j. crary - el capitalismo al asalto del sueño (francés)

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24 /7 JONATHAN CRARY

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  • Un libro polmico, tan no y preciso como una raya de cocana pura. Los Angeles Review of Books

    Oscuro y brillante.() Es mientras dormimos, mientras se hace posible soar con un futuro mejor, donde Crary situa el potencial de resistencia ante las presiones del capitalismo y la salvacin de nuestra humanidad ante la destruccin.Michael Hardt

    Hay libros que parecen haber sido escritos durante noches en vela. Este es uno de ellos. Jonathan Crary, deambula paso a paso, con un estilo admirable, de la tecnologa a la literatura, del teatro a la crtica social, del cine a la economa. A la bsqueda del sueo. O, segn los trminos empleados por el autor, de las huellas de su devastacin.Le Monde

    Es un acto distpico de reformulacin del mundo. Y uno poderoso. Como todos los escritores de distopas, Crary imagina un mundo solo ligera-mente ms mugriento que el que habitamos.Los Angeles Times Review

    Un libro polmico, oportuno y sustancioso que demuestra cmo el capita-lismo nos empuja a conspirar a favor del insomnio.The Guardian

    El sueo, he aqu el enemigo. Mientras duerme, la gente no trabaja ni consume. Son perfectamente intiles, superuos. Es insoportable, ridculo, escandaloso. Para resistir, nos dice Crary, solo queda una solucin posible: echarse a dormir!Le Canard Enchan

    24/7 es el colofn a la obra de Crary, uno de los ms lcidos y originales intelectuales del mundo.PopMatters

    La libido sexual, el amor, la amistad. En pleno siglo XXI, prcticamente todas las actividades del ser humano han sido asoladas por la ola neoliberal que todo lo mercantiliza. Nos queda el sueo. Ningn otro acto ha logrado esquivar la ocupacin capitalista de nuestra vida cotidia-na, que empez en los albores de la industriali-zacin y se ha adueado prcticamente del ser humano en el ltimo medio siglo, en especial con la irrupcin de internet y las redes sociales.

    No obstante, son numerosas las embestidas que padecemos contra ese reducto de privacidad y libertad y, para el capitalismo y su desmedido afn de conquista, el sueo no es ms que un tiempo improductivo cuyas posibilidades de rentabilizar son inmensas. Para ello se invierte dinero en estudios cientcos destinados a reducir la necesidad siolgica de reposo, se mandan satlites reectores al espacio para iluminar articialmente zonas en penumbra o se comercializa con somnferos que alteran los ciclos naturales y oscilaciones rtmicas con los que el hombre ha estado siempre en armona. El objetivo es claro, extraer un benecio de todas las actividades del hombre eliminando la lnea que separa lo pblico de lo privado y logrando que consuma y trabaje las veinticua-tro horas del da, los siete das de la semana.

    Este es un libro escrito a contracorriente, lcido y enrgico, dispuesto a desmontar mitos y creencias y sobre todo a provocar en el lector una reexin profunda sobre un devenir asumi-do como inalterable, una realidad social que se nos impone como si de un hecho natural se tratara.

    Es profesor de Historia del Arte Moderno en la Universidad de Columbia, crtico de arte y cofun-dador de la editorial Zone Books. Entre sus libros destacan Las tcnicas del observador y Suspensio-nes de la percepcin, dos ttulos de referencia en el campo de los estudios culturales.

    JONATHANCRARY

    10123499PVP 15,90 e

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    /724/7

    CMYK PANTONE 804 C Lomo 8 mm 14,5 x 23 cm

    Fotografa de cubierta: TOSP / ShutterstockAdaptacin de cubierta: J. Mauricio Restrepo,a partir del diseo original de Sam Combes

    24/7EL CAPITALISMO AL ASALTO DEL SUEO

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  • Ttulo original: 24/7. Late Capitalism and the Ends of Sleep

    Publicado originalmente por Verso, un sello de New Left Books (U.S.A)

    1. edicin: mayo de 2015

    Jonathan Crary, 2013, 2014

    de la traduccin: Paola Corts-Rocca

    Derechos exclusivos de edicin en espaolreservados para todo el mundo: 2015: Editorial Planeta, S. A.

    Avda. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona

    Editorial Ariel es un sello editorial de Planeta, S. A.www.ariel.es

    ISBN 978-84-344-2232-2Depsito legal: B. 8.280 - 2015Impreso en Espaa por Reinbook

    El papel utilizado para la impresin de este libroes cien por cien libre de cloro y est calificado como papel ecolgico.

    No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a unsistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea steelectrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos, sin el permiso previoy por escrito del editor. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva

    de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Cdigo Penal).Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos) si necesita

    fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.Puede contactar con CEDRO a travs de la web www.conlicencia.com

    o por telfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

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  • Cualquiera que haya vivido en la Costa Oeste de Amricadel Norte sabe perfectamente que, cada ao, cientos de espe-cies de pjaros migran hacia el norte y hacia el sur a lo largo deesa franja continental. Una de ellas es el gorrin de coronablanca. En el otoo, su ruta lo lleva desde Alaska hasta el nortede Mxico y luego, en primavera, de regreso al norte. A dife-rencia de la mayora de las otras aves, este tipo de gorrin tieneuna capacidad muy inusual para permanecer despierto hasta almenos siete das durante la migracin. Esta habilidad temporalle permite volar de noche y buscar alimento de da, sin descan-sar un instante. Durante los ltimos cinco aos, el Departa-mento de Defensa de Estados Unidos dedic grandes sumas dedinero a estudiar estas criaturas. Gracias a los fondos pblicosde investigacin de varios centros, en especial los de la Univer-sidad de Madison en Wisconsin, han focalizado sus estudios enla actividad cerebral de estas aves durante estos largos perodosde vigilia, con la esperanza de adquirir conocimiento aplicablea los seres humanos. El objetivo es descubrir formas de hacerposible que la gente permanezca sin dormir y, a la vez, quefuncione de manera productiva y eficiente. El propsito inicial

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    es sencillamente la creacin de un soldado insomne, y el pro-yecto de estudiar al gorrin de corona blanca es solo una pe-quea parte de un esfuerzo militar ms amplio, dedicado a al-canzar cierto dominio sobre el sueo de los seres humanos. Apartir de una iniciativa de la Divisin de Investigacin Avanza-da del Pentgono (DARPA, en sus siglas en ingls), los cient-ficos llevan adelante, en varios laboratorios, experimentos contcnicas de restriccin del sueo que incluyen neuroqumicos,terapia gentica y estimulacin magntica transcraneal. A cor-to plazo, lo que se busca es desarrollar mtodos para permitirque un combatiente se mantenga, como mnimo, siete das sindormir y, a largo plazo, tal vez el doble de ese tiempo, preser-vando, a su vez, un alto nivel de rendimiento fsico y mental.Los medios existentes para producir insomnio siempre hanido acompaados de dficits cognitivos y psquicos (por ejem-plo, disminucin del estado de alerta). Fue el caso, por ejemplo,del uso generalizado de anfetaminas en la mayora de las gue-rras del siglo xx y, ms recientemente, con frmacos comoProvigil. El objetivo cientfico aqu no es el de encontrar for-mas de estimular la vigilia, sino ms bien el de reducir la nece-sidad corporal de dormir.

    Durante ms de dos dcadas, la lgica estratgica de la pla-nificacin militar de Estados Unidos se ha dirigido hacia laeliminacin de la presencia humana en los circuitos de co-mando, control y ejecucin. Se gastan incontables miles demillones en el desarrollo de robots y otros sistemas de identi-ficacin de blanco y ejecucin operados a distancia, con resul-tados que han sido desalentadoramente evidentes en Pakistn,Afganistn y otros lugares. Sin embargo, a pesar de las afir-maciones extravagantes a favor de los nuevos paradigmas dearmamento y las constantes referencias por parte de los analis-tas militares al agente humano como el obstculo anmalo enoperaciones de sistemas avanzados, la necesidad militar decontar con grandes ejrcitos humanos no va a disminuir en elfuturo cercano. La investigacin sobre el insomnio debe en-

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    tenderse como parte de una bsqueda de soldados cuyas capa-cidades fsicas se aproximaran a las funcionalidades de redes yaparatos no humanos. El complejo cientfico-militar realizaesfuerzos impresionantes para desarrollar formas de incre-mento cognitivo destinadas a mejorar los varios modos deinteraccin entre el hombre y la mquina. Al mismo tiempo,los militares tambin estn financiando muchas otras reas deinvestigacin cerebral, incluyendo el desarrollo de un medica-mento contra el miedo. Habr ocasiones en las que, por ejem-plo, no podr utilizarse un dron con misiles y se necesitarnescuadrones de la muerte con comandos resistentes al sueo yal miedo para llevar adelante misiones de duracin indefinida.Como parte de estos esfuerzos, los gorriones de corona blan-ca han sido retirados de los ritmos estacionales de la costa delPacfico para ayudar en la imposicin, sobre el cuerpo huma-no, de un modelo mecnico de duracin y eficiencia. Comoha demostrado la historia, las innovaciones relacionadas conla guerra acaban introducindose de un modo inevitable enuna esfera social ms amplia y el soldado insomne resultar elprecursor del trabajador o el consumidor insomne. Tras unaagresiva campaa publicitaria, los productos para evitar elsueo se convertiran primero en un estilo de vida y, por lti-mo, en una necesidad para muchos.

    Los supermercados abiertos las veinticuatro horas del da,los siete das de la semana y la infraestructura global montadapara facilitar el trabajo y el consumo continuo han estado envigencia durante algn tiempo, pero ahora es un sujeto huma-no el que est a punto de coincidir con ellos.

    A finales de los noventa, un consorcio espacial rusoeuro-peo anunci sus planes de construir y poner en rbita satlitesque reflejaran la luz solar en la Tierra. El plan consista enuna cadena de muchos satlites en rbita sincronizados con elSol, a una altitud de 1700 kilmetros, cada uno de ellos equi-

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    pado con reflectores parablicos desplegables y hechos de unmaterial fino como el papel. Una vez extendido completa-mente con sus 200 metros de dimetro, cada satlite espejadotendra la capacidad para iluminar un rea de cerca de veintekilmetros cuadrados sobre la Tierra, con un brillo casi cienveces mayor que el de la luz de la Luna. El objetivo inicial delproyecto era proporcionar iluminacin para la explotacin derecursos naturales e industriales en zonas geogrficas remotasy con largas noches polares en Siberia y el oeste de Rusia, loque permitira trabajar al aire libre durante todo el da. Peroluego la compaa ampli sus planes para incluir la posibili-dad de suministrar iluminacin nocturna en reas metropoli-tanas. Argumentando que esto reducira los costes de energadel alumbrado elctrico, el lema con el que la compaa lanzsus servicios era la luz del da durante toda la noche. Laoposicin al proyecto surgi de inmediato y desde muchos lu-gares. Los astrnomos expresaron su consternacin debido alas consecuencias sobre la observacin espacial desde la Tie-rra. Los cientficos y los ambientalistas declararon que estotendra efectos fisiolgicos perjudiciales tanto para los anima-les como para los seres humanos, ya que la ausencia de unaalternancia regular entre noche y da interrumpira varios pa-trones metablicos, incluido el del sueo. Tambin hubo pro-testas de grupos culturales y humanitarios, quienes sostenanque el cielo nocturno es un bien comn al que toda la huma-nidad tiene derecho a acceder y que la capacidad de experi-mentar la oscuridad de la noche y observar las estrellas es underecho humano bsico, que ninguna corporacin puede anular.Sin embargo, si este fuera realmente un derecho o un privile-gio, ya habra sido violado: ms de la mitad de la poblacinmundial vive en ciudades que se han desarrollado de formaininterrumpida entre la penumbra de las boinas de contami-nacin y la iluminacin de alta intensidad. Los defensores delproyecto, sin embargo, afirmaban que esta tecnologa ayuda-ra a disminuir el uso de la electricidad durante la noche y que

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    la prdida del cielo nocturno y su oscuridad es un pequeoprecio a pagar por la reduccin del consumo global de ener-ga. Aunque inviable, es un caso paradigmtico del imaginariocontemporneo en el que la necesidad de una iluminacinpermanente es inseparable de la operacin continua de inter-cambio y circulacin global. En su exceso empresarial, el pro-yecto es una expresin hiperblica de una intolerancia institu-cional ante lo que sea que oscurezca o impida una condicinde visibilidad instrumentalizada e infinita.

    Desde 2001, una de las formas de tortura padecidas pormuchas de las vctimas del confinamiento extrajudicial hasido la privacin del sueo. Aunque similar al de cientos decasos no tan bien documentados, las circunstancias que ata-en a uno de esos detenidos pasaron a ser de conocimientopblico. Mohammed al-Qahtani fue torturado segn las espe-cificaciones de lo que ahora se conoce como el Primer planespecial para interrogatorios del Pentgono, autorizado porDonald Rumsfeld. Al-Qahtani fue privado del sueo durantela mayor parte del tiempo a lo largo de dos meses, mientrasera sometido a interrogatorios que a menudo duraban veintehoras. Fue confinado en pequeos cubculos iluminados conlmparas de alta intensidad, donde era imposible acostarse yen los que se pona msica a todo volumen. Dentro de la inte-ligencia militar se conoce a estas crceles como dark sites [si-tios oscuros], aunque el lugar donde Al-Qahtani fue encarce-lado se llamaba camp bright lights [campo iluminado]. Esta noes la primera vez que los estadounidenses o sus aliados utili-zan la privacin del sueo. De hecho, en cierta medida, es en-gaoso aislar esta prctica. Para Mohammed Al-Qahtani ymuchos otros, la falta de sueo era solo una parte de un pro-grama ms amplio de palizas, humillaciones, inmovilizacinprolongada y simulacros de ahogamiento. Muchos de estosprogramas para los presos extrajudiciales fueron diseadospor los psiclogos de los equipos de asesores en ciencia con-ductista (BSCT, por sus siglas en ingls), con el objeto de ex-

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    plotar lo que haban determinado como vulnerabilidades fsi-cas y emocionales de los individuos.

    La privacin del sueo como mtodo de tortura se remon-ta a muchos siglos atrs, pero su uso sistemtico coincide conla disponibilidad de ciertos sistemas de iluminacin y mediospara la amplificacin continua del sonido. Usada de forma ha-bitual por la polica de Stalin en los aos treinta, esta tcnicaera la primera parte de lo que los torturadores de la NKVDllamaban la cinta transportadora, una secuencia organizadade brutalidades y de violencia intil que daa irreparablemen-te a los seres humanos. Tras un breve perodo, la privacin delsueo produce psicosis y tras varias semanas comienza a cau-sar dao neurolgico; en el laboratorio, las ratas mueren des-pus de dos o tres semanas de insomnio. La falta de descansoconduce a un estado extremo de indefensin y obediencia, enel que es imposible extraer de la vctima alguna informacinsignificativa; una situacin en la que se confiesa o inventacualquier cosa. La negacin del sueo es el despojo violentode uno mismo por parte de una fuerza externa, la destruccincalculada de un individuo.

    Si bien Estados Unidos ha estado involucrado desde hacemucho tiempo en la prctica de la tortura (de manera directao a travs de sus regmenes clientelares), lo destacable es que apartir del perodo posterior al once de septiembre ha pasadoa ser un tema ms de controversia entre tantos otros. Nume-rosos sondeos de opinin muestran que la mayora de los esta-dounidenses aprueba la tortura bajo determinadas circunstan-cias. El discurso de los principales medios de comunicacinrechaza de modo sistemtico considerar la privacin del sueocomo tortura. Se clasifica, ms bien, como persuasin psicol-gica, aceptable para muchos, al igual que la alimentacin for-zada de los presos en huelga de hambre. Como Jane Mayerdescubra en su libro The dark side, esta tcnica se justificabade un modo cnico en los documentos del Pentgono, argu-yendo que los miembros de las Fuerzas Armadas de Estados

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    Unidos tambin deben realizar simulacros de misiones enlos que estn sin dormir durante dos das.1 Es importantesealar que el tratamiento de los llamados presos de alto in-ters, en Guantnamo y otros lugares, combina formas ex-plcitas de tortura con modos de control total de la experien-cia sensorial y perceptiva. Los internos tienen que vivir enceldas sin ventanas que estn siempre iluminadas y deben cu-brirse ojos y odos para bloquear la luz y el sonido cada vezque son escoltados fuera de sus celdas, de manera tal que noles sea posible saber si es de noche o de da, ni tampoco obte-ner nada que les pueda proporcionar indicios sobre su situa-cin. El rgimen de privacin perceptual se extiende con fre-cuencia al contacto diario entre prisioneros y guardias,estando estos ltimos completamente cubiertos, incluso conguantes y cascos con visores unidireccionales de plexigls, demodo que los prisioneros no tengan ninguna relacin conuna cara humana o un centmetro de piel. Estas son tcnicasy procedimientos que conducen a un estado de obedienciaabyecta y uno de los niveles en los que esto ocurre es a travsde la fabricacin de un mundo que excluye cualquier posibi-lidad de atencin, proteccin o consuelo.

    Esta constelacin particular de acontecimientos recientesproporciona un punto de vista privilegiado sobre algunas delas mltiples consecuencias de la globalizacin neoliberal ydel largo proceso de modernizacin de Occidente. No tengola intencin de dar a esta serie ningn significado explicativoespecial. Pero creo que constituye una introduccin provi-sional a algunas de las paradojas de la vida incesante en elmundo capitalista del siglo xxi; paradojas que son insepara-bles de los cambios en las configuraciones del sueo y la vig-ilia, la iluminacin y la oscuridad, la justicia y el terror y,tambin, en las formas de exposicin, desproteccin y vul-nerabilidad. Se podra objetar que he sealado fenmenos

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    excepcionales o extremos, pero incluso si as fuese, ellos noestn disociados de lo que se ha convertido en tendencias ycondiciones normativas en otros lugares. Una de esas condi-ciones puede ser caracterizada como una inscripcin generalde la vida humana en una duracin sin interrupciones, defi-nida a partir del principio de funcionamiento continuo. Setrata de un tiempo que no pasa, que est ms all del tiempomesurable del reloj.

    Detrs de la vacuidad del eslogan, 24/7 es una redundanciaesttica que niega su relacin con las texturas rtmicas y pe-ridicas de la vida humana; implica un esquema semanal arbi-trario y sin inflexiones, arrancado de cualquier despliegue deexperiencia abigarrada o acumulativa. Decir 24/365, porejemplo, no es lo mismo, ya que introduce la sugerencia pocomanejable de una temporalidad prolongada en la que algo po-dra cambiar, en la que puede darse algn acontecimiento im-previsto. Como he indicado al comienzo, en el mundo desa-rrollado, muchas instituciones han estado funcionando las 24horas al da, los 7 das de la semana desde hace dcadas. Peroes en poca reciente cuando la elaboracin y definicin de laidentidad personal y social de cada uno se ha reorganizadopara ajustarse al funcionamiento ininterrumpido de los mer-cados, de las redes de informacin y otros sistemas. Un en-torno 24/7 tiene la apariencia de un mundo social, pero enrealidad es un modelo no social de rendimiento propio demquinas y una suspensin de la vida que no revela el costehumano que se necesita para mantener su eficacia. Debe dis-tinguirse de lo que Lukcs y otros, a principios del siglo xx,identificaron como el tiempo vaco y homogneo de la mo-dernidad, el tiempo mtrico o calendario de las naciones, delas finanzas o de la industria, en el cual las esperanzas o pro-yectos individuales quedan excluidos. Lo que es nuevo es elabandono radical de la pretensin de que el tiempo se acoplea cualquier proyecto a largo plazo, incluso a las fantasas deprogreso o desarrollo. Un mundo sin sombras, iluminado

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    las 24 horas, los 7 das de la semana es el espejismo capitalistade la poshistoria, del exorcismo de la alteridad, que es motor delcambio histrico.

    La temporalidad 24/7 es un tiempo de indiferencia, en elcual la fragilidad de la vida humana es cada vez ms inadecua-da y el sueo no es necesario ni inevitable. En relacin conel trabajo, propone como posible e, incluso, normal, la ideade trabajar sin pausa, sin lmites. Est en lnea con lo que es ina-nimado, inerte o lo que no envejece. Como una exhortacinpublicitaria, decreta la absoluta disponibilidad y, por tanto, elcarcter ininterrumpido de las necesidades y de su incitacin,como tambin su insatisfaccin perpetua. La ausencia de res-tricciones en el consumo no es solo temporal. Estamos mu-cho ms all de esa era en la que fundamentalmente se acu-mulaban cosas; ahora nuestros cuerpos e identidades asimilanun exceso en constante expansin de servicios, imgenes, pro-cedimientos y productos qumicos, en cantidades txicas y amenudo fatales. La supervivencia a largo plazo del individuosiempre es una cuestin menor si la alternativa es admitir si-quiera de forma indirecta la posibilidad de pausas sin consu-mo o publicidad. De forma anloga, con su apuesta por elgasto continuo, el interminable derroche necesario para susustento y la interrupcin permanente de los ciclos y estacio-nes de los cuales depende la integridad ecolgica, el 24/7 con-lleva la catstrofe ambiental.

    En su profunda inutilidad y en su pasividad intrnseca, conlas incalculables prdidas que ocasiona en el tiempo de pro-duccin, circulacin y consumo, el sueo siempre chocarcon las exigencias de un universo 24/7. La enorme porcin denuestra vida que pasamos durmiendo, liberados de una cina-ga de necesidades simuladas, subsiste como una de las grandesafrentas humanas a la voracidad del capitalismo contempo-rneo. Se trata de una interrupcin sin concesiones al robode tiempo que sufrimos por parte del capitalismo. La mayora delas necesidades en apariencia irreductibles de la vida humana

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    hambre, sed, deseo sexual y, recientemente, amistad se hanreformulado como formas mercantilizadas o financiarizadas.El sueo plantea la idea de una necesidad humana y de unatemporalidad que no pueden ser colonizadas y aprovechadaspara alimentar el gran motor de la rentabilidad y, por lo tan-to, sigue siendo una anomala incongruente y un lugar de cri-sis en el presente global. A pesar de toda la investigacincientfica en este mbito, cualquier estrategia para explotarloo darle forma ha sido frustrada. La asombrosa e inconcebiblerealidad es que no se le puede extraer valor.

    Dada la inmensidad de lo que est en juego en el planoeconmico, no es sorprendente que ahora haya una erosindel sueo en todas partes. En el transcurso del siglo xx huboun esfuerzo constante contra el tiempo de sueo: en la actua-lidad, el adulto promedio estadounidense duerme, por la no-che, aproximadamente seis horas y media, una erosin de lasocho horas de la generacin anterior, y de las diez horas deprincipios del siglo xx (cantidad difcil de creer ahora). A me-diados del siglo xx, el conocido adagio de que nos pasamosun tercio de nuestra vida durmiendo pareca ser una certezaaxiomtica, certeza que contina siendo socavada. El sueo esun recordatorio omnipresente pero invisible de una premo-dernidad que nunca se ha superado de forma completa, de ununiverso agrcola que empez a desaparecer hace cuatrocien-tos aos. Su carcter escandaloso radica en la incrustacinque hace, en nuestras vidas, de las oscilaciones rtmicas de laluz y la oscuridad, la actividad y el descanso, el trabajo y la re-cuperacin, que se han erradicado o neutralizado en los de-ms mbitos. El sueo, por supuesto, tiene una historia densa,igual que cualquier cosa que se presuma natural. Nunca hasido algo monoltico o idntico y durante siglos y mileniosasumi diferentes formas y patrones. En los aos treinta,Marcel Mauss inclua tanto el dormir como el despertar en suconferencia sobre Les techniques du corps, en la que mostrabaque ciertos comportamientos en apariencia instintivos eran,

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    en realidad, adquiridos en una inmensa variedad de formas, atravs de la imitacin o la educacin. Sin embargo, en esa in-vestigacin todava poda sugerir que haba rasgos crucialesdel dormir comunes a una gran diversidad de sociedades agra-rias premodernas.

    A mediados del siglo xvii, el sueo perdi esa posicin es-table que ocupaba en las concepciones aristotlica y renacen-tista, ahora obsoletas, y se comenz a identificar su incompati-bilidad con las nociones modernas de productividad yracionalidad. Descartes, Hume y Locke fueron solo algunosde los filsofos que lo menospreciaron por su irrelevancia parael funcionamiento de la mente o la bsqueda de conocimien-to. Qued devaluado frente al privilegio de la conciencia y lavoluntad, de la utilidad, la objetividad y la accin que persigueel inters individual. Para Locke, era una lamentable aunqueinevitable interrupcin de las prioridades diseadas por Diospara los seres humanos: ser trabajadores y racionales. En elprimer prrafo del Tratado sobre la naturaleza humana deHume, el sueo se agrupa con la fiebre y la locura como ejem-plos de obstculo para el conocimiento. A mediados del si-glo xix, la relacin asimtrica entre sueo y vigilia comenz aconceptualizarse segn un modelo jerrquico en el que el pri-mero se entenda como una regresin a un modo bsico y msprimitivo, en el que la actividad cerebral, considerada superiory ms compleja, resultaba inhibida. Schopenhauer es uno delos pocos pensadores que se opuso a esta idea para defenderque solo en el sueo es posible ubicar el verdadero coraznde la existencia humana.

    En muchos sentidos, el estatus incierto del sueo tiene queser entendido en relacin con la dinmica particular de la mo-dernidad que ha invalidado cualquier organizacin de la reali-dad en una complementariedad binaria. La fuerza homogenei-zante del capitalismo es incompatible con cualquier estructurainherente de diferenciacin: sagrado/profano, carnaval/da la-borable, naturaleza/cultura, mquina/organismo, y dems. Por

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    lo tanto, cualquier nocin persistente del sueo como algo na-tural se considera inaceptable. Por supuesto, la gente seguirdurmiendo, e incluso en las megalpolis an hay intervalosnocturnos de relativa quietud. Pero el sueo es ahora una ex-periencia que se distancia de las nociones de necesidad o natu-raleza y se concibe, en cambio y como tantas otras cosas,como una funcin variable aunque posible de manejar quesolo puede definirse de manera instrumental y fisiolgica. Lasinvestigaciones recientes han demostrado que el nmero depersonas que se despierta durante la noche una o ms vecespara leer mensajes crece de modo exponencial. Una figura lin-gstica aplicable a las mquinas, a primera vista intrascenden-te aunque predominante, es la de sleep mode (modo de espera).La idea de un aparato en un estado de reposo pero todavaalerta transforma el sentido ms amplio del sueo en una con-dicin en la cual la operatividad y el acceso estn simplementediferidos o disminuidos. Se sustituye la lgica del apagado-en-cendido, de manera tal que nada est del todo apagado y nohay nunca un estado real de descanso.

    El sueo es la afirmacin irracional e intolerable de quepuede haber lmites a la compatibilidad de los seres vivos conlas fuerzas en apariencia irresistibles de la modernizacin.Uno de los lugares comunes del pensamiento crtico contem-porneo es que no hay nada inalterable ni natural, ni siquierala muerte, segn los que predicen que muy pronto todos esta-remos descargando nuestras mentes en la inmortalidad digi-tal. Creer que hay caractersticas esenciales que distinguen alos seres vivos de las mquinas es, segn nos dicen algunoscrticos famosos, ingenuo e ilusorio. Por qu, entonces, opo-nerse a que los nuevos frmacos permitan que alguien trabajecien horas sin parar? Flexibilizar y reducir el tiempo de sueo,no otorgara ms libertad personal y capacidad para persona-lizar la vida de cada uno de acuerdo con las necesidades y de-seos individuales? Reducir el sueo, no dara la posibilidadde vivir la vida al mximo? Sin embargo, se podra objetar

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    que los seres humanos estn destinados a dormir durantela noche, que nuestros propios cuerpos estn alineados con larotacin diaria del planeta y que los comportamientos queresponden a variaciones estacionales y solares se dan en casitodos los organismos vivos. Es probable que la respuesta seaalguna perniciosa tontera new age o, incluso peor, un anhelosiniestro por alguna conexin heideggeriana con la Tierra.Ms importante an: dentro del paradigma neoliberal globali-zado, dormir es de perdedores.

    En el siglo xix, a raz de los abusos cometidos contra lostrabajadores durante la industrializacin en Europa, los capa-taces de las fbricas tal como ha demostrado Anson Rabin-bach en su trabajo sobre la ciencia del cansancio se dieroncuenta de que era rentable permitir que los trabajadores dispu-sieran de pequeos tiempos de descanso para que, en el largoplazo, fueran ms eficaces y constantes. Sin embargo, desde lasltimas dcadas del siglo xx hasta la actualidad, con la desapa-ricin de las formas controladas o mitigadas del capitalismo enEstados Unidos y Europa, ha dejado de existir cualquier nece-sidad interna que permita el descanso y la recuperacin en ca-lidad de componentes del crecimiento econmico y la renta-bilidad. El tiempo para el descanso y la recuperacin humanaes ahora demasiado caro para ser incorporado dentro del capi-talismo contemporneo. Teresa Brennan acu el trmino bio-desregulacin (bioderegulation en ingls), para describir las bruta-les discrepancias entre la operacin temporal de los mercadosdesregulados y las limitaciones fsicas inherentes a los sereshumanos para responder a estas demandas.2

    La disminucin del valor a largo plazo de la fuerza de tra-bajo no ofrece incentivos para que el descanso y la salud seanprioridades econmicas, tal como lo han demostrado los re-cientes debates en torno de los seguros mdicos. En la actua-lidad, hay muy pocos intervalos significativos en la existenciahumana (con la inmensa excepcin del sueo) que no hayansido invadidos y convertidos en tiempo de trabajo, tiempo de

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    consumo, o tiempo de marketing. En su anlisis del capitalis-mo contemporneo, Luc Boltanski y ve Chiapello han sea-lado el conjunto de fuerzas que abordan a un individuo queest constantemente ocupado, interconectado, comunicndo-se, interactuando, respondiendo o procesando algo en algnmedio telemtico. En las regiones ricas del mundo, esto haocurrido como advierten los autores en medio de la disolu-cin de la mayora de las fronteras que separan el tiempoprivado y profesional, el trabajo y el consumo. En el para-digma conexionista que proponen, el lugar ms alto estocupado por una actividad que se justificara por ella misma.Estar siempre haciendo algo, moverse, cambiar: esto es loque goza de prestigio frente a la estabilidad que es, a menu-do, sinnimo de inaccin.3 Este modelo de actividad no esuna transformacin de un paradigma previo de tica laboral,sino un modelo de normatividad completamente nuevo que,para su realizacin, requiere de esta temporalidad 24/7.

    Si volvemos por un momento al proyecto antes menciona-do, notamos que el plan de poner en rbita enormes reflectorescomo espejos de la luz solar que eliminaran la oscuridad de lanoche tiene algo de absurdo, una suerte de supervivencia enversin tecnolgica barata de un esquema mecnico tomado deJulio Verne o de la ciencia ficcin de principios del siglo xx. Dehecho, los primeros lanzamientos fracasaron: una vez los re-flectores no tomaron la posicin correcta, otra, una nube densaque cubra una ciudad impidi una demostracin convincentede sus capacidades. Las ambiciones que los guiaban parecenvincularse con un amplio conjunto de prcticas panpticas de-sarrolladas a lo largo de los ltimos doscientos aos. Es decir,sealan una vez ms la importancia de la iluminacin en elmodelo original del panptico de Jeremy Bentham, que reque-ra de un espacio inundado de luz para eliminar las sombras yhacer de la condicin de plena observabilidad un sinnimodel efecto de control. Sin embargo, desde hace varias dcadas,otro tipo de satlites ha llevado adelante, en formas mucho

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    ms sofisticadas, las operaciones de vigilancia real y de acumu-lacin de informacin. Un panoptismo modernizado se ha ex-pandido a otras partes del espectro, mucho ms all de las on-das visibles de la luz, por no hablar de los muchos tipos deescneres no pticos y biosensores. El proyecto del satlite esquizs mejor entendido como una perpetuacin de las prcti-cas ms utilitaristas iniciadas en el siglo xix. Wolfgang Schivel-busch, en su historia de la tecnologa de la iluminacin, mues-tra cmo el amplio desarrollo, durante la dcada de 1880, delas luces en el espacio pblico urbano cumpla con dos objeti-vos interrelacionados: reducir las preocupaciones asociadas alos diversos peligros relacionados con la oscuridad nocturna yampliar el marco temporal (y por lo tanto, la rentabilidad) demuchas actividades econmicas.4 La iluminacin nocturna fueuna demostracin simblica de lo que los aplogos del capita-lismo haban vaticinado durante el siglo xix: que sera la ga-ranta doble de la seguridad y la prosperidad, mejorando enapariencia el tejido de la vida social y la existencia individual.En este sentido, la instalacin triunfal de un mundo 24/7 cum-ple ese antiguo proyecto anterior, pero los beneficios y la pros-peridad que otorga estn destinados en su mayora a una pode-rosa elite global.

    El mundo 24/7 socava de manera constante toda distincinentre da y noche, luz y oscuridad, accin y reposo. Es unazona de insensibilidad, de amnesia, de aquello que destruye laposibilidad de la experiencia. Parafraseando a Maurice Blan-chot, es tanto del desastre como del despus del desastre, unmundo caracterizado por un cielo vaco, en el que ningunaestrella o signo es visible, en el que se pierde el rumbo y esimposible orientarse.5 Es, en concreto, como un estado deemergencia, cuando un conjunto de focos se enciende de ma-nera repentina en medio de la noche, al parecer como res-puesta a alguna circunstancia extrema, pero en la condicinpermanente de nunca desconectarse ni normalizarse. El pla-neta se reimagina como un lugar de trabajo sin descanso o un

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    centro comercial siempre abierto, con opciones, tareas, selec-ciones y digresiones infinitas. El desvelo es un estado en elque producir, consumir y desechar ocurre sin pausa, aceleran-do la extincin de la vida y el agotamiento de los recursos.

    El sueo, en cuanto principal obstculo que queda en piepara la realizacin del capitalismo 24/7 y ltima instancia delo que Marx llam barreras naturales, no puede ser elimi-nado. Pero s puede ser arruinado y despreciado, y los mto-dos y las motivaciones para llevar a cabo esta destruccin, talcomo mostraban mis ejemplos iniciales, estn en pleno fun-cionamiento. El ataque al sueo es inseparable del proceso dedesmantelamiento de la proteccin social en otros mbitos.As como el acceso universal al agua potable ha sido destruidode forma programada en todo el mundo a partir de la conta-minacin, la privatizacin y la mercantilizacin del agua em-botellada, no es difcil ver una construccin similar a favor dela escasez del sueo. Todos los ataques al sueo crean condi-ciones de insomnio en las que el sueo debe ser comprado(incluso si uno paga por un estado inducido a travs de qumi-cos que solo se aproxima al sueo real). Las estadsticas sobreel impresionante uso de hipnticos muestran que, en 2010, seles recet Ambien o Lunesta a cerca de cincuenta millones deestadounidenses y se compraron muchos ms remedios simi-lares de venta libre. Sin embargo, sera equivocado imaginaruna mejora en las condiciones actuales que permitiese que lagente durmiese de manera profunda y despertara descansada.A esta altura, incluso un mundo organizado de manera menosopresiva sera incapaz de eliminar el desvelo. El insomnio ad-quiere su importancia histrica y su textura afectiva particu-lar en relacin con las experiencias colectivas externas a l yahora es inseparable de las muchas otras formas de desposei-miento y ruina social que se dan a nivel mundial. Como unaprivacin individual de nuestro presente, establece una conti-nuidad con una condicin generalizada de inutilidad, de faltade valor.

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