krugman-los ciclos en las ideas dominantes con relacion al desarrollo economico

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848 INFORMAC/ON INSTITUCIONAL Premios Konex 1996: Humanidades. Mención Especial otorgada al lOES. 849 INFORMACION DE BIBLIOTECA Reser1as Bibliográficas. - Publicaciones Recibidas. - Revista de Revistas. V Concurso de 'Ensayos de Critica Bibliográfica', de Desarrolfo Económico - Revista de Ciencias Sociales. REALlZ/ICION GRAfOICA: CO/2bQté:.doreD: ivHguel AngeÍ 8S::é.f;-:· (3e:ef1te f\drninistrativo) Nélide. E. \Vechsl8í: Delfín D. r.:l2.rUn ;:;2 Ticé l Santos O. \}irné:16Z: ¡rene C)rorbia¡ Inés L Cal de Gf,l,l¡ '/ Javler CastBlo. ,·-----'1 FOr,iDO DE CULTUR?, EGONOMIC.A l' 61-5 1008 .;.\ffBS í Lj¡t.lt! Lución en de Cvpitai e inferior r1f? ¡ : 23 _' 'J_ ;;'::, \ /' ) , :y¡r,!.:-; .;- FaJe: : __ ___ ._ ., ___ _____ . ___ ___ •. _. _____ . __ .:: •• '-', ..... .:;. ....... _,;-..,.J _____________ l ¡ ¡ j LOS CICLOS EN LAS IDEAS DOMINANTES CON RELACION AL DESARROLLO PAUl KRUGMAN** En noviembre de 1994 publiqué un artículo en Foreign AtfaiíS en d que seFlaialJa que varios estudios recientes sobre el crecimiento asiático indican que una porción sorprendenternente alta de este cíScimienio puede explicarse por insumos mensurables, como el capital y el grado de instrúcción formal. Argumentaba 3líí que estaobservac1ón arroja muchas dudas sobre gran parte de! saber convencional acerca de la fuma en que se produjo el crecimiento asiático y qué significó para la economía mundial 1 . Dicho artfculo generó grandes controversias, lo cual era perfectamente lógico, ya que las conclusiones a que parecían llevar los estudios cuantitaiivos sobre el crecimiento asiático son muy distintas de lo que supone la mayoría delagente,y es muy apropiado someter tales conclusiones hetsiOdoxas a un severo y minucioso examen. No obstante, muchas de las críticas que se formularon, a mi artículo yal trabajo en él sintetizado tenían un tono algo inquietante. Los críticos no discrepaban con mis conclusiones cuestionando los. datos empírfcQs: sino pOíQU9 r:13: :::; menos literalmente inconcebibies. En parUcular, 10 que' rná.s pareció fus fa cornparación. que hice entre ei cr8címisnto -ss:átIco reciente y ta fase de rápfdQ creci- m[GT1to sn la ex Unión S\)viétic2. -otr,) CáSO en SI que una fracción notabjernente aítfl de! crecimfonto podfa 3tribu;rS3 a ir:SUt'"l8S mensui2,::I-3s-. Una y ati8. vez (r:e tC1pé ccn r82ccio:lé:S que o2cíati rn{iS o ií:enosl.!') siguisnis: 1)1',Jo se puede COrTlpF.¡i2r eros/mientO sc)vié;tico con e1 2siá.t!co¡ porque la de d·=.: ir:;;. Sov;ética. estaba c:onden2da a1. fre.caso: en tanto que el crecÍftlisrüü as¡¿tico está orientado al mercado y pOf' ende desHnado a tener éxito". Lo fiamativo de estas reacciones) desde el punto de vista de un eCQ,íOrn!sta que se interesa por las cuestiones del crecimiento, fue su tono de certidumbre. Esos lectores estaban p8rsuadidos de que una estíategia de desa/folio económico basada en la .. .. ";, ¡. t "';:!f hJJl .. )¡/h1i,"'.!", V'JI. 11. j.,.F 4, ,i:.'ag$, 717 .. 32. 52 lB 2:!1i"0ri'::.Jciú:: do "j;".ri Fk)yaf in::;,HEute of .t:,lf;=;irs jJ2f2 1; .,:1G- &Sk, ¡r.nb?]o. rl/. es ip- . .:-t.¡

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Page 1: Krugman-Los Ciclos en Las Ideas Dominantes Con Relacion Al Desarrollo Economico

~ 848 INFORMAC/ON INSTITUCIONAL

Premios Konex 1996: Humanidades. Mención Especial otorgada al lOES.

849 INFORMACION DE BIBLIOTECA

Reser1as Bibliográficas.

- Publicaciones Recibidas.

- Revista de Revistas.

V Concurso de 'Ensayos de Critica Bibliográfica', de Desarrolfo Económico - Revista de Ciencias Sociales.

REALlZ/ICION GRAfOICA:

CO/2bQté:.doreD: ivHguel AngeÍ 8S::é.f;-:· (3e:ef1te f\drninistrativo) Nélide. E. \Vechsl8í: Delfín D. r.:l2.rUn ;:;2 Ticé l Santos O. \}irné:16Z:

¡rene C)rorbia¡ Inés L Cal de Gf,l,l¡ '/ Javler CastBlo.

,·-----'1

FOr,iDO DE CULTUR?, EGONOMIC.A l'

SU¡i'Q~r:a 61-5 1008 t~ut'!;:;'";~ .;.\ffBS í Lj¡t.lt! Lución en Hbreria~

de Cvpitai e inferior r1f? ¡

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l ¡ ¡ j LOS CICLOS EN LAS IDEAS DOMINANTES

CON RELACION AL DESARROLLO ECONOr\~ICO*

PAUl KRUGMAN**

En noviembre de 1994 publiqué un artículo en Foreign AtfaiíS en d que seFlaialJa que varios estudios recientes sobre el crecimiento asiático indican que una porción sorprendenternente alta de este cíScimienio puede explicarse por insumos mensurables, como el capital y el grado de instrúcción formal. Argumentaba 3líí que estaobservac1ón arroja muchas dudas sobre gran parte de! saber convencional acerca de la fuma en que se produjo el crecimiento asiático y qué significó para la economía mundial 1. Dicho artfculo generó grandes controversias, lo cual era perfectamente lógico, ya que las conclusiones a que parecían llevar los estudios cuantitaiivos sobre el crecimiento asiático son muy distintas de lo que supone la mayoría delagente,y es muy apropiado someter tales conclusiones hetsiOdoxas a un severo y minucioso examen.

No obstante, muchas de las críticas que se formularon, a mi artículo yal trabajo en él sintetizado tenían un tono algo inquietante. Los críticos no discrepaban con mis conclusiones cuestionando los. datos empírfcQs: sino pOíQU9 !a~ G8nsider2~b8n r:13: :::; menos literalmente inconcebibies. En parUcular, 10 que' rná.s pareció enardece~¡os fus fa cornparación. que hice entre ei cr8címisnto -ss:átIco reciente y ta fase de rápfdQ creci­m[GT1to sn la ex Unión S\)viétic2. -otr,) CáSO en SI que una fracción notabjernente aítfl de! crecimfonto podfa 3tribu;rS3 a ir:SUt'"l8S mensui2,::I-3s-. Una y ati8. vez (r:e tC1pé ccn r82ccio:lé:S que o2cíati rn{iS o ií:enosl.!') siguisnis: 1)1',Jo se puede COrTlpF.¡i2r e~ eros/mientO sc)vié;tico con e1 2siá.t!co¡ porque la ZC:)~"";Of!!r8. de p;~.nffíc8.c¡ón cent(3nZé~d8. d·=.: ir:;;. Unió~l Sov;ética. estaba c:onden2da a1. fre.caso: en tanto que el crecÍftlisrüü as¡¿tico está orientado al mercado y pOf' ende desHnado a tener éxito".

Lo fiamativo de estas reacciones) desde el punto de vista de un eCQ,íOrn!sta que se interesa por las cuestiones del crecimiento, fue su tono de certidumbre. Esos lectores estaban p8rsuadidos de que una estíategia de desa/folio económico basada en la

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716 PAUL KRUGMAN

libertad de mercado, la !nversión externa y la orieniación export;¡dora estaba. desti:~ada a tener éxito. (En r¡(dor) atgu:loS rie ellos est~ban cCJ:-;\/er:cicl:Js de algo muy distinto: :;2.~¡&.:-¡i C;:,i¡ i:;?..13t ~L;8 12, ci~~\/e ~t;s¡cfa eíl una soiist[(;2da 8'st¡E"ltegj2~ de l:ltsivs;lC::ión estatal.) ,ú,r;o r8 .. biE?;l: ese. csriid:.:;¡;b¡s s:-z~ í¡C)!E:c;ie ;=Ct :ic<:: rnoU;/os. PírnlE.~l'o¡ f--<)r::~uG ne: t:~jos l~:;: ,~;t,0~jc:r;)~.,~:2.S ,;stép ;:is- L~:=; r: "~~~-r-'i":;~ r"r~Sfi[~; .:. ;82, alD::: -:::_~:~~(-;'<)~~f~~,tsc-. C'j~I:~ ~:~:'~:::_;~;;r; ;,-·3

¡~~ue

sobre f.:! ::~~g2rro¡¡8 ec:c:":óni::J ti~:n8 concda:-,c;is. Qf;

C¡US hEice 35 fll~.:ch("js lB(;ic)res h2.bdan E:~s:é!d~} 8cn i9~.l·é-':.¡ c~srUdurnbrsr de lo Cp!J~2tO: d6'qU8 jos eiernentos ciaves para una eslrat0gia ~::fíc:az de dE:SElíraHo eran la pizi.níficac¡ón pSlst-3,í y \8. sustitución de irnPQrtaci()!"'lt~s. e}€,; }-¡8GtI0 1 corno 10 puntuanza rnf articulo; circ/3 ~¡ 960

1 SE; daba plenarr¡snl0 por senü:'J,do QU~ iat eco~()m¡3.s de

~:~:;¡~¡~~i~~t~~~;~~~¡~~;:L~~;·~~:~~t:~¡~~~::. para g~>niY(l( un sisel,r:iento ,nd~13trial, y hay una ¡ron{e m~~s: sí SB hi~fei'a rE:troceder -.;:1 reloj atroz; 35 afk)s~ a la década ::ir,;

;:l~!O~i~~r~~~;'~~b:~¡: ~~~~l~;~~~~~ Ce~~'~I:r~i~~~~~C:l~~~~t~~i¡Ses~~;;~~~~ :~:~~~i~~0~\~: VV;':1shi!i~Fonll que surnió a fines de la década dei 1E)(l

2ceíc~~:~~:!i;:~i~~~S ~;~~8~~¡~='~~ ;~m~~~~ ;¡ ~~;'~:.~d:'i2~:c~~~)~;~~7 ;:s~;~~~;~~ ~i~\~l;{~~Sf,~~!~~d:~:'~~¡~~~~;:;~:~~S :::ií;\~~~~~~~~O~t~j~~¡i~~;;~~c~;n~(~~~:~~i):;~~ "JITa VEZ e. ¡as verdades anteriores. En el carnino} es mi intención hS.csr un poco de sc::k')iogfa arTl8.teuí y pregurnsr por qué r.lo:i'lO gSilte rnuy influyente adquiere con tanta tacilfdéd Certidumbres cornpa.rtidas sobrB cu~sti()n8S en qüe las pru9b2s son insuficien ... [,es o bj{3n c::;!"'¡~ra.daF'; a sus ;Juntos ej·:; vista,

C:uando ¡as 6-conornist2.s eSTudian el desarrollo eC0né:m¡co, en por modificar leven-lente el terna en estudio: ai meílOS en lo tocante a que estudian 1';0 es el desarrollo corno un proceso cornp!ejo y rnu!tifacéticD, sino simplemente el crecírniento de alglln índice del yolurnen de producción; y proc~ran e:·:piicar -an la iT1CtYüi' fIIl;tJiu¡¡ posibie ese cro:::imíentü d81 ¡Jluuucto sn terminos del crecin"\iento de uno o rnás indices de jnsun~los.

LAS IDSAS DOMINANTES y SU ñELACION CON El. DESARROLLO ECONOM:CO rí7

;:+:1, e: 2:"'¡~:¡¡S¡~ 't? é:;'ic e:,' CQ>T¡r-~r,l8 ;.::.;':-.. ~ ,- '-' .:;-;-i ¡ere!::: ;¡¡~e!':~.z;(::S:2·¡ Y'~; ,~_:¡,;;:·;:;·;'¡;e~n:Cí -':J:::' :::;i:éC'¡:C c~e! cr:::~j¡r;;{entt:; é,XtE.¡i1Q et~ ~~:

~onGlus¡6n de que i~ c~¡r2c(:¡ón de e8~'i E:i',-~:;tC1 ~;:S (:2 QU~~ ~ .. :! CTs;c¡¡r"!fcnlo ~;,'<¡B:T1C; puede ora be;-!s~¡~·¡8.tT~;JS¡ orn pe.¡jud¡c[_:nos, ?SfS. decfcfr- CUr~¡ f~0t{i el 8::;nU:i:; e;;:; dit:ho E::1eGto hay qU5 dss8gre;a~ si r.:"2c¡r¡j;8n!~; / pii~g;.JrTCEJS8 si está 8n favor eie k)8 s8ctoíes e>:portE~dctes D de los sectofEtS que cornpiten con las fmDortacicnss. Dk:JI(J eJe atra rnanera¡ el ané.lisis eCD~~6rnico tipfco ;1C: dfce q~e 31 qU8ierr¡OS afirrnar &lgo útil ¿cerC2 de esa cuestión, no basta con una rnedjción unidimensional o?1 cf 6cirnientc:: seré. necesario tener en CL19:'ltS, a! :¡'iCnG3 gíoser2mente, 91 p~'cc:ss~~ d~'S cc.;JT¡bi:¡ estructural

Por lo tanto, el uso coniún de U;!8 ;T¡edida un¡dirn8:¡~jon:tf iepres¿~ntar el ds:.:arro!lo eccnómicc no i>S rdgo inheí:'fnte ;:tÍ C1r~¡á¡!s:;',:;

sirr,piifice"ción deHbci'Ei.d2., v cerno fc)da$ !8.B ~ifnoHfícB::j0r'~~~h cebe parece no tener en cuenta io esenci,~! dE'; ~1·SUil10, Fjar otro la

QU8 de hecho

Gomo 1: ::~~~i;~\~ 2~~~~~:,~2:c~~~:)!~;I~O,~; ;;0~:~;,~ ¿~:~;;~;;;,;~~ 6:~~;~. i~~~~:~~~::/~~~t~t~~."~~: ~~}~~~"~~~ paises con c~onom¡as mineí,":!s de onc!avG¡ en é~pOC¡.:!! íos productJro$ do 00::61':;01 oc~c'an un ¡tJGZlr muy inferior en cuanto él su desnrroUo num;.lno qUé en CuanlO.9: SI) PSI; lo mismo r.IC!Jire c~n los r~Qffi10~0S 5Ume""njl~ntr: r.oproo¡vos. Unos pococ parses Que brindan edrl!~·'(.¡,.~n uni\'tfcmJ y Jtúr..:;íón m(¡riir.n f.\ {.-,,~iC'i!" ru~ (judl1J~1not: liono~1 un r81 c.'::)mp~ratl\/ament~ alto. Pero lo notable es la -;y...cnr.~ dr/cro~nc¡a cntrQ E:r;~~tts :,,~¿¡das: :.:¡ 513 deit!ri dO lado los paises productores da petróleo y ion rf;gimenes cvmunislDs,ia corroJar.íor'l es e ;;!it-:;.¡;c'arncnte C!slre~hél, Y1 por otra parte, ecr un lindO' paf~ no O~ lo mit.rtlo que ser un pai-:. dOf,ar~ofl"do.

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3:c2.nz3.do en esa di:Tle;¡sién.

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PAUL KRUGMAN

.Ahora bien: si pOi Un fado todos los d2tos disponibles sugieren que de hecho es posible reducir el desarroHo, sin m2yores tropiezos! a un índlce único, sigue en pie ia cuestión de cómo construir ese índice. El método corriente de la contabilidad económi­ca consiste en medir el volumen de producción a precios constantes; o sea, sumar ei crecimiento de la producción de manzanas y de naranjas tomando para ambos artículos los precios de cierto año base. Esie procedimiento se justifica en términos de la teoría Bconórrlic8. n80c!d5icéi: en Hneas generales, la tsona nos dice que el Pí8Cio de un bien es igual a su utilidad marginal, de modo tal que el aumento de la producción a precios constanies mediría el aumento de la capacidad económica para obtener utilidades. Pero no es preciso creer en la verdad exacta de dicha teoría para considerar que un inoice d9 c:recimiento qi..ie utilice ei producto a precios constantes es un procedimiento razonable, y por lo común funcionará bAstante bien. Más aun, es difícil pensar en una alternativa plausible.

Si es razonable reducir el producto a una cifra única valuando todos los bienes a precios constantes, en apariencia iambién lo sería hacer lo mismo con los insumos: utilizar los rendimientos de mercado y los saiarios para combinar el capital, la tierra y los diversos tipos de mano de obra en un único índice de insumos productivos. Como en .el caso de la medición del aumento de! producto, este método puede justificarse apelando a la teoría económica neoclásica: dado que en los modelos de mercados competitivos a un factor de píOducción se lo remunera con su producto marginal, la contribución de una unidad adicional de capital, digamos, podría medirse por su rendimisnto de mercado. Pero, nuevamente, no es menester creer en la verdad exacta de estos modelos para entender que un índice de íos insumos que combine la mano de obra yel capital a precios de mercado es una construcción sensata.

Sin embargo, una vez que se cuente. con un índice de! producto y otro de los insumas, es sin duda natural comparas su crecimiento. Y de esa comparación se trata en el muy mal comprendido y a menudo cuestionado ejercicio de "contabilidad del ,:rec¡lT¡¡entoll~ como se ¡ó denomir¡a, en el que se a\/srigua qué proporción del aurnento deí producto puede expíicarse por el aumento de la mano de obra, cuál por el aumento de! capital, cuál por el rnayor nivel de instrucciói\ etcétera. sr estos ejercicios ele contabilidaq del crecimientO sugiriesen que Iamayor p2rta del aurnsnto del ;Jíodücto es atribuible a los insumas ¡,'eaidos, los economistas creerían haber compreildido muchí­simo acerca dei desarrollo 9conórnfco. Queda/fa en pie la cuestión de por qué aigunos países son capaces de moviHze.i fT:és insumos qua otros) pero esta cuestión sería mucho menos perturbadora Que la que realmente debe dirimirse: ¿por qué algunos paises parecen utflizar sus i!}sumos mucho rneJor que elros?

Pues lo cierto es que la clave de! crecimiento económico a lar·go ple.zo 2.s1 como de 12,S diferencias permanentes en ei desempeño económico de los distintos países parece ser la capacidad da obtener m¿.s a cambio de menos -de lograr que el producto crezca ¡Y¡ás rápidamente que íos insumos-. (Ej veloz crecin'¡iento de ¡as naciones del Este é.siático es¡ hasta cierto p:.:nto, u;;a excepción, ya. esto apuntó fni 2Hiícuio en /=ore{gn / .. ~/f8¡r.? P':0fO aur' sn es~e ~::8..sG el C::):i1r2,Ste sntrs ::.'! dss8rn;.~sAG c;er Este asiático y de

LAS IDEAS DOMiNANTES Y su RElACJON CON EL DESARROLLO ECONOMiCO 719

¿.i pí.:XjU:;:c crecr.:: ¡-¡-¡6¡-il..J~ I...~U~ IV;j JI ¡;:,u¡ i ¡U~.I K vet.:::;sJ éi este fT;ayor crecImiento Gsl cíOducto respecto de ios insumos se lo llama, de una manera poco elegante, el aumento de la ";Jíoductividad total de los factores"; pera también se io designa simplemenie como el "residuo", la parte oei crecimiento económico que, ai decir de Robart Solow, es lila medida de nuestra ignorancia".

Si los econcmistas evidencian, en general, bastante insegu~idad e" lo que atañe al desarrollo económico es justamente debido a que una parte crucial del crecimiento económico es "expiicada" por el residuo. Cuando uno sabe qiJA nn pue.de atribuirse las dos terceras partes, más o menos, del aumento dei ingreso per cápita en Estados Unidos ni al aumento del capital por trabajador ni a los mayores niveles de instrucción, es probable que sea mucho más prudente en formular generalizaciones amplias acerca del origen de ia píOsperidad norteamericana que si no ha sido disciplinado por los números.

¿Pero es esto todo lo que saben los economistas? ¿No existen factores, bien conocidos, que predicen cuáles serán los países que tendrán los "residuos" más favorables?

¿Es explicable el misterio?

No han faltado tentativas de eliminar ei residuo, vais decir, de encontrar otro conju"to de variables que expfiquen por qué ciertos países parecen obtener más con menos. /l, riesgo de' ejercer' considerable violencia contra fa riqueza y) a la vez, la confusión que han signado en ei pasado a la teoría del desarrolla, clasificaré dichas tentativas en tres categorías.

En primer fugar, hay toda una corriente recurrente de ideas que sostiene la existencia de buenos y malos sectores, afirmando que los insumos, en particular la mano de obra, íienen una productividad mucho mayor en aigunas actividades que en otras. Según esta concepción, las economías exitosas son las que se dedican a los ser:rores b~8;¡8SI h2ciendo así un uso efiC2.Z de sus recursos .. En la GC,0r.::;rn:a ce! desaríO!!o de las décadas deí '¿O y ei '60, que analizaremos luego, el sector malo era la agricultura tradicional, donde Se supon;a que había man:J de obre. excedents¡ en tanto que el bueno era la industria manufacturera. En ese vago conjunto de ideas que en Estados Unidos a veces se denomina ¡:revisionismo

Jf

-doctrina centrada principalmente '3n ei éUlá¡isis de !8S relaciones comerciales entre Estados UnidDs y japón-, ss 2.SeV8:-2 que existen sectores de f:a!to va1or:"1¡ que pagan salarios altCJs, provocan 61\;CtOS tecno!ó­gicas de derrarne, etcétera) y que ta dffersilcia entre una econon;ía de T8Siduc: alto como la de Japón y una de residuo bajo como la 09 Estado~~ Unidcs se dsbe a que la primera se encamina hacia ¡es sectores buenos! en tanto que la segunda se. aparta d9 sHoS3.

Una segunda corriente de ideas aduce que: después de todo, el 2umento de los . . ,.. -¡ d·· . . '.J iflsum03 podría exphcar ei aumento Gel vOjume~ c.e pro UCCIOr\ ya. c:u~ eX!Srefl~ f~~O ... rr:ie:ltos crecientes: :in ~¡O ~i: de aUlTlento en ;os InsuniOS, ai rí"le::0S Si estOS sor: oel tipo adecu0.do¡ p<:.i8dt:: f:s:nri!f (in i? () ·15 o/D de ~;_L;m,ent() (jel prr)duc~o. Tíoic2dT.ente1 io. 'lcoría

J¿_:':r[':. "'·'·:-'1 ~.;~f·~l):C,.;

3y!,'¡,-;·,., ,~~" \1-, .,'0'-:, .:>::c.:r'con ::9,;.1,_

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72SJ ?AV'," KRUGMAN

rb.! d""s"'''''I'I~ de I~ ""6~~d d~ "0-0 ' ' -'- . " . ~ ...... ~ - ...... 1 ~i V o. ~h .... ""'o. a o : ..... 0 C-')IT":Dltlv los rend¡m¡ernos crecientes con el arguinento de la mano de obra excedente; también de esté iema volveré a ce' '""r~, ,o , - ,....f' -,. - _,...'--11 .....

Fleg? t:n la u~cada de! '80 se ¡eavivó el interés por la idea oé ¡os rendimientos creClentss, debido en gran medida a la obra de Paul Romer4.

~,,¡ __ '::a~ ú~:~o, :na GPir~6':,in~!iijlp.ntp. n:'?~C' i2,de que el mJÜVO de que ciertos países : lo..' ':-'~' El" c;: ... m~n.lar su p; OQUC,O por lJnloao de Insumo como lo hacen otros es que lo ~.'"D;;~:JS0 sus "gc:1¡ernoS I sobra todo iíTlpOniendo restricciones orotecciof"istps ~i "'0 m 0"_ ;""\'~--. ¡::''''''{'o ....... : ¡r,':',-, rl .... , ; t 1...... A .... • •. ; , '. ~....... -- ..... ¡ , .... J ...... < ..... "-~!...-' ¡..Ji-t: tLV \.-0 ViSta alvanzu su apog~o como pIOpaS!CIOn eCOnOiTI1Ca seria en &::ol

,i-""-,,"7Y¡.::c -,nhr.<> .,10""-"'''0/10 ton ~I ';!'I~do ' 'a~7 d J n '1" , ~ ,"";;.-...I'H;~~~"--,~·~ ..... ,-,l ..... :; ..... ;;1 /. ~ ¡;;;/I\II ... I/· 081-./u¡ 6iu8nCOlvui1dlal,Sne!cuarsedecIa G~üe ios países en desarrolio "orientados hacia afuera" crecían a una velocidad sustan­c:aimente mayor que las economías "orientadas hacia adentro".

Estas t,es explicaciones tienen dos cosas en común: todas son hipótesis inteie­santes y admisibles, que pueden íaciona!izarse merced a elegantes modelos económi­Ct)S, y todas se derrumb3.n ¡~e¡:te él !es h8diOS reales. La afirmación de QUe ia composición sectorial del empleo expiica gran parte de las difemncfas en el dese~Deño ;¡-¡temac:cna! fue ~otalmente descart2da cuando los econorr,is!as comenzaror. a e;'an:f­r.ar con Seriedad los datos reales scbre los meícados de trabajo agropecuarios B.i los' p2]s:es: sn desarroilo; si bien existen ':>IQunas ¡JílJebas de la existencia de rentas industriaJes en ias economías modernas, los esfuerzos por cuantificar su importancia resultaran r¡dícuiamen~e insuficientes con respecto a ¡as pretensiones de los "revisionis­t2.S

w• Los rendimientos crecientes bien oueden tener un oapol imnf"·rtanto ""n ',~ ex~li~", • ~ ,...; • , r-'..J ~ . ...., ..... a ¡...¡ ,\,... .... -

ción de fas pautas regionales e internacionales d9~ com6~cio y ia especialización de los ;;aíses, pero los intentos masivos por hallar pruebas que evidsnciasen la existencia de rsr¡dimientos crecientes en los patrones de crecimiento internacional descubrieron, más b~2n!; que los rendimientos de la inversión en cada país no difi8ren tanto de los rendi­m~entos de~ mercado. Y la cOfíelación entre;a lIorientación hacia afueraft y ei crecjmiento ~Bsu'fta. ssr en buena medida afgo que qL.:iere ver el píopio observador: cuando se c~as,fica a lOS paises siguiendo criterios objetivas, en lugar de seguií los seSGOS

a-!""~de71c:fcsos de ros investiaadores Que va saben cuále~ tuvioron 6)<ito p,..,. . ..-..nA.mrrf\"-' I~ :";::;-S;";;¡,¿ ,"",!s.-.:;;6r, 3S"':''-'; ,5 ;;,~(S ,3 p~i:U,--~ corns:c;a! y e¡"c~e~i~ni~n;o ·de;;;.~~~c'~5~' ,,,

~OC'08 ~::;~~1,~~~:~:é~~}~:1:~~ff:~~~;,~~i~~?lit~¡g~i; ~~tSt&s G~9 se enfrentan con el fenérneno os! desairado se parecen un DOCO a los ;:25!ogos que se enfrentaban con las cordHíeras antes de! descubrilTáento de 18.

.;:~;:¡~=p~~~f:c~~~~S~:r~~~~s s:~J~~~s~~1 ú~~:;,~~: pero apenas poo'emos formular

S~n embargo, si por un lado los investigadores de la economía iT1Uestran humiidad en cuanto a su capacidad de explicar o predecir ei desarrollo, por el otro mucha gente

. _ _ ~ ?auI ROMER: ·¡ncreasing Returns and Long-run Growt:,", J=urnai o; Politica! Econ~my, vol. 94. 1936. P3QS. ~U:J2: ..;.1.

. 5~. ::CO_"!;,\R;)S: "Op~n:la~$, TrBde Libcralizallún, and Gro\AJtn in Ocveloping Countrie:s", Journal 01 Ecoñomic Lt:a:alurc. vol, 31. 1993. págs. 1358-93.

LAS IDEAS DOMINANTES Y SU RElACION CON El DÉ~~OÜ,O ECONOMiCO :;-~r

;~21

i~!lu~e~te S~ 0ie~te de !ej~?s m~s confiada: eHos saben lo que funciona y j:J que ne. ¿Oe Qor:~e fes .\~¡er:e s·sa conrlanza-¡

La génesis de los saberes convencionales

De qué manera cenciben [a economfa qu¡ene~ no sen economfstes

Cualquier econornista que hay9. procurado cornunicarse con intelectuales que oc:..¡pan puestos púbHcos pero no tienar. formación oconómic2 pronto hEibrá advertfdo que existen píOfundas diferencias de'per"epción en cuanto a la forma en que éstos conciben el funcionamiento de ia eeon' mbién en cuanto a io que significa para ellos el análisis económico. En iíneass, los intelectuales que ocupan cargos públicos y tienen sólidas opiniones a ',' a. economía no han llegado a ellas como lo hacen los economist;;,s !Jrt'lfesbn::l!, ,~échO, su manera de pensar es dist;nta,

, Quizás el mejor resumen del estl , "pensarTliento de los economistas sea el título de la obra clásica de Tho:n8s Scheilí8g~. Micromotivaciones y macroccnd:Jctas. Los economistas creen, en general, que hª-,D.;"explicado" algo cuandc puerlen r3ernostrar que ciertos fenómenos colectivos d,$,:;lflferés teno'ían como orige:l la interacción de comportamientos individuales, norma¡ff~nte regidos por el propio interés; o sea, los fenómenos globales de nr.¡e! superior:s~:f3xp¡¡can en función de "microfundamentos" de nivel inferior. Los economistas creen/ppr ejemplo, que compí8nden la hipBíinflación. El proceso funciona así: ante una infla¿ión cuya raíz 3S la emisión de moneda pOí el Estado, los individuos tratan de redudri'él monto de dinero en eíectívo en su poder; pero este empeño eleva más rápidament~:'~un los precíos, generando nuevos esfuerzos por reducir la tenencia de efectivo, etcétera. El fenómeno de nivel supe6or. la hiperinfiación, es explicado eil términos dei c¿mP9rtamiento de nivel inferior, los esfuerzos de los individuos por reducir su tenencia d~·: efectivo. No ·toda teoría económica logra derivar los rnacíocomportamientos de las n1lcrornotivacfonesr pero ésa es siempre su ¡"'fleta.

Si un economista intenta comunicarse con un púbiico más arnplio, aunque tocavfa 8íiriSIétJ pronto hace el sorprendente dest.:ubriíniento de que ios que no SQfi econOmiS

J

[2S

no piensan igual qUe éL Los saberes convencionales sobre eccnomia no implican situaciones en las que fenómenos de nivel sup8rior puedan dsr¡V2.rS9 de los 8!Sntos indIvidua!E:s. En ¡i...igar de eHo} lo tfp¡CC¡ es aseverar una rsiació:i en'Lí8 un fer'¡ómeno de alto nivei y otro; S8 fundan entre sí concaptos prefabrica.dos: en vez de tratsí de comprender cómo están cornpuestos.. '

Considérese, por ejemp!o, la telación entre el proteccionisrno y e¡ eie!::: econémíco. Es una creencia generalizada (salvo entre economistas) que el prOteccionismo produce depresión econónlica -que el arancei aduanero Smoot-Hs~vley provocó ia Gían Depre- . sión, o que ias dificultades en ¡as negociaciones del GATT provocaron ia recesión mun­dial-. Ahora bien: ¿cuál es el proceso que lleva de una cosa a la otra? Nunca se lo explicita ... por buenos motivos, ya que la lógica económica de esa conexión es, en el mejor de los casos. débil (los aranceles aduan8íOs constituyen una contracción fiscal, lar. (;uü!:lc dü impürt:lüiún pUúJu'-r ulU';il, luf:¡ ¡.JI úuiuü y uLÍ rOJuuil I;:¡ u;ÚdCi. írlu(¡ü!:l¡-ic¡

íeai). El gían núme¡o de personas influyentes que creen en esta cOI,exión sinlplamente­trazan dos recuadros mentales y dibujan una flecha que va de uno al otro; no les parece

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722 PAUL KRUGMAN

necesario, para justificar esa fl8cha¡ ver qué contienen j')s recuadios. Las justificacio­nes que se dan provie:1en de Uila sueite da sentido visceral oe jos víncuios -el proteccionismo es malo, las recesio:l9s son malas, las cosas malas deben ir juntas-, respaldado por e! vago sentimiento de qua sü Co;¡cBpclón es corroboradD por las enseñanzas históricas.

lo mismo sucede con el desarrollo económico. El saber convencional del momen­to afirma que la libertad del mercado y la moneda fuerte generarán un rápido crecimien­to económico. Esta idea tiene un atractivo visceral, dado el clima político prevaleciente: la libertad del mercado y la moneaa fuerte son cosas buenas, ei crecimiento también lo es, así que deben ir juntos. Y una lectura selectiva de casos históricos podría ratificarlo: basta comparar lo acontecido en !a Argentina y en Hong Kong. Sólo que, como diría un economista, no hay microfundamentos.

¿Por qué una determinada concepción de! desarrolio económico se convie~te en el saber-convencional, o sea, en una creencia sostenida con gian convencimiento por un gran número de personas influyentes?

Las creencias económicas como artificios culturares

Es muy difícil hablar acerca del saber convencional en materia de economía del desarrollo sin incursionar en la sociología popular. Dicho simplemente: las ideas acerca de lo que funciona o no en el desarroiío económico pueden, hasta cierto punto, explicarse apelando a las pillebas empíricas existentes, pero ei contraste entre la inseguridad de los investigadores profesionales y la certidumbre de los que no son economistas sólo se entiende considerando ¡as creencias económicas como artificios cuítul'ales, casi como la manifestación de una moda.

Lo importante es que si bien el desarroi!o es un proceso que involucra a miles de millones d~ personas, la reflexión sobre ei desarrollo tiene lugar, por lo común, en una suerte de pequeña aidea de banquaíOs, responsables de las políticas oficiales e intelectuales con inclinación a ¡as políticas públicas (rara vez se inciuye a los investiga­dores académicos), todos los cuales se reúnen con frecuencia, leen cada cual los artículos o discursos de los demás y, en general, componen una comunidad de lazos estrechase. Se ha observado a menudo que esos grupos sociales tan entrelazados tienden a converger, en un momento dado, en la creación de un saber convencional, ya sea sabía economia o 8001 e muchas otras cosas. Las personas que los integran creen ciertas historias porque todos fas indIviduas importantes que conocen se ¡as cuentan; y íos individuos cuentan esas historias porque todas las personas importantes se las creen. De hecho, cuando un saber c0nvencional alcanza su apogeo, la coincidencia que muestre hacia él cualquier individuo es casi la prueba' de fuego para que sea toma.do en serio.

Por supuesto, los que adhieren a un derto saber convencional no piensan que están adhi¡jendo meramente a una moda: creen que los datos empíricos sustentan su

S En la dócada del '70 -rllm~iltf'\ ~1 hrf!.\I!:'l mif'l~·:f0 d·]o fE}t' demandan on (o.\-;jr d& ur, j4ut:vu OtJ'.:!i} !:t;onórníco Intérnadcnaf-, co. cffur.dJé!'on en las uf¡¡vef~¡dad'~s Unos versos tnv¡;¡lés ¡itulados "SI se! de! dc~r:-c¡¡or.. Pe¡di mi ejerOPlar, pero recuerdo estos versos: "En !cz hoteleS Shera!on I de muy lejanas naciones / ~bjuramos do las multinaCionales ¡ corporaciones*',

LAS IDEAS DOMINANTeS y su RELACiON CO¡"¡ EL DESARROLLO ECONOM!CO 723

;-;unto 0:3 vista7, Pero estos catos empirf~os son invaíÍabiernanre selectivos; se cOf'npo­~en de anécdotas elegidas para rcrtaiecer un determinad;) argumento más que de estudios destinados a ponerlo s prueba.. LBS virtudes .de! Ubre Gornercio Y' Dei tratamiento benevolente a los inversores e;.iranjaros par8. promover el crecimiento se nustran comparando lo que ocurrió en Singapur y Hong Kong con la india; no se incluyen en la historia el hecho de que sea difícil demostrar, digamos, que Tailandia, pese a su auge, no es menos proteccionista que Filipinas, pese a su estancamiento, o el hecho de que una total apertura a los inversores extranjeros '/ el Ebre a::::ceso al mercado norteamerica­no no logíara sustentar un rápido aumento del ingreso en Puerto Rico. (Personalmente, como la mayoría de los economistas, estoy en íalfor de la libertad de comercio y de los flujos de inversión libres; pero no hay duda de que se les ha concedido un mérito excesivo.) No obstante, la combinación de la aparente universalidad con que la gente sensata sostiene un cierto punto de vista y la reiteración de anécdotas que apoyan ese punto de vista pueden crear un sentimiento de gran certidumbre sobre cuestiones que son, en realidad, sumamente inciertas.

Equipados con este modelo laxo sobre los saberes convencionales, emprenda­mos ahora una gira superrápida en torno de la evolución del sabe: convencional acerca de! deS2if'o/lo en lo que va de este siglo.

la eC!cnomfa de! desarroifo en la era de los "docIDías dei dinero"

.A. fines de la década de! '80, cuando comenzaron a difundirse por gran parte del mundo en desarrollo (y luego por los ex paiSeS comunistas) las reformas inspiradas en la iibertad de mercado, acompañadas con frecuencia por d¡aconianos programas de estabilización elaborados por asesores occidentales, un cierto número de historiadores advirtieron de inmediato que taJes fenómenos ya habían sucedido en el pasado. Con anterioridad a 1930, una cantidad de países (o, en algunos casos, colonias) también procuraron lograr la estabilización económica, por lo común con vistas a ganarse la confianza de los inversores extranjeros; y, al igual que las modemas economías de transición, se basaron en los consejos de asesores extranjeros, en su rnayoría norteame­ricanos. t-fasta la yigura de Jsffrey Sachs fue anticipada por VVaiter Kernrnerer, de Prfnceton, conocido por rnuchos artO s como el l1doctor del din8fo;ls. Será interesante, pues, qtJe nos refir2ITK)S brevemente ar contenido de la ortodoxfa del rnon¡errto sobre el d8sQlroHo.

r<eíTirnerer y sus colegas nunca consideraron que jo que hasían era econofí11a del desarrollo. Empeío, las descripciones de sus programas y los debates que ¡as acompa­ñaron indican que fa filosofía báslCS de su política econó¡nica 6ia la misnl2 que la que nos pSíece tan famiiiar en la década del '90. Los países debían tener una moneda estable, preferentemente vinculada al oro, y para ello necesitaban sólidos cimientos frsea/es. Esa estabilidad monetaria, junto con buenas leyes sobre títulos p'Jblicos,

7 Suele habAr t::rnhi?n t'I¡Ollnfl~ íntOi"OC!lntoa t.:;'oría3 .o~I.:Jt·j~lllil..~~ 4u~ cq.Xjy~tJ el se:ber c0nVenclonal, pero ~omv veremos si ocuparnos d8 la !eorfa económica ¡i1teiY€í1cionista d21 á~sarro!¡c, :fpk::an12r1to Gl sabsr co¡,wancio .. na! hacé más hincapié en fes modelos ecpecv!f}(h¡c$ de lo QU9 éstos se merc..:~n.

~ P. l)P.t.KE: /7)6 t¡¡toney Doc/~r in trIe And!:?s: thet !(&/"nmerer lvf;ssfons, ¡g23~ ¡S33, D'Jrham, Duke University Press, í989.

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alentarían la inversión externa y por ende el crecimiento. El papel del Estado en la economía debía limitarse R ;':II.~ ti Jnr'¡"'''''''f trJdioicíiO/::::. ÁU'ILjUO /eJ.:> mi310íies Ce Kemmerer a menudo recomendaron iijar aranceles aduaneros y derechos ala. (:cxportacíón, el píopósito de todo esto era pUíamente fiscal; el idea! seguía siendo el libre comercio, y el uso deliberado de ia protecc:ón para promover la industria nunca formó parte de sus p!anes.

Resulta ciare, asimismo, que en la era anterior a 1930 la ortodoxia de la moneda s6Hda y le.. Hbsttad da iT!ercado no fue sustentada únicamente por el caráctei cuitura! del sabercom'6;:GÍonal sino, adamas, porque los inversores internacionales aceptaban ese saber convencional. Básicamente, los países que adherian a la ortodoxia podian atraer hacia sí flujos sustanciales de capiiai, en tanto que los que no lo hacían quedaban excluidos en aran medida de !osmercados mundiales de capital. De un modo que nos es familiar a partir del auge de íos "mercados emergentes" de los últimos años, un país "kemmererizado· no tenía que esperar el presunto beneficio de sus buenas políticas para un crecimíenTr. ne n;:§.: 13,rgo ;;Iazo: recibía una retíibucíón inÍJiecJidta bajo la forma de entradas de capital y del resultante auge económico interno.

Lo extraño es que, basándose en i03 datos empíricos a la sr.2.óndisponibles, se podrían haber eAtraído conclusiones muy distintas en cuanto a qué era lo esencia! para ei desarrollo ec::mómíco. De las naciones cuyo crecimiento pedria haber servido como modelo para los países en desarroiio, Estados Unidos, Canadá y Alemania se habian industrializado merced a la imposición de barreras aduaneras. Estados Unidos lo hizo durante su Guerra Civjj y iosaños subsigu'entes con Uf¡ pape! moneda, el greenback, que carecía por completo de respaldo en om. Y el país más rico de América Latina, la Argentina, no fue precisamente un bastión de la estabilidad. En otras palabras, la fe en que las prescripciones económicas ortodoxas fuesen correctas no era nada más que eso: una fe fundada ,en una lectura selectiva, por no decir otra cosa, de los datos.

El colaDsooel saber convencional previo a; 930 fue precipitado, desde luego, por la Gran De:J~esión. La caida de ¡as exportaciones, la devaluación de la moneda de los paises av~nzados y e! agotarniento de las corrientes de capital volvió ruinoso, y a la postie imposible, todo intento de a.íerrarse si patrón oro; ¡cc. o2,nco'O ~:;.r.tr2.¡eG ':' gcuiernus 0; t(f¡jC;X0S ~ue procuraron quedar adheridos a él demasiado tiempo termina­ron desacrsdi~2cios. las restricciones a la importación, impuestas al principio en gran medida ;Jor motivos vinculados con e¡ baiance de pagos, pronto fueron valoradas como

ri" . . l"·' l' " A r. '1 '" ';:, 0.. • • '1' rli~' I?~ rneulOS ce ¡::HomOV9r ;2 ¡naus~nal\z.aClO~<. ¡¡neIS oe la begunc~ ~' .. {erj a r:~ Jn~ di ! ...... -'

condicionss 8;-c,r'i propicias para el surgImiento ce un nüevo saber convenCional soore 2;1 cesariono.

El consenso de posguerra acerca del desarrollo

Para un intelectual que ocupe un cargo público en nuestros días es una expeíÍen~ da desconcertante enterarse de lo que personas importantes yen apariencia sensatas opinaban sobre el desarrollo económico 35 Ó 40 años atrás. Bauer sintetizó así lo que casi todo el mundo oensaba entonces: "El comercio exterior es, en el mejor de los casos, ineficaz para el ava~ce económiCO de los paises menos: d:,>,sarrolladoc, y con frecut::1 ¡cja pe¡,jLJJ¡ci~1. [ ... ] Dentro del mundo menos desarrollado, fa insensibilidad económica y la

LAS IDEAS DOMINANTES Y SU RELACION CON EL OESARROLLO ECONOMICO 725

loito de c;opíritu Jo "',! J¡.JI t:::~a son C&31 L'ni'/ers3Iss. Por jo tanto, si se oretende iog;sr un 2.vance esonóinic:) significativo, íos gobiernos deb8r1 GeseríÍpsñai -un papei arnpj¡o e indispensable"9, Esta concepción parece incre¡blemente antícu.ada en estos días de desarroiJo impulsado por las exportaciones: cuando ia frase umercado mU'ldiaJ If ha adauirido un aura casi G0.orada1 el dinamismo de! sector privadO ha ,~ido colocado en un pedestai y el escepticisn'lo respecto de la idoneidad del ESI;.do eS ca.s! unánime; < no obstante, durante varios aFios estuvo tan arraigada que aún hoy sus elementos esenda­¡es reaparecen en las opiniones de algunos comentaristas que están ';fuera de onda".

El resurgimienío del saber c:onvenciona! intervencionista tuvo diversos ingredien­tes. En primer lugar, había ciertas nuevas ideas económÍcas auténticamente intere­santes. En la posguerra, !os economistas del desarro!io tuvieron dificultades para íormaHzar sus ideas, de modo tai que después de 1960 éstas quedaron fuera de circulación académica durante una generación entera; pero en jos últimos alios se ha PU8!"tO en claro ::;ue es posible construir modelos sumamente interesantes y elegantes que están muy próximos en su espíritu a la literatura sobre el desarrollo de 12,$ décadas d81'40 y e: '5010.

Un ejemplo pertinente es el concepto del Gran Impt.;lso, ds Paul Rosenstein­Rodan 11, Imaginamos una economía en que los trabajadores pueden ser empleados ya sea en un sector tradicional de baja productividad o en un sector moderno de alta productividad (que por alguna razón, como la sindicalizaGÍón o la mera inercia, debe pagar mayores salarios que el tradicicnal). No obstante, la producción moderna implica economías de escala, de modo tal que la rentabilidad de !a inversión en el sector modernó depende del tamaño previsto del mercado. Lo que señaló Rosenstein-Rodan es que este simple fenómeno entraña la posibilidad de caer en un círculo vicioso o ":rampa de subdesarrollo": las empresas no inv¡8rten en el sector moderno porque la demanda es insuficiente, y la demanda es insuficiente porque dicho sector es demasia­do pequel'io. De ahí que la intervención del Estado a fin de coordinar un gran desplaza­miento hacia el sector moderno puede llevar a cabo una transformación económica que ningún inversor individual sería capaz de lograr.

Es un atractivo y apasionante p¡anteo~ tanto desde el punto de vista intelectual como por sus impHc8.cfon6S pa.ra ia política económica.; sin 8ínbargo, cua!quier2 que se torne en serio los detalles pondr;<l. suma cautela en usarlo como base de una estrategia de desarrollo. Después de todo, no es rné.s que un lT¡odelo especulativo; y aun dentro de ese modelo, la tiampa del subdesarrono es algo que puede pasar pero no algo que debe pasar. En particular, un modelo fOima! deja bien en claro que el tamaño del mercado interno en cifras absolutas' desempeña un papel crucial en cuanto a que exista o no dicha trampa. Los países en desarroHo diiieren mucho eníre sí en su tamaño; un planteo que depende del tamaño del mercado podría funcionar bien para la india o para Uruguay, pero no para ambos,

9 P. 8AUER: "Remembrance 01 Sludiec Pasl", en G, MEIER yO. SEERS (eds): Pioneers in Oevelopmenl. Oxford. Oxford Universily Press, 1984. '

10 Para un aná!isis, v,ja.e P. KRIJGI."'-N: Tne F"fI and Rico of Oev<>10pr,í,,'¡'! EconomJcs", en L ROOV>1N y O. SCIiOU (",J •. ): Rc¡lJÍnkmg ¡ha D"velopmenl Experienc", W,¡sflÍnglon. The Brooyjngs Ins~lui¡on, í994.

,! P: P.OSENsrEIN·ROOA~ ·Probl",ms ()f Inductrinlizalion vf Eastorn and Sourheaslern Europe", Economíc J..:,;urnal, junio·sctíembre de 1943.

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726 Pt'.UL KRUGMAN

.: r-'::\r :Jué i7l0livo, 8ntonC:8S; i:::s i~:-)0S\,~·.~ C;~S::~C;:S 5SC;(¡r¡ e-St2~ Dé.U:2: 8·:1brai0li

tar¡ta ~'ln~!sn'cla? PQrq~fe ss 2.rn()j:i2~8~ 2. U:-1 ~&ber cc;nv,sncT()!'¡al q:..!c.: sstEiba .surgiendo por otras razo:les. Una de eBas es que :O.S í6S.tdccJones &. 12\.S import2tciones impuestas en mucho!; países en deS8.íi'OHo dur2.nf2 J5. década de! '30 debido o. Jos prcble:n~s de! baiancs de pagos SE: habí8/1 iílstHucion8.¡¡z~¡do. lln asesc,r ex~er¡¡o que recomendara, airea 1955, un retorno alas políticas come;cia¡es prevías a 1930 habría estado en contra de poderosos intereses creados; en cambio, el que vislumbrara una mayor raciona­lidad económica en la fijación de contrcles a ia importación probablemente tuviera mucho mejor acogida. Esto no tenía por qué frnplicar necasaíiarnente el sornetfmiento consciente a los intereses de los poderosos (aunque a veces sin duda ocurrió). Simplemente, le es muy difícil a cualquiera participar en los debates de la política oficial, en oposición alos debates académicos, si declara que ¡as medidas adoptadas en gran part~ del ambiente en que se mueve son irracionales, y que ¡os responsables de ponerlas en práctica son unos necios y unos bribones. Y esto es válido aun cuando muchas de esas medidas y sus responsabies se ajustan notablemente, por cierto, a dicha descripción.

Por último, la ortodoxia del desarrollo de los años inmediatos a la Segunda Guerra Mundial debe entenderse en el marco de la experiencia reciente. La Gran Depresión no habla inspirado mucha confianza en la sé<bidurfa y la eficacia de la libertad de mercado v la moneda sólida;·de hecho, los países q\J6 abandonaron más píontarnente e! ¡J2.trón oro v/o recurrieron generosamente a las medidas de restricción a ias importacion,es Iogr~ron, en general, capear el lemporal de ia década de i 930 mejor que los que se óJerrafon a ía antigu3. ortodoxia. EntretaitQJ para la mayoría. 0'5 los observadcíes !a pianificación es tata! había demostrado ser muy eficzz. No sólo ia Unión Soviética era a la sazón el DrotOtipO de una transformación industrial, sino que en la práctica la guerra había lIe';ado a las naciones de Occidente a convertirse eHas mismas en economías planificadas con resultados notabies. No puede cuiparse. a íos observadores de enton­ces por desconfiar de les mercados Yl en cambio. tener una afta opinión de ia eficacia potenciar de la intervención der Estado.

Pese a que no es difícil €xplicór la popularidad de una estr2.tegia de desarroilo que imolicaba una fuerte intervención estatal, yen especial restricciones a las importaciones a fin de Ofomover la industiÍaliz.ación, lo notable es, que esa ortodoxia haya sido tan poco cU6stio.~ada. Los modeles económicos en que se fundaba eran inteligentes, pero endabfes; toda ia estrategia era especulativa} ~n el sentido de que no existían ejemplos concretos de su 8xitO. Cierf·:; es que Estados Unidos y .Alernania uWizaron a¡ance!es aduaneros pa.ra promover su industriaHzación, parol observadas más de cerca, sus polftlcas guardaban poca. sernE:fanza con las restricr;fones s~fectivas El IEIS impo!i'acio­nes que aplicaíOn los paIses en dElsarm!lo lUego de la guerra. Hadie se había desarrolla­do hasta entonces con las poñtk:BB de tipc de cambio y asignación dei crédito que prevafecÍan en los pa!ses en desarioHc~ El desan·cHo de la Unión Sov,iétic8. se considera­ba un éxito, pero la planificación staUr.¡sta tenía pocos puntos en común con las· estrateGias efectivamente instrumentadas en los países en desarrolio. Es dificil ver por qué ~lg~uiün ::;U¡.:JlJ:';u que r::8!tl3 c3iraiegIas tendrian éxhü; es difícil (;Utlq.Jff:lnder por qU8 casi todas las personas que importaban tenían la certidumbre de que ése era el camino correcto, si no se invoca el aspecto cultura! del saber económico convencional. Como

LAS iDEAS DOMINANTES Y SU REL.b.ClON CON :1. DESAR::lOLLO ECONOMICO

~2::) ic~.::I2 is, ~1::rr~,5 s¿·;>i¿ E7v¿i2C?'.;2 ::is¿ d's~ C~::S2,:'~c.,jj·:; 2. t:"2V8S ::2;;2.

::::tE:;~i!~~~~~iz~~;'~~~~~~~~~~:;;::~ ~;~~:~~,:~~; i~: ~:~~': ¡¡arse utilizando cuotas de importación aun sin contar COil la e.probación dei. ~a.ber convencional .:n Verdad, en gran parte dei rnundo en desarioBa ¡as cuotas VinIeren primero, su fundamentación después-o Pero es innegable que fas ideas tienen importar.­~ia: es poco probable que un pequerlo país cuyos dirigentes se formaíOn en la Escuela de Economía de Londres o en la Universidad de Harvard, y cuyos miniStros de economla

, . . . - .... "Ii et·ar;o o c·e·1 0anen "lln .... ;al "'dn ",'''' asisten regularmente a las reuniones ael r-onuo " ion " u '- IVI_ ' .. H ,~ ~ .... ,-

políticas francamente contrarias ai sabei convancional imperante en ia década en cuestión.

Ei Doder de las ideas sobre [as políticas de desarrollo se hizo 8'{idente con el derrumbe de la ideologla·desarroHista de la posguerra y el surgimiento de un nuevo, pero extrañamente conocido, conjunto de ideas.

El consenso de V\/ashlngton

.4. medida que la década de! 'SO tocaba a su fin, John \!I,filliamson señaió que • .. • ./., I I*ti ·m· ........ ,-ie estaba generándose un nuevo saDer convenCional en lomo 09 la P(ld ca 8eono ' . .ICe. "

- • 1 ,. .•• e' jos ps.fsss erl des8.rroBo 12. Dado que la gente cuyas creanclas coecüvas definen .!

·3absr convenci::n1af tr2baJan fundamentalmente en Vvashington, o sI menos visitan con frecuencía esa ciudad, denominó "el consenso de Washington" a este nuevo saber colectivo. La definición original de W¡iiiarnson era un conjunto bastante complejo, hay

. •• ,-,. ••. 1 ' '- (,Iua'e~ a('n eh<~h-n t-ñ'''''¡ac: d'" Que admltHio~ ce olez píOposlclones, algunas oe fa;:,..... 1 ~ UI CitaWc" I 1:;:1 lU '-"' .....,

cierto kevnesia'1ísmo residual. Pero ia frase "consenso de Washington" pasó a designar casi de ¡;nlediato una receta sImpie de poHtica eccnómica 1 que le he..brfa ¡ssu!tado' muy consabida a Waiter f(emmerer: moneda sólida y libertad de í!'sr.9ado, incluida. la liberalización del comercio y la privatización de empresas del Estado. tn esta receta, 12.S

imponantes medidas públicas yel papel activo del Estado presentes en el consenso qu'e existía sobre el desarrollo en ia posguerra quedaban totalmente descartadas.

¿De dónde provenfa el nuevo consenso?

Corno en e! caso dei consenso de la. posguerra, fos escritos académicos desem­peñaron un paDe¡· destacsdo para sentar fas base~ osi nuevo saber convencional. En las décadc..s d'e 'j9t30 y 1970 se' fr,:¡rnrularon muchas críticas1 tanto ernpíi"icas como , .. ".., •.•. , d' . i <,' A.' 'In""'St'lgarlor - " q' '8 e~+im~­LBoncas: a las pOHtiCaS 08 SUSUlUClon e ImportaC,one..J. i....Ut:> J y~. l '..,!': C:..,. 'L!' '.:>l .17"

ron ias tasas da· proteccfón efectivas comprobaron que éstas variaban de un meao inconaruante v sin un sentido económicc aparente en jos diversos sectores; adernás 1 en. much;s caso~ eran absurdatTlente altas. Los teóricos sugirieron que las medidas que intentaban promover el desarroi!o tenían consecuencias indeseables, como el desem­pleo urbano y los recursos despilfarrados en la apropiación de las rentas públicas; los tr:lh8jos empirico¡¡ indic.3.b3.i-¡ qUD 10[; ¡Ju!Gu:; qua 30 uluvieron 111 consensc da posguerra

12 J. WlLUAMSON: ·Whal Washington Means by Policy Reform", en J. W!LUAMSON (ed.): Latín American Adjuslmen/: How Muen Has Happened? Washington, Instituto (or Interniltional Economics. 1990.

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728 PAUL KRUGMAN

:¡~~ ~nc;s ~':IC()S países eie ¡íi'.iuStr¡~:::.Hz2c:¡ón re::ier:te y si c:o!¿-~pSG es 18S 8~O;-¡O¡T1¡e .. s eje cenüa!izadEL

,....".¿ ... ~:.c:t~ "-.~:;; ,~>:;~ S.::;S cs::;, ~Sl fr2i';""l'J?:"' ~;t)"'-"'>J el (;3 ¡:"! d::::! 'SU. Er2 ;S

ele ({ue e.:;c.~fstra (.-::;"<¡ i3t rnunGO una "",,,r"n,'c,.,,,·,,'P S0:rs !os paL;ss e:<portadüres de nlaJiLiíactur2,~~ y ¡os~ exponado:,es

c:a V 18 ¡:Hl¡ca cuestión ere. IT¡odificar las regias dei juego en fa\/or oe

ic, efmoo. :;1i:~~~~:~~:!~~~~;~~r~:~;o::;~~!~:~i~::~:,7~~~~~i~~~:~;:f ::~5:nD pa.rs. d8~~canar!s COína una EtDE:;rrac.ión, sacudió e.i saber convencional como no

h2tb~;~¡o hecho fHJnC2: ninguna. cantidad ds argurrIEu"¡ios a~';ad9nl¡cos. R6corde­;1}~S qt~8 un sabsr convencional es rsspafdgdo rnss por anécQotas que por pruebas esradistL:es; ps.ia la gente habituada 3. ¡6~ 2.n~cciutas acerca de! v210;- de un crecir;¡¡en~o c'lar¡¡fie:a::10 \; orlent2do hacia. adentr~), ia necesidad de introducir en este cuadro íos ~~\SOS de CC;¡-S2 da! Sur o de Taiv",'áil sirnp,lemer1t-3 p8nra ffn 5: la cO:íversación.

Ls (~€:c¡¡n8G!ón y pDsterior derrumbe de! rilodeio de p!anfficación centranzada t2.rnbi·§n e~ rn;r¡8.r la ortcdo~j2 e¡er des=.lr:-oHo, En un 2speCLO: 9510 tuvo peco

$,?,i~tiJ:;: ¡ss ~~~:~~~r~~s!;~~:¡:~~~¡~_~~~~¡~~;S~J~~~ ;s:;~~~~ ~~~I~~ g~~f:';:'.~~~ :~:~~ ~~~~

f::!csnzaba :2. suprs¡:¡a.ciE sconófnica sobra (;G;-nürdsrno siempre ¡:)rometíó pero nunC2 íGgf"~ c:oncrstar.)

el

::::::f <J;V;¡"I0i ¡aB 2iteracfones económicas ds la crisis ds la d2uda frnp;"J!sc-.ron a jos GobIernos a intentar algo diferente y los empujaron en ciertas direcciones. Por ejemplo, ~ "" '1' ,.' '. f" ~a urgef'!tz necesidad de restablecer la creoibdldaa .uego de una grave InilaC¡on VOlVí O

atractivas fas poHticas de rigideZ monetaria, como ia íijación del tipo de cambio; la necesidad de al¡ cer al ca,..,:l¿1 cXlr di rje! u IUt:;~u LÍe ¡IdUS!' sido 8J.:c./uicJ05 di:< los ¡-I-It:¡,cados de capital por la crisis de la deuda hizo r¡uP. mostr?lr hostilidad hacia las 81npresas murtlnaciona!es pareciese una actitud irresponsable. yen cambio acogerlas con bene­plácito fuera una muestra de sentido común,

LAS !!JEAS DOMINANTES y SU RELACION CON EL DESARROLLO ECONOMiCO

r71!.J:::h&3 de 123 ;Ezones ~:)! 13.8 Gua!es G3 l~s ;:-¡ba;¡ct);¡j siguen sk:nc¡;~~ corn0 sis-rnpt8ó ~/ ;s !ss han agregado O~f~2S.

CG~¡S¡::I:Si'32e, s;'¡ :3_ ::J;J~frca i;""'!on9t:"ií;2¡ \.' c:GrntL:trff:-.".. ::/i 1:::: :~éo~2:j2. :::8: ~3Q, ¡~, f:12jfOrfS dE:: ío~: ;:'12;38S abs.!lc}o¡-¡a.f:::í: 8f paJ¡'5n 01'0

1 n:) ~orq:Je 182 is.ltSfS, nbr8.

sin'.:: p:)rque seguir 8pegado a él frente a .!as presiones dsylssloilarias equ¡'./tllfa c.

30!TiSt8! 8. 12 economía 8. una depresión savera y proloíigada. Cierto es que en 2';g\..1;10S

pafs83 se abusó oe fa ffexfbfií:iad de! tipe da Gsnlbio. uüEzándcdü p3Ja emp;'snder ~Oiftj::2,S mu;' i:lfJ2::icn2:¡8.S~ pero n(1 h2y' evidencis. 3íJun2 ds que les srgume:'ü:s ~~ contra. del ~)atfÓ¡¡ ::.ro o de L11gU~i2 2.prOXfm3ción a é¡ (con-¡,:: ia fijac!;);. Lis! psso 21 ':-L)le_; sr! le :.D-Jgentinéi} sean rnás SÓHOG2 hay que ¡tlace ses8iit5, é:tios." Fot ei (;Qr¡tr2.iic; ~·2.nt0 f:¿.s e>:p3:iencÍss c:s.ts:s!róficas -,corno !a de ls. Arg8nr;¡~ e'Jr: la !ltab¡¡t2:: a Gorrlíer¡:c,s 0e 1¿ década de: 180 y ra cr¡sls ds'! Sist~~rna fdonetaria EUfopeo en· 1992- t;o;-no ¡8~, fav~Y2-b!9S -ia posibiHdad demostíada '3D Estados Unidos de c.::mbinar una fuerte de'¡'Cíjuae;i6.t¡ de! dólar con una inHación baja- demuestran qL:S ciert:J ~?'ado de flexibi!idó.d de! Epe; de carTlbio es (¡tH~ y que renunciar a esa fle>dbifidad puses ser rt¡uy costoso. ¿Córno 5S que se convírtió en un artIc~IQ de fe que la renuncia a la f!exibiHdad en aras de ia cred¡bmdad y ja dfscfpHna era una solución d-a cornprcmiso forzosa y conveniente?

O bfen cor1sidérese el pap81 de fa libertad de C·:J;¡~6rciG y 12. ralta de regu!acfón

::t~~2~!~~,~ar~·~:~~~~~j:~~:s:~O~:Oé~~~~~~~¡~~~;~-:;)~:~i~:~;~~~¡~=~6~~; ~U~a;~~ ¡",(¡undia! ahora denornina t.lhlgh .[}e,rforrnanC.fi llsjan econon7¡es~~ (HP/~Es). r-Jo es que ¡as HP.A.Es demuestrsn lo contrario, como sostfe.nen ciertos comsntar:st2s -o sear que el crs8i:-nfento de Japón (; de C:orea dsl Sur debería atribuirse él la i¡üervsnci6n de! ESt2 t]O-, sino que io runoaiT¡ental del crecirniento élsiát;co E~S su c.SJS_ctsf proteico: 123 rnedklas adoptadas en sstas ecOnOn-1JaS asLttic3s en ¡-¿pido crecIrnienlo h3.n sido le beste.;ite divers2.s y arnbigu2s c~)rno para qU!3 lOS obferY'2,dores re2.uelfos a e:<t22r

js .:2 pr3s2nte ortodo¡:f¿;~ orrecen ;:CiTiO ait€rtl~tfva. Una. \f2Z !:);T¡adas en cuent8 tc¡das las posrc;on8s r parece habet en todas las economías de r¿pido cfecfrnlento dos rasgos dístinti'i/03 cor::Llnes~ ninauno de los cuales 83 C!arSfnents ~jrfbufbje 8, 1::18 po!ftiC25 gubernarnentaJes: una alta. orooorción de exportaclones en relación al PBi y una alta tasa oe ahorro nacional. r~o se desprenden enseñanzas obvias sobre 10 que tendrfan que hacel' los gobiernos de regiones menos favorecidas.

en otros termltlos¡ ya sea como doctrina económica o cemo fenórneno cUiturai, el scnsenso do Washington no difiere demasiado de la Oítcdoxia sobre el desarrolio '/ígente en la posguerra. Es üna concepción basada en algunos trabajos académicos interesantes y estimulantes pero en esencia especulativos; trabajos que sugieren

Page 9: Krugman-Los Ciclos en Las Ideas Dominantes Con Relacion Al Desarrollo Economico

.. 730 P.'ü.UL KRUGMAN

fo;-ma rotunda qUE. SS:JS P¡OC:f.-S{)S SSE.;'! :e.e.~r;--¡e.n!a les ::or-rsctc.-3. Se L:2San e¡¡ importa.n­tes enseñanza.s brind2das por iRE:xparí'sncia¡ SÓlO que In~srp!"e~ac2.s en ron-na seL~r:ti\/~; 2 Is fUZ de 3.Iguna ortDdo:.·::l6. fUlura esa. exp2:irancia puses Geclsrsrss irre!ev;.;¡ta o ter-¡sr ¡m~H::-:acion9s !Til!V ·jistfntss. Sir; en-;ba;"gc\ si sonsans(¡ ele VVé.;sh¡ngton~ C0r:10 la or"todr: .... xia de la posgUe;r~: ss :)1;3 d~c~i¡n2 de 2Uy3. \;e;d~\d SS-(¿íl P8fSU8.cEdos todas ¡as personas que importan. Y C::CT<) se la considera 'v'srdsdera J ejerce proíunc9. influencia en las poHticas eTectívas que se ep;i8an en e! rnundo real

Conclusiones

Este arUcu!o ha s~dQ b2.stante escépHco t 3.unquB no de ia manara habitual. Sue:3 argumentarse que las medidc_s de goblsrno, inciuso las que apuntan al desarroHo sconómico g no 3frvan a ios propésftos man¡fiestos con que Se fas adoptó. ~'JorrT1al:r:entG, sin err!baígo, Se SOSti8i16 t.:{L:G si florecen las ideas negativas ss porque benefician a grupos poderosos~ f~o hay duda de que es aSÍ, pero aquí he puesto si acento en otra fUente de ideas ne93ti"Ja_~: f< comportan'"/isil10 gíegario de ¡os intelectuales con incíillE"t­cienes poifticas y ;os rE's~o:;sab¡es de ras polítiCaS oficiales, qU~9nes a menudo se so;-neten a una concepción convencionaf que de¡¡¡anda una aprobacfót1 tan un~verScj que {:30ie se 5treve a c'Jestio:1a:'la. }-1oy íK)S D¡'egJntam'Js cómo pudo oc,-:rr;f' :;'..~e '-3-

ofll.."Jcioxia de 12 posguert& GOnt&Ia con esa adhesión l peio seguramente en SI futuro nos prsgunt2.femcs io mism:) con respecto 2, fas ir;Cu8stions.ca3 VS~dé~d8E; ,Ec::,Lu&.ies.

Por supuesto, jos r8sp':;í"lS2tdes da ~a polWcé1 púbHc8. no pueden dF.trse los m¡srr¡os lujos que los académicos: pOt rnés que sean escépticos l tie:ls?1 que hflcer aigo. ¡vi principal conselo práctico en es~e ca.so as ei mismo que da el fetre¡-o autoadhesfvo que se sue~e psgar en el v!drio trasero de fos autorn6vHes: ~Oe3afíe a 1a autorida:r. Con esto no qUÍero decir que se haga. C2S0 orrúso de los resultados de las investigaGfones o de las opiniones de ¡os expertas. En rigor, quiero decir fo contrario: hay que e~~cuchar a los técnIcos ya Jos especiaEst2s, y hacer caso omiso de lOS sabIos4 Hubo un largo periodo, en ia década del 160; dursnte el cual fa.s investig&~;O::8S D.':ad~rn!C2G i.;:~s;crun en lela oe juicio ia orrodoxia ds 18. posguarral pero la gente- seria las desestirnó. Sfn Jugar a dudas, la h¡sto~ia dei rnundo en desarr()1!o habrIa sido m9_s feliz si se hübi:sse respetado menos fa sabiduría común y mé.; ;a inv6sti;¡2.ción. ~A,náJcgarriente; IQS investigadores han hecho nUínerosas advertencias {-~5 que per fo m8r-JOS ai;;funos de JOS elSffi-sntcs que cornpcf1en el corsensü de V\fas¡-¡fn~ton tal ~/sz PO s3tén jusl¡ncsdcs; ,pero 103 ba.nqueros y íos ministros de finanz3.s creen que ellos saben mes. l'~o es as!. No existe ninguna sabidurl'a acerca del desarroHo 8conóm¡~:-:c~ ni hay en esta materia hcr;¡bres sabios. Sólo exis.ten fa teoria económica! ¡¡¡¡p8rfe~t8, CO;-1''l-~ SSt y !03 dates empíricos_ Tendríamos que tratar da utilizarlos.

Traducción de Leé1ndro VI/aifsen

Ths author investiga tes the phs-oom.encn by lNhl::;h C~t1B!.r¡ ece:norfiic óe¡¡efs ;;re ~h{¡own" ro be tru~. ,f\!oti,""'?g hQW thé-' pr;J'.,./"G-iiing orthodoxy in d2Y!dopmoi1t eccnornics haos rnoved in thJs :;e.'1tut y !;O!Í1 Edl:i-pr: ... :·tectionist sCluno/ n-¡on:::y" t:Enefs tf.J g!:th:..:s¡~';~r;: f,?r iriten'-$nfiCln, pfanning anó l:nport substltutJ::;n afie! bac!\ to support tOl' for:::ign tn?de and the {tes rnarketr he tPxarninas th9 egtf:nt of c;;r:~ncmf~t2 undarst:Jndinfj of the proc8ss ef deve/o,,.?l;H?i7f a.nd contr8sts the way 8conornists

~~;s'n::~r :;or. í.;;S cnl;~n:;:.:~'~-::. ¿j:i(J;:t¡-,~d;::3 :?J; :-:~f;i-3rr;:: A~onc;.;:;-.;=9. ~Dr fes '::;t~::2:;t':E:!S:$ ::cn ¡nc¡¡r;!?::;íQn~·s ;X)l!t!c¡.;s y 10$ res_:,'<c:1$-2~-b!f:Z: d~~ iz'!! ,cC:;/{(:;<"'f! 0/1-c¡·Eies. ¡.~/i:¡7-;fi qus: ss~::-.s. :.ifUnlQS ,-~:$t2bfecen co­,--:siúones ss¡::n.l["/;zs sntr~ /as ~O,7{';SptC$ y posle~ ,~ic;rn&:nt8 s:}~i.s·!1:an taí$$ cre~nci~s :"edianl'e c-~¡jéc­dot~s sefe=tiv2s. sn !;,;g3r de scrnetsr!2:s' B prua .. has astad!sticzs. Concluye diciendo que el si;ir..er c:;;rtl,,'enciona! acerca da- ia eccnor;-,[a de! desarro­llo -::uak:n;ieí? sea su contenida E1c::..!al- deb~th:: prOp&nd~i E un -uso riguroso de la t??rl:: eCClr:óm¡­ca y de les c/a~a$ ernpfn~cs.

f!lirlk with lh? proces3 by' ,;'h~:~~~:~;c;;';;;,~:~e:~~~~~

~~~;:E~~:~~~:~~:~i;~~~D:::~~~:s ~:;~:2~~i~:~~ by sefecth;e E:-ns::.~d::;i?,"; r"'EdhEf" ¡ha .... :-::ub]9cting ¡hern

:0 statisk_;::a! le-~ts. r-h's Cf5!ic!u$ion is thar fhe conl/srdiona! ktlisdcr/1 about d~i/:.E¡op¡nG:r;t econornics -wh~levet i~$ curr&'nt cotrten[- s¡l[;z.//d De escI1G'fl/2d ji: /'éJilO¿lt o/ n'go,.-cus U:;;I;; o/ econoinic

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KRUG~v~Af\J> Pat.:Í

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¡~~ ___ <_L_~_ec __ is_c_.re_S __ d_é_PO __ ií_li_c_a_s_>_. _______________________________________________________________ .~