la democracia liberal y su Época

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“La democracia liberal y su época” de C.B.Macpherson Me gustaría dedicar la primera entrada del blog a este libro escrito por C.B. Macpherson hace ya más de 30 años. El título del libro puede llevar a pensar que se trata de un ensayo teórico sobre la evolución de la democracia “liberal” a lo largo de la historia, bueno efectivamente lo es. Aún así, este es un libro no muy extenso que utiliza un lenguaje claro,y que además prescinde del enorme armazón teórico que frecuentemente conllevan esta clase de textos. De manera muy sintética Macpherson relata la evolución de la democracia desde sus primeros momentos (S.XVIII) hasta nuestros días, atreviéndose incluso a especular sobre su futura evolución. Para ello el autor construye cuatro modelos de democracia que a continuación intentaré resumir: Modelo nº1: La democracia como protección La base teórica del primer modelo fundador de la democracia liberal es el principio ético utilitarista que afirma que el único criterio defendible para conseguir el bien social es la máxima felicidad para el mayor número de personas . Esto entraba en aparente contradicción con los propios postulados sobre la naturaleza del hombre que también defendía Jeremy Bentham (uno de los principales autores del modelo). Para Bentham el hombre por naturaleza siempre tiende a buscar de manera egoísta su propio placer y lo hace sin ningún límite , es decir el hombre es un apropiador infinito. Según estos autores el placer más importante es aquel que deriva de la posesión de bienes materiales , por lo tanto el dinero se convierte en el instrumento principal que permite medir las cantidades de placer. Como ellos creían que las personas siempre tienden a maximizar su riqueza (placer) sin límite, una de las mejores formas de lograrlo sería obtener el poder sobre otros humanos (ya que para ellos los humanos son los instrumentos de producción más eficaces). Esto crea una búsqueda del poder para someter por parte de algunos y por consiguiente un odio por parte del que es sometido. Para evitar que una sociedad así acabe autodestruyéndose hacia falta una estructura de derecho que fuera útil para todos y que aportara orden y seguridad entre los diferentes individuos de la sociedad , hacía falta pues el mejor derecho para llevar la felicidad al máximo número de personas.

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Page 1: La Democracia Liberal y Su Época

“La democracia liberal y su época” de C.B.Macpherson

Me gustaría dedicar la primera entrada del blog a este libro escrito por C.B. Macpherson hace ya 

más de 30 años.  El título del libro puede llevar a pensar que se trata de un ensayo teórico sobre la

evolución de la democracia “liberal” a lo largo de la historia, bueno efectivamente lo es.  Aún así,

este es un libro no muy extenso que utiliza un lenguaje claro,y que además prescinde del enorme

armazón teórico que frecuentemente conllevan esta clase de textos. De manera muy sintética

Macpherson relata la evolución de la democracia desde sus primeros momentos (S.XVIII) hasta

nuestros días, atreviéndose incluso a especular sobre su futura evolución. Para ello el autor

construye cuatro modelos de democracia que a continuación intentaré resumir:

Modelo nº1: La democracia como protección

La base teórica del primer modelo fundador de la democracia liberal es el principio ético utilitarista

que afirma que el único criterio defendible para conseguir el bien social es la máxima felicidad

para el mayor número de personas. Esto entraba  en aparente contradicción con los propios

postulados sobre la naturaleza del hombre que también defendía Jeremy Bentham (uno de los

principales autores del modelo). Para Bentham el hombre por naturaleza siempre tiende a

buscar de manera egoísta su propio placer y lo hace sin ningún límite, es decir el hombre es

un apropiador infinito. Según estos autores el placer más importante es aquel que deriva de la

posesión de bienes materiales, por lo tanto el dinero se convierte en el instrumento principal que

permite medir las cantidades de placer. Como ellos creían que las personas siempre tienden a

maximizar su riqueza (placer) sin límite, una de las mejores formas de lograrlo sería obtener el

poder sobre otros  humanos  (ya que para ellos los humanos son los instrumentos de producción

más eficaces). Esto crea una búsqueda del poder para someter por parte de algunos y por

consiguiente un odio por parte del que es sometido. Para evitar que una sociedad así acabe

autodestruyéndose hacia falta una estructura de derecho que fuera útil para todos y que

aportara orden y seguridad entre los diferentes individuos de la sociedad, hacía falta pues el

mejor derecho para llevar la felicidad al máximo número de personas.

MacPherson ve que en realidad Bentham  sólo busca describir y justificar el funcionamiento

de la  sociedad capitalista de mercado de la época. Desde el punto de vista económico la

seguridad ilimitada encaja con el deseo natural ilimitado de los individuos, esta seguridad llevará

(permitirá) entonces a la maximización de la riqueza.  Esta es su justificación de la desigualdad

entre ricos y pobres. Pero este principio se contradice con su otro principio de felicidad máxima, ya

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que si se redistribuyera la riqueza de una forma más igualitaria el placer máximo

aumentaría.Según MacPherson, Bentham está absorto en la lógica capitalista cuando cree que la

maximización de la riqueza es prácticamente igual a la maximización de la felicidad.

El tipo de estado que necesita una sociedad así, es uno donde los gobiernos debían sostener

yproteger el mercado libre y a la vez proteger a los ciudadanos de la tiranía de los propios

gobiernos  (pues de acuerdo con la naturaleza humana todo gobierno mirara por su propio

interés).

Modelo nº2: La democracia como desarrollo.

John Stuart Mill advirtió cambios en la sociedad que requerían un modelo de democracia distinto

al de la protección mecánica. En aquellos tiempos una clase obrera (que vivía en unas condiciones

inhumanas inaceptables) cada vez más organizada amenazaba seriamente a la “propiedad” . Mill

estaba convencido de que esta situación no podía mantenerse mucho tiempo y por eso proponía

transformar o abandonar el modelo de hombre y sociedad de Bentham.

Si bien una de las funciones del estado es proteger a los votantes de la tiranía del gobierno

mediante el sufragio universal, el otro objetivo del sistema democrático ,y el más importante

para él, era la posibilidad de mejorar a la humanidad. Su modelo es moral,  la democracia

tiene que ser el instrumento que ayude a alcanzar una sociedad mejor, más libre e

igual. Concretamente esto se haría con un aumento de la cantidad del desarrollo de la propia

personalidad (intelecto, virtud, actividad práctica y eficacia) de todos los miembros de la

sociedad. El valor de un individuo para este autor se juzga en la medida que desarrolla sus

capacidades humanas en comunidad. El hombre no es un apropiador consumidor infinito sino

alguien que ejerce, desarrolla y disfruta de sus capacidades humanas.  Una buena sociedad según

Mill será aquella que permita y aliente el desarrollo y el ejercicio de estas capacidades.

Macpherson ve como Mill tropieza con una dificultad insalvable. Hay un diferencia entre la

definición de felicidad (placer) entre Bentham y Mill. Mill no defiende que el máximo de felicidad

total de una sociedad es el máximo de productividad material a la que ésta pueda llegar. La mayor

felicidad según él es la que permite al máximo número de personas desarrollar su personalidad en

los términos que hemos visto antes. Esto permite que estas personas alcancen placeres más

“elevados”.  Al mismo tiempo él reconoce que la pésima redistribución de la riqueza del sistema

capitalista impide que buena parte de la sociedad (clase obrera) pueda desarrollarse de esta

forma. El problema que ve McPherson es que Mill defiende que la única justificación de la

propiedad privada es un principio equitativo, el cual estipula que  las personas han de adquirir

una remuneración justa en función del trabajo/esfuerzo que hayan realizado. Cuando intenta

aplicar este principio a la relación del capital con la fuerza de trabajo surge una contradicción. Para

él esta relación está justificada ya que entra dentro del marco de un acuerdo justo, el propietario

del capital proporciona los medios para que el trabajador genere unos frutos, si el trabajador

accede voluntariamente el propietario tiene derecho a una parte de estos frutos.  Mill no puede ver

la incongruencia con su principio equitativo y es que  los poseedores actuales del capital lo

consiguieron en muchos casos mediante regalo (herencias) y no mediante el resultado de

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ningún acuerdo ni mucho menos de su esfuerzo propio. En vez de eso ve esta situación como

algo mucho mejor a una sociedad en la que el capital no existiera.  McPherson dice que Mill no

puede vislumbrar que éste es el principal motivo de la desigual distribución de la riqueza, él

atribuye la desigualdad a la distribución mediante la violencia que se practicó en la Edad Media,

pero no ve que el principio capitalista de la propiedad es el que ha perpetuado   las desigualdades.

Modelo nº3: La democracia como equilibrio.

Es quizás el modelo más realista y ajustado a la situación actual. Este modelo podría llevar el titulo

de modelo “elitista pluralista de equilibrio”. Plural en el sentido de que la sociedad se compone de

individuos con intereses plurales (unas veces opuestos otras no). Elitista porque el poder político lo

tienen los partidos que se elijen así mismos y de equilibrio por que el sistema democrático es el

que mantiene el equilibrio entre la oferta y la demanda de mercaderías políticas.

En este modelo la democracia no tiene ningún valor moral, es un mecanismo para autorizar

gobiernos. Es en esencia la competencia entre 2 o más grupos políticos auto-elegidos

(especialistas) , organizados en torno a partidos para conseguir el mayor número de votos en unas

elecciones. El papel de los votantes se limita a escoger estos grupos periódicamente, cosa que los

protege contra la tiranía (esto recuerda al modelo nº1). Esta elección se hace entre las diferentes

líneas generales de los partidos como si se trataran de hecho de un lote de diferentes mercaderías

políticas. Los proveedores del lote que tenga más votos serán los gobernantes autorizados hasta

las elecciones siguientes. En este mercado político los votantes (consumidores) y los

partidos (proveedores) son considerados maximizadores racionales y actúan libremente en

competencia política buscando su interés máximo, el mercado funciona porque produce un

equilibrio óptimo entre las demandas políticas de los consumidores y   los bienes políticos que

ofrecen los partidos dando como resultado la mejor distribución posible de los 2 factores. Las

demandas de mercaderías políticas son tan diversas y cambiantes que la única forma de

satisfacerlas y distribuirlas es con este mecanismo de economía competitiva. Son tan

diversas (en la medida que todos los individuos tienen sus propios intereses) que ninguna

agrupación de ellas podría producir una postura política clara y defendible. Como en democracia el

gobierno debe expresar la voluntad de la mayoría este mecanismo de mercado debe permitir que

se produzca esta voluntad partir de las diferentes demandas o produciendo un conjunto de

decisiones que resulte lo menos desagradable para todo el conjunto de demandas individuales. El

gobierno pues produce un equilibrio entra la oferta y la demanda aportando seguridad y estabilidad

al sistema

MacPherson piensa que esta es una descripción precisa del funcionamiento de los estados

democráticos liberales occidentales.  Dentro de ella hay principios explicativos que se confunden

fácilmente con  justificaciones más generales que apoyan el modelo, ¿Hasta qué punto son

idóneas estas justificaciones?

La primera justificación es que este es el mejor modelo que se adapta a las capacidades

naturales del hombre. Según los defensores de este tercer modelo, el hombre en

general siempre será en esencia un calculador maximizador de placer, por lo tanto no es de

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extrañar que la mayoría de hombres decidan no participar en la política sino pueden extraer algo

para satisfacer su interés. McPherson carga contra esta hipótesis porque precisamente ese

modelo de hombre no prevaleció hasta la aparición del capitalismo, por eso mismo él cree

que es posible que en otras circunstancias el modelo de hombre fuera bastante diferente.

La segunda justificación es el postulado que establece que la distribución capitalista de la política

produce un equilibrio óptimo entre la oferta y la demanda de mercaderías políticas, y que esto ya

hace que este sea un sistema democrático bastante bueno. Macpherson rebate esta afirmación, el

sistema produce un equilibrio entre la desigualdad,  la soberanía del consumidor es ilusoria por

2 razones:

o La primera, es que la oferta (partidos políticos) no responde a todas las demandas políticas de

la misma forma, sino que responde principalmente a las demandas más efectivas. Las

demandas son más efectivas en la medida que hay más intereses económicos en juego o

existe en ellas un respaldo monetario al partido (cabe decir que no siempre es así). Las

demandas efectivas estarían patrocinadas, pues, en buena parte por las clases altas,

como las clases inferiores se percatan de que sus demandas no van a ser efectivas pierden el

interés en el debate político y  entran dentro de lo que se podría llamar el síndrome de la

apatía. La desigualdad económica pues crea la apatía política y además el modelo de partidos

contribuye a ello.

o La segunda razón es que el mercado político es un mercado oligopólico, no hay más que

unos pocos proveedores de mercaderías políticas. Cuando hay pocos proveedores estos no

necesitan responder ante los consumidores, siguiendo el símil económico, los vendedores

pueden entonces fijar el precio y las mercaderías que van a ofrecer creándose así una

demanda hecha a medida, los consumidores (votantes) al no poder elegir entre más opciones

se ven abocados a escoger entre esta demanda manipulada. Schumpeter afirma que esta

voluntad manufacturada es en la práctica una cosa democrática. Los especialistas, las

diferentes elites que se “ocupan” de la política son las que formulan las preguntas y llevan la

iniciativa no hay otra manera más efectiva de hacerlo. Los hombres de “paja” no quieren ni

están capacitados para hacerlo.  Evidentemente esto no es nada participativo ni por lo tanto

nada democrático.

Macpherson predice que este modelo se seguirá aceptando mientras nosotros prefiramos la

abundancia del sistema capitalista (con todas sus desigualdades incluidas) al aprecio por la

vida comunidad, él ve difícil que esto ocurra a corto plazo

Modelo nº4: La democracia como participación (es el modelo futurible)

El propio Macpherson propone un modelo más democrático que el actual, para él más

democracia significa más participación por parte de todos los ciudadanos en las decisiones

políticas. Pero para conseguir realmente un sistema donde haya más participación han de

cumplirse 2 requisitos previos:

o Las personas deben dejar de verse como individuos consumidores y deben pasar a verse

como humanos capaces de desarrollar sus capacidades humanas.

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o Tiene que producirse una gran reducción de la desigualdad económica y social.

Estos 2 requisitos parecen entrar dentro de un círculo vicioso, ya que parece difícil que sin más

democracia participativa pueden darse. La salida a esta situación explica Macpherson puede estar

en la búsqueda de fallos dentro del circulo, fallos que puedan hacer replantear al publico la validez

del modelo actual.

Modelo 4-A. Aproximación abstracta

El modelo más sencillo de democracia participativa sería par MacPherson un sistema piramidal,

con una democracia directa en la base al nivel más local (Barrio, fábrica, etc.) con debates directos

y decisiones por consenso o mayoría, y con una posterior elección de delegados. Estos después

se reunirían en consejos a un nivel territorial más alto, municipal, regional, etc… y así

sucesivamente hasta llegar al nivel nacional. La democracia seria más delgada en los niveles

diferentes al de la base pero los delegados representantes seguirían las instrucciones/decisiones

exactas del nivel inferior del cual salieron escogidos y serian responsable ante estos con la

posibilidad de ser reprobados o destituidos. A nivel nacional sí que podría surgir un comité del

consejo que se encargara de proponer y estudiar los temas de estado más importantes. Este

sistema se parece a otros sistemas piramidales anteriores donde la democracia brillaba por su

ausencia, Macpherson por eso pone 3 condiciones para que este sistema se pudiera ejecutar

correctamente:

o Si existiera un peligro de contrarrevolución de tal que forma sea necesaria una autoridad

central para intentar proteger el sistema.

o Que todavía existiera una división de clases opuestas entre sí, por lo tanto no puede haber

grandes desigualdades económicas, sino pasaría lo mismo que en el modelo 2 y 3.

o Que la gente que forman la base fuera apática políticamente, si existe todavía una desigualdad

económica evidente en la sociedad la apatía se puede reproducir de la misma forma que en el

modelo 3.

Modelo 4-B. Segunda aproximación

A Macpherson le parece improbable la aplicación del modelo 4-A, un modelo sin partidos o con un

partido único sería difícil de aceptar por parte de las sociedades occidentales. A él le parece más

probable que el sistema piramidal se implante mediante un frente popular o una coalición de

partidos. En esta situación la combinación de la democracia directa (sistema piramidal) con la

indirecta (sistema de partidos) parece la salida más factible. Incluso puede ser deseable que se

mantenga la existencia de partidos políticos, estos ya no tendrían la función de difuminar la división

de clases y podrían emplearse en la discusión de los grandes temas de estado. De este modo el

sistema democrático se podría configurar de dos maneras diferentes, la primera es una

constitución tipo asamblearia con 2 o más partidos (ésta Macpherson la ve imposible) la otra sería

mantener la estructura actual de gobierno y confiar en que los partidos funcionasen con una

estructura parlamentaria o congresual.

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