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LOS SINDICATOS EN LA FASE

IMPERIALISTA DEL

CAPITALISMO

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Cuando se habla de Sindicatos, hay que diferenciar — claramente el contexto histórico en que se sitúan, .pues -las características y. el papel político de los sindicatos ha ido variando completamente en el curso de la historia del movimiento obrero, y apenas tienen nada en común aque lias asociaciones de Tejedores de Lyon, Kanchester o Bar­celona de principios del siglo XIX y los potentes sindica tos- modernos existentes en todos los paises capitalistas-desarrollados, en la época del imperialismo y de la revo­lución socialista.

Aquftllas asociaciones primitivas eran el primer ésfe -boa defensivo del proletariado frente a la burguesía, su -primer paso hacia su organización como clase independien te.

La burguesía liberal que en su lucha contra el feuda lismo fiabía reclamado para ella todos los derechos demo­cráticos, se los negaba despóticamente a la clase obrera, reprimiendo con dureza las primera*tentativas de unión -de los trabajadores, en nombre, ciar* está, de la "liber tad de trabado".

En sus inicios muchas de esas asociaciones presenta­ban características parecidas a las de los antiguos gre­mios, con funciones en muchos casos asistenciales o de -ayuda mutua e incluso de caridad.

Pero detras de esas formas antiguas surgía con fuer­za un nuevo contenido, pues la antigua "unidad profesio nal" estallaba : de un lado los patronos (los artesanos^ e industriales enriquecidos); de otro, los proletarios -asalariados.

Pronto, las distintas asociaciones de oficio y ramo-ee unieron en un único movimiento obrero, frente a loe"-intereses de las clases dominantes y sus aparatos de Es­tado .

Las reivindicaciones económicas más elementales y la obtención de derechos democrático-, sf entremezclaban — con las aspiraciones de siíp.— r el régiroen capitalista e instaurar un nuevo orden social.

En los inicios del movimiento obrero, y contrarí^-ier te a lo teorizado más adelante por los dirigentes social demócratas, el movimiento sindical^ y si movimiento so­cialista (a pesar de que^eran dominantes en e^xe'sbc'iá—• lisoo sus componentes utópicos y pequeño-—burgueses ~j el materialismo histórico y dialéctico no era aún hegemoni-

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co)aparecían fundidos.

Así, por ejemplo, en la primera tentativa de dotar a-la lucha proletaria de una dirección y proyección iaater-nacionalista (la I Internacional), aparecían representa­dos sindicatos en cuyo seno se hallaban presentes las — más diversas corrientes socialistas.

Toda esta brillante etapa del sindicalismo, puede de cirse que muere con la Comuna de Paris.

Fue el propio Marx, incluso antes de la Comuna de Pa rie, quien señal6 los límites de la lucha sindical en ge neral.

No obstante,defendió también con firmeza la necesi­dad de asumir esa lucha sindical, considerándola como un primer paso absolutamente necesario.

"Si en sus conflictos diarios con el capital(Ios-obreros) cediesen cobardemente, se descalificarí­an para emprender movimientos de mayor envergadu­ra. Al mismo tiempo y aún prescindiendo por completo -del esclavizamiento general que entraña el siste­ma de trabajo asalariado, la clase obrera no debe de exagerar, ante sus propios ojos el resultado fi­nal de astas luchas diarias. ,No debe olvidar que lucha contra los efectos, pe­ro no contra las causas de esos efectos; que lo -que hace es contener el movimiento descendente, -pero no cambiar su dirección; que aplica paliati­vos, pero no cura la enfermedad. No debe por tan­to, entregarse por entero a esta inevitable gue­rra de guerrillas continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o las fluctuaciones del mercado". ^Salario precio y Ganacia^ K. Marx

Todos los marxistas-leninista defendemos- la necesi­dad de asumir la lucha sindical»

Sin embargo, eso no quiere decir que la organización de las masas más apropiada para asumirla sean los sindi­catos, tal y como funcionan en la actualidad en todos — los países capitalistas, sino una organización que permi ta orientar esas luchas por objetivos parciales hacía la destrucción del poder de la burguesía, y no hacía su con solidación.

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*1 pr«cio de innumerables sacrificios, el movimiento sindical consiguió arrancar a la burguesía ciertas mejo­ras Materiales y políticas, pero cada vez que intentaba-poner en cuestión el poder politico de la burguesía, fracasaba, victima de sus propias contradiciones e incon secuencias.

La Coauna de Paris señalaba los limites que tenia — esa forma de organización del movimiento obrero y ponía-en evidencia la necesidad de que los socialistas conse— cuentes, los marxistas, se organizasen en un partido aparte, para dotar al oonjunto del movimiento de una diré ccíón-coherente, que le permitiera avanzar de forma sólT da hacia sus objetivos.

En una segunda etapa marcada por 3,a formación de — grandes partidos que se reclamaban del marxismo, los sin dicatos siguen jugando aún un papel positivo en el terre­no de aglutinar y unir a las amplias masas en la defensa de sus reivindicaciones inmediatas, y aparecen como un -medio para que las amplias masas lleguen a acceder y ha­cer suyo el programa socialista.

Sin embargo, ya en esta etapa en que el capitalismo-pasa a su fase superior, o imperialismo, se ponen de ma­nifiesto una serie de características reaccionarias de . los sindicatos, que facilitan la corrupción, por influen cia de la burguesía, de las élites dirigentes de I06 sin dicatos.

Las riquezas arrancadas a las colonias y semi-coloni as por medio de la sobre-explotación, permiten a los ca~ pitalistas de las metrópolis, conceder un estatuto priv¿ legiado a ciertos sectores de la clase obrera, dotando -así de una base social a su politica burguesa dentro del movimiento obrero.

tts decir, los obreros privilegiados, la "aristocrft— cia obrera", al querer defender sus privilegios, es l a -tierra ideal para que los capitalistas siembren su semi­lla dentro del movimiento obrero.

I* degeneración liberal de gran parte de los parti— dos marxiste» acelera el proceso de aburguesamiento de — los sindicatos, consolidándose sus características más -reaccionarias.

El primer paso en este sentido se da en Inglaterra,-por parte de las Trade Unions (centrales sindicales), en vida aún de Marx y Engels.

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El paso siguiente sería en Alemania, y pronto sigui§ ron los demás paises capitalistas desarrollados.

En los paises capitalistas subordinados a las gran— des potencias, como era el caso de España, la supedita— ci6n de los sindicatos a la burguesía recorrió un camino más lento y conflictivo.

En la revolución rusa de Octubre de 1.917» los sindi catos juegan un papel reaccionario y sólo llegan a jugar un papel positivo en la medida en que se desborda alguna de sus caracteristicas bajo la influencia de los bolche­viques.

En 1» etapa posterior, y a pesar de la defensa que -de ellos hizo Lenin frente a los ataques que desde posi­ciones más reaccionarias hacían Trosky y Bujarin, los — sindicatos demostraron una incapacidad grande de unir a la clase obrera en torno a unos objetivos revolucionari­os y no ofrecieron prácticamente resistencias al proceso de degeneración revisionista del Partido bolchevique y -del estado soviético.

Los partidos comunistas de Occidente, trataron de -poner en pié sindicatos paralelos a los sindicatos soci»-aldemócratas que, si bien se apartaban de la política im perialista y social-chovinista de estos últimos, no se -diferenciaban esencialmente en las demás características politicas y organizativas.

La rápida degeneración revisionista de esos partidos (que en muchos aspectos ni siquiera habían llegado a rom per con su pasado socialdemócrata) y la fusión de esas -centrales sindicales "rojas" con socialdemocratas, abre paso a la tercera etapa de los sindicatos.

En,esta tercera etapa. LOS SINDICATOS DEJAN DE JUGAR ÜN PAPEL POSITIVO EN LOS PAÍSES CAPITALISTAS DESARROLLA­DOS, aun en el4;erreno limitado de la lucha por mejoras -inmediatas, pues aparecen intimamente ligados y supedita dos a partidos políticos burgueses que los manipulan pa­ra sus distintas alternativas.

En esta etapa empieza a jugar un papel incluso repre sivo de los movimientos espontáneos que tienden a desbor dar los límites de su política burguesa y" en muchos ca— sos se convierten incluso en piezas imprescindibles del-aparato de Estado burgués y del propio sistema de plani­ficación capitalista.

Ya en los años 50 los teóricos americanos y los ecó>-

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noraistas británico® laboristas llegan incluso a defender el papel positivo de los sindicatos en la economía capi­talistas moderna, en tanto que "poder compensador", "co­rrectivo".

Lo cierto es que, durante decadas, han sabido sacar-buen provecho de dicho papel para regular las crisis cí­clicas del sistema capitalista.

Todos los sindic»toe que existen hoy en los paises ca­pitalistas SON EL PRODUCTO HISTÓRICO DE LA' PREDOMINANCIA DE LA IDEOLOGÍA Y POLÍTICA BURGUESAS DENTRO DEL MOVIMIEN TO OBRERO.

Pero a su vez, LA EXISTENCIA DE ESAS ESTRUCTURAS DE-ENCUADRA MIENTO Y CONTROL BURGUÉS DEL MOVIMIENTO OBRERO -QUE SON LOS SINDICATOS MODERNOS, SON UN FACTOR FAVORABLE A LA REPRODUCCIÓN DE LA IDEOLOGÍA Y POLÍTICA BURGUESAS -DENTRO DE LA CLASE OBRERA, Un factor que favorece la he­gemonía, de los partidos burgueses.

Hasta tal punto esto es cierto, que en aquellos pai­ses en que, tras una etapa de dictadura fascista, la bur guesía se ¿ropone asentar su dominación sobre bases parv lamentarias democrático-burguesas, los mismos gobiernos-favorecen la iraplantaci&n de centrales sindicales más o menos dóciles (como ocurre hoy en el estado español, en que el Gobierno favorece descaradamente a sindicatos co­mo USO y UGT).

Y en aquellos paises con régimen parlamentario donde soplan vientos revolucionarios, la burguesía no vacila en fortalecer el papel de los sindicatos (como en Fran­cia, tras la crisis de Mayo del 68 ) ,

De expresión de la lucha del movimiento obrero fren­te a la burguesía (como lo fueron entus primera» tstapas)-los sindicatos han pasado hoy, en la era del imperialis­mo y de la revolución socialxsta, a ser armas que la bur guesía del mundo capitalista emplea contra el movimiento obrero.

Por encima de su diversidad, todos los sindicatos — ein excepci&n presentan cierto número de característica^ comunes.

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Desvian por tanto la lucha de los trabajadores de la perspectiva revolucionaria de destrucción -del Estado Burgués y formación de un nuevo apara­to de Estado basado en sus propias organizaciones de masas, surgidas del Movimiento efectivo y no a base de elementos parciales de la línea burguesa de un partido.

m encierran al movimiento obrero en sí mismo, Impi­diéndole jugar un papel político dirigente del — conjunto del pueblo y erigirse así en clase domi­nante. Con este objetivo, se centran fundamental*-mente en la obtención de mejoras-económicas y en

. el terreno de la producción.

a» supeditan la lucha e intereses del movimiento o — brero a los intereses corporativos y reaccionario de sus élites más privilegiadas ( o "aristocracia obrera") e incluso de los sectores pequeño-burgue ses ligados a la producción en gran escala .(técnT eos, cuadros administrativos . . .)apoyandose pa­ra ellb en las ideas más atrasadas presentes en­tre las masas obreras.

Estas características políticas comunes se oponen -frontalmente a los intereses objetivos de la clase ob*¡»» ra, a" la revolución socialista, y corresponden a la ideo logia de una nueva élite social, de una "aristocracia -obrera" integrada por técnicos, especialistas y burócra­tas sindicales que luchan por defender sus pequeños y -grandes privilegios, perpetuando el modo de producción -capitalista.

Estas características se refieren, naturalmente, a -los sindicatos de carácter formalmente "democrático" e — xlstentes en los paises capitalistas desarrollados.

Los regímenes fascistas pusieron y ponen en pie unos "sindicatos" que son simplemente una parte del estado — destinada a controlar y reprimir al movimiento obrero in cluso con métodos policiacos.

En el caso de los'paises de capitalismo de Estado, -los sindicatos tienen un doble papel de encuadramiento y resolución de los intereses inmediatos de los trabajado­res y de control y gestión del aparato de Estado, pues -tienen a su cargo la misión de vigilar la aplicación de los objetivos de "producción marcados por el plan y la ta

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rea de asumir un cierto numero de funciones ssistenciales y recreativas.

Be ahí el calificativo de "social-fasoistas" usual en el vocabulario de los marxistas-leninistas,para designar el papel de los sindicatos y partidos revisionistas.

A escala más reducida, estas son las funciones que -el Partido Comunista de Portugal trató de asignar a la -Intersindical en las empresas nacionalizadas, o el Parti do Comunista Francés durante el Primer Gobierno Provisio nal del General De Gaulle después del fin de la 23 gue— rra mundial.

Estas características comunes que hemos citado, se -"expresan bajo formas y posturas políticas muy diversas, y en muchos casos, contradictorias, que reflejan el gra do de subordinación o de autonomía relativa de esta fra cción.social en relación a la burguesía monopolista do~ minante.

Así mientras los sindicatos más dóciles a los parti dos gubernamentales (cristianodemócratas, socialdemócra tas o "amarillos")solo aspiran a disfrutar un modesto -papel de auxiliar de la burguesía monopolista-.; los sin­dicatos orientados por revisionistas y socialdemócratas de "izquierda" (como la CGT o la CFCT francesas, por — ejemplo) aspiran a hacerse con el control del aparato -de Estado burgués, a catapultar a sus dirigentes al pa­pel de gestores del modo de producción capitalista.

En el primer caso, .la política burguesa se expresa bajo una forma "apoliticista", orientando el movimiento obrero a desentenderse de' la lucha politice, que se de­ja asi en manos de los partidos gubernamentales} en el segundo caso, los sindicatos se orientan decididamente* a apoyar la lucha parlamentaria de los partidos burgue­ses reformistas y-revisionistas.

Los sindicatos pueden llegar, pues, a enfrentarse -con un gobierno, e incluso con un sector de la burgue— sía (así, por ejemplo, los sindicatos ingleses provoca ron la caida del Qobierno conservador en Gran Bretaña,"" y la Intersindical en Portugal apoyó la nacionalización dej capital bancario), pero nunca orientan a los traba­jadores a la lucha frente al aparato de Estado burgués, frente a la división social del trabajo propia del ca— pitalismo.

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Una parte de esta burocracia es teóricamente elegi­da por la masa de afiliados. Pero el sistema de elec ción típicamente burgués (delegación de poder irre vocablo por periodos prolongados, a través de un vo to secreto) pasa por tantos escalones intermedios, que resulta prácticamente imposible la modificación de la composión del núcleo dirigente.

en muchos países la patronal y el Gobierno han esta blecido, de común acuerdo don los sindicatos, unos-órganos permanentes de representación del conjunto-• de los trabajaiores para las negociaciones, tales -como los delegados de empresas o comités de empre— sas, que cumplen en otros países el papel que aquí-jugaban los enlaces, o que quieren jugar ahora las-comisiones estables. La disputa parlamentaria por -la obtención del mayor numero de puestos representa tdvóe es el terreno privilegiado de disputa entre -las distintas centrales sindicales. En muchos casos esta relación electoral es la {¡nica relación exis— tente entre las masas de trabajadores y los sindica tos, y es MUY EXCEPCIONAL (en situación de lucha ra dicalizada) que esos sindicatos provoquen asambleas de trabajadores y sometan sus programas reivindica-tivos y propuestas a la opinión mayoritaria.

¿Existen sindicatos "revolucionarios", es decir, sin dicatos que escapan al mQdelo que hemos expuesto ?

Los grupos revolucionarios que han tratado de consti tuir otros sindicatos que EN ALGÚN ASPECTO rompiesen con" la política burguesa de los sindicatos existentes, han -llegado enseguida a un callejón sin salida, y sólo han -obtenido éxitos parciales en la medida en que han puesto en cuestión EL CONJUNTO DE LAS CARACTERÍSTICAS DEL SINDI CATO MODERNO, impulsando organizaciones de masas de nue­vo tipo, en abierta.pugna con las centrales sindicales -(como fue el caso de los comités de acción en Francia en-Mayo del 68, o los consejos de delegados y comités de em­presa . en Italia).

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Tampoco han alcanzado éxito algano los grupos revolu cionarioe que se proponían apoderarse de la mayoría en -las centrales sindicales.

Los dirigentes revisionista ; o reformistas han expul sado sin contenplaciones a las mínorias disidentes o Be­ban visto obligados a escindirse.

No obstante, a nivel de empresa o local, en algunos^ sindicatos existen secciones dirigidas por revoluciona­rios que han jugado un papel positivo en las luchas, e incluso han contribuido inicialmente a aglutinar a la -vanguardia luchadora. Sin embargo, esas secciones tro— piezan rápidamente con,la acción represora, de la cen — tral sindical, que en cuanto puede descompone o aisla -la "manzana podrida".

Pero a lo largo de tantos años de lucha, la clase -obrera no se ha conformado sólo con organizarse en sin­dicatos.

Fundamentalmente a partir de la revolución rusa de Octubre del 17, es decir, desde que, en la fase imperia lista dej capitalismo los sindicatos pasaron a jugar un papel fundamentalmente reaccionario, los obreros de te-do el mundo han desarrollado iniciativas que han dado -como fruto'otras formas organizativas, algunas de las -cuales han llegado a constituirse en base de un nuevo -Estado, sobre la base de la destrucción del sistema bur gués.

En el siguiente capítulo estudiamos las más impor— tantes de estas experiencias. • * -

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z OTRAS

FORMAS DE ORGANIZACIÓN

DEL MOVIMIENTO OBRERO

INTERNACIONAL

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SOVIETS y CONSEJOS DE

FABRICA EN RUSIA

Estudiamos aquí formas de democracia direota apareo!— das en Rusia, fundamentalmente en los meses previos a la revolución de ootubre (1.917) y que fueron los oanalee — principales para que las masas participasen en la toma de decisiones a lo largo de todo este periodo, incluida la -decisión de lanzarse a la toma del poder.

Loa soviets nacieron de forma embrionaria en 1.9o5, — formados por delegados elegidos en las fabricas, oorao co­mités de dirección dé huelgas, en torno a objetivos como reducción de jornada, eliminación de trabajo nocturno y -libertad de reunión, expresión y aüooiaoión.

Estas coordinadoras se disolvieron una vez terminadas las huelg&3 y, concluido al periodo *ír/oluoionario. de — — 1.905, no volvieron a surgir hasta 1.917.

?n periodos de reflujo, y de represión zarista, las — formas de organización d© la Oíase Obrera eran clandesti­nas y tosaban forma de pequeñas comisiones de fábrica, — condensadoras de la energía revolucionaria en las empre—

jas.

A finales de febrero de 1.917, durante la revoluoión -de febrero, en que se destituyó al zar y se puso en pió -un Gobierno Provisional, los obreros volvieron a orear es_ pontáneamente formas de coordinación de delegados direc­tos de obreros y soldados, que recibieron el nombre de — soviets.

¿ende su nacimiento, loe soviets de obreros y soldados pusieron en ou*»*tión la autoridad del Gobierno Provisio—

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nal burguác, y en ellos estuvo siempre a debate la cuestión del poder.. Pero las fuerzas mayoritarias en el Soviet en -los primeros meses de su oreaoión (partidos con una linea pequeño-burguesa.) desviaron a los obreros de sus intereses y los guiaron haoia la sumisión al Gobierno Provisional, -asignándoseles, una fundón de apoyo orltioo y control de -opte Gobierno, pero con un sometimiento expreso.

El partido bolchevique que tuvo al principio una postu­ra vacilante ante loe soviets, impulsó a partir de abril -la ooVis igna leninista de "todo el poder a los soviets", y en ellos, a partir de entonces, se libró una dura lucha de lineas entre los obreros y soldados que, dirigidos por el Partido marxista-leninista, seguían una vía revolucionaria que planteaba la revolución socialista, y los obreros y — soldados que, bajo dirección pequeño-burguesa, frenaban a las masas obreras y populares en su lucha por la toma del poder.

Los soviets crecieron y se hicieron fuertes en el plazo de pocos meses, oon la celeridad que todos los periodos — revolucionarios imprimen a los procesos políticos.

Asi, un mes después de su fundación, y cuando los bol— cheviques too. hablan lanzado aún la consigna de apoyo a los soviets, el Soviet de .Petersburgo contaba oon casi 3.000 -diputados. En las sesiones de los soviets participaban tam bien, oon voz pero sin voto, representantes de sindicatos y consejos de barrios. . . .

Es decir, y en la medida en que iba creciendo el-proce­so revolucionario haoia la insurreooión que llevarla a la Clase Obrera al poder, las masas movilizadas fueron eli-giendo representantes directos, que reflejaban sus intere­ses y hacían posible su participación en las decisiones — globales. ' Sólo porque los soviets expresaban el. apoyo de la mayo­

ría de las masas al Programa Revolucionario del Partido — Bolchevique, pudo la Clase Obrera tomar el poder en Rusia.

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mmmmmmmmmmmmmmmmmmwm • 11— — mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm • M U I W W W W I MIUM» \mmmwmmmmi^mmmmmmmmmmmmmmmmmm

Los soviets, pues, agrupaban, a lo largo de todo el pe ríodo pre-revoluoionario s los representantes direatos de las masas obreras y populares. Paralelamente» impulsaron • la creación de consejos o soviets de fábrica, formadas ex­clusivamente por obreros, elegidos en asamblea, y que tení­an por misión las negociaciones con la dirección, controlad­la producción y, en general, todo el campo de la lucha eoó-nóraioa.

Es decir, ademas de los soviets que reunían a represen— tantea de todas las olases populares, la clase obrera tenía su organización especifica, los oonsejos de fábrica, sali— dos del oovimiento rasl, y ligados estreohísimamente a ól$ sus delegados eran elegibles y revocables, y expresión de -las masas movilizadas, expresión de las asambleas obreras.

Es decir, no eran organizaciones creadas por arriba, en base a unos puntos ideológicos fijados por algún p.rtido,ni tenían permanentes fuera del control de los obreros, como -los sindicatos.

Eran organismos de democracia directa, surgidos para la defensa de unas reivindicaciones oonoretas, que empezaron-r siendo de reducción de jornada, aumentos salariales, eto, y terminaron por plantearse claramente la necesidad de la to­ma del poder.

En realidad, no había una división olara de funciones — entre los Consejos de fabrios y los Soviets, aunque por lo general los soviets se ocupaban de cuestiones políticas, y los Consejos de economía y de organización interior en las fábricas.

Es importante subrayar que tanto los soviets oorao los oonsejos de fábrloa surgieron y se fortalecieron en un pe­riodo de gran efervescencia revolucionarla, en que no' sólo la ouestión del poder estaba planteada en los debates de -los obreros (con una aguda luoha de líneas en torno a esta ouestión entre bolcheviques y mencheviques y sooialrevolu-oionarios), sino que los obreros iban armándose y preparan

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dose para una insurrección que ocurriría pcoos meses des*-puée.

Es decir, la toma del poder no se hizo a espaldas de las masas, sino con el apoyo masivo de las masas obreras -y populares, expresado por los Soviets y los Consejos de -fábrica. Estos consejos, reunidos en una oonferenoia pan-*r rusa en vísperas de la revolución de.octubre, decidieron -apoyar a los Soviets y partioipar en la insurrección, s i ­guiendo el camino indicado por el Partido Bolchevique.

Este es el oamino que llevó a la clase obrera y al rejB to del pueblo, organizado en Soviets y Consejos de fábrica a constituirse en base del nuevo Estado Socialista.

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LAS ALIANZAS OBRERAS y

J- LA COMUNA ASTURIANA de

1934

Coincidiendo oon los primeros pasos de la recuperación económica de la crisis capitalista del 29, 1.934 fué un — año de grandes luchas protagonizadas por la clase obrera -frente a la burguesía en toda Europa oooidental.

Pero hay que oonsiderar todo este movimiento de lucha obrera como la ooniinuaoión de un periodo que habla abier­to la revolución bolchevique de 1.917 en Rusia, y que s e ­guía durante estas fechas enfrentándose a los movimientos faeoistas (Mussolini se habla oonsolidado en Italia, Hitler habla llegado al poder en 1.933.

Desde Viena a Asturias, pasando por las luchas en la -capital francesa, se estaba realizando en este año un movi miento de lucha protagonizado por las masas obreras y popu lares.

La resistenoia tenas que demostraron los trabajadores y la firme voluntad revolucionaria que su lucha implicaba, recordaba la gesta protagonizada mas de medio siglo antes por el proletariado de Paris en la Comuna.

En el caso español, para que el viejo problema de la «* unidad obrera pudiera resolverse en un sentido favorable, habría que consolidar las enseñanzas que dio la experien­cia revolucionaria de ootubre del 34 en Asturias, en la -que resaltó, sobre todo, la forma unitaria de organización de la vanguardia obrera que suponen las Alianzas Obreras.

Estas Alianzas, y los Comités Revolucionarios que más,

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tarde se implantaron, hicieron posible que el proletariado forjase en Asturias, a través de su insurracoión armada, -una de las experiencias más importantes dentro del Movimi­ento obrero en Españai la Revolución Socialista.

En 1.934» con la entrada en el Gobierno del fascista — Gil-Robles lider del partido llamado CEDA en aqullos mcaen tos, se desata en todo el Estado Español un movimiento de lucha obrera que desencadena una Huelga Gsnei-al en todo el Estado oomo protesta a la entrada de fascistas en el G o ­bierno.

La Clase Obrera y el resto del pueblo del 23tado espa— ñol, veían que el progreso del fasoismo ponía en cuestión los avances y conquistas arranoadas por sus propias luchas, y temían que Gil-Robles fuese un Hitler a la española.

En muchas regiones, ciudades y pueblos, se orea, con — mas o menos intensidad, una forma de organiaaoión que en n» sus inicios pretende unir a la oíase obrera, dividida en — esos momentos en diferentes organizaciones sindicales y _-políticas (UGT,CNT,?S0E,BOC,,.).

Este intento es la oreación de las Alianzas Obreras, una de las exporienoias más enriqueoedoras del Movimiento revolucionario asturiano, una aportación fundamental al — Movimiento Obrero Internacional.

Sin embargo, solamente en Asturias las Alianzas Obreras consiguieron constituirse en verdaderos órganos de poder -de la Clase Obrera. Solamente en Asturias el Frente Único (constituido por esas organizaciones que recogían a la van guardia luchadora) pudo ser una realidad que uniese a obre ros independientes, obreros comunistas, socialistas, anar­quistas, etc.

La vanguardia luchadora de la clase obrera asturiana se unió, independientemente de su ideología, en una organiza­ción unitaria para dirigir el proceso insurreccional astu­riano, movilizando y organizando en torno a los objetivos

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•II I — — • l l l l l I III - I — i — — — — • » • I

revolucionarios al conjunto de la Clase Obrera y al resto del pueblo asturiano.

Curante la Huelga General, que, como antes hemos visto se extiende por todo el Estado español, la actividad y di­rectrices que marcaban las Alianzas Obreras era desigual y a veces contradictoria en los diversos puntos del Estado.

Esto hay que entenderlo y analizarlo desde la perspec­tiva de la luoha entre diferentes posiciones políticas que se encontraban en el seno de las Alianzas, e incluso en la forma que revistió dicha unidad.

Asi como en Asturias la unidad en las Alianzas Obreras impulsé la unidad desde la misma base de las fábricas, mi­nas, barrios, ato, en los distintos pontos del Estado E s — pañol esta unidad adío se hace por "arriba" entre las dis­tintas organizaciones sindicales y politices. Es deoir, en el reato del Estado las Alianzas fueron sólo una coordina­ción de I03 estados mayores de las organizaciones que las componían.

fca falsa unidad es fruto directo de las posioiones — políticas maycr^tarias qua dominabas en las Alianzas Obre­ras de Madrid, Catalunya y Euskadi.

Es decir, ol partido majoritario on esos momentos, el PSOE, se cpone desde el pricsr ¡«omento a que la "huelga -general paolfioa" que preconizaba se convierta en una In­surrección proletaria en todo el Estado.

Asi, los los sooí alistas en Madrid negaban obstinada­mente a la Alianza Obrera la oapaoidad de dirigir una in­surrección contra la burguesía, negándose a formar una mi licia revolucionaria unifioada y efectivamente armada ba­jo la dirección de las Alianzas.

Y es que es claro. Si la Alianza hubiese tenido fon— oión dirigwite y una milicia a sus órdenes, hubiera podi­do dirigir el movimiento insurreccional incluso contra la voluntad de los socialistas, porque amplios sectores

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de la vanguardia obrera y de las mismas masas, estaban dis­puestos a lanzarse a la toma del poder, y las oondioiones eran propicias, como lo demostró la CSbmuna Asturiana.

En definitiva, en Madrid, la Alianza Obrera se redujo a un contacto entre las direcciones de algunas organizaciones políticas y sindicales. El rente Único basado en las Alian zas Obreras, y su definioión a favor de la toma del poder, quedó en un simple proyecto.

En Catalunya la situación era esencialmente la misma, — aunque con características diferentes. En Catalunya domina­ban las centrales sindicales, fundamentalmente la CNT. X en la medida en que las Alianzas Obreras, como principio del -Frente Único y organismo de poder proletario, se oontrade— oían con la política sindical praotioada por las centrales sindicales, estas se negaron a potenciar la unidad de la — Clase Obrera en torno a las Alianzas.

Sólo en Asturias el impulso revolucionario de las masas logró romper esta división y poner en cuestión las direotri oes de los dirigentes socialistas, arrastrando a la base — del PSOE a formar una estructura de poder; basada en las — Alianzas Obreras.

Las Alianzas Obreras, tal y cómo funcionaron a partir del 4 de Octubre en Asturias, supusieron la superación de la la alternativa sindical, desbordando la capacidad de los — sindicatos existentes, y consiguieren ln unidad en torno a lo que en aquellos momentos so estaba poniendo.en primer -plano dentro del proletariado» el ^nfrentamiento oon la — burguesía en el poder y la toma del poder político por la Clase Obrera a través de la insurrección armada y la con­quista y puesta en marcha de un nuevo Estado, el Estado So­cialista.

Ce esta forma, las Alianzas Obreras be erigen en órga­nos de poder de la Clase Obrera y dirigen desde este momen­to el prooes o insurreccional revolucionario en Asturias.

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Pesdo el mismo día 4 de Octubre, todas las notioias que provienen de las Alianeas Obreras confirman que existe una disposición total por parte de la vanguardia obrera pa ra pasar a la insurrección armada y arranoar el poder a la burguesía.

El movimiento insurreccional condensa en Mieres, donde los mineros toman al asalto los cuarteles de la Guardia — Civil y el Ayuntamiento.

Este mismo dia, un obrero de la Alianza Obrera proola— ma desde el balcón del Ayuntamiento la REPÚBLICA SOCIALIS-TA.

Inmediatamente después, y por impulso de las Alianzas Obreras, se nombran Comités Revolucionarios en las zonas y en la región. De la misma forma, es oreado el Ejército Ro­jo, que está supeditado directamente al control de las Ali ansas Obreras y de los Comités Revolucionarios.

En la medida en que la insurrección va triunfando en -toda la cuenca minera, se van estableciendo los órganos de poder obrero, los Comités Revolucionarios que organizan el combate y las nuevas formas de vida en cada lugar.

Pero los Comités Revolucionarios no sólo se encargan de dirigir militarmente la insurrección, sino que organi— san la actividad de las fábricas y barrios, el reparto de los alimentos,etc...

So levanta en Asturias todo un poder obrero que sobre las ruinas del viejo aparato de Estado burgués, erige un nuevo Estado dirigido por la Clase Obrera a través de sus Comités Revolucionarios.

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Asi, los Altos Hornos de Hieres, abandonados por los obreros el dia 5, se vuelven a poner en marcha después de que el Comité Revolucionario hiciese un llamamiento a los obreros. Estos se integran en las tareas de producción so_ oialista-en la perspectiva del triunfo de la Revolución.

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En la región de Turón, los obreros constituyeron una organización especial que debía velar por el manteni»ien-to del trabajo en las minas. Nombraron nuevos ingenieros y administradores de las minas, destituyendo a los anti­guos administradores burgueses.

Durante los qulnoe dias que duró la Comuna Asturiana, los Comités Revolucionarios ejercieron verdaderas funcio­nes de poder socialista e impulsaron las tareas de produc­ción y distribución y también las de la política que se — oentran en los deberes de la Guerra Revolucionaria.

Toda esta organización politioa, el levantamiento y la unidad conseguida a través de la constitución del Frente -Único en Asturias, no se logró en el resto del Estado espa ñol, y este aislamiento junto oon la inexistencia de una -alternativa revolucionaria en todo el Estado y la no asun­ción de un Programa de Transformaciones Socialistas que — permitiera a la propia Clase Obrera y al resto del" pueblo unirse en tonno a esta alternativa, y derrocar *a la burgue sla en todos los planos (político, eoonómioo y militar) — fué una de las causas fundamentales para que el proletaria do asturiano quedase aislado y cercado por el ejército pro fesional de la burguesía (a Asturias, además de la Guardia Civil y la de Asalto, enviaron tropas de la legión y marro quls, al mando de Franco), con lo cual el poder socialista que los obreros levantaron en Asturias duró 15 dias.

Al cabo dé los cuales la fuerza militar burguesa des­truyó el poder socialista que los obreros hablan erigido -y cebó su represión sobre los Comités Revolucionarios y — sobre todos los luchadores asturianos.

Sin embargo, La Revolución de Asturias no fué una sim­ple derrota, fué también una gran victoria que al proleta­riado asturiano nos legó a toda la Clase Obrera, a todos -los revolucionarios, una de las enseñanzas más importantes de toda la historia del Movimiento Obrero español t el ca­mino para lograr la unidad obrera, el oamino para construir

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el Frente Unioo a través de las AlJaneas Obreras aglutinado ras de la vanguardia obrera, y el oamino para constituir — este Frente Unioo en Uranos de poder de la Clase Obrera,

En esta vía va el último comunicado que el Comité Revo luoionario de la provínola haoe llegar a los obreros astu— ríanos derrotados y represallados por las fuerzas militares burguesas.

"El número de muertos, heridos, prisioneros y per­seguidos en Asturias puede evaluarse en 18.000 — hombres. Todos estos hombres quedarán gravados en lo más -profundo del proletariado asturiano, y entre e lloe hay que destaoar a aquellos que desde sus -inicios colaboraron en la UNIDAD REVOLUCIONARIA, impulsando las ALIANZAS OBRERAS".

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ORGANIZACIÓN DE MASAS

3 en la I REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA

En el curso de la Revolución Cultural China se desarro­llan formas de organización dé las masas que superan las al temativas de tipo sindical y van más allá del nivel de la lucha económica.

En el periodo anterior a la Revolución Cultural, a pe­sar de que el poder de la burguesía habla sido derrocado, la revoluoionarizaoión de las relaciones de producción en las empresas no estaba de hecho en el puesto de mando. El rendimiento económico se hallaba en primer término y exis­tían incentivos materiales para estimular la producción.

En muchos sitios, los ouadros dirigentes no participa­ban en la producción y los trabajadores, a su vez, no toma ban parte en la gestión del- proceso productivo ( a pesar -de que, a través de la Carta de Anshan de 1.960 el Partido Comunista Chino ponía el acento en la superación de esta Bituaoiónj .

Habla una barrera entre los trabajadores y la direo— oión , ya que el principal criterio para desempeñar funcio nes de dirección era el de la competencia técnica.

Los obreros no controlaban a la dirección, y el direc­tor de las empresas era nombrado por la Administración Cea tral y tenia capacidad para tomar decisiones.

Por otra parte, las únicas organizaciones existentes -en las fábricas eran los Comités de Partido y Sindicato, Los Comités de Partido en muahos sitios sólo se ocupaban -de la producción. Es decir, desempeñaban unes funoicnes —

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burguesas que no iban dirigidas a revolucionarlzar constante-nenie las relaciones de producción o impulsar le lucha de li neas en una vía de avance hacia el comunismo, sino en repro duoir las relaciones existentes.

De este modo, loo Comités del Partido abandonaban su pa peí como vanguardia oarxista-loninista»

Los trabajadores tenían además, organización3B sindica­les en las fábricas, que se caracterizaban ñor sus rasgos cada ves más burooráiioos.

La Revolución cultural es un movimiento de masas que se rebela contra los aspectos burocráticos que se iban oonsoLi dando en China y que se reflejaban en el acomodamiento a una situación de privilegios de sectores del Partido (qua se se paraban de las masas) asi como de los cuadros sindicales.

La revolución cultural pone en cuestión esta linea bur­guesa que iba ganando terreno. La lucha contra ella empieza en 1.965 an el terreno artlstioo-literário.

Esta batalla que se inicia dentro del Partido se extien de a la Universidad con la aparioión de los Guardias Rojos, que son organizaciones de masas que agrupan a alumnos de ba chillar, de universidad y a algunos profesores.

Esta organización de masas no nació de repente, sino a través de las luohas contra los métodos pedagógicos. A par­tir de 1.966, la organización de estos grupos, que nacieron en Pekin, se extendió a toda China.

Este movimiento se extendió a las fábricas, apareciendo a impulsos de la acción de los Guardias Rojos, grupos obra­ros que se organizaron y se lanzaron a ejeroer la critica -oontra la linea burguesa que se reflejaba en mfiltiples a s ­pectos.

Es de este modo oomo se desrrolló una nueva organiza­ción de masas. Las organizaciones sindicales, y en muchos sitios los Comités del Partido, serian derribados -jons+itu-yendo el blanco de las criticas.

Asi aparecieron nuevas organizaciones de masas que no

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pe reducían al terreno económico, sino que se oreaban en -este movimiento de lucha contra la linea burguesa, sino que se iba consolidando y exigían la participación reml en la-geBtión.

Esta nueva organización de masas se desarrolló poten ciando constantemente la participación activa de las masas en la lucha contra la linea burguesa. Estas organizaciones ponían todos los asuntos a discusión entre las masas, ha—— oiendo de este modo que las masas fueran verdaderos prota­gonistas.

Cabe destacar, por tanto, el heoho de que allá donde — surgieron estas organizaciones de los sectores avanzados de las masas, dispuestos a luchar oontra'la linea burguesa, —> fué donde se diduna mayor participación de las masas en to­dos los asuntos.

De este modo, la eiistenoia de estas organizaciones de masas es lo que ba impulsado estas características de la Revolución Cultural, oomo gran movilización de masas.

Asi, durante la Revolución Cultural, Jos obreros avan­zados, en muchos sitios, se organizaron impulsando la par­ticipación activa de las masas en la lucha política que se desarrollaba, llegando a derrocar al Comité del Partido, y funcionando sin esperar a la oreación de uno nuevo (en la fábrica General de Botonería de Pekin, por ejemtilo, se ex­tienden estas experiencias luchando contra los reglamentos irracionales que existían y por un control real de- los—>

cuadros; en esta fábrica, de 1.966 a 1.969, no hubo Comité del Partido.

Igual que los Guardias Rojos, estas organizaciones (— llamadas "rebeldes" porque se rebelaban oonvT* la. linea — burguesa) agrupaban a los sectores más conscientes que se unían en cada sitio para impulsar esta lucha oontra la vía capitalista.

No eran por tanto organizaciones formadas mediante de-

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mooraoia directa. Inoluao, durante un primer periodo, los Guardias Rojos tuvieron que funoionar de forma semi-o^an— destina, para resguardarse de los ataques de los cuadros -comprometidos en la via reaccionaria.

En lo que respeota a las relaciones internas, estas or ganizaoionee se reglan por criterios democráticos, ya que sus efes, al igual que los de loe Guardias Rojos, eran — elegidos de forma directa, y podían ser revocables en cual quier momento.

Betas organizaciones obreras, junto oon las de los — Guardias Rojos, constituirían rápidamente centros de direo oidn comunes a nivel de grandes oludades y provincias.

£1 Partido Comunista Chino, en el que existía una fuer te lucha de lineas, lanzó las consignas de "libertad de — reunión y asociación de las masas", "hacer la revolución -y estimular la producción", impulsando de este modo la vía revolucionaria.

Las organizaciones de masas que nacieron en lucha con­tra la linea burguesa no se desarrollaron de manera ideal, sino en estreoha relación con esa lucha de líneas.

Desdo el prinoipio, los cuadros reaccionarios hicieron todo lo posible para que los Guardias Rojos no llegasen a las fábricas, para que no convergieran an el Movimiento — Obrero,

Como no pudieron conseguir esto, se dedicaron, en el -otoño del 66, a apoyar a algunos grupos organizados en las fábricas para atacar a estas organizaciones de macas.

Asi, en Pékin se orea, sobre todo en la Fábrica del Me tal n»l, el Ejéroito de Trabajadores Rojos, que estaba * — oonstituldo por trabajadores de la industria que gozaban -de una situación privilegiada por los beneficios obtenidos por el sistema de primas que existia antes de la Revolu—— oión Cultural,

También algunos res-ponsables de los Sindicatos se ad­hirieron a esta organización o la apoyaron.

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Con el desarrollo de las organizaoiones de masas, el papel de la Clase Obrera en la Revolución Cultural creció y se hizo decisivo a lo largo del otoño del 66.

Las regiones industriales (Sanghai, Heilunghiang) pa­saron a convertirse en el centro de la Revolución Cultu­ral. En Sanghai se orearon poderosas organizaoiones obre­ras que atacaban al alcalde y a su primer ayudante, que. -se esforzaban por defender su situación privilegiada en — vez de desarrollar los intereses de la Revolución.

La tarea de estas organizaoiones obreras se haoia apo-yandose fundamentalmente en la movilización de las masas*

Se oreó el Cuartel General de la Revuelta Revoluciona ria, que agrupaba a las diversas organizaciones de masas de las fábricas de Sanghai, deoididas a combatir al aloal de.

Los representantes comprometidos oon la línea burguesa orearon, a su vez, el Departamento de la Defensa Roja de — Mao Tse Tung, organización conservadora impulsada por la misma municipalidad y basada en los cuadros sindicales.

Conscientes de que las formas de organización de ma— sas que apareoian y el impulso que éstas, daban a la acti­vidad política de las masas, dificultaban su control, los reaccionarios se empeñaron en reducir a toda costa la lu-oha obrera al terreno reivindioativo económico, al terre­no sindical.

Esta ofensiva reaccionaria se centró en desorganizar -a la Clase Obrera mediante una ofensiva basada en el eoo-nomicismo.

Esta ofensiva reaccionaria consistía en desviar la lu­cha de la Clase Obrera de sus objetivos políticos para — canalizarla hacia reivindicaciones de orden puramente ma~ terial.

Esta reacción se extendió para frenar el avanoe.j pollti óo y organizativo de las masas obreras y popularen,- su — real autodeterminación.

En diversos sitios (Pekin, Shangai....) los reaccione-

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ríos oontaron oon responsables eindioales para haoer de oo rreas de transmisión de su política,

A prinoipios del 67» la situación era muy oonfliotiva. En Shangai, el Cuartel General de la Revuelta Revoluciona­ria, junto a otras diez organizaciones de masas de la ciu­dad hicieron un "Mensaje a toda la población de Shangai", denunciando el eoonomioismo.

Los sectores avanzados de la Clase Obrera de Shangai -ponían sobre el tapete la cuestión del poder político.

Durante estos acontecimientos, el Comité central del -Partido, apoyó a los "rebeldes" en su lucha contra la l i ­nea burguesa entre las masas.

En este movimiento se oreó la Comuna de Sanghai (mas tarde, Comité Revolucionario de la Municipalidad de San—-ghai), pasando el poder a manos de los "rebeldes". En la región industrial de Heilungkiang también se oreó otra or ganizaoión de este tipo.

La creación de estos organismos de poder local era — exaltada por el Partido, oomo algo indispensable y revolu oionaxio, pero sólo allí donde la degeneración de los oua dros dirigentes lo exigiese, y no oomo un ejemplo a seguir por las masas de todas partes.

A pesar de esto, en muohas regiones, a principio del 67» se orearon organizaciones de este tipo, dejando de la do los niveles inferiores de la administración y del apa­rato del Partido.

Se orearon nuevos organismos a todos los nivelest Co­mités Revolucionarios en los que estaban representados — los jefes de las organizaciones de masas "rebeldes".

De hecho, lo que estaba en cuestión era que la activó, dad de las masas no se restringiese a la luoha por objeti vos de orden material.

Los seotores mas avanzados de las masas exigían la — participación real en el plano político, exigían que el -poder no fuese ajeno a ellas. 30

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Este fenómeno ponía en tela de juicio, por tanto la re laoión existente entre el Partido y los sindicatos, empe— sando por no admitir la separación entre lucha económica y lucha política.

Los antiguos sindicatos van desapareciendo en la Revo­lución Cultural por no ser verdaderos portavoces de las ma sas, sino organismos burocráticos cuyos dirigentes se h a ­blan aoomodado a las funciones de dirección de las fábri— cas.

Los responsables sindicales procuraban reducir las ma­nifestaciones de descontento y dividir a la Clase Obrera.

En general, el proceso posterior, luego de los momen— tos de auge, ha tendido en China a la degeneración de esas organizaciones de masas. Pero el análisis de las causas de esta degeneración escapa al objetivo que aqui perseguimosi recoger las importantísimas experiencias que, en el terre­no de la organización de la vanguardia luchadora de las ma; sas, nos ofrece la Irán Revolución Cultural China.

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I EUROPA: EL MOVIMIENTO | OBRERO

CONTRA LOS SINDICATOS

A finales de los añoa óO,se desarrolla en varios paí­ses europeos una importante agudización de la luoha de — oleses»

Los sindicatos y su linea burguesa, son desbordados — ampliamente en el curso de grandes movimientos de lucha, de los ouales los más importantes fueron el Mayo de 1.968 en Pranoia y las huelgas de verano y otoño de 1.969 en — Italia.

A estas experiencias cabria añadir, los movimientos -reivindieativos en Portugal, en tiempos de los oinoo pri­meros Gobiernos Provisionales, que en varias ocasiones, -desbordaron y se enfrentaron a la aotividad de la ínter* — sindical (o sindicato único manipulado por el P.C.P.).

Aunque, fuera de esos momentos, los sindioatos han — vuelto a recuperar la inioiativa global dentro del Movimi ento obrero, en puntos concretos y en ciertos momentos — han resurgido objetivos,formas de luoha y organizaoién — qt¡e ponía una y otra vee en crisis la política burguesa de las centrales sindicales.

Este fué, por ejemplo, el oaso de la luoha de "LIP" en Francia o de numerosas aooiones desarrolladas en fábri oas italianas.

Jf. En Mayo del 68 se desarrollé en Francia, un masivo y rattioal movimiento estudiantil e intelectual, que se en— frente violentamente en la calle al régimen gáullista, y roapié abiertamente oon la estrategia electoralista de la izquierda revisionista y spoialderaécrata.

Bajo el impacto de estas luchas que desbordaban la oa paoidad represiva de la policía, se desaté en todo el pa­ís una amplísima movilieaoién de la Clase Obrera

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En sectores muy diversos de la producción, los trabaja­dores, se declaraban en huelga y ocupaban las empresas»

Como anteriormente lo hablan heoho los estudiantes, los obreros mas combativos constituyeron bajo la influenoia de los revolucionarios CCMITES DE ACCIÓN que/mlan en torno a unos objetivos de lucha a militantes sindicados y no sindi­cados, franceses e inmigrantes.

Estos Comités, llevaban sus propuestas y canalizaban las iniciativas de los trabajadores reunidos permanentemen­te en Asambleas de taller y asambleas generales.

En algunas empresas, esos Comités y asambleas de traba­jadores, llegaron a enfrentarse abiertamente a la acción li quidadora de las centrales sindioales. Esto explica, por — ejemplo, que, a pesar de que dichas centrales -y en primer lugar la CGT- firmaron pronto unos acuerdos con el Gobierno relativos a mejoras salariales, esos acuerdos fueron abier­tamente "contestados" por los trabajadores en muchas fábri­cas, y en CitrSen, por ejemplo, la huelga y ocupación se -prolongó durante tre.s semanas más.

La inexistencia de una dirección política revoluciona­ria y el caraoter en gran medida espontáneo del movimiento, impidió que esas luchas permitieran dar al Movimiento Obre ro francas, un salto en la vía revolucionaria.

Por el oontrario, fueron los mismos revisionistas los que en última instancia, trataron de saoar partido del Mo­vimiento, obligando a la burguesía monopolista a ampliar -los "derechos sindioales", es decir a fortalecer el papel de los sindicatos en la gestión oapitalista de la empresa.

•Jf* Posteriormente, en algunas luchas parciales, la acción de las centrales sindioales ha sido también "oontestaSHa".

En estes oasos, oasl siempre apareoe en primer plano un Comité unitario que reúne a los militantes obreros más pombativos o a una secoión sindical de empresa que desafia las directrices oentrales, y una asamblea de trabajadores que toma en sus manos la direooión de la lucha, designan-

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I

do sus propios representa;.ees directos, para asegurar las tareas ñas diversas.

Este fui, por ejemplo, inioialmente el caso de los tra bajadores de LIP» que llegaron a utiliaar formas de acción radicales que ponían en cuestión no solo la autoridad del

1 Gobierno y la legalidad existente, sino también la autori­dad patronal en la empresa. Negándose a aceptar oomo un he

l cho consumado Ya suspensión de pagos y el consiguiente des pido colectivo de la empresa, los obreros llegaron a secu­estrar y obtener informaoión de sus jefes, ocuparon la fá-brioa, se incautaron del material existente y hasta asegu­raron la produooión y venta de relojes con la única finali dad de seguir percibiendo sus salarios y, mantener la movi lizaoión y la financiación de la propaganda y la agitación.

Bajo la iniciativa del Comité de acción que englobaba a militantes sindicados o no sindicados, 1* asambleas de trabajadores de. LIP tomaba decisiones que situaban en un -grave aprieto no sólo a la patronal y al Gobierno, sino — también a las centrales sindicales.

Para ahogar la lucha, estas centrales empezaron a de­cir que "LIP es diferente" , que no habla que generalizar formas de lucha que podían ser justas sólo en oasos espe­ciales.

Y oyendo el Gobierno se decide a emplear la violencia en toda regla, para desalojar la fábrica, se limitaron a elevar su más "indignada protesta" al tiempo que condena­ba toda "violenoia", es decir la resistencia de los traba jadores de LIP,

La presión política reformista acabó ganando a través de una deformante ideología »autogestionarla"$ al propio Comité y a la mayoría de la Asamblea que aceptaron como -hechos inevitables la ocupación policiaca y la suspensión de la venta de relojes.

Con la vuelta al legalismo, el papel de las asamble­

as, del Comité unitario, se desvanece. Y vuelve a primer

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plano la acción negociadora de 1os"espeoialistas" , es de¡ oir, de las centrales sindicales, que obtienen un compro­miso oon la patronal y el gobierno para relanzar la empre ea.

•#• En las luchas de Mayo a Octubre de 1.969 en Italia,- y en partioular durante la gran Huelga General de la gigan­tesca FIAT, los sindicatos reformistas italianos sufrie­ron una grave crisis, pues se puso de manifiesto como seo toree importantes del Movimiento Obrero, y en ocasiones incluso mayoritarios, desobedecían sus directrices y se -organizaban independientemente de ellos.

En la PIAT empezaron a desarrollarse paros en algunos talleres, que pronto se generalizaron al oonjuntp de la — fábrica.

Los sindicatos que tenían un: papel reducido en esa oiu dadela de la burguesía monopolista (solo un 5$ de los obre ros se hallaban siridioaéos) trataron de capitalizar el mo vimiento desviándolo haoia la obtención de un mayor "po­der sindical" en la empresa (es decir, mayor libertad de. acción para los líderes sindioales, partioipaoión en el -Comité de empresa, en la fijación de los topes de produc­ción, etc...)

Los obreros exigían una ruptura del bloqueo real del «— bloqueo real de salarios y una reducción de la jornada de trabajo (mas salario y menos trabajo), j>ero las oentrales sindioales deoian que habla que esperar al Convenio Coleo_ tivo del Metal previsto para Octubre, para."no aislarse".

En los talleres, las asambleas empezaron a designar d¿ legados de equipo (que es la unidad de producción más pe­queña, exigiendo que la patronal los reconociese como tSni eos interlocutores válidos; los sindicatos firmaron a oam bio un acuerdo oon la patronal, en la que esta reconocía el papel negociador y de gestión de unos delegados de oa-

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dena, a los que dt>notr.inaba"expe<"tos", nombrados por los mis 90e sindioatos. Be esta forma el revisionismo trataba una •es más de sacar tajada de la lucha por compartir, la ges­tión capitalista de la empresa oon la propia patronal.

El colmo del oonflioto llegó cuando los obreros de la fábrica (en su mayoría inmigrantes) se unieron a la lutfea general ezietente en los barrios de Turín frente a los au­mentos del 30$ de los alquileres, decididos por los propie tarios de los apartamentos y pensiones.

La unión de objetivos fabriles y extrafabriles, la u — nión de los trabajadores de la FIAT oon los de otras fábri cas, y los de todos ellos oon los estudiantes y otros sec­tores populares frente a los capitalistas y la policía, — lletvó al máximo grado el divorcio de las masas con los sin dioatos.

Como sucediera en Franoia el-año anterior, este movimi­ento no pudo desembooar en una.alternativa organizada, in­dependiente de la política burguesa de las centrales sindi cales y métodos reformistas, habida ouenta de la ausenoia de una dirección política revolucionaria.

No obstante, en algunos talleres, los obreros más cons­cientes, se organizaron establemente para proseguir-el — combate en minoría, dentro y fuera de los sindicatos.

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CARACTERÍSTICAS

5 de las COMISIONES OBRERAS

en la época de su nacimiento

Después de nuestra guerra oivil, el Movimiento Obrero entra en todo el estado español en una fase de recupera­ción de la brutal represión, en una fase de reconstrucción de sus organizaciones.

Las luchas que 3e dan en el periodo posterior a la gue rra, no rebasan el maroo de un frente da lucha dado, salvo oasos excepcionales y por poco tiempo (Bilbao, 1.947 - Bar oelona, 1.951)»

En Asturias y Vizcaya, donde existe una tradición his tórioa revoluoionaria y donde el grado de concentración de la población obrera y la dureza da las condiciones de tra­bajo ponían al descubierto los antagonismos de oíase, aera donde la Clase Obrera experimentó un paso importants sn la via de su organizanion independiante.

Bn 1.962, en Asturias, con motivo de la reivindicsoión de un aumento general de salario, so pasó a una luoha for aidabla frente a la represión y las instituciones del ré­gimen.

A pesar del Estado de Exoepoión, que impuso el Gobier no para Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa (donde se habla ex tendido la huelga), la luoha se prolongó durante dos m e — ses, produciéndose incluso enfrentamientos con la policía.

Preparada en los años anteriores por una multiplioaoi ón de acciones parciales que dieron lugar a una red impor tante de comités clandestinos, las huelgas del 62 permi­tieron generalizar la luoha, hacerla salir del ámbito de

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«na fábrica o poso ainero y construir una organización -estable y unitaria intimamente ligada a las amplias m a ­sas a través de las asambleas donde los obreros decidían y controlaban el desarrollo de su propia acción.

El conflicto que se originó en una mina, alcanzó tal generalización y duración debido a que en esta huelga — los obreros r,"s combativos estaban organizados en cada «• pozo, ES coordinaban para dirigir la lucha por sus nece­sidades y oa impulsaba la participación activa de las am pila* masas obreras a través de las asambleas y otras ac cioaos. "*

la existencia y actividnd de este tipo de organiza­ción de luchadores mas conscientes en cada pozo, creó — las condiciones para la participación real de las masas ia la lucha. Todos los problemas se discutían día a día en las asambleas y eran éstas las que tomaban todas las decisiones durante todo el desarrollo de la huelga. Esta relación se oponía claramente a la estructura y relacio­nas que los sindicatos establecen con las macas, tal y -como liemos viste anteriormente.

fin aquellos años, el único Partido con incidencia en el Movimiento Obrero era el PCE, que ya entonces defen— día una política de conciliación con la burguesía y t e ­sela una organización sindical propia (Oposición Sindical Obrera) para controlar al Movimiento Obrero y llevarlo a su política burguesa*

En la lucha de Asturias, los militantes del PCE se -vieron en la contradicción de impulsar la lucha de la — clase obrera y sus formas de organización avanzadas, o -servir a la política de encuadramiento de los obreros — que la línea política burguesa de su Partido exigía.

En el nacimiento de CC.OO, en el (?2, participaron nú litantes del PCE, que de este modo contradecían las d i — rectrices de su Partido.

En las huelgas de Asturias y Vizcaya se vio que era posible forjar en el combate una amplia unidad frente a la patronal y al Gobierno, plasmada en una organización estable.

las CC.OO que funcionaban agrupaban por la base a to dos los obreros dispuestos a luchar por sus reivindica--ciones, independientemente de su ideología, y no estaban

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•supeditadas a ninguna organización política. Todas sus -decisiones se tomaban democráticamente.

A diferencia de las centrales sindicales, que refle­jan la unidad como una unidad por arriba entre los esta­dos mayores de las corrientes políticas, manteniendo a -su.vez la división del Movimiento Obrero en base a esas diferentes corrientes, las CC.00 expresaban la unidad — real del movimiento efectivo.

Es decir, ESTAS CC.00 REFLEJABAN LA UNIDAD EN BASE A A LA LUCHA DE LOS OBREROS POR SUS NECESIDADES Y ESTE CA­RÁCTER UNITARIO POR LA BASE SUPONÍA UNA DIFERENCIA CUALI TATIVA EN RELACIÓN A LAS DIVERSAS FORMAS SINDICALES QUE~ HABÍAN EXISTIDO.

En Xa lucha de Asturias se vio también que era posi­ble generalizar la lucha más allá de una fábrica o loca­lidad. Frente a la burocracia de las permanentes, propia de los sindicatos y que refleja la correlación de fuer— zas de las vanguardias políticas que las integran, LAS -CC.00 SE DOTARON DE FORMAS DE COORDINACIÓN QUE ERAN E X ­PRESIÓN REAL DEL NIVEL DE UNIDAD DEL MOVIMIENTO OBRERO E FECTIVO.

Los representantes en estas coordinadoras eran elegi dos democráticamente por la Comisión Obrera de cada po­zo. Los representantes no tenían un carácter permanente, sino que eran revocables, expresión de las organizacio­nes de base y su nivel de lucha. En este sentido, se op£ nía a las eetruc*»*ats sindicales que se crean sin que ha ya una unidad real del Movimiento Obrero.

Estas formas elásticas de coordinación iban en con­tra de las formas sindicales y de la política de encua-draaiento del PCE, que la impulsaba apoyándose en una po litios de líderes y coordinadoras de estructuras jerarqui­zadas, que no tuviesen ningún control por parte de los o — breras.

Estas características de las CC.00 (su carácter uni­tario, autónomo e independiente de la burguesía, sus for mas de coordinación), así como la ligazón que en ellas -se daba entre lucha económica y política y su relación -democrática con las amplias masas, eran bases importan— tes que permitían que, mediante la acción de los revolu­cionarios por consolidarlas y potenciarlas, el Movimien­to Obrero pudiese avanzar en una vía revolucionaria, EN

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A PERSPECTIVA BE CONSTITUIRSE EN UNA ALTERNATIVA DE PO-ER ENFRENTADA AL PODER BURGUÉS, CAPAZ DE UNIR EN TORNO «YO AL RESTO DEL PUEBLO.

Así mismo, las CC.OO barrían toda forma intermedia -e negociad8n propia de los sindicatos (comisiones esta les, comí tea delegados del personal,**.) y situaban asT irectamente las masas obreras frente a la patronal y su atado.

Asturias señalaba, pues, el camino a seguir: romper on, ¡La CNS y extender este tipo de organización por todo 1 Espado español.

Ahora bien, la extensión de esta experiencia avanza-a no se iba a dar sola, y, debido a la inexistencia de na alternativa revolucionaria, la correlación de fuer— as era favorable a la"línea burguesa que se empeñaba en hogar todo lo que de revolucionario encerraba esta exps iencia.

Desde el primer momento, el PCE, viendo la fuerza --ue encerraban estas CC.OO, y temiendo quedarse aislados on su O.S.O., dieron la consigna de meterse sn CC.OO pa a hacerse con su control y borrar todos los rasgos que" bstaculizaban el desarrollo de su política burguesa.

Con motivo del conflicto sugido por la negociación -«1 Convenio Colectivo Provincial del -Metal de Madrid —-1.96*0, el PCE lanzó la constitución de CC.OO con cara£ eres rafermistas.

•»<* en lugar de organizaciones clandestinas, predicaban el salir a la calle a pecho descubierto en momentos de plena dictadura fascista.

•*• en lugar de impulsar la unidad de combate en la ba­se, desarrollaban una unidad burguesa ecléctica,por arriba, reuniendo en coordinadoras a representantes de distintas corrientes ideológicas burguesas, cerno representantes de tales corrientes ideológicas {la Comisión Obrera Local de Madrid reunía por arriba a militantes del PCE, socialistas de Tierno Salvan, -cristianos, AST, democristianos y falangistas de -"izquierda").

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«k en lugar de reforzar la autonomía e independencia de las CC.00 de fábrica, se subordinaban a las di­rectrices de esas coordinadoras.

«B. en lugar de unir la lucha económica y la política, reducían las CC.00 a la lucha exclusivamente sindi cal.

«• en lugar de rechazar la CNS, trataban de transfor* marla desde dentro, para dirigir desde ella la lu­cha de forma legal, y situando la lucha económica en una posición de repliegue, centrándola en el — marco legal de los convenios.

En los meses siguientes, se fueron constituyendo en todo el Estado español CC.00 con estas características. En esta primera etapa de predominio de la linea refor— mista (6^-68) ciertas luchas rompieron parcialmente con esta línea (Mieres en el 6^, donde los mineros llegan a tomar la comisaría de policía; Laminaciones de Bandas -en Frío de Bilbao, en el 66), aproximándose más a las -experiencias de los años 62-63.

No obstante, estas alternativas eran parciales, ya que los militantes revolucionarios que vieron en CC.00 un apéndice del PCE, en vez de impulsar los rasgos revo lucionarios de aquellas, se dedicaron á crear organiza­ciones revolucionarias aparte (PCE m-1 con su OSO,..;). Es decir, no se veían las características de CC.00 de -autonomía y democracia como rasgos revolucionarios a po tenciar.

Por otra parte, podemos destacar que allí donde ma­yor ha sido la participación de las masas en la lucha, es donde las CC.00 tenían más consolidadas estos rasgos revolucionarios, y las huelgas generales de Pamplona — son un ejemplo claro.

Desde el yacimiento de CC.00, la actividad del PCE se ha centrado en convertir las CC.00 en un sindicato,-potenciando la jerarquización dentro de ellas, recha— zando de plano la violencia y propugnando el pacifismo ante los ataques de la burguesía, fomentando la supedi­tación a la legalidad burguesa. Es decir, el PCE se ha esforzado y se esfuerza por subordinar el Mtíviaiento a 0U6 intereses burgueses de nuevos gestores del capita— lismo.

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Otras corrientes (MCE, QRT,...), a pesar de que en • un periodo inpulsaron algunos de los rasgos revoluciona rios de la experiencia de CC.OO, hoy, adentrándose cada ves más en la vía revisionista, los rechazan, y coope­ran con el PCE en la tarea de liquidar las CC.OO de em­presa, en aras de la creaci6n de sindicatos.

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CRITICA A LAS

ALTERNATIVAS SINDICALES

PRESENTES HOY C A Í ZT1 Era CL

MOVIMIENTO OBRERO

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SINDICATOS CLASICOS

Los diversos sindicatos que aparecen hoy en el esta do español, tienen también las características esencia­les que hemos señalado en los sindicatos europeos,

los sindicatos como la Confederación Sindical de -CCOO, la ÜGT, «SO, STV y la CNT, a pesar de los aires -de renovación con que algunos se presentan, reproducen las características esenciales de los modelos sindica­les europeos.

A pesar de la diversidad de alternativas sindicales ninguna de ellas nace del movimiento real, como autenti ca expresión de la lucha de la clase obrera por sus ne~ cesidades inmediatas, sino que todas ellas representan-loa tinglados creados por unos partidos a partir de as­pectos parciales de sus lineas politicas burguesas.

La Confederación Sindical de CCOO aunque recoge el-norabre de CCOO, no responde a aquella organización crea da por los mineros asturianos en la lucha y para la lu­cha por sus reivindicaciones.

Esta organización representa hoy una estructura de-instrumentalización de las maBas al servicio de la poli tica del PCE de conciliación de clase, y de consecución de su objetivo de Capitalismo de Estado, consistente en hacerse con el aparato de Estado Burgués para gestionar ellos mismos la economía capitalista.

En este sentido, además de subordinar hoy esta es— tructura sindical a la politica burguesa de Coordinaci­ón Democrática (en la que esté presente subordinándose o, sus presupuestos burgueses como el pacifismo y su polí­tica de pacto con el Gobierno), en su proyecto de pro— grama mínimo, ya esbozan los objetivos que persiguen de Introducirse en el aparato de Estado para erigirse en -nuevos capitalistas.

ASÍ plantean en su programa, sin poner ni un momen­to en cuestión el poder burgués:

"Control de los trabajadores sobre la organiza­ción del Trabajo. Participación en el control de la acumulación y de la inversión de las empresas así como la gestión y resultados, empezando por-

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"Plan de socialización o municipalización del — suelo edificable . . .Las reivindicaciones y me­didas de carácter socio-economico se situarían -en la perspectiva de un conjunto de decisiones -posteriores que comprenderían:

1). La nacionalización o socialización de las principales fuentes de energía y las industrias-extractivas básicas importantes. . .

2). Socialización o nacionalización de los i— principales monopolios; desarrollo de la extra— cción y transformación de materias primas, pro— tección y créditos a las pequeñas y medianas em­presas.

4). Nacionalización o socialización de la — gran banca y del Crédito, reducción de los tipos de interés, orientación de los créditos de acuer do con la planificación democrática y los intere ses nacionales. Nacionalización de las Compañias de Seguros y control riguroso de las multinacio­nales. Racionalización de los circuitos comercia les . , .»

(proyectos del secretariado estatal de CCOO, editado por C.O.E. Sept. 1976, pag. Ib y 15)

Estas medidas,' en apariencia, pueden parecer socia­listas porque atacan a la propiedad privada, pero de he cho no "llevan más que a unas nuevas formas que reprodu­cen lo esencial de la explotación capitalista.

En primer lugar, el aparato de Estado Burgués corno-tal, con todo su arsenal represivo sigue en pie. Las ma sas siguen sin tener en sus manos la gestión de la so— ciedad y asta sigue escapando a su control y descansan­do, en una minoría acomodada en una inmensa máquina re— presiva, extraña a ellas.

¿Estas medidas contra cierta forma de propiedad pri vada suponen un cambio real para las masas?

No, pues lo que cambia es que en vez de estar expío tados por unos capitalistas privados, están explotados-por el Estado burgués, que se convierte en una gran so— ciedad anónima capitalista.

Estas medidas hacen que pasen a poder del Estado to da una serie de industrias, pero se cuidan mucho de que el estado burgués no sea destruido y reemplazado por otro controlado por la clase obrera.

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t El problema fundamental de la revolución socialista no es que desaparesca la forma jurídica de la propiedad privada, sino que se destruya el Estado burgués y las -relaciones de producción capitalistas, es decir la divi síón social del trabajo. "~

Estas medidas que la Confederación Sindical de CCOO señala, no hablan para nada de esto.

¿Que suponen de nuevo en relación a la situación ac tual? "*

El que el poder y la gestión de la economía se con­centran en nanos de los dirigentes del partido y funcio narios del sindicato subordinados a él, que han ocupado el mismo estado burgués.

¿Se puede hablar de control de los trabajadores e — xistiendo el aparato de Estado Burgués?.

¿Podemos los trabajadores controlar la explotación-capitalista, siendo la burguesía dominante en todos los planos? ¿Se puede controlar algo sin tener el poder?.

Esto a lo que lleva es a crear ilusiones en las ma­sas y desviarlas de su objetivo revolucionario de des­truir el Estado burgués.

"¿Participación en el control de la acumulación y de la inversión en las empresas?"

Esto no es más que gestionar la economía capitalis­ta, no destruirla. Esto es gestionar la explotación de-la clase obrera que sigue viéndose esclavizada a la pro_ ducción. ""

"Racionalización de loa circuitos comerciales . . y "Redución de los tipos de interés, orientación de los -créditos • ." Es decir, las relaciones capitalistas per manecen intocables (interés, crédito etc.)Eso si, en -función de unos intereses "nacionales" (manera camufla­da de decir que no son los de la clase obrera;.

Por esto quiere introducirse el PCE en el aparato de Estado Burgués y no destruirlo, pues su objetivo es ges tionar desde él la economía capitalista. De ahí que po~" tencie un Sindicato con las características que hemos -visto (permanentes . . ), pues en su proyecto estratega co le hace falta como una pieza importante del aparato"* de Estado que se encargue de participar en la planifica

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ción y de velar por la aplicación en el terreno de la producción del plan.

ELA-STV (sindicato creado bajo la política del PKV) es claro que también organiza a sectores obreros, no en función de la lucha por sus necesidades inmediatas, si­no en base a los elementos de su linea política.

Es decir en base a los elementos de la línea políti ca nacionalista burguesa que pone en primer lugar la --unidad con la burguesía vasca en lugar de la unidad con el resto de la clase obrera del estado español.

La UGT, fiel servidora del PSOE, recoge lo esencial de este Partido, y hoy, después de años de silencio , a parece en escena gozando del apoyo del Gobierno.

Su actividad no es la de forjar la unidad de los o-breros en la lucha, sino la de montar un aparato de .en-cuadramiento, como se ha visto en la huelga general del metal en Guipúzcoa (en Diciembre), en la que ni siquie­ra han participado.

Así», los sindicatos que se agrupan hoy en la COS (UGT,USO, y CCOO) no responden a la unidad del aovimien to obrero, sino a los acuerdos entre los Partidos o fu~ erzas politicas que están detrás de esas estructuras, -que coinciden en la Platajunta.

Incluso los sindicatos que se pretenden apolí­ticos, organizan a sectores del movimiento obrero en ba ée a la aceptación de una opción política, como la de ~ renunciar a participar en la lucha política coruo clase, bien sea desentendiéndose de ella (como la CNT; que con su principio de admitir s&lo la acción directa, rechaza toda otra forma de lucha política)o delegándola en par­tidos demócrata-burgueses (como la USO que en su I Con­greso celebrado en Pamplona el 19 y 20 de Diciembre, se define por la necesidad de que los partidos implanten -el estatuto de autonomía para el Pais Vasco).

Tanto unos como otros, lo que hacen e¿¿ poner limi— tes a la lucha de la clase obrera, favoreciendo que la-lucha por sus objetivos políticos se oriente bajo la di rección de la burguesía liberal.

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Es decir, todas estas alternativas sindicales, en m vez de unir a los obreros a partir de la lucha por sua-necesidades inmediatas, tienen en coman el dividir el -movimiento obrero al organizarlo en función de corrien­tes políticas determinadas.

Por otra parte, estos sindicatos coinciden tambien-(com© los sindicatos europeos), en esforzarse por redu­cir la lucha por las reivindicaciones al terreno de la-negociación con el Gobierno y los patronos, renunciando a la defensa de los obreros ante la violencia represiva y evitando el enfrentamiento con el Estado Burgués.

Algunos de estos sindicatos, como hemos visto, se -unen para tratar de poner freno más eficazmente a las -luchas obreras que puedan tomar un carácter radical.

Ejemplo claro de ello es la actuación de la COS en-todos los conflictos que se han salido de los moldes le galistas y pacifistas, (en particular en Vizcaya, donde" su actuación ante la huelga general de la construcción-de Octubre-Novi%bre, ha sido claramente la de ir a car­gársela).

Todos estos sindicatos tienen también en común con-los sindicatos europeos, el que encierran la lucha del-movimiento obrero en si mismo, reduciendo su lucha al -marco de las empresas y ramos, sin permitirle así abor­dar la lucha por todas sus necesidades, incluidas las -que se manifiestan más allá del marco fabril*

be esta forma, se desarrolla una conciencia corpora-tivista entre los obreros, que obstaculiza su misma uni dad como clase obrera y se impide ejercer a la clase o-brera la dirección sobre el resto de las capas popula--res en la lucha por objetivos comunes.

Tanto CCOO, como STV,OGT,CNT. . . no organizan a -los obreros en los barrios para luchar por las necesida des que en ellos se les presentan, con un contenido de­clase.

Los partidos que impulsan estas organizaciones sin­dicales en las fábricas, han liquidado toda forma de or ganización independiente de los obreros en los barrios-y se esfuerzan por reducir a éstos al carácter de "ciu­dadanos", separando sus problemas del barrio con los de la fábrica, y en el barrio separando unos problemas de-otros (los de los jóvenes desligados de su pertenencia-de clase, los de "amas de casa" por otro lado etc.)

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Otro de los rasgos esenciales que los sindicatos eu ropeos y que estos sindicatos (UGT,CC0O,USO. .)recogen~ es el supeditar la lucfea del movimiento obrero a los in tereses corporativos y reaccionarios de sus élites más-privilegiadas e incluso de capas claramente pequeño-bur guesas (técnicos, ingenieros. . ) , apoyándose para ello~ en los sectores más atrasados de la clase obrera. Así -por el ejemplo, el "Proyecto del Secretariado estatal de ccoo", en sus bases mínimas dice:

"Pueden afiliarse a CCÓO, todos los trabajadores manuales o intelectuales de cualquier profesión" pag. 5

Y mas adelante: "Cuando dentro de la empresa, haya un considera­ble número de técnicos o profesionales, pudiera-ser conveniente que formaran una agrupación, de manera equivalente a las que pueden formar las -distintas secciones o talleres. Pero un princi­pio irrenunciable es que a nivel de empresa y. co mo representación de las CCOO, en toda ella debe haber una sola Comisión"i, Pag. 7 )

Es decir, las ccoo están abiertas no solo a las ca pas pequeño-burguesas, sino incluso a los que además —•» cumplan funciones represivas dentro de la misma empresa (encargados, controladores, jefes de personal . . .)

La lucha de clases intentan borrarla y para ello, -en vez de organizar a los sectores más avanzados de la­clase obrera, impulsan unas formas de organización que-impidan esto y que les permita apoyarse en los sectores-más atrasados de la clase obrera para desarrollar- su p£ lítica burguesa.

Estas características políticas comunes como ya se-ha señalado, se oponen a los intereses objetivos de la­clase obrera, a la revolución socialista.

Por ello las relaciones que establecen estos sindi­catos con las masas, son unas relaciones de control y -de encuadramiento bajo una política burguesa.

Los rasgos organizativos que sirven de soporte a ee ta política (que se han explicado anteriormente), apar$ cen en todas y cada una de estas alternativas: la afili ación voluntaria mediante el pago de unas cotizaciones" (mediante las cuales se acepta explícitamente el dele— gar las decisiones sobre los problemas de la clase, en-

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-una minoría de burócratas), la estructuración en base a-ramas de producción, el poner a todos los asalariado») en el misoo plano incluidas las capas pequeño-burgueaas, que participan de la explotación de la plusvalía acabada e incluso ejercen funciones burguesas} la creación de or ganos permanentes de negociación en el marco de las em--presas que se atribuyen la representación del conjunto -de los trabajadores»

Estos sindicatos potencian en las empresas, estructu ras de negociación compuestaspor un puñado de líderes -en loe que las masas deleguen las decisiones sobre sus -problemas por espacios de tiempo prolongados.

Este papel es el que el PCE, a través de sus CCOO — impulsaba con la aceptación de los enlaces y jurados.Hoy aparecen también Comisiones Negociadoras Estables, que -en algunos sitios incluso han surgido a iniciativa de la patronal.

La lucha entre las distintas centrales sindicales -por ocupar puestos en estos organismos, hace que se edu­que a les masas en concepciones parlamentarias burguesas pues se reduce su actividad a la capacidad de votar a — tal o cual que se encargarán de"solucionar" por su cuen­ta los problemas de los trabajadores.

La función de estos organismos, es la de "nuevos en­laces".

Esta concepción es una concepción de integración de-las masas que va dirigida a que las masas no tomen desde hoy en sus manos sus problemas, por pequeños que sean, -para que así no puedan tomar conciencia de que ellas -mismas pueden tomar el poder.

Incluso el Gobierno pretende potenciar formas de ne­gociación similares a nivel de empresas.

Si loe revisionistas impulsan este tipo de organie— mos, es porque les permite un control sobre las masas, -pues al tener organización permanente de negociación, no impulsan eu movilización, sus asambleas en torno a obje­tivos de lucha (a no ser excepcionalmente y arrastrados-por ellas).

Tanto la afiliación, como la relación electoral que -se da mediante estos organismo*de negociación, educa a -los trabajadores en unaB relaciones burguesas en las que renuncian a su papel de protagonistas, de tomar e!3os mismos en mano sus asuntos.

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La afiliaci5n mediante el pago de una cuota, es el -reconocimiento explícito y oonsciente de esta delegación en manos de las permanentes de los sindicatos.

Las relaciones internas existentes en estos sindica tos, son reflejo de estas relaciones burguesas con las~ nasas.

Las relaciones internas están presididas por la je-rarquización, la concentración de poderes en permanen-"1-tes y plenos que se escapan al.control de los afiliados y que concentrad la capacidad ejecutiva.

Las directrices de esos núcleos centrales, se hacen obligatorias para el condunto de los afiliados (los afi liados a CCOO deben "Difundir la alternativa de CCOO en tre los trbajadores") Proyectos del secretariado esta— tal de CCOO. Pag. 5.)

Estas relaciones son relaciones de centralismo buró cratico, y crean estructuras permanentes que no respon­den al moviniento real, que no son expresi&n de los orga nismojde base ; de los niveles de conciencia de los se£ tores luchadores de cada fábrica o zona.

La CNT en la que puede tparecer que estas relaciones burocráticas no existen, por el hecho de defender la coordinación y la autonomía, y no una estructura de con centración de poderes, de hecho, reproduce estas rela-~ ciones burocráticas al no ser tampoco sus estructuras -expresión de las vanguardias luchadoras reales de las -empresas y zonas, y de su nivel de lucha y movilización y ser sin embargo, expresión de su política pequeño-bur guesa que no corresponde a los intereses de la clase o-brera.

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¿ SINDICATOS "ROJOS" 7 , i i , . . . , i. •. . r

Ante estas alternativas sindicales de las fuerzas re visionistas o socialdemócratas, han aparecido en el de­sarrollo del movimiento obrero en el Estado Español, al iernativas que pretendían presentarse como de izquierda y que consisten en crear sindicatos "revolucionarios" -propios.

Esta alternativa, que se ha dado en la historia del movimiento obrero internacional, consiste en organizar-a^eectores del movimiento obrero en torno a unos elemen tos políticos que se consideran revolucionarios, propi­os de las estrategias de los grupos que los impulsan.

Ahora bien, estos organismo (OSO del Partido Comu— nista Marxiste Leninista, COR del PCI, hoy plataformas anticapitalista, COAE . .^queriendo superar a los sindi catos clásicos reproducen algunos de sus ragos esencia­les:

• como los anteriores no son la expresión de la lu cha de los sectores avanzados de las masas de ca da empresa y zona por sus necesidades, sino org£ nizaciones creadas en torno a elementos estraté­gicos de la linea política del grupo que las im­pulsan (así el reconocimiento de la alternativa-de Democracia Popular entre las bases del 0S0{ -la aceptación de la visión estratégica del socia lismo basado en los consejos obreros entre los -principios de la COAE . . ) •

• por tanto, fomentan igualmente la división del -movimiento obrero, según las diversas corrientes políticas presentes en él, en vez de unirlo en -torno a la lucha por sus reivindicaciones.

• de este modo, dada la correlación de fuerzas fa­vorable al revisionismo, no hacen sino aislar a un pequeño sector de la clase obrera (el que asu me esos planteamientos estratégicos), dejando que la amplia vanguardia luchadora siga influen­ciada por los revisionistas, que canalizan la lu cha por las reivindicaciones hacia su política -burguesa.

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Estas alternativas sindicales "revolucionarias" im­pulsan, del mismo modo que los sindicatos revisionistas unas relaciones con las masas de tipo elitista, que ha-ceh que las masas no sean las verdaderas protagonistas.

Estas minorias, están supeditadas a grupos politi— eos determinados; y en vez de impulsar la movilización -de las masas por sus objetivos más sentidos, organizando a sus sectores más avanzados en cada momento^ y lugar,, T potencian la movilización de las masas como refrendo de los elementos políticos en torno a los que se definen y que no representan el nivel real de lucha de los obre­ros.

De esto modo, estos sindicatos rojos, sitúan tambi­én en el mismo plano, a los sectores avanzados y atrasa dos de la clase obrera, pues aparte de la minoría "polT tizada" que engloban, el resto de la clase obrera, se -les presenta como una ¡Basa homogénea.

Por otra parte, ya hemos señalado que en el mundo -capitalista actual, no existen Sindicatos Revolucionári os, que agrupen a sectores importantes del movimiento ~ obrero, muchos intentos que se han dado en este vía, h-han desembocado en- el fracaso.

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3 SINDICATOS ASAMBLEARIOS I

Hoy hay fuerzas políticas como ORT y PTE, que defjan den un tipo de Sindicato que quiere presentarse como la* alternativa revolucionaria a la Confederación Sindical-de CCÍOO del PCE y demás centrales sindicales.

A diferencia de aquellos, estos sindicatos no se ba san en la afilialici6n voluntaria, sino en las asamble­as y los delegados elegidos en ellas. De esta manera -pretenden presentarse como realmente unitario y d^mocrá tico*

EL pretender crear Sindicatos en base a las asambleas es algo contradictorio cien por cien, pues es querer -montar una estructura estable, sobre algo que hoy bajo la dominación de la burguesía, no se puede estabilizar: las asambleas*

Esta forma sindical se atribuye un carácter revolu­cionario por basarse en las asambleas, cuando las masas hoy no tienen una conciencia política, una asunción de­objetivos políticos que permitan hacerlas establea en -la democracia directa, por tanto estas alternativas no-potencian la democracia directa, sino una democracia controlada.

Es decir, al plantear la estabilización de unas es­tructuras, independientemente de que la clase obrera es té movilizada, asumiendo unos objetivos de lucha, no -lleva más que a un tinglado burocrático, por mucho qu*¡-se llamen representantes los integrantes de esas estruc turas estables.

Moy las asambles se dan en momentos de lucha, cuan­do los obreros se movilizan por unos objetivos.

La clase obrera, debido a su nivel de conciencia, -no está constantemente movilizada y por tanto, fcacer permanente una estructura que fija su carácter democrá­tico, en la revocabilidad por parte ae lisia asambleas, -es un engaño, pues si no hay un nivel de conciencia rti-la asunción de unos objetivos de lucha, los delegodos -que componen esa estructura, no hacen más que represen­tarse a si mismos, pues las masas solo pueden jercer un control, cuando están movilizadas y participando ^n la-

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res. Tanto unas alternativas como otras, niegan el prota gonismo de las «asas y trabajan porque deleguen sus asurT tos en élites o líderes determinados.

Estas corrientes, centran el problema de la unidad o división del movimiento obrero, en la unidad o plurali— dad sindical, atacando al PCE porque no lucha por la uni dad sindical, sin ver que lo que divide al movimiento no es la pluralidad sindical, sino la alternativa sindical-misma.

Cafre destacar aquí, que este debate entre pluralidad sindical o unidad sindical, también se dio en Portugal -después del 25 de Abril.

Ante el Partido Socialista Portugués, el Partido Co­munista Portugés, defendía una única organización sindi­cal para el movimiento obrera.

De este modo potenciaron la Intersindical (sindicato único), creando la división dentro del movimiento obrero pues como hemos visto, lo que divide es la misma alternjs tiva sindical y dedicándose a encuadrar mejor (.bajo este aspecto unitario) y reprimir las experiencias de organi­zación por la base que se situaron más allá de los lími­tes sindicales.

ORT y el PTE, defienden la unidad sindical, como la -unidad del movimiento obrera, sin ver que unirlo sobre -las bases burguesas que encierra» todo tipo de sindicato hoy, impide la unión efectiva de la clase obrera como — clase independiente de la burguesía.

De hecho ORT y PTE aparecen, tras su ruptura con la-Confederación Sindical le CCOO, en una situación paradó-gica, pues a la vez de definirse contra la pluralidad — sindical, de hecho se esfuerzan en construir en todos — los sitios donde pueden un Sindicato más, para añadir a la lista de los existentes.

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OICE y su

CENTRAL UNITARIA de

TRABAJADORES (CUT)

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT; de OICE,-aunque no adopte el nombre de Sindicato, se sitúa en el mismo plano cjue los sindicatos que acabamos de analizar.

La CUT ea la institucionalización de una. manera esta, ble, a nivel de estado, de la coordinadora de delelega-dos de asambleas que no se define ni como sindicato ni-como alternativa consejista, y que da cabida boy a Ios-representantes de los sindicato* asamblearios.

Para OICE también hoy la bate lia central, es la que se libra entre la unidad y la pluralidad sindical»

Según OICE, al iugal que la OHT y el PTE, la hurgue sía en el poder, divide al movimiento obrero basandose-en la pluralidad sindical, para así poder llevar sus planes adelante.

Por lo tanto lo que hay que hacer, es unirse con to dos los que estén por una alternativa unitaria, inclui~ da la sindical*

OICE no ve por tanto, que precisamente lo que divi­de al movimiento obrero es la alternativa sindical, co­mo henos visto y que incluso en casos determinados, la burguesía en el poder, impulsa sindicatos ünicos para -controlar mejor a la clase obrera.

OICE no ve que la lucha entre la unidad y la plura­lidad sindical, es una lucha entre tendencias burguesas en la que se enfrentan diversas corrientes políticas '--' burguesas y pequeño-burguesas, para obtener cada una un mayor control de las masas.

Por eso ORT y PTE ante su situación minoriataria en las estructuras de control de Confederación Sindical de CCOO, rompe con ella, jugando la baza demagógica de c— crear los sindicatos que hemos visto, para lograr así el control de un sector mayor de las masas e intentar -deshancar al PCE.

OICE subordina su política en el movimiento obrero-a esta contradicción, entre revisionistas y opcrtunis—

. 5 7

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tas, privilegiando la unidad oon los oportunistas y renun-oiando en base a ella a reooger los avanoes de las masas y expresarlos en objetivos y formas de luana y organización para generalizarlos.

OICE pretende desmaroarse del revisionismo aon el ori-* terio de revooabilidad de los delegados, pero este crite­rio, oomo hemos visto, separado de los objetivos de lucha y de la tarea por organizar a los sectores mas avanzados,-esoonde igualmente unas relaciones revisionistas oon las -•asas*

OICE potencia una alternativa que privilegia los o^' ,e rios organizativos sobre los políticos.

OICE muestra oon la CUT una visidn organizativista de la unidad del Movimiento Obrero, cuyo proyecto no dice ni una palabra de los objetivos o oontenido político de luoha que tiene que asumir esta unidad, considerando que las —*• asambleas, por el mero hecho da ser asambleas, garantizan el desarrollo de la linea revolucionaria.

La. CUT no es más que US SINDICATO VBBGCWZAKTE de las -mismas caraoteristicís que los que iapulsa OBT y el PPB, y que responde a la visidn espontane-lsta que «sta organiza.— oidn tiene del Socialismo.y a su negación de la luoha de -lineas dentro del Movimiento Obrero.

El planteamiento de la CUT es un paso en la vía oportu nista de derechas que se desarrolla en OICE y que le está llevando a renunciar a aspectos revolucionarios de su tác­tica, en aras de la unidad con las corrientes oportunistas oomo ORT y FfE, que hoy pone en primer plano.

Su batalla central, en la que coincide codo con codo -oon los oportunistas, es la de institucionalizar esas e s — truoturas ajenas al control real de las masas, es la de ha oer permanente unos organismos de enouadramiento y control de los trabajadores sobre los que erigirse oomo nueva éli­te dominadora.

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SOBRE LA POLÍTICA DE

INTRODUCIRSE EN LOS SINDICATOS

PARA HACERLOS

REVOLUCIONARIOS

Hoy existen grupos, fundamentalmente troskistas, que — defienden la táotioa de introducirse en las centrales sindi cales para convertirlas en aparatos revolucionarios desde dentro.

Esta política "entrista" característica de los troskis tas, es defendida con modalidades diferentes por LC y LCR. Ambas tienen de común que se plantean su trabajo dentro de las centrales sindicales, manteniendo sus estructuras y no luchando por destruirlas.

En vez de llevar una política dentro de los sindicatos de organizar por la base a los luchadores que puedan apare cer más avanzados, en torno a unas reivindicaciones, junto con los obreros sindicados o no de la fábrica que asuman -esta lucha, su política se centra en copar puestos en las estructuras de control de loe sindicatos. Es decir, no lu­chan por rebasar el sindioato potenciando la organización unitaria por la base, sino por tener una representación ma yor' en coordinadoras y permanentes.

Defienden, incluso, los mismos rasgos burgueses que en cierran los sindicatos, puest

«w» admiten la institucionalizacion del Movimiento Obrero en corrientes políticas, en vez de impulsar su unidad por la bas9 en la lucha por sus necesidades. Asi, tan to LC, como LCa, defienden el que las diferentes posi oiones políticas, tanto mayoritarias, como minorita— rias, puedan dar a conocer sus programas en el Sindi­cato, independÍ9nt3monte de que representen organiza— oiones de base o so representan a sí mismos.

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Tanto LC,ooiao LCfi, mantienen intocables las bases esen oiales de las centrales sindicales, e incluso las defien— den, oentrando, por tanto, la batalla en el terreno organi sativo de hacerse oon puestos, pero manteniendo intocables las relaciones revisionistas de estos sindicatos con las -masas.

Asi, LCfi dioet "Entendemos que el proceso de afiliaoidn es el principio de la participación activa de todos los — trabajadores que están en CC.OO" (COMBATE n» 61, pag.4). Y en el maroo de la empresa defienden la creación de organis tíos unitarios sindicales que se encarguen de una manara es tabla de la "actividad sindioal". Estos organismos vienen a ser como las Comisiones negociadoras estables «F-'e hemos analizado.

Asi, por una parte, no atacan las bases sobre las que se asientan los sindioatos, y, por otra, se esfuerzan por oindioalizar (es decir, hacer que se escapen al control de las masas) las organizaciones que las mismas masas oreant

"Pero es además el momento y el terreno de avanzar en la unidad sindical. Transformar, al oalor de la pro­pia luoha, los organismos representativos de esta en estructuras sindioales unitarias de empresa, ramo y zona, por encima de siglas y divisiones, y dar a esas estructuras sindioales unitarias un funcionamiento -estable, regular, esa es la tarea".

(COMBATE no 58, pag.8.,septiembre 76)

Hoy, LCR, con su actividad dentro de la Confederación Sindioal de CC.OO, no se desmaroa del revisionismo, pues -en lo esencial admite las -bases sindioales de este organis mo.

Por otra parte, LC defiende hoy la postura de integrar se en la UGT» oon razonamientos que no ouestionan para na­da el contenido burgués de este sindicato, que es evidente que el propio Gobierno lo está apoyando.

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En la argumentación de su postura de entrar en la UGT echa mano, además, de la teorización de la necesidad de -que sean unas élites las que se encarguen de solucionar -los problemas de las masas.

"...Para preparar estas luchas, para prestarles apo.70 económico, de prensa, de asesoría, imprescindible en una lucha, etc., para conseguir que las reivindicaoio nes impuestas sean respetadas por la patronal, aún »•» después de la lucha, los obreros necesitan de sus or­ganizaciones estables para la lucha contra el patrón» LOS SINDICATOS OBREROS. En nuestro país, los únicos -que realmente están constituidos como tales y contra la CNS, burla de lo que es un sindicato, son la UGT y la CITT principalmente. A ellos llamamos a afiliarse a los obreros más oonsoientes"

(COMBATE no 55, pag.6)

En este sentido, la práctica de los troskistas en los sindicatos de diversos países europeos (FORCÉ OUVRTERE y O.CI. en Francia) nos hace ver más claramente que, sus es fuerzos no se dirigen a destruirlos.

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4 NUESTRA

ALTERNATIVA FRENTE A LA

SINDICALIZACION DEL

MOVIMIENTO OBRERO

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A diferencia de los revisionistas y oportunistas que lu ohan por acomodarse en éste sistema de explotación capita­lista, rstocándolo, nosotros luchamos desde hoy por su oom plata destrucción, luchamos por que la Clase Obrera tome el poder derrocando a la burguesía y su Estado.

Adoptar un punto de vista u otro, una política u otra, determina maneras cualitativamente distintas a la hora de -impulsar las tareas dentro del Movimiento Obrero.

Somos oonsolentes de que hoy" no están dadas las oondl— clones para el asalto frontal al aparato de Estado, pues la Clase Obrera se halla débilmente organizada.

Dentro del Movimiento Obrero predomina la polítiba bur­guesa, y sus sectores de vanguardia no están unidos en tor­no a unos objetivos Socialistas. Sólo se puede avanzar en -esta vía de desplazar la línea burguesa y unir a la vanguar dia en torno a unos objetivos socialistas para la toma del poder, si media la acoión consciente de un Partido marxista leninista.

Es por «vilo por lo que rajamos oomo tarea central y pri orítaria para avanzar en la unidad del movimiento en la vía revolucionaria, el avanzar en la Construooión del Partido.

Ahora bien, la clase obrera avanzará en esta vía, arras trando al resto del pueblo, en la medida en que los revolu­cionarios potenciemos la luoha de las masas por arrancar me joras parólales a la burguesía, del modo mas favorable pa­ra que se forje su ooncienoia revolucionaria y su organiza­ción independiente.

Por eso, no estamos por oonseguir mejoras subordinando a

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la Clase Obrera a la burguesía, hipotecando de este modo sus intereses-historióos (oo.. J hacen los revisionistas y -oportunistas), sino que ha íuoha por arrancar mejoras par-i oíales a la burguesía la enfocamos en una vía revoluoiona-riaihacia destruir el poder burguás. mostrando a lar ' ves a las masas lo limitado de estas conquistas, su carác­ter de migaja mientras exista la burguesía y su Estado.

Nosotros al plantearnos derrocar a la burguesía, lie— var adelante la Revolución Socialista, lo que estamos ha­ciendo es luchar por orear las condiciones que permitan a la mayoría dé las masas, hoy explotadas y oprimidas, ejer*-oer realmente la democracia directa y sus libertades. Lle­var a cabo esos objetivos socialistas acabando con la ex­plotación capitalista.

Pero para llegar a derrocar a la burguesía y orear un estado sobre unas bases radicalmente distintas, es necc3a-r rio que los seotores nías oonsoientes del Movimiento Obrero lleguen a aislar las políticas burguesas y paqueño- b' its-sas dominantes dentro del movimiento obrero, y que se una en un Frente Único en torno a un Programa de Transformic­ciones Socialistas.

En este sentido es fundamental la actividad 3al Parti­do marxista-leninista, sin la cual, los avances paroiales no pueden llegar e. canalizarse en un proyeoto estratégloo proletario.

El que los sectores avanzados de la Clase Obrera-líe or gahioen en torno a ese Programa de Transformaciones Sooia listas, hará posible tomar 61 poder, y asegurar la situa­ción de predominio de la Clase Obrera sobre la burguesía en el plano económico, polltioo y militar.

El que estos seotores avanzados de la Clase Obrera, axie más, se constituyan eí» la base del nuevo poder (organiza­dos en torno a ese Programa), es la única garantía de que gl nuevo Estado que se oree, responda a los intereses de —••ni ; ..i , ' ~ " ' .r r Y " — - 65

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la a»yoria de las aasss, y no ¿e una minoría privilegiada.

Partido ti«na que llevar una dirección politioa, me - en la h ta da lineas, dotando de elementos políticos

para i -ítos secteraa avanzodos constituyan el Fronte Uni i tomo a los oblativos socialistas,

¡cao organispoio'n raarxieta-leninista, lucha--Sos por os»? objetivos y ocnsi dorarnos que para avanzar an

l vía •;: ,w.eio» ya desde hoy, avanzar en la Cora—->l partido co*ao objetivo prioritario, y a la vea i os estos objetivos, impulsar el quo los secto­

res aram de la Clase Obrera io vayan organizando oh fábricas, tajos, barrios, en organizaciones de tíasas del tipo de Cc0Í3ionos Obreras (CC.OO) en torno a la lucha por lar, reivindicaciones inmediatas, en base a las cuales po—• I 3 liar la movilización de las masas y sus formas 1© demo­cracia dlraota.

Kn las arpevionoias del Movimiento Obrero de nuestro cafe, han aparecido organizaciones de ¡nasas que superaban las formas de -ancuadramiento sindical, y permitían al de­

pilo de esta vía revolucionariat que permitían organi­zar a los cae torea avanzados da la Clase Obrera en cada ao presa y llavar unas relaciones democráticas con las masas impulsando sus formas de democracia directa en torno a ob—' jativos de luoha.

Se han desarróllalo, también r importantes experiencias en las fnijg-j de demearaoia direota (Vitoria...), pero ea~

-rparienoias, sin la aooión de iae organizaciones de los sectores avanzados, se quodan en experiencias ooyuntu-rales que posteriormente son reouperadas por las lineas o-portunistaa y revisionistas, oomo suoedió en Francia en 1.96$ o también en Italia en 1,969.

Lae Alianzas Obreras de la Bevoluoión da Octubre del 34, las CCOO que impulsaron la luoha generalizada de 1.962 son experiencias fundamentales, importantes pasos en la — vía de la organización indopendiente de la Clasa obrera 66- — — • r : —

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Estas experiencias ponen de relieve la importancia da la organización de la vanguardia más oonrroiento dol movi— miento, y su neeesidad para podar dirigir y canalizar a les amplias masas, y para construir la3 basas ¿3 un nuevo po— der.

Estas experiencias son las que nos cus^tran la naoeal-* dad del Fr«nte Único de la Clase Obrera para llevar a cabo la Involución Socialista,

La hegemonía de la linca, revisionista dentro del Ko\i~-mionto Obrero ha hecho qre estos avances no ca hayan con­solidado y desarrollado.

Organizaciones polítioas oon linaas pequeño—burgue; oomo ORT y MCE (hoy organizaciones revisionistas), impulsa­ron en un periodo algunos de aquellos eiemartos que se si­tuaban en una vía «revolucionaria.

Asi en Euskadi, potenciaron las CC.OO. quo agrupaban a luchadoras y que rataplán con los llmitos de subordinación a la legalidad burguesa que encerraban las Coraisicnos Obre­ras (CC.OO) del PCE.

Hoy»estas organizaciones hsn ido, (sobre tod > MCi') a trándoss cada vez máe en el oportunismo de derechas, retron ciando a aquellos aspectos revolucionarios que habían d e ­fendido y liquidando la organización por la base de los o— breros, en árasela creación de Sindicatos.

For tanto, hoy la tarea de potenciar las CC.OO. Jomo orgc iisaoión establo que sgx-upo en nada fábrica o barrio a los lu&hadoreo dispuestos a combatir por sus reivindica­ciones (independientemente de su ideología)» independien— tes de ouálquier alternativa burguesa, autónomos en r e l a ­ción a los partidos políticos y democráticas'en su funoío-namiento interno y en su relación oon las amplias masas5 se desarrolla dentro de una fuerte lucha de lineas contra la diversa gama de alternativas sindicales que pretenden en­cuadrar al Movimiento Obrero, y desviarlo de SUE objetivos revolucionarios.

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Ahora Men, aunque está oreoieiido entre muchos militan tes y entre la mayoría de los luchadores la influencia de estas alternativas sindicales, estos proyectos no están to davía hoy consolidados entre las masas, la mayoría de las masas no están integrados en ellos.

A pesar de la política de liquidación de las Comisiones Obreras (CC.OO) de base, en lo que unos y otros ooinoiden, esto, no se ha traducido en la creación de sindicatos im­plantados. Asf vemos, como existen focos de resistencia a estas maniobras y luchadores dispersos que se niegan a sje oundarlas

¿Cual es nuestra alternativa en esta situación?

Lo fundamental para poder avanzar hoy en la perspec­tiva de Frente Unioo es avanzar en la Construcción de un -Partido marxista-leninista, es decir, avanzar en la organi­zación y unifioaoión de los revolucionarios en torno a una línea política consecuentemente sooialista, que permito — orientar las luohas parciales en una vía revoluoionaria, -aislando las políticas revisionistas y oportunistas hoy djo minantes dentro del Movimiento Obrero.

La correlación de fuerzas hoy favorable a la política burguesa, exige que para avanzar en la unificación del mo­vimiento obrero en la perspectiva del Frente Unioo, hay que' poner en primer plano la tarea de organizar aparte a los -revolucionarios.

Dentro del^movimiento de masas, el eje de nuestra acti vidad militante es el de intentar unir por la base, en ca­da fábrica y barrio, a los sectores más avanzados a partir de la luobr. por las reivindicaciones inmediatas, y en tor­no a formas de lucha y organización, más allá de la divi­sión sindical que pueda existir y en función del nivel de lucrha del movimiento.

Este, en las fábricas en donde las organizaciones sin­ocales intecro» a las masas, reouiere trabajar dentro y — fne<*« áe t$\os organismos, con el i»í»JetiV& claro 68

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M organizar a los luchadores más avanzados de cada fábrica, en torno a las reivindicaciones económi­cas y polítioas que afectan al conjunto de los obreros, -impulsando las oaraoteristicas organizativas de las Comi­siones Obreras (CC.OO).

En este sentido, la actividad dentro de los Sindica— tos no será la de "enrojecerlos", transformarlos ganándo­nos el control de su dirección (como pretenden hacer los troskystas), sino la de hacer entrar en contradicción a lop sindicados con estas oentrales, y a partir de ahí, lu char por ganarlos para impulsar la organización de base -en la fábrica, desenmascarando estos sindicatos ante las masas.

Será una lucha en minoría, combatiendo constantemente las direotrioes burguesas de sus permanentes y plenos y -las bases de su astruotura.

Al contrario de las estruoturas sindicales, para nosjo tros la coordinación de estas CC.OO. de empresas y barrio, sólo se puede establecer en base a la existencia de estas organizaciones de base y como expresión de su nivel de lu cha concretado en plataformas reivindioativas unitarias a impulsar.

Paralelamente a esto consideramos necesario desarro­llar también una polltioa de unidad y lucha, desarrollar-niveles de unidad oon todos los luchadores, organizados -politicamente o no, que estén de acuerdo con impulsar es­tos criterios, no para orear una organización aparte, si­no para impulsar más eficazmente estos•criterio» dentro -de las diversas fábricas y zonas, creando las condiciones políticas entre las masas que lo favorezcan.

Estos niveles-de unidad por arriba, se enfocan por — tanto a intentar favorecer la unidad por la baser. Son otro nivel para desarrollar la organización unitaria.

Los oportunistas argumentan que hay que dar alternati-

69 —

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vas a las amplias masas y no a núcleos reducidos de obreros y en base, a «so, justifican la liquidación de las Comisio­nes Obreras (CC.OO) y la creación de Sindicatos.

Sin embargo, el problema no es el de dar alternativas para el oonjunto de las masas, sino el de dar alternativas justas. En este sentido vemos que estos sindicatos, inclui­dos los que se definen como asamblearios, no hacen qué las •asas tomen en sus propias manos sus asuntos.

Para nosotros la potenciación de las CC.OO. no está re­ñido con el desarrollo de las formas de demooráoia directa, sino todo lo contrario, las CC.OO. deben de orear las con­diciones para impulsar la movilieaoión de las masas en tor­no a la lucha por sus reivindicaciones, deben de impulsar -la elección de delegados en la« asambleas como unióos ínter locutores válidos ante la patronal} deben impulsar la coor­dinación de estos delegados para generalizar la lucha sobre objetivos comunes asumidos en la base...

Las CC.OO., a diferenoia de los sindioatos, deben es— forzarse en orear las oondioiones de lucha para que el con­junto de los obreros torae en sus manos sus propios asuntos, y no deleguen en nadie la dirección de sus luchas.

Dada la actual oorrelaoión de fuerzas desfavorable a la vía revolucionaria, hay que impulsar los Grupos Unitarios? Para dar pasos en unir al movimiento obrero, es impresoind¿ ble deís*r«ollar una política de Unidad y Lucha entre la van­guardia.

En este contexto las Alianzas Obreras cobran un signifi oado importante, dada la actual desunión del movimiento o — brero, para ir oreando las bases de ¿tt superación.

Asi, vemos que existen * luchadores divididos en estruc­turas de un tipo u otro, que aún potenciando alternativas -sindicales, pueden coincidir oon las reivindicaciones que -están planteadas.

En este sentido, fijamos como una tarea, el forjar Ali-

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anzas Obreras en torno a un Programa reivindioativo unita­rio, pues ese es un paso favorable en la tarea de impulsar la organización unitaria sobre unos objetivos de lucha.

La unidad sobre unas reivindicaciones unitarias, permi te ademas, poner en contradicción esta unidad con los pre­supuestos y directrices de las distintas centrales sindica les, e incidir de este modo en su lucha de lineas, de un -modo favorable. Además, impulsar la lucha por esas reivindjl oaoiones,el que las masas estén movilizadas por unos obje­tivos, favoreoe a los revolucionarios.

En resumen, para superar la división del movimiento, — no se trata^ni de supeditarnos a las alternativas sindica­les existentes, ni de intentar transformar o "enrojeoer" -los aparatos sindicales, ni de crear parcelas propias del Movimiento Obrero que mantengan las mismas relaciones bur guesas con las masas.

Se trata de concretar los pasos/favorables para poten­ciar CC.00., la organización unitaria por la base, que en­globe a la vanguardia luchadora, impulsando las formas de democracia direota, en torno a objetivos de luoha.

Los niveles de unidad para potenciar las CC.OO., las -Alianzas Obreras en torno a una plataforma reivindicativa unitaria, los Grupos Unitarios en cada fábrica, son pasos para la reconstrucción de las CC.OO. como organización da la vanguardia luohadora, en una perspeotiva de Frente Uni oo.

Esta amplia vanguardia puede estar hoy influenciada — por las alternativas revisionistas y oportunistas; por e~ lio nuestro papel es establecer los pasos y las relacio­nes de Unidad Luoha necesarios, para arrancarles de esa influencia en favor de le organización independiente de la Clase Obrera.

Consideramos que esta batalla es un proceso y que nos

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situamos oontrsoorriente de las lineas burguesa y pequeño-» burguesa dominantes en el movimiento obrero.

Por eso nos disponemos a luohar oon todas nuestras — fuersas a impulsar todo aquello que ayude al objetivo de f potenciar la organización unitaria por la base, en torno a una. plataforma reivlndioativa unitaria, desarrollando a la ves las formas de demooráoia directa como expresión de la movilización ú& las masas por sus reivindicaciones.

ESTA BS LA VIA QUE PERMITIRÁ UN DÍA, f4ÜE LAS MASAS OBKSRAS Y POPULARES PUEDAN PLANTEARSE LA TOMA DEL PODER.

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Í N D I C E

LOS SIHDICATOS EN LA FASB IHPBRIALISfA DEL CAPITALISMO 1

OTRAS P0RMA3 DE ORGAHIZACIOH DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL. . . ¿ .13

Soviets 5 consejos de fábrica en Rusia 14 Las Alianzas Obreras 7 la Coauna asturiana

da 1934... 18 Organización da masas en la Revolución

Cultural China 25 Europa: El movimiento obrero contra los

sindicatos 32 Características de las Comisiones Obreras

en la época de su nacimiento 37

CRITICA A LAS ALTERNATIVAS SINDICALES PRESENTES ROT EN EL MOVIMIENTO OBRERO..... 43

Sindicatos clásicos • 44 Sindicatos rojos 52 Sindicatos Asaablearios 54 OICE 7 sti central unitaria de trabajadoras 57 Sobre la política da introducirse en los

Sindicatos para hacerlos revolucionarios 59

NUESTRA ALTERNATIVA FRENTE A LA SIMDICALI-ZACIOM DEL MOVIMIENTO OBRERO 63

Page 76: L¿ L¡ ? ORGANIZAR mm A LAS MASAS ENLAVIA REVOLUCIONARIA · Sin embargo, ya en esta etapa en que el capitalismo-pasa a su fase superior, o imperialismo, se ponen de ma nifiesto