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José Gómez Caffarena: una filosofía de la religión José Gómez Caffarena. A philosophy of religion CARLOS GÓMEZ UNED, Madrid RESUMEN. Tras recordar la intensa labor inte- lectual desarrollada por José Gómez Caffare- na, se analizan la estructura y tesis fundamen- tales de su obra El enigma y el misterio. Una filosofía de la religión. A las consideraciones sobre la historia y estructura del hecho reli- gioso se agrega un amplio estudio sobre las diversas posiciones ante lo religioso, confor- me a una triple tipología inspirada en Dilthey, para articular finalmente una elaborada pro- puesta sobre la plausibilidad filosófica de la fe en Dios, en la que se abordan muy diversos problemas de la filosofía de la religión (pan- teísmo, providencia, mal físicio y moral, etc.). Con un sólido conocimiento de la tradi- ción escolástica y de la filosofía moderna (de Kant a las principales tendencias del pensa- miento del siglo XX), Caffarena ofrece una so- bria y matizada propuesta en la que defiende la posible conjugación de las cautelas de la razón con el aliento de la esperanza. Palabras clave: Historia de las religiones, fi- losofía de la religión, monoteísmo, panteís- mo, providencia, mal físico y moral, razón y fe, Dios. ABSTRACT. After recalling the great intellectual work accomplished by José Gómez Caffarena, the following text analyses the structure and basic thesis of his masterpiece Enigma and mystery. A philosophy of religion. The book adds to its view on the history and structure of the religious fact a comprehensive inquiry about several philosophical approaches to reli- gion, according to a well known framework inspired by Dilthey. Finally, it sketches an ac- curate sustaining the philosophical plausibility of the belief in God, wich deals a lot of prob- lems concerning philosophy of religion (pan- theism, providence, physical and moral evil, etcetera.). Backed by a consistent knowledge of the scholastic tradition and modern philoso- phy (from Kant to the main currents of the twentieth century), Caffarena offers a serious and nuanced programme wich advocates the possible combination of the cautioness for rea- son with the encouragement of hope. Key words: History of religions, philosophy of religion, monotheism, pantheism, provi- dence, physical and moral evil, reason and faith, God. ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.º 39, julio-diciembre, 2008, 359-365 ISSN: 1130-2097 [Recibido: Sept. 08 / Aceptado: Nov. 08] 359 Como alguna vez tuve ya ocasión de in- dicar, no creo difícil atribuir a José Gó- mez Caffarena, además de muchos otros méritos, la condición de decano de la Fi- losofía de la Religión en España. Así lo sostuve en el comentario que realicé al li- bro de José Egido, Fe e Ilustración. El proyecto filosófico de José Gómez Caffa- rena (prólogo de Javier Muguerza, epílo- go de José Gómez Caffarena, Madrid, Publicaciones de la Universidad Pontifi- cia Comillas, 1999), cuyo origen estuvo

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José Gómez Caffarena: una filosofíade la religión

José Gómez Caffarena. A philosophy of religion

CARLOS GÓMEZUNED, Madrid

RESUMEN. Tras recordar la intensa labor inte-lectual desarrollada por José Gómez Caffare-na, se analizan la estructura y tesis fundamen-tales de su obra El enigma y el misterio. Unafilosofía de la religión. A las consideracionessobre la historia y estructura del hecho reli-gioso se agrega un amplio estudio sobre lasdiversas posiciones ante lo religioso, confor-me a una triple tipología inspirada en Dilthey,para articular finalmente una elaborada pro-puesta sobre la plausibilidad filosófica de lafe en Dios, en la que se abordan muy diversosproblemas de la filosofía de la religión (pan-teísmo, providencia, mal físicio y moral,etc.). Con un sólido conocimiento de la tradi-ción escolástica y de la filosofía moderna (deKant a las principales tendencias del pensa-miento del siglo XX), Caffarena ofrece una so-bria y matizada propuesta en la que defiendela posible conjugación de las cautelas de larazón con el aliento de la esperanza.

Palabras clave: Historia de las religiones, fi-losofía de la religión, monoteísmo, panteís-mo, providencia, mal físico y moral, razón yfe, Dios.

ABSTRACT. After recalling the great intellectualwork accomplished by José Gómez Caffarena,the following text analyses the structure andbasic thesis of his masterpiece Enigma andmystery. A philosophy of religion. The bookadds to its view on the history and structure ofthe religious fact a comprehensive inquiryabout several philosophical approaches to reli-gion, according to a well known frameworkinspired by Dilthey. Finally, it sketches an ac-curate sustaining the philosophical plausibilityof the belief in God, wich deals a lot of prob-lems concerning philosophy of religion (pan-theism, providence, physical and moral evil,etcetera.). Backed by a consistent knowledgeof the scholastic tradition and modern philoso-phy (from Kant to the main currents of thetwentieth century), Caffarena offers a seriousand nuanced programme wich advocates thepossible combination of the cautioness for rea-son with the encouragement of hope.

Key words: History of religions, philosophyof religion, monotheism, pantheism, provi-dence, physical and moral evil, reason andfaith, God.

ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y PolíticaN.º 39, julio-diciembre, 2008, 359-365

ISSN: 1130-2097

[Recibido: Sept. 08 / Aceptado: Nov. 08] 359

Como alguna vez tuve ya ocasión de in-dicar, no creo difícil atribuir a José Gó-mez Caffarena, además de muchos otrosméritos, la condición de decano de la Fi-losofía de la Religión en España. Así losostuve en el comentario que realicé al li-

bro de José Egido, Fe e Ilustración. Elproyecto filosófico de José Gómez Caffa-rena (prólogo de Javier Muguerza, epílo-go de José Gómez Caffarena, Madrid,Publicaciones de la Universidad Pontifi-cia Comillas, 1999), cuyo origen estuvo

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en la tesis doctoral presentada por su au-tor en la UNED, bajo la dirección de Ma-nuel Fraijó, y que constituye el mejor es-tudio de conjunto sobre la obra de Caffa-rena hasta el momento de su redacción.Profesor en la Facultad de Filosofía de laCompañía de Jesús en Alcalá de Henares,más tarde en la Universidad Comillas enCantoblanco (Madrid), además de profe-sor invitado en otras españolas (Autóno-ma de Madrid) o europeas (Gregorianade Roma), Caffarena fue asimismo du-rante muchos años director del InstitutoFe y Secularidad, presidente del Foro delHecho Religioso celebrado anualmenteen Madrid hasta hace muy poco tiempo(presidencia compartida, hasta abril de1996, con José Luis López Aranguren), ala vez que investigador en el Instituto deFilosofía del CSIC, donde lleva coordi-nando, desde la refundación del Institutoen 1985 por parte de Javier Muguerza—y hasta 2006, junto a José María Mar-dones—, los seminarios allí celebradosde Filosofía de la Religión, que han fruc-tificado, entre otras cosas, en un buen nú-mero de publicaciones. Ha dirigido tam-bién el «Máster en Ciencias de la Reli-gión» de la Universidad de Comillas ymuchas otras actividades, en las que Caf-farena ha ofrecido su reflexión y su pala-bra y ha tenido ocasión de escuchar coninterés —y, sin duda, también con pa-ciencia— muchas otras.

Públicamente he manifestado, en di-versas circunstancias, el grato recuerdoque especialmente guardo de los semina-rios desarrollados en el Instituto Fe y Se-cularidad, donde, con precarios medioseconómicos, se desarrolló sin embargo,bajo la dirección de Caffarena, una muynotable labor investigadora e intelectual,como lo prueba, por no referirme ahora alas publicaciones, el simple recordatoriode algunos de los filósofos, sociólogos,psicoanalistas o teólogos que, con mayoro menor continuidad, los frecuentaron,

como Juan Benavides, Alfonso ÁlvarezBolado, José Luis Aranguren, VictoriaCamps, Adela Cortina, Manuel Fraijó,Antonio García-Santesmases, José Anto-nio Gimbernat, José María González,Augusto Hortal, José Miguel Marinas,Javier Martínez Cortés, Manuel ReyesMate, Javier Muguerza, Jacobo Muñoz,Carlos París, Justo Pérez del Corral, JuanLuis Pintos, Javier Sádaba, Fernando Sa-vater, Ignacio Sotelo, Carlos Thiebaut oAndrés Tornos, entre otros, para debatirtemas relevantes de las relaciones entre la«fe» y la «secularidad», en especial, y delpensamiento contemporáneo, en general,en un clima de tolerancia, diálogo e inter-disciplinariedad (más notable en la épocaen que comenzó a desarrollar su andadu-ra), alentado por Caffarena tanto ahícomo en muchas otras actividades.

Pero, pese a requerir todas ellas unadedicación y un esfuerzo realmente im-portantes, no menos valiosa ha sido suproducción intelectual, a la que aquí nosreferimos. Sin aludir a estudios más pro-piamente teológicos, Caffarena publicó alo largo de los años sesenta y comienzosde los setenta tres densas obras de Meta-física (Fundamental, Trascendental yReligiosa), en las que su buen conoci-miento de la escolástica se aliaba con unaapertura, inusitada para el escolasticismoimperante entonces en España, a la filo-sofía moderna, de Kant a Heidegger o lasplurales investigaciones en Filosofía delLenguaje. Apertura y diálogo que no ha-rían sino acentuarse en las décadas de losochenta y de los noventa, en los que tomabuena cuenta de los estudios de sociolo-gía de la religión, de la filosofía de la sos-pecha, de los diversos humanismos, delas corrientes estructuralistas o de las ela-boraciones de la Escuela de Frankfurt,acompañado siempre de una relectura—cada vez más precisa y matizada, enor-memente erudita, pero sin descuidar poreso los problemas fundamentales— de

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Kant, tal como se manifiesta en su es-pléndido libro El teísmo moral de Kant(1984). El eje que ha presidido esa ingen-te tarea ha sido el diálogo entre una con-cepción cristiana muy depurada (que noduda en defender La entraña humanistadel cristianismo, 1987) y la crítica radicalde la Modernidad.

En estas condiciones, o, si se quiere,en el seno del así apuntado «contexto dedescubrimiento», no es de extrañar el in-terés con el que se aguardaba su recienteobra, El enigma y el misterio (Madrid,Trotta, 2007, 700 pp.), de la que se cono-cían sin embargo algunos desarrollos queel propio Caffarena había facilitado a susalumnos y en la que se condensan mu-chos años de reflexión, una amplia gesta-ción y una redacción revisada, matizadauna y otra vez hasta el extremo de quemuchos pensábamos que ese afán por pu-lir el resultado lo haría peligrar. No hasido así afortunadamente y de ahí queahora podamos comentar lo que modes-tamente ofrece, según reza el subtítulo,como Una filosofía de la religión, decuya amplitud y densidad sólo podremosrecoger aquí su armazón estructural y al-gunas tesis básicas.

Y para empezar, señalar que, dado elcarácter de la obra —nada «ocasional» o«coyuntural»—, en vano buscará el lec-tor cualquier cómodo estribillo al respec-to, pues no los encontrará en el pondera-do estudio de Caffarena, que en ningúncaso facilita recetas, pero sí variados mo-tivos de reflexión, expuestos por lo de-más con una declarada voluntad de clari-dad, lo que no empece para que, a tre-chos, la argumentación obligue a unalectura pausada, si no se quiere pasar poralto aspectos importantes —y en ocasio-nes, sutiles— de los debates planteados.

En la «Introducción», Caffarena tratade apuntar algunas pautas metodológicas,que serán sucesivamente precisadas a lolargo de la obra, así como ciertas líneas de

las relaciones entre filosofía y religión:ambas se ven alentadas por el asombro,primero ante la Naturaleza, pero más tar-de, y sobre todo, ante lo humano, lo quevuelve al hombre enigma para sí mismo.Un enigma que quizá encuentre en la Na-turaleza, como resonador, claves ilumina-doras y tal vez una misteriosidad más radi-cal y envolvente de su propio enigma, elcual tanto la filosofía como la religión hanprocurado afrontar. Por lo que, si se quiereelaborar una «filosofía» de la «religión»,es preciso delimitar sus campos, pues lavecindad funcional no debería anular susdiferencias, sin por eso llevar a unilaterali-zarlas.

El cuerpo de la obra se divide en trespartes fundamentales. La primera, «Elhecho religioso: historia y estructura»trata de ofrecer una presentación suma-ria del hecho religioso, que implica ya,sin embargo, una cierta filosofía de lareligión, aun cuando sólo fuera por la se-lección y acentos efectuados. Una pre-sentación, que, según señaló ese excelen-te conocedor del tema que es Juan MartínVelasco en el comentario oral y públicoal libro en junio de 2007, resulta riquísi-ma en su brevedad y en la que sucesiva-mente se analizan «Lo religioso ances-tral», «La novedad de las religiones uni-versales» y «La crisis moderna de loreligioso», concluyendo cada uno de esoscapítulos con reflexiones que dan cuentade la filosofía de la religión que guía esasbúsquedas y que anticipan desarrollosposteriores. Muy fecunda y sugerente meha resultado la discusión crítica realizadaal final del capítulo segundo a propósitode la hipótesis bergsoniana de las «dosfuentes» de la religiosidad (la «religiónestática», sin duda la más espontánea-mente humana, y la más depurada «reli-gión dinámica», la cual requiere, juntocon la vivencia religiosa, una seria ilus-tración), hipótesis reasumida y matizadamás adelante, al hablar en el capítulo ter-

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cero del «futuro de la religión» y en el«Marginal sobre mística», y, más tardeaún, en la tercera parte.

Mas la segunda, por el momento, in-tenta dar cuenta de la diversidad de «Po-siciones filosóficas ante lo religioso».Naturalmente, si el anterior era tema deenvergadura no menos lo es éste (auncuando resulte más limitado) y, a fin deorientarse en la multiplicidad de actitu-des filosóficas y de argumentos, Caffare-na elabora, siguiendo los pasos de Dil-they, una tipología trimembre conforme atipos ideales, que probablemente nuncase den puros, pero que tienden a estable-cer ciertos «polos», desde los que puederesultar más inteligible la complejidadreal. Modelos que responden ante todo a«temples vitales», prefilosóficos, y quetienden a generar diferentes «visiones delmundo», según se filosofe desde la«asunción de racionalidad total» (cap. 4),encarnada ejemplarmente por Hegel, des-de «la prevalente evidencia de lo empíri-co» (cap. 5), que cuenta con su represen-tante clásico más destacado probable-mente en Hume, o «desde el sujetohumano y su búsqueda del “sentido de lavida”» (cap. 6), ejemplificado ante todopor Kant, siendo a tales «tipos» a los queDilthey denominaba, respectivamente,«idealismo objetivo», «naturalismo» e«idealismo de la libertad», y a los que elpropio Caffarena ya se había referido enun excelente artículo programático, «Fi-losofía de la religión. Invitación a una ta-rea actual», en el número inaugural de larevista Isegoría. Mas insistiendo siempreen que son modelos de análisis de unarealidad mucho más compleja, en la que,sin embargo, se tiende con mayor o me-nor fuerza a alguno de esos polos, sin quehasta ahora se hayan dado filósofos queaglutinen en sí rasgos y acentos contra-puestos, ni parezca plausible que se lle-guen a dar, por lo que, si se quiere «supe-rar» la parcialidad de sus acercamientos,

quizá el camino más fecundo sea el dedialogar unos con otros, desdoblándosede algún modo en el filósofo que cadacual sea y el metafilósofo que procura—en la escucha— tomar nota de otrasposiciones, más que la quimérica aspira-ción a un punto de vista total, sobre el queya Ortega advirtiera que, además de algocontradictorio o precisamente por ello, esciego.

Sin desmerecer los méritos de otrospasajes de la obra de Caffarena, y quizádebido a mis aficiones (o, si se quiere de-cir así, a «deformación profesional»), sonéstas algunas de las páginas que más mehan interesado, por la riqueza de argu-mentos contenida, tanto más teniendo encuenta que el análisis no se limita a los fi-lósofos-ejemplares de los tres tipos con-siderados, sino que, con anterioridad yposterioridad a ellos, se toman en cuentaotras elaboraciones aglutinadas conformea ese esquema ternario. Así, y sin preten-sión de exhaustividad, en el temple«idealista objetivo», el Advaita Vedantade Shamkara, el argumento del Proslo-gion anselmiano o las propuestas de Spi-noza y su impacto en la Ilustración, en loque constituyó el Pantheismusstreit, ade-más de un pormenorizado análisis de lasLecciones de Filosofía de la religión delpropio Hegel. Por lo que al temple «em-pirista» o «naturalista» se refiere, la dis-cusión del cuestionamiento racional delmonoteísmo por parte de Hume es prose-guida analizando las posiciones de Rus-sell, Wittgenstein, las «parábolas deOxford», la Philosophical Theology o el«juego lingüístico religioso» inspirado enel segundo Wittgenstein. Y en cuanto a la«filosofía desde el sujeto humano», re-clama, además de por supuesto a Kant, aAgustín, Feuerbach, el ateísmo humanis-ta (Bloch, Sartre, Camus, Horkheimer),el radicalismo crítico de Nietzsche, losneotrascendentalismos cristianos, Zubiri,Jaspers o Ricoeur.

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Cada uno de esos capítulos va prece-dido de unas reflexiones a propósito delos caracteres básicos del modelo a anali-zar y concluye con unas ponderacionescríticas, reflexiones y ponderaciones degran interés, como las ofrecidas a propó-sito del significado de la expresión coti-diana, pero también elevada a categoríafilosófica, «sentido de la vida». Capítulosque no sólo me han resultado interesan-tes, sino a veces incluso apasionantes, dealgunos de cuyos desarrollos el lector dela obra de Caffarena ya tenía anticipos, ya los que quizá el reproche que cupierahacer es lo desnudamente condensadoscon que los debates se ofrecen. Claro quelas dimensiones de la obra son ya impor-tantes y una exposición más esponjadaamenazaría con llevarla a proporcionesde todo punto desaconsejables. En con-trapartida, y si no con el desahogo que aalgunos nos hubiese gustado verlos desa-rrollados, tal condensación tiene la venta-ja de ceñir sucinta y apretadamente lo nu-clear, sin permitir extraviarnos por otrascaminos, por Holzwege...

Finalmente se aborda la tercera y úl-tima parte del libro (a la que se consagra,sin embargo, la mitad del mismo), en laque Caffarena ofrece su propia reflexiónfilosófica, concentrada en la religiosidadmonoteísta, para, más que intentar direc-tamente una argumentación a favor o encontra, restringirse a reflexionar filosófi-camente sobre la plausibilidad de la fe enDios. Los cuatro capítulos que la consti-tuyen van precedidos por unas precisio-nes sobre «Dios», «monoteísmo» y «so-bre la indagación filosófica de plausibili-dad». «Dios» es en principio exógeno aldiscurso filosófico (al que es más propiouna noción del tipo de «lo Absoluto»),pues, si no se quiere redefinir arbitraria-mente su significado, lo que deba enten-derse por «Dios» ha de recabarse de lahistoria de las religiones y de la fenome-nología de la religión, a través de las que

se expresa una voluntad muy explícita detrascender la multiplicidad hierofánicahacia el Misterio último, que para el cre-yente será además «Misterio invocable»,«personal», radicando la actitud invocati-va, más que en dirigirse a «Dios» conunas u otras formas verbales, en actuar«según Dios». Ello supone una restric-ción al monoteísmo, que Caffarena justi-fica, según dice, por su propia limitación,además de por ser la religión mayoritariaen nuestras culturas y porque, en reali-dad, la búsqueda de plausibilidad filosó-fica referida a él resulta más ardua, al tra-tar, por una parte, de unir lo «Absoluto» yla índole personal, y por otra debido a larelación de dependencia que la fe religio-sa atribuye al mundo respecto a «Dios»,su «Creador».

En cuanto a la indagación filosóficade plausibilidad, Caffarena aprovechapara enunciar explícitamente rasgos me-tódicos que ya habían sido de algúnmodo anticipados y que estribarían antetodo en el rodeo hermenéutico (renunciaa sacar el tema «Dios» de su contextopropio que es la fe del creyente monoteís-ta, sin intentar una «demostración filosó-fica de Dios», lo que no implica sin em-bargo renunciar a heredar algo de lo quehubo en tales intentos) y en unos presu-puestos filosóficos que condensa en tresformulaciones (realismo básico, enfoque«fenomenológico-existencial», confian-za en la «razón vital»), que no podríamosahora detallar más, pero que llevan a di-versificar el tema en dos bloques funda-mentales: el primero indagaría la cohe-rencia interna y una elemental argumen-tabilidad, el segundo la coherenciaexterna con la visión integral del mundo(incluidas las aportaciones científicas yhumanistas), que evite un incorrecto ais-lamiento e inmunidad de los asertos reli-giosos. Y es esa división la que da lugar alos cuatro capítulos (dos por cada bloque)en que se distribuye toda esta tercera par-

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te: los dos primeros afrontan la tensiónentre «Dios único» (Absoluto) y «Diosinvocable», bien examinando «lo Abso-luto en perspectiva humana» (cap. 7),bien considerando «Dios» como «privile-gio simbólico del amor personal» (cap.8); los dos últimos la relación entre«Dios» y el Cosmos (cap. 9) (donde seabordan entre otros los problemas del«panteísmo», la «creación» o el «mal fí-sico»), y la relación de «Dios» e Historia(cap. 10), lo que llevará a centrarse en lasnociones de «providencia» (e inexcusa-blemente en el problema del «mal mo-ral») y de «revelación».

El breve esbozo realizado hace yaver que no es posible en esta nota darcuenta de la compleja argumentación deCaffarena, que atiende a, y echa mano de,muy diversos registros. Valgan sólo unasmínimas observaciones sobre algunos deesos puntos. Con toda probabilidad, deesos cuatro capítulos, el que puede resul-tar más arduo al lector es el séptimo, en elque Caffarena retoma —pero, en su mo-mento, también matiza o se distancia, se-gún indica en diferentes notas— buenaparte de sus Metafísicas, y es el propioCaffarena el que aconseja al lector quepudiera verse desalentado por desarrollosbastantes técnicos en ocasiones pasar alos capítulos siguientes. Con todo, yoanimaría a quien esa opción tomase, aque no dejase de atender a las interesan-tes «Observaciones lingüísticas sobre“Dios”» del «Preámbulo» e incluso, almenos, a los primeros pasajes del aparta-do «Aportaciones del pensamiento meta-físico tradicional», en donde Caffarenainsiste, con un análisis muy fino de lasafirmaciones (metalingüísticas) de «Dio-nisio Areopagita», en la posible fecundi-dad de la negación, de la tendencia al re-curso apofático —y, en el límite, al silen-cio—, como correctivo al discursoreligioso y al valor de la analogía, fecun-didad que quizá no habría que entender

como una simple negación de todo alcan-ce cognitivo para los intentos de lenguaje«teo-lógico», pero que, en todo caso, ha-ría inevitablemente modesta cualquierpretensión cognitiva.

Como modestas, aun cuando pese atodo esperanzadas, son a mi entender lasobservaciones realizadas a propósito deldenominado problema del mal, mal físi-co, mal moral. Qué duda cabe de que laexistencia de tantos «males» en el mundoalza una fuerte objeción a la plausibilidadde la fe monoteísta, tanto mayor cuantomás se subraye la índole amorosa deDios. Quizás a quien tenga tal «proble-ma» por decididamente insoluble le pa-rezcan sin embargo «excesivas», tantocomo se lo parecerán a quien decida, pre-fiera o se vea abocado a mantenerse agó-nicamente en él. Como buen kantiano,Caffarena no ensaya una teodicea, a pro-pósito de la cual ya Kant dictaminó el fra-caso de todos sus posibles intentos. Peroesa insistencia desoladora del mal no leimpidió a Kant una visión abierta en defi-nitiva a la esperanza, como tampoco se laimpide a Caffarena, que no sólo se inspi-ra gustoso en Kant (aunque, a veces, parair «con Kant, más allá de Kant»), sinoque incluso se declara, según hace explí-citamente en el prólogo, «un creyentecristiano». Esperanza y creencia que, esde suponer, se mantienen, no por el mal,sino a pesar de él, en función de otras«realidades» también presentes entre loshombres. Caffarena no trata, como deci-mos, de «solucionar» el problema, ensa-yando así una suerte de «nueva teodi-cea», sino de reenfocarlo a fin de «que nose magnifique hasta hacerlo insoluble porprincipio». Un problema que no es solu-ble, pero que tampoco se quiere hacer porprincipio insoluble, se trueca entonces enalgo a conllevar, no con la pasividad dequien lo ve pasar como mero espectadorde los acontecimientos del mundo, sinocon la resistencia moral e intelectual de

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quien se enfrenta en la medida de lo posi-ble a él, mas no se deja agostar por él; o,si se quiere, y aun mirándolo de frente, nose deja hechizar por él, para, al cabo, en-callar en él.

En la estela de Rousseau (que queríaagregar «el peso de la esperanza al equili-brio de la razón») y de Kant (para quienla Hoffnung der Zukunft, la «esperanzade futuro», desequilibraría los brazos dela «balanza de la razón»), pero tambiénde muchos otros menos ilustrados e ilus-tres, pero no por ello menos zarandeadospor el mal ni menos enfrentados a él, Caf-farena quiere conjugar esperanza y ra-zón, defendiendo con muchas cautelas,sabedor de que otras actitudes son posi-bles, la plausibilidad filosófica de la fe enDios. De nuevo aquí, a quienes prefirie-

ran ir hasta una argumentación directa dela verdad de lo que trata de presentarsecomo plausible les sonará a muy poco,mientras que otros, en cambio, lo tendránpor demasiado. A Caffarena, por su parte(y a pesar de la extensión y, a trechos, ladensidad de una obra que es también eltestimonio, vital y pluralmente intelec-tual, de toda una vida), le parece suficien-te argumentar tal plausibilidad en el Mis-terio invocable para mantenerse fundada-mente en la convicción, razonada hastadonde resulta posible y por ende razona-ble, de que «no es ninguna necedad ni lo-cura esperar».

Esperemos, en efecto, que sea así y,mientras tanto, a José Gómez Caffarena,por su paciente y su sobrio apasionamien-to, y por su detenida reflexión, gracias.

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