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Ketzalcalli is a journal with a broad and multidisciplinary approach aimed at publishing the most recent research in a timely fashion. Dedicated to the humanities, it will bring a mix of subjects from the fields of anthropology, archaeology, epigraphy, history, linguistics, sociology, philosophy and related fields.The journal will appear semiannually with an additional supplement to be dedicated to a specific theme. While, as its name implies, the principal focus will be on the Americas, from its ancient past to the present. In keeping with its geographical focus, articles will be in English and Spanish

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KetzalcalliCONTENIDO / CONTENTSFamilias de migrantes y estructura laboral en Playa del Carmen, Mxico Julio C. Robertos Jimnez 3 Desarrollo sostenible Nuestro mito contemporneo Harald Albrecht 25 Jvenes mayas y la conservacin de su patrimonio cultural en tres comunidades de Yucatn Lzaro Tuz Chi Javier Hirose Lpez Elas Alcocer Puerto Melba Gonzlez Gimnez 37 La internacionalizacin de la unidad de apoyo acadmico para estudiantes indgenas universitarios Ever M. Canul Gngora Harald Albrecht Arellano 51 Actitudes de monolinges de espaol hacia la maya y sus hablantes en Mrida Eyder G. Sima Lozano 61 El poder de los dhimanes. Brujera entre los Teenek de la Huasteca potosina Imelda Aguirre Mendoza 81 La difcil tarea de ser h'men Jimmy E. Ramos Valencia 93 Editorial / Impressum 115

FAMILIAS DE MIGRANTES Y ESTRUCTURA LABORAL EN PLAYA DEL CARMEN, MXICO

Julio C. Robertos Jimnez Universidad de Quintana Roo, Mxico[Ketzalcalli 2|2011: 323]

Resumen: El artculo aborda la relacin que existe entre las unidades domsticas trabajadoras, principalmente constituidas por migrantes con una amplia representacin de la poblacin tnica del sur de Mxico del orden del 30%, y la estructura del mercado laboral o estructura ocupacional en un contexto urbano de enclave econmico del tipo de polo de desarrollo turstico de masas. En l se detallan las caractersticas estructurales de las familias y las formas particulares de la organizacin domstica para accesar a diversos sectores ocupacionales y tipos de actividades econmicas que conforman sus presupuestos y constituyen su medio de vida. Se enfatiza la idea de que los trabajadores no se presentan al mercado como sujetos individuales sino como miembros de grupos familiares que combinan estrategias para maximizar los beneficios de su trabajo. Palabras clave: Unidad domstica, mercado laboral, trabajo informal, estrategia ocupacional, Chetumal, Quintana Roo

Esta investigacin abord la relacin que existe entre la unidad domstica migrante y el mercado laboral en el contexto de economa turstica internacional y de masas de la ciudad de Playa del Carmen. El objeto fue mostrar cmo factores domsticos propios y econmicos ms amplios influyen en el proceso particular de organizacin y estructuracin de la unidad domstica trabajadora urbana y su reproduccin social. La reproduccin social se entiende a partir de la realizacin de trabajo y la generacin de bienes de consumo por un lado, y por el otro, de la organizacin del consumo familiar; el nfasis aqu se puso en el primer aspecto menos explorado. Por tanto, el trabajo como proceso reproductivo se convirti en el ncleo de anlisis. Por un lado, se abord el mercado de trabajo caracterstico del nuevo modelo urbano promovido por el actual modo mexicano de desarrollo econmico, distinto de aquel que surgi a mediados del siglo pasado en las ciudades del centro y norte del pas con la llamada economa de sustitucin de importaciones. En lo posible, con el caso de Playa del Carmen, Quintana Roo, se busc describir las caractersticas y distinciones que se consolidan en los emergentes mercados laborales de vocacin turstica.

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En la misma medida se analiz el tipo de estructuras domsticas (nuclear, extensa, ampliada, etctera) que corresponden a estas nuevas ciudades tursticas tpicas de la segunda etapa de terciarizacin de la economa nacional, tambin llamada etapa de los polos de desarrollo turstico. Una importante hiptesis explor en estas condiciones estructurales el peso diferenciado de los factores tanto de tipo interno como externo en la organizacin laboral domstica, con el objeto de distinguir cual de los dos tiene mayor influencia en la determinacin de formas o tipos distintos de organizacin de la fuerza de trabajo familiar; es decir, de modelos domsticos organizacionales. Un entorno urbano distinto al de las ciudades "industriales" permiti la posibilidad terica y prctica de observar el comportamiento laboral de ncleos domsticos en condiciones externas novedosas y asimismo la posibilidad de comparar con estudios previos de otras ciudades 'desarrolladas' del pas, dando clara ventaja para establecer un parmetro distinto de diferenciacin de las formas organizativas familiares; uno en donde los factores internos, propios del ciclo domstico, pueden considerarse como constantes, en tanto que aquellos externos, propios del mercado, como variables, abriendo as la posibilidad de evaluar la influencia directa diferencial de estos ltimos sobre los primeros.1 Se explor asimismo, en un plano ms amplio, la correlacin que existe entre las formas que adoptan las estructuras del mercado de trabajo y las de la unidad domstica.2 Para lo anterior se entabl un dilogo con los modelos analticos que han sido pensados para estudiar la relacin de ambas estructuras sociales en mbitos urbanos, se trata de los modelos ms conocidos y exitosos en esta rama de la investigacin antropolgica: los enfoques del Modelo de los Recursos de la Pobreza (MRP), Modelo de la Pobreza de Recursos (MPR) y Modelo de Activos Vulnerabilidades y Estructuras de Oportunidades (AVEO). Despus de una larga revisin bibliogrfica se lleg a la conclusin que el modelo MRP con ligeras modificaciones era el que mejores resultados prometa para los intereses de la investigacin. Aunque el modelo AVEO present un mayor desarrollo sobre la categora trabajo tiene la debilidad de hacer depender todo el consumo social reproductivo del mercado capitalista, cuando en numerosas investigaciones se ha mostrado que un sinnmero de bienes de consumo necesarios para la clase trabajadora no pasan de ninguna forma por el mercado. Y lo que puede considerarse crtico del modelo es que, la desagregacin terica de las actividades consideradas 'trabajo' queda por completo subordinada al mercado; slo ste es capaz de convertir recursos humanos en bienes de consumo, fuera del mercado la actividad del hombre es estril, indigna de nombrarse trabajo. Por lo tanto, se consider que partir de dichos supuestos era una camisa de fuerza para entender la reproduccin social de los trabajadores y sus ncleos domsticos. El MRP es, por contrario, un modelo ms abierto en ambos extremos, del lado de trabajo y del lado de la organizacin domstica; y aunque se desarrolla mucho ms la segunda parte, aquella otra que corresponde al trabajo queda claramente sugerida para contribuciones de otros estudios, que es el punto de partida para el desarrollo de este anlisis. En lo referente al papel de la unidad domstica en la reproduccin social, el anlisis busca evaluar s la organizacin laboral interna logra contrarrestar las tendencias de diferenciacin emanadas en el mercado de trabajo y con ello detener o evitar la diferenciacin de la clase trabajadora as como los procesos francos de deterioro de las condiciones de vida. En un plano mayor se trata de comparar, con base en los estudios previos, cmo se dan estos procesos en dos contextos urbanos distintos: el industrial y el turstico. La investigacin tuvo por objeto generar material emprico necesario para este segundo mbito de observacin.

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El corredor turstico Riviera Maya, que incluye la costa oriente de la pennsula de Yucatn, desde Cancn hasta Tulm y las islas de Mujeres y Cozumel (anexo 1), se ha consolidado como el segundo destino preponderante del Caribe, slo despus de los centros tursticos de la Florida en EE.UU (SECTUR 1999, SEDETUR 1998). El desarrollo del complejo turstico de Cancn desde los 70 y de la Riviera Maya en los 80 ha implicado una explosin demogrfica sin precedentes en la entidad, la poblacin increment su tamao 10 veces en los ltimos 30 aos, pasando de 88,150 habitantes en 1970 a 873,804 en el 2000. En la dcada de los 80 la tasa de crecimiento alcanz en promedio el 9.87% y en los 90 el 8.12%, muy superiores al resto del pas, cuyo promedio fue de 2.6% y 1.9% respectivamente (Gobierno del Estado de Quintana Roo 2002: I. 116). Hasta 1975 Playa del Carmen era una poblacin pesquera, cosa que cambio con la llegada del proyecto federal de desarrollo del polo turstico de costa denominado Riviera Maya. Este desarrollo dirigido vino a trasformar las condiciones generales de vida en esta regin al generar fuertes corrientes migratorias que a la postre erigiran una ciudad entre la selva y el mar. Por su parte, Playa del Carmen, situada en el corazn de dicha Riviera Maya, merced la migracin, empez un crecimiento poblacional desmesurado en la segunda mitad de los aos 90 llegando a la extraordinaria tasa promedio del 19.25%, muy lejos del .65% que present la ciudad capital del estado en el mismo periodo. La ciudad pas en 5 aos de 17,000 a 39,000 habitantes. Para 1910 su poblacin se estima en 150,000 habitantes (INEGI 2010). La poblacin trabajadora migrante de Playa del Carmen est instalada en 5 colonias denominadas populares de la ciudad (anexo 2). Los migrantes representan aproximadamente el 80% de la poblacin de la ciudad y provienen en su mayora de las zonas rurales de los estados del sur de Mxico, de las grandes ciudades del pas, y de otras localidades de quintana Roo. En lo que sigue resumiremos los hallazgos divididos en dos apartados. Primero acotaremos el enfoque que va del mbito del mercado a la unidad domstica y despus el que conduce el anlisis en el sentido contrario; por facilidad expositiva los llamaremos el mbito del mercado y el mbito domstico.

EL

MBITO DEL MERCADO

Sobre el trabajo de la unidad domstica en el mercado Se examin con nfasis el punto concreto de que los modelos de anlisis revisados no parten explcitamente de una categorizacin terica clara del concepto de trabajo. La conclusin fue que no puede entenderse el trabajo de la unidad domstica (o la interpretacin particular de trabajo en las diferentes unidades domsticas (UDs) sin pasar por entender primero la categora general de trabajo y luego el mercado laboral. As, el estudio amplio de los modelos tericos permiti deducir que es necesario precisar ms dicho concepto y la manera en que puede desagregarse de forma tanto analtica como prctica para interpretar las expresiones concretas que asume la accin humana dirigida a la produccin de bienes o servicios en la sociedad actual. La necesidad de redefinir la categora trabajo en el contexto de los estudios antropolgicos de la reproduccin social no fue una conclusin fcil, requiri un seguimiento del desarrollo de cada uno de los modelos y exigi un arduo examen terico.

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El estudio, revisin y redefinicin del contenido del concepto de trabajo dio lugar a un estudio previo que se publico en 2006 y que abord los textos ms novedosos sobre teora del trabajo (Robertos 2006). Ah se propone, como corolario, una tipologa para contribuir a este esfuerzo de clarificacin, que requerir seguramente mucha ms investigacin y muchas otras propuestas. En este artculo cuando sea necesario se referir alguna de dichas categoras. Como se desprende, abordar el problema del mercado supuso varias tareas. La primera de ellas corresponde a la identificacin y descripcin de los tipos de actividades laborales ms importantes, los tipos de trabajo y los tipos econmicos; sus cualidades internas y sus interrelaciones, todos ellos componentes de la estructura del mercado de fuerza de trabajo.3 En esa parte se construy una tipologa sugerida para clasificar las relaciones econmicas que surgen en Playa del Carmen cuando las personas encuestadas entraron en contacto entre s con motivo de realizar un trabajo. El aporte que se considera crucial en esto, para el caso que nos ocupa, fue la redefinicin y desagregacin de la llamada economa informal que permiti registrar evidencia de la diversidad de relaciones econmicas que de manera artificiosa se haban agrupado como concepto. Lo informal qued reducido aqu, para efectos de una mejor comprensin del mercado laboral, a la categora ms modesta de trabajo asalariado realizado al margen de la regulacin laboral establecida y con ello su valor operativo y analtico creci en precisin. As, un conjunto de actividades laborales que en aproximaciones previas se definieron como informales aqu pudieron verse desde otro ngulo, sin embargo, no se encontraron slo asociadas el trabajo realizado por las mujeres y menores de edad en el interior de los ncleos domsticos, sino a todos los trabajadores de la muestra, y se not, a partir del anlisis de los presupuestos familiares, que dichas actividades independientes juegan un papel central en dos planos; a) en la contribucin a la canasta familiar de bienes de consumo, y b) en la determinacin del nivel mnimo de los salarios aceptados por otros miembros de la familia en el mercado formal o informal. Escobar, en estudios distintos ya haba registrado la relacin que puede existir entre el trabajo no asalariado y el asalariado al interior de las unidades domsticas, y la probabilidad de que el trabajo domstico subsidiase en alguna medida al salario y a la empresa; es decir, que la familia fuera subsidiaria de la industria y de los servicios. Con referencia a las investigaciones antropolgicas sobre el tema el mismo autor afirma que hasta 1975, en Mxico, la evidencias recabadas mostraban que la unidad domstica campesina, o trabajadora urbana, subsidiaba los salarios industriales; en tanto que resultados analticos suyos posteriores a esa etapa econmica afirmaban lo siguiente: (. que el nivel salarial puede mantenerse bajo por los ingresos familiares ) adicionales obtenidos del autoempleo, los trabajos informales y el trabajo directo de los pobres urbanos en la creacin de sus espacios e infraestructura urbanos (Escobar 1993: 155). La nica diferencia gradual de nuestro estudio con el del mencionado autor es que ste an mantena parte de dichas actividades estudiadas bajo la antigua categora de trabajo informal que inclua trabajo no asalariado, en tanto que aqu pudieron precisarse algo ms dichas actividades laborales. Ahora bien, mi interpretacin enfatiza el siguiente sentido. La actividad domstica fuera del mercado de trabajo tiene una segunda consecuencia directa sobre dicho mercado; hace posible que se vuelva relativo el sistema de la segmentacin laboral por habilida-

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des y competencias. En esencia, el sistema de segmentacin laboral se basa en la asignacin de recompensas por trabajos equivalentes, de tal manera que trabajos especializados y trabajos deudores de habilidades superiores se relacionan con mayores recompensas4 y viceversa. En un contexto donde el trabajo domstico no asalariado permite la baja del monto salarial dentro del mercado se socava sensiblemente el sistema de recompensas iguales por trabajos iguales y se combina en parte con otro sistema de recompensas iguales a trabajadores en condiciones domsticas iguales.5 En palabras ms claras, la recompensa se asocia tanto a la condicin socio-domstica del trabajador como a la naturaleza especfica del trabajo realizado (en el texto Con el sudor de tu frente de Escobar puede verse esto cuando se comparan, en la etnografa, las condiciones laborales diferentes de trabajadores salarizados que realizan exactamente la misma actividad al interior de un mismo taller familiar).6 La evidencia de nuestro trabajo de campo apoya esta conclusin con mucha fuerza, dado que midiendo los ingresos desde distintas perspectivas result que, an con una herramienta diseada para el anlisis individual (el modelo del capital social y su ecuacin 'K') se destaca que la pertenencia a distintos tipos de estructuras domsticas s influye en la determinacin de los montos salariales individuales recibidos (es decir aceptados). Segn nuestro clculo de ingresos, de aproximadamente 900 trabajadores, las actividades domsticas no asalariadas ascienden en promedio al 25% del total de los presupuestos familiares, sin embargo, como tambin se pudo observar vara segn el tipo de la estructura familiar.7 Por ello, es fcil deducir que la pertenencia a distintas estructuras domsticas, pero ms importante, su grado de organizacin para el trabajo s influye tanto en la retribucin salarial del mercado como en la implementacin de diferentes empresas domsticas de actividades independientes proveedoras de recursos monetarios. Una estructura apropiada para un nicho de mercado sumada a una correcta organizacin del trabajo redunda en una unidad domstica exitosa, y viceversa. Esta observacin, cuando se pone en combinacin con el anlisis de los salarios, tiene una implicacin importante en el tema de la segmentacin del mercado. El anlisis de los salarios mostr, con la herramienta de la regresin estadstica, que existen diferencias salariales asociadas a distintos atributos de la fuerza de trabajo como la escolaridad, la experiencia, o la antigedad, sin embargo, esas diferencias son tan dbiles, y tan relativas a los tipos de economas del mercado (y sus recompensas por el mismo trabajo) que no puede afirmarse que constituyan factores efectivos de segmentacin del mercado laboral (sobre la edad y el gnero hay que hacer una excepcin, pues son quiz los nicos elemento reales de segmentacin de este mercado turstico). Hay que afirmar que en el mercado laboral turstico de Playa del Carmen basta ser joven y estar disponible para conseguir algn empleo, y que la retribucin asociada es ms bien una gran banda homognea establecida muy cerca de los lmites mnimos sociales necesarios para sobrevivir (no forzosamente el salario mnimo). Por lo contrario, las ocupaciones que claramente descuellan por la superioridad de sus recompensas pertenecen al segmento del mercado no asalariado de los trabajadores por cuenta propia, en el que las condiciones domsticas juegan de otra forma en la determinacin de los emolumentos monetarios asociadas del trabajo. En este sentido, considerando ambos factores expuestos (el subsidio de trabajo domstico al salario y el sistema de recompensas salariales por calificaciones, por un lado, y la organizacin domstica por el otro), puede afirmarse que no existe una clara segmentacin del mercado laboral por efectos de la salarizacin. Con mayor precisin; no hay evidencia que indique que a un determinado tipo de trabajador corresponda un determinado

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tipo de recompensa sustancialmente distinta en montos de la que corresponde a otro tipo de trabajador. Es importante recordar que en su gran mayora no se trata de trabajadores especializados o altamente calificados en ramas innovadoras de la tecnologa. La diferencia de sueldos entre un mesero, un botones o un animador de playa no es factor diferenciador de la clase trabajadora de Playa del Carmen. Escobar ya haba hecho esta observacin sobre los salarios con la evidencia emprica de sus investigaciones, pero le dio una interpretacin diferente. Para l, la homogeneizacin de los salarios en el mercado (sea a la alta o a la baja) se debe a los periodos cclicos de crisis o bonanza de la economa de mercado. En periodos de bonanza, la magnitud alta de los salarios borra en cierto sentido la segmentacin del mercado y puede de igual manera acortar divisiones econmicas en la clase trabajadora, en pocas de crisis suele ocurrir lo opuesto. El parteaguas de su anlisis corresponde al antes y al despus de la crisis mexicana de 1980 en la ciudad de Guadalajara (Escobar 1990: 161). Sin embargo, los datos empricos de este trabajo nos dan elementos para mirar hacia otra parte. En primer lugar, las observaciones hechas no concuerdan con el patrn cclico que Escobar encontr en Guadalajara en el periodo antes mencionado, la homologacin salarial a la baja en la ciudad de Playa del Carmen ocurre en un momento del ciclo del turismo que se puede considerar de bonanza para esta economa. Luego entonces esto indica que no se trata slo de un proceso procclico sino que deben considerarse otros elementos estructurales asociados, mismos que quizs antes no podan observarse o no se mostraban claramente, pero que no compete abordar en este artculo. El anlisis de los presupuestos domsticos aporta otro elemento que tiene importancia crucial: el valor proporcional que representa el trabajo no asalariado en el presupuesto domstico. Al parecer, en el momento del anlisis de Escobar en Guadalajara, ste se estimaba en un 15%, en tanto para nuestros datos se calcula en un 25%. Aqu cabe la posibilidad de pensar que la homogeneizacin8 del salario en cierto nivel bajo o alto, depende no solo de los trmolos del mercado sino tambin de las condiciones domsticas para generar pequeas empresas independientes. Cuando la unidad domstica puede dar mayor aportesubsidio a la reproduccin del grupo domstico los salarios suelen descender a niveles extremos, pero por el contrario, cuando no es as los salarios tienen que elevarse para permitir la sobrevivencia de la clase trabajadora, el asunto no es mecnico, tiene que ver con las negociaciones y exigencias de los trabajadores y sus empleadores, pero sobre todo con los recursos efectivos de los que pueda valerse la unidad domstica; siendo el caso extremo que si la unidad domstica cuenta con recursos suficientes para implementar sus propias iniciativas econmicas en el mercado puede prescindir por entero de vender su fuerza laboral; es el caso de don Humberto y don Andrs, dos trabajadores entrevistados (informantes) en los estudios de caso (Robertos 2006). Cuando existen resquicios y las personas pueden emplearse fuera del contexto salarial dado la naturaleza del mbito urbano o su proximidad con reas agrcolas campesinas, estos otros sistemas tambin pueden subsidiar el trabajo urbano remunerado. Tal es el caso particular de la costa oriental de Quintana Roo, que se encuentra conexa a un gran rea de ejidos colectivos forestales y agrcolas y a otras formas de explotacin campesina tradicional como la milpa maya, con los que al menos la tercera parte de la poblacin urbana trabajadora mantiene vnculos activos relevantes y que influyen de manera importante en la determinacin salarial del mercado turstico de Playa del Carmen. Estos elementos en conjunto indican que la composicin salarial no se define en exclusiva por las caractersticas individuales de los trabajadores.

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Conviene decir que la proporcin del trabajo no asalariado en el presupuesto domstico es fcil de observar pero difcil de explicar y documentar, adems de los elementos explicativos de la teora del valor marxista y de las teoras de la economa (entre otras la del equilibrio de oferta y demanda) deben considerarse elementos de orden social que no pueden estimarse de forma econmica como son: el efecto de las organizaciones obreras, la injerencia estatal, las regulaciones polticas, la existencia de sistemas agrcolas diversos subsidiarios, las particularidades culturales, las estructuras domsticas de los trabajadores entre otros. Adems, los diferentes pesos que estos factores puedan jugar en los contextos local y regional. En este amplio horizonte, el estudio de la diferenciacin de los trabajadores dentro de la economa de los servicios tursticos encontr pocos elementos que hicieran pensar en el trabajo asalariado como un genuino factor de segmentacin del mercado. En vez de eso los estadsticos nos dejaron contemplar un escenario donde slo un muy pequeo grupo de trabajadores asalariados poda considerarse en condiciones econmicas superiores al resto por virtud de sus retribuciones, tomando en cuenta que escaparon del ciclo normal de insercin al mercado donde los dems ya no podrn aparejarlos en la dimensin diacrnica. Las diferencias ms claras de hecho estuvieron sobre los ejes de la edad y el gnero. La mayora de las diferencias salariales intergnero por factores (que tampoco eran significativas) encontr explicacin en la consideracin del ciclo biolgico; ms como fases comunes del desarrollo personal-individual en el mercado que como distancias infranqueables entre segmentos de trabajadores (los factores priorizados en las regresiones fueron la edad, la experiencia, la antigedad en la actividad y en el trabajo, la escolaridad formal, el salario mensual, el sexo, el sector de la economa que los empleaba, el grado de calificacin, entre otros) Adems, estas variaciones tampoco tuvieron eco en la diferenciacin de unidades domsticas. Dado lo anterior, en lugar de diferenciador, el salario debe ser visto como un factor homogeneizador de las caractersticas de los trabajadores en el mercado, al menos en las categoras ms numerosas de manuales semicalificados, no calificados y no manuales semicalificados y no calificados, categoras en las que se agrupa la mayora de aquellos que dependen de un salario y que a su vez son la mayora de los trabajadores estudiados. En este sentido, las diferencias ms importantes en cuanto a segmentacin del mercado laboral deben buscarse entre los trabajadores asalariados y otros tipos de trabajadores no asalariados. Aunque lo parezca, las conclusiones de Escobar y las mas propias sobre este asunto de la segmentacin del mercado no son contradictorias, menos aun opuestas, sino complementarias. Indican que no existe una correspondencia automtica entre salario y segmentacin laboral y an menos entre trabajo y unidad domstica. Muestran que cada estudio particular, cada caso concreto de anlisis, puede aportar piezas al complejo rompecabezas de las relaciones entre el mercado laboral y la familia trabajadora. Muestran adems que la insercin al mercado y las condiciones concretas de vida de los trabajadores en un momento dado dependen de ciclos que es necesario estudiar a mayor detalle en su concatenacin: ciclos vitales, ciclos domsticos, ciclos de capital, ciclos del mercado, ciclos econmicos, etctera. A otra dimensin, muestran que la segmentacin del mercado laboral no es lo mismo ni corresponde a la segmentacin de la clase obrera. Sin embargo, son pocos los estudios del tema que consideran estas concatenaciones. Como referencia de la forma en la que estos procesos se estn examinado en la investiga-

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cin actual pongamos el caso de Philippe Dautrey (2005), quien hace un estudio estadstico sobre empleo, desarrollo de recursos humanos e informalidad en el estado de Morelos en 2005 y llega a la siguiente interpretacin respecto a la relacin entre tipos de empleo y su correspondencia e importancia social: Por lo dems, la intensificacin del trabajo no remunerado y otras formas de trabajo precario (el llamado por cuenta propia) dan pauta de los movimientos de los mercados laborales en periodos de crisis o de bajo crecimiento. En el caso de Morelos se observa que el porcentaje de empleados, obreros y trabajadores a destajo era de 54.1% en 1990, y pas a 49.5% en 1995; despus de la crisis de ese ao, aument ntidamente la tasa de trabajadores por cuenta propia y an ms claramente la de aquellos sin pago cuatro veces y medio ms. Por el contrario, la participacin de la PEA en estas categoras disminuy en cuanto hubo crecimiento en el empleo asalariado (Dautrey 2005: 370). En la afirmacin de Dautrey puede encontrarse una conexin directa entre las formas de empleo y corresponde a una relacin inversamente proporcional: cuando hay poco empleo asalariado tiende a crecer el tipo de trabajo precario9 para compensar de alguna forma la prdida de ingresos en el segmento contrado. Este planteamiento puede perecer evidente dado que las premisas que espera se verifican en la realidad de manera sencilla, sin embargo, tales premisas parten de haber dado por hecho otra serie de relaciones que no son verificadas. En este caso, el mencionado autor parte inextricablemente de la idea de que el trabajo asalariado es mejor remunerado que los trabajos no asalariados (por eso cuando los hay los trabajadores se trasladan a ese sector), y de que la proporcin de la participacin de los trabajadores en los segmentos del mercado laboral equivale a la proporcin del ingreso que aportan los mismos segmentos a los presupuestos obreros, dos supuestos que en las observaciones de campo antropolgicas han resultado muchas veces refutados y que por ende llevan a entender con dicho sesgo las relaciones entre los tipos de trabajo. Las crisis en los ciclos comerciales del capital corresponden con las crisis del mercado laboral?, lo que es crisis para los trabajadores es crisis para los empresarios?, lo que es crisis para el que vende su trabajo lo es para el que lo compra? Muchas de las ideas asociadas a estos planteamientos deberan ser repensadas a la luz de nuevos razonamientos ms incluyentes y holsticos. En nuestra interpretacin es complicado hablar de la disminucin del trabajo asalariado en general, dado que ste tiene amplias diferencias internas que son excluyentes, por ejemplo, es factible que lo que Dautrey (2005) afirma sea vlido para el trabajo asalariado formal, pero no para otras formas de salarizacin. Se sabe que la contraccin del trabajo formal es tambin una estrategia de poltica salarial (antes que laboral) para empujar a la baja los salarios oficiales e igual para orientar una mayor proporcin del trabajo pagado hacia el sector informal o precario y que, desde luego, no corresponde nicamente a etapas de crisis en los ciclos del capital sino que igual ocurre en periodos de pleno auge (como se mostr antes). Sea como fuere, estos reacomodos entre los sectores del trabajo asalariado pueden tener repercusiones en otros tipos de trabajo no asalariado pero de ninguna forma son de naturaleza cclica (como un proceso natural en el que los salarios suben y bajan segn sea el ciclo) o deban ocurrir siempre en el mismo sentido. Por otra parte, no es lo mismo la disminucin del trabajo asalariado que la disminucin del aporte del trabajo asalariado al presupuesto domstico, de hecho slo desde esta distincin puede entenderse el auge de la economa global por un lado y la disminucin de la importancia

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del aporte del salario a la reproduccin social por el otro; cuya expresin ms palpable es la expansin de trabajos asalariados de baja calidad que implican para la unidad domstica ms trabajo realizado por menos recompensa remunerada general recibida. Cada vez una tajada ms pequea del pastel de la riqueza social producida va a parar a los presupuestos domsticos en esta etapa del desarrollo econmico: se le ha denominado a este fenmeno como trabajo flexible. Nuestros datos de campo aportan material importante al respecto, sobre todo lo que tiene que ver con el discurso de la escasez o el fin del trabajo asalariado, fenmeno que hasta donde ha podido observarse corresponde ms bien a una poltica (tanto pblica como privada; gobierno y empresa) de destruccin del trabajo asalariado protegido por las leyes y cuya finalidad es desplazar los principales procesos productivos sociales hacia formas de empleo an ms precario, en las que el trabajo queda en mayor indefensin ante el capital. Desde esta perspectiva la relacin entre el trabajo asalariado y otros trabajos, o entre las variantes del trabajo asalariado mismo, no puede explicarse como una reaccin directa al ciclo de auge y crisis del sistema. Las interpretaciones basadas en correlaciones bivariables oscurecen la observacin de los verdaderos procesos que gobiernan el mercado laboral; y hablamos aqu no slo de procesos sociales sino de polticas perversamente diseadas y conscientemente realizadas que cobran forma en la vida cotidiana de miles de personas que necesitan trabajar (no quiere esto decir que aquellos que las impulsan conozcan los resultados directos o colaterales que se producirn sino que actan en la bsqueda de propsitos especficos que piensan satisfarn ciertos intereses).10 Una nota metodolgica debe cerrar este apartado. El trabajo de campo antropolgico y sus mtodos intensivos producen mejores resultados en la comprensin de los procesos y tipos de trabajo que los cuestionarios y las encuestas, ello result claro cuando notamos que en el anlisis de la muestra estadstica no pudimos captar con propiedad los procesos del trabajo domstico de las mujeres del estudio. Gonzlez (1986), en su obra ya clsica sobre los recursos de la pobreza, utiliz mtodos antropolgicos para dar seguimiento a las trayectorias laborales de mujeres que estaban al frente de sus unidades domsticas, en la intencin de observar si exista distincin o no entre tales unidades y otras jefaturadas por hombres, no es casualidad que usara estos mtodos dado que requera explorar actividades realizadas por mujeres al interior de los ncleos domsticos, actividades que permanecen ocultas a las pesquisas econmicas tradicionales. Extender esta metodologa ms all de los lmites de la unidad domstica permiti a esta investigacin, entre otros aspectos, caracterizar de manera ms detallada tanto el trabajo asalariado como el trabajo no asalariado y sus amplias diferencias internas y relacionales para observar los procesos ms sutiles que tienen lugar en el mercado laboral, de la misma manera que Gonzlez lo haba hecho para la unidades domsticas de Guadalajara.

Sobre el mercado de trabajo general donde actan las unidades domsticas individuales Primero trataremos el asunto de la caracterizacin del mercado de trabajo y destacaremos cmo contribuy al apartado terico sobre el concepto del trabajo en la caracterizacin de los factores externos de la unidad domstica contenidos en el modelo MRP, asimismo el aporte que result de la tipologa desarrollada como consecuencia de ello. Las cuatro categoras econmicas que resultaron ser ms significativas para la ciudad de Playa del Carmen no tienen la misma jerarqua, dos corresponden a tipos de trabajo de

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la economa del capital y dos a formas econmicas que result muy difcil desagregar en tipos de trabajo con la informacin de la muestra. Sin embargo, fue del todo claro que el tipo de trabajo ms abundante en este mercado turstico es el trabajo asalariado precario, en su vertiente informal. Respecto del planteamiento pesimista sobre una etapa inminente de escasez de trabajo asalariado, como resultado del desarrollo de hacer ms eficiente la tecnologa y la administracin humana, pudimos notar en nuestros datos que an en este tipo de economa turstica, planificada, dirigida y controlada por el gran capital, bajo los principios ltimos del neoliberalismo y la globalizacin, la estrategia principal de obtencin de plusvala contina siendo la explotacin intensiva y extensiva de la fuerza de trabajo. Se trata de una economa en la que es crucial el componente variable en la composicin orgnica del capital. En palabras menos tcnicas, una economa en la que el factor humano ocupa el lugar ms importante en la generacin de ganancias. Por otra parte, si adems tenemos en cuenta que el trabajo asalariado se asocia a los niveles ms bajos del ingreso, tendremos que sacar en conclusin que el fin de la era del trabajo es ms bien un recurso ideolgico discursivo para legitimar una estrategia general antitrabajo basada en la poltica salarial por sobre aquella basada en el empleo o poltica laboral; en otras palabras, una estrategia de ms empleo = menos salario. La estrategia ms vieja y ms nueva del sistema de mercado. Los datos de la muestra y la informacin cualitativa del trabajo antropolgico tradicional permitieron documentar sin duda sobre un punto crucial y polmico del empleo asalariado: que se relaciona ntimamente, ms que cualquier otro tipo de trabajo, con el empleo precario de bajos ingresos. Por tanto, la afirmacin hecha en el sentido de que la llamada nueva pobreza o erosin de los recursos domsticos es una consecuencia del reforzamiento del capital sobre el trabajo encuentra una confirmacin emprica en este resultado; cuando vemos que el trabajo asalariado se ha movido hacia el extremo precario profundizando la baja calidad del empleo (llamado aqu informal). No hay constancia, por lo contrario, para apoyar la tesis de que la escasez del trabajo pagado sea el elemento central que orille a la clase trabajadora al lmite mnimo de la reproduccin o incluso a la exclusin social, es decir, la pobreza absoluta de no ser reconocido ms como miembro del grupo social de referencia. En este sentido, con la evidencia encontrada deben quedar claramente asentados dos puntos sobre el tema de la contraccin del trabajo asalariado como fuente de toda desgracia de la clase trabajadora: a)no se registra la disminucin del trabajo asalariado en general sino la disminucin del trabajo asalariado formal protegido en particular y b)como consecuencia de ello el fenmeno deriva en la disminucin real del salario y no del trabajo asalariado. Dicha disminucin abarca y acerca ambos mrgenes; tanto los salarios oficialmente establecidos y regulados como los clandestinos. Asimismo implica una disminucin de la cantidad (menos trabajadores formales) como de la calidad del trabajo formal (desregulacin de elementos que antes eran constitutivos de lo formal). Lo formal declina entonces en cantidad y calidad, a favor de lo informal, asistimos as a un proceso de desformalizacin del empleo asalariado, un desdibujamiento de las responsabilidades sociales del estado y de la empresa para con los (sus) trabajadores. Lo anterior significa que no es el debilitamiento del trabajo asalariado sino su reforzamiento por vas precarias lo que disminuye los ingresos domsticos y profundiza las asimetras econmicas en el mundo del mercado.

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En este nuevo esquema socioeconmico dimanado del modelo neoliberal de desarrollo se valora ms la demanda de trabajo que la oferta del mismo, la demanda se convierte, va los medios masivos de comunicacin, en un bien escaso, casi extinto, y con ello su valor se polariza: pueden as establecerse mayores condiciones-exigencias sobre la oferta. Por otra parte, las polticas econmicas pblicas, en un intento por cortar la crisis de la demanda, favorecen estas nuevas condiciones laborales hacindolas oficiales; as, disminuye tanto el valor social reconocido de la oferta de trabajo formal como tambin de su apartado informal. En este nuevo lmite se funden lo formal e informal; entran a formalizarse condiciones que antes se consideraban a todas luces informales e inaceptables para el mundo civilizado. Lo que nos dice la evidencia reunida es que dicha erosin de la demanda de trabajo (ya sea escasez o extincin del trabajo) es una ficcin econmica construida por un discurso poltico-cientfico que toma al trabajo asalariado, fundado en el concepto del trabajo formal, como un elemento homogneo del mercado laboral; precisamente la misma barrera terica que impide profundizar la comprensin de la reproduccin social de la clase trabajadora. De ah consigue hacer pasar el trabajo asalariado formal como el trabajo asalariado mismo, por ello enuncia su fin. Esta tesis, junto con la famosa tesis de Bourdieu, introduce la investigacin en un terreno acadmico cada vez ms frecuente, Hasta dnde la teora es ideologa o la ideologa es teora? Hasta dnde la ciencia contribuye a las di-visiones11 ilegtimas del mundo? Porque resulta evidente que la construccin de este discurso poltico cientfico12 no parti y tampoco benefici a la clase trabajadora. Es insustancial aqu la pregunta de a quin beneficia. Parece entonces que un cuestionamiento acadmico honesto sera en dnde se origin este discurso, en la poltica o en la ciencia? Al estar ambas comprometidas tuvo que pasar una a otra, si el orden de transferencia fuera de la ciencia a la poltica, entonces el hecho debera verse como un foco rojo en el desempeo de las ciencias sociales.

LA

ESTRUCTURA DEL MERCADO

Como ya se dijo anteriormente, el planteamiento original de estudio del mercado laboral tena el propsito de comparar dos estructuras ocupacionales que se presuponan naturalmente distintas en funcin de pertenecer a modelos de desarrollo urbano basados en actividades econmicas no similares, como pueden ser la industria y los servicios. Sin embargo, la revisin de la literatura y el soporte de los datos arrojados por nuestro trabajo de campo, pronto mostraron que este planteamiento era en s errneo. El sistema de mercado tiene un patrn nico, tiende a desarrollar una estructura ocupacional que guarda proporcin con el tamao de los sectores econmicos que lo componen, en el siguiente sentido; la estructura ocupacional es asimtrica, slo un pequeo nmero de los trabajadores disponibles se articula de manera directa a la actividad econmica dominante, ya sea sta la industria (tanto especializada como diversa de cualquier ciudad) o el turismo, en tanto que el mayor nmero de brazos activos se ocupan en actividades indirectas que en el mejor de los casos dan soporte a dicha actividad principal. Se genera as una especie de pirmide laboral en donde la cspide representa los empleos generados por la actividad econmica principal y la base la gran cantidad de ocupaciones que garantizan la sobrevivencia de la clase trabajadora. Sabemos que la actividad econmica principal necesita mucho soporte y que las actividades de soporte de la actividad principal tambin requieren el soporte de otras actividades y as sucesivamente. De tal

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forma que tenemos una gran cantidad de actividades que si bien no estn conectadas directamente con la actividad principal existen por la necesidad amplia de mantenerla. A stas se suman las actividades necesarias para mantener la ciudad y aquellas para mantener la poblacin de la ciudad. Es claro entonces que el nmero de personas empleadas en la actividad principal es relativamente pequeo en comparacin con aquel necesario para sus actividades de apoyo y menor an para el necesario mantenimiento de la ciudad en su conjunto. Que la actividad principal se materialice en la trasformacin manufacturera de ropa y o en la prestacin de servicios tursticos no altera en lo general el patrn de estas proporciones. Es slo en este sentido que se puede decir que una ciudad est basada en la industria, en la manufactura o en el turismo. Sin embargo, lo anterior no significa que los empleos de mejor calidad estn en la cspide y los peores en la base. Para representar esto deberemos de montar otra dimensin a nuestra pirmide imaginaria hasta verla en tercera dimensin. Es cierto, que algunos de los mejores empleos estn en la cspide pero igual que otros estn en la base. Y en tendencia las mejores ocupaciones (no slo los asalariadas) son relativamente ms frecuentes en la base de la pirmide de las actividades econmicas, exacto lo contrario que afirma la economa clsica y tambin la contempornea. De esta manera, la estructura general del mercado laboral, en distintos mbitos urbanos, vara ms por las cualidades de los trabajadores que histricamente ocupan estos nichos que por las proporciones de stos en los distintos sectores econmicos (tradicionales o modernos). La proporcin es relativamente constante. La cualidad es variable. Mujeres y hombres pueden hacer los mismos trabajos porque unos u otros dependen por igual de factores que son socialmente construidos y dado que adems ningn tipo de trabajo se asocia de forma inherente a la biologa del trabajador, como lo afirmaban algunas teoras. En este sentido es probable que jams haya existido la famosa divisin del trabajo por gneros de hombres cazadores y mujeres recolectoras. Escobar, Frank y Weintraub (1999), en un estudio de la trasformacin de la estructura ocupacional mexicana, o lo que l mismo llama la terciarizacin mexicana llega a la conclusin de que el periodo comprendido entre 1940 a 1980 debera llamarse urbanizacin con terciarizacin y que de ninguna manera industrializacin. Su posicin se debe a que la mayora de las personas migrantes que se integran en las ciudades a la estructura ocupacional quedan contenidas en el segmento de los empleos del sector terciario. Luego entonces, el segmento dominante de la economa no es la industria sino los servicios de todo tipo, no nicamente los asociados a aquella. Creemos que la interpretacin que hemos usado arriba cumpli su cometido porque permiti desagregar las actividades econmicas de diferentes maneras y a distintos niveles para el caso de Playa del Carmen. Esto nos llev a constatar en el contexto turstico lo que Escobar, Frank y Weintraub (1999) ya haba observado para el caso de la industria; es decir, que slo una parte minoritaria de los trabajadores se emplea en actividades que estn directamente relacionadas con la actividad dominante, fraccin estimada entre el 20 y 25% del total. Sin embargo, negar que fue la actividad turstica la que a fin de cuentas gener las condiciones para la construccin de la ciudad y de igual forma estructur el mercado laboral sera un craso error en el caso de Playa del Carmen. El proceso de desarrollo de polos tursticos o el proceso de industrializacin de la economa nacional no significa que la estructura del mercado laboral quede circunscrita exclusivamente a esas actividades nombradas sustantivas o fundamentales sino que en trminos relativos ocupan las

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primeras categoras de empleo; los nmeros absolutos de las categoras ocupacionales no determinan por s mismos la primaca de una actividad en la economa de la ciudad. Dicho de otra manera, tomadas como actividades singulares la industria y el turismo emplean ms personas que cualquier otra actividad del conjunto urbano, sin embargo, puestas en comparacin con dicho conjunto urbano no implican ms que porcin minoritaria de la estructura laboral. En funcin de su importancia relativa clasificamos las actividades de Playa del Carmen en principales y secundarias, as notamos que las actividades ms recurrentes se acercan al polo del turismo y aquellas menos abarrotadas se alejan del mismo. De esta manera, las actividades clasificadas como secundarias prcticamente no tienen relacin con la economa turstica y representan un 40% del total del mercado laboral. Las actividades principales entre el 25 y 30% tienen vnculos directos con el turismo, otro 30 o 35% tiene vnculos indirectos y el resto se conectan a l por una larga mediacin de relaciones. Otra manera de decirlo, un 55% de las actividades econmicas de Playa del Carmen no tienen mucho que ver con el turismo, un 20% tiene relaciones indirectas con ste o le dan soporte directo y slo un 25% aproximadamente se realizan para aquel de forma directa. Es claro que ningn otro sector de la economa o actividad econmica rivaliza con el lugar que ocupa el turismo, por ello mismo puede decirse que la vocacin econmica de Playa de Carmen es la industria turstica, de manera similar a como puede decirse, por ejemplo, que la vocacin de Guadalajara fue en un momento la manufactura ligera y ahora es la fabricacin de componentes electrnicos y de computacin. Al puntualizar los aciertos que creemos tuvo la tipologa empleada en el trabajo de campo y en el de gabinete, consideramos que es mejor que otras tipologas porque permiti profundizar la observacin en ciertos espacios del mercado de trabajo que antes aparecan indiferenciados y con ello hizo posible obtener evidencia palpable sobre al menos tres procesos importantes para la investigacin: a) permiti definir y diferenciar el trabajo domstico de las mujeres en los ncleos domsticos. b) permiti observar diversos procesos de salarizacin que muestran que el trabajo asalariado no es homogneo sino altamente heterogneo y que por tanto as debe ser considerado es los estudios, y c) permiti explorar otras actividades no asalariadas para entender su posicin en el mercado laboral y su contribucin al proceso de reproduccin de la clase trabajadora migrante, procesos que han sido tratados en diferentes apartados del cuerpo de la presente obra.

EL

MBITO DOMSTICO.

Sobre el trabajo realizado por la unidad domstica como unidad reproductiva A un nivel menor el estudio involucr la consideracin de variables que son de indiscutida relevancia, entre ellas se analiz el papel del salario, su tipo y su importancia en la constitucin de un presupuesto domstico y de la supervivencia de la clase trabajadora, as como otras condiciones laborales que dependen de factores como la edad, el sexo, la educacin o la experiencia laboral acumulada por los trabajadores o las unidades domsticas. La principal conclusin que pudo obtenerse de la observacin detallada de los casos considerados es que el desarrollo de cierto nivel superior de ingresos y calidad de vida se

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vincula ms que con el nmero de los trabajadores activos de la unidad domstica, con la calidad de la articulacin al mercado; as, trabajadores exitosos pueden en el mediano plazo diferenciar sus condiciones econmicas del conjunto ms amplio. El verdadero proceso de segmentacin de la clase trabajadora contiene la posibilidad de propiciar el advenimiento de un pequeo emprendedor exitoso con los propios recursos de la unidad domstica. Tal segmentacin es tan frgil o depende de las habilidades de un solo hombre que es por entero posible que la unidad domstica o sus descendientes regresen a la condicin general de trabajadores, en el mejor de los casos una o dos generaciones despus. Por lo mismo es cuestionable que dicho proceso pueda asumirse como un verdadero proceso de diferenciacin. Ahora bien, aunque el proceso de diferenciacin pueda ser ubicado bajo la conduccin de alguien al interior del grupo domstico no siempre coincide con la figura del padre, si bien la tendencia general apunta en este sentido. Tambin es igual de cierto que el desarrollo del proceso de diferenciacin va incluyendo paulatinamente todos los brazos disponibles en la unidad, los pequeos talleres o empresas de prestacin de servicios son un claro ejemplo de que se trata de empresas de tipo familiar y no en exclusiva de la capacidad de un individuo autnomo, aunque no se niega la iniciativa o liderazgo de aqul. Lo que se registr en los casos de Playa del Carmen a este respecto tiene que ver con la iniciativa de un individuo y su xito en aprovechar o generar condiciones especficas en el mercado o en el medio social circundante para generar ingresos fiables, sin embargo, es quiz de mayor importancia para la efectiva concrecin de los propsitos la capacidad de subordinar y controlar los recursos laborales de la unidad domstica y de otras redes sociales basadas en el parentesco (parientes polticos o miembros de otras unidades domsticas) la proximidad fsica (vecinos y otras redes horizontales locales) o la identidad (miembros de la misma comunidad de origen, miembros del mismo culto religioso, etctera), como fue muy claro en los estudios de caso de este estudio. El xito de una unidad domstica redunda en la mejora de los niveles de vida de otras unidades domsticas asociadas a ella. La diferenciacin de la clase trabajadora es en esencia un proceso de orden colectivo, nunca puede basarse en el trabajo o desempeo de una sola persona, aun cuando pueda decirse que proviene de una iniciativa casi siempre personal. Y aqu nuestra posicin se separa de aquella que tiene que ver con el jefe de familia como proveedor principal, en el sentido de que sin la competencia del colectivo domstico la posicin privilegiada del jefe dentro del mercado no sera posible. Una de las principales debilidades que se pueden atribuir a la interpretacin de los niveles de vida de las familias es que su anlisis se ha basado, por lo regular, de forma exclusiva, en el trabajo del jefe de familia; sin embargo, en esta investigacin hay evidencia que indica que existe relacin entre el xito que pueda tener el jefe de familia en el mercado con el tipo de insercin de otros trabajadores de la unidad domstica, sobre todo de los hijos. Esta influencia es parte de un proceso. Desde el punto de vista de las estructuras domsticas, los ncleos conyugales nuevos por lo regular se forman dentro de otras familias que cuentan con su propio ncleo, slo despus logran constituir una unidad separada, a la que se llama nuclear. En este sentido, parte sustancial de la preparacin de los hijos para el mercado as como las condiciones de su articulacin al mismo hasta la edad adulta temprana recae en el jefe de familia y su capacidad de captar ingresos. Los datos de nuestra muestra y de los estudios de caso permiten asociar el tipo y la calidad de la capacitacin para el mercado con la propia calidad y capacitacin del jefe de familia, es este

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uno de los sentidos en que la insercin del jefe de familia influye en la insercin de los otros miembros al mercado. De esta manera es que el xito del jefe de familia (padre o abuelo) en el mercado juega un papel importante en la biografa de las cualidades y oportunidades laborales de los miembros domsticos, en cierto sentido una buena parte de la explicacin de la permanencia o cambio de los niveles de bienestar y de las condiciones reproductivas de los unidades domsticas se comprende a partir de examinar a detalle la trayectoria laboral de los jefes de familia. Una trayectoria laboral exitosa puede ser el origen de un cambio en el nivel reproductivo de una unidad domstica y sus descendientes. Sin embargo, este origen slo debe entenderse como detonante de un proceso colectivo mucho ms complejo que involucra la unidad domstica en su conjunto e incluso otras redes sociales horizontales o verticales. Ahora bien, el proceso contrario de empobrecimiento crnico del grupo domstico puede igual encontrar una explicacin similar. Lo anterior no significa que un mayor nmero de trabajadores activos no contribuya a un mejor nivel de bienestar en familias en las que la insercin al mercado es de muy baja calidad, lo cual es vlido en los sectores ms comunes de trabajadores no calificados de todos los tipos ya sealados antes, y en ejercicios de regresiones estadsticas se ha observado claramente. Sin embargo, ste tampoco es en s un proceso diferenciador porque la variable organizacin suele ser ms relevante que el simple nmero de trabajadores disponibles. En las fases en que la unidad domstica contenga mayor nmero de trabajadores potenciales tambin por general contar con mayores recursos, si los brazos consiguen efectivamente emplearse. Las diferencias estructurales o no, como pueden ser la distribucin de sexos, los impedimentos laborales por razones religiosas, tnicas u otras, la semiprofesionalizacin de los oficios y otras muchas, causarn diferencia efectiva en contextos de mercado en que priven condiciones favorables, por ejemplo; en un mercado en que la feminizacin laboral sea tendencia fuerte: unidades domsticas con abundantes trabajadoras pudieran tener cierta ventaja con respecto a otros ncleos donde fuesen mayora los trabajadores hombres, stos tendran mayores dificultades para contratarse o emplearse. Como sea, tales diferencias tampoco son de orden sino de grado. Hasta donde pudo verse, la diferenciacin relativa de la clase trabajadora coincide con la prdida misma de la pertenencia a la clase, aunque como ya se dijo no se trata de un proceso irreversible. El mismo Escobar menciona la alta frecuencia con que un pequeo empresario propietario de taller familiar regresa a las filas de los asalariados tras la debacle de su iniciativa como independiente. En el segmento de los trabajadores asalariados no calificados no hay diferencias sustanciales entre las recompensas recibidas, los trabajadores formales e informales, como ya se vio, perciben en trminos generales recompensas equivalentes en dinero por medio de una explotacin ms intensiva de la fuerza de trabajo de los empleados informales. An en familias con dominio del trabajo formal no puede documentarse un proceso de diferenciacin, en este sentido la hiptesis de la posible segmentacin de la clase trabajadora en funcin de su articulacin formal o informal al mercado es una hiptesis nula. Puede decirse que el mercado no diferencia la clase trabajadora sino que la constituye; el mercado es en realidad el arquitecto de la clase trabajadora, lo cual ya se ha ledo en infinidad de lugares pero hasta ahora con pocas evidencias empricas. La discusin ms amplia de la diferenciacin de clase se circunscribe a la relacin de dos estructuras sociales (mercado laboral y unidad domstica), y se ve como producto

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resultante de tal interaccin. El mercado introduce diferencias en la clase social? La unidad domstica contrarresta la diferenciacin al introducir elementos de homogeneidad? Estas cuestiones fueron resueltas para el caso de Playa del Carmen bajo el anlisis de las condiciones de la reproduccin social. La evidencia apunt en el sentido de que el mercado s introduce diferencias econmicas importantes que afectan los niveles de vida de las familias, estas diferencias son negativas y se dan por medio de la remuneracin salarial; el mercado y el salario son elementos econmicos que empobrecen sistemticamente a la clase trabajadora. La unidad domstica se enfrenta permanente al salario para conservar su nivel de vida. No se encontr, en el otro extremo, un umbral claro que permita afirmar que el mercado y el salario estn diferenciando positivamente a la clase trabajadora; por lo contrario, el incremento en los niveles de vida, ms all de los ciclos estructurales domsticos, se encontr asociado a la posibilidad de realizar trabajo no asalariado. Cul es el recuento que se tiene de ello en la economa de las modernas ciudades tursticas como Playa del Carmen? Lo que nos revelaron las numerosas regresiones lineales realizadas para analizar la composicin salarial es que el mercado neoliberal incrementa las tendencias de aislamiento individual del trabajador y trata de poner a todos los trabajadores manuales no calificados en un nivel mnimo de salario (el ms bajo del mercado), y as subsecuentemente ocurre con las dems categoras de trabajadores semicalificados y calificados, ubicndolos en estndares homogneos; en realidad, el mercado ms que diferenciar la clase trabajadora trata de homogeneizar los tipos de trabajadores en una poltica de salarios bajos. Los llamados segmentos del mercado laboral son en verdad lmites contenedores de categoras y rangos salariales que muy difcilmente podran diferenciar de manera real la clase trabajadora, incluso si existiese la condicin de que las unidades domsticas fuesen homogneas, en cuanto al tipo de sus trabajadores, no pudiera documentarse una diferenciacin entre un tipo y otro de unidades domsticas.13 Dividir los trabajadores en infinidad de categoras salariales puede entenderse ms como una estrategia poltica que como un sistema administrativo de recompensas laborales. Tal sistema de recompensas quiz funcione a los niveles ms altos de la especializacin tcnica o en mercados de trabajo muy especializados, pero en mercados como el de Playa del Carmen, en el que los trabajos son de baja calificacin, el sistema de recompensas parece ms bien una estrategia contra-sindical. A pesar que la unidad domstica trabajadora cierre filas y trate de activar el mayor nmero de situaciones ventajosas posibles el grueso de la clase trabajadora conserva un nivel de vida similar bajo debido a que vive procesos conducidos por el mercado en funcin de elementos de diferenciacin laboral (poltica) pero de homogeneizacin salarial (econmica) que tienden a la pobreza. Procesos que son muy difciles de romper y a los cuales las unidades domsticas terminan adaptando sus recursos. Adems, tales procesos son muy dinmicos y conducen a que las familias vivan constantemente tratando de organizarse para aprovechar los escasos resquicios en que pueden sumarse con ventaja al mercado laboral. En este sentido convendra discutir si los esfuerzos domsticos son en realidad estrategias o meras reacciones a procesos que estn muy lejos de ser controlados. Sin embargo, hay al menos dos caminos que conducen a posiciones distintas de la mencionada, por un lado tenemos un pequeo grupo de unidades domsticas que en funcin de procesos laborales independientes organizados internamente y de condiciones sociales propicias lograron romper las tendencias homogeneizadoras del mercado y ascender a un nivel econmico ms desahogado con respecto del grueso de las familias trabajadoras. En otras palabras, un proceso que posibilita una especie de escape al lmite de la

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pobreza inducida por el sistema salarial. Por el otro lado encontramos unidades domsticas profundamente empobrecidas por la forma poco adecuada en la que condujeron su insercin al mercado, ya sea por su nula experiencia urbana o por la escasa disposicin de cualidades laborales apreciadas en el mismo, o incluso por emprender empresas independientes que se malograron, merced de una deficiente organizacin domstica para sostenerlas. En cualquiera de ambos extremos estamos hablando de un porcentaje de poblacin pequeo que es difcil concebir como proceso diferenciador, cuando que la gran mayora cursa un proceso uniformador de su economa. Cabra mejor decir que la clase trabajadora urbana de Playa del Carmen es casi homognea con estas dos salvedades: la extrema pobreza y la pequea empresa domstica. Es claro entonces que el mercado laboral crea condiciones econmicas para mantener la poblacin trabajadora en un estado homogneo de pobreza en el que resulta complicado negociar mejoras en las condiciones laborales, en tanto que la unidad domstica trata de trasponer esas condiciones y alcanzar niveles de vida ms desahogados. Tambin es claro que los datos reunidos en este artculo contienen evidencia que contraviene las hiptesis de interpretacin ms usadas en esta rama de las ciencias sociales; al decir que el mercado es un factor de homogenizacin y la unidad domstica un factor de heterogenizacin. Justo lo opuesto de otros enfoques. Sin embargo, a un nivel amplio se reconoce de manera generalizada que la cultura capitalista es una gran fuerza homogenizadora y que las culturas subalternas (incluidas las unidades domsticas, las etnias, los grupos barriales, etctera) basan su resistencia a dicha fuerza en la apuesta por lo diverso. Mi punto central en la interpretacin de la diferenciacin social es que tanto el bienestar como el salario forman parte de un proceso ms amplio que tiene que ver con el trabajo y con las formas concretas que adquiere en determinado contexto social. La explicacin de la diferenciacin por medio de la recompensa salarial es muy simple. La teora de la diferenciacin social se monta sobre la teora del capital humano y la recompensa diferencial por el trabajo realizado. La diferenciacin se introduce aqu por la va del salario, a mayor salario mayor bienestar y los niveles de bienestar determinan niveles sociales, una interpretacin que no encuentra ningn respaldo en los procesos observados en Playa del Carmen, donde por el contrario el salario no es diferenciador sino uniformador de la clase social trabajadora. El salario puede verse aqu como una cadena tan fuerte que mantiene firmemente diferenciados los status sociales, como en el pasado lo fueron la casta, la sangre o la tierra. Otra de las cosas que nos mostr el anlisis del trabajo de los jefes de familia en relacin con el trabajo de otros miembros de la unidad domstica es que no hay relacin de ciclos entre las unidades domsticas y el mercado. Una de las intenciones originales de abordar las estructuras domsticas en relacin con las estructuras del mercado era tratar de encontrar un patrn que las aparejara, esto es, que hiciera coincidir fases especficas de sus ciclos. Despus de muchos intentos de encontrar ese patrn nos dimos por vencidos. Al parecer, el ciclo biolgico de un trabajador individual s guarda cierta relacin con el ciclo que cumple un trabajador en el mercado y con los nichos laborales que ocupa. Esto no ocurre con las unidades domsticas porque su tamao y composicin demogrfica no son homogneos en las diferentes fases del ciclo que al parecer cumplen. La adaptacin de las unidades domsticas al mercado laboral no es tan estructural como organizacional, en este sentido no es ocasional que familias nucleares no corresidentes se acerquen ms y cooperan con mayor compromiso y frecuencia que otras extensas que habitan el mismo espacio, tenemos muchos casos de unidades domsticas mayas que compartie-

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ron su experiencia de este tipo con nosotros, que nos lo prueban. Es necesario realizar otros estudios para saber por qu familias que no cohabitan pueden desarrollar lazos laborales ms fuertes que otras que s. Por otra parte, los ciclos domsticos y del mercado tienen tiempos muy diferentes. Los del mercado pueden ser de das o meses, pero los de la unidad domstica son de largo plazo. Una fase del ciclo domstico puede atravesar por incontables ciclos del mercado y entonces en ocasiones ganar o perder ventajas laborales sobre otras unidades, lo que parece claro con esto es que el factor ms importante es el organizacional. Dos familias con estructuras similares pudieran tener resultados laborales muy distintos en el mismo contexto de mercado, la clave es el nivel de organizacin de sus recursos laborales. De hecho, la organizacin domstica,14 es el nico de ambos factores que las unidades domsticas pueden manipular en el corto y mediano plazo para mejorar su relacin con el mercado. En conclusin se dice entonces que la estructura domstica tiene menos que ver en los niveles de bienestar que la organizacin domstica. Una buena organizacin puede paliar una mala estructura, pero lo contrario es difcil. La organizacin es la parte activa directamente susceptible de ser controlada, la estructura muy difcilmente es controlable; incluso, la organizacin trata en ocasiones de modificar la propia estructura domstica, como pueden ser en los casos de migraciones o matrimonios arreglados, etctera. En suma, las estructuras domsticas y del mercado no pueden relacionarse mecnicamente para explicar los niveles de vida y la reproduccin social. Entender estos procesos requiere de anlisis basados en mucho ms que dos factores, que adems presentan variaciones en cada lugar que se manifiestan.

NOTAS1. 2. Justo a la inversa de como pas en la construccin de los modelos previos. Con dichas directrices se formul una cedula de encuesta de 120 reactivos y se aplic aleatoriamente bajo un diseo muestral a 900 trabajadores de las principales colonias de la clase trabajadora de la ciudad. Con el resultado de esta encuesta se seleccionaron varios casos de estudio de unidades domsticas que aparecieron como tpicas en la distribucin de la muestra. Esta estrategia combino el trabajo cuantitativo con el cualitativo propio de la antropologa social en la intencin de lograr una aproximacin ms cercana a la realidad de estudio. Mercado donde actan los miembros de las unidades domsticas para obtener recursos econmicos canjeables en bienes de consumo. Aunque no actan aqu de manera exclusiva, cabe aclarar. Es decir, que los trabajos tienen precios socialmente determinados y asumidos en funcin de consensos, donde intervienen mltiples factores socio-econmicos. La teora marxista propone que la remuneracin tiene que ver con el tiempo de trabajo realizado en cierto segmento laboral en condiciones medias de habilidad, experiencia, capacidad, etctera, sin embargo no considera la influencia de otros factores ajenos al propio proceso de trabajo; como los que analizamos aqu. El salario es un valor histrico socialmente definido, convendramos en ello pero agregando que incluso intervienen factores que son ajenos al propio trabajo asalariado. La expresin prctica es simple; contratar a quien acepte menor salario. De esta manera se homogenezan los salarios a la baja. Las personas que pueden aceptar emolumentos menores es porque la condicin estructural de su unidad domstica as se los permite; por este camino interfiere directamente la familia en la determinacin de los montos salariales.

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El caso ms palpable corresponde a los obreros del taller de Chela que realizan la labor de pespuntador de calzado (Escobar 1986: 167). Cabra plantearse un estudio de esta relacin y del por qu en ciertas condiciones sociales, culturales, econmicas o polticas aumenta o disminuye el volumen del trabajo no asalariado. Escobar usa la palabra nivelacin para referirse a una homogenizacin de salarios en un segmento del mercado; ms precisamente la parte manual del mismo (Escobar 1990: 161). Dautrey (2005) entiende el trabajo precario con respecto a la categora del INEGI; trabajadores carentes de prestaciones sociales sean asalariados o no, entre estas prestaciones el salario mnimo; en lo bsico considera que se trata de trabajadores por cuenta propia y de algunos trabajadores asalariados irregulares, todos ellos con salarios inferiores a los trabajadores asalariados propiamente dichos. Esta discusin se retomar desde otra perspectiva en el apartado siguiente. Con una doble visin del mundo, y a la vez con su separacin prctica, tanto de las cosas como de las personas. Como se sabe la tecnocracia moderna trata siempre de justificar sus decisiones de gobierno en los resultados ms nuevos de la ciencia. Es decir, familias informales, familias formales, etctera. Tal vez la nica diferencia que realmente pudiera contar sera la introducida por el gnero; entre trabajadores de primera y trabajadoras de segunda. La organizacin acta sobre la estructura. Trata de adaptarla, de la manera ms propicia, a las exigencias del mercado.

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Anexo 1: Mapa de Quintana RooFuente: Explorando Mexico: , acceso: 23 diciembre 2011

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Anexo 2: Colonias populares de Playa del Carmen.

Fuente: Area tcnica INFOVIR s/f. Elaboracin J. Robertos

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DESARROLLO SOSTENIBLE NUESTRO MITO CONTEMPORNEO

Harald Albrecht Universidad de Quintana Roo, Mxico

[Ketzalcalli 2/2011: 2536]

Resumen: El concepto de desarrollo sostenible generado a partir de los trabajos de la Comisin de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo a travs de la Comisin Brundtland ha generado una impresionante cantidad de respuestas en apoyo y tambin de cuestionamientos sobre la validez y objetividad de los problemas ambientales que definen el estado actual del mundo. Las posiciones diametralmente opuesta que obedecen a posiciones encontradas han centrado sus esfuerzos en asegurar o en descalificar los argumentos y se ha perdido de vista que quiz la preocupacin debiera ser otra. Quiz la discusin debiera centrarse en la generacin de escenarios de bienestar que permitan asegurar la calidad de vida aceptando que todo individuo y la sociedad en su conjunto tiene una responsabilidad ineludible en la conservacin del entorno como condicin bsica de bienestar. Se presentan argumentos de eco eficiencia y de suficiencia social que pueden permitir una aproximacin real a este escenario de vida deseable. Palabras clave: Desarrollo sostenible, eco eficiencia, suficiencia social, mito.

No podemos resolver nuestros problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos". Albert Einstein

1. INTRODUCCIN En 1987 la Comisin Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo public Nuestro Futuro Comn, documento tambin conocido como el Informe Brundtland que debe ser considerado como el documento seminal para el desarrollo social en el nuevo milenio. Esta Comisin abord su anlisis con tres grandes objetivos; por un lado se trataba de evaluar los temas crticos del desarrollo y el medio ambiente para poder generar propuestas viables al respecto, en segundo trmino se buscaba proponer nuevas formas de cooperacin internacional capaces de influir en la formulacin de polticas pblicas requeridas para generar los cambios necesarios y en tercer lugar, se trataba de promover el compromiso de todos los actores sociales, individuos, organizaciones, empresas y gobiernos para lograr los cambios que resultaran necesarios.2|2011 25

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La Comisin present por primera vez el concepto de desarrollo sostenible definindolo como un desarrollo que permita satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades (WCED 1987). El concepto del desarrollo sostenible que en principio pudiera parecer claro y fcil de comprender tiene implcitos varios aspectos fundamentales que definen su enorme complejidad, pero a su vez sealan la trascendencia del planteamiento. Por un lado se define un principio tico fundamental, la responsabilidad de las generaciones presentes con las del futuro. Por otro lado se define un desarrollo con la caracterstica de ser sostenible, esto es, un proceso que se pueda mantener a lo largo del tiempo y por ltimo se seala la importancia de entender en forma diferente lo que son las necesidades sociales. Es importante sealar que en esta definicin no se hace referencia al medio ambiente en s mismo pero se hace una clara referencia al bienestar de la sociedad en trminos de la calidad ambiental que define la calidad de vida de los individuos. Estos elementos haban sido abordados previamente por diversos autores, en particular Meadows, Meadows, Randers y Behrens III (1974) en su informe Los lmites del Crecimiento para el Club de Roma y aunque estos documentos fueron escritos hace ya ms de cuatro dcadas siguen tan vigentes ahora como entonces. Los planteamientos desarrollados durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992, conocida como la Cumbre de Ro, buscaban definir la forma en que podan ser instrumentados los planteamientos del desarrollo sostenible plasmndolos en Agenda 21, plan detallado de las acciones que deben ser acometidas a nivel mundial, nacional y local por entidades de la ONU, los gobiernos de sus estados miembros y por los principales grupos de la sociedad civil en cualquier rea en la que se generan impactos sobre el medio ambiente. Diez aos despus, en la reunin de Johannesburgo (ONU 2002) se pudo apreciar que aunque se haban dado pasos muy importantes en diferentes espacios sociales, empresariales y gubernamentales, no se haban logrado avances significativos. Esto mismo fue resumido por Meadows, Randers y Meadows (2004) en la actualizacin de su trabajo para el Club de Roma. Tomando en cuanto esta situacin, resulta claro que la obligacin y responsabilidad de cada individuo y de la sociedad en su conjunto por responder a estas imperantes de desarrollo social sostenible no estn a discusin; existen un sinnmero de datos, de estudios (ver entre otros Hawken 1993, Hawken, Lovins y Lovins 1999, The World Watch Institute 2010, Flannery 2005) y de seales claras de que no se puede continuar en la direccin actual y que los cambios requeridos debern ser realizados con urgencia adems de que las medidas para lograrlos debern ser de naturaleza radical. Esto representa un cambio fundamental en el paradigma del desarrollo de la sociedad. Ahora bien, A qu se hace referencia cuando se dice que se requiere de un cambio radical en el paradigma del desarrollo? De qu tipo y de que magnitud es este cambio?

2. LA NECESIDAD DE CAMBIOAntes de abordar las necesidades de cambio que suponen los planteamientos del desarrollo sostenible es importante presentar algunas precisiones as como analizar posiciones crticas frente a ello. Resulta particularmente importante lo sealado por Herman Daly (1991) quien precisa que crecer significa aumentar naturalmente el tamao por adicin de material a travs de

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la asimilacin o el acrecentamiento. Desarrollarse significa expandir o realizar las potencialidades con que se cuenta; acceder gradualmente a un estado ms pleno, mayor o mejor. En una palabra, el crecimiento es incremento cuantitativo de la escala fsica; desarrollo, la mejora cualitativa o despliegue de potencialidades. Con esto explica la dificultad de separar lo que se entiende en la economa ambiental por crecimiento de lo que es el desarrollo. Espinoza Guerra (2004) plantea una visin crtica al concepto de desarrollo sostenible considerando precisamente esta dificultad que surge dependiendo de la perspectiva con que la aborden los diferentes actores. Por un lado los pases desarrollados encabezados por la economa norteamericana no pueden aceptar la condicin bsica de lmites sealada inicialmente por Meadows, Meadows, Randers y Behrens III (1974) y ratificada por Daly (1996) ya que seala una contradiccin al modelo capitalista que defiende el hecho de que el crecimiento econmico no puede aceptar lmites y de alguna forma cuestionan las relaciones de causaefecto entre el crecimiento econmico y el deterioro del medio ambiente; de hecho prefieren eludir el problema. Guerra (2004) seala que el modelo econmico productivista imperante en las economas de libre mercado basado en el optimismo tecnolgico, asunto que sealan Manzini y Vezzoli (2008) y que se discutir ms adelante, y en la creencia de un crecimiento ilimitado, combinado con una posicin antropocntrica de las relaciones del hombre con el medio ambiente ha conducido a la situacin de deterioro ecolgico actual. Espinoza Guerra ccontina sealando que, en el modelo econmico preponderante en el presente, persiste la doble ilusin de que la actividad econmica se puede desasociar de los flujos fsicos y que la degradacin local se puede corregir a costa de exportar la insostenibilidad apropiando recursos y espacio ambiental por medio de la mercantilizacin(2004: 301). Es precisamente en este contexto en el que Espinoza Guerra seala la debilidad de los planteamientos del desarrollo sostenible dejando evidentes sus limitantes; los pases industrializados y las economas fuertes no aceptan la responsabilidad compartida que implica este tipo de desarrollo. En trminos coloquiales, estos pases continan haciendo lo que han hecho durante las ltimas dcadas y exportan los efectos a los pases desarrollados. Esto ha sido muy claramente expuesto por Leonard (2009) quien ilustra en su libro y famoso video The story of stuff, la forma en que la produccin y comercializacin de bienes ha sido resuelta pasando la carga ambiental a las economas en desarrollo. Una posicin ms radical del desarrollo sostenible es asumida por Bailey (2002) quien revisa la obra de Lomborg (2001) cuestionando la objetividad de la informacin sobre los problemas ambientales que enfrenta la sociedad y en base a la cual se han tomado decisiones. Seala que el movimiento ambientalista es en realidad una ideologa que ha basado su crtica social sobre una teora cientfica de las relaciones econmicas. De acuerdo a Bailey, los ambientalistas han tenido que ajustar los hechos para que coincidan con su teora. Seala que el ambientalismo es una ideologa que se encuentra en crisis y cita a Lomborg para demostrar que la informacin disponible sobre el estado real del mundo y sobre el progreso social es cuestionable ya que obedece a tendencias e intereses de grupos ambientalistas como lo son Greenpeace, World Wildlife Fund o inclusive autores y polticos como Al Gore. Algunos de sus argumentos son que las expectativas de vida en los pases en desarrollo se han duplicado en el ltimo siglo para llegar de 31 a 64 aos; la produccin de alimentos se ha visto incrementada en un 38 por ciento en los ltimos 50 aos; el nmero de personas con mala nutricin ha decrecido del 35 al 18 por ciento; que el costo de los alimentos se ha mantenido en los mismos niveles que haba en los sesentas etc. En trminos de la supuesta degradacin ambiental, seala que la concentracin de dixido de sulfuro en la atmosfera ha decrecido u 80 por ciento; que los niveles de monxido de2|2011 27

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carbono han decrecido un 75 por ciento desde los setentas y que los indicadores sobre deforestacin indican que la perdida de cobertura forestal en el mundo es de nada mas .44 por ciento contrastando los datos del World Wildlife Fund (WWF) que seala que el mundo y la sociedad ha perdido dos terceras partes de la cobertura desde el surgimiento de la agricultura intensiva. Por ltimo presenta una crtica a los efectos reales del calentamiento global que desde su perspectiva ha sido exagerado dramticamente por los grupos ambientalistas; las medidas planteadas por el Protocolo de Kyoto implican costos que no se pueden justificar de ninguna manera. Vale la pena recordar que los pocos pases que no firmaron el protocolo fueron precisamente los Estados Unidos, Australia y las economas emergentes como China, la India y Rusia quienes veran seriamente afectados su inters de desarrollo. Esta posicin crtica tiene su origen en la necesidad de justificar los modelos econmicos actuales y la importancia que tiene para las economas desarrolladas mantener vigente la idea del mercado libre como elemento regulador entre el crecimiento y el desarrollo. Frente a estas posiciones claramente opuestas es necesario encontrar formas diferentes de abordar el problema. Quiz la preocupacin no debiera ser si el desarrollo sostenible es posible o inclusive alcanzable y ms bien se debiera buscar entender lo que significa el desarrollo y las necesidades sociales que de l se desprenden para la sociedad en el nuevo milenio. Para entender la naturaleza de este paradigma resulta interesante considerar los argumentos de Stuart Walker (2006) quien propone que la sostenibilidad puede ser entendida y explicada como un mito social contemporneo. Seala que a lo largo de la historia la sociedad ha manifestado sus preocupaciones ms profundas a travs del lenguaje metafrico de los mitos y que en nuestra poca el desarrollo sostenible bien puede ser entendido como una respuesta a la forma en que enmarcamos nuestras preocupaciones y decisiones ticas y morales en torno al cuidado del medio ambiente. Walker escribe que un mito se puede entender como un conjunto de ideas relativamente cohesionadas que forman parte de una cultura y que se manifiestan a travs del discurso, de las narraciones relativas a esta cultura, a una poca o a una serie de creencias de carcter imaginario; los mitos son normalmente de origen religioso pero secularizados a lo largo del tiempo. Se puede decir que lo mtico se refiere a los orgenes, a las experiencias sociales previas que se diferencia de lo utpico porque este se manifiesta en la visin progresiva y abierta al futuro que puede entenderse como la proyeccin del hombre sobre un mundo idealizado que se presenta como alternativo al existente; constituye una crtica de lo existente y a su vez una propuesta de lo que debera existir. Para aclarar la naturaleza mtica del concepto, Walker (2006) seala que la sociedad ha construido la creencia de que algo debe cambiar y para explicarlo ha acumulado un muy importante y significativo cuerpo de conocimientos y ha asimilado experiencias que le permiten construir escenarios en los que el desarrollo sostenible aspira a metas casi imposibles de definir y que posiblemente sean inalcanzables pero que an as bien vale la pena trabajar por alcanzar. De acuerdo a Walker, la preocupacin no debe ser si el desarrollo sostenible es posible o alcanzable, ms bien se debiera entender lo que significa y quiz esto sea posible aceptando su naturaleza mtica.

3. LOS ESCENARIOS POSIBLESAntes de proceder valdra la pena precisar el trmino de desarrollo sostenible y para ello resulta conveniente lo que seala Manzini y Vezzoli (2008) argumentando que aunque el concepto de desarrollo sostenible ha sido incorporado en el discurso oficial de gobiernos,

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empresas y de la sociedad en general, ha mal utilizado generando confusin sobre su significado y sobre las implicaciones que tiene. Sugiere una especie de descontaminacin del trmino y que cuando se hable de desarrollo sostenible se haga nicamente en su significado exacto, de otra forma, al no comprender las profundas implicaciones que tiene se convierte en una expresin semntica vaca, sin peso. Para apreciar las implicaciones del concepto y para valorar las consecuencias de no asumir el desarrollo sostenible como el paradigma social contemporneo es importante vislumbrar diferentes escenarios derivados de la forma en que se asuma la responsabilidad sobre ello. En un escenario optimista se confa ciegamente en la capacidad de la ciencia y la tecnologa; si el hombre ha logrado llegar a la luna definitivamente puede solucionar los problemas en la tierra. Los cientficos y tecnlogos (en particular en los pases desarrollados) pueden encontrar la solucin mgica a los problemas y en consecuencia no hay por qu preocuparse y la sociedad puede seguir haciendo lo que ha hecho durante las ltimas dcadas sin molestarse demasiado (cuando menos las gentes de los pases desarrollados y de los que aspiran a serlo o cuando menos a parecerse a ellos). En forma diametralmente opuesta, un escenario apocalptico seala la anarqua y la violencia generadas por una feroz e implacable competencia por los pocos recursos naturales disponibles como el desenlace a la crisis ambiental de continuar por el mismo camino seguido durante las ltimas cuatro o cinco dcadas. Este escenario lo ilustra muy bien George Miller en su pelcula Mad Max interpretada por Mel Gibson en 1979; el mundo estara dominado por bandas que buscan la satisfaccin de sus necesidades bsicas, agua y en el caso de la pelcula, gasolina para sus motocicletas. A la gente no le quedara mucho que decidir, de hecho habra poca gente pelendose por recursos escasos. Frente a estos escenarios de ciego optimismo o de visiones apocalpticas, se presenta una alternativa basada en la capacidad colectiva de cambiar el rumbo, de aceptar que no se puede seguir en la misma direccin y que los cambios necesarios debern ser radicales en todos sentidos. Esta capacidad colectiva es descrita por Hawken (2007) quien hace una reflexin sobre el proceso en que el medio ambiente se fue incorporando al discurso y a las preocupaciones sociales a partir de movimientos y propuestas participativas de la sociedad civil hasta constituirse en un factor de cambio definitivo. Sin embargo es necesario precisar entre otras cosas: Qu implica este cambio? Cul ser la magnitud del mismo?

4. LA MAGNITUD DEL CAMBIOFrente a la evidente crisis ambiental en la que vive la sociedad en su conjunto, es necesario redefinir la forma y la intensidad de las intervenciones sobre el medio ambiente. No es nada mas un problema tcnico, es eminentemente un problema social derivado de la forma en que la sociedad y los individuos interactan con su entorno. Esta capacidad, definida por la resiliencia de los sistemas naturales, indicador de la capacidad que tienen para absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus caractersticas estructurales y funcionales pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbacin ha terminado, ha sido rebasada con mucho generando cambios irreversibles. Durante las ltimas cuatro o cinco dcadas, la sociedad ha evolucionado de estados en los que todo era ms o menos simple, en los cuales haba estabilidad y certeza sobre el entorno y en donde no haba limites mas all de la capacidad tecnolgica y del capital del

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que se dispusiera, a sistemas que son absolutamente diferentes caracterizados fundamentalmente por la existencia de lmites de los sistemas naturales. Los sistemas sociotcnicos actuales, definidos como resultado de la interaccin de un sub sistema tcnico conformado por infraestructura, equipos y procesos y de un subsistema social formado por los grupos y actores sociales, ofrecen posibilidades pero tambin imponen restricciones. Estos sistemas se caracteriza por su complejidad y se ven afectados por el estado permanente de cambio en que se ven inmersos; estado que puede ser definido como un espacio en donde los fenmenos son dinmicos y por lo tanto son impredecibles; fenmenos que de acuerdo a esto pueden ser explicados por la fluidez del tiempo y de la vida. La forma de entender y de gestionar ste contexto complejo depender de muchas cosas pero sobre todo, depender de la capacidad de adecuacin a las condiciones de cambio prevalecientes y de la capacidad de innovacin en tiempos cada vez ms reducidos y acotados. Los cambios o las innovaciones no pueden ser resultado de la accin