jax era un niño extraño

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»Jax era un niño extraño. Un niño serio. Un niño solitario. Vivía en una casa vieja al final de un camino roto. Jax... Cualquiera que viese a Jax se daba cuenta de que aquel niño no era como los demás. Nunca jugaba. Nunca corría por ahí armando alboroto. Y nunca se reía. «¿Qué se puede esperar de un niño que vive solo en una casa rota al final de un camino roto?», decía la gente. Algunos opinaban que el problema era que nunca había tenido padres. Otros aseguraban que tenía una gota de sangre feérica en las venas y que eso impedía a su corazón conocer la dicha. Jax tenía mala suerte, eso no podía negarse. Cuando conseguía una camisa nueva, se le hacía un agujero. Si le regalabas un dulce, se le caía al suelo. Algunos afirmaban que el niño había nacido con mala estrella, que estaba maldito, que había un demonio que habitaba su sombra. Otros sentían lástima por él, pero no la suficiente para tomarse la molestia de ayudarlo. Un día, un calderero llegó por el camino hasta la casa de Jax. Fue extraño, porque el camino estaba roto, y por eso nadie lo utilizaba. —¡Hola, chico! —gritó el calderero apoyándose en su bastón—. ¿Tienes un poco de agua para un anciano? Jax le llevó agua en una jarra de arcilla resquebrajada. El calderero bebió y bajó la vista para mirar al niño. —No pareces muy feliz, hijo. ¿Qué te pasa? —No me pasa nada —respondió Jax—. Me parece a mí que uno necesita algo para ser feliz, y yo no tengo nada. Lo dijo con una voz tan monótona y con tanta resignación que le partió el corazón al calderero. —Creo que en mis fardos tengo algo que te hará feliz —le dijo al chico— ¿Qué me dices? —Te digo que si me haces feliz, te estaré muy agradecido — contestó Jax—. Pero no tengo dinero para pagarte. Ni un solo penique que dar, prestar o regalar. —Pues eso va a ser un problema —repuso el calderero—. Porque lo mío es un negocio, no sé si me explico. .—Si encuentras en tus fardos algo capaz de hacerme feliz —dijo Jax—, te daré mi casa. Es vieja y está rota, pero tiene algún valor. El calderero contempló la casa,

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Jax era un nio extrao. Un nio serio. Un nio solitario. Viva en una casa vieja al final de un camino roto. Jax...Cualquiera que viese a Jax se daba cuenta de que aquel nio no era como los dems. Nunca jugaba. Nunca corra por ah armando alboroto. Y nunca se rea. Qu se puede esperar de un nio que vive solo en una casa rota al final de un camino roto?, deca la gente. Algunos opinaban que el problema era que nunca haba tenido padres. Otros aseguraban que tena una gota de sangre ferica en las venas y que eso impeda a su corazn conocer la dicha. Jax tena mala suerte, eso no poda negarse. Cuando consegua una camisa nueva, se le haca un agujero. Si le regalabas un dulce, se le caa al suelo. Algunos afirmaban que el nio haba nacido con mala estrella, que estaba maldito, que haba un demonio que habitaba su sombra. Otros sentan lstima por l, pero no la suficiente para tomarse la molestia de ayudarlo. Un da, un calderero lleg por el camino hasta la casa de Jax. Fue extrao, porque el camino estaba roto, y por eso nadie lo utilizaba. Hola, chico! grit el calderero apoyndose en su bastn. Tienes un poco de agua para un anciano? Jax le llev agua en una jarra de arcilla resquebrajada. El calderero bebi y baj la vista para mirar al nio. No pareces muy feliz, hijo. Qu te pasa? No me pasa nada respondi Jax. Me parece a m que uno necesita algo para ser feliz, y yo no tengo nada. Lo dijo con una voz tan montona y con tanta resignacin que le parti el corazn al calderero. Creo que en mis fardos tengo algo que te har feliz le dijo al chico Qu me dices? Te digo que si me haces feliz, te estar muy agradecido contest Jax. Pero no tengo dinero para pagarte. Ni un solo penique que dar, prestar o regalar. Pues eso va a ser un problema repuso el calderero. Porque lo mo es un negocio, no s si me explico. .Si encuentras en tus fardos algo capaz de hacerme feliz dijo Jax, te dar mi casa. Es vieja y est rota, pero tiene algn valor. El calderero contempl la casa, vieja y enorme. Era casi una mansin. S, ya lo creo dijo. Entonces Jax mir al calderero, se puso serio y dijo: Y si no puedes hacerme feliz, qu hacemos? Me dars los fardos que llevas colgados a la espalda, el bastn que llevas en la mano y el sombrero que te cubre la cabeza? Al calderero le gustaban las apuestas, y saba reconocer una provechosa. Adems, sus fardos estaban llenos a rebosar de tesoros trados de los Cuatro Rincones, y estaba convencido de que podra impresionar a aquel cro. As que acept el envite y se estrecharon las manos. Primero el calderero sac una bolsa de canicas de todos los colores del arco iris. Pero no hicieron feliz a Jax. El calderero sac un boliche. Pero eso tampoco hizo feliz a Jax. El boliche no hace feliz a nadie mascull Marten. Es el peor juguete que existe. Nadie que est cuerdo se divierte jugando al boliche. El calderero rebusc en el primer fardo. Estaba lleno de cosas normales que habran gustado a cualquier nio normal. Dados, tteres, una navaja, una pelota de goma. Pero nada de aquello haca feliz a Jax. As que el calderero busc en su segundo fardo, que contena cosas ms raras. Un soldadito que desfilaba si le dabas cuerda. Un estuche de pinturas con cuatro pinceles de distinto grosor. Un libro de secretos. Un trozo de hierro cado del cielo... As siguieron todo el da y hasta muy entrada la noche, y al final el calderero empez a preocuparse. No le preocupaba perder su bastn. Pero se ganaba la vida con sus fardos, y le tena mucho cario a su sombrero. Al final comprendi que iba a tener que abrir su tercer fardo. Era pequeo, y dentro nicamente haba tres objetos. Pero eran cosas que el calderero solo enseaba a sus clientes ms acaudalados. Cada uno de ellos vala mucho ms que una casa rota. Sin embargo, el calderero pens que era mejor perder uno que perderlo todo, incluido el sombrero. Cuando el calderero estaba cogiendo su tercer fardo, Jax seal y dijo: Qu es eso? Son unos anteojos respondi el calderero. Son un segundo par de ojos que te ayuda a ver mejor. Los cogi y se los puso en la cara a Jax.Jax mir alrededor. Lo veo todo igual dijo. Entonces alz la vista;. Qu es eso? Eso son las estrellas contest el calderero. Nunca las haba visto. Se dio la vuelta mirando al cielo. Entonces se par en seco. Qu es eso? Eso es la luna contest el calderero. Creo que eso s me hara feliz dijo Jax. Estupendo dijo el calderero, aliviado. Ya tienes tus anteojos... Contemplarla no me hace feliz aclar Jax. Contemplar mi comida no me quita el hambre. La quiero. La quiero para m. No puedo darte la luna dijo el calderero. No es ma. Es duea de s misma. Solo me sirve la luna insisti Jax. En ese caso no puedo ayudarte dijo el calderero exhalando un hondo suspiro. Mis fardos y todo lo que contienen son tuyos. Jax asinti con la cabeza, aunque sin sonrer. Y aqu tienes mi bastn. Un bastn slido y resistente, te lo aseguro. Jax lo cogi. Te importara... dijo el calderero de mala gana dejarme conservar el sombrero? Le tengo mucho cario... Ahora me pertenece repuso Jax. Si tanto cario le tienes, no deberas habrtelo jugado. El calderero le entreg el sombrero frunciendo el ceo.Jax se cal el sombrero, cogi el bastn y recogi los fardos del calderero. Cuando encontr el tercero, que el calderero todava no haba abierto, pregunt: Qu hay en este? Una cosa para que te atragantes le espet el calderero. No deberas enfadarte por un sombrero le dijo el chico. Yo lo necesito ms que t. Voy a tener que caminar mucho para encontrar la luna y hacerla ma. Pero si no me hubieras quitado el sombrero, quiz te habra ayudado a atraparla replic el calderero. Puedes quedarte mi casa rota dijo Jax. Eso ya es algo. Aunque tendrs que arreglarla t. Jax se puso los anteojos y ech a andar por el camino en direccin a la luna. Camin toda la noche, y solo par cuando la luna se perdi de vista detrs de las montaas. Y Jax camin un da tras otro, buscando sin descanso...A Jax no le cost mucho seguir a la luna porque en aquella poca la luna estaba siempre llena. Colgaba en el cielo, redonda como una taza, reluciente como una vela, inalterable. Jax camin das y das hasta que le salieron ampollas en los pies. Camin meses y meses soportando el peso de sus fardos. Camin aos y aos y se hizo alto y delgado, duro y hambriento. Cuando necesitaba comida, la cambiaba por algn artculo que encontraba en los fardos del calderero. Lo mismo cuando se le gastaba la suela de los zapatos. Jax haca las cosas a su manera, y se volvi listo y astuto. Y entretanto, Jax pensaba en la luna. Cuando crea que ya no poda dar ni un paso ms, se pona los anteojos y la contemplaba, redonda, en el cielo. Y cuando la vea, notaba un lento estremecimiento en el pecho. Y con el tiempo empez a pensar que estaba enamorado. Lleg el da en que el camino que segua Jax atraves Tinu, como hacen todos los caminos. Sigui recorriendo el gran camino de piedra hacia el este, hacia las montaas.El camino ascenda y ascenda. Jax se comi el ltimo pan y el ltimo queso que le quedaba. Se bebi hasta la ltima gota de agua y la ltima gota de vino. Camin varios das sin comer ni beber, y la luna segua creciendo en el cielo nocturno. Cuando empezaban a fallarle las fuerzas, Jax remont una cuesta y vio a un anciano sentado junto a la entrada de una cueva. Tena una larga barba gris y llevaba una larga tnica gris. No tena pelo en la cabeza ni calzado en los pies. Tena los ojos abiertos y la boca cerrada. Al ver a Jax, el rostro del anciano se ilumin. Se levant y sonri. Hola, hola! lo salud con su clara y hermosa voz. Te encuentras muy lejos de todo. Cmo est el camino de Tinu? Largo contest Jax. Y duro y cansado. El anciano invit a Jax a que se sentara. Le llev agua, leche de cabra y fruta. Jax comi con avidez, y luego ofreci al hombre a cambio un par de zapatos que llevaba en un fardo. No hace falta, no hace falta dijo el anciano alegremente, agitando los dedos de los pies. Pero de todas formas, gracias por ofrecrmelos. Como quieras dijo Jax, encogindose de hombros. Pero qu haces aqu, tan lejos de todo? Encontr esta cueva mientras persegua el viento contest el anciano. Decid quedarme porque este lugar es perfecto para lo que yo hago. Y qu haces? pregunt Jax. Soy el que escucha respondi el anciano. Escucho lo que las cosas tengan que decir. Ah dijo Jax con cautela. Y este es un buen sitio para hacer eso? S, muy bueno. Excelente confirm el anciano. Para aprender a escuchar como es debido tienes que alejarte mucho de la gente. Sonri. Qu te trae a mi pequeo rincn del cielo? Busco a la luna. Eso es muy fcil dijo el anciano apuntando al cielo. La vemos casi todas las noches, si el tiempo lo permite. No. Yo quiero atraparla. Si pudiera estar con ella, creo que sera feliz. El anciano lo mir con seriedad. Quieres atraparla? Cunto tiempo llevas persiguindola? He perdido la cuenta de los aos y los kilmetros.El anciano cerr los ojos un momento y asinti con la cabeza. S, puedo orlo en tu voz. Lo tuyo no es ningn capricho pasajero. Se inclin y acerc una oreja al pecho de Jax. Cerr los ojos otro largo rato y se qued muy quieto. Oh dijo en voz baja, qu triste. Tu corazn est roto y nunca has tenido oportunidad de utilizarlo. Jax cambi de postura, un tanto turbado. Cmo te llamas? pregunt Jax. Si no te molesta que te lo pregunte. No, no me molesta que me lo preguntes repuso el anciano. Siempre que a ti no te moleste que no te conteste. Si tuvieras mi nombre, tendras poder sobre m, no? Ah, s? Por supuesto. El anciano frunci el entrecejo. Eso es as. Aunque no parece que sepas escuchar, es mejor tener cuidado. Si consiguieras atrapar aunque solo fuera un trocito de mi nombre, tendras algn poder sobre m. Jax se pregunt si aquel hombre podra ayudarlo. Aunque no pareca muy corriente, Jax saba que la suya tampoco era una misin corriente. Si hubiera estado intentando atrapar una vaca, le habra pedido ayuda a un granjero. Pero para atrapar a la luna, quiz necesitara la ayuda de un anciano extrao. Has dicho que t perseguas el viento dijo Jax. Llegaste a atraparlo? En algunos aspectos, s respondi el anciano. Y en otros, no. Esa pregunta puede interpretarse de muchas maneras, me explico? Podras ayudarme a atrapar a la luna? Quiz pueda darte algn consejo dijo el anciano de mala gana. Pero primero deberas reflexionar sobre esto, chico. Cuando quieres algo, tienes que asegurarte de que eso te quiere a ti, porque si no, pasars muchos apuros persiguindolo.Cmo puedo saber si me quiere? pregunt Jax. Podras escucharla dijo el anciano casi con timidez. A veces, eso hace maravillas. Yo podra ensearte a escuchar. Cunto tardaras? Un par de aos respondi el anciano. Ms o menos. Depende de si tienes un don para ello. Escuchar como es debido no es fcil. Pero cuando le cojas el truco, conocers a la luna casi tan bien como te conoces a ti mismo. Jax neg con la cabeza. Es demasiado tiempo. Si consigo atraparla, podr hablar con ella. Podr hacer... Bueno, eso es parte del problema le interrumpi el anciano. En realidad no quieres atraparla. En realidad no. Piensas seguirla por elcielo? Claro que no. Lo que quieres es, conocerla. Eso significa que necesitas que la luna venga a ti. Cmo puedo conseguir eso? Bueno, esa es la cuestin, verdad? dijo el anciano sonriendo. Qu tienes t que a la luna pueda interesarle? Qu puedes ofrecerle a la luna? Solo puedo ofrecerle lo que llevo en estos fardos. No me refera a eso mascull el anciano. Pero si quieres, podemos echar un vistazo a lo que tienes. El ermitao revis el primer fardo y encontr muchas cosas de utilidad. El segundo fardo contena objetos ms caros y ms raros, pero no ms tiles. Entonces el anciano vio el tercer fardo. Y qu llevas all? Ese nunca he podido abrirlodijo Jax. El nudo se me resiste. El ermitao cerr los ojos un momento y escuch. Entonces abri los ojos, mir a Jax y frunci el entrecejo. El nudo dice que intentaste romperlo. Que lo forzaste con un cuchillo. Que lo mordiste con los dientes. Es verdadadmiti Jax, sorprendido. Ya te lo he dicho, intent abrirlo por todos los medios. No por todos dijo el ermitao con retintn. Levant el fardo hasta que el nudo del cordn le qued a la altura de los ojos. Lo siento muchsimo, pero te importara abrirte? Hizo una pausa. S. Te pido perdn. No volver a hacerlo. El nudo se desli. El ermitao mir en el interior del fardo, abri mucho los ojos y dej escapar un dbil silbido. Pero cuando el anciano despleg el fardo en el suelo, Jax dej caer los hombros. Esperaba encontrar dinero, piedras preciosas, algn tesoro que pudiera regalar a la luna. Pero lo nico que contena aquel fardo era un trozo de madera retorcido, una flauta de piedra y una cajita de hierro. La flauta fue lo nico que le llam la atencin a Jax. Estaba hecha de una piedra de color verde claro. Cuando era pequeo tena una flauta dijo Jax. Pero se rompi, y nunca pude arreglarla. Todo esto es admirable coment el ermitao. La flauta es bonita dijo Jax encogiendo los hombros. Pero para qu sirven un trozo de madera y una caja demasiado pequea para guardar nada? No los oyes? pregunt el ermitao meneando la cabeza. La mayora de las cosas susurran. Estas cosas gritan. Seal el trozo de madera retorcido. Si no me equivoco, eso es una casa plegable. Y muy bonita, por cierto. Qu es una casa plegable? Puedes doblar un trozo de papel varias veces hasta hacerlo muy pequeo, verdad? El anciano seal el trozo de madera. Pues una casa plegable es lo mismo. Solo que es una casa, por supuesto. Jax cogi el trozo de madera retorcido e intent enderezarlo. De pronto tena en las manos dos trozos de madera que parecan el marco de una puerta. No la despliegues aqu! grit el anciano. No quiero una casa delante de mi cueva tapndome el sol! Jax intent juntar de nuevo los dos trozos de madera. Por qu no puedo volver a plegarla? Supongo que porque no sabes respondi el anciano. Te sugiero que esperes hasta que sepas dnde quieres ponerla y que no la despliegues del todo hasta entonces. Jax dej la madera con cuidado y cogi la flauta. Esto tambin es especial? Se la llev a los labios, sopl y produjo un trino parecido al de un chotacabras. Hespe sonri socarronamente, se llev un silbato a los labios y sopl: Ta-ta DII. Ta-ta DII. Como todo el mundo sabe, el chotacabras es un ave nocturna, y no sale mientras brilla el sol. Sin embargo, una docena de chotacabras descendieron y se posaron alrededor de Jax, mirndolo con curiosidad y parpadeando bajo la intensa luz del sol. Yo creo que es algo ms que una flauta normal y corriente coment el anciano. Y la caja? Jax estir un brazo y la cogi. Era oscura, y fra, y lo bastante pequea para guardarla en un puo. El anciano se estremeci y desvi la mirada.Est vaca. Cmo lo sabes, si no has mirado dentro? Escuchando respondi el anciano. Me sorprende que no lo oigas. Es la cosa ms vaca que he odo jams. Tiene eco. Sirve para guardar cosas. Todas las cajas sirven para guardar cosas. Y todas las flautas sirven para tocar msica cautivadora replic el anciano. Pero esa flauta es algo ms. Con la caja pasa lo mismo. Jax mir la caja un momento y la dej con cuidado en el suelo. Entonces empez a atar el tercer fardo, con los tres tesoros dentro. Me parece que voy a continuar mi camino dijo Jax. Ests seguro de que no quieres quedarte un mes o dos aqu? pregunt el anciano. Podras aprender a escuchar un poco mejor. Escuchar es til. Ya me has dado algunas cosas en qu pensar repuso Jax. Y creo que tienes razn: no debera perseguir a la luna. Debera hacer que la luna venga a m. Eso no es exactamente lo que yo he dicho murmur el anciano. Pero lo dijo con resignacin. Como era un oyente experto, saba que no lo estaban escuchando. Jax se march a la maana siguiente, siguiendo a la luna por las montaas. Al final encontr un terreno extenso y llano acurrucado entre las cumbres ms altas. Jax sac el trozo de madera retorcido y, trozo a trozo, empez a desplegar la casa. Tena toda la noche por delante y esperaba tenerla terminada antes de que la luna apareciera en el cielo. Pero la casa era mucho ms grande de lo que l haba imaginado; no era una casita de campo, sino una mansin. Es ms, desplegarla result ms complicado de lo que Jax haba imaginado. Cuando la luna lleg a lo alto del cielo, todava le faltaba mucho para terminar. Quiz Jax se diera prisa por eso. Quiz fuera imprudente. O quiz fuera que Jax segua teniendo mala suerte. El caso es que despleg una mansin magnfica, inmensa. Pero no encajaba bien. Haba escaleras que en lugar de subir iban de lado. A algunas habitaciones les faltaban paredes, y otras tenan demasiadas. Muchas habitaciones carecan de techo, y dejaban ver un cielo extrao cuajado de estrellas que Jax no reconoca. En aquella casa todo estaba un poco torcido. En una habitacin podas mirar ppr la ventana y ver flores de primavera, mientras que al otrolado del pasillo las ventanas estaban cubiertas de escarcha. Poda ser la hora del desayuno en el saln de baile, mientras que la luz del crepsculo se filtraba en la habitacin de al lado. Como en aquella casa nada era cierto, ni las puertas ni las ventanas cerraban bien. Podan estar cerradas, incluso con llave, pero nunca podas fiarte. Y como era una mansin inmensa, tena muchas puertas y ventanas, de modo que haba muchas formas de entrar y salir. Jax no le dio importancia a nada de todo eso. Subi corriendo a la torre ms alta y se llev la flauta a los labios. Toc una dulce cancin bajo un firmamento despejado. No era un simple trino de pjaro, sino una cancin que sala de su corazn roto. Era triste e intensa. Revoloteaba como un pjaro con un ala rota. Al orla, la luna descendi a la torre. Plida, redonda y hermosa, se plant frente a Jax en todo su esplendor, y por primera vez en su vida, Jax sinti un atisbo de gozo. Entonces hablaron, en lo alto de la torre. Jax le cont su vida, su apuesta con el calderero y su largo y solitario viaje. La luna escuchaba, rea y sonrea. Pero al final se qued mirando el cielo con nostalgia. Jax saba qu significaba aquello. Qudate conmigo suplic. Solo puedo ser feliz si eres ma. Debo irme replic ella. El cielo es mi hogar. Yo he construido un hogar para ti dijo Jax mostrndole su enorme mansin con un ademn. Aqu hay suficiente cielo para ti. Un cielo vaco, para ti sola. Debo irme insisti ella. Ya llevo demasiado tiempo aqu. Jax levant una mano como si fuera a agarrarla, pero se detuvo. Aqu podemos tener el tiempo que queramos dijo. En tu dormitorio puede ser invierno o primavera, segn lo desees. Debo irme dijo la luna mirando hacia arriba. Pero volver. Soy inalterable. Y si tocas la flauta para m, volver a visitarte. Te he ofrecido tres cosas dijo l. Una cancin, un hogar y mi corazn. Si quieres irte, por qu no me ofreces tres cosas a cambio? La luna, desnuda, ri y extendi los brazos mostrndole la palma de las manos. Qu tengo yo que pueda regalarte? Pero si puedo drtelo, pdeme y yo te dar. Jax tena la boca seca. Primero te pedira una caricia de tu mano. Una mano estrecha la otra, y te conceder lo que me pides. Estir un brazo y lo acarici con una mano suave y fuerte. Al principio pareca fra, y luego maravillosamente caliente. A Jax se le eriz el vello de los brazos. Despus te suplicara un beso dijo. Una boca saborea la otra, y te conceder lo que me pides. Se inclin hacia Jack. Su aliento era dulce, y sus labios, firmes como una fruta. Aquel beso le cort la respiracin a Jax, y por primera vez en su vida, en su boca asom un amago de sonrisa. Y cul es tu tercera peticin? pregunt la luna. Tena los ojos oscuros e inteligentes, y su sonrisa era sincera y cmplice. Tu nombre suspir Jax. As podr llamarte. Un cuerpo... empez la luna avanzando con ansia hacia Jax. Entonces se detuvo. Solo mi nombre? pregunt deslizando una mano alrededor de la cintura de Jax. Jax asinti. La luna se le acerc ms y le susurr al odo: Ludis. Jax sac la cajita negra de hierro, cerr la tapa y atrap el nombre de la luna. Ahora tengo tu nombre dijo con firmeza. As pues, tengo dominio sobre ti. Y te digo que debes quedarte conmigo eternamente, para que yo pueda ser feliz. Y as fue. La caja ya no estaba fra. Estaba caliente, y Jax notaba el nombre de la luna dentro, revoloteando como una palomilla contra el cristal de una ventana. Quiz Jax cerrara la caja demasiado despacio. Quiz no la cerrara bien. O quiz sencillamente tuviera tan mala suerte como siempre. Pero al final solo consigui atrapar un trozo del nombre de la luna, y no el nombre entero. Por eso Jax puede tener para l la luna un tiempo, pero ella siempre se le escapa. Sale de la mansin rota de Jax y vuelve a nuestro mundo. Aun as, l tiene un trozo de su nombre, y por eso ella siempre debe regresar a su lado. Hespe nos mir con una sonrisa en los labios. Y por eso la luna siempre cambia. Y ah es donde la tiene Jax cuando nosotros no la vemos en el cielo. Jax la atrap y todava la guarda. Pero solo l sabe si es o no feliz.