jovenes sin tregua

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Notas del texto "Jóvenes sin tregua" (Bourgois)

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Ms all de una pornografa de la violencia. Lecciones desde El SalvadorPhilippe BourgoisJvenes sin tregua (Ferrndiz y Feixa. Eds.) 2005

P 12Cuatro tipos de violencia (p.14):

VIOLENCIA POLTICA: violencia fsica y terror con objetivos definidos, ya sean administrados por las autoridades oficiales o por aquellos que se les oponen. VIOLENCIA ESTRUCTURAL: Opresin poltico-econmica crnica y desigualdad social enraizadas histricamente, incluyen desde acuerdos comerciales de explotacin econmica internacional, hasta condiciones de trabajo abusivas y altas tasas de mortalidad infantil. VIOLENCIA SIMBLICA: humillaciones y legitimaciones de desigualdad y jerarqua internalizadas, que incluyen desde el sexismo y el racismo hasta las expresiones ntimas de poder de clase. Se ejerce a travs de la accin de la cognicin y el desconocimiento, del saber y el sentimiento, con el consentimiento inconsciente de los dominados (Bourdieu, 2001) VIOLENCIA COTIDIANA: prcticas y expresiones diarias de violencia en el nivel micro-interaccional, ya sea interpersonal, domstica o delincuencial. Experiencia individual vivida, que normaliza las pequeas brutalidades y terror de la comunidad y crea un sentido comn de ethos de la violencia.

P.13Analizar cmo la violencia diaria puede crecer y cristalizar en una cultura de terror, en un sentido comn que normaliza la violencia tanto en la esfera pblica como en la privada.

p.17Cmo se mezclaban los mecanismos de violencia estructural y simblica para traducirse en violencia cotidiana: segregacin extrema, desigualdad social y miseria material se expresan a un nivel bsico dentro de los conflictos interpersonales que los socialmente vulnerables infligen principalmente sobre s mismos, sobre sus parientes y amigos y sobre sus vecinos y comunidad. El resultado es una cultura del terror local o un nivel elevado de violencia cotidiana que refuerza los lmites del apartheid urbano estadounidense.

La atencin analtica a las enormes desigualdades de poder que, a un nivel macro, condicionan la violencia cotidiana.

La represin poltica y la resistencia se reflejan en la violencia diaria, semejante a aquella producida por la unin de la violencia estructural y la simblica.

p.18Actos diarios de violencia como expresin de la falsa conciencia en una sociedad opresiva estructural y simblica, la cual ya no necesita utilizar la violencia poltica para sostener estructuras de desigualdad.

p.19

[las acusaciones y sentimientos en relacin con flaquezas humanas] contribuyen a formar una violencia simblica con la que los supervivientes dirigen sus recriminaciones a las flaquezas morales de las vctimas, as como a las suyas propias, ms que a los agentes que realmente perpetraron el terror.

p.21

espacio moral liminal (Taussig, 1987) o zona gris (Levi, 1986), ofusca la responsabilidad de aquellos responsables en primer trmino del terror. En lugar de eso, las trampas de la violencia simblica en forma de sentimientos confusos por haber actuado mal, culpa y recriminaciones mutuas distraen la atencin de a violencia poltica represiva que cre las condiciones del terror, las cuales impusieron a muchos una eleccin amarga entre supervivencia y traicin.

VIOLENCIA EN GUERRA Y PAZ

P. 23

La normalizacin de la violencia interna en el contexto ms general de la violencia poltica, tiene sentido si la magnitud del dolor y el terror que causan la represin poltica es apreciada totalmente como una olla de presin que va generando la violencia cotidiana mediante la distorsin sistemtica de las relaciones y sensibilidades sociales.

EL GNERO DE LAS REDES DE LA VIOLENCIA

P. 25

Dinmica de gnero especial al modo en que la violencia poltica, estructural y simblica se entremezclan y llegan a ser expresadas como violencia cotidiana en el nivel interpersonal.

p. 26

un modo en que las relaciones de poder de gnero bajo un patriarcado rural alimentan la coalescencia de violencia poltica, estructural y simblica, para convertir incluso en ms natural la agresin personal que constituye la violencia cotidiana.

p. 28

formas en que la violencia sigue pautas de gnero y llega a ser un modo aceptado de solucionar ansiedades comunitarias en tiempos de guerra.

MS ALL DE UNA PORNOGRAFA DE LA VIOLENCIA

P. 30

EN Pascalian Mediations, Bourdieu (1997:233) argumenta que los degradantes efectos de la violencia simblica, en especial aquella ejercida contra poblaciones estigmatizadas [] hace [] difcil poder hablar de los dominados de una forma realista y exacta, sin que parezca que se los crucifica o, por el contrario, ensalza. El [Bourdieu] identifica la inclinacin a la violencia engendrada por una temprana y constante exposicin a la violencia como uno de los efectos ms trgicos de la condicin de dominado y seala que la violencia activa de la gente est a menudo [dirigida contra] los propios compaeros de infortunio

p. 31

La violencia que se ejerce cada da en las familias, fbricas, talleres, bancos, oficinas, comisaras de polica, crceles, incluso hospitales y escuelas es, en el ltimo anlisis el producto de la violencia inerte de las estructuras econmicas y mecanismos sociales transmitidos por la violencia activa de la gente (Bourdieu, 1997:233)

Bourdieu propone una ley de la conservacin de la violencia y, en sus escritos ms polticos, avisa sobre el inminente asalto neoliberal al estado de bienestar europeo:

No se puede bromear con la ley de la conservacin de la violencia: toda violencia se paga La violencia estructural ejercida en los mercados financieros, en forma de despidos, prdida de seguridad laboral, etc., tarde o temprano se transforma en suicidios, crmenes y delincuencia, drogadiccin, alcoholismo y las pequeas y grandes violencias cotidianas (Bourdieu, 1998:40).

Las fuerzas polticas, econmicas e institucionales condicionan interacciones micro-interpersonales y emocionales en una gran cantidad de formas, apoyando o suprimiendo distintos modos de sentimiento y manifestaciones de amor o agresin, definiciones de respeto y xito y patrones de inseguridad y competicin. En la poca posterior a la Guerra Fra, en la Latinoamrica de finales de siglo, el neoliberalismo dinamiza activamente la violencia cotidiana.

En Estados Unidos, la fusin de la violencia estructural y simblica produce patrones especialmente destructivos y persistentes de violencia interpersonal, que refuerzan la legitimidad de la desigualdad social.

Esto alimenta una amarga sensacin de inferioridad entre los excluidos que se traduce en acciones de violencia auto-destructiva o comunal, que a su vez impulsa un ciclo de humillaciones y autoculpabilizacin de efecto desmovilizador. Paralelamente a esta dinmica crece una cultura de oposicin, en las calles del centro de la ciudad especialmente entre los jvenes- que llena el vaco dejado por el desempleo, el sub-empleo y la falta de inversin social. Esta cultura oposicional se levanta en un intento de resistir la subordinacin, pero realmente imita con el clsico espritu americano los elementos ms salvajes de la ideologa neoliberal estadounidense mediante la valoracin de la ganancia material individual ostentosa, la dominacin masculina, el fetichismo de las mercancas y una idea racializada de jerarqua.

P. 32

En el discurso estadounidense, los habitantes del gueto deben constituirse como ciudadanos morales () para poder merecer refugio, comida, ciudadanos mdicos, trabajo y un poco de respeto pblico.

La centralidad de la violencia estructural en este proceso queda obscurecida bajo una vorgine de violencia cotidiana (expresada en agresiones criminales y domsticas) que a su vez propaga una violencia simblica, que convence al dominado de que l es el culpable al menos parcialmente- de la destitucin y destruccin que pueda sufrir su grupo social.

La violencia cotidiana es un disolvente de la integridad humana. A travs de descripciones sobreacogedoras, fotografas desgarradoras y potica seductora, los etngrafos se arriesgan a contribuir a una pornografa de la violencia que refuerza las percepciones negativas de los grupos subordinados a los ojos de los lectores predispuestos a ello.

La gente no sobrevive simplemente la violencia como si esta quedase de algn modo fuera de ellos, y pocas veces, si es que alguna vez ha ocurrido, la violencia ennoblece. Aquellos que se enfrentan a la violencia a travs de la resistencia sea esta cultural o poltica no escapan indemnes del terror y la opresin contra la que se levantan.

Contener el impulso de presentar una imagen saneada, y esclarecer las cadenas de causalidad que unen la violencia estructural, poltica y simblica con la produccin de la violencia cotidiana, que sostienen las relaciones de poder desiguales y tergiversan los esfuerzos de resistencia.

LA COTIDIANIDAD DEL EXCESO. REPRESENTACIONES DE LA VIOLENCIA ENTRE JVENES COLOMBIANOS.

(Jos Fernando Serrano)