la cartografía corológica con niveles de abundancia: otra
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Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 169
C A P Í T U L O 7
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La cartografía corológica con niveles de abundancia:
otra forma de representar y observar el paisaje vegetal41
Juan Javier García-Abad Alonso42
INTRODUCCIÓN
El modo de representar el componente vegetal del territorio ha sido una cuestión
que ha estado siempre muy unida a la labor investigadora en Fitogeografía. Es bien sabido
que un aspecto tan estrictamente técnico como este ha acompañado permanentemente a
los contenidos y resultados de análisis y estudios que sobre el paisaje vegetal, la Geografía
de la Vegetación y de las Plantas se han venido realizando desde los albores del desarrollo
de esa disciplina. Recuérdese al respecto la conocida ilustración “Tableau physique des
Andes et Pays voisins” (HUMBOLDT; BONPLAND, 1807), en la que entre otros aspectos se
representaban distribuciones.
Son muchas las posibilidades ensayadas y practicadas hasta ahora. Mapas de
coropletas, de manchas, de puntos, bloques diagrama, figuraciones, perfiles, entre otras
representaciones, con diferentes perspectivas y tecnologías en la toma de datos,
clasificaciones, dinámicas, escalas, esquemas, formatos, fuentes, pirámides, resoluciones,
soportes, transectos, unidades territoriales; así como con distintos fines y postulados
metodológicos, han proliferado a la hora de representar las variadas manifestaciones del
paisaje vegetal en los dos últimos siglos (KÜCHLER, 1967; UNESCO, 1973; PANAREDA, 1996;
ALEXANDER; MILLINGTON, 2000; MEAZA, 2000; BOURNÉRIAS et al., 2001; PANAREDA; SANS,
2002; BOHN et al., 2000-2003, 2005; LE FLOC’H, 2007; MAESTRE et al., 2008; PEINADO et al.,
2008; MARCO, 2010; ELZINGA et al., 2011; PEDROTTI, 2011; MOLLÁ, 2012, PANAREDA;
BOCCIO, 2012; PABLO, DE et al., 2014; RODRÍGUEZ; CASTAÑÓN, 2016; CAUDULLO et al., 2017;
EDLER et al., 2017; por citar una muestra de entre decenas de miles posibles).
41 Forma parte del Proyecto “Valoración del paisaje vegetal como patrimonio natural, histórico y cultural. Aplicación en localidades y sectores representativos de La Alcarria Occidental de Guadalajara” (POII-2014-019-A), cofinanciado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Castilla-La Mancha y FEDER. 42 Unidad Docente de Geografía Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente. Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Alcalá. E-mail: [email protected]
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En relación con la Geografía de las Plantas, en las últimas décadas se ha generalizado
la representación de la presencia y distribución de poblaciones de taxones de manera
aislada (mapas corológicos). Pese al carácter analítico, separativo y especialmente concreto
de este planteamiento, no deja de ser otra forma de mostrar la realidad del paisaje vegetal.
En este caso, debe hacerse un ejercicio de abstracción conceptual que transgrede el hecho
de que, salvo excepciones, las plantas ocupan el espacio en comunidad (WELTEN; SUTTER,
1982; PANAREDA; NUET, 1981; NUET; PANAREDA, 1991-93; MÜLLER, 1996; PANAREDA,
1996; MEAZA, 2000; MARCO et al., 2006; GARCÍA-ABAD et al., 2007; MAESTRE et al., 2008;
HAWKSFORD et al., 2011; MOTA et al., 2011; PEDROTTI, 2011; GENT; WILSON, 2013;
MARTÍNEZ, 2014; por citar otra muestra de entre miles posibles).
Este enfoque autoecológico frente al sinecológico o, si se prefiere, poblacional
frente al biocenótico no deja sin embargo de hacer entendibles aspectos que explican el
revestimiento integrado del tapiz vegetal. Por poner un ejemplo, en Suiza, a partir de una
base de datos florística digitalizada generada con aquel enfoque, WOHLGEMUTH (1993)
analizó los diversos factores que influyen en la fitodiversidad, comparando el número de
especies por unidad cartográfica y estableciendo una prelación de los mismos. Y para
mostrar datos y resultados se sirvió, entre otros modos de representación, de mapas de
diversidad florística con círculos de diferente tamaño ubicados en centroides de unidades
territoriales de extensión poco dispar que cubrían todo el país. Ciertamente, esos mapas
ilustraban visualmente, en tanto que imágenes, aspectos del paisaje vegetal que no son
observables directamente sobre el terreno. Su utilidad, pues, era innegable.
Lo más habitual es que los mapas corológicos utilicen una red cartográfica regular
con unidades de igual tamaño como base geográfica de referencia. El atributo en cada una
se puede expresar con diferentes variables visuales, aunque suele ser el círculo o punto el
más empleado, y la propiedad expresada suele ser casi siempre la presencia constatada o
no (presunta ausencia) de la planta en la unidad. De este modo se representan
distribuciones de plantas, generándose un mapa por cada una de ellas. Comparativamente
con los miles mencionados, en muy pocos trabajos se añade algún atributo más: número
de poblaciones encontradas (GÓMEZ, 2015), número de localidades donde se ha
encontrado (MÜLLER, 1996), frecuencia de hallazgos (MARTÍNEZ, 2014) o abundancia
relativa de la planta en esa unidad (PANAREDA; NUET, 1983; WELTEN; SUTTER, 1982;
NUET; PANAREDA, 1991-93; LONGARES, 1997; PANAREDA et al., 1997; ESCUER, 1998;
MARCO et al., 2002; TORALLAS; ALEMANY, 2002; GARCÍA-ABAD, 2002, 2016; entre algunas
muy pocas decenas más).
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OBJETIVOS
Con el fin de seguir avanzando en estudios fitogeográficos que paralelamente lleven
implícitos desarrollos técnicos de representación acordes con los métodos empleados en
el levantamiento de datos, el presente trabajo tiene los siguientes objetivos: a) exponer el
estado actual del estudio de Geografía de las Plantas que se está realizando en una región
natural del centro de la Península Ibérica (España); b) dar a conocer una variante de
representación de datos corológicos vasculares que, a partir del método tradicional de
puntos de presencia de taxones en recintos UTM, incorpora además información sobre su
abundancia relativa, aspecto que sin ser nuevo es muy poco utilizado todavía; c) ilustrar
con una tabla y varios mapas una parte del proceso metodológico de inventario, basado en
muestreo y empleo de la técnica de “upscaling”; d) mostrar un avance de distribuciones
provisionales de las doce plantas más abundantes que se han detectado en las campañas
de inventario realizadas hasta ahora en el área de estudio; e) añadir distribuciones de
tres taxones muy abundantes y frecuentes a las ya mostradas en un trabajo anterior
(GARCÍA-ABAD, 2016); y f) comentar fitogeográficamente algunos resultados y
reflexionar sobre la bondad de esos postulados y la conveniencia de seguir desarrollando
estudios con estos planteamientos técnico-metodológicos.
MATERIALES Y MÉTODOS
El área de estudio son las Unidades Neógenas Orientales de la Depresión del Tajo
(UNODETAJO, a partir de ahora), región natural a oriente de Madrid capital, delimitada con
criterios geológicos y geomorfológicos. Su descripción y caracterización geográficas se
expusieron en GARCÍA-ABAD et al. (2018). Su situación general se muestra en la Figura 1 y
su delimitación detallada en la Figura 2.
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Figura 1 - Mapa de situación del área de estudio dentro de España y sus provincias: Unidades Neógenas Orientales de la Depresión del Tajo (acrónimo: UNODETAJO)
Fuente: Elaboración propia.
Se aplica un método de inventario florístico con fines geográficos, basado en
trabajos de campo que rastrean de manera exhaustiva cuadrículas UTM de 1×1 km,
anotando datos sobre la presencia y abundancia relativa de taxones vasculares, entre otros
tipos de información.
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Figura 2. Delimitación del área de estudio (UNODETAJO) porlos perímetros deCuadrados de 10×10m y Cuadrículas de 1×1 km de la Red UTM. Atiéndase a las de Utande y Ambite en su interior
Fuente: Elaboración propia.
Sus postulados generales y particulares están expuestos en GARCÍA-ABAD (2015) y
GARCÍA-ABAD et al. (2009, 2015). Se plantean dos proyectos corológicos con diferentes
estrategias. Uno cubre dos territorios de reducido tamaño (≤ 100 km²) y el otro un territorio
amplio (UNODETAJO, casi 12.000 km²). El primero es un proyecto a escala local, en donde se
inventarían todas las cuadrículas de 1 km² involucradas, de modo que cubren esos territorios
de manera exhaustiva y completa (GARCÍA-ABAD, 2015, 2016). Ya están finalizados y han
consistido en dos Cuadrados UTM de 10×10 km que se incluyen dentro de UNODETAJO
(Utande, al Norte; y Ambite, en el Centro; Figura 2). El segundo es un proyecto a escala regional
que consiste en un muestreo aleatorio geográficamente estratificado de inventarios en
cuadrículas UTM de 1×1 km diferentes (algunas son incompletas, cuando están en el borde de
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área). Está en fase de ejecución y se realiza en campañas sucesivas (GARCÍA-ABAD et al., 2015
y 2018). En cada una se sortea una cuadrícula 1×1 km dentro de cada cuadrado de 10×10 km,
de modo que dentro de este se halle en un cuadrante de 5×5 km diferente al de la campaña
anterior/posterior. Cuando estos Cuadrados de 100 km², por ser limítrofes, abarcan tres
cuadrantes de 25 km² o menos, se acomoda el criterio para que en cada cuadrado se inventaríe
una cuadrícula de 1 km² por campaña. UNODETAJO se inscribe en 162 de esos cuadrados,
completos o incompletos, estando previsto hacer hasta cuatro campañas para culminar un
muestreo de una cuadrícula de 1×1 km por cada cuadrante de 25 km².
Ambas estrategias permiten mostrar resultados en cuatro resoluciones: 1, 4, 25 y 100
km², según se confeccionen mapas de distribuciones con recintos de 1×1, 2×2, 5×5, 10×10
km, respectivamente. Partiendo de los datos originales, con máxima resolución (1 km²), se
efectúan operaciones de “upscaling” que consisten en derivar por síntesis mapas de
menor resolución (HENLE et al., 2014), lo que conlleva aumentar la unidad espacial
mínima de información y representación. El método implica hacer listados de todos los
taxones (principalmente con rango de especie) que se encuentran en cada recinto de 1
km² inventariado, de modo que acumulando los avistamientos pueden obtenerse
conteos de la riqueza florística constatada en aquel. También se obtiene para cada taxón
la frecuencia, que consiste en computar el número de unidades inventariadas donde se
ha encontrado (cuadrículas, cuadrantes o cuadrados). Además se toman datos de la
abundancia relativa (AR, a partir de ahora) de cada planta en el recinto, partiendo de
cinco categorías iniciales: localizada rarísima a muy rara, localizada rara a común, muy
común o frecuente, abundante y muy abundante. A ellas se le asignan valores
cuantificables (0,01; 0,1; 0,25; 0,5 y 1, respectivamente). En ambos proyectos (local y
regional), con esos valores de AR se calculan dos índices de ocupación territorial de las
plantas y de la flora. Uno de ellos se denomina “Índice de Ocupación de la Planta” (IOP, a
partir de ahora). Consiste en que, al aplicar el “upscaling”, se obtienen por las sumas de
AR en las cuadrículas inventariadas un valor acumulado de cada taxón en los recintos
sucesivamente más grandes y en el conjunto del territorio estudiado. Estos suponen ya
datos sintéticos con los que se derivan nuevas categorías de AR (GARCÍA-ABAD, 2016,
Tabla 1, p. 90), diferentes según la resolución cartográfica empleada en los mapas de
distribución (hasta nueve categorías). Con los valores de frecuencia e IOP, en orden
decreciente de los valores, se pueden establecer clasificaciones de plantas.
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RESULTADOS
El presente trabajo recoge para UNODETAJO datos de las dos primeras campañas,
más lo avanzado hasta ahora (31 de dezembro 2017) en la tercera, sin que ésta haya sido
todavía completada. Ello implica que en todas las cuadrículas de 10×10 km se han
inventariado al menos dos cuadrículas de 1 km² diferentes y que, en la mayor parte de los
casos, se ha visitado además una tercera; no estando pues equilibrados los resultados del
todo. Resultan, así, un total de 443 visitas a cuadrículas de 1 km². El balance detallado se
muestra en la Tabla 1.
Tabla 1 - Balance de campañas de inventario y visitas a recintos U.T.M. empleadas en los mapas corológicos
de UNODETAJO que se presentan más adelante
CAMPAÑAS DE INVENTARIO → →→ 1ª 2ª 3ª
Número de Cuadrados de 100 km² cubiertos 162 162 119
Número acumulado de visitas a cuadrantes de 25 km² 162 314 416
Número acumulado de visitas a cuadrículas de 4 km² 162 316 430
Número acumulado de visitas a cuadrículas de 1 km² 162 324 443
Fuente: Elaboración propia.
En este trabajo se ha contemplado el contingente de Plantas Permanentemente
Visibles y Reconocibles, que son las que pueden avistarse e identificarse sin restricciones
fenológicas durante todo el año (GARCÍA-ABAD, 2015, p. 509). Supone tan solo entre una
tercera y una cuarta parte de toda la flora. En el proyecto local, el número de taxones y
agrupaciones de taxones43 detectado fue de 294 en Utande y de 269 en Ambite. En
UNODETAJO, a falta de una depuración restrictiva pendiente de realizar, su cómputo hasta
ahora es de 457. Tras los inventarios, se puede confeccionar un mapa de distribución por
cada planta avistada en los trabajos de campo y por cada resolución cartográfica. Son
distribuciones incompletas todavía y, por tanto, provisionales. Pero muestran ya en
bastantes casos unas pautas espaciales bastante significativas. Las operaciones de
“upscaling” que sintetizan los datos originales de las tres campañas permiten hacer las
mencionadas clasificaciones de plantas.
43A veces se ha tenido que recurrir por razones estratégicas de operatividad a agrupaciones taxonómicas superiores al rango de especie.
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Se van a presentar las distribuciones provisionales de los 12 taxones (o agrupación
de taxones) más abundantes hasta el momento en UNODETAJO. Para ello, se han efectuado
sendas ordenaciones del conjunto de todas las plantas de aquel contingente, una por IOP
y otra por frecuencia. Así pueden compararse ambas propiedades en las 12 que ocupan las
primeras posiciones en cada una de las dos clasificaciones. Al combinarse estas en
UNODETAJO, son 21 las que destacan por una u otra propiedad, o por coincidir las dos. A
estos taxones se añaden, además, aquellos 12 más abundantes e, igualmente, los 12 más
frecuentes en el cómputo conjunto de los dos territorios del proyecto local (Utande y
Ambite). En este caso, la combinación da lugar a 19 taxones destacables. Finalmente,
combinando los dos proyectos, resultan ser 28 los taxones/agrupaciones más relevantes.
En la Tabla 2 se presenta el resultado obtenido de aplicar tales clasificaciones. En
ella se observan qué taxones de esos 28 son los que ocupan las 12 primeras posiciones
en UNODETAJO, cuyos mapas se exhibirán más adelante (sombreado amarillo). La marca
del escalonado que aparece en la tabla indica que se ordenaron en sentido decreciente
por su IOP. La Tabla 2 da información de varios datos analíticos (valores de IOP y
frecuencia, sus órdenes de posición y la frecuencia con que ocurren en las diferentes
categorías de AR en UNODETAJO; más los órdenes con que ocurrieron en Utande y
Ambite). Destacan en ese grupo las dos primeras plantas, pero por motivos bien
diferentes. En primer lugar, se comprueba cómo la encina (Quercus ilex subsp. ballota)
ocupa el primer lugar. Como es bien sabido, se trata del árbol que da lugar a las
formaciones boscosas naturales más extensas en la Península Ibérica, siendo cabeza de
la serie de vegetación principal. En UNODETAJO coincide tal circunstancia. En segundo
lugar, se comprueba el hecho igualmente bien conocido de que el olivo (Olea europaea),
cultivo leñoso mayoritario en la península, lo sea también en UNODETAJO. No por
casualidad, al hablarse de la relevancia de la fotografía en las representaciones del
paisaje, MOLLÁ trajo a colación una cita de 1956 bien reveladora cuando se hablaba de
los árboles peninsulares más representativos44.
44“la encina, fuerte y de porte majestuoso, como el olímpico Zeus, padre de los dioses; el olivo, emblema de la paz y de la cultura, donde Minerva, la de las palabras aladas, diosa resplandeciente y venerable” (HERNÁNDEZ-PACHECO, citado por MOLLÁ, 2012, p. 70).
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Se observa que 9 de esos 12 taxones ocupaban también el “cuadro de honor” en
el conjunto de los dos Cuadrados de 100 km² de Utande y Ambite. Las distribuciones
definitivas en ellos, una vez se aplicó un criterio similar, fueron mostradas en mapas por
GARCÍA-ABAD (2016), hecho que se destaca en la Tabla 2 con sombreado gris. Por esa alta
coincidencia, se constata que la encina, la aliaga meseteña (Genista scorpius), el tomillo
común (Thymus vulgaris), la koeleria común (Koeleria vallesiana), el romero (Rosmarinus
officinalis), la jarilla paniculada (Helianthemum cinereum subsp. rotundifolium), el dáctilo
hispánico (Dactylis hispanica), el tomillo salsero (Thymus zygis subsp. sylvestris) y el lastón
(Brachypodium retusum) son taxones muy relevantes al ocupar más territorio a nivel
regional y ocasionalmente también a nivel local. Se detectan 3 taxones que, no alcanzando
los 12 primeros puestos de ocupación por abundancia en los estudios locales, sin embargo
sí lo hacen en el regional. Se trata del olivo, cardo corredor (Eryngium campestre) y fenal
(Brachyhpodium phoenicoides). Por tal motivo, sus distribuciones en Utande y Ambite se
presentarán más adelante.
De esta manera, junto con los referidos mapas ya confeccionados, se tendrán
representados cartográficamente los 12 taxones más importantes de UNODETAJO en ambos
proyectos y modalidades. La observación de todas sus representaciones cartográficas, por
tanto, permite comparar con bastante detalle y en diferentes modalidades y resoluciones la
capacidad de sus poblaciones en ocupar el territorio y con qué frecuencia.
De resultas de esa Tabla 2, situados escalonadamente por debajo de aquellos, se
detectan otros 9 taxones clasificados en orden decreciente por su frecuencia en UNODETAJO.
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Tabla 2 - Cuadro florístico provisional relevante del paisaje vegetal de UNODETAJO. Datos analíticos.
IOP: Índice de Ocupación de la Planta. V: Valor. O: Orden. AR: Abundancia Relativa. FR: Frecuencia. Categorías de AR. LRR: Localizada rarísima, LMR: Loc. muy rara, LR: Loc. rara, LPC: Loc. poco común, LC: Loc. común, MC: Muy Común, A: Abundante, MA: Muy abundante. La categoría “Abundantísima” no se da ninguno de los casos.
Fuente: Trabajo de campo (2008-2017).
TAXÓN / AGRUPACIÓN
MUESTREO REGIONAL (UNODETAJO) LOCAL
IOP FR AR (resolución 100 km²) - Frecuencia Orden V O V O LRR LMR LR LPC LC MC A MA IOP FR
Quercus ilex subsp. ballota 64,09 1 142 13 13 1 25 44 34 8 9 8 2 3 Olea europaea (cultivado) 60,33 2 138 17 9 0 32 48 19 14 13 3 17 52 Genista scorpius 58,67 3 130 36 6 0 15 55 26 13 13 2 1 5 Thymus vulgaris 58,44 4 132 31 3 0 22 41 38 18 10 0 3 28 Koeleria vallesiana 51,52 5 132 31 2 0 29 54 28 9 7 3 10 28 Rosmarinus officinalis 49,56 6 96 75 8 0 18 25 20 10 10 5 9 56 Helianthemum rotundifolium
47,78 7 129 39 8 0 28 42 33 12 6 0 4 8
Dactylis hispanica 46,63 8 150 2 2 0 19 89 35 4 1 0 8 5 Thymus zygis subsp. sylvestris
44,70 9 145 8 9 0 27 75 22 6 6 0 6 11
Eryngium campestre L. 42,14 10 160 1 1 0 10 143 7 0 0 0 21 1 Brachypodium retusum 40,72 11 88 84 0 0 27 24 19 8 6 4 5 57 Brachypodium phoenicoides 40,64 12 137 20 1 0 21 83 30 1 1 0 26 8
Helichrysum stoechas 32,43 20 150 2 12 1 32 94 12 0 0 0 24 14 Salvia verbenaca 30,81 22 150 2 3 0 39 105 3 0 0 0 40 19 Carlina hispanica 28,25 32 149 5 16 0 42 88 3 0 0 0 25 7 Centaurea ornata 21,95 54 149 5 24 2 59 64 0 0 0 0 66 66 Rumex pulcher subsp. woodsii
14,64 79 148 7 40 17 61 30 0 0 0 0 52 43
Poterium (subgénero) 34,34 17 144 9 0 0 22 118 4 0 0 0 36 28 Dactylis glomerata 26,70 39 144 9 6 0 49 89 0 0 0 0 47 45 Teucrium capitatum 27,21 37 143 11 9 2 47 79 5 1 0 0 53 41 Prunus dulcis (cultivado) 26,47 42 143 11 13 1 44 81 4 0 0 0 58 51
Lavandula latifolia 32,92 19 121 43 12 1 30 47 24 5 2 0 7 22 Quercus faginea 27,21 37 82 91 6 1 26 27 12 4 5 1 11 40 Salvia lavandulifolia 29,56 25 120 46 4 0 26 75 14 1 0 0 12 35
Phlomis lychnitis 33,28 18 142 13 3 0 22 111 6 0 0 0 20 2 Crataegus monogyna 22,34 53 121 43 30 4 32 42 12 1 0 0 19 3 Rosa spp. (género) 18,82 60 134 27 41 3 37 50 3 0 0 0 35 8 Plantago lanceolata 29,17 27 136 24 3 0 34 98 1 0 0 0 32 11
Distribuciones cartografiadas en esta publicación Distribuciones cartografiadas en García-Abad (2016)
Marca del escalonado de los 12 primeros taxones
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En este grupo, pese a estar presentes muchas veces en los Cuadrados UTM de 10×10
km no lo hacen con una especial abundancia. En efecto, el helicriso común (Helichrysum
stoechas), la verbenaca (Salvia verbenaca), la carlina corimbosa (Carlina hipanica), la
centaurea amarilla espinosa (Centaurea ornata), la romaza menor (Rumex pulcher subsp.
woodsii), varias sanguisorbas menores (subgénero Poterium, dentro del género
Sanguisorba), el dáctilo aglomerado (Dactylis glomerata) y la zamarrilla (Teucrium capitatum)
son fáciles de encontrar por casi todo el territorio de UNODETAJO, pero sin formar nutridas
poblaciones o dar lugar a formaciones destacadas fisonómicamente. El caso del almendro
(Prunus dulcis) es diferente por ser un cultivo. Pocas veces se implanta en parcelas y, cuando
se hace, son pequeñas. Lo habitual es colocarlo en setos, lindes y caminos. Se asilvestra con
frecuencia, pudiendo aparecer en ambientes antropogénicos diversos.
Por el otro lado, se observa que hubo 3 taxones que, habiendo alcanzado los 12
primeros puestos en Utande y Ambite, no lo hacen en UNODETAJO. En efecto, el espliego
común (Lavandula latifolia), el roble quejigo (Quercus faginea) y la salvia ibérica (Salvia
lavandulifolia) marcan especificidades en aquellos ámbitos locales frente al conjunto
regional. En el escalonado de la Tabla 2 aparecen ordenados por los valores conjuntos de
IOP alcanzados en ambos Cuadrados de 100 km².
Finalmente, quedan por comentar los cuatro últimos taxones. Son los que
completan en Utande y Ambite el orden de frecuencia de aparición. La candilera (Phlomis
lychnitis), el espino albar (Crataegus monogyna), la agrupación de varios rosales (Rosa spp.)
y el llantén común (Plantago lanceolata) se encuentran con mucha facilidad pero sin
presentar gran abundancia.
Todo este agregado florístico se ha reunido con el fin de tener un cuadro amplio de
plantas que, en el conjunto de estrategias de inventario empleadas (del rastreo exhaustivo
al muestreo), ámbitos territoriales analizados y grados de compleción de los proyectos, han
alcanzado o están alcanzando hasta el momento los valores más relevantes por su nivel de
ocupación del territorio. Ello supone, con todos esos criterios, haber detectado y haber
podido establecer ya con elevada confianza el conjunto florístico primordial del paisaje
vegetal en el área de estudio. Aunque, evidentemente, ese cuadro se matizará algo cuando
se complete la tercera campaña y se ejecute la cuarta, se dispone ya de una buena
aproximación que puede ser de utilidad.
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Muestra de un ejemplo del proceso cartográfico de supraescalado (“upscaling”)
Para ilustrar el proceso metodológico, se muestra un ejemplo de cómo se plasma la
operación cartográfica de “upscaling” en cuatro resoluciones progresivamente menores (1,
4, 25 y 100 km²). Para este trabajo, se propone traducirla en español como“supraescalado”.
Consiste en una operación cartográfica que deriva “por encima” de lo que correspondería
al dato o datos originales la resolución espacial de la unidad mínima de información de la
que se parte. Implica una “amplificación” de aquellos en aras bien de la síntesis informativa,
del aprovechamiento de datos poco numerosos, incompletos o parciales, de la expresividad
visual, o bien de otras circunstancias coyunturales que la puedan hacer aconsejable. Con
semántica aparentemente contradictoria, lleva aparejado “bajar” la resolución, pues
“disminuye” el detalle de la representación.
Se elige la encina para tal fin en razón de su primera posición en la clasificación
de la Tabla 2, ser la planta peninsular principal en ocupación potencial natural del
territorio, la más emblemática cultural y simbólicamente, dar lugar a las formaciones
boscosas más extensas y, en definitiva, aportar una casuística más variada en número
de categorías de AR en UNODETAJO, permitiendo expresar con mayor elocuencia la
ejemplificación que se pretende.
El proceso se inicia con datos originales. Estos son los tomados en el inventario de
la unidad espacial mínima de información (cuadrícula UTM de 1×1 km). Se aplica a ambos
tipos de proyectos (rastreo completo del território y muestral). Expresan dos atributos: a)
la presencia por avistamiento directo de la planta en la unidad de referencia (un criterio
prudente y conservador aconseja interpretar el no avistamiento como “presencia no
constatada” antes que como ausencia); y b) si está presente, la abundancia relativa de la
misma en la unidad espacial visitada. En el primer caso, la presencia se rotula con un círculo
negro, mientras que la presencia no constatada no se rotula, dejando el recinto en blanco.
En el segundo caso, la AR se expresa con círculos de cinco diámetros diferentes, tantos
como categorías de partida hay establecidas de antemano.
En las Figuras 3 y 4 se muestran las distribuciones de la encina en ocho modalidades
diferentes. Para no interferir en la lectura con otras variables propias del paisaje vegetal,
se representa sobre fondo blanco el límite de UNODETAJO, con los contornos
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 181
correspondientes a cada resolución, más los círculos negros de implantación cuando ha
sido avistada. Se acompañan de cartelas que, además de la identificación y de aclaraciones,
exponen algunos datos analíticos. En la Figura 3 se representa la simple presencia en las
cuatro resoluciones, sin aplicar el atributo de abundancia relativa. Este tipo de
representación es el abrumadoramente mayoritario en la Cartografía Corológica que hoy
se puede consultar en artículos, atlas, libros, revistas, visores, webs y demás publicaciones
y medios de divulgación de todo el mundo. En este caso, se ha aplicado un diámetro de
círculo normalizado, de grosor medio-bajo, igual para todos los recintos muestreados cuyo
tamaño se acrecienta según disminuye la resolución por aumento de la unidad de
información mínima. El supraescalado se expresa como una progresión paulatina en tres
grados (3B, 3C y 3D) por encima del original (3A).
En 3A los puntos corresponden a datos originales reducidos a la presencia (1 km²).
En 3B, 3C y 3D se muestran datos derivados por supraescalado progresivo a las resoluciones
menores de 4, 25 y 100 km² respectivamente. En la Figura 3, las leyendas son muy sencillas,
pues solo se indica la presencia como una única categoría. Los recintos en blanco deben
interpretarse como presencias no constatadas (podrían implicar ausencia), o como recintos
no inventariados (3A, 3B y 3C). En el caso de 3D, todos los recintos de 100 km² han sido
inventariados en, al menos, dos cuadrículas de 1 km².
182
Figura 3 - Comparación de la distribución provisional de la encina en cuatro resoluciones espaciales (simple presencia).
Fuente: Trabajo de campo (2008-2017).
En la Figura 4 se representa la presencia más la abundancia relativa. Este tipo de
representación es la abrumadoramente minoritaria en la Cartografía Corológica que hoy se
puede consultar, pues la toma de datos de AR en campo es muy poco habitual debido a
que el levantamiento de tal información implica recorrer de manera sistemática y
exhaustiva el recinto de inventario. Son muy pocos los trabajos corológicos que
implementan este importante atributo. Los tamaños de los círculos aumentan, según
aumenta la AR acumulada tras los inventarios. En 4A, la implantación de puntos
corresponde a los datos originales del muestreo sin reducción alguna. En 4B, 4C y 4D se
muestran los datos derivados por supraescalado en las resoluciones ya mencionadas.
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 183
Los mapas de la Figura 3 son más sencillos, pues permiten que el lector fije su
atención en una sola dimensión geográfica. El mapa 3A muestra, a la misma escala que el
resto, la localización real de los recintos verdaderamente inventariados. El paso de
supraescalado del mapa 3B respecto al 3A apenas aporta impresión de síntesis, por dos
razones: a) la cuadrícula UTM 2×2 km sigue siendo todavía pequeña; y b) son muy pocos
los casos en que dos o más inventarios originales han coincidido por azar en la misma
cuadrícula de 4 km². Pero, en todo caso, contribuye a aclarar un poco esas localizaciones
pues aporta cierta nitidez visual. Los mapas 3C y 3D, sin embargo, propician visualizaciones
sobradamente sintéticas, pues las unidades de referencia ya poseen más entidad
superficial. En 3D se aprecia muy bien cómo la encina está en casi todo el territorio, salvo
en los bordes centro y suroccidentales, en donde su presencia no constatada podría
implicar ausencia en muchos recintos de 1×1 km. La presencia del área urbana de Madrid,
extendida hacia el NE por el Corredor urbano del Henares y hacia el SE hasta Aranjuez,
unido a la mayor alteración del medio por infraestructuras y cultivo explicarían esta clara
pauta de distribución. En parte, factores similares afectan a la distribución de la encina en
la provincia de Alicante, tal y como se observa en el mapa análogo de MARCO et al. (2002).
La modulación progresiva del supraescalado en el sentido que se quiera (hacia atrás o hacia
adelante) de los mapas 3B, 3C y 3D contribuye a detallar dicha pauta.
Pero, obviamente, la Figura 4 es mucho más elocuente al mostrar con más calidad
informativa la realidad que se pretende dilucidar. Los mapas 4C y 4D “hablan por sí solos”,
pues además de la distribución por la presencia detectan gradientes claros por la
abundancia. Destaca, entre otros, el gradiente decreciente que se marca de NE a SW. Pese
a la provisionalidad y no compleción que imponen el método de muestreo y el estado de
las campañas, ya se anuncian con suficiente confianza las tendencias fundamentales de
ocupación del territorio por parte de este taxón.
184
Distribuciones provisionales de los doce taxones más abundantes en
UNODETAJO y otras complementarias en Utande y Ambite
Las Figuras 5, 6 y 7 representan solo mapas con resolución de 100 km², que es la
más sintética tras el proceso de supraescalado. Son distribuciones provisionales, pues
muestran los datos de los que se dispone hasta ahora de los 12 primeros taxones (Tabla 2)
en UNODETAJO, ordenadas de más a menos IOP. La composición en tres bloques de cuatro
plantas cada uno propicia la comparación geográfica entre ellas. Precisamente, este
aspecto debe ser muy cuidado en Corología.
Figura 4 - Comparación de la distribución provisional de la encina en cuatro resoluciones espaciales
(con niveles de abundancia relativa).
Fuente: Trabajo de campo (2008-2017).
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 185
El método permite visualizar distribuciones comparables por elaborarse con el
mismo esfuerzo de inventario e información. Sin embargo, esto no suele ser habitual en
muchos mapas corológicos, lo que puede llevar a lecturas confusas y, en casos extremos, a
interpretaciones equívocas.
Figura 5 - Distribuciones provisionales de encina, olivo, aliaga meseteña y tomillo común.
Fuente: Trabajo de campo (2008-2017).
Los mapas de la Figura 5 (5A, 5B, 5C y 5D) exhiben cuatro situaciones de plantas
frecuentes y muy abundantes que, sin embargo, presentan en mayor o menor grado
especificidades particulares. La bondad de esta cualidad se puede extrapolar a los ocho
mapas restantes de las Figuras 6 y 7.
186
Figura 6 - Distribuciones provisionales de koeleria común, romero, jarilla paniculada y dáctilo.
Fuente: Trabajo de campo, 2008-2017.
Como ejemplos, se aprecia que las distribuciones de presencia y abundancia de la
encina (5A) y koeleria común (6A) se parecen bastante, aunque la primera tiene más
cubrimiento; así como las del dáctilo hispánico (6D) y cardo corredor (7B), siendo el primero
algo más abundante que el segundo.
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 187
Figura 7 - Distribuciones provisionales de tomillo salsero, cardo corredor, lastón y fenal.
Fuente: Trabajo de campo, 2008-2017.
Otras comparaciones: la aliaga meseteña (5C) y el tomillo común (5D) tienen
distribuciones muy parecidas, sin embargo se aprecia cómo en el sector N-NW este último
está menos presente e, incluso, provisionalmente no se ha constatado su presencia frente
a aquella. Evidentemente, según avancen las campañas la situación puede diferir algo, pero
muy probablemente se mantendrá la pauta ya anunciada de una clara menor presencia del
tomillo en ese sector. El olivo (5B) y el tomillo salsero (7A) muestran menor presencia en el
NE, frente al resto. En fin, el romero (6B) y el lastón (7C) tienen distribuciones muy
particulares, diferentes entre sí y respecto al resto.
188
Resulta igualmente de interés el detenido análisis comparativo que puede hacerse
de los dos tomillos más destacados de esta región. Pese a ser muy conocidas de antemano
sus amplias presencias y abundancias por estudios geobotánicos previos, no se conocía el
concreto detalle que pudieran adquirir sus distribuciones. Los mapas delatan pautas
suficientemente diferenciadas. Entre otras, se aprecia muy bien cómo el tomillo común
(5D) ocupa más espacios en los sectores orientales y nororientales de la región; mientras
que el tomillo salsero (7A) se extiende todavía en los bordes occidentales y noroccidentales
no alcanzados por el primero. Esta discreta tendencia geográfica diferencial podría, como
hipótesis, deberse a una querencia más estricta del tomillo común a sustratos calizos y
dolomíticos, y menor hacia detríticos y menos básicos; sin embargo, esta alternancia
afectaría menos al tomillo salsero, que medra bien en los lutíticos y arcillosos.
Las Figuras 8 y 9, con una composición diferente, muestran las distribuciones
completas en Utande y Ambite de 3 taxones no incluidos en GARCÍA-ABAD (2016), por no
tener noticia en ese momento de la relevancia que tenían por su abundancia en el contexto
regional. Sus mapas siguen planteamientos diferentes, pues muestran realidades del
paisaje vegetal más fidedignas, al estarcompletos tras un rastreo sistemático y exhaustivo
del territorio, y con una unidad de información espacial mínima que propicia un gran
detalle a escala local. Con esos presupuestos, el supraescalado adquiere otra dimensión,
pues no se sintetiza solo visualmente una realidad compuesta por todos sus factores,
potencialidades, manifestaciones, etc.; sino también y sobre todo lo hace
cuantitativamente. Es decir, su “escalonado” es la expresión en diferentes niveles de una
completitud en un momento dado de una población vegetal en el territorio.
En este caso, se representan conjuntos de mapas de la misma planta en cuatro
resoluciones. El olivo en Utande (Figura 8, arriba) es un cultivo habitual e, incluso, muy
común en bastantes sectores meridionales y norteños (laderas), aunque en otros está
claramente ausente (páramos culminantes y algunos fondos de valle). Pero, en Ambite
(Figura 8, abajo) es aún más frecuente y abundante que en Utande, siendo su IOP casi el
doble y manteniendo unas pautas análogas en cuanto a las unidades del paisaje, aunque
con menos restricciones de ocupación. En todos los casos, el supraescalado en las
resoluciones menores marca de manera proporcionada esta realidad. Además, si se busca
en la Figura 2 la situación de los Cuadrados de Utande y Ambite dentro de UNODETAJO y
se coteja el valor detectado hasta ahora en esos recintos por el muestreo en el proyecto
regional (Mapa 5B), puede comprobarse que efectivamente se asigna más abundancia
también en Ambite que en Utande. Ello supone un buen botón de muestra de la
confiabilidad del muestreo efectuado en el estado actual. Se invita al lector a que haga el
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 189
ejercicio de comprobar esta misma bondad en aquellas plantas en que se pueda hacer,
cotejando valores proporcionados entre los mapas presentados en este trabajo y los
expuestos en GARCÍA-ABAD (2016). Se comprueba que, salvo en un caso (quizás, dos), el
muestreo anuncia bien las pautas que, finalmente, se cumplen.
Figura 8 - Distribución completa del Olivo en Utande y Ambite (resoluciones de 1, 4, 25 y 100 km²).
Leyenda (Mapas 1×1 km): • Localizada Rarísima a Muy Rara,
•Localizada Rara a Común,• Muy Común, •Abundante, •Muy abundante
Fuente: Trabajo de campo, 2005-2012.
190
La Figura 9 confirma para el cardo corredor y el fenal pautas de distribución por
presencia y abundancia, y de frecuencia de aparición que se mantienen análogas a escalas
local y regional; pudiendo, en todo caso, detectarse algunos matices propios de la particular
apetencia autoecológica de cada especie en relación con la configuración paisajística de
Utande y Ambite.
Figura 9 - Distribuciones completas del cardo corredor y del fenal en Utande y Ambite (Resoluciones de 1, 4, 25 y 100 km²).
Leyenda (Mapas 1×1 km): • Localizada Rarísima a Muy Rara,
Localizada Rara a Común, • Muy Común, •Abundante, •Muy abundante
Fuente: Trabajo de campo, 2005-2012.
CONCLUSIONES
Pese a tratarse de taxones muy bien conocidos por su gran abundancia y frecuencia,
no dejan de aparecer singularidades de distribución, incluso notables. Piénsese que quedan
todavía muchos taxones y distribuciones por mostrar, desde aquellos que siguen siendo
frecuentes y abundantes a aquellos que aparecen en un solo recinto, desde aquellos que
aparecen con disyunciones próximas a aquellos con más alejadas, etc. Ello anuncia una
amplia diversidad de realidades fitogeográficas.
Cartografia Biogeográfica e da Paisagem - 191
Los mapas expuestos muestran que las distribuciones no deben limitarse a referir
la simple presencia, sino también dar el importante salto cualitativo de representar las
distribuciones de la abundancia de los taxones. Téngase en cuenta que el avistamiento de
un solo ejemplar o unos muy pocos de encina, romero, espino, etc., en la unidad espacial
es ya suficiente para indicar la presencia, al mismo nivel que la de un extenso encinar, un
amplio romeral o una muy nutrida orla de espinos. En consecuencia, una misma
implantación cartográfica puede esconder realidades florísticas bien diferentes sobre la
ocurrencia de los taxones.
El que una distribución no se cifre solo en la presencia, sino también en la
abundancia se erige como una exigencia cada vez más acuciante. Nos encontramos en una
sociedad que demanda afinar más y mejor en las directrices, ordenamientos, protocolos de
actuación, etc., en la Biología de la Conservación, así como profundizar más en los
conocimientos biogeográficos. En suma, propiedades como la fitodiversidad geográfica,
singularidad, banalidad, grados de amenaza y protección de taxones; valoración florística
del territorio, gestión, conservación, etc., aconsejan incorporar de manera más
generalizada la abundancia en los mapas corológicos.
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