JORGE "CHARLETA" GULDENZOPH ENTREG AGONZALO CARMBULA Y PARTICIP EN LASSESIONES DE TORTURAEl siguiene es el in!"#$e %#esen&'" el ( 'e Juli" 'e )*+, %"#el en"n-es Sen&'"# J"s. Ge#$/n A#&01"2 en el Pl&$en"3 Pido disculpas al Cuerpo por ello, pero se trata de un testimonio sumamente valioso porque proviene de un hombre conocido por muchos, un inocente que debi enfrentar a la justicia militar. Adems,durante todo este tiempo represent al Frente Amplio en la CONAPO.!e re"ero al se#or $on%alo Carmbula, periodista, candidato a diputado & ho& suplente de uno de los miembros titulares. 'ice as() *Cuando fui detenido, estaba almor%ando en una parrillada c+ntrica, en el mostrador, en mar%o de ,-./. 'os a0entes vestidos de particular, se apersonaron, pre0untaron mi nombre & me obli0aron a dejar lo poco que quedaba de un churrasco con papas fritas. !inutos despu+s, en las dependencias de inteli0encia & 1nlace, 'epartamento2 al mando del Comisario 3en(te%, pretendieron sin +4ito que comiera lo que acababa de vomitar, aquel almuer%o interrumpido. 1l operativo comen% con 0olpes desde que me subieron a la camioneta & me taparon 5encapucharon5 con un campera. 1ran unos cinco a0entes conducidos por un tal Pressa que a la ve% de llevarme se cercioraron de que era el denunciado por al0uien que estaba en la acera. Al lle0ar al edi"cio de las calles !aldonado & Para0ua&, la brutalidad arreci al tiempo que cambiaban la campera por una capucha de verdad 6bota de tela a%ul, de las que se usan para in0resar al quirfano7. 1s prcticamente imposible relatar etapas o detalles de la tortura en orden cronol0ico. 8odo se sucede, se me%cla verti0inosamente) los 0olpes, las esposas, el traslado incesante, el interro0atorio, los 0ritos de los torturadores & de los torturados. 9ueda el martilleo de la pre0unta que no se responde, para vencer. 1n mi caso) :'nde viv(s; :'omicilio; 9uedan fra0mentos de las sesiones de torturas. 1stuve col0ado, desnudo, tomado con cuerdas desde las mu#ecas envueltas en trapos para evitar huellas futuras. 6'e todas formas, lue0o de nueve a#os, al0o se nota en mi mano derecha7. Cada tanto ven(an como a ju0ar con mi cuerpo, columpio de carne que mec(an pesadamente con pi#a%os, insultos, patadas & pre0untas. Para m( hab(a pasado mucho cuando al0uien comen% a acercar pedre0ullo, o piedritas mu& peque#as, a las puntas de mis pies col0antes. 'esesperadamente, cre&endo que era una 0entile%a de los que hacen el papel de Pocas cosas ms memori%o. !e llevaron a un ba#o & me ataron al ca#o de la ducha. Biempre tomndome las mu#ecas pero esta ve% puestas a la espalda & estando &o en pie. Nunca olvidar+ la desesperacin que ten(a por tomar al0o. @ubo quienes se ba#aron cerca m(o. Cuando se fueron, lam( las paredes humedecidas por el vapor. 8en(a, en ese momento, pantalones. eclam+ en vano permiso para orinar pero tuve que hacerlo encima. Pretender deni0rar a veces as(, sencillamente, o a veces ms 0roseramente, como cuando me pe0aron con un tabln en el pecho & en la boca haci+ndome saltar los dientes. No viene al caso e4plicar el por qu+ de un intento de autoevasin que ensa&+. ?as ra%ones qui%s est+n en la situacin que he venido contando, pero mucho tiene que ver esa voluntad ilimitada por alcan%ar la libertad, all( individualD por vencer la crcel injusta, como lo hi%o el pueblo, usando todas las armas que la iniciativa crea. ?o m(o fue al0o parecido a lo que intentar(a 1lena 9uinteros unos meses despu+s. @e dicho que el interro0atorio concentraba bater(as en el