabras del H. Ibáñez “En ella colabora toda la Familia Marista. En eleganteformato azul y blanco, recoge actividades, trabajos y colaboraciones de padres,profesores, alumnos y antiguos alumnos, amén de la clásica información depor-tiva y profusión de fotografías. Es un extraordinario esfuerzo económico y huma-no que se ve compensado por los resultados”288. Un total de 12 números se edi-taron, a razón de dos por curso (diciembre y junio) desde el 1979/80 hasta el1985/86, convirtiéndose en testigo de una época del “Cervantes” y reflejo de lavida de todos los estamentos de la Familia Marista. José Zarco Cañadillas, pro-fesor de Literatura e Historia del Arte en el Colegio, sería uno de los principalesideólogos cordobeses del pensamiento Familia Marista, con la aportación de susponencias para el II y III Encuentros de la Familia Marista de la Provincia Bética,celebrados en Málaga (1980) y Córdoba (1981), respectivamente289. Finalmente,Eco Marista n.º 7, de junio de 1983, publicaba en su editorial los estatutos de laFamilia Marista, iniciándolos con su definición (“...comunidad de personas uni-das por el mismo ideal, por idéntica espiritualidad, por una misma forma, en sen-tido amplio, de pensar y de hacer para el cumplimiento de unos mismos fines ge-nerales y para desarrollar y proyectar el espíritu Marista”), detallaba quiénes laintegraban con sus características (Hermanos “como miembros cualificados de laComunidad, han de ser el lazo de unión entre todos los restantes miembros”, fa-

286 RUBIO MUZQUIZ, C., Familia Marista: A Cristo por María, Eco Marista n.º 5, 1982, p. 5.287 RUBIO MUZQUIZ, C., Los Antiguos Alumnos en la Familia Marista, Eco Marista n.º 4, 1982, p. 4.288 Anales 1980, p. 11.289 ZARCO CAÑADILLAS, José, Dimensión personal –ad intra– del compromiso cristiano de la Familia

Marista con el Ideario, Eco Marista n.º 1, 1980, y La proyección hoy de la Familia Marista, Eco Marista n.º 3,1981.

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miliares de los Hermanos, seminaristas, AA.AA. Maristas, profesores seglares,alumnos y sus familiares), señalaba sus pilares (“La educación cristiana de la ju-ventud... La vivencia del ideal evangélico con el sello característico de espiritua-lidad mariana... Una predilección por hacer el bien... La práctica de la humildad,matizada de sencillez y modestia... La existencia de un ideario que vele siemprepor este espíritu comunicado por Champagnat”), sus objetivos fundamentales(“Expansión del Reino de Dios... Educación de los jóvenes... Educación de la fe...Extensión a través de la integración de los seglares, toda vez que por desgracialas vocaciones no surgen en la medida que fuera de desear”) y sus objetivos in-mediatos (“Necesidad de unas élites cualificadas, tanto de Hermanos como de se-glares, que tomen con empeño especial la formación, crecimiento y desarrollo deesta nueva manera de ser, para vivir la espiritualidad Marista y actualizar el com-promiso apostólico en favor de la niñez y de la juventud”).

Los siguientes directores del “Cervantes” mantuvieron el apoyo a esta ideade la Familia Marista, que ha contado siempre con el entusiasmo de la directivade la Asociación de AA.AA., encabezada por Antonio Alarcón; del APA del “Cer-vantes” (fundada en 1974 y aprobada oficialmente en 1982) con sus sucesivospresidentes: Fernando Martín Salcines, Felipe de la Fuente Lozano, César Ca-yuelas Antón, Manuel Cabanes Fuentes, Mercedes Mayo y Manuel de la To-rre; del Club de Madres (fundado en el curso 1978/79) y de un importante grupode profesores y alumnos. Los Encuentros de la Familia Marista de la Bética, queanualmente, desde 1979, se celebran en un lugar diferente de la provincia, testi-monian la puesta en práctica de la idea, habiendo tenido Córdoba el honor de aco-gerlos en 1981 y 1990. Sin duda el gran éxito de esta etapa del “Cervantes” hasido la implicación de toda la comunidad educativa en la marcha del Colegio y lacreación de un sentimiento de Familia en torno al ideario Marista.

UN “CERVANTES” PARA EL SIGLO XXI

Y llegamos al último “Cervantes”, al que no podemos juzgar por falta deperspectiva histórica, pero del que sí podemos escuchar sus latidos e intentar re-cogerlos en este trabajo. Como ya hemos comentado antes, desde hace unos años,el Colegio entrega a sus alumnos una Agenda Escolar cuya consulta nos ofrecelos datos estadísticos del Colegio, las actividades deportivas y pastorales que ofre-ce a la comunidad educativa y la filosofía pedagógica y religiosa que lo impulsa.Basta con ella para conocer aspectos del Colegio actual, por eso, nosotros aquíhemos querido ir un poco más lejos y reflejar en estas páginas las dos largas ycordiales charlas que mantuvimos con los dos últimos directores de “Cervantes”,el H. Juan Ignacio Poyatos Martínez (1996-1999) y Rafael García Porras(1999-2003).

“Como antiguo alumno Marista que soy, del Colegio “La Inmaculada” deGranada, he aprendido de los Hermanos, entre otras muchas cosas, el espíritu defamilia desde la sencillez Mariana. Esta es la familia que yo sueño para el cole-gio, donde los valores cristianos y la atención a los menos favorecidos sean prio-ritarios. Donde padres, profesores, alumnos y demás miembros de la comunidad

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convivan y compartan ideales, dialoguen y cooperen, animen y progresen. Así creoque lo querría el Padre Champagnat y así lo vamos a intentar juntos”290. Quienasí habla es el Director del “Cervantes” desde septiembre de 1996 a junio de 1999,el H. Juan Ignacio Poyatos Martínez, saludando un mes después a la comuni-dad educativa del Colegio desde el único de los medios de comunicación que lequedan, tras la lamentable desaparición de Eco Marista. Muchas peculiaridadesse reunieron en el nuevo Director; como ya hemos comentado antes, ha sido elmás joven en ocupar ese puesto en la historia del “Cervantes”, el primero anda-luz y el último hermano marista que ocuparía la dirección del Colegio. Con él, alfinalizar su primer año de mandato, mantuvimos una interesante entrevista sobreel pasado, presente y futuro del “Cervantes”, en particular, y de la Educación Ma-rista, en general.

No cabe duda de que el H. Juan Ignacio, en la actualidad Delegado de Edu-cación de la Provincia Bética Marista, fue consciente del peso histórico del pasa-do del “Cervantes”, gracias a la encomiable labor de muchas personas. Tambiénsupo del prestigio del que goza el Colegio en la ciudad, por su calidad académi-ca, sus instalaciones, sus medios y sus múltiples actividades extraescolares. Porello se sentía deudor y depositario de un pasado y un presente: “Es importante no

290 H. Juan Ignacio Poyatos Martínez, Boletín Informativo de la Asociación AA.AA. Maristas “Cervantes”,Córdoba, octubre 1996, p. 3.

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El Hermano Juan Ignacio Poyatos Martínez, director de Cervantes (1996-1999), con el Provincial, HermanoRamón Rodríguez Mayor.

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perder la estima que se nos tiene en la ciudad, pues la gente busca en nosotros,además de la formación religiosa y la educación en valores cristianos, la serie-dad en el trabajo y en el trato con las familias y la buena preparación académi-ca”291. La labor del futuro la veía clara, en cuanto se sostiene con validez la má-xima de Champagnat de formar buenos cristianos y virtuosos ciudadanos: “Pre-parar personas para el día de mañana, que se comprometan en transformar lasactuales estructuras creando un mundo mucho más justo”292. A pesar de su ju-ventud y modernidad, el H. Juan Ignacio, no se apartó ni un ápice de la educa-ción marista tradicional y apostó por la evangelización desde la escuela, por laeducación en valores y por la calidad académica.

Por todo ello, ya en el momento de la charla que mantuvimos con él, se mos-traba optimista ante el futuro de “Cervantes”, de los valores maristas y de la en-señanza. Con reservas en algunos puntos hacia la LOGSE (excesiva diversifica-ción de los Bachilleres, incertidumbre por no haberse implantado del todo) nosconfió su esperanza en los puntos positivos, aunque no nuevos: la atención indi-vidualizada y la atención a la diversidad. En lo que sí se mostró preocupado, a fuerde ser sincero, era en el gran problema, no ya sólo de los Maristas, sino de la Igle-sia en general, la falta de vocaciones (desde 1997 dejó de haber novicios en Mai-món, por primera vez en 37 años): “La opción por un compromiso serio, ni si-quiera el matrimonio, no está valorada por el joven de hoy”293, lo que, paradóji-camente, contrasta con la abundante y sincera implicación de seglares en las obrasmaristas, con una paulatina asunción de responsabilidades. Para terminar, y si-guiendo escudriñando el futuro, veía a la Educación Marista con una clara pro-yección misionera: “La opción del Padre Champagnat por la formación cristia-na de los más desatendidos es hoy más actual que nunca y nuestro acercamientoa lugares “frontera” para trabajar con los pobres es cada vez mayor, dándose larealidad de nuevas fundaciones y desplazamiento de Hermanos hacia países demisión, incluso en la Europa del Este”294.

Poco se podía imaginar un muchacho granadino del Zaidín, llamado RafaelGarcía Porras, cuando tras terminar sus estudios en el Colegio “Juan XXIII” ini-ciaba sus estudios universitarios de Filología Clásica en la ciudad de la Alhambra,que el destino le tenía preparado ser el primer director seglar del Colegio Maris-ta de Córdoba, un instituto religioso con el que nunca había tenido contacto. Porlo pronto, recién terminada la carrera y sin más recomendación que la Providen-cia, según propia confesión, “Cervantes” aceptó su curriculum y en septiembrede 1985 llegó a él para enseñar Griego y Latín. Impartiría también Lengua y Li-teratura Españolas, desempeñaría el cargo de Jefe de Estudios de Secundaria y enjunio de 1999 sería elegido Director General del Colegio. Está casado y tiene dosniños que estudian en “Cervantes”.

291 Entrevista con el H. Juan Ignacio Poyatos, efectuada por el autor de esta investigación el 1 de julio de1997.

292 Ibidem.293 Ibidem.294 Ibidem.

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La primera pregunta que se nos viene a la mente es el por qué, después de 66años de existencia, “Cervantes” conocía su primer director seglar: “El XIX Ca-pítulo General Marista de 1991 y el Capítulo Provincial de 1998 sentaron las ba-ses para compartir las obras los Hermanos y los seglares vinculados al mundomarista. Cuando en 1999 terminaron sus mandatos como directores, Hermanos,en los colegios de Córdoba, Málaga y Badajoz, el Consejo Provincial decidió queen los tres hubiera directores seglares. Lo decidieron así no por que faltasen Her-manos capaces de asumir esa tarea sino porque hay una voluntad de compartirla tarea educativa y la espiritualidad”295. Desde junio de 1999, Rafael GarcíaPorras no es un mero sustituto de los Hermanos en la dirección, sino que es el di-rector titular del Colegio y lo represen-ta a todos los efectos en reuniones conla administración civil y en los órganosmaristas. En cualquier caso y desde ha-ce mucho tiempo, Rafael García sesiente muy vinculado a escala personalcon el Instituto: “No soy Hermano, pe-ro me siento marista”296.

Nos informa el director de “Cer-vantes” que los actuales criterios peda-gógicos del Colegio son fieles a su fon-do y legado histórico: misma identidadreligiosa, pedagogía de la presencia,exigencia académica y numerosas acti-vidades extraescolares. De estas últimasdestaca el inglés, la informática, las de-portivas y las catequéticas. Merece lapena señalar que de estas últimas, coor-dinadas por el profesor Francisco JoséLuque Oteros, participa el 35 por cien-to del alumnado y que, de menor a ma-yor edad, se estructuran en, IniciaciónSacramental, Primera Comunión (se realiza ahora en 5.º Primaria), Gruposde Amistad (de 6.º Primaria a 2.º ESO)y Grupos de Vida Cristiana (de 3.º ESO a 2.º Bachillerato), existiendo posterior-mente varios Grupos de Universitarios que todos los viernes se reúnen para oraren la capilla de “Cervantes”.

El futuro del Colegio, en palabras de Rafael García Porras, va en pos de lacalidad y no sólo en genérico sustantivo sino como la ISO 9001:2000 Norma In-ternacional de Calidad Europea: “Queremos obtener en 2003 esa certificación quenos permitirá participar en el modelo de calidad de Europa y estamos trabajan-do en ello desde hace tres años, siendo pioneros en Córdoba. Debe ser una he-

295 Entrevista con Rafael García Porras, efectuada por el autor de esta investigación el 24 de enero de 2003.296 Ibidem.

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Rafael García Porras, director de Cervantes (1999-2003).

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rramienta para mejorar la tarea educativa a través de una estructura y un mate-rial”297.

Aparte de ese objetivo, García Porras quiere que “Cervantes” siga siendo unreferente en la ciudad de Córdoba y no sólo de un barrio de ella: “Queremos po-der satisfacer los deseos de los antiguos alumnos que optan libremente por traera sus hijos al Colegio y para ello sería deseable que la zonificación impuesta porla Delegación de Educación de la Junta de Andalucía, nunca fuese una exigenciaabsoluta para el alumnado de Cervantes. Esa zonificación daña, además, la per-vivencia de los colegios públicos que rodean el nuestro, porque la población delbarrio de la Fuensanta tiende a traer a sus hijos aquí”298.

297 Ibidem.298 Ibidem.

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6. LAS REALES ESCUELAS PÍAS DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN (1947-1999)299

El 2 de febrero de 1946, don Félix Romero Menjíbar, canónigo magistral dela SIC de Córdoba y, por tanto miembro del Patronato que regía las RR.EE. de laInmaculada, proponía a los Hermanos Epifanio del Val y Matías Botet que per-maneciesen en el edificio de la Compañía, pudiendo ampliar “Cervantes” a cam-bio de gestionar las Escuelas Pías. De esta manera, desde el curso 1947/48, losHH. Maristas se encargarían de las centenarias RR.EE. Pías de la Inmaculada Con-cepción, cuyo nacimiento en 1787 describíamos en el capítulo dedicado a la his-toria del edificio de La Compañía, cuando se ubicó en él “Cervantes”. Los Her-manos mantendrían junto a algunos profesores seglares, siempre un Hermano Di-rector y Hermanos profesores. Las Escuelas impartían sólo Primera Enseñanza.Durante los años 50 su Director fue el H. Urbano Alonso Hidalgo y en los 60ocupó ese puesto, con gran prestigio, el H. Miguel Tellechea Elizalde, conocidocomo “Chiqui” y con nombre de profesión H. Conrado José, nacido en 1898 yllegado a Córdoba en 1957, gran animador e inagotable fuente de empleos parasus pupilos una vez terminada su formación; el H. Miguel continuó, ya retiradode la docencia en 1973, en “Cervantes” hasta 1979, año en que los Antiguos Alum-nos le impondrían la Insignia de oro de la Asociación, falleciendo al año siguien-te en la residencia para Maristas mayores de Benalmádena, tras 63 años como Her-mano. Los alumnos de las Escuelas Pías que quisieran pasar a “Cervantes”, unavez terminada la escolarización obligatoria o durante ésta, gozaban de facilidadespara ello, aunque, lógicamente, la Segunda Enseñanza ya no era gratuita, excep-to para dos becarios por curso.

Aunque en el curso 1973/74, “Cervantes” inicie su andadura en la Avenidade la Fuensanta, la Institución Marista no abandonará La Compañía, pues un Her-mano seguirá siendo Director de las RR.EE. de la Inmaculada, de acuerdo a la vo-luntad expresada así por el Patronato y aceptada de buen grado por la Institución

299 El actual director de las Reales Escuelas Pías, el padre escolapio Manuel Rodríguez Espejo, acaba depublicar su tesis doctoral que es un magnífico estudio sobre esta Institución y en el que se incluye la historia dela etapa de gestión marista en las páginas 495 a 531. RODRÍGUEZ ESPEJO, Manuel, Las Escuelas Reales deCórdoba (Hoy RR. EE. Pías de la Inmaculada Concepción) desde 1791 a 2002, Cajasur, 2003.

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Marista, quedando rubricadas en el contrato que ambas partes firmaron el 30 denoviembre de 1974. El Patronato estaba formado, en esa fecha, por los canónigosJosé M.ª Padilla Jiménez (deán), Juan Jurado Ruiz (magistral) y Alonso Gar-cía Molano (doctoral). El primer director de las Escuelas, ya ocupando todo eledificio, fue el H. Basilio Gómez Cidad, al que sucedió en agosto de 1974 el H.Alfredo del Val Celada, quien ocupó el cargo durante doce años hasta su jubila-ción en 1986, siendo el auténtico responsable, junto a la comunidad educativa yuna activa Asociación de Padres, del prestigio académico que ha llegado a tenerel Colegio. En esta época y con los siguiente directores, H. Jesús García Vadilloy H. Bonifacio González Quintano, las Reales Escuelas iniciaron una especta-cular, abundante y eficaz actividad pastoral con la niñez, la adolescencia y la ju-ventud, obra del H. José Tenorio Guerrero.

Desde 1993 el puesto de Director lo ocupó el H. Carlos José Hidalgo Mu-ñoz, que junto al H. Diego Antonio Quesada Rodríguez como Jefe de Estudiosy los profesores seglares, se responsabilizaron de la enseñanza de más de 400 ni-ños y niñas en edad de escolarización obligatoria y gratuita, pues es centro con-certado, y a los que se les ofrecía servicio de comedor. El estado del Colegio erabastante bueno y adecuado al número de alumnos actual (no alcanzaba los 500, aladecuarse a las normativas de la LOGSE en las etapas de Enseñanza Primaria yEducación Secundaria Obligatoria), habiendo aprovechado cuantas reformas se le

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Fray Albino González, obispo de Córdoba, con el grupo de niños y niñas de Primera Comunión de lasEscuelas Pías, en mayo de 1958.

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hicieron, conservando toda su nobleza y portando un inequívoco sello marista ymariano en los carteles, orlas, posters y cuadros que colgaban de sus pasillos. Lasactividades pastorales continuaron viento en popa; la labor del H. José Tenoriofue continuada por el H. Gregorio Bartolomé Delgado y, tras la marcha de éstea Badajoz a trabajar en el Proyecto Vida, desde septiembre de 1997 por el H. Die-go Quesada. En 1997, el Patronato de las Reales Escuelas Pías lo componían Alon-so García Molano (deán), Alfonso Carrillo Aguilar (magistral) y Juan AriasGómez (doctoral), manteniendo unas cordiales relaciones con los Hermanos Ma-ristas.

La evolución de la matrícula y el claustro de profesores en el curso 1996/97,los mostramos en los cuadros siguientes:

Evolución alumnos matriculados en las RR.EE. de la Inmaculada

1970/71: 220

1973/74: 547

1977/78: 650

1981/82: 639

1985/86: 595

1989/90: 640

1993/94: 640

1996/97: 458

Claustro de profesores de las RR.EE. de la Inmaculada en el curso 1996/97

H. Carlos José Hidalgo Muñoz Mercedes Contreras Puerta

H. Gregorio Bartolomé Delgado Joaquín Costa Berni

Manuel Afán García Rosario Fajardo Urbano

M.ª del Pilar Alamillo Ruiz Juan Francisco Ferrer Peñafiel

Fernando L. Arévalo Utrero Miguel Ferrera Cantero

M.ª Soledad Baena Borrego Martín González Cachinero

Rafaela Berni Vázquez Oscar Peña Villalba

M.ª Carmen Caballero Parreño Isabel Poyato Romero

M.ª José Calero Rodríguez Antonio Romero Martínez

Milagros Carranza Pérez-Azpillaga Mercedes Ruiz Uceda

Purificación Carranza Pérez-Azpillaga Miguel Angel Velasco Mata

Tomasa Castro Martos

Sin embargo, la presencia marista en las RR.EE. de la Inmaculada terminaríacon el curso 1998/99. Diferencias en la línea pedagógica con algunos sectores delprofesorado y de la Asociación de Padres, más necesidades internas de la Institu-ción Marista, llevaron a ésta a solicitar al Patronato su relevo. A comienzos delcurso 1999/00 serían los veteranos Padres Escolapios, llegados por primera vez anuestra ciudad, los que tomarían el testigo de los Hermanos Maristas en la direc-ción de las centenarias Escuelas Pías.

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7. EL COLEGIO “SAN JOSÉ” DE PRIEGO DE CÓRDOBA (1961-2003)

Priego de Córdoba es una localidad de larga y fecunda historia, situada en di-rección sudeste a 103 kilómetros de la capital. Famosa por su belleza paisajística,por sus monumentos barrocos y por su amplio término municipal (286’28 kiló-metros cuadrados) que alberga ocho aldeas consolidadas y 17 caseríos. Agricul-tura (olivar y árboles frutales), industria (textil, confección, aceitera) y el sectorservicios son sus principales actividades económicas, lo que la convierte en unmunicipio próspero. En 1960 contaba con 25.168 habitantes300. En los años 60,Priego sólo contaba con dos Colegios Nacionales, el “Emilio Fernández” (inau-gurado en 1934) y el “Camacho Melendo” (inaugurado en 1969), debiendo es-perar a los años 70 para contar con otros cuatro, más dos Institutos (BUP y FP).Desde 1966 a 1973 existió en Priego, gestionada por los Salesianos, una Escuelade Magisterio, trasladada en el curso 1973/74 a Córdoba, donde sigue funcionan-do en la actualidad. En este pueblo decidió, en 1961, el Obispado de Córdoba fun-dar un Colegio de Primera Enseñanza gratuito masculino. Sólo existía otro centroprivado católico en el pueblo, el Colegio “Nuestra Señora de las Angustias”, delas Hijas del Patrocinio de María, de primera y segunda enseñanza, femenino yubicado en la céntrica calle Río. El deán de la Catedral cordobesa, José M.ª Pa-dilla Jiménez, natural de Priego y gran conocedor de los Hermanos Maristas porser miembro del Patronato de las Reales Escuelas de la Inmaculada, gestionadaspor los Maristas y donde se asentaba “Cervantes”, influyó en el reciente Obispo,Manuel Fernández-Conde, para que la enseñanza de ese futuro Colegio se en-cargara a dichos religiosos. Los superiores Maristas, viendo inevitable el fin delColegio de Lucena, aceptan el encargo.

Nace así el Colegio “San José”, al que las gestiones de José M.ª Padilla lle-varon a ubicar en el inmueble de una antigua fábrica textil de 4.200 metros cua-drados, en la calle Cava número 12, en la cuesta que sube hacia la plaza del Ayun-tamiento. La Fundación dotó al Colegio, para su mantenimiento, y para costear laenseñanza de los alumnos, con una extensa finca de 500.000 metros cuadrados de

300 En 1970 bajó a 21.229 y en 1980 a 19.893, recuperándose en los últimos años hasta llegar a 22.344 ha-bitantes en 1996.

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olivar y 12.000 de regadío, propiedad del Obispado que administrarían los Her-manos. Estos, en número de tres, llegaron a Priego el 11 de septiembre de 1961 yal mes siguiente el Colegio “San José” abría sus puertas a 139 alumnos en tresclases, siendo el primer Director el H. Santiago Rodrigo Sola. Los Hermanos es-cogieron para vivir la parte más sombría del inmueble, utilizando la cripta de lavecina iglesia de San Pedro como refectorio. La calidad de la enseñanza que “SanJosé” daba hizo que las solicitudes de admisión aumentaran, llegando con la EGBa cubrir los ocho cursos. Precisamente fue con la nueva Ley General de Educa-ción, y siendo Director el H. Clemente Alcalde Santos, cuando los Hermanos sevieron forzados a construir un nuevo pabellón escolar con Gimnasio, Salón de Ac-tos, ampliación de clases, mejoras en las instalaciones deportivas y una viviendadigna para ellos. Los gastos corrieron a cargo de la Institución Marista y del Obis-po, José M.ª Cirarda, éste último con parte del dinero que obtuviera de la ventaque efectuó durante su mandato de las fincas con que estaba dotado el Colegio.La concertación completa a que llegaría el Colegio en 1979, saldaría sus proble-mas económicos y, con una pequeña colaboración familiar, podría seguir impar-tiendo enseñanza gratuita y, ya, mixta. La evolución del número de alumnos ha si-do la siguiente:

Evolución de alumnos matriculados en “San José”

1961/62: 139

1970/71: 213

1975/76: 324

1980/81: 452

1985/86: 246

1990/91: 360

1996/97: 290

Cerca de 50 Hermanos han pasado por “San José”, que ha conocido 12 di-rectores hasta la fecha. De ellos podríamos destacar, aparte de los ya citados, alH. Pedro Fermín Zorraquino Rueda (1970-1973), venerable Hermano falleci-do tras una penosa enfermedad, que hubo de soportar un robo del que fue objetoel Colegio por parte del famoso Eleuterio Sánchez “El Lute”. El H. Basilio Gó-mez Cidad (1977-1980 y 1981-1984), que ha sido el único con el privilegio dehaber pasado por el “Cervantes”, las Reales Escuelas de la Inmaculada y el “SanJosé”, los tres colegios maristas de la provincia cordobesa, siendo Director de losdos últimos.

El H. Servando Mayor García (1980-1981), nacido el 20 de julio de 1952 enHornillos del Camino (Burgos), amó profundamente el Colegio “San José” y sedesvivió por él y sus alumnos: “Confiamos llegar a una situación satisfactoria,que estreche los lazos de comunión eclesial entre la Obra marista y la Iglesia deCórdoba, para una mejor educación cristiana en Priego”301, escribía en 1981 envísperas de la renovación del contrato con la Fundación, hasta que una llamadamás fuerte le pudo: África, a donde llegó en junio de 1995, encargándose junto a

301 MAYOR GARCÍA, Servando, Priego de Córdoba, Eco Marista n.º 3, 1981, p. 21.

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otros tres Hermanos de la Comunidad Marista de Goma (Zaire), de los 25.000 re-fugiados del campo de Nyamirangwe; allí, ayudando a los que nadie ayudaba, cla-mando contra la inacción internacional y contra las atrocidades de la guerra civil,permaneciendo hasta el final, a pesar del peligro, llegaría al sacrificio completoen la tarde del 31 de octubre de 1996, asesinado junto a los HH. Julio Rodríguez,Miguel Angel Isla y Fernando de la Fuente, por milicianos hutus deseosos deacallar la radio desde donde se denunciaban sus crímenes contra los refugiados302.Aquél día, a las 9’30 de la mañana, el H. Servando hablaba por radio con la Ca-sa General en Roma: “Estamos solos; esperamos un ataque de un momento a otro.Si esta tarde no volvemos a llamar será mala señal. Lo más probable es que nosquiten la radio y el teléfono. La zona está muy agitada; los refugiados huyen sinsaber a dónde y es muy notoria la presencia de infiltrados y de personas violen-tas”303. La conmoción en Priego y Córdoba fue tremenda. En la primera, el 14 denoviembre, mil personas se concentraron silenciosamente y acudieron a una misaen la parroquia de la Asunción, mientras que, días después, en la catedral cordo-besa se ofició un funeral, presidido por el obispo, Javier Martínez Fernández,que abarrotó las naves del milenario templo. Los cadáveres de los cuatro maristasdescansan en tierra africana pero en Hornillos del Camino, y desde el 10 de agos-to de 1997, un monolito y un olivo andaluz recuerdan al H. Servando, inaugura-dos y bendecidos en un emotivo acto al que asistió todo el pueblo, su alcalde Ju-lio Pampliega, el Provincial de la Bética H. Ramón Rodríguez y la madre delmarista, Otilia García.

302 UNCITI Y AYERDI, Manuel, Amaron hasta el final, Edelvives 1997 y MARTÍN, Santiago, El silenciode Dios. Diario de un misionero mártir, Planeta-Testimonio 1997.

303 Diario Córdoba del 13 de noviembre de 1996, p. 27.

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Fachada del Colegio de San José de Priego de Córdoba.

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El siguiente Director sería el H. Félix García García (1989-1996), que consus desvelos coordinó a la Fundación y a la Asociación de Padres hasta ver hecharealidad la construcción de nuevos campos de deportes y aulas que permitieranimpartir la LOGSE. Le sucedería el H. Serafín Mayor García, Director desdeseptiembre de 1996 del “San José”, nacido en Hornillos del Camino (Burgos) el12 de octubre de 1946, hermano del H. Servando, llegaría a Priego tras 22 añosen “Cervantes” de Córdoba, donde desde 1974 se había encargado de los depor-tes, la biblioteca y los cursos de la segunda etapa de EGB; con él el Colegio se in-terna en el nuevo sistema educativo de la Enseñanza Primaria y la Educación Se-cundaria Obligatoria, teniendo capacidad, aunque todavía no la aprobación legalpara impartir la Educación Infantil. Cuando el H. Serafín retorne a “Cervantes”,volverá en 1999 a la dirección de “San José” el H. Félix, que no había dejado elcolegio.

Aparte de la calidad académica y la formación cristiana, dos rasgos distinguenal Colegio “San José” en sus 42 años de existencia: el saber comprometer a pa-dres, alumnos, antiguos alumnos y profesores en la tarea educativa, “Estamos uni-dos en Familia Marista, según el espíritu de sencillez y fraternidad que nos legóMarcelino Champagnat... como estímulo y fuente de optimismo en nuestra tareaeducativa”304 y la profusión de actividades extraescolares, quizás gracias a esa ín-

304 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 167, tomándolo de los Anales del Colegio “San José”.

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Interior del Colegio de San José de Priego de Córdoba.

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tima conexión, que lograba que el Colegio, para los niños, fuera su segunda casa:El Teatro, obras como “Tarsicio, mártir de la Eucaristía” o “Seis retratos, trespesetas”, representadas en el Teatro Gran Capitán el día del reparto de premios.La Coral, organizada por el H. José Pérez Peña, con las voces blancas del Cole-gio y el complemento de algunos adultos. La Banda de cornetas y tambores, ini-ciada desde el comienzo del “San José”, sin precedentes en Priego, fue semillade otras varias que florecen en la actualidad y llegó a tocar en el Corpus de Gra-nada, amén de hacerlo en todas las festividades locales. La Vigilia de la Inma-culada, que se realizaba en tiempos del H. Clemente Alcalde consistente en unaprocesión nocturna de los alumnos, con farolillos, desde el Colegio hasta el mo-numento que Priego tiene dedicado a la Inmaculada Concepción. Los Belenes,uno por cada curso, colocados en una espaciosa aula y que rivalizaban en ingenioy belleza, siendo de obligada visita para los prieguenses. La Cabalgata de ReyesMagos, encargada por el Ayuntamiento al Colegio, que gustosamente lo aceptó,saliendo de sus patios ocho hermosas carrozas, hasta que con los años el Consis-torio municipal le tomase el testigo. La Hermandad de la entrada de NuestroPadre Jesús en Jerusalén, conocida por La Pollinica, formada por alumnos, pa-dres y antiguos alumnos del “San José”, abierta a cuantos colegios de la locali-dad quieran ingresar y que, lógicamente, cubre estación de penitencia el Domin-go de Ramos. Y los Deportes, con los partidos de fútbol los domingos por la ma-ñana tras la misa colegial y el baloncesto, cantera del equipo local, y que llegó acampeón nacional de la Maristiada 1986; precisamente recuerda el H. FranciscoIbáñez el triunfo ese año del “sencillo” “San José” sobre el “potente” “Cervan-tes”: “...Con el simpático detalle que se produjo al querer los componentes delequipo infantil, levantar en volandas a su entrenador, no pudiendo con los 150 ki-los del H. Juan Miguel Anaya, hoy reducidos drásticamente a parámetros estéti-cos”305.

Claustro de profesores del Colegio “San José” 2002/03:

H. Félix García García Manuel Gómez Ropero

H. José Antonio Franco Franco José Molina Ortiz

H. Felipe López Siles Enrique Onieva Sicilia

H. Evaristo Rodríguez Marín Juan Luis Expósito García

Antonio Manuel Bermúdez Bermúdez Manuel Osuna Calvo

Julio Díaz Oria Encarnación Sánchez Sánchez

José Antonio Gutiérrez Serrano M.ª Soledad Yébenes Jurado

Josefa González Rogel M.ª José Gutiérrez Castro

José García Márquez Carmen Jiménez Pérez

Francisco Rivera Montes

305 IBÁÑEZ CÁMARA, F., o.c., p. 167.

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CONCLUSIÓN

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Desde su fundación en 1817 por el sacerdote francés San Marcelino Cham-pagnat (1789-1840), dos han sido las constantes de los Hermanos Maristas: la fi-delidad a sus principios pedagógicos y religiosos iniciales y esenciales, y su con-tinua expansión por el mundo.

En efecto, unas inequívocas señas de identidad definen a los centros maristas.Junto a la mutabilidad de las asignaturas, de los textos y de los sistemas educati-vos, los maristas mantienen su norte evangélico y cívico, plasmado en el objetivode la educación según su fundador: formar buenos cristianos y honrados ciudada-nos. Para ello, generaciones y generaciones de alumnos han recibido una educa-ción marista, cuya aportación más original no radica en un método especial de en-señanza, sino en la existencia de maestros bien formados y próximos a los niños,en la práctica de la pedagogía de la presencia, en el cultivo de la sencillez y la ca-ridad, en el estímulo de los valores positivos del alumno, en la exigencia acadé-mica, en el desarrollo de numerosas actividades extraescolares, en la calidad delmaterial (la Editorial Marista Edelvives) y en la devoción a la Virgen María, aquien convierten en centro de todo e intermediaria ante Jesús.

Ya en la segunda mitad del XIX, la diócesis de Lyon se había quedado pe-queña para los Hermanos Maristas, que iniciaban su expansión por el mundo. Es-paña, Gerona, los vería llegar en 1886. El destino de aquellos cuatro Hermanos,Hilario, Hermilo, Helión e Hipólito, era Argentina, pero la Providencia quiso quefuesen los iniciadores de la Obra Marista en nuestro país, que hoy, dividida en sie-te provincias eclesiásticas, cuenta con 70 centros que atienden a más de 67.000alumnos. Un total de cuatro colegios y un noviciado son el balance de los Maris-tas en Córdoba que se haya incluida en la Provincia Bética.

El noviciado es el “Castillo de Maimón”, hermosa finca en las afueras del ba-rrio cordobés del Naranjo, adquirida por los Maristas en 1946, y en la que cons-truyeron un amplio edificio inaugurado en septiembre de 1949. “Nuestra Señorade Araceli” de Lucena, sería el primer colegio no ya sólo en Córdoba, sino en to-da Andalucía; inaugurado en 1906, propiedad de una Fundación auspiciada por elpadre Jiménez Cuenca que encargó a los HH. Maristas de su gestión. El colegiolucentino impartiría Primera Enseñanza, prepararía alumnos de la Segunda parael examen de Bachiller y albergaría desde el curso 1908/09 un floreciente inter-nado. “Nuestra Señora de Araceli” es el único centro marista cordobés que no hallegado a nuestros días, pues cerró sus puertas en 1964. Otros dos colegios más,

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a cargo de los Maristas, no son propiedad de éstos sino de un Patronato y de unaFundación. Las Reales Escuelas Pías de la Inmaculada Concepción, creadas en1787 en el antiguo colegio jesuita de “Santa Catalina” de la Plaza de la Compa-ñía, por el deán Francisco Javier Fernández de Córdoba, están regidas por unPatronato formado por el deán, doctoral y magistral de la Catedral de Córdoba,que desde 1947 a 1999 fió su dirección y gestión a los Hermanos Maristas. ElObispado de Córdoba, fundaría en 1961, en Priego, el Colegio “San José”, quedesde entonces fue confiado a los Maristas, merced a la intervención del deán Jo-sé María Padilla, natural de esa localidad. En estos dos colegios la enseñanzasiempre ha sido gratuita y se imparten los niveles obligatorios (Primera Enseñan-za, EGB, Primaria y ESO, sucesivamente).

Pero, sin duda, y sin desmerecer a los demás, el gran colegio marista cordo-bés es el “Cervantes” inaugurado en la calle Barroso, de Córdoba capital, en 1933.Este sí es de fundación y propiedad de los Hermanos Maristas e imparte todos losniveles de enseñanza, de la obligatoria a la preuniversitaria, más el servicio de co-medor, desde su apertura. Si con motivo de la clausura de la Semana Pedagógicacelebrada en Córdoba en marzo de 1943, el Director de “Cervantes”, H.AmadorIbáñez, se lamentaba en los Anales de que no se hubiera citado a los Maristas, re-flejo según él del poco prestigio alcanzado, hoy, sin duda, la situación ha cambia-do y el Colegio “Cervantes” goza de una solera y fama en Córdoba, por su cali-dad académica y humana, que lleva a agolparse solicitudes de admisión a su puer-ta, aunque la consustancial sencillez marista evite ufanarse de ello.

Miles de cordobeses han pasado por las aulas de “Cervantes” y unos más yotros menos, pero todos llevan el sello de lo marista. Las clases medias han sidoel objetivo fundamental de “Cervantes” y sus alumnos han engrosado luego esaimportante capa social, dedicándose, generalmente, a profesiones liberales. 250Hermanos, 16 de ellos en el cargo de Director, un amplio puñado de profesoresseglares, los sucesivos capellanes del Colegio (inolvidable el Padre Jesús), unaAsociación de Padres muy en sintonía con el Ideario Marista y una activa Aso-ciación de AA. AA., son los responsables de ello, unidos en la Familia Marista,una idea que cuajó a principios de los años 80 y que entroncaba muy bien con losnuevos aires que soplaban en el mundo de la educación, consistentes en vinculara todos los sectores de la Comunidad Educativa en la marcha del centro.

Un amplio peregrinaje por la ciudad de Séneca, Abderramán y Góngora efec-tuó “Cervantes” antes de llegar, en el curso 1973/74 a su sede propia y actual dela Avenida de la Fuensanta. De 1933 a 1935 se situó en la ya citada calle Barro-so, muy próximo a sus fraternos “rivales” de “Cultura Española” (conocida des-de 1953 como “La Salle”, tras su traslada al Brillante). De 1935 a 1942 se esta-bleció en el hermoso Palacio de Torres Cabrera, de donde hubo de salir al adqui-rirlo la familia Cruz Conde. Como auténtica obra de caridad fue acogido en eledificio de la Plaza de la Compañía (entonces Plaza de Queipo de Llano) que al-bergaba las Reales Escuelas Pías de la Inmaculada; allí permanecieron hasta 1973,haciéndose también cargo de dichas Escuelas y sacándole el máximo partido ar-quitectónico al viejo, monumental y entrañable caserón. El nuevo edificio de laAvenida de la Fuensanta alza, sobre unos 15.000 metros cuadrados, unas magní-

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ficas instalaciones educativas y deportivas, que permiten desarrollar el día a día

escolar, con garantía de eficacia.

No todo fue un camino de rosas en la trayectoria de “Cervantes”, pero la con-

fianza de la Institución Marista en la Providencia, tantas veces reflejada en sus es-

critos, su adaptabilidad a los tiempos y la preocupación exclusiva por la calidad

de su enseñanza desde sus principios evangélico-pedagógicos, le han permitido

solventar situaciones que a otros colegios o a otras congregaciones les han lleva-

do al cierre. Superó sus primeros difíciles años, dándose a conocer en una ciudad

que les era extraña. Se adaptó a la legalidad anticlerical republicana “camuflán-

dose” como propiedad de una Sociedad Anónima y con simples maestros católi-

cos como profesores. Se salvó de una Guerra cruel que arrebató las vidas y obras

de muchos Hermanos Maristas. Vivió con euforia, pero sinceramente y no más

que el resto de las instituciones, el nacionalcatolicismo y capeó con entereza las

penurias de la posguerra. Cuando le llegó el desalojo del Palacio de Torres Ca-

brera y la angustiosa búsqueda de nueva casa, la Providencia le brindó el edificio

de La Compañía. Cuando el cambio de los tiempos y de la sociedad española tra-

jo consigo secularizaciones y falta de vocaciones, logró ir sustituyendo estos am-

plios huecos en sus filas con profesores seglares que, poco a poco, completaron

un equipo identificado con el Ideario Marista. Tras cerca de 40 años buscando un

edificio propio, tuvo el acierto de escoger la coyuntura favorable y construir un

moderno y completo colegio en una zona no precisamente de clase alta. El paso

de ser un centro totalmente masculino a uno mixto, se produjo sin ningún proble-

ma. Cuando la juventud cambió sus gustos y se hizo nocturna y discotequera, su-

po brindarle un espacio seguro donde divertirse, sin dejar por ello de ofrecerle

otras alternativas de distracción. Cuando el encarecimiento de la enseñanza lo po-

nían en la alternativa de convertirse en un centro de élites económicas o de cerrar,

la aparición de la figura de los Centros Concertados le permitió hacer gratuita la

enseñanza obligatoria. Cuando las exigencias legales crearon los Consejos Esco-

lares, con la posible pérdida de independencia de los titulares de los colegios con-

fesionales, “Cervantes” contaba ya con el sentimiento y la realidad de la Familia

Marista. Cuando, en fin, en una sociedad desvalorizada, la LOGSE trata de recu-

perar ahora la Educación en Valores, la Educación Marista la lleva practicando

desde siempre con un éxito, entre la niñez y la adolescencia, que transciende lo

meramente escolar.

Todo ello creemos que debe hacer mirar con optimismo el futuro de la Edu-

cación Marista y a su santo y seña en Córdoba, el Colegio “Cervantes”, junto al

“San José” de Priego. La sencillez marista, desde ese vademécum que es la Guíadel Maestro, no promete al educador más recompensa que el cariño del antiguo

alumno, la satisfacción de la misión cumplida y el “peso de la gloria que le aguar-da en el cielo”; sin embargo, desde aquí, con este trabajo, creemos que hemos

cumplido con una Institución que merece ese cariño del antiguo alumno, pero tam-

bién el respeto por la hermosa y dura labor de años de educar y enseñar, y la gra-

titud de la sociedad por el fruto que de esa labor se desprende y a esa sociedad re-

vierte.

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APÉNDICES

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Directores del Colegio “Cervantes”

Años Director (nombre de profesión religiosa)1933-1940 H. Julio Albéniz Azpilicueta (H. Tomás)1940-1942 H. Agapito García Osorio (H. Agliberto)1942 H. Angel Martínez Gómez (H. Eusebio José)1942-1943 H. Amador Ibáñez Alonso (H. Cándido Amador)1943-1945 H. Esteban Fermín Azpilicueta (H. Teófilo)1945-1950 H. Epifanio del Val Ruiz (H. Bienvenido)1951-1957 H. Amador Ibáñez Alonso (H. Cándido Amador)1957-1963 H. Victoriano Ruiz Jordiz (H. Leocadio)1963-1969 H. Ananías Llanillo García1969-1970 H. Angel Sáez Ruiz1970-1976 H. Emilio González Román1976-1977 H. Fernando Moreno Barrio1977-1983 H. Carlos Rubio Múzquiz1983-1987 H. Juan José Mina Ezpeleta1987-1988 H. Javier Lusarreta Huesa1988-1990 H. Juan José Mina Ezpeleta1990-1996 H. Luis Escuchuri Lacarra1996-1999 H. Juan Ignacio Poyatos Martínez1999-2003 D. Rafael García Porras

Directores del Colegio “San José”

1961-1967 H. Santiago Rodrigo Sola1967-1970 H. José Pérez Peña1970-1973 H. Pedro Fermín Zorraquino Rueda1973-1977 H. Clemente Alcalde Santos1977-1977 H. Lucidio Redondo Mariscal1977-1980 H. Basilio Gómez Cidad1980-1981 H. Servando Mayor García1981-1984 H. Basilio Gómez Cidad1984-1986 H. Gregorio Marcelino Aparicio Chamorro1986-1989 H. Antonio López Ruiz1989-1996 H. Félix García García1996-1999 H. Serafín Mayor García1999-2003 H. Félix García García

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Directores de las Reales Escuelas de la Inmaculada Concepción

1973-1974 H. Basilio Gómez Cidad

1974-1986 H. Alfredo del Val Celada

1986-1989 H. Jesús García Vadillo

1989-1993 H. Bonifacio González Quintano

1993-1999 H. Carlos José Hidalgo Muñoz

Consejo Escolar del Colegio “Cervantes”, 2002

Presidente: Rafael García Porras.

Entidad titular: H. Rafael Arteaga Oña y H. José Pérez Mompeán.

Profesores: Miguel Angel Aguilar Lara, Antonio Marín Palomares,

Francisco José Luque Oteros y Carmen Pilar Cosano

Molleja.

Padres: M.ª José Saavedra Hidalgo, M.ª Lourdes Castro Luque,

Miguel Lubián Mellado y Valeriano Cabello Bravo.

Personal admón.y servicios: Yolanda Rodríguez Villalba.

Alumnos: José García Navarro y Francisco Javier Fernández León.

Consejo Escolar del Colegio “San José”, 1997

Presidente: H. Serafín Mayor García.

Entidad titular: H. Antonio Pérez González, H. Félix García

García y H. Carlos F. Martínez Andreu.

Profesores: Antonio M. Bermúdez Bermúdez, Enrique

Onieva Sicilia, Manuel Gómez Ropero y José

Molina Ortiz.

Padres: José E. Vílchez Pérez, Concepción Linares

Sánchez, José González Extremeras y Miguel

Montes Ortiz.

Personal admón.y servicios: Rafael González Vílchez.

Alumnos: Enrique Onieva Caracuel y Manuel Roldán Castillo.

Consejo Escolar de las RR.EE. de la Inmaculada Concepción, 1997

Presidente: H. Carlos José Hidalgo Muñoz.

Patronato: Alonso García Molano

Profesores: M.ª Carmen Caballero Parreño, Joaquín Costa Berni,

Isabel Poyato Romero y Miguel Angel Velasco Mata.

Padres: M.ª Dolores Macías Vas, Ana Aragón Delgado, Mariano

González Leza y Alfonso Jiménez Ramírez.

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Personal admón. y servicios: Carmen Ruiz Moreno.Alumnos: José M. González Espejo e Inmaculada

Castellano Tapia.

Insignias de oro de la Asociación AA.AA. del “Cervantes”

1971 H. Emilio González Román1972 Rafael de la Hoz Arderius, Amador Jover Moyano, Diego Mir Jordano,

Carlos Vicente Córdoba, Antonio Alarcón Parodi, Rafael Córdoba Cruz, Guillermo Gisbert León y José M.ª González-Ripoll Estrada

1973 Mariano Aguilar Candela, Juan Luis López Barea, Juan Manuel Anguita Blanco, H. Tomás Corral Castresana y Carlos López Rodríguez

1974 Juan Manuel Peinado Requena, Dionisio Carabaño Guirao, Angel Burón Romero, Francisco Alférez Delgado, José Alarcón Parodi y Fernando Bajo Moreno

1975 Primera Promoción del “Cervantes”1976 H. Carlos Rubio Múzquiz, Pedro Palop Fuentes y Rafael González

Ripoll 1977 H. Ignacio Martínez Seco, P. Jesús Mendoza González O.P. y Mateo

Vázquez Berni1978 Diego Moreno García, H. Juan José Mina Ezpeleta y H. Miguel

Tellechea Elizalde1979 Francisco Martín Salcines1980 Adolfo Díaz Marín1981 H. Antonio Merelo Pérez1982 Jesús Orozco Martín1983 H. Cándido Vadillo Robredo1984 Junta de Madres1985 H. José Luis Álvarez González1986 Luis Trócoli Losada y Miguel Cerezo González1987 Ricardo Mifsut Vizcaíno y H. Serafín Mayor García1988 Residencia de Benalmádena1989 José Lama Cardo1990 H. Luis Escuchuri Lacarra1991 Asociación Juvenil de AA. AA. y Rafael Rodríguez Vivas1992 Gemma Ledesma González1993 Salvador Barea Santiago1994 José Luis Royo Raya1995 Leandro Crespo Encuentra1996 H. Juan Ignacio Poyatos y Otilia García1997 Desierto1998 Rafael García Porras1999 Vicente Amigo y Juan José Primo Jurado2000 Mercedes Mayo González2001 Desierto

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Evocación al H. Tomás (por el H. Francisco Ibáñez)

¡Ay buen Hermano Tomás! Silencioso nos dejaste:Sin rumores sin ruidos, cual arroyo cristalino.Sin alardes ni redobles alegraste, bienamado, cuántas gentes y tareas encontraste en tus caminos.“Tus” mineros de Barruelo, agresivos, sin oriente,no alcanzaron más sentencia que el sentirse preferidosen tu corazón inmenso, de tus afectos profundos,pues en caridad cristiana rebosaste como un niño.

Cartago Nova, señera, te recibe tiempo breve,y te reclama añorante tras medio siglo cumplido.La tormenta fratricida, hoy por todos denostada,en Jaén te “crucifica”, por largos años cautivo.

Y es al fin, Córdoba eterna, con sus gentes, sus azares,“tus” alumnos, “tu” Cervantes, quien te acoge con cariño.Y en eterna simbiosis, hoy, con abrazo de muerte,te recibe en sus entrañas, ya para siempre fundidos.Mas nos queda tu recuerdo, y la total gallardíade tus vivencias sinceras, de tu misterio sentido;Del hombre que buscó a Dios, y en María confiara.Dos fanales infalibles. Con ellos, feliz arriboal puerto de salvación consigue el débil mortal,aún en medio de tormentas y mares embravecidos.Fue tu piedad recia y fuerte; y en sentimientos fecunda.Ya en los tempranos maitines, ya en los salmos vespertinos,aunque tus ojos cansados su lectura no alcanzaran,como siervo diligente adivinabas sus signos.Y el sempiterno rosario, desgranándose en tus dedos,como agua del manantial, con rumor de peregrinoque cantando alegremente por la senda de la vida,va seguro tras sus ESTRELLA, tras MARÍA que es su sino.Y en recompensa, el Buen Dios, te dio “senil” alegríasiempre juvenil; infante de este coro benditoque jamás a nadie ofende, que a todos el alma alegra,y que en esta noche oscura “DAN A LA VIDA SENTIDO”.Por tu vida y por tu muerte, y por tu fe, que no olvidesa cuantos, aquí, en la tierra, te añoramos, buen amigo.

Córdoba, 19 de noviembre de 1983.

Los cien primeros años de los Maristas en España (Con particular referencia a Andalucía)

1886 El superior de los Maristas, H. Teófano, acepta fundar en Argentina. Llegada de los cuatro primeros Hermanos a Gerona (19 de diciembre).

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1887 Apertura del primer colegio en Gerona (1 de junio). Inauguración en Mataró (1 de octubre).

1888 Real aprobación en España. Apertura de colegios en Vich y Torelló.1889 Firma de compraventa de Valldemía. Apertura del colegio de Rubí.1890 Se fundan los colegios de Centellas y Santa Coloma de Queralt.1891 Se abre un colegio en la Casa del Cordón en Burgos.1892 Se crean los colegios de Berga y Canet de Mar. En Mataró, la Editorial

marista FTD edita su primera obra: un folleto sobre la vida de MarcelinoChampagnat.

1894 Apertura de los colegios de Sabadell y Palafrugell.1895 Se fundan los colegios de Arceniega, Lérida y Malgrat.1896 Apertura del colegio de Igualada y de un noviciado en Vich.

Se inicia el proceso de beatificación de Champagnat y se le concede el título de Venerable.

1897 Se abren los colegios de Valencia, Cabezón de la Sal y Carrejo.1898 Se establece la Casa Provincial en San Andrés de Palomar (Barcelona).

Llegada de los Maristas a Cartagena y Logroño.1899 Apertura del colegio de Alella de Mar. Desde San Andrés salen

Hermanos para fundar colegios en Méjico, Mérida y Guadalajara.1900 Apertura de colegios en Barcelona y Manresa1901 Reunión de provinciales en la Casa General de Saint-Genis-Laval

(Francia), para tratar el tema del acoso a la enseñanza católica por parte de la Tercera República francesa.

1902 Apertura de colegios en Lloret de Mar, Madrid y Sangüesa.1903 X Capítulo General: Reelección del H. Teófano como Superior General.

Expulsión de los Maristas de Francia. Se cierra la Casa de Saint-Genis-Laval y se traslada a Grugliasco (Italia). Se crea la Provincia de España.Se abren colegios en Alcoy, Azpeitia, Badalona, Carrión de los Condes, Cullera, La Garriga, Murcia, Oñate, Pamplona, Tarazona, Toledo Torrelaguna y Zaragoza; un noviciado en Pontós (Gerona); y desde Santander sale un grupo de hermanos para fundar en Cuba.

1904 Apertura de colegios en Calatayud, Durango, Ribadesella, La Granja y Valdepeñas.

1906 Apertura de colegios en Lucena: “Nuestra Señora de Araceli”, Manzanares, Moral de Calatrava, Pueblo Nuevo (Barcelona) y Zalla (Vizcaya).

1907 Se fundan colegios en Alicante, Lugo, Sitges y Soria. Durante una visita a España, muere en Mataró, el Superior General, H. Teófano (18 de abril). XI Capítulo General, el H. Estratónico nuevo Superior General (5 de octubre)

1908 Se abren colegios en Cuenca, Orense y Peñas de San Pedro. Salen de España cuatro Hermanos para fundar en Perú.

1909 Durante la Semana Trágica de Barcelona es asesinado el H. Lycarion (27 de julio). Muere en San Andrés, el H. Bérillus, uno de los cuatro hermanos que llegaron a Gerona en 1886.

1910 Se instala un noviciado en Avellanas en sustitución del de Canet de Mar.

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Page 241: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

1911 Salen de Barcelona Hermanos para fundar en Chile.1912 En Carrión de los Condes se instala un juniorado para América. Apertura

del colegio de Oviedo.1913 Se abren colegios en Grado (Asturias), Plasencia y Vigo.1914 Fundaciones en Orbó y Valdemoro.1915 Se abren colegios en Larache (Protectorado Español de Marruecos) y

La Coruña.1916 Se crea en Barcelona la Federación de Antiguos Alumnos de los colegios de España.1917 Se abre un colegio en Algemesí.

Primer Centenario de la creación del Instituto de los Hermanos Maristas, que se celebra en España con veladas artístico-literarias y panegíricos en honor del Venerable Champagnat.

1918 Llegada de los Maristas a Bilbao y León.1919 Apertura del colegio de Segovia.1920 El 11 de julio en Roma, Benedicto XV declara Venerable a Marcelino

Champagnat. XII Capítulo General, en Grugliasco; el H. Diógenes nuevoSuperior General.Apertura de los colegios de Balmaseda (Vizcaya) y Palencia.

1921 Se abre un colegio en Barruelo (Palencia).Se crea la Provincia de León.Real Orden que permite a los Hermanos sustituir el servicio militar por acciones misioneras en Iberoamérica o Extremo Oriente.

1922 Fundación en Villafranca de Navarra.1924 Apertura del colegio de Málaga.1925 Salen del noviciado de Anzuola los primeros Hermanos con rumbo a

Venezuela.1926 Apertura del colegio de Villanueva del Río y Minas.1927 Apertura del colegio de Granada.

En Lucena fallece el H. Helion, uno de los cuatro primeros Maristas que llegaron a España.

1928 Apertura de colegios en Villafranca del Penedés y Denia.1929 Apertura de colegios en Denia, Alcazarquivir (Protectorado Marroquí),

Haro y Oronoz.1930 Apertura de los colegios de Badajoz y de Jaén.1931 Asalto e incendio total del colegio de Málaga.1932 XIII Capítulo General, en Grugliasco; el H. Diógenes, reelegido

Superior General.Apertura del colegio de Chinchón.La Editorial FTD pasa a llamarse Luis Vives.

1933 Apertura de colegios en Córdoba: “Cervantes”, Huelva, Salamanca y Sevilla.

1934 Durante la Revolución de Octubre es asesinado, en Barruelo, el H. Bernardo Fábrega.Salen de España los primeros Hermanos para fundar en Uruguay.

1935 Se crea la tercera Provincia española: Anzuola.Apertura del colegio de Erandio (Vizcaya).

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1936- Guerra Civil española: Quema de la Editorial Luis Vives, en Barcelona, 1939 el 19 de julio de 1936. En los primeros meses de 1936 son asesinados,

en zona republicana, 174 Hermanos Maristas (seis en Málaga y uno en Badajoz). Otros 120 sufrirán largo y duro cautiverio y sus colegios cerrados e incautados por la República. 110 hermanos servirán, reclutados, en el Ejército Nacional.

1939 Adquisición de la finca de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) para instalar un escolasticado.

1940 Centenario de la muerte de Champagnat. Grandes ceremonias públicas en los lugares donde la congregación tiene centros. La Editorial Luis Vives, instalada definitivamente en Zaragoza, edita un volumen conmemorativo de los actos y panegíricos.

1941 Apertura del colegio de San Sebastián.1942 Reestructuración de las Provincias españolas: Se mantienen las de León

y Anzuola y la Gran Provincia de España se divide en Levante y Norte-Sur. Se adquiere la finca Castillo de Maimón (Córdoba) para instalar un noviciado.

1943 Apertura del colegio de Valladolid.1946 XIV Capítulo General, en Grugliasco; es elegido Superior General el

H. Leónides.Llegada de los Maristas a Sanlúcar de Barrameda.

1947 En Córdoba, los Maristas se hacen cargo de las Reales Escuelas Pías de la Inmaculada Concepción, ubicadas en el edificio donde desde 1942 se ha instalado el “Cervantes”.

1948 Se cierra el colegio de Sanlúcar de Barrameda.1949 El Ayuntamiento de Gerona nombra Hijos Adoptivos a los tres primeros

hermanos fundadores de las obra marista en España: Hilario, Hipólito y Helión. En Córdoba se inaugura el noviciado del Castillo de Maimón.

1951 Se inaugura en Málaga la Escuela de Maestros Rurales, de acuerdo con el Cardenal Herrera.

1952 Se funda en Madrid la Federación Española de Antiguos Alumnos Maristas.

1955 El Día de Pentecostés (29 de mayo) es beatificado en Roma Marcelino Champagnat por Pío XII. El curso siguiente es declarado Año Champagnat, con grandes celebraciones en todos los colegios y triduos en las localidades donde hay presencia marista. En Fuenteheridos (Huelva), es adquirida Villa Onuba, como casa de ejercicios y vacaciones. Los Maristas retornan a Sanlúcar de Barrameda, por invitación del Cardenal Bueno Monreal.

1956 Salen de Badajoz los primeros Hermanos para Roboré (Bolivia).1957 Salen de la Provincia de León los primeros Hermanos para fundar en

Ecuador.1958 XV Capítulo General, en Grugliasco; elegido Superior General el

H. Carlos Rafael.

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1959 Nueva reorganización de las Provincias españolas, que pasan a ser siete: Bética, Castilla, Cataluña, León, Levante, Madrid y Norte. Cada una de ellas tiene asignado un territorio de misiones en América; siendo Bolivia el de la Bética.

1960 Apertura del colegio de Sanlúcar la Mayor.1961 La Casa General se traslada a Roma.

Llegada de los maristas a Priego de Córdoba: Colegio “San José”. Apertura del colegio de Guadalajara. En Ogíjares (Granada), se inaugura un juniorado. Conmemoraciones del 75 aniversario de la llegada de los maristas a España.

1963 Apertura del colegio de Talavera de la Reina.1964 Se cierra el Colegio “Nuestra Señora de Araceli” de Lucena.1966 En Bolivia se funda el Colegio de San José de Chiquitos.1967 XVI Capítulo General, en Roma; elegido Superior General el

H. Basilio Rueda.Apertura del colegio de Santiago de Compostela.

1968 Salen de Barcelona seis hermanos para fundar en Paraguay. En Bolivia se funda el Colegio de Santa Cruz de la Sierra.

1969 Apertura del colegio de Buitrago.De la Provincia de Levante salen cinco hermanos para fundar en Costa de Marfil.

1971 Apertura de los colegios de Astorga y Santa Lucía de Gordón (León).1972 Creación de la Escuela Universitaria de Profesorado de EGB “Cardenal

Cisneros” en Alcalá de Henares. En Bolivia se funda el Colegio de Cochabamba.

1976 XVII Capítulo General, en Roma; reelegido Superior General el H. Basilio Rueda.

1977 En Benalmádena se inaugura una residencia-enfermería para Maristas dela Provincia mayores.

1978 Se cierra el juniorado de los Ogíjares (Granada).1982 Apertura del colegio de Navalmoral de la Mata.1985 XVIII Capítulo General, en Roma; elegido Superior General el

H. Charles Howard.1986 Centenario de la llegada de los maristas a España. Se celebra con

numerosas actividades. La comisión organizadora es recibida por Su Majestad el Rey Juan Carlos I, presidente de honor, el 4 de diciembre de 1985. Los actos centrales consisten en la Inauguración en Gerona (7 y 8 de diciembre de 1985) con la presencia del presidente de la Generalidad catalana, Jordi Pujol y del, cardenal Vicente Enrique y Tarancón, antiguo

alumno marista. A lo largo de 1986 se suceden, un Congreso dePedagogía Marista en Salamanca (octubre); Encuentros deportivos maristas en cada provincia, con finales en mayo; Encuentro de la FamiliaMarista en Valencia, Algemesí y Alicante; Festival de Canción, en Córdoba (26 y 27 de abril); Encuentro Nacional en Sigüenza los días 28 a 30 de julio y la Clausura, en el Palacio de Congresos de Madrid.

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Los Hermanos Maristas en Córdoba

(En cursiva figura el año de llegada a Córdoba capital. En ocasiones hay másde uno porque el Hermano marchó y regresó de nuevo)

1. 1933 H. Julio Albéniz Azpilicueta2. 1933 H. Ignacio Martínez Alonso3. 1933 H. Francisco Arteaga Beorlegui4. 1934/40 H. Matías Botet Quintana5. 1934 H. León Albinit Bipiret6. 1935 H. Carlos Merino Albéniz7. 1935 H. Lucialiano Bernardo Ruiz8. 1936 H. Fidel Delgado Sadornil9. 1936 H. Antonio Aparicio Vicario

10. 1936 H. Guillermo Martínez Martínez11. 1937 H. Mauro Pérez de Albéniz12. 1937/53/61 H. Claudio Prieto Ortega13. 1937 H. Modesto Arnaiz de Pedro14. 1937 H. Angel González Gutiérrez15. 1937/57 H. Victoriano Ruiz Jordiz16. 1937/44 H. Teófilo Blanco Miguel 17. 1937 H. Crescenciano Sancho Cavia18. 1937 H. Vicente Rosas Susilla19. 1937 H. Sixto Castrillo Arribas20. 1937 H. Pedro Rueda Contreras21. 1937 H. Dionisio González Moreno22. 1938 H. Martín J. Oláiz Jaunsirás23. 1938 H. Leandro Toribio Gutiérrez24. 1938/45 H. Cirilo Chocarro Ibáñez25. 1938 H. Fermín Catalán Goicoechea26. 1938 H. Esteban Gallo Manzanedo27. 1939 H. Justo Figueras Noill28. 1939 H. Tomás Corral Castresana29. 1939/43 H. Malaquías Lastra Bujedo30. 1939 H. Manuel Guerra Marañón31. 1939 H. Modesto Lázaro Moreno32. 1939 H. Martín Robledo González33. 1939 H. José M.ª Argandoña Martínez34. 1940 H. Victoriano Alvaro González35. 1940 H. Arturo Alonso Fernández36. 1940 H. Florentino Asenjo Bañuelos37. 1940 H. Agapito García Osorio38. 1941 H. Julián García Rilova39. 1941 H. Segundo Merino Ramos40. 1941 H. Luis Rodríguez González41. 1942 H. Angel Martínez Gómez

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42. 1942 H. Agustín Herrero Izquierdo43. 1942 H. Luis Falgás Riera44. 1942 H. Baltasar Revilla Araus45. 1942 H. Juan González Ortiz46. 1942 H. Ricardo Plagaro Cobo47. 1942/51 H. Amador Ibáñez Alonso48. 1943 H. Demetrio Alzaga Ibáñez49. 1943 H. Esteban Fermín Azpilicueta50. 1943/55 H. Jerónimo Jiménez Álvarez51. 1943 H. Javier García Tarradillo52. 1943 H. Francisco Gallo Rodríguez53. 1943 H. Carmelo García García54. 1943 H. Jesús García Vadillo55. 1944 H. Santiago Rojas Urquiza56. 1944 H. Secundino Pérez Sanz57. 1944/54 H. Florencio Puente Pérez58. 1944 H. José Camacho Jurado59. 1945 H. Fidel Rojo García60. 1945 H. Faustino Primo Hoya61. 1945/62 H. Fermín Candelas Piñán62. 1945 H. Honorato Alcalde Sanz63. 1945 H. Epifanio del Val Ruiz64. 1946/56 H. Joaquín Lázaro Moreno65. 1946 H. Rafael Amo García66. 1946 H. Jaime García Ubierta67. 1947 H. Juan R. Villanova Ornella68. 1947/78 H. Eugenio Rodríguez García69. 1947 H. Raimundo Andrés Miguel70. 1947/62 H. Maurino Ortega González71. 1947 H. José Ortega Fuentes72. 1947 H. Victoriano Arce García73. 1947 H. Clemente Alcalde Santos74. 1947 H. José Emilio Susa Mena75. 1947/52 H. Pedro Lacheta Reta76. 1948/55 H. Lesmes Antón Pérez77. 1948 H. Ignacio Pinillos Azpilicueta78. 1949 H. Luis Moral Ortega79. 1949/63 H. Ananías Llanillo García80. 1949 H. Primitivo Fernández Alonso81. 1949 H. Nicolás Vela Moreno82. 1949 H. Armando Arlanzón Díaz83. 1949 H. Lorenzo Martínez Cano84. 1950 H. Julián Martínez González85. 1950 H. H. Adolfo Vadillo Palacios86. 1950 H. Fernando Martínez Zárate87. 1950 H. Nicolás Pozas Infantes

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88. 1950 H. Francisco Peruchena Ollacarisqueta89. 1951/70/80 H. Timoteo Pérez Martínez90. 1951 H. Salvador Negre Vilella91. 1951 H. Teófilo Pérez Alonso92. 1951 H. Francisco González Alonso93. 1951 H. Urbano Alonso Hidalgo94. 1951/54 H. Eusebio Márquez Lozano95. 1951 H. Raúl Luis Martínez Linares96. 1952 H. Dámaso Sobrino Herrero97. 1952 H. Domingo Miguel Sánchez98. 1952 H. Julián del Carmen Cinto99. 1952 H. Justino Caballero Civera

100. 1952 H. Damián U. Herrero Valle101. 1952 H. Perfecto Iglesias Páramo102. 1952 H. Vicente José Cañamero Infantes103. 1953 H. José Escobar Pablos104. 1953 H. Fernando Hurtado Rodríguez105. 1953 H. Félix Ayesa Zabaleta106. 1953 H. Antonio Eguinoa Morales 107. 1953 H. Teófilo Javier Sanz de Galdeano108. 1953 H. José Martínez Olano109. 1953 H. Martín Antón López110. 1953 H. Elicio Martínez Linares111. 1953 H. Teodoro Alonso Cabria112. 1953 H. Jacinto Sanz Ayucas113. 1954 H. Macario Roba Osorno114. 1954 H. Agustín Alonso García115. 1954 H. Luis Napal los Arcos116. 1954 H. Daniel Gutiérrez Peña117. 1954 H. Daniel Rubio Buendía118. 1954 H. Marcelino Sedano Puente119. 1954 H. Clemente Aparicio Gutiérrez120. 1955 H. Ignacio Martínez Seco121. 1955 H. Gabino Pérez Arellano 122. 1955 H. Alejandro Díez Martínez123. 1955 H. José María González Moreno124. 1955 H. Federico Pérez Pérez125. 1955 H. Domingo Burgos Pérez126. 1955 H. Emilio Rebollo de Simón127. 1956 H. Pedro María Miqueo Jáuregui128. 1956 H. Vicente Navarro Terol129. 1956/68 H. Adriano Martín Martín130. 1956 H. José Antón López131. 1956 H. Valentín Jiménez García132. 1956 H. Luis Arlanzón Díaz133. 1957 H. Angel Alonso Cabria

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134. 1957 H. Miguel Tellechea Elizalde135. 1957 H. José Luis Vázquez Fernández 136. 1957 H. Abilio Pérez Gutiérrez137. 1957/61 H. Jacinto Soria de Jorge138. 1957 H. Emilio Arroyo Arribas139. 1957 H. José Antonio Ciganda Echevarría140. 1958 H. Abilio Aranzo López141. 1958 H. Miguel Angel Linzoaín Yarnoz142. 1958 H. José Luis Sainz del Castillo143. 1959 H. Martín Antolín González144. 1959 H. Francisco de Asís Flores Fernández145. 1959 H. José Vera Barranquino146. 1959 H. José Pérez Mompeán147. 1960/62/73 H. Carlos Rubio Múzquiz148. 1960/73 H. Antonio Merelo Pérez149. 1960/69 H. Angel Miguel Sánchez150. 1961 H. Alberto Chotolín de Cuba151. 1961 H. Juan Cristóbal Millar Martín152. 1961 H. Félix Díaz Rojo153. 1961 H. Benjamín Barga López154. 1961 H. Fulgencio Villezas Hidalgo155. 1961 H. Crescencio González Ibáñez156. 1962 H. Primitivo Fernández Espinosa157. 1962 H. Basilio Corral González158. 1962 H. Juan Vicente Ororbia Gorraiz159. 1962 H. Jesús Sáinz Lozano160. 1962/76 H. Juan José Mina Ezpeleta161. 1962 H. Emiliano Rojo Martínez162. 1963 H. Julián San Miguel García163. 1963 H. Ismael Ruiz Alonso164. 1963 H. Angel Ezpeleta Compains165. 1963 H. Jorge Ollo Ciaurriz166. 1963 H. José María Perea Salazar167. 1963/99 H. Juan Juárez Moreno168. 1964 H. Alfonso Zudolarre Guruchari169. 1964 H. Angel Gollonet Fernández170. 1964 H. Manuel Miguel Azofra171. 1965 H. Mauro Díez Fuentes172. 1965/73 H. Fernando Moreno Barrios173. 1965/73 H. José López Torruella Tenorio174. 1965 H. Juan José Casado Martín175. 1965/72 H. Emilio Linzuaín Yarnoz176. 1965/80 H. Patricio Fermín Zorraquino Rueda177. 1966 H. Estanislao Sanz Falce178. 1966 H. Belino López Merino179. 1966 H. Vicente Liesa Perella

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180. 1966 H. Leonardo Camposo Martín181. 1966 H. Vicente Ortega García182. 1967 H. Francisco Tordable Portillo183. 1967 H. Ramón Burgui Fatás184. 1967 H. Carlos Gómez Rico185. 1967 H. Gregorio de Pedro López186. 1967 H. José Luis Martínez Tuimiño187. 1968 H. Anselmo Gómez Saiz188. 1968 H. Antonio Ripoll Villalta189. 1968 H. Victoriano García Martínez190. 1968 H. Emilio González Román191. 1968/73 H. Andrés Arnaiz Arroyo192. 1969 H. Angel Sáez Ruiz193. 1969 H. Vidal González Ibáñez194. 1969 H. Eufrasio López Rodríguez195. 1969 H. Francisco Fernández Juan196. 1969 H. Jesús Villalba Olmos197. 1970 H. José Martín Cubero198. 1970 H. Javier Rodríguez Martínez199. 1970 H. Cándido Vadillo Robredo200. 1971 H. Indalecio García Ruiz201. 1971 H. Juan M. Larios Larios202. 1972/98 H. Francisco García Torrentes203. 1972 H. Pedro Pérez Mompeán204. 1972 H. Joaquín Pardo Delgado 205. 1972 H. Diego Navarrete Navarrete206. 1972 H. Basilio Gómez Cidad207. 1973 H. Antonio R. Giménez Vélez208. 1974 H. Elisio Ortega Moreno209. 1974 H. Alfredo del Val Celada210. 1974/82 H. José Cabello Carrasco211. 1974/00 H. Serafín Mayor García212. 1976 H. Juan Antonio Usar Echarri213. 1977 H. Francisco Ibáñez Cámara214. 1978 H. Alejandro Ortega del Campo215. 1978/94/96 H. Florencio Andueza Álvarez216. 1978 H. Torcuato Tenorio Guerrero 217. 1979/83 H. Santiago Boada Carazo218. 1980 H. Maximiliano Boada Carazo219. 1980 H. Juan Miguel Anaya Torres220. 1981 H. Juan Antonio Rico García221. 1982 H. José Tenorio Guerrero222. 1983 H. Javier Lusarreta Huesa223. 1983 H. José Luis Elías Becerra224. 1985 H. Francisco García Ruiz225. 1985 H. Francisco Tordable Portillo

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226. 1986 H. Jesús García Vadillo227. 1986 H. Alejandro Fernández Andrés228. 1986 H. Benito Hinojal Citores229. 1988 H. José Pérez Mompeán230. 1988 H. Federico Gil Moreno231. 1989 H. Bonifacio González Quintano232. 1990 H. Luis Escuchuri Lacarra233. 1991 H. Juan Ignacio Poyatos Martínez234. 1991 H. Felipe Fajardo Valero235. 1992 H. Carlos José Hidalgo Muñoz236. 1992 H. Miguel Angel Velasco Mata237. 1993 H. José Luis Molina Requena 238. 1994 H. Gregorio Bartolomé Delgado 239. 1995 H. Fernando Rodríguez Acero240. 1996 H. Joaquín López Barriuso241. 1996 H. Alberto Aragón Garrido242. 1996 H. Diego Antonio Quesada Rodríguez243. 1998 H. Anselmo Rodríguez Marín244. 2000 H. Rafael Arteaga Oña245. 2002 H. Lauro Andueza Álvarez246. 2002 H. Plácido Eutiquiano Arce Arce247. 2003 H. José Antonio Vera López248. 2003 H. Pedro Pérez Mompeán249. 2003 H. José Antonio Franco Franco250. 2003 H. José Eulogio Ramos Jiménez

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ÍNDICE ONOMÁSTICO(en negrita las fotografías)

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Afán García, Manuel, 219Agudo López, Francisco, 206Aguilar Candela, Mariano, 157Aguilar Gavilán, Joaquín, 203Aguilar Lara, Miguel Angel, 180Aguilar Rivero, Rosa, 169Aguilera Camacho, Daniel, 91Alamillo Ruiz, M.ª Pilar, 219Alarcón Constant, Antonio, 123Alarcón García, M.ª Angeles, 203Alarcón Parodi, Antonio, 151, 154, 155, 156, 204, 209, 212Alarcón Parodi, José, 154, 155Albéniz Azpilicueta, H. Julio, 95, 98, 99, 101, 153, 205Albinit Bipiret, H. León, 96Albornoz, Alvaro de, 86Alcalá Zamora, Niceto, 86, 92Alcalde Santos, H. Clemente, 222, 225Alférez Delgado, Francisco, 157Alfonso XII, 98Alfonso XIII, 66, 70, 72Almoguera Martínez, Eloy, 157Alonso, H. Arturo, 110, 111Alonso, H. Laurentino, 88, 93, 96, 100Alonso Cabria, H. Teodoro, 35, 148Alonso Hidalgo, H. Urbano, 217Alvarez, H. José Luis, 205Alvarez, Julián, 127Alvarez de Cánovas, Josefina, 146Alvarez Díaz, RafaelAlvarez Salcedo, Antonio, 208Amigo, Vicente, 208Anaya, H. Juan Miguel, 125Andreucci, H. Gabriele, 22Andueza Alvarez, H. Florencio, 180Anguita Blanco, Juan Manuel, 95, 154, 157, 172, 211Anguita González, Julio, 169

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Angulo, Ramiro, 186Anquetil, Christelle, 180Aquino, Santo Tomás de, 179Arbués, H. Benito, 22Arévalo Utrero, Fernando, 219Arfe, Enrique de, 108Arias Gómez, Juan, 219Ariza Sánchez, Juan Ignacio, 180Arnaiz, H. Andrés, 186Arteaga, H. Francisco, 95, 99Arteaga, Isabel de, condesa de Torres Cabrera, 98Arteaga Oña, H. Rafael, 160, 180Artola, Miguel, 61Asenjo Bañuelos, H. Florentino, 103, 128Asís, San Francisco de, 26Audrás, H. Juan Bautista, 20Austria, Leopoldo de, 124Avila, San Juan de, 124Azaña, Manuel, 85, 86Azorín Izquierdo, Francisco, 91

Baena Borrego, SoledadBajo Herrera, Javier, 208Bajo Moreno, Fernando, 152, 154, 155, 156, 157Balko, Alejandro, 28Baquerizo García, Rafael, 92Barquero y Barquero, 143Barrena y Luque, señores de, 113Bartolomé Delgado, H. Gregorio, 183, 219Batanaz Palomares, Luis, 61Bedmar, Luis, 188208 Castro, Jorge, 157Bergamín, Francisco, 65H. Bérillus, 47Bermúdez Bermúdez, Antonio Manuel, 225Bernardo, H. Lucialiano, 99Berni Vázquez, Rafaela, 219H. Bertualdo, 53Blanco Nájera, Francisco, 113, 129, 131, 146Blanco Sánchez, Rufino, 70Boada Carazo, H. Maximiliano, 177, 193Boada Carazo, H. Santiago, 193Bonaparte, Luis Napoleón, 21Borrero Cuenco, M.ª Eugenia, 177, 180, 203Bosco, San Juan, 26Botet Quintana, H. Matías, 81, 96, 99, 110, 128, 131, 158, 217

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Page 254: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Boza, Carmen, 112Boza Montoto, Luis, 159Bugella Rojas, José Alfonso, 203Burgos, Eduardo, 186Burón Romero, Angel, 157

Caballero Chumillas, Francisco, 174Caballero Parreño, M.ª Carmen, 219Cabanes Fuentes, Manuel, 212Cabello Carrasco, H. José, 177, 193Cabrera Castro, Miguel, 92Cacho Gutiérrez, Francisco del, 180Calabria, Juan, 22Calasanz, San José de, 179 Calderón Hernández, Emilio, 95, 133Calderón Uclés, Francisco, 92Calero Rodríguez, M.ª José, 219Calvo Rodríguez, H. Fernando, 198Calvo y Valero, Vicente, 77Calleja, Saturnino, 63Cámara, Tomás, 67Camargo Jiménez, Francisco, 187Campos Espinosa, Agustín, 155Canalejas, José, 67Canalejo, Joaquín, 125, 138Canovaca del Río, Ana, 180Cánovas del Castillo, Antonio, 98Cantillo Bascón, Antonio, 203Cantueso Fonseca, Pedro, 180Cañas Ramírez, Jesús, 180Caperan, Louis, 51Capitán Requena, Gonzalo, 178Carabaño, Dionisio, 154Caracuel, Maruja, 188Carazo, H. Agustín, 22Cárdenas, señor, 113Carlos II, 97Carlos III, 126Carlos V, 124Carranza Pérez-Azpillaga, Milagros, 219Carranza Pérez-Azpillaga, Purificación, 219Carretero de Lara, José Enrique, 180, 182, 203Carrillo Aguilar, Alfonso, 219Carrillo de Albornoz, jesuita, 138Casas, Hermenegildo, 92Casas Morales, Angel, 94

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Cascajo, Ciriaco, 92Castanys Jiménez, José, 93Castejón y Martínez de Arizala, Rafael, 90, 91, 112Castillejo Duarte, José, 73Castro Martos, Tomasa, 219Cayuelas Antón, César, 212H. Cipriano, 53Cerezo González, Miguel, 209Cirarda Lachiondo, José M.ª, 222Coello y Ramírez de Arellano, Antonio, 93Colin, Juan Claudio, 20Combes, 51Comillas, marqués de, 70Contreras Puerta, MercedesCórdoba Cruz, Rafael, 152, 155El Cordobés, Manuel Benítez, 121Corral Castresana, H. Tomás, 101, 108, 126, 128, 150, 151, 152, 153, 175, 188,

192, 205Correa Fernández, Cristina, 178Cosano Molleja, Carmen Pilar, 180Cossío, Manuel Bartolomé, 65, 70, 73Costa Berni, JoaquínCosta Quintero, Marcial, 102Courbon, mosén, 19Cousin, Luis, 69Crespo Encuentra, Leandro, 209Cruz Ceballos, Francisco de la, 92Cruz Conde, familia, 128, 230Cruz Conde, Alfonso, 123Cruz Conde, Antonio, 123, 128Cruz Conde, José, 123Cruz Conde, Rafael, 112, 123Cuenca Toribio, José Manuel, 85, 122

Chacón Manrique de Lara y Gomariz, Francisco Javier, 209Chaminade, Guillermo José, 69Champagnat, Juan Bautista, 19Champagnat, Luisa, 19, 20Champagnat, San Marcelino, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 32, 33, 34,

35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 78, 82, 83, 108, 138, 140, 158, 160, 214, 229

Dato, Eduardo, 67Depuy, 21Dávila Díaz, Juan, 174, 180, 202, 207Delgado Criado, Buenaventura, 61, 65, 67, 68Di Pietro, H. Alessandro, 21Díaz, Anselmo, 178

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Page 256: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Díaz Cotán, José, 68Díaz de Cabrera, Fernando, 97Díaz del Moral, Juan, 91Díaz García, Rafael, 114Díaz Marín, Adolfo, 206Díez Fuentes, H. Mauro, 143Díaz Oria, 225Domingo, Marcelino, 86Domínguez Conde, Carlos, 174, 202Dorado Soto, M.ª Angeles, 44Dreveton, Baltasar, 127Dupanloup, 41Durand, H. Teófano, 43, 47, 51

Egea Azcona, Tomás, 173Elías Becerra, H. José Luis, 160Embid, Andrés, 145Enrique II, 97Escorihuela Pujol, José, 21Escribano Ucelay, Víctor, 170Escuchuri Lacarra, H. Luis, 191, 206, 210Espina de la Serna, Concha, 55, 56Eurípides, 188Expósito García, Juan Luis, 225

Fábrega, Benito, 159Fajardo Urbano, Rosario, 219Falgás Riera, H. Luis, 128Fanlo, Leandro, 138Felipe II, 125Feria, conde de, 94Fermín Azpilicueta, H. Esteban, 130, 146Fernández Castillejo, Federico, 92Fernández Conde y García del Rebollar, Manuel, 143, 221Fernández de Córdoba, Antonio, 125Fernández de Córdoba, Catalina, 124, 125Fernández de Córdoba, Francisco Javier, 127, 230Fernández de Córdoba, Juan, 124Fernández Cortés, David, 174, 200, 202Fernández Cuenca, José, jesuita, 139, 144Fernández Grilo, Antonio, 98Fernández Jiménez, José, 92Fernández Juan, H. Francisco, 150, 175Fernández Pareja, Francisco, 174Fernández Vílchez, José, 180Fernando III, 94Ferrer Guardia, Francisco, 73, 74

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Page 257: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Ferrer Peñafiel, Juan Francisco, 219Ferrera Cantero, Miguel, 219Fierro Torres, Rodolfo, 68Fleury, 63Font de Dios, Eduardo, 38, 45, 133, 140, 145, 149Franco Bahamonde, Francisco, 107, 119, 122, 179Franco Franco, H. José Antonio, 225Fuente el Salce, condes de, 94Fuentes Arce, H. Leónidas, 44Fuente, H. Fernando de la, 223Fuente Lozano, Felipe de la, 212Fulques, H. Fulgencio, 81Furet, Jean Baptiste, 19, 35, 36, 37, 39

Galán Cabrera, Antonio, 208, 209Galán Ortiz, Antonio, 157Gálvez León, Francisco, 174Gálvez Pozuelo, Samuel, 175, 177, 180, 202, 207Gallo Manzanedo, H. Esteban, 101, 128, 150, 153, 154, 205Gámiz, jesuita, 126García, Otilia, 206, 223García García, H. Félix, 223, 224García Hidalgo, Joaquín, 91García de Liñán, Isabel Clara, 203García Márquez, José, 225García Matas, Manuel Angel, 187García Merina, Manuel, 174, 202García Molano, Alonso, 218, 219García Osorio, H. Agapito, 101, 102, 112, 113, 129García Porras, Rafael, 179, 180, 192, 212, 214, 215, 216García Regidor, Teódulo, 72García Terradillos, H. Javier, 160García Torrientes, H. Francisco, 180García Vadillo, H. Jesús, 218Garrido de los Reyes, Bernardo, 92Garzón Pérez, Juan, 207Gavilán Trigueros, José, 178Gil Moreno, Antonio, 138, 170Gil Muñiz, A., 90, 91Gil Robles, José M.ª, 88, 91Giner de los Ríos, Francisco, 65, 72, 73Girón de Velasco, José Antonio, 116Gisbert León, Guillermo, 117, 155Golmayo, Felipe, 127Gómez, Francisco, 125Gómez Aguilar, Antonio, 122

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Page 258: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Gómez Cidad, H. Basilio, 218, 222Gómez Ropero, Manuel, 225Gómez Solís, Angel, 187González, Antonio, 158González, Manuel, 186González, Pablo, 82González, H. Vidal, 150González Cachinero, Benito, 183González Cachinero, Martín, 219González García, Manuel, 71González Menéndez-Reigada, Albino, 107, 119, 140, 143, 218González Ortiz, H. Juan, 128González Quintano, H. Bonifacio, 218González Ripoll, José M.ª, 210González Rogel, Josefa, 225González Román, H. Emilio, 147, 149, 156, 174, 191González Zubieta, Rafael, 157Gordillo Vallejo, Juan Vicente, 180Granjón, H. Juan M.ª, 20Gregori, H. Jaime, 81Grevy, Jules, 51Grignion de Montfort, San Luis M.ª, 27Gutiérrez Castro, M.ª José, 225Gutiérrez de Ravé, Francisco, 95, 157Gutiérrez de Ravé, José, 95Gutiérrez de Ravé, Manuel, 95Gutiérrez Rubio, 143Gutiérrez Serrano, José Antonio, 225Guzmán Reina, Antonio, 123

H. Helión, 48, 49, 80, 229H. Hermilo, 48, 229Hernández Rodríguez, Santiago, 174Hernández Sánchez, 143Herrera Mesa, Juan, 174, 202Herrera Oria, Enrique, 71, 87, 110Herrera Oria, Angel, 80Herrero, José M.ª, 92Hidalgo Fernández, Susana, 180Hidalgo Muñoz, H. Carlos José, 218, 219Higueras Manga, Antonio, 175, 177, 180, 202, 207H. Hilario Felipe, 87H. Hilario José, 48, 49, 77, 229H. Hipólito, 48, 229Howard, H. Charles, 207Hoz y Cavielles, Francisco de la, 145

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Page 259: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Hoz Arderius, Rafael de la, 96, 154, 156, 157, 205Hurtado Izquierdo, Francisco, 126

Ibáñez, Bruno, 93Ibáñez Alonso, H. Amador, 111, 128, 130, 142, 144, 146, 147, 230Ibáñez Cámara, H. Francisco, 21, 77, 79, 83, 89, 98, 100, 101, 123, 151, 152, 160,

170, 173, 177, 184, 193, 196, 197, 198, 211, 225Ibáñez Martín, José, 115Infante, Blas, 92Infantes Florido, José Antonio, 185, 188, 207Iniesta, Alfonso, 146Iriarte, Tomás de, 63Irulegui, H. Juan, 101Isla, H. Miguel Angel, 223

Jacquinet, Clemence, 74Jaén Morente, Antonio, 90, 91, 92Jiménez Cuenca, Rafael, 78, 79, 83, 229Jiménez Arévalo, Manuel Angel, 187, 208Jiménez Pedrero, Miguel Angel, 172, 211Jiménez Pérez, Carmen, 225Jiménez Ruiz, Rafael, 123Jiménez Solsona, Ramón, 203Jordano Salinas, Diego, 130, 156, 169, 208Jover Moyano, Amador, 156,168, 206Juan Carlos I, 120Juan Pablo II, 22, 189, 201Jurado, José, 107Jurado Ruiz, Juan, 125, 138, 143, 218Jurado Ruiz, Rita, 125Jurado Ruiz, Teresa, 125Juvenal, 34

Krause, Karl C. Friedrich, 71, 72

La Salle, San Juan Bautista de, 20, 69Lacheta Reta, H. Pedro, 144Laguna, Belén, 188Lama Cardo, José, 197, 208Landín Carrasco, 143Lanfrey, A., 21, 52Larios, H. Juan, 143, 150Lázaro, Domingo, 71, 87, 158H. Leandro, 81Ledesma González, Gema, 208León Gallardo, José, 174, 202León Herrero, H. Virgilio, 29, 210H. Leónidas, 21, 147

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Page 260: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Lerroux, Alejandro, 91Liesa Perella, H. Vicente, 174Lillo Roldán, Rafael, 204Lobillo Borrero, Javier, 208Lobillo Ríos, Juan Ignacio, 203López, Carlos, 154López, José, 175López Baena, Juan, 158López Benítez, Mariano, 208López Cansinos, Rafael, 157López Cubero, familia, 121López Luque, Juan, 174López Pintor, Rafael, 29López Pozo, Francisco, 174, 202López Rodríguez, H. Eufrasio, 143, 150, 174López Siles, H. Felipe, 225López Valbuena, Antonio, 135, 175, 180, 201, 207, 209Lora Tamayo, Manuel, 115H. Louis Maxence, 52Loyola, San Ignacio de, 126Lozano, Juan Antonio, 103, 138Luna Fernández, Antonio, 109, 123Luque Laguna, M.ª José, 180Luque López, José, 175, 200, 207Luque Oteros, Francisco José, 180, 183, 203, 215Lusarreta Huesa, H. Javier, 177, 191El Lute, Eleuterio Sánchez, 222

Llamas Aguilar-Tablada, Manuel, 175, 180, 202, 207Llanillo García, H. Agustín, 160Llanillo García, H. Ananías, 142, 147, 151, 170Llinás, Manuel, 48Llopis, Rodolfo, 86Lluch y Garriga, Jaime, 68

Macián Pérez, 143Macías Picavea, Ricardo, 64Maimónides, 158Manjón y Manjón, Andrés, 65, 66, 69, 70Manolete, Manuel Rodríguez Sánchez, 98, 113, 121Maravall, José M.ª, 164María Cristina, reina, 49Marín Alcázar, José, 92Marín Palomares, Antonio, 180Martel, Federico, conde de Torres Cabrera, 97Martel y Fernández de Córdoba, Ricardo, conde de Torres Cabrera, 97, 98Martín, José, 102

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Page 261: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Martín Cubero, H. José, 174Martín Fernández, Javier, 188, 208Martín Salcines, Fernando, 212Martín Salcines, Francisco, 154Martínez, Alonso, 50Martínez Alonso, H. Ignacio, 95, 99Martínez Bjorkman, Joaquín, 169Martínez Cerrillo, Juan, 102Martínez Fernández, Javier, 223Martínez Gómez, H. Angel, 113, 128Martínez Lagares, Manuel, 187, 208Martínez Linares, H. Raúl, 160Martínez Rücker, Eduardo 91Martínez Seco, H. Ignacio, 148, 150, 152, 153, 174, 177, 180, 183, 188, 197, 205Mata Villalba, Ana, 203Mateu de Ros, 143Maura, Antonio, 67, 70, 74Mayo González, Mercedes, 209, 212Mayor García, H. Fernando, 206Mayor García, H. Serafín, 180, 183, 186, 193, 205, 206, 224Mayor García, H. Servando, 206, 222, 223, 224Medina Rey, Luis Felipe, 208Medina Togores, José, 92Meléndez Valdés, Pilar, 98, 112Mena Segovia, Francisco, 207Méndez Picón, M.ª José, 178Mendoza González, Jesús, 151, 189, 190, 191, 196, 208, 211, 230Menéndez y Pelayo, Marcelino, 70Merelo Pérez, H. Antonio, 150, 175, 177, 182, 205Merino, H. Carlos, 99Merino López, Rafael, 169Merino Ramos, H. Segundo, 128Mérito, marqués del, 130Miaja, general, 93Mifsut Vizcaíno, Ricardo, 157, 167Millán, Antonio, 186Mina Ezpeleta, H. Juan José, 177, 182, 186, 187, 188, 191, 193, 194, 195, 196Mir Jordano, Diego, 156, 157Miranda, Luis, 22Molina, Agustín, 122Molina Ortiz, José, 225Molina Requena, H. José Luis, 182Molinuevo, H. Honorio, 121Mompeán, Esteban, 143Montagne, Juan Bautista, 20Montis, Ricardo de, 91, 97

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Page 262: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Montpensier, duques de, 97Moral Barrio, Juan José, 25, 47, 51, 64Moral Muñoz, Pedro, 175, 202Morales de la Cruz, Julia, 176, 180, 203Moreno, Juan Manuel, 211Moreno Barrio, H. Fernando, 174, 191Moreno García, Diego 157Moreno Manzano, Joaquín, 174Moret, Segismundo, 70Morgades y Gili, monseñor, 48Moriana Cámara, Francisco, 202Morillas Eslava, José, 154Moyano Navarro, Antonio, 154Moyano y Samaniego, Claudio, 61Muñoz García, José Antonio, 154, 157Muñoz Castro, Antonio, 180, 203Muñoz García, José Antonio, 119Muñoz Pérez, Salvador, 92, 93Murúa, Benito, 52

Narváez, Ramón María, 61, 97Natera, Francisco, 93, 95Natera Natera, Francisco, 69Navarro Sánchez, Antonio, 174Nicolás, Mariano, 143Noguer, Ignacio, 207

Oloriz, Josefina, 145Onieva Sicilia, Enrique, 225Orden Palomino, Valeriano, 138, 142Orovio, Manuel, 72Orozco, Jesús, 186Ortega y Gasset, José , 73Ortí Meléndez-Valdés, 143Ossó y Cervelló, Enrique de, 69Osuna Calvo, Manuel, 225Osuna Rodríguez, Mercedes, 203Oteros Fernández, Francisco, 187

H. Pablo María, 53Padilla Jiménez, José M.ª, 131, 138, 218, 221, 230Palop Fuentes, Pedro, 94, 174, 200Paluzie, 44Pampliega, Julio, 223Pardo Delgado, H. Joaquín, 175, 193Parra Galindo, Manuel, 174, 201, 207Parra Martínez de Murga, Eloísa, 180

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Page 263: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Peinado Requena, Juan Manuel, 157 Peinado Reyes, 91Pemán, José M.ª, 103Peña, Manuel de la, 206Peña Villalba, Oscar, 219Peñuela, Mariano, 107Peñuela Escribano, Manuel, 94, 95Peralbo López, José, 175, 177, 180, 202, 207Perales, Narciso, 91Peralta, Rafael, 159Perea Merina, Francisco Javier, 180Pérez, H. Ignacio, 160Pérez Beneyto, 143Pérez de la Lastra, Rafael, 174, 180, 192, 201, 207Pérez Martínez, H. Timoteo, 174, 192Pérez Mompeán, H. José, 180Pérez Muñoz, Adolfo, 90, 103, 107, 143Pérez Peña, H. José, 225Pérez Rodríguez, Antonio, 180, 202Pérez Rodríguez, Manuel, 169Pidal, Luis, 69Pietrantoni, Agustina Livia, 22Pilat, M.ª Teresa, 19Pío IX, 21Pío XI, 71, 87, 110Pío XII, 21, 138Pizarro Muñoz, Daniel, 180, 202Pla y Casadevall, Josep, 55,56, 64Pla y Deniel, 68Plagaro Cobo, H. Ricardo, 128Porras del Corral, Manuel, 178Porras García, Manuel, 180Poveda Castroverde, Pedro, 65, 70, 71, 87Povedano Bermúdez, Antonio, 172Poyato Romero, Isabel, 219Poyatos Martínez, H. Juan Ignacio, 188, 192, 212, 213, 214Pozuelo Linares, Amador, 180, 181, 202Primo de Rivera, Miguel, 71, 123Primo Jurado, Juan José, 209Puelles Benítez, Manuel, 61

Queipo de Llano, general, 100Quero, Eduardo, 92Quesada Rodríguez, H. Diego, 218, 219

Ramírez de Alda, H. Nicolás, 160Ramírez de Arellano, Rafael, 94, 97

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Page 264: LA EDUCACIÓN MARISTA EN CÓRDOBA

Ramírez de Arellano, Teodomiro, 94Ramos García-Peña, Juan Manuel, 136Rebollo Puig, Angel, 208Rebollo Puig, Gabriel, 208Reixach, Ricardo, 48Rey Alamillo, Sebastián del, 180Réveillère, padre, 47Revilla Aráus, H. Baltasar, 128Reyes, José Luis de los, 186, 198Rico López, Pedro, 92H. Richard, 52Rigalt, Carmen, 164Río Correa, Enrique del, 174, 180, 202, 207Ríos, Fernando de los, 86Risueño Catalán, Ramón,143, 146Robledo González, H. Martín, 128H. Robustien, 52Rodrigo Sola, H. Santiago, 222Rodríguez, H. Julio, 124Rodríguez, H. Ramón, 223Rodríguez Acero, H. Fernando, 180Rodríguez Galán, Rafael, 136, 175, 180, 201, 207Rodríguez González, H. Luis, 128Rodríguez Luque, Cristóbal, 174, 177, 180, 202, 207Rodríguez Luque, Francisco, 137, 175, 180, 201, 207Rodríguez Marín, H. Evaristo, 225Rodríguez Sampedro, 65Roldán, Eduardo, jesuita, 103, 108, 110, 111, 138, 144Roldán Villén, Francisco, 174, 202Royo Raya, José Luis, 155, 180, 206, 209Romanones, conde, 65, 66, 70Romeo Moya, José M.ª, 157, 167Romero Bartolomé, Pedro, 123Romero Martínez, Antonio, 219Romero Menjíbar, Félix, 131, 217Ros, Pelayo, 143Rosa Cobos, Antonio de la, 91Rubio García-Mina, Jesús, 115Rubio Múzquiz, H. Carlos, 174, 188, 191, 192, 193, 194, 195, 196, 210Rubio Ritoré, Alberto, 188, 208Rubio Vicente, Ramón, 92Ruiz, Adolfo, 129Ruiz, Hernán, hijo, 94, 125Ruiz Bustos, Francisco, 184Ruiz Granados, Vicente, 151, 180, 202Ruiz Jiménez, Joaquín, 115, 118

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Ruiz Jordiz, H. Victoriano, 101, 128, 147, 153, 155, 170, 205Ruiz Moruno, Antonio, 187Ruiz Moruno, Javier, 187Ruiz Olmos, Amadeo, 160Ruiz Ruiz, Inmaculada, 209Ruiz Uceda, Mercedes, 219

Saavedra, Angel de, duque de Rivas, 62Saavedra, Fausto, marqués de Viana, 112Sáenz de Santamaría, Carlos, 160 Sáez Ruiz, H. Angel, 147Sainz, H. Luis, 150, 174Sainz Rodríguez, Pedro, 115Salas Diestro, Benjamín, 113, 114, 130Salcines López, José Luis, 154Salcines López, Manuel, 157Salcines Muñoz, Eduardo, 157Salcines Muñoz, Rafael, 94, 95Salinas Archelerga, Rafael, 123Salvador y Barrera, 68Samaniego, Félix M.ª, 63Sánchez, Antonio, 188Sánchez, Carlos, 102, 129Sánchez, José M.ª, 129Sánchez Badajoz, Manuel, 92Sánchez Dantas, Juan Antonio, 178Sánchez Luque, Julio, 157Sánchez Sánchez, Encarnación, 225Sanchiz Salmoral, Miguel Angel, 180, 203Sanjurjo, José, 92Santamaría, H. Francisco, 197Santamaría, Mariano, 46Santiago, Diego M.ª, marqués de casa Ulloa, 68Santisteban Martínez, José Luis, 154Sanz, Emilio, 40Sanz, H. Estanislao, 150Sanz del Río, Julián, 71, 72Sarazá Murcia, Manuel, 123Seco de Herrera, Juan Eusebio, 113, 129, 130Seco de Herrera, Paulino, 146H. Secundino, 160Segura, Pedro, 87Serrano de Haro, Agustín, 146H. Servando, 93Servitja Escatller, Ignacio, 47Servitja, Ignacio, 48

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Silió, 67Silvela, 69Siurot Rodríguez, Manuel, 70, 71Sivilla, Tomás, 48Sofía de Grecia, reina de España, 120Solana Madariaga, Javier, 164Solís Ruiz, José, 120Sos Arlegui, H. Rufo, 160Spínola, cardenal, 67Suárez, Adolfo, 169

Tamames, Ramón, 64Tedeschini, nuncio en España, 87Tellechea Elizalde, H. Miguel, 175, 205, 217Tenorio Guerrero, H. José, 218, 219H. Teodoro José, 79Tibau, Narciso, 131, 138, 140Torras i Bages, monseñor, 68Torres Sánchez, Manuel, 212 Torres Cabrera, condes de, 71, 97Torres Molina, José, 103, 110, 111, 125, 138, 160Torres Quintela, José, 154Torres Trigueros, Antonio, 123Trigo Aguilar, Herminio, 169, 171Trócoli Losada, Luis, 170Troyano Moraga, Pablo, 91

Unamuno, Miguel de, 70Ureña, Enrique, 72

Vaamonde Lemos, Ricardo, 178Vadillo Robredo, H. Cándido, 174, 192, 205Val Celada, H. Alfredo del, 218Val Ruiz, H. Epifanio del, 131, 132, 133, 146, 158, 217Valdeflores, marqués de, 113Valverde Castilla, José Tomás, 123Valverde Mazuelas, Cecilio, 169Vallepuga, José, 113, 138Vaquero Cantillo, Eloy, 91, 92Vázquez Berni, Mateo, 152, 175, 196, 201, 203, 207Vázquez Romero, Antonio, 174Velasco, familia, 94, 97Velasco Cañadas, Juan Carlos, 187Velasco Mata, Miguel Angel, 219Velázquez Elices, Celso, 175, 200, 201, 207Vera López, José Antonio, 160Verastegui Jabat, José M.ª, 93

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Viadel, Miguel, 55, 58Vianney, Juan M.ª, 20Vicente Córdoba, Carlos, 156, 157Vidal y Barraquer, monseñor, 88Vignote y Vignote, 143Villar Movellán, Alberto, 126Villar Palasí, José Luis, 116, 175Vindel, Daniel, 143Viñas, Narciso, 48

Weber Nellesse, H. Heriberto, 21-22

Yébenes Jurado, M.ª Soledad, 225Yusta Navarro, Baltasar, 127

Zarco Cañadilla, José, 202, 205, 207, 211Zorraquino Rueda, H. Pedro, 222Zubiri, Javier, 69

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BIBLIOGRAFÍA

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ÍNDICE

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PRÓLOGO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

PRIMERA PARTE. LA INSTITUCION MARISTA: HISTORIA,CARACTER Y PEDAGOGIA

1. Champagnat y los fundamentos de su obra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

Marcelino Champagnat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19Beato y Santo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21El educador marista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24Las virtudes que deben poseer los Hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25La devoción a la Virgen María. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26¿Cuáles son los valores maristas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

2. La pedagogía Marista: Aportaciones originales . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

Carácter propio de los Colegios Maristas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31El concepto de educación, educador y educando . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32La pedagogía de la presencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35Trabajo, constancia y disciplina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36Educación física e intelectual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40Educación moral y social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41El material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42Las asignaturas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44

3. La llegada de los Maristas a España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

Gerona 1886. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47La legalización en España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49Del desastre en Francia a la consolidación en España . . . . . . . . . . . . . . 50La organización administrativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53Los primeros Hermanos, vistos por Josep Pla, Concha Espina y Miguel Viadel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55Los Colegios Maristas de 1900 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

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4. La enseñanza en la España del cambio de siglo . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

La Ley Moyano de 1857 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61La realidad educativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64Iglesia y Estado ante la Educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66La escuela confesional católica de principios del siglo XX . . . . . . . . . . 67La escuela laica de principios del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

SEGUNDA PARTE: LOS COLEGIOS MARISTAS DE CORDOBA (1906-1999)

1. El Colegio “Nuestra Señora de Araceli” de Lucena (1906-1964) . . . . 77

2. El Colegio “Cervantes” de la calle Barroso (1933-1935). . . . . . . . . . . 85

La enseñanza católica durante la Segunda República . . . . . . . . . . . . . . . 85La Córdoba de los años treinta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89La llegada de los Maristas a Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

3. El Colegio “Cervantes” del Palacio de Torres Cabrera (1935-1942) . 97

Historia y descripción del Palacio de Torres Cabrera . . . . . . . . . . . . . . . 97Una nueva sede para el “Cervantes”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98La Guerra Civil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99Cambio de director y nueva etapa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101La euforia de la posguerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103Las Primeras Comuniones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108La Acción Católica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110Necesidad de abandonar el Palacio de Torres Cabrera y muerte del Hermano Director . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112

4. El Colegio “Cervantes” de la Plaza de la Compañía (1942-1973) . . . 115

La enseñanza no universitaria durante el régimen de Franco . . . . . . . . . 115Córdoba durante el franquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119El edificio y su historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129El “Cervantes” estrena sede provisional... para 31 años . . . . . . . . . . . . 128La vida académica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132Las actividades extraescolares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138Las relaciones externas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143Los Hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146La Asociación de Antiguos Alumnos (1.ª parte) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153Un escudo y un himno para el Colegio “Cervantes” . . . . . . . . . . . . . . . 157El Castillo de Maimón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158

5. El Colegio “Cervantes” de la Avenida de la Fuensanta (1973-1999) . 163

La enseñanza no universitaria en España en los últimos años . . . . . . . . 163La Córdoba última . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167Una sede propia y definitiva para “Cervantes” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170

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La vida académica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175Las actividades extraescolares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182El padre Jesús. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189Los Hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191Los profesores seglares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199La Asociación de Antiguos Alumnos (2.ª parte) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204La Familia Marista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209Un “Cervantes” para el siglo XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212

6. Las “Reales Escuelas Pías de la Inmaculada” de Córdoba (1947-1999) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217

7. El Colegio “San José” de Priego de Córdoba (1962-1999). . . . . . . . . 221

CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227

APÉNDICES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233

INDICE ONOMÁSTICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249

BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267

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