la cultura de hacer cultura
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LA CULTURA DE HACER CULTURA
En el contexto Escuela-Comunidad Esp. Lisbeth Cedeño de Veracierto Especialista en Educación para la Gestión Comunitaria Universidad Pedagógica Experimental Libertador [email protected]
En Venezuela como en otras
naciones, existe la experiencia de
agrupaciones o colectivos culturales que de forma espontánea desarrollan
iniciativas artísticas en comunidades menos afortunadas en recursos económicos
y bien compensadas en atributos para la práctica de la música, el canto, la poesía,
la danza o la pintura entres otras expresiones. Mayormente al margen de la
integración de las escuelas que se encuentren en esas comunidades.
Paradójicamente, estas escuelas por lo general cuentan con programas o
docentes de aula cuya iniciativa cultural se desarrolla mediante proyectos
culturales muchas veces de calidad y envergadura dignos de ser apreciados por
un público mayor al de la comunidad escolar. Para Moreno (2013) “la actividad
cultural revaloriza las clases no productivas
y da sentido a la vida de muchas personas
que de no ser por ellas, quedarían excluidas
socialmente, con todos los problemas que
ello genera (aislamiento social, deficiente
calidad de vida, problemas de salud psíquica
y física, mayor dependencia, etc.). La
participación en estos proyectos desarrolla
competencias sociales, comunicativas y relacionales.” Con base a lo antes
expuesto es pertinente acotar que tanto la escuela como la comunidad que le
sirve de contexto en términos generales, necesitan crear una forma distinta de
hacer cultura y de integrarse como parte de una sinergia social.
No obstante y aun cuando el sistema educativo venezolano promueve la
cultura en los diversos subsistemas, se pierde de vista el esfuerzo de proyectar
valores culturales y sus diversas expresiones cuando lamentablemente la
diversidad de instancias que administran la educación
asumen el arte y la cultura con fines lucrativos por un
lado o políticos por otra parte, desviando el fin
primario de hacer cultura desde la escuela y para la
comunidad. Ameritando así la consolidación en la
práctica de políticas culturales firmes a nivel
educativo (tanto en el sistema público como privado)
que promuevan una participación de integración escuela-comunidad a través de la
actividad cultural, aprovechando al máximo los programas y recursos que
dispongan, de manera significativa para la formación y valoración del legado
cultural de nuestros ancestros, fortaleciendo el derecho a una identidad nacional.
En este sentido, Cortón (2011) afirma que “ La escuela es un espacio de
cruce de culturas, una institución y un contexto donde se relacionan
dialécticamente la cultura humana y la cultura nacional bajo la forma de culturas
específicas-familiar, comunitaria y escolar- de todos los sujetos que interactúan en
la misma, a partir de su apropiación individual”. Por lo que la escuela constituye
un espacio de integración donde converge cada elemento determinante para el
desarrollo cultural comunitario.
Sin embargo, cabe destacar que en
Venezuela existe una política cultural
emanada por el Ministerio del Poder Popular
para la Educación con la implementación de
Grillas Culturales. La cual consiste en
masificar el arte y la cultura con el fin de hacer
de las escuelas un territorio de paz libre de
violencia. Siendo las Grillas Culturales
espacios de convivencia entre la escuela y la comunidad donde las mismas se
encuentran, por el hecho no solo de
compartir un espacio geográfico sino
también biopsicosocial, entre otras
coincidencias. Asimismo, Cortón (2011)
también señala que “ La comunidad de la
escuela se connota como el espacio socio
cultural que comparten la escuela y la comunidad, en el que se desarrolla el
trabajo cultural comunitario de la escuela para dar respuesta a las necesidades de
la formación de las nuevas generaciones desde las potencialidades educativas de
los vínculos entre la cultura escolar y la cultura comunitaria. En la comunidad de la
escuela es donde esta última cumple su función cultural de manera concreta. “
En este sentido, vale la pena señalar que para poder activar el desarrollo
cultural en una determinada comunidad debe estar presente la gerencia cultural
orientadora de acciones generadoras del quehacer cultural, bien por parte de
alguna instancia del Estado o por iniciativa de comunidades organizadas.
Considerando la opción de un espacio transformador donde converjan la
experiencia, el conocimiento, la sabiduría y la motivación creadora. En
consecuencia y por analogía la escuela puede considerarse ese espacio
transformador desde donde se produzca un efecto de integración entre la
comunidad que rodea a la escuela y la escuela como tal, siendo la cultura ese
impulso motivador.
Por otra parte, vale la pena destacar que
“Hacer Cultura” también amerita de una cultura,
bajo el concepto de una tradición que se
mantenga en el tiempo. Convirtiendo la
actividad cultural en una acción más del mismo
desarrollo cultural. En ciertas sociedades
urbanas las costumbres y tradiciones
culturales se ven afectadas por la dinámica
cambiante que implica el desarrollo social del urbanismo, como los movimientos
migratorios, las influencias foráneas a través de los recursos tecnológicos, entre
otros, así como la transitoriedad de algunas políticas culturales sujetas al criterio
recreativo de considerar la cultura como cualquier espectáculo de complacencia
efímera. Modelo que se observa preocupantemente en los característicos “actos
culturales” de algunas escuelas.
Pese al panorama de resistencia de algunos docentes, existe la
posibilidad de darle un giro a esa forma de hacer cultura y es mediante la
investigación y promoción de las manifestaciones artísticas propias de cada
comunidad donde se encuentre una escuela. La integración del quehacer cultural
debe constituirse en una sola expresión, que se nutra de la diversidad del
pensamiento, de la experiencia de los autodidactas, la sabiduría de los cultores y
el conocimientos de los creadores que se forman en la academia (escuelas de
arte, programas gubernamentales, universidades, otros). Es precisamente esa
variedad la que puede enriquecer y sostener el desarrollo cultural desde la escuela
y para la comunidad o viceversa. Cambiando así la forma de hacer de la cultura
una cultura propia a cada comunidad.
Fuentes Consultadas:
www.eumed.net/rev/ced/29/bcr.htm. Dra.Blanca Cortón Romero,2011. La Escuela,
principal centro de encuentro de la comunidad. Cuadernos de Educación y
Desarrollo.Revista académica semestral.Vol 3,N°29 ( Julio 2011).
www.araguaney.me.gob.ve, Centro Nacional de Investigación y Formación
Magisterial.2015
Moreno,Ascención. 2013. La Cultura como centro de cambio social en el
desarrollo comunitario.Universidad de Barcelona,España.PDF.