juan wenceslao gez (en el centenario de su nacimiento)

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JUAN WENCESLAO GEZ (En el centenario de su nacimiento) MAR˝A ESTELA GEZ DE GOMEZ (Aæo 1965) INDICE RECUERDOS .................................................................................... 1 JUAN W. GEZ.................................................................................... 2 SU HOGAR: ................................................................................... 3 SUS PADRES................................................................................. 3 PRIMEROS AOS ......................................................................... 5 INGRESO AL CURSO ANEXO NACIONAL DE SAN LUIS ......... 5 GEZ, HOMBRE DE CIENCIA............................................................ 8 GEZ HISTORIADOR ....................................................................... 12 GEZ EDUCADOR ............................................................................ 14 RECUERDOS Aœn cuando el olvido hace su trabajo destructor y va apagando la fragua en que forjaron su obra grande tantos espritus de privilegio, aœn cuando se pretenda disminuir lo singular y recio de una existencia, siempre queda un destello, a veces se oye una voz lejana, se ve una vislumbre que viene desde remotos das, para no dejar extinguir del todo y para siempre el caudal generoso que una vida derram sobre la tierra. Tal vez el lector se pregunte quØ objeto y quØ interØs tiene ahora revivir tiempos idos y sucesos ocurridos en ciudades provincianas -mÆs aldeas que ciudades- o en evocar las actividades de los establecimientos educacionales de principios de siglo. En la era atmica en que vivimos, llena de situaciones personales y sociales que nos afectan y nos preocupan se ha cambiado la valoracin moral sobre personas y hechos, hoy se juzga de otro modo, a veces sin justicia y sin piedad. Lo que tanto se estimaba: la comprensin, la amistad, la cooperacin, casi se ha roto en el continuo vaivØn social y en el vivir siempre de prisa. Todos somos protagonistas en este afÆn y para adaptarnos a la Øpoca- con la que muchas veces no nos conformamos- procedemos en accin agitada e inestable, con evidente falta de confianza en nosotros mismos y en los demÆs. Por eso, afirmo, que trasladando al lector a aquella otra era sin complicaciones trascendentes, se refresca el espritu en las aguas claras de la sencillez provinciana, y surge la admiracin hacia esas gentes maravillosas en su modestia y honradez, que fueron esencia y sostØn de una sociedad virtuosa y sincera.

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estudio sobre historia de la provincia de san luis

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JUAN WENCESLAO GEZ

(En el centenario de su nacimiento)

MARÍA ESTELA GEZ DE GOMEZ (Año 1965)

INDICE

RECUERDOS .................................................................................... 1 JUAN W. GEZ.................................................................................... 2

SU HOGAR: ................................................................................... 3 SUS PADRES................................................................................. 3 PRIMEROS AÑOS ......................................................................... 5 INGRESO AL CURSO ANEXO NACIONAL DE SAN LUIS ......... 5

GEZ, HOMBRE DE CIENCIA............................................................ 8 GEZ HISTORIADOR ....................................................................... 12 GEZ EDUCADOR............................................................................ 14

RECUERDOS �Aún cuando el olvido hace su trabajo destructor y va apagando la

fragua en que forjaron su obra grande tantos espíritus de privilegio, aún cuando se pretenda disminuir lo singular y recio de una existencia, siempre queda un destello, a veces se oye una voz lejana, se ve una vislumbre que viene desde remotos días, para no dejar extinguir del todo y para siempre el caudal generoso que una vida derramó sobre la tierra.

Tal vez el lector se pregunte qué objeto y qué interés tiene ahora

revivir tiempos idos y sucesos ocurridos en ciudades provincianas -más aldeas que ciudades- o en evocar las actividades de los establecimientos educacionales de principios de siglo. En la era atómica en que vivimos, llena de situaciones personales y sociales que nos afectan y nos preocupan se ha cambiado la valoración moral sobre personas y hechos, hoy se juzga de otro modo, a veces sin justicia y sin piedad. Lo que tanto se estimaba: la comprensión, la amistad, la cooperación, casi se ha roto en el continuo vaivén social y en el vivir siempre de prisa.

Todos somos protagonistas en este afán y para adaptarnos a la época- con la que muchas veces no nos conformamos- procedemos en acción agitada e inestable, con evidente falta de confianza en nosotros mismos y en los demás. Por eso, afirmo, que trasladando al lector a aquella otra era sin complicaciones trascendentes, se refresca el espíritu en las aguas claras de la sencillez provinciana, y surge la admiración hacia esas gentes maravillosas en su modestia y honradez, que fueron esencia y sostén de una sociedad virtuosa y sincera.

Y si nos referimos a los establecimientos de enseñanza, a los

maestros argentinos que siguieron las inspiraciones de Sarmiento desde la primera hora, entraremos a considerar con respeto sus realizaciones fervorosas. Maestros que eran pura alma, espíritus colmados de lirismo y de fe en los destinos de la Patria, formadores de generaciones sanas, con su misma fe y con el corazón puesto en los grandes ideales de la educación democrática. Eso se apreciará en estos apuntes, sobre la vida de mi padre, que no tienen la pretensión de ser una biografía.

Tantas veces intenté escribir su biografía, era mi deber, por haberle acompañado en su trabajo, por haberlo comprendido en sus afanes, por compartir sus ideales y porque antes de su muerte me recomendó sus manuscritos sobre la geografía de San Luis. Pero, realmente, empezaba el trabajo, y no me explico porqué no podía continuarlo; lo dejaba siempre con un sollozo, es que el corazón no tiene palabras sino latidos y mi amor filial no ha podido traducirlos con fidelidad.

Pocas, muy sencillas al par que muy hermosas debieran ser las frases a emplear para retratar su fisonomía moral, para expresar las significaciones de su lucha en la vida y cómo su ejemplar energía lo levantaba siempre. Nada de eso he podido realizar y sólo me dediqué a salvar los manuscritos de la geografía de San Luis. Esa empresa, extraordinaria para mis fuerzas, representó en mi concepto, levantar un monumento a su memoria y ver realizados sus más caros anhelos.

Así pues, no habiendo podido mis sentimientos y mis posibilidades haber dado forma y unidad a tantos datos para organizar una biografía de mi padre, anotaré solamente cargos y actividades que desempeñó, transcribiré algunas palabras suyas y juicios de discípulos y de amigos.

María Estela Gez de Gómez Buenos Aires, Septiembre de 1965.

JUAN W. GEZ

Juan Wenceslao Gez nació en la ciudad de San Luis, el 28 de septiembre de 1865. Sus padres fueron don Juan María Gez, francés, y doña Damiana Pérez y Muñoz, puntana. Aquí resulta ilustrativo algunos datos de familia porque siempre es útil saber de donde se procede y que influencias han recibido los descendientes en su formación intelectual y moral, ya que las familias constituyen el sólido fundamento de la sociedad.

En nuestro país, se ha mezclado con el elemento nativo, la sangre de individuos de todas partes del mundo, personas que luego con esfuerzo se labraron una posición. Las generaciones argentinas han heredado mucho bueno en caracteres físicos como en vitalidad y energía.

SU HOGAR:

Gez formó su hogar en San Luis, donde se casó con la señorita María

Dolores Sabarots, norteamericana de origen. Actualmente vivimos cinco de sus seis hijos -María Estela, Lola Angélica, Juan Alberto, Graciela Guillermina y Enrique Franklin; uno falleció: Julio Arístides.

De carácter serio, de costumbres severas pero de fondo bondadoso y sentimental, mi padre se preocupó especialmente de nuestra educación, inculcándonos amor al estudio, al trabajo y a la práctica del bien. Ha dejado en nosotros una vivencia permanente, nos parece con frecuencia sentirle cerca, entonces el corazón nos impulsa a hablarle, -como otras veces-, a consultarle problemas que nos acongojan, es que persiste en nosotros la fuerza de su personalidad y ella será inextinguible mientras vivamos. SUS PADRES:

Al recordar a su padre, Gez decía: �Hombre de cultura, gran lector de las

obras literarias de su patria, su vida en nuestro país fue la de un espíritu emprendedor e industrioso en cuyos afanes, sino le sonrió la fortuna, mereció siempre el concepto de un hombre de bien�.

Don Juan María Gez había nacido en Saint Bertrand du Comminges, departamento de Haute Garonne (Francia); era hijo de Miguel Gez Dumont y de Francisca Claverie Latour miembros de antiguas familias de aquel país. Hizo estudios secundarios y obtuvo el título de bachiller en Toulouse, ciudad capital del citado departamento.

Ingresó en el ejército francés a los diez y ocho años y se desempeñó como oficial, actuando en la iniciación de la lucha, que los franceses en ayuda de los piamonteses1 llevaron contra los austriacos para librar a Italia de esa dominación. Solicitó su retiro, después de haber servido cuatro años, que le fue concedido con la pensión correspondiente al grado de Teniente.

Atraído por los nuevos horizontes que presentaba América y por las

noticias promisorias que le enviaban desde Rosario (provincia de Santa Fe), su hermana Jacquette, casada con monsieur Dufour, próspero industrial, ya afincados allí desde hacía varios años, decidió venir a la Argentina. Lo hizo en 1862, en que llegó a Rosario; realizó algunos viajes al interior, radicándose luego en San Luis, por razones de salud.

Doña Damiana Pérez y Muñoz era hija de don Juan José Pérez y de

doña María Muñoz. Al quedar huérfana, siendo muy pequeña, fue a vivir al hogar de su tío, el Capitán de la Independencia don Jacinto Roque Pérez,2 1Época de Napoleón III. 2Don Jacinto Roque Pérez y su hermano Juan José Pérez eran hijos de don Severino Pérez y de Andrea Ponce. Jacinto Roque nació el 15 de agosto de 1799. Nada digno de mencionar hay

casado con doña Eusebia Moyano, allí se crió y educó como una hija más, junto a los diez3 hijos de este matrimonio; tenía diez y nueve años cuando contrajo nupcias con don Juan María Gez.

Damiana adoraba y admiraba a su tío, esta veneración fue un culto

permanente toda su vida y la trasmitió a sus hijos como el mayor de sus bienes.

En las frecuentes visitas que desde niño realizaba Juan Wenceslao, a

casa de sus parientes pudo contemplar con ojos asombrados los testimonios materiales que habían acompañado en las cruzadas libertadoras, a su tío abuelo Jacinto Roque Pérez y el coronel José Cecilio Lucio Lucero4, esposo de María del Tránsito Pérez, hija del primero; uniformes, armas, medallas, diplomas de Grados militares, numerosos papeles y correspondencia (que más tarde le sirvieron de documentación). A todo ello se agregaban los vívidos relatos de los familiares que los habían conocido y otras tradiciones.

Este respeto y afecto por tan notables personajes, en aquel ambiente

hogareño, influyó notablemente en su afición a la historia, y, ya hombre, en sus propósitos de revivir la memoria de tantos puntanos ilustres que bien merecían este recuerdo de la posteridad.

en sus primeros años, pasados en las ocupaciones pastoriles de su estancia �La Espesura� hasta que llegó el momento de abandonar esas tareas para enrolarse como voluntario en el grupo de soldados que el capitán de Granaderos a Caballo Don Mariano Necochea reclutó en San Luis para reforzar el Ejército de los Andes. Marcharon a Mendoza, luego a Chile, embarcaron para el Perú y su actuación en Jauja, batalla de Pasco, toma de Lima, combates de Calama y Torata, sitio del Callao, Junín y Ayacucho. Al terminar la guerra en la batalla de Ayacucho, formó parte del grupo de valientes que regresó a Buenos Aires bajo el mando del Coronel Félix Bogado. El Presidente Rivadavia otorgó a Jacinto Roque Pérez el diploma de Capitán, el 20 de marzo de 1826, luego de lo cual regresó a San Luis. (Datos de �La Tradición Puntana� por Juan W. Gez.- Biografía de Jacinto Roque Pérez). 3 Los diez hijos de este matrimonio fueron: Miguel que se casó con Francisca Lucio Lucero; Silvano con Teresa Lucero; Carmen con Daniel Fúnez; María del Tránsito con el Coronel José Cecilio Lucio Lucero; Genara y Fidel que murieron solteros; Luisa se casó con un español y se radicó en España, no tuvieron hijos; Dolores (nombre de varón) se casó con Seferina Tula; Francisco en primeras nupcias con Mercedes Lucero y en segundas con Juanita Salinas; Jacinto Segundo con Rosario Rúa. Actualmente hay en San Luis distinguidas familias de estos matrimonios. Doña Carmen Pérez de Fúnez y don Jacinto Segundo Pérez fueron los padrinos del bautizo de Juan Wenceslao Gez. 4Coronel José Cecilio Lucio Lucero. Marchó en el Ejército de los Andes. Actuó en Chacabuco, obtuvo medalla de plata; hizo la campaña al Sur de Chile bajo las órdenes de Las Heras. Actuó en Curapaligüe, Concepción, Cancha Rayada, Maipú. En la campaña al Perú: Pisco, entrada a Lima, mereció medalla de oro; sitio del Callao campaña de los Puertos Intermedios; Junín y Ayacucho; mereció medalla de oro en cada una de estas dos batallas y los cordones de Coronel Graduado. Tras largas ausencias regresó a San Luis donde contrajo segundas nupcias con María del Tránsito Pérez, hija predilecta de su antiguo compañero de armas Don Jacinto Roque Pérez en las campañas de Chile y del Perú. Esta dignísima dama, joven inteligente, hermosa y buena, fue algo más que una esposa modelo, fue la providencia del anciano coronel en sus últimos años. (Datos de �La Tradición Puntana por Juan W. Gez).

PRIMEROS AÑOS

Con referencia a sus primeros años, Gez ha dejado escritas algunas

páginas, de donde extraigo los datos siguientes: �Al lado de mi padre aprendí su lengua natal, el francés. Siendo alumno del curso anexo al Colegio Nacional me inició en el conocimiento del latín y de obras de autores franceses. Esta enseñanza humanística, mucho me sirvió después en mi carrera docente�.

�Mi madre me enseñó las primeras letras y luego concurrí a la sección infantil que dirigía la adorable Francisquita Lucero, en la escuela de su tía Chepa, como cariñosamente se la llamaba en el pueblo a la virtuosa dama y educadora doña Josefa Lucio Lucero. Esa escuela quedaba en la casa, hoy reformada de la calle 9 de Julio 633. Cada vez que paso por su frente me descubro con filial respeto ante la memoria de las que fueron mis primeras maestras�.

�La disciplina era maternalmente severa, pero cuando había que aplicar algún �enérgico correctivo�, Francisquita enviaba a los rebeldes ante misia Chepa quien al final de cuentas se limitaba a cierta aparatosidad o a ponerlo de rodillas a rezar una oración para que Dios los perdonara e iluminara con su gracia, porque ella ya los había perdonado e iluminado con sus consejos de madre�.

�Frente a nuestra escuela vivía y tenía la suya misia Carmen Ortiz de Ortiz, dama inteligente que había sido la primera secretaria de la Sociedad de Beneficencia. Cuando se acercaba alguna fiesta cívica, el 25 de mayo o el 9 de julio, pasábamos al patio de su casa para ensayar unidos el Himno Nacional acompañados por la banda de música de la policía. Sucedió el caso de que no habiendo concurrido la banda, el ensayo se hizo con acompañamiento de guitarra y las entonadas voces de las maestras�.

�Las festividades religiosas merecían de la escuela cooperación principal, no solo con el coro de voces elegidas, la concurrencia a las procesiones y la ayuda que prestábamos como monaguillos, sino a la vez, en la arquitectura de altares y adornos donde ponía sus manos Francisquita, manos física y hábilmente perfectas. Su inagotable ingenio ofrecía cada año la ofrenda de alguna atrayente novedad�.

�Habiéndome trasladado a Mendoza con mi familia, ingresé a 3er. grado en el �Colegio Sayanca�, prestigioso establecimiento de enseñanza al que concurrían los niños de las familias más conocidas de la sociedad mendocina. Poco tiempo permanecimos allí y los recuerdos más vivos de esa época eran las ruinas de la ciudad destruida por el terremoto de 1861, al lado de las cuales ya empezaban a levantarse las viviendas modernas con una gran confianza en la obra reconstructiva y en el porvenir�. INGRESO AL CURSO ANEXO AL COLEGIO NACIONAL DE SAN

LUIS

�De regreso a San Luis ingresé a la escuela adscripta al Colegio Nacional donde tuve como maestra hasta 6º grado, a don Florencio Quiroga, a Alejandro Olses, y a Luis Sinclear.

El primero era un criollo bondadoso, con el alma de niño a quien acompañábamos hasta su casa a la salida de la escuela, don Alejandro, alemán de origen era un viejo maestro y el último Sinclear, también era alemán, ex oficial instructor del ejército a quien el movimiento revolucionario de 1874, que estalló en Mercedes, lo arrastró a las filas rebeldes. Lo habían separado definitivamente del ejército. Con todos ellos fui amigo personal más tarde, pues siempre me acerqué a testimoniarles mi gratitud a los que algo me habían enseñado�.

�Mucho entusiasmo despertaba entre nosotros la aproximación de las fiestas cívicas y sus sencillos preparativos, entre los que debíamos tener muy en cuenta el pantaloncito blanco y el saquito azul rememorativos del uniforme patricio que tanto nos enorgullecía�.

�Nadie faltaba a la cita de honor no obstante el frío intenso de la madrugada del 25 de mayo o 9 de julio y el poco abrigado traje, limitado al saquito de brin celeste sobre la tenue camisa pegada al cuerpo aterido. Pero éramos argentinos y como los niños espartanos sabríamos soportar los rigores de la temperatura sin quejarnos y, por el contrario, nos esforzábamos en disimularlo; ya entraríamos en calor con la marcha y el regreso a la escuela donde nos esperaba un buen chocolate�.

�Instruía militarmente la legión estudiantil y la hacía desfilar por las calles, el maestro don Florencio, ex oficial de milicias y con los bríos todavía frescos de revolucionarios del 74. De elevada estatura y vestido con largo levitón negro y sombrero de copa, se destacaba su figura en la desmantelada plaza Independencia donde debíamos cantar el Himno Nacional, al apuntar el sol, por detrás de la sierra vecina. Terminado el acto comenzaba el desfile con paso rítmico y porte marcial, lo que llenaba de satisfacción al maestro y a las familias. En cuanto llegábamos a la escuela rompíamos fila al grito de ¡Viva la Patria! acto continuo nos servían el tan apetitoso desayuno.

Otro festival del Colegio era del 15 de agosto, en honor de la virgen de Tránsito, de tradicional devoción local�.

�En el plan de estudios del Ministro Dr. Pizarro entraban las enseñanzas

y prácticas religiosas. El Colegio tenía su capilla y allí se realizaban solemnemente las ceremonias de culto. Éste celo lo estimulaba el Rector que era un sacerdote, don Federico Mauvoisin5 y el vicerrector que era otro sacerdote, el Padre Carreras en la época de mis recuerdos. Y finalmente fuera de los muchos días feriados y de las clases perdidas por cualquier motivo, venía el día del cumpleaños de don Federico. Aunque tocaba la campana y el celador llamara a formar la muchachada remolineaba en el patio y por fin se dirigía al despacho del Señor Rector para presentarles sus saludos y pedirle respetuosamente �que no hubiera clase�. Bueno muchachos, decía y entonces algunos exclamaban; ¡a la quinta de don Federico! Ya se sabía que el Rector había ordenado preparar su coche y que nos esperaba en su hermosa finca ubicada en la calle Bolívar, a la cuadra este del Boulevard Sucre. Para estos 5 Don Federico Mauvoisin nació el 22 de agosto de 1832 en Cuon �departamento del Maine et Loire (Francia). Se ordenó de sacerdote en San Juan (Diócesis de Cuyo) el 21 de abril de 1873.

casos estaba siempre preparado con muy buenas provisiones de dulces, frutas secas, tabletas y galletitas, que hacían nuestro deleite�.

Don Federico era hombre muy cortés y amable con todos. A su simpática persona la aureolaba también la leyenda: había sido soldado en la expedición francesa que condujo a México al General Bazaine para imponer a Maximiliano de Austria como Emperador de los mexicanos. Pero antes del fusilamiento de Maximiliano en 1867, se había retirado don Federico con el ejército francés, dejándolo librado a su propia suerte.

�Ignorábamos cómo ni cuando llegó don Federico a nuestro país y sobre todo en qué circunstancia pudo ordenarse de sacerdote en San Juan, sede del Obispado de Cuyo. Se decía que en Francia había estado próximo a recibir las órdenes sacerdotales y que el hecho de ser seminarista no lo había exceptuado del servicio militar; habiendo entrado en el sorteo le tocó participar en la aventura política de Napoleón III para establecer un imperio en México. Lo cierto es que don Federico era sagaz y sabio diplomático habiéndose sabido manejar de tal modo que llegó a contar con la amistad y protección del General Roca.

�Continué los estudios en la Escuela Normal anexa al Colegio Nacional y

por esa época los alternaba con tareas periodísticas, haciendo mis primeros ensayos al lado del poeta Emeterio Pérez que acababa de llegar de Buenos Aires y había fundado el periódico �El Ferro-Carril�. Mi concurso fue desinteresado porque me bastaba con la satisfacción de sentirme periodista, dadas mis ideas sobre la alta misión de al prensa. También por esa época me incorporé al �Centro Unión y Progreso� formado por alumnos del Colegio Nacional y del cual fue primer presidente Víctor S. Guiñazú y secretario Julio L. Quiroga, ambos compañeros a cuya memoria tributo un recuerdo de amistad. Realizábamos interesantes veladas literarias, en varias de ellas actué como orador desde la tribuna del Liceo Artístico. Mucha influencia tuvo el Centro y sus festivales, en la juventud estudiosa que sintió despertar afición a las buenas lecturas, a la poesía y a la música�.

�Viviendo esa existencia juvenil de estudiante aplicado y con muchas aspiraciones vino a sufrir mi espíritu un rudo golpe a causa de haberse suprimido en 1886 el curso normal anexo al Colegio Nacional. Tuve que trasladarme a Buenos Aires en donde ingresé a la Escuela Normal de Profesores y allí terminé mis estudios, graduándome como Profesor Normal en 1888�.

En ese mismo año, y siendo alumno del profesorado, la dirección de la citada Escuela, lo había nombrado maestro de grado en el departamento de aplicación como estímulo a sus condiciones de estudiante aventajado y serio. Cargos que desempeñó en San Luis: en 1892, Defensor General de la Provincia; en 1893 Diputado a la Legislatura por el departamento Pedernera; en 1893 Elector de Gobernador; en 1894 Diputado a la Legislatura por el departamento Belgrano; en 1905 Convencional para la reforma de la Constitución de la Provincia de San Luis.

GEZ, HOMBRE DE CIENCIA:

Fue un hombre de mentalidad superior. Su producción pedagógica,

científica e histórica fue juzgada por personalidades argentinas de reconocida competencia y por instituciones extranjeras que lo acreditaron con honrosas distinciones.

En 1907, su trabajo titulado �La escuela profesional para la provincia de Buenos Aires� mereció el Premio �Sarmiento�, medalla de oro, en el certamen científico literario realizado en La Plata, en ocasión de celebrarse un nuevo aniversario de su fundación.

En 1912, el conjunto de sus obras sobre educación, obtuvo Diploma de Honor y Medalla de oro en la �Panamá Pacific International, Education, Agriculture, Mining�.

Invitado a enviar un trabajo científico al Primer Congreso Nacional de Ciencias Naturales, reunido en Tucumán en 1916, lo hizo con un estudio sobre el �DOCTOR FRANCISCO JAVIER MUÑIZ, primer naturalista argentino�. Obtuvo un voto de aplauso del Congreso y las congratulaciones de los sabios Juan B. Ambrosetti, Ángel Gallardo, Martín Doello Jurado y Franco Pastore, comunicaciones que se conservan en su archivo particular así como la nota de agradecimiento de dicho Congreso por haberle donado Gez, los documentos valiosos del archivo del Dr. Muñiz que la familia de Sabio, le había obsequiado. El Dr. Ángel Gallardo le dirigió la siguiente nota: �La Sociedad Argentina de Ciencias Naturales al abrir su primera reunión nacional, recuerda su nombre como cultor y propagandista de la primera hora en enseñanza y amor a la naturaleza. Felicitaciones�.

Dos descubrimientos importantes de fósiles en Corrientes, fueron estudiados y clasificados por Gez. El primero, el de un mastodonte, en el arroyo Pirayuí y el segundo, el de dos toxodontes y un glytodón, en el río Santa Lucía, entre los pasos del Tala y de las Salinas. Enviadas sus conclusiones a la consideración del Museo Nacional de Historia Natural, merecieron la aprobación de los sabios Dres. Ángel Gallardo y Carlos Ameghino en los términos siguientes: dice el Dr. Gallardo, �el hallazgo de restos fósiles de mastodón en esa provincia es de verdadera importancia y renuevo a Ud. las felicitaciones que le dirigí por telégrafo�; y de Ameghino: �Resulta del primer examen, de que efectivamente ellos pertenecen al mastodón platensis Amegh, y de que ha sido admirablemente acertada su clasificación, de lo que lo felicito, pues con tal título tiene Ud. sobrado derecho a considerarse, como Ud. dice, discípulo del extinto sabio Ameghino, y a mi entender, entre los más aventajados�, y termina diciendo, que Gez ha hecho �ingresar a Corrientes en la corriente de las pocas ciudades argentinas que se han preocupado de éste género de investigaciones y que en adelante merecerá Ud. por esto, bien de la Ciencia�.

Este estudio de Gez tuvo derivaciones muy interesantes, al querer investigar el significado de la palabra guaraní Pirayuí, consultó a los mejores eruditos en esta lengua, todas personas destacadas en Corrientes, ello motivó brillantes escritos de los doctores Félix María Gómez, T. Alfredo Martínez, Benjamín T. Solari, Lisandro Segovia y del lingüista literario paraguayo Dr. Manuel Domínguez. Reunidas estas expresiones, Gez las prologo con un

estudio suyo sobre la raza, la lengua, el territorio guaraní, y apasionantes leyendas, publicó una obra titulada �Disquisiciones filológicas sobre la lengua guaraní� que así como el trabajo anterior �Generalidades sobre paleontología argentina. El mastodón platensis Amegh de Corrientes. Mastodón Parayuiense� fueron editados en sendos libros por la Imprenta del Estado de Corriente en 1915.

El segundo descubrimiento de fósiles, ocurrió en las barrancas del río Santa Lucía, departamento de Bella Vista (Corrientes). Aquí encontró dos especies nuevas de Toxodon, placas de la caparazón de un Glyptodón, además grandes valvas que resultaron ser de moluscos de los géneros Mycetopus, Unio y Anodonta.

Reunidas y estudiadas las piezas, envió al Dr. Carlos Ameghino sus conclusiones, quien a su vez, dirigió una comunicación a la Sociedad Argentina de Ciencias Naturales, proponiendo llamar Toxodon Gezi n. sp. al descubrimiento, lo que fue aceptado, �para honrar al profesor Gez, amante cultor de la ciencia en la provincia de Corrientes� y termina felicitándolo �por su valiosa contribución y su noble apasionamiento por estos estudios, que, sería de desear, se extendieran a otras personas, en diversas regiones del país, que estuvieran en ventajosas condiciones de imitarlo para honra propia, del país y de la Ciencia�. Se publicó este estudio con el título �Yacimiento Fosilífero del río Santa Lucía � Dos especies nuevas de Toxodón�en Buenos Aires - 1919 �Impresores Otero y Cía.� Perú 856.

La Primera Reunión Nacional de Geografía reunida en Buenos Aires, 1931, en la Sesión Plenaria realizada el 9 de Junio, consigna entre los Votos aprobados el siguiente: �La Primera Reunión Nacional de Geografía, expresa que vería con agrado la publicación de la obra �Geografía de San Luis� presentada por el Profesor Juan W. Gez, por considerarla de gran interés para aquella provincia�.

Como delegado del gobierno de San Luis, Gez había presentado a la Reunión otro trabajo propio, �Obras de riego en San Luis� y la Asamblea hizo suyas las conclusiones del mismo, expresadas así: �Teniendo una trascendencia vital para mucha zonas de la provincia de San Luis, las concesiones de agua para riego, se indica la necesidad de una ley general de agua que contemple los diversos factores hidrológicos, climáticos y geológicos, con criterio científico adecuado a las características locales�. En los Anales de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos GAEA, en 1932, tomo IV se publicó esta monografía sobre Obras de Riego.

La �Geografía de San Luis� su obra póstuma, es una enciclopedia sobre la provincia; abarca parte física, política y administrativa y dentro de cada parte va detallando desde antecedentes históricos, límites, orografía, hidrografía, clima, geología, aguas subterráneas, botánica, fauna, hasta división política, población, agricultura, suelos, obras de riego, diques, industria, minería y finanzas. Abunda en material gráfico, mapas, perfiles, fotografías y una carta general de la provincia. Fue publicada en tres voluminosos tomos por la editorial Jacobo Peuser S.A. 1938-1939. Es el tratado más completo que se haya publicado sobre una provincia argentina.

La Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación en su despacho del proyecto de ley de Presupuesto para 1937, Anexo E, inciso 376, ítem 35, asignó una partida para la impresión de la obra. Ello se consiguió a propuesta del diputado nacional por la provincia de San Luis

Sr. Reynaldo A. Pastor, quien la fundamentó en el recinto de la Cámara con elogiosas palabras y fue apoyado por los diputados nacionales por la provincia de Corrientes, doctores Benjamín S. González y E. Bruchou.

Para el cumplimiento de la citada ley el P. E. de la Nación dictó el decreto Nº 100771 de fecha febrero 24 de 1937, nombrando una comisión constituida por el Teniente General Ladislao M. Fernández, Presidente del Comité Nacional de Geografía; el doctor Ernesto Nelson, Inspector de enseñanza Secundaria Normal y Especial; el Dr. Franco Pastore, Académico de Ciencias Exactas, Profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires y Jefe de la Dirección de Geología y Minas del Ministerio de Agricultura de la Nación y a la Sra. María Estela Gez de Gómez, Directora de la Escuela Normal Nº 1 de Profesoras de la Capital Federal, para llevar a cabo, previa a su impresión, la revisión de la obra.

Terminada esta tarea y comunicada tal circunstancia, el P. E. de la Nación dictó un nuevo decreto el 15 de septiembre de 1937 aprobando lo actuado por la comisión encomendándole lo concerniente a ultimar los detalles técnicos de la publicación. Este decreto Nº 114263 lleva las firmas del Presidente General Justo y de sus ministros Jorge de la Torre, Carlos A. Acevedo, Eleazar Videla. Basilio B. Pertiné y Manuel R. Alvarado.

El �Prólogo� fue escrito por el diputado nacional Reinaldo A. Pastor y es un estudio muy profundo sobre las características de la obra y sobre las riquezas naturales de la provincia de San Luis.

La aparición de la obra suscitó los más elogiosos comentarios de la prensa: �La Nación�, �La Prensa�, �La Razón� publicaron sendos artículos y se recibieron numerosas comunicaciones de personalidades científicas aplaudiéndolas.

Como juicios de puntanos caracterizados se pueden mencionar los del senador nacional por la provincia de San Luis, Dr. Laureano Landaburu, que expresó: �Gez ha servido en su Provincia, más que nadie, el principio socrático de enseñarnos a conocernos a nosotros mismos, llenando además, sin nombramientos ni sueldos oficiales, una alta función de docencia pública, perseverando en ella durante medio siglo, con un esfuerzo que no puede cumplirse sino lo anima un hondo fervor patriótico y si no lo estimula la visión de las elevadas compensaciones espirituales�.

Del Ingeniero Agustín Mercau, Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: �Esa obra realizada con absoluto desinterés, con todo patriotismo, con toda erudición y competencia, exclusivamente por esfuerzo propio, salvando todo género de dificultades, como la carencia casi absoluta de verdaderos antecedentes que ha obligado a su autor a visitar y recorrer personalmente la casi totalidad de la provincia y recurrir a los archivos y documentación de gran número de oficinas nacionales y provinciales, es sin duda, el más completo, erudito y mejor documentado estudio que se haya hecho sobre nuestra provincia y viene a complementar otra y no menos importante y meritoria obra de su ilustrado y laborioso autor- la �Historia de San Luis� realizada con iguales dificultades y con igual desinterés y éxito�.

Del Ministro del Interior Dr. Diógenes Taboada: �Fruto de ese largo peregrinaje de estudio y amor por las cosas de su tierra es esta Geografía, la obra regional más completa y más bien documentada de su género. Día llegará en que los puntanos que son un poco tardos, en la exteriorización de sus

sentimientos, rendirán al historiador y geógrafo de San Luis, el debido homenaje a su memoria esclarecida�.

Por sus estudios sobre geología y movimientos sísmicos en San Luis, la Sociedad Sismológica de Sud América lo designó Miembro Correspondiente.

En 1920 exploró el valle del Chorrillo a 5 kilómetros al este de la ciudad de San Luis y recogió numerosos objetos de piedra, más de un centenar de puntas de flecha, dardos y fragmentos cortantes de cuarcita, de feldespato y de pedernal. Sobre este hallazgo, valioso para el conocimiento del hombre primitivo en la región, dictó una conferencia en la Escuela Normal de Maestras. Las conclusiones fueron publicadas en folleto titulado- �Descubrimiento arqueológico en el Chorrillo�.

La actuación en la Sociedad Científica Argentina y en la Sociedad Científica Argentina de Estudios Geográficos GAEA fue recordada, en el acto de su sepelio, por sus ilustres presidentes, el Dr. Nicolás Lozano y el Ingeniero Juan B. Gandolfo.

Dijo el Dr. Lozano: �La Sociedad Científica le contó entre sus miembros más destacados, primero como socio correspondiente en la provincia de Corrientes y luego en esta Capital, donde formó parte de la redacción de sus Anales�

�Su erudición era de los mejores quilates, y valía, tanto por lo que sabía, como por su carácter recto, enérgico, erguido como su gallarda figura, sencillo, fundamentalmente bueno, sin claudicación alguna. Por esto se imponía donde quiera se encontrara. Su talla moral estaba a la altura de su nutrida inteligencia. Su nombre será recordado con respeto y el cariño que infundía su vida toda. Se enseña con lo que se ha sido. Practicó el bien y divulgó conocimientos como un verdadero civilizador. Cumplió, en una palabra, su misión con toda altura��

Dijo el Ingeniero Gandolfo: �Don Juan W. Gez era de aquellos que vinieron a nuestra vida con el signo de Sarmiento. Había que enseñar mientras se iba aprendiendo, desbrozando terreno virgen, cortando la maleza a brazo partido, quebrando los peñascos que entorpecían el andar. Y así, por los senderos del solar patrio, fue, con la constancia y el desprendimiento de los señalados, un precursor y un propulsor�

�San Luis tuvo en él al paladín de sus maravillas y al defensor de sus tesoros��

�Deuda grande que San Luis tiene con tan ilustre hijo. Hagamos confianza en el reconocimiento eficiente que permita llenar aquellos incumplidos y tan caros deseos, que los labios contienen y que solo se traslucen en el fulgurar de las miradas��

�En GAEA su labor fue eficiente, colaboró con esa afable modestia que le caracterizaba� Fue siempre útil a los estudiosos que concurrían a él, porque su tesoro de información era para todos��

Cultivó amistad y cambió correspondencia6 frecuente con hombres de ciencia como: Florentino y Carlos Ameghino, Francisco P. Moreno, Eduardo L. Holmberg, Ángel Gallardo, Juan B. Ambrosetti, Martín Doello Jurado.-

6 Se conserva en su archivo particular, la correspondencia que mantuvo con estos hombres de ciencia, perfectamente ordenada.

GEZ HISTORIADOR: No es posible resumir en apretada síntesis el contenido de los trabajos

históricos publicados por Gez, numerosos en cantidad y nutridos en calidad. Daré noticias de algunos y mencionaré otros. El autor no conservó ejemplares de obras ya agotadas y he debido recurrir a la Biblioteca Nacional y a personas que lo poseen, para obtener datos.

La �Apoteosis de Pringles� fue impresa en Buenos Aires -1896- Imprenta Europea M.A. Rosas (Moreno y Defensa).

Es un estudio exhaustivo sobre el héroe y según se estampa en la carátula, �está enriquecido con documentos auténticos para perpetuar la memoria del glorioso vencido en Chancay�. La carta -prólogo del Dr. Ángel Justiniano Carranza, explica la procedencia de muchos de los documentos que facilitó a Gez. Allí constan testimonios de las hermanas de Pringles, Melchora y Úrsula, así como los de viejos camaradas que �trataron y compartieron peligros con Pringles�.

Con la foja de servicios facilitada por doña Melchora Pringles de Ordóñez vino un retrato en busto del héroe, una copia del cual, sacada por el artista Antonio Contrucci fue enviada a San Luis con destino al salón de la legislatura.

Agrega el Dr. Carranza: �La libertad halló siempre en Pringles un aliado generoso y la gloria una cabeza digna de llevar las aureolas de todos los merecimientos�. Gez al agradecer el aporte valioso del Dr. Carranza expresa: �Apoteosis de Pringles� es el verdadero monumento que juntos hemos levantado a ese apóstol y mártir de la libertad argentina�.

La obra incluye siete páginas con copia facsimilar de documentos y tres láminas: con el retrato, las condecoraciones y la reproducción de un cuadro sobre la muerte de Pringles.

En general, obra tan completa e importante, constituye un verdadero tesoro documental, salvado por Gez, para la historia de la Patria.

En 1903 recibió su designación de Miembro Correspondiente a la Junta de Historia y Numismática Americana (hoy Academia Nacional de la Historia). La comunicación lleva la firma de su Presidente el General Bartolomé Mitre y del secretario Sr. José Marco del Pont.

El �Dr. Juan Crisóstomo Lafinur�. Estudio biográfico y recopilación de sus poesías. Fue dado a la publicidad en 1907. Editorial Cabaut y Cía. Librería del Colegio (Alsina y Piedras) -Buenos Aires.

Expone Gez: �Lafinur es casi un desconocido en su provincia natal y los eruditos solo lo recuerdan de vez en cuando en su antología nacional por su canto elegíaco a la muerte del General Belgrano, una de sus producciones que por la oportunidad y cierta feliz inspiración le dio alguna nombradía en nuestro mundo literario. Pero no es su estro poético la característica más interesante de su privilegiada inteligencia, sino sus ideas, sus grandes aspiraciones, su acción eficiente para realizar en este suelo los ideales del progreso y de la vida moderna�.

Lafinur, espíritu refinado, amante de la música y de la poesía, había obtenido la cátedra de filosofía en 1819, como resultado de su triunfo en el concurso, que para dicha asignatura, había abierto el famoso Colegio de la Unión del Sud fundado por Pueyrredón. Lafinur fue injustamente combatido por

seguir la escuela sensualista de Bacon, Locke y Condillac, que sin embargo el interpretaba con criterio propio. Debió emigrar a Chile.

Gez dio a conocer la actuación de este filósofo con luces nuevas y surge de allí su personalidad subyugante, simpática y enaltecedora de las ideas democráticas para la enseñanza de la juventud argentina. En 1899 había conseguido una copia del retrato de Lafinur, tomada del original que estaba en Chile.

�La Tradición Puntana� publicada en 1916 -Buenos Aires- Imprenta Weiss y Preusche (Patricios 341), 3ª. Edición. Va precedida por un �Prefacio� del Dr. Juan M. Garro.

Las páginas de �La Tradición Puntana�, rememorativas de ejemplos del pasado, están impregnadas de afecto y escritas con justicia.

A los retratos de los personajes biografiados, se acompañan en el texto, ilustraciones de gran mérito artístico, encargadas especialmente por Gez y realizadas bajo su dirección. Son, cinco de la pintora Ana Weiss de Rossi -a la acuarela en el original- tituladas: El telar criollo, Ofrenda de la patriota, La Pancha, Despedida de San Luis, En las cercanías de Illa, y, otras cinco del gran artista E. Cerutti ejecutadas al óleo en el original; Fusilamiento de Patriotas, Montoneros sometidos, Cabeza de Acha, Fundación de Mercedes, Tumba de Pringles.

Se consignan en esta obra las siguientes biografías: Teniente General Pedernera, Coronel Vicente Dupuy, José Santos Ortiz, General Pablo Lucero, Justo Daract, Coronel José Cecilio Lucio Lucero, Juan Llerena, Tomás Varas, Jacinto Roque Pérez, Paula Domínguez de Bazán, se recuerdan luego muchos otros acontecimientos históricos y tradiciones.

La �Historia de la provincia de San Luis�. Fue publicada en 1916 -Talleres Gráficos Weiss y Preusche (Patricios 249) -Buenos Aires- en dos tomos.

La ley Nº 405 del 27 de Julio de 1910 de la Legislatura de San Luis, disponía que el P.E. encargara a una persona de probada preparación histórica y literaria la realización de la historia de la provincia. En cumplimiento de dicha ley, el Gobernador Dr. A. Rodríguez Saá, con fecha 7 de diciembre de 1910 nombró a Gez para que la escribiera. Abarca desde los orígenes y fundación de la ciudad capital hasta el año 1900.

Muchos años de esfuerzo había costado a Gez formar su acerbo histórico; investigaciones pacientes, consultas a los archivos argentinos, de Chile, del Perú y de España, le proveyeron de fehaciente documentación, a la que se sumaba la obtenida en las bibliotecas y archivos particulares del General Mitre, del Dr. Ángel J. Carranza, Adolfo P. Carranza, José Juan Biedma, Ernesto Quesada y Alejandro Rosa. En San Luis no dejó nada por averiguar y conocer tanto en personas como en viejos papeles. Estaba pues, preparado para cumplir tan honroso cometido.

El texto incorporó valioso material ilustrativo, formando así un conjunto bien organizado y erudito. Constituye un trabajo señero y precursor de otras realizaciones históricas que pudieron efectuarse en San Luis.

Su impresión en 1916 fue un aporte y una adhesión al magno acontecimiento que se conmemoraba ese año, el Centenario de la

Independencia Argentina y la Comisión Nacional,7 presidida por el Señor Ministro del Interior Dr. Miguel S. Ortiz, así la consideró, patrocinándola.

En 1920 escribió la �Biografía del General Manuel Belgrano� por pedido especial de la Comisión Nacional de Homenaje que presidía el General Pablo Ricchieri, quien le expresaba en conceptuosa nota:

�dadas sus dotes notorios de escritor de historia, espera de su iniciativa patriótica, acepte tal misión, en la seguridad que cooperara Ud. en una forma acertada y valiosa a la celebración del homenaje al General Belgrano en el Centenario de su muerte�. La biografía debía tener un carácter didáctico y popular para su difusión pública. La Comisión publicó el trabajo en Junio de 1920 por la Imprenta Ferrari -Buenos Aires (Balcarce 345).

A continuación mencionó otros escritos históricos de Gez: �El patriota Pedro Castelli�, Biografía: del �Dr. Ángel Justiniano Carranza�, �Juan M. Garro�, �Teniente General Juan Esteban Pedernera�; �El escudo de San Luis�; �El Libertador General San Martín, inauguración de su estatua en San Luis�; �El solar de Sarmiento en Asunción�; �Ameghino�; �La Casa de Ameghino�; �Reseña Histórica y Estadística de la provincia de San Luis�, en �La Nación�, número de Centenario de la Revolución de Mayo�; �El patriotismo de la mujer puntana�, edición de la Sociedad Pro-Patria de Señoritas de San Luis; �San Luis�, en �La Prensa� del 9 de julio de1916, en el número conmemorativo del Centenario de la Independencia Nacional; �El retrato del Dr. Juan Crisóstomo Lafinur�, comunicación dirigida al Director del Museo Histórico Nacional, en la Revista Nacional.

GEZ EDUCADOR:

Siempre supo Gez estudiar el medio educacional y social donde se

desarrollaba su quehacer escolar para adaptar a él lo mejor e ir corrigiendo poco a poco, las deficiencias, sin entorpecer la labor general de la escuela y sin crear resistencia en quienes lo secundaban.

En la Escuela Normal de Maestras de San Luis, desempeñó el cargo de Vice-director, profesor de francés y de pedagogía, había dictado además, geometría y dibujo lineal.

Su misión educativa fue cumplida con amplio sentido pedagógico y científico. Ningún aspecto de la didáctica fue olvidado. Dentro del cumplimiento de sus deberes, afirmó simpatía y respeto por su sólida preparación, rectitud de carácter y vitalidad para el trabajo. Todo ello contribuyó a crear condiciones favorables para una sana emulación entre el personal y también en las niñas, elevándose como consecuencia el nivel educativo. La dirección del establecimiento confió en él y apoyó sus iniciativas. La Escuela fue entonces un instituto rector en la sociedad puntana.

7 La Comisión Nacional la formaban: Presidente el Sr. Ministro del Interior Dr. Miguel S. Ortiz; Vicepresidente 1º, Intendente Municipal de la Capital Dr. Arturo Gramajo; Vicepresidente 2º, Senador Nacional Dr. Brígido Terán; Tesorero Sr. Rafael Peró; Vocales: Dr. José Figueroa Alcorta; Senador Nacional Dr. Luis Güemes; Drs. Eugenio Uballes, Luis Ortiz Basualdo, Manuel M. de Irionda, Carlos Diment, Abel Bengolea, Luis Zuberbühler, General José Ignacio Garmendi, Ingeniero Domingo Noceti; subsecretario Dr. Arturo Pillado Matheu

La vocación es fuerza impulsora para una acción decidida y sin pausa. El hogar da los fundamentos morales, la escuela normal encargada de formar maestros, al impartir conocimientos, debe desarrollar, además, esa energía, con optimismo y con acertadas orientaciones. Allí nada se pierde, los ejemplos caen en campo propicio, los recoge el alma juvenil.

Con esa vocación, con ese optimismo, Gez, atrajo voluntades, hizo intervenir a todos, profesores, alumnos y familias en las realizaciones de la Escuela y aquello constituyó un movimiento cultural nuevo porque hasta entonces nada de eso se había efectuado.

En sus viejas y amarillentas carpetas hay anotados puntos de real interés. En los actos patrióticos, la sinceridad de su palabra exaltó la emoción de las alumnas; dio trascendencia también, a los de fin de año, al entregar los diplomas de las egresadas y siempre en ellos -las familias, formando adecuado marco y acompañando a la Escuela. A la biblioteca le dio una nueva organización con el aumento del acerbo bibliográfico y la ordenación sistemática de los libros. Sentó las bases del museo escolar con la colección y clasificación de minerales, botánica (herbarios) e historia natural. Como aplicación práctica de su cátedra de pedagogía, la preparación de material didáctico por las niñas, fue muy cuidada y numerosa. Puso especial atención en las clases de idioma nacional y lectura, para difundir el conocimiento de obras de autores argentinos y de la literatura universal; se asignó a cada alumna del último año una obra fundamental que debía leer, luego sintetizar y explicar o recitar trozos8 ante sus compañeras del curso normal. Allí se leyó a Sarmiento, Avellaneda, Mitre, Echeverría, Cuenca, Mármol y Guido Spano entre los nuestros, y luego otros como Cervantes y Víctor Hugo.

En ese ritmo general de trabajo tan activo, maestras9 y alumnas10 aprendieron y perfeccionaron temas y materias acordes a las normas pedagógicas más adelantadas de su época, sin olvidar en las oportunidades propicias, el estímulo a los sentimientos nobles y generosos.

Fue feliz su idea de organizar conferencias sobre temas de interés general, que dictaron profesores y personas caracterizadas de San Luis; las inauguró con una disertación sobre: �Algunas palabras sobre educación�. Le siguieron otras, entre las que recuerda: �Aspecto físico general de la provincia de San Luis� por Felipe S. Velásquez; �Flora puntana� por Germán Avé Lallemant; �Enseñanza de las matemáticas� por Lucas Olguín; �Importancia del latín en el idioma castellano� por Eduardo Laisné; �Higiene Escolar� por el Dr. Julio Olivero; �Los jardines de Infantes� por la sub-regente Isabel López quien propició la creación de estas secciones en el establecimiento. Al terminar cada

8Anotaba como excelentes intérpretes de poesías a las alumnas Señoritas Felisa Rodríguez Jurado, Hortensia Luco y Claudolina Pérez. 9 Recordaba Gez con mucho afecto a todas las que habían colaborado, sus compañeras de tarea: Elena H. de Quiroga, Mercedes P. de Ojeda, Herminia B. de Meurville; Bruna Pérez, Felipa Puertas, Fidel Ojeda, María Barneche, Lucinda Sosa, Verónica Carrizo, Carmen Guiñazú y Dolores Panelo. 10Y al grupo de distinguidas alumnas Antonia Aberastain, Hermelinda Herrera, María L. Lucero, Raquel Mora, Felisa Rodríguez Jurado, María Pura Ponce, Catalina Sabarots, Otilia Sinclear, Lola Varela, Hortensia Luco, Adelina Sarmiento, Rosario Garro, Rosa Moyano, Gabriela Álvarez, Luisa Astudillo, Benita Jofré, Juana E. Lucero, Elena Pereira, Hermosina Garro, Claudolina Pérez, Corina Sánchez, Petronila Muñoz, Felipa Luna.

reunión se efectuaba un cambio de opiniones a fin de concretar mejoras para la enseñanza.

Por esa misma época, Gez fue fundador de la revista de educación �La Propaganda�, cuyo primer número apareció el 25 de mayo de 1890, expresando como propósitos: �satisfacer una noble aspiración, sentida por las personas amigas de los progresos escolares de la Provincia, que carecían de un órgano de publicidad exclusivamente suyo y que pudiese servir con lealtad sus importantes intereses��

�En las páginas de �La Propaganda� tendrá cabida todo lo que importe a la cultura general; educación, literatura, idiomas, etc., incluso todos los documentos y datos que nos suministre la Comisión de Escuela de la Provincia, que, a pesar de sus grandes conquistas escolares, desde el tiempo del gobierno del eminente ciudadano y educacionista Domingo Faustino Sarmiento -época en que San Luis obtuvo premios por haber educado la décima parte de sus habitantes- no se han conocido debidamente sus trabajos�.

Ofrecía sus columnas a los maestros, a los padres de familia y a los interesados por el progreso del país.

Mereció la revista muy buena acogida pública por su material seleccionado. Figuraban como colaboradores: Victoriano Montes, J. J. García Velloso, Pablo A. Pizzurno, Andrés Ferreyra; profesores del Colegio Nacional y de la Escuela Normal de San Luis, Felipe S. Velázquez, Eulalio Astudillo, Juan T. Zavala, Julio Olivero, Miguel Cobos y Campos, Manuel A. Orozco, Eduardo Laisné, Lucas Olguín, Julio de la Mota, Emeterio Pérez. Eran redactores principales, Nicolás Jofré, Reinaldo V. Pastor, Dalmiro S. Adaro, Jerónimo Mendoza, administrador Enrique M. Jurado y con haber mencionado estos nombres tan prestigiosos en San Luis y fuera de ella, tenemos definido el carácter e importancia de la publicación así como el favorable movimiento de opinión que había suscitado.

En ese tiempo 1890-1894 colaboró activamente en los diarios locales �El Oasis� y �La Reforma�. Esta última la había fundado con el Dr. W. R. Lucero y, como lo decía su título, quería formar en los ciudadanos una conciencia democrática que propiciara el paso y las oportunidades a hombres de gobierno con ideas nuevas de progreso.

Gez consagró a su provincia natal más de cinco años de tarea fructífera desde la escuela, el periodismo y la actuación pública.

En septiembre de 1894 se trasladó a Buenos Aires donde su colaboración había sido solicitada por su amigo el Dr. Victoriano Montes para que lo acompañara en la tarea de reorganización de la Escuela Normal de Profesores de la Capital Federal de la cual era reciente director. El Ministro de Instrucción Publica lo designó entonces, Regente y profesor de Geografía y de Crítica Pedagógica.

Dos años permaneció en este histórico establecimiento, al que profesaba profundo cariño por haber obtenido en él su título y porque había sido honrado espontáneamente por dos de sus directores al solicitar su incorporación al cuerpo docente.

En este medio ya conocido, donde se veneraban los nombres de Mariano Acosta, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que fue su creador y el de Adolfo Van Gelderen su primer director -númenes de la casa- el trabajo era arduo pero compensado con grandes satisfacciones, la Escuela se

engrandecía cada día más con nuevos prestigios, por el saber de todos y por la gravitación indiscutible que ejercía en el país.

Una sola idea preocupaba a profesores y alumnos; la superación, porque en la formación de maestros competentes y de condiciones morales inobjetables estaba su misión. Había pues, que estar a tono con institución de tal categoría y donde, desde la hora de su iniciación, habían enseñado: Holmberg, Oyuela, Peyret, Gil y Navarro, Ryan, Panizza, Furlotti, H. Leguizamon, Boneo, entre otros y en el andar de los años se distinguieron sus egresados como eminentes hombres en el gobierno, en las letras y en las ciencias.

Como Regente la actividad de Gez fue incansable, con nuevas orientaciones psico-pedagógicas impulsó la aplicación de modernos métodos y procedimiento didácticos, estimulando a los alumnos-maestros y despertando el interés, la espontaneidad, y el espíritu creador de los niños.

Con el profesor de música Sr. Furlotti se organizaron coros infantiles. Se metodizó la clase de ejercicios físicos, incorporándosele también juegos y recreaciones; se intensificó el estudio del idioma nacional y de la lectura. Fueron muy elogiados los concursos, realizado entre los alumnos, sobre manchas y dibujos del natural así como los de composición sobre temas históricos.

En esta época continúa su vinculación más estrecha con otros grandes maestros de la talla de Mercante, Herrera, Pizzurno, Carbó, Ferreyra, Senet.

Huellas perdurables dejó su actuación en este instituto. Muchos años más tarde, cuando en 1924 se celebró el Cincuentenario de la Escuela, en uno de los actos conmemorativos, el alumno Fernando Estrella dijo: �Y para terminar, he de evocar dos escenas dignas de ser, sino esculpidas en el bronce, talladas por cada uno de nosotros en nuestra propia alma�.

�La una, un hombre, camino de la senectud, hilos de plata peinando ya en su cabellera. Llega desde la tierra lejana de San Luis, a las fiestas del Cincuentenario. Hace más de treinta años que salió de esta Escuela, donde fue alumno. Mientras la comitiva y la concurrencia toda escuchaban la concurrencia la palabra de un profesor en la inauguración del monumento al primer Director, él ha ido buscando en el recuerdo su lugar de otrora, lo encuentra y se sitúa en el banco que cree le perteneció. Y satisfecho, por un momento se ha sentido mozo y ha asomado a su rostro la vieja alegría�.

�Y la otra: Se desprenden del piano las notas armoniosas y de súbito se alzan las figuras de los ex-alumnos que entonan un coro aprendido hace mucho tiempo. La edad de muchos ellos parece haber alcanzado la máxima altura en la parábola simbólica. Son los profesores de hoy, los maestros de ayer, los educadores de siempre�.

A la enorme emoción de estas dulces evocaciones, mi padre agregó otra más, su sentido y meduloso artículo que sobre el Cincuentenario de la Escuela Normal de Profesores de la Capital, publicó en el diario �La Nación�.

Siguiendo con su foja de servicios mencionaré su ascenso al cargo de

Director de la Escuela Normal de Dolores (Prov. de Buenos Aires) en 1896.

Como Director demostró su gran capacidad en la organización e impulso dado al establecimiento, al punto de transformarlo en una escuela-piloto, por las normas aplicadas, la trascendencia de su enseñanza y la jerarquía de su personal. Para apreciar tal categoría debo citar dos circunstancias: la primera fue, la paralela labor pedagógica desarrollada en las clases con la producción intelectual de profesores, siempre estimulada por el Director. En ese entonces el Vice-director Rodolfo Senet, que había sido llevado a ese cargo por Gez, quien conocía sus condiciones, empezó la publicación de sus apuntes de pedagogía y texto de psicología que lo hicieron valorar en el ambiente educacional del país y años más tarde llegó a la docencia universitaria; Juan B. Selva publicó textos de gramática, semántica y literatura, ya sabemos que por el mérito de su producción lingüística fue designado Miembro de la Real Academia Española; Gez dio a publicidad varios de sus importantes trabajos de historia; Ramón Melgar, poesías y dramas de carácter histórico, Francisco López, distinguido músico, compuso la ópera Aben y varias otras partituras; Adolfo P. Ballesteros libros de poesías; Lupersina Laborda su cartilla: �Nuevos procedimientos para la enseñanza de la botánica�. Y, a las publicaciones de estos profesores, seguían las disertaciones de otros, sobre temas de las asignaturas a su cargo; ningún profesor quedó inactivo.

La segunda circunstancia la constituyó, la repercusión favorable de este movimiento intelectual en el Ministerio de Instrucción Pública. Ello motivó la elección sucesiva de profesores de su cuerpo docente para ocupar cargos directivos en otros establecimientos de su dependencia. Así, Ramón Melgar como Rector fundador del Colegio Nacional de Dolores; Rodolfo Senet Director fundador de la Escuela Normal de Pergamino; Manuel Cutrín Director de la Escuela Normal de Mercedes (San Luis) y después ocupó la de Dolores cuando Gez fue ascendido a la Regional de Corrientes; Lázaro Fernández Director de la Escuela Normal de Tandil, Lupersina Laborda de San Fernando; Juan B. Selva, posteriormente, Director de la misma Escuela Normal de Dolores.

De todas las zonas y departamentos vecinos, acudieron alumnos para incorporarse a sus aulas.

Muchas ideas puestas en práctica por Gez, dieron resultados prácticos. Mencionaré algunas: implantó la Chacra Escolar en terrenos destinados al nuevo edificio y mientras este se construyera, fue aplaudido por el Ministro Dr. Osvaldo Magnasco quien le facilitó nuevos y numerosos elementos para su fomento. Las tareas agrícolas, desempeñadas por los alumnos rindieron resultados satisfactorios. En este ensayo de Chacra se orientó, más tarde, la creación de la Escuela de Fruticultura de Dolores.

Con su palabra prestigiaron la tribuna de la Escuela Normal personalidades como el sabio: Dr. Eduardo L. Holmberg; el Director del Museo Histórico Dr. Adolfo P. Carranza; el gran educacionista Santiago Fitz Simón; el Director del Archivo Histórico Nacional Sr. José Juan Biedma, que concurrieron a invitación del Director Gez.

Con la �Fiesta del Árbol� y con las plantaciones anuales correspondientes, se arboló la plaza de la Cruz que era un descampado; se estableció un polígono de tiro para la práctica de los varones que, además, formaron equipos deportivos cuyas competencias con otros similares en pueblos vecinos, atraían numerosas concurrencias.

La Escuela Normal de Dolores se movía, a su feliz iniciativa se debió la celebración solemne de las fechas cívicas y la del 29 de octubre, conmemorativa de la Revolución del Sud en 1839; con este motivo la Escuela Normal costeó y donó a la Intendencia Municipal un retrato al óleo11 de Pedro Castelli, el mártir de la revolución y se colocó la piedra fundamental del monumento a los Libres del Sud.

Constituyó una novedad la instalación en la misma Escuela, de un �Puesto Meteorológico�, cuyos resultados satisfactorios (observaciones climáticas, para esa zona de la provincia de Buenos Aires, y estadísticas) fueron avalados y aplaudidos por la Dirección General de Meteorología de la Nación.

Para extender, aún más, la obra de la Escuela en el ambiente social, Gez estableció cursos libres de telegrafía, dibujo, idiomas y contabilidad. Los exámenes fueron tomados por una comisión especial que designó el Director General de Correos y Telégrafos Dr. Carlés y a los egresados de ese curso se los favoreció con nombramientos en varias oficinas telegráficas de la provincia de Buenos Aires.

Anualmente se expusieron, en los salones de la Escuela Normal, las labores, trabajos manuales, pinturas e ilustraciones ejecutadas por los alumnos.

Todo ello acreditó el alto valor docente de la Escuela Normal de Dolores durante la dirección de Gez.12

Uno de los distinguidos discípulos de aquella época, el escritor, periodista y fino poeta W. Jaime Molins en un artículo titulado �Mis recuerdos del Profesor Juan W. Gez� dice en algunos de sus párrafos:

�En plena juventud, su preparación docente y ecuménica, ya venía armonizando con su prestigio. Ya la historia nacional le contaba, con austero dominio, en la pléyade de los investigadores. Había escrito, entre otros aportes de resonancia y de variadas tesituras, la�Apoteosis de Pringles� el héroe epónimo de su solar, la Punta de los Venados. Y sobre esta clase de afloramientos en el campo de la historia y de la literatura, no fue extraño para nosotros, que su bagaje cultural lo hubiera aproximado la vinculación de precursores y amigos selectos: Mitre, Ángel Justiniano Carranza, Mariano Pelliza, Clemente Fregeiro, José Juan Biedma, Antonio Pillado -en las disciplinas históricas-; y José B. Zubiaur, Andrés Ferreyra, Carlos N. Vergara, J. Alfredo Ferreyra, Eduardo Holmberg, Ameghino y Ambrosetti, etc., en el terreno de la educación pública y de la ciencia�.

�Transpuesto el ciclo preparatorio y ya en el curso normal, fue mi maestro de historia y geografía. Allí le conocí de cuerpo entero. Allí comencé a quererle. Nos atraía y nos dominaba por su exquisita bondad y su sapiencia. Nos deleitaba por su romanticismo, un romanticismo embellecedor de las cosas altas de la vida. El énfasis que solía poner en su lenguaje límpido y gárrulo a la vez, abrillantaba con cálidos matices, el sonido vulgar de las paralelas. No era el dómine ex cátedra; era el confidente cordial que se identificaba con el alumnado, sabedor, sin duda, de aquel concepto psicológico -tan olvidado por algunos maestros- de que para saber enseñar es necesario hacerse querer, 11Ejecutado por el pintor argentino Reinaldo Giúdici. 12Se conservan en su archivo particular numerosas fotografías referentes a los puntos expuestos.

(Goethe, lo proclama en una célebre sentencia que debiera estar grabada en todas las aulas: �el niño y el joven, aprende de aquel a quien ama�). Bondad, dije, refiriéndome a su carácter. Debí extremar el concepto: ternura. Esta es la palabra. Porque el margen de una disciplina suave y correcta, que nunca mereció reconvenciones, su presencia en el aula se deslizaba con la complacencia afectiva de una generosa paternidad. Parecía poeta. Y si no fue, en la exigencia preceptiva del verso, llevaba, en caudaloso manantío, la poesía en el fondo de su corazón�.

�Adentrando en el principio pestalociano de �enseñar deleitando� y amante de los arcanos de la naturaleza, matizaba sus clases con referencia de sus lecturas predilectas. Y en más de una ocasión nos puso en contacto con los grandes cultores: Chateaubriand, Hugo, Lamartíne, Michelet, sin descuidar los nuestros �Sarmiento, Cané, Joaquín V. González, Martiniano Leguizamón, Marcos Sastre. Admirador y amigo de Guido y Spano, nos puso en contacto con el delicado cantor el �Amira�. Y de esa simpatía, surgió en el curso normal, la creación del centro literario �Guido y Spano�. Lo precedió el alumno de tercer año, Francisco P. Suárez, quien se hizo acreedor de una tocante misiva del viejo bardo dos veces ilustres por la gracia divina y la nobleza patricia de su progenitura. Simultáneamente, quien escribe estas apuntaciones, alumno a la sazón, de segundo año, con sus compañeros Norberto Duilio Santanera y Clodomiro Gregorio Torres, fundaba el periódico �Sarmiento�, quizá el primero -1898-, que de aulas escolares aparecía en el país con el nombre del Maestro de América. Si tanto el Centro como el periódico, fueron expresiones fugaces de nuestra inquietud intelectual, no dejaron estos escarceos de dar una pauta sintomática sobre el cariz que tomaba la enseñanza normal bajo la égida de su prestigioso Director�.

�Fuera de la Escuela, Gez, su distinguida esposa y demás familiares se incorporaron con simpática gravitación, a la vida social del terruño, sobresaliendo, a tono con su fervoroso patriotismo en las festividades cívicas. En este ejercicio, asentado en memorables acontecimientos social-educativos, ora a tono con nuestras efemérides magnas, ora en festividades teatrales, donde alumnos de la Escuela, improvisados en actores, desarrollaban dramas, comedias y espectáculos folclóricos de la más auténtica argentinidad, la Escuela Normal promovió un interesante movimiento cultural en armónica concordancia entre el hogar y la escuela. Pero donde el eminente educador consagró su mayor esfuerzo y su más devota contricción, fue en la festividad local del 29 de Octubre, efemérides que marca uno de los más gloriosos jalones en la lucha por la democracia argentina��

Elocuentes son estos conceptos de uno de sus dilectos discípulos.

Escuela Normal Regional de Corrientes. Fue ascendido a este cargo en 1908 y lo desempeñó hasta 1918. Con relación a su desempeño, son valorables los juicios de los que

fueron sus alumnos. Uno de ellos el Profesor Pedro Telmo Grabre, prestigioso educacionista y talentoso escritor correntino, que llegó a ocupar el cargo de

Rector del Colegio Nacional San Martín de Corrientes. Escribió un artículo con el título de: �Juan Wenceslao Gez -Un Maestro de cuño Patricio� que se publicó en el diario �El Liberal� de Corrientes en 1962 con motivo de celebrar la Escuela Normal de Varones el 75º aniversario de su fundación.

En algunos de sus párrafos dice: �Su prestancia de Maestro chapado en el conocimiento esclarecido de

las ciencias específicas, con una conducta regida por austeros principios morales de dignidad y altivez, gravitó con amplia autoridad no bien se produjo su arribo en Corrientes, donde había sido destinado por el Superior Gobierno de La Nación para dirigir una Escuela Normal Regional de Maestros a la que debía imprimirse un carácter esencialmente nacional y regional a la vez�.

�A sus naturales condiciones de superioridad uníase el dominio y la destreza necesaria para el desplazamiento de su acción directiva, resultándole fácil tarea vincularse en su nueva sede con las personas más representativas de los medios intelectuales y sociales, en cuyos ambientes que él frecuentaba con asidua y táctica puntualidad, su presencia era señalada con sentido monitor por el respeto que imponía la distinción de su trato de elevada cultura y de amplios y finos modales. Castiza y elegante la expresión, siempre a flor de labios la frase oportuna acompañada de chispa mental reveladora de una singular agilidad en el manejo de las ideas y en la aplicación de los juicios emitidos con esa sencillez propia de quienes se hayan familiarizados con la técnica y el arte de enseñar. Es que Gez era, propiamente, un arquetipo de Maestro al modo de la concepción aristotélica. La vocación de saber transmitir con ajustada medida la proficua cosecha de sus conocimientos variados y profundos caracterizaba prontamente su personalidad cual si se tratase de un reanimado Mecenas traído desde la remota lejanía del tiempo, por efecto de esos raros fenómenos biológicos con los que la Naturaleza parece a veces sentir el deseo de afirmar ante el hombre el poder incontratable de su grandeza��

�El 6 de agosto de 1911 fallecía en la ciudad de La Plata el sabio

Florentino Ameghino, cuya fama había trascendido las fronteras de la Patria, honrando el nombre argentino en los círculos científicos universales con su original teoría acerca del verdadero origen del hombre. El acontecimiento tuvo merecida resonancia en Corrientes gracias a la iniciativa de Gez. Organizó un funeral cívico de proporciones adecuadas a la singular trascendencia del suceso en los amplios locales de la vieja casona de estilo colonial que ocupaban los cursos de la Escuela de Aplicación dependiente de los de la Normal Regional de Maestros (esquina de las calles Salta y Carlos Pellegrini). Lo más caracterizado de la población se congregó en aquel recinto, ávidas las mentes y dispuestos los corazones para celebrar dignamente el acto de justicia póstuma que debía cumplirse en función de cristalizar una clase de ponderada jerarquía cultural y social a un tiempo. El número central del educativo programa estuvo a cargo del maestro Gez, quien pronunció una magistral conferencia sobre la personalidad del sabio recientemente desaparecido. No resultaba tarea fácil compendiar en una pieza oratoria de este tipo, de limitados alcances en la latitud de tiempo y lugar, la gigantesca labor desarrollada por Ameghino en su afán de probar la teoría que lo hizo célebre. Empero, la

destreza del maestro, la facilidad de su elocución en ese estilo de galana soltura que le era peculiar y el conocimiento a fondo de aquella monumental obra del genio permitieron reseñar con trazos elocuentes y luminosos conceptos en su lenguaje donde tampoco faltó el corte académico que correspondía las actividades a que habíase sometido con estoico empeño en holocausto de la ciencia aquella fecunda vida humana. El auditorio, ampliamente satisfecho el apetito intelectual que lo atrajo a la emotiva ceremonia, premió el trabajo del Maestro con efusivas muestras de aprobación expresadas más que con los aplausos con ofrendas florales y frases elocuentes de congratulación�.

�No fue Gez un Maestro de orden común; de ahí que en esta semblanza usemos el título con mayúscula las veces que hayamos de referirnos a quien con su acción organizada y metódica elevó la jerarquía de tan noble apostolado hasta las grandes alturas, haciendo gustar al paladar espiritual del medio el decisivo poder que tiene la tarea docente cuando ella ajusta sus procedimientos a un plan organizado en base a los principios esenciales de la ciencia�.

�Como se sabe, Corrientes fue uno de los principales teatros de acción donde se desarrolló la llamada Guerra de la Triple Alianza con el Paraguay. En ese ámbito se realizaron memorables jornadas, cruentas y heroicas todas�.

�En 1913 por iniciativa de Gez, se dispuso conmemorar el 48º aniversario del combate naval del Riachuelo, uno de tantos que produjo aquella tremenda guerra. Este homenaje tenía como finalidad esencial, transcurrido el tiempo -esponja providencial que todo lo borra-, dar expresión de realidad a la obra, siempre fecunda, de paz y con fraternidad internacional. Fue está, sin duda una de sus más elocuentes lecciones prácticas de verdadera extensión cultural para la ciudadanía de Corrientes. Lanzada la idea, todos los espíritus noblemente empeñados en la realización de esa obra, la acogieron con simpatía y se asociaron al fervor cívico del Maestro con parejo entusiasmo y gran decisión. Formaron en la comisión de homenaje, con Gez a la cabeza, dos ex combatientes que aún sobrevivían: Enrique Roibón, y el comandante Luis D. Cabral. Para que esa celebración haya podido alcanzar el valor de lo ecuménico, el autor de la iniciativa planeó de tal modo el acontecimiento que no faltó el más sutil de los detalles encaminados todos a darle la magnificencia espiritual que el se proponía: trascendencia universal a la lección de paz y con fraternidad internacional y sello de científica objetividad a dicha elección, haciendo de modo que la ceremonia se realice en el propio teatro de la acción. Los discursos principales, de descripción de la batalla, estuvieron a cargo de los ex combatientes ya mencionados. Los países intervinientes en la guerra estuvieron dignamente representados en las personas de sus cónsules, y la juventud estudiosa, centro y objetivo principal de tan elocuente lección de civismo, también tuvo su parte en la celebración del homenaje. El día 15 de junio del citado año, se organizó una nutrida y calificada peregrinación que había de trasladarse al lugar donde se desarrolló la batalla: desembocadura del Riachuelo afluente del caudaloso Paraná, denominado �Villa Valencia�. El traslado del numeroso pasaje se hizo en 19 embarcaciones que partiendo del puerto de Corrientes a la hora 11 del día preindicado haría puerto de destino aproximadamente media hora después. El festival cívico realizóse con todo éxito; se cumplieron estrictamente todos los números del programa preparado al efecto en un ambiente de gran cordialidad, confraternizando en amable

camaradería paraguayos, uruguayos, brasileños y argentinos. La prensa local se ocupó de la fiesta en sendas y elogiosas crónicas que pusieron en magnífico relieve las enseñanzas de tan feliz acontecimiento. Demás está decir que hoy, después de más de cuarenta años de distancia en el tiempo, la lección profundamente humana del Maestro Gez perdura en las mentes y vibra en los espíritus de los que aun sobrevivimos como un eco redivivo de quien animó aquella clase magistral de historia, cuya estructura didáctica nos trae el recuerdo filosófico del propio Aristóteles discurriendo con sus aventajados discípulos en el Peripatos�.

�En la Escuela Normal, como Director tenía a su cargo la enseñanza de las asignaturas vertebrales de la carrera docente, metodología general y especial y psicología en los cursos superiores. Su estro iluminó con claridad meridiana el recinto escolar. Sus clases, plenas de amenidad, constituían un verdadero deleite para los espíritus jóvenes. La escuchábamos con placer y aprendíamos con facilidad aquella sus enseñanzas tan interesantes siempre y tan útiles para el complicado vivir de los estudiantes en ese clima de angustias, desencadenado por no pocos profesores exigentes que se regodeaban haciendo de �las notas� un cuadro de tragedia para cada uno de los hogares estudiantiles�.

�La autoridad del Director era ejercida por simple acción de presencia,

siempre con ánimo espléndido, sin desplantes de mal gusto ni actitudes desacordes. Los cuadros de Juvenilla se hallaban reproducidos en aquel ambiente escolar de modo cotidiano. La Escuela era él y nada más y ni nada menos que él. Su ausencia, muy excepcional desde luego, daba la impresión de una escuela que no era tal. Muchas veces, en horas de profesores ausentes, le oímos dictar clases improvisadas en asignaturas las más dispares con las de su especialidad, y era en tales circunstancias cuando nos era dado apreciar -en muchas ocasiones con verdadero estupor-, al par que una erudita versación del tema tratado, la destreza en la aplicación del método y una impecable maestría en el manejo de los procedimientos para hacer accesible la comprensión de los asuntos aún de aquellos intrincados y complejos. Su jerarquía intelectual, el espíritu de alta docencia que animaba sus disertaciones y la alcurnia de su delicada cultura, constituían en el maestro los atributos, diríase esenciales, de su inconfundible personalidad docente�.

�Su poder de atracción se ejercía de modo insensible y subyugante a la

vez. Los muchachos de entonces, concluida la tarea del aula, le seguíamos en los patios y galerías, anhelantes y ávidos para continuar escuchando sus pláticas impregnadas de hondo e interesante saber que impresionaba hasta la emoción nuestros jóvenes espíritus. ¡Oh escuela de aquel entonces!�

�Sé que el tiempo, según la feliz expresión del poeta, es una lente de

magnas redenciones. Lo que hoy decimos del Maestro Gez, entre cuyos numerosos discípulos tubo el insigne honor de contarme, dista en esta latitud de tiempo más de ocho lustros de distancia. Puede creerse que esa figura, engrandecida por la obra meritoria que realizó, se haya magnificado por virtud de aquel efecto físico que homologa la aludida expresión del poeta. Bienvenido

ese efecto en esta hora de la recordación, si esa acción física tiene el poder suficiente de mostrar una realidad que no se pudo ver entonces. Solo el tiempo es capaz de esclarecer la verdad, consolidar su valor y darle sentido de perennidad. Por eso creo que estos homenajes valen más cuanto mayor sea la distancia donde nos ubica ese imponderable para medir su trascendencia y contemplar la magnitud de sus efectos�.

�Me siento tranquilo y feliz al pensar que en la medida que pase el

tiempo, ese perfil de maestro que encarnó en vida Juan Wenceslao Gez, irá creciendo en dimensiones de infinito sobre el único pedestal indestructible: la gratitud de quienes fueron sus discípulos y la realidad de sus obras que, por lo fecundas y valederas, hallarán sitio predilecto en las páginas de la historia civil de la argentinidad�.

Conferencia del Dr. José Antonio González.

En el mismo año 1962 y continuando con los actos celebratorios de las

bodas de diamante de la Escuela Normal de Varones, se efectuó el 19 de Diciembre un acto académico. La conferencia estuvo a cargo del inminente hombre de letras y jurisconsulto Dr. José Antonio González, quien en su magnífica disertación y luego de referirse a la historia del establecimiento y a sus directores, trazó una �Imagen de Juan W. Gez�. Entre otros conceptos expresó los siguientes: �En Corrientes rigió la Escuela Normal con un dinamismo maravilloso. Profesor de pedagogía y psicología fue también de mineralogía y geología. Su versación era amplísima y profunda. Su dedicación a la docencia era absoluta. En buena parte contribuyó para que la Escuela Regional fuera elevada a la categoría de Normal de Profesores en 1918. Convulsionó la sociedad correntina con sus iniciativas frecuentes. Organizó conmemoraciones históricas a los sitios en que habían ocurrido hechos memorables, tales peregrinaciones patrióticas a Paso de la Patria y a Yapeyú, la celebración del 48º aniversario del combate naval del Riachuelo, ocurrido en la Guerra del Paraguay. Fundó la Asociación de Maestros, con fines altamente culturales y en defensa de los sagrados derechos del magisterio. Fue el primer presidente en tan benemérita institución. Organizó con sus propios alumnos el primer batallón de boy scout que brindó a los mismos los beneficios de la disciplina, el concepto del deber y el adiestramiento en los deportes. Como Delegado en Corrientes de la Sociedad Forestal Argentina formó el parque y jardines que rodean el nuevo edificio de la Escuela Normal Regional con sus mismos discípulos, poniendo su entusiasmo característico en la tarea, y sobrepujándose en esfuerzo y en el cuidado de las plantaciones��

�Puede sintetizarse su vida, diciendo que fue un trabajador intelectual

brillante, infatigable y proficuo, sin tregua alguna. Su labor fue verdaderamente maravillosa. Su amor a su tierra nativa, deseó poner de manifiesto. Los que hemos nacido en provincia, sabemos todo lo que significa ese amor. Nacer en

provincia es tener dos patrias. La gran patria argentina y la patria chica, esa que tiene calor de hogar, en la que el pueblo entero es una sola familia, es un pequeño mundo adorado, con su inextinguible recuerdo, sus venerados héroes lugareños y sus tradiciones arraigadas en el alma colectiva. Los que han nacido en Buenos Aires, profesan el amor a la patria grande y se enorgullecen de su colosal metrópoli. Pero ignoran el inefable deleite que brinda la patria chica, el solar nativo dentro de la gran patria argentina, donde están concentradas toda la ternura y toda la dulzura del amor. ¡Y como a la distancia se arraiga y acrecienta ese amor, al extremo que podría decirse, de lejos se ama todavía más a la tierra nativa! Por eso, Juan Wenceslao Gez dedicó gran parte de su extensa labor intelectual a cantar las glorias de su querida provincia de San Luis, a exaltar sus héroes y sus hombres ilustres, a narrar su historia y describir su geografía peculiar. Esto constituye, a mi modo de ver, un mérito muy honroso, digno de ser imitado por otros hombres de provincia. Por eso mismo, cuando se retiró del servicio activo de la docencia, mandó construir su casa de descanso en Nogolí, localidad situada a 50 kilómetros de la Capital puntana y al pie de las sierras. De descanso no fue, porque ahí escribió su Geografía y formó su importante colección botánica, mineralógica y arqueológica de la región. Gez, como todos los grandes trabajadores intelectuales, no descansó ni en los últimos días de su vida�.

Gez falleció en Buenos Aires, el 17 de Mayo de1932. En el año 1937 sus

restos fueron trasladados a San Luis.

Con los datos anotados en estas páginas deseo dejar una impresión

sobre lo que fue la vida y la obra de mi padre.

María Estela Gez de Gómez.

Buenos Aires, Septiembre 1965.

*** FIN ***