la apertua de conciencia y el fin del mundo r-006 nº036 - mas alla de la ciencia - vicufo2

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TEMARIO

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ON Jaime era considerado,desde hacía algún tiempo, unhombre un poco extraño; no

era exactamente un loco, pero su con-ducta no era lo que en un pueblo seconsidera normal.

Ese día, cuando le vi llegar por la en-trada principal del hotel, me apresuré asalir a saludarle, pues estaba dispues-to a enterarme del porqué de ese cam-bio. Quería saber qué fue lo que pasópara que este hombre cambiara de undia para otro y se convirtiera en unapersona retraida y con una expresiónpermanente de tristeza en el rostro.

Contestó a mr saludo de forma d¡s-traída. Caminó hasta el bar y se sentóen la mesa de siempre atomarsu café.

Me acerqué, pedípermiso parasen-tarme y luego, sin rodeos, le pregunté:

-"Don Jaime, cqué pasó aquel diaen el hotel para que usted cambiaratanto?"

Me miró durante un momento. Con-tinuó con su café y su cigarrillo, y luegome dijo:

-"Vamos a mi casa, allipodremoshablar mástranquilos. Hay una condi-ción: usted como periodista deberáhacer que todo el mundo se entere delo que le voy a contar sin cambiar unasola palabra."

Ya en su casa, y sin ningún preám-bulo, como deseoso de qu itarse un pe-so de encima, comenzó de inmediatosu relato.

-"De lo que pasó esa noche no me

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he repuestoaún,ycreoque no lo logra-ré en mucho tiempo. Los empleadoshabíanterminadodedarlos últimos re-toques a ladecoración del hotelyyofuia ver si estaba todo a punto, ya que aldia siguiente era la inauguración.Cuando me iba recordé que no habarevisado aún la sala de fiestas, dondese realizaría la cena de gala. La recorrícasi hasta la mitad, sintiendo algo muyextraño a medrda que me alejaba de lapuerta. Era como un sonido muy agu-do pero de miltonos distintos. Al princi-pio measusté pensando en algún falloen las tuberÍas de agua o gas, perocomprendí que eso era imposible, ycomenzó a picarme la curiosidad.

Sobre el mismo piso de baldosashabían colocado una gran alfombra, yalgo en ella me llamó la atención; eracomo si por zonas cambiara de color,como si una capa negra, a veces roja,otras azul, pero siempre transparente,cubriera el verde de la alfombra.

Me agaché para ver mejor y, conasombro, comprobé que eran millo-nes de puntos que se movian rápida-

mente de un lugar a otro, pero siempreformando grandes grupos.

LOS BIDIS:SERES BIDIMENSIONALES

Los observé con mucha atención ypude darme cuenta de que se tratabade seres, seres vivos, bidimensionales:LOS BlDlS, que eran largos y anchos,es decir, carecían de altura.

Su vida duraba pocos minutos y suvocabulario era tan elemental que en-seguida pude entenderles. Sus cuer-pos estaban impregnados por unaemanación energética, especie de au-ra, que pude detectar variaba de color.Estos colores eran blanco, amarillo, ro-jo y negro.

El colorazul significaba el estado ha-bitual de estos seres;el blanco, evolu-ción espiritual;el rojo, significaba vio-lencia; el amarillo, falsedad, hipocresíay egoísmo;y el negro, odio extremo.

El color negro, mantenido duranternucho tiempo, comenzaba a producir

At entrar en et salón vi cómo en la atfombragrandes capas transparentes de puntos móvilesde distintos colores se desplazaban. Me acerquéintrigado y comprobé atónito que se trataba deunos seres bidimensíonales llamados «bidis».

Aquetlos seres bidimensionates, los obidiso,

morirían aplastados al día siguiente por losde los comensales de la fiesta si no se

marchaban. lntenté comunicarme con ellos para

salvarles la vida.

en los individuos una serie de trastor-nos fisicos que les hacían enfermar y,

en algunos casos, hasta les producíanla muerte.

Cada cual entend a las Palabras quepronunciaban sus semejantes inter-pretadas y filtradas a través de su pro-pio color o estado. Por ejemplo, mien-tras la palabra ADELANTE significabaánimo oaliento para un blanco, un azulla interpretaba como orden de cami-nar, y la misma palabra Para un negrosignificaba dar muerte a sus enemi-gos.

Lamentablemente, los colores queemitían solamente se podan ver des-de arriba y, por tanto, sólo seres tridi-mensionales podiamos apreciarlos.Su bidimensionalidad les imposibilita-ba el poder ver desde arriÓay, por tan-to, ellos no percibían los colores.

Con mucho cuidado acerqué mr oí-do a la alfombra y me puse a escuchar

con atención.Hablaban de los castigos de Dios Y

de las causas de esos castigos. Co-mentaban que únicamente cesarían si

se lograba acabar con los enemigosde Dios. Los CURVALANTES DE OC-CIDENTE se encargarían de combatirdefendiendoelAMOR DlVlNO, que erala salvación.

Algo inquieto fui hasta la otra man-cha y decían lo mismo, salvo que estavez los defensores eran los CURVA-LANTES DE ORIENTE y, yendo demancha en mancha, supe que habíacinco grupos de defensores de Dios yque, apartede losya nombrados, eran:los CURVATRAS DEL SUR, los CUR-VATRAS DEL NORTE y los RECTILI-NEOS.

HISTOR¡A DEL UNIVERSO BIDI

Logre localizar una escuela donde

un maestro de los CURVALANTES DE

OCCIDENTE narraba a sus alumnosalg unos pasajes de su historia pasada:

-"Durante muchos milenios estuvi-mos en completa oscuridad y aprtsio-nados, hasta que un día, con muchoruido, muede y destrucciÓn, todo co-menzó a dar vueltas.

Cuando aquel período maldito -elPeriodo del Espiral- terminÓ, apareciÓla luz. No sabíamos de dónde venía niqué era, pero allíestaba y aÚn está.

Podíamos ya comunicarnos con to-da facilidad y era más sencillo encon-trar comida, pues al no estar aprisiona-dos podíamos desplazarnos con máscomodidad.

Todo iba bien hasta que los BlDlS,comenzamos a querer más y más te-'rreno. Quisimos tener más comida dela que necesitábamos y comenzaronlas discusiones.

Asítranscurrieron nuestros días, en-tre disputas y peleas, hasta que un dLa

los dioses empezaron a castigarnosperiód icamente. Los g randes catacl is-mos se sucedían a intervalos fijos y enlugares equidistantes a todo lo largodel universo BlDl.

Esos dioses traieron la destrucciÓn yla muerte. Milesy miles de bidis murie-ron. A pesar de todo, seguimos discu-tiendo y luchando los unos contra losotros, porloque losdiosescontinuaron

cast¡gándonos. Ahora se han deteni-do.'

Muycerca de aquífue el último. Hoyiremos a verlo y rezaremos a Dios paraque nosayude, pues eldeberde los ni-ños es orar hasta que tengan la edadsuliciente y puedan ir a la guerra a de-fender la VERDAD."

Todos comenzaron a moverse yluego se pusieronia rezar junto a unade mis pisadas. Entonces me llené dehorror. Mis pisadas eran consideradascomo la manifestación divina, o sea,queyo habila matado a miles y miles deesas pequeñas criaturas.

De repente pensé en la fiesta del díasiguiente y la catástrofe que supondría,para esos d i mi nutos seres bid i mensio-nales, que la sala se llenara de gente.

Pasaba eltiempo y los bidis seguíanhaciendo la guerra y matándose losunos a los otros. Unas veces ganabanunos, otras otros y las generaciones deesos seres de tan corta vida tenían ca-da vez menos posibilidades de salvar-se. Levanté a uno de ellos en la palmade mi mano y una exclamación de es-tupor salió de aquel diminuto ser.

-"iOh, Dios mío!"

-"Escucha, Bidi-le dije-, yo no soyDios, pero ahora eso no es importan-te".

INMINENTE CATASTROFE

lntenté explicarle cuál era la situa-ción, y le dije que debían marcharse deallíantes de que llegaran los invitadosal da siguiente. A pesar de mis esfuer-zos para expresarme de forma com-prensible, el asustado bidi no dabacrédito a mis palabras, y como yo ad-virtiera en su expresión que seguíaidentificándome con Dios, me vi obli-gado a usar palabras como castigo deDios, salvación, etcétera, para conse-guir mi propósito.

Al fin, cuando había comprendidomi mensaje, le dejé nuevamente en laalfombray el bidi se puso de inmediatoa trabajar.

Al poco tiempo se había formado asu alrededor un pequeño grupo quecolaborabacon ély juntos recorrían losdistintos grupos y pueblos contando loque yo le había explicado.

La gente comenzó a seguirle cada

vez en mayor número. Algunos de losque se cruzaban empezaron a unírse-le. Esto hizo que los jefes y sacerdotesdel culto bidi comenzaran a preocu-parse. Entonces le acusaron de faltar ala ley y le mataron, estableciendo quecastigarían del mismo modo a todoslos que pensaran como é1.

Sus seguidores se dividieron y con-tinuaron trabajando en secreto, for-mando pequeños grupos que crecíanpoco a poco, cosa que yo notaba cla-ramente por su cambio de color. Peroesto era lento, muy lento, debido al her-metismo que guardaban.

Pensé que debía intentar otros mé-todos para los que no conocían estaforma de trabajo. Observando laspuertas comencé a gritar a los que se

encontraban más cerca de ellas:

-"iAdelante I iAdelante está la salva-ción!"

-"Oíd, oíd, Dios nos hablay nos indi-ca la verdad. Como veis, los CURVA-LANTES DE OCCIDENTE ten íamos ra-zón. Si alguien tenía alguna duda ya nola debetenerysi sigue dudando es untraidor que merece el destierro y lamuefte. iMatemos a los enemigos deDios!"

Lo mismo ocurrió con los CURVA-TRAS DEL SUR, Ios CURVATRAS DELNORTE y los RECTILINEOS.

EL DESTIERRO COMOSALVACION

De nuevo la guerra con más bríoscadavez. Aquello era lamentable. Lanoche terminaría, llegara la fiesta y to-dos esos seres moriran o, por lo me-nos, millones de ellos.

M ientras reflexionaba i ntentandoencontrar una nueva forma de ganartiempo para ayudar a aquellos desdi-chados, vi cómo algunos bidis de cadagrupo eran conducidos hasta el bordede la alfombray luego obligados a pa-sar a una pequeñafranja de baldosas.Era el destierro de los que pensaban

orrorizado, comprobé que .:sin querer- habíapisado encima de una de las manchastransparentes y había matado a millares deaquellos seres bidimensionales. Les oí hablar.Creían que era un castigo de Dios y se pusierona rezar ante la huella de mi pisada.

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Obserué que algunos seres bidimensionaleseran llevados hasta el borde de la alfombra yexoulsados hasta donde estaban las baldosas'Eran aquellos seguidores del «bidi» a quien yo

hablara y que, al no renegar de su creencia, eran

desterrados de la comunidad.

intuimos: el ARRIBA. Es otra confirma-ción; el ARRIBA existe."

Poco a poco, y sin dejar de Practicarcada uno sus ritos, los distintos deste-rados fueron acercándose hasta for-mar un solo grupo. Cuando estuvierontodos juntos, con una cierta paz y tran-quilidad, comenzaron a conversar en-tre ellos. Analizabansu pasado y elori-gen de su actual situación.

ASCENDER HACIA LA TERCERAD¡MENSION

Llegaron a la conclusión de que elPerÍodo Espiral fue el que les tuvo limi-tados durante milenios, no permitién-doles ver el ARRIBA. Que el PeríodoEspiral fue sólo el comienzo, no unperíodo malo, como decían los sacer-dotes de los cultos oficiales.

-"Cuando el Período EsPiral con-cluyó, después del gran cataclismo,apareció LA LUZ. Con el tiem po, em pe-zaron las disputas, luchas Y hege-monía por la defensa de la VERDADque, como bien sabemos los desterra-dos, fue siempre parcial y subjetiva,nos condujeron a las guerras y a la si-tuación actual.

Por eso, hermanos, ahora, gracias ala ayuda de Dios y alejados de esasguerras, podemos finalmente juntarnuestras manos Y f undir nuestraenergía y iuntos levantar nuestra ora-ción a Dios."

Al juntarse todos y unir sus manos,comprendieron cuál era la verdad delo que intuían. Observé cómo en aque-lla relativa paz algunos, los más avan-zados, comenzaban a despertar su in-tuición e incluso llegué a escuchar co-sas como éstas:

-"Ahora ya estamos segu ros. Si tra-bajamos, sl nos movemos, Podremosllelar a ser TRlDlS. Ascenderemos dedimensión y en esa dimensión los díasduran siglos, los seres milenios y losaños miles de milenios. Viviremos entres dimensiones.»

Mientras continuaban sus medita-ciones traté de ver qué pasaba entrelos guerreros.

Todo seguía igual, continuaban Pe-leando. Ahora habían ganado posicio-nes los RECTILINEOS que, debidoa suestrategia militar, se desplazaban amayor velocidad y con menos desgas-te por hacerlo en línea recta.

Quise hacer un último intento Y conelsobre de azúcar levanté un pequeñog ru po de RECTILINEOS para explicar-les mejor la situaciÓn.

Aterrorizados se arrojaron al vacíomuriendo al golpearse contra el suelo.No obstante, uno de ellos cayó en bue-na posición y no muriÓ.

Cuando se hubo recuPerado delsusto, corrió a reunirse con los suyos ycomenzó a explrcarles lo sucedtdo, pe-

que la salvación no estaba en la guerra,sino en la objetiva interpretación de laspalabras de Dios; los que Pensabanque lavozde Dios no se había manifes-tado para darlarazÓn a nadie en con-creto sino para marcar el camino a se-guir.

Eran los seguidores de aquel que Yocogiera en mi mano y a quien Poste-rioimente mataron por difundir mimensaje. Eran los condenados por ha-ber tenido el alrevimiento de exponermi mens4e y sus pensamientos públi-camente.

En la región de la muerte acabaríanmuriendo por lafaltadealimentosy lasbajas temperaturas.

Dando saltos y tratando de no Pisar

por donde viera manchas en la alfom-bra, llegué hasta las baldosas.

Allí vi a todos los desterrados ha-ciendo extraños ritos y a lavez murien-do de hambre y frío, cosa'que no Pa-recía preocuparles mucho.

Pero necesitaba evitar q ue ellos m u-rieran, sobre todo pensando que me-recían salvarse.

Busqué en mis bolsillos y encontréun sobre de azúcar. Comencé a arro-jársela con mucho cuidado, tratandode Tormar caminos de comida Paraque todos los grupos se reunieran.

-"iVed, hermanos, ved! Dios aÚnconfía en nosotros, como nosotrosconfiamos en é1. Dios nos manda co-miday llegade esa región que yatodos

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ro llegaron los jefes del ejército y se Iollevaron.

Volvicon losde la región de la muer-te para ver cómo iban. Necesitaba queconocieran el Arriba para que pudie-ran ver las puertas de salida y camina-ran hacia ellas. Necesitaba que las vie-ran ellos, para que se convencieran yno volvieran a repetirse los malos en-tendidos.

EL RITUAL HACIA LASALVACION

Observándoles un momento, pudevera algunos de los más brillantes quecongregaban a otros a su alrededor.Habían organizado un ingenioso ritoque, a pesar de su lentitud, no obstanteconsegua dar el resultado de que almenos uno lograba ver el camino.

El ritualfue asi:Primero, I 2 de ellos se situaban en el

centro y formaban un círculo. Se acer-caban otros 7, se detenían un instante,hacían una pequeña oración y pro-cedían a encaramarse sobre los 12 si-tuados en circulo, formando asiuna pi-rámide truncada. Luego, 5 más repe-tían esta operaeión.

Después se aproximaban otros 3.De nuevo oraban unos instantes y seencaramaban como podían: primerosobre los 1 2 de la base, después sobrelos 7 de arriba y a continuación sobrelos 5, formando asiun tronco de pirá-mide aún más alto.

Finalmente, se acercaba uno solo,permaneca en silencio durante unosinstantes y comenzaba su ascensohasta la cúspide de la pirámide, dondesequedaba hasta laterminación oe loscánticos que entonaban los especta-dclres.

Entonces, el que estaba en la cúspi-de, descendía hasta el suelo deslizán-dose entre sus compañeros yen solita-rio emprendra la marcha hacia una delas puertas.

La pirámideteníacomo objetivo queel que estuviera arriba supiera en quédirección caminar.

Cogial que se marchaba en direc-ción a la puertay le pregunté el porquéde este ritual.

-.Los 12 primeros que forman labase de la pirámide simbolizan lasintesis de tu manifestación total y elprimer escalón es el símbolo de avan-ce, el que nos impulsa hacia adelante.Después vienen 5 más que significanlafumeza,la base de apoyo para conti-nuar en nuestro ascenso en la pirámr-de.

Los 3 siguientes srgnifican la tomade consciencia de las tres dimensio-nes, que se logra cuando se ha ascen-dido mediante el trabajo y el servicro, yel último es la integración definitiva enlatercera dimensión, el queve el cami-

54;

Lorseres bidimensionales desterradoscomprendieron que con el esfuerzo y la uniónpodrían llegar a ser seres tridimensionales,«tridis», que un día ascenderían de dimensión.Entonces, con el tiempo, formaron una torresubiéndose unos encima de otros y pudieronacceder así a la tercera dimensión.

no e inicia la marcha hacia la SALVA-ClON."

Una sonrisa comprensiva se dibuloen mi rostro cuando el bidi INICIADOterminó su relato. Manteniéndole to-davÍa en mi mano le dije cariñosamen-te:

-"iQué complicados soisl Os cen-tráis tanto en el riguroso seguimientodel ritual que os olvidáis del objetivoprincipal. No obstante, antes de que tevayas te voy a pedir un favor: regresa ydiatussemejantes que abran bien susoídos, pues yo les voy a hablar."

-"Sr, mi Señor."

-"Otra cosa: antes de bajar observa

que hay vanas puertas por las que po-dréis salir, no sólo una como pensá-_

bais."

-"Sí, miSeñor."-"Yo nosoytu Señor,yo no soy Dios,

pero en fin, eso ahora no es importante.Recuerda bien dónde has visto laspuertas y diles a los tuyos que debencaminar hacia ellas porque dentro demuy poco tiempo vendrán aquí mu-chos seres como yo y eso, para voso-tros, será un verdadero desastre delque muy pocos os salvaréis. ¿Hascomprendido?"

-"St, mi Señor."

-"Una cosa más. Algunos de voso-

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omé a uno de aquellos seres bidimensionalesen mi mano para explicarle el peligro que corrían.Me tomó por Dios. Quise explicarle su error, perono fue posible hacerle comprender. Así que me viobligado a utilizar expresiones como castigo osalvación para poder ayudarles.

tros deberéis ir a contar esto y explicár-selo a los que están en las tierras de lamuerte, y luego a los guerreros. Ade-más, los primeros que vayan saliendopor las puertas deberán regresar Yconvencer con su seguridad a los másrebeldes. TODOS debéis salir de aquícuanto antes."

Depositándole de nuevo en el suelo,entre los demás bidis, les dije:

-"Escuchad a éste, a esle hermanoque os lleva un mensaje mío."

Nada más llegar les vi moverse; lesf u i arrojando azúcar,señalando su ca-mino para que no murieran de ham-bre.

Otro grupo, encabezado Por el queyo había levantado delsuelo, comenzó

a moverse hacia la región donde esta-ban los guerreros combatiendo.

MATANZA MASIVA

Cuando les miré me quedé horrori-zado. Se estaban exterminando losunos a los otros con un arma que, a sun ivel, era terri blemente destructiva.

Empujándose unos a otros se pro-vocaban la caída en los agujeros de unenchufe eléctrico situado a ras delsuelo. Debido a la acumulación de bi-dis que caían sobre el enchufe, devezen cuando se produca una descargaeléctrica q ue mataba a cientos de el los.

El grupo de desterrados logró porfin

llegaral lugarde las peleasycamuflán-dose entre los guerreros comenzarona trabajar. Explicaban la situación y laforma de salvarse a los que estabanmás predispuestos a escuchar y mu-chos terminaban por comprender.

Yo poda observar su progreso porel cambio decolorde laenergíaque lesrodeaba. Formaron un grupo tan nu-meroso que llegaron a presencia delos sabios q ue estaban trabajando afa-nosamente para lcgrar nuevas armasmás poderosas que acabaran con to-dos los enemigos.

-"¿Qué pasa? -interpelaron a losrecién llegados."

-"Dios nos ha enviado para que oscomuniquemos un mensaje:que de-jemos de luchar entre nosotros y cami-nemos todos juntos hacia las salidasque nos conduc¡rán a la salvación.Queda ya muy poco tiempo y no lo de-bemos malgastar luchando, puesdentro de poco se producirá un grancataclismo que no delará ni rastro denosotros,y los poco que se salven lo re-cordarán por los siglos de los siglos."

-"iAsíque Dios os envía con esemensaje?"

-"Así es."

-"Os creéis entonces los elegidosde Dios, no es así? Pues con vosotrosprobaremos n uestros i nventos."

Habían descubierto que llevando alos prisioneros junto a una de las pare-des éstos se quedaban inmovilizados,siendo presa fácil para sus enemigos omuriendo de hambre yfrío. En realidadse trataba de dejarles "pegados" a u natela de araña,casi imperceptible a misojos, que se encontraba situada entreel suelo y la pared.

Comenzó entonces una tremendamatanza sin que yo pudiera hacer na-da porevitarlo. Los pocos que se salva-ron lo lograron porque se confundie-ron entre los bidis soldados y allí, dise-mrnados entre los demás, empezarona traba¡ar en secreto para convencer apequeños grupos de la necesidad depaz que les facilitaría alcanzar la evolu-ción a etapas superiores.

Entonces, al ver la lentitud de losacontecimientos, se me ocurriÓ levan-tar la alfombra y hacerles caer hacia laspuertas de salida.

-"Ved, Dios nos indicacuáleselca-mino haciéndonoslo másfácil de reco-rrer.>>

-"No, Dios pone una dificultad paraprobar nuestra lealtad. Debemos diri-girnos hacia el otro lado."

-*No.,,-"Sí."-*No."Comenzó allímismo una nueva ba-

talla. Yo ya no sabía qué hacer. De r-ni

agenda recorté unos papeles. Con unrotulador les dibujé unas flechas. Lasfui colocando de forma que las flechasquedaran indicando lasdistintas puer-

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tas por las que podan salir.Las batallas cesaron momentánea-

mente, y todos se acercaron cautelo-sos hasta los papeles.

-"iUn mensaje de DioslA pesar detodo, él no nos olvida y srgue ayudán-donos. He aquí la señal: la flecha nosindica el rumbo que debemos seguir."

-"Un momento, el mensaje no es laflecha, sino el papel."

-"No, no, os equivocáis. No es lafle-cha ni el papel, es la tinta con que estáescrito el mensaje."

-.No, los papelólogos somos losque verdaderamente sabemos inter-pretar a Dios."

-"No es cierto. Somos nosotros, losflechólogos."

-"Ni los unos ni los otros, sino lostin-tólogos, somo los únicos intérpretesreales del mensaje divino."

-.No.,-"Si."-.No.,-"Sí."-.No.,-"Guerra a los enemigos de la ver-

dad. La verdad es nuestra. Luchemospor defenderla."

En ese momento tuve que hacer ungran esfuerzo para no participaren esaguerra, pues tenÍa deseos de comen-zar a saltar sobre ellos. ¿Cómo hacer-les entender?

Observando la alfombra vi que sehabían formado grupos que seguían aun bidi que andaba erguido. Luego vivarios más que se encaminaban a dis-tintas puertas.

LLEGADA AL PARAISO

Cogíen mi mano a uno de los queandaban ya ergurdos.

-.Oh, Dios, estoy cum pliendo con loque me ordenaste. Fui hasta las puer-tas de la salvación y de pronto vi el pa-raiso, vi el cielo, el sol, las montañas, pá-jaros muy hermosos y cosas que nun-ca había visto antes. He vuelto y les hecontado a mis hermanos lo que he vivi-do. Ellos, al verme tan joven a pesar demi edad, me han creÍdo. Les he de-mostrado q ue viviendo en el arribayto-mando conciencia de las tres dimen-siones, eltiempo es distinto y uno pue-de vivir siglos."

-"iAlfin uno! Este, sin duda, fue porel ascensor."

Le puse nuevamente en tierra y, apesar de que todos estaban muchomásviejosen la bidimensión, aún lo re-cordaban y lo siguieron con más fe.

Cog í a otro cabeza de g ru po q ue ibahacia otra puerta y me dijo:

-,,Señor, estoy cumpliendo con lamrsion que me encomendaste. A pe-sar de que casi ninguno de los herma-nos que salieron conmigo quisieronvolver, yo síhe vuelto para contar a mis

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hermanos que he visto el paraso congente muy grande que se mueve muyrápidamente, vehículos circulando agran velocidad, árboles, animales in-mensos y hermosos, insectos másgrandes Que !o...»

Bueno -pensé-, esto va bien. Estesalió por la puerta de Ia calle.

Asífui interrogando a varios de losque guiaban los grupos hasta que sefueron muriendo en el transcurso delviaje, que para ellos duraba años.

Varios grupos se cruzaron en un lu-gar, puesto que no iban a las puertasque tenían más cerca, sino a las quehabavisto elguía que les marcó el ca-mino.

Su color no eratan claro como ei delas generaciones anteriores, aquellasque habían tenido la opodunidad decaminar junto a los guías que habíanvisto las puertas de salida.

Cuando se encontraron todos, sealegraron y hablaron.

-.Hermanos, nuestros caminos sejuntan. Os invrtamos a ir con nosotroshasta el paraiso."

-.También nosotros vamos al pa-raiso y no tenemos ningún problemaen ir luntos hacia esa maravilla dondese ven montañas, el sol, las nubes, pá-jaros hermosos y tantas otras cosasnUeVaS.»

-"No, nuestro guía nos contó que

l̂Juando et ser bidimensional al que exptiqué lasituación había logrado reunir tras de sí a unbuen numero de creyentes en su palabra, losiefes y sacerdotes del culto «bidi» comenzaron apreocuparse. Así que le acusaron de faltar a laley y terminaron matándole.

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asíno es el paraíso. El paraso está lle-no de gente muY alta que se muevemuy deprisa, con vehículos asombro-samente veloces, con animales gran-des e incluso insectos deltamaño dediez de nosotros."

-"Tu guía mintió."

-"No, eltuyo estaba equivocado."

-.,No.,-"Sí."-.No."Y comenzaron de nuevo las renci-

llas,ycon ellas laguerraen laque pron-to estuvieron todos los grupos. Nueva-mente se utilizaron las vieias yterriblesarmas, aquellas que no se sabía cÓmo

actuaban, pero síse conocían sus re-sultados.

La hora de la ftesta se acercaba Y Yono veía forma de solucionar aquello.Entonces me decidía salvar a los queestaban un poco aislados, sin partici-paren la guerra,yqueeran el resultadode los que sobrevivieron a lamalanzade mis mensajeros.

Vi que eran muchos. Unos hacíanlas pirámides, otros se ayudaban mu-tuamente a caminar erguidos apoyán-dose unos contra otros, de dos en dos,otros simplemente intentaban erguir-se, los más gritaban pidiendo mi ayu-da.

-"i Pad re n uestro, ayúdanos!"

Fui juntándoles y metiéndoles enmis bolsillos, pero no poda salvar a to-dos. Eran demasiados y apenas falta-ban dos horas para la fiesta. EntoncessalÍa pedir ayuda y vinieron unos ami-gos.

Como cada vez quedaba menostiempo, se nos ocurriÓ la idea de traercucharillas del bar con las que podía-mos levantar a muchos a la vez, sobretodo a los queformaban las pirámides,a los que trabajaban en grupo Y a losque veíamos.solos, tanto intentandoponerse en pie, como orando Por lasalvación de los que les rodeaban, oayudándose mutuamente y poniéndo-les en una gran bandeja. Asícontinuóla operación rescate.

Como ya no teníamos tiemPo Y aúnhabía muchos diseminados por la al-fombra, se me ocurrió que Podíamostrasladarla al almacén del hotel.

Mientras enrollábamos la alfombrapensé con tristeza: "Olravez las tinie-blas, la dificultad, la oscuridad. Un nue-vo período espiral para los bidis."

Pero de pronto, en medio de la sala,comenzó a surgir una luz que nos pro-dujo inquietud y cierto temor. Poco apoco esa sensación fue cambiando Y

sentimos una paz profunda y vitaliza-dora.

De aquella luz surgiÓ lentamente unser que nos dijo simplemente:

-"Gracias, hermanos, por lo quehabéis hecho. De ahora en adelanteme corresponde a míy a otros comoyo, que tenemos posibilidades menosI i m itadas q ue vosotros, conti n uar el tra-bajo, pues cuanto más abajo está elnecesitado de ayuda, es necesariomás esfuerzo para levantarle."

Y poco a poco fue disminuYendo detamaño hasta convertirse en un bidimás entre los que estaban luchandoahora con armas tan Poderosas quehasta la alfombra corría el riesgo deromperse.

La en rollamos rápidamente y latras-ladamos al almacén del hotel.

Un nuevo y poderoso cataclismo sehabía producido para los bidis. Otroperiodo de oscuridad comenzaba pa-raellos:una nuevaespiral. En ellaya novalían para nada sus armas Y susodios.

¿Quedaría olvidado todo el períodode luz? Pasarían siglos y siglos bidis.ZDe nuevo volverían las dificultades,quizás las peleas, las guerras,_o estavez todo sucedería de otra forma?cSu rg i ría la armon ía? LHabría seryidopara algo la experiencia anterior?

Hasta que un día el mundo de los bi-dis volviera a girar y un nuevo cataclis-mo sería la señal para el comienzo deun nuevo perÍodo de luz y con ella...

o sabía ya hacer.inas flechas en unos papeles con rotulador y las

-

fui colocando las slempezó la discusión: «El mensaie no es la flecha,

sino et papel 4iio un "bidin-. No, no es tql!99!9.ni el papel 4iio otro-; es la tinta la que tiene la

clave.» Y se enzarzaron de nuevo en una guerra.

AI

Alberto TREBA

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