la discreciÓn del humanista: a propÓsito de los ... damasio de frías y a sus cuatro diálogos a...

22
Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I 31 LA DISCRECIÓN DEL HUMANISTA: A PROPÓSITO DE LOS DIÁLOGOS DE DIFERENTES MATERIAS, DE DAMASIO DE FRÍAS Y BALBOA Jaime Hernández Vargas Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa A Sergio René Lira Coronado, in memoriam Conócese, señores, el discreto en el andar, en el estar, en el callar, en el hablar, en el hacer algo, o no hacer nada, en el comer, en el beber, en el dormir, en el velar, en el denuedo, en el semblante, en el mirar, en la soledad, en la compañía, en la casa, en la calle, en el vestir, en el calzar, en el servir, en el mandar… Diálogo de la discreción 1 ara algunos representantes de los studia humanitatis, como por ejemplo para Juan Luis Vives en su “Vida y costumbres del humanista”, el hombre y, sobre todo, el humanista necesitaban de educación, religión, moral, deporte, esparcimiento y refinamiento para que pudieran cumplir con su condición de hombres. La realización del ser humano en los diversos campos del saber fue una parte esencial en el programa humanístico fundamentado, como indica Francisco Rico, “no sólo en una cultura, sino además en una forma de civilización, en una conducta pública y privada tan atenta al pulimento individual como al bienestar de la comunidad” (1991,1); preceptos difundidos a través de textos que enseñaban las diversas áreas del conocimiento, tales como: arte y ciencias, lengua, gramática y retórica, la concepción del universo y la 1 Los diálogos serán citados de la siguiente forma: Diálogo de la discreción = Discreción; Diálogo de las lenguas y la discreción = Lenguas; Diálogo de amor = Dórida; Diálogo en alabanςa de Valladolid = Valladolid. Asimismo, se respeta la puntuación de las ediciones de 1919 y 1929, respectivamente. p

Upload: danganh

Post on 06-Dec-2018

218 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

31

LA DISCRECIÓN DEL HUMANISTA: A PROPÓSITO DE LOS DIÁLOGOS DE

DIFERENTES MATERIAS, DE DAMASIO DE FRÍAS Y BALBOA

Jaime Hernández Vargas

Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa

A Sergio René Lira Coronado, in memoriam

Conócese, señores, el discreto en el andar, en el estar, en el callar, en el hablar, en el hacer algo, o no hacer nada, en el comer, en el beber, en el dormir, en el velar, en el denuedo, en el semblante, en el mirar, en la soledad, en la compañía, en la casa, en la calle, en el vestir, en el calzar, en el servir, en el mandar… Diálogo de la discreción1

ara algunos representantes de los studia humanitatis, como por

ejemplo para Juan Luis Vives en su “Vida y costumbres del

humanista”, el hombre y, sobre todo, el humanista necesitaban de

educación, religión, moral, deporte, esparcimiento y refinamiento

para que pudieran cumplir con su condición de hombres. La realización

del ser humano en los diversos campos del saber fue una parte esencial en

el programa humanístico fundamentado, como indica Francisco Rico, “no

sólo en una cultura, sino además en una forma de civilización, en una

conducta pública y privada tan atenta al pulimento individual como al

bienestar de la comunidad” (1991,1); preceptos difundidos a través de

textos que enseñaban las diversas áreas del conocimiento, tales como: arte

y ciencias, lengua, gramática y retórica, la concepción del universo y la

1 Los diálogos serán citados de la siguiente forma: Diálogo de la discreción = Discreción; Diálogo de las lenguas y la discreción = Lenguas; Diálogo de amor = Dórida; Diálogo en alabanςa de Valladolid = Valladolid. Asimismo, se respeta la puntuación de las ediciones de 1919 y 1929, respectivamente.

p

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

32

naturaleza humana, historia, religión y superstición, filosofía, moral y

ética, amor, economía, salud, etc.

Una categoría literaria en donde tal variedad temática se manifestó

magistralmente fue el diálogo humanístico2

En los diálogos denominados de “diversos asuntos”, por su

semejanza o vinculación con las misceláneas

. En tales textos suele haber

una diversidad estilística y de temas que ha llevado a la crítica literaria a

manifestar distintas características particulares sobre ellos; sin embargo,

cabe destacar que la génesis de todos, como lo ha indicado Walter Mignolo,

parte básicamente de dos concepciones generales: verlos como una

“manera familiar de hablar fuera de un escenario institucional” (7) y que

todos ellos parten “del concepto de imitación y que toda imitación o bien

representa las acciones o los discursos” (11). En este sentido, los diálogos

pertenecientes al programa humanístico insertan un cúmulo de

información, desde una perspectiva culto-popular, que pretende dar una

visión total del mundo.

3

En este trabajo se indica cómo el término acuñado por Frías pasa a

ser un tópico de interés en el estudio de la época, al cumplir con objetivos

distintos y mayores a los hasta entonces mencionados por sus antecesores

, la divulgación de todo

aquello que hace al hombre mejor ser humano estuvo caracterizada por

una libertad de formas y temas que, no obstante, han llevado a considerar

algunos de estos diálogos, tanto por su estructura y fondo, como

independientes los unos de los otros. A oposición de tales consideraciones,

y por ejemplo, los Diálogos de diferentes materias, de Damasio de Frías y

Balboa, que versan sobre cuatro diferentes temáticas, cuestionan lo

anterior al tener como motivo y eje estructurador un asunto significativo y

de interés durante el Renacimiento, para el humanismo, y que alcanzó

altos niveles artísticos e ideológicos en el siglo XVII: la discreción.

2 Se enfatiza en “humanístico” por el hecho de que no todas las formas y contenidos de los diálogos escritos en el siglo XVI pertenecen a la relación entre los preceptos humanísticos y el Renacimiento. Sobre el asunto, véanse: Jesús Gómez (1988, 177 y ss.); Jacqueline Savoye (1986). 3 Sobre tal relación, léanse: A. Rallo (1984, 159-181); Jesús Gómez (1988, 203-204).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

33

o contertulios. Entre algunos de estos aspectos se encuentran: el paso del

cortesano al hombre discreto; la discreción como un hábito activo y

universal; su función como una fuerza civilizadora y cívica; su concepción

de arte del pensamiento y del comportamiento humano encaminada a

cumplir con las tres unidades circunstanciales de acción, lugar y tiempo; y

su presentación, a raíz de las doctrinas humanistas, como una de esas

innovaciones estilísticas dentro del campo literario que fungieron como un

adelanto a algunos postulados presentados en los escritos del periodo

Barroco.

LA DISCRETA VIDA DE UN AUTOR Y SUS TEXTOS

Uno de los preceptos claves de la discreción la caracteriza como “una cosa

distinta y apartada” (Discreción, 21). Irónicamente, tal criterio llevó a

Damasio de Frías y a sus cuatro diálogos a pasar desapercibidos hasta

1919, cuando fue publicado el Diálogo en alabanςa de Valladolid, por

Narciso Alonso Cortés; y, posteriormente, en 1929, cuando son editados,

publicados y brevemente comentados, por Justo García Soriano y

Francisco Rodríguez Marín, los tres restantes y, al parecer, hasta entonces

inéditos diálogos: Diálogo de la discreción, Diálogo de las lenguas y la

discreción, y Diálogo del amor. Aunque es difícil saber si estos curiosos e

interesantes textos fueron conocidos por algunos contertulios de Frías,

llama la atención saber que el autor gozó en vida, por su demás

producción literaria, de fama y popularidad entre sus contemporáneos al

grado de figurar elogiosamente en diversos testimonios poéticos: Lomas

Cantoral en sus Obras (1579) le dedica una copla; Cervantes lo homenajea

en el “Canto de Calíope” de la Galatea (1585); Vicente Espinel le dedica

unos versos en el poema “Casa de la Memoria” de sus Diversas rimas

(1591); y Juan José López de Sedano y Francisco Cerdá integran cinco de

sus poemas en el Parnaso español (1768).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

34

Sobre la vida de este humanista se sabe poco, y quizá las principales

fuentes biográficas con las que se cuenta son precisamente sus diálogos.

En ellos, discretamente, Frías se inscribe utilizando su nombre o bajo la

identidad de un amante y un ciudadano de Valladolid; mezclando así las

posturas que requiere la materia tratada con datos personales. De este

modo, se sabe que nació en Valladolid, que estudió en Salamanca

(Discreción, 161); que consideró a su obra lírica como poesía de “niñerías”

(Discreción, 97; Dórida, 288); que estuvo bajo el mecenazgo del Almirante

de Castilla, don Luis Enrique (Discreción, 115, 163-165, 174-175), con

quien realizó distintos viajes a Italia (Discreción, 118); asimismo, de sus

recorridos por varios lugares de España (Discreción, 12, 184; Valladolid,

250, 265)4

La escasez de datos y de divulgación respecto a la obra del autor, sin

duda, se debe a la persistente, pero pertinente, predicación que dio de la

discreción. Para Frías “el verdadero discreto ni se atribuirá lo que no

merece ni disimulará lo que tiene, procurando hablar con mucha modestia

de sí, cuando por caso se le ofreciese” (Discreción, 97). De ahí, pues, que la

publicación de sus diálogos hasta el siglo XX, la escasez de estudios

críticos, o nuevas ediciones a sus textos, estén sujetos a tres posibles

circunstancias: la primera, indudablemente, estuvo sujeta a la discreción,

pues para Frías el discreto no debe buscar la fama, por ello, siguiendo las

posturas de Horacio y Vives (686), no estuvo a favor de la publicación

temprana, al menos no de la de su obra (Discreción, 97); hecho por el cual

algunos de sus textos se extraviaron y otros continúan inéditos (Nougué,

133). Segunda, el Diálogo de las Lenguas y la discreción, imitando pero con

algunas diferentes y diversas intenciones, tuvo la pesada sombra del

Diálogo de la Lengua, de Juan de Valdés, escrito medio siglo antes

(Pensado, 1). Tercera, la temprana y fuerte reseña crítica de José F.

Montesinos (1932), a la edición de García Soriano y Rodríguez Marín, hizo

.

4 Para más datos sobre la vida y obras del autor, consúltense: Narciso Alonso Cortés (1959, 225-230); André Nougué (1976, 131-135); María Soledad Salazar Ramírez (2003, 17-39).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

35

que por varios años los diálogos no suscitaran interés alguno en la

crítica literaria o lingüística.

Pese a lo anterior, paradójicamente, también son tres los

renacimientos de los Diálogos de este humanista: el primero, es en la

segunda década del siglo XX con la publicación de éstos; el segundo, es en

1959 y 1976 con la segunda edición de dos de los diálogos (Valladolid y

Lenguas)5

Prácticamente puede decirse que la discreción, durante el humanismo,

surge como una innovación estilística dentro del campo literario y como un

cambio en la historia del pensamiento y del comportamiento humano,

como más adelante se ejemplificara con textos como El discreto, de

Gracián, y El Quijote. La discreción se fortaleció a partir del siglo XVI por

la conciencia de hallarse ante una crisis de valores en un mundo donde las

enseñanzas y métodos, los ideales democráticos, los héroes, y el orden

social heredados por la Edad Media, simplemente, ya no le funcionaban ni

y algunos estudios críticos; el tercero, durante la década de los

ochenta y principios del siglo XXI con investigaciones sobre el Diálogo de

las Lenguas y algunas controversias epistolares de Frías. Sin embargo, en

tal variedad de estudios, curiosamente, pocos son los que versan o prestan

atención a la discreción en la obra del humanista. Incluso, y por ejemplo,

en Del cortesano al discreto, de Bernardo Blanco González, no se da a los

diálogos de Frías, quizá por la escasa difusión que han tenido, el valor que

merecen. Será con los estudios de Antonio Álvarez (1999) y Jesús Gómez

(2007) cuando se comience a profundizar el tema de la discreción en los

diálogos.

LAS CONCEPCIONES DE LA ‘DISCRECIÓN’ EN FRÍAS

5 La segunda edición al Diálogo en alabanςa de Valladolid, en 1959, fue realizada nuevamente por Narciso Alonso Cortés; esta vez la edición contuvo diversos testimonios sobre la obra lírica de Frías. En 1976, André Nougué realizó un estudio para la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos sobre el Diálogo de las lenguas, agregando un apéndice en donde reproduce parte del texto. Asimismo, en 1982 José Luis Pensado realizó una edición comentada sobre este diálogo, titulada: Una crisis en la lengua del Imperio. El "Diálogo de las lenguas" de Damasio de Frías. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1982 (Cursos internacionales 11).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

36

agradaban al hombre del periodo renacentista. El panorama social español

necesitaba, pues, de cambios, y uno de ellos se proyecta en los diálogos de

Damasio de Frías: la discreción como “la sal de la vida y trato humano”

(Discreción, 103).

Las ideas de Frías sobre la ‘discreción’, en su sentido de perfección,

adelanto y mejora en la vida personal, familiar y gubernamental,

comprenden una distancia respecto a los parámetros de enseñanza

anteriores. Por un lado, Frías, alejándose de la escolástica, diferencia a la

discreción de otros hábitos del entendimiento, principalmente de la

‘prudencia’ que en la tradición tomista, por ejemplo, solía ser un término

que se equiparaba con la discreción. Para el vallisoletano la prudencia es

propia de los viejos, pues es un hábito adquirido con la experiencia

(Discreción, 40); mientras que la discreción “no es otra cosa que un

principio, o como dicen los filósofos, una ya comenzada prudencia”

(Discreción, 46).

Es decir, para Frías todo discreto será un ser prudente, por esta

razón la discreción debe considerarse, ante todo, como una virtud y no un

acto voluntario (Discreción, 33-34). Parece que para el autor todo lo

voluntario, como la prudencia o el decoro, fue una condición intencionada

que “engañosamente” se aprecia a través de los ojos de los demás. De ahí

que, criticando a otro método, el estoico, se oponga a que “se compare o

juzgue la razón con los sentidos” (Discreción, 7-8). Los discretos, dice, son

como las ‘hermosas’, pero no deben examinarse de la misma manera (con

la vista), sino que “hemos de medir la discreción, no con la regla lesbia de

plomo, que tal es la pasión de los que ansí juzgan con envidia, o con otro

respecto alguno apasionado, sino con la verdadera de aquellos que con

claro y libre entendimiento conocen lo bueno, y lo que tal no fuere, lo

malo” (Discreción, 5).

La mención al escrutinio a través de los sentidos es el método

utilizado para indicar, por un lado, que esa forma de examinar es

engañosa, pues un discreto puede cometer indiscreción, sin embargo, “no

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

37

por alguno decir o hacer algunas cosas indiscretas entre otras muchas

prudentes y muy avisadas, dejará de ser discreto” (Discreción, 9). Por otro

lado, la crítica a los sentidos también sirve para expresar que no debe

exigirse o juzgar mucho a los discretos, sino que quienes los critican

tendrían que ser juzgados en tanto sus reflexiones se basan únicamente

en la percepción. Los difamadores o criticones también tienen que ser

razonables y ver no sólo con la mirada pues de lo contrario sus juicios no

servirán y, entonces, podría catalogárseles como necios (Discreción, 11).

Para el humanista vallisoletano el nombramiento y los elogios al

“discreto” son relevantes, al grado de expresar que “el discreto ha de ser

siempre aprobado de cuantos lo fueren” (Discreción, 4). Asimismo, Frías se

preocupó por la calidad y los excesivos elogios al discreto, principalmente

de aquellos dichos por los ‘idiotas’ o necios, que pueden llevarlo a “perder

la justa reputación que de ellos se podría tener” (Discreción, 167, 170).

Tales juicios van dirigidos a la corte, el tercer sector con el que Frías no

estaba de acuerdo porque, precisamente, carecía de discreción.

Por lo que yo no soy de parecer que se le debe advertir al discreto o al que serlo pretende, muchas de las menudencias que algunos se ponen a enseñarlos, como avisarles que no parezcan delante nadie con paño de tocar, que no se laven las manos delante de otros, siempre que en alguna cosa necesaria hubieren de ocuparse, que no miren lo que sonaren en el lienzo o pañizuelo, que no voceen en conversación, que procuren no estornudar, que no dejen la servilleta en mesa ajena muy engrasada, que no se limpien los dientes con ellas, que no se levanten de la mesa con el palillo en la boca, y así mil otras de esta traza y de esta importancia; en las cuales todas, como os dije al principio importa tan poco el yerro o el acercamiento, que es harto mayor y más grande pérdida la del tiempo y cuidado de aquellos que con tantos han tratado estas niñerías (Discreción, 187-188).

Los cortesanos, desde la postura del humanista, “se tienen por

extremo de gente más ociosa que bien ocupada, y no tan discretos cuanto

melindrosos y afeminados” (188). Para Frías tanto los vicios del cortesano

como sus aspectos positivos (aunque pocos) han sido aspectos

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

38

propiciados, por ello, tiene en constante mira a dos de los principales

manuales del Renacimiento: El cortesano (1528) de Baltasar de

Castiglione, y el Galatheo (1558) de Giovanni Della Casa. Frías critica la

poca utilidad que posee el texto de Castiglione, pues no se encuentra en él

la cultura del uso o de la práctica constante, recordando que para Frías la

discreción es un hábito activo y universal; así es como el autor asevera que

el cortesano (sobre todo el escolástico), a diferencia del discreto, no es

un ser ejercitado.

Veréis por esto cualesquiera de estos cortesanos que demasiado torpe no sea, con este cuidado y ejercicio criado, cuánta ventaja hace en ser discreto en semejantes particularidades, que jamás salen de leer en El Cortesano, envueltos siempre en preceptos decorados de estas universidades, tarde o nunca bien puestas en ejecución. Tanto como esto en los hábitos prácticos es necesario el uso, que sin él cualquiera especulación es vana, inútil a lo menos, para más que parlada en cátedra o en conversación (Discreción, 89-90). Desde el abuso de los modales y “buenas” costumbres, hasta una

conversación en la que hay malas y diversas mentiras (154), motes (157)

y murmuraciones (165), el vallisoletano amonesta varios aspectos

pregonados por Castiglione que llevan al cortesano a caer en un “idealismo

casi utópico” (Gómez 2007, 98). Por lo contrario, el libro de Giovanni Della

Casa –quizá porque cubre más aspectos, porque es más prudente que el

texto de Castiglione, o porque también tratar de desacreditar la imagen del

cortesano–, es más tolerado por Frías al ser una lectura que promueve

principios para el trato y la conversación. Dice el humanista: “Verdad es

que muy docto y discreto italiano, en un librillo que hizo llamado el

Galatheo, con título de <<costumbres>> abrazó muchas de ellas y dio muy

particulares avisos, y en verdad muchos y los más de ellos muy

importantes para el buen trato y conversación” (Discreción, 66).

Sin embargo, y pese al trato benigno, cabe decir que el Galatheo,

como El Cortesano, concibe que los errores del comportamiento son más

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

39

usuales que los aciertos, y por este motivo Frías también considera su

inutilidad en la crianza y la cortesía (Álvarez 1999, 41). Para Frías

ninguno de los tratados son efectivos o constantes en sus enseñanzas y,

por ello, los condena; además, porque, según él, nunca acostumbró

trabajar en sus escritos o conversaciones con “cosas tratadas de otros

formalmente y en propios términos” (Discreción, 67), es decir, Frías

siempre buscó, como buen humanista, lo novedoso y lo que fuera útil en

la vida personal y pública.

Frías, para diferenciarse de sus antecesores y contertulios, promovió

a la discreción como el mayor hábito activo (Discreción, 36). Postulado

que lo evidencia como un humanista que se opuso al método escolástico al

cambiar, a través de esta virtud del entendimiento, la vida contemplativa,

que no incita a otros niveles más allá del interno, por la activa. El

propósito de Frías, en este sentido, fue que la discreción influyera en todos

los aspectos de la vida, por ello, no bastaba con saberse desenvolver en un

solo ámbito como algunos de los tratadistas anteriores y contemporáneos a

él lo propusieron.

Por ejemplo, el terreno religioso concibió la discreción como una

virtud que para germinar debía alejarse de pecados, vicios y ocios, mismos

que para el vallisoletano se encuentran en la corte. Desde el ámbito

cortesano, se consideró al silencio como una estrategia discreta6

6 Así lo hace ver Antonio Álvarez cuando indica que “el cortesano debe ser capaz de contrarrestar con un silencio no sólo verbal sino también gestual las técnicas de captación de información y de sondeo del ánimo propias de la corte como eran el arte de la observación y las estratagemas dialécticas del arte de la conversación (1999, 13). Asimismo, tal idea del silencio, como precepto de la discreción, fue utilizada por Gracián en El Criticón cuando escribió que “Apuleyo estuvo peor que todos, y con la rosa del silencio se curó” (370). Para más sobre el tema, véase: Aurora Egido (1996, 11-16).

;

asimismo, Alfonso de Palencia propuso que en la caballería la prudencia

fuera el eje entre la ética, la cordura y la educación letrada (Rodríguez,

371); por su parte, Lorenzo Palmireno en El estudioso cortesano (1573)

indicó que el estudiante debía ser cortesano y discreto (Álvarez 1999, 30).

Dentro del humanismo cívico, Joan Costa en El regidor o Ciudadano (1578)

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

40

señaló que la ciencia hace avisado y discreto al hombre, asimismo, que el

conocimiento de uno mismo proporciona esta virtud (Álvarez 1999, 23-

24)7

7 Esta idea posteriormente también fue recogida por fray Antonio Navarro en Primera parte del conocimiento de sí mismo, utilísimo tratado para todo género de estados (1606). Navarro “tras referir el tópico de las partes que componen la prudencia (conocimiento de lo pasado, examen de lo presente y previsión de lo futuro) relaciona el segundo elemento de la prudencia con la discreción”, la cual ordena y gobierna las cosas presentes (Álvarez 1999, 24). Damasio de Frías también retoma esta tradición, indicando que el fin de la discreción es el de sí mismo, además modera las acciones y obras: “Propiamente hablando, no se puede decir que la discreción tenga en el hombre algún fin que distinto sea de sí mismo. Sabéis ya que algunas obras hay ellas de sí con sus propios fines, como en las obras virtuosas todas. El fin como si dijésemos de la fortaleza o justicia no es otro que la misma fortaleza o justicia […] Pero nosotros si en la discreción quisiéremos buscar algún fin que distinto y diverso sea de ella, como en la que no es hábito virtuoso, puesto que algunos la llamen virtud del entendimiento, que modera las acciones y obras (Discreción, 64-65; también léanse la página 192 y ss.).

.

De acuerdo con lo anterior, básicamente el uso de la discreción

estuvo restringido a sólo cuatro ámbitos: corte, iglesia, estudios y política.

Sin duda, el motivo de tal limitación fue que la discreción generalmente se

había concebido, hasta antes de los diálogos de Damasio de Frías, como

un asunto tratadístico. Frías, oponiéndose a la reserva de la discreción,

propuso a ésta como un hábito activo y universalismo que aumenta y

mejora con el uso. De este modo plantea que la discreción se aplica a las

circunstancias de la vida y, con tal precepto, se justifica nuevamente por

qué el diálogo “de distintas materias” fue la categoría literaria para exponer

sus ideas y no el tratado u otro género literario.

DAMASIO. –El obrar ya vos sabéis que es de la voluntad; pero el cómo y el cuándo no sino del entendimiento. Porque no es otra cosa discreción que un hábito del entendimiento practico mediante el cual obramos en las cosas cuándo y cómo, dónde y con quién, y con las demás circunstancias que debemos. Y este hábito, como tan universal que es, participan de él los demás hábitos morales y aun especulativos todos, según que cada uno se ejercita y pone por obra; y como el obrar la voluntad esté bien aficionada y dispuesta, bastarle ha, para que se diga que obra bien y cristianamente, que le haya precedido un general conocimiento de bien esta particular, para que en su obra consiga nombre de virtud, por más que falte en algunas particulares circunstancias (Discreción, 35; subrayado nuestro).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

41

El autor indicó que el obrar es un acto voluntario que puede ser

bueno, pero también, como se señaló anteriormente, puede ser negativo y

considerado como bueno por quienes no han desarrollado razonamiento.

Para evitar lo antepuesto, todo obrar debe ir acompañado del

entendimiento para que la acción en cada parte de la circunstancia se

considere discreta. Frías indicó que la discreción no es completamente

similar al “decoro” y que, por tanto, no es exclusiva de los lugares y

momentos institucionales, sino de todos. Fue por ello que el autor se

preocupó por todo los que integra a una circunstancia, importando así el

cuándo, cómo, dónde y con quién.

En el denominado “oficio del discreto” (considerando que en todo

obrar hay acciones, palabras, razonamientos, involucrados) es importante

tener “un gentil y acertado discurso de razón, saber acomodar las cosas de

que se trata y tratar dellas conforme al decoro del lugar, del tiempo o de

las personas, del porqué, y ansí de las demás circunstancias, si algunas

hay otras” (Discreción, 83-84). El objetivo de saber desenvolverse razonable

y adecuadamente, y por igual, en las tres unidades circunstanciales

(acción, lugar y tiempo) es el mismo que en la doctrina aristotélica: para

dar variedad, pero en este caso para hacer verosímil y aumentar la

discreción. De no cubrirse mesuradamente las tres unidades, o alguna de

ellas, se puede llegar a la necedad (Discreción, 109).Cubrir apropiadamente

esos aspectos es la ordalía de quien aspira a discreto o que se hace

llamar como tal, por ello, la discreción fue considerada por Frías como la

virtud más dificultosa (Discreción, 28).

Una ardua tarea del hombre discreto, con relación a su buen

desenvolvimiento en las tres unidades circunstanciales, es disimular,

adaptarse y conformarse, incluso, con todo aquello que le provoca

inconveniencias y malestares: “Podrá el discreto, esto sí, disimular con lo

que en efecto es poco para sí, y cuando por ventura le dieren menos de lo

que se debe, o no todo lo que se da a otros como él; pero no que deje él de

dar a cada uno de los con quien trata lo que le es debido de razón y buen

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

42

entendimiento”(Discreción, 133). Con esta idea el autor sugiere otro

postulado del discreto: que debe ser inteligente en el trato a los demás,

sobre todo con los superiores, para así dejar una imagen agradable y

complaciente:

¿Y en qué, me decid vos, si os acordáis después de tantas veces dicho, dijimos que consistía la discreción, después de las demás circunstancias y medios, sino en el saber acomodar a las personas llevándoles el gusto y condición? Obligado está el pobre discreto en el trato y familiaridad que con los mayores y más ricos tuviere, a saberlos complacer y agradar, no contradiciéndolos, sino con blandura y mucho comedimiento, y en cosas que la contradicción les haga cosquillas; no advirtiéndolos de sus yerros o descuidos cuando mucho no importe, y entonces no como maestro y superior, sino con una muy comedida y moderada advertencia, de manera que con parecer que aprobáis lo que él dice y que es ansí como él lo dice, vos como añadiendo o quitando algo dejéis, sin que se eche de ver la enmienda, la verdad en su lugar: <Es ansí como v.s.ª dice, aunque hay más en ello. Esto que al fin es lo mismo que v.s.ª acaba de decir>> (Discreción, 114-115).

Frías le permite al discreto, con tal de que las circunstancias y las

relaciones marchen bien, abstenerse de algunos comentarios e incluso

mentir (Discreción, 154). Para el vallisoletano, quizá por vivir bajo el

mecenazgo, el trato y costumbre de la casa, las relaciones con el señor, y

las buenas correspondencias con quienes ejercen las leyes, son algunos de

los principales aspectos que el discreto debe procurar con respeto y,

cuando la ocasión lo permita o merezca, con elogios: “Darle debían con

estas calidades la cantidad necesaria, y ésta ha de ser a medida, como

digo, de las cosas que en ella se trataren. Unos en pocas palabras son

superfluos, otros en muchas parece que son defectuosos” (Discreción, 206).

La imagen del afable y humano señor, gobernante, príncipe o rey,

interesa a Frías por ser los primeros que incurren en la mejora de la

ciudadanía. El autor, adentrándose en el humanismo cívico, aconseja a

estos personajes del orden adquirir humanidad pues ésta proporciona las

demás virtudes que crean la armonía en el pueblo:

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

43

Deben, pues, los mayores y poderosos con los inferiores y menores suyos ser afables y muy humanos, corteses y liberales, no mostrarse imperiosos y tan señores como algunos que no se aprecian de mirar a los demás que sus iguales no sean, ni hacen diferencia de ellos a sus caballos, y aun cuando así los tratasen los ternían muy contentos. Son tas aborrecibles los señores de esta condición y tan odiosos a toda la comunidad, cuanto por el contrario son queridos y amados y servidos de todo el mundo los afables y muy humanos; ¡gran virtud, admirable eficacia tiene en sí la humanidad, para granjear y atraer a sí los ánimos y voluntades de todos! (Discreción, 177).

Frías, omo bien lo deja ver en sus demás diálogos, instituye la

discreción como una virtud que nace en el individuo y, de ahí, debe

desplazarse a los demás niveles de la vida. El discreto, aun como hombre

pobre, puede contribuir con su pertinencia a la mejora del estado, tal como

se muestra en el Diálogo en alabanςa de Valladolid. En este texto, que a

primera instancia tiene únicamente la función de elogiar a Valladolid, se

esconde discretamente un asunto que tuvo gran importancia para el autor

y sus conciudadanos: evidenciar que esta ciudad, pese a haber dejado de

ser sede de la corte de los reyes castellanos, es superior en todos los

aspectos a Madrid.

Tal elogio de superioridad a Valladolid no es un despecho velado por

haber dejado de albergar a la corte, sino que surge como una estrategia

para tratar de recuperar la presencia de los reyes nuevamente en esta

ciudad8. El primero de los aspectos con que Frías justifica su alabanza es

“amar las patrias do nacimos, o los lugares que habitamos más que

algunos otros” (Valladolid, 233). Posteriormente, desde un humanismo

médico que se aprecia en otros diálogos9

, expresa que en las ciudades

pequeñas, altas y templadas, como Valladolid, la sanidad es mejor en

tanto:

8 Para más sobre el asunto, léase: Antonio Álvarez (1999, 33). 9 Frías, en el Diálogo de Amor, ingeniosamente mezcla la mitología (fábula del Minotauro), la filosofía platónica y sus conocimientos fisiológicos para hacer una disertación sobre la alegoría del Laberinto o la unión del alma con el cuerpo que, por ende, lleva a ver la división racional e irracional (carente de discreción) de los actos (Dórida, 335-336).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

44

Concurriendo para la salud de las gentes no solamente la disposición del sitio, sino que también ymporta mucho el temple de la región y los ayres, la constellación del cielo, la calidad de las aguas, de los mantenimientos, el tracto y ejercicio de los hombres, sus complexiones, siendo que las regiones y tierras muy calientes no son tan sanas quanto las templadas y aun las que declinan a muy frías, como se parece por la mudanza de los hombres […] (Valladolid, 236).

Aunada a la calidad y limpieza del ambiente de Valladolid, que hace

ir a los reyes para curar enfermedades o descansar (237), se encuentra su

geografía que es presentada como una estrategia para gobernar al ubicarse

Valladolid en medio de España (239). Entre los aspectos geográficos más

destacados se encuentra su alejamiento del mar, mismo que el discreto

debe ver como el causante de diversos males: es centro de robos por

piratas y corsarios (243). Además:

Traen vicios y desoluciones nunca vistas ni usadas entre los de la propia tierra, vienen de aquí avecindándose, casando en los tales lugares de donde nazen hijos mestizos malos y de malas inclinaciones, alterarse los trages, las costumbres y maneras de vivir, como vemos en toda España desde que en ella entraron flamencos tan mudada la templanza y parsimonia de la comida antigua de los españoles, y junto con este desorden del comer otras cosas que no sé yo si hubiera sido mejor para España nunca haver conocido a Flandes ni a Italia, como tambien a las Indias, dexando aparte al increíble provecho que de recibir la verdadera ley de Dios y nuestra fee se les ha seguido y de alguna otra policia, pero cierto la avaricia y malicia que de los españoles los indios han reprehendido ha sido tanta, con algunos otros vicios de soberbia y ambición, que si en el bien de la fee pudiera haver contrapeso del mal, no havía sido pequeño este (Valladolid, 245-246).

El discreto, pues, debe alejarse de todos aquellos vicios que pueden

alterar su estado (Discreción, 107) y, asimismo, a modo de consejero, tiene

la labor de indicar a los gobernantes sobre los peligros que atentan a la

comunidad. Otro aspecto negativo, derivado en ocasiones del mar, es la

aglomeración de gente. La sobrepoblación o los lugares “populosos”

albergan a forasteros, gente vil, prostitutas y gente soltera que no tienen

casa propia y lugar donde vivir evitando con ello la paga de impuestos. Por

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

45

tanto, “un lugar populoso no es bueno ni para el gobierno ni para las

costumbres ni para la salud, y mucho menos para las provisiones y

abundancia” (Valladolid, 251).

Como buen discreto y humanista, Frías menciona el buen gusto y

respeto de la gente pudiente al sector pobre en Valladolid (255); sobre el

error o descuido que cometen los reyes al tener en su gabinete a hombres

idiotas, imprudentes, avarientos, de poca experiencia y codiciosos (253);

habla sobre su prolífera arquitectura, plazas, patios, casas, hospitales y

templos sagrados (256 y ss.); de la labor religiosa en cofradías (280) y de

sus hombres discretos en cristiandad (284); de la excelencia en armas

(250); sobre la prudencia y discreción en el valioso arte10

La discreción es propia de los hombres y no de los animales

(Discreción, 92); y una característica que logra la distinción entre ambos es

el lenguaje escrito, sin embargo, uno de los factores que produce la

y discreción

(Discreción, 142). Aunque el mayor elogio es aquel del Reino ante la

República, pues en el primero el poder se centra en una persona, mientras

que en la República se deposita en dos o en tres; además, en éstas todo

es malo y “son más dañosos dos males que uno” (245).

Sanidad, justicia, educación, arte y religión, teniendo como base la

discreción y la prudencia, son los elementos en que se centra el elogio. La

unión de estos campos, los principales del saber humano, proporciona a la

alabanza del vallisoletano mayor objetividad y sustenta que la discreción

es “la sal de la vida y trato humano” y, por ende, que es un hábito activo

aplicable a todas las circunstancias; en estos diálogos la lengua también

es una disciplina del conocimiento que se mejora con el uso de la

discreción.

10 Como dato, en el Diálogo de la discreción escribe que en el arte hay vicios y virtudes que dependen de la discreción y prudencia del artífice. Así es como relata lo siguiente: “El otro pintor, habiendo pintado a Ulises muy triste por el sacrificio de Ephigenia, y muy triste que él Aquiles, tristísimo a Menelao, cuando llegó a pintar al padre, no hallando mayores efectos de tristeza que darle (que inadvertidamente los había gastado todos en los demás), acordó, como pintor que debía ser muy discreto, de remitirlos a la imaginación de cada uno, pintándole cubierto el rostro. ¡Mirad cómo suplió la prudencia el defecto del arte!” (36-37).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

46

diferencia entre los hombres necios y los discretos es la conversación.

Frías indica que el hombre discreto debe ser bien hablado, pues “al bien

hablado comúnmente le llaman discreto” (Discreción, 18). Pero sus

observaciones no se limitan sólo al habla, sino también a la escritura

(Discreción, 26), considerando con ello que la gramática, la retórica y la

elocuencia son tres de los aspectos necesarios para inscribir a la lengua

como un medio político, cultural y nacional del humanismo.

Desde el Diálogo de la discreción nuestro humanista enfatiza

fervorosamente la importancia del latín como lengua principal en los

studia humanitatis ya que es la lengua de los discretos. Tan es así que

incluso la aportación de Lorenzo Valla en la traducción del término

‘discreto’ al castellano no lo convencía: “Laurencio Valla quiso (visto por

ventura que en España le significaba) decir que también discretus en latín

significaba el hombre entendido y avisado; pero él no trujo autoridad ni

ejemplo de tal acepción, ni por más que la busque la hallará en toda la

lengua latina, como lo han dicho otros más versados en ella” (Discreción,

22).

Bien es cierto que algunos de los conceptos de Valla favorecieron las

“ambiciones culturales de la expansión española […] en la relación entre la

lengua y el imperio” (Asensio 1960, 399 y ss.)11

Hallándome yo allí como suelo, de no sé cuál principio, no me acuerdo por cierto, saltaron, yendo de uno en otro propósito, en

, no obstante, para Frías,

las aportaciones del humanista italiano no son tantas, e incluso lo

considera un “discreto medio”, consideración dada, por ejemplo, a aquellos

que se dedicaban a las letras sin manejar correctamente el latín. Por otro

lado, también cabe decir que Frías fue un humanista celoso, por ello en el

Diálogo de las Lenguas uno de sus principales objetivos fue criticar a los

españoles italianizados que con la inclusión de términos de procedencia

italiana creaban cierta oscuridad en la lengua castellana:

11 Sobre Lorenzo Valla, véase: Francisco Rico (1993, 18 y ss.).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

47

reprehender el abuso de algunos españoles italianados, que venidos de aquella tierra a la suya, siempre que se les ofrece decir cinta de atacar, zapato, calle, y así otros semejantes, teniendo los propios y naturales términos de su tierra tan buenos y tales como aquellos a la mano, huelgan sin ser entendidos de usar antes los peregrinos y extraños, diciendo stringa, scarpi, strada, vitella, adulterando su propia lengua, y obscureciendo el trato de su conversación, obligando a los con quien hablan, a cada un término de éstos, a que o pasen sin entenderlos, o a que confesando a lo menos su ignorancia, les pregunten lo que quieren decir; reprehendiendo de este mismo vicio a algunos escritores nuestros, los cuales poco estimando la pureza y propiedad de su lengua, ambiciosos de la gloria vana, que se adquiere entre algunos ingenios noveleros, con términos peregrinos venidos (como dicen) de allende (Lenguas, 212-213).

Interesantes son las posturas de Frías con relación a Lorenzo Valla y

al asunto de los términos italianizados y, en primera instancia, parecería

que el autor está en oposición a la cultura italiana, misma de la que

surgieron contribuciones importantes para el humanismo. Sin embargo,

esto no es totalmente así ya que el humanista vallisoletano en el Diálogo

de la discreción no reniega el influjo de esta cultura libresca en su obra,

pero sí que su obra esté influenciada de estos términos o de la imitación:

Pero yo que del ingenio español conozco cuán amigo es de la substancia dicha con brevedad en cualquiera cosa que se trate, y cuánto se enfada con la superflua copia de palabras, con que tanto dilatan y extienden algunos extranjeros sus escritos y conceptos, no querrían dar en vicio con que yo tan mal estoy, después que ya una vez pude librarme del que pegado se me había, en mis primeros años, de la continua lectura e imitación de autores italianos (134-135).

Para Frías, siguiendo los postulados humanistas, la imitación no es

un asunto negativo, sino que, muy al contrario, es un asunto de “hombres

muy acreditados con discreción y doctrina” (Lenguas, 237). Valga, pues,

escribir la idea que tuvo Frías sobre la imitación:

ANTONIO. – ¿Qué llamáis <<de imitación>>?

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

48

DAMASIO.– La autoridad de inventar y poner nuevos nombres a las cosas, principalmente es de él. Después de él (como dice Platón), del prudente y sabio nomenclador. Con su ejemplo luego o a su imitación proseguimos los demás con el uso de lo que ellos primero inventaron; y así vienen a perpetuarse las novedades, haciéndose propios y naturales los términos del principio de un solo discreto inventor (Lenguas, 236-237).

El vallisoletano acepta la imitación, pero en su sentido de invención

o variación12. La lengua del discreto, entonces, da autoridad a lo que dice o

le da un giro que haga a lo dicho sonar “frescamente” (Lenguas, 244).

Asimismo, es importante el tono con que se habla o escribe (263) y, desde

luego, el uso apropiado al nombrar los objetos, lugares, personas, etc.,13

DAMASIO. –Mucho te hostiliza el ingenio, Dorida mía, el deseo que de condenarme tienes; pero tú, señora, entiende que este nuestro amor en su primera origen y nacimiento nace informe y sin alguna figura humana, siendo todo él no más que un bruto afecto sensual, animado de una esperanza natural y bruta, sin que por entonces se eche de ver ni conozca en este pequeño centauro más que sola aquella parte bestial que ya oiste. Pero llega luego la razón (no de otra manera que suele la osa lambiendo aquella carne que pare sin figura alguna, figurarla, dándole ser y forma de animal), y comienza poco a poco a limar este nuestro amor, y como discreta

para poder llegar a ser considerados hablantes discretos.

En el Diálogo de Amor las ideas sobre la discreción también están

presentes, aunque en menor medida. La temática del diálogo versa sobre

las “causas por donde puede un amante (sin ser notado de inconstante)

retirarse de su amor”; empero, por algunas características o virtudes

propias del enamorado discreto (moderación, ingenio, y la manera de

cuestionar y responder adecuadamente) se puede rescatar tal amor o

incluso el deseo ilícito puede culminar en el matrimonio:

12 Y como muestra de ello se encuentra el Diálogo de Amor, que como indica Eugenio Asensio posee influencia del trattato d’amore, “un género híbrido de literatura y filosofía” (1975, 222). 13 La ‘propiedad’ al hablar es otro término relevante que acompaña a la discreción, Frías dice al respecto: “Pero, viniendo a la propiedad, aun en ella me parece a mí, y lo tengo por menos probable, que tengan los hombres cualquier palabra que algo signifique, más propiedad o razón de significar de la que el uso les quiso dar. O direisme vos: ya lo sé que el uso nació de la prudencia y conocimiento de los hombres más doctos y discretos, los cuales, como los que mejor conocen las cosas y sus propiedades, conforme a ellas les dieron por nombres” (Lenguas, 249).

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

49

parte vále formando las figuras, enderezándoselas de manera que corrigiendo y enmendando su esperanza, abriéndole los ojos le deja con verdadera figura de hombre; y de bruto que antes era, lo verás después tan discreto y puesto en razón cuanto muy bien se podía de ver en los amantes virtuosos y continentes. Ves aquí cómo Amor, en sus principios naciendo cual has oído, no tiene cuenta con esa imposibilidad moral, ni con algún respeto de virtud o bondad. Y si ya después que con figura y uso de razón te pareciere que aun pretende cosas fuera de ella, como es la entera posesión de la cosa amada, no te le parezca, pues, si la desea, es ayudada de las fuerzas y posibilidades del matrimonio, mediante el cual justa y santamente la desea (Dórida, 360-361).

Valga este esbozo para indicar que los Diálogos de Damasio de Frías,

por sus aportaciones, deben ser considerados como textos centrales en el

estudio de la ‘discreción’, tanto por la tradición que hay en ellos como por

sus innovaciones y variaciones. Aunque, desde luego, no debe olvidarse

que la propuesta de Frías es la de un humanista y, por ello, sus preceptos,

oponiéndose al escolasticismo y a la corte, muestran la discreción como un

hábito activo y como la mayor de las virtudes al buscar la civilización y el

bienestar cívico.

Fue por esta razón que Frías eligió los diálogos como medio para

difundir su doctrina, en tanto son una imitación de la conversación real,

además, porque albergan todos los campos del saber humano y,

precisamente, el humanismo restauró todas las disciplinas que ayudan al

conocimiento. Los Diálogos de diferentes materias pueden ubicarse en una

tradición sobre la discreción y, asimismo, pueden ser considerados como

un antecedente a uno de los mayores escritos sobre la discreción: El

discreto, de Baltasar Gracián.

Sobre este asunto cabe decir, por un lado, que las opiniones de

ambos autores sobre la discreción “no eran las mismas pero coincidían en

articular en torno al discreto un nuevo universo mental con diferentes

derivaciones” (Álvarez 1999, 37); por otro lado, es dudoso el conocimiento

de Gracián sobre los diálogos del vallisoletano, recordando la postura de

que los diálogos se publicaron inéditos hasta el siglo XX, por lo cual

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

50

quizá no se puede hablar de un influjo directo, pero sí de un adelanto en

algunos preceptos.

Lo que sí es seguro es la influencia de Frías en algunos de sus

contertulios más cercanos. Así queda demostrado con el caso de Cervantes

cuando en uno de los capítulos del Quijote expone una de las principales

ideas del humanista, la discreción como un hábito activo: “El lenguaje

puro, el propio, el elegante y claro, está en los discretos cortesanos,

aunque hayan nacido en Majalahonda; dije discretos porque hay muchos

que no lo son, y la discreción es la gramática del buen lenguaje, que se

acompaña con el uso” (II, XIX).

BIBLIOGRAFIA

Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio, “La discreción del cortesano”. Edad de Oro, 18 (1999),

9-45.

Asensio, Eugenio, “Damasio de Frías y su Dórida, diálogo de amor. El italianismo en

Valladolid”. Nueva Revista de Filología Hispánica, XXIV-1 (1975), 219-234.

-----, “La lengua compañera del Imperio”. Revista de Filología Española, XLIII (1960), 399-

413.

Blanco González, Bernardo, Del cortesano al discreto. Examen de una “Decadencia”. Vol. I.

Madrid: Gredos, 1962.

Cervantes, Miguel de, Don Quijote de la Mancha, II. Ed. John Jay Allen, Madrid: Cátedra,

2001.

Egido, Aurora, La rosa del silencio. Estudios sobre Gracián. Madrid: Alianza, 1996.

Ferreras, Jacqueline, “Las marcas discursivas de la conciencia individualista en el diálogo

humanístico del siglo XVI”. Criticón, 81-82 (2001), 207-227.

-----, Los diálogos humanísticos del siglo XVI en lengua castellana. Murcia: Universidad de

Murcia, 2002.

Frías y Balboa, Damasio de, Diálogos de diferentes materias. Inéditos hasta ahora. Ed.

Justo García Soriano, Madrid: G. Hernández y G. Sáez, 1929 (Escritores

Castellanos. Críticos 161).

-----, “Diálogo en alabanςa de Valladolid”, en Miscelánea vallisoletana. 2ª ed. t. 1. Ed.

Narciso Alonso Cortés, Valladolid: Miñón, 1959: 225-287.

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

51

Gómez, Jesús, El diálogo en el Renacimiento español. Madrid: Cátedra, 1988.

-----, “La ‘conversación discreta’ de Damasio de Frías y los estudios sobre el arte de

conversar”. Hispanic Review, 2 (2007), 95-112.

Mignolo, Walter, “Dialogo y conversación”. Diálogos hispánicos de Ámsterdam. La

semiótica del diálogo, 6 (1987), 3-26.

Montesinos, José F., "Reseña de la edición de los Diálogos de diferentes materias de

Damasio de Frías". Revista de Filología Española, 19 (1932), 189–193.

Nougué, André, “<El diálogo de las lenguas> de Damasio de Frías y Balboa”. Revista de

Archivos, Bibliotecas y Museos, 79: 1 (1976), 131-174.

Pensado, José Luis, Una crisis en la lengua del Imperio. El "Diálogo de las lenguas" de

Damasio de Frías. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1982 (Cursos

internacionales 11).

Rallo, A., “Las misceláneas: conformación y desarrollo de un género renacentista”. Edad

de Oro, II (1984), 159-181.

Rico, Francisco, El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo. Madrid: Alianza, 1993.

-----, “Temas y problemas del Renacimiento español: Introducción”, en Historia y critica de

la Literatura Española. Ed. Francisco Rico, Madrid: Primer suplemento Siglos de

Oro-Renacimiento, 1991, II: 5-14.

Rodríguez Velasco, Jesús D., “El descubrimiento de la discreción”, en Actas del I Congreso

Anglo-Hispano. Eds. Alan Deyermond y Ralph Penny, Madrid: Universidad de

Madrid, 1994, II: 365-377.

Savoye, Jacqueline, “Del dialogo humanístico a la novela”, en Homenaje a José Antonio

Maravall, Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1986.

Vives, Juan Luis, “Vida y costumbres del humanista”, en Obras completas. Ed. L. Riber,

Madrid: Aguilar, 1948, II: 670-687.

OTROS ESTUDIOS:

Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio, “El cortesano discreto: itinerario de una ciencia áulica

(ss. XVI-XVII)”. Historia Social, 28 (1997), 73-94.

Haverkate, Henk, “La cortesía como estrategia conversacional”. Diálogos hispánicos de

Ámsterdam. La semiótica del diálogo, 6 (1987), 27-63.

López Medina, Emilio, “El arte de no ser imprudente”, en El mundo de Baltasar Gracián.

Filosofía y literatura en el barroco. Ed. Juan Francisco García Casanova, Granada:

Universidad de Granada, 2003: 169-187.

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

Revista Destiempos n°19 I Año 4 I Marzo-Abril 2009 I Publicación bimestral I http://www.destiempos.com I

52

Montero, Juan, "Noticia de un texto recuperado: la invectiva de Damasio de Frías contra

Antonio de Villegas y su Inventario (Bancroft Library, Fernán Núñez Collection, vol.

183, fols. 117–190v)". Voz y Letra, 14 (2003), 79–98.

Rubio González, Lorenzo, “Damasio de Frías: un clásico para ser estudiado”. Castilla:

Estudios de literatura, 13 (1988), 145-158.

Salazar Ramírez, María Soledad, Damasio de Frías, controversias literarias en la corte

vallisoletana. Valladolid: Diputación de Valladolid, 2002.

-----, “El Diálogo de la lengua de Valdés y el Diálogo de las lenguas de Damasio de Frías”,

en Actas del VI Congreso Internacional de Historia de la Lengua española (Madrid,

2003). Eds. José Luis Girón Alconchel y José Jesús de Bustos Tovar, Madrid:

Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, 2006, II: 2063-2072.

-----, Las cartas de controversia literaria en el MS 570 BPM y Damasio de Frías (Teoría

literaria y praxis retórico-epistolar). PhD Thesis, Madrid: Universidad Complutense

de Madrid, 2003.