la argentina drogadicta

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Este artículo se escribe en vísperas de una crisis, a diez años de otra crisis, a unos veinte años de otra, y así se podría continuar por más de siete décadas. Tenemos hoy un gobierno que dice habernos sacado del desastre del modelo económico de la década anterior, aquel modelo que nos habían dicho ser necesario para sacarnos del desastre del modelo económico que le precedió. Un gobierno que dice solucionar los problemas del país re-estatizando lo que el anterior gobierno había privatizado, también para solucionar los problemas del país. El actual gobierno construye un estado de bienestar sustentado en subsidios a la actividad industrial y de consumo. Gracias a estas políticas activas, más un buen contexto internacional para la colocación de nuestras materias primas, se logró una rápida salida de la debacle económica del ciclo anterior. Algo parecido había sucedido en el período anterior donde gracias a una agresiva política de privatizaciones y de promoción de la inversión extranjera, se había logrado una rápida salida de la debacle económica de fines de los ochenta. En los primeros años del presente modelo económico, la gravedad de la recesión del ciclo anterior, la heredada tasa de desempleo y una enorme capacidad industrial ociosa, permitieron a la economía nutrirse de los subsidios y fortalecerse, sin que dicho fortalecimiento derive en inflación. Sin embargo, el exceso de estas políticas de subsidios, aun después de finalizada la emergencia, nos llevaron como no podía ser de otra manera a un escenario de alta inflación. Para explicar esta causalidad necesaria, imaginemos un ejemplo tan simple como que en una villa todos los vecinos pasen a duplicar sus ingresos en forma permanente. Inevitablemente el kiosquero, la parrilla y el almacén del barrio, aumentarán proporcionalmente sus precios. La inflación es una enfermedad que acarrea un sin número de síntomas. La expectativa de desvalorización de la moneda nacional frente al valor de los demás bienes y servicios, lleva a las personas a intentar desprenderse de sus pesos adquiriendo bienes, o adquiriendo otras monedas como el dólar cuyo valor adquisitivo se encuentra inmune de la inflación nacional. Como sé que el auto me saldrá mañana más pesos que hoy, o lo compro hoy o compro dólares para que cuando decida comprar el auto, esos dólares sigan siendo suficientes. Para atacar este síntoma el gobierno nos impone el cepo cambiario. El aumento de los precios internos de bienes y servicios transforma a la economía nacional en anticompetitiva frente a las economías de los demás países. Por un lado, este síntoma restringe nuestra capacidad de exportar porque nos volvemos caros. Por el

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Los vaivenes políticos de la Argentina en los últimos cien años

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  • Este artculo se escribe en vsperas de una crisis, a diez aos de otra crisis, a unosveinte aos de otra, y as se podra continuar por ms de siete dcadas.

    Tenemos hoy un gobierno que dice habernos sacado del desastre del modelo

    econmico de la dcada anterior, aquel modelo que nos haban dicho ser necesario parasacarnos del desastre del modelo econmico que le precedi. Un gobierno que dicesolucionar los problemas del pas re-estatizando lo que el anterior gobierno habaprivatizado, tambin para solucionar los problemas del pas.

    El actual gobierno construye un estado de bienestar sustentado en subsidios a la

    actividad industrial y de consumo. Gracias a estas polticas activas, ms un buencontexto internacional para la colocacin de nuestras materias primas, se logr unarpida salida de la debacle econmica del ciclo anterior. Algo parecido haba sucedidoen el perodo anterior donde gracias a una agresiva poltica de privatizaciones y depromocin de la inversin extranjera, se haba logrado una rpida salida de la debacleeconmica de fines de los ochenta.

    En los primeros aos del presente modelo econmico, la gravedad de la recesin del

    ciclo anterior, la heredada tasa de desempleo y una enorme capacidad industrial ociosa,permitieron a la economa nutrirse de los subsidios y fortalecerse, sin que dichofortalecimiento derive en inflacin. Sin embargo, el exceso de estas polticas desubsidios, aun despus de finalizada la emergencia, nos llevaron como no poda ser deotra manera a un escenario de alta inflacin. Para explicar esta causalidad necesaria,imaginemos un ejemplo tan simple como que en una villa todos los vecinos pasen aduplicar sus ingresos en forma permanente. Inevitablemente el kiosquero, la parrilla yel almacn del barrio, aumentarn proporcionalmente sus precios.

    La inflacin es una enfermedad que acarrea un sin nmero de sntomas. La

    expectativa de desvalorizacin de la moneda nacional frente al valor de los demsbienes y servicios, lleva a las personas a intentar desprenderse de sus pesos adquiriendobienes, o adquiriendo otras monedas como el dlar cuyo valor adquisitivo se encuentrainmune de la inflacin nacional. Como s que el auto me saldr maana ms pesos quehoy, o lo compro hoy o compro dlares para que cuando decida comprar el auto, esosdlares sigan siendo suficientes. Para atacar este sntoma el gobierno nos impone elcepo cambiario.

    El aumento de los precios internos de bienes y servicios transforma a la economa

    nacional en anticompetitiva frente a las economas de los dems pases. Por un lado,este sntoma restringe nuestra capacidad de exportar porque nos volvemos caros. Por el

    PR

  • otro, nos induce a importar productos ms baratos. Para atacar ese sntoma, el gobiernoimpone las restricciones a las importaciones, y se ve forzado a continuar con lossubsidios para mantener la rentabilidad de las empresas y el poder adquisitivo de laclase trabajadora.

    Como la droga, la inflacin obliga a cada vez ms subsidios y restricciones para

    ocultar sus sntomas. A la medida que continua la poltica de subsidios, la inflacincontinuar aumentando haciendo cada vez ms difcil los ataques contra sus sntomas.Adems, la continuidad de la poltica de subsidios exige la continuidad de sufinanciamiento a travs de la poltica de apropiacin de riqueza, ya sea va los derechosde exportacin sobre los commodities, la pesificacin y congelamiento de tarifasenergticas, la nacionalizacin de los fondos privados de nuestras jubilaciones, laexpropiacin de YPF, la intervencin en el mercado de capitales y de seguros, etc.

    Todas estas apropiaciones de riqueza conllevan un alto precio a pagar en el futuro.

    El congelamiento de tarifas energticas, nos dejar sin reservas hidrocarburferas. Lanacionalizacin de los fondos privados de jubilaciones, comprometer dolorosamentelas obligaciones impositivas de nuestras generaciones futuras. La intervencin de lasempresas de seguros llevar al Estado (o sea nuestros bolsillos) a hacerse cargo de suspasivos.

    Qu es lo que hace a nuestro gobierno insistir con una poltica inflacionaria de

    subsidios, limitndose torpemente a atacar sus sntomas y continuar apropiando riquezaen perjuicio de nuestras generaciones futuras?

    Muchos dirn la corrupcin o la ideologa. Sus defensores, dirn la defensa del

    pueblo frente a los poderes econmicos, el imperialismo y el capitalismo explotador.Ninguno tiene razn. Somos nosotros los argentinos quienes recurrentemente forzamosa los gobiernos a insistir en polticas de bienestar cortoplacista que nos llevan a losrecurrentes ciclos de sper bienestar seguidos de debacle.

    Para entender esta difcil realidad analicemos por qu no aceptaramos hoy tomar el

    nico remedio contra la inflacin, y as evitar la prxima e inminente crisis. Esteremedio es terminar con la razn de la enfermedad: La poltica de exceso de subsidios.

    Pero terminar con los subsidios implica dolor, un dolor que los argentinos no

    estamos dispuestos a tolerar, salvo que lo tenga que sufrir otro que no sea uno. Undolor que ningn poltico est dispuesto a ofrecer porque sabe los argentinos noestamos dispuestos a tomarlo, an despus de haber crecido por casi una dcada ycontinuar en un escenario mundial que nos favorece. En la hiptesis descabellada queeste gobierno diga basta de subsidios, aun cuando lo hiciese distribuyendo justamente elinevitable dolor asociado, lo botaramos unnimemente al tacho como hicimos conLpez Muphy despus su discurso de marzo de 2001. Lo mismo le hubiera sucedido a

  • Menem si en 1998 hubiese abandonado la convertibilidad, o al menos aceptado una devaluacin de la paridad convertible, de forma tal de mantener la economa argentinacompetitiva frente a la devaluacin de Brasil de ese ao.

    Esta necesidad de bienestar inmediato e intolerancia al esfuerzo con miras al largo

    plazo, es la razn que desde hace varias dcadas nuestros polticos (incluyendo losautoconvocados) se alternan en ciclos de bonanza transitoria que siempre terminan encrisis. Somos nosotros los que pedimos a nuestros gobernantes recetas de bienestarfcil e inmediato a costa de nuestro futuro, y el nuestros hijos y nietos.

    Esta adiccin llev a los ciclos "neoliberales" a emborracharse de deuda externa,

    sobrevaluando la moneda nacional para sostener un bienestar sustentado en el ingresode capitales. Un ingreso de capitales cuyo nico fin fue sostener un bienestarinmediato, para luego terminar en el default privado de 1981 o el default de la deudapblica del ao 2001. Un ingreso de inversin extranjera a quien no le exigimos queimpulse un proceso de industrializacin que nos coloque en una posicin competitivaen el mundo, como planific China cuando abri su economa a la inversin extranjera.

    De la misma manera, los ciclos de subsidios para la "inclusin social, fomento del

    consumo interno e industrializacin" se contentan con generar un bienestar de cortoplazo, que deriva en la inflacin que nos llev y nos llevar una vez ms a unadevaluacin que licuar todo el falso poder adquisitivo logrado con la magia de lapoltica de subsidios. Un rgimen de subsidios a quien nadie le importa si se destina afinanciar el dficit de aerolneas argentinas o Ftbol Para Todos, en vez de generar unagenuina industrializacin, creando empresas que salgan a competir al mundo como lologr Brasil con la emblemtica Embraer. Justamente usamos los subsidios paracomprarle a Brasil aviones Embraer, y para comprar gas natural importado impulsandola exploracin en otros pases en vez del nuestro.

    Los argentinos nos alternamos en distintos modelos econmicos, que comparten el

    mismo vicio. Estn hechos para nuestro bienestar del corto plazo a costa de nuestrobienestar de largo plazo. Pedimos y exigimos a nuestros gobernantes que seamospermanentemente drogados con recetas que nos hagan sentir bien a travs de unbienestar artificial sin importar las consecuencias futuras. Y una vez que aparecen lasinevitables consecuencias de ese bienestar artificial, nos comportamos como undrogadicto que solo cambia de proveedor y de substancia, pero que nunca aceptaenfrentar la cura.

    Si es que queremos cambiar, tengamos bien presente que desde hace varias dcadas

    venimos empobrecindonos en comparacin con otros pases latinoamericanos y quenuestro diagnstico es similar al de un drogadicto. Podemos saber y tener muchas ganasde cambiar, pero si no asumimos el dolor inherente a la cura, seguiremos alternandoentre ciclos formalmente antagnicos, pero que en esencia comparten el mismo vicio:son un carsimo calmante que nos hacen da a da ms enfermos.

    PR

  • Noviembre, 2012

    Pablo Rueda

    Abogado

    Autor del libro "Manifiesto Capitalista Revolucionario"

    PR