dirección revolucionaria del humanismo

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 La Dirección Revolucionaria del Humanismo Cristián Reitze 

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  • La Direccin Revolucionaria del Humanismo

    Cristin Reitze

  • INTRODUCCIN

    Este libro recoge el pensamiento de Silo, sobre la crisis social y personal en el momento actual, expuesto en su obra Cartas a mis Amigos1. Los temas planteados all, se tratan aqu desde el punto de vista de su utilidad para la accin. En efecto, esta es una produccin destinada a los luchadores sociales que reconocen la urgencia que plantea la poca en que vivimos, en que el futuro del ser humano ha sido clausurado. La velocidad y profundidad de los cambios que hemos experimentado globalmente en los ltimos aos, hace necesario una revisin total de las ideas, creencias y prcticas orientadas a la transformacin de las estructuras de esta sociedad humanamente decadente. En una conferencia dada con motivo del lanzamiento del libro Cartas a mis Amigos2, Silo plante en pocos prrafos, cuales son las dos posibilidades que tenemos de resolver el momento de crisis en que estamos ubicados. Por una parte, la variante de la entropa de los sistemas cerrados y, por otra, la variante de la apertura de un sistema cerrado merced a la accin no natural sino intencional del ser humano. veamos la primera con un cierto pintoresquismo descriptivo. Es altamente probable la consolidacin de un imperio mundial que tender a homogeneizar la economa, el Derecho, las comunicaciones, los valores, la lengua, los usos y costumbre. Un imperio mundial instrumentado por el capital financiero internacional que no habr de reparar an en las propias poblaciones de los centros de decisin. Y en esa saturacin, el tejido social seguir su proceso de descomposicin. Las organizaciones polticas y sociales, la administracin del Estado, sern ocupadas por los tecncratas al servicio de un monstruoso Paraestado que tender a disciplinar a las poblaciones cada vez con medidas ms restrictivas a medida que la descomposicin se acente. El pensamiento habr perdido su capacidad abstractiva reemplazado por una forma de funcionamiento analtico y paso a paso segn el modelo computacional. Se habr perdido la nocin de proceso y estructura resultando de ello simples estudios de lingstica y anlisis formal. La moda, el lenguaje y los estilos sociales, la msica, la arquitectura, las artes plsticas y la literatura resultarn desestructuradas y, en todo caso, se ver como un avance la mezcla de estilos en todos los campos tal como ocurriera en otras ocasiones de la historia con los eclecticismos de la decadencia imperial. Entonces, la antigua esperanza de uniformar todo en manos de un mismo poder se desvanecer para siempre. En este oscurecimiento de la razn, en esta fatiga de los pueblos quedar el campo libre a los fanatismos de todo signo, a la negacin de la vida, al culto del suicidio, al fundamentalismo descarnado. Ya no habr ciencia, ni grandes revoluciones del pensamiento...solo tecnologa que para entonces ser llamada Ciencia. Resurgirn los localismos, las luchas tnicas y los pueblos postergados se abalanzarn sobre los centros de decisin en un torbellino en el que las macro ciudades, anteriormente hacinadas, quedarn deshabitadas. Continuas guerras civiles sacudirn a este pobre planeta en el que no desearemos vivir.

    1Las Cartas A Mis Amigos, de Silo, fueron publicadas separadamente a medida que el autor las fue produciendo. Desde la primera escrita el 21/02/91 hasta la dcima y ltima, redactada el 15/12/93, pasaron casi tres aos. A partir de 1994, las Cartas han circulado como libro, editado en ms de siete importantes lenguas. 2Primer Encuentro de la Cultura Humanista, Santiago de Chile, 14/05/94, Centro Cultural Mapocho.

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  • En fin, esta es la parte del cuento que se ha repetido en numerosas civilizaciones que en un momento creyeron en su progreso indefinido. Todas esas culturas terminaron en la disolucin pero, afortunadamente, cuando una cayeron, en otros puntos se erigieron nuevos impulsos humanos y, en esa alternancia, lo viejo fue superado por lo nuevo. Est claro que en un sistema mundial cerrado, no queda lugar para que surja otra civilizacin sino para una larga y oscura edad media mundial. Si lo que se plantea en las cartas en base al modelo explicado, es del todo incorrecto, no tenemos porqu preocuparnos. Si, en cambio, el proceso mecnico de las estructuras histricas lleva la direccin comentada es hora de preguntarse cmo el ser humano puede cambiar la direccin de los acontecimientos. A su vez, quienes podran producir ese formidable cambio de direccin sino los pueblos que son, precisamente, el sujeto de la historia? Habremos llegado a un estado de madurez suficiente para comprender que a partir de ahora no habr progreso sino es de todos y para todos? Esta es la segunda hiptesis que se explora en las Cartas. Si hace carne en los pueblos la idea de que (y es bueno repetirlo) no habr progreso sino es de todos y para todos, entonces la lucha ser clara. En el ltimo escaln de la desestructuracin, en la base social empezarn a soplar los nuevos vientos. En los barrios, en las comunidades vecinales, en los lugares de trabajo ms humildes, comenzar a regenerar el tejido social. Este ser aparentemente un fenmeno espontneo ; se repetir en el alzamiento de mltiples agrupaciones de base que formarn los trabajadores ya independizados de la tutela de las cpulas sindicales ;aparecern numerosos nucleamientos polticos, sin organizacin central, en lucha con las organizaciones polticas cupulares ; comenzar la disolucin en cada fbrica, en cada oficina, en cada empresa. De los reclamos inmediatistas se ir cobrando conciencia hacia la situacin ms amplia en la que el trabajo tendr ms valor humano que el capital y en la que el riesgo del trabajo ser ms claro que el riesgo del capital a la hora de considerar prioridades. Fcilmente se llegar a la conclusin de que la ganancia de la empresa debe reinvertirse en abrir nuevas fuentes de trabajo o derivar hacia otros sectores en los que la produccin siga aumentando en lugar de derivar hacia franjas especulativas que terminen engrosando el capital financiero, que producen el vaciamiento empresarial y que llevan a la posterior quiebra del aparato productivo. El empresario comenzar a advertir que ha sido convertido en simple empleado de la banca y que, en esta emergencia, su aliado natural es el trabajador. El fermento social comenzar a activarse nuevamente y se desatar la lucha clara y franca entre el capital especulativo, en su neto carcter de fuerza abstracta e inhumana y las fuerzas del trabajo, verdadera palanca de la transformacin del mundo. Empezar a comprenderse de una vez que el progreso no depende de la deuda que se contrae con los bancos sino que los bancos deben otorgar crditos a la empresa sin cobro de intereses. Y tambin quedar claro que no habr forma de descongestionar la concentracin que lleva al colapso sino es mediante una redistribucin de la riqueza hacia las reas postergadas. La Democracia real, plebiscitaria y directa ser una necesidad porque se querr salir de la agona de la no participacin y de la amenaza constante del desborde popular. Los poderes sern reformados porque ya habr perdido todo crdito y todo significado la estructura de la democracia formal dependiente del capital financiero. Sin duda, ste segundo libreto de crisis, se presentar luego de un periodo de incubacin en el que los problemas se agudizarn. Entonces comenzar esa serie de avances y retrocesos en que cada xito ser multiplicado como efecto demostracin en los lugares ms remotos gracias a las comunicaciones instantneas. Ni siquiera se tratar de la conquista de los estados nacionales sino de una situacin mundial en la que se irn multiplicando estos fenmenos sociales antecesores de un cambio radical en la direccin de los

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  • acontecimientos. De este modo, en lugar de desembocar el proceso en el colapso mecnico tantas veces repetido, la voluntad de cambio y de direccin de los pueblos comenzar a recorrer el camino hacia la nacin humana universal.

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  • Es esta segunda posibilidad, es a esta alternativa a la que apuestan los humanistas de hoy. Tienen demasiada fe en el ser humano como para creer que todo terminar tan estpidamente. Y si bien no se sienten la vanguardia del proceso humano se disponen a acompaar ese proceso en la medida de sus fuerzas y all donde estn posicionados. La confusin generalizada que hoy se tiene respecto del presente y del futuro, se debe en gran medida, al arrastre de concepciones anteriores que resultan inadecuadas para una comprensin global de la poca que estamos viviendo. Esa inercia es un serio obstculo a la necesaria accin conjunta, y puede ser superada al considerar las propuestas de salida a la crisis que formulamos en la direccin revolucionaria del Humanismo. Afirmamos la posibilidad de construir un futuro que, en oposicin a las prcticas hegemnicas y uniformantes del Sistema, comprenda la necesidad de la convergencia en medio de la diversidad y admita todas las diferencias, con la nica excepcin de aquellas corrientes que propicien la violencia como metodologa de accin. En cuanto a los aspectos formales de esta produccin, cabe decir que las opiniones y comentarios fueron estructurados en una extensin de diez captulos. Con ello se ha pretendido respetar la secuencia temtica presentada en las Cartas. Sin embargo, se comprender que por el inters que nos fijamos de discutir aquellos temas directamente vinculados a la accin, hayamos deliberadamente hecho breve mencin, e incluso omitido la referencia a una cantidad de otros asuntos de inters terico tratados en las mismas. Por ltimo, y con el objeto de facilitar la lectura del libro, a las frecuentes citas que se hace de las Cartas, se las ha hecho formar parte del discurso general mediante el recurso de omitir el reiterado uso de las comillas. Me ha parecido suficiente peraltar los textos citados utilizando en todos los casos, letra cursiva. El autor. Madrid, Julio de 1994 El presente texto ha sido corregido de la versin original. El autor Santiago, Marzo de 1998

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  • CAPITULO I LOS CRITERIOS DE ACCIN

    Nada parece quedar en pie. Las economas, las ideologas, las creencias, las costumbres y hasta los modelos de la simple convivencia estn seriamente trastocados. El mundo cambia a gran velocidad y las tendencias que por ahora se observan son de aceleracin y agudizacin de esta crisis en todos los campos. Los progresos alcanzados en ciencia y tecnologa no parecen estar encausados para lograr un mundo mejor para todos, sino por el contrario la creciente concentracin de la riqueza y del poder en manos de una minora, hace que esos avances de la humanidad se dirijan para asesinar, empobrecer, oprimir y destruir el futuro de las generaciones y el equilibrio de la vida en el planeta. Silo sostiene que los conflictos se globalizarn pero tambin las soluciones porque estamos en un mundo cada vez ms interconectado. Este es un hecho importante y nuevo en la historia. La tctica comn de los opresores de siempre: "dividir para reinar", ha tenido un cierto "xito" hasta hoy. Con ella se ha logrado desarticular el tejido social ms rudimentario y reducir el comportamiento humano a un individualismo cada vez ms asfixiante. Los pueblos en todas las latitudes del planeta saben y padecen esta miserable hostilidad. Lo que en otras pocas pudo haber sido considerado una maestra poltica, hoy no es ms que un disparate. Ya no se puede forzar tanto los hechos y presentar a los fenmenos sociales como hechos aislados. Cualquiera reconoce a los intereses que motivan tal manipulacin. La vasocomunicancia social es creciente, no slo por razones tecnolgicas sino porque el conflicto es parecido en todas partes. Adems, la interconexin, ha hecho que el mundo de hoy sea mucho ms pequeo que el de antes. Y, as como los conflictos se globalizan, tambin su contraparte - las soluciones y las respuestas que se den -, siguen la misma tendencia. En la Dcima Carta, veremos cmo Silo descarta el gradualismo propio de otra poca y afirma la validez de producir "efectos demostracin", que sern detonantes de un tipo de solucin que luego se podr aplicar en cualquier lugar del mundo. Es claro que en ese nuevo contexto mundial, ni los esquemas de dominacin actuales, ni las formas de lucha hasta hoy vigentes, podrn sostenerse. Vivimos una poca "cruel y estpida", afirma J. Valinsky en su introduccin a estas cartas. As y todo, Silo plantea que la evolucin no se detendr ni tampoco las legtimas aspiraciones de los pueblos. No estamos en un callejn sin salida, aunque la situacin sea crtica, y el caos, la confusin y el desaliento cundan por doquier. Es cierto que el futuro de la humanidad y hasta la vida misma sobre el planeta estn comprometidos. Sin embargo, Las Cartas se alejan de todo pesimismo, al afirmar que " no slo se vislumbra el surgimiento de una nueva sensibilidad, un nuevo modo de accin sino, adems, una nueva actitud y una nueva disposicin tctica frente la vida". En este punto, Silo hace una caracterizacin de ese nuevo emplazamiento al describir seis actitudes significativas:...Cuando alguien comprueba que el individualismo esquizofrnico ya no tiene salida, y comunica abiertamente a todos sus conocidos qu es lo que piensa y qu es lo que hace sin el ridculo temor a no ser comprendido; cuando se acerca a otros; cuando se interesa por cada uno y no por una masa annima; cuando promueve el intercambio de

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  • ideas y la realizacin de trabajos en conjunto; cuando claramente expone la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexin en un tejido social destruido por otros; cuando siente que an la persona ms "insignificante" es de superior calidad humana que cualquier desalmado puesto en la cumbre de la coyuntura epocal..." Por ltimo, Silo anuncia un nuevo y esperanzador acontecimiento humano : "... cuando sucede todo esto, es porque en el interior de ese alguien comienza a hablar nuevamente el Destino que ha movido a los pueblos en su mejor direccin evolutiva, ese Destino tantas veces torcido y tantas veces olvidado, pero reencontrado siempre en los recodos de la historia". As, desde la interioridad humana, van surgiendo las nuevas ideas que marcan el curso y el ritmo que deber tomar la accin. Nos detendremos a comentar el alcance de las caracterizaciones citadas e intentaremos cotejarlas con nuestra propia sensibilidad hacia el cambio. Luego, nos referiremos al encuadre mayor que Silo da al tema de los criterios de accin, proponiendo una suerte de "leyes generales de comportamiento". Veamos:

    1.- Caracterizaciones de la nueva sensibilidad.

    Cuando alguien comprueba que el individualismo esquizofrnico ya no tiene salida y comunica abiertamente a todos sus conocidos qu es lo que piensa y hace, sin el ridculo temor a no ser comprendido. Es un hecho que alrededor mo hay personas que no piensan ni sienten o hacen las mismas cosas que yo. Sin embargo, cuando en lugar de expresarme abiertamente ante ellos me inhibo, debo reconocer mi debilidad y, a veces, hasta mi traicin a valores, ideas o creencias que para mi son importantes. La opinin que los dems tengan de mi conducta o respecto de mis ideas y creencias, no agrega ni quita un pice de validez a las mismas. Podr tomarlas en cuenta, y est bien, pero no depender de ellas . A lo sumo, la incomprensin de otros me ensear a captar las diferentes intenciones humanas que al expresarse, uno las percibe como convergentes o divergentes a la propia. Pero en un mundo cambiante como el actual, son muchos los que ya no sienten del mismo modo que antes, ni estn dispuestos a seguir aparentando lo que no son. Seguramente, ese nuevo modo de encarar la vida no ser aceptable para quienes rechazan el cambio. Esto refleja una inflexibilidad que ellos mismos tendrn que afrontar tarde o temprano. En algn momento crtico se preguntarn qu es lo que estn defendiendo o temen perder, aferrndose a los esquemas que impone este sistema?. Porque si los cambios continan su dinmica actual, la transformacin personal y social ser inevitable. Y si esto es as, Por qu tendramos que postergar las modificaciones a nuestro comportamiento hasta el punto en que la situacin general llegue a ese lmite crtico? Por qu no habramos de anticiparnos a los hechos? Se dir que el temor al cambio se justifica por una posible reaccin violenta, pero incluso en este caso, Estaremos dispuestos a aceptar de por vida, las condiciones de un sistema que se nos impone por la fuerza? A los pueblos se les agota la paciencia, y cuando sienten que el futuro se ha cerrado saben ponerse de pie y avanzar. El tema que estamos tratando se refiere a algo mucho ms prximo que los pueblos, palabra que para algunos tiene un sentido lejano; se trata aqu de aprender a comunicarnos con personas

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  • conocidas: con la familia, amigos, vecinos, compaeros de trabajo, etc. Por ahora no estamos discutiendo la tctica de cmo enfrentar la violencia del Estado o de las grandes corporaciones, estamos hablando de la conveniencia de comunicarnos directa y abiertamente con nuestro medio inmediato, sin el ridculo temor a no ser comprendidos. No existe tal fuerza intimidatoria que justifique nuestro temor a la comunicacin franca y directa. Por el contrario, todo nos dice que ha llegado el momento de fortalecer y poner en prctica ese nuevo comportamiento. La comunicacin abierta de lo que pensamos y hacemos, abrir nuevos y positivos vnculos de relacin con quienes nos rodean. Cuando alguien se acerca a otros.

    Uno de los efectos del individualismo esquizofrnico es que nos hace rehuir del trato cercano como si nos fusemos a contaminar con los dems. Por el contrario, el acercamiento a otros es un gesto que extiende sus brazos de simpata, de amistad y solidaridad; es una expresin corporal que refleja una disposicin interna de inclusin del otro: sin prejuicio ni barrera sicolgica. Cuando alguien se interesa por cada uno y no por una masa annima.

    Habitualmente las personas estn tan ocupadas en sus propias cosas que nada de lo que pasa a los dems pareciera interesarle. En cambio, todo lo que tenga que con ver ellos mismos, los entusiasma y entretiene. Interesarse por cada uno, es un modo de sobrepasar el lmite de lo personal y de atender tanto a las cosas del otro como a las propias. El otro no es una masa annima, tiene sentimientos, ideas, fracasos, ilusiones y xitos . Tiene sus propias necesidades y aspiraciones. La actitud de poner inters en cada uno es un modo confirmar la presencia de lo humano en el otro. En estas pocas, nadie se interesa genuinamente por el otro sino por aquello que el otro tiene y puede representar en beneficio propio. Ese tipo de relacin es deshumanizante, porque al otro se lo despoja de su intencionalidad en beneficio de la propia y se lo reduce al nivel de un objeto-para-mi-consumo...este viejo ya no es til; Ud. esta aqu para obedecer y no para pensar; esa chica es que es un buen partido, etc. El trato annimo se dirige a consumidores, clientes, imponentes, usuarios, votantes, etc., y no a personas. Opuestamente, Interesarse por cada uno es una actitud que devela una valoracin del ser humano, de su libertad y su proyecto. Decimos que la nueva sensibilidad es humanizante, porque se interesa en el otro sin reducirlo a un objeto del "para-mi". En otras palabras, se trata de un inters en el otro, por el otro y para el otro, y no una relacin que estriba en el otro para dirigirse a uno mismo. La nueva sensibilidad, repudia la violencia que se expresa en la apropiacin del ser humano como objeto de uso. Para ella no da lo mismo aceptar al otro que negarlo; querer su libertad y su futuro que arrebatrselo; interesarse por cada uno que considerarlo una masa annima. Cuando alguien promueve el intercambio de ideas y la realizacin de trabajos en conjunto.

    Hoy se destinan enormes recursos econmicos y creativos para imponer ideas, valores, creencias y necesidades a la gente. Pero esta actitud avasalladora no slo es ejercida por las grandes compaas, en su afn de introducir sus productos al mercado, o por los polticos que utilizan cualquier medio para captar el voto de sus electores; tambin ha echado races en las relaciones

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  • personales. Qu fcilmente caemos presa de actitudes que nos resultan contradictorias y que tanto criticamos a los dems! En la relacin con nuestros padres, con nuestros hijos, con la pareja, con el jefe, el compaero o el dependiente! En nosotros mismos estn operando esos modelos de conducta antiguos que han prevalecido por medio de la imposicin. En verdad, no tenemos que ir demasiado lejos para reconocer, combatir y superar esa relacin autoritaria, paternalista e impositiva; que se opone al intercambio de ideas y al trabajo conjunto. Ya no se resiste mucho ms la asfixia, que se experimenta por la falta de comunicacin, y el estancamiento por la incapacidad de emprender trabajos en conjunto. Entonces, abrir esta nueva huella de comportamiento es un imperativo para quienes quieren construir puentes de comunicacin entre los hombres. Promover trabajos en conjunto, se refiere a poner en marcha una dinmica de intercambio y de actividades orientado a superar el dolor y el sufrimiento personal y social. No hay antagonismo entre lo personal y lo social. Ambos trminos estn comprendidos e incluidos en el trabajo conjunto, especialmente, si ste se realiza en el medio inmediato de cada cual y con el objetivo de proponer soluciones y nuevas alternativas a los conflictos sociales prioritarios. En el Documento Humanista, se dir: Los humanistas conectan su vida personal con la vida social. No plantean falsas antinomias y en ello radica su coherencia. Cuando claramente se expone la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexin en un tejido social destruido por otros.

    Hemos estado hablando de cambiar el modo de relacin y de accin en el medio inmediato de cada cual. A esto podemos agregar que los cambios tendrn un verdadero sentido, cuando sus actores alcancen una comprensin global del mundo. La propuesta humanista no se restringe al cambio en la relacin personal con los dems, sino que trata de sumar a otros en esta tarea. Si lo que pretendemos es la reconexin en un tejido social ms amplio, estamos hablando de una tarea que requiere de grandes conjuntos actuando en la misma direccin y, por tanto, excede a las posibilidades individuales. Necesitamos utilizar toda nuestra capacidad de influencia para producir a nuestro alrededor un efecto multiplicador, capaz de regenerar en otros ese nuevo estilo de vida y esa nueva direccin. Cuando cientos de miles de personas enciendan el motor y la antorcha de esa nueva forma de relacin humana, habremos iniciado una reaccin en cadena que no se detendr hasta reconectar al ms desamparado. La comunicacin humana desarticulada y un tejido social destruido, es el mejor de los mundos para la accin de los opresores del pueblo. Y as como ellos temen a la accin conjunta de la base social, saben muy bien que en estas condiciones tal rebelin no se puede producir. La comunicacin directa, ha sido reemplazada por la comunicacin intermediada a travs de los medios informativos del sistema; y la base social, sustituida por un mercado que impone reglas de convivencia pusilnimes. En este contexto se entiende claramente la necesidad de multiplicar esa tarea de reconexin en un tejido social destruido por otros. Estamos diciendo que frente a esta situacin global de incomunicacin, nos conviene dar una respuesta puntual: extender una red de comunicacin directa a partir de nosotros mismos, e insertarla en el medio social que nos rodea. Detrs de la aparente candidez que tiene esta propuesta, se podr apreciar que si este predicamento se extiende fuerte y velozmente; representa un serio peligro para el sistema y sus representantes.

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  • Cuando alguien siente que an la persona ms "insignificante" es de superior calidad humana que cualquier desalmado puesto en la cumbre de la coyuntura epocal.

    Hoy se cree todo lo contrario; que la gente ms extraordinaria, las personas de mayor valor son quienes aparecen en los diarios o en la TV.; se cree que ellos son los mejores ejemplos, que son el "modelo" que todos los dems debemos seguir. La nueva sensibilidad siente todo lo contrario. Valora mucho ms la calidad humana de un profesor, de un trabajador de la salud, de un empleado de oficina, de un obrero, un humilde campesino, un jubilado o un cesante; que la de cualquiera de estos personajes encumbrados. La nueva sensibilidad desconfa cada vez ms de las dirigencias polticas, econmicas, sociales o religiosas que hacen la vista-gorda y ponen odos-sordos al verdadero acontecer humano. No es difcil comprobar cmo la calidez, la hospitalidad, la solidaridad, la generosidad, la franqueza, etc. son rasgos de una calidad humana sobreabundante entre la gente ms "insignificante", e imposible de encontrar entre los que se disputan la cumbre de la coyuntura epocal. No es extrao que quienes comparten esta percepcin, descrean cada vez ms de las cpulas sociales, repudien a los poderosos y se sientan ms a gusto en medio de los "insignificantes", que llevan el fracaso en su corazn. Hacia ellos y con ellos, la fe en el ser humano y la accin solidaria, cobran un renovado sentido.

    2.- Leyes generales de comportamiento

    Los nuevos criterios de accin que describe Silo, se corresponden con una suerte de leyes de comportamiento ms amplios. Se refieren a una cierta proporcin, a una cierta adaptacin creciente, a una cierta oportunidad y a una cierta coherencia en las acciones. Aunque el tema ser desarrollado en profundidad en el Captulo tres, interesa tenerlos en cuenta desde ya, para comprender la necesidad de contar con parmetros de conducta que se puedan cotejar y perfeccionar con la propia vida. Se advertir una radical diferencia con modelos de conducta impuestos por una moral externa, a los cuales hay que imitar y obedecer mecnicamente. Opuestamente, aqu se trata de reconocer la validez de un comportamiento que surge de la existencia humana y no de teoras o creencias oficializadas por una poca, una cultura o una civilizacin. A diferencia de los antiguos parmetros de conducta a los que se debe una sumisin dogmtica; estos apelan a la meditacin sobre la propia experiencia y a la comprensin de su utilidad para la vida. El comportamiento humano est limitado por un medio externo que impone sus condiciones, pero no est determinado por ste. La posibilidad del cambio en el ser humano no est sujeto a determinadas condiciones objetivas sino a su propia intencin. Este es un punto muy importante, pues hace a la libertad como escencialidad humana. Esto ser tratado ms ampliamente al comentar las prximas Cartas. El tema que nos ocupa ahora es ms acotado. Quien no haya comprendido la influencia que tiene sobre s mismo la poca en que vive, la cultura, las creencias, etc., y no tenga conciencia-de-estar-en-situacin; es "como una piedra que cae pero que no sabe que cae". En ese estado, se padece la ilusin de creer que estamos vivos, cuando en realidad nada comprendemos y nada podemos modificar: los hechos de la vida son azarosos, mgicos o absurdos y no se reconoce un sentido en la vida. Opuestamente, aquel que capta la globalidad en que vive y comprende la necesidad de modificar su propio comportamiento, con la intencin

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  • puesta en transformar esa realidad; aquel que se predispone internamente al cambio, podr alumbrar en su corazn el reencuentro con ese Destino tantas veces torcido y tantas veces olvidado . Es en ese reencuentro de la historia humana en su propia interioridad, - como ojos que develan su mirada -, cuando se vislumbra y surge esa nueva sensibilidad, ese nuevo modo de accin, esa nueva actitud moral y esa nueva disposicin tctica frente a la vida. Los condicionamientos de nuestra poca son fuertes. Han tenido su apogeo y llegar el momento de su declinacin hasta desaparecer en la historia. A todas luces parece que estamos viviendo el derrumbe de una civilizacin y simultneamente el asomo de otra. Esa nueva realidad que se insina, tendr el signo, la direccin y el sentido que los seres humanos pongamos en esa construccin. Hoy se juega la posibilidad de reorientar la vida hacia un Destino ms humano; se juega partiendo de mi y de ti, tratando a los dems como queremos ser tratados. Y, "si - logramos - que otros a su vez, emprendan la tarea de humanizar al mundo, abriremos su destino hacia una vida nueva".3T y yo somos responsables de nuestras acciones y de que estas obedezcan a leyes generales de comportamiento, a imgenes verdaderamente referenciales y no al reflejo del absurdo, a la compensacin de la nada o al sin-sentido del actual sistema de valores y creencias.

    3Silo, El Paisaje Interno, Cap. VII, pargrafo 6.

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    crcLeyenda del Prncipe orgulloso y la enorme torre.

  • CAPITULO II LAS POSTURAS FRENTE AL CAMBIO

    En la "Segunda Carta A Mis Amigos", escrita el 5 de Diciembre de 1991, Silo define con mayor precisin las actitudes que convendra asumir frente al proceso de cambio actual y nos previene de asumir posturas de salvacin individual, como sucedi antes en pocas finales de civilizaciones pasadas. Para entender bien su punto de vista sobre la situacin mundial, nos explica que la velocidad de cambio tecnolgico y econmico no coincide con la velocidad de cambio en las estructuras sociales, y que este desfasaje tiende a generar crisis progresivas. Pronostica eventos que corresponden a la tendencia que lleva este proceso de creciente individualismo, fragmentacin social y concentracin de poder en las minoras. Nos describe las caractersticas de la crisis en todos los campos, desde el individuo. el grupo y la sociedad, hasta el Estado, la regin y el mundo. Explica que estos cambios son el producto de una lenta acumulacin de factores histricos, y que en este momento tienden a desencadenarse trgica y velozmente. Como elemento muy importante, destaca los factores positivos del cambio y sostiene que, a pesar del signo negativo que comanda la economa, y los sistemas sociales que imponen una direccin destructiva al desarrollo cientfico y tecnolgico, se abre paso el proceso hacia una nacin humana universal. Dice, que an cuando avancemos hacia una crisis general del sistema y a un consiguiente reordenamiento de factores, todo ello ser la condicin necesaria para lograr una estabilidad aceptable y un desarrollo armnico del planeta. En otras palabras, a pesar de las tragedias que puedan avisorarse en la descomposicin de este sistema global actual, la especie humana prevalecer sobre todo inters particular...y, no sucumbir en el absurdo. Silo insiste en la necesidad de comprender procesos ms amplios que simples coyunturas y de apoyar todo lo que marche en direccin evolutiva, an cuando no se vean sus resultados inmediatos. Exhorta a evitar el descorazonamiento y a orientar y organizar la vida personal en una direccin positiva. No estamos ante la retrica de un optimismo ingenuo frente al proceso de cambios. Hablamos de un autor cuya opinin est fundamentada en el conocimiento profundo del proceso humano; en la observacin desprejuiciada y en el anlisis riguroso de los factores que juegan un rol decisivo en este momento histrico. Silo es una opinin vlida en los temas de la vida humana, y en esta Segunda Carta A Mis Amigos, echa una lcida mirada sobre el momento actual y sus factores crticos; seala la tendencia de la poca que vivimos; e insta a sus amigos a definir actitudes frente al proceso de cambios. Cada cual podr, conforme a la informacin que tenga, cotejar lo anunciado por Silo (en diciembre de 1991) con los acontecimientos mundiales ocurridos desde esa fecha hasta hoy. Permtanme citar algunas de las afirmaciones sostenidas en esta Carta, y sugerir que mientras leamos, tratemos de recordar lo que ha ocurrido en el mundo en estos ltimos seis aos, desde que fue escrita esta Carta hasta hoy (1997). En ese entonces, Silo escribi lo siguiente: "...hasta tanto se consolide un poder imperial mundial, podrn ocurrir conflictos regionales como en su momento ocurri entre pases. Que tales confrontaciones se produzcan en el campo econmico o se desplacen a la arena de la

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  • guerra en reas restringidas; que como consecuencia ocurran desbordes incoherentes y masivos; que caigan gobiernos completos y se terminen desintegrando pases y zonas, en nada afectar al proceso de concentracin al que parece apuntar este momento histrico. Localismos, luchas intertnicas, migraciones y crisis sostenidas, no alterarn el cuadro general de concentracin de poder". Y, ms adelante: "La crisis del Estado nacional es un hecho observable no solamente en aquellos pases que tienden a incluirse en un mercado regional, sino en otros cuyas maltrechas economas muestran un detenimiento relativo importante. En todas partes se alzan voces contra las burocracias anquilosadas y se pide la reforma de esos esquemas. En puntos en que un pas se ha configurado como resultado reciente de particiones y anexiones, o como artificial federacin, se avivan antiguos rencores y diferencias localistas, tnicas y religiosas. El Estado tradicional tiene que hacer frente a esa situacin centrfuga en medio de crecientes dificultades econmicos que cuestionan precisamente su eficacia y legitimidad. Fenmenos de ese tipo tienden a crecer en el centro de Europa, en el Este y en los Balcanes. Estas dificultades tambin se profundizan en Medio Oriente, Levante y Asia Anterior. En el frica, en varios pases delimitados artificialmente, comienzan a observarse los mismos sntomas. Acompaando a esa descomposicin comienzan las migraciones de pueblos hacia las fronteras poniendo en peligro el equilibrio zonal." Y ms adelante vuelve a reafirmar lo anterior: "Explosiones localistas, tnicas y religiosas; desbordes sociales; migraciones y conflictos blicos en reas restringidas, parecen amenazar la supuesta estabilidad actual" Es claro que no estamos ante las adivinaciones u ocurrencias de un escritor. Cualquier lector desprejuiciado comprender que las predicciones hechas en esta Carta, tienen un cierto punto de vista, corresponden a una visin y a una concepcin fundamentada del proceso humano.4 Ahora bien, el hecho de vivir en medio de este proceso de cambios y de bruscas transformaciones, es una dificultad para la comprensin global de la situacin. No resulta fcil captar la globalidad del mundo en que vivimos o comprender este momento histrico en la perspectiva de un proceso ms largo. En la Carta dcima, Silo se extiende ms sobre este importante tema y afirma que estamos viviendo un proceso de desestructuracin, cuyos limites mnimos estn llegando al simple vecino y al individuo, y los mximos a la comunidad mundial. Esa es la tendencia que lleva el proceso y nosotros somos testigos, pacientes y agentes de este lo que afecta simultneamente al ser humano y a la sociedad. Por otra parte, pienso que somos afortunados al vivir en este momento histrico que nos presenta el desafo del cambio, por cuanto, los antiguos parmetros de comportamiento y las actitudes que hasta ayer se consideraron "normales", ya no nos sirven para avanzar. Seguir pegados a las formas del pasado nos lleva a una mera adaptacin de permanencia y no a la bsqueda de una direccin evolutiva.5 Los cambios se estn produciendo velozmente y resultarn cada vez ms "increbles" para quienes estn desprevenidos de la tendencia que lleva el proceso, o para quienes no tengan una visin global de los acontecimientos. Es necesario, llegar a una definicin de actitudes que se debera asumir frente al proceso de cambio actual. Definir cual es nuestra actitud personal, es la 4Ver Silo, Obras Completas Vol. I

    frente a vs. 5 El tema de una adaptacin creciente una adaptacin de permanencia, fue comentado en relacin a la Primera Carta.

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  • primera cuestin. Luego, es legtimo exigir la definicin de otros, sobre todo de quienes pretenden liderar, gobernar o influir en el futuro de la sociedad. Silo propone varios elementos tiles que pueden ayudar a encarar una adecuada definicin de actitudes. Tener en cuenta las actitudes de salvacin individual que se tienden a asumir en estos momentos, como en pocas finales de civilizaciones pasadas. Las siguientes son algunas variantes: a) Estn los que creen que el desencaje que se produce entre la velocidad de cambio tecnolgico y econmico respecto del cambio en las estructuras sociales y en el comportamiento, se va a regular automticamente. Es una actitud emparentada con la de aquellos que en otras pocas creyeron que "los males" que afectaban a la sociedad iban a ser resueltos por obra de Dios y posteriormente por accin del Estado o por el Partido. Hoy, esa misma mentalidad cree que los problemas de hambre, salud, educacin y calidad de vida que padecen miles de millones de personas en el mundo, se van a solucionar por accin de las leyes de libre mercado. Creen que la situacin de los ms de mil millones de seres humanos que hoy viven con un ingreso per capita de 370 dlares al ao, va ser resuelta con las propuestas del neoliberalismo o con el advenimiento del Nuevo Orden Mundial. Es ms, recomiendan no tratar de orientar ese proceso que sera imposible dirigir. En definitiva, quienes predican esta tesis mecanicista-optimista, dirn que "as es la vida" y afirmarn que el mercado se encargar de solucionar estos desajustes transitorios. b) Hay otros que obedecen a una tesis mecanicista-pesimista, al creer que se va a un punto de explosin irremediable. Esta es una postura fatalista cuya predica sostiene que aquello que ha de ocurrir, ocurrir, y que nada de lo que nosotros podamos hacer podr evitarlo o impulsarlo. Es la mentalidad del no-puedismo, para la cual nadie puede hacer nada por cambiar el estado de las cosas, cree que no se puede modificar el destino y concluye que no hay para qu preocuparse tanto ya que de todos modos nos vamos a morir, que lo escrito , escrito est", etc. En suma, se trata de una actitud suicida que se asfixia a si misma, y que conduce a la inaccin y al absurdo. Adems, deja el campo abierto a la instalacin de nuevas formas de violencia. c) Tambin aparecen en estas pocas corrientes morales que asumen una actitud antihistrica al pretender detener el cambio, para volver a supuestas fuentes reconfortantes. Dirn que "Todo tiempo pasado fue mejor"; que " hoy ya no se respeta como antes a la autoridad, a los valores religiosos, patriticos, culturales, polticos, etc." o que "la libertad se ha convertido en libertinaje"; que "hay que volver a un tipo de vida ms natural...", etc. Entre ellos estn los conservadores, los tradicionalistas, y los que creen que la unidad del pueblo est en su pasado o en el folklore. En suma, son actitudes que como el cangrejo, marchan hacia atrs. d) Tambin estn los cnicos, los estoicos y los epicurestas contemporneos. Los cnicos niegan importancia y sentido a la accin. Muchos de ellos coincidirn con los planteos de cambio, pero a la hora de hacer algo constructivo, pondrn todo tipo de obstculos. El cnico aparenta lo que no es, juega al doble estndar y tiene un doble lenguaje: de la boca para afuera adhiere a ciertos ideales pero en el hecho los traiciona da a da. Cnico es aquel que, por ejemplo, se opone por "razones ticas y morales" a una Ley de divorcio vincular, a una Ley que regule el aborto, al amor libre, al homosexualismo, a la prostitucin, a la drogadiccin, etc. mientras que en su "vida privada" tiene un comportamiento licencioso; son los que "hablan" de probidad y terminan con los pies y las manos en el barro. Los estoicos son aquellos que afrontan

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  • los hechos con entereza aun cuando todo salga mal. Dirn que "hay que saber afrontar la vida"; que "la vida es dura", que "hay que aceptar las cosas como son" o que "por algo las cosas son como son y no de otro modo". Para ellos, ser capaz de aguantar el sufrimiento personal y las contradicciones sociales, ser una virtud. La rebelin frente a las condiciones oprimentes no tiene sentido para los estoicos pues ellos acatan con resignacin y saben someterse a las condiciones existentes. Finalmente, estn los epicurestas de estas pocas que son los pragmticos y los oportunistas; los que tratan de sacar partido a la situacin, pensando simplemente en su hipottico bienestar que extienden a lo sumo a sus hijos. Llegan a ser fanticos, puesto que ni la adversidad, ni el dolor fsico, ni la muerte los altera en la obtencin o defensa de sus intereses particulares. Comprender procesos ms amplios que simples coyunturas. La coyuntura es una ancdota circunstancial, la fotografa de un largo historial. Basar un comportamiento nicamente en referencia a los datos de esa ancdota, es un error y un exceso que se comete por falta de visin procesal. Uno puede aprender a ser eficaz en una coyuntura, y luego, al cambiar las cosas creer que el mismo comportamiento ser eficaz en el momento siguiente... y equivocarse rotundamente, porque las tcticas que fueron tiles en un momento, pueden dejar de serlo al momento siguiente. Nada nos puede decir una simple coyuntura respecto del proceso que llevan los acontecimientos. Veamos a modo de ejemplo, el caso de alguien que quiere planificar una accin extendida en el tiempo. En primer lugar se dar un objetivo y una estrategia, y luego tendr en cuenta distintas tcticas posibles. Ni el objetivo ni la estrategia varian circunstancialmente; en cambio, las tcticas deben acomodarse a la situacin. Las tcticas son coyunturales, pero la estrategia y el objetivo van ms all de una situacin particular. La tctica exitosa utilizada en el momento uno, no garantiza el mismo resultado en el momento dos. Quien cometa dicho error, habr perdido de vista la estrategia, el rumbo y el sentido de la accin. Del mismo modo, no comprender los contextos y procesos ms amplios de la situacin que nos toca vivir, nos hace dar pasos en falso y creer que avanzamos cuando en realidad estamos detenidos o somos arrastrados por una situacin general y un proceso que ignoramos o negamos. Yo vivo en un barrio de una comuna de un pas de una regin del mundo y aunque no lo reconozca, esos distintos planos afectan y determinan mi propia situacin. Qu se yo de lo que ocurre en otros barrios, otras comunas, otros pases y regiones? El mundo a mi alrededor opera como contexto, y mi comportamiento ser diferente si lo tengo en cuenta y asumo, a si lo niego. Aunque el futuro sea desconocido, la tendencia del proceso no lo es, y es gracias a ella que nos podemos anticipar a los acontecimientos. En otras palabras, si comprendemos procesos ms amplios que simples coyunturas, no seremos fcilmente arrastrados por las tendencias dominantes sino que al tenerlas en cuenta, podremos actuar intencionalmente para corregir, desviar o fortalecer una direccin u otra. La mirada ingenua o infantil, la actitud oportunista o temerosa son caractersticos del comportamiento por coyunturas. Es necesario superarla y reemplazarla por una disposicin que aprenda a intervenir en la coyuntura pero con la mirada puesta en procesos ms amplios y globales. Una breve resea del momento que vivimos, nos permite comprender que los cambios se van acelerando; que el avance de las estructuras sociales y del comportamiento se van desfazndo respecto de esos cambios; que las crisis se multiplican y globalizan, y que el poder se concentra

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  • en pocas manos. En efecto, no soy yo o mi comunidad o mi pas los nicos que padecemos los efectos de los cambios y la crisis. Se trata de un esquema global del mundo que est a punto de estallar, y que debe ser superado y reemplazado por otro ms humano. Definir en ste momento nuestra actitud personal respecto de este proceso de cambios, es una prioridad para quienes aspiramos a una evolucin social creciente. Silo es optimista, y nos aclara que su fe en el futuro radica en la comprensin de la direccin de la historia que comenz en nuestros antepasados homnidas...Afirma que esta especie que ha trabajado y luchado durante millones de aos para vencer el dolor y el sufrimiento no sucumbir en el absurdo. Apoyar todo lo que marche en direccin evolutiva an cuando no se vean sus resultados inmediatos. Decir que tengo fe en el futuro del ser humano, es afirmar una intencin que me da plena justificacin y sentido a la accin. Sin embargo, en momentos de cambio como el actual, la confusin tiende a dominar la situacin. Y, como las creencias y referencias antiguas se han ido cayendo, la gente ya no sabe en qu o en quin creer. Son muchos los que han optado por no creer en nada y en nadie. En honor a la verdad, a la luz de los acontecimientos recientes, no parece una actitud tan incomprensible. Pero debemos saber que permanecer en ella tiene un costo muy alto, porque tanto nuestras desgracias personales como las de quienes nos rodean seguirn profundizndose, de no mediar un cambio de rumbo. Silo dice que el descorazonamiento de los seres humanos valerosos y solidarios retrasa el paso de la historia. Aquellos que an atesoran el fuego y la calidez del coraje y la solidaridad, tienen la responsabilidad de comunicar a otros ese sentimiento que abre las puertas hacia un futuro nuevo. Pero si los que pueden hablar callan, si los que pueden avanzar se detienen, si los que pueden comunicar se aslan, si los que pueden apoyar sacan el hombro, entonces el futuro que queremos se alejar ms y ms. Si en cambio, damos un apoyo manifiesto a todo lo que marche en direccin evolutiva, ese futuro estar cada vez ms prximo. Y cuando sean millones los que comprendan que las campanas estn doblando por l, el futuro que queremos habr llegado para todos. Comprender que hay un trasfondo puesto por el momento histrico que vivimos en el que el esquema global de situacin no ha hecho crisis aunque las crisis particulares cundan por doquier. Millones de personas reconocen hoy las mltiples crisis que se estn produciendo en el sistema. Sea porque estamos directamente afectados por alguna de ellas o porque tengamos una visin global de la situacin, el trasfondo de los cambios y la crisis actual no pasan desapercibidos. Este manto de alteracin cubre todos los campos, desde lo personal hasta lo social, y su extensin es universal, abarca los cinco continentes, aunque en algunas regiones geogrficas la crisis se haga ms evidente que en otras. A pesar de que esta nueva realidad resuena por todos lados, la actitud y el comportamiento de muchas personas es paradojal: reconocen la urgencia de la situacin pero no dan su apoyo a lo nuevo y mantienen un pie sobre el bote que se hunde. El esquema global de situacin todava no ha hecho crisis, aunque las crisis particulares cundan por doquier. Ese trasfondo puesto por el momento histrico que vivimos, es insoslayable. No obstante, para muchos, an reconociendo el cuadro de situacin general y sus tendencias, no

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  • avanzan lo suficiente como para anticiparse, y dar su apoyo desde ya a una alternativa global que apunte en direccin evolutiva. Tiene consecuencias definir una actitud personal a ste respecto, y tiene utilidad procesal discutir con otros el asunto. No es la primera vez en que el proceso de la historia puede ser torcido por la accin de fuerzas fanticas e irracionales. Por consiguiente, no da lo mismo una postura que otra: asumir desde ya una actitud, que postergar una decisin hasta el momento en que haga crisis el esquema global y sea inevitable. Seamos claros: aplazar nuestra definicin y dejar de actuar en consecuencia, es equivalente a dejar el campo expedito al avance de los neo-oscurantismos, que una vez ms pretenden imponer la opresin sobre la libertad. Comprender que con nuestro paisaje de formacin a cuestas y con nuestras creencias en crisis no estamos en condiciones de admitir an que se aproxima ese nuevo momento histrico. En el punto anterior comentamos la afirmacin de Silo, respecto de que hay un trasfondo puesto por el momento histrico que vivimos en el que el esquema global de situacin no ha hecho crisis. Reconocimos que ese trasfondo era insoslayable para muchas personas y que por esta razn no podan anticiparse y dar su apoyo en estos momentos a propuestas que planteen una alternativa global frente al sistema. Dijimos adems, que el cambio de actitud ser inevitable cuando el esquema global haga crisis, pero que esa postergacin asume riesgos demasiado graves al dejar expedito el paso a la accin de las fuerzas irracionales que ya vemos surgir por todos lados. Simultneamente a la descomposicin del sistema, ocurre que en cada uno de nosotros acta un paisaje de formacin constituido por todas aquellas imgenes tangibles e intangibles que conforman nuestra memoria ms antigua y que proviene del mundo en el cual nos formamos. Se trata de un pasado siempre actualizado, siempre presente6 en que los valores y creencias de esa poca siguen expresndose en nuestras actitudes y comportamientos as como en la sensibilidad que nos caracteriza. Pero ese paisaje de formacin es homogneo a la poca en que se constituy, y tiene una estructura inseparable con el mundo de las ideas, los valores, las creencias y las costumbres de ese momento histrico. El problema que tenemos hoy es que como consecuencia del proceso de cambios que se ha desatado en los ltimos aos, nuestro paisaje de formacin va dejando de coincidir con el mundo que estamos viviendo, y en la medida en que se aproxime el nuevo momento histrico estas diferencias se acentuarn cada vez ms. Esto es as porque "los objetos tangibles e intangibles que constituyeron nuestro paisaje de formacin, se han modificado"7con el paso del tiempo. Es cuestin de comparar el mundo de los objetos de ayer con los de hoy: los juguetes, la radio, la TV, los autos, la msica, la moda, etc. O comparar el cambio en los valores, las motivaciones sociales, las relaciones interpersonales: la amistad, el compaerismo, la pareja, el funcionamiento de la familia, etc. Es francamente innecesario abundar en ejemplos sobre este punto. El tema en cuestin es que el desencaje que se est produciendo entre "paisaje de formacin" y "mundo actual", nos obliga a replantear nuestra relacin global con el mundo. Adems, ahora podemos 6Cuarta Carta, Pto. 6 - "Imagen, creencia, mirada y paisaje" 7Autoliberacin, Luis A. Amman, epilogo pag.267, Primera edicin, Plaza y Valds Editores,

    , MxicoMexico1991.

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  • comprender que la crisis, cuya existencia hemos constatado "afuera", comenzamos tambin a experimentarla "adentro". As como este momento histrico todava no suelta completamente las amarras del momento anterior, personalmente, puedo estar aferrado a un sistema de creencias y valores, y a un tipo de comportamiento y de sensibilidad, que si bien corresponden a un mundo que se fue, todava estoy identificado con l. Estamos enredados entre dos medios-mundos: uno que "ya se va" y otro que "todava no llega". La pregunta que surge entonces es: cmo hacemos para salir de sta situacin indefinida? Esperando que se impongan los acontecimientos o anticipndonos a ellos? Y en el caso de optar por avanzar, Qu accin o acciones nos pueden encaminar en esa direccin? Comprender que es necesario orientar y organizar la vida personal en direccin positiva. Silo nos hace una propuesta muy clara. Pero, an suponiendo que estamos dispuestos a seguirla, subsiste la dificultad de tener que definir qu es una direccin positiva y, cmo hacemos para orientar y organizar nuestra vida personal en esa direccin. Para responder cabalmente a estas interrogantes, tendremos que incorporar los nuevos elementos que aporta el autor en su Tercera Carta, la que comentaremos en el captulo siguiente.

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  • CAPTULO III LA ACCION COHERENTE Y SOLIDARIA

    Esta Tercera Carta, es una de las ms importantes. En ella, Silo entrega una sntesis de sus opiniones respecto de la situacin actual; considera los aspectos fundamentales a tener en cuenta en la relacin entre los individuos, y entre ellos y el medio social en que viven; plantea la transformacin personal y social de un modo simultneo y hace explcito su rechazo a las posturas de cambio que implican una postergacin de la intencin humana. Plantea que los cambios son inevitables y centra la discusin en la direccin que va a tomar el proceso. 1.- Proceso de cambios y cambio de situacin.

    El cambio y la crisis afecta los acontecimientos mundiales y tambin nos influye directamente. Hay cosas que nos gustan, y otras, no sabemos cmo interpretarlas correctamente. Esto produce una confusin paralizante. Por ejemplo : ayer creamos a pie juntillas lo que nos decan los polticos, los economistas, los periodistas y los lderes de opinin en general. Hoy, la gente no les cree ni lo que rezan. Esta prdida de credibilidad en las figuras pblicas, se ha ido extendiendo como aceite en el agua, hasta incluir a los ms cercanos : los amigos, parientes, compaeros, etc. Ya nada nos sorprende demasiado y nadie se atreve a poner las manos al fuego por los dems, escazamente por uno mismo... La confusin nos lleva dcilmente al campo de la contradiccin. Si no entendemos nada de nada, tampoco nos parece extrao que un da hagamos una cosa y al da siguiente la opuesta. Incluso ms, aunque nos propongamos ciertas correcciones no las podemos cumplir. Silo dice que el comportamiento de los dems y el propio nos parece incoherente, contradictorio y sin direccin clara, tal como ocurre con los acontecimientos que nos rodean. El mundo anda por las suyas. Nadie gobierna, controla o maneja lo que est sucediendo. La situacin es seria: nadie reconoce su propia responsabilidad y todo parece estar "deschavetado" y sin brjula. El problema no es que los cambios sean muchos, crecientes o inevitables. El conflicto se produce cuando los cambios empiezan a tomar la direccin ms negativa e inesperada. Es de perogrullo pero fundamental dar direccin a ese cambio inevitable. Es posible dar direccin a los cambios? Silo nos propone que sea uno mismo el punto de partida para dar direccin a estos cambios desordenados cuyo rumbo desconocemos. Pero claro, dar direccin a la vida a partir de uno mismo, no es una propuesta que se pueda resolver adentro de la cabeza de individuos aislados. No se trata de cuestiones que podamos solucionar mediante una receta sicolgica o astrolgica. No obstante, son miles los que hoy caen seducidos por consignas de "salvacin individual" y logran fugarse transitoriamente de la situacin en que viven. Silo plantea una propuesta de cambio personal muy precisa. Sostiene, que para dar una direccin a la vida es necesario cambiar la situacin en que se vive con otros mediante un comportamiento

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  • coherente. Tomemos la primera parte de esta propuesta: cambiar la situacin en que se vive con otros; y luego, veamos en qu consiste el comportamiento coherente. 2.- El cambio, referido a la situacin en que vivimos.

    No estamos aislados sino en situacin de relacin con otros. Por ello mismo, si queremos introducir cambios verdaderos en nuestra vida, lo primero que tendremos que hacer es tomar en cuenta la situacin en que nos encontramos. Hablar de "situacin", es hacer referencia a nuestra relacin con personas y mbitos sociales concretos. No somos una nube annima8; somos padres, madres o hijos (as); somos estudiantes, empleados o cesantes; tenemos amigos, parientes y vecinos. Y cuando celebramos nuestros xitos o nos deprimimos por nuestros fracasos o cuando hacemos planes a futuro...ah estn esos rostros, esas miradas y esas voces que reconozco, que afectan mi estado de nimo e influyen sobre mis acciones, ideas y sentimientos. Cualquier decisin que tomamos en nuestra propia vida, est inevitablemente vinculada a otras personas. Ms an, nuestra libertad de accin y de eleccin, dice Silo, est delimitada por la situacin en que vivimos. Lo primero que tendramos que hacer, es tomar conciencia de la necesidad de dar una direccin a los cambios. Luego, comprender que cualquier cambio que deseemos operar no puede ser planteado en abstracto sino con referencia a la situacin en que vivimos, y que esta situacin est constituida por personas y mbitos sociales concretos. Recordemos sumariamente lo dicho hasta aqu antes de entroncar con el siguiente tema. La Primera Carta nos ense a reconocer las crisis que se estn produciendo por el desfasaje que hay entre los cambios tecnolgicos, y los cambios en la estructura social y el comportamiento de las personas. Tambin, apreciamos la globalidad del mundo actual y la necesidad de contar con nuevos criterios de accin. En la Segunda, vimos los factores que estn determinando la aceleracin de la crisis en todos lo campos; reconocimos la tendencia hacia la descomposicin del actual Sistema, y la conveniencia de definir actitudes frente al proceso de cambio actual. Por ltimo, en esta Tercera Carta hemos visto: que el cambio ser cada vez ms rpido; que las transformaciones que estn ocurriendo toman direcciones inesperadas produciendo desorientacin general respecto del futuro y a lo que se debe hacer en el presente; que es necesario tomar conciencia de la necesidad de dar orientacin a la propia vida; y que, esto se resuelve cambiando la situacin en que vivimos mediante un comportamiento coherente.

    3.- El comportamiento coherente.

    El comportamiento coherente es un modo positivo de estar con uno mismo y de relacionarse con los dems. El punto es que si es positivo, debe serlo para mi y para otros, y no slo para mi. Consiste en avanzar hacia una cierta coherencia interna: Cmo sentimos y qu pensamos de lo que hacemos? Y, hacia una cierta coherencia en la relacin: Cmo tratamos a los dems? El comportamiento coherente nos ayuda a superar las contradicciones que nos produce la falta de

    8No eres un blido que cae sino una brillante que vuela hacia los cielos Silo, El Paisaje Interno.

    saetazaeta

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  • unidad de pensamiento, sentimiento y accin, y la falta de unidad en el trato que se pide con el trato que se da. Si bien, estos son ideales que no se realizan en la vida diaria, son de gran utilidad si queremos dar una direccin positiva a la vida. El comportamiento coherente nos seala valores que actan a modo de parmetros, en base a los cuales podemos hacer ajustes y modificar conductas destructivas e incoherentes en la relacin con los dems.

    4.- Las intenciones son importantes.

    Muchos piensan, errneamente, que las intenciones no son importantes y que lo nico que cuenta son los hechos". Veamos si esto es as. Los hechos de mi comportamiento actual pueden no coincidir, e incluso contradecir, a mis aspiraciones y a mi intencin de cambio: "Soy canalla, dspota, mentiroso, cobarde y ladrn"... Pero, significa esto que mi futuro ha quedado determinado por el pasado y que ya no puedo cambiar? Esto no es as. La concepcin silosta nos ensea que, a diferencia de los animales, para los que "una vaca ser siempre una vaca"; el ser humano es histrico e intencional. Y es en virtud de esa capacidad , que puede modificar la supuesta "realidad de las cosas", producir nuevos fenmenos y cambiar el rumbo... an de la ms nefasta tendencia personal o social. La intencin supera y salta por encima de los hechos. La intencin nos muestra el movimiento de la historia humana, desde adentro. Podemos reconocerla a cada paso que damos: es el motor que nos aleja del dolor, y el imn que nos acerca al placer. Estemos donde estemos: hemos llegado gracias a la intencin. Vayamos donde vayamos: es ella la que nos pone en marcha. Nos demos cuenta o no, cabalgamos sobre el lomo de nuestras intenciones ms profundas. Por ello podemos decir que: Cunto ms profunda y verdadera sea la intencin, ms luminosa, brillante y atractiva ser la imagen que oriente nuestra accin futura! En la Cuarta Carta, Silo dir que es la imagen y representacin de un futuro posible y mejor lo que permite la modificacin del presente y lo que posibilita toda revolucin y todo cambio. Ms adelante agrega que: es necesario advertir que tal cambio es posible y depende de la accin humana. Esto habr que estudiarlo con ms calma, pero digamos brevemente, que as como a toda intencin le corresponde una imagen, a toda imagen le corresponde una accin; que la intencin potencia la imagen que orienta la accin; que cuando hablamos de accin, nos estamos refiriendo a uno de los modos activos de la intencin; y, por ltimo, que la intencin, la imagen y la accin operan en el mundo como una estructura. 9 Por otra parte, es evidente que los cambios queridos no ocurrirn mecnicamente. Pero, si a nuestra intencin la dotamos de una accin que se sostenga, perfeccione y ample en el tiempo (sobre esto hablaremos ms adelante), habremos dado con la mejor herramienta de transformacin a nuestro alcance.

    9 porque la intencin, la imagen y la accin operan en el mundo como una estructura. es que Silo dir en la misma Cuarta Carta que: esta lucha - por la transformacin del

    - no es entre fuerzas mecnicas, no es un reflejo natural, sino que es una lucha entre intenciones humanas.

    PrecisamentePrecsamente

    mundomu ndo

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  • 5.- Incoherencia en la relacin.

    Pensar, sentir y actuar en la misma direccin, es lo que Silo llama "comportamiento coherente". Se comprende la fuerza y alcance enorme que puede llegar a tener un comportamiento de este tipo. Por ello, el inters del asunto est en decidir en qu direccin vamos a aplicar esta poderosa herramienta. Porque no olvidamos que puede existir una especie de coherencia destructiva como observamos en los racistas, los explotadores, los fanticos y los violentos...que tratan a otros de un modo muy distinto al que desean para s mismos.

    6.- Una aspiracin interesante.

    El comportamiento coherente es una actitud que valoramos en nosotros mismos y en los dems. Pero sabemos que las cosas no son blanco o negro, no se es totalmente coherente o incoherente. Nuestras motivaciones estn teidas por ambos polos y nos llevan en una u otra direccin. Cualquier biografa honesta dar cuenta de continuos saltos de un tipo de comportamiento a otro. Entonces, no viene al caso plantear el tema de la coherencia en trminos puristas o absolutos, porque sabemos que se trata de un ideal que no se realiza totalmente en la vida diaria. Es til, en cambio, que consideremos el comportamiento coherente como una aspiracin interesante, como una tendencia, como una fuerte intencin lanzada hacia el futuro, de tal suerte que vaya ganando terreno en el desarrollo de la propia vida.

    7.- Donde se aplica el comportamiento coherente?

    La vida humana no es un hecho aislado, se da en un medio que le corresponde. A ese medio, lo podemos ver tan amplio como el universo, la Tierra, el pas, la regin, la comuna o el barrio; o como un medio inmediato (familiar, laboral, de amistades etc.), que es donde desarrollamos nuestras actividades, y donde tenemos alguna influencia real. Plantear una accin que vaya ms all del medio inmediato, es coherente y tiene sentido. No obstante, tal ampliacin es posible slo a partir del medio en que me encuentro. Muchas personas critican y con razn, la incoherencia de los gobiernos, los partidos polticos, las iglesias, los sindicatos, etc., Y un modo elocuente de mostrar el rechazo hacia las mismas es la no-participacin. Sin embargo, esto es insuficiente, porque esas instituciones tienen influencia en el medio en que uno vive y deciden cosas que nos afectan cotidianamente. Pretender que las cosas cambien en esos niveles y que de la noche a la maana los polticos, los gobernantes, los banqueros, etc. se comporten coherente y solidariamente es una ingenuidad sin pies ni cabeza. Por consiguiente, dirigir acciones para que esa gente entienda y cambie de actitud es una prdida de tiempo. Peor an, hay muchos inconsistentes que se dicen partidarios de los cambios, y que defienden la tesis de que estos son posibles desde adentro del sistema y desde sus autoridades. Para nosotros, esta es una postura reaccionaria y desvergonzadamente mentirosa, porque oculta su verdadero inters, que es el de mantener el status-quo. La propuesta que hace Silo es opuesta a la de quienes pretenden cambiar las cosas desde las cpulas sociales o a la de quienes creen que ser por accin de las estrellas que transformaremos la sociedad! El nos dice, que en todo caso ser por un trabajo humilde, por la aplicacin de la accin solidaria y coherente en el medio inmediato de cada cual y por el sostenimiento, perfeccionamiento y ampliacin de dicha accin.

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  • 8.- Sostenimiento, perfeccionamiento y ampliacin de la accin coherente.

    Para que la accin coherente gane terreno, debe sostenerse como referencia firme y dar direccin en toda situacin. No se trata de un ejercicio aislado sino de un proyecto de vida que se juega tanto en lo simple como en lo complejo. Pero, si el proyecto no se mantiene en el tiempo, difcilmente podremos perfeccionarlo. En cambio, si logramos darle a nuestro comportamiento una suerte de tropismo, un impulso hacia la mayor coherencia posible, vamos a ir ganando experiencia y dejando una huella que nos va a permitir un desarrollo creciente a futuro. Perfeccionar la accin es hacerla ms eficaz en el logro de sus objetivos. Esto es posible cuando hay acumulacin de experiencia. Por ejemplo, en la transmisin de estas ideas a otros, personalmente, vamos superando dificultades, que van desde la transmisin "boca a boca", a grupos y a conjuntos, hasta llegar a la difusin a travs de los medios de comunicacin masivos: escritos, radiales o televisivos. Todo este aprendizaje es posible gracias al sostenimiento de la accin. En relacin al tema de los actos humanos, Silo escribi en otra parte que los actos unitivos o contradictorios se acumulan en ti. Y que, si repites tus actos de unidad interna ya nada podr detenerte10 Esta capacidad de acumulacin de la propia accin, es una experiencia fundamental y constituye uno de los pilares de nuestro optimismo: un mundo mejor es posible a partir del sostenimiento perfeccionamiento y ampliacin de la accin coherente.

    9.- Cual es el lmite de la accin coherente?

    Sabemos que "las primeras artes" de la accin coherente tendrn que hacerse en nuestro medio inmediato, pero de ah en ms, la ampliacin de la accin puede llegar muy lejos y alcanzar a todo un pas, a una regin o al mundo. Al respecto, permtanme relacionar el fenmeno de la desestructuracin11, al tema que venimos comentando. En la Dcima Carta Silo expone que estamos viviendo una poca de desestructuracin general, cuyos lmites mnimos estn llegando al simple vecino y al individuo, y los mximos a la comunidad mundial, es decir a todo el mundo. En ese contexto, la accin coherente es una respuesta evolutiva y compensatoria a este proceso de descomposicin general , por cuanto, aunque el campo de aplicacin de la accin coherente sea puntual y se desarrolle en el medio inmediato de cada cual, la ampliacin de la misma hace que su influencia pueda llegar a todo el mundo. As, a travs de la accin coherente no slo podemos dar direccin a la propia vida, sino que desde ya estamos anticipando el advenimiento de un mundo nuevo.

    10.- Primera propuesta: pensar sentir y actuar en la misma direccin.

    Silo explica que si pudiramos pensar, sentir y actuar en la misma direccin, si lo que hacemos no nos creara contradiccin con lo que sentimos, diramos que nuestra vida tiene coherencia. Veamos algunos casos posibles que nos permitan aclarar la propuesta: Primer caso: "...en la maana, despus de levantarme pienso en los compromisos que tengo para el da de hoy...simultneamente siento ganas de ir a la playa a tomar el sol...finalmente, me llama un amigo y termino haciendo algo imprevisto." Segundo caso: "...s que no est bien golpear a los 10Silo, Obras Completas I, 13. Latitud Press, San Diego CA. USA 1993. VolumenVolmen pg.pg11Dcima Carta.

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  • nios. Un da, sin embargo, jugueteando con mi hijo, este me tira de la camisa y termino rodando por el suelo. Mi reaccin es de enojo y lo reprimo severamente." Tercer caso: "...sigo casado aunque ya no siento verdadero amor." Cuarto caso:..."para mi, la solidaridad es un valor importante, aunque me reconozco envidioso y tacao." Quinto caso:... "s bien lo peligroso que es manejar a gran velocidad pero disfruto hacindolo." Sexto caso: "...las cosas como estn ya no dan para ms. Quiero cambiar! Entonces, me reno con algunos amigos y vecinos para elaborar un plan conjunto." Pensar, sentir y actuar en direcciones diferentes tiene repercusiones negativas en uno mismo y en los dems. En primer lugar, a ese comportamiento disociado lo experimento como contradictorio y esa contradiccin entre lo que pienso, siento y hago me produce desasosiego y sufrimiento personal, porque "nada calza bien con nada". En segundo lugar, cualquier accin que realizo la efecto con un potencial mnimo, disminuido precisamente porque lo que pienso y siento no coincide con lo que hago. Es como un motor con los pistones desincronizados. En tercer lugar, observo que a los dems tampoco les encaja mi comportamiento, y eso trae problemas en mis relaciones personales. En cuarto lugar, me doy cuenta que a medida que pasa el tiempo aumenta el sufrimiento y una sensacin generalizada de mayor aislamiento, menor fuerza y prdida creciente de la fe, del entusiasmo y las ganas de vivir. Son tan diversas las situaciones y tan opuestos los compromisos que debemos afrontar a diario, que la unidad interna se ve seriamente comprometida"12 Opuestamente, la accin coherente es aquella que est basada en la unidad del pensamiento, el sentimiento y la accin. El slo recuerdo de acciones coherentes o unitivas realizadas en el pasado, me pone contento y me anima. Experimento la sensacin de crecimiento interno, de mayor adaptacin al medio, de que algo mejora en mi interior, etc. Siento que esa unidad interna me permite avanzar en un acuerdo cada vez ms profundo e interesante conmigo mismo y con quienes me rodean. Una postura cnica o escptica objetar diciendo que este es un ideal totalmente irrealizable. Dir que "es muy bonito pensar as pero lamentablemente las cosas son de otro modo" o bien dir "yo tambin quisiera ser as pero la vida me ha enseado que las cosas no son como uno las quiere". En fin, aparte de la angustia que reflejan esas posturas, lo que ellas no comprenden es que el comportamiento coherente es un modo de encarar la vida, de hacerse cargo del mundo en que vivimos. Algunos se sometern a las condiciones imperantes, ya sea por debilidad o porque conviene a sus intereses. Otros, se rebelarn ante esas condiciones oprimentes y harn todo lo posible por ajustar su actitud y comportamiento en relacin al mundo al que aspiran, y no en relacin a este mundo decadente. Digamos finalmente esto: toda persona que se preocupa por examinar en su vida diaria las contradicciones entre lo que piensa, siente y hace, advierte la necesidad de cambio en su situacin y por ese hecho, obtiene en su misma experiencia, la respuesta adecuada."13

    12El Libro de La Comunidad, pg. 35. Editorial Edimpres Ltda., Chile, 1981. 13El Libro de La Comunidad, pg. 36

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  • 11.- Segunda propuesta: tratar a los dems como uno desea ser tratado.

    Al igual que la propuesta anterior, esta debe encuadrarse como una aspiracin o un ideal de comportamiento. La coherencia es un paso importante, pero, la accin coherente y solidaria es una doble propuesta que da pleno sentido y direccin a la vida. Cmo es que uno desea ser tratado: por la pareja, los amigos, los compaeros, los vecinos, los familiares, etc.? Luego de respondernos a esta pregunta, habr que ajustar progresivamente nuestro comportamiento de relacin con los dems, hasta lograr coherencia entre el modo de relacin que brindo a otros con el que espero para mi. Este es un tema fundamental sobre el cual vale la pena una pausada reflexin personal y una posterior discusin con otros. El tejido social est siendo amenazado y destruido por accin de un sistema inhumano. En este contexto, en que miles de millones de personas se sienten tratados como objetos, como cosas y no como seres humanos; el tema sobre el trato que uno da, as como el trato que uno espera recibir de los dems, es un excelente motivo de encuentro y discusin franca y abierta con otras personas del medio inmediato. "La accin solidaria es de grandes consecuencias porque lleva a una apertura, a una comunicacin positiva con los otros seres humanos."14 Silo dice que en este proceso de demolicin que estamos viviendo, no se elevar una nueva solidaridad en base a ideas y comportamientos de un mundo que ya se fue, sino gracias a la necesidad concreta de cada uno por direccionar su vida, para lo cual tendr que modificar su propio medio. 12.- La reciprocidad de la accin

    Para la gente de accin, el vocablo solidaridad ha perdido toda significacin y utilidad prctica. Similar vaciamiento ha venido ocurriendo con otras palabras como : amor, compaerismo, libertad, igualdad, justicia, etc. Quien podra desconocer que estas palabras estuvieron cargadas de fuerzas positivas en el pasado y que en su momento dieron gran cohesin al progreso humano ? Del mismo modo, quien podra desconocer la traicin, la tragedia, los crmenes e injurias corporales cometidos en nombre de todas ellas? Pero resulta que el proceso de demolicin general no ha terminado y que tampoco se detendr espontneamente.15 Ayer derramaron cido sulfrico sobre la solidaridad humana, ahora hipnotizan la conciencia, bloquean la subjetividad, chantajean econmicamente y disciplinan a la sociedad. La pregunta es : Quienes podrn cambiar la direccin de los acontecimientos sino la gente, los pueblos mismos ? Los humanistas exhortamos a la reciprocidad de la accin porque es vlido en s mismo y acrecienta la fuerza social coherente. Lo mejor del ser humano se aloj en palabras que ya no dicen y que por tanto no mueven nada. Ahora necesitamos establecer una comunicacin humana ms directa y profunda. Somos gente comn que deambula o corre por las calles de la ciudad ; a veces nos entrenemos, alegramos y somos felices ; otras veces desesperamos, sufrimos y lloramos ; tambin - a veces - buscamos - ntimamente - alguna expresin coherente, un Sentido. Queremos vivir y en qu condiciones

    14Idem. pg. 51 15 Ver Cap. X nm. 2 : El tema de la desestructuracin de la sociedad

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  • queremos hacerlo ? Es la pregunta ms importante. Creemos que hay una respuesta verdadera si la buscamos en silencio y unidad interna, si relajemos la mirada y sentimos la presencia de lo humano en nosotros y en otros al mismo tiempo. La vida humana reclama por reciprocidad. Esta voz, puede convertir el momentneamente difuso sentimiento solidario en acciones que apuntan a una cierta proporcin, oportunidad y coherencia.16 Se trata de acciones de ida y vuelta en las que todos resultamos beneficiados ; en las que el para-mi y el para-ti o para-otros se van alternando, y en las que prima la convergencia de tratar a los dems como uno quisiera ser tratado. De este modo, la reciprocidad es una llave maestra para abrir el cerrojo del individualismo asfixiante, salir de la incomunicacin estril, activar nuestras mejores virtudes y ayudarnos a construir la nacin humana universal que queremos. Para mayor precisin del alcance y significado prctico que damos al trmino reciprocidad, me remito a lo expuesto por Silo, en su alocucin con motivo de la 33 reunin semestral del Movimiento Humanista, realizada en Buenos Aires, el 4 de enero de 1998. Lo cito a continuacin : El Movimiento esclarece estableciendo diferencias entre la ayuda humanitaria y la ayuda humanista, porque aqu no se trata de caridad por parte de los que colaboran y de pasividad por parte de los que reciben. No se trata tampoco del trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales que funcionan hasta donde llega el presupuesto que se les asigna y luego quedan paralizados los proyectos por falta de recursos. El Movimiento plantea puntualmente la necesidad de la reciprocidad y no la actitud pasiva. All a donde se lleva la alfabetizacin y la mejora de condiciones de vida se plantea a la gente que va a participar la necesidad de la reciprocidad, ms o menos en estas palabras : Usted aprende, entonces Ud. da enseanza a otros ; usted mejora su situacin personal o la de su aldea o barrio, entonces usted trabaja luego por el beneficio de los dems en su aldea o barrio. No se van a cambiar las condiciones de vida puntualmente ni mundialmente si no se trabaja con gente que acte en trminos de reciprocidad. Es muy desgraciado hoy verificar la evaporacin de la antigua solidaridad, pero sucede que a veces hay quienes la reclaman sin estar dispuestos a hacerse cargo de las necesidades de los dems. Por ello, aquellos hermosos sentimientos de fraternidad que nacieron en los albores de la Revolucin Francesa y que poco a poco fueron reemplazados por las corrientes solidaristas, hoy deben basarse en la reciprocidad de la accin sin que ninguno de los trminos de la interaccin humanista queden pasivos.

    13.- Influir para modificar.

    Por accin de la crisis, son muchos los que sienten la necesidad de dar una nueva direccin a su vida, pero que llegado a este punto no pueden seguir avanzando. El tema es serio, porque el proceso de descomposicin general sigue su curso y si no damos una respuesta evolutiva y creciente, quedamos a merced de todo tipo de accidentes, tanto "externos como internos". Si no podemos encausar la propia vida, quedaremos atrapados en la angustia y el sin-sentido, y si tampoco podemos influir para que el proceso social sea re-direccionado, habr ms explosiones, violencia y tragedia por todas partes. Quin abra bien los ojos para ver lo que est ocurriendo en el mundo, sabr que este comentario no es una dramatizacin o un exceso! Por el contrario, se

    16 Estos trminos se desarrollan en el nm. 14 del presente captulo.

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  • parece a un plido reflejo de las circunstancias y tendencias que se observan alrededor nuestro. Supongo que quienes comprendemos la necesidad de modificar las cosas, no nos quedaremos sentados y de piernas cruzadas esperando un probable desenlace trgico a futuro! Hagamos todo lo que este de nuestra parte por influir para que los acontecimientos evolucionen en una direccin positiva! Es en esta perspectiva, que cobran importancia las dos propuestas anteriores. Ellas nos permiten enfrentar el dilema que tienen aquellos que "quieren", pero "no saben" cmo producir un cambio significativo en sus vidas, ni en qu direccin hacerlo. La accin coherente y solidaria plantea una verdadera conversin de la propia vida; es la nica respuesta evolutiva, y por consiguiente, opuesta a la desintegracin personal y social creciente. Para que esta respuesta sea acogida por los millones de personas que se encuentran en esta situacin, tenemos que proponernos influir y modificar nuestro medio. 14.- El poder de la opinin y la accin mnima conjunta.

    Silo plantea que la modificacin - de nuestro medio -, si es verdadera y profunda, no puede ponerse en marcha por imposiciones, por leyes externas o por fanatismos de cualquier tipo sino por el poder de la opinin y de la accin mnima conjunta entre las personas del medio en que uno vive. Es por el poder de la opinin que podremos transmitir este punto de vista. No basta con simples charlas de caf con los amigos, sino que conviene acometer acciones mnimas conjuntas, que nos permitan dar el mximo de difusin a estos nuevos planteos. Actividades como las de poner en circulacin una hoja de barrio, una revista o participar en programas radiales y de televisin, son de la mayor importancia para dar a conocer estos planteos. Los primeros contactos orientados a la difusin, darn pie en un segundo momento, para poner en marcha acciones mnimas conjuntas en torno a los crecientes conflictos: habitacionales, laborales, estudiantiles, culturales o polticos.17

    15.- Las presiones que impone el medio no justifican la accin incoherente.

    Es cierto que nuestro avance depende del lugar y el momento en que estemos viviendo, un determinado medio puede hacernos ms difcil avanzar del modo que queremos. Es ms, si la fuerza que enfrentamos es demasiado grande, puede incluso hacernos retroceder. (Ya hablaremos del criterio de "oportunidad de las acciones", segn el cual es conveniente retroceder ante una gran fuerza - no ante un mero inconveniente -, y luego avanzar cuando sta se debilita. ). Aunque no nos guste, hay ocasiones en las que "retroceder" es el mejor camino a seguir. A esta detencin tctica, sin embargo, no la experimentamos como una accin incoherente sino como una limitacin ms o menos importante. La accin coherente no es exitista. Por supuesto que queremos tener buenos resultados!, pero esa es otra discusin. Lo que nos interesa destacar es que una accin puede ser tan coherente en el xito como en el fracaso, hayamos podido avanzar o hayamos sido obligados a retroceder. Del mismo modo, la accin incoherente no puede justificarse en las presiones o las facilidades que impone el medio. 17Dcima Carta: "La accin puntual".

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  • La opcin es clara. O vuelco mi comportamiento en una direccin evolutiva-creciente, y por consiguiente me comprometo a difundir estas ideas y propuestas que apuntan a un futuro mejor a travs de la opinin, o bien, dejo que las cosas sigan su curso natural..., en tal caso debo asumir mi responsabilidad por lo que ocurra.

    16.- Acciones que nos permiten avanzar hacia la coherencia.

    En la Primera Carta, Silo enunci una suerte de leyes generales de comportamiento, a las que hoy se aspira. En esta Tercera Carta, las explica como acciones que permiten un decidido avance hacia la coherencia. Revisemos estas acciones propuestas tratando de hacer algunos alcances prcticos para cada una de ellas. a) La proporcin de las acciones.

    - De lunes a domingo mi agenda est repleta de actividades. Hago muchas cosas desde que me levanto hasta que me acuesto. Sin embargo, tengo la sensacin de que algunas cosas estn bien, otras regular y otras francamente mal. Al revisar con mayor detenimiento observo que aquellas actividades que van bien encaminadas, no necesariamente coinciden con las que son ms importantes para mi, e inversamente, varias de las cuestiones que andan mal, son fundamentales. Comprendo que no podr sentirme bien hasta que las cosas que considero ms importantes tengan un cierto avance parejo. Si adems pondero el tiempo que dedico a las mismas, observo que aproximadamente coincide con el grado de avance o retraso que llevan -." El criterio de proporcin de las acciones seala la conveniencia de ordenar las actividades segn prioridades. Nos dice que las cosas deben marchar en conjunto, no aisladamente y, desde luego, nos muestra la inconveniencia de que unas se adelanten y otras se atrasen excesivamente. La proporcin en las acciones es un criterio til, tanto para ordenar las prioridades personales como las de un grupo, y para hacerlas avanzar en forma conjunta. Tanto en la situacin familiar, como en el barrio o en el sindicato al que pertenezco, etc. podemos influir positivamente en base a este criterio de proporcin en las acciones. Su aplicacin puede permitirnos ayudar a detectar los asuntos ms importantes para el conjunto, priorizarlos adecuadamente y actuar en consecuencia, es decir, sin invertir el ordenamiento determinado previamente. Al hacer un estudio comparativo de las prioridades, se suele cometer el error de confundir prioridades con aspiraciones. Las prioridades son aquellas a las que dedico mi tiempo y mi energa, por las que me muevo y hago cosas. Esas son mis prioridades reales en la actualidad. Las aspiraciones, en cambio, son cuestiones que quiero pero en forma ms vaga. De hecho, no tengo acciones asociadas a ellas ni tiempo dedicado a las mismas. Ahora bien, las prioridades no son fijas sino que - de hecho - uno las va cambiando en la medida que cambian mis intereses. El tema es que uno puede verse arrastrado por la presin que ciertos intereses ejercen sobre mi, y siguiendo ese camino, puedo terminar sosteniendo prioridades y acciones que en nada coinciden con lo que quiero. Opuestamente, podramos querer hacer ajustes y modificaciones a la escala de prioridades que tengo al da de hoy. Esta suerte de reasignacin tendr como consecuencia que a futuro dar mayor prioridad a cierto tema al que hoy dedico poco tiempo y as, por ejemplo, lograr convertir una aspiracin en una prioridad real y, a la inversa, podramos relegar a un segundo o tercer lugar, intereses que en la actualidad resultan predominantes. De este modo - y

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    crcLeyenda de los cuatro magos? (Libro de la comunidad pag.44).

  • sin proponrnoslo - comprobamos una vez ms, que es la intencin la que verdaderamente orienta y prioriza nuestra accin. Para ilustrar este criterio de accin, podemos recordar la leyenda de los cuatro magos, en la que las acciones desproporcionadas producen efectos desastrosos...En una oportunidad, tres de los magos que haban alcanzado gran instruccin pero carecan de juicio, desoyendo el consejo del mago juicioso, se montaron sobre las jorobas de un camello al que con toda habilidad, haban estirado sus piernas, ampliado sus lomos y estirado su cuello, para recorrer en un da una gran distancia que un simple camello no podra recorrer. Al poco tiempo no hubo agua que pudiera colmar la sed de semejante animal. Para colmo las fuertes areniscas daban en la cabeza altsima del enorme monstruo. As, debilitado el camello y desequilibrado por la anormal apostadura de su cuello, termin cayendo como una torre, impidiendo que los magos llegaran a tiempo de no perder su negocio. Otro da, los magos encontraron un pobre len muerto y para probar al mago juicioso, disidieron demostrar sus habilidades conjuntas. As, el primero junt el esqueleto, el segundo proporcion piel, carne y sangre. Y cuando el tercero intentaba darle vida , el mago de juicio aconsej contra esto, advirtindoles que eso era un len y que si le daban vida los matar a todos. Como no hicieron caso, se trep a un rbol desde donde observ cmo el len al levantarse mat a los tres. Luego, el mago juicioso baj del rbol y se fue a su casa. b) La oportunidad en las acciones.

    Antes de acometer una accin que nos compromete es til darse un tiempo adecuado para reflexionar. Porque una vez tomado el curso de accin, tales consideraciones estn fuera de lugar y pueden hacer peligrar la accin misma. Uno se pregunta: Ser el momento oportuno?, Tendr la capacidad de superar las dificultades que se me presentan? Habr otra ocasin ms propicia que esta? As, a veces mi decisin fue ciegamente guiada por mi compulsin, a veces me dej llevar por una cierta intuicin que no siempre fall, a veces me puse en el lmite y pude retroceder con facilidad cuando las eventualidades iniciales fueron muy adversas, a veces ponder tanto los factores en riesgo, que la accin emprendida result tarda o ni siquiera me puse en marcha, y tambin tom mis precauciones pero actu con resolucin. El criterio de oportunidad en las acciones responde a la pregunta de cuando avanzar y cuando retroceder. En trminos generales - se dir en la Tercera Carta - debemos retroceder ante una gran fuerza y avanzar con resolucin cuando esa fuerza se debilite. La accin inoportuna as como la inaccin, son errores de comportamiento que pueden ser superados si se tiene en cuenta este principio. Se trata de un criterio que se aplica tanto en las decisiones personales ms importantes, como son : el estudio, el trabajo, los amigos, la pareja, los hijos, etc., como en la vida cotidiana: al cruzar la calle o introducir un tema de conversacin. Es tambin de gran utilidad como referencia en la accin conjunta, pues as como aconsejara, por ejemplo, retroceder cuando la fuerza bruta se ha tomado la calle, promovera una fuerte accin conjunta cuando en su reemplazo se pretende instalar otra forma de control social. Una leyenda que puede ilustrar este criterio de accin oportuna, es la que relata:... lo que sucedi a un viejo y pobre pescador que liber a un genio del interior de una gran copa que haba arrastrado con su red. El genio encolerizado por siglos de cautiverio, haba jurado que matara al hombre que le devolviera su libertad. Y, cuando el viejo comprendi que ya no haba razones que ablandaran la ferocidad del gigante, ide una estratagema. Entonces, dijo al genio que no crea

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    crcPosibilidad de introducir la leyenda del genio y el pescador (Libro de la Comunidad pag. 41)

  • posible que hubiera salido de una copa tan pequea y que slo vindolo podra creerlo. Y as fue como el genio, para