la biblia decodificada del dr. moisés chávez búsqueda del
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1
ECLESIASTES
LA BIBLIA DECODIFICADA
del Dr. Moisés Chávez
Búsqueda del sentido de la vida
.
1 Las palabras del Eclesiastés, hijo de David, rey de Jerusalem: 2“Vanidad de
vanidades”, dijo el Eclesiastés; “vanidad de vanidades, todo es vanidad.”
3¿Qué provecho tiene el hombre de todo su duro trabajo con que se afana debajo del
Sol? 4Generación va, y generación viene; pero la Tierra siempre permanece.
5El Sol sale, y el Sol se pone. Se apresura a volver a su lugar y de allí sale de nuevo.
6El viento sopla hacia el sur y gira hacia el norte; va girando de continuo, y de
nuevo vuelve el viento a sus giros. 7Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al lugar a donde los ríos corren,
allí vuelven a correr. 8Todas las cosas son fatigosas, y nadie es capaz de explicarlas. El ojo no se harta de
ver, ni el oído se sacia de oír. 9Lo que fue, eso será; y lo que ha sido hecho, eso se hará.
Nada hay nuevo debajo del Sol. 10
¿Hay algo de lo que se pueda decir, “mira, esto es nuevo”? Ya sucedió en las
edades que nos han precedido. 11
No hay memoria de lo primero, ni tampoco de lo que será
postrero. No habrá memoria de ello entre los que serán después. 12
Yo, el Eclesiastés, fui rey de Israel, en Jerusalem. 13
Yo dediqué mi corazón a
investigar y a explorar con sabiduría todo lo que se hace debajo del cielo. Es una penosa
tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre para que se ocupen en ella. 14
He observado todas las obras que se hacen debajo del Sol, y he aquí que todo es
vanidad y perseguir el viento. 15
Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede ser tomado en cuenta.
2
16Yo hablé con mi corazón diciendo: “He aquí que yo me he engrandecido y he
aumentado mi sabiduría más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem, y mi
corazón ha percibido mucha sabiduría y conocimiento.” 17
Dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y el conocimiento, la locura y la
necedad. Pero he entendido que aun esto es perseguir el viento. 18
Porque en la mucha
sabiduría hay mucha frustración, y quien añade conocimiento añade dolor.
La vanidad del placer
2 Yo dije en mi corazón: “¡Ven, pues; te probaré con el placer, y verás lo bueno!”
Pero he aquí que esto también era vanidad. 2Dije a la risa, “eres locura”; y al placer: “¿De
qué sirve esto?” 3Procuré en mi corazón agasajar mi carne con vino y echar mano de la necedad
mientras mi corazón siguiera conduciéndose en la sabiduría, hasta ver en qué consiste el bien para los hijos del hombre en el cual se han de ocupar debajo del cielo durante los
contados días de su vida. 4Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, planté viñas,
5me hice huertos y jardines
y planté en ellos toda clase de árboles frutales. 6Me hice estanques de aguas para regar con
ellas un bosque donde crecieran los árboles. 7Adquirí esclavos y esclavas, y tuve esclavos
nacidos en mi casa. También tuve mucho ganado, vacas y ovejas, más que todos los que
fueron antes de mí en Jerusalem. 8También acumulé plata y oro para mí, y tesoros
preciados de reyes y de provincias. Me proveí de cantantes, tanto hombres como mujeres;
de los placeres de los hijos del hombre, y de concubina tras concubina. 9Me engrandecí y acumulé más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalem,
y en todo esto mi sabiduría permaneció conmigo. 10
No negué a mis ojos ninguna cosa que
desearan, ni rehusé a mi corazón placer alguno; porque mi corazón se alegraba de todo mi
duro trabajo. Esta fue mi parte de todo mi duro trabajo. 11
Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo
con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y perseguir el viento.
No había provecho alguno debajo del Sol.
Vanidad del afán humano
12
Después yo volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué
añadirá el hombre que suceda al rey a lo que éste ya hizo? 13
Yo vi que la sabiduría tiene ventaja sobre la necedad, como la ventaja que la luz
tiene sobre las tinieblas. 14
El sabio tiene sus ojos en su cabeza, pero el necio anda en
tinieblas. Yo entendí también que lo mismo acontecerá a todos ellos. 15
Entonces dije en mi corazón: “Lo mismo que le acontecerá al necio me acontecerá
también a mí. ¿Para qué, pues, me he hecho más sabio?” Y dije en mi corazón que también
esto es vanidad. 16
Porque ni del sabio ni del necio habrá perpetua memoria, puesto que en
los días venideros ya habrá sido olvidado todo, y cómo muere el sabio junto con el necio. 17
Entonces aborrecí la vida, porque la obra que se hace debajo del Sol me era
fastidiosa; pues todo era vanidad y perseguir el viento.
3
18Asimismo, aborrecí todo el duro trabajo con que me había afanado debajo del Sol,
el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 19
¿Y quién sabe si él será sabio o
necio? Sin embargo, se enseñoreará de todo el duro trabajo con que me he afanado para
hacerme sabio debajo del Sol. También esto es vanidad. 20
Por tanto, volví a desesperar mi corazón respecto de todo el duro trabajo con que
me había afanado debajo del Sol. 21
Porque se da el caso del hombre que habiéndose
afanado con sabiduría, con conocimiento y con inteligencia emocional, deja sus bienes a
otro hombre que jamás se afanó en ello. También esto es vanidad y grande mal. 22
Porque,
¿qué logra el hombre de todo su duro trabajo y del conflicto de corazón con que se afana
debajo del Sol. 23
Porque todos sus días no son sino dolores; y su tarea, frustración. Ni aun
de noche reposa su corazón. Esto también es vanidad. 24
No hay, pues, mejor cosa para el hombre que comer y beber, y hacer que su alma
vea lo bueno de su trabajo. Yo he visto que esto también proviene de la mano de Dios. 25
Pues, ¿quién comerá y se regocijará aparte de mí? 26
Porque al hombre que es bueno
delante de él le da sabiduría, conocimiento y alegría; pero al falla serlo le da la tarea de
acumular y amontonar para que lo deje al que agrada a Dios. También esto es vanidad y
perseguir el viento.
Un tiempo para todo
3 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
2Tiempo de dar a luz y tiempo de morir.
Tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado. 3Tiempo de matar y tiempo de sanar.
Tiempo de destruir y tiempo de construir. 4Tiempo de llorar y tiempo de reír.
Tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar. 5Tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras.
Tiempo de abrazar y tiempo de dejar de abrazar. 6Tiempo de buscar y tiempo de perder.
Tiempo de guardar y tiempo de arrojar. 7Tiempo de rasgar y tiempo de coser.
Tiempo de callar y tiempo de hablar. 8Tiempo de amar y tiempo de aborrecer.
Tiempo de guerra y tiempo de paz.
9¿Qué provecho saca el que hace algo de aquello en que se afana?
10
He considerado la tarea que Dios ha dado a los hijos del hombre para que se
ocupen en ella. 11
Todo lo hizo hermoso en su tiempo. También ha puesto un enigma en el
corazón de ellos, de modo que el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios ha
hecho desde el principio hasta el fin.
12Yo sé que no hay cosa mejor para ellos que alegrarse y pasarlo bien en su vida.
13Y también que es un don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce del fruto de todo
su duro trabajo. 14
Sé que todo lo que Dios hace permanecerá para siempre. Sobre ello no
4
hay que añadir, ni de ello hay que disminuir. Así lo ha hecho Dios para que los hombres
teman ante él.
15
Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser ya fue. Y Dios busca lo que se persigue.
El espíritu del hombre y de los animales
16
Además he visto debajo del Sol que en el lugar del derecho allí está la impiedad, y
que en el lugar de la justicia allí está la impiedad. 17
Y yo dije en mi corazón: “Tanto al justo
como al impío los juzgará Dios; porque hay un tiempo para todo lo que se quiere y para
todo lo que se hace.”
18
Yo dije en mi corazón respecto de los hijos del hombre, que Dios los ha probado
para que vean que ellos de por sí son animales. 19
Porque lo que ocurre con los hijos del
hombre y lo que ocurre con los animales es lo mismo: Como es la muerte de éstos, así es la
muerte de aquéllos. Todos tienen un mismo aliento; el hombre no tiene ventaja sobre los
animales, porque todo es vanidad. 20
Todo va al mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. 21
¿Quién sabe si el espíritu de los hijos del hombre sube arriba, y si el espíritu del animal
desciende abajo a la tierra? 22
Así que he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en sus obras;
porque esa es su porción. Pues, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de
él?
Las injusticias de la vida
4 Yo me volví y vi todos los actos de opresión que se cometen debajo del Sol: He
allí las lágrimas de los oprimidos, que no tienen quien los consuele. El poder está de parte
de sus opresores, y no tienen quien los consuele. 2Entonces yo elogié a los difuntos, que ya
habían muerto, más que a los vivos, que hasta ahora viven. 3Pero consideré que mejor que
ambos es el que aún no ha nacido, que no ha visto las malas obras que se hacen debajo del
Sol.
4Asimismo, yo he visto que todo trabajo y toda obra excelente son resultado de la
rivalidad del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y perseguir el viento.
5El necio se cruza de brazos y come su misma carne.
Las ventajas de una vida sabia
6Mejor es una mano llena de sosiego que ambos puños llenos de duro trabajo y de
perseguir el viento. 7Otra vez me volví y vi esta vanidad debajo del Sol:
8Se da el caso de
un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero no cesa de todo su duro
trabajo, ni sus ojos se sacian de riquezas. ¿Para quién me afano yo, privando a mi alma de bienestar?” También esto es
vanidad y penosa tarea.
5
9Mejor son dos que uno solo, porque tienen mejor recompensa por su trabajo.
10Porque si caen, el uno levantará a su compañero. Pero, ¡ay del que cae cuando no hay otro
que lo levante! 11
También si dos duermen juntos, se abrigarán mutuamente. Pero, ¿cómo se
abrigará uno solo? 12
Y si uno es atacado por alguien, si son dos, prevalecerán contra él. Y
un cordel triple no se rompe tan pronto. 13
Mejor es un muchacho pobre y sabio que un rey viejo y necio que ya no sabe ser
precavido; 14
aunque aquél haya salido de la cárcel para reina, o aunque en su reino haya
nacido pobre. 15
Vi a todos los vivientes debajo del Sol caminando con el muchacho sucesor que
está en lugar del otro. 16
Era sin fin todo el pueblo que estaba delante de ellos. Sin embargo,
los que vengan después tampoco estarán contentos con él. También esto es vanidad y
perseguir el viento.
El comportamiento ante Dios
5 Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tu pie. Acércate más para oír que para
ofrecer el sacrificio de los necios, que no saben que hacen mal. 2No te precipites con tu boca, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de
Dios. Porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. 3Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del
necio. 4Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo; porque él no se complace en
los necios. Cumple lo que prometes. 5Mejor es que no prometas, a que prometas y no
cumplas. 6No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel que fue un error.
¿Por qué habrá de airarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos? 7Porque
cuando hay muchos sueños, también hay vanidades y palabrerío. Pero tú, teme a Dios.
Las paradojas de la vida
8Si observas en una provincia la opresión de los pobres y la privación del derecho y
la justicia, no te asombres por ello. Porque al alto lo vigila uno más alto, y hay alguien aun
más alto que ellos. 9Pero en todo es provechoso para un país que el rey esté al servicio del
campo. 10
El que ama el dinero no quedará satisfecho con dinero, y el que ama las riquezas
no tendrá beneficio. También esto es vanidad. 11
Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué
provecho, pues, tendrán sus dueños, aparte del verlos con sus ojos? 12
Dulce es el sueño del trabajador, haya comido poco, o haya comido mucho. Pero
al rico no le deja dormir la abundancia. 13
Hay un grave mal que he visto debajo del Sol: Las riquezas guardadas por su
dueño para su propio mal. 14
O aquellas riquezas que se pierden en un mal negocio, y al
engendrar un hijo nada le queda en la mano. 15
Como salió del vientre de su madre,
6
desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada de su duro trabajo llevará en su mano
cuando se vaya. 16
Este también es un grave mal: Que de la misma manera que vino, se
vuelva. ¿Y de qué le aprovecha afanarse para el viento? 17
Además, consume todos los días
de su vida en tinieblas, con mucha frustración, enfermedad y resentimiento. 18
He aquí, pues, el bien que yo he visto: Que lo agradable es comer y beber, y
derivar satisfacción de todo el duro trabajo con que se afana debajo del Sol, durante los
contados días de la vida que Dios le ha dado; porque ésta es su porción. 19
Asimismo, el que Dios le dé a un hombre riquezas y posesiones, permitiéndole
también comer de ellas, tomar su porción y gozarse de su duro trabajo, esto es un don de
Dios. 20
Ciertamente, no se acordará mucho de los días de su vida, ya que Dios lo mantiene
ocupado con la alegría de su corazón.
6 Hay un mal que he visto debajo del Sol y que es muy gravoso sobre el hombre: 2Se da el caso de un hombre a quien Dios ha dado riquezas, posesiones y honra, y nada le
falta de todo lo que desea. Pero Dios no le permite comer de ello; al contrario, se lo comen
los extraños. Esto es vanidad y penosa enfermedad. 3Si un hombre engendra cien hijos y vive muchos años de modo que los días de sus
años son numerosos pero su alma no se sacia de sus bienes, y ni aun recibe sepultura, digo
yo que un abortivo es mejor que él. 4Porque vino en vano y a las tinieblas se fue, y su
nombre quedará cubierto con tinieblas. 5Aunque no vio el Sol ni nada conoció, más sosiego
tiene éste que aquél. 6Aunque aquel viva mil años dos veces, sin gozar del bien, ¿no van
todos a un mismo lugar? 7Todo el duro trabajo del hombre es para su boca; y con todo eso, su alma no se
sacia. 8¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Qué gana el pobre que sabe conducirse
ante los demás seres vivientes?
Lo que es mejor para el hombre
9Mejor es lo que los ojos ven que el divagar del alma. También esto es vanidad y
perseguir el viento. 10
El que existe ya ha recibido un nombre y se sabe que es sólo hombre
y que no puede contender con quien es más fuerte que él. 11
Cuando hay muchas palabras,
éstas aumentan la vanidad. ¿Qué ventaja, pues, tiene el hombre? 12
Porque, ¿quién sabe lo
que es mejor para el hombre durante los contados días de su vana vida, los cuales él los
pasa como sombra? ¿Quién, pues, declarará al hombre qué habrá después de él debajo del
Sol?
7 Mejor es el buen nombre que el perfume fino, y el día de la muerte que el día del
nacimiento. 2Mejor es ir a la casa de duelo que a la casa de banquete. Porque eso es el fin de
todos los hombres, y el que vive lo tomará a pecho. 3Mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmienda el
corazón. 4El corazón de los sabios está en la casa de duelo, y el corazón de los necios está
en la casa de placer. 5Mejor es oír la reprensión del sabio que oír la canción de los necios.
6Porque la risa
del necio es como el crepitar de las espinas debajo de la olla. Esto también es vanidad. 7Ciertamente, la opresión entontece al sabio; y el soborno, echa a perder el corazón.
8Mejor es el fin del asunto que el comienzo.
7
Mejor es el de espíritu paciente que el de espíritu altivo. 9No te apresures en tu
corazón a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios. 10
No digas: “¿A qué se
deberá que los tiempos pasados fueron mejores que éstos?” Pues no es la sabiduría la que te
hace preguntar sobre esto. 11
Mejor es la sabiduría con posesiones, y es una ventaja para los que ven el Sol. 12
Porque la protección de la sabiduría es como la protección del dinero. Pero la ventaja de
conocer la sabiduría es que da vida a los que la poseen.
La mesura y la prudencia
13
Considera la obra de Dios. Porque, ¿quién podrá enderezar lo que él ha torcido? 14
En el día del bien, goza del bien; y en el día del mal, considera que Dios hizo tanto lo uno
como lo otro de modo que el hombre no pueda descubrir nada de lo que sucederá después
de él. 15
Todo esto he observado en los días de mi vanidad. Hay justos que perecen en su
justicia, y hay pecadores que en su maldad alargan sus días. 16
No seas demasiado justo, ni seas sabio en exceso. ¿Por qué habrás de destruirte? 17
No seas demasiado malo, ni seas alocado; ¿por qué morirás antes de tu tiempo? 18
Bueno es que te prendas de esto, y que tampoco apartes tu mano de lo otro; porque el que
teme a Dios saldrá bien en todo. 19
La sabiduría fortificará al sabio, más que diez gobernantes que haya en la ciudad. 20
Ciertamente, en la tierra no hay hombre justo que haga lo bueno y no peque. 21
No tomes a pecho todas las cosas que se dicen; no sea que oigas a tu esclavo
cuando te maldice. 22
Pues tu corazón sabe que muchas veces tú también has maldecido a
otros.
Afanosa búsqueda de la sabiduría
23
Todas estas cosas he probado con la sabiduría, y dije: “Me he de hacer sabio”.
Pero ella estaba lejos de mí. 24
Lo que está lejos y muy profundo, ¿quién lo podrá hallar? 25
Pero yo volví en mi
corazón a conocer, a explorar, y a buscar la sabiduría y la razón para conocer lo malo de la
necedad y la insensatez de la locura. 26
Yo he hallado más amarga que la muerte a la mujer
que es una trampa, cuyo corazón es una red y cuyas manos son ataduras. El que agrada a
Dios escapará de ella; pero el que le falla quedará atrapado por ella. 27
“Mira”, dice el Eclesiastés, “habiendo considerado las cosas una por una para dar
con la razón, he hallado esto 28
mi alma aún busca pero no halla: Un hombre he hallado
entre mil, pero una mujer no he hallado entre todos éstos. 29
Mira, he hallado sólo esto: Que
Dios hizo al hombre recto, pero ellos se han buscado muchas otras invenciones.”
8 ¿Quién como el sabio? ¿Quién conoce la interpretación de las cosas? La sabiduría
del hombre iluminará su rostro, y la dureza de su semblante será transformada.
8
La autoridad y la justicia
2Digo yo, guarda el mandato del rey a causa del juramento hecho a Dios.
3No te
apresures a irte de su presencia, ni te detengas en cosa mala; porque él hará todo lo que le
plazca. 4Ya que la palabra del rey tiene poder, ¿quién le cuestionará lo que hace?
5El que
guarda el mandamiento no conocerá el mal. El corazón del sabio conoce el tiempo y el
procedimiento. 6Pues para todo deseo hay un tiempo y un procedimiento, aunque grande es
el mal que le sobreviene al hombre, 7porque éste no sabe qué ha de suceder. Pues lo que ha
de ser, ¿quién se lo declarará? 8No hay hombre que tenga poder sobre el hálito de vida, como para retenerlo; ni hay
poder sobre el día de la muerte. No hay tregua en semejante guerra; ni la impiedad librará a
los que la poseen. 9Todo esto he observado, y he dedicado mi corazón a todo lo que se hace debajo del
Sol.
Hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre, para su propio mal. 10
Asimismo, he observado que los impíos son sepultados y se van; y que los que hacen el
bien y se van del lugar santo son olvidados en la ciudad. Esto también es vanidad. 11
Cuando la sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los
hijos del hombre queda más predispuesto para hacer el mal. 12
Aunque un pecador haga mal
cien veces y prolongue sus días, con todo yo sé que les irá bien a los que temen a Dios, a
los que temen ante su presencia. 13
Pero al impío no le irá bien, ni serán alargados sus días
como la sombra; porque no teme ante la presencia de Dios.
Vanidad del destino humano
14
Hay un caso de vanidad que ocurre sobre la tierra: Hay justos a quienes sucede
como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes sucede como si hicieran obras de
justos. Digo que esto también es vanidad. 15
Por eso yo elogio la alegría, pues el hombre no
tiene debajo del Sol mejor bien que comer, beber y alegrarse, y que esto debiera
acompañarle en su duro trabajo durante los días de su vida que Dios le ha dado debajo del
Sol. 16
Al dedicar mi corazón a conocer la sabiduría y ver la tarea que se realiza sobre la
tierra porque ni de noche ni de día los ojos del hombre disfrutan del sueño,17
vi todas
las obras de Dios. Ciertamente, el hombre no logra comprender la obra que se hace debajo
del Sol. Por más que se esfuerce buscándolo, no lo alcanzará. Aunque el sabio diga que lo
conoce, no por ello podrá alcanzarlo.
9 Ciertamente, he dedicado mi corazón a todas estas cosas para aclarar todo esto:
Que los justos y sabios, y sus hechos, están en la mano de Dios. Si se trata del amor y del
odio, el hombre no lo sabe. Todo lo que está delante de ellos 2es vanidad, puesto que a
todos les sucede lo mismo: Al justo y al impío, al bueno y al malo, al puro y al impuro, al
que ofrece sacrificios y al que no los ofrece. Como el bueno, así es el que falla; y el que
jura, como el que teme jurar. 3Este es el mal que hay en todo lo que se hace debajo del Sol: Que a todos les
sucede lo mismo. También que el corazón de los hijos del hombre está lleno de mal. Que la
9
locura está en su corazón mientras dura su vida; y que después descienden al lugar de los
muertos. 4Pero para todo aquel que está unido a todos los vivos hay esperanza; pues mejor
es perro vivo que león muerto. 5Porque los que viven saben que han de morir; pero los
muertos no saben nada ni tienen más recompensa, pues la memoria de ellos es puesta en el
olvido. 6También han desaparecido su amor, su odio y su envidia. Ya no tienen parte en
este mundo en todo lo que se hace debajo del Sol. 7Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con buen corazón, porque tus obras ya
son aceptables a Dios. 8En todo tiempo sean blancas tus vestiduras, y nunca falte aceite perfumado sobre tu
cabeza. 9Considera la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vana vida que Dios te
ha dado debajo del Sol. Porque esta es la porción de tu vida y del duro trabajo con que te
afanas debajo del Sol. 10
Todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo con empeño;
porque en el Sheol, a donde vas, no hay obras, ni pensamientos, ni conocimiento, ni
sabiduría.
El poder de la sabiduría
11
Entonces volví a observar debajo del Sol que no es de los veloces la carrera, ni de
los valientes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los inteligentes la riqueza, ni de los
conocedores la gracia, sino que a todos les llega el tiempo y en contratiempo. 12
Porque el
hombre tampoco conoce su tiempo. Como los peces que son atrapados en la mala red y
como los pájaros que quedan atrapados en la trampa, así son atrapados los hijos del hombre
en el tiempo malo cuando éste cae de repente sobre ellos. 13
También he visto esta sabiduría debajo del Sol, la cual me parece grandiosa: 14
Había una ciudad pequeña con pocos hombres en ella, y contra ella vino un gran rey y la
rodeó edificando contra ella grandes torres de asedio. 15
Y se encontraba en ella un hombre
pobre pero sabio, el cual con su sabiduría libró la ciudad. 16
Entonces dije: “Mejor es la
sabiduría que la fuerza, aunque el conocimiento del pobre sea menospreciado y sus palabras
no sean escuchadas.” 17
Las palabras del sabio, habladas con sosiego, se escuchan mejor que el grito del
que gobierna entre los necios. 18
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un solo
pecador destruye mucho bien.
Proverbios de causa y efecto
10 Una mosca muerta hace heder el frasco de perfume del perfumista.
Así excede un poco de necedad a la sabiduría y a la honra. 2El corazón del sabio se inclina a su derecha;
pero el corazón del necio, a su izquierda; 3y cuando el necio ande en un camino, le falta sentido de razón
y a todos da a saber que es necio. 4Si el ánimo del gobernante se excita contra ti,
10
no abandones tu puesto;
porque la serenidad apacigua grandes ofensas.
5Hay un mal que he observado debajo del Sol,
como el error que proviene de un gobernante: 6La necedad es colocada en grandes alturas,
y los ricos se sientan en humillación. 7He visto esclavos a caballo,
y príncipes andando sobre la tierra como esclavos.
8El que cava un hoyo caerá en él,
y al que rompa el cerco le morderá una serpiente. 9El que corta piedras se lastima con ellas,
y el que parte leña corre peligro con ella. 10
Si el hierro se embota y no es afilado,
hay que añadir más esfuerzo.
Pero es más ventajoso aplicar la sabiduría. 11
Si la serpiente muerde antes de ser encantada,
no tiene ventaja el encantador.
12
Las palabras de la boca del sabio son agradables;
pero los labios del necio causan su propia ruina. 13
El comienzo de las palabras de su boca es necedad,
y el final de su discurso es locura nociva.
14
El tonto multiplica palabras,
aunque el hombre no sabe lo que ha de suceder.
Y lo que habrá de ser después de él, ¿quién se lo declarará?
15
El esfuerzo le fatiga al necio
que no sabe ni cómo ir a la ciudad. 16
¡Ay de ti, oh tierra, cuando tu rey es un muchacho,
y tus príncipes se banquetean de mañana. 17
Bienaventurada tú, oh tierra,
cuando tu rey es un hijo de nobles
y tus príncipes comen a su hora
para reponer sus fuerzas, y no para embriagarse. 18
Por la pereza se hunde el techo
y por la flojedad de manos la casa tiene goteras. 19
El alimento se prepara para disfrutarlo.
el vino alegra la vida, y la plata responde a todo. 20
Ni aun en tu colchón maldigas al rey,
ni en tu dormitorio maldigas al rico;
porque las aves del cielo llevarán la voz
y las criaturas aladas declararán el asunto.
11
11 Echa tu pan sobre las aguas,
porque después de muchos días lo volverás a encontrar. 2Reparte a siete, y también a ocho;
porque no sabes qué mal vendrá sobre la tierra. 3Si las nubes se recargan de agua derramarán lluvia sobre la tierra;
y si el árbol cae hacia el sur o hacia el norte,
en el lugar donde caiga, allí quedará. 4El que observa el viento, no sembrará;
y el que se queda mirando las nubes no segará. 5Como tú no entiendes cómo entra el espíritu
a los huesos en el vientre de la mujer encinta,
así no comprenderás la obra de Dios quien hace todas las cosas. 6En la mañana siembra tu semilla,
y por la tarde no dejes reposar tu mano;
porque tú no sabes qué cosa será la correcta: Si esta o la otra,
o si ambas cosas son igualmente buenas. 7Agradable es la luz, y bueno es a los ojos ver el Sol.
8Si el hombre vive muchos años, alégrese en todos ellos.
Pero traiga a la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos.
Todo lo que habrá ocurrido es vanidad.
Exhortación para los jóvenes
9Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu
juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos. Pero ten
presente que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio. 10
Quita, pues, de tu corazón la
ansiedad, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
12 Acuérdate de tu Creador
en los días de tu juventud:
Antes que vengan los días malos,
y lleguen los años de los cuales digas:
“No tengo en ellos contentamiento.” 2Antes que se oscurezcan el Sol
y la luz de la Luna y de las estrellas,
y las nubes vuelvan tras la lluvia. 3Cuando tiemblen los guardias de la casa
y se dobleguen los hombres valerosos;
cuando estén inactivas las muelas, por quedar pocas,
y se oscurezcan los que miran por las ventanas. 4Cuando se cierren las puertas de la calle,
y se debilite el ruido del molino.
Cuando uno se levante al gorjeo de un pajarito,
y todas las hijas del canto sean abatidas. 5Cuando también se tenga miedo de la altura
12
y haya horrores en el camino.
Cuando florezca el almendro,
y la langosta se arrastre pesadamente,
y se pierda el deseo.
Es que el hombre se va a su morada eterna,
y los que hacen duelo rondan alrededor de la plaza.
6Antes que se rompa el cordón de plata,
y se destroce el tazón de oro.
Antes que el cántaro se quiebre junto al manantial,
y la rueda se rompa sobre el pozo. 7Es que el polvo vuelve a la tierra, como era;
y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio.
8“Vanidad de vanidades”, dijo el Eclesiastés; “todo es vanidad.”
Conclusión del discurso
9Y cuando más sabio fue el Eclesiastés, tanto más enseñó sabiduría al pueblo.
También sopesó, investigó y compuso muchos proverbios. 10
El Eclesiastés procuró hallar palabras agradables y escribir correctamente palabras
de verdad. 11
Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos clavados son las
palabras de los que los coleccionan y que son expuestas por un pastor. 12
Además de esto, hijo mío, queda advertido: El hacer muchos libros es algo sin fin,
y el mucho estudio fatiga la carne. 13
La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a Dios y guarda sus
mandamientos, pues esto es el todo del hombre. 14
Porque Dios traerá a juicio toda acción,
junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo.
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