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Tipos textuales en la educación virtual Juan Carlos Asinsten Versión 6.1 / Febrero de 2014

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Tipos textuales en la educación virtual

Juan Carlos Asinsten

Versión 6.1 / Febrero de 2014

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Pág. 2Juan Carlos Asinsten

Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Contenidos

Tipos textuales ............................................................................................4

Qué son ......................................................................................................................... 4

Tipicidades ..................................................................................................................... 5

Algunos tipos principales ............................................................................................... 6

Guías didácticas ...........................................................................................7

Este material y la Especialización ................................................................................. 10

Unidades didácticas ...................................................................................11

Estructura de la Unidad Didáctica ............................................................................... 12

Edición de la Unidad Didáctica .................................................................................... 14

Guías de lectura .........................................................................................15

Confección de una guía ............................................................................................... 16

Correo electrónico ....................................................................................17

Los mails de pedido de ayuda y de ayuda .................................................................... 20

El uso en campus virtuales ........................................................................................... 21

Estilo de escritura docente de mails ............................................................................ 21

Foros de debate .........................................................................................23

La consigna convocante ............................................................................................... 24

La controversia ............................................................................................................ 25

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Esta obra puede utilizarse libremente en actividades educativas, siempre que se cumplan las siguientes condiciones:1) Distribuir tal cual está publicada, sin introducir ninguna modificación2) Reconocer la autoría.3) No comercializar ni utilizar en proyectos educativos arancelados.

Consignas ...................................................................................................26

Dificultades en la comprensión de consignas............................................................... 28

Periodicidad ................................................................................................................. 28

Elegir las palabras ......................................................................................................... 29

La Clase Virtual .........................................................................................31

Organizador de la agenda ............................................................................................ 32

Guía de lectura ............................................................................................................ 32

Discurso multimedia .................................................................................................... 33

Gestión de actividades ................................................................................................. 33

Evitemos las “búsquedas del tesoro”........................................................................... 33

Lo que hace un profesor cuando da clase ................................................................... 34

El estilo de escritura de las clases virtuales .................................................................. 36

Chat - Comunicaciones en tiempo real ....................................................38

Presentación del docente ..........................................................................40

Glosario ......................................................................................................41

Bibliografía citada ......................................................................................42

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Tipos textuales

Qué son

Cualquiera de nosotros reconocería (y diferenciaría) sin lugar a dudas una monografía, una carta de amor o un formulario de solicitud. Podríamos identificar de inmediato sus características principales que hacen que sean un tipo diferente de textos. Esas características se refieren a conteni-dos, funciones, estilos (formas de escribir en cada uno) y hacen que los interpretemos de una manera particular. Por ejemplo, no le damos el mismo sentido a una información de un periódico (noticia sobre hechos reales) que si leemos un texto, aunque sea muy similar en una obra de ficción (cuento o novela).

Esas características específicas, que nos permiten reconocer a cada uno de los tipos, son tema de estudio de la lingüística. Presentan interés en tanto construcciones socioculturales: es la sociedad con su uso la que estableció cómo es (como debe ser) cada uno de esos tipos textuales.

Por cierto, diferentes autores utilizan expresiones como tipos textuales, géneros discursivos, clases de textos, etc., en un sentido similar (no idénti-co).

Nosotros usaremos el concepto para ayudarnos a clasificar los diferentes tipos de textos que circulan en los ambientes virtuales de aprendizaje. Esa clasificación o taxonomía resulta útil para separar, discriminar, entre textos atendiendo a su contenido, forma (estilo) y función, priorizando estos componentes por sobre las herramientas con las cuales se producen.

Esa discriminación es una herramienta de conocimiento (y reconocimiento), ya que permite construir expectativas de interpretación que ayudan a la comprensión de esos textos.

Nos permitimos aplicar el concepto a los textos que circulan en los ambientes virtuales de aprendizaje, siguiendo el concepto de Bajtín cuando afirma que

«en cada esfera de la praxis existe todo un repertorio de géneros discursivos»

(Citado por Ciaspucio, 1994)

Muchos de los conceptos se aplican tanto al lenguaje escrito como al oral. Como abordamos la temática enfocados en la educación virtual, nos referiremos sólo al lenguaje escrito.

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Tipos textuales

Desde luego que la clasificación que proponemos tiene un carácter total-mente provisorio. La educación virtual está dando recién sus primeros pasos y todo está en construcción.

Tipicidades

«El hablante o escritor que se propone producir un texto debe construir una acción global con su correspondiente base proposicional (en el sentido lógico del término, esto es, una sucesión de proposiciones compuestas de argumentos y predicados) en un esquema global que organice el contenido de acuerdo con el objetivo accional a alcanzar con el texto»

Ciapuscio 1994

De esta definición rescatamos que el «esquema global» debe ser acorde con el «objetivo accional» (qué se propone el autor que suceda). Como decimos más arriba, la práctica social ha ido construyendo esquemas prototípicos para cada tipo textual. Así, por ejemplo, «feliz cumple. José y flia.» es un modo típico de saludar en un telegrama (hoy casi inexistente). Si el saludo es por carta, telefónico o por e-mail, la estructura será seguramente diferente. El esquema global no refiere sólo a la estructura del texto, sino también a su estilo literario.

¿Porqué es importante esto? Ocurre que la sociedad, en el proceso de construcción colectivo del lenguaje ha ido elaborando expectativas de interpretación: esquemas interpretativos que a partir de la organiza-ción y estilo de un texto ayudan a su comprensión (decodificación). Esas expectativas de interpretación son parte de los conocimientos previos que nos permiten interpretar, comprender, asimilar, nuevas informaciones.

«Los hablantes también han obtenido en su proceso de socialización un saber sobre el hecho de que una forma textual convencional o esque-ma puede ser relacionada sólo con determinados contenidos y funciones específicas».

Ciapuscio 1994

Reiteramos: en la educación virtual nos encontra-mos con que casi toda la comunicación entre docentes y alumnos (y entre ellos) está mediada por textos.

El atender y respetar las tipologías ayudará a los estudiantes a una mejor comprensión de cada texto con el que se conecten. A la vez, es importante que seamos conscientes de que, en esta etapa fundacional de la educación virtual, las tipologías están en cons-trucción y respetarlas en su tipicidad ayudará a la construcción de los esquemas de interpretación de los lectores.

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Tipos textuales

Algunos tipos principales

Como toda taxonomía o clasificación, hay un grado de arbitrariedad en la misma. Utilizamos la terminología más usual, aunque cada institución va cons-truyendo las categorías y nombres de las mismas, dependiendo de la formación del grupo inicial del proyecto de educación virtual. Es decir: hay mucho de personal en la elección de los nombres y características de los diversos tipos de textos. Por ejemplo, en esta Especialización tiene influencia que el núcleo de docentes que la diseñamos pasamos por instancias formativas en la UNED de España.

Seguramente la globalización de la educación superior obligará, en algún momento, a una mayor estandarización y unificación de términos y expresio-nes. Pero no nos preocupemos por ahora.

Los tipos principales de textos que detectamos son los que detallamos a continuación, y desarrollamos en las páginas siguientes.

Guías didácticas

Unidades didácticas

Guías de lectura

Correo electrónico

Foros de debate

Consignas del docente

Clase virtual

Chat - Comunicaciones en tiempo real

Presentación del docente

GlosarioLa educación virtual está dando, recién, sus primeros pasos. Ocupa una

fracción pequeñísima en la historia de la educación formal o reglada. Hereda muchas de sus tradiciones, algunas de las cuales es necesario rescatar y otras que será saludable dejar en el camino. Por ejemplo, la educación virtual nece-sitará construir y consolidar el concepto del «tipo clase virtual» que es nuevo. Sin embargo las «guías de lectura» no serán seguramente muy diferentes a las usuales en similares disciplinas dictadas en la modalidad presencial.

Las Unidades Didácticas son llamadas Módulos en muchas instituciones y Bloques en otras.

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Tipos textuales

Guías didácticas

«En los primeros grados, los maestros por lo general informan a los alumnos qué es lo que se supone que deben saber o deben poder hacer en una prueba. Pero con la transición a la escuela secundaria y de allí en adelante, los criterios de estudio se convierten cada vez más en un secreto. Así, estudiar se convierte en una sofisticada tarea de detección para un pequeño número de ‘buscadores de indicios’, pero puede convertirse en una adivinanza o automatismo ciego para la mayoría»

Thomas y Rohwer (citado por Gall y otros, 1994)

Las guías didácticas son documentos de texto independientes de los con-tenidos que tienen, entre otras, las funciones de informar a los estudiantes lo necesario para que no tengan necesidad de adivinar ni buscar indicios...

La guía didáctica de un curso o asignatura, debería contener:

Fundamentación/justificación del sentido que tiene la ma-teria o curso, puesto en términos de los intereses del estu-diante. Para qué sirve aprender los contenidos de la materia o curso. Esta referencia es el marco más general que guía a los estudiantes en la discriminación de qué cosas deben ser atendidas preferentemente.

Desde luego que no cumplimentan el punto afirmaciones del tipo: «es necesario aprender matemática, porque te será muy útil en el desarrollo de la carrera».

Porqué y para qué. En qué momento de la carrera. En qué aspectos de la futura labor profesional. Con la mayor precisión y detalle posible.

Objetivos educativos. Redactados en términos comprensibles para los estudiantes y no en «jerga» del sistema educativo. Pueden describirse en términos de capacidades a conseguir (expectativas de logro), al final del proceso educativo.

Para muchos autores especializados en educación virtual, la Guía Didáctica condensa el contrato pedagógico entre docente y alumno.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Conocer los objetivos a alcanzar es muy importante para el que aprende. Estos objetivos deberían hacer que esté seguro de qué se espera de él, al terminar le proceso de aprendizaje. Se vincula con lo que afirmamos referido a la evaluación (ver más adelante).

Contenidos. Programa de la asignatura o curso. Con el máxi-mo detalle posible. El programa define la cantidad y estructura (organización) de los contenidos objeto de aprendizaje.

Como repetimos más adelante, debemos pensar en esta es-tructura como uno de los organizadores previos que ayudan a la construcción de las redes cognitivas referidas a los conte-nidos de aprendizaje.

Metodología. Cómo se intentará trabajar durante el cursa-do. Explicitar las «reglas del juego». El estilo de trabajo del docente. Qué cosas tiene en cuenta.

Ayudar a los procesos metacognitivos referidos a la metodo-logía del aprendizaje.

Evaluación. Método y criterios de evaluación: qué se tendrá en cuenta, si habrá exámenes parciales, su modalidad y carac-terísticas, sobre qué aspectos se centrarán las evaluaciones.

En los estudios medios y comienzo de los superiores, cuando la aspiración a conocer la disciplina es todavía débil, la guía del docente es fundamental para que los estudiantes aprendan (porque le prestan atención), es lo que saben (o suponen) que les preguntarán en los exámenes evaluatorios. Esto torna muy importante la información que se brinde sobre las evaluaciones, ya que esa información funcionará como guía de estudios de la materia o curso.

«La función tácita de toda evaluación; señalar a los alumnos qué es importante en una materia. Se ha observado que los estudiantes prestan una atención selectiva a cómo, para qué y en qué se los evalúa. Es decir, en el conjunto del contexto educativo resulta a sus ojos una señal clara de que eso es lo que ha de aprender».

Carlino, 2005

Si corresponde: indicaciones particulares sobre la tutoría, si ésta difiriera en algo de lo establecido en la guía general del alumno para la carrera.

Normalmente, en una carrera o actividad formativa con varias materias, las características generales de la tutoría se explicitan en la Guía o Manual del Alumno.

Bibliografía recomendada.

Jerarquizada: identificar los dos o tres títulos más importan-tes. Incluir los índices y otra información relevante sobre los mismos.

Evitar las ritualidades. La bibliografía sugerida debe ser tal,

Es muy importante que el Programa contemple los contenidos y temas que realmente se desarrollan. Y no sea una lista formal e ideal de contenidos que nunca llegan a trabajarse.

Esta idea puede ponerse en práctica de diversas maneras. Además de las pistas en la Guía, las propias evaluaciones parciales pueden explicitarse como anticipos del examen final.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

y no una demostración de cuántos libros conoce el profesor. Tener en cuenta el nivel socio-económico de los alumnos y el costo de los libros.

La tendencia en educación virtual es utilizar materiales digitales existentes en Internet. Para estos casos es importante tener en cuenta si los mismos han sido publicados con autorización para su uso libre, si es necesario pedir la autorización del autor o si están protegidos, en cuyo caso sólo se podrá incluir el ink o vínculo al lugar de la publicación. Esto agrega la dificultad adicional de tener que verificar esos links periódicamente, ya que las Webs y blogs académicos son muy poco estables.

Bibliografía obligatoria.

En educación virtual es tradicional que toda la bibliografía obli-gatoria se entregue a todos los estudiantes. Tiene que ver con el concepto de equidad, no sólo en términos económicos, sino de acceso real a la bibliografía. Salvo en las localidades importantes, donde están radicadas instituciones de nivel superior, es muy difícil conseguir bibliografía especializada.

No olvidar que en la educación a distancia, la biblioteca de la institución está, en general, fuera del alcance de los estu-diantes. Lo mismo que las organizaciones estudiantiles, que normalmente se encargan de reproducir mediante fotocopias partes de libros.

Como veremos en el capítulo siguiente, es sumamente conve-niente que la bibliografía obligatoria sea producida por la misma institución, para garantizar la continuidad de su disponibilidad y actualizaciones necesarias.

Presentación del profesor

Aunque es habitual incluir la presentación del docente en la Guía Didáctica, esto no es conveniente, ya que obliga a reeditarla cada vez que cambia el profesor a cargo de la materia o curso.

Toda otra información, ajena a los contenidos, que el docente considere necesaria explicitar a sus estudiantes. Hay que tener presente que en la enseñanza presencial los estudiantes cons-truyen sus respuestas sobre qué se espera de ellos a partir de las señales, no siempre conscientes, del docente.

Otros contenidos posibles de la guía didáctica

En algunos casos puede ser necesario incluir un autotest o prueba de comprobación de conocimientos previos necesa-rios para cursar con éxito la materia o curso. El estudiante que no alcance el nivel de conocimientos o destrezas necesarias, puede ser orientado a cubrir esa falencia mediante actividades o lecturas extras, o mediante alguna actividad capacitadora o formadora previa al cursado.

Ese test o prueba puede ser solicitado por el docente para conocer el nivel de conocimientos de sus estudiantes, antes del cursado.

La práctica de reproducir parcialmente libros mediante fotocopias, que las organizaciones de estudiantes venden a los alumnos que las necesitan, aunque es una práctica criticable, resuelve el acceso a esos materiales en la educación presencial.

En esta Especialización estamos tendiendo a publicar la Guía didáctica solamente en la versión en línea, ya que facilita mucho mantenerla actualizada.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Hay quienes incluyen en la guía didáctica un texto de introduc-ción a la materia. Nuestra opinión es que debería constituir el primer capítulo de la unidad didáctica inicial.

Cronograma de actividades. Suele ser útil, si todas las activida-des están programadas de antemano, incluir un cronograma de actividades para orientar al alumno en su uso del tiempo.

También puede ser útil colocar en la guía una planilla de control (chequeo) de entrega de las actividades, sobre todo cuando son muchas, para ayudar al estudiante a organizar su trabajo.

En el caso de que la asignatura o curso esté desplegado en una importante cantidad y variedad de materiales, especificar los mismos en una lista, para control del estudiante. Sobre todo si los materiales están dispersos en una plataforma y/o CD, los estudiantes pueden olvidarlos a la hora de cursar.

En nuestra experiencia, no es conveniente incluir el cronograma en la Guía imprimible. Los soportes digitales (Campus virtuales) permiten una mayor flexibilidad en la gestión de la agenda.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Unidades didácticas

Constituye el tipo textual central en toda asignatura. Contiene todos los contenidos de la materia, estructurados y organizados para su aprendizaje.

Según García Aretio (1997)

«Un curso o asignatura para el estudio a distancia puede estar formado por uno o más módulos de aprendizaje. También un curso/materia e incluso un módulo, pueden estructurarse en bloques temáticos y, finalmente, un curso puede estar dividido en unidades de aprendizaje o trabajo, unidades didácticas formadas por uno o más temas, que tendrán un sentido propio, unitario y completo...»

Podemos resumir entonces que una asignatura o curso organiza sus con-tenidos en unidades didácticas con sentido propio, unitario y completo. La expresión “completo”, que al momento de escribir García Aretio tenía un sentido taxativo (todo debe estar allí), se relativiza al incorporar la educación a distancia medios electrónicos de distribución de contenidos y de comunicación, lo que permite completar los contenidos en el transcurso de la cursada.

El material didáctico textual puede estar contenido en variados sopor-tes:

Materiales impresos. Libros, cuadernillos, carpetas.

Materiales textuales digitalizados. Archivos en formato PDF (ver capítulo sobre soportes). Pueden imprimirse o leerse en pantalla. Y su distribución puede hacerse por medio de CDs, o a través de la Web (sitios Web o plataformas).

Material textual soportado directamente en ambientes virtua-les. Integrados a páginas Web o secciones de contenidos de las plataformas.

Existen otros soportes, pero no tienen casi incidencia. El tipo de soporte determina algunas particularidades de los textos, la posibilidad o no de incluir información visual, etc.

Esto es muy importante. La expresión Unidad Didáctica no es casual. Supone una unidad de contenido. Completo y autosuficiente. El envasar ese contenido en una Unidad Didáctica funciona como organizador de la información y, en consecuencia, ayuda a la organización del conocimiento.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Estructura de la Unidad Didáctica

La estructura u organización de la Unidad Didáctica está relacionada con la especificidad de los contenidos, los modelos de organización temporal ele-gidos y otros factores. Pero hay algunos elementos comunes que detallamos, a modo de sugerencia.

Título de la unidad.

Aunque es muy común numerarlas correlativamente, dentro de cada curso y/o materia, es conveniente elegir un nombre identificatorio. El nombre deberá referirse al contenido o contenidos más significativos de la unidad.

Estructura de contenidos.

Detalle de los contenidos y su organización. Como esa estruc-tura está definida, en general, por los títulos de capítulos, y subtítulos, la estructura de contenidos coincide con el índice, siempre que se usen textos significativos para títulos y subtítulos.

La estructura o índice debe estar al principio de la Unidad, siempre. Debemos pensar en esta estructura como algo mu-cho más importante que una guía que indica en qué página se desarrolla cada tema: es uno de los organizadores previos que ayudan a la construcción de las redes cognitivas referidas a los contenidos de aprendizaje. Es decir, ayuda a organizar los contenidos que se van aprendiendo en relaciones relativas de unos con otros.

Guía didáctica de la unidad.

En el caso de unidades extensas y/o complejas puede ser ne-cesaria una pequeña guía de orientación para el estudiante. No necesita cumplir con todos los requisitos de la Guía didáctica general del curso o materia. Pero una lista de los temas a tratar, los objetivos específicos, los organizadores previos y la justificación, siempre ayudan.

Nunca está de más insistir en que los estudiantes no saben. Están aprendiendo. Por lo tanto no saben qué preguntas hacerle al texto que leen. Ayudarlos a focalizar la atención sobre lo esencial de la Unidad, a discriminar y comparar las diferentes proposiciones, es parte de lo que debería esperarse de esta guía didáctica.

Más adelante veremos el tema en más detalle al abordar el tema de La clase virtual y las Guías de lectura.

Introducción

Muchas materias o cursos, sobre todo si son de contenidos rela-tivamente complejos, requieren de un texto introductorio que ayude al estudiante a tomar contacto con la temática, léxico y otros aspectos referidos al contenido a estudiar en la Unidad.

Una introducción no es un resumen. En muchos libros técnicos o científicos el capítulo introductorio resume, uti-

Preferimos la designación «Unidad Didáctica», a la tan extendida de «Módulo». Pero ambas expresiones designan elementos similares.

La Guía Didáctica de la Unidad, la Introducción, las Actividades pueden o no estar incluidas en la Unidad Didáctica, a criterio de quién la desarrolle o de la institución. Es decir: no son contenidos obligatorios y los indicamos a modo de descripción completa.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

lizando alta densidad conceptual, todas las preposiciones importantes que se desarrollarán a lo largo del material. Esto puede ser necesario y útil, cuando los lectores son colegas del autor. Pero resulta inconveniente (muy inconveniente) cuando el material está destinado al aprendizaje: el resumen de las ideas importantes es el resultado final del aprendizaje, no el primer escalón del mismo. Sólo servirá para confundir y amedrentar al estudiante. Como si se le planteara que en lugar de subir el primer escalón (de la escalera), debiera saltar hasta la terraza.

El capítulo introductorio debería servir para que el alumno tenga una visión global del contenido. Esto es muy impor-tante, ya que como afirma Prieto Castillo (1999) lo que está en juego es

«el sentido que el estudiante le encuentra a su incorporación a este proceso, por el conocimiento global del mismo.Quien no sabe adónde va, es posible que no llegue»

Desarrollo de contenidos.

Es, desde luego, el tema más importante (esencial). Lo ve-mos en detalle en el material sobre producción de textos. El criterio general, la brújula principal, debería atenerse a dos principios básicos:

Escribir para la comprensión

Escribir para ayudar a los aprendizajes

Bibliografía consultada.

Todas las citas bibliográficas deben estar debidamente docu-mentadas, indicando claramente la fuente, de manera que el estudiante pueda acceder a las mismas si lo desea.

La manera de citar libros o publicaciones varía de institución en institución, sobre todo en el orden en que se consignan los diferentes datos bibliográficos.

Nosotros utilizamos el estilo habitual en el material didáctico de la UNED, que nos parece claro y accesible:

- En la cita se consigna sólo el apellido del autor y año de la publicación.

- La bibliografía es ordenada alfabéticamente según el apellido de los autores.

- Luego del apellido se indica: año de la última edición o reimpresión de la versión utilizada, título del trabajo o libro, si es parte de una publicación colectiva, nombre de la publicación, editorial, ciudad y país donde se editó.

Las actividades de aprendizaje

Pueden intercalarse a lo largo de la unidad, pueden agruparse al final, pueden informarse y gestionarse mediante soporte

El docente que escribe debe hacer muchos esfuerzos para hacerlo para sus alumnos, y no para el juicio de sus colegas. Muchos de los problemas que presentan los textos educativos en nivel superior surgen de esta transposición de destinatarios.

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Tipos textuales

externo (correo electrónico, plataforma, etc.), tal como se haya decidido en el diseño de la materia o curso.

En la siguiente Unidad nos referiremos a la enorme variedad de posibilidades admisibles.

La experiencia indica la conveniencia de no incluir las activi-dades (salvo las de autoaprendizaje) en el texto de la Unidad. La gestión de las materias o cursos utilizando herramientas específicas de educación virtual (plataformas) permiten ges-tionar las actividades de manera mucho más flexible, que si están «cristalizadas» en el texto de la Unidad.

Edición de la Unidad Didáctica

Aunque en la Educación a Distancia tradicional las distintas Unidades de una materia o curso solían editarse todas juntas en un solo libro, por razones económicas y prácticas (facilidad de distribución), la educación virtual que distri-buye la mayor parte de los contenidos en formato digital, ha ido incorporando la práctica de editar cada Unidad en un documento separado. Esto facilita su distribución, sobre todo cuando los estudiantes deben acceder al material a través de Internet: mientras más chicas (más livianas) sean las Unidades, más fácil resulta bajarlas de la Web o de los Campus Virtuales.

Es importante que las unidades tengan un formato homogéneo. En primer lugar en el tamaño de páginas que se utilicen, lo que facilita que el estudiante que imprime los materiales los encuaderne o encarpete. Pero también el estilo gráfico, el formato (organización de la información), y todos los elementos que hacen que el material se vea como parte de un todo más amplio, y no como un collage de contenidos organizados de cualquier modo.

Unidad en la diversidad como criterio de diseño visual es el enfoque deseable: todos los materiales como parte de una colección. Y cada uno con su propia personalidad que lo identifique. Lo referido a los títulos de las Uni-dades, mencionado anteriormente, tiene relevancia también en este aspecto del tema.

Una de las tradiciones de la educación superior es utilizar para fotocopias y apuntes el formato Oficio. Sería importante tratar de prescindir de esa tradición y de ese formato, ya que su tamaño exagerado presenta inconvenientes desde varios puntos de vista.

La inclusión de las actividades en el mismo texto de la Unidad es una costumbre que proviene de la EaD tradicional, antes de la existencia de herramientas de gestión en tiempo real, como los Campus Virtuales.

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Tipos textuales

Guías de lectura

«Lo que un lector obtiene de los textos es la «respuesta» a lo que ha aprendido a buscar en ellos, siendo las preguntas que se formulen depen-dientes de sus conocimientos previos y sus objetivos de lectura. Y es el buen profesor el que enseña el tipo de cosas que la comunidad de lectores de su campo de estudio busca en la bibliografía. Este docente ofrece categorías de análisis para interpretar los textos, enseñando a hacer con lo leído lo que ha tomado conciencia que realiza él mismo».

Carlino (2005)

Una guía de lectura es algo más, mucho más que una recomendación de leer, y una indicación genérica de prestar atención a lo que se lee. La comprensión de textos es un proceso complejo, en el que interviene tanto el propio texto, como la actividad cognitiva desarrollada por el lector, que reconstruye el sentido del texto según sus conocimientos y experiencias anteriores. Es decir, que no es suficiente que el texto contenga la información necesaria sobre el contenido que sea, sino que la misma esté al alcance de las herramientas de análisis que los lectores ya poseen. Y como ésta es una competencia que se adquiere de manera no automática, es función de las guías de lectura ayudar a los estudiantes a preguntarles a los textos lo que necesitan saber. Ya que, como afirma Carlino

«los docentes suponemos que leer es encontrar en el texto la infor-mación que parece ofrecer, pero desconocemos que esa información sólo está disponible y puede ser apreciada por quienes tienen ciertos marcos cognitivos específicos».

García Aretio y otros autores recomiendan enfáticamente elaborar guías de lectura para todos los materiales que no fueron escritos especialmente para la materia o curso. En razón de que no son materiales didácticos, o lo son para otras circunstancias y contextos cognitivos.

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Tipos textuales

Confección de una guía

No existe un modelo de guías de lectura. Seguramente cada disciplina presenta requerimientos específicos.

Algunos aspectos a tener en cuenta:

Ofrecer información completa sobre el texto.

Es una práctica habitual en educación superior suministrar a los alumnos fotocopias de partes de libros. Muchas veces sin identificar la fuente de manera completa (a veces, sin mención del autor...!)

La guía de lectura de un material fraccionado debe identificar por completo al mismo:

Autor, con una caracterización del mismo, si es rele-vante.

Título completo de la obra. Edición. Extensión de la misma.

Indice de la obra (para contextualizar la parte seleccio-nada).

Esta información contextual es muy importante cuando el objetivo de la lectura es cotejar diferentes posiciones acerca de un mismo tema, por ejemplo.

Ofrecer un marco de significatividad. Indicar porqué y para qué se incluye esa lectura en la bibliografía.

Ofrecer un modelo de análisis. Esto puede realizarse con pre-guntas que orienten a la búsqueda de información relevante. Como señala Carlino en la obra citada «las preguntas son categorías de análisis».

Llamar la atención sobre conceptos que pueden (deben) inferirse del texto, y no están explicitados en el mismo. Ha-cerlo de manera indirecta, de manera que el estudiante vaya aprendiendo a realizar esta tarea con autonomía.

Abrir, desarrollar, explicar, ideas que estén demasiado con-densadas en el texto. La densidad conceptual propia del discurso científico está fuera del alcance de la comprensión de los estudiantes, que todavía no saben todo lo necesario para que esa densidad conceptual no sea para ellos chino básico.

Aclarar supuestos de conocimiento que el autor atribuye al lector y que en el caso de los estudiantes éstos no poseen.

Se supone que un texto académico está escrito especialmente para ser comprendido por los estudiantes. Pero no siempre es así. Los docentes y profesionales que escriben estos textos, comúnmente caen en la trampa de escribir para los colegas, los que ya saben.

Y, desde luego, los textos no escritos para la enseñanza inclu-yen muchos “supuestos de conocimiento” propios de los especialistas en la disciplina.

Carlino propone, para algunas disciplinas, identificar la fecha de la primera edición de una obra. En educación por ejemplo, es común citar a Vigotsky. No todos los estudiantes saben que escribió su obra en los años 30 del siglo pasado.

Todo texto incluye supuestos subyacentes. Lo que el autor supone que el lector sabe previamente y le permite interpretar y reconstruir el sentido del texto.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Correo electrónico

El correo electrónico es un tipo textual muy reciente. Aunque proviene de la carta, se emparenta más con el telegrama. Los modos de uso del correo electrónico han ido sufriendo variaciones que tienen que ver con la eficacia y eficiencia de su función. Esos modos de uso fueron desarrolladas por los usuarios originales, que transmitían las pautas a los recién llegados, los que se incorporaban de a poco y eran educados por el colectivo de usuarios experimentados. La masividad explosiva de los años recientes puso esta he-rramienta en manos de millones de usuarios nóveles, muchos de los cuales desconocen o no aplican esas pautas, y a los cuales es función de los sistemas virtuales de aprendizaje educar, en función de la eficacia y eficiencia colectiva del medio.

Algunas de las características típicas de este medio son:

Identificación del remitente.

Normalmente es un proceso automático. Pero sólo si el pro-grama de correo del emisor está configurado para enviar algo más que la dirección de e-mail del remitente.

Un docente que recibe una consulta de un alumno (sin firma) por medio de un correo tipo [email protected] no tiene cómo saber quién le está escribiendo.

Es conveniente instruir a los alumnos sobre la necesidad de identificar su correspondencia con su nombre y apellido.

El formato Nombre y Apellido <kike56hotmail.com> es el adecuado para uso académico. Indica el nombre y ape-llido del remitente, y, por separado (entre corchetes <>) la dirección de correo.

Identificación del tema.

Una parte especial del mensaje electrónico sirve para identi-

Muchas de las proposiciones de este capítulo se refieren al uso del correo electrónico en general (no sólo en educación virtual). Es nuestra opinión que el uso correcto de las nuevas herramientas de comunicación debería ser un contenido transversal de la educación virtual de nivel superior. Siempre.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

ficar el tema (subject, en inglés). Cuando uno recibe decenas (y hasta cientos) de mensajes diarios, es muy útil saber de qué trata cada uno antes de abrirlo.

También en esto es necesario «hacer docencia», ya que mucha gente no utiliza ese espacio, o lo utiliza mal, colocando en el mismo información insuficiente.

Es muy importante en el momento de utilizar el “responder” para capturar la dirección del destinatario (desde el mail al que se responde). Cuando se usa el responder para eso, es imprescindible cambiar el tema o subjet y adecuarlo al nuevo tema que aborda el nuevo mail.

Textos breves

Los textos de los mensajes de correo tienden (o deberían tender) a ser cortos. Muy concretos y específicos.

El lenguaje suele ser simple y directo. Ir directamente al grano, sin más referencias que las mínimas indispensables.

Si el desarrollo es necesariamente muy extenso puede adjun-tarse un memorándum o memoria, escrito en procesador de textos, como archivo adjunto.

Sin formalismos

Es muy usual y aceptado utilizar mínimamente los formalismos de otros medios.

«Muy señor mío», «Nos dirigimos a Usted a fin de...» y otros, tan típicos de la correspondencia formal, no se usan en los mensajes electrónicos. Y esta característica, como dijimos, es socialmente aceptada.

Un breve saludo inicial y otro de cierre son suficientes.

Respuestas con indicios.

El volumen de circulación de mensajes electrónicos es mucho, mucho mayor que el de otro tipo de correspondencia. Un docente puede recibir varios mensajes sobre temas similares simultáneamente. No siempre resulta fácil saber a qué afirma-ción corresponde una respuesta. La solución la proporcionan las mismas herramientas (programas de correo), ya que al responder «cita» todo el texto al que se contesta marcado con corchetes horizontales (>) (actualmente barras verti-cales).

No es necesario ni conveniente dejar todo ese texto al que se está respondiendo. En pocos segundos se borra la mayor parte, dejando sólo los elementos que permiten identificar el tema.

Y la respuesta debe ir antes del texto citado, de manera que no haya que recorrer todo el mail para leerla.

No es «de buena educación» cibernética dejar todo el contenido

Un simple Hola es suficiente como saludo inicial.

En jerga, estos textos se llaman cuoteados. Del inglés quote (cita)

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Tipos textuales

anterior. Eso consume tiempo del receptor y lo obliga a un trabajo de búsqueda para identificar lo nuevo en el mensaje. Se vuelve muy importante cuando se conforma una cadena de idas y vueltas.

Cadena de respuestas.

Cuando se responde un mensaje, el programa de correo coloca automáticamente la abreviatura RE: anteponiéndola al tema del mensaje que se contesta. Esto es muy útil, porque permite seguir el hilo de un intercambio sobre el mismo tema.

Como vimos más arriba, ocurre (la falta de cultura de comu-nicación, una vez más) que es muy común que, para no tipear la dirección, los usuarios toman un mensaje cualquiera de la persona a la que le quieren escribir, y con Responder (Reply) capturan la dirección, pero no cambian el tema del mensaje. Así uno recibe un mail con el tema «Urgente. Coordinación viaje» pero que se refiere al cumpleaños de la tía Rudecinda. Parece que no tiene importancia, hasta que uno quiere buscar (por cualquier razón) ese mensaje, unos días después, y tiene que acordarse qué tema absurdo lo identifica.

Acostumbrarse a actualizar el tema, y ayudar a los alumnos a que adquieran esa sana costumbre, es parte del proceso de formar cyberciudadanos del siglo XXI

Mensajes colectivos.

Cuando se envía el mismo mensaje a más de un receptor es conveniente utilizar la opción de Copia Oculta: cada uno ve sólo su propia dirección de e-mail.

Pero, según las circunstancias, puede ser necesario identificar claramente que se trata de un mensaje colectivo, lo que no es obvio si se usa el sistema de copia oculta. En el caso de correspondencia con un grupo de alumnos, identificar en el tema o al comienzo el carácter de «circular» del texto. Por ejemplo, el saludo Hola a todos indica que no es un mensaje personalizado.

Desde luego, puede ser necesario que todos los receptores o destinatarios sepan a qué otras personas está llegando este mensaje. En ese caso debe enviarse con todas las direcciones a la vista. Preferiblemente “con copia” o “copia al carbón” para que cualquier respuesta llegue sólo al remitente, salvo decisión expresa del que contesta.

No responder a todos

La opción responder a todos, que incluyen los programas de mensajería, deberían utilizarse con mucha prudencia. Consi-derar si la respuesta amerita que llegue a los correos de todos los destinatarios del mensaje original.

Supongamos, por ejemplo, que un estudiante comparte con el resto de sus compañeros la fotografía de un bebé del que acaba de ser padre o madre. No hace falta que el resto reciba

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decenas de mensajes de felicitación al padre o madre, si cada uno utiliza el responder a todos.

Todas estas cuestiones parecen intrascendentes. Pero debemos pensar que las nuevas modalidades de trabajo incluyen una circulación creciente de correo electrónico. Los usos incorrectos consumen una parte muy importante del tiempo que se destina a esta comunicación.

Los mails de “pedido de ayuda” y “de ayuda”

Un tipo común de mensaje en ambientes virtuales es el que contiene los pedidos de ayuda de los estudiantes a su docente o tutor.

Uno de los problemas habituales de este tipo de mensajes, es que no expresan claramente cuál es la dificultad que se experimenta. En primer lu-gar porque el alumno puede no tener claro la naturaleza de la misma. Y en segundo lugar por dificultades para describir la misma de manera ordenada y completa.

También hay casos en que los alumnos solicitan explicaciones por mail, so-bre temas que están explicados y desarrollados en clases virtuales o materiales de lectura, sin haberlos consultado. Como si el docente fuera un profesor particular, destinado a enseñarle personalmente sin que sea necesario leer nada. Las plataformas poseen, en general, recursos para verificar estas situa-ciones y remitirlo a las lecturas, que deben ser previas a cualquier consulta.

Una de las tareas del docente virtual consiste en ayudar a sus alumnos a tratar de comprender cuál es su dificultad, con lo cual muchas veces está so-lucionando al mismo tiempo el problema. A la vez, ayudarlo a que la describa de manera completa y coherente.

La redacción de los mails de ayuda o soporte requieren mucho cuidado al momento de escribir.

Si se trata de problemas de procedimiento, tener en cuenta el hecho de que la dificultad puede tener que ver con aspectos no comprendidos del procedimiento. No dar por conocidos ni comprendidos los fundamentos ni los pasos anteriores, los que posiblemente no se hayan cumplido en su totalidad.

Si se trata de dificultades con temas académicos, orientar para que el estudiante encuentre las respuestas por sí mismo, en la lectura o relectura de los materiales en los que se brinda la información básica o las explicaciones. Brindar insumos para el descubrimiento de la respuesta y no la respuesta predige-rida.

Normalmente los temas referidos a contenidos están mejor desarrollados en los materiales básicos que las aclaraciones o explicaciones que se pueden escribir en un mail. Si no fuera así, hay que proceder de inmediato a corregir el material de base y remitir el mismo al alumno.

El uso de foros de consultas específicas sobre el desarrollo de los trabajos solicitados es mucho más conveniente que resolverlo mediante el correo, ya que la misma duda puede ser compartida por varios alumnos, y la respuesta

La fantasía del profesor particular está más extendida de lo que se podría suponer...

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Tipos textuales

servirá para todos. Si esos foros son de participación abierta, los mismos alumnos pueden colaborar con sus respuestas, ayudando a sus pares a resolver las dificultades.

El uso en campus virtuales

Cada institución, y, en alguna medida, cada docente, establecen las reglas de uso del correo, en cada curso, aula o materia. Lo que señalamos son criterios generales que pueden ser adecuados o no para cada caso en particular.

Envío de asignaciones o trabajosEn algunas ocasiones es conveniente que alguna asignación se responda

en el cuerpo del mensaje. En otras ocasiones se puede pedir que se remita como archivo adjunto. Ello depende del modo de registrar y evaluar cada asignación en particular.

Los campus virtuales suelen tener secciones o espacios especiales para la gestión de trabajos, que registran el proceso del mismo. En caso de que se utilicen, no se aceptarán envíos por correo.

Ni clases ni consignasComo regla general el correo del campus se utiliza para comunicaciones

referidas a un tema puntual y concreto. Para consultas puntuales y para res-puestas puntuales. Las clases o explicaciones sobre contenidos discipli-nares tienen otros espacios más adecuados.

Estilo de escritura docente de mails

El docente virtual es un comunicador educativo que utiliza el lenguaje es-crito como herramienta principal. Al escribir a un alumno o a un grupo de ellos utilizando el correo electrónico debe mantenerse dentro del rol, respetando los principios que orientan la actividad de la tutoría en la institución.

Tener en cuenta que los alumnos son, en general, adultos. Mantener las formas de trato como tales.

Evitar el estilo “jardín de infantes”. La comunicación personali-zada, afectuosa, cordial, amigable, no necesita de expresiones del tipo que se tienen con niños.

En ningún caso utilizar expresiones agresivas, ofensivas, o gro-seras con los alumnos. Ni siquiera en respuesta a una agresión por parte de alguno de los mismos.

En caso de surgimiento de conflictos que se convierten en un problema difícil de manejar, conviene derivar el tema a otras instancias de la institución.

No realizar críticas personalizadas en mails colectivos. Lo que sea necesario expresar a un alumno, debe hacerse por mail privado al mismo.

Utilizar el lenguaje correcto en los mails. Respetar la gramá-tica y la ortografía siempre. No escribir con abreviaturas, ni reemplazar los que por ke u otras formas de la escritura abreviada (mutilada).

Escribir mails es una de las actividades más intensas que realiza cualquier docente virtual.

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Tipos textuales

No se trata solamente de un tema estético (queda feo...). El buen uso del idioma se refuerza utilizándolo bien. Y vicever-sa.

No realizar actividades de foros utilizando el correo del aula.

Esto sucede cuando se plantean temas en mails colectivos que ameritan respuestas a todos.

Utilizar adecuadamente cada espacio diferenciado de escritura ayuda a la salud de las comunicaciones en el aula.

Tratar de evitar el envío de adjuntos en mails colectivos en el aula. El docente puede publicar esos materiales en los es-pacios adecuados (clases o sección de archivos). Y avisar por mail u otro medio adecuado para que los alumnos accedan al material.

Esto tiene que ver con la ecología de los sistemas. Multipli-car un archivo por cada una de las casillas de correo a la que se envía el adjunto multiplica innecesariamente el espacio de disco utilizado, y carga el sistema (base de datos) con datos redundantes. Todo ello sin ninguna ventaja.

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Tipos textuales

Foros de debate

Este capítulo debe complementarse con la lectura del material sobre foros de la Unidad 2 de la materia Tutoría. Aunque haya puntos redun-dantes, es importante porque no todos los aspectos se desarrollan aquí.

Partimos de la base de esa relectura, por lo que no describimos lo que es un foro, ni sus diferentes tipos.

El foro como tipo textual

Unas de las características del Foro de debate es que los que escriben en él son principalmente los estudiantes. Por lo que las recomendaciones principales están dirigidas a ellos. Desde luego que el docente es el encargado principal de transmitírselas.

El foro no es un lugar para textos extensos. Conviene que cada participante escriba sus ideas en un par de párrafos.

Esta no es una regla válida para todos los casos. En algunas comunidades de aprendizaje, en las que los participantes tienen un importan-te entrenamiento en la producción de textos y en la lectura rápida, los textos de las intervenciones pueden (y suelen) ser extensas.

Pero para la mayor parte de los casos, esta recomendación ayuda a que todos los participantes lean todas las inter-venciones. Pensemos que tenemos un foro de participación obligatoria, en un grupo de estudio de 30 ó 40 alumnos. Si cada uno escribe una página para fundamentar su opinión, se acumulan 30 ó 40 páginas para leer, por cada ronda del debate.

En casos de foros con mensajes muy extensos, puede ocurrir que los estudiantes lean sólo una parte, como para orientarse, y participar (formalmente), perdiendo parte de los contenidos y el sentido del foro-

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Tipos textuales

Es importante respetar la temática del foro. Atenerse a los temas planteados por el docente en su consigna convocante. Para discutir otros temas pueden abrirse nuevos foros, si es necesario. Los hilos temáticos ayudan a concentrar la atención en el tema que se está trabajando.

El tono de la discusión debe evitar la agresión. Es posible y saludable discutir a fondo, sin formalismos, pero sin descalificar, ni convertir la controversia entre ideas en una confrontación entre personas.

A muchos estudiantes les parece una falta ética criticar a un compañero frente al docente. Lo mismo ocurre con pro-fesionales en los posgrados. Por eso es muy importante que identifiquen el foro como un lugar de construcción y no de exposición de saberes previos.

El foro es un tipo de debate asincrónico. Hay tiempo para pensar lo que se va a contestar. Esto es una ventaja, ya que, aunque se pierde un poco de espontaneidad, las participacio-nes pueden ser más meditadas y fundamentadas. En muchos casos es conveniente escribir previamente en un procesador auxiliar. El Notepad (el Bloc de notas) de Windows es una buena herramienta para eso.

Una vez más (y hasta el cansancio): el foro no es un espacio de lucimiento personal, sino de construcción colectiva de consensos (y disensos)

La consigna convocante

Los foros de aprendizaje son convocados por el docente como parte de su estrategia didáctica o a pedido de los estudiantes.

La redacción de la consigna inicial es muy importante para asegurar el éxito (pedagógico) del foro. La consigna convocante incluye dos componentes:

El tema

La redacción de las preguntas

El temaResponder a los objetivos, metas o expectativas de logro planteados

para la actividad. En muchas oportunidades (en ésta u otras materias), los participantes escriben ambiciosos objetivos, que la consigna improbablemente permita que se cumplan. Los objetivos deben ser realistas (cumplibles en el foro) y la consigan debe apuntar a que se trabaje en dirección al cumplimiento de ellos.

Establecer un tópico o tema acotado. Que pueda ser abordado en forma profunda en las dimensiones físico-temporales reales del foro. El calentamien-to global, el derecho civil de la república, la pedagogía, por ejemplo, son temas demasiado vastos, extensos, para cualquier foro.

Establecer la dirección (orientación) de las participaciones. “Los invito a opinar en este foro sobre los invertebrados” es una pésima consigna. Sin embargo

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Tipos textuales

es el prototipo o modelo más común de consignas, no sólo en los ejercicios de muchos participantes del posgrado, sino en foros reales. Se debería indicar sobre qué aspectos y con qué orientación proponemos el debate.

La redacción de la consignaLa redacción de la consigna es otro de los aspectos a cuidar:

La consigna no debe insinuar cual es la respuesta esperada. Por ejemplo, «¿Están de acuerdo con la cruel matanza de focas para hacer abrigos femeninos?» es una mala consigna. Se obtendrán respuestas «políticamente correctas».

La enunciación del tema, de por sí no es suficiente para iniciar un debate fructífero. «Los invito a debatir sobre tal o cual tema...» no es una buena consigna. Las consignas deben ser específicas y concretas. Por ejemplo: «¿Qué opinan sobre las diferencias entre los planteos de Fulano y Mengano que aparecen en la bibliografía? ¿Quién creen que tiene ra-zón? ¿Porqué?» La consigna debe explicitar lo controversial, la duda, la posibilidad de que algo sea así o de otra manera. Alentar el cuestionamiento, la objeción.

La consigna no debe obligar a los alumnos a manifestar su acuerdo o desacuerdo con el propio docente o con algún autor de mucho prestigio. Las respuestas que se obtendrán serán todas o casi todas de acuerdos...

La consigna no debe inducir a la publicación de pequeños monólogos paralelos. «Lean el material y escriban sus opi-niones en el foro, interactuando con sus compañeros» es una mala consigna, que podría reemplazarse con ventajas por el pedido de remitir esas opiniones por correo, como adjunto. Esa consigna no provocará ninguna interacción y sí facilitará que los remolones se «inspiren» en los primeros que publiquen sus opiniones.

Si se pretende producir un verdadero intercambio, la consigna debe establecer plazos lo suficientemente generosos como para permitir una segunda y hasta tercera intervención por parte de los participantes. Eso no es posible en menos de 10 o 15 días.

La controversia

Los foros de debate deberían incluir la posibilidad de que sobre el tema existan por lo menos dos posibles respuestas. De lo contrario se convierten en otro tipo de foros.

No es fácil producir debates en los que se argumente sobre posiciones no coincidentes. Existe una cultura de no debatir con compañeros o colegas, actuando como si todos estuvieran de acuerdo, aunque evidentemente no lo estén.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Consignas

Toda actividad didáctica se dispara a partir de una instrucción escrita u oral que propone acciones específicas para enseñar un contenido. En ese sentido las consignas didácticas asumen varios roles ya que son un objeto de conocimiento para los alumnos que tienen que aprender a comprenderlas -lo cual las hace un contenido en sí mismo-, son también una herramienta o estrategia didáctica que el docente utiliza para el logro de los aprendizajes esperados y, al mismo tiempo, un objeto de enseñanza puesto que se trata de un tipo de texto cuya comprensión debe ser enseñada para alcanzar los objetivos de la estrategia.

Cicarelli y Zamero (2012)

Llamamos consignas a los textos en los que el docente establece las actividades o asignaciones que debe realizar el alumno para alcanzar los objetivos de aprendizaje establecidos.

Las consignas contienen indicaciones explícitas, taxativas, sobre tareas o actividades que el docente solicita o sugiere al alumno. Algunas características de los textos en las consignas son:

Claridad, nitidez, precisión. El texto debe establecer sin ambi-güedades qué es lo que debe realizar el alumno. El lenguaje no puede ser relativo, ni utilizar el modo condicional.

- Describirá brevemente pero de manera completa, la tarea a realizar.

- Establecerá claramente si el trabajo o tarea es obliga-torio u optativo.

- Se indicará el plazo máximo de entrega.

La palabra consigna es de uso habitual en Argentina y Uruguay, no así en el resto de América Latina

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

- Formato y modo de entrega. Cómo y por qué medio debe presentar su trabajo.

- Dimensiones, extensión, tamaño (según el producto a entregar).

Esto que pareciera sencillo, no lo es tanto. La mayor parte de las consultas a la tutoría, suelen ser sobre interpretación de consignas.

Brevedad. Una consigna no es un texto explicativo.

Las consignas pueden ser abiertas o cerradas. Abiertas, cuando dejan la mayor parte de los requisitos a discreción del alumno. Cerradas, cuando detallan todos y cada uno de los requisitos y metodologías del trabajo.

«Una consigna que estipula de manera taxativa los contenidos a traba-jar, los modos como se llevará a cabo la tarea, los materiales que se habrán de usar, los tiempos y espacios que se utilizarán para su realización, es una consigna que deja poco espacio para que el alumno tome decisiones acerca de su proceso de aprendizaje. Eso no significa que pensemos en un modelo ‘laisser-faire’ que no da ninguna orientación. Es de suponer que el docente decidirá en cada caso dónde abre la consigna, cuál o cuáles son los aspectos que dejará sin pautar de acuerdo a sus objetivos educacionales»

Bixio (2001)

Es conveniente explicitar la extensión o tamaño del producto a entregar. Cantidad de páginas si es un texto, unidades si se trata de otros productos, etc.

Esta exigencia , creemos, conviene expresarla en términos relativos, consignando máximos y mínimos, y manteniendo cierta elasticidad. De manera que las cifras sean una orien-tación acerca de lo que se espera, más que una obligación a cumplir.

No nos parece conveniente explicitar el formato de los trabajos escritos que deben presentar los estudiantes (tamaño y tipo de la tipografía, etc.). Aunque sí es necesario dar a los estu-diantes criterios generales de presentación, ellos no deberían ser obligatorios, ni estar definidos en las consignas.

En muchos casos se presta más atención a la especificación de aspectos formales intrascendentes (como el tamaño del margen superior) que en detallar los elementos importantes referidos al contenido de la asignación.

«Estudien la unidad (en curso)...» no es una consigna. Los docentes no son secretarios ni ayudamemoria de los estudian-tes. No es función de las consignas recordar lo obvio.

Muchas veces nos hemos preguntado ¿porqué es pedagógicamente mejor la tipografía Arial cuerpo 11 que la Times cuerpo 12, o viceversa?. Si alguien no cumple con esa parte de la consigna, ¿se le baja la nota? Y si no se le baja, ¿qué sentido tiene incluirla?

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Dificultades en la comprensión de consignas

Todos los docentes tenemos experiencia con alumnos que no compren-den muchas de las consignas. La explicación usual remite a la dificultad de los alumnos para interpretar textos. Aunque hay algo (o mucho) de esto, también influye el hecho que

«Estudiantes y profesores habitamos mundos culturalmente distintos. Los códigos que manejamos son diferentes. [...] Cuando (los alumnos) no entienden una consigna o, mejor dicho, cuando la entienden a su manera, esto no es índice de que desconocen (sólo) el vocabulario. Es señal de que ignoran las expectativas de uso que hay detrás de las palabras, los modos de hacer con ellas, que se nos han vuelto naturales a los docentes, pero que son producto de toda nuestra historia de socialización en una disciplina determinada».

Carlino (2005)

Como criterio general de autoevaluación (para los docentes) podemos de-cir que si un alumno no comprende una consigna, posiblemente experimente alguna dificultad. Cuando la cantidad de los que no comprenden supera los tres o cuatro, con seguridad la consigna está mal. De cualquier manera, ante una sola consulta de interpretación, conviene revisar críticamente la redacción de la consigna.

Periodicidad

Las consignas son un elemento del trabajo docente que ayuda a los es-tudiantes a organizar su trabajo.

La experiencia indica que no es conveniente incluirlas, salvo para casos especiales, en los textos de las Unidades Didácticas. En educación virtual, normalmente el material didáctico se elabora previamente en su totalidad y se distribuye también en forma previa. Cristalizar las consignas en el texto quita flexibilidad. Las herramientas de gestión de educación virtual permiten el contacto permanente con los estudiantes. Las plataformas son un excelente soporte para incluir las consignas de trabajo para un período determinado.

La frecuencia puede ser semanal o quincenal, dependiendo de la estruc-tura de la materia o curso, y de la experiencia de los estudiantes como tales. Estudiantes más experimentados trabajan con más autonomía. Los menos experimentados necesitan más ayuda. Si en la institución, carrera, o curso, se utiliza el formato de clase virtual, las consignas pueden incluirse en éstas, pero sólo cuando son necesarias. La periodicidad (el ritmo) la establece la clase.

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Tipos textuales

Elegir las palabras

El lenguaje del pensamiento ayuda a los alumnos a organizar y comuni-car su propio pensamiento con mayor precisión e inteligencia. Las palabras son instrumentos de precisión. Crean categorías con las cuales pensar, categorías para aplicar no sólo a la información recibida sino también al propio pensamiento.

Tishman, Perkins, Jay (2006)

Las consignas en educación virtual no sólo deben pautar las tareas a realizar. Resulta muy conveniente que ayuden a pensar, a organizar el pensamiento alrededor de las tareas propuestas. Es importante, en ese sentido, la elección de las palabras que se realiza al redactar las consignas.

Por ejemplo, no es lo mismo pedirle al alumno que explique algo, que lo demuestre, o que describa qué cree al respecto.

Muchas veces, en la vorágine del trabajo cotidiano, utilizamos las palabras con ligereza, considerando sinónimos palabras que no lo son, con el consiguien-te empobrecimiento de las funciones de guía que tienen las consignas.

En muchos casos, el texto de la consigna deberá aclarar, explicar, el sentido con que se utilizan ese tipo de palabras.

En el trabajo citado más arriba, Tishman, Perkins y Jay proporcionan un vocabulario del «lenguaje del pensamiento», así como sugerencias y re-comendaciones para trabajar en una «cultura del pensamiento». El tema es considerablemente extenso y sólo lo planteamos como referencia.

Las consignas se estructuran alrededor del verbo que expresa la acción principal involucrada en la asignación. La elección de ese verbo es muy importante porque es el que indica que se debe hacer.

Desde una perspectiva lingüística las consignas son textos instruccio-nales o instructivos que se caracterizan porque su formulación conecta el lenguaje con la acción. Las instrucciones guían la conducta de un receptor que debe alcanzar objetivos previamente fijados por un emisor experto en el procedimiento que el destinatario debe llevar a cabo a través de la comprensión del enunciado.

Cicarelli y Zamero (2012)

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Tipos textuales

La tabla de verbos corresponde a una de las tantas que circulan en Internet y se desprende de la taxonomía de Bloom. No conocemos a quién atribuirle esta tabla, por lo que la publicamos sin fuente de origen.

Esta tabla la publicamos a solo efecto de ilustrar la variedad de verbos que podemos utilizar en la redacción de nuestras consignas. Están agrupados en columnas, según el tipo de actividad que proponen.

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Tipos textuales

La Clase Virtual

El concepto de clase virtual intenta reproducir aquello que el docente hace en clase, en clase presencial, que es el modelo conocido por todos.. Explicar, ampliar, ejemplificar, ayudar a desentrañar los conceptos complejos. Si se tratara sólo de transmitir información disciplinar, no harían falta los docentes: alcanzaría con buenos libros.

En la educación virtual una parte de esas tareas deben estar incluidas en la redacción del material didáctico. Por eso el material didáctico escrito especialmente para una actividad educativa (materia, curso, etc.) es educa-tivamente superior a un texto similar, producido para otros fines: exponer una tesis, difundir un punto de vista sobre un tema, plantear una nueva teoría o un nuevo enfoque de otra, etc. Siempre que esté bien hecho, claro está.

Pero, recordemos, el material didáctico se escribe antes de comenzar la actividad. Y no todo puede ser previsto. En especial qué cosas les resultarán más fáciles, más difíciles, más o menos interesantes, a los alumnos concretos que utilicen ese material.

Pero, independientemente de completar aspectos no contemplados en los materiales, la clase virtual puede aportar otros que sería imposible incluir en los materiales didácticos. La clase virtual puede contribuir a enriquecer el proceso de aprendizaje.

Revisemos algunos de esos aportes funcionales.

Organizador de los tiempos y ritmo de cursado

Guía de lectura.

Soporte del discurso multimedia

Espacio de gestión de las actividades

Centralizador de la información sobre materiales didácticos alojados en el Campus o en otros sitios.

Espacio del discurso docente de enseñanza.

Algunas de estas funciones se superponen. Las diferenciamos para una mejor comprensión.

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

Insistimos con una idea ya expresada varias veces: no hay normas ni reglas establecidas para las tipificaciones y características que señalamos para cada tipo textual. Cada institución, cada curso, cada docente, puede establecer las que considere conveniente y la experiencia irá sedimentando las prácticas y criterios más convenientes, en un proceso que recién comienza.

El concepto de clase virtual es bastante nuevo, por lo menos en el modelo que utilizamos en este posgrado. No consideramos tales los documentos su-bidos semanal o quincenalmente en formato de procesador de textos o PDF, muchas veces con reiteraciones del material didáctico regular. Seguramente el formato se irá modificando y se consolidarán las características que resulten más adecuadas a la modalidad virtual.

Organizador de la agenda

El concepto de clase, que establece ritmos de trabajo,por el solo hecho de ser publicada, choca con la idea difundida acerca que la educación virtual permite que cada uno aprenda en los tiempos y en el orden que le resulte más conveniente. La clase virtual marca un ritmo, aproximadamente igual para todos.

En realidad eso de cada cual a su ritmo es, como mínimo, muy relativo. La educación superior se organiza según un calendario académico, que en plazos concretos y determinados obliga a trabajar una cantidad también concreta de contenidos. Regularmente hay pruebas o exámenes parciales, con fecha fija. También, según la institución y/o el docente, entregas de trabajos prácticos, ejercicios, monografías, etc. De manera que los estudiantes deben cumplir obligatoriamente con los tiempos que marcan esas actividades. La elasticidad del uso del tiempo queda acotada, entonces, a los períodos entre cada uno de esos jalones. Y los contenidos que el estudiante debe aprender son los que necesitará para cumplir con dichas exigencias de la cursada, en el orden que se establezcan.

La clase virtual, de ritmo semanal o quincenal, deja librado al estu-diante el uso de su tiempo entre clases. Pero a la vez, de alguna manera lo ayuda (u obliga) a encarar el estudio como una actividad continua y no esporádica. Su periodicidad ayuda a organizar el estudio continuo de los alumnos, que en educación virtual con frecuencia tienden a dejar el estudio para último momento, cuando ya se vencen las fechas de entregas o se acercan los exámenes parciales o finales.

Guía de lectura

Los estudiantes saben que deberán leer una cantidad de materiales (li-bros, fichas, apuntes, etc.) para llegar a conocer (aprender) los contenidos de cada materia o disciplina. Pero en muchas ocasiones deben enfrentarse a esas lecturas, que no siempre han sido escritas teniendo en cuenta que los alumnos todavía no saben, sin los conocimientos suficientes como para saber qué preguntas hacerles a los textos (Carilino, 2005).

Una buena guía de lectura los ayudará a distinguir a qué aspectos prestar más atención, agregando, además, significatividad e información paratextual sin la cual muchas veces no puede reconstruirse cabalmente el sentido global del texto. Una clase virtual se parece mucho a una guía de lectura. Pero en este caso está referida al material didáctico propio. Por eso repetimos

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Producción de material didáctico escrito.

Tipos textuales

enseguida algunos elementos que ya vimos en la guía de lectura, adaptando los necesarios. El formato de la clase puede variar, pero pensamos en un tex-to simple, con las ilustraciones y gráficos que fueran necesarios, que elabora el docente y que no necesita procesamiento por los equipos de diseño de la institución, de manera de que el proceso sea muy ágil.

A la vez, insistimos, hay que tener en cuenta que una clase virtual no es (no debe ser) la reiteración de los contenidos que ya han sido de-sarrollados en la Unidad que se está trabajando. Cuando el autor de la Unidad y el docente son la misma persona, es muy difícil que tenga algo nuevo que decir.

Discurso multimedia

La clase virtual es el espacio más adecuado para contener el dis-curso multimedia del docente. Integrar los videos, clips de sonido, ilustraciones, animaciones, etc. al discurso, remplazando el «vean además...». Todavía, con demasiada frecuencia, los objetos multime-dia se presentan como anexos, agregados, extras. Eso no permite pensarlos (y leerlos) como parte integral del discurso docente, como otros medios expresivos y les otorga un carácter de excepcionalidad poco saludable.

El insertar en la misma clase videos, slideshows, objetos flash, además de las imágenes, da continuidad al discurso docente, evitando los distractores que se encuentran en los sitios donde se alojan esos elementos.

Gestión de actividades

En el modelo de clase virtual que utilizamos en este posgrado, la misma cumple, además de las ya señaladas, la función de centralizadora y gestionadora del cursado. Allí confluyen explicaciones, consignas, lecturas, ejercicios, plazos, aclaraciones, ejemplos, modelos, desarrollos... Todo en línea, actualizable y publicado semana a semana, constituyéndose en la bitá-cora de cada materia.

En la clase virtual el profesor organiza las actividades de aprendizaje con carácter obligatorio u optativo que ha diseñado para sus alumnos, quienes deberán realizarlas en plazos determinados. Estas actividades en algunos casos pueden ser diseñadas con anticipación, como parte del proyecto educativo, o aparecer como necesarias durante el proceso de enseñanza.

En la educación reglada, sobre todo cuando se validan conocimientos para ejercer una profesión, esas actividades suelen ser parte del proceso evaluativo y concurren a la certificación de saberes, tarea que la sociedad ha delegado en las instituciones y sus docentes.

Evitemos las “búsquedas del tesoro”

No somos partidarios de las búsquedas del tesoro, remitiendo al estudiante a navegar por Internet para encontrar tal o cual material. Un docente presencial no interrumpe su clase para enviar a los alumnos a la Biblioteca a ver un mapa, una ilustración o lo que sea. ¿Porqué hacerlo en la educación virtual?

La clase virtual puede ser, perfectamente el lugar en el que se centralice

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toda la información de acceso a los materiales didácticos, ya sea que están alojados en la misma plataforma o en otros espacios de la Web.

Incluso, los objetos multimedia pueden ser insertados en la misma clase, evitando tener que abandonar el hilo del discurso para visualizarlos.

Lo que hace un profesor cuando da clase

¿Qué hace un buen profesor cuando da clase (o cuando imparte su clase)?

La que sigue no es la única respuesta posible. Es una entre mu-chas, dependiendo del nivel educativo, de la especificidad disciplinar, del momento de la carrera, etcétera. Pero la lista puede ayudarnos a rescatar de las prácticas docentes, y de nuestras propias prácticas, aquellos elementos positivos que deberemos intentar desarrollar también en nuestras clases virtuales.

Estas acciones en la clase, o que constituyen la clase, se relacionan con las estrategias didácticas de enseñanza y se superponen con algunas de las que describen Frida Díaz Barriga y Gerardo Hernández Rojas.

ExplicaLa explicación que aspira a enseñar conceptos complejos implica adapta-

ciones, traducciones a lenguajes más llanos, claros, que limen algunas durezas, opacidades o hermetismos de ciertos discursos científicos

La explicación es un tipo de discurso que modifica al objeto a explicar de manera de hacerlo más inteligible, más comprensible.

«La explicación suele referirse al hecho de dar razón, es decir, hacer patente el qué, por qué, para qué, y el cómo de las cosas y de los sucesos del mundo (Wikipedia).

La explicación es una de las principales funciones del discurso docente. Resulta una parte esencial del acto de dar clase.

«Ahora bien, aunque, como se ha dicho, el significado de explicar es ambiguo, y aunque las disciplinas y escuelas que toman por objeto la ex-plicación difieren en sus consideraciones, se hallará siempre una constante: la idea de desenvolver lo que estaba envuelto, desplegar algo ante la visión intelectual, hacer claro lo confuso. Es evidente, entonces, la importancia que tiene el tema para quienes se preocupan por la transmisión y adquisición de conocimientos» (Zamudio y Atorresi, 2000)

En la obra citada, se enumeran como estrategias y géneros explicativos

La paráfrasis. Decir lo mismo con otras palabras.

La definición. Suele requerir, posteriormente, una nueva ex-plicación.

El ejemplo. Referencia a elementos de la realidad para avalar un enunciado.

La analogía. Sirve para poner en relación una situación que presenta dificultades para su comprensión, con otra más co-nocida o fácil de comprender.

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MuestraUna parte de la actividad docente en el aula consiste en desplegar ante la

vista de los alumnos información relevante para la comprensión de los temas expuestos: fotografías, mapas, esquemas, gráficos, infografías, dibujos, mapas conceptuales, diagramas, materiales concretos, son algunos de los elementos con los que, en proyecciones, láminas, rotafolios o mediante la antigua y vigente tecnología de tiza y pizarrón, el docente brinda a sus alumnos información visual para ayudarlos a aprender.

Estos elementos, que complementan y completan el discurso verbal do-cente, en muchos casos fueron recolectados y seleccionados a lo largo de una vida profesional, y no son una simple recopilación casual, como las que puede brindar Google, sólo para información digitalizada alojada en Internet.

DemuestraLa expresión proviene de las matemáticas:

«Una deducción o demostración matemática es una sucesión cohe-rente de pasos que, tomando como verdadero un conjunto de premisas llamado hipótesis, permite asegurar la veracidad de una tesis. Estos pa-sos deben estar fundamentados en la aplicación de reglas de deducción (fundadas ya sea en axiomas o en teoremas anteriormente demostrados o en reglas básicas de deducción del sistema en cuestión). El hecho de no conocer ninguna demostración de un teorema no implica su no vera-cidad; sólo la demostración de la negación de este resultado implica que es falso» (Wikipedia).

Extrapolando, podemos decir que una demostración en el aula consiste en el desarrollo de pasos lógicos para demostrar la veracidad de las premisas enunciadas.

Amplía/DesarrollaDesarrollar viene de extender un rollo, dejando a la vista lo que estaba

oculto. Cuando el docente desarrolla un tema, expone aspectos no enunciados antes, amplía lo expresado en resúmenes y textos auxiliares. La ampliación y desarrollo aporta una masa de información adicional, la que amplía el pano-rama, aportando nuevos elementos de juicio.

Resume/SintetizaMuchas veces es necesaria la función inversa: un tema demasiado amplio,

que podría producir confusión y pérdida de los ejes principales, necesita ser resumido o sintetizado por el profesor, que brinda a sus alumnos una versión reducida a los términos esenciales del contenido que se aborda, identificando los puntos principales o esenciales.

Inserta interrogantesUn discurso disciplinar compuesto de aseveraciones com-

pletas, no siempre motiva la imprescindible reflexión necesaria para los aprendizajes. El profesor puede introducir interrogantes que guíen esa reflexión. Al decir de Carilino: «Las preguntas son categorías de análisis».

Preguntar y preguntarse son actividades intelectuales imprescin-dibles en todo aprendizaje. Es conocido el concepto piagetiano de que

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nadie puede aprender las respuestas si no posee previamente las preguntas. Ayudar a que los alumnos se formulen esas preguntas es, entonces, una parte importante de la tarea docente.

SignificaLos contenidos disciplinares pueden no ser significativos por sí mismos. El

profesor, en cuanto experto en la disciplina, tiene también entre sus roles el establecer esa significatividad: para qué sirve aprender esos contenidos, qué lugar ocupan en el sistema de conocimientos de la disciplina, en qué momento su utilidad se vuelve evidente, etcétera.

Una de las funciones del docentes es seducir: si los estudiantes se enamoran de la disciplina, seguramente la aprenderán exitosamente. Transmitir y con-tagiar entusiasmo es una de las formas de trabajar la significatividad, además de las explicaciones conceptuales.

Transmite información disciplinarLa enseñanza no consiste solamente en transmitir información sobre los

contenidos disciplinares abordados. Pero sin esa información no habrá apren-dizajes.

La existencia del inmenso banco de datos que es Internet parece haber vuelto superflua esa importante función docente. Si allí está todo... Sólo hace falta ir y recogerla, se arguye.

En primer lugar, no siempre está todo en Internet.En segundo lugar, los datos en Internet están dispersos, y no siempre es

posible verificar la seriedad de las fuentes, para validar esos datos.En tercer lugar, en Internet hay muchos datos. Demasiados. Para el estu-

diante, que todavía no sabe, no es sencillo determinar cuáles de esos datos son relevantes para su formación disciplinar.

Suministrar esa información seleccionada y validada es, entonces, como ha sido desde siempre, una de las funciones importantes de la actividad docente en el aula.

El estilo de escritura de las clases virtuales

Si la recomendación para todos los textos de la educación virtual es que sean dialógicos, abiertos, amable, esta recomendación resulta indispensable para el caso de las clases virtuales.

La clase virtual conviene que tenga un tono más coloquial que el que utili-zaríamos en un texto didáctico cualquiera. En ese sentido, conviene tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

Encabezar la clase con una fotografía del docente, de tamaño generoso. En la primera clase se puede colocar un pequeño video, pero no resulta conveniente repetirlo en las siguientes (salvo que se cambie el video).

La fotografía debiera ser de buena calidad, con el rostro son-riente y de primer plano.

Comenzar saludando a los alumnos. Como lo haría cualquier docente al ingresar a un aula presencial.

La clase virtual debe ser breve. Una a tres carillas como máximo. No es otro material didáctico agregado a último momento. Es una guía de estudio específica del material que se está trabajando.

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Una breve introducción que recuerde en qué momento del cursado se inserta esa clase.

La redacción del cuerpo de la clase, con abundante uso de organizadores gráficos: recuadros, barras, bullets, tablas, etc. cuidando de mantener la armonía de estilo y que los fondos sean claros si utilizamos tipografía oscura, y viceversa.

Las actividades deben ser incluidas en un espacio especial, aun-que se hayan mencionado en el cuerpo de la clase. Indicando con claridad qué tienen que hacer los alumnos, cómo deben ser presentados los productos de la actividad y los plazos finales de entrega.

Finalmente, saludar y firmar la clase..

Esquema de la clase virtual como centralizadora.

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Chat Comunicaciones en tiempo real

Llamamos chat a la comunicación en tiempo real entre usuarios de computadora, utilizando las mismas. Normalmente es por escrito, aunque el crecimiento del uso de la banda ancha permite la comunicación por voz e, incluso, la utilización de video.

El chat puede realizarse entre dos personas o entre va-rias.

Aunque algunos docentes afirman haber utilizado esta herramienta con fines educativos exitosamente, creemos que es muy difícil realizar intercambios sobre temas importantes escribiendo en tiempo real. Y mucho más difícil mantener una conversación coherente cuando los participantes son varios que escriben simultáneamente.

En nuestra opinión el chat debe reservarse, en la educación virtual, para consultas puntuales entre un alumno y el docente.

En algunas instituciones se acostumbra para ello poner un día y hora de guardia. El docente se conecta a esa hora y espera si algún alumno quiere consultarle algo. Creemos que esto significa para los docentes una obligación que le complica la agenda, sin que muestre ninguna ventaja especial con el responder a esa misma consulta realizada por mail, con otro mail. Con la ven-taja, en este caso, que puede tomarse los minutos necesarios para meditar la respuesta, consultar alguna referencia, etc.

El estilo de escritura en el chat es muy breve y taxativo. Escribir un párrafo largo lleva minutos. De hecho, los jóvenes (o no tanto) habitués de las salas de chat han creado un lenguaje reducido, similar al de los mensajes de texto de los celulares. Este tipo de lenguaje puede ser útil a la hora de concertar un encuentro, saludar a alguien, hacer contacto (eso que hacen muchos jóvenes entre sí, sin comunicar nada). Pero seguramente resultará insuficiente para debatir o intercambiar sobre contenidos académicos propios de la educación superior.

Incluimos este tipo de cosas en las nuevas ritualidades de la educación virtual: como tenemos la herramienta debemos utilizarla. No importa si es útil o hay otras mejores.

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Chat por vozEl chat por voz ha crecido y mejorado notablemente con la expansión de

la banda ancha de conexión. Supera en calidad a la comunicación telefónica, permite el intercambio entre varias personas a la vez (modo conferencia) y resulta muy cómodo ya que al utilizar la computadora, y habitualmente auriculares con micrófono incorporado, permite consultar documentos o lo que sea mientras se habla. Los programas de chat por voz generalmente incluyen un módulo clásico que permite escribir: útil para enviar fórmulas, o información que es engorroso dictar. Y adjuntar archivos, sin interrumpir la conversación.

Las dificultades vienen por el lado de la calidad de la conexión. Los alumnos de educación virtual pueden no contar con conexiones de banda ancha en su lugar de estudio. Y eso vuelve casi inviable el chat por voz. Con una conexión telefónica el sonido llega entrecortado y muchas veces ininteligible.

Videochat y pizarrasLa banda ancha rescató herramientas que, aunque fueron creadas hace

tiempo, no se utilizaban porque su funcionamiento depende de la (buena) calidad de la conexión.

Tal el caso del videochat, que exige el uso de una pequeña cámara conec-tada a la computadora. Aunque la imagen tartamudea, el ver al interlocutor agrega humanidad a la comunicación.

Posiblemente el video no tenga mucha utilidad en educación virtual. La imagen es pobre, sin detalle, y muy pequeña. Pero el contacto humano es muy importante. Ver el rostro del profe, que éste vea el de algunos alumnos, da sentido a esta herramienta. Aunque no agregue nada al contenido de la comunicación.

Las pizarras, que reproducen en la computadora de los estudiantes lo que el profesor dibuja o escribe en la suya (y viceversa) pueden ser útiles herramientas para tutoriar algunos contenidos que requieran de gráficos para su comprensión. El cortar y pegar habilita a incluir gráficos pre-elaborados.

Este es un recurso reciente, por lo que no conocemos la experiencia de su uso académico. Posiblemente se puedan realizar consultas sobre contenidos curriculares, incluso para grupos no muy numerosos. Habrá que ir estableciendo la metodología adecuada (hablar por turno, identificarse, etc.) parecida a la de los radioaficionados.

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Presentación del docente

En la educación a distancia, una de las tareas del docente es achicar las distancias. La carta de bienvenida y presentación del docente es un elemento importante. Debería dar respuesta al interrogante ¿quién es el profe? (o la profe).

La carta de bienvenida y presentación no es un currículum. Puede te-ner información que les indique a los estudiantes los antecedentes académicos del docente, pero lo más importante es que se muestre como persona. El tono de la carta será, entonces, un fuerte indicio de su personalidad: más o menos formal, con determinados gustos, inclinaciones, preferencias.

Una fotografía (no de documento!) completará la presentación, agre-gando el cómo es al quién es. Fotografía de buena calidad, de primer plano y con el rostro sonriente.

Sin que sean excluyentes, la edición de breves videos de saludo y presentación, que pueden ser digitalizados, completa y complementa la carta, agregando lo gestual, la voz y otros elementos de tono. Esto se puede instrumentar en los campus y aulas virtuales, utilizando el espacio de la Guía Didáctica.

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Llamamos glosario a una lista de palabras específicas de una disciplina, con una explicación breve de cada una, que especifica el sentido con que se utiliza en esa disciplina. Es una especie de diccionario a medida, y sirve de ayuda para el estudiante, que puede no encontrar en los diccionarios comunes de la lengua, las referencias específicas que necesita para entender el sentido de lo que está leyendo.

Los glosarios incluyen las siglas usuales, y pueden contener (o no) breves referencias biográficas o curriculares de autores citados en el texto.

Es conveniente que los glosarios puedan imprimirse (o sean impresos) en cuerpos separados del resto de los textos, para servir como material de consulta con más comodidad.

Glosario

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