jan ferslev, un orfeo de mil...

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J an Ferslev es miembro del grupo Odin Teatret. Integra uno de los colectivos más importantes de la actual escena mundial que fue fundado en Oslo, Noruega, en 1964, y que más tarde fijó su sede en Holstebro, Dinamarca. Odin Teatret es un labora- torio: Nordisk Teaterlaboratorium. Sus integrantes, provenientes de varias latitudes del planeta, cantan, tocan instrumentos, danzan, actúan… Jan Ferslev se define como un actor músico. Pero también es un músico actor. Y esto no es un juego de palabras. Es medular para comprender cómo este actor construye sus personajes desde una concepción enteramente musical. Nada en materia de música le es ajeno. Ha cul- tivado la clásica, el rock, el jazz y toda suerte de músicas autóctonas como guitarrista, compositor y director de orquesta. Como actor, domina los recursos del teatro tra- dicional y de las más experimentales propuestas escénicas. Ferslev hizo gala de ello en la demos- tración de trabajo Casi Orfeo, el actor músico, ante ojos y oídos asombrados del público especiali- zado que acudió a la sala Che Guevara de la Casa de las Américas. Un bien hilvanado recorrido por significativas obras de Odin Teatret permitió exhibir el agudo manejo de técnicas para relacionar e integrar en el trabajo escénico la música, el movimiento, las voces y los instrumentos musicales. Arrancó con fragmentos de Itsi Bitsi, 1 obra que es un canto a la liberación espiritual, donde la ins- tancia poética es materia primigenia transmutada en imágenes sonoras con el centro en la guitarra. Y mostró como “teatralizar el instrumento”. De una pala nació un monocorde --bien puede antojarse birimbao-- que en simbiosis con una hoz se vuelve mástil de barco o pájaro; suena a cuerda y a percusión. El instrumento musical se ha convertido no solo en una extensión del cuerpo del actor, sino en un actor más en escena. Por eso un ukelele se encarga de hacer sonar viejas melodías danesas y, al tiempo, es marioneta. Y narra. Narra en una suerte de polifonía en la que se entretejen el relato (texto) y múltiples correla- tos que se centran en el gesto actoral. “Es importante danzar, pero debes ocultar la danza; hay que ocultar lo obvio”, declara Ferslev. Un acercamiento a Oda al progreso expone el carnaval protagonizado por emisarios de un pue- blo oculto, majestuoso y divertido que exhibe más- caras humanas y animales. Aparece en escena un grotesco personaje y en su accionar, propone el actor un concepto: el de partitura física. Todo está consignado en esta partitura física: pasos, respiración, voces. Cada sonido tiene importancia y debe ser incorporado a la partitura. Entre los sonidos, prevalece el manejo de la voz y la exploración fonética para que el gesto musical esté al servicio de la poética, como evidenció en los fragmentos de Mitos. Ferslev ofreció un despliegue musical de altos quilates, como resultado de su pericia en la téc- nica vocal actoral y develó un infinito espectro de colores y combinaciones tímbricas. A un pequeño armadillo, tal vez charango, tal vez jarana, le nacieron nuevamente patas, esta vez, sonoras. Cuatro patas de sonoros flejes metálicos incorporados por el actor al caparazón disecado, cuerdas pulsadas y la voz plena de reso- nadores, integraron un espectacular contrapunto de armónicos. Jan Ferslev es un Orfeo de mil cuerdas. Con su cuerpo entrenado hace música y actúa; sortea peligros; convence y subyuga. Su demostración ha sugerido nuevos caminos para el trabajo actoral. Y, una vez más, ha revelado el poder de la música. m 1 El texto de Itsi Bitsi puede leerse en Conjunto n. 124, ene.- abril 2002, pp. 14-21, como parte de un dosier sobre el Odin Teatret en Cuba. [N. de la R.] Jan Ferslev, un Orfeo de mil cuerdas Layda Ferrando Foto: Abel Carmenate

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Jan Ferslev es miembro del grupo Odin Teatret. Integra uno de los colectivos más importantes de la actual escena mundial que fue fundado en

Oslo, Noruega, en 1964, y que más tarde fijó su sede en Holstebro, Dinamarca. Odin Teatret es un labora-torio: Nordisk Teaterlaboratorium. Sus integrantes, provenientes de varias latitudes del planeta, cantan, tocan instrumentos, danzan, actúan…

Jan Ferslev se define como un actor músico. Pero también es un músico actor. Y esto no es un juego de palabras. Es medular para comprender cómo este actor construye sus personajes desde una concepción enteramente musical.

Nada en materia de música le es ajeno. Ha cul-tivado la clásica, el rock, el jazz y toda suerte de músicas autóctonas como guitarrista, compositor y director de orquesta.

Como actor, domina los recursos del teatro tra-dicional y de las más experimentales propuestas escénicas. Ferslev hizo gala de ello en la demos-tración de trabajo Casi Orfeo, el actor músico, ante ojos y oídos asombrados del público especiali-zado que acudió a la sala Che Guevara de la Casa de las Américas.

Un bien hilvanado recorrido por significativas obras de Odin Teatret permitió exhibir el agudo manejo de técnicas para relacionar e integrar en

el trabajo escénico la música, el movimiento, las voces y los instrumentos musicales.

Arrancó con fragmentos de Itsi Bitsi,1 obra que es un canto a la liberación espiritual, donde la ins-tancia poética es materia primigenia transmutada en imágenes sonoras con el centro en la guitarra.

Y mostró como “teatralizar el instrumento”. De una pala nació un monocorde --bien puede antojarse birimbao-- que en simbiosis con una hoz se vuelve mástil de barco o pájaro; suena a cuerda y a percusión. El instrumento musical se ha convertido no solo en una extensión del cuerpo del actor, sino en un actor más en escena. Por eso un ukelele se encarga de hacer sonar viejas melodías danesas y, al tiempo, es marioneta. Y narra. Narra en una suerte de polifonía en la que se entretejen el relato (texto) y múltiples correla-tos que se centran en el gesto actoral.

“Es importante danzar, pero debes ocultar la danza; hay que ocultar lo obvio”, declara Ferslev.

Un acercamiento a Oda al progreso expone el carnaval protagonizado por emisarios de un pue-blo oculto, majestuoso y divertido que exhibe más-caras humanas y animales. Aparece en escena un grotesco personaje y en su accionar, propone el actor un concepto: el de partitura física.

Todo está consignado en esta partitura física: pasos, respiración, voces. Cada sonido tiene importancia y debe ser incorporado a la partitura. Entre los sonidos, prevalece el manejo de la voz y la exploración fonética para que el gesto musical esté al servicio de la poética, como evidenció en los fragmentos de Mitos.

Ferslev ofreció un despliegue musical de altos quilates, como resultado de su pericia en la téc-nica vocal actoral y develó un infinito espectro de colores y combinaciones tímbricas.

A un pequeño armadillo, tal vez charango, tal vez jarana, le nacieron nuevamente patas, esta vez, sonoras. Cuatro patas de sonoros flejes metálicos incorporados por el actor al caparazón disecado, cuerdas pulsadas y la voz plena de reso-nadores, integraron un espectacular contrapunto de armónicos.

Jan Ferslev es un Orfeo de mil cuerdas. Con su cuerpo entrenado hace música y actúa; sortea peligros; convence y subyuga. Su demostración ha sugerido nuevos caminos para el trabajo actoral. Y, una vez más, ha revelado el poder de la música. m

1 El texto de Itsi Bitsi puede leerse en Conjunto n. 124, ene.-abril 2002, pp. 14-21, como parte de un dosier sobre el Odin Teatret en Cuba. [N. de la R.]

Jan Ferslev,un Orfeo demil cuerdas

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