la censura franquista en la mÚsica...

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Por Juana Vera (Santiago de Compostela) G ood Vibrations (Buenas vibra- ciones) fue una canción del sen- cillo de The Beach Boys censu- rada en España. Para justificar su decisión el censor escribió lo siguiente: “Esta letra pertenece a los ambientes de los grupo USA drogadictos del lumpen: los HIP, cuya filosofía está basada en el sexo. La acción sexual según sus efectos determina la bondad o la maldad de la acción. De ahí que esta subclase USA, que es- tá tratando de cambiar radical- mente la moralidad americana, se haya convertido en una ame- naza social. La letra habla de Good Vibrations –buenas vibra- ciones–frente a Bad Vibrations –malas vibraciones–que equi- valen a los actos sexuales. Esta filosofía no es conocida por el público es- pañol pero aún y todo, si se tiene en cuen- ta que el disco es para la juventud y que es- tá en un inglés que se entiende demasiado fácil la letra y que psicológicamente las “vi- braciones” se asocian inmediatamente al or- gasmo, creo que daría pie a muchísimos jó- venes a bailar por parecer graciosos en for- ma procaz. Considero, además, que su au- torización daría pie a las revistas de tipo mu- sical a ofrecer la letra en castellano Por to- do ello, considero que no debe autorizarse”. “Hay muchísimos casos en los que los cen- sores se equivocaron. Por ejemplo, con esta canción de The Beach Boys, en la que nos hemos inspirado para dar nombre a la expo- sición. En esta canción el censor identificó la palabra: “Vibraciones con el orgasmo, tal y como se puede leer en el texto escrito por ellos, y no con las drogas, relación más ob- via una vez puestos a buscar algo reprocha- ble”, cuenta Xavier Valiño, autor del libro Ve- neno en dosis camufladas. La censura en la música pop-rock durante el franquismo (Ed. Milenio), libro en el que se basa esta exposi- ción. Junto a la portada del sencillo de The Beach Boys, hallamos, en esta exposición, la del disco Quadrofenia (1973), de The Who, uno de los grupos más innovadores y críticos de los años setenta. La portada de este disco se editó en los Estados Unidos con un libre- to interior, en el que se contempla a un jo- ven que duerme en una cama, cuyo cabece- ro se apoya en una pared cubierta de fotos y pósters de chicas desnudas. En el libreto cen- surado, editado en España y situado junto al original en la exposición, las chicas apare- cen cubiertas con corpiños, biquinis, bragas y sujetador, y camisones cortos. No lejos de la portada de Quadrofenia hallamos la por- tada del disco Sticky Fingers(De- dos grasientos, 1971), de The Ro- lling Stones. En la versión cen- surada de la portada de este dis- co aparece la imagen de una la- ta de melaza de la que emerge una mano pringosa. La portada original, diseñada por Andy War- hol, muestra la cremallera cerra- da de un vaquero ceñido que marca el prominente pene de un hombre. El que compraba el dis- co, podía bajar la cremallera y DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / EXPOSICIÓN 52 10–16 de diciembre de 2012. nº 997 Exposición en Santiago de Compostela LA CENSURA FRANQUISTA EN LA MÚSICA POP-ROCK Portadas de discos originales junto a sus versiones censuradas, pósters, libretos interiores de discos y textos de letras de canciones nos guían en Vibracions prohibidas (Vibraciones prohibidas), exposición del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, en Santiago de Compostela, a través de la historia de la censura que la dictadura del general Franco aplicó a la música pop-rock durante los años sesenta y setenta. Jethro Tull, The Beach Boys, Bob Dylan, Julio Matitos, Manuel Gerena, The Rolling Stones, David Bowie, The Who, John Lennon, Aretha Franklin, Joan Baez, Los Brincos, Jane Birkin, James Brown y The Doors son algunos de los artistas cuyas obras censuradas aparecen en esta exposición que permanecerá abierta al público hasta el próximo mes de marzo. La censura no se limitó a tapar portadas, sino también a eliminar discos completos, canciones y pósters Intervención de características freudianas en el LP de Mama Rock.

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Por Juana Vera (Santiago de Compostela)

G ood Vibrations (Buenas vibra-ciones) fue una canción del sen-cillo de The Beach Boys censu-rada en España. Para justificar

su decisión el censor escribió lo siguiente:“Esta letra pertenece a los ambientes de losgrupo USA drogadictos del lumpen: los HIP,cuya filosofía está basada en elsexo. La acción sexual según susefectos determina la bondad ola maldad de la acción. De ahíque esta subclase USA, que es-tá tratando de cambiar radical-mente la moralidad americana,se haya convertido en una ame-naza social. La letra habla deGood Vibrations –buenas vibra-ciones–frente a Bad Vibrations–malas vibraciones–que equi-valen a los actos sexuales. Esta

filosofía no es conocida por el público es-pañol pero aún y todo, si se tiene en cuen-ta que el disco es para la juventud y que es-tá en un inglés que se entiende demasiadofácil la letra y que psicológicamente las “vi-braciones” se asocian inmediatamente al or-gasmo, creo que daría pie a muchísimos jó-venes a bailar por parecer graciosos en for-ma procaz. Considero, además, que su au-

torización daría pie a las revistas de tipo mu-sical a ofrecer la letra en castellano Por to-do ello, considero que no debe autorizarse”.

“Hay muchísimos casos en los que los cen-sores se equivocaron. Por ejemplo, con estacanción de The Beach Boys, en la que noshemos inspirado para dar nombre a la expo-sición. En esta canción el censor identificó lapalabra: “Vibraciones con el orgasmo, tal ycomo se puede leer en el texto escrito porellos, y no con las drogas, relación más ob-via una vez puestos a buscar algo reprocha-ble”, cuenta Xavier Valiño, autor del libro Ve-neno en dosis camufladas. La censura en lamúsica pop-rock durante el franquismo (Ed.Milenio), libro en el que se basa esta exposi-ción. Junto a la portada del sencillo de TheBeach Boys, hallamos, en esta exposición, ladel disco Quadrofenia (1973), de The Who,uno de los grupos más innovadores y críticosde los años setenta. La portada de este discose editó en los Estados Unidos con un libre-

to interior, en el que se contempla a un jo-ven que duerme en una cama, cuyo cabece-ro se apoya en una pared cubierta de fotos ypósters de chicas desnudas. En el libreto cen-surado, editado en España y situado junto aloriginal en la exposición, las chicas apare-cen cubiertas con corpiños, biquinis, bragasy sujetador, y camisones cortos. No lejos dela portada de Quadrofenia hallamos la por-

tada del disco Sticky Fingers(De-dos grasientos, 1971), de The Ro-lling Stones. En la versión cen-surada de la portada de este dis-co aparece la imagen de una la-ta de melaza de la que emergeuna mano pringosa. La portadaoriginal, diseñada por Andy War-hol, muestra la cremallera cerra-da de un vaquero ceñido quemarca el prominente pene de unhombre. El que compraba el dis-co, podía bajar la cremallera y

DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / EXPOSICIÓN

52 10–16 de diciembre de 2012. nº 997

Exposición en Santiago de Compostela

LA CENSURA FRANQUISTAEN LA MÚSICA POP-ROCK

Portadas de discos originales junto a susversiones censuradas, pósters, libretosinteriores de discos y textos de letras decanciones nos guían en Vibracionsprohibidas (Vibraciones prohibidas),exposición del Centro Gallego de ArteContemporáneo, en Santiago deCompostela, a través de la historia de lacensura que la dictadura del generalFranco aplicó a la música pop-rockdurante los años sesenta y setenta.Jethro Tull, The Beach Boys, Bob Dylan,

Julio Matitos, Manuel Gerena, The RollingStones, David Bowie, The Who, John Lennon, Aretha Franklin,

Joan Baez, Los Brincos, Jane Birkin, James Brown y The Doors son algunos de losartistas cuyas obras censuradas aparecen en esta exposición que permaneceráabierta al público hasta el próximo mes de marzo.

La censura no se limitóa tapar portadas, sino

también a eliminardiscos completos,

canciones y pósters

Intervención de características freudianas en el LP de Mama Rock.

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ver el miembro masculino enerección bajo un calzoncilloblanco.

“Tuve la oportunidad de ha-blar con el diseñador de la por-tada censurada de este disco, laúnica que se encargó a una ca-sa discográfica extranjera”, co-menta Xavier Valiño, comisariode la exposición junto con Héc-tor Fouce y añade: “El diseñadorde la casa discográfica inglesa,donde se hizo esta portada cen-surada, me explicó que, comoel disco se titulaba Sticky Fingers(Dedos grasientos), decidió mos-trar una mano dentro de una la-ta de melaza, de la melaza másdensa que halló en el mercado.La portada censurada no tienenada que ver con la original. Co-mo consecuencia, se pierde granparte del mensaje que los Ro-lling Stones intentaron transmi-tir en este disco”.

Mientras en España se perdían los mensajes de los Rolling Sto-nes, de The Who y de los BeachBoys, junto con los de otros mu-chos artistas, fuera de España, enlas décadas de los años sesentay setenta del siglo pasado, losefectos de la Revolución del Ma-yo del 68 cotinuaban, los movi-mientos contra la Guerra de Viet-nam se multiplicaban, nacían losconciertos multitudinarios deWoodstock, fenómenos de mo-vilización social, entonces sinprecedentes; surgía el movi-miento hippie, y las músicasrock, pop y folk creaban espa-cios para la toma de concienciavital y social, hechos que cam-biaron el mundo y que los go-biernos no pudieron ignorar, nisiquiera los de las dictaduras,aunque estos últimos sí pudie-ron tergiversarlos envenenándo-los con su censura tóxica, tal ycomo sucedió en España.

“El miedo a la propagación demensajes subversivos, más o me-nos justificado en ocasiones, pe-

ro en la mayor parte de los casosfundado en una estrechez de mi-ras y en una miseria moral hoyen día verdaderamente sorpren-dentes y abyectas, dio pie a losmás inconcebibles ejemplos decensura –visual o de contenido-en las letras de las canciones. Es-te fenómeno se revela ahora enla exposición Vibraciones prohi-bidas, porque la memoria de es-tos hechos no debe ser apagada.Porque olvidar es desaprender yrecordar momentos cultural-mente tan controvertidos comolos que se tratan en VibracionesProhibidas no sólo es una res-ponsabilidad histórica, sino tam-bién un acto para construir el fu-turo”, explica el director del Cen-tro Gallego de Arte Contempo-ráneo, Miguel von Hafe Pérez,en el dossier de la exposición.

En la exposición también sepueden contemplar las portadas,original y censurada, del disco deVelvet Underground (1969), pri-mer grupo de Lou Reed. En la pri-mera, el visitante puede contem-plar el inicio de unas hermosasnalgas cubiertas con una braga.En la censurada las nalgas handesaparecido bajo una franjaazul, que llega hasta la mitad dela parte de atrás de los muslos dela chica. No muy lejos, el visi-tante también puede contemplara una chica de la portada censu-rada de un disco de Jimmy Hen-drix, a la que le han puesto unapegatina en el pubis para tapár-selo; los pechos de los compo-nentes del grupo español LosBrincos, sustituidos en la porta-da censurada por la pintura de uncerebro, o el cuerpo desnudo deJane Birkin en la portada originalde su disco Je t,aime...moi nonplus (1971), que en la portadacensurada fue sustituido por elrostro de la cantante.

“El caso de este disco de JaneBirkin también es único pues só-lo cuando comenzó a ser radia-

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Lo que no se pudo ver de ‘El hombre que vendió el mundo’ de David Bowie.

Lo que parecían orines en el ‘Who’s next’ de The Who, se quedó en un directo del grupo.

El primer ‘estupefaciente’ disco de Kiko Veneno sufrió las iras de la censura.

El semidesnudo de Los Brincos se sustituyó por la pintura de un cerebro en descomposición.

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do los censores se dieron cuen-ta de los jadeos de Jane Birkinen la canción. A partir de en-tonces, decidieron escuchar to-das las letras de las canciones,no sólo leerlas, para ejercer unamayor censura”, explica XavierValiño y añade: “Una de las por-tadas más divertidas de la ex-posición es la del disco de KeithMoon del año 1976, en el queaparece el Rolls-Royce que usó

el general Franco. Keith Moonamenazó al director de su casadiscográfica con no hacer el dis-co si no compraba ese Rolls-Roy-ce. El director accedió y el cocheaparece en la portada. En su au-tobiografía, Keith Moon presumede haber hecho con su novia eneste coche lo que Franco no ha-bía hecho”.

La censura en la música pop-rock durante el franquismo no se

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“He llegado a entender a los cen-sores que hacían este trabajo. Hablécon uno de ellos, Eusebio Ceballos,el único vivo. Me dijo que “simple-mente hacía un trabajo, que no sesentía pilar del régimen”, cuenta Xa-vier Valiño, doctor en Ciencias Políti-cas y de la Administración por la Uni-versidad de Santiago de Compostelay comisario de la exposición Vibra-cions prohibidas (Vibraciones prohi-bidas), junto con Héctor Fouce. Autordel libro Veneno en dosis camufladas.La censura en la música pop-rock du-rante el franquismo, Xavier Valiñomuestra su colección de portadas dediscos originales y censuradas, valo-rada en más de 30.000 euros.

—Cómo surgió la idea de esta ex-posición?

—La exposición surge como par-te del libro, resultado de mi tesis doc-toral, Veneno en dosis camufladas.La censura en la música pop-rock du-rante el franquismo (Ed. Milenio). Mesorprendió mucho que nadie hubierahecho esta investigación antes, algoque sí se había hecho en la literatu-ra y en el cine. Fue entonces cuandoencontré los partes de los censoresen el Archivo de Alcalá de Henares.Era el año 1999 y comencé a investi-gar. Luego defendí mi tesis doctoral,realizada en la Facultad de CienciasPolíticas y de la Administración de laUniversidad de Santiago de Com-postela, bajo la tutoría del profesorBarreiro Rivas, y tras todo ello, llególa exposición.

—¿Cuánto cobraban los censo-res?

—No lo sé. Ellos dijeron que eramuy poco. Además no eran funcio-narios, sino contratados. Censura-ban las letras y las portadas, y de-jaron por escrito sus razones. Algomuy importante que no ha ocurridoen otros países en los que ha habi-do dictaduras.

—¿Los censores no cayeron enla tentación de hacer un mercadonegro con las portadas, las letras

originales y los otros documentos?—No. Yo conseguí muchas por-

tadas censuradas porque el que lashabía comprado quería la original,que yo le conseguía para cambiár-sela por la suya.

—¿Piensa que el momento quevivimos es indicio de un futuro re-torno a la censura?

—No. De momento, no. Esto sólopasa en una dictadura. La diferenciaesencial entre la situación actual y lade aquellos años es que entonces es-

to se lo comían cuatro señores. Loschavales compraban sus discos y cre -í an que eran los originales. He ha-blado con mucha gente que, al saberque no tenía el disco original, se hasentido engañada y frustrada. Pero siesto sucediera ahora, nos enteraría-mos por internet.

—¿Se puede detener la evoluciónde un país, a través de la censura,no sólo en el momento en el que es-ta se produce, sino décadas des-pués? ¿Permanece la censura en laconciencia a lo largo de los años ya través de las generaciones?

—Está claro que lo que nos im-pusieron durante cuarenta años,queda. La gente sigue yendo a lostoros. Sigue viendo el fútbol por latelevisión, una forma de sustraer ala gente de lo que realmente im-porta. Por otro lado, el régimen in-tentó imponer la copla española, yhoy ésta sigue ocupando un lugarpredominante en nuestra cultura.No estoy en contra de las tonadi-lleras, pero hay que dejar espacio aotras expresiones artísticas.

—¿Qué ha sentido y qué haaprendido con esta experiencia?

—Incluso llegué a entender a loscensores. Hablé con uno de ellos,Eusebio Ceballos, el único vivo. Medijo que “simplemente hacía un tra-bajo, que no se sentía pilar del ré-gimen”. Le encargaron un trabajo ytrató de hacerlo lo mejor que pudo.Yo siento que he destapado las ver-güenzas y la sinrazón de todo esto.

Xavier Valiño, comisario de la muestra

“Siento que he destapado lasinrazón de todo esto”

Intervención escasamente elaborada de una portada de Richard Anthony.

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limitó a tapar, algo que hacíaconstantemente, sino también aeliminar discos completos y can-ciones y pósters que se incluíanen los mismos. “Hay una sibili-na alusión vengativa contra al-go. ¿Los políticos o los que man-dan?... ¿Los patrones? El vene-no va en dosis camufladas”, selee en la pared de la exposición.Son palabras escritas por el cen-sor para hacer referencia a undisco del cantante protesta fla-menco Manuel Gerena. El cen-sor logró que el disco no se edi-tara. En la pared de la exposi-cion también se puede leer lo si-guiente: “Queda terminante-mente prohibido transmitir pormedio de discos la llamada mú-sica negra o bailable swing, ocualquier otro género de com-posiciones cuyas letras estén enidioma extranjero o que porcualquier concepto puedan ro-zar la moral pública o el máselemental buen gusto”. Sobre elcómo se llevó a cabo este tipode censura, Xavier Valiño expli-ca lo siguiente a EL SIGLO: “Parallevar a cabo esta censura, en laDirección General de CulturaPopular, adscrita a la DirecciónGeneral del Libro, se construyótodo un aparato burocrático in-tegrado por cuatro censores delibros, que por un sueldo extra,en horario de tarde, hacían lopropio con los discos tanto enlos textos de sus canciones, co-mo en sus portadas, dejandosiempre constancia, a partir del1966, año en el que se aprobóla Ley de Prensa, de los motivosde sus prohibiciones en detalla-dos partes manuscritos meca-nografiados, algunos de los cua-les se hallan en la exposición.Esta intensificación de la censu-ra en el campo musical, mien-tras se relajaba en el editorial,fue consecuencia del fortaleci-miento de los mensajes máscompromotedores para el régi-

men en los textos de las cancio-nes y del aumento del poder ad-quisitivo de los españoles, quepodían comprar discos y escu-charlos en sus casas”.

Respecto a la censura política,Xavier Valiño explica lo siguien-te: “Llama la atención la censu-ra que se hizo a la canción titu-lada España sí, Franco no, delgrupo alemán Embryo. A estacanción le censuraron el título yse editó en España con el títuloEspaña, sí y cuando Franco mu-rió se editó con el título Españasí, Franco finished (España si,Franco acabado).También es in-teresante, en este sentido, el dis-co de Julio Matitos, disco graba-do en Alemania por la discográ-fica Neue Welt (Nuevo mundo),en 1975. Felipe González, expresidente del gobierno, escribióun texto en este disco, editadogracias a su apoyo y al del Parti-do Socialista Obrero Español(PSOE)”.

En la exposición, el visitantetambién puede ver la películadel Canet Rock, el primer festi-val de grupos rock en Cataluña,y el documental de Televisión Es-pañola (TVE), sobre la visita delos Bea tles a España, en 1965,ambos situados en la tercera yúltima sala de la misma. Y al sa-lir, puede preguntarse dónde es-tán las Good Vibrations –Buenasvibraciones– que la censura ro-bó a los españoles. La respues-ta no es difícil. Las Good Vibra-tions –Buenas vibraciones– es-tán en el espíritu de la músicade The Beach Boys y de The Ro-lling Stones, de John Lennon yde Joan Baez, de Aretha Franklin,de The Wo, y de todos los músi-cos presentes, a través de susobras, en esta exposición, espí-ritu que sigue vivo, años des-pués, a pesar de las Vibracionesprohibidas por la censura. Vi-braciones sin fuerza, sin vida ysin futuro. l

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‘Leves’ retoques para el ‘1969’ de la Velvet Underground.

Los Rolling también vieron su ‘Sticky Fingers’ censurado.

El antes y el después de ‘Eric Clapton Was Here’.

Portada original y retocada de un vinilo de Roxy Music.

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