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  • SISTEMAS MUERTOSPor ANTONIO BURGOS

    (Especial para ESTUDIOS

    La jornada del 11 de mayo ltimo en Francia marcaruna fecha luminosa para el presente mundo europeo. Nopocos acontecimientos sern esclarecidos por esa luz. Nonos referimos a las reparaciones ni nos limitamos a la cues-tin del Ruhr ; consideramos como un particular, no porello menos digno de relieve, la actitud de Amrica haciaEuropa y el efecto que suscitar en la primera el resulta-do de la lucha de los crculos polticos ingleses y la posibili-dad amenazadora de la vuelta al aislamiento en caso de queel desacuerdo angla-francs se hubiese agriado con el triun-fo nacionalista de Poincar.

    Todo esto nos parece todava poco de frente al profun-do significado histrico del 11 de mayo

    . En ese da fueabatido el sistema, el mtodo imperialista, practicado poruno de los hombres ms hbiles y ms capaces, con la victo-ria del rgimen democrtico . El 11 de mayo la cdulaelectoral que, donde no vive la libertad, puede convertirseen instrumento de falsificacin de la voluntad popular, hamostrado su propia fuerza creadora y reformadora de lahistoria

    . Este triunfo de la democracia en la jornada del11 de mayo, tiene tanta importancia en cuanto a que todohaba sido preparado con maravillosa de mise en scne, afin de que el elector reforzarse con el propio sufragio el po-der de las derechas nacionalistas . Poincar, quien en es-tos ltimos meses, especialmente despus del triunfo labo-rista, haba visto acercarse con justo temor el cuarto dehora de las elecciones, supo aparentemente superar las zonas

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    tempestuosas de la baja del franco y del evidente fracaso delRuhr. Trabaj con destreza, y despus del alza del francoy especialmente, despus de la prevista aunque no ocurri-da en la medida deseada victoria de los pangermanistas,calcul que Francia debiese decretarle un premio electoral.Pues bien, el realce del franco y tambin el amenazado re-torno del nacionalismo alemn, no lograron galvanizar elcuerpo electoral francs. El pueblo francs vio claro en eljuego y, siguiendo los dictados de la realidad ms cercana,juzg y vot contra los dominadores de la hora . Tngaseen cuenta ste es el valor decisivo de las elecciones france-sas que el pueblo francs no se ha echado en brazos ni deextremistas del nacionalismo ni de los del comunismo : haseguido lo que hemos visto por primera vez en Europadespus de la guerra el camino moderado de la democra-cia, de los partidos medios tendientes a la izquierda . Es elrestablecimiento de la vida normal, del mtodo democrti-co que sale victorioso entre las tormentas de la guerra y delpost-guerra . Una vez pasado el oleaje irreverente de lasderechas y las izquierdas, Europa busca su salvacin en losasilos conservadores que le ofrece la democracia.

    Despus de las provocaciones de los nacionalistas ale-manes, Francia no responde histricamente, armando de vo-luntad e influencias propias a sus nacionalistas o imperialis-tas, sino que se protege en aquellos que le prometennormalidad con las reparaciones justas y con una paz humana.El pas que hasta ayer no ms apareci como la vctima dela victoria misma y ebrio solamente de hostilidad anti-ale-mana, viene a demostrarnos no slo que trata de librarse deese mal, sino que se dispone en condiciones de colaborar conlos otros por las vas de la seguridad. Esta rectificacin,no aparente pero s esencial, ocurrida ahora mismo en Fran-cia, adquiere un mayor valor simblico, pues que se mani-fiesta por la libre voluntad popular y no por los manipulado-res de la poltica o por los parlamentarios mismos . Final-mente han reaccionado en Francia las fuentes vivas de lahistoria con esa fuerza incoercible del instinto que nuncafalla .

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    Por tanto hablando, en el sentido estrecho, del signifi-cado poltico, diremos que las elecciones francesas sealanel final de la poltica imperialista, militarista o nacionalista.Ningn Estado europeo puede proceder hoy por su propiacuenta sin tomar en consideracin a los otros estados . Poin-car conquist el poder en enero de 1922, levantando unabandera diz que con este lema nacionalista : "Francia pro-ceder como mejor le plazca ; ningunas tentativas con losaliados y menos con Alemania!" Briand deba discutircon Rathenau, despus de haberse puesto de acuerdo con losdos premiers, el ingls y el italiano ; pero Poincar se con-virti en el sostenedor del rgido programa de la intransi-gencia y, con el bloc national, triunf en la Cmara . Losresultados? Numerosas victorias personales, muchas ma-nifestaciones afortunadas de habilidad y preparacin antelos colegas de afuera, pero un fracaso final tambin pormrito del sobrio e inteligente campesino elector francs.

    Francia por medio de Poincar domin netamente entodo el 1923 sobre la voluntad de Europa e hizo sentir elpeso de ese dominio en el viejo mundo ; oper por su cuentay riesgo, segura de que vencera por s sola . Y se apoderdel Ruhr. El desastre ha sido grande desde el punto devista econmico, porque las reparaciones no han sido pa-gadas con la conocida ocupacin por los militares y los tc-nicos franceses ; pero ms grande ha sido ese desastre desdeel punto de vista poltico . En efecto la tentativa de dis-gregar el Imperio alemn se despedaz contra las dificulta-des ms imprevistas ; y aquello de permanecer en Renaniapor un tiempo indeterminado, encontr tambin fuertesadversarios entre los ingleses, no menos tenaces que entrelos mismos alemanes . El fracaso del Ruhr fue puesto enevidencia con la baja del franco, baja que amenazaba, msque a un ministerio, a la vida misma de Francia, y que sehizo pasajera debido nicamente a la intervencin condi-cional de los anglo-americanos. Las finanzas francesas seresintieron en primer lugar de la imposibilidad de una pol-tica aislada, aunque fuerte en la apariencia, y obligaron ala nacin, que tanto se preocupa del prestigio de su propia

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    soberana, a aceptar condiciones dolorosas impuestas porbanqueros extranjeros, con tal de salvar el franco y los cen-tros econmicos del pas ; en segundo trmino, la cada delfranco condujo a Francia a aceptar, por medio de laComisin de los expertos, la cooperacin de los aliados y tam-bin del asociado, rechazada con frialdad anteriormente.

    Por ltimo, despus del relativo restablecimiento delfranco, Poincar trat una vez ms de dominar la voluntadnacionalista de Francia en la solucin del problema euro-peo sobre las reparaciones : sus reservas, sus evidentes sim-patas por los alemanes intransigentes, inconscientementefavorables a tal juego, las condicionales declaraciones delgobierno laborista, la inaccin italiana, la impotencia alemana, todo esto pareca contribur a reforzar al jefe msexperimentado del imperialismo francs . Pero los electo-res se le rebelaron y con ello ha terminado la accin aisladade Francia.

    Qu suceder con esta victoria de las izquierdas? Mu-chos aseguran que nada cambiar en la poltica exteriorfrancesa, fuera del director de orquesta. No somos de lamisma opinin . Cambiar lo que MacDonald acostumbrallamar "la atmsfera" . Entre los hombres de la izquierda,sea Herriot o Briand, vive la voluntad de cooperar con losaliados, voluntad que faltaba a Poincar. Las cuestioneseuropeas se resolvern internacionalmente, como queraBriand en Cannes y como en aquella poca no lo quisoPoincar.

    Las dificultades del gravsimo problema europeo se-rn discutidas con espritu diverso y, sin fciles ilusionesque seran hasta culpables, bien puede considerarse menospeligroso este porvenir europeo, menos peligroso del quesera hoy si los nacionalistas o militaristas, los poincareistasy los clemencistas, hubiesen vencido en Francia.

    Ciertamente que el problema del Ruhr no se hallarlibre de las ms serias contrariedades ; al contrario este pro-blema dar la medida de la capacidad de los hombres nue-vos que gobernarn en Francia .

  • KANTPor JOSE INGENIEROS

    Creador de un monumento filosfico doblemente asom-broso, por su mole y por su arquitectura, Kant tiene consa-grado un sitio entre las tres docenas de hombres que hanculminado en la historia universal por la sola fuerza de suinteligencia. No es necesario ser kantiano para admirar elgenio de Kant ; ni la admiracin importa atribuir validezactual a sus opiniones filosficas fundamentales . Fu ungenio en funcin de su tiempo, como Herclito y Epicteto,Bacon y Descartes ; los grandes filsofos, creadores de unsistema o fundadores de una escuela, pensaron bajo ciertascondiciones, aplicando sus aptitudes excepcionales al saberde su poca . Un siglo despus, pensando sobre otro saber,alguno de ellos hubiera construido su precedente sistema?Queremos con esta pregunta legitimar la distincin radi-cal entre los valores histricos y los valores actuales de lafilosofa, limitando con exactitud este nombre a la meta-fsica considerada como hipottica pura de lo inexperiencial.

    Siendo disciplinas distintas la filosofa y su historia,podemos afirmar a un mismo tiempo, sin contradecirnos,el genio de Kant y la invalidez de su sistema, que hoy per-tenece a la paleo-metafsica . Sera absurdo, por otra parte,que para celebrar el segundo centenario de su nacimiento,todos los filisteos del filosofismo contemporneo se sintie-sen obligados por un instante a ser kantianos, olvidandoque no lo fueron los filsofos que dieron lustre a la culturaalemana en el siglo XIX .

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    En ningn caso nos parece ms justificada la definicindel genio como una larga paciencia . Hasta la edad de 57aos, en que publica la Crtica de la Razn Pura (1781)Kant es un perfecto profesor universitario, diestro como po-cos en el arte difcil de aprender y ensear lo aprendibley enseable en las escuelas de su tiempo . Bebe en todaslas fuentes, sin que ninguna sacie su sed . Todo lo comen-ta, sin detenerse en nada. Es incesante su rumiacin delos problemas, las doctrinas y las hiptesis que se agitanen las Universidades . Si en su juventud ha tenido algu-nos de esos chispazos que pronostican el genio, en el cursode su larga madurez le vemos adecuarse ms y ms a la dis-ciplina de la ctedra, como si la inspiracin fuese un es-torbo a la tcnica de la filosofa ; aunque extraordinariopor su arte de razonar, encarna el tipo del pertinaz argu-mentador didctico que nada fa al estro creador . No tie-ne la fiebre mstica de Eckart o de Boehme, ni la visinrelampagueante de Coprnico o de Keplero ; y de sus pre-decesores inmediatos, ms que al imaginativo Leibnitz separece al parsimonioso Wolff, aunque en mucho supera aambos desde sus propios puntos de vista.

    Dadas esas caractersticas, tena que ser tardo en laproduccin de obras geniales ; ello equivale a decir que susaptitudes no habran culminado en genio si no las hubieseaplicado muchas dcadas en una direccin uniforme . Re-curdese que, con ser cinco aos ms joven que l, Mendels-sohn, era ya clebre en Alemania como filsofo, en 1764,cuando nadie fuera de Koenigsberg se habra atrevido adar tal nombre a Kant, que ni siquiera haba alcanzado suctedra de profesor . Si ambos hubiesen muerto a la edadde 50 aos, Kant en 1774 y Mendelssohn en 1779, ocupa-ra el primero un puesto comparable al del segundo en lahistoria de la filosofa? Fu obra de la paciencia y deltiempo la inmensa variacin con que se presentan al juiciode la posteridad.

    No creemos exagerar diciendo que, despus de Arist-teles y Toms, Kant ha sido -el- genio de mayor prestigio

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    "escolstico" ; esos tres monstruos de la sabidura escritaculminaron como dioses mximos en el Olimpo universita-rio de los diez ltimos siglos. Aristteles ha cado ya endesuso, por no tener a su espalda un gran partido intere-sado en cultivar algn noe-aristotelismo ; ms afortunados,Toms y Kant siguen pensando en las Escuelas contempo-rneas, como ejes respectivos del neotomismo, grato a laCatolicidad y al Estado Pontificio, y del neokantismo, in-dispensable a la Luteranidad y al Imperio Alemn . Sonmuertos que seguirn cabalgando, como el Cid legendario,mientras haya papistas y tudescos dispuestos a poseer en-tre sus ascendientes espirituales al "ms grande genio filo-sfico de todos los siglos".

    Forzoso es reconocer que en la ltima centuria Kantha prestado a los profesores de filosofa servicios ms efi-caces que los de Toms. Mientras sobre el de Aquino pesael doble inconveniente de su decisin doctrinaria y de sudogmatismo confesional, el de Koenigsberg ofrece una felizambigedad al escepticismo intelectual de los incrdulos ya la uncin tica de los creyentes . Toms slo sirve a lostelogos tomistas que simulan cultivar la filosofa, con elpropsito de combatir mejor su desenvolvimiento ; Kant,segn las circunstancias, puede servir a todos los profeso-res, sin exceptuar a los mismos telogos, sean cuales fuerensus ntimas convicciones.

    As se explica que aun fuera de Alemania donde suculto es un legtimo asunto de honor nacional las opinio-nes de Kant sean de tiempo en tiempo resucitadas "contraotros", por profesionales que siempre las admiran y algunasveces las entienden. No cabe dudar que en ello encuentransu conveniencia ; por una parte aumentan su propio mritoal presentarse como colegas de un genio tan extraordinario ypor otra evitan que los del gremio les descalifiquen por su-puesta incomprensin. Un verdadero profesor de filosofalegtimo, consumado, de esos que defini Schopenhauersiente gravitar sobre su conciencia acadmica el imperativocategrico de venerar las opiniones de Kant, aunque no seconsidere obligado a releer sus obras fundamentales, en elsupuesto de que alguna vez haya resistido la prueba de leer-

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    las. Los ms no prefieren, acaso, trabar cordial amistadcon l en los manuales didcticos de historia de la filosofa?

    Como ex-profesor de una Facultad de Filosofa y sinquererlo Acadmico actual de varias nos creemos con su-ficiente competencia para declarar que la "composicin tc-nica" de sus obras capitales (las tres Crticas justamentefamosas) revela aptitudes razonantes no superadas, ni si-quiera igualadas, en monumento alguno de la filosofa uni-versal . Las dos primeras, sobre todo, son de una sutilezamagistral . Aunque haya sido otra la intencin confesadapor Kant, creemos que su Crtica de la Razn Pura podrser siempre considerada como un Organum vergonzante delescepticismo, por representar ste, la posicin verdadera-mente crtica en los problemas gnoseolgicos. En su Crti-ca de la Razn Prctica, en cambio, siempre podr verse unEvangelio del dogmatismo, propicio como ninguno paraapuntalar las "mentiras vitales" de la fe religiosa contra las"verdades peligrosas" del racionalismo incrdulo.

    Le han juzgado as los dogmticos de ambas laderasque se han turnado en su apologa segn los tiempos? Losmviles inmediatos de los diversos kantianos han sido tancontradictorios que a travs de ellos el maestro resulta, co-mo Jano, un dios bifronte. En los ambientes oprimidospor el tradicionalismo, los disconformes menos imprudenteshan esgrimido a Kant contra las supersticiones dogmticas;en los ambientes presionados por el liberalismo, los conser-vadores ms capciosos-han levantado a Kant contra el ates-mo inmoralista. Ha habido un Kantismo positivista con-tra los telogos y un Kantismo espiritualista contra los cien-tficos. Usando trminos de poltica tanto ms legtimoscuanto menos tolerados podra decirse que en el SigloXIX el Kantismo ha sido la doctrina del "justo medio", hoypredilecta del centro izquierdo contra la derecha intolerante,maana preferida del centro derecho contra la izquierda ra-dical . Doctrina, en suma, adecuada a la precavida burocra-cia universitaria que no se compromete por creencias firmes

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    ni se juega por principios arriesgados . La prctica le darazn, sin duda, pues el dogmatismo social acuerda todaslas ventajas a los filosofistas que profesan "ideas medias",acaso as llamadas porque apenas son medias ideas.

    Kant no fu el guila audaz, sino la serpiente previso-ra. Su propia contextura mental le impidi ser un geniorenovador de la metafsica, constrindole a ser el ms ele-vado arquetipo de profesor que ha existido en la humanidad.Lemosle : no cree en nada? Volvamos a leerle : cree entodo? Vuelta a vuelta le encontramos escptico y dogm-tico, idealista y realista, liberal y conservador, incrdulo ycreyente, todo con tino y a su tiempo, sabiamente, con agu-deza sin par . Est contra la razn? Est contra la me-tafsica? Qu significan en su tiempo esas palabras?Este es un problema importante para los historiadores dela filosofa, que en cambio prefieren glosar uno por uno loscap'tiulos de sus obras ; situando a Kant en su poca recono-ceran el gran valor que entonces tuvieron sus libros.

    En la segunda mitad del Siglo XVIII, en un mundo queincuba la Revolucin Francesa, la Alemania de Federico IIpasa por una crisis de renovacin cultural que culmina enepisodios tan memorables como las luchas de la "Aufkla-rung" y del "Sturm und Drang". Es una hora febril y ac-cidentada. Ya ha llegado Lessing ; pronto vendr Goethe.Nadie que piense parece neutral frente a los problemas queapasionan a los intelectuales.

    Nadie? Y Kant? El reflexivo joven de Keenigsbergse apasiona por lo que ocurre fuera de la Universidad ; noun militante, sino un estudioso que aspira a ser profesor.Ha abandonado los estudios teolgicos ; las ciencias le atraeny Newton influye sobre su espritu, contaminndole deLocke. En 1755, a la edad de 31 aos, opta con xito a laDocencia Privada ; tiene ya 46, en 1770, cuando obtiene suctedra de Lgica y Metafsica . Para hacer carrera creymenester no jugar con las inclinaciones que le habran orien-tado hacia "Aufklarung" ; ya profesor, estudi mucho y pu-blic poco, mientras se combata fuera de la Universidad.

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    En un dado momento influyen sobre l Hume y Rousseau:Insatisfecho con la sistematizacin de Leibnitz hecho porWolff, se torna antiwolfiano . Al fin publica las tres Cr-ticas (1781, 1788, 1790), terminando su obra a los 66 aosde edad. Era un venerable anciano ; haba estudiado y en-seado durante medio siglo, sin reir con nadie mientrastodos rean.

    Aunque virtuoso de costumbres, en grado ejemplar, suvida civil fu caquctica como su organismo ; dicen, quie-nes creen poderlo saber, que su estatura no pasaba de cin-co pies, endeble de osatura, pobre de carnes, el pecho casicncavo y el hombro derecho desviado. Toda su vitalidadera cerebral y se concentraba en razonar ; si sus obras noatestiguaran que fu un genio, sus hbitos conocidos indu-ciran a pensar que vivi como un pobre diablo . Confinadopor la rutina en Koenigsberg, Kant creci como una orugaen el capullo de su Universidad, criando alas para volar ha-cia las ms altas cumbres conocidas. Sus ambiciones fue-ron tranquilas y mediocres, de pequeo burgus que deseaser un amable vecino de su aldea ; esa independencia de lascomunes preocupaciones externas le permiti intensificarsu vida interior en la meditacin y en la enseanza . Todole fu favorable en este sentido, hasta el verse libre de lascargas morales y materiales que significa la constitucin ysostenimiento de un hogar. Un Kant con deberes de fa-milia habra podido componer las tres Crticas? El tiem-po que aplicara a vivir no lo habra perdido para filosofar?

    En realidad debi concebir su propia perfeccin, su en-telequia, como una mquina de razonar, no perturbada porpasiones del intelecto o del corazn, inalterable por asuntospblicos o privados ; si no lo consigui, se le acerc tantocomo los ms ejemplares estoicos y tuvo por cierto el fsicodel rol . Y no se entienda esto como una acusacin de acri-tud, malhumor o misantropa, por ms que contribuy efi-cazmente a expulsar de Alemania el eudemonismo de la"Aufklarung" ; Kant era un vecino chistoso, suelto de len-

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    gua, amante de sencillas tertulias, informado de la crnicageneral . Sus bigrafos no dicen que fuera bromista y elpietismo circundante excluye que gustara de bailar, comose refiere de Scrates . Tuvo, al parecer, una laguna ; peroun escrito suyo, de 1764, contiene pginas sobre lo bello ylo sublime, en relacin con los sexos, que inducen a sospe-char lo contrario. El esquivo profesor estaba en vsperasde la menopausa ; peligroso momento.

    Aunque a travs de ciertos escritos suyos nos hemosformado la conviccin de que Kant, fu, a sus horas, ateoy republicano, reconocemos que tuvo la prudencia de noatraer sobre su persona disgustos polticos o religiosos, conla excepcin del que turb su ancianidad al publicar La re-ligin en los lmites de la razn pura (1793) ; Kant capeesta nica marejada comprometindose como fiel sujeto desu Real Majestad a no ensear ni escribir sobre la religin.A pesar de su extraordinaria sutileza crtica, no tena tem-peramento de polemista, ni contextura fsica de combatien-te. Para qu turbara su tranquilidad? Dnde habrapodido readaptarse el profesor de Kcenigsberg si le tocaraen suerte ser destituido o desterrado, como tantos de suscontemporneos que promiscuaban su filosofa con polticay religin? No conviene olvidar ciertos hechos expresivos.Su antecesor Wolff no haba sido destituido y proscrito en1723, acusado de irreligin y de inmoralidad que conducanal atesmo y al fatalismo? Y su continuador Fichte no fudespus obligado, en 1799, a dejar la ctedra y a huir a losestados sajones bajo la imputacin de anlogos delitos?Antes y despus, los tiempos eran de lucha.

    La falta de pasiones humanas, de "humanidad" vivida,fu el secreto de la produccin genial de Kant ; su obra noresultara magna en su gnero si hubiese padecido veleidadesdiplomticas internacionales como Leibnitz o exaltacionespolticas naciolistas como Fichte.

    Fcil es advertir que Kant se propuso resolver el proble-ma que ms preocupaba a los universitarios de su tiempo y

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    que en sus cursos de profesores haba tratado bajo diversosaspectos comentando en lgica a Baumeister y Meier, y enmetafsica y moral a Baumgarten . Estaba en tela de jui-cio la naturaleza, los principios y el valor del conocimiento. Qu parte corresponda a los sentidos y a la razn? Losbandos extremos se agrupaban pro o contra Locke . El pro-blema vena planteado desde la antigedad y la idea de so-meter a un examen crtico el conocimiento humano habaacompaado a las disputas seculares entre dogmticos y es-cpticos, innestas y empiristas, racionalistas y sensacio-nistas. Antes de Kant haban vuelto a plantear la cuestinDescartes con la duda metdica de su Discorso, Locke consu Ensayo sobre el Entendimiento Homano, Leibnitz con susNuevos Ensayos sobre Entendimiento Humano, Berkeleycon su Tratado sobre los principios del Conocimiento Hu-mano y Hume con sus Investigaciones sobre el Entendimien-to Humano ; mencionamos los astros y omitimos al centenarde satlites universitarios que escribieron sobre lo mismo.Kant, como era frecuente entre sus colegas, se ocup del te-ma en su tesis para la Docencia Privada (Nueva explicacinde los primeros principios del conocimiento metafsico,1775) y en su disertacin para el profesorado de Lgica yMetafsica (De la forma y de los principios del mundo sen-sible y del mundo inteligible, 1770) ; apenas si en la segundahabiendo ledo a Hume desde 1762, puede sospecharse alformidable crtico de once aos despus.

    La situacin del debate era clara . Contra las ideas in-natas de Descartes se haba pronunciado Locke en nombredel empirismo ; Leibnitz argument contra los empiristas,agregando al aristotlico "quod non fuit prius in sensu" suexplcito "nisi intellectus ipse ", que representaba una fr-mula intermedia, una conciliacin. Hasta 1762, en que le-y a Hume, Kant no haba roto con la escuela leibnitzianade Wolff, en que se formara. Hume con su escepticismo,le indujo a apartarse de ella, en rebelin contra el dogma-tismo ; pero en vez de adherir al escepticismo, que era tanmal visto como el empirismo por sus "consecuencias mora-les", Kant se consagr a buscar una solucin que no fuera

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    una cosa ni otra .Leibnitz le allan el camino, pues concilia-ba el innesmo y el empirismo en una frmula que permitala coexistencia de las ideas a priori y de la experiencia.Feliz hallazgo : "nisi intellectus ipse". Partiendo de esapremisa Kant renov con arte extraordinario el problemay caracteriz su propio mtodo como una crtica del cono-cimiento, encaminada a probar la inutilidad de toda meta-fsica dogmtica o escptica fundada en la razn, es decir,racionalista . La Crtica de la Razn Pura iba contra lostelogos y contra los empiristas, pasando sobre el cadverde Wolff, muerto en 1754. Evitaba, sin embargo, todacomplicidad con Hume?

    Se habla siempre del "antidogmatismo" de Kant y serepite que Hume le "despert del sueo dogmtico", ense-ndole a desconfiar "del alcance del espritu humano y delvalor de las especulaciones metafsicas" . Es posible com-prender hoy el sentido de esas frases hechas sin tener pre-sente el que tenan en 1780? Dogmticos y metafsicos eranlos telogos, los racionalistas y los empiristas, que repre-sentaban la confianza en la revelacin, en la razn o en laexperiencia, como fuente del conocimiento.

    Da cul sueo dogmtico despert primero? Es sabi-C que Kant fu educado en un ambiente pietista ; nadie ig-nora el valor fidesta y moral de esta rama del luteranismo,muy difundida en aquella poca entre los telogos univer-sitarios . A la edad de diez y siete aos Kant ingres a laUniversidad de Kcenigsberg para estudiar teologa y hacer-se pastor . El estudio le apart del ministerio. En sus pri-meros escritos ha abandonado ese dogmatismo ; la acentua-da influencia de Newton, le inclin a la filosofa matemti-ca y naturalista, evolucionando del partido de la fe al par-tido de la ciencia, como se deca por entonces

    . En asuntosreligiosos, Kant se mantuvo en la corriente racionalista ins-pirada por Leibnitz y Wolff.

    Sobre su verdadera posicin filosfica, si tena algunaen esa poca, cabe dudar . Desde que le nombraron Docen-

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    te Privado (1755) hasta que consigui su ctedra de Pro-fesor (1770), public dos trabajos expresivos de algunatendencia. El primero es el Estodio sobre la evidencia delos principios de la teologa natural y de la moral (1764)bastante hiriente para la metafsica de lo suprasensible aun-que influido por el dogmatismo racionalista y destinado aconseguir un premio de la academia de Berln, que fu dis-cernido a Mendelssohn ; el segundo, publicado annimamen-te, Los sueos de un visionario aclarados por los sueos dela metafsica (1766) es un trabajo ms bien volteriano yzumbn en que se burla de toda la metafsica . Era mssincero en su escrito prudente de aspirante a laureado o ensus pginas annimas de libre polemista? Aunque es imeposible probar nada en materia de sinceridad, nos inclina-mos a pensar lo segundo ; es ms humano. En ambos casosKant aparece emancipado del dogmatismo teolgico, aunqueal perder las creencias religiosas de su pietismo inicial con-serva lo mejor de l, su culto ferviente por la moralidad.

    Todava es dogmtico, sin embargo, en 1770, cuandoconsigue su ctedra de Lgica y Metafsica. No ms ale-gres herejas annimas! Una ctedra, en sus tiempos, noera compatible con travesuras de sabor "libertino" ; unneto liberalismo le habra anticipado peores disgustos quelos motivados veintitrs aos ms tarde por su crtica de lareligin. Sin embargo, en la lucha entre la Razn y la Fe,entablada bajo varios disfraces filosficos desde el Renaci-miento, Kant est por la Razn, evidentemente ; pero sudogmatismo no es el de la izquierda empirista que ve supe-rado a Locke por Condillac, cuya primera obra es tambinun Ensayo sobre el origen de los conocimientos humanos(1746), a poco seguida por el formidable Tratado de lassensaciones (1754) que escandaliz a todos los tartufos uni-versitarios. Leera Kant, poco despus, el tratado DelEsprito (1758), de Helvecio, que a los pocos meses de suaparicin era clebre y admirado en toda Europa? En 1770Kant contina en paz con la derecha racionalista capitanea-

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    da por Wolff y que dominaba en la enseanza oficial ale-mana.

    De todos modos, en la segunda mitad del Siglo XVIIIlos "filsofos", eran considerados enemigos de las religionespositivas reinantes, perseguidos por la Iglesias an podero-sas y calumniados por los telogos, que se consideraban de-positarios de verdades reveladas, tradicionales y definiti-vas. Entre el empirismo y el racionalismo la eleccin delsegundo era casi forzosa para los profesores universitarios;quin se habra expuesto a que le tacharan de materialista,ateo, inmoral, sensualista, y todas las dems injurias co-rrientes contra los empiristas? El caso de Kant era comnal centenar de colegas suyos que no eran "obscurantistas"pero temblaban ante el peligro de que se les considerase "li-bertinos". Eran los trminos que ya circulaban.

    El segundo sueo dogmtico, del que le despert Hume,fu el racionalista, ms o menos wolfiano, vagamente toca-do de filosofa de las luces . El escepticismo le indujo a cri-ticar la Razn como fuente del conocimiento metafsico, sinaceptar por eso otros puntos fundamentales de la doctrinade Hume. Era, en realidad, escptico al publicar su pri-mera Crtica? Es difcil resolver el punto, aunque su con-temporneo Hamann le llamara "un Hume prusiano" y tu-viera parecida opinin Jacobi ; diremos, ms bien, que ra-zon como un escptico, aunque tuvo despus la preocupacinde no parecerlo.

    No aprovecharemos la oportunidad para hacer un mi-lsimo resumen de las ideas de Kant ; ms cmodo sera, entodo caso, copiar alguno de los excelentes que figuran en lasenciplopedias, manuales y aun almanaques filosficos . Anadie engaaramos con glosarlos.

    Lo importante es sealar que Kant desenvuelve con l-gica admirable el "nisi intellectus ipse" de Leibnitz, contrael empirismo ; y que una vez integradas las fuentes del cono-cimiento, por la alianza de la razn y la experiencia, le apli-ca con asombroso ingenio la crtica reclamada por Humepara determinar su valor y sus principios .

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    Fu despreocupada esa crtica? Si deba ser una 16-gica, como lo fu, confesamos que comenz bien y concluymal, presionado su entendimiento por profundas preocupa-ciones extralgicas.

    Ni el puro racionalismo ni el empirismo puro le parecie-ron suficientes para fundamentar la moral y la religin queconsideraba necesarias, ocurriendo otro tanto con el escep-ticismo. Kant se propuso entonces probar, haciendo unaesgrima lgica sin precedentes, que no era forzoso tomarpartido por cualquiera de esos tres puntos de vista, pues nin-guno poda ofrecer la certidumbre de estar en lo cierto, se-gn la crtica.

    Sus sentimientos profundamente morales, conservadosdel pietismo, le defendan de caer en el empirismo, que eraconsiderado intil para cimentar "la moral y la religin queconviene a la humanidad". Hacia dnde mover sus pasos?Nunca se repetir demasiado que fueron preocupaciones deorden moral las que determinaron el pensamiento de Kanten la edad madura a punto de ahogar su lgica de escpticoen su tica de dogmtico. Despus de negar en nombre delos derechos de la razn toda posibilidad de una metafsicafundada en la razn misma, Kant acometi la honesta em-presa de rehabilitar en nombre de los derechos de la fe to-dos los dogmas metafsicos necesarios para la moral y la re-ligin. Con ello Kant crey realizar el milagro de la pru-dencia eclctica, salvando los reductos del dogmatismo social.Si con la Crtica de la Razn Pora haba dado un golpe en elclavo, con la Crtica de la Razn Prctica di otro en la he-rradura.

    Kant, a nuestro juicio, podra ser estudiado como unprecursor del pragmatismo filosfico, insuperado por losque as se llaman en nuestros das . Con esto decimos, tam-bin, que Kant es el ms formidable adversario de la filo-sofa que ha existido en la humanidad ; lo decimos sin igno-rar la repulsin que tal aserto puede causar entre los profe-sionales . Demostrando la imposibilidad de toda metafsica,fundada en la razn humana, Kant ha decretado la extin-

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    cin de toda filosofa propiamente dicha, dado que fuera dela metafsica slo tiene derecho a existir la ciencia en elmundo de lo fenomenal y la fe en el mundo de lo no conosci-ble (que no llamamos numenal porque Kant di diversossentidos al mismo trmino) . Si ese fu su intento, comocreemos, todo propsito de investigar los problemas meta-fsicos importara en lo sucesivo desacatar la sentencia deKant que los declar implanteables e insolubles, "frutas pro-hibidas". Hicieron otra cosa Fichte, Schelling y Hegel alintentar reconstruir la metafsica sobre los sillares del pro-pio criticismo, que era un mtodo y una disciplina ms bienque un sistema?

    La obra de Kant, coronada por la Crtica de la RaznPrctica, se caracteriza por su actitud anloga a la de lospragmatistas frente al "valor" de las doctrinas, las ideas ylas creencias. En atencin a su utilidad, para la disciplinasocial, Kant declara necesarios, segn la razn prctica, cier-tos dogmas metafsicos sin los cuales no podran existir lamoral y la religin . Despus de haber sido rigurosamentecrtico frente a los filsofos, Kant se resolvi a ser heroica-mente dogmtico ante los creyentes . La salvacin de lamoral no mereca el embotellamiento de la lgica?

    En lo alto de las facultades humanas encuentra Kant lavoluntad y no la razn ; mientras sta nos arroja a la duda,aqulla nos inclina hacia la fe, obrando como tutor naturalde nuestras creencias morales y religiosas . Todo lo que nose puede demostrar por la razn, debe aceptarse por la vo-luntad de creer, pues el hombre tiene el deber de profesarciertas creencias necesarias ; los tres mitos clsicos no lospresenta como dogmas tericos, sino como postulados indis-pensables para la posibilidad de una conducta moral . Kantopone sin escrpulos la fe a la razn, cuando habla de esaespecie de gua subjetiva que orienta nuestras creencias ha-cia principios de utilidad en el terreno prctico ; la convic-cin no es una certidumbre lgica, sino una certidumbremoral . La crtica explica que la razn pueda presentarsebajo ese aspecto prctico? Es inverosmil. Kant no lo pre-tende siquiera, pero parte de ello como de un supuesto nece-

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    ESTUDIOS

    sabio : existe una ley moral que emana de la razn e imponeal hombre el deber.

    Prescindiendo del atesmo latente detrs del pantesmomoral de Kant, cuyo Dios es la voluntad que tiende hacia elbien y cuy religin abstracta es un puro culto de la morali-dad, consideramos que nunca un escritor filosfico ha toma-do una posicin ms neta contra toda filosofa que Kant enla Crtica de la Razn Prctica . Un libro entero podra es-cribirse para demostrarlo y dar as un maestro ilustre a esepragmatismo norteamericano que ha venido a predicar lanecesidad de creer en lo que nos conviene.

    Harto sabemos que el criterio reinante en los medios fi-losficos profesionales difiere del expuesto y que estas opi-niones podran merecer el usual dicterio de ignorancia o in-comprensin . Kant es ya un sr mitolgico en las Escuelasy opinar sobre los dioses ha sido equiparado a blasfemar.Kant merece ese culto . Con su dogmatismo prctico sirvial filosofismo universitario, que no es almcigo de genioscreadores sino huerta de medianas didcticas ; le entregel ms sabio instrumento inventado por "la hipocresa delos filsofos" para restaurar en el terreno de la moral todolo que se destrona en el de la lgica, sealando el camino quesin dejar de conducir a Dios, permite conversar en el tra-yecto con el Diablo.

    Estas reflexiones muestran cun spera es la tarea deescribir sobre Kant con motivo de su centenario, para quienno es kantiano y tiene algn sentido de la dignidad intelec-tual. Sera ms cmodo repetir ciertas tonteras honrosaspara la memoria de los hombres clebres y que ya han sidoestereotipadas por su posteridad ; pero la historia no debe seruna fbula para nios, una mitologa para colegas o una no-vela para compatriotas . Hemos hablado de Kant como de unhombre y no como de un dios ; hemos considerado su obra co-mo el raciocinio de una mente humana y no como la revela-cin de un sr sobrenatural.

    Su arte escolstico, causa de su gloria ya secular, lo fu

  • EsTuDIos

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    tambin de ciertos excesos de tcnica profesional que resta-ron vuelo a su pensamiento : demasiadas cuadriculaciones,excesivas logomaquas, mltiples paralogismos, cuyo anli-sis exigira un libro menos atropellado que la famosa Meta-crtica con que le catapult su discpulo Herder en 1799. Cun distinto es Kant de Lessing o de Goethe, genios hu-manos y universales! Y cun exigua su influencia sobresus propios contemporneos, como removedor de ideas ypromotor de accin, ante la de filsofos de obra menos profe-sional, Fichte o Hegel, Schopenhauer o Nietzche!

    No haya equvoco en esas palabras : su genio de profesorfu tan extraordinario como el de Scrates que bebi la ci-cuta o como el de Bruno que muri en la hoguera ; pero fu,exclusivamente, un genio de profesor madurado en medio si-glo de paciencia . Cada hombre de genio lo es de acuerdocon su temperamento, y nadie pretende que los reflexivosmerezcan menos admiracin que los combatientes.

    La apologa de circunstancias la harn por millares, losperiodistas y los alemanes, obligados a ser kantianos hoy,por razones de efemrides o de patriotismo, con tanta con-viccin como sern otra cosa en un prximo centenario deHegel, de Schopenhauer o de Nietzche.

    En suma:Kant fu un genio escolstico que conserv so pietismo

    inicial a travs de una larga carrera universitaria de profe-sor racionalista, rematndola con la compilacin de un vastotratado Eclctico-Pragmatista, compuesto de tres partes lla-madas Crticas.

    El criticismo de Kant no es ona doctrina filosfica, sinouna magna aplicacin integral del mtodo enonciado porHome para estudiar los problemas del conocimiento . Sinadherir al escepticismo, Kant desenvolvi frente a los em-pricos y racionalistas la . posicin eclctica y conciliatoriade Leibnitz, atriboyendo a los sentidos la materia y a lainteligencia, la forma de todo conocimiento.

    Oposo Kant un rgido dogmatismo moral al escepticis-mo lgico, defendiendo en nombre de la conveniencia prc-

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    tica la necesidad de ciertas hiptesis metafsicas que l mis-mo haba considerado ilegtimas ante la pura razn.

    Kant no fu idealista en el nico sentido filosfico deesta palabra, aplicable antes a Berkeley y despus a. Schell-ing y Hegel; su idealismo moral es el compatible con todoslos sistemas metafsicos.

    Kant ha sido en teora el ms severo adversario de to-da nueva metafsica qoe significase un progreso de la filo-sofa y en la prctica result el ms obsecuente aliado de lametafsica tradicional . Siendo absolutamente ateo, Kantse preocop de disimolarlo explicando en trminos religio-sos su riguroso pantesmo moral, para no herir de frente lascreencias reinantes en su medio ; incurri as en la hipocre-sa comn a casi todos los filsofos.

    Aunqoe el eclecticismo pragmatista de Kant carece devalor filosfico actual, su obra constituye uno de los msgrandes monumentos llegados por la razn humana a la ad-miracin de los historiadores de la filosofa.

    (De RENOVACION . Buenos Aires).

    N. de la R . Circunstancias especiales, relacionadas con la po-ca de la publicacin de esta revista, nos impidieron adherir al home-naje universal que se le haca a Kant, en abril de este ao, con motivodel segundo centenario. Sin embargo, aprovechamos la oportunidad,y para solaz espiritual de los lectores de ESTUDIOS reproducimos elmagistral artculo del Dr . Jos Ingenieros acerca del filsofo deKoenigsberg.

    Como un dato curioso e interesante consignamos el hecho de viviren una provincia de nuestra repblica (Chiriqu) el seor EmilioKant, el nico descendiente varn de la familia del gran sabio .

  • EL SECRETO DE ANATOLE FRANCEPor E. GOMEZ CARRILLO

    Francia celebra en estos momentos, con piadosa emo-cin, el jubileo de Anatole France . Todas las flores de laretrica oficial, de la retrica acadmica, de la retrica pe-riodstica, llueven gravemente sobre la cabeza blanca delglorioso octogenario. Y el nico que, en medio del home-naje, se atreve a sonreir con algo de irona es el maestromismo, que murmura Es demasiado, con un gesto de asom-bro pueril, que hace pensar en la Pisanela cuando la lluviade ptalos que ha de ahogarla comienza a caer sobre sucuerpo. En realidad, lo que ms debe divertirle no es quelas corolas sean tan abundantes, sino que sean tan unifor-mes. Desde los ministros hasta los reprters, todos buscanen esta circunstancia rosas que sean smbolos de claridadcristalina, de orden armonioso, de pureza marmrea, desencillez helnica, de gracia natural, espontnea, cndida,fcil, simple.

    La prosa del sublime prosista resulta, a travs de lasdefiniciones que de ellas hacen sus admiradores, un ma-nantial claro que surge sin esfuerzo de las profundidadesgeniales de la raza . El elogio es muy antiguo, que ya enel Jardn de Epicuro encontramos las lneas siguientes, queprotestan contra ese error : Dir, pues, que no hay estilosencillo ; lo que hay son estilos que parecen sencillos y queconservan largo tiempo un aire juvenil . Lo nico que nosqueda por buscar es la causa de esa apariencia feliz . Ypensaremos, naturalmente, que la deben, no a menos rique-zas de elementos diversos, sino a que esos elementos estnmejor fundidos y forman un todo en el que las partes no

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    ESTUDIOS

    se distinguen . Un buen estilo, en suma, es cual el rayo deluz que entra en mi habitacin en este momento y que debesu claridad pura a la mezcla ntima de los siete colores quelo componen. El estilo sencillo es la luz blanca. Es com-plejo y parece simple . La sencillez bella del lenguaje noes sino una apariencia . Hay en estas declaraciones unaespecie de coquetera de ser impecable que no quiere pare-cerlo . . . ? Muchos, ante la transparencia, de las pginasdel maestro, en las cuales las frases corren, rtmicas y es-pontneas, como las aguas de un arroyo, lo han credo y lohan proclamado. El mismo Moreas aceptaba el dogma dela naturalidad sin afeites de Anatole France. Y agregaba:

    Por eso resulta tan montono . . .Pero se equivocaba. El estilista que ha compuesto con

    las mismas manos doctas y pacientes Thais y la Rotis seriede la Reine Pedan qoe, Le Lys Rooge y Le Mannequin d'Osier, L'Etui de Nacre y Le Crime de Sylvestre Bonard;el mago cuyas frases cantan con igual perfeccin ardienteshimnos de amor y epigramas ligeros ; el pintor que lo mis-mo nos ofrece inmensos frescos, en los cuales palpitan losesplendores antiguos, que diminutas tablas, en las que bri-llan los perfiles maliciosos de las parisienses ; el coroplastaque, despus de una nfora, modela una figulina danzante,y despus de una estela funeraria cincela una metopa b-quica ; el que, con la materia flotante del idioma, ha reali-zado la unin de las artes soadas por los wagnerianos ; elque pone en sus obras msica, color y lnea, el incomparablemaestro de todos los maestros, no es montono . Es incon-fundible . Sus pginas llevan siempre el mismo sello, y sulengua tiene siempre el mismo acento . Pero dentro de esasingularidad que constituye el estilo y el carcter, el nmero,el ritmo y el movimiento, son infinitos.

    Infinitos, tal vez . . . Fciles, no . ..Y estas ltimas palabras no son yo quien las pronun-

    cio, sino el propio Anatole France . Hay que leer el testa-mento literario en el cual el maestro confa a uno de susdiscpulos el secreto de su arte, para darse cuenta de lo quesignifica el trabajo, el esfuerzo, la labor escrupulosa, den-tro de la realizacin literaria. Venid, hermanos mos ; ve-

  • ESTUDIOS 113

    nid, vosotros los que creis que se puede escribir cual lospjaros cantan ; venid a escucharme estas confidencias quecasi son de ultratumba, si queris tener una, idea de la pa-ciencia que se necesita cuando se quiere llegar hasta el mi-lagro. No habis dicho ms de una vez con orgullo quesois capaces de enviar vuestras cuartillas a la imprenta sinleerlas? Pues leedlas despus de publicadas . Y si no en-contris en ellas nada que os cause vergenza, es porque,verdaderamente sois incorregibles . Corregir ; he ah laclave del arcano.

    El autor de La vida de Jess a quien tambin se con-sidera por todos como uno de los brujos de la sencillez fcil,cristalina y espontnea correga seis veces las pruebas desus libros. Os espantis, hermanos? Pues Anatole Fran-ce, en esto como en todo, va ms all que Ernesto llenan.Anatole France corrige siete pruebas, para quitar y poner;para quitar, sobre todo ; y tambin para buscar el ritmo,que no slo depende de la medida, sino tambin de la pun-tuacin, y para dar relieve a las imgenes ; y para limar losngulos que se forman al pasar de un prrafo a otro ; y pa-ra limpiar las frases de conjunciones, de consonancias, derepeticiones.

    Ante todo dice, dirigindose a su joven amigohay que arrancar las malas hierbas del qu, del pues, delquien, del por lo cual, del coyo, del tanto ms, que dan a laprosa un aire collituerto. Para eso, resulta necesario des-terrar el punto y coma, signo bastardo, que no es ni puntoni coma, y que si convena en la poca de las arengas y delas oraciones fnebres para marcar el reposo en el perodo,hoy es intil . Hoy, en efecto, vivimos en la era del telgra-fo. As, hijo mo, cuando puedas cortar la frase, apresra-te a hacerlo. La ms bella frase es la ms breve. Las fra-ses amplias y melodiosas comienzan por mecernos y acabanpor dormirnos . Y en cuanto a las transiciones, brlate deellas . La mejor manera de pasar de un prrafo a otro sinque el lector lo note, es dar un salto ligero.

    Al llegar aqu me parece oir decir a algunos de los quecreen en el estilo fcil:

    La prueba de que no se trata ms que de teora est

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    ESTUDIOS

    en que en esas mismas lneas hallamos repeticiones y con-junciones.

    Cierto. Slo que son repeticiones voluntarias y con-junciones inevitables . El arte de escribir es el que de me-nos elementos dispone . Las palabras que expresan el mo-vimiento general de la vida son siempre las mismas . Paraarreglarlas de manera que suenen musicalmente Y que nochoquen por su pobreza, se necesita un cuidado exquisito.

    En un escritor digno de ser estimado dice el maes-tro, las repeticiones no existen, hijo mo. Sin duda en-contrars en mis prrafos una palabra que vuelve a menudo.Es el leit-motiv de la sinfona. Reemplazarlo por un sin-nimo, sera locura . No hay sinnimos. Un vocablo no fas-tidia con sus retornos ms que cuando est mal colocado.Respeta, pues, la palabra y cambia la frase.

    Luego, ampliando su enseanza agrega:En el fuego del trabajo de escribir, nos dejamos a

    veces, llevar por los entusiasmos pindricos. No gargari-zamos con nuestros propios ritmos. Y poco a poco llega-mos a no distinguir lo falso de lo legtimo . Por eso hay quetrabajar en las pruebas, con la pluma y las tijeras, cortan-do, cambiando. La operacin de cortar es cruel, pero ine-vitable. En las primeras pruebas trato de limpiar la prosade lo intil, de poner los prrafos en donde deben estar lasfrases. Al fin, en la quinta prueba, no me ocupo sino delos adjetivos. Algunos escritores buscan el resorte de susefectos en el verbo. Yo tomo cualquier verbo, el ms mo-desto, el que mejor indica el movimiento . Luego me con-sagro a cuidar los adjetivos. En este punto soy un disc-pulo de Voltaire. Acurdate, joven, de que el patriarca deFarnay deca de los adjetivos : Para qu prodigarlos, sihan de expresar lo mismo? Si los multiplicamos, hay quecontrariarlos . Y no hay que desdear tampoco el adjetivonegativo de una belleza inesperada . . .

    La sexta prueba es la que le sirve para dar ligereza alas frases demasiado ricas y para verificar la exactitud delos documentos. Anatole France no puede consolarse dehaber dicho, en su famoso cuento del Procurador de Judea,

  • EsTUDIos

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    que el Vesubio humeaba . . . En la poca de Jess, el Ve-subio no haba an despertado de su sueo milenario . Nofu sino en 55 . . . Y si decs que eso no es gran cosa, her-manos mos, el maestro os contestar que no sabis lo quees escribir. No hay que equivocarse, en efecto . La litera-tura es un arte exacto, como las matemticas son una cien-cia exacta . Dentro de esas exactitudes, caben todos los en-sueos y todas las fantasas. Lo que no cabe es la igno-rancia y el descuido. El descuido, sobre todo ese descuidoque se llama desenfado . ..

    Por eso dice el maestro, despus de corregir yomismo mis seis primeras pruebas, la sptima la pongo enmanos de otra persona que ve lo que yo no he logrado ver ..

    Y agrega:Cuando leo esa ltima prueba corregida, me aver-

    genzo de lo que siempre se me ha escapado . . .Tal es, en resumen, la retrica del estilista ms puro,

    ms armonioso, ms expresivo de nuestra poca . No esms que un esbozo, una indicacin personal . Pero as y to-do, yo encuentro en l una substancia ms generosa que entodos los tratados que se ensean en los Institutos . Porqueen sus frases breves est la gran humildad del que, siendoconsiderado cual un mago, confiesa que la magia es un es-fuerzo, y nos repite, ennoblecindola y santificndola, lafrase admirable del naturalista que dijo : El genio no esms que una larga paciencia . As, hermanos mos, he tra-ducido para vosotros esas palabras con la misma fe y lamisma esperanza con que los antiguos escribas de Alejan-dra ponan en griego los versculos arameos de los actosde los apstoles.Pars, abril de 1.924.

    (Del REPERTORIO AMERICANO, Costa Rica) .

  • LA PSICOLOGIA EXPERIMENTALPor ADOLFO M . SIERRA

    (Argentino)

    Despus del horroroso choque beligerante de estos lti-mos aos, dice Pieron, el orden de las relaciones cientficasinternacionales comienza a restaurarse, y la psicologa esuna de las ciencias ms favorecidas en este sentido, ya quelos problemas de la ltima guerra han abierto a su visinnuevos panoramas espirituales y novsimos campos de ex-presiones . La ciencia psicolgica, contina Piern, se ha-lla en va de progresos rpidos, tiles y definitivos . ..

    Como se ve, no puede ser ms explcito ni categricoel ilustre profesor de la sobornne y Redactor en Jefe deL'anne Phychologique . Antes de la guerra algunos esp-ritus fatigados, entre los cuales puede citarse al propioAlfredo Binet, se sintieron descredos y un tanto cuantoamargados ante los resultados todava demasiado confusosy no pocas veces contradictorios, que hasta esa data osten-taban los archivos de los laboratorios de psicologa experi-mental. Desde el ao 1873, poca en que Wundt fundaraen Leipzig el primer laboratorio de Psicologa experimental,en el mundo, hasta los tristes das premonitorios de la grancatstrofe guerra (1914), qu ingrvido y mezquino habasido lo logrado! Salvo algunas adquisiciones ms o menoscontrovertibles de orden sensorio (psico fisiologa), pocoo nada haban conquistado los psiclogos experimentalistasen el terreno de los problemas espirituales, o en la utilizacinprctica de los hechos acumulados . Tal discurran los cr-ticos adversos a los mtodos experimentales en psicologa.Como Kant que en su clebre epstola a Sommering denega-

  • ESTUDIOS 117

    ba a la psicologa la posibilidad siquiera de erigirse en cien-cia, ya que los materiales que abordaba escapaban, segn l,a la medida y al clculo, as tambin Francisco Brentanopreconizaba en sus postreros aos de publicista que la psi-cologa no deba ni podra aspirar a otros mtodos que aaquellos meramente empricos, y por lo tanto basados en laintrospeccin. El contagio mental de estas crticas negati-vas, demasiado acervas en ciertos momentos, fu tan inten-so, que no pocos espritus reflexivos cedieron a su influjo.El propio Jos Ingenieros, entre nosotros, tan avisado y hon-do de suyo, dejse impresionar de escepticismo y en la 51edicin de sus Principios de Psicologa (1916) escriba tex-tualmente : "Medio siglo de psicometra no ha bastado paraensanchar los dominios de la experimentacin ms all delmites exiguos sin que por ello sus resultados sean hoy me-nos inexactos que antes" . Mas advirtese claro que al ha-blar de los censores del mtodo experimental en psicologa,en modo alguno entendemos referidos a Mr . Postileff. No;este grafmano nada alberga de comn con la seriedad deltema decentado. Su difundido libro intitulado La Crise dela Psychologie Experimental en un burdo ingrediente parala galera . Se habla all de tcnicos experimentales que des-conoce ; critica dispositivos que jams contralore personal-mente, y preconiza mtodos cientficos a seguir imposiblesde poner en prctica . Su "Crise de la psychologe" etc.,ms que un libro de crtica cientfica sugiere la sensacin,como dice Claparede, de un confuso programa de estudiossobre tpicos heterclitos e irrealizables . Y as, es leyendopublicaciones del jaez de esta de Mr . Kostileff que cobrasentido real la amarga frase de Dantn : demoler por de-moler a qu conduce! Es ms, hablando Mr

    . Kostileff dela bancarrota de la psicologa experimental, produce el mis-mo efecto que a un ciego de nacimiento que por el perfumede las flores quisiera adivinar sus colores.

  • urgen be tuoA rargo del Cirrnriadn J[ anurl lag

    TRES LIBROS DE LA EDITORA INTER-NACIONAL ( e )

    INGERBORG : B . Kellermann. En esta ocasin senos presenta el autor de aquel maravilloso libro de puraimaginacin que se llama "El Tnel", bajo una faz entera-mente distinta . No es ya el pico cantor en prosa de losmilagros que la Ciencia y el Genio del hombre realizan ensublime connubio, sino el novelador de una alma rara y so-litaria, y por cima esto, el mago del viejo bosque ; encanta-dor que nos descubre sus bellezas, las divinas armonas quepueblan sus contornos y se escapan por entre las ramas desus rboles centenarios.

    Una vida misteriosa, pero potente y llena de atractivovela al rededor del bosque y en todos los seres y plantas quel habitan ; bosque encantado para el hombre que compren-de y ama la Naturaleza! Y como una flor nacida en el co-razn mismo del boscaje : Ingerborg! . . . Ingerborg, la delas dulces pupilas "como turquesas brillantes", de tez ne-vada, tierna como el blanco cervatillo bblico, y libre comola ms libre de las aves de su bosque.

    Como siempre, como en la vida, all en ese eglgico lu-gar, donde al parecer reina eterna placidez, la tragedia delamor tambin se desarrolla, aunque no reviste tonos en-cendidos, resulta s la tragedia plena de tristeza, dolorosa ysentimental de dos vidas rotas por la pasin de Ingerborg;un artista estilo Renacimiento, que exhala al morir junto conel ltimo aliento la postrera armona de su mgico violn, quees la de su alma lrica y enamorada . . . En tanto, un so-ador, frente al bosque, en vetusto y romntico castillo,

    (*) Los libros de la Editora Internacional se encuentran en la"Librera Minerva" de P. Velarde.

  • ESTUDIOS

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    aora das felices de pasin, idos para siempre, y es la suyauna larga, interminable agona, dulce y silenciosa . En elms leve rumor del bosque cree or la voz de Ingerborg, yen cada sendero u oculto recodo su alma espera ver surgirla luminosa aparicin

    Frente a la desolacin infinita de los pobres humanos,el viejo bosque se renueva, parece que el alma selvtica ypotica de Ingerborg drada fugitiva lo animara eter-namente. Y mientras los hombres sufren por la ingrata,tan lejana, ella obedece el mandato irresistible de su destino,y cumple su misin bajo el sol, como un pjaro, o unaflor . . . Y el bosque eentenario, impasible como un diosantiguo, indiferente al dolor humano, se renueva en cadaprimavera !

    arrtrs

    EL REY : Karl Rosner . El compilador de "Las me-morias del Kronprinz", publica un libro, al parecer trunca-do, en el cual se acenta el deseo de excusar la actitud deuno de los jefes de Estado durante la Gran Guerra . Contal propsito nos hace asistir a los delirios de una alma d-bil y martirizada, que se esconde bajo una apariencia defirmeza y de heroicidad.

    Es la poca de la ltima gran ofensiva germana ; ocul-tamente, misteriosamente, se prepara el ataque definitivoque ha de dar el golpe de gracia a las potencias coaligadas.Vense pasar los principales actores de la tragedia, prximaa estallar : el Kaiser, el Kronprinz, los Mariscales Hinder-burg y Ludendorf, oficiales y soldados : todos los que anhe-lantes esperan y se preparan para el encontronazo definiti-vo. Horas desesperantes, de angustia infinita en las cualeslos minutos que preceden a la hecatombe tienen la duracinde siglos. Luego, tarda, pero inexorablemente llega la ho-ra fatal . El ataque empieza:

    "La una y nueve . . . El minutero corre en la luz delfarol de bolsillo.

    Y de repente retumban colricas las sombras . . . y vuel-ve a tronar . . . y otra vez . ., Y segundos ms tarde se

  • Izo ESTUDIOS

    desgarra el palio cerrado del cielo . . . Es como si unos pu-os furiosos sacudiesen la luz escondida tras el velo negroy la arrastrasen fuera de las sombras nocturnas . ..

    Redencin ! . . .Las manos revolotean ; indican aqu y all. Interjec-

    ciones, gritos, palabras que rompen sus cadenas, y saltande los labios, y se pierden en la noche alborotada . ..

    Toda la lejana se ha despertado de golpe . . . Se des-ata multiforme ; se levanta tambalendose en el horror dela noche truncada . . . y se abalanza sobre ella con furor . . .con rabia, con locura . . . Los abismos se abren rugiendoy vomitando fuego rojo . . . Purpreos, como acero en fu-sin, son esos incendios . Y tienen reflejos amarillos, ver-des, morados . . . Como gavillas inflamadas salen de lasbocazas de los caones . . . como lavas de un volcn . . . comoun surtidor de centellas . . . como el salpicar de un torrentede fuego . . . Y se remontan al firmamento de donde derepente han desaparecido las estrellas . . . y describen unaparbola gnea . . . y derraman sobre la tierra su jugo mor-tfero y la rajan con sus martillazos fieros . . . Y de lossotos se alzan crteres horribles que lanzan sus escupitazosde hierro a los campos estreihecidos . . .

    Arriba, en la plataforma de la torre que el viento mece,nadie habla ahora.

    Como hipnotizados estn todos ; el uno en la v. :ni! r,los otros detras de l . ..

    Todos lo saben : la Fatalidad avanza . ..Una vez, cuando se oye un tableteo ms fuerte y cuan-

    do un llamear ms claro ilumina el soto, pregunta algo elgeneral . ..

    Pero nadie se mueve, nadie le contesta ; nadie . . . Co-mo si hubiesen perdido el habla : igual . ..

    Y el cielo sigue en sus convulsiones agnicas.Cientos de cclopes han salido de los crteres cenago-

    sos y de los abismos sangrientos de la tierra, y se han aba-lanzado sobre la noche . Y ahora la ahogan, la zarandeandespiadados. Y ella abre su seno febriscente, y jadea yflaquea y muere . . .

  • ESTUDIOS

    121

    Los reflectores titubean, mariposean en el horizonte,y luego ahuyentados, latigueados por el oleaje de fuego, su-ben a lo alto . . . y all se esfuman, se disipan, vctimas tam-bin de este flujo de llamas que todo lo anega, que todo loinunda . ..

    Pero en el horror inhumano de esta grandiosidad vuel-ven a serpentear los cometas blancos, rojos y verdes de lasgranadas luminosas . . . Parecen nios . . . se quedan pa-rados, encogidos, palpando, buscando durante unos minutos,medrosos ante el horror de este infierno, y luego se desplo-man poco a poco, apagndose, murindose . ..

    Y contemplndolos cmo nacen y viven y acaban, elRey piensa algo que le hace estremecer:

    "Criaturas . . . !" se dice. Y luego "Hombres! ..Hombres de carne y hueso que estn all y lo tienen quesoportar . . .!"

    Vuelve a alzarse una bomba de luz . . . culebrea hasta elcielo . . . apaga las estrellas . . . y se desploma . . . se deshaceen una lluvia de centellas rojas sobre el Imperio de la Muer-te

    Despus, la rota . El rey desesperado y triste buscarefugio y se aleja para siempre : una monarqua centenariay hazaosa que se derrumba . . . Inmensa tristeza en lasalmas, y como final del libro : "El tren sin luces, sombro,corre a toda marcha por la obscuridad".

    LA VIRGEN DEL SOL : Otfrid von Hanstein, No-vela del tiempo de los Incas gloriosos, fines del reinado deHuiracocha, "Lgrima Sangrienta", y comienzos del de Yu-pancui el Grande. Bien venida sea . Hora es ya de queesas pocas fastuosas de las grandes civilizaciones indo-ame-ricanas tengan sus cantores . Y cuando decimos cantoresno nos referimos nicamente a los poetas, sino tambin alos novelistas, que saben idealizar los sucesos y las cosas, yelevar los espritus a las inmortales regiones donde moranuestra madre santsima la Belleza .

  • 122

    ESTUDIOS

    Sombra divina de Salamb, plida sombra de Snnicala Cortesana, cmo surge vuestro recuerdo leyendo estas p-ginas de reconstruccin histrica que forman "La Virgendel Sol".

    Vense all tambin delineados y aparecen con todas suscaractersticas prncipes, nobles y plebeyos, sabios o amau-tas, sacerdotes del dios Inti (Sol) con su pontfice, el hui-llac-omo, o cuidador de los tesoros del Templo de Inti ; ma-macoyas (esposas de los Incas) y las asilas o vrgenes delSol, que en el templo tenan sus atribuciones relacionadascon el culto sagrado, y eran algo as como las vestales ro-manas, puras e intocables hasta tanto fueran escogidas pa-ra esposas de los prncipes.

    Cuzco, la ciudad maravillosa, a la cual convergan lascarreteras del Imperio, la ciudad santa de Manco-Capac, vive unos das de intensa agitacin, pues tmese que el Diosdel Sol haya abandonado a sus adoradores, y permita caiganen poder de las bandas feroces que capitaneaba el virreyUscohuilca. Pero, cuando todo est perdido, aparece Yu-pancui, el ms joven de los Incas, quien ayudado por el gransacerdote Rumi Nahui consigue levantar el nimo decadodel pueblo de Cuzco, que, despus de realizadas ciertas ma-ravillas, lucha bajo el amparo de su Dios, tal los hroes deHomero en las picas jornadas de la Ilada, y al fin vencen.

    Al rededor del asedio de Cuzco, y en tanto que sucesosblicos tienen lugar, se desarrolla la novela . Sus persona-jes principales el inca Yupancui y una asila o virgen del Sol.En la pasin que une a estos dos seres hay tonos delicados,y ella los lleva despus de muchas peripecias frtiles en mar-tirios y dolores al triunfo definitivo del Dios Amor!

    Esta "Virgen del Sol" de von Hanstein, bien mereceser leda, especialmente por todos aqullos que sienten ve-neracin por el pasado glorioso de un pueblo de nuestraAmrica, grande tanto por innmeras riquezas, como porel increble progreso que haba alcanzado en todos los as-pectos de la cultura humana.

    M. R.

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