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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE JÓVENES, CULTURA Y RELIGIÓN INFORME PROYECTO DIPUC - VRAID PRIMERA MEDICIÓN GENERACIÓN AÑO 2007 Unidad 1 “Identidad Religiosa” Investigadores Responsables Roberto González 1 , Jorge Manzi 1 y Joaquín Silva 2 1 Escuela de Psicología PUC 2 Faculta de Teología PUC Ayudantes de Investigación María Paz Cadena, Diego Carrasco, Rodrigo Pizarro Editora Alejandra Arratia Octubre, 2008

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD

CATÓLICA DE CHILE

JÓVENES, CULTURA Y RELIGIÓN

INFORME PROYECTO DIPUC - VRAID

PRIMERA MEDICIÓN

GENERACIÓN AÑO 2007

Unidad 1 “Identidad Religiosa”

Investigadores Responsables

Roberto González1, Jorge Manzi1 y Joaquín Silva2

1 Escuela de Psicología PUC 2 Faculta de Teología PUC

Ayudantes de Investigación

María Paz Cadena, Diego Carrasco, Rodrigo Pizarro

Editora

Alejandra Arratia

Octubre, 2008

Informe de Resultados estudio DIPUC Jóvenes, Cultura y Religión, generación 2007

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1. Identidad religiosa

La siguiente figura nos permite tener una visión general respecto de la identificación religiosa de

los estudiantes. Se expresan en ella las respuestas a la pregunta n°35 de nuestra encuesta: ¿cómo te

declaras en términos religiosos?

Figura 2: Identidad Religiosa

En base a estos datos generales queremos observar lo siguiente respecto de la identidad religiosa

de los estudiantes de la Universidad:

1.1 La mayoría de los estudiantes de la UC se declara creyente.

Se trata de un hecho primero y fundamental: cerca del 80% de los jóvenes de la Universidad se

declara creyente. Este dato, como veremos, está confirmado además por diversos estudios a nivel nacional.

Consideramos importante destacar este hecho, por cuanto nos indica la relevancia que “la religión” puede

tener para los jóvenes y su cultura, especialmente en un contexto en que pareciera prevalecen discursos y

prácticas que no reconocen la trascendencia del ser humano, de su historia y del mundo que habita.

De hecho, cuando preguntamos más fundamentalmente por la auto comprensión que los

estudiantes tienen al respecto, e independientemente de si eran practicantes o no, más del 50% de ellos

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respondió que se consideraban “religiosos” y cerca del 13% muy religiosos; cerca del 28% se declaró

“poco religioso” y sólo el 8% “nada religioso”.

Por cierto, la comprensión de la relevancia de la religión en la cultura actual no es sólo una

cuestión que deban reivindicar las religiones en particular, sino que de modo más general, es también una

cuestión a la que se han dedicado diversos estudios sociales, filosóficos y teológicos. Sólo a modo de

ejemplo, baste citar el capítulo que estudios como los del PNUD o del Instituto Nacional de la Juventud

dedican a la religión, no siendo ellos centros que estén ligados a ninguna religión o Iglesia en particular.

Ahora bien, quisimos tener claridad respecto de la consistencia de las identidades religiosas

declaradas de los estudiantes. Para ello cruzamos la pregunta 351 (“¿Cómo te declaras en términos

religiosos?”) con la pregunta 252 (¿cuál de las siguientes alternativas expresa mejor tu identidad

religiosa?). Así, por ejemplo, los estudiantes que se declaraban creyentes en la pregunta 35, también

debían afirmar que creían en Dios en la pregunta 25. En total pudimos constatar que en 192 casos se

expresaba alguna “inconsistencia” en las respuestas, lo que representaba un total de 8,8% del total de

estudiantes. Por este motivo, este porcentaje de las repuestas será omitido en los análisis posteriores.

Adicionalmente, incorporamos el criterio de la práctica religiosa a fin de discriminar entre los distintos

grupos de estudiantes que se declararon “católicos”. De este modo, la totalidad de los casos registrados

en este estudio se distribuyen de acuerdo a la figura 3:

Figura 3: Consistencia de las Identidades Religiosas

Los resultados de cada categoría se comentan a continuación:

1 Se brindaban 9 alternativas de respuesta de identidad religiosa. Véase los anexos para ver la forma de pregunta

en la encuesta. 2 En esta pregunta, se encontraban opciones como “Creo en Dios de Acuerdo a una religión”, “Creo en Dios a mi

manera”, “No creo en Dios, pero tampoco puedo negar su existencia”, entre otras; un total de 6 alternativas. Ver anexos para ver la pregunta 25 en la encuesta aplicada.

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1.2 Mayoría de estudiantes se declara “católico”.

Respecto de la identidad principalmente católica de los estudiantes de la Universidad (55,4%3), se

podría pensar que ello se debe, en parte, a que la muestra corresponde a estudiantes “de la católica”. Sin

embargo, hay dos evidencias que no avalarían dicha hipótesis. La primera: la totalidad de los encuestados

eran de primer año y, como se verá más adelante, la decisión de estudiar en esta Universidad está

principalmente condicionada por el prestigio y calidad académica que reconocen en ella y no por su

carácter confesional.

La segunda cuestión es sin embargo más decisiva: los datos que se disponen a nivel nacional

indican que el 56,2% de los jóvenes se declara católico y el 55,2% de los jóvenes universitarios4(INJUV,

2008), incluso el último Censo de población (INE, 2002) estima que el 66,2% de las personas entre 15 y

29 años son católicas5. Por su parte, la Encuesta Nacional Bicentenario midió un 60% de jóvenes

“católicos” el año 2006 y 51% para el año 2007. Es decir, la proporción de estudiantes católicos

encuestados en nuestro estudio sería inferior, o muy semejante, a la proporción de jóvenes que se

identifican con esta religión a nivel nacional. Habrá que esperar la realización de investigaciones

semejantes a la nuestra, para conocer más en detalle las posibles semejanzas y diferencias que existen

entre los estudiantes de la UC y los estudiantes de otras Universidades del país y en el extranjero6.

1.3 Los estudiantes “católicos” constituyen un grupo heterogéneo

Aunque la mayoría de los estudiantes de la Universidad se declara “católico”, este catolicismo no

es vivido de manera uniforme y homogéneo, sino que se despliega en una significativa pluralidad de

identidades, creencias y prácticas. Para efectos de analizar esta diversidad de identidades que se dan al

interior del catolicismo hemos recurrido a la tradicional distinción que se establece en razón de la

frecuencia con que se participa en acciones cultuales. En nuestro caso, por tanto, quisimos diferenciar a los

católicos según ellos fueran practicantes, observantes y nominales7, según se explicó y graficó en la figura

3.

3 55,4% de los estudiantes se declara católico en la pregunta 35. 4 Véase: INJUV: Quinta Encuesta Nacional sobre Juventud – 2007. 5 Véase: INE: Censo 2002. 6 La misma encuesta aplicada por nosotros se ha realizado en la Universidad Católica del Maule (Talca y Curicó) y

en la Universidad Católica del Norte (Antofagasta). Estamos en conversaciones para constituir una red aún más amplia de investigaciones en este campo.

7 Se entiende por “católicos practicantes” a aquellos que realizan prácticas cultuales regulares, con frecuencia semanal; por “católicos observantes” aquellos creyentes que tienen prácticas no regulares, con frecuencia menor a la semanal; y por “católicos nominales” aquellos que se identifican como “católicos”, pero que reconocen no realizar prácticas religiosas cultuales o hacerlo en muy pocas ocasiones. Hay Encuestas que distinguen solamente entre “observantes” y “no observantes”, siendo los primeros quienes asisten 1 vez a la semana a la Iglesia o practican su culto y los segundos quienes lo hacen menos de 1 vez a la semana (véase CEP, Cuán religiosos somos

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De acuerdo a esta información, podemos observar que la mayoría de los estudiantes que se

declaran católicos son practicantes u observantes, lo que representa un nivel de compromiso con la fe que

profesan. Los “católicos nominales”, como se aprecia, representan sólo un 5,3% del total de estudiantes de

la Universidad, siendo un grupo menor que el de los “creyentes no adherentes”, que el de los “agnósticos”

y que el de los “ateos”.

Este nivel de práctica y observancia queda aún más de manifiesto cuando se pregunta por el nivel

de representación que cada uno de estos grupos tiene al interior de los estudiantes que se declararon

“católicos”: los “católicos practicantes” representan a cerca del 52,5% del total de católicos; por su parte,

los “católicos observantes” representan al 37,2% del total de católicos, mientras que los “católicos

nominales”, al 10,35% de ellos.

Como más adelante se podrá observar, estos tres grupos de católicos no sólo tienen un

comportamiento diferente respecto de la frecuencia en sus prácticas religiosas, sino que también se

diferencian -de modo muchas veces marcado- respecto de la mayoría de las temáticas que han sido

objeto de este estudio.

Justamente con el interés de contrastar esta distinción entre los católicos (practicantes, observantes

y nominales), entre otras cosas, quisimos preguntar (pregunta 36) por el nivel de identificación, compromiso

e importancia que cada cual reconocía en relación a su propia opción religiosa. A partir de las respuestas

entregadas por los estudiantes, pudimos construir una escala que se expresa en el siguiente gráfico:

Figura 4: Nivel de identificación Religiosa

Aquí podemos observar, en una escala de 1 a 7, cómo efectivamente para los diversos grupos de

“católicos”, su religión no sólo representa grados de práctica cultual diferentes, sino que también grados

de identificación, de compromiso y valoración de la propia religión bastante dispares. Al mismo tiempo,

los chilenos, 1998). Nos ha parecido que esta distinción es demasiado gruesa y no da cuenta de las diferencias entre los diversos grupos católicos.

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apreciamos cómo entre “católicos practicantes” y “evangélicos” existe mayor similitud en el modo en que

aprecian su religión, que la que existe entre los mismos grupos católicos.

Esta heterogeneidad entre los católicos también es posible de apreciar en relación a los

movimientos y espiritualidades católicas con las que ellos se identifican:

Figura 5: Congregaciones con las que se identifican los distintos grupos de estudiantes Católicos

De acuerdo a la figura anterior, aunque en distintas proporciones, encontramos católicos en todas

las espiritualidades. En los Sagrados Corazones parecieran encontrarse los católicos en proporciones más o

menos semejantes (cerca del 7%), mientras que entre los Legionarios de Cristo se registran sólo “católicos

observantes” y “practicantes”. Una tendencia semejante se puede apreciar entre los Opus Dei y

Schönstatianos y también entre los Jesuitas. Estas espiritualidades tienden a concentrar, principalmente, a

los estudiantes católicos con mayores grados de identificación, adhesión y participación en la Iglesia

Católica.

Analizados los datos ya nos desde las espiritualidades, sino desde los distintos grupos de católicos,

entonces se puede observar que los “católicos practicantes” se concentran especialmente en la

espiritualidad Schönstatiana y Jesuita, los “católicos observantes” preponderantemente en la espiritualidad

jesuita, y los “católicos nominales”, especialmente en la espiritualidad de los Sagrados Corazones y

Jesuitas.

Claramente, las espiritualidades que mayor adhesión encuentran entre los estudiantes de la

Universidad son la espiritualidad Jesuita, la Schönstatiana y la de los Sagrados Corazones. Sin embargo,

esta identificación no necesariamente significa participación en algún movimiento asociado a estas

espiritualidades. De hecho, de los estudiantes que dijeron adherir a la espiritualidad Jesuita, sólo el 28,2%

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de ellos declaró alguna participación en esta espiritualidad. Algo inverso sucede con los Schönstatianos,

donde el 60,9% de los estudiantes no sólo adhiere a esta espiritualidad, sino que además participa

activamente en ella. Hay espiritualidades con los que tendencialmente se identifican tanto católicos

practicantes, como observantes y nominales: así sucede, por ejemplo, con la adhesión a espiritualidades

como la de los Sagrados Corazones o la Marista. Hay otras espiritualidades, en cambio, que generan

adhesión, principalmente entre católicos practicantes, como sucede con el Opus Dei, con los Legionarios de

Cristo y los Schöntatianos. Y, por último, hay otras espiritualidades que encuentran adhesión

preferentemente entre los católicos practicantes y observantes, pero no así entre los nominales, como es el

caso de los Franciscanos, Jesuitas y Marianistas.

En todo caso, aunque se puede constatar la presencia de diversas espiritualidades entre los

estudiantes de la Universidad, el grado de participación en ella es relativamente bajo: de los 1.242

estudiantes católicos que contestaron esta pregunta, sólo el 30,1% de ellos participa en alguno de los

movimientos asociados a estas espiritualidades. Incluso entre los católicos practicantes, la participación en

los llamados movimientos apostólicos no es tan alta: sólo el 33,2% participa de alguna espiritualidad. De

hecho, entre las alternativas de respuesta estaba el poder indicar que no se sentían identificados “con

ningún movimiento en particular”. El 24,9% de los católicos practicantes se reconoció en esta alternativa, al

igual que el 55% de los católicos observantes, y el 70,7% de los nominales.

Los datos nos están indicando, por tanto, que la identificación con la Iglesia Católica y la

participación activa en ella, incluso entre los “católicos practicantes”, no está principalmente mediada por

las espiritualidades y movimientos apostólicos, por importantes y significativos que ellos sean, sino que –

muy probablemente- por la Parroquias. Al mismo tiempo, estos datos indican que los mayores grados de

identificación y participación en los movimientos apostólicos se producen entre los católicos practicantes.

1.4 Uno de cada cinco estudiantes se declara creyente, pero no adhiere a ninguna religión.

El 20,94% de los estudiantes que se declara creyente de acuerdo a los resultados de la pregunta

35, y que dice no adherir a ninguna religión. Este resultado representa un número significativo, por cuanto

representa el tercer grupo más numeroso en nuestro estudio, antecedido sólo por los “católicos

observantes” y “católicos practicantes”. A continuación, algunas cuestiones que se pueden destacar

respecto de este importante grupo de estudiantes:

Primero, el hecho de “creer sin religión” representa un fenómeno nuevo en la historia de la

humanidad, que se ha manifestado recién a partir de la segunda mitad del siglo XX y observamos que se

extiende de modo muy acelerado junto a los procesos de globalización (Schmidt, 1993; Tomka, 1999;

PNUD, 2002; INJUV 2007). Pareciera que este “creer sin religión” está principalmente asociado a la

experiencia de “creer a mi manera” y a la crisis de credibilidad en las instituciones. Por ello, en nuestro

estudio quisimos preguntar más directamente por esta orientación religiosa. Así, en la pregunta n°25

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preguntamos: “¿cuál de las siguientes alternativas expresa mejor tu espiritualidad u orientación religiosa?”

Las respuestas se grafican así:

Figura 6: Tipos de creencias de los estudiantes, con respecto a Dios

La Encuesta del PNUD (2001) consignaba que ante la pregunta “¿cuál de las siguientes

alternativas expresa mejor su espiritualidad o inclinación religiosa?” el 58% de los encuestados respondía

“creo en Dios a mi manera” y que sólo el 33% afirmaba “creo en Dios, participo en una iglesia”. Estudios

como éstos han puesto de relieve una tendencia a la subjetivización o individualización de la experiencia

religiosa.

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Figura 7: Tipos de creencias de los estudiantes respecto a Dios, según identidad religiosa

Sin embargo, no hay que identificar este proceso tan unívocamente. Pareciera que las alternativas

entre “creer a mi manera” y “creer y participar de alguna Iglesia” no son del todo excluyentes. De hecho,

tal como se aprecia en la Figura anterior, sólo en el caso de los “católicos practicantes” y en los

“evangélicos” se da una exclusión significativa de la posibilidad de “creer a mi manera”: sólo el 5% y el

12%, respectivamente, contempla tal posibilidad. Sin embargo, en el caso de los católicos observantes y

de los católicos nominales, “creer a mi manera” y reconocerse “católicos” no son del todo excluyentes: el

35% de los católicos observantes afirma “creer a mi manera” y, como se podría esperar, más del 60% de

los católicos nominales afirma también dicha posibilidad.

A fin de verificar la hipótesis de la individualización de la experiencia religiosa, hicimos cuatro

preguntas específicas en nuestra Encuesta (Pregunta nº51): 1) ¿Cuán importante es para tí que la gente

conozca tus creencias religiosas o posturas frente a la religión?; 2) ¿Cuán incómodo te sientes de revelar

públicamente tus creencias religiosas o posturas frente a la religión?; 3) Cuando alguien ha criticado tus

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creencias religiosas o posturas frente a la religión, ¿las has defendido públicamente?; y 4) ¿Cuán

importante es para tí mantener tus creencias religiosas o posturas frente a la religión en el plano privado?.

Los resultados a estas preguntas se grafican así:

Figura 8: Las creencias religiosas en lo público y lo privado

Al analizar estadísticamente estos resultados, se pueden establecer las siguientes conclusiones:

1.5 Existe una tendencia a la privatización de la religión.

Especialmente entre los grupos creyentes, existe un interés importante por mantener las creencias

religiosas, o posturas respecto de ellas, en el plano privado (Pregunta 51,4). Esta tendencia se aprecia

especialmente entre los “católicos practicantes”, pero también se observa entre los “católicos observantes”

y “evangélicos”, aunque estos últimos aquí no se diferencian significativamente de ninguno de los demás

grupos.

Respecto de la pregunta 51,1 en la que preguntamos por el interés en que otros conozcan las

propias opciones religiosas, sólo los “católicos practicantes” y los “evangélicos” se diferencian

significativamente de los demás grupos a la hora de otorgar importancia a que la gente conozca sus

creencias y posturas respecto de la religión. Aunque el interés de los “católicos observantes” por dar a

conocer su postura religiosa es mayor que el de los “católicos nominales”, que la de los “creyentes no

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adherentes” y que el de los “no creyentes”, este interés es muy bajo y se diferencia significativamente de

aquel que otorgan los “católicos practicantes” y “evangélicos”.

Por tanto, mirados los datos en conjunto, nos están indicando una tendencia a la privatización de

la religión que se verifica en dos sentidos complementarios: por una parte, en que los diversos grupos,

especialmente los creyentes, valoran el que la religión y las posturas respecto de ella se mantengan en el

plano privado; y, por otra, que salvo los católicos practicantes y evangélicos, todos los demás grupos

otorgan escasa significación a que los demás conozcan sus opciones y posturas religiosas.

La tendencia a la privatización de la religión no es más que una tendencia. No obstante

lo dicho anteriormente, a esta tendencia a la privatización de la religión no hay que reconocerle más que

una realidad tendencial, es decir, ella no es una realidad inequívoca, un hecho, un dato incuestionable. Y

afirmamos esto, en razón de las respuestas que los estudiantes entregaron a las otras dos preguntas

contenidas en nuestra pregunta nº51 de la Encuesta. En efecto, las respuestas a la Pregunta 51,2 son

unánimes y consistentes para indicar que los estudiantes no se sienten incómodos a la hora de revelar sus

opciones y orientaciones religiosas. La misma práctica de esta Encuesta es coherente con lo que los

estudiantes declaran: gran parte de ellos han respondido con interés a nuestro estudio, las preguntas

respecto a identidades y prácticas religiosas no han sido para ellos invasivas de su “privacidad”. Pero,

además, las respuestas a la pregunta 51,3 nos están indicando que existe un interés apologético unánime

cuando las creencias u opciones religiosas son criticadas por alguien. Si la privatización de la religión

fuera un hecho tan unívoco, habría que pensar, más bien, que da lo mismo el que otros critiquen aquello

que yo creo, o no creo: “total…, es cuestión de cada uno”. Sin embargo, pareciera que no es así. De las

cuatro preguntas, sin excepción, fue la alternativa que más adhesión encontró entre todos los grupos,

aunque significativamente inferior entre los “católicos nominales”.

Se observa un porcentaje significativo de no creencia. Los porcentajes de agnósticos

(10,80%) y ateos (7,09%) son más difíciles de comparar con otros estudios, puesto que ellos no entregan

información respecto de “agnósticos”. El Censo 2002 establece que a nivel nacional el 11,1% de los

jóvenes afirma ser agnóstico o ateo8 (INE, 2002) y la Quinta Encuesta de Juventud (INJUV, 2007) entrega

una cifra para “ateos” del 8%, pero aquí no incluye “agnósticos”. Como sea, pareciera que las cifras de

no creencia entre los estudiantes de la Universidad están en los rangos nacionales.

Respecto de las identidades religiosas, para nuestro estudio ha sido importante preguntar si la

categoría de “agnóstico” es efectivamente una categoría distinta a la de “ateo”. Por ello quisimos

preguntar (Pregunta nº37 de la Encuesta) a quienes se declaraban “agnósticos” cuál era la expresión que

mejor representaba su opción. Más del 60% respondió: “no poder afirmar si Dios existe o no”, es decir, 8 Véase: INE: Censo 2002. Según este último Censo, los jóvenes (personas entre 15 y 29 años) alcanzan la suma de

3.674.239 y de ellos, 407.644 se declaran agnóstico o no creyente (INE, 2002).

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respondió consistentemente con lo que filosóficamente es el agnosticismo. Dicho de otro modo: la gran

mayoría de los estudiantes que se declaran “agnósticos” saben qué es el “agnosticismo” y lo diferencian

claramente del “ateísmo”: sólo el 8% asocia el agnosticismo con “no creer en Dios”. Los estudiantes que se

declaran “agnósticos”, además asocian su agnosticismo a “considerar que Dios es una invención del ser

humano” (28%), un 23% a “ser indiferente respecto a la existencia de Dios”, y sólo un 18% a “creer en

Dios a mi manera”9.

Por su parte, las respuestas a la pregunta nº25, indicadas en la Figura 7, respaldan esta

diversidad de identidad entre “agnósticos” y “ateos”, por cuanto responden de modo muy diverso a las

diferentes opciones que se le ofrecen para expresar su orientación religiosa o espiritualidad: mientras casi

el 50% de los ateos afirma “no creo en nada”, sólo el 12% de los agnósticos hace tal afirmación. Y, a la

inversa, mientras cerca del 55% de los agnósticos afirma “no creo en Dios, pero no puedo negar su

existencia”, sólo el 18% de los “ateos” adhiere a esta posibilidad.

1.6 Se registran pocos estudiantes evangélicos

En nuestra primera medición fueron pocos los estudiantes que se reconocieron como “evangélicos”:

sólo 2,63% de la muestra. También aquí se podría pensar en un sesgo determinado por el carácter

“católico” de la Universidad, debido a que los estudios indican que los jóvenes evangélicos representan

cerca del 17% de los jóvenes a nivel nacional. Sin embargo, pareciera que no es el carácter “católico” de

la Universidad el factor decisivo para esta poca presencia de estudiantes evangélicos al interior de ella.

De hecho, la Quinta Encuesta del Instituto Nacional de la Juventud establece que sólo el 4,3% de los

jóvenes universitarios son “evangélicos”. Y explica este hecho, afirmando que “la opción por la religión

evangélica aumenta significativamente en los sectores más pobres y de menos educación. De hecho, en el

nivel socioeconómico más alto, tan sólo el 3% se identifica con alguna corriente evangélica, porcentaje que

aumenta progresivamente hasta llegar al 21% en el nivel socioeconómico más bajo de la población”10.

Por tanto, el sesgo estaría dado más por condiciones socio-económicas que por cuestiones de orden

religioso.

Al preguntar con cuál de las Iglesias cristianas se sentían más identificados los estudiantes

“evangélicos” de la Universidad, la mayoría afirmó que no se identificaban con ninguna en particular,

luego se mencionó a la Iglesia Luterana, después a la Metodista, a continuación, a la bautista y sólo 9 Los porcentajes descritos de la pregunta 37 no suman un 100%, debido a que estas alternativas de respuesta no

eran excluyentes, de este modo los estudiantes que se identificaron a si mismo como agnósticos, podían elegir más de una respuesta, siendo los porcentajes reportados la proporción de respuestas positivas observadas para cada opción, en relación al total de los estudiantes autodeclarados agnósticos –192 alumnos.

10 Véase: INJUV: Quinta Encuesta Nacional sobre Juventud – 2007. Según este estudio “la opción por la religión evangélica aumenta significativamente en los sectores más pobres y de menos educación. De hecho, en el nivel socioeconómico más alto, tan sólo el 3% se identifica con alguna corriente evangélica, porcentaje que aumenta progresivamente hasta llegar al 21% en el nivel socioeconómico más bajo de la población. (INJUV, 2007, p.146).

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después de ésta a la Iglesia Evangélica Pentecostal, que como sabemos es la Iglesia Evangélica más

numerosa en nuestro país y la que tiene más adherentes entre los sectores sociales más pobres. En este

sentido, no es extraño que en la Universidad los estudiantes “evangélicos” sean pocos, por razones

socioeconómicas; y que los que se reconocen como tales, adhieran principalmente a las Iglesias

protestantes más históricas y vinculadas a la inmigraciones venidas de Europa, particularmente de

Alemania e Inglaterra (luteranos y adventistas). Esta misma adhesión a un protestantismo más histórico

explicaría que la gran mayoría de nuestros “evangélicos” no “pertenezca” a ninguna de las Iglesias

Pentecostales.

1.7 Casi nula identificación con religiones no cristianas.

Nuestro estudio indica que los estudiantes que declaran identificarse con religiones distintas a la

cristiana, son muy escasos: musulmanes, 0,38%; testigos de Jehová, 0,38%; mormones, 0,70%; y judíos,

1,64%. De nuevo aquí se podría pensar en un sesgo “católico”. Sin embargo, todos los estudios nos indican

que Chile es un país mayoritariamente cristiano, también entre los jóvenes. Así el último estudio del Instituto

Nacional de la Juventud registra sólo un 0,2% de budistas y un 0,1 de judíos. Musulmanes y taoístas no se

registran y, en general, “otras religiones” sólo alcanzan al 1,9%. Según estas mediciones no se puede

hablar en Chile de una irrupción de religiones no cristianas, como sí parece ser el caso de países de

Europa y de Norteamérica.