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Panorama general de la agroindustria en México [L A agroindustria tiene en nuestr{l país una larga historia. Remontándose, para ciertos autores, hasta la época prehispánica, donde ya existían algunos procesos artesanales de transforma- ción de productos agropecuarios (fermentación, secado, curtido, teñido, etcJ. No obstante, podemos señalar con mayor precisión sus antecedentes en la Colonia, con la producción de harina de trigo, azúcar, vinos, cueros, colorantes y, muy especialmente, textiles. Ya para el porfiriato las agroindustrias habían crecido no- tablemente, destacándose: la algodonera textil, la hene- quenera y la pulquera, entre otras. Así, el desarrollo de la industria en México estuvo caracterizado por la existencia de dos sectores: el extractivo (petróleo, minería, etc.) y el agroindus- trial; a tal grado que hasta 1930, la planta industrial mexicana estaba conformada casi exclusivamente por estas dos ramas, aunque, naturalmente, dominada por el primero. Sin embargo, los orígenes de la moderna agroindustria en México se ubican en los años cuarenta formando parte del proceso general de industrialización bajo la modalidad de la sustitución de importaciones y apoyo estatal. También, por aquellos años la agricultu- ra tiene un impulso al "modernizarse", para poderse acoplar y complementar con el desarrollo industrial proporcionando, por una parte, materias primas y bie- nes-salarios baratos y, por otra, productos de exporta- ción que pudieran financiar, por lo menos parcialmen- te, la importación de maquinaria requerida para el pro- ceso de industrialización. De esta manera surge una planta industrial con problemas estructurales de origen. No es un resul- tado "natural" del desarrollo económico general que por si solo dé un salto adelante que lo lleve a la indus- trialización, sino que el proceso se da en parte desde "afuera", impulsado por el Estado. No nace de la gene- ración de una tecnología propia, sino de la adopción de técnicas extranjeras. Tampoco aparece como una indus- tria básica que dé pie y sirva de impulso a otras ramas. Lo mismo reza para la agroindustria. No se conforma a una planta agroindustrial que se encamine a la satisfacción de las necesidades básicas de la pobla- ción (alimentos, calzado, textiles, etc.) o de servir arti- culadamente con otras ramas para proporcionarles ma- terias primas. En este periodo las agroindustrias em- piezan dirigiéndose a la exportación, pero paulatina- mente se van orientando hacia el mercado interno. JESUS CARLOS MORETT SANCHEZ* El proceso general de industrialización, con su consecuente urbanización, impulsa y retroalimenta el crecimiento de la agroindustria. El cambio de vida en las ciudades y la creciente incorporación de la mujer al trabajo, hace que aumente la demanda de productos alimenticios de fácil elaboración (enlatados, pastas, etc .) y se vaya perdiendo la costumbre de confeccionar do- mésticamente la ropa, huaraches, etc ., lo mismo la pre- paración de ciertos alimentos. De esta forma el creci- miento urbano-industrial impulsa el crecimiento agro- industrial. Existe otro elemento coyuntural que ex- plica el desarrollo acelerado, durante esos años, de la agroindustria: la Segunda Guerra Mundial. Dado el conflicto bélico, Estados Unidos vio cortadas algunas de sus fuentes tradicionales de abastecimiento (sobre todo de productos alimenticios tropicales y de algunas materias primas) y vuelve sus ojos ávidamente hacia México y el resto de América Latina; se abren de par en par las puertas de Norteamérica para productos tales como azúcar, copra, algodón, caucho, café, frutales, he- nequén, etc. Varios de estos productos se exportan en fresco, pero otros reciben algún tratamiento industrial. Se da así una agroindustrialización "al vapor" para sa - tisfacer las enormes necesidades del mercado estadou- nidense; de la noche a la mañana surgen diversas agro- industrias (algunas de ellas de capital extranjero) con técnicas rudimentarias, escasos controles de calidad, ca- rentes de una mínima planificación, etc. Pero cuya pro- ducción es demandada y consumida. Es la "época de oro" de las exportaciones agropecuarias y agroindustriales hacia Estados Unidos y tal es la magnitud de la demanda y la fiebre explotado- ra que el Estado mexicano tiene que intervenir para re- gular la producción y el comercio de bienes como el azúcar y el algodón como única medida para evitar el desabasto interno. Acabada la guerra, y precisamente por las características en que se dio la agroindustrialización, muchas de estas empresas se ven obligadas a cerrar por no poder competir con los abastecedores tradicionales de Estados Unidos que han normalizado su comercio. Así, la agroindustrialización se da de una manera desarticulada y en ciertos sectores "al vapor" *Catedrático-investigador del Depto. de Sociología Rural UACh.

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Page 1: JESUS CARLOS MORETT SANCHEZ* [L - chapingo.mx · el crecimiento de la agroindustria. El cambio de vida en las ciudades y la creciente incorporación de la mujer al trabajo, hace que

Panorama general de la agroindustria en México

[LA agroindustria tiene en nuestr{l país una larga historia. Remontándose, para ciertos autores, hasta la época prehispánica, donde

ya existían algunos procesos artesanales de transforma­ción de productos agropecuarios (fermentación, secado, curtido, teñido, etcJ. No obstante, podemos señalar con mayor precisión sus antecedentes en la Colonia, con la producción de harina de trigo, azúcar, vinos, cueros, colorantes y, muy especialmente, textiles. Ya para el porfiriato las agroindustrias habían crecido no­tablemente, destacándose: la algodonera textil, la hene­quenera y la pulquera, entre otras.

Así, el desarrollo de la industria en México estuvo caracterizado por la existencia de dos sectores: el extractivo (petróleo, minería, etc.) y el agroindus­trial; a tal grado que hasta 1930, la planta industrial mexicana estaba conformada casi exclusivamente por estas dos ramas, aunque, naturalmente, dominada por el primero.

Sin embargo, los orígenes de la moderna agroindustria en México se ubican en los años cuarenta formando parte del proceso general de industrialización bajo la modalidad de la sustitución de importaciones y apoyo estatal. También, por aquellos años la agricultu­ra tiene un impulso al "modernizarse", para poderse acoplar y complementar con el desarrollo industrial proporcionando, por una parte, materias primas y bie­nes-salarios baratos y, por otra, productos de exporta­ción que pudieran financiar, por lo menos parcialmen­te, la importación de maquinaria requerida para el pro­ceso de industrialización.

De esta manera surge una planta industrial con problemas estructurales de origen. No es un resul­tado "natural" del desarrollo económico general que por si solo dé un salto adelante que lo lleve a la indus­trialización, sino que el proceso se da en parte desde "afuera", impulsado por el Estado. No nace de la gene­ración de una tecnología propia, sino de la adopción de técnicas extranjeras. Tampoco aparece como una indus­tria básica que dé pie y sirva de impulso a otras ramas .

Lo mismo reza para la agroindustria. No se conforma a una planta agroindustrial que se encamine a la satisfacción de las necesidades básicas de la pobla­ción (alimentos, calzado, textiles, etc.) o de servir arti­culadamente con otras ramas para proporcionarles ma­terias primas. En este periodo las agroindustrias em­piezan dirigiéndose a la exportación, pero paulatina­mente se van orientando hacia el mercado interno.

JESUS CARLOS MORETT SANCHEZ*

El proceso general de industrialización, con su consecuente urbanización, impulsa y retroalimenta el crecimiento de la agroindustria. El cambio de vida en las ciudades y la creciente incorporación de la mujer al trabajo, hace que aumente la demanda de productos alimenticios de fácil elaboración (enlatados, pastas, etc.) y se vaya perdiendo la costumbre de confeccionar do­mésticamente la ropa, huaraches, etc., lo mismo la pre­paración de ciertos alimentos. De esta forma el creci­miento urbano-industrial impulsa el crecimiento agro­industrial.

Existe otro elemento coyuntural que ex­plica el desarrollo acelerado, durante esos años, de la agroindustria: la Segunda Guerra Mundial. Dado el conflicto bélico, Estados Unidos vio cortadas algunas de sus fuentes tradicionales de abastecimiento (sobre todo de productos alimenticios tropicales y de algunas materias primas) y vuelve sus ojos ávidamente hacia México y el resto de América Latina; se abren de par en par las puertas de Norteamérica para productos tales como azúcar, copra, algodón, caucho, café, frutales, he­nequén, etc. Varios de estos productos se exportan en fresco, pero otros reciben algún tratamiento industrial. Se da así una agroindustrialización "al vapor" para sa­tisfacer las enormes necesidades del mercado estadou­nidense; de la noche a la mañana surgen diversas agro­industrias (algunas de ellas de capital extranjero) con técnicas rudimentarias, escasos controles de calidad, ca­rentes de una mínima planificación, etc. Pero cuya pro­ducción es demandada y consumida.

Es la "época de oro" de las exportaciones agropecuarias y agroindustriales hacia Estados Unidos y tal es la magnitud de la demanda y la fiebre explotado­ra que el Estado mexicano tiene que intervenir para re­gular la producción y el comercio de bienes como el azúcar y el algodón como única medida para evitar el desabasto interno.

Acabada la guerra, y precisamente por las características en que se dio la agroindustrialización, muchas de estas empresas se ven obligadas a cerrar por no poder competir con los abastecedores tradicionales de Estados Unidos que han normalizado su comercio.

Así, la agroindustrialización se da de una manera desarticulada y en ciertos sectores "al vapor"

*Catedrático-investigador del Depto. de Sociología Rural UACh.

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por la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial.

Dentro de este marco avanza la agroindus­trialización a un ritmo de crecimiento del 6.8% de 1960 a 1965, de 7.06% de 1965 a 1970, de 4.4% en el perio­do 1970-1975; lo que representa un promedio de cre­cimiento del 6.12% anual entre 1960 y 1975 de 5.1% en el periodo 1970-1981.

El modelo de industrialización sustitutivo y todas las prerrogativas concedidas por el Estado favore­ció no sólo a empresas nacionales, sino también a la im­plantación de nuevas compañ í as extranjeras (norteame­ricanas en su mayoría) y la expansión y consolidación de otras establecidas antes de 1940. Así, la inversión extranjera directa en la agroindustria se incrementó de 58 millones en 1954 a 174 millones en 1960, y de ahí a 517 millones en 1970, para llegar a más de 917 millo­nes en 19791 .

Estas empresas transnacionales han logrado colocarse en pocos años en posición de líderes en cier­tas ramas estratégicas (como la alimentaria) e incidir significativamente sobre el modelo y las características de la agroindustrialización; además sobre ciertas pautas de la producción agropecuaria.

En México el crecimiento y profundización del proceso de agroindustrialización se expiica tanto por razones de índole internas como externas. En lo in­terno se inscribe en un contexto caracterizado por la amplia gama de factores que configuran un ambiente favorable para la industrialización. La disponibilidad de una oferta abundante y barata de materias primas, los mínimos mecanismos organizativos y de negociación de la inmensa mayoría de los productores agrícolas, los abundantes recursos financieros disponibles y las poi íti­cas estatales de apoyo indiscriminado a todo tipo de empresas. Esto por una parte; por otra, al desarrollo de la vida urbana corresponde un aumento en la demanda de alimentos preparados o con cierto grado de transfor­mación.

Dentro de los factores externos que expli­can el gran crecimiento de la agroindustria se encuentra una favorable situación en el mercado mundial de ali­mentos y, sobre todo, a partir de los años setenta, la afluencia de grandes masas de capital de los países cen­trales que buscan valorizarse en la industria mexicana.

En síntesis, el proceso de agroindustrializa­ción se caracteriza por:

1) Un crecimiento dinámico pero acentua­damente desigual; que ha generado la producción de bienes de consumo suntuario o para sectores de altos ingresos, en detrimento de productos de consumo ge­neral izado.

2) Una aguda concentración de la produc­ción y la propiedad al interior de la estructura agroin-

1 García de la Fuente, Alberto: "1 nversi6n extranjera y empre­sas transnacionales en la agroindustria: alternativas para su re­gulaci6n". pp. 186-188. En: Echeverría, R. (Coordinador). "Transnacionales, agricultura y alimentación" Edit. Nueva Imágen. México 1982.

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dustrial que ha favorecido la consolidación de oligopo­lios y la polarización al interior del sector.

3) Un proceso de desnacionalización de la planta agroindustrial, a la par del uso de tecnologías extranjeras.

4) Altos grados de centralización y control de la fase de procesamiento de la "cadena agroindus­trial", en detrimento de la pequeña industria y los agri­cultores.

5) Un patrón tecnológico que ha privilegia­do el uso de capital sobre el empleo de la mano de obra, por lo que las posibilidades potenciales del em­pleo derivadas del desarrollo agroindustrial en gran me­dida han sido nulificadas.

6) Inducir cambios en la producción agro­pecuaria y forestal que han incidido en el cambio de patrón de cultivos hacia la producción de materias pri­mas en detrimento de la de productos básicos.

7) Una importante exportación pero cada vez más controlada por el capital transnacional.

ARTICULACION AGRICULTURA - INOUSTRIA

El capital requiere para su reproducción de una adecuada relación entre la agricultura e industria, toda vez que en términos generales, la primera abastece a la segunda de materias primas y bienes de consumo. Sin embargo, esta articulación reviste diversas modali­dades, obteniéndose muy variados y distintos grados de integración entre una y otra. Presentándose la tenden­cia a la subordinación de la agricultura a la industria, dado que, generalmente, la segunda se encuentra más desarrollada que la primera y, por tanto, la somete a su lógica y la subordina al extraerle excedentes; revistien­do, sin embargo, esta tendencia múltiples contradicc­ciones.

Rosa E. Montes de Oca y José Zamoran02

plantean la existencia de tres periodos en la articula­ción agricultura-industria en México.

La primera fase caracterizada por una estre­cha relación entre la agricultura y la industria va de los inicios del proceso de industrialización, en la década de los cuarenta, hasta mediados de la década de los cin­cuenta donde las ramas industriales "tradicionales" (ali­mentos, textiles, calzado, bebidas, madera, cuero, im­prenta y tabaco) propiciaban con su dinámica una ex­pansión importante de la producción agrícola. "En este periodo, estas ramas conducían, en gran medida el pro­ceso industrializador; daban cuenta del 72% de la pro­ducción, de 61 % de la demanda interna, y de 80% de las exportaciones ... 3"

De las ocho ramas tradicionales señaladas los

2 Montes de Oca, Rosa Elena y Zamorano Ulloa, José: "La ar­ticulaci6n agricultura-industria en los principales granos y olea­ginosas". p.p. 57-59. En: Revista "Economía Mexicana" NO.5 CIOE México 1982.

3 Montes de Oca, R.E. y Zamorano Ulloa. Op,cit. p. 58.

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alimentos, bebidas, textiles, calzado y vestido aporta­ban el 86% del producto; "Las clásicas ramas producto­ras de bienes salario y que tienen efectos directos de arrastre hacia la producción agrícola, pues el tipo de productos que procesan son los típicos insumas de ori­gen agropecuario (grano, frutas, carne, leche, fibras, cuero, madera, etc-l"4_

La segunda fase (1955-1965) se inicia cuando la dinámica del proceso de industrialización va orientándose hacia ramas intermedias (qu ímica y metá­lica básicas, minerales no metálicos, papel y hule) y nuevas (transporte, productos metálicos, maquinaria y aparatos eléctricos, y maquinaria no eléctrica); son ra­mas que en su mayoría están orientadas a la produc­ción de bienes de consumo durable_

En esta fase, la articulación general entre agricultura-industria se va debilitando y se hace me­nos directa en la medida en que" __ . la dirección del proceso industrializador es tomada paulatinamente por ramas que no ejercen, al menos tan directamente, aque­llos efectos de arrastre hacia el sector agrícola"s. Es decir, las nuevas ramas requieren de insumas que no son fundamentalmente de origen agrícola y, en esa me­dLda, la capacidad de influir hacia la agricultura es me­nor en relación a las ramas tradicionales.

"La heterogeneidad estructural, que se acentúa a partir de esta etapa, va propiciando un mode­lo industrial que tiende a aminorar la importancia rela­tiva de tal articulación, toda vez que las ramas tradicio­nales tienden a rezagarse con respecto a las nuevas e in­termedias"6.

En esta etapa la industria en su conjunto no influye directamente sobre la agricultura, lo hace sobre las ramas tradicionales (productoras de bienes­salario) ya que su desarrollo al generar un importante efecto sobre el ingreso (y al ampliarse las ciudades) aumentó la demanda sobre los bienes salario que aque­llas producen, de esta forma el efecto del conjunto de la industria sobre la agricultura se va volviendo indirecto.

La tercera fase va de 1965 a la década de los setentas donde se nota un proceso de desarticula­ción. El proceso de industrialización sigue dominado por las ramas intermedias y nuevas (en especial por es· tas últimas) las que continúan incrementando su parti· cipación en la producción, mientras que las tradiciona­les disminuyen todavía más su peso relativo.

"La polarización en el sector industrial continúa profundizándose ... por otro lado, el efecto empleo pierde impacto sobre la demanda de bienes-sa­lario en relación a las etapas anteriores; el tipo de remu­neraciones ... no son las más favorecidas para la deman­da de bienes de consumo no duradero, y dentro de ellos, de bienes-salarios"7.

En el proceso de desarticulación tiene un

4 Montes de O . R. y Zamorano, J . Op. cit. p. 58.

S Ibidem.

6 Montes de Oca y Zamorano, J. Op. cit. p. 58.

7 Ibidem. p. 59.

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papel fundamental el comportamiento del sector agrí­cola, al entrar en crisis la producción de granos básicos provoca que se den fuertes importaciones. " ... ello cons­tituye una muestra de cómo se filtran hacia el exterior los posibles efectos de arrastre de la demanda industrial sobre la agricultura como resultado de la insuficiencia interna"! .

En síntesis, podemos señalar que entre 1940 y 1965 se da en términos generales una adecuada integración de la agricultura con la industria. La prime­ra proporcionaba, junto con un gran mercado, alimen­tos y bienes salario baratos. En una época en donde la "productividad campesina" era suficiente para mante­ner bajos los salarios; aportaba excedentes que al ex­portarse posibilitaban, por lo menos en parte, financiar la importación de maquinaria e insumas que el proceso de industrialización requiere . Además, como la "fase extensiva" del desarrollo industrial no requiere de una fuerza de trabajo con altos grados de calificación (sobre todo en ciertas ramas como por ejemplo la de la cons­trucción) una parte de la población rural recientemente descampesinada podía ser absorbida por la industria. Durante dicho periodo la agricultura cumpl ía funciones que beneficiaban al conjunto de la industria.

En los últimos veinte años aparece un nue­vo proceso de articulación agricultura-industria; carac­terizado ya no por una relación directa de la agricultura con el conjunto de la industria, sino por una mayor inte~ gración a la agroindustria. El que hoy las ramas indus­triales de punta no "arrastren" inmediatamente a su di­námica a la agricultura no significa que ésta no sea in­fluida por la industria. Por el contrario, se trata de una mayor adecuación a la parte de la industria que más tiene que ver con el sector rural: la agroindustria. De esta manera, más que una "desarticulación" se trata de una "rearticulación".

Una nueva articulación contradictoria, sin duda, porque las ramas que someten a su lógica a la agricultura no son precisamente las de punta. Veámos como se dio este proceso.

La dinámica y acelerada industrialización sustitutiva que, se efectuó en México fue en parte posi­ble porque a lo largo de veinticinco años la agricultura cumplió eficientemente .con las funciones que la repro­ducción de capital global le impuso: servir de soporte al desarrollo industrial. Sin embargo, para 1965 se pone en evidencia que el sector agrícola empieza a ser infun­cional al tener ritmos de crecimiento de la producción inferiores a los del aumento de la población. El modelo implementado desde 1940 empieza a agotarse y sobre­vive la crisis.

En el estallido de la crisis intervienen cau­sas de tipo estructural y coyuntural. La principal causa estructural es la baja en la renta y la disminución de la tasa de ganancia del capital agrícola. Las causas coyun­turales son: la disminución en los precios y en la de­manda de cultivos de exportación como consecuencia de la sustitución de fibras naturales por artificiales, lo

! Montes de Oca R. y Zamorllno, J . Op. cit. p.59.

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que afecta principalmente al henequén; la fuerte com­petencia en el mercado algodonero mundial y el des­censo en los precios de éste; los cambios en la agricul­tura de los países centrales que ahora producen a pre­cios competitivos artículos que antes importaban; to­do lo anterior aunado a la crisis internacional que re­percutió en la disminución de la demanda de produc­tos tradi.cionalmente de exportación como café, al­godón, hortalizas y frutales.

Para estimular la producción agrícola, el Estado se ve obligado a aumentar los precios de garan· tía de varios cultivos, poi ítica que provoca un incre­mento en el precio de los bienes salario y, consecuente­mente, una alza en las percepciones de los trabajadores. Esta situación pone fin a la proverbial estabilidad de los salarios en nuestro país.

Por el lado de la generación de divisas, la agricultura ya no aporta más que en mrnima parte la moneda extranjera que la industria requiere cada vez en mayores cantidades, ya no sólo para maquinaria, paten­tes y tecnología sino también para la creciente importa­ción de algunos insumos que las nuevas ramas necesitan.

La agricultura, que había sido uno de los sóstenes (el otro es la superexplotación del proletariado industrial) de una industrialización extensiva, se vuelve cada vez más incompatible con la nueva fase de la in­dustrialización intensiva (empleo de tecnología avanza­da, alta composición orgánica de capital, insumos im­portados y producción en importante escala para la ex­portación) que empieza a perfilarse para el país y que incluye una incipiente incorporación al mercado mun· dial de productos industrializados como resultado de la masiva inversión de capital monopolista extranjero. "La modalidad de explotación minifundista-ejidal en el agro, cumple un papel fundamental en la acumula­ción de capital en México durante las décadas de los cuarenta y de los cincuenta, pero tendió a convertirse, posteriormente, en un obstáculo para el mismo, en la medida que la modalidad de desarrollo del capitalismo de tipo predominantemente intensivo ... comenzó a re­querir del abaratamiento del precio de los alimentos, como condición para reducir el valor de la fuerza de trabajo. Esto resultaba poco menos que imposible den­tro de la vieja' estructura agrari,a minifundista ejidal. En la cual, la presión sobre la tierra minó la productividad del suelo y en la que era cada vez más difícil extraer dosis crecientes de plustrabajo por los métodos tradi· cionales"9.

Se torna indispensable aumentar la produc· ción agrícola para adecuarla a las nuevas modalidades de la industrialización, que requieren de un abarata· miento de la fuerza de trabajo; además de que no es posible incorporarse adecuadamente al mercado inter­nacional con una agricultura deficitaria, que induce a que los excedentes industriales o los del petróleo ten­gan que emplearse en la compra de alimentos en el extranjero.

9 Rivera, M.A. y G6mez, S.P. "México acumulaci6n de capital y crisis en la década del setenta" p. 75 en revista: Teoría y Po­I(tica No. 2. México 1980.

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Las nuevas condiciones generadas por las recientes recomposiciones en el patrón de acumulación en los pa íses centrales y en la división internacional del trabajo, han propiciado el surgimiento en países perifé­ricos como el nuestro, de industrias pesadas. Ello como resultado de la afluencia de capitales de los principales pa íses imperial istas, en donde por las tendencias inter­nas a la sobreacumulación, se ven obligados a emigrar a países con menores composiciones orgánicas de capi­tal y bajos salarios para poder seguir manteniendo altas tasas de ganancia.

Estos nuevos países producen ya no sólo para el mercado interno sino para la exportación, y sus posibilidades de crecimiento y desarrollo industrial están directamente relacionadas con su capacidad para concurrir al mercado internacional con mercancías a precios competitivos. La eficiente inserción al mercado mundial de productos industriales y su competitividad depende esencialmente de mantener bajos los salarios; además, naturalmente de elevar también la produc­tividad.

En México, lo anterior ha impuesto la exis­tencia de topes salariales y el control férreo del movi­miento obrero; sin embargo, como esto no es suficiente para abaratar la fuerza de trabajo es indispensable que disminuyan los precios de los bienes-salario y funda­mentalmente de los alimentos. Una agricultura en cri­sis no es capaz de satisfacer esta necesidad del capital. Es indispensable, por un lado, impulsar la producción de granos básicos para garantizar la autosuficiencia ali­mentaria; y, por el otro, aumentar los rendimientos de los cultivos.

Si hacemos una comparación entre los obreros y los campesinos, en los dos casos se torna ne­cesario que aumente su productividad. De los obreros se busca obtener un trabajo más productivo impulsan· do métodos de extracción de plusval ía relativa. De los agricultores, a través de la imposición de paquetes tec­nológicos para la mejora de su producción -consecuen· cia del crédito y de celebrar contratos con Bancos o empresas agroindustriales-, se busca incrementar sus­tancialmente los rendimientos, pero no así los ingresos de los productores. La agricultura campesina, se va transformando, de productora de alimentos baratos a proveedora de materias primas a bajo costo para la agroindustria.

"El viejo modelo de contribución de la agricultura a la industria caracterizado por la aporta· ción de alimentos baratos y divisas ... ha quedado atrás. Esta vía de contribución por el momento, está cancela­da. Después de veinte años de iniciado el déficit de la producción de maíz, todavía es necesario"importar seis millones de toneladas durante 1987, mientras que los productos de exportación enfrentan cíclicamente con­diciones desfavorables con una marcada tendencia al deterioro ... En cambio, la producción de materias pri­mas como la soya, el sorgo, el cártamo, las hortalizas y frutas para conserva, enfrentan un mercado estable o creciente y constituyen el objeto central sobre el que se impulsa la modernización agrícola. Las materias pri­mas para procesos agroindustriales constituyen hoy la

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contribución principal de la agricultura al sector indus­trial" 10 _

De 1940 a 1965, la agricultura beneficiaba al conjunto de la industria, con la actual forma de inte­gración se beneficia al capital situado en el sector agroindustrial, particularmente al ubicado en la rama de alimentos (en su mayoría transnacional)_ "Es pues una vía de dominio que restringe ia aportación de la ra­ma (agropecuaria) a un sector particular de la industria, que no se encuentra a la cabeza del sector manufactu­rero en su conjunto"ll.

Los granos básicos y los cultivos de expor­tación no consiguen insertarse funcionaimente al sector industrial, en tanto que las materias primas sólo son funcionales a una sola rama industrial. "La relación en­tre la industria y la agricultura se vuelve más estrecha pues el proceso agrícola se integra al industrial en la agroindustria, pero a la vez que se profundiza, se vuelve parcial y selectivo" .

En estos 20 años la agroindustria sufre transformaciones importantes. En los años setenta se da un significativo proceso de estatización o "mexicani­zación" de un gran número de agroind.!Jstrias. El Estado interviene porque el dinámico proceso agroindustriali­zador (con sus efectos de concentración y centraliza­ción) tiende a incrementar aún más, la polarización al interior de la agroindustria y a acentuar el retraso en el sector tradicional de ellas; curiosamente aquellas que son abastecidas fundamentalmente por campesinos.

El Estado interviene en agroindustrias en crisis o decadentes, que no son atractivas para el capital individual, pero que son prioritarias porque algunas producen bienes-salario, o cumplen una definida fun­ción social. En otros casos, el Estado interviene en agroindustrias en donde las empresas veían en puerta fuertes conflictos agrarios y donde además la primera transformación no era muy rentable.

Asistimos, a una verdadera quiebra o des­plome de la agroindustria mexicana tradicional; inge­nios, desfibradoras de henequén, beneficios de café, molinos, despepitadoras de algodón, tinacales de pul­que, fábricas de aguardientes, aserraderos, etc., si no han desaparecido, subsisten gracias a fuertes subsidios.

La estatización o "mexicanización" de las agroindustrias tiene mucho que ver con evitar un fuerte colapso económico o importantes movimientos sociales.

Por tanto, se están sentando las bases para un nuevo modelo de desarrollo agro industrial, en don­de la agroindustria tradicional tiene muy poca cabida y donde la presencia del Estado tiende más a ser comple­mentaria y amortiguadora de conflictos, que rectora.

En el transcurso de la década de los setenta se i¡,' c ia o se consolida la estatización de los procesos de transformación del café, hule, barbasco, tabaco, hortalizas, frutales. Algunas líneas de ganadería ejidal,

10 Rubio, V. Blanca: "Agricultura y Reorganización Industrial"_

11 lb id. p. 2. inédito . s/f.

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madera, caña de azúcar, algodón, henequén, copra y candelilla.

Al intervenir en estas agroindustrias el Es­tado sacrifica sus ganancias por la búsqueda de una es­tabilidad social en el campo; sin embargo, su participa­ción no se dá en agro industrias estratégicas, por lo que en aras de garantizar a toda costa la paz social en el campo, el Estado permite que el dominio de la agroin­dustria alimentaria (prioritaria) se dé por empresas transnacionales.

Para los años ochenta la agroindustria su­fre otra transformación: la reprivatización y más rec­cientemente, el impulso a su modernización. Es la re­conversión industrial que busca orientar la planta in­dustrial hacia la exportación; si en la década anterior se pretendió orientar a la agricultura hacia la producción de materias primas, ahora se busca la intensificación de la producción agroindustrial para hacerla competitiva a nivel internacional.

Un cambio muy significativo que se da du­rante este periodo, como veremos en detalle, es el domi­nio directo de la agroindustria sobre el sector agrícola a través de diversas formas de "integración vertical", siendo la más eficiente la llamada "agricultura de con­trato"; por este expediente actualmente se controla y subordina a aproximadamente el 15% de los agriculto­res mexicanos.

La unidad agrícola antes vinculada con la industria indirectamente por el capital comercial; es actualmente dominada directamente por el capital fi­nanciero y/o productivo. Se introducen importantes cambios en las relaciones sociales de producción, con­virtiéndose la agricultura de contrato en una mo!)iali­dad agrícola del trabajo a domicilio, y transformando a los productores en cuasi-asalariados de las firmas agroindustriales.

No obstante, agroindustria tanto privada, nacional y transnacional, como estatal, todav fa se en­cuentra desarticulada de gran parte del sector agrope­cuario, e incide en forma muy desigual sobre la produc­ción rural y sobre los distintos tipos de productores. Sin embargo, el que la influencia sea desigual y desarti­culada no debe llevar a minimizar la influencia indirec­ta, mucho más difícil de cuantificar, de la agroindustria sobre la agricultura. Lo anterior se pone en evidencia al analizar el cambio en el patrón de cultivos; donde los cultivos básicos han dejado su lugar a los forrajes, gra­nos y semillas oleaginosas. De esta forma, el desarrollo agroindustrial impacta a tal grado la agricultura que lo­gra modificar el patrón de cultivos. (Ver Cuadro 1).

Finalmente, el desarrollo agroindustrial no repercute inmediatamente sobre la producción agríco­la, el crecimiento de la agroindustria no corresponde en igual medida y proporción con el crecimiento agrope­cuario; se da una creciente desproporción entre ambos sectores y una tendencia hacia una mayor expansión de la producción manufacturera en relación con la del agro. Esta situación es así por dos razones funda­mentales.

Una de ellas, es que entre la producción

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CUADRO 1. P¡'incipales productos agrícol .. : superficie coteehada y porcentaje del total nacional (1970-1979).

Objetivo Superficie % Superficie % Variación 1970 1979

Ajonjol( 273768 1.8 321000 2.1 + 0.3 Algodón 411 172 2.8 376000 2.5 0.3

Arroz 149973 1.0 150 000 1.0 0.0

Cártamo 175391 1.2 494000 3.5 + 2.3

Cebada 224051 1.5 260000 1.7 + 0.2 (grano)

Frijol 1746947 11.7 988000 7.0 - 4.7 Ma(z 7439684 49.7 5916000 37.9 -11 .8

Sorgo 1216000 6.1 1579000 7.8 + 1.7 (grano)

Soya 111 754 0.8 428000 2.6 + 1.8

Trigo 886 169 5.9 600000 4 .0 1.9

FUENTE: "Información sobre aspectos geográficos, soclale. y jlconómlcos". Aspectos Económicos. Vo. 111. SPP-CGSEGI, MEX.

1983. y "Boletín Mensual de Información Económica. Vol. VI, No. 12.

agrícola y el producto final se interponen cada vez un mayor número de activ idades de transformación, por fo que a la parte agrícola le corresponde una porción paulatinamente menor en el valor del producto final.

La otra, es la tendencia a la sustitución de materias primas agropecuarias por sucedáneos químicos o producto de la biotecnología, como en el caso del azúcar por edulcorantes del maíz o por el aspartame·el sustituto del café obteniendo de la ocra, los sucedáneos de la vainilla y otros saborizantes, la obtención de ce­pas de microorganismos que aceleren la producción de queso y vino, etc., junto con la continuación del proce­so de sustitución de fibras naturales por las sintéticas derivadas del petróleo. "El inusitado crecimiento (cerca del 30% promedio anual, de 1960 a 1975) de una nueva clase de actividad, la de saborizantes, jarabes y coloran­tes artificiales, afianza esa idea. Todo lleva a creer que, en el futuro, el desarrollo de algunas empresas transna­cionales agroalimentarias en el mercado no se reflejará en un dinamismo equivalente de su demanda de pro­ductos agropecuarios, sino que ésta tenderá a aumentar a un ritmo más lento, en beneficio de la demanda de insumos químicos". 'l.

Nos encontramos, pues, ante un proceso no sólo de dominio de la agricultura por la agroindustria, sino que también de sustitución de la agricultura por la industria.

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DEL SECTOR AGROINDUSTRIAL

Comportamiento de la producción

La agroindustria está constituida por alre­dedor de 70 mil empresas, las que transforman aproxi · madamente la mitad de la producción del campo y pro·

1'l Rama Ruth. "E I papel de las empresas transnacionales en la agricultura mexicana". p. 108.

28

cesan más de cien productos de origen agropecuario. Su importancia dentro del conjunto de la economía es sif· nificativa ya que aportó el 11.3% del Pie y el 7% del personal ocupado entre 1970 y 1978; Y el 10.7% y 6.4%, respectivamente, para 1984. A nivel sectorial par­ticipó en 1960 con el 40% y el 1975 con el 31 % del Pie industrial. La agroindustria ha tenido un crecimiento promedio del 6.12 % anual entre 1960 y 1975 Y de 5.1 % en el periodo 1970-1981 ; la industria alimentaria creció a una tasa del 8.4 % de 1970 a 1975, y la agroindustria no alimentaria tuvo un aumento del valor agregado de 8.62% entre 1960 y 1975. La balanza comercial, no obstante ser favorable al sector, most ró una contrac­ción al pasar de 500 millones de dólares en 1984 a 364 millones de dólares para 1985.

La participación de la agroindustria en la economía nacional ha disminuido en términos relati­vos; mostrando el crecimiento de su PIB un evidente comportamiento ciclico que se corresponde con la acti­vidad económica en su conjunto. Sin embargo, la agro­industria presenta un comportamiento más estable que el resto de la econom{a al mostrar, entre 1970 y 1981, tasas de crecimiento promedio anual superiores al 5%.

"Un fenómeno característico de la activi­dad agroindustrial es el efecto amortiguador que tiene sobre la evolución de la economía en su conjunto. En tiempos de auge la agroindustria tiende a acompañar, pero rezagada, el crecimiento del Pie nacional y manu­facturero. Así. por ejemplo, en el periodo 1982-1984 mientras que el Pie nacional y el manufacturero des­cendían a una tasa de -2 .3% de -5.1 % respectivamente, la agroindustria lo hacia a una tasa de apenas -0.9% de­bido fundamentalmente, al crecimiento de 5.1 % de la agroindustria alimentaria en 1982"13 .

El comportamiento diferencial de la agroin-

13 PRONADRI. Proyecto estratégico nacional de d_rrollo agroindustrial. 1986-1988 SARH. México 1986 p. 11.

Page 7: JESUS CARLOS MORETT SANCHEZ* [L - chapingo.mx · el crecimiento de la agroindustria. El cambio de vida en las ciudades y la creciente incorporación de la mujer al trabajo, hace que

dustria con respecto al conjunto de la economía, " ... crecer menos en auge y decrecer menos en periodo de crisis, obedece al tipo de relaciones que esta activi­dad tiene con el resto de los sectores, 'principalmente con el agropecuario y forestal, donde se encuentran productos de consumo básico1 4 •

Sin embargo, conforme avanza la crisis, que se manifiesta también con una drástica reducción del nivel de vida de la inmensa mayoría de la población, se contrae enormemente el mercado interno, lo que natu­ralmente afecta a la agroindustria. De tal suerte, que entre 1975 y 1986, el consumo per capita de carne de res disminuye en casi un 37% (pasa de 12.5 kg a 7.9); el de leche en un 25% (reduciéndose de 98 a 75 litros) y el de huevo en más del 8% (al bajar de 12 a 11 kg).

El dramático deterioro de los salarios con­duce necesariamente a una disminución en la demanda y a cambios en el patrón de consumo; lo que se refleja claramente al analizar las tasas de crecimiento de la producción bruta en las industrias de alimentos y bebi­das. El cambio en la dieta a supuesto entre 1980-1984, la disminución o abandono en el consumo de le-

14 1dem

che y productos lácteos, frutas y legumbres envasadas, carne, pan y galletas, harinas de maíz y de trigo, salsas y condimentos, dulces y arroz, entre otros productos alimenticios. Por el contrario se ha incrementado el consumo de tortillas de maíz, del café, de azúcar y, al fin tiempos de crisis, ... El de alcohol (siendo la pro­ducción de este último lo que más creció en el periodo señalado). (Ver Cuadro 2).

El crecimiento agroindustrial de México ha presentado una estructura desigual, registrándose un mayor dinamismo en los procesos que aportan produc­tos no básicos en relación con los básicos, tanto alimen­tarios como no alimentarios. "Tal es el caso de la pro­ducción de bebidas alcohólicas cuya tasa media de cre­cimiento en el periodo 1975-1984 fue de 7.16%, sien­do gran parte destinado a la exportación, mientras que la elaboración de productos cárnicos y lácteos, aceites y grasas comestibles registraron tasas medias de creci­miento de 2.9% y 5% respectivamente"15 .

Los diez tipos agro industriales más impor­tantes: ganaderías, sacarígenos, forestal, cebada, fruta y legumbres, trigo, tabaco, maíz y leche, generaban para

15 "PRONADRI, Proyecto estratégico ... " p. 12.

CUADRO 2. Industria. alimantaria: tasas de crecimiento promedio anual da la producción bruta del sector manufacturero y de la in­dustria de alimentos y bebidas 11970-19841.

Diferencia Grupos de actividad 1970/1984 1970-1980 1980/1984 1970/1980

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BEBIDAS 4.4 5.0 2.9 -2.1 TOTAL BEBIDAS 5.4 7.3 1.0 -6.3 TOTAL ALIMENTOS 4.2 4.5 3.3 -1.2 Carnes 3.1 3.1 3.1 No hay Leche, Crema, Mantequilla

y Queso 4.9 6.1 2.0 -4.1 Otros Productos Lácteos 6.2 9 .1 -0.7 -9.8 Frutas y Legumbres envasadas 3.4 4.9 -0.2 -5.1 Salsas y Condimentos 5.5 5.9 4.7 -1.2 Harina de Trigo 4.6 5.0 4.0 -1.0 Pan y Otros Productos de

Harina de Trigo 4.5 5.0 3.2 -1.8 Harina de Ma(z 12.8 14.1 9.5 -4.6 Nixtamal y Tortillas de Ma(z 3.8 3.2 5.3 2.1 Beneficio de Café 3.5 2 .9 5.0 2.1 Café, Café Soluble y Té 4.4 4.2 4.8 .6 Azúcar y Subproductos 2.6 1.8 4.7 2.9 Alcohol Etílico 7.6 6.4 10.5 4.1 Aceites y Grasas Vegetales 4.8 4.8 5.1 .3 Alimentos para Animales 5.5 7.3 1.0 -6.3 Dulces, Bombones y Confituras 1.6 3 .9 -3.1 -7 Preparación y Envase de Pescados y

Mariscos 7.5 7.4 7.7 .3 Arroz y Otros Productos de

Moliner(a 3.7 5 .2 0.2 -5 Concentrados y Jarabes 3.7 7.2 0.8 -8.4 Otros Productos Alimenticios 7.5 11.9 -2.9 -14.8

FUENTE: Adaptado de Arroyo, G. ""Situación actual y perspectivas de la agroindustria en México· P. 3-4 en : "La agroindustria en México" UACh México 1987.

29

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1975 más de 90% del total del valor agregado y genera­ban algo más del 93% del empleo en el sector. A nivel de toda la agroindustria alimentaria y no alimentaria la "fabricación de alimentos" es la actividad más impor­tante ya que genera el 31.8% del valor agregado y ocu­pa el 37.5 % del personal del sector.

Para 1979, la agroindustria tanto alimenta­ria como la de otras ramas participó con el 40.1 % del valor de la producción bruta dentro del sector manu­facturero~ 6 El valor de la producción bruta de la in­dustria alimentaria era para 1960 (en millones de pesos constantes) de 23 858 y para 1979 pasó a 60 566; en el mismo periodo la industria de bebidas pasó de 4 092 a 15 74817 . O sea, que en sólo, veinte años la industria alimentaria casi se triplicó y la de bebidas casi se cua­druplicó. Desde el punto de vista de valor bruto de la producción, la industria alimentaria y de bebidas ha vis­to disminuir su participación relativa, pasando del 37.5% en 1960 al 26.1 % en 1979; y reduciéndose la ge­neración de empleos en 1.16 % en el periodo señalado.

La anterior situación puede ser considerada no como expresión de estancamiento en el sector, sino como manifestación de las tendencias del propio capi­talismo. "El leve decremento de la importancia relativa de la agroindustria al interior del sector manufacturero, no debe interpretarse como una contradicción respecto a la tesis según la cual el proceso agroindustrial se ha colocado como pivote que subordina la agricultura. No caigamos en equ ívocos. Una cosa es que la agroindus­tria pierde cierto peso dentro de la industria transfor­mativa, al interior de la cual se aglutinan ramas con ele­vados porcentajes de capital fijo y otra muy distinta que la agroindustria gane peso respecto a la rama agro­pecuaria"18. Esto es lo que sucede en nuestro pa ís en donde en años recientes ha sido mayor la participación en el PIB nacional de la agroindustria que la del sector agropecuario. La primera ha pasado del 11.77 % en 1970, al 11.09% en 1975 y el mismo porcentaje para 1978; mientras que el sector agropecuario ha pasado de participar de con el 11.99% en 1970, al 10.09% en 1975, y al 9.84% en 197819 ; es decir, la agroindustria para 1978, participa en 1.25% superior que las activida­des agropecuarias dentro del PIB nacional. (Cuadro 3).

El desarrollo agroindustrial " ... es mucho más dinámico que el desarrollo de la producción agro­pecuaria y silvícola. El año de 1970 puede destacarse como fecha clave en donde la participación del sector agropecuario y silvícola y del sector agroindustrial den­tro del PIB nacional eran casi idénticos; levemente

aventajaba el sector agropecuario 11.99% contra 11.77%. A partir de allí, el desarrollo agroindustrial re-

16 Amendola, C. "La situaci6n de la agroindustria en México". Mimeo. UACh, México 1980 p. 1.

17 cfr.SPP.Elsector~limentarioenMéxico.PP.195, 196, 197.

18 Ramírez Silva, A. "Acumulaci6n de capital y clases sociales en la rama agropecuaria en México" Edit. Pueblo Nuevo­UACh. (en prensa).

19 Echeverría Z., R. Op. cito p. 346.

30

basa al sector agropecuario, ... del 70 al 78 la tasa anual de crecimiento del sector agropecuario y silvícola es de 3.47% mientras que la del sector agroindustrial es de 5.12%. Podemos considerar la década de los setenta co­mo la década en que la industria procesadora de bienes producidos en el sector agropecuario, cobra más signifi­cación económica que éste. Es el triunfo definitivo de la agroindustria sobre la agricultura"2o.

La agroindustria tiene importantes efectos, directos e indirectos, sobre el sector primario ya que la mayoría de sus ramas presentan altos grados de eslabo­namiento hacia "atrás", producto de su demanda de in­sumas y materias primas (agropecuarias y forestales); mayores en el caso de la agroindustria alimentaria. Des­tacando, en el primer caso, los productos cárnicos y lácteos, el envasado de frutas y legumbres, y la molien­da de nixtamal y produCtos de maíz; con índices de es­labonamiento para "atrás" (en 1975) de 1.45, 1.17 y 1.21 respectivamente, de acuerdo a la matriz de insumo producto.

Con respecto al empleo, la agroindustria en su conjunto dio ocupación al 45% del personal del sec­tor industrial (en 1978); el 54.3 % del personal ocupado en el sector manufacturero (en 1970), el 52.14% para 198021 , Y el 50.1 % en los últimos años. La agroindus­tria a pesar de ser importante generadora de empleo ha disminuido sus índices de ocupación en los últimos años siendo menor que los registrados en las manufac­turas (2.4%) y el conjunto de la economía (3.8%). "Es­te comportamiento determinó que la agroindustria pa­sara de absorber un 7.4 % del personal ocupado nacio­nal en 1970 a un 6.1 % en 1983, contribuyendo así margi nalmente a la generación de empleo"2 2 .

La agroindustria ha sido superavitaria en materia de comercio exterior en cerca de 3 400 millo­nes de dólares (entre 1975 y 1985), siendo la agroin­dustria alimentaria la que más ha contribuido a este saldo favorable. No obstante, en los últimos años se observa una reducción en las exportaciones y un incre­mento en las importaciones. Esto debido, entre otros factores, " ... a la pérdida de competitividad de los pro­ductos en el mercado internacional, al incremento en los costos de producción y a ineficiencias en el proce­so productivo ... "2 3.

Estructura de la planta agroindustrial

La estructura de la planta agroindustrial nacional se caracteriza por presentar, dentro de su enorme heterogeneidad, dos niveles claramente diferen­ciados: uno moderno, conformado por una reducida cantidad de grandes y medianas empresas de origen re­lativamente reciente y ligado al capital extranjero, y otro, tradicional, integrado por un gran número de pe­queñas y micro empresas, en su inmensa mayoría de tipo artesanal, operando fundamentalmente con capi-

21 Garcfa Rocha, O. "La inversi6n extranjera en la industria no alimentaria". p. 256. En: Echeverría, R. Op. cito

22 PRONADRI, Op. cito p. 13. 23 ldem.

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tal nacional. Las pr imeras representaron (para 1975) el 1.9% del total de los establecimientos, participaron con el 75% del valor agregado y el 50% del personal ocupado del total agroindustrial.

La agroindustria tradicional prácticamente en quiebra, presenta problemas de abastecimiento de materias primas, de mercado y comercialización, de financiamiento y tecnológicos. Sus procesos producti­vos son poco sofisticados, atrasados y con escasos con­troles de calidad. "La mayor parte de estas pequeñas agro industrias han permanecido prácticamente sin cam­bio tecnológico y con una expansión horizontal bastan­te lenta. Este cambio ocurrido en otras ramas conlleva a tendencias oligopólicas que han propiciado la desapa­rición de pequeños establecimientos, o la absorción por parte de las grandes firmas"24 por lo que su futuro es bastante dudoso, aunque es incierta su desaparición puesto que existe un sinnúmero de establecimientos de tipo familiar que pueden sobrevivir en condiciones de escasos márgenes de ganancia.

En contrapartida el sector moderno aprove­cha economías de escala, establece determinados patro­nes de producción de materias primas agropecuarias, ha tenido menores problemas de financiamiento; participa de mercados oligopólicos; y opera en condiciones tec­nológicas adecuadas. Aquí es notable tanto la presencia del capital foráneo como el uso de maquinaria, equipo, patentes y marcas extranjeras.

Por lo que se refiere a la distribución de los establecimientos agroindustriales por subsectores, se observa el predominio de la agroindustria no alimenta­ria, ya que los subsectores forestal, el de cueros y pie­les, y el de algodón, cuentan con el 45.4% de la infraes­tructura productiva. "Cabe señalar que la importancia de estos subsectores, en cuanto al número de estableci­mientos, se debe a que constituyen actividades econó­micas tradicionales de un fuerte arraigo nacional, ade­más de que no requieren inversiones cuantiosas"25 .

En este sentido, en el subconjunto alimentario destacan (por el número de establecimientos) agroindustriassu­mamente tradicionales; remontándose algunas de ellas incluso a la época colonial, como es el caso de los aga­ves, con casi tres mil establecimientos y azúcar con 2 261, ambos coñ una participación en el total agroin­dustrial de 11.4 y 11.2 % respectivamente26 .

Por lo que respecta a la forma de propiedad podemos encontrar tres tipos de agroindustrias: las de capital privado (tanto nacional como transnacional), las estatales, y las integradas por productores. Las primeras concentran el 94.1 % de los establecimientos industriales (para 1982), las segundas el 4.1 % y las últimas el 1.8%.

Agroindustria estatal. Este tipo de empresa creció en forma importante en la década de los setenta, presenta problemas de ineficiencia y obsolencia, auna­do a que muchas de ellas por cumplir una función so-

24 "PRONADRI. .. " Op. cito p. 16.

25 "PRONADRI. .. " Op. cito p. 17 . 26 ldem.

32

cial precisa pueden subordinar sus ganancias al mante­nimiento de cierta estabilidad social en el campo. Aquí cabe destacar el total control por parte del Estado en la producción de azúcar, tabaco, henequén, candelilla yen menor medida, el café.

Agroindustria integrada por productores2 7.

Esta constituida por 1616 establecimientos (para 1985), y se encuentra distribuida en 23 "sistemas agroindus­tria les", principalmente los alimentos (55%); destacan­do los "sistemas" café, frutas y hortalizas, con 1 1 O Y 301 plantas, respectivamente. En ambos casos predomi­nan las empresas de propiedad ejidal y los procesos tec­nológicos poco sofisticados. La no alimentaria con 697 plantas (45% del total) presenta mayor eslabonamiento de las distintas fases de producción, previas a llegar al consumidor final; aquf predominan los aserraderos, las fábricas de cajas de madera, las desfibradoras de hene­quén y las despepitadoras de algodón.

Por lo que se refiere a la figura asociativa, del total de agroindustrias constituidas por producto­res, el 50.4 % son ejidos y cooperativas. Siendo tos prin­cipales giros de las organizaciones ejidales los aserrade­ros, beneficios de café, desfibradoras de henequén y las empacadoras y deshidratadoras de frutas. Las coopera­tivas destacan en la producción de cajas y empaques de madera, en muebles, transformación de legumbres y hortalizas, beneficio de miel y despepite de algodón. Las asociaciones agdcolas o ganaderas regionales, junto con las Asociaciones Rurales de Interés Colectivo (ARIC) poseen el 14.3% de las empresas y se dedican a procesos intermedios y finales de la mayoría de los sis­temas agroindustriales.

La agroindustria alimentaria

Los censos mexicanos consideran como agroindustria alimentaria a la fabricación de alimentos y la elaboración de bebidas.

Los subgrupos más importantes dentro de la elaboración de productos alimenticios diversos son (fabricación de aceites, margarinas y otras grasas vege­tales, tortillas, botanas, mostaza, vinagre y otros condi ­mentos, alimentos para animales, refinación y envase de sal), el beneficio de cereales y otros granos y la fa­bricación de productos a base de harina de trigo; los cuales generaron el 58.6% del valor del sector alimenta­rio y dieron empleo al 63% del personal ocupado. (Da­tos para 1975)211.

Por lo que corresponde a la elaboración de bebidas, los subgrupos más importantes son: la produc­ción de malta y cerveza que genera para 1975 el 52.1% del valor agregado del grupo y la elaboración de- refres­cos y bebidas no alcohólicas que ocupó el 67% del per­sonal del grupo para 197529 .

27 Tomado de: PRONADRI, Op. cito pp. 21-24.

ZI! SARH: "El desarrollo agroindustrial y la economía me-xicana".

29lbidem.

Page 11: JESUS CARLOS MORETT SANCHEZ* [L - chapingo.mx · el crecimiento de la agroindustria. El cambio de vida en las ciudades y la creciente incorporación de la mujer al trabajo, hace que

Una de las principales características de la agroindustria alimentaria es la significativa presencia del capital transnacional, ya que " ... México más que cualquier otro país lationoamericano, está siguiendo las pautas del modelo estadounidense de producción, dis· tribución y consumo alimentarios. Ello es resultado de la penetración transnacional en esta industria que ha venido dando forma al desarrollo agroindustrial. Las grandes empresas nacionales, por ello mismo, no mues· tran un comportamiento diferente al de las filiales transnacionales"30.

A partir del año de 1960 la industria ali· mentaria crece a una tasa anual promedio de 8.4%, li­geramente menor que la de la industria manufacturera, la cual crece a un ritmo del 9.1 % de 1960 a 1975.

CUADRO 4. México: t .... de crecimiento .nual, promedio de l. producci6n bruta tot.1 de la industria manuf.c­turera y de la aliment.ri. (. precios de 1980).

19651 1960

Industria manufacturera 14.8

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19701 1965

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FUENTE: Censos industri.les de 1960,1965,1970 Y 1975.

En términos de valor, la producción de ali­mentos ha sufrido una disminución importante de su participación en el producto bruto total de la indus­tria manufacturera. "Esta caída de la participación es consecuencia de un desarrollo industrial cada vez ma­yor, dentro del cual la demanda efectiva de alimentos pierde peso relativo ante la de otros productores más complejos, principalmente bienes de consumo durade­ro. Esto es aún más cierto debido al patrón desequili­brado de distribución del ingreso. Como consecuencia, el consumo alimenticio de amplios sectores de la pobla­ción está muy por debajo del mínimo deseable, y su demanda efectiva en el mercado de alimentos elabora­dos es pequeña"3 1 .

CUADRO 5. México: perticipeci6n de l. industria .liment.ri. en el v.lor del. producci6n de l. industria m.nu­facturer. (porcent.jes)

1960

Industria manufacturera 100.0

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FUENTE: Censos industriales de 1960, 1965, 1970 Y 1975.

30 R.E. Mtlntes de Oca: "las empresas transnacion.les en l. industria .limentaria mexicana". p. 69. En : ECheverría, R . OP. cito

31 R. E. Montes de Oca. Op. cit. pp. 70-71.

33

La evolución de la industria alimentaria en cada una de las 40 "clases" industriales que conforman la rama, permite deducir que existe la tendencia a la producción de artículos suntuarios y de bajo poder ali­menticio.

"De 1960 a 1979, la agroindustria alimenti­cia ha crecido dos veces y medio, sin embargo, algunas ramas especialmente vinculadas a capitales transnacio­nales se han desarrollado con más dinamismo "que el resto del sector manufacturero". Así sucede con la le­che condensada, evaporada y en polvo que se multipli­có en el mismo periodo por más de cinco veces y con la elaboración de pasas, frutas secas, y envases de frutas y legumbres también magnificados cinco veces. La fabri­cación de cocoa, chocolate de mesa, dulces y refrescos se multiplicaron ligeramente arriba de cuatro veces y los alimentos balanceados y cervezas casi cuatro veces"32.

Las clases industriales más dinámicas, cuyo valor de producción creció más que el promedio de la rama fueron en el periodo de 1960 a 1975 las siguien­tes en orden de importancia:

1. Fabricación de colorantes y saborizan­tes artificiales.

2. Fabricación de cajetas, yogures y otros productos a base de leche.

3. Pasteurización, rehidratación, homoge­neización y embotellado de leche.

4. Fabricación de otras harinas y produc­tos de molino a base de cereales y legu­minosas.

5. Fabricación de alimentos para ani-males.

6. Matanza de ganado.

7. Fabricación de tortillas.

8. Fabricación de flanes, gelatinas y pro­ductos similares.

9. Preparación, congelación y elaboración de conservas y encurtidos de frutas y legumbres, jugos y mermeladas.

10. Fabricación y envase de sal, fabrica· ción de mostaza, vinagre y otros con­dimentos.

11. Fabricación de salsas, sopas y alimen­tos colados y envasados.

12. Fabricación de chiles.

13. Fabricación de cremas, mantequillas y quesos.

14. Fabricación de leche condensada, eva-porada y en polvo.

15. Fabricación de pan y pasteles.

16. Fabricación de dulces y bombones.

17. Fabricación de palomitas, papas fritas, charritos, etcétera33 . --------

32 Ramírez Silva, A. Op. cit. 33 Tomada de: Mtlntes de Oca, R.E. Op. cit.

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Una de las características del sector alimen­tario mexicano es la velocidad con que evolucionan las tendencias a la concentración y centralización del capi ­tal agroindustrial. Inclu idos alimentos y bebidas para el año de 1970 " __ .sólo el 2.1 % de los establecimientos producían el 86.4% del va lor, mientras el 97.9% de los establecimientos sólo produce el 13.6%. Para 1975, el proceso $e refuerza aún más, un 2% de los estableci­mientos produce el 87.3% del valor, mientras que el 98% de éstos sólo produce el 12.7 %. En especial cobran mayor fuerza, los llamados establecimientos gigantes, en el lapso considerado; manteniéndose con el 1 % de los establecimientos pasan de producir el 26.1 % de la producción bruta total en 1970, al 35.9% en 1975"34.

34 Ramírez, S., Andrés. Op. cito

La agroindustria no alimentaria

Por lo que toca a la agroindustria no ali­mentaria ésta aporta el 14 % del valor de la producción manufacturera total , el 15% de la población ocupada y el 11 % de la inversión realizada.

Partiendo del valor de la producción bruta total, tenemos que la agroindustria no alimentaria más importante, es la forestal maderable: 35% del valor del producto; después la transformación de algodón y lana: 34 %; le siguen la producción de alimentos balanceados con 12 %; la producción y transformación del tabaco, 10% y la transformación de cueros y pieles con 9 %.

La estructura de la agroindustria no alimen­taria presenta un carácter sumamente heterogéneo, tan­to en lo que se refiere a la tecnología empleada y a la d iversidad de productos que elabora; como por el ta­maño de los establecimientos que la conforman, que van desde los pequeños talleres artesanales hasta los complejos industriales con alta inversión de capita l.

CUADRO 6. Tasas de crecimiento comparativas de la agroindustria alimentaria, no alimentaria y del total agroindustrial e industrial 11960-19751

1960-1965 1965-1970 1970-1975 1960- 1975

Número de establecimientos

Total industrial 5.81 - 2.49 -0.13 1.01 Total agroindustrial 4.49 1.58 -0.09 1.98 Agroindustria alimentaria 4.36 2.80 0.58 2.57 Agroindustria no alimentaria 4.72 - 0.70 -1 .53 0.79

Valor agregado censal bruto

Total industrial 15.29 9 .24 5.49 9.93 Total agroindustr ial 12.69 8 .87 4 .56 8.66 Agroindustria alimentari a 10.98 9 .96 5 .22 8.69

Agro industria no alimentaria 14.24 7.93 3 .93 8.62

Personal ocupado, total

Total industrial 3.72 2.68 1.66 2.68 Total agroindustrial 6.90 2.24 0 .39 3.14 Agroindustria alimentaria 7.39 2.81 0.54 3.54 Agroindustria no alimenta ria 6.51 1.76 0 .27 2.81

Remuneraciones, personal ocupado

Total industrial 6 .46 7.79 4 .34 6.19 Total agro industrial 11 .54 6 .04 3 .20 6.87 Agroindustria alimentaria 12.05 5 .64 4.09 7.21 Ag roindustria no alimentaria 11.17 6.33 2.54 6.62

Capital invertido neto

Total industrial -0.13 6.79 n.d . n.d . Total agroindustrial 8.37 5.47 n.d . n.d. Ag roindustria alimentaria 9.19 4 .94 n.d. n.d . Agroindustria no alimentaria 7.58 6.00 n.d. n.d.

Total industrial n.d . n.d. -1.49 2.10 Total agroindustrial n.d . n.d . -3.66 5.28 Agroindustria alimentaria n.d . n.d. - 3 .18 5 .75 Agroindustria no alimentaria n.d. n.d . -4.16 4 .81

FUENTE: VII, VIII, IX Y X Censos industriales.

34

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Aunado a los distintos grados de simplicidad o comple­jidad de los diversos procesos productivos. Pudiendo clasificarse a la agroindustria no alimentaria en nueve grupos:

1. Beneficio y fabricación de productos de tabaco.

2. Industria textil.

3. Fabricación de prendas de vestir y otras confecciones textiles.

4. Fabricación de calzado e industria del cuero.

5. Industria y productos de madera y corcho.

6. Fabricación y reparación de muebles y accesorios de madera.

7. Industria del papel.

8. Industria química forestal.

9. Otras industrias manufactureras.

La agroindustria no alimentaria ha tenido altas tasas de crecimiento (ver Cuadro 7) como conse­cuencia de aumentos en la producción resultado de una mayor capitalización y modernización como lo mues- . tran los siguientes datos que abarcan de 1960 a 1975: El número de establecimientos casi no creció 0.79%; el personal ocupado aumentó en un 2.81 %; mientras que los mayores incrementos se dieron en el activo fijo bru­to (4.81 i.) y en el valor agregado (8.62%) . Es decir, se da un notorio predominio del crecimiento del valor de la producción y del capital fijo sobre el empleo de fuer­za de trabajo, lo que. señala una intensificación en la producción y un aumento en la composición orgánica de capital en el sector.

Las tendencias hacia el crecimiento de la agro industria no alimentaria se deben a distintos fac­tores: " .. Jos grupos integrados por la industria quími­ca ... , el beneficio y la fabricación de productos de ta­baca ... Ia industria y productos de madera y corcho ... , y la fabricación de calzado e industria del cuero ... se han caracterizado por tener los más altos incrementos de valor agregado, los .cuales son atribuibles a la susti­tución de la agroindustria tradicional por la gran em­presa, de mayor contenido de capital y de procesos tecnológicos más sofisticados, que han determinado el aumento en la productividad del trabajo.

En el caso de la industria de beneficio y fa­bricación de productos de tabaco" ... Ios incrementos en la productividad registrados se deben de hecho a un aumento en la intensidad de la explotación del tra­bajo"3s.

En 105 casos de la fabricación de calzado e industria del cuero, y de la industria química forestal, " . . . el alza en la productividad se basa en un mayor uso de los activos fijos en el proceso productivo"3 6.

3S García Rocha, O. Op. cit_ p. 255.

36 lb id.

35

La industria y productos de maderé! y cor­cho ": .. ha incrementado tanto sus activos fijos como el personal que ocupa, lo cual ha determinado aumen­tos en el valor agregado, aun cuando su productividad no ha aumentado"3 7 •

En resumen, el mayor valor agregado que registran los grupos más destacados de la agroindustria no alimentaria, responde a incrementos en la producti­vidad, derivada de una mayor capitalización de los procesos productivos.

La agroindustria y las empresas transnacionales

La creciente internacionalización del capi­tal y las recomposiciones en la división internacional del trabajo han conducido a que cada vez en mayor me­dida empresas transnacionales participen en la agricul­tura de países de la periferia, impulsando su agroindus­trialización con el fin de controlar determinados pro­ductos estratégicos a nivel del mercado mundial: cerea­les, carnes, soya, azúcar, café, leche, frutas y legumbres y controlando cada vez más los mercados internos de los países relativamente más industrializados de la pe­riferia.

En México una gran parte de la agroindus­tria se encuentra controlada por el capital extranjero, siendo de hecho el país de Latinoamérica donde ha ha­bido una mayor penetración de las empresas transna­cionales agroindustriales. Estas no sólo operan en la agricultura sino también en la industria y los servicios. "Participan en la producción, acopio, transporte, in­dustrialización, distribución, importación, exportación. etc, en todo lo relacionado con los cultivos, insumos, maquinaria industrial y productos que les interesa pro­mover dado el constante afán de optimizar sus ganan­cias"3 s .

Las empresas agrOindustriales tienden a ubicarse en los procesos finales de las ramas más diná­micas, concentradas y que producen artículos con un alto valor agregado. Estas, practicamente ya no partici­pan de manera directa en la producción agropecuaria; notándose, incluso, la tendencia al abandono de las actividades de primera transformación como, por ejem­plo, secado de tabaco, el beneficio del café o la obten­ción de mostos de uva y su fermentación.

El control de la agroindustria y del merca­do de alimentos por las empresas transnacionales se ha incrementado como lo muestra el constante aumento de las filiales de estas empresas. Su crecimiento fue de un 229% de 1950 a 1960; entre 1960 y 1970 fue de un 235 % y de 1970 a 1975 en 130%. Lb que nos da que en 25 años el número de establecimientos de filiales de las transnacionales en México, en la rama de alimentos, haya crecido en un 703%, pasando de 27 a 190 empre­sas (Cuadro 7).

37 lb Id.

38 G6mez Cruz, A. "Empresas transnacionales V agricultura en México". Mimeografiado UACh. México 1981. p. 43.

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La influencia de las empresas transnaciona· les en la agroindustria mexicana se pone de manifiesto en los siguientes datos donde éstas para 1975 control.a­ban: 39

- El 70% de la producción de frutas y vege· tales congelados y envasados as( como jugos y merme­ladas.

- El 97% de la leche evaporada, condensa· da y en polvo.

- El 91.5% de la producción procesada de frutas y legumbres.

- El 86% de conc.entrados, jarabes y colo· rantes para alimentos.

lanceados.

- El 92.8% del café soluble y el té.

- El 95% de cereales procesados.

~ El 90% de la producción de refrescos.

- El 100% de los alimentos infantiles.

- El 80% de la industria de alimentos bao

- El 70% de la producción de fresa fresca.

- El 36.2% de la fabricación de salsa y so· pas enlatadas;

El 307. de la producc.i6n nacional de algodón.

El 73.9% de la fabricación de pa.lomitas de maíz, papas fritas, "charritos" y otros.

- El 63% de la fauricación de cocoas y cho· colate de mesa.

- El grueso de la producci.ón de hortalizas de invierno en el noroeste· de México.

- E115% de la matanza de ganado.

- Partic;ipan también, aunque aqu( no se

39 L.a mayor parte ID· esta informaci6n fue C)btenida en: G6mez Cruz, M. Op. cit. Montes de Oca, R.E. Qp. cit. Rama, Ruth ... TranlnllCio .... izaci6.n de .. IIricuJt ..... _ictIM y difuti6n tacnol6giQ". En: SARH: "Documentol de t .... jo I*'a el ~IJo lIflFO.indultrial" Ne. 7· Méltice 1976. Rama, Ruth y Vigorito, Raút "Et CDmplajo de fruta y ..... m· b ..... " M6xico". Edit. Nueve . • mágen. Mé.~ce. 1979~

36

dispone de porcentajes, en la producci6n de diversas frutas, hule, chicle, cacao y especias.

Las empresas transnacionales han contri· buido a la alteración de los patrones tradicionales de consumo, y dominan prácticamente la mayor parte del mercado de alimentos en México, donde nueve de las principales empresas controlan, el mercado nacional con la venta de 414 productos:

CUADRO. 8. Empr_ tr8flUl8Cionales productos que elaboran

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FUENTE: "MéxlcQ el p;tls de América Latina que p;tdece ma· YQF penetración". Parl6ctlco "UNO, MAS UNO". México, 13, de abril de 1980.

Las empresas transnacionales participan en 27 de las 40 "clases industriales" alimentarias, con un total de 151 establecimientos. El grado de transnacio· nalización tiende a coincidir con el de concentración. La intervención de éstas se puede clasificar en cuatro grupos, atendiendo al grado de transnacionalizaci6n:

1. Cuatro clases con un grado de transna· cionalización de más del 75% de la Producción Bruta Total (PBT); cafés instantáneos y envasado de té; chi· cles; concentrados, jarabes y colorantes.

2. Siete clases con un grado de transna· cionalizaci6n del 50 al 75%: otras harinas, flanes y ge· latinas; cocoas y chocolates, almidones, féculas y leva· duras; botanas; sal, mostaza, vinagre y condimentos, alimentos balanceados.

3. Cinco clases con un grado de transnacio· nalización del 25al 50%: conservas, encurtidos, jugos y mermeladas; salsas., sopas, alimentos colados y envasa· dos; galletas y pastas; dulces.; Qtros productos alimen· ticios.

4. Once clases con un grado de transnacio­nalización de menos del 25% de la PBT: frutas y legum· bres; matanza de ganado; preparación de carne; pasteu· rízación, rehidratacióo y homogeneizaci6n de leche; crema, mantequilla y queso; cajetas, yogures, etc.; acei· tes y margarinas; helados y paletas40

40 Elaborado con datos. de: Montes de Oca, R.E ..... emp_ tran.naci_1es en la indultrÍtl. elimenw_ mexicana. Op; cit. p. 98, 99,100,101.

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Podemos concluir que la participación de las empresas transnacionales en la industria de alimen­tos se pone particularmente de relieve cuando se anali­za su peso dentro de la producción bruta total de sec­tor y la forma como ha venido evolucionando éste. "Para el conjunto de la industria alimentaria, el grado de participación de las empresas transnacionales en la PBT es de alrededor de 25% en 1975. Esto da una idea de la importancia creciente de las empresas transnacio­nales ... (cuando) su participación en la producción de la industria alimentaria habría sido de 8.6% en 1970"41. Es decir, que las empresas transnacionales agroalimen­tarias en sólo cinco años aumentan en un 16.4 % su par­ticipación dentro de la PBT del sector.

La participación del capital transnacional también es notable en la agroindustria no alimenta­ria: 42 en el algodón, bebidas alcohólicas, tabaco, ali­mentos balanceados, semillas mejoradas y la industria forestal (maderable y no maderable).

En el algodón, se nota una fuerte presencia transnacional; con un evidente predominio del capital japonés, que poseen empresas como la Longoria, S.A., de C.V. y la Japan Cotton Company y que, junto con algunas otras, controlan el 46% de los establecimientos dedicados al despepite de algodón en el noroeste de la RepÚblica43 .

En la industria textil algodonera existen diez empresas que pueden ser consideradas como trans­nacionales. Su capital es de origen norteamericano, in­glés, suizo y de Liechtenstein; además de capital chile­no y español, aunque en estos dos últimos casos proba­blemente se trate de inversiones extranjeras y no trans­nacionales.

Sin embargo, la participación de las empre­sas transnacionales en el rubro de la industria textil al­godonera es insignificante, apenas el 5%, por lo que en muy escasa medida puede controlar las condiciones de reproducción del sector44 .

En la producción de bebidas alcohólicas participan empresas transnacionales como: Pedro 00-mecq, con el 19% del capital luxemburgués; Tequileña, S.A. filial de Bacardí y Compañía, S.A., con el 98% de inversión inglesa; Kalhua, S.A. con el 100% de inversión canadiense; Tequila Vda. de Romero, S.A. con el 25% de capital de Liechtenstein45 .

La producción de cigarrillos a nivel nacio­nal se encuentra casi totalmente controlada por el capi­tal extranjero. Las principales empresas son: La Moder­na, con el 45% de inversión inglesa; La Tabacalera Me­xicana, con 27% de inversión norteamericana pro ve-

41 Montes de Oca, R.E. Op. cit. p. 99. (La palabra entre pa­réntesis es nuestra: J.M.l.

42 Para la eiaboración de este apartado nos hemos basado fun­damentalmente en el trabajo de Octavio García Rocha sobre la participación extranjera en la agro industria no alimentaria.

43 'bid. p .. 259-260. 44 'bid. p. 259-260.

45 'bid. p. 260.

41

niente de la Phillip Morris International; Cigarrera Na­cional, filial completa de la Phillip Morris; Tabacos Az­tecas con el 40% de inversión foránea; Fábrica de Taba­cos y Puros El Triunfo, con el 49% de capital transna­cional; Mexicana de Tabacos, 100% norteamericana46

En la agroindustria forestal la participación del capital transnacional es fundamental aunque no ex­clusivamente indirecta. Se nota la presencia de un redu­cido número de empresas extranjeras principalmente norteamericanas en: aserraderos, fabricación de triplay, tableros aglomerados y fibracel; en la fabricación de envases de madera, jaulas, barriles, productos similares; en la fabricación de puertas, ventanas, closets, moldu­ras y otros, en la fabricación de muebles y productos de madera; y en fábricas de cartón4 7 •

Mientras mayor es el grado de elaboración de los productos forestales, "" .mayor va siendo la par­ticipación extranjera. En la fabricación de pasta de ce­lulosa, de papel y de envases, cajas y otros productos de papel y cartón, es donde se presenta la mayor pre­sencia de capital extranjero"411.

En la producción de pasta de celulosa y papel, participan nueve empresas con capital extranje­ro, En la fabricación de cajas y envases de papel y de cartón existen 12 empresas con participación de capi­tal extranacional. Finalmente, en la elaboración de di­versos productos de pasta de celulosa, papel y cartón la participación de la inversión extranjera directa es todavía más importante, existiendo 24 empresas de este tipo. En el sector forestal la inversión directa es mayoritariamente de Estados Unidos, pero participan también empresas de capital suizo, canadiense, luxem­burgués49 . También participan una empresa de capi­tal español y otra libanesa, aunque aquí probablemen­te no se trate de inversiones transnacionales en senti­do estricto.

Como se puede ver, también en la agroin­dustria forestal es notable la tendencia de las empresas transnacionales a ubicarse en las fases finales, más lu­crativas y menos riesgosas de los procesos productivos; en este caso en la transformación de la celulosa en pa­pel, cartón y envases.

La participación de las empresas transna­cionales en la agroindustria no maderable no es directa; sin embargo, figuran como las principales compradoras de resinas y cera de candelilla, las que son usadas para muy distintos fines: elaboración de aguarrás y brea, fa­bricación de pinturas, lacas, tintes, goma de mascar, ja­bones, cosméticos, papel de alta calidad, etc5 o. En al­gún tiempo tuvo alguna significación económica (so­bre todo regional) la compra de chicle (resina extraí­da del árbol de chicozapote) pero en la actualidad las transnacionales lo compran en muy pequeña escala

46,bid. p. 261.

47 'bid. p. 265.

411 'bid. p. 265.

49 'bid. p. 266.

50 'bid. p. 268-269.

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puesto que han encontrado sustitutos sintéticos.

El barbasco presenta particularidades dis­tintas a las de otras agroindustrias forestales no madera­bles por la fuerte presencia de empresas transnacionales que participan en su industrialización.

En resumen, las empresas transnacionales agroindustriales alimentarias y no alimentarias han co­laborado en la introducción de una serie de modifica­ciones éll sector agrario mexicano. Dichas empresas han impulsado cambios tecnológicos en la producción agrí­cola que por ser capital-intensivo incide en el agrava­miento del desempleo rural. Además este modelo de desarrollo de la agricultura, con base en el uso de tec­nología importada, acarrea para el campo los mismos problemas de dependencia tecnológica y financiera que antes eran exclusivos de la industria. Por lo demás es­tas tecnologías importadas han incidido sobre la polari­zación social en el campo, ya que sólo los agricultores más acomodados pueden acceder a la compra de esta maquinaria e insumas.

Las modificaciones tecnológicas dadas al interior de la propia agroindustria tampoco han sido un factor para un desarrollo de la industria nacional más armónico y competitivo. "La fuga de divisas por con­cepto de pago por transferencia tecnológica no se ve compensada por sustanciales innovaciones en el proce­so productivo que redunden en un mayor y más equi­librado desarrollo nacional. Las innovaciones en agroindustria se relacionan más con la diferenciación de productos existentes en función de la competencia en el mercado que con el desarrollo de técnicas más eficientes de abaratamiento de costos de producción o mejoramiento de la calidad de los productos procesa­dos:'S 1 _

La presencia de las agroindustrias transna­cionales ha colaborado en la alteración de la estructura de los cultivos; en la imposición de pautas de superex­plotación de la fuerza de trabajo; en cambios negativos en la dieta; mayor control del campesinado; uso irracio­nal de recursos (sobre todo tierra yagua), importación de maquinaria agrícola e industrial, y presiones sobre la balanza comercial; resumiendo: la presencia de las trans­nacionales en el agro mexicano significan un mayor do­minio del imperialismo sobre nuestro país_

A pesar de lo anterior, no queremos caer en el equívoco de responsabilizar a las empresa!>' transna­cionales como las causantes de todas las transforma­ciones y problemas del campo mexicano: sería darles una exagerada importancia. En realidad, las tendencias y los conflictos en el agro son consecuencia y resultado del desarrollo del capitalismo en México; las empresas transnacionales se han encaramado sobre el campo, pero no han sido el factor principal y decisivo para las recientes modificaciones en el sector.

S 1 Martín del Campo, A. Concentraci6n y monopolizaci6n en la agroindustria nacional: el papel de la gran empresa y las lí­neas de estrategia para su regulaci6n_ p. 160 (Subrayados nues­tros: J.M.l. En: Echeverría, R. Op_ cito

42

La agro industria abastecida por capitalistas y la abaste­cida por campesinos.

En este apartado se pretende avanzar en la determinación de la agroindustria abastecida por campesinos y la abastecida por capitalistas; básicamente tomaremos como indicadores los datos del censo de 1970, en lo que se refiere a su superficie por tipo de tenencia y valor de la producción y a partir de esto, indicar cuáles son los cultivos agroindustriales sembra­dos mayoritariamente por campesinos o capitalistas.

Los datos señalados son sólo aproximados porque resulta muy aventurado, -mejor dicho, inexac­to-, caracterizar como capitalista agrario a todo individuo poseedor de un predio superior a las cinco ha. Lo mismo reza para los campesinos: aquí tomamos como campesinos a todos los ejidatarios -cosa no total­mente cierta- junto con los propietarios de menos de cinco ha. A pesar de las limitaciones señaladas, estos censos son la primera aproximación. Efectivamente, resulta muy difícil la acumulación de capital en super­ficies tan pequeñas como lo son una parcela inferior a las cinco ha; si bien existen entre los ejidatarios algunos capitalistas, la mayoría produce en condiciones que no les permite obtener ganancias. Así, el estudio, aunque impreciso, nos puede dar una idea aproximada del tipo de abastecedores con que cuentan las distintas agroin­dustrias.

El que algunas agroindustrias se abastescan de campesinos o de capitalistas obedece a muy distintas razones. La agroindustria transnacional prefiere operar con capitalistas porque éstos pueden asegurarle de me­jor manera el cumplimiento del contrato y el empleo de la maquinaria y los insumos adecuados para lograr la calidad deseada en determinados cultivos. En otros casos, la agroindustria se instala en zonas que por sus características ecológicas pueden ser aptas para el cul­tivo que se requiere, aunque en estas regiones la presen­cia de campesinos puede ser mayoría. A nivel más ge­neral, la presencia de campesinos se explica porque dis­minuyen el monto global de la renta del suelo pueden significar ventajas y ahorros para el capital. En el caso de la burguesía agraria no es raro encontrar con que se trata de los mismo industriales que por su cuenta desa­rrollan la producción agrícola para abastecer a sus pro­pias plantas. En la medida de lo posible, en distintas agro industrias se explicará el por qué de la presencia de talo cual tipo de abastecedores.

Para la clasificación de las características de las distintas agro industrias nos hemos basado en los tra­bajos sobre el tema de Carmen Améndola y de Arturo Domike y Gonzalo Rodríguez S 2.

También nos basamos en el análisis de la superficie cosechada de los principales cultivos por tipo de tenencia y de valor de la ploducción agrícola total y de los principales cultivos por tenencia en 1970.

La agroindustria abastecida por campesi· nos. Existen siete agro industrias cuya fuente de mate-

52 Améndola, C. Op. cito Domike, A. y Rodríguez, G. OP. cit.

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rias primas proviene fundamentalmente de ejidos y de propiedades privadas menores de cinco hectáreas: taba­co, azúcar, miel de abeja, maíz, henequén, arroz y café.

Las agroindustrias que emplean las materias primas arriba señaladas tienen una serie de característi­cas comunes. Por lo general se trata de agroindustrias tradicionales; algunas tienen su origen en tiempo de la Colonia, como por ejemplo la fabricación de azúcar o el beneficio del café, lo mismo que la producción de ci­garros; durante el porfiriato el henequén era ya un cul­tivo importante en nuestro país, etc.

El tipo de maquinaria y de instalaciones de estas agroindustrias son atrasadas, cuando no obsoletas. Su ritmo de crecimiento se encuentra por debajo del promedio de la rama. Aunado a lo anterior, dos de es­tas agroindustrias, la azucarera y la henequenera, desde hace un buen número de años que se encuentran en una profunda crisis, llegando incluso a operar con déficits.

En el caso de la caña de azúcar, el hene­quén y el café, por tratarse de plantaciones donde el vegetal tarda entre dos y siete años para ser aprovecha­do comercialmente, el ciclo de recuperación de la inver­sión es muy largo.

Algunos de estos cultivos no son suscepti­bles de una total mecanización y por lo general em­plean una cantidad de mano de obra bastante amplia; ejemplos de ello son: el tabaco, la caña de azúcar, el henequén, el café. También es posible que, aunque sea factible la mecanización de algunas labores agrícolas, su costo resulte elevado para los campesinos. Dándose también el caso de que al Estado no le interese en de­terminadas zonas la mecanización porque agrava el de­sempleo rural y las migraciones a los centros urbanos.

En otros casos, la presencia de campesinos en determinados cultivos puede ser explicada por la lu­cha que han dado por conservar o adquirir su tierra, co­mo en algunas regiones cañeras y tabacaleras, donde es fuerte la presencia de ejidos como resultado de la parti­cipación de sus habitantes durante la revolución o en los años de mayor reparto agrario.

De esta forma, serían cuatro los factores que inciden sobre la presencia mayoritaria de campesi­nos en algunos cultivos de materia prima para la agroin­dustria : primero, se trata de cultivos de ciclo largo; se­gundo, no son suceptibles de una total mecanización; tercero, el capital no ha podido expropiar masivamente a los propietarios de esas tierras, y cuarto, se trata de los sectores menos dinámicos de la. rama, e incluso algu­nos se encuentran en crisis.

Esta última razón, junto con la necesidad de controlar el movimiento campesino, es lo que nos explica la presencia y el control de las más fuertes e im­portantes agroindustrias de este tipo por parte del Esta­do. En efecto, el Estado ha "mexicanizado" algunas de estas agroindustrias, para tomar el papel que pocos ca­pitalistas se atreverían a hacer: comprar agroindustrias en crisis o donde hay fuerte movimiento campesino. Así, la empresa estatal T ABAMEX es la encargada de la

43

producción, preindustrialización y comercialización del tabaco; la empresa CORDOMEX es la encargada de la producción, industrialización y comercialización del henequén; la empresa AZUCAR (de reciente forma­ción) es la encargada de regular la producción, indus­trialización y comercialización del azúcar, mieles, al; coholes y subproductos de la caña.

En síntesis, se presenta una conjunción muy variada de factores que incide en la existencia de algunas agroindustrias que son abastecidas fundamen­talmente por campesinos.

La agroindustria abastecida por capitalis­tas. La agroindustria abastecida por capitalistas es gene­ralmente más moderna y de crecimiento más dinámico; incluso, es distinguible la preferencia que las empresas transnacionales tienen para operar con agricultores que hayan alcanzado cierto grado de acumulación.

La burguesía agraria busca los cultivos más rentables, pero también los que suponen mayores in­versiones de capital, aunque de ciclo de rotación corto (como en el caso de la siembra de hortalizas).

Su relación con la agroindustria es muy dis­tinta a la que establecen los campesinos; aquí no son una especie de obreros sin paga de las empresas, sino que muchas veces participan en calidad de socios o por lo menos cuentan con poderosas organizaciones que les permiten negociar con mayor fuerza con las empresas; en caso de no existir un arreglo, disponen de los medios necesarios para vender por su cuenta la producción. En este caso, dependerá de cuál de las partes tenga más fuerza poi ítica el que una de ellas se quede con porcio­nes mayores o menores de renta.

En casi todas las agroindustrias existen fá­bricas que son propiedad de agricultores capitalistas; de esta forma se trata muchas veces de una burguesía agroindustrial más que de una burguesía agraria propia­mente dicha.

La burguesía agraria abastece por igual a agroindustrias que venden en el mercado interno y a las que venden para el externo; sin embargo, se nota una inclinación en la producción de cultivos de exporta­ción: algodón, hortalizas y ganadería bovina, por ejemplo.

El cultivo que siembran (para 1970) ma­yormente los capitalistas es el trigo; le siguen los culti­vos forrajeros, en especial el sorgo y la soya; continúa la producción de leche; en seguida la explotación fores­tal, la producción de cacao, las especias y el algodón. (Para la clasificación anterior nos basamos en los datos de Domike y Rodríguez, sobre las 21 agroindustrias más importantes del país).

Existen otras agroindustrias donde también es importante la presencia de los capitalistas, como son las de la elaboración de aceites, la de la elaboración de bebidas alcohólicas y el cultivo de la vid . En el caso de algunas frutas y hortalizas: " ... Ia naranja, la uva, el du­razno, la guayaba, la manzana, la fresa, el melón y el ji-

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tomate predominan en predios mayores de cinco hec­táreas"s 3.

Naturalmente que no todos los propietarios de predios superiores a las cinco ha, son capitalistas agrarios, pero existen ciertos cultivos en los que es evi­dente que se producen en su mayor parte por capitalis­tas, ya sea por sus costos de producción, porque requie­ran de determinada maquinaria o infraestructura.

Agroindustria y campesinadoJ4

En casi todos los tipos agroindustriales el capital, tanto nacional como transnacional, al no poder expropiar a los campesinos de sus tierras se ve obligado a hacerlos participar financiándoles, comprándoles o es­tableciendo contratos de abastecimiento para que éstos siembren los productos materia prima para la agroin­dustria. Es la llamada "agricultura de contrato", que tiende paulatinamente a la integración vertical de los procesos agrícolas con los industriales. Las empresas se ven cada vez más orilladas a recurrir a estas formas para organizar la producción, y su importancia se puede apreciar en los siguientes datos, que si bien no son con­cluyentes porque no todos los productores que enume­ramos producen en condiciones no capitalistas, nos dan una idea de la magnitud de esto; pues de lo que si hay seguridad es que la mayoría de ellos producen en con­diciones campesinas.

Productores de tabaco Productores de caña de azúcar Productores de café Productores de cera de candelilla Productores de piña Productores de henequén Productores de fresa

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También existen otros cultivos que en algu­nas regiones, funcionan bajo la modalidad de agricultu­ra de contrato pero que carecemos de información en cuanto a la cantidad de campesinos que participan en ellos. Algunos ejemplos son: granos, como la soya, el ajonjolí, el arroz y la cebada; frutales, como el limón, el mango y la vid; muy distintas clases de hortalizas; la copra; el cacao; el algodón, flor de cempasúchil; espe­cias; semillas; el cachuate y el hule. Asimismo existen unidades ganaderas, muchas de ellas formadas por aso­ciaciones de productores, que laboran bajo contrato.

Es imposible que con estos datos parcia­les podamos llegar a establecer generalizaciones; sin embargo, el solo estudio de 7 de las 24 agroindustrias más importantes nos indica que más del 15% del con­junto del campesinado mexicano se encuentra de una manera u otra subordinada a la agroindustria y el resul­tado naturalmente sería mayor si se dispusiera de in­formación de los demás tipos agroindustriales.

53 Rama, R. y Vigorito, R.: Op. cit. p. 99.

54 Este apartade constituye un resumen de les capítulos 4 y 5 de: Morett, S. Jesús Agroindustria y agricultura de contrato en M6xico. Edit. Pueblo Nuevo-UACh. México. 1987.

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Por tratarse casi siempre de cultivos con un alto costo de producción los campesinos por lo general sólo pueden sembrarlos si disponen de crédito.

Para asegurarse la materia prima, las empre­sas directa o indirectamente (a través del Estado o de intermediarios) conceden créditos a cambio de los pro­ductos que requieren.

Estas formas de crédito van siendo paulati­namente aceptadas por los productores porque les per­mite sembrar cultivos que les dejan mayores ingresos que los tradicionales y porque los "liberan"del capital usurario, lo que hace que puedan trabajar en condicio­nes menos desventajosas.

En un principio, el único compromiso de los campesinos era venderle a quien los había financia­do. Pero la necesidad de asegurar la recuperación de créditos, la búsqueda de elevación de ganancias y el que la maquinaria industrial requiere de un producto con determinadas características para poder ser procesado, llevó a las empresas a imponer cada vez un mayor nú­mero de cambios técnicos en la producción agrícola pa­ra obtener un producto con las cualidades, el volumen, el tiempo, y hasta el precio que fuera conveniente y necesario.

Poco a poco empieza a exigírsele al agri­cultor que introduzca una serie de innovaciones en su forma de producir; paulatinamente, las empresas van logrando controlar y decidir más aspectos sobre los cul­tivos del campesino, hasta llegar al extremo de sólo otorgar los créditos a condición de que el agricultor si­ga las instrucciones de la empresa al pie de la letra.

Naturalmente no todos los cambios tecno­lógicos son comunes al conjunto de los productos que reciben un procesamiento agroindustrial, se nota una muy variada gama de grados de subordinación que van desde la simple obligación de venta a la subordinación total.

Todo el proceso de subordinación empieza a darse bajo la "inocente" apariencia de una venta a futuro, pero este simple hecho deja al productor direc­to en condiciones de no independencia frente al mer­cado. Ha perdido su libertad de comerciar y es éste el principio de una serie de transformaciones a las que se ve sujeta la producción campesina luego de entrar en contacto con la industria.

Los mecanismos de que se vale el capital para subordinar la producción campesina son: el crédi­to, la tecnología y los contratos; viéndose reforzados por la estructura de los mercados y por el papel y la participación del Estado.

Estos factores se encuentran íntimamente relacionados y mútuamente condicionados. Sin embar­go, el principal mecanismo de la subordinación de la economía campesina al capital es el crédito; al aceptar­lo los agricultores firman un contrato de compra-venta donde no sólo se asegura el monopolio del producto por parte de las empresas, sino que también su injeren­cia en el proceso productivo mismo, puesto que la flui­dez del crédito está condicionada a seguir las instruc-

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ciones técnicas del capital en materia de cultivo, empa­que, transporte, etc. Esto modifica en esencia el papel que juega el agricultor como vendedor de mercancías. A través de la imposición al productor de un "paquete tecnológico", donde todo su conocimiento se ve invali­dado, se transforma medularmente el papel que juega el vendedor de mercaneCas en relación con el comprador de las mismas, ocasionando que el productor al verse comprometido, a través del contrato, a obedecer las es· pecificaciones del capital pierda la dirección de su pro­ceso productivo.

El crédito, la tecnolog(a y los contratos permiten a las empresas agroindustriales tener el con­trol del proceso productivo de los campesinos y organi­zar, como iniciativa propia, la producción de la materia prima. Este dominio de las compañías sobre la produc­ción campesina se ve reforzado por otros dos tipos de mecanismos: las distintas acciones del Estado y la es­tructura de los mercados.

Laborar de la manera descrita con los cam­pesinos permite a las agroindustrias controlar, planear y organizar como algo propio extensas zonas de pro­ducción (a veces de miles de hectáreas); hace posible la compactación de áreas de cultivo y el escalonamiento de las siembras. Ello disminuye el riesgo de que en el campo haya periodos críticos de falta de maquinaria, de insumos o de trabajadores asalariados, garantiza un abastecimiento uniforme y regular de materia prima a las. empresas y posibilita con esto, la utilización al máxi­mo de la capacidad instalada de las plantas industriales.

Entrar en contacto con el "agronegocio", con sus créditos y su paquete tecnológico, significa pa­ra el agricultor una descalificación de sus conocimien­tos; su saber ancestral es sólo aprovechado parcialmen­te. El cambio tecnológico también le va imponiendo la pérdida del control sobre el proceso productivo. El campesino pierde la dirección de su proceso productivo y también su control técnico; se realizan actividades que él desconoce y, obviamente, no domina.

Por medio de una "venta a futuro" el agri­cultor enajena su producción: ya no se trata de aquel que concurre al mercado con su cosecha en busca de quien le otorgue mayores precios. La agro industria se convierte en un monopsonio para el campesino; ya que generalmente se ha obligado a venderle su producción y ha acordado de antemano el precio, el productor no puede buscar otro comprador dado que tiene ya com­prometido su cultivo con la empresa.

Todo lo anterior nos lleva a concluir que la unidad agroindustrial asume el control productivo, porque es ella quien planea, organiza, dirige y supervisa el proceso inmediato de producción, el comercial, dado que ella controla el proceso de realización de las mer­caneCas, y el control financiero, puesto que determina el flujo de capital-dinero.

Al no tener en sus manos el control pro­ductivo, comercial, ni financiero, el campesino se ve obligado a obedecer las órdenes del capital, convirtién­dose en una especie de obrero o empleado de las em­presas; pero al no percibir esta situación, no contabiliza

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dentro de los costos de producción toda una serie de trabajos personales y familiares, "autoexplotándose" él y su propia familia. Esto se explica por el hecho de que el agricultor no opera con base en la racio'nalidad capi­talista, obtener por lo menos la ganancia media, sino a su consumo personal y familiar. No va al mercado a ven­der su producción para sacar ganancia sino para obte­ner a cambio medios para su subsistencia. No tiene otra alternativa. A diferencia de aquel productor que al no poder obtener ganancias traslada su capital a otra rama de la economía, el campesino no puede hacerlo porque su dinero no posee la forma libre de capital. El es al­guien que se endeuda para invertir, pero no se endeuda para hacerlo como mejor le parezca, sino para sembrar un determinado producto y bajo las instrucciones pre­cisas de la agroindustria.

Al ser otorgados los créditos, quedan como prenda o garantía de los mismos préstamos: la cosecha, los insumos adquiridos y en general lo que se invierta con el dinero; incluidos los bienes muebles e inmuebles propiedad del campesino y, en el caso de la pequeña propiedad, la parcela misma_ Por esta razón (servir de garantía), en los contratos se establece con toda clari­dad que los campesinos no pueden "vender, enajenar, gravar, cambiar de lugar, disponer en forma alguna" de productos que hayan sido financiados; no pudiendo el agricultor, por tanto, darle otro uso a la cosecha que no sea el venderla a la empresa que lo haya financiado.

El campesino además de no poder disponer libremente de su producto, no tiene la propiedad real sobre él; ya que, a través del contrato, se convierte en un "depositario judicial" de su propia producción. Esto es, se transforma en alguien sin ninguna facultad o atri­bución sobre el producto, más que la de servir exclusi­vamente como encargado de la custodia de éste, que­dando, en la misma situación juddica que el albacea de una herencia.

El campesino formalmente es dueño de la tierra o por lo menos, en el caso de.1 ejido, tiene el dere­cho a su usufructo; sin embargo, no puede disponer li­bremente de ella. Puesto que las empresas le indican no sólo como trabajarlas sino que, además, pueden escoger dentro de la parcela de que se trate, las tierras o porcio­nes de estas que consideren más aptas para el cultivo que se vaya a realizar.

Finalmente, lo mismo que ocurre con la tierra sucede con las herramientas o la escasa maquina· ria que pueda tener el productor, la empresa les indica cuáles, cuándo y cómo usarlas.

La propiedad sobre la tierra campesina es vaciada de su contenido, ya Que el agricultor no puede disponer libremente de ella como un medio de produc­ción de su propiedad y su tenencia no acarrea la realiza­ción de una renta (puesto que el campesino ve reducida su remuneración, cuando mucho, al equivalente del valor de su fuerza de trabajo). Se llega así a la paradoja de que el campesino tiene todas las obligaciones de propieta­rio, pero ninguna de sus ventajas y, por el contrario, las empresas consiguen obtener todos los beneficios corres-

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pondientes a un propietario, pero sin ninguna de sus obligaciones o riesgos.

Las agro industrias aunque no tengan la pro· piedad de las tier.ras ni de las herramientas maquina· ria, tienen la disposición real sobre éstas, por tanto, el no tener la propiedad jurídica de los medios de produc­ción no es obstáculo para que las empresas tengan la apropiación efectiva de ellos. La propiedad campesina -privada o ejidal- se convierte en una forma de tenen­cia de la tierra adecuada para la valorización del capital. Los campesinos tienen la posesión (detentación) pero no la propiedad (disposición) de sus medios de produc­ción y del producto.

Si el campesino ha perdido el control y la dirección de su proceso productivo .(ya que las propias empresas, ingenios, etc., se lo dirigen y controlan) y si a esto sumamos que el campesino sólo formalmente es dueño del producto, ya que no dispone libremente de él (lo mismo que con su tierra y demás medios de pro­ducción), puesto que no se le permite darle otro desti­no que el venderlo a las empresas; podemos concluir que, en estos casos, los productos en cuya elaboración participa el campesino no reunen los requisitos para poder ser considerados como una mercancía elaborada por éstos; es decir, si bien dichos productos son, obvia­mente, mercanc(as no lo son para el agricultor, por tan­to lo que vende el campesino no es una mercancía sino su fuerza de trabajo.

Otra razón de lo anterior está dada en el hecho de que las unidades de producción campesina que cultivan materias primas para la agroindustria por sí mismas son incapáces de garantizar su propia repro­ducción como abastecedoras para las empresas y sólo lo hacen gracias al crédito. Siendo esto un elemento que contribuye a demostrar que lo que venden es su fuerza de trabajo, puesto que no se encuentran en condiciones de realizar la producción, no cuentan por lo general con las posibilidades económicas (son cultivos caros) y, a veces, tampoco con la maquinaria o la fuerza de tra­bajo indispensables.

Si es el capital el que financia, planea, orga­niza, dirige, supervisa, es el único comprador, etc., po­demos concluir que la producción de caña y azúcar, la del tabaco y cigarros, la de piña y su enlatamiento, la de uva y vino, etc., son parte cada una de un solo pro­ceso productivo y de valorización y en donde, por tan­to, el proceso agrícola y el industrial son uno solo. He­mos arribado al momento donde la agricultura se ha convertido en un departamento más de la fábrica.

La integración y unidad de los proceso de trabajo y de valorización agrícola e industrial traen co­mo resultados que la producción campesina se trans­forme en una modalidad agrícola del trabajo a domi­cilio.

ELEMENTOS PARA UNA CARACTERIZACION DE LA AGROINDUSTRIA.

Agroindustria, industrias agrícolas e industrias para la agricultura.

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Existen una diversidad de agroindustrias y también distintas formas de clasificarlas. Hasta ahora la más usada ha sido la derivada de la metodología de "sistemas" para el estudio de complejos agroindustria­les. Sin embargo, dicha forma de clasificar a las agroin­dustrias adolece de graves defectos y deficiencias y con­lleva a una caracterización general e incorrecta de éstas.

También es común confundir y reducir a la agroindustria con la industria alimentaria. O bien cuan­do se estudia la "cadena agroalimentaria"5 5 , incluir en su estudio la refinación y envasado de sal; la fabrica­ción de hielo; y la preparación, congelación y envasado de pescados y mariscos, actividades que no tienen nada que ver con la agricultura y por tanto no pertenecen a la llamada "cadena agroalimentaria".

Para otros autores, la agroindustria es toda­vía más amplia ya que incluye a las compañías produc­toras y distribuidoras de insumos para el sector agrope­cuario y a las procesadoras de materias primas agrícolas y distribuidoras de alimentos y otros productos no ali­menticios.

"Si consideramos el tipo de actividades o especialización de las empresas transnacionales, pode­mos distinguir dos clases de agro industrias, aunque a menudo existen ligazones entre ellas:

a) Productoras y distribuidoras de insumos para la agricultura, la ganadería y la pro­ducción forestal, y

b) Procesadoras de materias primas agríco­las y distribuidoras de alimentos y de otros productos no alimenticios, como son textiles, cuero, calzado, caucho, papel e industrias de la madera, cañamo y otras fibras, etc. 5 6 •

Para el cabal conocimiento del fenómeno a estudiar es indispensable distinguir a la agroindustria en sentido estricto de las industrias agrícolas; y en ambos casos señalar su nivel de desarrollo. Es decir, puede ha­ber una transformación de los productos agrícolas de tipo artesanal, manufacturero o propiamente industrial. Por lo que, en rigor, muchas de las llamadas agroindus­trias no son tales, puesto que emplean métodos, técni­cas y formas de organizar el trabajo, propias del artesa­nado o de la manufactura; por ejemplo, la elaboración de piloncillo, en algunas regiones el beneficio del café, o el secado del tabaco, se realizan con técnica total­mente atrasadas y rudimentarias.

De esta manera, sería más correcto hablar de agroartesanías, agromanufacturas y agroindustrias en sentido estricto.

La agroindustria en sentido estricto es aquella cuyo objeto fundamental de trabajo es una ma­teria brutaS 7 de origen agrícola. En la producción agro-

55 CFR. Montes de Oca, R.E. Op. cit.

56 Arroyo, Go~zálo: Firmas transnacionales agro industriales. Reforma Agraria y Desarrollo Rural. En revista Investigaci6n Económica No. 147 F.E-UNAM. México. 1979.

57 Materia bruta: materia prima que no ha sufride ningún pro­ceso o transformaci6n anterior.

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industrial, por dedicarse precisamente a la transforma­ción de productos agrícolas, inciden los fenómenos bio­lógicos y naturales propios de la agricultura; esto es, que su abastecimiento depende de los ciclos naturales, y hay inseguridad en cuanto al volumen de la produc­ción, lo que conduce a que algunas de estas empresas laboren de manera estacional obedeciendo a las épocas de cosecha; y a que su aprovisionamiento sea irregular en cantidad y en calidad_ Las agroindustrias general­mente se relacionan directamente con los campesinos; y muchas veces la naturaleza del producto que transfor­man (perecedero), les obliga a establecerse en determi­nadas zonas geográficas_ En el producto final la mayor parte del valor corresponde a los insumas agropecuarios_

Asimismo, las características de su materia prima les impone ciertas limitaciones a una mayor tec­nificación; siendo genera\ll1ente intensivas en mano de obra por el tipo de actividades que efectúan: selección, limpieza, etc_ La agroindustria conserva una vincula­ción directa con el campo y los agricultores. Su oferta consiste tanto en productos para el consumo directo como en materias primas para las industrias agrícolas.

Las agroindustrias pueden d ividirse en dos tipos: las simples y las complejas. Esto dependiendo del tipo de modificación, del grado de intensidad del trata­miento y transformación que sufran las materias primas_

Las agroindustrias simples: como su nom­bre lo indica, son aquellas que se dedican a un primer y más elemental tratamiento o acondicionamiento de las materias primas, efectuando exclusivamente cam­bios en la presentación del producto; pero sin modifi­car su forma o características. Sus productos pueden ser destinados al consumo directo u orientarse como in­sumos para otros procesos más avanzados. Algunos ejemplos de estas agroindustrias son las actividades de selección, clasificación, limpieza, secado y empaque.

Las agroindustrias complejas: sus activida­des consisten en transformaciones de la propia materia prima y no sólo en su presentación. Modificando la forma y/o calidad de los insumos. Tratándose entonces, de procesamientos que alteran las características del producto, como las actividades de molienda, extrac­ción, beneficio; refinación, destilación, etc. (por ejem­plo, harineras, ingenios, beneficios de café, de cacao, etc.). Su producto se destina tanto al consumo directo como al productivo al servir de insumos para procesos más desarrollados.

Las industrias agrícolas, son aquellas que procesan una materia prima de origen agrícola, pero que ya ha sufrido algún proceso industrial, siendo por

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lo tanto, abastecidas por una agroindustria. Operan en condiciones tecnológicas más avanzadas, con una com­posición orgánica de capital más alta y con una mayor productividad del trabajo que las agroindustrias. En estas industrias agrícolas el proceso productivo es con­tinuo, el abastecimiento es uniforme en cantidad y ca­lidad (todo esto permite que más fácilmente sean in­troducidas mejoras tecnológicas); y su localización geográfica no está determinada por la producción agrí­cola. Este tipo de actividad reune todas las característi­cas de la producción propiamente industrial. Su oferta está constituida exclusivamente por productos de con­sumo directo (final) y no por materias primas. Ejem­plos de industrias agrícolas son : la producción de galle­tas y frituras a partir de harinas, la elaboración de dul­ces, confituras y refrescos a base de azúcar, la fabrica­ción de café instantáneo, la manufactura de calzado, etc. Aquí, en el producto. final la parte del valor co­rrespondiente a los insumos agropecuarios, tiende a ser menor que en la agroindustria; lIegándo a pesar más en términos de valor otros insumos (empaques, saborizan­tes, colorantes).

Los tres tipos de actividades de transforma­ción de insumos agrícolas (dos agro industriales y una industrial) pueden ser independientes o complementa­rias dependiendo del mayor o menor grado de procesa­miento requerido para estar el producto en condicio­nes de llegar al consumidor final.

También es posible que una misma unidad de producción o una misma empresa realice todo el proceso, siendo simultáneamente agroindustria e indus­tria agrícola. Un ejemplo de esto es la industria cer­vecera.

Por último, es también indispensable preci­sar y separar, a la agroindustria y la industria agrícola de las industrias para la agricultura; dado que, existen autores que consideran la producción de maquinaria e insumos para la agricultura como parte de la agroindus­tria o de la agroindustrialización. Si bien es cierto que el estudio integral del fenómeno agroindustrial requie­re del conocimiento de la producción de insumos, otra, muy distinta, es confundir a la industria petroqu(mica (fertilizantes), qu ímico-farmaceútica (plaguicidas, her­bicidas), metal-mecánica, etc. (herramientas, maquina­ria) con la agroindustria. Sin duda, tienen relación pero se trata de cosas distintas. Además de que su produc­ción no está totalmente dirigida a la agroindustria.

Actualmente existen en México alrededor de 55 tipos de agroindustrias (37 alimentarias y 18 no alimentarias, y 85 industrias agrícolas) (30 alimentarias y 55 no alimentarias).