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M. Klein (1932) Obras Completas, Tomo II – “El Psicoanálisis De Niños” Buenos Aires – Paidos - 1996 OMNIPOTENCIA DE LOS EXCREMENTOS En conexión con lo que ya hemos dicho, consideraré un factor de importancia fundamental para el desarrollo de la niña. En las fantasías sádicas de niños y niñas los excrementos juegan un gran papel. La creencia del niño en la omnipotencia de las funciones de sus intestinos y vejiga (19) están íntimamente conectados con los mecanismos paranoicos (20). Estos mecanismos alcanzan su apogeo en la fase en la cual, en sus fantasías sádicas de masturbación, el niño destruye secretamente a sus padres en copulación por medio de orina, heces y flatos (21), Y se refuerzan y emplean de modo secundario para fines de defensa, a causa de su temor a ser contraatacado (22). Hasta donde he podido ver, la vida sexual de la niña y su yo son influidos más fuerte y permanentemente en su desarrollo que la del varón por este sentimiento de omnipotencia de las funciones de los intestinos y la vejiga. En niños de ambos sexos, los ataques que realizan con sus excrementos están dirigidos contra la madre, primero a su pecho y luego al interior de su cuerpo. Desde que los impulsos destructivos de la niña contra el cuerpo de la madre son más poderosos y duraderos que los del niño, producirán métodos de ataque secretos y astutos basados en la magia de los excrementos y otros productos de su cuerpo y en la omnipotencia de sus pensamientos, de acuerdo con la naturaleza secreta y escondida de aquel mundo que es el interior del cuerpo de su madre y de sí misma (23), mientras que el muchacho concentrará su sentimiento de odio no sólo contra el pene del padre supuesto en el interior de la madre, sino en uno real, y así lo dirigirá en cierto modo contra el mundo externo y contra lo que es palpable y visible. Hace también mayor uso de la omnipotencia sádica de su pene, con el resultado de que tiene también otros medios de dominar la ansiedad (24), mientras que el modo de dominar la ansiedad en la mujer permanece bajo el dominio de sus relaciones con el mundo interno, con lo que está oculto, y, por lo tanto, con el inconsciente (25). Como ya se ha dicho, cuando el sadismo llega a su más alto grado, la niña cree que el acto sexual es un medio de destruir el objeto y que está emprendiendo una guerra a muerte contra los objetos inter- nalizados. Trata a través de la omnipotencia de sus excrementos y sus pensamientos de vencer los objetos terroríficos en el interior de su cuerpo y, originariamente, en el interior de la madre. Si su creen- cia en el pene "bueno" del padre dentro de ella es bastante fuerte, lo hará vehículo de sus pensamientos de omnipotencia (26). Si su creencia en el poder mágico de los excrementos y pensamientos predomina, será a través de su poder que gobernará y controlará en su imaginación tanto los objetos internalizados como los reales. No sólo estas diferentes fuentes de poder mágico operan al mismo tiempo y se re- fuerzan unas a otras, sino que el yo hace uso de ellas y las pone una frente a otra con el fin de dominar la ansiedad.

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M. Klein (1932) Obras Completas,

Tomo II – “El Psicoanálisis De Niños”

Buenos Aires – Paidos - 1996

OMNIPOTENCIA DE LOS EXCREMENTOS

En conexión con lo que ya hemos dicho, consideraré un factor de importancia fundamental para

el desarrollo de la niña. En las fantasías sádicas de niños y niñas los excrementos juegan un gran papel.

La creencia del niño en la omnipotencia de las funciones de sus intestinos y vejiga (19) están

íntimamente conectados con los mecanismos paranoicos (20).

Estos mecanismos alcanzan su apogeo en la fase en la cual, en sus fantasías sádicas de masturbación, el

niño destruye secretamente a sus padres en copulación por medio de orina, heces y flatos (21), Y se

refuerzan y emplean de modo secundario para fines de defensa, a causa de su temor a ser

contraatacado (22).

Hasta donde he podido ver, la vida sexual de la niña y su yo son influidos más fuerte y

permanentemente en su desarrollo que la del varón por este sentimiento de omnipotencia de las

funciones de los intestinos y la vejiga. En niños de ambos sexos, los ataques que realizan con sus

excrementos están dirigidos contra la madre, primero a su pecho y luego al interior de su cuerpo. Desde

que los impulsos destructivos de la niña contra el cuerpo de la madre son más poderosos y duraderos

que los del niño, producirán métodos de ataque secretos y astutos basados en la magia de los

excrementos y otros productos de su cuerpo y en la omnipotencia de sus pensamientos, de acuerdo con

la naturaleza secreta y escondida de aquel mundo que es el interior del cuerpo de su madre y de sí

misma (23), mientras que el muchacho concentrará su sentimiento de odio no sólo contra el pene del

padre supuesto en el interior de la madre, sino en uno real, y así lo dirigirá en cierto modo contra el

mundo externo y contra lo que es palpable y visible. Hace también mayor uso de la omnipotencia sádica

de su pene, con el resultado de que tiene también otros medios de dominar la ansiedad (24), mientras

que el modo de dominar la ansiedad en la mujer permanece bajo el dominio de sus relaciones con el

mundo interno, con lo que está oculto, y, por lo tanto, con el inconsciente (25).

Como ya se ha dicho, cuando el sadismo llega a su más alto grado, la niña cree que el acto sexual es un

medio de destruir el objeto y que está emprendiendo una guerra a muerte contra los objetos inter-

nalizados. Trata a través de la omnipotencia de sus excrementos y sus pensamientos de vencer los

objetos terroríficos en el interior de su cuerpo y, originariamente, en el interior de la madre. Si su creen-

cia en el pene "bueno" del padre dentro de ella es bastante fuerte, lo hará vehículo de sus pensamientos

de omnipotencia (26). Si su creencia en el poder mágico de los excrementos y pensamientos predomina,

será a través de su poder que gobernará y controlará en su imaginación tanto los objetos internalizados

como los reales. No sólo estas diferentes fuentes de poder mágico operan al mismo tiempo y se re-

fuerzan unas a otras, sino que el yo hace uso de ellas y las pone una frente a otra con el fin de dominar

la ansiedad.

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NOTAS

(19) Véase Freud, Tótem y tabú, en el O. C., 13; también Ferenczi, "Estadios en el desarrollo del sentido de la

realidad" (1913), y Abraham, "La valoración narcisista de los procesos excretorios en los sueños y en la neurosis"

(1920).

(20) Para la conexión entre la paranoia y las funciones anales, véanse Freud, Ferenczi, Von Ophuijsen, Stârcke y

otros.

(21) Véase el capítulo 10.

(22) La omnipotencia sádica de esta índole, utilizada primariamente para destruir a los padres o a uno de ellos por

medio de excrementos, se modifica en el curso del desarrollo del niño y es a manudo empleada para imponer

daños a sus objetos o controlarlos o dominarlos intelectualmente. Debido a esta modificación y a que el niño

realiza ahora sus ataques de un modo insidioso y secreto, y despliega igual vigilancia e inventiva mental en

precaverse de los contraataques de un carácter correspondiente, su original sentimiento de omnipotencia toma

una importancia fundamental en el desarrollo de su yo. En el artículo citado anteriormente, Abraham sostiene

que la omnipotencia de las funciones de la vejiga e intestinos es un precursor de la omnipotencia de los

pensamientos, y en su artículo "The Madonna's Conception through the Ear" (1923), Ernest Jones ha mostrado

que los pensamientos se equiparan con el flato. Pienso también que el niño equipara sus heces, y más

especialmente sus flatos invisibles, con otra sustancia secreta e invisible, sus pensamientos, y, además, que imagi-

na que en sus ataques ocultos sobre el cuerpo de su madre, los ha puesto dentro de ella por medios mágicos.

(Véase el capítulo 8 de este libro.)

23 El hecho de que la mujer refiera su narcisismo al cuerpo como un todo puede deberse en parte a que conecta

su sentimiento de omnipotencia con sus varias funciones corporales y procesos excretorios, distribuyéndolo así

en una mayor extensión sobre el total de su cuerpo, mientras que el hombre lo focaliza más en sus genitales.

Después de todo, es por medio de su cuerpo que apresa y controla sus objetos reales por medios mágicos.

24 En este capítulo y en el siguiente consideraré cómo la diferencia anatómica entre los sexos contribuye a

separar las líneas a lo largo de las cuales el sentimiento de omnipotencia y, consecuentemente, las formas de

dominar la ansiedad se desarrollan en cada sexo.

25 En mi trabajo "Una contribución a la teoría de la inhibición intelectual" (1931), he mostrado que en su

inconsciente el individuo considera al pene como representante del yo y de su consciente, y al interior de su

cuerpo -que es invisible- como el representante del superyó y del inconsciente. (Véase también el capítulo 12 de

este libro.)

26 En su artículo "The Role of Psychotic Mechanisms in cultural Development" (1930), Melita Schmideberg ha

mostrado que la introyección del pene del padre (= padre) acrecienta grandemente el narcisismo del individuo y

su sentimiento de omnipotencia.