kurÉ

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KURÉ En la oscuridad de la celda, atado a unas cadenas, Kuré un indio Chimila, se encontraba agonizando, desde que lo capturaron en la emboscada que el ejército español realizó a su tribu en inmediaciones de la localidad del Espíritu santo, los soldados no se cansan de maltratarlo, escupirlo y lanzar todo tipo de palabras ofensivas contra él y los miembros de su casta. -¿Cuál es tu nombre puto indio?, le pregunta el alférez a Kuré, él con los ojos cerrados, en estado casi inconsciente respondió. -Máma-su. -¿Te estás burlando de mí? , le lanzó una bofetada, Kuré no reaccionó. -¿Qué será eso de Máma-su?, le preguntó el alférez al soldado. -No lo sé mi alférez, le respondió. -Me estará nombrando la madre el puto indio y yo sin entenderle, ah que caso da, de todas formas hoy es su ejecución, nos ha causado gran revuelo este hijo de la gran puta madre, comentó el alférez. -Además de eso mi alférez, este indio es uno de los más valientes que ha surgido de la tribu que está en cercanía de la serranía del Perijá, se dice que es un héroe para sus miembros… una especie de insignia que ha motivado a otros para que se alcen en armas y se rebelen a la corona señor, comentó el soldado. La noche en que nació Kuré había una fuerte tormenta, en el kiosco estaba su madre junto con la matrona, esperando el nacimiento del nuevo miembro, de repente se oyó un fuerte Kuré- Jota Vargal Página 1

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Cuento indigena

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KURÉ

En la oscuridad de la celda, atado a unas cadenas, Kuré un indio Chimila, se encontraba agonizando, desde que lo capturaron en la emboscada que el ejército español realizó a su tribu en inmediaciones de la localidad del Espíritu santo, los soldados no se cansan de maltratarlo, escupirlo y lanzar todo tipo de palabras ofensivas contra él y los miembros de su casta.

-¿Cuál es tu nombre puto indio?, le pregunta el alférez a Kuré, él con los ojos cerrados, en estado casi inconsciente respondió.

-Máma-su.

-¿Te estás burlando de mí? , le lanzó una bofetada, Kuré no reaccionó.

-¿Qué será eso de Máma-su?, le preguntó el alférez al soldado.

-No lo sé mi alférez, le respondió.

-Me estará nombrando la madre el puto indio y yo sin entenderle, ah que caso da, de todas formas hoy es su ejecución, nos ha causado gran revuelo este hijo de la gran puta madre, comentó el alférez.

-Además de eso mi alférez, este indio es uno de los más valientes que ha surgido de la tribu que está en cercanía de la serranía del Perijá, se dice que es un héroe para sus miembros… una especie de insignia que ha motivado a otros para que se alcen en armas y se rebelen a la corona señor, comentó el soldado.

La noche en que nació Kuré había una fuerte tormenta, en el kiosco estaba su madre junto con la matrona, esperando el nacimiento del nuevo miembro, de repente se oyó un fuerte relámpago, en ese instante nació la criatura, su padre emocionado entra, ve al bebé, lo alzó con sus brazos y dijo, ¡Kuré!, su padre decidió colocarle Kuré, que en el idioma Chimila significa relámpago, debido a que había venido al mundo justo al sonar del cielo un relámpago.

Caminando hacia el cerro de la Popa, Kuré, con la sangre en su frente, la cara hinchada y morada, sus piernas rasguñadas, observa detenidamente a las personas que estaban a su alrededor, ta-sómomu-na (hombre blanco), repetía varias veces, esa misma expresión la escuchó de su padre, el día que los hombres blancos invadieron su tribu, recuerda esa horrible noche, llegaron con unas armas desconocidas que al accionarlas botaban candela que penetraban en los cuerpos de sus hermanos, prendieron fuego a todas las casas, violaron a las mujeres y las masacraron, los niños fueron capturados, su madre se lo llevó bien lejos junto con sus otros hermanos, en lo alto de la montaña cerca de la serranía, veía como mataban a su gente, lloraba el pequeño Kuré, su madre se devolvió a

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buscar a su padre y a otros que pudieran escaparse de aquel infierno, pero el sol dio sus primeros destellos del día y no regresaron, ni su padre, ni su madre. Él, sus hermanos y el resto de indios Chimilas que lograron sobrevivir, decidieron ir a la nación del cacique kón:ne, Kuré quería volver, guardaba la esperanza de ver a sus padres, pero sus otros hermanos lo convencieron que era muy peligroso, pues los hombres blancos estaban aún en aquel lugar, con lágrimas fuertes no tuvo otra que aceptar la realidad que a su corta edad le tocaba vivir, sus tribus estaban en guerra con los hombres blancos que habían invadido sus territorios, aquellos que por años, sus ancestros les habían dejado, y estos desconocidos con sus armas extrañas se la estaban usurpando.

Llegando al cerro de la popa, Kuré se desmayó, los soldados españoles se acercaron a socorrerlo, le echaron agua fría, él desesperadamente abrió los ojos y su primera imagen fue la de su hermosa Máma-su, la joven que aquel día en que practicaba el arco, en el modesto ejército que sus tribus conformaron, lo auxilió después de haber sufrido una cortadura en sus manos, él la miraba , ella se reía y centraba su atención en la mano de Kuré, Máma-su era bella, sus ojos grandes como la luna, por eso su nombre en lengua Chimila, eran marrones como la I:ti (tierra), suspiró Kuré.

-Máma-su, dijo Kuré.

-La tuya pedazo de indio, le respondió el soldado español, lanzándole una patada, Kuré reaccionó y se dio cuenta que todo fue una alucinación de sus recuerdos, -amárrenlo contra el árbol-, gritó uno de los que estaban en el sitio, de inmediato fue apresado contra este, atado con sus manos atrás, Kuré se da cuenta de la presencia de Ná:pri, el hijo del cacique kón:ne, no entendía el por qué se encontraba en aquel sitio, hasta que el gobernador del Valle de upar le entregó una bolsa con monedas de oro, y afirmó:

-Dios y el rey te paguen por tu buena información, sin tu ayuda jamás hubiéramos atrapado a este indio que nos ha generado muchos problemas.

Kuré sorprendido, lo mira, no entendía, o quizás si, se dijo en la mente, Ná:pri, siempre le tuvo envidia, no solo porque su padre el cacique le tenía muchos afectos a Kuré, si no, porque Ná:pri, estaba enamorado de Máma-su, y nunca soportó aquella vez que ella lo dejó plantado y decidió ennoviarse con Kuré, a los pocos días Máma-su fue hallada muerta en el camino hacia Becerril del Campo, Ná:pri llevó la noticia, había dicho que los hombres blancos la habían violado y después matado, él intentó defenderla, pero los hombres blancos lo amenazaron con dispararle sus armas extrañas, Kuré entro en una depresión grande, primero sus padres, ahora su prometida, malditos hombres blancos, acabaron sus esperanzas de vida, pero igual alimentaban su odio, combustible perfecto para masacrarlos en cuanta batalla podía, Kuré era bueno en el arco, tenía una

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puntería eficaz, daba en el blanco a 300 metros de distancia, y con los cuchillos era sanguinario, en la última batalla después de la muerte de Máma-su, se tomaron la población de Becerril del campo, mataron a varios moradores, quemaron toda la población, Kuré con sed de venganza, arribó al comando del ejército español junto con otros de sus hermanos valientes, mataron a todos los soldados, incluyendo al jefe de guarnición, los decapitaron y desmembraron, los miembros de sus cuerpos fueron colocados en la entrada del pueblo, al llegar las autoridades de los hombres blancos, Kuré en lo alto de un cerro, alzó con su mano derecha, la cabeza decapitada del jefe de guarnición, los hombres blancos lo identificaron, dieron orden de atraparlo, kuré al ver tal reacción, emprendió la huida, logró escaparse, no pudieron atraparlo, Ná:pri fue tomado prisionero, lo llevaron a los calabozos del Espíritu santo, ahí debido a que él hablaba el idioma de los blancos, negoció su salida con ellos, a cambio de que guiará al ejército español hacia la tribu donde habitaba aquel indio, que los retó con la cabeza degollada del jefe de guarnición. Esa misma noche en pleno sueño de los indio en la tribu, como un resplandor rojo que se envolvía con el negro de la noche, Kuré despertó, se dio cuenta que era una emboscada, de inmediato, tomó su arco, pero era demasiado tarde, los soldados españoles habían rodeado su kiosco, era muy difícil escapar, lo atraparon, fue encadenado, y tras recibí varios golpes, omitió resistencia, el clan fue quemado, el cacique asesinado y Kuré llevado a los calabozos del Valle de Upar.

Kuré agachó la cabeza, era inminente su muerte, eso no le dolía tanto, como el saber que uno de los suyos lo traicionó, que lo haya entregado a él, era comprensible, pero entregar a su gente, incluso mataran a su padre, la ambición de Ná:pri no tenía límites. El cielo oscurece, el viento sopla con fuerza, se viene una gran tormenta, quizás en el momento exacto de su muerte suene un relámpago, justo como lo sonó el día en que vino a este mundo, el capitán le ordenó a sus soldados.

-Atento pelotón, carguen armas, apunten…fuegooo

Como candela que la lleva el viento, así ve Kuré los disparos hacia él, siente un desacelero en su corazón, la respiración se interrumpe, su boca vomita sangre, mira al cielo, ve la imagen de sus padres, de Máma-su, y de los otros hermanos que como él han pasado a una mejor vida, ¿mejor vida?, quien sabe, lo que si es cierto es que con la muerte de Kuré, murió también la esperanza Chimila de recuperar sus tierras, sus costumbres y cultura, desde aquel día el ejército español incrementó sus fuerzas hacia los pueblos Chimilas, dejándolos rezagados en el olvido, de aquella nación fuerte y prospera solo quedan pocos, mendigando a los demás algo para su sustento, sobre ellos aún se cuenta aquella historia de un héroe que con su muerte, se apagó la llama de vida Chimila.

Autor: Jota Vargal

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