julio 2018 no. 2 distopías: es el futuro, amigo · esfuerza por explicar las razones de su vuelta...

98
No. 2 Distopías: es el futuro, amigo Julio 2018

Upload: vuhanh

Post on 30-Oct-2018

213 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

No. 2 Distopías:es el futuro, amigo

Julio 2018

2

3

www.revistatorpedo.com4

Sección

5 www.revistatorpedo.com

SecciónEditorial

¿QUIÉNES SOMOS?

El 21 de febrero de 2018 comenzó la andadura de la Revista Torpedo, publicación periódica que abarca desde la poesía, el relato, el microrrelato, el ensayo hasta la ilustración, la fotografía e incluso el teatro (todo cabe).

Somos un pequeño colectivo de gente joven (filólogos, economistas, historiadores, actrices y diseñadores, cada cual dedicándose a lo que puede) apasionados por una visión crítica de la cultura y presos del deseo de crear un espacio para la reflexión, la pausa y el disfrute.

Si bien la revista está pensada para su publicación trimestral, la complementamos con actualización de contenido web: reseñas, entrevistas, vídeos y sobre todo la “bitácora”, cajita de relatos mínimos, textos sueltos y entrecruzados en los que se narra la historia de aquellos que forman parte de la tripulación del Ramallets 2666, el submarino en donde se realiza la revista. Quien así lo deseé, puede leerla a modo de sitcom subacuática en nuestra página web.

Para contextualizar este universo hemos hilvanado un manifiesto fundacional que os añadimos en la sección EL RAMALLETS 2666. En este viaje, iniciado con adolescente entusiasmo, nuestra escotilla se mantiene siempre abierta a todo tipo de colaboraciones:

“Un cetáceo de plomo se intuye bajo el agua, parece la sombra de un nubarrón, un tímido periscopio barre en trescientos sesenta grados la superficie: es la Revista Torpedo.”

www.revistatorpedo.com5

www.revistatorpedo.com6

Editorial

NÚMERO DOSDISTOPÍAS: ES EL FUTURO AMIGO

El futuro es un compendio de presentes enlazados y en movimiento que avanzan siempre hacia adelante, sin soltarse del fino hilo que los une aunque desprendiéndose a cada soplo de una energía que no volverá. Así el tiempo va en una marcha impasible y errónea. Murmulla la madeja al soltarse. Los segundos se vuelven minutos, horas y días. Cada vez más, la bruma se hace espesa, nos empaña los ojos como lágrimas y los sueños se tornan oscuros. Mañana será otro día, pero… ¿qué día?

Esta noche, el señor Krut, empleado del Ministerio de la Felicidad Ciudadana, ha tenido un sueño: intentando volver a Omelas, curioso nombre para una ciudad, es detenido por un guardia de frontera. Se esfuerza por explicar las razones de su vuelta pero se le atragantan las palabras. Nada tiene sentido. En el transcurso de esta lucha, la noche se

6 www.revistatorpedo.com

7 www.revistatorpedo.com

Editorial

precipita sobre el sueño como una nube inmensa de polvo y el señor Krut se pone una extraña máscara antigás que apenas le permite ver. Cuando por fin el guarda lo deja seguir, cruza un cartel luminoso en el que se puede leer: Farmacotopia.

Las calles bullen abarrotadas de gente, se mueve entre un mar de anuncios. En la mediana, alargándose hasta el horizonte, una fila de personas, hombres, mujeres y niños, enterrados hasta las pantorrillas como árboles con las ramas en cruz, gesticulan arrullados por la brisa en una rara y silenciosa protesta.

Hasta allí el sueño del señor Krut, un mal viaje a otra dimensión espacial, tal vez temporal, de su realidad, otra vida posible en una ciudad siniestra. Menos mal que está aquí, en este mundo suyo, tan suyo, imperfecto pero a fin de cuentas propio. Se ha quedado sin sus gatos cuando la ordenanza municipal los prohibió, pero la ley es la ley y esta decía: gatos en llamas.

El futuro es un compendio de presentes enlazados y en movimiento, mañana será otro día, pero… ¿qué día? Cualquiera puede ser tu historia.

www.revistatorpedo.com8

NARVALES - Cuento

CACHALOTES - Poesía

BELUGAS - Microrrelato

BALLENAS AZULES - Ensayo

DELFINES - Web

9 www.revistatorpedo.com

Índice

NARVALES El último lunes del señor Krut Los que regresan a Omelas Gatos en llamas Farmacotopia Volvemos en 7 minutos Árboles Mal viaje

CACHALOTES Inercias Alta definición Manual de usuario Diabolus ex maquina Mi tierra no es la tuya Moscas Leviatán

BALLENAS AZULES Distopías de la postmodernidad

DELFINES La tierra errónea Bitácora Silvia J.Medel

LLAMADA A FILAS(Convocatoria prox. número)

TRIPULACIÓN

COLABORADORES

..........................................................................................................................................................14.......................................................18......................................................24......................................................28.......................................................40.......................................................44......................................................48

..........................................................................................................................................................54.......................................................56.......................................................58.......................................................62.......................................................64.......................................................66.......................................................68

..........................................................................................................................................................72

..............................................................................................80........................................................82.......................................................84.......................................................85

..............................................................................................86

..............................................................................................88

..............................................................................................92

10

FOTÓGRAFOGABRIEL PIÑERO

Gabriel Piñero. El Puerto de Santa María 1993. Su alrededor intentó arrastrarlo siempre hacia las ciencias pero su cuerpo terminó por sumergirlo sin remedio en el abismo del arte.Decide dar este paso a los 19 y ahora, con 24, es actor, iluminador y fotógrafo.

Como actor, ha recorrido España y parte de portugal haciendo escala en lugares como el teatro romano Mérida, Itálica, Segóbriga, Hospitales de Llobregat, teatro Jovellanos, teatro Gayarre, Palacio de congresos de Santander, Sintra, Coimbra, etc.

Como iluminador, ha diseñado para directores como Antonio Guijosa, Carlos Silveira y Luis Sorolla. Sus logros más destacables son sus ayudantías de iluminación de Un Cuerpo en Algún Lugar en el Teatro Pavón Kamikaze y Yogur Piano en el Centro Dramático Nacional.

En el campo de la fotografía ha tenido un desarrollo más personal, trabajando para terceros solo en alguna película y en el festival de cine de San Sebastián.

El resto de su obra fotográfica solo la conocen familiares y amigos. Y visitantes de bares y galerías de su cuidad natal.

11 www.revistatorpedo.com

www.revistatorpedo.com12

13 www.revistatorpedo.com

NARVALES

www.revistatorpedo.com14

Narvales

EL Ú

LTIM

O L

UN

ES

DEL

SEÑ

OR

KR

UT

AN

AÏS

EG

EA

El señor Krut trabajaba en el Departamento de la Felicidad Ciudadana. Por lo general, su rutina era sencilla. Desde hacía trece años, entraba en la oficina a las ocho de la mañana y, lo primero, echaba un ojo al gran monitor principal y comprobaba que todos los pilotitos estaban en verde. Mientras los androides zumbaban a su alrededor comprobando algoritmos, él leía la prensa diaria. A media mañana, tomaba un café mirando por el gran ventanal del Departamento. Después, volvía a comprobar que los pilotitos seguían en verde y dedicaba las últimas horas a avanzar en su novela. A las dos, firmaba el informe, fichaba y volvía a su casa.

Krut sabía que era un privilegiado. Desde la tercera revolución robótica, y gracias a la aprobación del Decreto Ley de Preservación Laboral Humana, se había vuelto obligatorio que se contratara a un ser humano para cada entorno de trabajo. Salieron a concurso unos pocos puestos gubernamentales y, tal vez gracias a un momento de absoluta inspiración en el examen, quizás por sus lejanos lazos familiares con un ministro, consiguió aquel puesto vitalicio y, con él, la fortuna de formar parte del 0’04% de población no robótica con un puesto de trabajo.

Además, ser supervisor del Departamento de la Felicidad Ciudadana, no solo era un honor. También resultaba cómodo. O, por lo menos, lo había sido durante los trece años previos a aquel lunes en

15 www.revistatorpedo.com

Narvales

que se encendió el pilotito rojo.Tres carreras, dos máster, dos doctorados y un premio literario nacional habían preparado al señor Krut para conseguir el puesto, pero no para ejercerlo. Aquella lucecita roja parecía una burla, una tarjeta de expulsión, una prueba clara de su incompetencia. El piloto parpadeaba en silencio, pero el señor Krut lo sentía gritar. No tenía ni idea de qué debía hacer.

Un discreto “bip” de su dispositivo cardíaco le recomendó que tomara una píldora extra para apaciguar su estrés, y así lo hizo. Una vez notó que el corazón recuperaba ritmo de fado, se ajustó la corbata y acercó su silla giratoria hacia el monitor. Pulsó en el bocadillo rojo que parpadeaba en la pantalla y abrió la ficha del ciudadano problemático.

“Sujeto no ingiere dosis”, rezaban unas letras rojas encabezando la ficha de una chica de trece años llamada Amaia. En el informe podía verse que la muchacha acababa de pasar, no hacía ni un mes, de prepúber a adolescente y, como era natural, se le había asignado la dosis necesaria para contrarrestar la Disforia Premenstrual que, seguro, iba a desarrollar. Sin embargo, por primera vez en sus trece años de servicio, el señor Krut se enfrentaba a una adolescente que no estaba ingiriendo sus píldoras decretadas.

El señor Krut investigó si podía deberse a algún problema familiar. La madre era una regular consumidora del mismo fármaco y, además, ingería reguladores

de serotonina sin saltarse ni una dosis. Parecía una buena mujer. Por su parte, el padre mantenía a raya las posibles bajadas de litio. El señor Krut navegó por el historial familiar: todos ellos cumplían religiosamente con la ingesta obligatoria desde la Regulación Estatal de la Felicidad Cotidiana. Una familia exenta de suicidas, un expediente sin mácula.

Las pesquisas realizadas calmaron un poco al señor Krut. Era una jovenzuela, venía de una familia dócil, nada resultaba alarmante. Tal vez se tratara de un error del dispositivo cardíaco: de todos es sabido que es muy difícil acertar con la dosis de una persona con las hormonas en eclosión. Además, la familia de Amaia era post-obrera. Al haber sido borrados del mundo laboral, se dedicaban a pulir, engrasar y reciclar piezas y a cambiarlas por alojamiento e hidrato-proteínas a las afueras de uno de los conglomerados fuertes de la ciudad. Los post-obreros no saben mucho de leyes ni de salud ni de felicidad ciudadana.

El señor Krut se ajustó la corbata, se enfundó la chaqueta, se prendió del pecho por primera vez su placa de Supervisor del Departamento de la Felicidad Ciudadana y tomó un taxi hacia el suburbio en el que aquella muchacha se había desviado del camino de la lógica y el bienestar. Al llegar a la barriada 44 del distrito Amazapple-Berg, no le llevó demasiado tiempo encontrar el apartamento de Amaia.

www.revistatorpedo.com16

Narvales

Llamó al timbre y le abrió una adolescente gordita con un pijama bastante raído.

- Soy el señor Krut, supervisor del Departamento de la Felicidad Ciudadana.

- Hola, señor Krut.

- ¿Es usted Amaia?

- Sí.

- Hemos recibido una notificación. Parece que no está ingiriendo las píldoras que el Estado le ha prescrito.

- Ah, ya. No.

- No sé si es consciente de la gravedad de este asunto. Está obligada por ley a ingerir esas píldoras. Es un asunto de seguridad nacional pero, sobre todo, personal. De seguridad de… de usted.

- ¿Quiere pasar, señor Krut?

El señor Krut, preocupado por no haber recibido por respuesta un “Perdón, es un error, perdón”, decidió pasar. Llevaba demasiado tiempo sin estar de pie y la espalda le estaba matando. Sin embargo, en cuanto cruzó ese umbral se olvidó completamente del dolor de riñones.

Las paredes y el techo de la exigua vivienda parecían enormes. Estaban completamente cubiertos de

17 www.revistatorpedo.com

Narvales

frescos. Una capilla sixtina robótica y marina, en la que un androide alargaba el brazo para tocar el tentáculo de un pulpo indolente, donde ballenas aladas convivían con tanques y personas de mirada apagada. Paredes cubiertas de pequeños dibujos entrelazados, un mundo entero de rostros que se asemejaban al que aparecía diariamente en el espejo del propio señor Krut. La belleza cruda de aquellos murales agarró el corazón del señor Krut, que ignoró el “bip” de su dispositivo cardíaco porque necesitaba sentir durante un rato más que su alma era un ratón y aquella pared un laberinto.

Miró a Amaia, esa cría tan anodina, y de repente se fijó en las motitas de pintura que constelaban su pijama y sus manos regordetas.

- Esas pastillas me dejan el cerebro espeso, señor Krut. No me hacen más feliz. Me impiden pintar.

Entonces, el señor Krut se acordó de su novela, siempre atascada en el capítulo tres. El señor Krut entendió algo sin saber muy bien qué era lo que estaba entendiendo. Y, en ese preciso instante, a pocos kilómetros de allí, un segundo pilotito rojo se encendió en la pantalla del Departamento de la Felicidad Ciudadana.

www.revistatorpedo.com18

Narvales

LOS QUEREGRESAN A OMELAS GABRIEL SALDÍAS

Cinco de marzo. Esa fue la fecha en que abandonamos la ciudad. Efectivamente, a través del paso sur. Silvia llevaba a las niñas en brazos y yo cargaba los bolsos. Sí, así es señor, los tres. Nadia nació estando afuera. Diez años. No, primera vez que regresamos. Porque… bueno, no lo sé. Claro, entiendo. Déjeme ver, déjeme pensar. Porque las cosas no salieron como lo creíamos, supongo.

Si me permite hablar, se lo explicaré. Vivíamos en el centro, en la calle a la orilla del río, ¿sí? La misma vida de cualquier omelita. Usted sabe cómo es aquí, o cómo era entonces al menos. ¿Para qué le voy a relatar los gozos, los privilegios de la vida que usted mismo lleva? No, no es sarcasmo, señor, es la más pura verdad. No quiero narrarle la felicidad a quién ya la conoció, a quién todavía la conoce. Esa certeza solo debemos tenerla los que hemos estado afuera, ¿sabe? Por eso volvemos, porque no podemos olvidar.

19 www.revistatorpedo.com

Narvales

¿Puedo hacerle una pregunta? No, claro. Claro. Usted manda: sí, la vida afuera no fue lo que esperábamos. ¿Tengo que decir estas cosas? ¿Me están grabando? Bueno, lo digo, no tengo nada que perder. La noche que decidimos irnos, Silvia acababa de regresar de su turno de servicio. Había llorado todo el camino hasta la casa y, en cuanto abrió la puerta, supe que la situación no daba para más. Yo también había tenido mis dudas, no le mentiré. Un par de meses antes tuve que rendir servicio a una nueva niña. La acababan de encerrar en el sótano y creo que fui uno de los primeros en verla doblada sobre un estómago inflado, casi calva, tuerta y babeando. En lugar de tomar la escudilla con el alimento que acababa de dejar en el suelo, se aferró a mi pierna y sollozó en voz baja, como los perros cuando se sienten solos. Temblaba como una hoja, no sé si de frío o de miedo. No habría tenido más de seis años. Después de eso, no sé, no pude dormir más. Digo la verdad, no dormí por meses. Cuando Silvia explotó, aguantándose los gritos para no despertar a las niñas, la abracé y le dije que entendía, que no tenía que darme más explicaciones. A la semana siguiente, ya estábamos en ruta. Ni siquiera miramos atrás.

Nos acogieron unos tíos lejanos que vivían en una granja hacia el sur, y de ahí nos hicimos camino a través de las montañas en calidad de refugiados. Sí, efectivamente, así nos abrieron las puertas. Fue entonces que nos enteramos del éxodo de omelitas que lleva más de medio siglo sucediendo. Ustedes lo sabían, ¿no es así? Y nunca dijeron nada. Claro, perdón, sí, pregunte. Ah, no. Al principio creíamos haber tomado una buena decisión. Las niñas fueron a la escuela, aprendieron a vestirse y a socializar. Yo me dediqué a la panadería y

www.revistatorpedo.com20

Narvales

Silvia a remendar ropa. No era una vida lujosa, eso es seguro, pero por un tiempo, estuvo bien: no pasábamos hambre ni grandes penurias. Nosotros sobrevivíamos, eso era seguro, pero a nuestro alrededor, las cosas no marchaban tan espléndidamente. Y no me refiero a los otros refugiados. La vida en Omelas lo prepara a uno, lo vuelve eficiente, práctico, refinado. A raíz de esto, el mundo de afuera nos recibe con los brazos abiertos y nos abre las puertas a sus más exquisitos y delicados manjares. Somos, en gran medida, los mejores ciudadanos de un país que no nos pertenece.

Pero, ¿y los demás? Yo no sé si usted está al tanto de esto, pero afuera, más allá de los Verdes Campos de Omelas, la gente muere en la mierda. No exagero: asesinados o asfixiados en la calle, sus cuerpos amontonados en los rincones, devorados por moscas y ratas. Gente buena, no crea que lo estoy exagerando: gente decente, digna, noble, niños, hombres, mujeres y ancianos. Hacinados, maltratados, enfermos, ignorantes, tristes, así mueren miles, día a día, más allá de las fronteras de Omelas. Y usted quizás piense que se trate de sacrificios, como los que aquí se estilan, pero estaría equivocado. La lógica trastornada de Omelas es un privilegio allá afuera, créame: ojalá los infantes nacieran deformes para entregar felicidad a sus familiares y vecinos, ojalá los niños fueran maltratados para bendecir con sus cicatrices a las ninfas desnudas que ríen mientras se bañan en las límpidas aguas del río. No, tal cosa es una fantasía. Allá afuera, el sufrimiento no obedece a ningún principio de caridad o solidaridad humana, sino que se esparce, como una enfermedad, sin ofrecer misericordia alguna al desafortunado. De hecho, mientras peor son las condiciones de la persona, más altas son sus probabilidades de sufrir. Gente decente, se lo digo, buenas personas, destruidas por una bacteria asesina o un padre alcohólico. Es espantoso, es inmoral.

Frente a esto, ¿usted qué habría hecho? Se lo pregunto, porque lo veo ahí tan cómodo en su sillón, que la curiosidad me corroe. No tengo que indagar mucho para saber, a ciencia cierta, que usted jamás ha dejado Omelas, ¿me equivoco? Claro que no. Demasiado íntegro, perfectamente holístico. No tiene las cicatrices del exterior, le falta el espíritu quebrantado de los que hemos vivido en el páramo. Y eso que el páramo ha sido benevolente con nosotros, por eso estamos aquí ahora. Haga el esfuerzo e intente imaginar todo esto que le narro y

21 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com22

Narvales

dígame si es que usted no habría vuelto también. Dígame, de verdad, se lo ruego, ¿no habría regresado también, con la cola entre las piernas, a rogar por un poco de la miseria que despreció inicialmente?

¿Cómo dice? No, no tema, que en este cuerpo ya no queda ni un gramo de idealismo. Silvia le dirá lo mismo. Una vez que nació Nadia, el regresar se volvió urgente. Nadia, verá usted, no es de aquí, ella nació en el barro, en la mierda, junto a todos los demás, por lo que sus oportunidades de ser feliz son cada vez menores. El año pasado casi la perdimos a causa de una peste que la dejó paralizada de un costado. Ahora cojea al caminar y no habla muy bien, pero al menos está viva. Otros no tuvieron tanta suerte. Por eso estamos de vuelta, ¿lo ve? Porque nos dimos cuenta de que es mejor un calvario planificado que uno impredecible. Nos hemos vuelto pragmáticos, compañero y la indignación se ha vuelto un lujo demasiado caro como para poder ostentarlo. Prohibitivo, sépalo.

Así que, ¿podemos entrar? Estamos arrepentidos, no le quepa la menor duda. Sí, también estamos al tanto de la alta demanda que hay por volver. Incluso cuando acabábamos de salir, recuerdo a algunos que anhelaban crear vías para el retorno. Traidores, pensé entonces, pero ya no lo pienso así. A juzgar por estas gigantescas aduanas, creo que lograron su cometido. Nosotros estamos agradecidos de su benevolencia, agradecidos de verdad por tener una segunda oportunidad. Claro, sabemos que no es gratuito y que es necesario pagar un precio para poder volver a gozar los privilegios de nuestro hermoso país. Por eso nos eligieron, ¿no es verdad? Dígame la verdad, aquí entre nosotros, cuando revisaron nuestro archivo, seguro que notaron la condición de Nadia, seguro que no pasó desapercibida y por eso nos contactaron tan rápidamente, ¿no? Porque sé de otros que llevan meses sin escuchar respuesta alguna, pero a nosotros, en cosa de una semana ya nos habían dado audiencia. Fue por la niña,

23 www.revistatorpedo.com

Narvales

¿no es así? Claro, tiene sentido. Comprendo, y sé que Silvia también lo comprenderá.

A Nadia habrá que explicárselo más detenidamente, con tacto, de tal forma que comprenda que su tristeza y su sufrimiento, lejos de constituir una maldición sobre ella, resultarán en una bendición sobre nosotros y sobre todos los demás habitantes del país. Entenderá, créame, con el tiempo entenderá que de sus llantos nacerán las más hermosas melodías y que sus lágrimas poblarán de risas los prados de la verde ciudad. Lo comprenderá, tenga certeza, pero puede que tome un poco de tiempo porque, verá usted… ella no es de por aquí.

www.revistatorpedo.com24

Narvales

GATOS EN LLAMASCRISTIAN RUBIO

Vosotros ya lo sabéis, el castigo por esconder un gato doméstico era la muerte y nosotros teníamos dos. La fecha límite cumplía a medianoche y ahí continuaban, en el sofá, en forma de huevo el pequeño y en posición de esfinge el mayor. Los gendarmes no tardarían en llegar, sabían de los mininos de las casas viejas, así que había que tomar una decisión de inmediato para evitar un pelotón de fusilamiento. Mi mujer, siempre más decidida, abrió la puerta y los felinos saltaron como un resorte hacia el pasillo en dirección a la calle; más allá del rellano había un mundo perfumado con novísimos olores y, frente a casa, sobre el andamiaje de una finca en construcción, revoloteaban palomas grises que bajo la luz de las farolas parecían amarillas. Dubitativos, los gatos se detuvieron a olisquear la cortina imaginaria entre el adentro y el afuera.

Desde el pasillo, observábamos cómo se iban de casa con delicadeza extrema, los ojos fijos en el aleteo de los pájaros. Cuando me acerqué para cerrar la puerta volvieron sus cabezas

ciento ochenta grados, como un periscopio, y tuve sus miradas de astronauta sobre mí todo el tiempo que tardó en cerrarse. No os imagináis la sensación. Mi mujer me acarició la espalda y nos abrazamos para romper en el llanto de los traidores. Un rato después, nuestra esperanza de que hubieran huido se esfumó al observar por la ventana a los gatos instalados en el umbral, aburrido y bostezando el grande, hecho un ovillo y durmiendo el pequeño.

Ante este fracaso, mi mujer los abordó cucharón en mano escacharrando una gran olla para ahuyentarlos. Salieron volando hasta perderse al final de la calle pero al poco, como duendecillos del bosque, los ojos marrones del grande aparecieron tras la esquina y luego los del pequeño y volvieron por donde habían huido, cada paso ocupando la huella del anterior, el mayor delante, como siempre, y el otro detrás. Cuando se cansaron de rascar las jambas de la puerta se reclinaron sobre la alfombra y al unísono empezaron a acicalarse. Una vez limpios se tumbaron a esperar a que algo sucediera.

25 www.revistatorpedo.com

Narvales

Los gendarmes podían llegar en cualquier momento y no serían gentiles. No lo fueron con los pájaros cantores ni con los peces de acuario, ni las tortugas, ni los cerdos vietnamitas, ni las iguanas ni los perros. Según el Alcalde, la ciudad estaba a un asalto de caer a plomo: cercados por tierra, aislados de Internet, sin contacto con el exterior desde el ataque de principios de noviembre. Una absurda e incomprensible guerra había precipitado todo. La comida escaseaba en los supermercados y los animales domésticos se habían convertido en un lujo que el Alcalde no permitía. Nadie imaginaba lo siguiente.

Los felinos seguían frente a la puerta y no había forma de impedir

que volvieran tras ser ahuyentados. Hiciéramos lo que hiciéramos, al abrir la puerta continuaban ahí, observando la entrada de casa (de su casa) como quien mira un portal al espacio exterior. Resignados, nos quedamos dormidos en el sofá hasta que unos maullidos implorantes nos precipitaron a la ventana para ver cómo los gendarmes, dos hombres con aspecto de basureros, los agarraban por el pescuezo como si fueran jerséis y los metían en un saco. Los gatos lloraban y, al otro lado de la pared, mi mujer, adiamantados los ojos, me decía que no pasaba nada.

— No pasa nada— susurraba, posando sobre mi respirar el sudor hueco de su mano. Los hombres del Alcalde lanzaron

www.revistatorpedo.com26

Narvales

27 www.revistatorpedo.com

Narvales

el saco en el maletero de un Stratos con las sirenas municipales y abandonaron nuestro campo de visión.

Desde ese momento, tal y como os estamos contando, nuestra vida ha sido un deambular por itinerarios habituales con una mirada de los mil metros instalada en el rostro, anfitriones de un odio incomprendido y tomado por pasajero. No sabemos si la guerra es invención del Alcalde, ni cuánto se dilatará, pero cruzarse de brazos se ha acabado al sentarnos a esta mesa. Imitamos vuestros actos, primitivos gatos en llamas han amanecido dibujados en las paredes de las casas viejas: los hemos hecho nosotros. Ya solo nos importa arrojar de su poltrona a los responsables del llanto de nuestra pequeña familia, de mi ciudad que también es la vuestra y, juntos, escabechar a tantos hijos de puta como abarquemos con las manos.

www.revistatorpedo.com28

Narvales

FARMACOTOPIAOLLIN RAFAEL

Día 1

Despiertas en mitad de la noche con apenas aliento, durante un instante tus pulmones han dejado de introducir oxígeno y sientes que te ahogas, sudas frío bajo las mantas que pesan como plomo. Sin poder moverte, miras a lo lejos, sobre tu mesilla de noche, los movimientos sinuosos y brillantes, sensuales a su manera, de una lámpara de lava.

Lentamente, tu respiración vuelve a la normalidad, pero al mismo tiempo te invaden, en oleadas, sensaciones menos físicas: la ansiedad sustituye al ahogo, el sudor frío le da paso al deseo químico que a su vez es engullido por una tristeza tan absoluta que absorbe cualquier atisbo de luz. Esa es la forma nativa de la oscuridad, todo el mundo la percibe, habita cada espacio de la existencia individual y colectiva.

Puedes detener su avance, lo sabes: en el cajón de la mesilla hay un recipiente metálico y dentro de él unas píldoras azules que te hacen flotar sobre su sombra. Pero no lo haces y dejas correr los segundos que pesan como horas. Estás jugando como cuando de niño te quitaste la kynos, la máscara antigás, y aguantaste la respiración

casi hasta el desmayo. Sabías que una bocanada de aire podría ser mortal pero aun así corriste el riesgo y, mirando a tu alrededor con los ojos completamente abiertos, descubriste un mundo real y equívoco a la vez.

29 www.revistatorpedo.com

Son las 5:50 de la mañana, ves brillar los números azules del despertador. Sabes que ya no podrás dormir más por lo que te dispones a mirar el amanecer. Es un evento que te gusta porque nunca es igual, aunque ya adviertes cierta mecánica. Comienza con las luces led aumentando perezosamente de intensidad, poco a poco, notas también que cambian de color, pasando de un ligero azul a un brillante anaranjado que se transforma en blanco. Al mismo tiempo una pista sonora avanza en paralelo: breves chasquidos,

primero nocturnos, después matutinos, se transforman en el grito de decenas de pájaros que parecen asomarse desde cada rincón de la habitación, aleteando por las esquinas y hasta en el lavabo de donde también proviene el sonido sinuoso de un río. Todo aquello dura exactamente 10 minutos y es realmente maravilloso.

Son las 8:30 de la mañana y las puertas del tren se abren puntuales. Te colocas frente al cristal de la ventana, no hay apenas sitio. Estás rodeado de cuerpos extraños.

Narvales

www.revistatorpedo.com30

Piensas que no podrías distinguir a nadie dado que las máscaras les cubren, os cubren la cabeza por completo y solo hay una pequeña rendija transparente a la altura de los ojos, una pantalla traslúcida sin la cual apenas podrían, podríais, orientarse en este mundo tan lleno de espacios en blanco. Nadie habla.

Comenzaste a fijarte en las luces del túnel hace apenas unos meses, cuando eran solo líneas de colores que rompían con la monotonía del cristal como pájaros de luz. Sin embargo, cada vez te obsesionas más con ellos y empiezas a buscarles un significado oculto detrás de sus apariciones, como si se tratara de un código que descifrara alguna verdad en este tu mundo, falto de propósito. No es la primera vez que te obsesionas con algo, tienes esa tendencia. De vez en cuando surgen elementos susceptibles de poseer un significado más allá del evidente, sin embargo, cuando crees acercarte a él, la respuesta desaparece en las arenas movedizas del sentido, borrada por una negrura impenetrable.

8:45 am, el tren se detiene y las luces parpadean hasta apagarse. Poco a poco, tus ojos se acostumbran a la oscuridad y comienzas a percibir un ligero brillo azul que sale de las pantallas de las kynos en torno a ti; observas que tiene un ritmo y cadencia, como la respiración de un animal. Los otros siguen inmersos en la realidad que les muestra la máscara pues ella completa el mundo, proyectando

mensajes en las paredes de los túneles subterráneos en los que vives. Sin ella solo hay un mundo plano y vacío. Pero tú estás cansado del exceso de estímulos que no hacen sino alejarte de lo tangible y por eso has reducido al máximo las notificaciones de la pantalla, prefieres mirar a los demás, dentro de sus vidas eléctricas, como un voyeur del silencio.

No recuerdas dónde has visto ese término, aunque sabes que la has leído antes y te resulta familiar. Doxepin. Frente a ti resplandece una notificación que no debería estar allí pues llevas la pantalla en modo silencioso. Sin embargo, allí está, brillando incesante. Podría ser spam o un virus, pero no puedes evitar abrirlo, aquella palabra te empuja y tus movimientos parecen anteceder al pensamiento como si tomaras la decisión incluso antes de ser consciente de ello.

Tu retina señala el recuadro rojo y en la superficie blanca del vagón comienza a reproducirse un vídeo. Al principio no logras distinguir de qué se trata, es un plano demasiado corto, pero conforme se aleja reconoces algunas formas: primero, una pierna, después una cadera, varias piernas, unas sobre otras en posturas poco naturales, son cuerpos desnudos, decenas, son centenares de cadáveres con los miembros entreverados en un tejido de luz y carne.

No puedes dejar de mirar. En la siguiente escena hay una retroexcavadora que recoge los

Narvales

31 www.revistatorpedo.com

Narvales

cuerpos apilados y los coloca en una cinta que los arrastra a toda velocidad hacia el interior de una fábrica, la cámara vuelve a aproximarse, una montaña de cadáveres, cuerpos apilados, miembros torcidos y finalmente una cara sonriente, casi viva, con los ojos abiertos en un rictus terrible. La imagen se funde a negro y aparece en rojo la frase “Doxepin te esclaviza”.

Aquellas escenas te dejan tan horrorizado que sientes el estómago revuelto, te cuesta tomar aire y estás a punto de pasarte tu parada. Miras a tu alrededor por si alguien más ha abierto el vídeo, pero al parecer solo lo has hecho tú.

Tu trabajo es como el de cualquier otro, pasas 12 horas al día sentado frente a un ordenador viendo cruzar filas y filas de números a través de una pantalla de ordenador. En cuanto distingues una anomalía debes identificarla y marcarla para que alguien más la analice. Tienes un objetivo diario, aunque últimamente tus cifras han disminuido abruptamente y no es por falta de vista, más bien lo contrario, tu visión ha aumentado. Las anomalías no te parecen tales y pasan frente a ti sin ser marcadas. Tienes la sensación, cada vez más fuerte, de que no eres capaz de separar la forma, lo particular, del contexto, como si las líneas de código no pudieran

www.revistatorpedo.com32

Narvales

ser comprendidas sin aquello que es anomalía, por lo que ésta se convierte en parte natural del código y por lo tanto ya no la ves.

Por la noche, lo primero que haces es buscar en la red el término Doxepin. Descubres que es el nombre que en el siglo XX se le daba a un antidepresivo fabricado por Eurofarma, una empresa que había terminado siendo absorbida por Pharmacorp, ahora la corporación más grande del planeta. Se trataba de un antidepresivo tricíclico muy usado a principios del siglo pero que, al parecer, aunque no quedaba del todo claro, había sido prohibido por sus efectos secundarios: paranoia y demencia. Es solo una nota entre miles de entradas, pero está allí flotando para que la veas. Encuentras, además, aunque de manera indirecta, que a partir de aquella época había dejado de usarse el término antidepresivo y comenzado a utilizarse la palabra inhibidor. Ahora los inhibidores eran omnipresentes y su uso no solo era obligatorio hacía tiempo, sino que nadie podía, ni debía, vivir sin ellos. El mundo era miedo y angustia y solo los inhibidores permitían tolerarlo de alguna manera. Hacía décadas, se había descubierto la importancia de su consumo desde la infancia y estaba demostrada su eficacia para la mejora de la calidad de vida. La farmacología había avanzado tanto que en la farmacopea ya solo quedaban dos compuestos: los inhibidores y los complementos.

Día 2

8:00 am. Cuando sales de tu habitación te notas particularmente lúcido, todo parece brillar a tu paso. Tomas el subterráneo justo a las 8:30 y te colocas en el mismo lugar de siempre. Te sientes tan bien que por un momento dejas de pensar en las líneas de colores. Te apetece encender la kynos y volver a leer el periódico que no abres hace algún tiempo, incluso comienzas a pensar en el trabajo y en que es hora de asumir mayores responsabilidades, aprender nuevas líneas de código para interpretar más anomalías y buscar alguna promoción. Pero mientras te pierdes en estos pensamientos y cuando estás a punto de encender la máscara, algo sucede: las luces del vagón parpadean y el tren pierde energía hasta detenerse.

Todo está a oscuras y en silencio. El bienestar que sentías se desvanece y en su lugar aparece una sensación de revelación. La luz vuelve a parpadear y entonces te das cuenta de que detrás del cristal no hay líneas de colores sino una palabra escrita burdamente y apenas legible sobre el muro del túnel. La ves solo un breve instante, pero has logrado fijarla en tu memoria y mientras ves tu reflejo delgado y gris en el cristal, repites lo que acabas de leer como un mantra: “Libertad”.

La noche vuelve a ser incómoda, por más que lo intentas no consigues dormir, te tomas dos

33 www.revistatorpedo.com

Narvales

inhibidores, pero ni aun así eres capaz. La habitación se hace cada vez más pequeña y tienes la rara sensación de que tarde o temprano terminará aplastándote. Notas un zumbido que avanza hacia ti y que parece salir de la pared. Te levantas de la cama y te acercas al muro, pegas el oído para intentar entender qué es lo que pasa, pero el ruido no sale de allí: está dentro de tu propia cabeza.

Día 3

8:25, esperas a que el tren llegue al andén, estás somnoliento, te cuesta un enorme trabajo mantener los ojos abiertos y te balanceas hacia adelante. 8:30, el tren sigue sin aparecer y miras en torno a ti para ver si alguien más ha notado el

retraso, ves que al otro lado de las vías alguien mueve los brazos para llamar tu atención; tú respondes agitando también los tuyos. Te sorprende que no lleve la kynos puesta. Despiertas.

8:25, esperas la llegada del tren exactamente igual que los demás días. Miras al frente y lo único que ves es el muro del túnel, nada más. La kynos te aprieta demasiado el cuello e intentas aflojarla, es imposible, está fabricada para no dejar pasar ni un milígramo de aire exterior y se adhiere a tu piel con fuerza. Miras al fondo de las vías y a lo lejos ves acercarse un tren a toda velocidad, pero algo más llama tu atención: hay unas escaleras al final del andén y esto te lleva a pensar en las pintadas. Piensas que si las

www.revistatorpedo.com34

Narvales

paredes del túnel tienen marcas es porque alguien ha estado allí. Algo así de obvio te había pasado desapercibido. Tu corazón late cada vez más rápido y poco a poco emerge en tus pensamientos una fantasía que tenías de niño y te obsesionaba, soñabas con la posibilidad de una realidad distinta a la tuya, fuera de los horarios, los inhibidores y las máscaras, un mundo exterior maravilloso y libre.

Día 4

8:45. En el mismo tramo y a la misma hora, las luces del vagón parpadean. Piensas que no puede ser una casualidad. Igual que

antes, después de mirar a los otros, te observas a ti mismo reflejado; recuerdas la primera vez que viste tu imagen con la máscara: aunque llevabas tiempo usándola, jamás se había presentado la ocasión de hacerlo hasta que un día, volviendo a tu habitáculo después de un día de lluvia ácida, te descubriste proyectado en un charco de agua oscura, distorsionado y brillante.

Ahora, en el tren, cuando miras frente a ti, no logras reconocerte, sabes que eres tú y, sin embargo, también eres otro, alguien fuera de este tren, de este túnel y de este mundo. Tal es la sensación que, por un momento, la voz que percibes

35 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com36

Narvales

en la cabeza y que has asimilado como la tuya te parece extraña.

Te ahogas dentro de la kynos. Sin ser consciente del momento en que lo haces pues de nuevo la acción se ha adelantado a la decisión, te quitas la máscara y te miras en el cristal, tienes la impresión de que el rostro reflejado no es el tuyo. A tu lado nadie se da cuenta, todos siguen dentro de sus pantallas, inmutables. Te abalanzas contra las puertas para abrirlas, tiras de la palanca de frenado y las luces vuelven a parpadear. El convoy comienza a frenar, logras meter los dedos entre las hojas de la puerta y empujas, sacas el brazo, el tren se detiene y tú caes hacia el túnel.

Cuando abres los ojos estás boca arriba y notas en la piel una especie de cosquilleo. Este ligero hormigueo sobre la piel, al que le podrías llamar viento fresco, te impulsa a una sucesión de sensaciones encadenadas: escuchas cientos de voces nocturnas de una diversidad tan grande que es imposible que provengan de una grabación, más bien, piensas, se elevan desde el material intangible del que está compuesta la noche; sientes el cuerpo sobre fibras ásperas y húmedas; por la nariz se te mete un aroma con infinidad de matices pero, sobre todo, lo que más te impacta es la asombrosa luminosidad que cae sobre ti desde el “cielo profundo”. Te incorporas y al respirar los pulmones se te llenan de aire limpio, no lo acompaña su característico olor metálico debido al filtrado químico.

Estás afuera. Lentamente, separas cada una de las sensaciones: el viento frío, el canto de los grillos, los silbidos de las aves, levantas la cabeza y ves el cielo, cada uno de los puntos brillantes son estrellas y planetas, los has visto mil veces en las películas. Más allá, un grupo de personas hablan en torno a una fogata, mientras sus sombras se agitan al ritmo de la briza como figuras de teatro chino provenientes de un sueño y entonces entiendes que esto no puede ser la realidad, no es posible, el exterior no existe hace décadas. No debe estar llegando oxigeno suficiente a tu cerebro y estás alucinando, te has salido del tren y ahora te estás muriendo en esta fantasía absurda. Alguien te pone la mano en el hombro, pero tú sin esperar a ver quién es, comienzas a correr asustado, escuchas gritos que te llaman. No vuelves la cabeza y sigues adelante hasta que las voces desaparecen apagadas por la distancia. Ahora el viento y la noche y los grillos te parecen una pesadilla. Sientes el sudor correr por tus mejillas y no paras hasta que caes exhausto y la muerte se apodera de ti.

Día 5

Despiertas en una habitación totalmente blanca, no sabes dónde estás ni qué ha pasado, pero pronto entiendes que es un hospital. La entrada de un médico te lo confirma. Te pregunta cómo estás y tras una breve pausa reflexiva te dice que has tenido un ataque

37 www.revistatorpedo.com

Narvales

de histeria en el tren y que has intentado salirte de él pero que no debes preocuparte, que es más común de lo que te imaginas, una leve descompensación de los inhibidores que no ha sido corregida por los complementos. En tu habitación han encontrado píldoras rojas acumuladas durante varios meses, aunque ahora ya está todo resuelto, han vuelto a equilibrar las dos sustancias que en este momento corren de forma adecuada por tu sangre. Te darán un par de días de reposo y luego podrás volver al trabajo. Te pide

disculpas por el suceso y, sacando de su bata una cajita metálica, te la ofrece como un obsequio del hospital encantado de que seas su cliente, la tomas en la mano, es ligera y lisa salvo en la tapa, donde está grabado el nombre de la empresa farmacéutica propietaria del hospital y su lema en bajorrelieve: “Pharmacorp, al cuidado de tu salud desde el 2125”.

Pasas los dos días siguientes en tu habitación con la cabeza dentro de la kynos mirando series. Te gusta la ciencia ficción, los mundos posibles

www.revistatorpedo.com38

Narvales

y las realidades alternativas, aunque también disfrutas con las series históricas, en especial las que hablan del siglo XXI, tal vez el más oscuro. Te alegras de pertenecer a tu tiempo, no podría ser mejor.

La píldora sobre la mesilla de noche es azul, un inhibidor. Te la pones a la altura de los ojos, sujeta entre el índice y el pulgar, porque ves algo de lo que no te habías percatado: unas pequeñas letras casi transparentes en el costado que dicen Doxepin. Es lógico, piensas. Te la pones debajo de la lengua y sientes cómo se disuelve rápidamente. Te acuestas en la cama, subes las sábanas hasta taparte los ojos y los cierras. La noche vuelve a ti y el sueño te llena la boca.

39 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com40

Narvales

Vas volando con el corazón a mil por hora, con los brazos extendidos y sin moverte mucho, que es como vuelas últimamente (más por estética que por comodidad) y te cruzas con un letrero rojo de letras blancas que te recuerda el sabor de una bebida con gas que sabes que necesitarás en un par de horas. Es un día importante, por eso te has puesto una ropa muy limpia que te ha planchado y doblado un osito de peluche que estaba viviendo hoy en tu casa. Es un día muy importante porque vas a cumplir tu sueño. Todavía no sabes muy bien cómo definirlo pero puedes localizar en el pecho las ganas de luchar por él.

Debes de haber aterrizado porque estás caminando. Estás a punto de atravesar la puerta de la frutería donde has quedado con la persona que te va a ayudar a conseguir tu sueño, pero en ese instante escuchas una melodía que te recuerda que no quieres ni manzanas ni mangos, que lo que tú de verdad quieres es un buen bocadillo redondo y blandito con semillitas de sésamo en el pan y relleno de carne, lechuga y panceta bien crujiente. Y eso ahora mismo

es lo más importante, porque tienes más hambre y sed que Tántalo, y necesitas en tu lengua burbujas de diferentes colores y una buena ración de patatas fritas. Además, hoy puedes aprovechar el dos por uno si lo pides para tomar dentro del restaurante.

¿Qué es eso que huele así? Eres tú. Fatal. No puedes ir a ningún sitio así, hueles a cebra muerta -que, por cierto, esta semana hay una oferta en complementos animal print que deberías tener en cuenta- y no vas a poder convencer a nadie de que te eche una mano en ninguno de los proyectos de vida en los que... Buf, hueles muy mal, pero podrías oler como las nubes… Te cruza por la mente que todavía no sabes a qué huelen y… Vuelves a oír esa música, definitivamente deberías hacer algo con ese olor corporal –y así aumentar tu belleza y tu nivel de vida y vivir en una barca con marineros apretados y chicas en bikini-, y con esos dientes, que se te están cayendo todos ahora mismo, los tienes agarrados a la encía pero colgando a la vez, qué desagradable. Lávatelos con una buena pasta dentífrica, no con una

VOLVEMOS EN SIETE MINUTOSSARA SIERRA

41 www.revistatorpedo.com

VOLVEMOS EN SIETE MINUTOSSARA SIERRA

Narvales

cualquiera. Pero en medio de todo esto vuelves a notarla, como un pajarillo, ¡la sensación en el pecho! ¡Las ganas de luchar!

Lo único que necesitas es encontrarlo y definirlo, o definirlo y encontrarlo, pero tienes que saber cómo, y para eso deberías utilizar el mejor buscador. Vuelos. Ropa. Trabajo. Chollos. Casa. Te das cuenta de que tienes un periódico en la mano y, aunque no puedes leer, sabes lo que pone, cuál es, qué ideología vende, y te gusta. Pero tienes que concentrarte. Ahora vas a dejar el periódico y a no entretenerte más. Ya no tienes hambre, ni sed, deja de pensar en que por algún motivo sabes cuál es el mejor supermercado de tu ciudad y las ofertas de esta semana. No sientes cansancio pero te tomarías un buen café, y te gustaría que te lo sirviese un actor famoso, con traje… Céntrate: la frutería, la persona que te va a ayudar, la ilusión de tu vida, venga.

Comienzas a volar de nuevo, para no perder más tiempo. El tiempo es algo con lo que no se puede contar. Aceleras. Un avión – aparta… - viaje más hotel en Kuala Lumpur – no

sabes dónde está en el mapa, la duda no te deja centrate, sacas el móvil, ese no es el móvil que sueles tener, no pasa nada, abres un buscador, el móvil tiene otro y te estampas con un felino gigante y negro, como una pantera, pero no es una pantera. Caes al suelo y sabes que en otras circunstancias ahora serías una papilla con hierro, zinc y vitaminas A y C que ayudan al desarrollo del sistema inmunitario, pero estás de una pieza. Levantas la vista para mirar al gran felino y ahora solo hay un par de zapatillas deportivas…. ¡La frutería! ¡Tus expectativas vitales! ¡Vamos! Visualizas la puerta de la frutería, blanca y con una manzana refulgente, y la abres, por fin entras y escuchas una voz femenina: ¿En qué te puedo ayudar? Vas a hablar, pero antes de que abras la boca comienza un nuevo día. Otro día en que el osito mira desde su envase cómo tú haces la colada, en que envías emails sin parar para encontrar un trabajo, en que piensas en actores famosos cuando insertas tus cápsulas, buscas, sigues buscando, en algún punto de internet seguro que… y vuelves a olvidar tus sueños.

www.revistatorpedo.com42

Narvales

43 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com44

Narvales

ÁRBOLESJOAN MOLINA

Abro los ojos: el mismo espectáculo desolador de siempre. No me molestaré en describirlo. Noto una ligera resaca y un sudor frío que me llega hasta los pies. Ya me lo dijeron mis vecinos de abajo: estoy en baja forma. Por el agujero de buey del baño, al que mi casera llamó con sorna “la ventana”, veo, a lo lejos, gente pasar. Parecen preocupados. Caminan deprisa con un café en la mano y tecleando el móvil con el otro. Me siento como un cadáver en un mundo muerto. Estoy en mi sitio.

Mi novia llega a casa una hora después. Hacía dos semanas que no la veía. Práctica, me dijo, el anarquismo emocional. Es decir, que se folla a quien quiere y después se viene a casa a tomar el café conmigo y a hablar. Me parece muy bien. Siempre trae su café ecológico y su cafetera italiana, lo cual simplifica bastante nuestra relación. En realidad, siento una fuerte admiración hacia ella: Patricia y sus compañeros han ocupado un solar que se usaba de vertedero, lo han limpiado y han creado un huerto urbano. Lo que

pasa es que algunos vecinos se dedican a arrancar las plantas de raíz, a robar las herramientas y el abono que encuentran y, algunos, directamente pisan y rompen todo a su paso. Con que, básicamente, se dedican semana a semana, a reparar con estoicismo lo que les han roto y a reponer lo robado. Es un mundo difícil…

Salgo a pasear con una energía impropia de mí. Será el café ecológico. Ella se fue a preparar chorizos veganos con sus amigos para recaudar dinero. Organizan una fiesta. Siempre están comprando latas de cerveza en el Eroski para luego venderlas y preparando comida vegana para sus fiestas, que son de lo más divertidas. El otro día, una chica se puso a hablar sobre los refugiados y para ello empezó a quitarse la ropa. Al final, acabó reivindicando los “coños al viento, los coños salados, los coños en mata…”. Me recordó a la película Abierto hasta el amanecer. Después de aquello, los refugiados dormirían más tranquilos en su lodazal. Eso seguro.

45 www.revistatorpedo.com

Narvales

Por la calle, me doy cuenta de que un nuevo movimiento está perturbando el espíritu cívico de esta ciudad dormida. Unos tipos se han hundido los pies en un montón de tierra, la han humedecido con un poco de agua y se han dispuesto en forma de cruz. La gente evita el contacto con sus ojos, pero ellos siguen a lo suyo, con la mirada perdida en el horizonte gris de la ciudad. El movimiento se extiende por distintos barrios. Cuando la policía se decide a tratar con su habitual dulzura —empujones y porrazos— el asunto, los tipos ya han echado raíces. Las aceras se han empezado a levantar.

Mucha gente del barrio sale a regarles aunque el Ayuntamiento haya prohibido cualquier tipo de apoyo para este grupo de radicales antisistema. Algunos ponen hojas secas en su pedazo de tierra para mantener la humedad y otros han plantado un bioindicador a su lado para saber cuándo necesitan agua. En fin, que la gente se ha volcado con ellos. Era cuestión de encontrar la fórmula para que sus acciones tuvieran incidencia en la ciudad y sus barrios. Poco a poco, florecen las primeras ramas.

El tiempo pasa y barrios enteros se llenan de árboles de todas las formas y tamaños. El Ayuntamiento sigue su particular batalla. No quiere dañar su imagen arrancándolos de cuajo, así que se dedica a tareas más ladinas: a cortar las fuentes de agua pública y a subir las tarifas del agua en las

casas. Esta gente sabe lo que hace.

Mi novia también se ha plantado. Ella y sus compañeros lo tenían claro. Les jodió que no se les hubiera ocurrido a ellos.

Llueve y los árboles crecen. Año tras año. Castaños, cerezos, manzanos, olivos... van ocupando la ciudad.

He ido cada semana en los últimos años a regar a Patricia. Es primavera y las flores blancas del almendro han crecido por sus ramas. Le digo que, por fin, gracias a ellos, se puede vivir en esta ciudad. Entonces veo unos hombres grises, con la cabeza rapada, que se acercan en una camioneta. Los últimos vestigios de unas fuerzas del estado en plena decadencia. Sacan del vehículo un juego de hachas que les ha cedido, amablemente, el alcalde. Las afilan y observan cómo tiemblan las ramas de los árboles. Clavan sus hachas en los más débiles. Se escuchan gruñidos. Y ellos ríen, y ríen y ríen.

Abro los ojos: un paisaje de árboles talados se extiende por el barrio. La gente que queda pasea, nerviosa, con el café en una mano y tecleando el móvil en la otra. Todo ha vuelto a la normalidad. Me encojo de hombros y cuando decido volver al sofá, veo, a lo lejos, a un niño dispuesto en cruz, con la mirada fija en el horizonte.

www.revistatorpedo.com46

Narvales

47 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com48

Narvales

MAL VIAJEGABRIEL SALDÍAS

49 www.revistatorpedo.com

Narvales

Se ha despertado en el vertedero. Debe ser media noche, pero sus ojos, acostumbrados a la penumbra, no se pierden: allí está el sendero que lleva hacia los cerros de basura que descargan los camiones por la tarde; en dirección opuesta, Antofagasta. Los automóviles se difuminan a la distancia. Pocos, algunos perdidos o perdedores que frecuentan la periferia para deshacerse de algo o de alguien. No los conoce, ellos tampoco a él. Es una mancha entre las jeringas usadas. El viento costero le despeina y revela su rostro magullado a las estrellas. Cara sucia, ropa vieja, espalda manchada de barro y suciedad, olor a axila, pero, dentro de todo, en las tripas que es lo que cuenta, una angustia suprema por meterse algo, lo que sea. El sudor frío lo levantó de la tumba donde el compadre José lo había dejado después de inscribirse en el programa: un sepulcro casero, pero familiar, literalmente un hoyo en la tierra para morirse en vida, bien volado.

Deambula sin dirección, sintiendo al máximo esa modorra asesina que lo guía como por entre nubes de desechos plásticos y revistas viejas. Se pregunta si es que le pagarán y de repente siente ganas de matar. Se golpea en el rostro para calmarse y se repite que es una cosa del gobierno, que ellos se harán responsables. Lo verá en el consultorio, se dice. Allí le dirán cómo hacer para cobrar.

Se apoya sobre un montón de basura, clavándose las puntas

en desuso de una burguesía que duerme muy, muy lejos, y mira hacia el mar, aburrido. Este le escupe sal sobre los labios, sal que le recuerda el saborcito carcelario de un buen lo que sea. Ya ni le importa. Se metería lo que fuera con tal de dejar de sentir el frío jodido de Antofa, que lo ultraja con su declaración de realidad indiscutible. “De esta no te escapas, Chico”, pareciera decirle: “aquí te vas a morir y tus huesos se van a fundir con los envases de Tetrapak. A dormir en la basura, Chico: que la tripa se te achique como un agujero negro y te trague junto a esta noche Antofagastina. Ahógate en el espacio que pudiste ocupar y que dejas vacante, hoy, esta noche, implosiona de una vez”.De rodillas sobre una mesa rota, llora sin lágrimas. Más bien, hace el gesto de llorar: imita el lamento de una vieja gorda que vio una vez en la casa de una tía, en la televisión, miles de años atrás. No le resulta, ni él mismo se lo cree. ¿Y por qué habría de llorar, también? ¿Por un hijo muerto o una mujer perdida? ¿Por su mala infancia? ¿A quién le importan esas superficialidades? Sería un gran gesto de estúpida infamia juzgar el llanto mudo de un hombre, piensa alguien, a partir de cinco minutos de conocerlo, como si con tres párrafos de su vida uno pudiera desprender la novela entera de esas lágrimas ausentes. Nada, el Chico lo sabe, y por eso se lo dice al mar, con ojos secos y mirada cortopunzante:

- ¿Y qué mierda sabes tú?

www.revistatorpedo.com50

Narvales

Las luces del centro de Antofagasta nunca se apagan: sugerentes carteles de neón inundan calles anchas y limpias, paseos peatonales adornados con flores de la temporada y pintorescos cafés con mesas exteriores en donde las familias disfrutan de los lujos costeros. A la salida de uno de los muchos cines del balneario, una niña comenta con algarabía incontenida:

- ¡Estuvo genial! Me tocó ver a través de una señora que lavaba ropa todo el día. Tenía muchas gallinas y como nueve hijos. ¡Nueve!

- Vaya –comenta su madre, con una sonrisa satisfecha en el rostro: – Y a ti, Juan Guillermo, ¿qué vida te tocó seguir?

- Un vendedor de helados –respondió decepcionado el adolescente: – Me pasó lo mismo cuando fuimos a Roma. Siempre me tocan vendedores de helados que se suben a las micros o que

venden en las esquinas. Ninguna gracia.

- Bueno, serán los que más se prestan para esto, supongo. En lo que respecta a mí, me tocó un borrachín de lo más simpático. Decía unas cosas, ay, que no lo puedo ni repetir, pero era para morirse de la risa. Bailaba y todo.

La alegría general se mantuvo durante todo el camino de regreso al hotel. Los niños reían y continuaban comentando sus experiencias a viva voz mientras su madre compraba comida para la familia. Su padre, por otro lado, permaneció taciturno y callado durante todo el trayecto. Nada dijo frente a las preguntas de sus infantes, y cuando su mujer, finalmente cansada de su mutismo lo increpó en el lecho matrimonial, el muy blando se echó a llorar como una colegiala. Qué manera de arruinar unas perfectas vacaciones.

51 www.revistatorpedo.com

Narvales

www.revistatorpedo.com52

53 www.revistatorpedo.com

CACHALOTES

www.revistatorpedo.com54

Cachalotes

55 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

INERCIASRAQUEL MOLINA-ANGULO

Los ojos medio dormidos de las persianas nos espían en las madrugadas, engañamos a la soledad con el humo de almas vacías.

Prefiero el frío del cemento que las paredes gruesas que descansan en la doble vuelta de llave de la melancolía.

Tengo miedo a reconquistar los espacios que te llevaste con la primavera, me coseré flores en el cuerpo para que nunca me alcance el gris del día.

Dejamos de hablar con los árboles, olvidamos la poesía porque nos distraía y ahora somos una mano perdida que sigue la inercia sin luz de los días.

Programamos el amor y la obsolescencia se ha forjado valiente y sólida.

56 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

ALTA DEFINICIÓN

BIBIANA CANDIA

La vida en HD,

fue el cuento de cenicienta antes de las doce.

Cuando desperté era una rata de laboratorio

cuyas constantes vitales eran observadas cada

tres horas.

El pitido que se escuchaba no era mi corazón,

sino el ritmo al que debía respirar.

Cachalotes

www.revistatorpedo.com

www.revistatorpedo.com58

Cachalotes

MANUAL DE USUARIOBIIBIANA CANDIA

59 www.revistatorpedo.com

MANUAL DE USUARIOBIIBIANA CANDIA

Cachalotes

Uno.

Búsquese un lugar común,uno cualquiera,y aplíquese un filtro multiplicador de megapíxeles: Utilice esta ampliación mecánica como base para todas sus certezas. Fíese sólo del estilo efectista para la formulación de juicios. Rechace modelos de raciocinio que nieguen la imagen previamente aceptada.En caso de duda,repítase el proceso desde el principio.

Dos.

En un contexto de alta definición, las conversaciones y discusiones, (entendidas estas como intercambio de ideas que no han pasado el control previo)quedan terminantemente prohibidas.

Importante:No confundir el concepto de conversación con diálogo.Se autorizarán los diálogos,(dentro de los parámetros conocidos)podrán ser repetidos tantas veces sean necesarios,con el fin de contribuir a la difusión de las ideas seleccionadasy su asimilación natural por parte de los sujetos hablantes.

www.revistatorpedo.com60

Cachalotes

Nota:Para optimizar el resultado ahorrando tiempo,conviene repetir las consignas siempre con las mismas o casi idénticas palabras.(Estudios demuestran que el cerebro común responde a este tipo de estímulos asimilando como propias las ideas que rebotan frecuentemente contra sus paredes.)

Y tres (huida)

La certeza absoluta como una maldición.Un alrededor tan corregido y aumentado,que no deje posarse ni una mínima duda,y que dispare a los puntos de vista que se atrevan a disentir.

Nada se cuestiona.Nada fluctúa.

El color y la luminosidad de un decorado,en un plano secuencia perfecto e infinito.

Ésa era la base de la duda,todo debía proyectar una sombra en algún punto, en algún momento.

Vivir en un escenario,expuesto,y con el pánico del que olvidó su frase.

Despertarme en medio de la noche con la certeza de que los francotiradores ya encontraron mi rastro.

61 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

www.revistatorpedo.com62

Cachalotes

DIABOLUSEX MACHINA

TAMARA SERRANO

Son las marionetas de un teatro que no cesa;

como el rayo,

violento torpedo, efímero halo que

de brillante luz, ilumina una estancia

aquella de la que brota tedio, oscuridad y pobreza

como la imagen de una flor deshojada en primavera.

Son los cuerpos que aletean

por liberarse de una prisión artificial

creada por y para el viviente

por desatar en frenesí el espíritu

aquel de cuyo verdugo son el odio y el temor

y es que han sido -y serán- alumbrados en opresión.

Son la herencia de una historia corrupta,

de la sinrazón,

germen que de la alienación brota;

almas perdidas consumidas por la inexistencia,

por la más absoluta nada.

Ahora, ¿en qué se convertirán?

Pasente.

Preturo.

Fusado.

Aunque todo se confunde,

nada se altera.

Aunque todo transcurre,

nada se transforma.

Aunque existen,

nadie siente.

Nadie vive.

Cachalotes

www.revistatorpedo.com 63

www.revistatorpedo.com64

Cachalotes

MI TIERRA NO ES LA TUYASANDRA HERRANZ

Mi tierra no es la tuya pese a que son iguales. La mía de noche sangra. La tuya sin sol duerme.

Aquí la vida es lucha. Puños esconden cristales. Allí las nanas se cantany no os persigue la muerte.

Nuestro hogar es efímero, cambia si el hambre aparece. Gritos se mezclan con rabia. Los dioses nunca responden.

Vuestra cuna se alza en aceroy los árboles siempre florecen. El agua, de sed, no os sacia y los niños, en risa, perecen.

Mi tierra no es la tuya, no. ¡Ni el Tártaro se le parece!Cien siglos han pasadoy el sol aún no amanece.

El humo y el barro creó la llama que estremecehasta al dios calmadodel panteón de los jueces.

Si tuviera alas de Hermes y el corazón de Pandorasubiría sin miedo algunoal lugar donde te alojas.

Me alzaría si aún duermes, ventanas abiertas, exoraque encuentres a Neptunoy solo vieras sales rojas.

Pero me matarías al verme,pues mi piel no es la tuya. Tu carne es zafiro blanco, yopiedra de Pesimonte oscura.

¿Qué hacer entonces caletre?¿Persigo lo que crea la dudao borro el memento de aquelloque hoy destroza mi cordura?

Mientras la niña afónica gritael astro se oculta de nuevo. Semillas de vidrio respira, el barro esconde sus huesos.

La carne es ahora azurita,sus labios del rojo fuego. Tumbada en el suelo pedía que grito no fuese sueños.

“Soy de La tierra, tú de la luna. Nos separan mil lodazales. Tierra de ceniza sin cura. Luna que creó los males. La mentira os quita la culpa. ¡Os da igual lo que aquí pase!Herida que siempre supura. Herida que nombras salvaje.”

Su cuerpo dormido descansa en la tierra amada por Hades.Un granadillo negro se alzaen abono de restos mortales.

Por las ramas corre su alma. Nace vida en cruel paisaje. Sus frutos serán las nanasque curen su tierra del cáncer.

65 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

www.revistatorpedo.com66

Cachalotes

67 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

2019. MOSCASANAÏS EGEA

Tú que robas la voz a los poetas

y ensalzas a ladrones recurrentes,

borras pasados y aplastas futuros,

Cronos Trimegisto, Coloso voraz.

Tus pecados anidan como moscas

desovando en heridas supurantes.

Tú que borras las tumbas con olvido

dejando como sola alternativa

tragar píldoras que duerman la rabia

por que tu mocasín pise mi lomo.

Tus pecados son termitas royendo

los cimientos en que cruje tu trono.

Qué es distopía, dices mientras clavas

tu capricho en la espalda del precario

y domas con banderas a un rebaño

que baja derrotado la cabeza

para ofrecer el blando cuello al yugo.

Tu impunidad la crea la paciencia

que están erosionando tus pecados.

Será tu exceso el que encienda las teas

que conviertan en jauría al rebaño.

www.revistatorpedo.com68

Cachalotes

LEVIATÁNANA PÉREZ

¿Por qué me desenterraste del mar?RAFAEL ALBERTI

El agua va a cubrirlo todo.

Se inundarán vuestras casas. La dictadura del

abismo

va a caer sobre vuestros sillones y vuestros vasos de

petróleo

y vuestra garganta emponzoñada. Se apagarán los

televisores,

se mojarán las vallas publicitarias.

Arruinará vuestro alcohol y lamerá la basura. No habrá colores

entre tanto verde

ni espejos, ni tacones derechos.

La ola romperá con vuestros muros, se llevará las

alambradas,

se harán suaves sus espinos. Nada será

puntiagudo.

Todo será aguamarina.

El abismo ha venido a llevaros de vuelta.

69 www.revistatorpedo.com

Cachalotes

www.revistatorpedo.com70

71 www.revistatorpedo.com

BALLENAS AZULES

www.revistatorpedo.com72

Ballenas azules

DISTOPÍAS DE LA POSMODERNIDAD:ES EL MERCADO, AMIGO JUAN VÁZQUEZ

En la década de los setenta, Estados Unidos puso fin al patrón oro-dólar y, en consecuencia, impulsó la liquidez del “privilegio exorbitante” del dólar (como la describió Charles de Gaulle). Con este acontecimiento, la hegemonía estadounidense marcaba el pistoletazo de salida de la crisis de rentabilidad que vivía en aquel momento, abriendo nuevos espacios para que el capital financiero se expandiese a lo largo del globo. Este hecho constataba los límites de reproducción del modelo occidental de posguerra: pleno empleo, salarios indexados a la productividad, estados del bienestar más o menos fuertes, etc. En efecto, en las siguientes décadas, con el inicio del proceso de liberalización financiera,

privatizaciones y ajuste salarial permanente, la lógica del mercado se apoderó progresivamente de todas las esferas de la vida, llevando el ritmo de una economía financiarizada a la biopolítica. Además, se consumó el fin de los metarrelatos y de las identidades sólidas, en un proceso transformador en el que el ciudadano pasó de votante a consumidor. Hasta Francis Fukuyama se permitía dar por finalizada la historia.

Así, con el albor de la posmodernidad, en el mayo del 68 se gritaban proclamas que después se interiorizarían dadas la vuelta por la nueva configuración: del Do it yourself propio del punk pasamos al mismo eslogan asumido por

73 www.revistatorpedo.com

Ballenas azules

la ideología del individualismo neoliberal. Una ideología que se encarnó políticamente, casi a modo de mito originario, en Ronald Reagan y Margaret Thatcher, figuras que no solo institucionalizaron el neoliberalismo, sino que crearon una cultura propiamente neoliberal. El momento político fundacional de esta etapa se presenta de forma formidable en la serie Fargo, al comienzo del quinto capítulo de la segunda temporada. En esta escena, vemos imágenes de Reagan dando un discurso intercaladas con otras de dos grupos de mafiosos, que se unen para liquidar a un tercero más familiar y local.

- (Reagan) Mi padre era vendedor de zapatos de mujer y lo pasó

mal durante la gran depresión. Yo nunca me he fijado en los golpes de la vida. Dónde la gente veía un hombre ahogándose yo veía una vida que salvar. Necesitamos un líder que rompa con las ataduras del gobierno, creo que este país está esperando un líder espiritual.

- (Mafioso uno) La era de la familia local ha terminado, lo que toca es la era del gran negocio, eso enriquecerá a mucha gente. ¿Así que podrá ocuparse de los líderes locales y estatales?

-(Mafioso dos) No hay político que no me coja el teléfono en mitad de la cena.

-(Mafioso uno) Creo que seremos grandes amigos

www.revistatorpedo.com74

Ballenas azules

Discurso de Reaganhttps://www.youtube.com/watch?v=MesAhfDQvPw

En el discurso de Reagan y en el diálogo entre los mafiosos, se plasma el momento fundacional de una época en la que se da por finalizada la era del capitalismo fordista, de corte keynesiano, local, de gestión directa y vertical de la empresa, etc. (“la era de la familia local”) y se abre paso la globalización financiera, el posfordismo y el dominio de las multinacionales (“la era del gran negocio”). Este nuevo despliegue global, se recubre de un nuevo espíritu de época, expresado de forma magistral en el discurso de Reagan. El que fuera presidente de Estados Unidos nos viene a decir que la realidad es así y que no hay solución política: lo que debemos cambiar es nuestra actitud hacia la misma realidad (su madre sufre por la crisis, pero él no), modificando radicalmente el enfoque individual (“donde la gente veía un hombre ahogándose, yo veía una vida que salvar”). Esa es la clave implícita en el discurso de Reagan: un líder espiritual, que permita cambiar tu enfoque, tu forma de sentir y de ver las cosas, para interiorizar que el que decides eres tú en esa nueva ola de globalización financiera. En la serie, a través de los mafiosos que están en el bosque, cuyas imágenes se intercalan continuamente con las de Reagan, se alude a la violencia permanente que significó ese cambio de época, la de salida de la crisis de los setenta. Esta dio comienzo a un proceso de imposición de ajustes a decenas de países a lo largo del planeta,

marcando las reglas del juego de dicha globalización (el caso de Chile en 1973 es paradigmático). Así, a través de un nuevo espíritu de época, que Reagan asume liderar políticamente, se legitiman todas estas actuaciones, prometiendo un hombre nuevo: el sujeto neoliberal.

Por consiguiente, existía la necesidad de un contexto ideológico para legitimar los cambios venideros y, de ese modo, adaptar el ritmo humano al ritmo de las finanzas. En efecto, el marco espiritual del que hablamos comenzó a dar forma a las subjetividades, marcadamente individualistas. Este hecho se plasma de manera grotesca en la película protagonizada por Will Smith En busca de la felicidad. El actor encarna a ese sujeto neoliberal, un pobre padre precario, arruinado, pero que encara los problemas interiorizando el discurso del sueño americano: “tú puedes”, “persigue tu sueño”, “invierte en ti mismo”, “triunfar está en tu mano”, “da igual el contexto si te esfuerzas”. El protagonista asume que ya no hay pobres o ricos, sino losers o winners: es un libro de autoayuda mutante, en definitiva. Obviamente, spoiler mediante, el final no podría ser de otra manera: después de una sucesión de acontecimientos delirantes el protagonista acaba siendo millonario (algo que descubrimos en el epílogo). Asimismo, como el propio título indica, la película crea un imaginario de lo que es la felicidad, es decir, recrea un nuevo sentido de época en el

75 www.revistatorpedo.com

Ballenas azules

que el objetivo de la vida pasa por ajustarse a la esquizofrenia de las finanzas para ser felices. En resumen, nos encontramos ante la utopía neoliberal.Escena de trabajohttps://www.youtube.com/watch?v=t8po1s5tCDw&t=1s

Charla con el hijohttps://www.youtube.com/watch?v=oCj32hjByxc

Así pues, esta película es un gran ejemplo de esa utopía de libre mercado de la que nos habló Karl Polanyi y que vivimos de forma renovada en la actualidad. La clave del triunfo del neoliberalismo es la creación de subjetividades como la que encarna Will Smith, es decir, los valores particulares de la ideología neoliberal consiguieron convertirse en valores universales de la sociedad. Dicho de otra forma, este modelo se convirtió en hegemónico en el momento en el que normalizó y naturalizó una determinada forma de ver el mundo, despolitizando espacios potencialmente conflictivos. Resulta fundamental que dicho paradigma se interiorice y se naturalice, formando subjetividades que legitimen y, por tanto, reproduzcan tal orden. Volviendo al film que comentamos, vemos cómo en él se hace de la excepción la regla, naturalizando el hecho particular como un universal social (“si te esfuerzas puedes conseguir lo que quieras”). No es casualidad que esta película se ponga como ejemplo de las características que debe tener un emprendedor para triunfar.

En consecuencia, la marcha de cambio permanente transforma

las experiencias vitales de los sujetos, es decir, modifica de forma radical nuestra forma de relacionarnos, de comunicarnos, de sentirnos…El nuevo marco vivencial, que Zygmunt Bauman denomina vida líquida, consiste en la progresiva penetración de las lógicas del mercado en un mayor número de aspectos de la vida. En efecto, la realidad vital se torna un perpetuo movimiento adaptativo: reciclándonos, modernizándonos…en un afán de continuar el ritmo que imponen las finanzas. Tal y como señala Zygmunt Bauman, “la vida líquida es una vida devoradora. Asigna al mundo y a todos sus fragmentos animados e inanimados el papel de objetos de consumo”. De este modo, con la aceleración de la producción y del consumo, el ritmo de vida crece sin parar. Resulta casi imposible desconectarse por un momento de la rueda del sistema productivo, al solaparse la producción y el consumo, como ocurre con las plataformas privadas que lo parasitan: un whatsapp, una imagen en Instagram… Asimismo, las relaciones sociales son mediadas por objetos, es decir, nos relacionamos, cada vez más, a través de redes sociales. Ya no dependemos del smarthphone sino que estamos en él. Nuestra vida está en él: es el fetichismo de la mercancía marxiana en su máxima expresión.

En medio de este ecosistema, el consumo sirve de palanca diferenciadora del individuo, ya que nuestra identidad se crea

www.revistatorpedo.com76

Ballenas azules

en gran medida a través de este: somos sujetos en tanto que somos consumidores. Así, las propias identidades se definen en el entorno de la sociedad de consumidores, en un afán diferenciador brutal que resulta al mismo tiempo impotente (la(s) moda(s) en este contexto es un claro ejemplo). Sin embargo, la contradicción de esa pulsión individualista es irresoluble, pues al igual que un cuerpo es mucho más que la suma de los órganos o de las células, la sociedad es mucho más que la suma de individuos, es decir, adquiere dinámicas propias que escapan al control de los mismos. De este modo, la utopía individualista acaba en una frustración permanente, pues el proceso de diferenciación a

través del consumo es impotente e infinito. Un ejemplo que nos permite visualizar esto es el eslogan “Sé tú mismo, bebe Pepsi”. El hecho diferenciador “ser tú mismo” pasa por beber un refresco que consumen millones de personas. En esta carrera de fondo sin meta, los héroes y referentes de la modernidad se transforman hoy en influencers, sujetos que actúan a modo de liebre liderando las pautas de consumo. A diferencia del referente moderno que permanecía en la memoria, el influencer acaba por diluirse en el olvido de la sociedad de consumo.

Por consiguiente, nos encontramos ante la aceleración histórica de la contradicción marxiana entre las fuerzas productivas y las relaciones

77 www.revistatorpedo.com

Balenas azules

de producción. Concretamente, pese a que necesitamos menos horas de trabajo humano para producir lo mismo, el resultado del desarrollo tecnológico no redunda en la mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Concretamente, el uso de la tecnología mediante la lógica del mercado se materializa en la expulsión de un número de trabajadores cada vez más elevado y en la precarización del empleo existente. Lo explica muy bien el recientemente fallecido Stephen Hawking:

“Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo se distribuyen las cosas. Todo el mundo podrá disfrutar de una vida de lujo ociosa si la riqueza producida por las máquinas es compartida, o la mayoría de la gente puede acabar siendo miserablemente pobre si los propietarios de las máquinas cabildean con éxito contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia parece ser hacia la segunda opción, con la tecnología provocando cada vez mayor desigualdad”

Retomando a Karl Polanyi, la descrita utopía de libre mercado encarnada en el personaje de Will Smith, acaba por romperse al colisionar con el nervio humano. Así, todo lo descrito hasta ahora no deja de resultar un proceso en el que el capitalismo retuerce a los individuos para adaptarlos a sus necesidades de producción y reproducción, legitimando

dicho proceso a través de relatos culturales que chocan con los parámetros antropológicos del ser humano como ser social. La crisis acelera el proceso de pauperización y excluye a cada vez más gente, aumentando la desigualdad, la pobreza, la precariedad, etc. La consecuencia de esta dinámica, tal y como señala Polanyi, es la reacción de los excluidos en busca de seguridad, protección y pertenencia a un grupo, en busca de identidades sólidas. En los años treinta sobre los que escribía el autor austriaco, estas reacciones vinieron de la mano de los fascismos y de la II Guerra Mundial.

En el contexto actual, de retorcimiento y ajuste permanente desde el 2008, el neoliberalismo en crisis se transforma en una suerte de neoliberalismo autoritario-reaccionario. Estamos viviendo un proceso de caos sistémico en el que las democracias occidentales en el marco neoliberal tienen enormes dificultades para seguir operando, en la medida en la que se enfrentan a contradicciones irresolubles: no pueden atender las demandas insatisfechas de los excluidos. La pérdida de legitimidad tiene como respuesta un descontento social latente hacia los aparatos institucionales, algo que se plasmó en el ciclo de manifestaciones multitudinarias a lo largo del planeta desde finales del 2010 hasta el 2013-2014 (algunas derivadas en guerras). El retorcimiento individualista llega a su límite y provoca que las poblaciones

www.revistatorpedo.com78

Balenas azules

reclamen protección y seguridad como respuesta a la desigualdad y a la precariedad provocada por la globalización financiera. En general, este descontento, volviendo a un proceso similar al de los años treinta, está siendo canalizado por partidos soberanistas/nacionalistas. De esta forma, nos encontramos ante el marco que nos permite entender el crecimiento de la extrema derecha en

occidente (Le Pen, Amanecer Dorado, Alternativa para Alemania, Trump, UKIP, etc) y procesos como el Brexit o el Procès. Un escenario que nos recuerda a la famosa frase de Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. En definitiva, como decía Fredric Jameson, hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del

79 www.revistatorpedo.com

Balenas azules

capitalismo. Lo vemos en las representaciones artísticas: estamos rodeados de distopías en el cine, en las series, en la literatura, en la pintura…los imaginarios y las formas en las que intentamos pensar el futuro estás enmarcadas en la catástrofe. Ya no hay lugar para las utopías, carecemos de imaginarios prósperos, de mundos mejores, de paisajes idílicos, de lugares, al

menos, no tan desesperanzadores como el actual. Eduardo Galeano escribía que la utopía sirve para caminar, pues la vemos en el horizonte y transitamos hacia ella pese a nunca alcanzarla. En la actualidad, en ese horizonte está dibujada la distopía. Es el mercado, amigo.

Sección

Sección

DELFINES

www.revistatorpedo.com82

Delfines

LA TIERRA ERRÓNEALAMBERTO GARCÍA DEL CID

Entreabrió los ojos y las luces del techo le cegaron. Los volvió a cerrar. Oía ruido de utensilios, algunas voces mitigadas. Entreabrió de nuevo los ojos, pero con más cuidado. Distinguió rostros encima de él, rostros extraños, como si llevaran máscaras o pertenecieran a especies diferentes. La somnolencia que le atenazaba provocaba que los sonidos de las palabras le resultaran indistinguibles. Una voluntad recóndita le incitaba a abrir los ojos, a despertar, pero una pereza igual de misteriosa luchaba por devolverle a la quietud de la inconsciencia. Cuando ésta, más fuerte, le arrastraba al sueño, notaba sacudidas, como si algún agente externo tratara de impedírselo. Las luces seguían ahí, cegadoras, sobre su cabeza. Fue consciente entonces de que debía estar echado, quizás sobre un lecho. Con el recobrar de una débil conciencia afloraron una ristra de visiones a su mente: un jardín con flores, el vaivén del mar embravecido, cielos límpidos de azul y un viento suave. Ignoraba de dónde procedían esos recuerdos, no lograba vincularlos con su persona. Las voces se hicieron

más discernibles y logró distinguir algunas palabras: paciente, constantes, recobrar, y otras cuyo significado se le escapaba. Cuando consiguió abrir los ojos sin ser deslumbrado, advirtió que le observaban varias personas con gorritos de tela y mascarillas de plástico sobre la boca. Coligió que eran médicos y que él debía hallarse en una camilla o mesa de quirófano. Esto último era lo más probable. Estaba siendo sometido a una operación, o surgía de ella. Pero no recordaba haber estado enfermo, ni haber entrado en ningún hospital. Todo le parecía ausente y extraño. Cuando sus sentidos se afincaron en la realidad, quiso hablar, pero se dio cuenta de que tenía la boca cubierta por un respirador y que de su nariz emergían tubos con líquidos. Decidió esperar. Al cabo de un rato oyó que alguien ordenaba que le volviesen a sedar y notó un pinchazo. De nuevo la nada.

Se despertó en una habitación escueta y sin ventanas. Estaba acostado en una cama estrecha A su lado había un aparato de monitorización, uno de cuyos

83 www.revistatorpedo.com

Delfines

cables estaba conectado a una cinta sensora que le circundaba la cabeza. Miró a su alrededor. La habitación, además de pequeña, carecía de adornos. Era la típica habitación de hospital o de institución de reposo, un recinto pensado para albergar a moradores pasajeros. Durante ese primer día de conciencia, solo vio a una enfermera, o una mujer a la que tomó por tal, que le trajo un refrigerio en un vaso con un tubito para sorber, una especie de jugo que sabía a frutas y que le pareció, por su espesa consistencia, muy nutritivo. A continuación la mujer le tomó los brazos y se los masajeó con movimientos expertos. La manipulación de sus miembros permitió a Leopoldo advertir lo flojos que los tenía. Ni siquiera hubiera podido sostener con ellos el recipiente con el líquido. Luego de masajearle los brazos y los dedos, procedió a friccionarle los hombros. La chica, ante sus preguntas, le dijo que mañana vendría alguien a explicarle todo. Al rato se fue. Al quedarse solo, caviló sobre lo que había querido decir la muchacha con ese “explicarle todo”. La verdad es que no recordaba nada de su vida anterior. Sólo un nombre acudía regularmente a su memoria: Leopoldo. No sabía si era el suyo o el de un ser querido. Decidió apropiárselo. Al menos tendría un nombre. Leopoldo. Trató

de convocar recuerdos. Fue en vano. Estos, en forma de visiones, sólo le acometían durante los duermevelas y eran siempre los mismos: un jardín con flores, las olas del mar, un mar verde y embravecido, cielos límpidos de azul y una brisa que acariciaba su rostro, un rostro de niño o de jovencito. Poco más. Hubo un momento en que vio a un bebé llorando. Pero no sabía si se trataría de un hijo. Puede que tuviera un hijo, lo que quería decir que tenía esposa. ¿Y sus padres? ¿Vivirían aún? Tampoco recordaba su propio aspecto. Se tocó el rostro con una mano débil y por la tersura de la piel y la dureza de la barba coligió que tendría unos cincuenta años. Pero podría equivocarse. Necesitaría contemplarse en un espejo. Podía esperar. Mañana se enteraría de “todo”. Eso le había dicho la enfermera, o camarera. Ni siquiera sabía dónde se encontraba. Probablemente en un hospital. Lo decía por los recuerdos recientes, donde se vio tumbado y personas con aspecto de cirujanos inclinados sobre él. Mañana lo sabría.

Continúa leyendo este texto en:www.revistatorpedo.com

www.revistatorpedo.com84

Delfines

En la web de la Revista Torpedo puedes leer acerca de nuestra bitácora. Una bitácora no es más que un pedazo de madera con cajoncitos inmediato a la zona de mando y los instrumentos de navegación. En este mueble se guarda el cuaderno dónde nuestro comandante anota rumbos, maniobras y accidentes del viaje. Pero en realidad el portugués también lo utiliza de diario, lo llena de cenefas, ballenas, delfines y peces globo. De hecho en este sumergible todos tenemos nuestro cuaderno y narramos lo que nos da la gana. Así es el Ramallets 2666, un buque moderno y fresco.

La bitácora puede leerse de varias maneras y, por eso, cuando la tripulación tiene el día intelectualoide, la suelen llamar Torpeduela.Se puede empezar por el primer capítulo, se puede seguir a cada uno de los personajes o, incluso, leerse al azar.

Entra en www.revistatorpedo.com

BITÁCORA (ANUNCIO)

85 www.revistatorpedo.com

Delfines

Orwell por Silvia J. Medel

86

LLAMADA A FILASMONSTRUOS MARINOS

Hoy, tras ciento siete días de inmersión, el sonar de nuestra embarcación ha detectado un monstruo marino. Un animal

de tal envergadura que al comprender su mastodóntica apariencia y escuchar su bramido subacuático se ha escrito el miedo en nuestras retinas y se nos han agitado las tripas.

Durante años hemos ido creando una taxonomía de especies ignoradas por la biología y, entre todos, poseemos un vasto

catálogo no escrito de la vida secreta de los océanos. Es cierto que lo hallado en esta ocasión sobrepasa nuestros

conocimientos. No es menos cierto que es urgente crear este bestiario marino que antologue los seres más extraños que

hemos contemplado.

Son tan pocos los que se abisman en los océanos que solo se conoce el 5% de las especies marinas; el resto son monstruos que acechan nuestra imaginación. Puesto que esta empresa

supera las posibilidades de los hombres y mujeres que habitan este submarino, solicitamos la colaboración de

todo individuo valeroso que haya sentido el temor de las profundidades.

“La tripulación del Ramallets 2666 declara abierta la escotilla para recibir todo testimonio (cuentos, microrrelatos, poemas,

ensayos, fotos y cualquier otra manifestación artística) que trate sobre monstruos marinos y logre engrosar el inventario

de animaluchos que flanquean nuestra travesía”.

87 www.revistatorpedo.com

www.revistatorpedo.com88

Tripulación

TRIPULACIÓN

Nuestro comandante renunció a una vida de comodidades como regente de un gigantesco establecimiento de venta de alcohol embotellado, tabaco de exportación y recambios de motocicletas por dedicarse al arma de marina. Su experiencia como patrón de navíos de cabotaje en veranos pasados en la Costa Brava le sirvió de salvoconducto para comandar el Ramallets 2666, el más moderno (y único) buque de la flota andorrana. Debido a sus orígenes lusos (su padre nació en la ciudad de los tranvías) los correveidile del Almirantazgo lo apodan, con desprecio, el portugués. En su presencia, en cambio, bajan la mirada y se guardan muy mucho de llamarle otra cosa que no sea Senyor Comandant. En su camarote, sin mujer ni hijos y apenas amigos más allá del contramaestre o el contador, dedica el tiempo a dibujar su submarino al carboncillo y a escribir poesía; versos evocadores e intensamente emocionales en los que tan pronto se halaga a una meva Meritxell como a un par de turbinas hidráulicas. Mucha pasión contenida y destierro interior. Los Jocs Florals submarins fueron idea suya y se celebran cada primavera. Bajo su atenta mirada la tripulación compite por ganar el Narcissus poeticus, una flor blanca con la que se premia al mejor poema. También la Revista Torpedo es hija suya y tiene, incluso, el beneplácito del Almirantazgo y del Govern Andorrà, que lo ven como una interesante herramienta de propaganda, algo siempre útil en vísperas de la guerra que se avecina. En ella el portugués podrá, al fin, hacer ver su valía y predisposición, ayudando al Petit país dels pirineus a ocupar el sitio que merece en los libros de Historia.

COMANDANTE

TRIPULACIÓN

89 www.revistatorpedo.com

Tripulación

Cristian Rubio Villaró tuvo una infancia feliz y en su obra se refleja, poderosa, la influencia de Mortadelo y Filemón, Borges y Parque Jurásico del Crichton, por este orden. En su periodo universitario, cuando fue el mejor, triunfó en modestos certámenes literarios y codirigió la extinta revista de literatura “Preferiría no hacerlo”. Entre sus cuentos más recordados (por él mismo y familia) se encuentra el de la Gran Hormiga Cornuda y aquel otro de un superhéroe negro o aquel otro de un seiscientos en llamas.

Ya en la madurez de sus treinta y muchos sobrelleva el merecido anonimato proporcionado por su ignorada obra creativa y planea nuevas formas de volver al candelero tras surcar sin éxito nuevos campos como la poesía, el guión o el Warhammer; para ello ha puesto su esforzado brazo al servicio del Ramallets 2666, de su tripulación y de su aparato de propagando: la Revista Torpedo. Su alter ego es el Oficial Diésel Carlitos Michavila, un prófugo de la policía fiscal que ha terminado en la sala de máquinas del Ramallets 2666 pese a que no sabe ni cambiar el aceite de un ciclomotor. Le enerva salir a la superficie, tiene la rara peculiaridad de contar letras y pasa las horas leyendo el libro de instrucciones de la maquinaria pero está en alemán. Tragedia.

OFICIAL DIÉSEL

Ollin Rafael. Su alter ego es Emil Farhad. Él no sabe ni de donde es, vive cogido a un sextante y a una carta de navegación mohosa, ronda casi siempre la escotilla exterior aunque a veces finge dormir en un pequeño banco de madera en uno de los pasillos más remotos del Ramallets para no tener que hablar con los demás. Cuando más alegre se le ve es cuando el submarino roza la superficie y él puede salir al exterior, coge el sextante, que todos saben roto, y lo orienta hacia el sol o las estrellas, depende el caso, y hace anotaciones rápidas en un cuaderno que después, una vez huya a su camarote, trasladará a la carta de navegación para trazar una ruta incomprensible para casi todos menos para el comandante que, una vez la tenga en sus manos, la revisará exhaustivamente asintiendo de vez en cuando, con semblante serio y silencioso pero complacido.

NAVEGANTE

www.revistatorpedo.com90

Tripulación

Inma nació en Extremadura y lucha a diario para que su incapacidad para pronunciar las eses no le reste credibilidad como filóloga y cancerbera del idioma. Es profesora de secundaria por una vocación que a veces ni ella misma comprende. Le gusta domar adolescentes y guiarlos por el camino estéril de la literatura. Ha perdido la capacidad de sorprenderse ante la más aberrante de las faltas de ortografía.

Intenta ejercitar sin mucho éxito la pluma. La mayoría de las veces acaba leyendo o viendo lo que otros escriben. Cae fácilmente en la procastinación, mientras acaricia sin cesar el lomo de sus perras. Le encanta hacer listas absurdas y la única que respeta es la de la compra; el máximo exponente de su creatividad es la cocina. Su alter ego, la chef a bordo, o tardará en conquistar los estómagos de la tripulación para que puedan digerir gustosamente sus textos.

CHEF A BORDO

Anaïs Egea es filóloga y actriz. Le gustan especialmente las novelas decimonónicas, los deconstruccionistas, los simbolistas franceses, los autodefinidos y las palabras esdrújulas.

Como creció en un pueblo donde no había personas de su edad ni internet, pudo desarrollar muchas facetas artísticas y una ligera fobia social. A día de hoy, compagina la escritura con las artes escénicas y con una tendencia compulsiva a apuntarse a un bombardeo, por eso a veces diseña páginas web, hace vídeos, escribe artículos o canta en karaokes después de un par de copas.

Vive como una ermitaña en el camarote más escondido, rodeada de cables, cuadros de gatos, litografías de Toulouse-Lautrec, radios que emiten pitiditos y máquinas que no sabe muy bien para qué sirven pero que pule con esmero tres veces al día.

RADIO Y SISTEMAS DE ESCUCHA

91 www.revistatorpedo.com

Tripulación

Juan Vázquez Rojo. A Coruña, 1990. Economista obsesionado con comprender como funciona el mundo en el que vive. Apasionado de la política, la economía y la cultura en general. Fundamentalmente, ha trabajado en la investigación de temas relacionados con el euro, la globalización y las relaciones internacionales, siempre desde un punto de vista heterodoxo.Su alter ego, el artillero del Ramallets 2666, vive obsesionado con la defensa y con la supervivencia de la nave a lo largo de los mares y océanos que surcan. Por ello, además de consultar continuamente sus mapas plagados de marcas que señalan las bases militares y las zonas de conflicto, no puede parar de leer a Sun Tzu, Carl von Clausewitz y a Maquiavelo.

ARTILLERO

Mari Nieves Lorenzo no es de aquí y no hace lo mismo que los demás, es diseñadora gráfica y actriz. Pertenece al otro lado del Atlántico aunque ya se siente cómoda navegando por el Mediterráneo. Es una apasionada de las artes en las que se ha sumergido desde su infancia: la danza, las artes plásticas, los vídeos, la música, la fotografía, el teatro y ahora integra, entre sus múltiples facetas en proceso de desarrollo, la literatura.

Nunca se había subido a un submarino y, a pesar de su claustrofobia, nada le impide participar en nuevas aventuras.Tiene la tarea de asimilar, ordenar y, si es posible, aportar una estética a las ideas magistrales que surgen de la cabeza del resto de la tripulación.

OFICIAL DE SUPERFICIE

www.revistatorpedo.com92

(A Coruña, 1977) es poeta y escritora. Estudió filología hispánica y trabajócomo funcionaria en la Universidad de A Coruña, hasta que en el año 2011 se mudó a Berlín para dedicarse profesionalmente a escribir. Ha publicado con Ediciones Torremozas dos poemarios La rueda del hámster y Las trapecistas no tenemos novio, y el libro de relatos El pie de Kafka. Colabora habitualmente en la revista Jot Down.

BIBIANA CANDIA

COLABORADORES

Gabriel Saldías Rossel, 1985. Legalmente santiaguino; espiritualmente una araucaria. Académico y escritor. Ha viajado en el tiempo, pero no recuerda muy bien cuándo. Trueca remedio casero contra la ira asesina y la alienación moderna / ofrece: la fuente de la senectud. Errante contra su voluntad, residente esporádico de Chile, España y Canadá, quisiera no levantarse de la cama un lunes por la mañana. Ha publicado “Fricciones” (Nadar, 2016), pero más ha dicho en sus desmadres cotidianos contra los seres humanos. Le da miedo perderse, por eso vive perdido.

GABRIEL SALDÍAS

93 www.revistatorpedo.com

(Lleida, 1990)Es filóloga hispánica y filóloga catalana con máster de Estudios Avanzados en Literatura Española e Hispanoamericana por la UB (ha hecho unas cuantas mudanzas pero cuando queráis os enseña su TFM sobre el humor y la ironía en el teatro de Rosario Castellanos). Ha sido auxiliar de conversación en Londres y actualmente se dedica a la docencia y a la investigación del teatro infantil sobre el que versará su tesis que acabará en breve (eso espera ella, los que la rodean y su salud mental). Además de estas cosas serias citadas anteriormente administra y crea los contenidos de la página “Postureo Filológico” en Twitter y en Facebook.

RAQUEL MOLINA-ANGULO

Mallorca. Taxidermista excéntrico, tuvo que huir de Cataluña después de practicar su oficio con todos los habitantes de su pueblo. Padece de misoneísmo. Actualmente, autor prolífico (un cuento de dos o tres páginas al año) residente en Ibiza.

JOAN MOLINA

Colaboradores

www.revistatorpedo.com94

Esta es la triste historia de Sara Sierra, una persona que quería hacer algo con su vida pero cuyos padres la obligaron a estudiar Arte Dramático. Bueno, la verdad es que no.

Nací en Logroño y crecí en una casa en la carretera rodeada de perros. Empecé a estudiar Diseño de producto en la ESDIR porque mis padres insistieron en que tenía que estudiar una carrera “de verdad” antes de hacer Interpretación pensando que me daría cuenta de que quizá lo mejor fuese tomármelo como un hobby. Pero de lo que me di cuenta es de que la vida es muy corta y de que lo más “de verdad” que podía hacer era dedicarme a lo que realmente quería. Así que me mudé a Madrid y me formé como actriz en la escuela de Mar Navarro y Andrés Hernandez, el Laboratorio teatral de William Layton y el Centro de Investigación Teatral La Manada. Cuando terminé, seguí haciendo cursos y talleres con gente importante que me enseñó danza, verso, comedia, esgrima, lucha escénica y hasta a tocar la viola.

Como actriz, he trabajado en teatro con La Joven Compañía (dirigida por José Luis Arellano) y diversas producciones de La Manada, en el mundo audiovisual he trabajado con María Ripoll, Juanma Carrillo, Alex Ygoa y Roberto Pérez Toledo.

Ahora mismo, actúo “de verdad” siempre que puedo y, el resto del tiempo lo dedico a un montón de hobbies como rodar por el suelo, hacer manualidades con patatas y reírme muy alto.

SARA SIERRA

Colaboradores

95 www.revistatorpedo.com

Mi nombre es Tamara Serrano. Nací en Logroño en 1993 y llevo en crisis existencial desde los 8 años (aunque a ratos se me olvida). De pequeña me pasaba el día leyendo y escribiendo y viendo anime y chupándome el dedo y cayéndome todo el rato y siendo rara. Ahora también, pero con amigos, las palas separadas y una cicatriz en la barbilla.Después de querer ser 1/3 de las profesiones que existen, decidí estudiar Filología Hispánica y actualmente voy camino de convertirme en doctora (de las de verdad). Accidentalmente he descubierto que mi vocación es la enseñanza, aunque con una edad mental de 15 años, a saber qué resulta de ahí. También me he encontrado recientemente con el teatro, si bien esto sí que no lo puedo resumir.El resto del tiempo lo dedico a coleccionar libretas que, seguramente, jamás use y a bostezar entonando la sintonía de Gran Hermano porque a mi hermana le hace gracia.

TAMARA SERRANO

Una vez leí que las mejores presentaciones no las hace uno mismo. El tiempo y las palabras crean el verbo o adjetivo que después te definirá en las relaciones que pasen por tu vida.

Tiempo. Un café XL en el barrio más cercano, un pogo a dos en la rave más alejada, un abrazo en el centro.

Un cuadro representado en diferentes exposiciones que enfocan tu cara pero no quien eres realmente.

Sin embargo aquí estoy, intentando definirme sin tener ni idea de quien soy.

Lo único que puedo confirmar es que desde 1995 vivo en Madrid, me llaman Psiquemada y me movilizo en torno al arte, en cada una de sus expresiones y sobre todo en el teatro, formándome en el CIT La manada.

SANDRA HERRANZ

Colaboradores

www.revistatorpedo.com96

Mi nombre es Lamberto García del Cid. Nací en Portugalete, Vizcaya, en 1951. Soy Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Si las finanzas es mi modus vivendi, mis aficiones son la literatura y la divulgación científica. Libros publicados en papel:. La sonrisa de Pitágoras (Matemáticas para diletantes) (Editorial Debate, 2006, Madrid; Debolsillo 2007, Madrid)(Traducida al griego). Numeromanía (Números, mística y superstición) (Editorial Debate, enero 2006). Números notables (RBA editores, Barcelona 2011) (Traducida al francés, portugués, italiano, polaco, inglés y pronto en lengua rusa) Mantengo dos blogs:. La oveja feroz (humor irreverente)(http://laovejaferoz.blogspot.com.es/). Al fondo, a la izquierda, escondida, la erudición (escritura creativa)(http://tigredebabel.blogspot.com.es/)

LAMBERTO GARCÍA DEL CID

Colaboradores

97 www.revistatorpedo.com

Ana Pérez Gallego nació lejos del mar, en un pueblo al sur de Extremadura, y quizá poreso siente esa atracción fatal e irresistible hacia lo acuático. Ella es sirena en tierra. Pasósu infancia en Sevilla, y con seis años se mudó a Granada, donde vive actualmente. Allíse desarrolló como lectora, como pintora, como escritora y, lo que es más importante,como mente crítica. Su gran vocación es la gente. Aparte de eso, se dedica principalmentea dibujar. Ha ganado diversos concursos de esta índole desde muy joven, y en 2017descubrió la ilustración, a la que se dedica ahora por encima de todo. Expuso por primeravez en Madrid en marzo del 2018. Cuentan que su obra fue demasiado feminista.En el terreno de las letras, durante su adolescencia se dedicó a la novela y el relato y ganóvarios premios de segunda categoría. Vendió su alma a las letras y comenzó a estudiarFilología Hispánica en la Universidad de Granada, donde sigue formándose ahora.Participa en pequeños proyectos literarios que son top secret por el momento, y concluyóen abril su primer libro, Del abismo, aún inédito, de tema submarino y subversivo. Sueñacon volver al siglo XX y casarse con Gloria Fuertes.

ANA PÉREZ GALLEGO

Colaboradores

FOTÓGRAFOGabriel Piñero

TRIPULACIÓN:Cristian RubioEmil FarhadAnaïs EgeaInma PonceJuan VázquezMari Nieves Lorenzo

COLABORADORES:Gabriel SaldíasJoan MolinaRaquel Molina-AnguloBibiana CandíaTamara SerranoSara SierraSandra HerranzAna PérezLamberto García del Cid

@RevistaTorpedo

www.revistatorpedo.com

Revista Torpedo

revista_torpedo

[email protected]

@

Número 2. Distopías: Es el futuro, amigoEditada en Madrid. Junio 2018.