kant

49
EL IDEALISMO TRASCENDENTAL. KANT. Índice: Introducción. Racionalismo e Ilustración. 1. Ciencia newtoniana, metafísica tradicional y empirismo en la formación del pensamiento de Kant. 2. Objeto y estructura de la Crítica de la razón pura. 2.1. El problema del conocimiento y las condiciones de posibilidad de la ciencia. 2.2. La clasificación de los juicios. 2.3. La crítica de las facultades del conocimiento. Estética trascendental y analítica trascendental. 2.4. Fenómeno y noúmeno. 2.5. Dialéctica trascendental. La imposibilidad de la metafísica como ciencia. El valor regulativo de las ideas. 3. La Crítica de la razón práctica y el conocimiento moral. 3.1. Los principios de la razón pura práctica. 3.2. La ética formal. 3.3. Los postulados de la razón práctica. Racionalismo e Ilustración. Ilustración: Aufklärung, Enlightenment, Lumières, Siglo de las Luces. Por Ilustración se puede entender:

Upload: emoe77

Post on 07-Dec-2015

3 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

kant

TRANSCRIPT

EL IDEALISMO TRASCENDENTAL. KANT.

 

 

Índice:

 

Introducción. Racionalismo e Ilustración.

1. Ciencia newtoniana, metafísica tradicional y empirismo en la formación del pensamiento de Kant.

2. Objeto y estructura de la Crítica de la razón pura.

2.1. El problema del conocimiento y las condiciones de posibilidad de la ciencia.

2.2. La clasificación de los juicios.

2.3. La crítica de las facultades del conocimiento. Estética trascendental y analítica trascendental.

2.4. Fenómeno y noúmeno.

2.5. Dialéctica trascendental. La imposibilidad de la metafísica como ciencia. El valor regulativo de las ideas.

3. La Crítica de la razón práctica y el conocimiento moral.

3.1. Los principios de la razón pura práctica.

3.2. La ética formal.

3.3. Los postulados de la razón práctica.

 

  Racionalismo e Ilustración.

 

 Ilustración: Aufklärung, Enlightenment, Lumières, Siglo de las Luces.

Por Ilustración se puede entender:

 a) En el sentido más general del término, un movimiento recurrente en la historia, que se manifiesta con rasgos comunes en distintas épocas (así, por ejemplo, se habla de una época de ilustración -la sofística- en la Grecia clásica).

 b) En un sentido específico, la Ilustración es un complejo movimiento ideológico y filosófico situado cronológicamente entre las revoluciones burguesas de Inglaterra (1666 la "Gloriosa revolución”) y de Francia (1789). Representa una época de transición entre el racionalismo del siglo XVIII y el idealismo de Kant y del Romanticismo. Se considera una época de ensayismo y de divulgación más que de creación.

 Las figuras de la Ilustración son:

 -En Inglaterra: Locke, Hume, Hutcheson, Toland. La filosofía de la Ilustración inglesa tiene un carácter empirista-epistemológico.

 -En Francia: Bayle, Diderot, D'Alembert, Voltaire, Montesquieu, Rousseau. Tiene un carácter moralista y político.

 -En Alemania: Lessing, Wolff, Baumgarten, Kant. Tiene un carácter  gnoseológico.

 

Características de la Ilustración.

 

1ª Optimismo antropológico: confianza en el poder y autonomía de la razón, fundada en la posibilidad de emplear la razón en la actuación técnica sobre le naturaleza y en la actuación moral y política sobre la sociedad. (Una confianza que puede interpretarse como la ideología de la burguesía emergente, que, apoyándose en el desarrollo económico propiciado por el industrialismo, aspira a reformar políticamente el Estado).

 El ideal de la Humanidad se convierte en valor absoluto, con los ideales políticos de libertad y tolerancia, y los ideales sociales de bienestar y progreso.

 Este ideal de la autonomía de la razón puede verse bien en un texto de Kant titulado Qué es la Ilustración:

 La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de  inteligencia, sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propia razón! : he aquí, el lema de la Ilustración.

 

2ª Actitud crítica (antidogmática): El espíritu crítico es quizá el rasgo más típico de la Ilustración. No existen campos privilegiados de los que la crítica racional deba ser excluida. (En este aspecto, la Ilustración corrige a Descartes. Descartes consideraba que la crítica racional no tenía derecho alguno fuera del campo de la ciencia y de la metafísica. Los campos de la política y de la religión debían permanecer ajenos a ella, y en el campo mismo de la moral, la razón según Descartes no tiene más sugerencias que la sujeción a las normas tradicionales). La Ilustración no acepta estas renuncias y su primer acto es extender la crítica racional a los dominios de la religión y de la política.

 La actitud crítica de la Ilustración se expresa sobre todo en su resuelta hostilidad hacia la tradición, en la que se ve un pesado lastre que mantiene en pie creencias y prejuicios contrarios a la emancipación del hombre.

 

3ª Actitud autocrítica: La actitud crítica se extiende también a los poderes cognoscitivos mismos. La razón ilustrada se propone establecer los límites de la propia razón. La razón ilustrada, frente a la razón racionalista del siglo XVII, ha aprendido la lección de modestia que el empirismo inglés, y sobre todo Locke, diera a las pretensiones de la razón de edificar el saber en solitario. El racionalismo del XVIII no equivale al racionalismo del XVII, pues aquél subraya la importancia de la experiencia. La razón ilustrada se desarrolla y se valida con la experiencia (como en el método experimental de Galileo y de Newton, la experiencia es una instancia decisiva).

 El criticismo kantiano, que pretende, como dice Kant, llevar a la razón ante el tribunal de la propia razón, no es más que la ejecución sistemática de una tarea que toda la Ilustración considera propia.

 

4ª Secularización: Concepción secularizada del mundo. Se culmina el proceso de superación del teocentrismo iniciado en el Renacimiento. La crítica de la tradición es ante todo una crítica de la tradición religiosa. Los ilustrados contraponen a la religión revelada la  religión natural (religión reducida a los límites de la mera razón, en expresión de Kant), cuando no se vuelven hacia el ateísmo o el materialismo. Se ve la Edad Media como una época oscura.

 Frente al providencialismo divino medieval, que mantiene que el sentido de la humanidad y de su experiencia en la historia es establecido por Dios providente, se mantendrá en la Ilustración la fe en el progreso continuo de la humanidad. Más que una superación del providencialismo, en la Ilustración hay una trasposición del mismo de Dios al hombre: frente a la redención sobrenatural, la Ilustración verá la salvación del hombre en el trabajo, en la sociedad y en la historia.

   De la Ilustración arranca también el ideal de la tolerancia religiosa, que no sólo exige la convivencia pacífica de las diferentes confesiones religiosas, sino que impide a la vez que la religión resulte un instrumento de gobierno.

 

5ª La admiración por la ciencia, entendiendo por tal no la ciencia abstracta y especulativa como la metafísica, sino la ciencia concreta, práctica y experimental. La física comienza a suplantar a la metafísica. La física va a tomar el puesto de ciencia primera. El propio Descartes, con su racionalismo teórico, queda desplazado por demasiado metafísico. En el fondo, ocurre que el saber comienza a ser medido por su rendimiento técnico.

 Como ideal de ciencia se veía el sistema de Newton, tal como está expuesto en la obra del mismo Principios matemáticos de filosofía natural, de 1687. Se valoraba en Newton la armonía y colaboración entre experiencia y razón. Es esa colaboración la que hacía -a los ojos de los ilustrados- que la razón saliese de su esterilidad. Newton no se encuentra en el camino de Descartes (quien desdeñaba la experiencia), sino en el de Galileo, que la utilizaba como instancia decisiva. La ciencia de Newton se presentaba como una pura descripción de los fenómenos ( según dijera el propio Newton en la Óptica: Hypotheses non fingo), descripción que no consiste en otra cosa que en expresar las leyes de los fenómenos, las regularidades de la

naturaleza. No se buscan causas ocultas, sino leyes. (Los ilustrados insistirán en la contraposición entre explicar y describir la  naturaleza. La teoría de la gravitación universal, que permitió a Newton expresar con una única ley hechos tenidos hasta entonces como muy diversos (la caída de los cuerpos, los movimientos celestes, las mareas) no es para él una doctrina metafísica de la realidad, sino la sistematización matemática de ciertos datos de la experiencia: se abstiene de aventurar ninguna hipótesis sobre la naturaleza de la misma gravedad.

 

6ª Naturalismo. En los sistemas racionalistas del siglo XVII la naturaleza aún dependía de Dios (como hemos visto en Descartes y en el problema de la comunicación de las sustancias). Los filósofos y científicos del XVIII prescindirán de Dios para describir el mundo. La ciencia ilustrada proclama la autonomía del mundo respecto a Dios, como proclama la autonomía de la razón humana.

 Por otro lado, la naturaleza ya no es concebida como una jerarquía de órdenes, como el cosmos antiguo, sino como el mundo de los fenómenos regido por las leyes de la naturaleza.

 

1- Ciencia newtoniana, metafísica tradicional y empirismo en la formación del pensamiento de Kant.

                                              

 + Inmanuel Kant (1724-18O4). Vida.

 

 Kant nació, vivió y murió en Königsberg, ciudad de Prusia oriental. Su padre era artesano, de religión pietista, como de religión pietista era también la escuela donde se educa. (El pietismo es un movimiento religioso protestante caracterizado por la importancia que da al sentimiento y a la vida moral).

Estudió en la universidad de Königsberg con el profesor Martin Knutzen, quien le encaminó en los estudios de filosofía, matemáticas y física newtoniana. Trabajó como preceptor privado en casa de algunos señores importantes, lo cual le obligó a alejarse unos pocos kilómetros de su ciudad (este es el desplazamiento mayor de su vida). En 1755 empieza a enseñar en la  universidad diversas materias: lógica, matemáticas, física, ética, metafísica, geografía, etc. Por lo demás, la vida de Kant carece de acontecimientos resonantes: no viajó, no se casó... Kant era un hombre pequeñito, tímido, amable y respetuoso, modesto al máximo, de voluntad firme. Sus costumbres eran muy regulares: la gente de Königsberg ponía el reloj en hora cuando veía pasar a Kant dándose su paseo.  Kant no fue ajeno a los sucesos políticos de su tiempo. Recibió la revolución francesa con entusiasmo. El único conflicto importante de su vida fue el que tuvo con el gobierno prusiano, por la publicación de la obra La religión dentro de los límites de la mera razón, por censura religiosa.

Obra.- Hasta 1770, en que fue nombrado catedrático, publicaba una media de uno o dos libros por año, de los más variados temas. Tras esa fecha, pasa diez años sin publicar nada, incubando su filosofía. Se toma esta fecha de 1770 para dividir su obra: la etapa anterior es la precrítica, y la otra la etapa crítica:

1.Precrítica: En 1755, a los treinta años, escribe Historia universal de la naturaleza y teoría del cielo, en la que presenta, anticipándose a Laplace, su teoría de la formación del universo a partir de una nebulosa. Las demás obras de este período, sobre todo las de filosofía pura, tiene un tono leibniciano y wolffiano, hasta que en 1755 cae en sus manos una obra de Hume que le despierta de su sueno dogmático (del dogmatismo racionalista).

2.Crítica: En 1781 publica su Crítica de la razón pura, y poco después una obra más breve, para hacer más accesible la primera, titulada Prolegómenos.  En 1787 publica la Crítica de la razón práctica. En 179O publica la Crítica del juicio. En sus últimos años publicó estudios sobre distintas cuestiones de historia, derecho y política (en ellos trata de la paz mundial y de la posibilidad de una federación universal de los gobiernos. En su tumba figura como epitafio un pasaje de su Crítica de la razón práctica: Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral en mi conciencia.

 

a) Ciencia newtoniana.

 

Kant toma contacto con la obra de Newton en la primera etapa de su carrera (con su profesor Knutzen, que le inició en la nueva ciencia). El interés por la ciencia de Newton -muy fuerte entre los ilustrados- se había extendido por Alemania. Kant creyó siempre que Newton había llevado a la física a su madurez. Para Kant, la física es, por obra de Newton, el modelo por excelencia de conocimiento científico (que es el conocimiento universal y necesario), es decir, del tipo de conocimiento que someterá a examen en la Crítica de la razón pura.

Newton había logrado culminar la revolución científica de los siglos XVI y XVII. Con el sistema de Newton se constituye el paradigma de la física matemática, que a partir de ese sistema, y gracias a las aportaciones de Euler, D’Alembert, Laplace o Hamilton, progresará asombrosamente a lo largo de más de dos siglos. Las contribuciones más importantes de Newton son las siguientes:

- El uso del método experimental: formulación de hipótesis tentativas y predicción de determinadas consecuencias que han de ser empíricamente contrastadas mediante el experimento. Se rechaza toda conjetura no susceptible de contrastación empírica (tal es el sentido de aquella famosa frase de Newton: Hipotheses non fingo. Las hipótesis a que se refiere en esa frase son aquellas conjeturas, no las hipótesis en el sentido lógico).

- La unificación de los distintos fenómenos de la naturaleza bajo un mismo sistema de leyes . Su solución del mayor problema de la ciencia de su época, el de las órbitas elípticas de los planetas, mediante el principio de gravitación universal, ponía en la mano el instrumento para explicar toda la máquina del universo.

- El determinismo. Las leyes naturales describen el orden de los fenómenos naturales, esto es, el modo necesario y por lo tanto uniforme y constante en que se relacionan mutuamente. Describir esta conexión es la tarea de la física. El concepto de orden natural coincide con el de causalidad necesaria y, por lo tanto, con el de la previsión infalible de los fenómenos naturales (ideal este último que se mantendrá hasta el siglo XX, en que hace crisis). (Veremos cómo en Kant se observa este determinismo, en su caracterización de la naturaleza como un orden donde reina la necesidad, frente al orden moral, en el que reina la libertad).

 

b) Metafísica tradicional .

(Sinónimos: racionalismo escolar, metafísica escolar, racionalismo radical, escuela wolffiana).

La figura que domina en la filosofía alemana (sobre todo en el orden académico) en la primera mitad del siglo XVIII es Cristian Wolff. El pensamiento de éste se inspira en Leibniz y es de un racionalismo extremo. La filosofía es concebida por Wolff como una ciencia deductiva. Para Wolff la filosofía puede demostrarlo todo (todo lo necesario) a partir de los primeros principios lógicos (como el de no contradicción). El papel de la experiencia es nulo. La metafísica, en la división que de ella había hecho Wolff comprendía:

 

                                  General:                ONTOLOGÍA -- Teoría del ser

 

 

METAFÍSICA                                        PSICOLOGÍA RACIONAL -- Teoría del alma

 

                                   Especial:                          COSMOLOGÍA RACIONAL -- Teoría del mundo

 

                                                             TEOLOGÍA RACIONAL -- Teoría de Dios

 

El mismo Kant comienza en sus años mozos (época precrítica) por ser un racionalista de este estilo, pero pronto se aparta del método wolffiano en cuanto al mismo punto de partida de éste: Kant insiste en que el proceder por puros conceptos no puede darnos la existencia de cosa alguna. La matemática puede proceder deductivamente porque es indiferente a la existencia material de sus objetos; pero la física y la metafísica no pueden proceder así, porque tratan de cosas existentes. El saber de cosas existentes tiene que partir del fenómeno (de lo que se muestra, de lo que se da, no de puras determinaciones lógicas), para ir en busca de sus condiciones, las condiciones universales y necesarias de los fenómenos. En una obra de 1765 considera ya los sistemas metafísicos del racionalismo escolar como sueños de la razón. La noción de sueño de la razón adelanta algo que aparecerá fundamentado y explicado en la Crítica de la razón pura: que cierto proceder de la razón que conduce más allá de los límites de la experiencia pertenece de algún modo a la naturaleza misma de la razón y, sin embargo , es apariencia, no verdadero conocimiento. Es decir, que la razón no respeta inmediatamente y

sin mediar la autocrítica, sus propios límites, sino que ha de marcárselos expresamente a sí misma.

      Con esta tesis, contraria a la metafísica tradicional, Kant tenía que entrar en diálogo con los empiristas, pues estos eran los que habían ido más lejos en la crítica de las posibilidades de la razón...

 

c) Empirismo.

 

    Ya hemos señalado la importancia que tuvo para Kant la lectura de Hume para superar su racionalismo radical. Como veremos, Kant llegará a una conclusión escéptica en lo que se refiere a la posibilidad de la metafísica como ciencia, pero no en lo que se refiere a la física. Por lo demás, la influencia de Hume sobre Kant es más bien escasa. Kant no deja de ser racionalista, si bien un racionalista ilustrado, y poco tiene que ver con el empirismo.

   En resumen, para finalizar este punto, sobre Kant pesan dos influencias filosóficas: la del racionalismo y la del emprirismo. En la fase precríta Kant se adscribió al Racionalismo. Más adelante, el estudio de la obra de Hume le hizo plantearse críticamente ese racionalismo, y ello fue el origen del sistema crítico kantiano, que es la tercera vía ensayada por Kant, ni racionalismo ni empirismo, llamada idealismo trascendetal. Ni racionalismo, pues éste para Kant cae en el dogmatismo al pretender sacar la realidad de las ideas, ni empirismo, que cae en el escepticismo al pretender que las ideas no se sacan sino de la experiencia.

 

 

--Nota sobre los términos "idealismo trascendental".

El término "trascendental" alude a la forma (la esencia, lo que está presente en todo caso) de toda experiencia posible. Toda experiencia es una conjugación de lo dado y lo puesto: lo dado en la sensibilidad y lo puesto por las distintas facultades (la forma de nuestras facultades: sensibilidad, entendimiento). Por ello, el objeto de la experiencia es en cierto modo construido por la operación sintética del sujeto cognoscitivo sobre lo dado (por esta construcción recibe el nombre de idealismo trascendental. El objeto de la experiencia ha de cumplir las condiciones de toda experiencia posible (que son las condiciones puestas por el mismo sujeto), de modo que aquello que valga para la forma de la experiencia (lo trascendental, por tanto), valdrá por consiguiente para todo objeto posible de experiencia. Esas condiciones trascendentales son lo que se engloba bajo los términos razón pura. (Se puede adelantar ya que sobre esas condiciones trascendentales se apoyará la posibilidad de un conocimiento universal y necesario).

 

 

 

2.O. Objeto y estructura de la "Crítica de la razón pura" (en adelante: CRP).

 

La CRP es la obra fundamental de Kant, la que inaugura el período crítico. Trabajó en ella durante diez años. Aparece en 1781, cuando Kant tiene 57 años.

 

2.1. El problema del conocimiento y las condiciones de posibilidad de la ciencia.

 

El proyecto filosófico general de Kant se aplica a dar respuesta a estas cuatro cuestiones:

 

- ¿Qué puedo saber? (Problema del conocimiento)

 

- ¿Qué debo hacer? (Problema moral)

 

- ¿Qué me es dado esperar? (Problema religioso)

 

- ¿Qué es el hombre? (Que es la cuestión que reúne los problemas anteriores)

(En esta última cuestión-¿qué es el hombre?- se cumple el concepto de filosofía: saber de la relación de todo conocimiento a los fines esenciales de la razón humana).

La CRP responde a la primera pregunta, es decir, plantea el problema del conocimiento, el cual tiene dos aspectos:

 

                                                           Determinar el límite del conocer humano

 

Problema del conocimiento

(¿Qué puedo saber?)                            Determinar la posibilidad (es decir, el fundamento en que se basa) de la ciencia, esto es, del conocimiento universal y necesario. Lo que es lo mismo que explicar y justificar la certeza alcanzada por la ciencia (y Kant da por sentado que la ciencia -y no sólo la matemática sino también la física- posee conocimientos ciertos).

 

-Crítica viene del griego Krineo, que significa juzgar, delimitar. Kant pretende llevar a la razón ante el tribunal de la propia razón.

- De la razón pura, es decir, de las pretensiones de la razón de obtener conocimiento independientemente de la experiencia.

- Es una crítica de la facultad de conocer: analiza el alcance del uso cognoscitivo de la razón, la cual tiene además otro uso, el uso práctico (que Kant somete a examen; en otra obra: la Crítica de la razón práctica) .

--uso cognoscitivo o especulativo= razón teórica o uso teórico de la Razón pura. En este uso la razón se aplica a determinar y conocer su objeto.

--uso práctico o moral: razón práctica. En este uso la razón produce o crea su objeto (origina la conducta moral).

Razón tiene en la CRP dos significados:

General = facultad de conocer humana (podría traducirse por conocimiento. Es el sentido que aparece en el título.

Especial= una de las tres facultades del conocimiento humano (sensibilidad, entendimiento, y razón).

La CRP consta de tres partes, en que se analiza la forma, el mecanismo, de cada facultad de conocimiento:

 

 

 

                                   Estética trascendental: análisis de la sensibilidad

                                   y de las condiciones de posibilidad de la matemáticas. (Estética viene del griego aísthesis, que significa sensación).

 

Partes de la CRP          Analítica trascendental: análisis del entendimiento y

                                   de las condiciones de posibilidad de la física.

 

                                   Dialéctica trascendental: análisis de la razón ( como la

                                   facultad de los principios incondicionados) y de la posibilidad

                                   de la metafísica (Esta parte ocupa tanto espacio como las

                                   dos primeras juntas).

 

 Kant da por supuesto que la matemática y la física (la de Newton) han llegado ya al rango de ciencia (el concepto de conocimiento científico que maneja Kant es el tradicional: conocimiento universal y necesario). A esto lo llama Kant el Factum de la ciencia.

 Por otro lado, es un hecho también que en el ámbito del los objetos más importantes: mundo, alma, Dios, es decir, en el ámbito de la metafísica, el panorama es totalmente distinto al de las ciencias anteriores: siendo el saber más antiguo, no ha llegado en toda su historia a constituirse en ciencia. Su historia es un andar a tientas. ¿A qué se debe esto? ¿Es acaso imposible una ciencia metafísica? ¿Por qué entonces el empeño? ¿Se apoya en la naturaleza humana, es decir, en la naturaleza de la razón humana?..Esto es lo que Kant responderá en la CRP.

 

 

 

 

 

2.2. La clasificación de los juicios.

 

Estamos intentando averiguar las condiciones que hacen posible un conocimiento científico. Es claro que una ciencia es un conjunto de juicios o proposiciones... De modo que la cuestión puede ser planteada concretamente así: cómo son posibles los juicios científicos (universales y necesarios). A este propósito, para definir las condiciones del juicio científico, Kant clasifica los juicios de la siguiente manera:

 

 

 

 

a) Atendiendo a la relación del predicado con el sujeto, los juicios pueden ser:

 

a.1 Analíticos: aquellos juicios en que el predicado está incluido o comprendido en la noción del sujeto. Basta analizar el sujeto para comprender que el predicado le conviene necesariamente. Por eso, aunque son universales y necesarios, no amplían el conocimiento. No dicen nada, pues no se sale del sujeto. Por ejemplo, Un todo es mayor que la parte...Basta con analizar el sujeto para obtener el predicado. a quien sepa lo que es un todo ese juicio no le enseña nada. O Todos los cuerpos son extensos, por lo mismo.

 

a.2. Sintéticos: aquellos juicios en que el predicado no estaba comprendido en el concepto del sujeto, y en los que por tanto el predicado añade algo al sujeto. Por ejemplo, Todos los cuerpos son pesados.

 

b) Atendiendo a la relación con la experiencia, los juicios pueden ser:

 

b.1. A priori: juicios a priori son aquellos cuya verdad es conocida independientemente de la experiencia. Son universales y necesarios. Por ejemplo, ese Todos los cuerpos son extensos.

 

b.2. A posteriori: aquellos juicios cuya verdad es conocida a partir de la experiencia. No pueden alcanzar la certeza, no son universales y necesarios. Por ejemplo, Todos los nacidos en Cochabamba son chatos.

 

Ahora bien, volviendo a los juicios sintéticos: si el predicado no está incluido en el sujeto, ¿de dónde tomamos el predicado? ¿De la experiencia? Si fuera así en todos los casos, es decir, si todo juicio sintético fuera a posteriori o empírico, ningún juicio sintético podría tener validez universal y necesaria, pues ya sabemos que la experiencia no puede darnos (de acuerdo con Hume) universalidad y necesidad, sino sólo verdad de hecho, verdad singular y contingente, aquí y ahora...

Ahora bien, hay certeza, la ciencia es un hecho (factum): las matemáticas y la física. Luego hay juicios sintéticos que no dependen del hecho de la experiencia, esto es, juicios sintéticos a priori. Por ser sintéticos amplían nuestro conocimiento. Por ser a priori son universales y necesarios.

 

 

 

 

Esta cuestión de los juicios se puede representar así:

 

ANALÍTICOS             El todo es mayor que la parte     A PRIORI (universal y necesario)

( no amplían el conocimiento)

                      

          

 

 

SINTÉTICOS            Las primaveras son extrañas          A POSTERIORI (contingente)

(amplían el conocimiento)

 

 

 

 El juicio La recta es la distancia más corta entre dos puntos es sintético porque el concepto de recto no contiene nada relativo a la magnitud, sino únicamente a la cualidad.

  Para Hume todos los juicios a priori (que son los únicos que pueden ser universales y necesarios) son analíticos, y por tanto todos los sintéticos son a posteriori (es decir, que todos los juicios que amplían nuestro conocimiento proceden de la experiencia, y por tanto son meramente probables). Como dijimos al hablar de Hume, la matemática no da conocimiento y la física es meramente probable.

Para Kant, en cambio, que haya juicios sintéticos a priori significa que hay ciencia.

 

Replanteado ahora el asunto en los términos de los juicios o proposiciones del saber, el problema de la CRP se convierte en el problema de mostrar, por un lado, cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la matemática y en la física (o sea, el problema de la fundamentación del conocimiento científico), y, por otro lado, el problema de si son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica.

 

  

   Veremos que los juicios sintéticos a priori dependen de las condiciones de posibilidad de la experiencia misma. A estas condiciones las llama a veces Kant principios metafísicos...Metafísicos en un sentido que no tiene que ver con la metafísica tradicional, sino con el sentido de trascendental, pues las condiciones de la experiencia están más allá (metá) de toda experiencia concreta (de lo físico). Lo físico es lo que aparece en el ámbito de conocimiento. Lo metafísico, en este sentido, son las condiciones bajo las cuales algo puede aparecer en ese ámbito, o sea: las condiciones que constituyen el ámbito como tal. Ese más allá no es suprasensible, sino transensible. (Este será el sentido de metafísica que siga en pie en la CRP,  metafísica como estudio de las condiciones trascendentales del conocimiento).

 

 

2.3. La crítica de las facultades del conocimiento. Estética trascendental y Analítica trascendental.

 

Estética trascendental.-

 

En esta parte de la CRP Kant estudia las condiciones puras de la sensibilidad y las condiciones de posibilidad de la matemática.

 

La experiencia comienza por ser receptividad en la sensibilidad. Al hecho de la afección lo llama Kant sensación o impresión y a la capacidad de ser afectado (esto es, a la receptividad) la llama sensibilidad.

Primero recibimos impresiones o sensaciones. Gracias a ello tenemos una relación inmediata con el objeto de experiencia. A la relación inmediata con el objeto se la llama intuición sensible. Para Kant no hay más intuición (relación inmediata con el objeto) que la intuición sensible, no hay intuición intelectual: es decir, que no hay relación inmediata del entendimiento con el objeto. Toda relación del entendimiento con el objeto presupone la intuición sensible.

   Lo que nos interesa, dentro del proyecto de la CRP es determinar las condiciones a priori de la sensibilidad, las condiciones puras... Pues bien, las condiciones trascendentales de la experiencia sensible son el espacio y el tiempo. Sólo con arreglo a las condiciones del espacio

y del tiempo puede algo ser sentido. Espacio y tiempo son formas puras a priori de la sensibilidad o intuiciones puras: espacio y tiempo no son sin más algo presente en la presencia sensible, sino las condiciones constitutivas de esa presencia...Esas condiciones no proceden de la experiencia, sino que la preceden.

Al decir que son intuiciones, Kant subraya que espacio y tiempo no son conceptos del entendimiento. El concepto es un universal que se predica de un conjunto de seres singulares. Estos singulares no son partes del universal sino casos en que aquél se dice completamente (como hombre se dice de cada hombre). En cambio, espacio y tiempo no se distribuyen en casos: espacio y tiempo son únicos, no hay una pluralidad de espacios y de tiempos, sino partes de un espacio único e intervalos de un tiempo único. Espacio y tiempo no se forman por abstracción (toda experiencia es ya espaciotemporal) sino que son intuiciones a priori o puras. Espacio y tiempo son el esquema puro de la multiplicidad, el puro uno y otro y otro...

 

   La sensibilidad tiene dos vertientes: externa e interna. La forma pura de la sensibilidad externa es el espacio y el tiempo. La forma pura de la sensibilidad interna es sólo el tiempo (la sensibilidad interna es la de los estados internos del sujeto, psicológicos, de conciencia), no el espacio (recordemos a Descartes: la res cogitans no es extensa) (lo cual en Kant no quiere decir que no sea sensible: es sensible interno).

 

 

++++ Es claro que todo lo que forme parte de la constitución misma del espacio y el tiempo será necesario para todo objeto sensible, necesario porque es a priori y rige toda experiencia sensible posible. Pues bien, las matemáticas como conocimiento necesario se construyen sobre el espacio y el tiempo como intuiciones puras. La geometría se construye sobre la intuición pura del espacio. Por ejemplo, las propiedades del triángulo se obtienen construyendo en la intuición pura un triángulo y haciendo en esa misma intuición determinadas operaciones de las que vemos que podrían hacerse igualmente sobre cualquier triángulo: si los teoremas en cuestión son verdades necesarias ( y para ello tienen que ser a priori) es porque su construcción tiene lugar en la intuición pura del espacio, sin dependencia de nada empírico.

 

     La aritmética se construye sobre la intuición pura del tiempo. La operación con los números y sus símbolos sigue el esquema general de la adición sucesiva en el tiempo. Así mismo, la teoría matemática del movimiento es una construcción sobre puros espacios y tiempos.

La necesidad y universalidad (es decir, el carácter trascendental o a priori) de las representaciones puras del espacio y del tiempo, hacen posible la necesidad y universalidad de estas ciencias que decimos. Por ello, son posibles en ellas los juicios sintéticos a priori, no analíticos como pretendía Hume... Las matemáticas utilizan conceptos y son elaboradas por el entendimiento; pero se basan en la construcción en la intuición, no en análisis de conceptos.

 

 

+++ Analítica trascendental.-

 

En esta parte Kant estudia las condiciones trascendentales del entendimiento y las condiciones de posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la física.

 

   La sensibilidad es la facultad de la intuición de los objetos. El entendimiento, en cambio, es la facultad de pensar los objetos dados en la intuición. Y como pensar consiste en juzgar mediante conceptos, el entendimiento es también la facultad de los conceptos y la facultad de juzgar. Comprender o pensar un objeto es poder referirlo a un concepto en un juicio: A es B. El conocimiento exige la colaboración entre sensibilidad y entendimiento, o sea, entre intuición y concepto. Sin sensibilidad ningún objeto nos sería dado, y sin entendimiento ninguno sería pensado:

"Intuiciones sin concepto son ciegas, conceptos sin intuiciones son vacíos”

 

  Las dos facultades no pueden intercambiar su función: ni el entendimiento puede intuir nada ni los sentidos pueden pensar nada. El conocimiento únicamente puede surgir de la unión de ambos. No hay un objeto o mundo de objetos de la intuición y un objeto o mundo de objetos del pensamiento, sino que sólo hay objeto cuando hay a la vez intuición y concepto, cuando la multiplicidad de las impresiones ha sido unificada en un concepto. La sensibilidad da el material, que es una multiplicidad de impresiones en el espacio y en el tiempo; sin una elaboración de ese material por el entendimiento, no habría conocimiento, sino fuga, caos (recordar a Aristóteles). El entendimiento elabora el material dado en la sensibilidad, por lo cual representa la espontaneidad del conocimiento humano, como la sensibilidad representa la receptividad.

El tema de la Analítica trascendental es el de la crítica del entendimiento, o sea, descubrir las condiciones trascendentales de esta facultad, ir en busca del a priori intelectual (como el tema de la Estética trascendental era el a priori sensible), de lo puro del entendimiento.

A este fin de establecer las condiciones trascendentales del pensar, Kant distingue entre conceptos empíricos y conceptos puros: los primeros son generalizaciones extraídas de la experiencia a partir de la observación de las semejanzas entre casos: hombre, árbol, estrella. Son la materia del entendimiento, procedente de la sensibilidad. Los conceptos puros, en cambio, son a priori, no proceden de la experiencia sino que son puestos por el entendimiento, son formas a priori del entendimiento como espacio y tiempo son formas a priori de la sensibilidad. Constituyen las estructuras o leyes a priori del pensar. Gracias a ellos podemos pensar, es decir, formular juicios sobre los fenómenos.

Kant pretende haber hallado la totalidad de los conceptos puros del entendimiento (a los que llama categorías), pues cree deducirlos por un procedimiento exhaustivo y necesario (lo que él llama deducción trascendental de las categorías). En efecto, dado que la función del entendimiento se expresa en el juicio, habrá, según Kant, tantas categorías como clases de juicio. Kant toma la clasificación de los juicios de la lógica de su época, y le sale la siguiente tabla de categorías:

 

CLASES DE JUICIOS                                     CATEGORÍAS CORRESPONDIENTES

 

Según la cantidad:

 

UNIVERSALES (Todo A es B)                                  UNIDAD

 

PARTICULARES (Algún A es B)                               PLURALIDAD

 

SINGULARES (un solo A es B)                                  TOTALIDAD

 

Según la cualidad:

 

AFIRMATIVOS ( A es B)                                          REALIDAD

 

NEGATIVOS (A no es B)                                           NEGACIÓN

 

INFINITOS ( A es no -B)                                           LIMITACIÓN

 

Según la relación:

 

CATEGÓRICOS (A es B)                               INHERENCIA Y SUBSISTENCIA

                                                                                  (sustancia y accidentes)

HIPOTÉTICOS (si A ,B)                                   CAUSALIDAD Y DEPENDENCIA (causa   y efecto)

 

DISYUNTIVOS (A es B o C)                         COMUNIDAD (ACCIÓN RECÍPROCA ENTRE EL AGENTE Y EL PACIENTE)

Según la modalidad:

 

PROBLEMÁTICOS ( A es posiblemente B)        POSIBILIDAD E IMPOSIBILIDAD

 

ASERTóRICOS (A es realmente B)                      EXISTENCIA Y NO EXISTENCIA

 

APODÍCTICOS (A es necesariamente B)            NECESIDAD Y CONTINGENCIA

 

 Las categorías son condiciones trascendentales; o sea, que el entendimiento no puede pensar los fenómenos si no les aplica las categorías. Hay que subrayar que los conceptos puros o categorías son vacíos: así como el espacio y el tiempo han de llenarse con las impresiones sensibles, los conceptos puros han de llenarse con los datos procedentes de los sentidos. Esto significa que las categorías sólo son fuente de conocimiento aplicadas a los fenómenos.

 

    Las categorías, como constitutivas del ámbito de la experiencia, no tienen aplicación más allá de la experiencia.

 

 

  La cuestión de los juicios sintéticos a priori en la física.----

 Los principios fundamentales de la física, lo que constituye la física pura, formada por juicios sintéticos a priori, se apoyan en las condiciones trascendentales de la  experiencia establecidas por el entendimiento, es decir, en los conceptos puros. El entendimiento no toma sus leyes de la naturaleza (estas leyes no se descubren empíricamente), sino que las prescribe a esta.

   Siendo la naturaleza el conjunto de los fenómenos, estos se encuentran sometidos a las condiciones de posibilidad de la experiencia, es decir, a las categorías:

 Las categorías son conceptos que imponen leyes a priori a los fenómenos y, consiguientemente, a la naturaleza como conjunto de todos los fenómenos...Tales leyes no derivan de la naturaleza ni se rigen por ella...Las leyes no se encuentran en los fenómenos, sino en relación con el sujeto en el que los fenómenos inhieren (en la medida en que tal sujeto posee entendimiento), al igual que los fenómenos no tienen existencia en sí, sino sólo en relación con ese sujeto (en la medida que posee sentidos)...Kant, CRP.

 

 Así se resuelve el problema de Hume: si las leyes físicas hubieran de tomarse de la experiencia no alcanzarían certeza; pero sucede en cierto modo al revés: que las leyes no proceden de la experiencia sino que son prescritas o impuestas a ésta por el entendimiento.

 

 

 Las más importantes leyes físicas derivan de las categorías de relación: así, de la categoría de inherencia y subsistencia deriva la ley de permanencia de la sustancia: En todo cambio de los fenómenos permanece la sustancia, y el quantum de la misma no aumenta ni disminuye en la naturaleza.

De la categoría de causalidad y dependencia deriva la ley de causalidad: Todos los cambios tienen lugar de acuerdo con la ley que enlaza causa y efecto .

De la categoría de comunidad deriva la ley de la acción recíproca: Todas las sustancias, en la medida en que podamos percibirlas como simultáneas en el espacio, se hallan en completa acción recíproca.

 

 ---El esquematismo trascendental.--

 Queda por explicar la cuestión del tránsito de la sensibilidad al entendimiento, es decir, cómo se produce de hecho la aplicación de las categorías a los fenómenos. La solución de Kant es oscura (como oscura era también la cuestión en Aristóteles y en Platón). ¿Cuál es la razón de que al fenómeno se le aplique determinada categoría? ¿Qué decide qué categoría ha de ponerse en práctica? Kant piensa que tiene que existir un puente entre las dos facultades, que se apoye en cada una de ellas y así participe de ambas. Este puente es una especie de nueva facultad, la imaginación trascendental (recordemos que también en Aristóteles la imaginación era el puente entre sensibilidad y entendimiento): un a priori sensible-inteligible. La forma de esta facultad es el tiempo. Por un lado, el tiempo es lo sensible originario, más fundamental que el espacio. Por otro lado, las categorías tienen cierta relación con el tiempo. Cada categoría encierra una determinación de tiempo: así, la sustancia es la permanencia de lo real en el tiempo; la causalidad es la sucesión de la diversidad en el tiempo, en tanto está sujeta a una ley. El esquema de la necesidad es la existencia de un objeto en todo tiempo, etc.

 

2.4. Fenómeno y noúmeno.

 

Con vistas, como veremos en su momento, a la compatibilidad de la razón teórica y la razón práctica, Kant introduce una importante distinción entre fenómeno y noúmeno.

Fenómeno significa lo que es dado en la experiencia, o el objeto en tanto es objeto para un sujeto y, por tanto, cumple las condiciones de éste como sujeto constitutivo de la experiencia. El conjunto de los fenómenos sería la naturaleza como lo que puede presentarse en la experiencia. (Fenómeno viene del griego phainomai: brillar, mostrarse, aparecer).

 

Noúmeno o Númeno(del griego noumenon, que significa lo inteligible, por contraste con lo sensible, o sea, lo suprasensible). Esto es, noúmeno es lo pensado suprasensible. (El mundo de los noúmenos es el mundo inteligible contrapuesto desde Platón al mundo sensible o mundo de los fenómenos...)

  En Kant, noúmeno significa exactamente lo que se halla fuera del marco de toda experiencia posible, tal como éste ha sido trazado en la estética y en la analítica trascendentales; esto es, al fin y al cabo, lo que está fuera del ámbito de los fenómenos. Tal objeto no podríamos conocerlo, porque no tenemos intuición intelectual . A tales objetos no podemos conocerlos porque no podemos aplicarles categorías, que sólo se aplican a los fenómenos.

Kant utiliza también los términos cosa en sí en un sentido aproximado a noúmeno. Cosa en sí significa más propiamente el otro lado del fenómeno, en tanto puede pensarse que hay detrás de éste algo que no aparece, que no es fenómeno, siendo, por supuesto, entonces una pura incógnita, o sea incognoscible, del cual no se puede hacer ningún uso.

 

Al hilo de la distinción entre cosa en sí y fenómeno, se puede plantear la cuestión de la objetividad del conocimiento de esta manera:

 

- A la posición filosófica que identifica la cosa en sí con el fenómeno, a la que sostiene por tanto que conocemos las cosas tal como son en sí mismas, se  llama realismo.

 

- A la posición que sostiene que no hay más que fenómenos, sin referencia a cosas en sí, se  llama fenomenismo (Hume).

 

- A la que sostiene que el fenómeno es construido enteramente por el sujeto se  llama idealismo radical.

 

- la posición de Kant es peculiar. Idealismo, pero no radical, sino trascendental, en el sentido que ya hemos aclarado de trascendental.

 

2.5. DIALÉCTICA TRASCENDENTAL. (LA IMPOSIBILIDAD DE LA METAFÍSICA COMO CIENCIA. EL VALOR REGULATIVO DE LAS IDEAS).

 

1-. El funcionamiento de la razón como tercera facultad.

 

En la Dialéctica trascendental, la parte más importante de la Crítica de la Razón Pura, Kant se ocupa de analizar el funcionamiento de la razón y de si son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica, ciencia que pretende constituirse como tal enteramente sobre esta facultad.

 

   La razón es la facultad de la suprema unificación del conocimiento: Todo nuestro conocimiento - dice Kant- comienza por los sentidos, pasa de éstos al entendimiento, y termina en la razón. No hay en nosotros nada superior a ésta para elaborar la materia de la intuición y someterla a la suprema unidad del pensar.

 

   La tarea de la razón consiste en llevar la enorme variedad de los conocimientos del entendimiento a principios primeros (por ello recibe también el nombre de Facultad de los principios), con el fin de producir la síntesis o completa unidad de los mismos. Tales principios no son proposiciones, sino condiciones ontológicas primeras, realidades que por ser primeras - recordemos a Aristóteles- son incondicionadas y representan un tope donde la razón puede detenerse.

   El supuesto del proceder de la razón es: si se da lo condicionado, se da también la totalidad de la serie de las condiciones, totalidad que será, por tanto, lo incondicionado, lo absoluto.

 

 

-(Nosotros hemos visto a lo largo del curso dos casos claros de este supuesto, en Aristóteles y en Tomás de Aquino, cuando vimos aquel principio de la imposibilidad de una serie infinita en el orden de los principios o en el de las causas, que llevaba a estos dos pensadores a postular la existencia de un primero absoluto, en el orden del conocer como en el del ser (acto puro, causa incausada, etc...)).

 

  

   El funcionamiento de la razón (el que se había practicado en la metafísica tradicional e, inmediatamente antes de Kant, en el racionalismo escolar (Wolff)) consiste en operaciones lógicas (razonamientos silogísticos) con conceptos, tomados como conjuntos de notas y prescindiendo de su papel en relación con la intuición, esto es, con la experiencia. Esto puede representarse gráficamente así:

 

ejemplo de silogismos encadenados:                                                  C

                                                                                                          B

Todos los hombres son mortales                                                               A    

 

todos los filósofos son hombres

 

luego, todos los filósofos son mortales

--------------

                                                                                                         

 

     D

Todos los seres mortales son extensos

                                                                                                                     C   B

todos los hombres son mortales

 

luego, todos los hombres son extensos

 

                                                                                              filósofos= A; hombres= B.

                                                                                              mortales= C; extensos= D

 

(El límite (el paso al límite) en este proceder sería llegar al conjunto Z, conjunto de todos los conjuntos, o realidad de realidades).

  Este funcionamiento no da conocimiento, pues no se refiere a la experiencia . En la experiencia nada es incondicionado, todo tiene una causa, y ésta otra, y ésta otra, y así indefinidamente según las condiciones de la sensibilidad descritas en la estética trascendental como multiplicidad pura. Lo que hace la razón es dar al conocimiento cierta forma, la cual constituye una necesidad o exigencia de la misma razón: la forma de la derivación de todo conocimiento a partir de principios (ideal de conocimiento absoluto que está presente en la historia de la filosofía desde Platón y Aristóteles y que hemos visto recientemente en Descartes). Esta forma no tiene validez objetiva en el conocimiento, ya que el proceder de la razón descrito no entra en la constitución de la experiencia. La constitución de la experiencia ha sido descrita por completo en la estética y en la analítica trascendentales, y en ella no se llega a ningún tope, en ella no puede darse lo absoluto o incondicionado.

 

Dicho esto, veamos cómo encuentra Kant los incodicionados o totalidades que forma la razón.

Así como en la Analítica Trascendental Kant deducía la tabla de las categorías de las formas del juicio (el cual es el instrumento del entendimiento), en la Dialéctica Trascendental el filósofo deduce los incondicionados -llamados por Kant ideas de la razón - de los silogismos, que son el instrumento de la razón. La deducción es bastante arbitraria, y aquí sólo nos interesa lo siguiente: las tres totalidades que forma la razón

son:

 

1ª LA IDEA DE ALMA, IDEA QUE UNIFICA LA TOTALIDAD DE LOS

FENÓMENOS DE LA EXPERIENCIA INTERNA.

 

2ª LA IDEA DE MUNDO, IDEA QUE UNIFICA LA TOTALIDAD DE LOS

FENÓMENOS DE LA EXPERIENCIA EXTERNA.

 

3ª LA IDEA DE DIOS, ESTO ES, LA IDEA DE TODA REALIDAD.

 

 

(Estos son los tres objetos o temas de la metafísica especial de Wolff: Alma, Mundo, Dios).

 

Subrayemos que en Kant éstos no son objetos de conocimiento, sino IDEAS; Kant insiste en ello: es la palabra platónica. Para Platón, Idea era la realidad misma, donde culminaba el proceso ascendente del conocimiento. Para Kant es una noción de la razón que fija un límite al conocimiento y que está más allá de éste, pues sobrepasa el ámbito del conocimiento: la experiencia.

  Alma, mundo y Dios no se dan en la experiencia. ¿Se da el yo como alma? No, sino sólo como yo empírico o como yo trascendental, no trascendente como lo concibe la metafísica. ¿Se da el mundo como totalidad? No, sino sólo el mundo de los fenómenos y nunca el fenómeno del mundo. ¿Se da Dios? No, sino sólo las religiones.

   Y si no se dan en la experiencia no pueden ser conocidos, pues todo conocimiento se refiere a la experiencia.

 

Con estas ideas pensamos en Dios, en el alma y en el mundo; pero pensamos en ellos sin conocerlos - sin poder conocerlos- ya que no hay intuición sensible de ellos (ya dijimos que no hay otra intuición, es decir, otro modo de relacionarse inmediatamente con los objetos, que la sensible, que la sensibilidad).

 

 

 

  El error en que se apoyan los intentos de la metafísica tradicional (que pretende conocer estos objetos) está en que no podemos pensar sin hacer uso del entendimiento, esto es, sin aplicar categorías. Al pensar estos objetos nouménicos ( no sensibles, no fenoménicos) con las categorías se los trata como fenómenos. Lo que resulta de esto es un espejismo, una apariencia, pero una apariencia necesaria en virtud del propio funcionamiento de la razón; es lo que Kant llama Apariencia trascendental.

 

 

 

 

   Las apariencias trascendentales o conclusiones dialécticas con que se encuentra la razón son las siguientes:

 

a) Conclusiones dialécticas sobre el alma: PARALOGISMOS (Falacias) de la razón pura.

   Toda la Psicología racional no es sino un conjunto de paralogismos. No se da otro yo puro o a priori que el yo pienso de la apercepción pura, aquello que acompaña a todas mis representaciones, pero sin ser ello mismo ninguna representación a la que quepa aplicar categorías (como existencia, sustancia, unidad, etc.). La psicología racional da este paso ilegítimo de aplicar categorías a algo no fenoménico, pretendiendo con ello alcanzar un conocimiento racional puro (no empírico) del yo como una sustancia dotada de ciertos predicados que le convienen necesariamente: inmortalidad, simplicidad, espiritualidad, etc.

 

b) Conclusiones dialécticas sobre el mundo: ANTINOMIAS de la razón pura (llamadas así porque la razón conduce a la demostración de parejas de tesis contradictorias entre sí).

 

1ª Antinomia. Sobre la idea cosmológica de la totalidad de los fenómenos.

 

TESIS: El mundo tiene un comienzo en el tiempo y está limitado en el espacio.

ANTITESIS: El mundo es infinito tanto en el espacio como en el tiempo

 

2ª Antinomia. Sobre la idea cosmológica de la totalidad de la división interna de los fenómenos.

 

TESIS: Todo lo compuesto consta de partes simples, y no hay nada más que lo simple y lo compuesto.

ANTÍTESIS: Lo compuesto no consta de simples, no hay nada simple (átomos).

 

3ª Antinomia. Sobre la idea cosmológica de la totalidad de lo que constituye el origen de cada fenómeno (esto es, la serie de sus causas).

 

TESIS: Hay una causalidad no determinada por leyes naturales, o sea, una causalidad por libertad.

ANTÍTESIS: Todo cuanto sucede obedece a leyes naturales.

 

4ª Antinomia: Sobre la idea cosmológica de las condiciones que hacen necesario un fenómeno.

 

TESIS: Hay algo que es necesario por sí mismo.

ANTÍTESIS: No hay nada que sea necesario por sí mismo.

 

   En los cuatro casos Kant presenta la demostración de la tesis y la de la antítesis, para mostrar que la razón no puede sino contradecirse al aplicar  categorías a la idea de mundo.

  En cada antinomia, la tesis representa la posición del idealismo y del  racionalismo tradicionales, mientras que la de la antítesis representa la del empirismo.

   Estas antinomias, que encierran la mayor parte de las polémicas que han dominado la historia de la filosofía, y que han contribuido a la opinión escéptica que ve en ésta un mero andar a tientas, son resueltas por Kant por un doble procedimiento. En las dos primeras Kant muestra que tanto la tesis como la antítesis son falsas o carecen de sentido físico. En las dos últimas Kant muestra cómo ambas, tesis y antítesis, son verdaderas, pero cada una en un ámbito: la tesis es verdadera en el ámbito nouménico y la antítesis en el fenoménico.

 

 Soluciones de las antinomias.

 

 La solución de las dos primeras antinomias (antinomias matemáticas, que piensan el mundo como una totalidad hacia fuera (1ª) y hacia dentro (2ª)) se basa en que el mundo de los fenómenos no puede tener una magnitud absoluta (no hay lo absoluto en el mundo de los fenómenos). El mundo espaciotemporal, ya consideremos la magnitud hacia fuera (problema de los límites externos del mundo) o hacia dentro (problema del átomo), no es un infinito, ni un finito, sino un indefinido. Esto significa que carece de sentido físico plantearse los límites, internos o externos, del mundo, si bien tales cuestiones pueden incitar a la investigación, con lo que no dejan de rendir un servicio (volveremos a hablar de esto al tratar del valor regulativo de las ideas).

 

 La solución de la tercera antinomia se apoya en la distinción, que vimos al final del estudio de la Analítica Trascendental, entre fenómeno y noúmeno. En el mundo de los fenómenos todo está regido por el principio de causalidad necesaria, y en éste la antítesis es cierta. Pero hay otro mundo, presente en la vida moral, el mundo de los noúmenos, no sometido a ese principio, donde la libertad es un hecho (factum) moral.(Este aspecto lo volveremos a tratar en la exposición de la Crítica de la Razón Práctica. Baste decir por ahora que la Crítica de la Razón Pura deja abierta la posibilidad de una realidad nouménica (y, en ella, de una libertad inteligible), siempre que se la conciba como tal, esto es, como no fenoménica).

 

 Sobre la cuarta antinomia, hay que decir que la antítesis es cierta en el mundo de los fenómenos, porque en éste no podemos saltar a una causa necesaria no fenoménica. El principio de causalidad sólo se aplica en el mundo de los fenómenos, y no al mundo de los fenómenos, ni fuera de éste. Por tanto, no podemos conocer (conocer es aplicar categorías, y la causalidad es una de ellas) un principio necesario como causa del mundo. Para Kant, en el conocer no podemos abandonar el hilo de los fenómenos, no salimos   del regressus.

 Ahora bien, la tesis no es falsa: que no podamos conocer el primer necesario (Dios) no quiere decir que sea imposible. Lo es como noúmeno (no como fenómeno, ni siquiera como punto inicial o final de la serie) por lo mismo que podemos pensarlo. El absoluto (primer necesario) no queda, pues, demostrado, como creía la antigua metafísica, ya que sólo hay pruebas dentro del mundo fenoménico. Pero tampoco se demuestra la imposibilidad del absoluto como noúmeno. El mundo nouménico es posible. Lo encontraremos en el orden moral.

 

C) Demostraciones de la existencia de Dios (conclusiones dialécticas sobre

la idea o ideal de Dios.

 

En lo que respecta a la Teología racional, Kant se aplica a desmontar los argumentos sobre la existencia de Dios. Según Kant, todos los argumentos a propósito se reducen a estos tres: el ontológico, el cosmológico y el físico-teológico.

El argumento ontológico ( que hemos visto en S. Anselmo y en Descartes) se basa en el supuesto de que la existencia es más perfecta que la no existencia, y por tanto en la idea de que la existencia como predicado añade algo a la definición de la cosa. La crítica de Kant se apoya en la tesis de que los predicados de modalidad (posibilidad, existencia, necesidad) no representan predicados de quididad o de esencia (definición esencial del objeto). 1OO pesetas existentes no son más pesetas que 1OO pesetas posibles (!). El predicado de existencia, que por otro lado como categoría sólo puede aplicarse a los fenómenos, significa la posición de la cosa, y esa posición sólo puede venir dada. Con esta crítica Kant daña la línea de flotación del racionalismo que pretende deducir la realidad (mundo de las existencias) de los conceptos.

   El argumento cosmológico ( que hemos visto en Aristóteles y en Sto. Tomás (1ª, 2ª, 3ª vías)) es el que, partiendo de la existencia de los seres contingentes (los de la experiencia ), pretende demostrar la del ser necesario. Es el problema de la cuarta antinomia, y Kant lo resuelve de igual modo: es un salto ilegítimo del orden de los fenómenos (donde el regressus no se puede salvar) a fuera de él. Este argumento supone el ontológico: el concepto de lo contingente no se establece sino presuponiendo el de lo necesario. Por otro lado, si pudiera demostrarse el ser necesario, esto no implicaría que este ser fuera Dios.

 

   El argumento físico-teológico (la prueba más admirable, según Kant) es el que, partiendo de que hay en el mundo un orden inteligente, llega a proclamar la existencia de Dios como causa ordenadora. Kant arguye que esta prueba confunde el orden de la naturaleza con el orden de los fines (esfera de la inteligencia, que actúa por fines o propósitos). En el orden de la naturaleza no hay fines inteligentes, es un orden puramente fáctico. En todo caso, esta prueba también

presupone el argumento ontológico; sin éste, no demostraría más que la existencia de un demiurgo, no de Dios.

 

   Con estas críticas kantianas, la teología racional queda destruida. No podemos conocer nada de Dios. El agnosticismo encuentra así en Kant su apoyo teórico.

 

2. La imposibilidad de la metafísica como ciencia.

 

 Como acabamos de ver, Kant desmonta las tres disciplinas que en el esquema de Cristian Wolff constituían la metafísica especial: psicología racional, cosmología racional y teología racional. Éstas no son posibles como ciencias, pues pretenden ir más allá de la experiencia, perdiendo así el apoyo imprescindible para el conocimiento científico.

 

Ahora bien, en Kant hay diversos sentidos de metafísica, y hay que ver por separado qué hay de cada uno:

 

 1º Metafísica como tendencia natural a pensar en mundo, alma y Dios.  Este sentido encontrará satisfacción dentro del marco de la crítica de la razón práctica, donde volveremos a ver estas ideas, en un uso no cognoscitivo, como postulados de la moralidad (como garantías de la posibilidad del sumo bien al que aspira la moralidad).

 

 2º Metafísica como crítica de la razón o como filosofía trascendental. La propia filosofía de Kant sería metafísica en este sentido: análisis de la constitución de la experiencia (de lo transfísico).(Este sentido ya lo definimos al final del punto de los juicios).   Este segundo sentido de metafísica equivaldría a la metafísica general de Wolff u ontología, siempre que el ente de esta ontología no rebase la posibilidad de la experiencia (el fenómeno).

 

 3ª Metafísica como ciencia (imposible). Consiste en el sistema de las ideas de la razón (alma, mundo, Dios) que pretende organizarse como ciencia (metafísica especial wolffiana, por tanto). No es posible por lo que hemos explicado: la razón aplica en ella conceptos puros que sólo pueden aplicarse con derecho a la experiencia. Los conceptos puros del entendimiento no existen por sí mismos, ya que tienen la misión de levantar el edificio de la experiencia y con él el conocimiento empírico. La metafísica en este tercer sentido es un uso trascendente de las categorías, cuando éstas sólo tienen un uso legítimo trascendental : esto es, aplicadas a los fenómenos.

 

3. El valor regulativo de las ideas.

 

 Kant distingue entre uso cognoscitivo o constitutivo y uso regulativo. De las ideas, por todo lo que hemos dicho, no se puede hacer un uso cognoscitivo, porque no constituyen la experiencia. Ahora bien, Kant les concede un uso en la misma razón teórica (y así tienen sentido también para ésta y no se quedan sólo en sueños de la razón): lo que llama uso regulativo. Regulativo podría traducirse por heurístico  (del gr. heurisco, descubrir).

    Las ideas pueden ser útiles para descubrir...fenómenos en la naturaleza. Buscando la totalidad de las condiciones podemos encontrar... condiciones parciales. En este sentido regulativo, las ideas serían acicates para la búsqueda. Es como si creemos que en una isla hay un tesoro escondido, que no descubrimos (porque no lo podemos descubrir), pero que nos hace descubrir la isla a base de buscarlo.

 Y además, en relación con la pretensión de la razón de realizar la síntesis   de los conocimientos, las ideas son también como un focus imaginarius que   contribuye a que el hombre busque en el saber la mayor unidad con la mayor extensión posible.

 

3 LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA Y EL CONOCIMIENTO MORAL

 

En la Crítica de la Razón Pura la tarea ha sido responder a la pregunta (de aquellas cuatro que formaban el interrogatorio filosófico) ¿Qué puedosaber?.

Ahora, en la Crítica de la Razón práctica, Kant responde a la pregunta  ¿Qué debo hacer?, con lo que entra en el orden de la moralidad (del deber); orden en el que, como veremos, Kant encuentra también en buena parte la respuesta a las otras dos cuestiones: ¿Qué me es dado esperar? y ¿Qué es el hombre?.

 

  Que hay un orden moral es obvio. El hombre no se limita al conocimiento de objetos; además, obra. Un orden es el de lo que hay, y en ése la razón humana se aplica a conocerlo (orden del saber), y otro es el de lo que debe haber, y aquí la razón humana se aplica a que lo haya. Es la distinción entre ser y deber ser, en la que se funda la distinción que hicimos en otra parte entre los dos usos de la razón:

Uso teórico o especulativo de la razón ----------- orden del SER

Uso práctico o moral dela razón           ----------- orden del DEBER SER

 

   Kant habla también de Razón teórica y Razón práctica, lo cual no significa que haya dos razones; hay una sola razón, la razón pura, que tiene un uso teórico y otro práctico.

 

   En la Crítica de la Razón Pura Kant trazó los límites de la razón teórica y explicó el fundamento (las condiciones de posibilidad)del conocimiento científico (el  conocimiento absolutamente cierto), fundamento que no podía hallarse sino en la misma razón pura.

   En la Crítica de la Razón Práctica Kant se plantea la cuestión del conocimiento moral, en el que aspira también a hallar la certeza: un conocimiento moral válido para todo hombre en todo caso.

  Es claro que hay un conocimiento moral. Podemos decir, por ejemplo, que sabemos que hay que ser veraz, fiel, etc; conocimiento que no es de lo que existe, sino de lo que debe existir. En este orden del deber, como en el del ser, la certeza tampoco puede provenir de la experiencia: el conocimiento moral no se deriva del comportamiento efectivo de los hombres. Aunque todos ellos mientan, seguirá siendo verdad que no deben mentir. No podemos verificar la afirmación de que los hombres deben ser veraces por el procedimiento de examinar si efectivamente lo son o no. Esta afirmación, si quiere ser absolutamente válida, habrá de buscar su fundamento a priori, esto es, en la razón pura (práctica). Y allá va Kant, en busca de una ética o filosofía moral pura, capaz de identificar el fundamento para nuestra conducta absolutamente firme y seguro.

 

Sobre el primado de la razón práctica sobre la teórica.

 

   Como hemos dicho, mientras que la razón teórica trata de los objetos que se dan en la experiencia, la práctica trata de lo que los hombres tienen que hacer. (Y, por cierto, los hombres necesitan más saber cómo han de obrar que saber la física de Newton). Pues bien, según Kant, la razón práctica es independiente de la razón teórica; no tiene que esperar para determinar la conducta humana a ningún dictamen de la razón en su uso teórico. Observemos que, si ha de ser posible una decisión esencial del hombre y, por tanto, de todo hombre (como tal, no del hombre en tanto físico o en tanto teólogo) acerca de su conducta, es preciso que la razón sea inmediatamente práctica, o sea, que pueda determinar las decisiones morales sin el rodeo del conocimiento fenoménico. Tanto el ignorante como el sabio, tanto el hombre probado como el que no, tienen en su razón pura práctica el fundamento suficiente de su conducta moral.

 

 

El hecho (factum) que confirma esta inmediatez es la presencia del deber en mi conciencia, la presencia de la obligación moral (obligación moral, interior a mi conciencia, no obligación externa o legal). Este es el factum de partida de la Crítica de la Razón Práctica (el cual revela que hay certeza moral, que sabemos lo que debemos hacer), como la ciencia de Newton era el factum de partida de la Crítica de la Razón Pura (que revelaba que hay certeza en el conocimiento teórico).

 

 

 

 

 

3.1. los principios de la razón pura práctica.

 

  La razón pura práctica o voluntad racional, como facultad de producir las acciones o conductas, se determina a base de principios prácticos. Un principio práctico encierra, por tanto, una determinación de la voluntad: hacer tal cosa. El estudio de estos principios en la Crítica de la Razón Práctica equivale al estudio de los juicios en la Crítica de la Razón Pura.

  La cuestión ahora es la de establecer las condiciones del principio práctico  universal y necesario.

 

Pues bien, los principios prácticos pueden ser:

 

A) MÁXIMAS o subjetivos, cuando el principio es considerado por el sujeto como válido para su voluntad y no para toda voluntad racional. Por ejemplo, siempre que vea a Luisa me quedaré callado.

 

B) IMPERATIVOS u objetivos, los cuales pueden ser:

 

B.1. IMPERATIVOS HIPOTÉTICOS, que tienen la forma Si quieres A, haz B.

Si quieres ser presidente del gobierno, entonces preséntate a las elecciones, Si quieres aprobar, estudia. Son imperativos u objetivos siempre que B sea condición necesaria de A. Tales imperativos no obligan incondicionalmente, ya que están condicionados a la búsqueda del fin, que es contingente.(La voluntad no está determinada universalmente a buscar A).

 

B.2. IMPERATIVO CATEGÓRICO O LEY MORAL, que tiene la forma de la obligación incondicional: Haz X, incondicionalmente.

 

-Aclaraciones sobre los principios prácticos.

 

La máxima dice dadas tales y cuales condiciones ( empíricas) hacer tal cosa. No se presenta como válida necesariamente para todo agente racional en todo caso, sino sólo válida para mí en cierto caso (subjetiva). La máxima, en tanto empírica, se apoya en la afección de la voluntad,

para la cual algo de la experiencia como fin práctico despierta un sentimiento de deleite o repugnancia (este sentimiento es lo empírico de la voluntad). Cuando la voluntad se guía por este sentimiento busca la satisfacción o felicidad.

   El conjunto de los impulsos, cuya satisfacción es la felicidad, constituye el amor a sí mismo, esto es, el egoísmo. La máxima como principio subjetivo brota de este egoísmo.         Está claro que en este orden de la satisfacción y egoísmo unos quieren una cosa y otros otra (y los más no saben qué querer), unos buscan su felicidad en esquiar y otros en nadar, para unos la compañía es agradable y para otros desagradable. De toda esta diversidad no podemos obtener un principio de deterrminación práctica válido para todo agente racional.

    El sentimiento de deleite o repugnancia no puede determinar incondicionalmente a todo hombre. Por tanto, el principio universal y necesario de la voluntad habrá de ser objetivo, esto es, un imperativo. Ahora bien, no puede ser un imperativo hipotético, pues éste es condicional: Si quieres tal fin, haz tal cosa.

  Yo puedo no querer tal fin. NO está en la esencia de la voluntad racional el querer aprobar, el querer ser presidente del gobierno, ni siquiera el querer ser feliz. La voluntad no tiene que esperar a ningún fin o bien exterior para determinarse. La voluntad tiene que saber lo que ha de hacer con independencia de que sea posible o no ser presidente, ser o no feliz, esto es, tiene que saber su deber incondicionalmente, en todo caso (certeza moral).

   Este deber incondicional sólo puede tener la forma del principio objetivo (válido para toda voluntad racional) categórico (en todo caso). Una ley que manda a priori, categóricamente: Haz tal cosa, al margen de todo querer contingente y de toda consideración de objetos de la voluntad (fines o bienes).

   Pues bien, ¿qué forma ha de tener este imperativo categórico? La forma de la misma determinabilidad universal y necesaria:

 

IMPERATIVO CATEGÓRICO.

 

OBRA DE TAL MODO QUE LA MÁXIMA DE TU CONDUCTA PUEDA VALER SIEMPRE SIMULTÁNEAMENTE COMO PRINCIPIO DE LEGISLACIÓN UNIVERSAL

 

O lo que es igual, ahora desde el punto de vista de la autonomía de la voluntad:

 

OBRA DE TAL MANERA  QUE LA VOLUNTAD PUEDA CONSIDERARSE A SÍ MISMA, MEDIANTE SU MÁXIMA, COMO LEGISLADORA UNIVERSAL

 

Este imperativo no prescribe directamente nada concreto, no tiene -en lenguaje kantiano- ninguna materia, es puramente formal. Pero esto no quiere decir que no determine

efectivamente a la voluntad. Para ello basta, en cada caso, con convertir la máxima adoptada en ley universal. Si se sigue una contradicción, entonces esa máxima es mala, está prohibida por la moral. Por ejemplo, una máxima que me autorizase a mentir es mala, porque no se puede universalizar. En efecto, si todos (universalización de la máxima) mintiésemos se destruiría la confianza en la palabra, condición precisamente de que la mentira pueda ir adelante. El imperativo categórico está presente siempre que nos planteamos ¿Qué pasaría si todos hiciesen lo mismo?.

 

3.2. La ética formal

 

 La distinción entre ética formal y ética material fue establecida por el propio Kant.

 Kant entiende por ética material toda ética para la que la determinación de la voluntad depende de algo que se considera un bien para el hombre. Según la ética material, los actos son buenos cuando nos acercan a ese bien y malos cuando nos alejan de él. El contenido, la materia de una ética así es por un lado el bien propuesto (el placer, la tranquilidad, la felicidad, la salvación) y por otro lado los medios que se considera encaminados a ese fin(la moderación, la prudencia, la oración).

 Pues bien, para Kant las éticas materiales, y Kant considera como tales todos los sistemas morales del pasado, son incapaces de alcanzar la certeza moral, por las siguientes deficiencias:

 

 a) Son empíricas o a posteriori. No alcanzan la categoricidad por lo mismo que pretenden determinar a la voluntad por un hecho de experiencia que, como tal, no es universal y necesario.

 

 b) Son hipotéticas o condicionales. Sus preceptos no obligan incondicionalmente. Su obligación está subordinada a la búsqueda del fin propuesto, y éste es siempre problemático, pues la voluntad no está obligada necesariamente a ningún fin, ni siquiera a la felicidad, sino sólo a la ley moral, al deber.

 

 c) Son heterónomas. En una ética material la voluntad racional no es autónoma, esto es, no se determina inmediatamente como razón pura práctica, sino que está, como hemos dicho, subordinada al bien propuesto. Y esta subordinación es pérdida de la autonomía, por mucho que se trate de un bien deseado por mí (mi deseo no me hace libre o autónomo sino esclavo, yo soy señor de mí mismo cuando obedezco mi voluntad racional, no mis inclinaciones).

 

 Frente a esto, la ética formal kantiana se presenta con las características contrarias: es a priori, categórica y autónoma. Se llama formal porque una ética universal y necesaria no prescribe ningún bien, ni ningún medio para alcanzarlo. El único bien para la ética formal es la propia voluntad en tanto se sujeta a la ley moral o imperativo categórico.

La ética kantiana no establece lo que hemos de hacer, se limita a señalar cómo hemos de obrar: con independencia de todo bien concreto y de todo interés particular, por puro respeto al deber. Un hombre actúa moralmente cuando actúa por deber, y únicamente en ese caso. A este punto, Kant distingue tres tipos de acciones:

 

-- acciones contrarias al deber

 

-- acciones conformes al deber

 

-- acciones por deber

 

 Hay acciones conformes al deber inmorales: aquellas en que se realiza la acción por una razón que no sea la obediencia al deber mismo. Por ejemplo, si yo me abstengo de mentir por ser consciente de lo difícil que es que no te pillen en contradicciones cuando mientes. O si un comerciante no engaña en el peso porque si lo descubren perdería su clientela. Estas conductas, conformes exteriormente con el deber, no son morales, sino estratégicas, inmorales. El motivo impulsor de este tipo de acción no es la razón pura práctica (la ley moral) sino el egoísmo.

 

 Observemos que a la acción conforme al deber le puede corresponder una intención mala y que no es posible determinar desde fuera, conociendo una conducta, si es conforme al deber o por deber. De ahí que yo pueda conocer una conducta como mala (cuando es contraria al deber), pero nunca pueda conocerla como buena. La intención moral no es fenoménica sino nouménica. Conocemos la legalidad de las conductas, pero no su moralidad. El bien no se conoce, por lo mismo que no puede ser considerado nada como bueno, sino sólo la voluntad que se sujeta a la ley moral; y la voluntad, la intención de la voluntad, no aparece (no es fenómeno) ni en la experiencia externa ni en la interna. Es esa intención recta de la que nunca podemos dar pruebas, o de la que siempre se puede encontrar contrapruebas en los fenómenos (motivos impulsores inmorales) si se quiere negar lo que no se conoce (el noúmeno).

 

 

 

 

3.3. Los postulados de la Razón Práctica.

 

  Postulado es un principio o una proposición que no es demostrable (y por eso se postula o se pide que se acepte), pero que constituye un supuesto necesario, una exigencia para determinado fin.

 Los postulados de la razón práctica son exigencias (condiciones de posibilidad)

del fin de la vida moral .

 Si bien la moral no consiste en fines (ha quedado sentado que la voluntad no ha de esperar a ningún fin), cabe plantearse, y Kant lo hace, el fin de la vida moral; fin que no ha de entenderse como lo buscado en la conducta moral, sino como lo acorde con ella, el objeto que se derivaría de una conducta absolutamente perfecta. Tal objeto sería el sumo bien: la virtud más la felicidad. Las condiciones de posibilidad de este objeto serán los postulados de la razón pura práctica.

 

 Pues bien, el bien supremo tiene como condiciones de posibilidad las siguientes ideas:

 

----- LA LIBERTAD: Condición de posibilidad de la moralidad misma (y por tanto de la virtud como moralidad recta). Propiamente la libertad no es un postulado, pues viene demostrada (si se demuestra no es necesario postularla) por la presencia de la ley moral en mi conciencia (si debo, puedo). Para Kant, la libertad es la ratio essendi de la ley moral: si no fuéramos libres no tendríamos en nuestra conciencia el factum de la ley moral; y la ley moral es la ratio cognoscendi de la libertad: nos conocemos como libres por lo mismo que la ley moral (nosotros mismos como dotados de razón pura práctica) nos impone un deber independiente de nuestras inclinaciones naturales. Conocemos que somos libres, lo cual significa que no estamos determinados sólo por leyes naturales. Siendo así, el hombre no pertenece sólo al mundo fenoménico, pues en éste, como vimos en la solución de la tercera antinomia, todo está determinado por leyes naturales. Como ser moral, el hombre pertenece también a un mundo nouménico , al que Kant llama mundo de los fines . y en tanto ciudadano de este mundo, el hombre es PERSONA . En este concepto de persona (esto es, en la realidad nouménica del hombre) radica toda la dignidad humana . En esta dignidad de la persona se funda también la tercera formulación que da Kant del imperativo categórico:

 

 OBRA DE TAL MODO QUE TRATES SIEMPRE A LOS DEMÁS COMO FINES Y NUNCA COMO MEDIOS

 

  Es decir, que no utilices a los demás como medios de tu interés. El deber nunca te va a permitir tratar a los demás como si no fueran autónomos, como si no fueran también ellos legisladores universales y pudieran someterse a tu legislación como cosas y no como personas. Si tu máxima somete a los demás (los considera como medios), entonces no vale como ley universal.

 

  Siguiendo este imperativo, derivado de la libertad de toda persona como dotada de razón pura práctica, actuamos como ciudadanos de este mundo moral  nouménico y contribuimos a su edificación.

 

 ---- LA INMORTALIDAD DEL ALMA. La razón moral nos ordena la virtud, esto es, la concordancia perfecta de nuestra voluntad con la ley moral. Ahora bien, la posibilidad de este objetivo exige que seamos inmortales, pues no podemos alcanzarlo en esta vida. ¿Por qué no podemos alcanzar la virtud perfecta en esta vida? Porque la voluntad no puede librarse enteramente de las inclinaciones naturales, porque el hombre no es santo. Lo muestra el hecho mismo de que la rectitud moral se le presente al hombre como deber. Si la norma de la razón práctica es para el hombre un mandamiento o imperativo, ello es debido a que la voluntad no se determina sólo por la razón, sino también por las inclinaciones. Si así lo hiciera, la norma de la razón no tendría carácter coactivo y no sería una orden: así sería en los seres dotados de voluntad santa, esto es, de una voluntad que necesariamente está de acuerdo con la razón y que no puede elegir sino lo racional práctico.

 Luego la virtud humana perfecta, si ha de ser posible, exige (postula) la inmortalidad, un tiempo ilimitado para alcanzarla.

 

   DIOS

 Kant incluye en el sumo bien la felicidad. Esto no hace, de ninguna manera, que la ética de Kant sea eudemonista. Subrayemos que no se trata en este punto de los postulados, de que actuemos para conseguir el bien supremo, sino de las condiciones de posibilidad del objeto necesario de la vida moral. La felicidad es un objeto necesario, una consecuencia del deber moral cumplido; pero la felicidad no es (no debe ser) la determinante de la voluntad (tal cosa sería totalmente contradictoria con la moral kantiana). Esto último no quiere decir que la felicidad no tenga nada que ver con la moral: Kant la considera el justo premio de la virtud. Es más, sólo la virtud hace digno de ser feliz.  Un mundo perfecto (el sumo bien) exigiría que la felicidad viniera a coronar a la virtud. Esto no ocurre, lo sabemos, en este mundo, contra lo que afirmaron estoicos y epicúreos. Los estoicos, recordemos, juzgaban que la felicidad se encuentra en la virtud; los epicúreos creían que la virtud estaba contenida en la búsqueda de la felicidad. Pero en este mundo, y esto es lo trágico del mismo, la virtud y la felicidad no se identifican, no están por sí mismas unidas. Esforzarse, aquí, en ser virtuoso y buscar la felicidad son dos acciones diferentes, una no implica la otra.

 ¿Cuál es la posibilidad de que virtud y felicidad sean enlazadas necesariamente (y por tanto la posibilidad del bien supremo íntegro)? Dios. Por la sola virtud el hombre no se garantiza la felicidad, sino sólo ser digno de ella, merecerla. Dios, como justo remunerador, es la única garantía de que el mérito se recompense necesariamente.

 

 

 

 Está visto: la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son las únicas condiciones que hacen que el sentido último de la vida moral (el sumo bien) sea posible. ¿Con esto se demuestra que el alma es inmortal y que Dios existe, esto es, que se realiza el sumo bien? Nada de eso. La

razón teórica demostró que de estos objetos no podemos saber o demostrar nada. Pero tenemos en la experiencia moral un fundamento racional para creer en ellos. Y por eso son postulados o exigencias de la razón práctica, que no se basan en un conocimiento, sino en una fe racional.

 

                                  

                                                          

                                                                                   F I N