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LA CASA DEL MUSEO 01

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El presente libro es parte del proyecto «Con los ojos abiertos: ¿Qué pasó aquí, qué está sucediendo hoy que no vemos?» subsidiado por la Coalición Interna-cional de Sitios de Conciencia.

Realización Museo de la Memoria

Dirección general de la obra Rubén Chababo Viviana Nardoni

Coordinación Lucila Arias Santana María Fabiana Elcarte Claudia Piccinini Pablo Luzuriaga

Textos Pablo Luzuriaga

Investigación y selección de fuentes Lucila Arias Santana María Fabiana Elcarte Claudia Piccinini

Diseño gráfico Valentina Militello Cecilia Garavelli

Ilustraciones Pablo Rodríguez Jáuregui Sabrina Gullino

Agradecimientos Asoc. Abuelas de Plaza de Mayo Asoc. Abuelas de Plaza de Mayo- Filial Rosario Ileana Alejandro Jorge Contrera Silvana Schulze Marcela Valdatta Memoria Abierta Fundación ph15 Julio Pantoja Grupo de Arte Callejero Ana Longoni Leo Ramos Lucas Di Pascuale Hugo Vidal Pablo Russo Y al equipo de trabajo del Museo de la Memoria.

Rosario, 2011.-

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INTRODUCCIÓN GENERALLA IMpORTAnCIA DEL pRESEnTE

CAPITULO 01LA CASA DEL MUSEO

SITIOS DE MEMORIA

TESTIMOnIOS

SITUACIón DILEMáTICA

BIBLIOGRAFÍA

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ÍNDICE

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La transmisión de los hechos traumáticos del pasado puede colaborar de ma-nera fehaciente en la formación de una ciudadanía pluricultural, más democrá-tica e inclusiva, disipando los núcleos autoritarios que aún atraviesan nuestra sociedad. De allí que lejos de concentrar su acción de manera exclusiva en los hechos traumáticos comprendidos entre 1976-1983, nuestra institución a través de sus diferentes áreas de trabajo y múltiples actividades, abre de manera per-manente su campo de indagación y reflexión a diferentes situaciones que, en este presente, dialogan con aquel pasado.

Uno de nuestros grandes desafíos es el de explicar a las nuevas generaciones el por qué del emplazamiento del Museo en este sitio y la significación que este edificio emblemático tuvo y tiene para diferentes generaciones que sufrieron el impacto del terrorismo de Estado. Nos preguntamos de manera insistente, no sólo cómo narrar esa historia sino también cómo hacer que esa historia entre en diálogo con otras situaciones de intolerancia y vulneración de derechos que tienen lugar en el presente.

Somos conscientes que si logramos establecer ese vínculo, la comprensión del pasado histórico contenida entre las paredes de esta antigua casona permi-tirá iluminar y esclarecer situaciones de vulnerabilidad y de urgencia que otros grupos atraviesan hoy y que de algún modo son invisibilizados o no ocupan el centro de la atención pública. La historia de este sitio nos hermana con esas historias de injusticia y de olvido y nos habilita a convertir a este espacio en un territorio o plataforma ejemplar a partir del cual abrir preguntas y generar conciencia.

Fue la indiferencia colectiva de amplios sectores sociales uno de los datos más sobresalientes de los años de la última dictadura. La historia de esa indife-rencia es también la de este edificio que fue testigo de las peregrinaciones de familiares que hasta él llegaban en busca de una respuesta por la suerte de sus seres queridos. Cerrar los ojos frente a ese dolor y esa injusticia, fue la opción de miles de personas. ¿Dónde, en qué lugar, hoy, en este preciso instante, se repite la misma escena de indiferencia ante la mirada inconmovible de quienes pasan por las salas de nuestro Museo?

LA IMPORtANCIAdel presente

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INTRODUCCIÓN GENERAL

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SEIS CARACTERÍSTICAS DEFINEN EL TERRORISMO DE ESTADO:

1. El uso de la violencia política puesta al servicio de la eliminación de los opo-nentes políticos y el amedrentamiento de toda la población por medio de dis-tintos mecanismos represivos: la perse-cución, la censura, la vigilancia, miles de personas encarceladas, otras tantas forzadas al exilio y, principalmente, el uso en todo el territorio nacional de cientos de Centros Clandestinos de Detención. Todos estos mecanismos tuvieron un único objetivo: difundir el miedo, la pa-rálisis y la ruptura de los lazos sociales.

2. El carácter sistemático en cuanto al uso del terror por parte del Estado como instrumento de disciplinamiento social y político, las formas de la represión no fueron aisladas o excepcionales, sino que fueron la regla de la dominación.

3. La aplicación del terror sistemático fue ejercida por fuera de todo marco legal. La represión fue llevada adelante en una enor-me proporción de manera clandestina por parte de grupos no identificados violando los principios legales que conforman a los Estados modernos para el uso de la fuerza.

4. Para la persecución, secuestro, de-tención y desaparición de los oponentes

políticos fue llevado adelante un meca-nismo de «deshumanización» del enemigo político. A los oponentes se les sustrajo sistemáticamente su dignidad y su iden-tidad personal y política. Eran definidos como agentes del mal externos a la na-ción y en los Centros Clandestinos de Detención intentaron sustraerles todo rasgo de humanidad. La desaparición de los oponentes políticos intentó borrar toda huella que implicara un legado de su presencia; la sustracción de bebés fue llevada adelante bajo esta misma lógica.

5. El carácter masivo de los asesinatos perpetrados por el terrorismo de Estado es otra característica definitoria. Fueron usados los recursos del Estado moderno para la aniquilación de decenas de miles de personas con un alcance mucho mayor a los Estados de los siglos precedentes.

6. La aplicación del terrorismo de Estado supuso a su vez la ruptura de lazos socia-les y el resquebrajamiento de la vida en comunidad. Las identidades políticas, las prácticas culturales comunes y todo signo de pertenencia a un colectivo bajo la lógica del terror fue caracterizada como «sospe-chosa». El hecho de que defender ideas y compartirlas junto a otros pudiera implicar la desaparición implicó la constitución de individuos des-solidarizados, dándole lugar a formas exacerbadas de individualismo.

El 10 de diciembre de 1983, luego de siete años de gobierno, las Fuerzas Armadas se retiraron y fue reimplementado el sistema democrático. Una de las preguntas recurrentes al momento de revisar la experiencia argentina durante la última dictadura es la que tiene que ver con el papel de la sociedad frente a la atrocidad de los crímenes. Cuando en 1984 se fue haciendo público el nivel de la represión muchos argentinos enunciaron un rumor social que libraba a la sociedad de responsabilidades: «nosotros no sabíamos». La indiferencia, la invisibilización de los crímenes durante el terrorismo de Estado, se traducía en supuesto «desconocimiento». Pilar Calveiro, una cientista social sobreviviente de los campos de concentración, reflexiona sobre este problema y arriesga una idea: es imposible que la sociedad no haya tenido ningún conocimiento acerca de los crímenes cometidos por la dictadura. Hubo más de seiscientos Centros Clandestinos de Detención en todo el país y en la mayoría de los casos estaban ubicados en los principales centros urbanos; los operativos ilegales de detención se realizaban en plena vía pública, en casas particulares y edificios públicos; muy poco tiempo después del 24 de marzo de 1976 ya había denuncias interna-cionales sobre los crímenes cometidos. Un año después de iniciada la dictadura, los familiares de los desaparecidos exigían la aparición de sus hijos en la princi-pal plaza política del país.

EL pASADO En EL pRESEnTE

La dictadura iniciada el 24 de marzo de 1976 fue el sexto y último golpe de Estado que vivió la Argentina durante el siglo XX. Se distingue de las demás interrupciones del orden democrático por el hecho de que las Juntas Militares aplicaron sistemáticamente una política de terrorismo de Estado. Las demás dic-taduras militares también habían privado a los ciudadanos argentinos de sus garantías constitucionales, pero durante este período que duró hasta el 10 de di-ciembre de 1983, las Fuerzas Armadas, además, gobernaron mediante el terror.

Madrugada del 24 de marzo de 1976. Plaza de Mayo. Héctor Osvaldo Vázquez

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tuales. En particular recorremos la denuncia de los abusos por parte de las fuer-zas de seguridad en democracia, los casos de «gatillo fácil», distintas formas de lucha por la identidad y distintas expresiones de la cultura que intentan hacer visible lo que la indiferencia no quiere ver.

Por último, dedicamos un módulo especial para pensar en la historia del edifi-cio donde está emplazado el Museo. En todo el territorio argentino existen estas marcas de piedra del pasado en el presente. En los últimos años fueron recupe-rados muchos Centros Clandestinos de Detención y edificios estratégicos desde donde fue implementado el terrorismo estatal. La recuperación de estos sitios de memoria tiene como objetivo «hacer visible» la topografía del pasado en el presente, echar luz sobre las huellas de nuestro pasado más traumático. La his-toria de nuestro edificio donde funcionó el Comando del II Cuerpo de Ejército

–encargado de la logística represiva en siete provincias argentinas– y la historia de su recuperación, que concluye en diciembre de 2010, pone en evidencia un recorrido por hacer visible en la ciudad de Rosario y en todo el territorio nacio-nal al pasado en el presente. El hecho de que en este edificio haya funcionado hasta hace poco tiempo un bar temático, las diversas polémicas que concitó la apropiación por parte del Estado de ese sitio histórico, pone en primer plano el modo y las contiendas que implica la tarea por la transmisión intergeneracional de nuestra experiencia histórica.

En todos los casos optamos por proponer un abordaje mediante situaciones dilemáticas que permitan, junto a los estudiantes, llevar adelante un trabajo de reflexión ética. ¿Qué hubiera hecho yo en el pasado? ¿Cómo hubiera reaccionado? ¿Qué argumentos justifican un modo u otro de actuar frente a la injusticia? ¿Qué puedo hacer yo en el presente? ¿Qué discursos y posiciones éticas me permiten actuar de distintos modos frente a aquello que la vida cotidiana nos muestra o nos quiere ocultar?

Lo que permitió la diseminación del terror desde los Centros Clandestinos hacia la sociedad fue lo que Calveiro define como el «saber a medias» o el «secre-to a voces». La sociedad no sabía a ciencia cierta qué era lo que sucedía con las personas que detenían. Si atendemos a una definición clásica del terror podemos pensar que el mismo se distingue del miedo por el hecho de que el «terror» es producido por un objeto o entidad desconocida. El miedo es producto de un ob-jeto preciso, un objeto limitado en el tiempo y el espacio que se puede nombrar y frente al cual es posible tener algún tipo de reacción; el terror, por el contrario, puede definirse como el «miedo al miedo», miedo a algo desconocido que sabe-mos puede hacernos un mal pero que no podemos definir con precisión. Si fren-te al miedo es posible tener algún tipo de reacción, lo característico del terror es que produce parálisis. La sociedad sabía «a medias», era un secreto dicho en voz baja, que a los detenidos no los llevaban a cárceles comunes ni se los trataba como a otros detenidos legalmente. La misma figura de la desaparición repro-duce la lógica del terror, ya que no implica un destino conocido. La sociedad por la lógica del terrorismo estatal se volvía victimaria –al volverse indiferente– y víctima –al padecer del terror– al mismo tiempo.

Al tiempo que las mayorías fueron objeto de este mecanismo, hubo casos de colectivos y experiencias que pudieron librarse y resistir bajo pequeños gestos a esta lógica de poder.

En estas propuestas didácticas que guían el trabajo del Museo con las nuevas generaciones, recorremos la historia de las Madres de Plaza de Mayo, de las Abuelas de Plaza de Mayo y de distintas formas de la cultura que en plena dicta-dura militar lograron resistir la lógica de la invisibilización y la indiferencia.

La pregunta que guía esta propuesta es la que se interroga por el presente. La experiencia del terrorismo de Estado dejó distintas herencias, por un lado, al atacar directamente los lazos sociales de solidaridad y pertenencia, bajo la in-tención de conformar individuos aislados, disciplinados y sumisos, legó la carga significativa de frases que eran moneda corriente durante la dictadura: «no te metás», «cada uno en lo suyo, defendiendo lo nuestro», «por algo será», «algo ha-brán hecho». todas estas frases utilizadas por la sociedad para responder frente a las desapariciones, las detenciones, y las formas ilegales de la represión per-sisten en el imaginario frente a otras injusticias de la actualidad, el «gatillo fácil», la criminalización de la pobreza y la protesta social. Por otro lado, la experiencia argentina durante el último golpe de Estado también transmite el valor político de sus resistencias. Quienes sí se metieron, quienes no aceptaron que cada uno debía estar en lo suyo sino también en las preocupaciones del otro, quienes no aceptaron que por la razón que fuere se desapareciera personas, quienes denun-ciaron que ningún hecho justificaba los crímenes de Estado legaron a las formas de hacer política de la democracia un tesoro ineludible.

En estas propuestas didácticas también recorremos experiencias que en el presente cuestionan la invisibilidad y la indiferencia frente a las injusticias ac-

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El pasado convive con nosotros de muy variadas formas. Los relatos familiares nos cuentan la historia de nuestros antepasa-dos, en la escuela estudiamos la historia del hombre y de las na-ciones; las fotografías y los documentales nos muestran imáge-nes del pasado; pero si somos capaces de mirar atentamente el espacio en el que vivimos, también podemos ver en los lugares al pasado conviviendo a diario con nosotros.

El escritor alemán, W. Goethe, realizó un viaje por Italia y escribió en su diario que al mirar por la ventana del tren podía, por ser un gran observador, conocer acerca de la historia de los pueblos. Como sabía mucho acerca de árboles, podía distinguir con suficiente precisión hacía cuántos años, en uno u otro pue-blo, había ocupado el cargo un buen gobernador. Según el tipo de árboles, la disposición en las plazas y su altura, Goethe sabía sobre la historia de los pueblos que dejaba atrás con su tren.

Del mismo viaje, el escritor alemán anotó en su diario lo que pensaba acerca de las visitas turísticas a las ruinas de la anti-güedad. Cuenta que prefería apartarse del guía y del grupo para contemplar el modo en que estaban dispuestas las ruinas res-pecto de las montañas, el sol y el viento; decía que así iba a en-tender mucho mejor cómo vivían antiguamente que escuchando lo que el guía tuviera para decirle. La historia la hacemos situa-dos en espacios determinados, construimos ciudades, pueblos, reacomodamos el espacio y de ese modo le imprimimos nuestra experiencia vital. Con el correr del tiempo vamos dejando hue-llas en cada lugar que habitamos.

El pasado convive con nosotros en todos los lugares; en todas las ciudades o pueblos cada esquina, baldosa, canal, o avenida se conserva y modifica por la experiencia histórica. Hace falta observar atentamente y escuchar lo que los lugares cuentan.

Desde la vieja casona ubicada entre las calles Moreno y Cór-doba, a pocas cuadras del centro bancario de Rosario, donde hoy funciona el Museo de la Memoria, el terrorismo de Estado en la Argentina administró su política represiva sobre seis provincias: Santa Fe, Chaco, Formosa, Corrientes, Entre Ríos y Misiones.

SitiOS DEmemoria

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En la casa donde hoy funciona el Museo, las Fuerzas Armadas tenían localizado el II Cuerpo de Ejército, una de las cinco cabe-zas desde donde organizaron los campos de concentración.

Un visitante cualquiera que transite la ciudad con conoci-mientos de arquitectura quizás podría, sólo observando la casa, saber cuándo fue construida, tener una idea sobre la clase so-cial a donde pertenecía su fundador; si conociera la historia de la ciudad de Rosario, incluso, sabría qué otros edificios fueron construidos en la época; pero sin un relato que acompañe su observación no podría saber para qué fue usada esta casa entre 1976 y 1983.

Los relatos cuentan cómo habitamos el espacio. Aparecen con ellos las personas y sus decisiones; visten a los lugares y les dan vida. En este caso, como en todos los sitios donde funciona-ron el terrorismo estatal o los campos de concentración y exter-minio, las paredes nos cuentan sobre las formas de la maldad que las sociedades podemos llegar a practicar. Sitios como éste o como el del ex Centro Clandestino de Detención que funciona-ba a doscientos metros, en el ex Servicio de Informaciones, nos recuerdan los momentos más dolorosos de nuestra historia.

Necesitamos relatos, lo que sucedió en los Centros Clandes-tinos de Detención por momentos se vuelve inimaginable, su-pera en muchos casos las más horrorosas historias de ficción.

Ubicar en esta casa al Museo de la Memoria de Rosario permite comprender una dimensión fundamental: las peores prácticas represivas fueron llevadas adelante bajo una estricta organiza-ción territorial de las Fuerzas Armadas, hubo en cada crimen una cadena de mandos, con jefes y subordinados, que albergó en este sitio de memoria una de sus más altas responsabilidades.

Los máximos responsables de las actividades del II Cuerpo de Ejército durante la última dictadura fueron: septiembre de 1975, General Ramón Díaz Bessone; octubre de 1976, General Leopoldo Fortunato Galtieri; febrero de 1979, General Luciano Jáuregui; diciembre de 1980, General Juan Carlos trimarco.

Desde el II Cuerpo, decidían el destino de las personas se-cuestradas en los Centros Clandestinos de Detención: si eran le-galizadas y llevadas a una cárcel común o si terminaban con sus vidas. En una habitación del primer piso de la casona realizaban los «concejos de guerra», muchas veces en base a declaraciones extraídas bajo tormentos. El Comandante se ocupaba personal-mente de dar un discurso final a quienes liberaban.

Homenaje al Gral. Carpani en el Comando del II Cuerpo de Ejército. Diario La Capital, 1976.

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BREVE HISTORIA DE LA CASALa casa donde hoy funciona el Museo fue proyectada en 1928

por el arquitecto Ermete De Lorenzi como un regalo para sus padres. La obra de estilo señorial fue llevada adelante por el ingeniero José Spirandelli. Se trató del primer proyecto residen-cial urbano del joven arquitecto quien luego fuera una de las figuras más importantes dentro de la arquitectura moderna en el ámbito nacional.

Ermete Esteban Félix De Lorenzi, nacido en 1900, obtiene el título de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires y se traslada luego a la ciudad de Rosario donde reside hasta 1945. Se destacan entre sus obras los Silos Davis (antigua planta de acopio de granos donde hoy funciona el Museo de Arte Contem-poráneo –MACRO–); también desarrolló La Comercial de Rosario, ubicada entre Córdoba y Oroño; y fue Director de Obras Públicas de la provincia en 1935 y principios de la década del 40.

El tema compositivo de la casa es un ábside (estancia de for-ma semicircular con cubierta abovedada a media cúpula que so-bresale de la fachada) en juego con el jardín a la calle y la esqui-na. La casona se separa de la calle por un «patio de honor» donde en el pasado maniobraban las carrozas en las que llegaban los invitados. La casona de dos plantas está elevada del piso exterior y permite la entrada de luz al subsuelo.

Aproximadamente a fines de la década del 40, el Ejército instala su base de operaciones en esta casa. Cuando se produ-ce el golpe de Estado de 1976, el edificio pasa a ser la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército. Finalizada la dictadura, el II Cuerpo se traslada al edificio ubicado entre las calles 9 de Julio y Sarmiento.

La casona fue vendida a un particular, que más tarde alquila la propiedad a la firma «Food Corner S.A», para la instalación de un eslabón de la cadena de comida rápida estilo norteamericana, Rock and Feller's.

Dicho bar funcionó hasta el 1ro de marzo de 2010.

EL MUSEO DE LA MEMORIA DE ROSARIOEl Museo de la Memoria nace del reclamo que durante mu-

chos años impulsaron los organismos de Derechos Humanos de la ciudad de Rosario con el objetivo de instalar un lugar donde recuperar la memoria de los años de la última dictadura militar en Argentina. En 1996 distintos organismos y algunos grupos li-gados por sus experiencias vividas durante el terrorismo estatal conformaron la primera Comisión Pro Museo creada a instan-cias del Concejo Municipal de la Ciudad.

Dos años más tarde, el mismo Concejo Municipal dictó una ordenanza a través de la cual creó el Museo de la Memoria de-pendiente de la Secretaría de Cultura y Educación de la Munici-palidad de Rosario, conformó una Comisión Directiva del Museo y le asignó un lugar provisorio para su funcionamiento. Es im-portante resaltar algunos argumentos que apoyan la decisión: «es ampliamente conocido el rol que juega la memoria para el impedimento de la repetición de acontecimientos de estas carac-terísticas» y «los ejemplos de otras sociedades que han atravesa-do circunstancias parecidas nos indican la necesidad de conocer y honrar el dolor de las víctimas como emblema de reconoci-miento inquebrantable de la condición humana».

Una vez creado el Museo se comenzó a discutir cuál sería el lugar más apropiado para su instalación definitiva. La significa-ción histórica del edificio, su valor arquitectónico, su testimo-nio como lugar desde donde fueron impartidas las órdenes que volvieron sistemático el terrorismo estatal volcaron la decisión hacia la casona de la calle Córdoba. Una nueva ordenanza mu-nicipal designa a este sitio como sede definitiva del Museo y a partir de allí comienza un largo camino que recién concluyó en diciembre de 2010, cuando las puertas del Museo en este lugar fueron abiertas para toda la comunidad.

Una extensa discusión concitó la decisión de que el Museo fun-cionara donde lo hiciera el Comando del II Cuerpo de Ejército. El de-bate se dividió entre los que apoyaban y promovían la expropiación

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del inmueble por parte del gobierno municipal y quienes deseaban que allí continuase funcionando el bar temático Rock and Feller’s.

EL DEBATEUna vez aprobada la expropiación del inmueble aparecieron

los puntos de vista en distintos medios locales y debates más y menos públicos. Por el lado de los detractores, hubo quienes ar-gumentaron que el Museo no debía estar en una zona comercial porque recordaba hechos dolorosos, hubo quienes dijeron que el Museo iba a mostrar sólo una versión de la historia, también hubo quienes dijeron que el gasto que implicaba la expropiación era excesivo y quienes dijeron que el bar temático estaba bien, entre otros puntos de vista.

Quienes promovían y apoyaban la expropiación respondieron a esos argumentos con otros: fue dado el ejemplo de países que atravesaron experiencias concentracionarias y hoy sostienen si-tios de memoria en zonas de permanente circulación para que el recuerdo esté presente en la vida cotidiana; discutida la versión que equipara la violencia del Estado terrorista de las violencias insurgentes; contrargumentado el asunto económico y subrayada la contradicción de desarrollar una actividad gastronómica y de entretenimiento sobre los pilares de un edificio con esa historia.

La disputa atravesó momentos de mayor expresión, frente a la insistencia de quedarse por parte de la firma comercial distin-tos organismos de Derechos Humanos realizaron actos públicos frente al edificio, incluso fueron realizadas distintas intervencio-nes de carácter pacífico dentro del local.

TRAS Un LARGO CAMInOEl 17 de diciembre de 2010 el Museo finalmente abrió sus

puertas en la sede definitiva de Moreno y Córdoba. Se trató de un acto en el que estuvieron presentes el gobernador de la provincia y el intendente de la ciudad, organismos de Derechos Humanos y distintas bandas de rock y grupos de artistas que se acercaron para festejar el logro. Una larga fila de público en general circuló de forma ininterrumpida por la entrada del edifi-cio. La ciudad de Rosario y el país pudieron ver cómo finalmente había sido dispuesto el relato del Museo.

Frente a los discursos que exigían una «supuesta» memoria «completa» de los hechos ocurridos durante la última dictadura militar en Argentina, los que equiparaban el terrorismo estatal con la violencia insurgente; el Museo abrió de par en par sus puertas afirmando que él mismo no posee «una fe ciega en la memoria», sabiendo que nunca «la memoria» puede estar com-pleta porque ella en verdad es una construcción siempre incom-pleta de muchas «memorias».

La disposición de las salas en el Museo evidencia una apues-ta que está muy lejos del supuesto «revanchismo» que augura-ban los detractores de la iniciativa. Lo que el Museo muestra es un itinerario de momentos por los que los espectadores tran-sitan que comienza con un memorial de todos los genocidios y masacres perpetrados en Latinoamérica. De este modo inicia el relato desde un punto de partida que invita a reflexionar sobre la condición humana. Ubica la memoria de la última dictadura militar en una memoria más amplia y permite reflexionar sobre nuestra experiencia reciente en el marco de una tradición más larga donde los Derechos Humanos llegan para terminar con los horrores que las sociedades pueden cometer consigo mismas.

Intervención en el bar temático Rock&Feller's en marzo del 2009. Ileana Alejandro.

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Los secuestrados en las localidades próxi-mas a Rosario en gran parte confluían al CCD del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía Provincial, que centrali-zaba el accionar represivo. Por allí pasaron cientos de secuestrados. Dicho centro es-taba dirigido por el jefe de policía, Coman-dante de Gendarmería, Agustín Feced.En caso de ser legalizados, los secuestrados eran remitidos a la Cárcel de Coronda -en el caso de los hombres- y al Penal de Villa Devoto de Capital Federal -cuando se trata-ba de mujeres- generalmente «a disposición del PEN». Al cesar en su calidad de deteni-dos, en la mayoría de los casos fueron remi-tidos nuevamente a Rosario, en especial a la sede del Comando del II Cuerpo de Ejér-cito. Allí se les dirigía un discurso antes de dejarlos en libertad.

FUeNTeS

tEStiMONiOS

MÚSiCA

ARtE

GRÁFiCOS

DOCUMENtOS

Una vez que se tomaban las declaraciones necesarias, y cuando estaba por rebasarse la capacidad física de la instalación (del Centro Clandestino de Detención que funcionara en el Servicio de Informaciones), los hombres eran trasladados a la cárcel de Coronda, por orden y conocimiento del Comando del II Cuerpo.

Cuando yo salí en libertad, cuando llegamos acá, era un traslado grande de un ómnibus, dos ómnibus eran. (…) Nos hicieron entrar ahí y esperar. Y ahí fue cuando apareció Galtieri, nos hizo una conversación (…) nos decía que se nos daba otra oportunidad para rehacer nuestras vidas, pero que ellos nos estaban controlando, que pensemos bien lo que hacemos porque en cualquier situación comprometida o sospechosa que se nos encon-trara… y ahí no dijo nada más, pero hizo el gesto con la mano, de izquierda a derecha a la altura de la cintura, imitando una ráfaga de ametralladora.

SOBRE LOS COnCEjOS DE GUERRA AGUSTÍN FACED

SOBRE EL DISCURSO FInAL LELIA FERRARESE

Galtieri nos preguntó los nombres uno por uno. Cuando llegó mi turno me hizo una perorata sobre su satisfacción de darme libertad en nombre del Presidente de los argentinos, el Gral. Videla. Me aconsejó que recordara siempre los colores de nuestra bandera «que cubren el cielo de nuestra Patria». Dijo que fuera a mi casa, que ayudara a mi nuera a cuidar a sus hijas y, para colmo de ironías, me pidió que olvidara todo lo que había pasado y que no odiara al Ejército. Yo quiero hacer respon-sable a Galtieri de la destrucción de mi familia.

Hacia fines de junio viene al lugar Galtieri. Ese día nos dieron mate cocido con azúcar y nos hicieron bañar. El Comandante entrevistó a cada uno personalmente. A mí me preguntó si sabía quién era él; me dijo que era la única persona que podía decidir sobre mi vida

Agente de la sección de mantenimiento de los vehículos empleados por el servicio de Informaciones desde 1976 a 1978.

En el año 1977, aproximadamente, fueron saca-das 7 personas del Servicio de Informaciones... y se los traslada hasta Ibarlucea (localidad cer-cana a Rosario) bajo el pretexto de que serían trasladados a Coronda. Estos individuos no eran legales, estaban por izquierda; no estaban asen-tados en ningún Libro de Entradas ni nada por el estilo, habían sido detenidos 2 ó 3 días antes.

Una vez en Ibarlucea se los hace descender cerca de la comisaría de esa localidad, más o menos 150 metros antes y los acribillan a balazos. En esa oportunidad estaba Feced, que comandaba todo y les grita a los empleados que estaban dentro de la comi-saría y él mismo balea todo el frente del edificio con una ametralladora a los fines de hacer creer que era un intento de copamiento de la Seccional. Yo estaba en esa oportunidad y pude ver todo lo que pasó...

SOBRE EL DISCURSO FInALJUANA ELbA FERRARO DE bETTANÍN

nUnCA MáS, páG 202ADRIANA ARCE

nUnCA MáS, páG 202CARLOS PEDRO DAwYDOwYz

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ChacoDependiente de la VII brigada de Infantería con asiento en la ciudad de Corrientes, las opera-ciones represivas se coordinaron a través de la brigada de Investigaciones de Resistencia. Goya A mediados de mayo de 1977 empezó a fun-cionar en la ciudad de Goya un CCD depen-diente del batallón de Comunicaciones 121. FormosaLos CCD que funcionaron en la provincia de Formosa fueron el RIM29 (Regimiento de Infan-tería de Monte Nº29), con asiento en Formosa y la «Escuelita» de San Antonio, instalada en la División de Cuatrerismo de la Policía Provincial. MisionesEscuadrón 8 «Alto Uruguay» de Gendarme-ría Nacional, la «Casita» cercana al Rowing Club de Posadas, el Servicio de Informacio-nes de la Policía Provincial, la Comisaría 1a y la Delegación de la Policía Federal. Santa Febrigada de Investigaciones, lugar de recepción de detenidos, tanto de la capital como de zonas aledañas. Luego de un corto proceso de «ablan-damiento», eran conducidos a la Comisaría 4ta, el Centro de Reunión de Información (CRI) del área. Cuando el número de detenidos así lo requería, al-gunos eran derivados a un local de la UDA (Unión de Docentes Argentinos), que no era ocupado por el gremio, y se convirtió en una especie de «aguantadero» para detenidos clandestinos.El final del circuito era la Guardia de Infantería Re-forzada, desde donde generalmente eran legaliza-dos y remitidos a una cárcel legal, o bien liberados.

OTROS CEnTROS CLAnDESTInOS DEpEnDIEnTES DEL II CUERpO DE EjéRCITO

pIDEn COMpRAR Ex SEDE DEL II CUERpOUn inmueble con historia

El radicalismo presentó un proyecto de decreto por el que propicia se autorice al Departamento Ejecutivo para la adquisición de la propiedad donde estaba el II Cuerpo de Ejército durante la última dictadura, en Moreno y Córdo-ba, para destinarla a sede definitiva del Museo de la Memoria de Rosario.

La propuesta suscribe, entre otros, el titular de la bancada radical Án-gel D’Ambrosio –requiere que el Ejecutivo «en un plazo perentorio inicie las gestiones entre la empresa inmobiliaria que tiene a su cargo la vivienda de Moreno y Córdoba, a los fines de acceder a la propiedad de la misma a través de adquisición, leasing o forma que considere la más oportuna a los intereses municipales y a los fines de concretar dicha operación con el fin de destinarla previo trabajo de restauración y reciclaje que respeten su arquitectura origi-nal, a sede del Museo de la Memoria.

Se propicia autorizar al Departamento Ejecutivo a utilizar dinero prove-niente del Fondo de Preservación Urbanística en razón del interés arquitec-tónico y cultural del inmueble, obra del arquitecto Ermete De Lorenzi y reco-mienda el urgente tratamiento del decreto dado que actualmente el predio está en oferta pública.

El inmueble se encuentra en disponibilidad para su alquiler o eventual compra y fue sede en los años del terrorismo de Estado del II Cuerpo de Ejér-cito desde donde se ordenaron muchos de los aberrantes procedimientos que dieron origen a la muerte y desaparición de personas.»

ROSARIO/12MARTES 4 DE MARzO DE 1998

Escrache Rock&Feller's. 24 de Marzo 2006. Ileana Alejandro.

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En EL nOMBRE DE LOS AUSEnTESPor Guillermo Zysman.

Rosario no olvida. Y desde anoche tiene su Museo de la Memoria inaugu-rado. Ante una multitud que se concentró en la esquina de Córdoba y Moreno, el gobernador Hermes binner y el intendente Miguel Lifschitz encabezaron el acto que dejó formalmente habilitado el espacio que recuerda la violación de los Derechos Humanos en la última dictadura en lo que fuera la sede del II Cuerpo de Ejército durante aquellos años en la ciudad.

«Hemos construido un Museo para que el nombre de los ausentes, aque-llos que fueron arrebatados por la violencia homicida del Estado, no sean de-vorados por el olvido. Quisimos que su juventud, su templanza, sus visiones del mundo quedaran resguardadas entre estas paredes», destacó el director del Museo, Rubén Chababo.

Chababo recordó que durante «años en estas puertas que hoy abrimos de par en par, madres, padres y hermanos llegaron en búsqueda de una verdad que les fue negada». Más adelante destacó la tarea de reconstrucción de «esta casa en un sitio para la reflexión, piedra por piedra, baldosa por baldosa para que sirva de testimonio de cuán frágil es la condición humana y cuán responsables somos cada uno de nosotros de su cuidado».

«Hemos construido el Museo», continuó, «a partir de preguntas, de interro-gantes, en base a un puñado de certezas. Construimos este edificio para que lo mejor y lo más oscuro de la condición humana queden aquí reflejados, pero por sobre todas las cosas para que este edificio sea la prueba inquebrantable de nuestra desconfianza ante cualquier proyecto político que no visualice a la dignidad humana en el primer punto de su agenda».

Emocionado, binner recorrió el Museo y recordó ante Rosario/12 que cuando se presentó el proyecto en el Concejo «por parte del concejal Luna, lo apoyamos, le dimos impulso y luego, hicimos todas las gestiones ante la provincia para que este maravilloso proyecto cultural y educativo se concrete y sea la realidad que hoy estamos viendo, para que nuestros jóvenes vengan y conozcan lo que pasó en aquella época, y para que no vuelva a suceder».

Lifschitz comentó que la negociación con el antiguo propietario de la vieja casona donde funcionó el II Cuerpo de Ejército «fue una de las primeras de-cisiones políticas que tuve que adoptar al asumir la intendencia. Negociamos, llegamos a un acuerdo y compramos el inmueble y con mucha satisfacción lo estamos inaugurando. Para el intendente el espacio habilitado «es un lu-gar para generar conciencia, pensado para todos pero en particular para las generaciones que no vivieron aquella tragedia». El jefe comunal destacó «el mensaje de tolerancia que promueve el Museo pese a tener que abordar las atrocidades cometidas por el Estado en la dictadura».

ROSARIO/12SÁbADO 18 DE DICIEMbRE DE 2010

DIpUTADOS ApROBó LA ExpROpIACIón DEL COMAnDO

Una deuda menos con el pasado

La Cámara de Diputados aprobó ayer la ley para expropiar un símbolo de la dictadura comparable a la Escuela de Mecánica de la Armada y convertirlo en Museo de la Memoria: la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército en los años del terror, en Moreno y Córdoba, donde el ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri era dueño de vidas y muertes. Votos a favor: 47. Votos en contra: 2. Un resultado que dividió aguas entre justicialistas, radicales y socialistas –mayoría holgada– y los demoprogresistas Carlos Favario y Miguel bullrich, quienes re-chazaron el proyecto con chicanas y argucias como para acentuar aquella cola-boración con el proceso. Los desaparecidos y el terrorismo de Estado parecían presidir el debate. «Quizás muchos de ellos tendrían que estar aquí, en lugar nuestro, votando esta ley», se sinceró el jefe del bloque del PJ, Ariel Ugalde, con temblor en su voz.

Ugalde reivindicó la pertenencia política de los caídos en la guerra sucia: «Muchos de los desaparecidos pertenecían a la juventud de nuestro partido», afirmó. «Quizás quisiéramos olvidar, pero no lo haremos por los compañeros desaparecidos, que son muchos. Pertenecemos a una generación que padeció el terrorismo de Estado, la tortura, el secuestro, la desaparición de personas. Muchos intelectuales y luchadores hoy no están, quizás muchos de ellos ten-drían que estar aquí en lugar nuestro», dijo el legislador, quien reivindicó «el trabajo realizado por mucha gente, pero fundamentalmente de Rosario, para tratar de simbolizar en ese espacio (la ex sede del II Cuerpo de Ejército) lo que fue nuestro pasado». «Porque aunque quisiéramos olvidarnos no lo podemos hacer. No queremos perder la memoria».

El diputado del PSP, Eduardo Di Pollina, subrayó la «trascendencia» de esta ley que «resume el trabajo de muchísima gente, de organismos de Derechos Humanos, trabajadores de prensa, de concejales de la ciudad de Rosario que sancionaron la ordenanza correspondiente para habilitar al Ejecutivo municipal a expropiar el inmueble que fuera el lugar donde Galtieri, durante los años del terror, detuviera y desapareciera a cantidad de argentinos. Este símbolo debe ser utilizado para no olvidarnos nunca más de los 30.000 desaparecidos.

ROSARIO/12VIERNES 17 DE MAYO DE 2002

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«Parece un sueño, pero es la realidad , demuestra que 33 años de lucha no fueron en vano», se emocionó en el escenario Norma Vermeulen, de Ma-dres de Plaza de Mayo. Hizo mención al peregrinar «de un pequeño grupo de familiares que veníamos en el 77 a este lugar, para saber dónde estaban nuestros familiares y recibíamos una humillante respuesta de los militares, de quienes impartían las órdenes para que cometieran las peores atrocidades en los Centros Clandestinos de Detención». Mencionó con nombre y apellido a algunos de los más ilustres militantes de estos años. «Ellos deben estar felices de este logro», dijo al final. «Madres de la Plaza, el pueblo las abraza», la ovacionó la multitud.

UnA MULTITUD En LA InAUGURACIón DEL MUSEO DE LA MEMORIApor Laura Vilche.

Una multitud asistió a la apertura del Museo de la Memoria, en Moreno y Córdoba. Hubo música, presentaciones, discursos y homenajes. Y los rosarinos hicieron cola para recorrerlo. el interior

Recorrer el museo conmueve. Y anoche se formaron largas colas para ingresar. Las obras que se instalaron en sus espacios son tan cuidadas y ex-quisitas como el edificio que les da cobijo. En la planta baja, la obra de Dante Tapparelli se impone desde el centro de la sala hacia lo alto. Es una especie de torá gigante donde, entre otros escritos, figura el último discurso del ex presidente de Chile, Salvador Allende. En un patio se escucha la voz de una maestra que toma asistencia a niños: algunos están, otros ya no. De eso da cuenta la obra de Norberto Púzzolo con fotos de chicos apropiados montadas en rompecabezas. En el patio, diez columnas de bronce con los nombres de las víctimas del terrorismo de Estado no dejaban de ser giradas anoche por el público, en lento ritual.

LA CApITALSÁbADO 18 DE DICIEMbRE DE 2010

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SiTUaCiÓNDiLEMÁtiCA

GrUpO 1: Voces en contra de la instalación del Museo de la Memoria de Rosario en la ex sede del II Cuerpo de Ejército.

CARTA DE LECTORES: MUSEO DE LA MEMORIALa Capital, lunes 23 de junio de 2003

En Rosario ya existe el Museo de la Memoria, con sede en la ex estación Rosario Norte, pero ahora hay un proyecto en la Intendencia para trasladar-lo al edificio de Moreno y Córdoba, que entonces debería expropiarse. Este proyecto podrá servirles a algunos políticos para figurar como defensores de los Derechos Humanos, pero parece que les importa más la ideología que la realidad, porque la expropiación costaría una gran suma que se podría emplear en verdaderas necesidades. Ahora el Museo está en una buena ubicación, en cambio el lujoso edificio que se expropiaría resulta poco apropiado, ya que se encuentra en una zona de recreación y desarrollo comercial, poco compatibles con los tristes recuerdos que lleva un museo de estas características (…).

Alberto bruno

CARTA DE LECTORES: nO nOS pRIVEn DEL BAR TEMáTICOLa Capital, 13 de julio de 2004

Parece que para satisfacer la ideología de unos pocos resolvieron privar-nos a la fuerza a todos los rosarinos del único bar temático, de Córdoba y Moreno, para trasladar el Museo de la «Desmemoria», sin tener en cuenta lo que todos pensamos.

El director de este museo dijo que ésto se hará más allá de que haya gente que no lo comparta porque lo permite la democracia. Que un grupo con acce-so a cargos políticos se apropie de un local que usamos todos los rosarinos apolíticos para recreación no es democracia, es totalitarismo.

Gastar unos tres millones de pesos para destruir un inmueble para mos-trar un lado parcial de la historia, que fue justamente la subversión que dio origen a la dictadura, es un despropósito con las necesidades prioritarias que tiene la ciudad. Podrían usar esos fondos para pavimento, cloacas, comedores o viviendas. Podrían organizar una consulta popular para que la gente opine, porque tomaron una decisión pese a las opiniones en contra, según hemos podido leer en las cartas de La Capital y otros artículos en distintos medios.

Se habla de los excesos que sin duda hubo durante la dictadura, pero se oculta deliberadamente los sucesos que la precedieron. Habría que ver qué se dice en las escuelas de esta época nefasta que nos tocó vivir. Para lograr una verdadera pacificación hay que hablar de todo lo sucedido. Si no es así, pode-mos pensar que lo que se busca es la revancha e imposición de la ideología como en todas las dictaduras.

Entre tanta desmemoria, se deberían destacar todas las muertes que los mal llamados «idealistas» causaron, como la kiosquera que murió por las ba-las de los subversivos a tres cuadras del bar temático. También habría que recordar la voladura de dos clubes uno instalado en Fisherton y otro en barrio Martin, entre otros hechos delictivos de suma gravedad. El que debe saber la verdad histórica puede consultar los archivos de todos los medios de prensa

Desde 1998, cuando fuera propuesta la casona de Moreno y Cór-doba, donde funcionó la sede del II Cuerpo de Ejército, para la instalación definitiva del Museo de la Memoria de Rosario, los debates sobre dónde localizar el museo se multiplicaron en di-versos medios públicos.

El 16 mayo de 2002 la Cámara de Diputados aprobó una ley para expropiar el inmueble y convertirlo en el Museo, 47 represen-tantes del pueblo votaron a favor de la iniciativa y 2 votaron en contra.

A continuación transcribimos algunos de los argumentos que circularon en los medios a favor y en contra de la iniciativa. Les proponemos que primero lean en grupos las posiciones a favor y en contra de la instalación del Museo de la Memoria de Rosario en la casona de Córdoba y Moreno y que detecten las principales argumentos que defienden una y otra postura.

Luego, les proponemos que un grupo exponga y defienda uno de los puntos de vista y otro grupo el contrario llevando a cabo una dramatización del debate en la que puedan, a medida que se desarrolla, ir elaborando nuevos argumentos.

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del país, desde el 24 de marzo de 1976 hacia atrás. Esperemos que la compra de Moreno y Córdoba no se efectúe, no sólo por el gasto innecesario sino por-que sólo conseguirían separar más a la sociedad.

Susana Cabal.

GrUpO 2: Voces a favor de la instalación del Museo de la Memoria de Rosario en la ex sede del II Cuerpo de Ejército.

CARTA DE LECTORES: MUSEO DE LA MEMORIARosario/12. miércoles 30 de marzo de 2005

Muchas veces pasaba caminando por el Rock & Feller’s (paradigmático el nombre, uno después se da cuenta) y me preguntaba qué es lo que buscaban los que querían construir ahí un Museo de la Memoria, y no encontraba una respuesta que me dejase conforme. No entendía para qué no por qué había gente que reclamaba fervientemente en vez de aquel bar del primer mundo (una vez que algo bueno llegaba me decía) un museo de algo que pasó hace mucho tiempo y de lo que generalmente (y ahí ya empieza el dolor) poco se habla en cualquier familia de la ciudad. Encima –me decía- el bar da trabajo a mucha gente, es un bar agradable, el happy hours está buenísimo. Tenía 22 años cuando seguía ese razonamiento. Han pasado cinco años, hoy tengo 27, y algo se modi-ficó en mí. Hoy entiendo por qué en ese lugar si hay algo que no puede haber es una bar con ese nombre. Es como una tomada de pelo a lo grande, una cargada infame, un insulto, un error. Resulta que un día veo y escucho por televisión una entrevista a un funcionario alemán hablando de por qué en medio de la Alemania occidental actual, cerca de la estación central de trenes (y ahora no recuerdo el nombre pero sí lo que dijo), se conservaban intactos los lugares donde eran guardados los judíos antes de ser trasladados a los campos de concentración, y decía: «Porque un pueblo sin memoria no puede dejar el pasado y no puede crecer, porque cada vez que pasamos por acá todos los alemanes nos tenemos que acordar de las muertes, el dolor y el desprecio que todos como sociedad tu-vimos con otros seres humanos iguales a nosotros. Es una manera de reconocer que nos equivocamos y que lo que pasó es serio, y le brindamos nuestro respeto, es una forma de tenerlo presente cada día para que no nos olvidemos de que efectivamente ahí, en esos lugares, se amontonaba la gente para mandarlas a asesinar impunemente en nombre de…»

Acá vinieron a restablecer el orden y en nombre de eso todos sabemos lo que pasó (¿todos sabemos lo que pasó?). Creo que es un ejemplo a seguir. Mal no les fue a los alemanes. Les costó mucho más muertos que a nosotros, pero el hecho es el mismo: sin memoria nos hundimos en la ignorancia, en la propa-ganda de turno, en la confusión, y terminamos dominados peleándonos entre nosotros mismos.

Sin memoria no hay justicia. Sin memoria no hay igualdad.Sin memoria nos sentamos en el Rock & Feller’s a tomar algo sin darnos

cuenta (o sí) de que en verdad poco nos importa la memoria si hay plata para pagar la cuenta.

Juan Manuel Oleaga.

OpInIón: BAR TEMáTICO VS. MEMORIA COLECTIVALa Capital, 28 de julio de 2004

La lectora Susana Cabal ha peticionado, en la edición del martes 13 de julio de La Capital, no ser privada del bar temático de Moreno y Córdoba, ac-tualmente proyectado para el funcionamiento de un museo de la memoria que recuerde los trágicos y sangrientos años de la pasada dictadura militar. Sus reflexiones han traído a mi memoria aquellos trágicos momentos de nuestra historia, cuando eran moneda diaria y corriente, por parte de las Fuerzas de Seguridad, es decir del Estado, las muertes, los secuestros, las desapariciones de personas, inocentes o no, el latrocinio, las torturas y, entre otros horrores, la apropiación indebida de menores, algunos de ellos nacidos durante el cau-tiverio de sus madres…

Recuerdo aún con horror el ulular de las sirenas de los móviles policiales y de las Fuerzas Armadas y el desplazamiento de los temibles y lamentablemen-te famosos «Falcon verdes», en medio de la noche rosarina, haciendo redadas, allanamientos o «traslados» de detenidos que al rato aparecían muertos en supuestos y fabricados «enfrentamientos» jamás investigados.

(…) Por tales breves razones, fundadas en hechos notorios, con un propósito exclusivamente docente, sin que implique propiciar el rencor o fomentar el odio o divisiones entre los distintos sectores de nuestra sociedad, cabe aplaudir la iniciativa de este museo, el cual sin duda alentará a las jóvenes o futuras gene-raciones a bregar porque «nunca más» se repita la señalada y nefasta historia.

Dos últimas reflexiones: los $3.000.000 que demandará la inversión de nuestro museo se verán plenamente justificados si con ello se llegara a evitar una sola muerte, un solo secuestro, o una sola sesión de tortura o con un solo niño que se salva de ser privado de su identidad. Y que el «bar temático» jamás podrá tener «tema» más trascendente para la sociedad que el que seguramen-te tendrá el proyectado Museo de la Memoria.

Oscar Norberto Russo.(ex presidente del Colegio de Abogados de Rosario)

COnSIGnACOMpLEMEnTARIA

Discutan alrededor de las siguientes palabras o sintagmas que aparecen en las distintas fuentes que integran este capítulo: «los rosarinos apolíticos», «excesos», «verdadera pacificación», «sub-versivos», «traslados», «guerra sucia».

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