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    1/77

    I)esconstruyendo

    minuciosamente

    los contcniclls

    rlc

    la

    teologa

    patriarcal,

    Ivone

    Gebara

    desentraa

    cl

    rarcl

    de la religin

    como legitimadora

    de la suhorclinrci

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    2/77

    COLECCIN

    ESTRUCTURAS

    Y PROCESOS

    Serie

    Religin

    Ttulo originol:

    Teologio

    ecofeministo

    versin coslellono

    de

    Doble

    clic,

    Soluciones

    Editorioles,

    Uruguoy

    O

    Editorlol

    Trotto,

    S.A.,

    2000

    Sogosto,

    33.

    28004

    Modrid

    Telfono:

    9l

    593

    90

    40

    Fox:91

    593

    9l

    l

    I

    E-moil:

    trotto@infornet

    es

    http://www.trotto.es

    @

    lvone Geboro,

    2000

    @ Grocielo

    Pulol,

    2000

    Diseo

    looquin

    Gollego

    ISBN:

    B4-B

    I 4-4

    1 4-5

    Depsito

    Legol:

    VA-5

    1 4,/00

    lmPresln

    Simoncos

    Ediciones,

    S.A.

    CONTENIDO

    Nota editorial

    Introduccin

    Sobre

    el ecofeminismo..

    La

    cuestin epistemolg;;

    .......:..............:.....:..:..:..............

    La religin...

    iUn

    Dios diferente?

    Bibliografa

    ndice

    1.

    2.

    J.

    4.

    9

    11

    t7

    35

    9T

    133

    151

    155

    I tt

    V//t

    a,(

    /

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    3/77

    NOTA EDITORIAL

    El uso

    de

    maysculas

    en algunas

    palabras y

    su

    abandono

    en

    otras,

    no

    son

    arbitrarios.

    Responden al

    contenido. En

    general

    se

    mantuvo la mayscula

    para hacer

    referencia

    a

    la conceptua-

    lizacin

    que

    hay detrs de una

    palabra,

    y se

    omiti al denomi-

    nar disciplinas.

    En Teologa,

    la mayscula indica referencia al

    cuerpo teolgico oficial

    de

    la

    Iglesia Catlica Romana; del

    mismo

    modo,

    en

    Religin, la mayscula se usa

    cuando la tr-

    mino alude al orden

    institucional. En otros casos

    se eludi su

    uso,

    porque

    en la

    tradicin

    occidental

    denota categorizaciones

    jerrquicas

    o

    excluyentes, como

    por

    ejemplo

    en

    el

    trmino

    natualeza.

    Naturaleza con

    mayscula

    marca

    una

    oposicin

    entre naturaleza

    humana,

    animal

    y

    vegetal;

    y

    una

    jerarquiza'

    cin de

    los humanos

    y su

    cultura

    frente

    a

    los otros seres

    y

    a la

    nattttaleza. Aceptamos

    en

    este caso la

    propuesta

    de

    la

    autora:

    desechar la

    maysculapara

    trasmitir

    respeto

    por

    la diversidad.

    En la traduccin

    mantuvimos

    fidelidad a la versin original

    en

    portugus,

    sin olvidar

    su adecuacin

    al

    contexto

    de los

    pases

    de

    habla

    espaola. Se busc

    adaptar

    con

    ese

    mismo criterio la

    bibliografa.

    En los

    casos

    de

    las

    obras

    que

    no estn editadas

    en

    espaol,

    se opt

    por

    traducir en

    el

    texto tanto

    las

    citas como

    los

    ttulos,

    mantenindose

    en

    las notas al final de cada

    captulo

    cl

    ttulo

    y

    los

    datos

    bibliogrficos

    de la edicin en el

    idioma

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    4/77

    original.

    arrrd. .r,rn

    disponibles

    etr csrrritol,

    rtprtrccett

    con

    sus

    datos

    correspondientes.

    Las traducciones

    de

    los textos

    bblicos

    crr cstrr ctlicin fue-

    ron

    tomadas

    de la Biblia

    El

    Libro

    del

    puabb

    de

    l)ios, A.

    Levoratti,

    y

    A. Trusso

    (responsables

    de la traclttccititt,

    plan

    de

    la obra,

    introducciones

    y

    notas),

    Fundacirn

    l'alabrrr tle Vida/

    Paulinas,

    Madrid/Buenos

    Aires,

    1987.

    lo

    INTRODUCCION

    Los

    demonios

    nos

    habitan en

    cualquier

    accin o

    reflexin

    que ha-

    cemos.

    Son demonios

    que

    al

    mismo tiempo

    combatimos

    y

    nos

    ali-

    mentan. iExtraa

    afirmacin

    iExtraa

    mezcld iExtraa

    contradic-

    cin

    iY extraa forma

    de comenzar

    a

    hablar de

    ecofeminismo

    Pero es

    ms o

    menos

    esto

    1o

    que percibo

    releyendo las

    pginas

    que

    escrib

    y

    en el

    momento

    que

    redacto esta

    introduccin.

    Siento

    que

    mi texto es

    atravesado

    por los demonios

    que

    he

    combatido.

    iMi

    texto

    es

    en

    parte

    una

    imagen de mi historia

    Probablemente,

    para

    algunas

    personas,

    mis

    demonios

    son

    sus

    ngeles

    de

    la guarda

    y

    mis

    ngeles de

    la

    guarda

    sus

    demonios.

    Pero

    cmo aparecen en

    noso-

    tros demonios

    y

    ngeles?

    Hallo

    que

    nacen,

    crecen y

    evolucionan

    con

    nosotros. Son

    parte

    de

    nuestra historia,

    de

    nuestras herencias,

    luchas

    y

    esperanzas.

    A lo

    largo

    de

    nuestro

    camino,

    encuentran otros

    y

    se

    tornan legiones,

    y

    aun otros

    y

    se tornan

    serafines

    y querubines'

    Parece extrao

    usar el

    lenguaje de

    demonios

    y ngeles cuando

    ya

    no

    creemos en

    ellos.

    Es

    que

    para

    m

    no

    son entidades

    con vida

    propia

    fuera de nosotros,

    sino apariencias

    o smbolos

    de

    nuestra

    propia existencia, valores

    y

    contravalores

    que

    como

    hilos

    multico-

    lores

    tejen nuestro cotidiano.

    Ellos

    y

    ellas

    estn en

    la misma

    trama

    rlc

    la vida en

    la

    cual

    existimos.

    Nacen

    de

    nuestras entraas,

    se

    cruz.rln

    c()n otros

    y

    otras,

    se

    envuelven

    y

    alimentan

    en

    la compleja

    nrrrrairr.r tlc

    la vida. Es

    difcil

    explicarlos

    porque se enredan

    en

    nucstrrrs

    prrpins

    cxplicaciones.

    No

    podemos

    apropiarnos

    total-

    nr('nt('.lt'su

    fucrz:r tli clc

    su

    fragilidad.

    Estn ah

    en

    nosotros'

    il

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    5/77

    algunas u..., .o-illlrr,ru,.r",

    fuera, pero

    siempre

    entremezcla-

    dos en la

    misma

    tram\

    entrelazados en

    la vida

    y en la muerte.

    ngeles

    y demonios son analogas

    que

    uso

    para

    expresar

    sim-

    blicamente esa

    experiencia

    hbrida

    que

    vivo

    en los

    lmites de

    mi

    subjetividad.

    ngeles

    y

    demonios expresan

    tambin

    por

    analoga

    las

    contradicciones

    que

    vivimos comunitariamente,

    cuerrdo

    un mis-

    mo grupo

    parece

    ejercitarse

    en

    las mismas

    prcticas cxorcistas

    y

    en

    las mismas prcticas de resurreccin.

    Las

    prcticas ex()rcistas son

    las del combate al

    mal

    que

    nos destruye y, consecuenternente,

    son

    tambin

    de

    resurreccin, de

    tentativa

    de

    devolucin

    de la integri-

    dad de la vida, de

    restauracin de

    la

    justicia

    y

    de

    retornt)

    a una

    relacin humana

    marcada por

    Ia

    belleza.

    Pero aun en

    la lucha

    por

    el

    amor

    y

    la

    justicia,

    la ambigedad

    de la vida

    se muestra

    para

    recordar

    que

    las

    victorias

    totales

    son apenas

    un efmero

    lenguaie

    de alguno

    de

    nuestros sueos.

    Uso

    palabras

    propias

    de

    la religin

    para

    hablar

    de cosas

    que

    van

    ms all de ella.

    Quien

    se

    siente

    dentro

    del

    lenguaje entiende

    lo

    que

    l

    esconde

    y

    revela.

    Quien

    se siente

    dentro,

    consigue atar

    otros hilos

    al mismo

    lenguaje

    y saborearlo

    hasta

    con cierta gula y

    placer.

    Quien

    se siente

    dentro,

    puede

    hasta

    percibir

    que

    el

    lengua-

    je

    religioso se

    amarra

    al lenguaje de

    lo

    cotidiano

    y

    se

    expresa

    en

    su

    densidad.

    Puede

    hasta sentirse

    provocada/o a

    ir

    ms all

    y

    pensar

    cosas

    que

    no

    fueron

    pensadas,

    extraer

    consecuencias

    que

    no

    fue-

    ron

    extradas.

    Las palabras de la

    religin

    tienen

    una magia propia

    y

    al mismo tiempo una

    magia

    que

    depende de

    aquellas/os

    que

    las

    utilizan.

    Ellas

    alteran

    nuestros cuerpos

    y

    nos abren

    a

    percepciones

    diferentes,

    singulares

    y plurales al mismo tiempo.

    Me

    gusta

    mucho la

    poesa de Adlia Prado

    y

    en este

    momento

    me

    viene

    a la memoria su

    poema

    "El

    espritu

    de

    las lenguas":

    A

    propsito

    de msicos, gimnastas, coregrafos

    digo

    en mi

    lengua:

    iPuxaVida iSer artista as

    sea en el infierno

    Es

    portugus

    como

    si fuera ruso.

    Despreocupada

    de que me

    entiendan o

    no,

    hablo

    las

    palabras,

    para mi

    tambin y primero incomprensibles.

    Las artes hablan

    lenguajes

    humanos,

    tambin los rostros de

    los hombres

    escriben

    el mismo cdigo.

    l2

    t.l

    INTRoDUccIN

    iQu

    es Puxa

    Vida

    ser

    artista

    as

    sea en el

    infierno?

    Slo expresa

    el

    lenguaje en

    los

    vacos

    que

    el choque

    de una

    palabra

    abre en

    la otra.

    En

    Bulgaria, ciertamente

    se

    traducira

    Puxa Vida

    por:

    iBirimbao

    iFiligranas

    de encaje

    Comprender

    lo

    que

    se

    habla

    es

    deslizarse

    en

    la

    innombrable,

    fulgurante

    poesa1.

    Tocada

    por

    la

    "fulgurante

    poesa,, releo mi texto

    y percibo

    recuerdos,

    cosas

    agradables

    y

    desagradables,

    incompletas, bonitas,

    que

    necesitaran

    ser dichas

    mejor

    y

    no consigo decirlas de

    otro

    modo...

    Releyendo

    mi camino

    en

    este texto,

    percibo

    que

    el deseo

    de

    resurreccin

    histrica

    parece atravesar casi todas

    las

    lneas. Una

    resurreccin

    que respetara

    los diferentes

    tipos

    de

    personas. Pare-

    cera

    que

    anhelo

    un

    jardn

    lleno

    de

    frutas diferentes

    o una

    huerta

    con

    muchos tipos

    de verdura.

    iPrepararamos

    la

    ensalada de

    acuer-

    do

    a nuestro

    gusto y creatividad

    Percibo

    que los caminos

    de

    resurreccin

    estn

    tambin

    marca-

    dos por

    la ambigedad

    de la

    vida. Y

    esto

    se

    trasluce

    en

    el

    texto.

    No

    todas

    las resurrecciones

    son iguales,

    as

    como

    no

    son

    iguales las

    crucifixiones...

    Pero

    param

    la

    resurreccin

    es

    nuestro respirar, es

    1.

    "A

    propsito de msicos,

    ginastas, coregrafos

    digo

    na minha lngua:

    PuxaVida

    Vai ser artista

    assim no inferno

    portugus como se fora

    russo.

    Descuidada

    de

    que me

    entendam ou

    no,

    falo as

    palavras,

    para

    mim

    tambm e

    primeiro incompreensiveis.

    As

    artes

    falam humans,

    tambm as caras

    dos homens

    escrevem o mesmo

    cdigo.

    O

    que

    Puxa Vida

    vai

    ser

    artista assim

    no inferno?

    S expressam as

    linguas ns clareiras

    que

    o choque

    de uma

    palavra

    abre na

    outra.

    Na

    Bulgria, certamente

    traduz-se

    Puxa

    Vida

    por:

    Berimbau

    Filigranas

    de

    renda

    Comprender o

    que se fala

    esbarrar

    na sem-carter,

    irtrrninivcl, eorisca

    poesia".

    Atllir l)rrdo,

    "()

    espirito das

    linguas"

    enPoesia

    reunida, Siciliano, So Paulo,

    199 l.

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    6/77

    nuestra

    esperanza, es expresin

    de la vicla

    qttc s()nl()s

    y

    de la

    Vida

    en

    la

    cual

    somos.

    Hay una belleza en esta ambigedad

    quc

    cstri

    prcscnte cn

    todo,

    atravesando todo,

    penetrando

    todo...

    Ella

    nls dcsprjrr

    tle

    la

    tenta-

    cin

    de

    absolutizar caminos,

    y nos ayuda a

    pcrcilrir

    (luc

    trrrestros

    demonios

    son la

    otra

    cara de

    nuestros

    ngelcs.

    Y

    qttc

    ttttrs

    y

    otros

    se

    dan las

    manos para buscar nuestras mltiplcs

    rcsurrccciones

    y

    a

    veces

    hasta nuestra perdicin.

    La

    ambigedad

    de la vida

    nos revela los lnritcs

    dc nuestro

    conocimiento

    y

    de

    nuestras

    propuestas,

    y

    la eterniclacl

    dc

    nuestros

    sueos

    que recomienzan de

    generacin

    en

    generacititr.

    Y

    esta

    am-

    bigedad,

    as como

    el

    deseo

    de

    que

    esta

    Tierra sea

    lugrrr

    cle

    reden-

    cin,

    est presente desde la

    primera hasta

    la ltinra

    Inea cle este

    ensayo,

    Me

    gustara que

    este libro

    tuviese buen

    gusto

    e hiciese

    bien.

    Pero si dejara un sabor

    amargo en la

    boca de algunos/as,

    o

    hiciera arder

    los

    ojos:

    disculpen... La amargura

    o el arclor

    pue-

    den aparecer

    a

    veces,

    como

    efecto

    imprevisto

    de

    la combinacin

    del

    texto

    con

    el

    estado

    hormonal

    de los

    lectores

    y

    lectoras.

    Lamentablemente

    no tengo

    ninguna

    receta para evitar

    "efectos

    colateralesr.

    Pero cranme

    que

    en

    la mayora de

    l

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    7/77

    1

    SOBRE

    ELECOFEMINISMO

    El ecofeminismo,

    palabra

    de

    gnero

    masculino,

    en la realidad

    tie-

    ne

    que

    ver con

    asociaciones

    histrico-culturales

    femeninas.

    El

    len-

    guaje

    y lagramtica

    de las

    palabras

    nos

    introducen inmediatamen-

    te

    en

    la cuestin

    que ser

    objeto

    de

    nuestra

    reflexin.

    Se

    trata

    de

    captil

    cmo mujeres

    y

    naturaleza-palabras y

    realidades

    a

    prime-

    ra

    vista consideradas

    femeninas-

    estuvieron

    durante

    siglos

    bajo

    el

    dominio

    del

    imperio

    masculino.

    Los

    aos

    sesenta

    comenzaron

    a

    movilizar

    a

    las

    "dominadas".

    Vieron

    nacer

    movimientos

    de muje-

    res y

    movimientos

    ecolgicos

    de

    diferentes

    tendencias,

    anuncian-

    do el final

    de

    la hegemona

    del imperio patriarcal.

    Y es

    de

    esa

    conjuncin

    creativa

    de

    donde

    nace

    y

    crece

    el ecofeminismo.

    QUE SIGNIFICA

    ECOFEMINISMO?

    Presentar

    una

    reflexin

    filosfico-teolgica a

    partir

    del ecofemi-

    nismo

    significa, en primer

    lugar,

    explicitar

    en

    lneas generales

    la

    gnesis y

    el uso

    corriente de

    esta palabra.

    El

    trmino ecofeminismo

    comenz

    a ser

    usado en Francia

    al

    final

    de

    los

    aos setenta y

    de all

    se extendi

    a

    otros

    pases

    de Euro-

    pa,

    Amrica y

    Afric^. Fue

    introducido

    por

    la

    sociloga

    feminista

    FranEoise

    D'Eaubonne,

    con la

    finalidad

    de mostrar

    la

    alianza

    dela

    lucha

    hacia

    el cambio

    de relaciones

    entre

    hombres

    y

    muieres

    con

    la

    transformaci

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    8/77

    tin

    prantea."

    r",

    ::;^:;'.

    ;;

    :;

    :,,",

    portico-ideorgi-

    co, de las

    luchas

    sociales

    y

    de las

    relaciones

    nacionales e

    internacio-

    nales

    entre

    los diferentes

    grupos

    humanos,

    ante el

    creciente

    desas-

    tre ecolgico

    al

    que asistimosr.

    El ecofeminismo

    como

    pensamienttl

    y movinlicllt()

    s()cial re-

    fiere

    bsicamente

    a

    la

    conexin ideolgica enrre

    lrr

    cxplt>tacin

    de

    la na:;rualeza

    y la explotacin

    de

    las

    mujeres dentro

    del

    sistema

    jerrquico-p

    atriarcal.

    Desde

    el punto

    de vista

    filostifico

    y

    teolgi-

    co, el

    ecofeminismo

    puede

    ser considerado

    conlo

    trrr

    sabidura

    que

    intenta

    recuperar

    el ecosistema

    y

    las

    mujeres2.

    stas fueron

    rilegadas

    por el sistema

    patrarcal,

    y

    particularmente

    por

    la mo-

    dernidad,

    a

    ser

    fuerza

    de reproduccin

    de mano

    de 1['

    -qvis-

    tres

    benditos>>-

    en tanto

    la

    natutaleza

    se

    torn

    obieto

    cle

    domina-

    cin

    para el

    crecimiento

    del

    capital.

    Como

    recuerda

    bien

    Carolyn

    Merchant,

    la

    modernidad

    -aunque

    los historiadores

    no

    hablen

    de eso-

    comienza

    con

    la

    tortura

    de

    las

    brujas

    y

    el

    estahlecimiento

    de un

    nuevo

    mtodo

    cientfico3.

    Las brujas

    fueron

    consideradas

    no slo

    smbolos

    del

    mal, sino

    tambin

    de la violencia

    de

    la natu-

    raleza,

    capaz

    de

    provocar

    tempestades

    y

    enfermedades,

    de

    matar

    nios.

    La asociacin

    entre las

    mujeres

    y

    la

    naturaleza

    eta

    clara-

    Por

    eso

    las

    mujeres

    revoltosas

    y la naturaleza

    en

    desorden

    precisaban

    ser

    controladasa.

    Esto

    justific

    socialmente

    la caza

    de brujas

    y

    con-

    secuentemente

    la

    ejecucin

    de

    millares

    y millares

    de

    mujeres

    en

    toda

    Europa

    como

    obra

    de cultura.

    La

    modernidad

    comienza,

    pues, con

    la redefinicin

    del

    papel

    de la muier

    como

    ama de casa,

    subordinada

    a

    las

    relaciones

    matrimoniales

    y

    a

    la familia.

    A su

    vez

    lanaturaleza,

    liberada

    delafuerzade

    los

    espritus,

    despojada

    gra-

    dualmente

    de

    sus secretos)

    pasa

    a

    ser dominada

    por

    el espritu

    cientfico

    masculino.

    1.

    Mara

    Mies

    y

    Vandana

    Shiva,

    Ecofeminism,

    Fernwood

    Publications/Zed

    Books,

    Halifax/LondonA{ew

    Jersey,

    1993,

    p.

    13.

    2. Irrone

    Gebara,

    "Ecofeminism,,

    en Letty

    M.

    Russell

    y

    J.

    Shannon

    Clarkson

    (eds.),

    Dictionary

    of

    feminist

    theologies,

    estminster

    John

    Knox

    Press,

    Louisville,

    1.996.

    3.

    Carolyn

    Merchant,

    The death

    of nature:

    wotnen'

    ecology

    and

    scientific

    reuolution,

    Harper &

    Row, New

    York'

    1980.

    4. Al respicto

    delacazadebrujas,

    particularmente

    en el sigloxv,

    vase

    Hein-

    rich Kramer

    y

    jr..t

    Spranger,

    El

    martillo de

    las bruias:

    Malleus

    Maleficarum,Fel-

    mar,

    Madrid,

    1976.

    I8

    l )

    Naturareza,

    "rrru)"'

    RE

    EL EcoFEMrNrsMo

    Es bueno

    recordar

    que para

    muchos

    antroplogoslanaturalezay

    las

    mujeres

    son aprehendidas como realidades

    inferiores a

    la

    cul-

    fia,

    y sta

    a

    su vez es asociada

    simblica

    y

    culturalmente

    a los

    hombres.

    La separacin entre naturaleza

    y

    cultura

    se torna

    una

    clave

    interpretativa importante paralacivilizacin

    occidental, ma-

    nifestndose

    no slo a

    travs

    de

    la

    separacin

    entre

    las llamadas

    ciencias humanas y

    las ciencias

    exactas, sino

    en

    el

    orden mismo

    de

    la

    organizacin poltica.

    Algunos grupos

    humanos

    fueron

    denomi-

    nados

    primitivos y

    "clasificados

    como ms prximos

    a la natura-

    leza,

    y

    por

    lo

    tanto inferiores.

    Esto

    justific

    diferentes

    formas

    de

    dominacin

    sobre la

    tierra

    y

    sobre

    diferentes

    grupos

    humanos.

    Negros, indgenas y

    mujeres

    eran

    parte

    de la

    naturaleza y por

    eso

    se

    justificaba

    su

    sumisin al

    orden

    de

    la

    cultura.

    La aproximacin

    de las

    mujeres a la naturaleza

    estaba sin

    duda ligada

    a las funciones

    fisiolgicas

    de reproduccin,

    lactan-

    cia

    y

    cuidado de los nios. Esto

    las

    exclua

    consecuentemente

    de

    una

    participacin

    ms

    activa en el

    mundo

    de la

    cultura

    y

    de

    la

    poltica.

    Tal

    exclusin persiste,

    aunque mucho

    camino

    haya

    sido reco-

    rrido.

    Por ejemplo,

    en un vdeo producido

    por

    el Centro

    de

    Estudios

    y

    Prcticas

    de Educacin Popular

    (CEDEPO)

    de

    Belem

    dePar,

    una

    joven

    mujer

    se

    preguntaba:

    "

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    9/77

    rrorarse,",

    -***.:;:.:

    .llli,;,,.,,o

    suscita

    en

    ros

    pases

    europeos

    y

    en

    Norteamrica.

    Muchas

    intelectuales,

    particularmente

    feministas, se

    oponen

    a

    la conjuncin

    de

    la

    lucha

    feminista

    con

    la

    lucha

    ecolgica.

    Algunas

    alegan

    que

    la opresin

    de

    las

    mujeres

    es

    un fenmeno

    histrico

    que

    existe

    desde

    los orgenes

    del

    patriarcado, o

    sea

    ms

    o

    menos

    cinco

    o

    seis mil

    aos atrs,

    mientras

    que

    la

    opresin

    o

    explotacin

    de

    la naturaleza

    comenz

    en Occidente

    en

    el siglo

    xVI, con

    la

    poca

    moderna.

    En

    su

    opinin,

    estaramos

    cometiendo

    errores

    histricos

    o

    analticos

    si

    intentramos

    juntar

    las

    dos

    problem-

    ticas.

    Otras

    intelectuales

    aducen

    que la ecologa

    ha

    sido

    una discipli-

    na

    elitista

    adems

    de

    masculina,

    poco preocupada

    por la

    proble-

    mtica

    social

    que atae

    a Ia

    gran masa

    de

    marginados/as

    de la

    Tierra

    y

    casi

    nada referida

    a

    las cuestiones

    levantadas

    por

    las

    mu-

    jeres.

    Por

    eso,

    unir

    esa

    ciencia

    al

    feminismo

    significara

    debilitar

    la

    lucha de

    las mujeres e

    introducir

    problemas tan

    amplios

    y

    comple-

    jos

    que podramos

    perder los

    objetivos

    especficos

    de

    nuestras

    luchas.

    Ms all

    de eso,

    se

    habla

    algunas

    veces de

    postura

    esencialista,

    afirmando

    que

    el

    ecofeminismo

    busca una

    especie

    de esencia

    co-

    mn entre

    la muier

    y

    Ia

    naturaleza.

    A travs

    de

    esta

    postura se

    podra

    caer en

    una

    especie de

    predefinicin

    de la

    naturaleza,

    as

    como

    del ser

    femenino.

    ste sera

    un

    nuevo

    idealismo,

    con

    conse-

    cuencias

    perniciosas

    para las

    necesarias

    luchas

    de las

    mujeres

    de

    nuestro

    siglo.

    En ese

    sentido,

    segn

    algunas

    pensadoras, el

    ecofe-

    minismo

    podra hasta

    llegar

    a

    desviarnos

    de las

    grandes cuestiones

    sociales

    de

    la actualidad

    y

    del

    papel

    protagonista de

    las

    mujeres en

    el

    llamado

    mundo

    pblico,

    lugar

    particularmente

    importante

    en el

    cual se

    ejerce

    la crtica

    a

    la sociedad

    jerrquica

    y

    excluyente

    en

    que

    vivimos.

    El

    elogio

    de

    la

    diferencia

    En

    el Brasil, el

    debate

    ecofeminista

    se

    desenvolvi

    sobre

    todo

    en-

    tre

    grupos feministas

    del sudeste

    del

    pas, especialmente

    en torno

    al libro

    Elogio

    de la diferencia:

    lo

    femenino

    emergente

    de Rosiska

    Darcy

    de

    Oliveira.

    Rosiska

    representa

    la lnea

    del llamado

    feminis-

    mo

    de

    la diferencia,

    segn

    el

    cual

    las

    muieres deberan

    conquistar

    20

    2t

    espacios

    sociales,;;..,";;),J,lo""d

    o

    de su

    direrencia

    en

    relacin

    a

    los hombres.

    Dice Rosiska:

    Las

    mujeres

    son

    diferentes

    de los

    hombres

    porque

    en el

    centro

    de

    su

    existencia tienen

    otros

    valores: el

    nfasis

    en

    las

    relaciones

    in-

    terpersonales,

    la atencin

    y

    cuidado

    hacia

    el

    otro, la

    proteccin

    de

    la

    vida,

    la

    valorizacn

    de

    la

    intimidad

    y

    Ia

    afectividad,

    la

    gratuidad

    de las relaciones.

    En una palabra,

    una identidad

    que

    proviene

    de la interaccin

    con

    los orros.

    De ah que

    las

    mujeres

    sean ms

    intuitivas,

    sensibles

    y

    empticass.

    Sin entrar

    en un

    anlisis

    completo

    de este

    texto, salta

    a

    la

    vista

    una

    especie

    de

    separacin

    ntida entre las

    cualidades

    femeninas y

    las

    masculinas,

    sin

    que

    la

    cuestin de

    la

    construccin

    sociocultural

    de nuestros

    comportamientos

    sea

    enfatizada

    suficientemente.

    Probablemente

    sin percibirlo,

    Rosiska

    mantiene

    las

    mismas

    di-

    ferencias

    que

    las

    categoras patriarcales

    nos

    impusieron,

    aunque

    las

    valorice

    dentro

    de un

    cierto feminismo.

    Ella parece

    insistir

    mucho

    en el

    potencial

    revolucionario

    de

    la

    diferencia,

    sin

    percibir

    que

    ya

    no

    es

    posible

    establecer

    cualidades

    rgidas,

    atribuibles

    unas

    a las mujeres

    y otras

    a

    los

    hombres,

    como

    si

    hablsemos

    a

    partir

    de

    naturalezas

    estticas. Por

    otro

    lado,

    gnero

    -construccin

    social

    de lo

    masculino y

    de lo

    femenino-,

    naturaleza,

    cultura,

    tradicin,

    son

    elaboraciones

    histricas y

    sociales, y

    no podemos

    trabajar

    con

    ellas

    como

    si fueran

    conceptos

    ahistricos,

    capaces

    de

    incluir cua-

    lidades

    esencialistas

    atribuibles

    al hombre

    o a la

    mujer.

    No

    existen

    esencias inmutables

    de

    gnero,

    sexo,

    raza,

    natura-

    leza. Los

    diferentes grupos

    humanos

    construyen

    sus

    propias

    signi-

    ficaciones.

    El dato

    biolgico

    puro

    no

    existe. Todo

    est

    mezclado

    en esa

    realidad

    constitutiva y

    evolutiva

    que

    se

    llama

    cultura.

    por

    eso,

    el

    dato

    biolgico

    es un dato

    culturizado, y

    el dato

    cultural

    est

    marcado

    por

    nuestra

    condicin

    biolgica.

    Se

    constata,

    tambin,

    que

    hoy la

    diferencia

    a partir

    del

    gnero

    es cada vez

    menos

    rgida,

    tanto

    en las

    actividades

    domsticas

    como

    en las

    actividades

    pblicas

    polticas

    o econmicas,

    sobre todo

    en

    los medios

    ciudadanos.

    Los

    valores

    subjetivos,

    las

    emociones,

    las

    ambiciones,

    as

    como

    la

    competencia,

    no estn

    ausentes de la

    vida

    5.

    l{rrsiska

    l)arcy

    de Oliveira,

    E/ogio

    da diferenga: o

    feminino

    emergente,Bra-

    siliettst',

    Sio

    lt:trrkr,

    199

    1,

    p.

    103.

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    10/77

    domstica ni

    de la ra"

    OOOrn,

    de ambos r.r", He ah

    por qu

    asumir

    posturas rgidas

    en

    torno a

    los papeles

    sociales de muieres

    y

    hombres

    significa

    no

    encarar de frente la realidad de

    las

    mujeres,

    tanto de

    Amrica Latina

    como

    del mundo. Ms aun,

    no podemos

    absolutizar la cuestin

    de gnero,

    analizndola

    con

    independencia

    de

    la clase

    social,

    raza o etnia.

    La dominacin

    y

    la exclusin,

    aunque

    sean

    acentuadamente

    de estructura

    androcntrica, no

    pueden

    afirmarse

    sin la

    complici-

    dad

    femenina.

    Nuestra historia

    est

    llena

    de

    eiemplos de

    repro-

    duccin de los

    comportamientos

    jerrquicos

    excluyentes, fomen-

    tados

    por mujeres

    que

    actan como

    obedientes reproductoras del

    sistema.

    Por

    eso, no se trata

    de asumir

    posturas ingenuas

    cle

    defen-

    sa

    de

    las

    mujeres,

    como

    si

    ellas fueran la

    parte

    ms

    dbil

    de

    la

    humanidad. Se trata,

    s,

    de

    una actitud crtica

    -corsiderando

    la

    responsabilidad

    que nos

    cabe-

    en

    la

    cual asuminros

    c()mp()rta-

    mientos

    capaces

    de modificar efectivamente

    las

    relaciorles

    entre

    hombres

    y

    mujeres,

    entre

    los diferentes

    grupos

    y

    pueblos,

    y

    con la

    Tierra.

    Otro

    aspecto que necesitara ser destacado

    y

    esclareciclo

    cn

    el

    pensamiento de Rosiska

    se

    refiere

    a

    la

    comprensin

    de

    la natura-

    leza. No siempre

    queda

    claro,

    al leer sus

    reflexiones, si

    lr

    natura-

    leza

    es

    una esencia

    atemporal o

    si

    est concebida

    en

    rclacirin

    con

    el

    mundo

    fsico,

    la Tierra,

    los

    otros

    seres

    vivientes

    y el

    cosrnos.

    Muieres, metfora

    de

    la naturaleza

    En el

    artculo

    "El

    Feminismo como metfora

    de

    la naturalsTa",la

    feminista Bila

    Sorj, abriendo

    espacios

    crticos a

    ciertas

    posturas

    ecofeministas,

    afirma

    con mucha

    pertinencia:

    Se

    pretende valorzar

    el

    papel

    de las

    mujeres

    en

    la

    meclida en que

    se aproxima

    lo

    femenino a

    la

    naturaleza

    o)

    en otras

    palabras,

    isera

    en virtud de la experiencia en

    el

    dominio

    domstico, espe-

    cialmente de

    la maternidad, como

    las

    mujeres estaran

    ms capa-

    citadas

    para

    la

    crtica ecolgica? Aqu

    nos enfrentamos

    nueva-

    mente con

    la

    cuestin del

    nfasis

    en

    la

    singularidad de

    la

    experiencia

    femenina,

    que

    produce

    una

    definicin de lo femeni-

    no

    y

    acaba

    por generar

    un

    discurso

    esencialista.

    Una reflexin

    ms adecuada debera tener en cuenta

    que las mujeres, al

    mismo

    tiempo

    que

    son

    sujetos

    situados en los roles

    sociales,

    poseen una

    Z2

    2.1

    SOBRE

    EL ECOFEMINISMO

    subietividad

    humana que

    siempre

    excede

    o

    trasciende

    los

    lmites

    de

    la

    identidad

    de gnero.

    El desenvolvimienro

    de

    las

    mujeres

    y

    de las

    feministas

    en

    la lucha

    ecolgica

    se

    debe

    mucho

    -"no,

    "

    I"

    vivencia

    femenina

    del

    hogar

    y

    de la

    familia

    _aunque

    el

    ns66._

    minismo"

    encuenrre

    ah

    afinidades-

    que

    al

    acceio

    al mundo

    pblico,

    donde ganaron

    experiencia

    poltica,

    una

    visin

    ms am-

    plia

    y

    diversificada de

    los

    problemas humanos, confianza

    para

    criticar

    la

    cultura y

    proponer

    cambios6.

    Tambin

    podramos

    preguntar

    con la

    antroploga

    francesa

    Nicole

    Mathieu:

    ipor

    qu las

    mujeres

    son

    afectaas

    s

    que

    los

    hombres

    por

    las

    malas

    polticas

    relativas

    al medio

    ambiente

    o por

    las polticas

    de

    desarrollo?

    La respuesta

    nada

    tiene que

    u..

    .o,

    lu

    semeianza

    de lo

    femenino

    a la

    naturaleza,

    o

    con

    una

    especie

    de

    sentido

    especial

    que

    tienen

    las

    mujeres

    para

    captar

    los

    beneficios

    de

    la

    naturaleza.

    L

    que

    sucede

    es

    que

    "a

    nivei

    mundial,

    en cada

    pas

    pobre

    o

    rico,

    del

    orte

    o

    del

    Sui,

    en

    cada

    etnia,

    en

    .ud,

    .1"r.

    social,

    existe

    una

    poltica

    de

    poder

    de

    los

    hombres

    sobre

    las

    muje_

    res.

    Poltica

    que

    define

    a

    las

    mujeres

    como

    la

    categorasocial

    obli-gada

    a

    asegurar

    la

    continuidad

    de

    la

    vida

    (y

    frecuentemente

    de

    la

    sobreviyencia)

    cotidiana

    y

    material,T

    .

    Esa

    reflexin

    parece

    situar

    la

    problemtica

    de

    las

    mujeres

    en

    un

    juego

    de fuerzas

    ms

    amplio,

    evitando

    consideraciones

    sencia_

    listas

    y

    una

    cierta

    victimizacin

    que

    oscurece

    los

    esfuerzos

    de

    an-

    lisis

    feminista.

    _

    sin

    negar

    la

    validez

    de

    las

    crticas

    plausibles

    a

    un

    cierto

    ripo

    de pensamiento

    y accin

    ecofeminista

    -como

    las

    que

    hacen

    Bila

    Sorj y

    Nicole

    Claude

    Mathieu-,

    creo

    que

    orras permanecen

    en

    un

    nivel

    acadmico

    y general,

    y

    casi

    nunca

    ,.

    .rrL..rt".,

    con

    los

    problemas

    concretos

    de

    lo

    cotidiano,

    de

    la

    vida

    de

    los

    barrios,

    del

    trabajo,

    de

    la sobrevivencia

    de las

    mujeres

    del

    medio

    popular

    y

    de

    la destruccin del medio ambiente

    en que

    viven.

    Co,

    fi..,rerr_

    cia algunas

    crticas

    tericas

    no

    tienen

    en

    consideracin

    la

    psima

    calidad

    de los

    alimentos

    ofrecidos

    a

    los

    pobres,

    ra

    insalubridad

    de

    6.

    Bila

    sorj,

    "o

    feminismo

    como

    metfora

    da natureza,:

    Reuista

    de

    Estudos

    l;cministas

    0

    (1992),

    p. 149.

    7.

    Nic.le

    (llaude

    Mathieu,

    ueuestions

    l,ecofmisme,,

    en

    Maria

    Incia

    l)'Avilrr

    y

    Nrrrrri

    V.sc.ncelos

    (orgs.),

    Eco logia,

    feminismo,

    deseiuoluimento,

    r,"

    f,

    lil(l()S/trlrl(1,

    leel.

    p.

    t29.

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    11/77

    ras

    vivienda,,,"

    J;:;ffi;:;;:.,

    aire, sobre,odo

    en

    las

    periferias de

    las

    grandes

    ciudades.

    Y no siempre

    se

    recuerda

    que

    son

    las

    mujeres

    las

    primeras

    que

    tienen

    que

    afrontar

    la vida

    cotidiana,

    la sobrevivencia

    de la familia,

    el cuidado

    de los

    nios,

    las

    cuestiones

    de salud

    y

    alimentacin.

    Son

    ellas las

    que muchas

    veces

    andan

    kilmetros

    en bsqueda

    de

    agua

    potable,

    o de un

    lugar donde

    lavar la ropa.

    Las

    crticas

    tericas

    pueden tambin

    correr

    el

    riesgo

    de

    permanecer en un

    mundo

    privilegiado,

    donde

    la

    discusin

    de

    ideas es

    un

    lujo que se

    da entre

    gruPos

    poco

    comprometidos

    con la

    real situacin

    de vida

    de la

    gran

    masa de

    excluidas.

    Personalmente,

    mi adhesin

    al

    ecofeminismo

    tuvo

    su origen

    en

    la observacin emprica

    de la vida

    de

    las muieres

    pobres del

    nordeste

    brasileo

    y

    en la convivencia

    n un barrio

    perifrico.

    Sin

    duda,

    tambin

    una literatura

    especializada

    me

    ayud

    a

    ampliar

    mis

    conocimientos

    y

    a

    afinar

    mi

    anlisis.

    Una

    doble

    dosis de

    esclauitud

    Fue en

    la

    convivencia

    donde

    percib

    cada

    vez

    ms

    la

    conexin

    entre

    la esclavitud

    econmica

    y

    social

    en

    que

    viven

    las

    mujeres

    y

    el dominio

    de la tierra

    en

    manos

    de

    unos

    pocos

    latifundistas.

    Sin

    duda esta esclavitud

    es

    compartida

    con

    los

    hombres,

    pero las

    mujeres

    parecen

    soportarla

    en

    dosis doble,

    por

    el

    hecho

    de

    vivir

    en

    su cuerpo

    y

    en su

    historia

    las consecuencias

    de una organiza-

    cin

    social

    que

    siempre

    acaba

    privilegiando

    a

    los

    hombres,

    y

    dejando

    sobre

    los

    hombros

    femeninos la

    carga

    de

    los

    hijos.

    Percib

    esto

    especialmente

    en las

    periferias

    de las ciudades.

    Son

    las

    mu-

    jeres

    las

    que

    tienen

    la

    responsabilidad

    de

    llevar los

    hijos

    e

    hijas,

    vctimas

    de

    enfermedades

    respiratorias

    y

    otras,

    a los servicios

    de

    salud.

    Son ellas

    las

    que

    soportan

    largas

    horas

    de

    pie con

    los

    nios

    en

    brazos,

    esperando

    turno

    para

    ser

    atendidas.

    Son ellas

    las

    que

    se

    angustian

    corriendo

    tras

    los

    medicamentos,

    viviendo

    un verda-

    dero

    uia crucis

    en busca

    de

    los recursos

    necesarios

    para salvar

    las

    vidas

    que les son confiadas.

    Son

    ellas

    tambin

    las

    primeras

    en

    buscar

    alternativas

    para mejorar

    la calidad

    del

    aire

    y

    del

    agua

    a

    travs

    de reivindicaciones

    pblicas, organizando

    grupos solidarios

    parala

    limpieza

    de

    los

    barrios

    y

    tantas otras

    pequeas iniciativas,

    a fin

    de

    garantizar

    condiciones

    mnimas de

    salubridad

    para la

    vida

    24

    2.5

    de

    la

    familia.

    Fue

    por lo tanto a

    partir de

    ver lo

    vivido,

    de

    sentir

    con

    la

    piel

    y

    las entraas,

    de oler

    con

    las personas los

    olores

    de

    las

    periferias,

    que

    aprehend

    los caminos

    de la lucha ecofeminista.

    Nada

    extraordinario.

    Apenas

    Io ordinario

    de la

    vida,

    la monoto-

    na

    incmoda de 1o cotidiano

    clamando

    por

    justicia.

    Una

    postura

    ecofeminista

    para m es una

    postura

    poltica

    crtica, que

    tiene

    que

    ver con

    Ia

    lucha antirracista,

    antisexista y

    antielitista.

    Las

    mujeres,

    los nios, las

    poblaciones de

    origen afri-

    cano

    e

    indgena son

    las

    primeras vctimas

    y,

    Por

    lo tanto,

    los

    primeros en ser

    excluidos

    de

    los bienes

    producidos

    por

    la Tierra.

    Son

    ellos tambin

    los

    que

    ocupan

    los

    lugares

    ms amenazados del

    ecosistema. Son

    ellos

    los

    que

    viven

    ms fuertemente

    en

    el cuerpo

    el

    peligro

    de muerte

    que

    el desequilibrio

    ecolgico

    les impone.

    Estas

    afirmaciones

    pueden

    ser

    verificadas

    a

    simple

    vista si

    nos

    tomamos

    tiempo

    para

    andar por

    los

    barrios

    pobres

    de

    las

    grandes

    ciudades

    latinoamericanas,

    por los

    barrios

    industriales,

    por los

    caseros de las

    zonas

    rurales.

    Fcilmente

    percibiremos

    cul

    es

    el

    color

    de la piel de

    los

    ms

    pobres

    y

    cul

    es

    el sexo de

    las

    personas

    que

    viven

    en

    las

    pequeas

    casuchas

    rodeadas de

    nios

    de

    diferen-

    tes

    edades.

    La problemtica ecolgica

    tiene

    que

    ver con

    la

    raza,

    el

    sexo y

    la clase,

    y

    por

    consiguiente

    no

    puede

    ser

    estudiada

    como disciplina

    aislada de

    la problemtica social

    mundial

    en la

    cual

    vivimos.

    Ante la tentacin de

    sacralizar

    Personalmente

    nunca

    me

    enfrent

    a los debates tericos

    entre

    feministas

    y

    ecofeministas.

    La lnea ecofeminista

    en

    la

    cual

    trabaio

    en filosofa

    y

    teologa

    no

    subscribe

    la perspectiva esencialista, ni

    la

    supremaca

    de la

    diferencia.

    Quiere

    ser

    una

    tentativa

    de

    pensar

    la

    dimensin

    religiosa de

    la vida humana,

    y

    particularmente

    la

    teolo-

    ga

    cristiana,

    a

    partir

    de

    referentes ms

    amplios

    o

    diferentes

    de

    aquellos

    que

    caracterizan

    el mundo

    patriarcal.

    Para m Ia cuestin

    'fundamental

    es

    no sacralizar

    el

    mundo de

    la

    naturaleza, ni

    el

    mun-

    do de las

    mujeres. sa sera, a mi

    modo de

    ver, una visin

    por

    dems romntica

    y

    hasta cierto

    punto

    ineficaz

    para

    nosotras

    las

    mujeres

    ante

    las

    urgencias

    de

    esta

    transicin

    de siglos, ms

    que

    una

    bsiueda cle

    caminos

    alternativos de convivencia.

    l,os

    scrcs hunranos, los animales

    y

    la

    naturaleza

    et7

    general

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    12/77

    ranto

    puede",..

    ;:;..

    ;','::.";:..

    creacin. En

    e,os

    muerte

    y

    vida se

    entrelazan

    para

    indicar

    la inseparabilidad de estos

    polos

    en

    el

    interior mismo de la compleja estructura

    de

    la

    vida.

    Somos parte

    de

    un

    destino comn

    y,

    en

    cierta

    manera,

    la lucha

    ecolgica,

    la

    lucha de las

    mujeres

    y de

    tantos

    otros

    grupos

    alterna-

    tivos frente al sistema

    establecido, tienen

    que

    ver

    con

    la

    preserva-

    cin

    de

    la vida.

    De

    la

    misma

    forma,

    el

    concepto de

    naturaleza,

    relacionado

    con

    la

    experiencia

    de las

    mujeres,

    puede

    tener tanto

    un significado

    positivo

    como

    negativo, como lo

    seala

    Carolyn

    Merchant:

    Para la teora orgnica

    result clave

    la

    identificacin

    de la

    natura-

    leza

    -y

    la

    Tierra

    en

    primer

    lugar-

    con una madre

    nutriente:

    un

    ser

    femenino

    suavemente

    benefactor

    que

    se ocupa

    de

    las necesi-

    dades de

    la humanidad en un universo ordenado,

    planificado.

    Sin

    embargo,

    prevaleci

    tambin

    otra

    imagen opuesta de

    la naturale-

    za como ser femenino: una

    naturaleza

    eroz, imposible

    de con-

    trolar, capaz de

    provocar violencia,

    tempestades,

    sequas

    y

    un

    caos

    generalizado.

    Ambas se

    identificaron

    con el sexo femenino

    y

    fueron

    proyecciones

    de

    la

    percepcin humana

    sobre

    el

    mundo

    exteriors.

    La

    ambivalencia

    del

    mundo

    humano, del

    mundo

    animal

    y

    del

    mundo

    fsico es constatable en todas

    las dimensiones de

    la

    vida.

    Por eso, cualquier

    radicalizacin

    prctica

    y

    conceptual

    podr

    con-

    ducirnos a dogmatismos

    perniciosos y

    a caminos

    estrechos

    que

    no

    construyen

    nuevas

    alternativas

    de vida.

    Si nuestro

    pensamiento

    y

    nuestra

    prctica

    pretenden

    ser in-

    clusivos, obedeciendo

    a

    la perspectiva

    ecofeminista,

    necesitan

    ser

    discutidos

    por los

    diferentes

    grupos y nunca

    erigidos

    en

    nuevas

    afirmaciones absolutas.

    tt. .t

    un

    continuo

    desafo

    para

    todas

    nosotras,

    porque

    la

    tentacin de tener

    raz6n

    en

    todo nos

    amenaza

    siempre. Acabamos

    identificando

    nuestras razones

    -nuestras

    aproximaciones

    racionales,

    nuestras

    interpretaciones-

    con la

    realidad

    en

    la cual vivimos.

    Nuestro conocimiento

    parcial,

    situa-

    do, fechado

    y

    consecuentemente

    marcado

    por nuestra subjetivi-

    dad,

    no

    puede

    erigirse en

    objetividad universal

    y

    en

    criterio

    para

    todas

    las formas de conocimiento.

    8.

    Carolyn Merchant, op. cit.,

    p.2.

    26

    27

    La tensin

    "rrrr.'rl,r.r,ras

    percepciones

    y

    nuestras teoras

    de-

    bera

    mantenerse siempre

    en

    la

    tentativa

    de

    destronar

    los absolu-

    tismos,

    de desestabilizar

    las teoras

    seguras.

    Slo as

    podremos

    estar

    ms en

    conformidad

    con

    el flujo creador

    de la vida

    que

    hace

    nacer

    las

    flores,

    abrir

    los capullos,

    acontecer

    las

    tempestades,

    des-

    truir

    viejas estructuras,

    ms all

    de nuestras

    previsiones

    cientficas.

    ACERCA

    DE LA

    TEOLOGA

    Laligaznentre

    ecofeminismo

    y

    teologa

    parece

    talvez

    hasta

    ms

    estrecha

    que la ligazn entre

    feminismo

    y

    ecologa.

    Esto es as

    por-

    que

    tanto

    las

    mujeres

    como el

    ecosistema

    y

    la

    naturaleza

    estuvieron

    poco

    presentes

    en

    el

    discurso teolgico

    oficial.

    Las

    mujeres nunca

    tuvieron

    espacios

    en

    la

    produccin

    teolgi-

    ca de

    la

    jerarqua

    y

    fueron

    consideradas

    como consumidoras

    o

    reproductoras

    de

    la religin

    en

    el

    interior del

    mundo

    patriatcal,

    aunque

    haya

    habido

    excepciones

    significativas

    en

    todos los

    mo-

    mentos

    de

    la

    historia

    de

    la Iglesiae.

    Es bueno

    destacar

    que parte del esfuerzo teolgico feminista

    est

    centrado

    en

    recuperar

    la memoria

    de

    aquellas

    que

    a

    lo

    largo

    de

    los siglos

    nunca aceptaron

    de

    manera

    pasiva

    la sumisin

    al

    sistema religioso

    dominante.

    Las

    grandes cuestiones

    teolgicas,

    hasta

    el inicio de

    los

    aos

    sesenta, tenan

    que

    ver

    con el conocimiento

    de Dios

    y de sus

    designios.

    Podramos

    formularlas

    de

    una manera

    general a travs

    de

    la

    pregunta:

    cmo

    podemos

    conocer

    a Dios, cmo

    se revela su

    voluntad?

    Aunque

    est

    simplificando

    las cuestiones

    teolgicas,

    quisiera

    insistir

    en

    el

    hecho

    de

    que

    los aos

    setenta

    vieron

    marcar

    un

    cambio

    de orientacin

    en

    las

    preguntas teolgicas.

    La

    teologa

    pas

    a

    preguntar

    sobre

    las

    maneras

    de

    transformar

    el

    mundo

    para

    tornarlo

    ms

    justo.

    La cuestin

    se

    formulaba

    en

    estos

    trminos:

    tcmo vivir.el

    Reino

    de

    Dios

    en

    la historia?

    Este cambio

    de

    inte-

    rrogante

    y de

    referencial

    teolgico

    adquiri

    contornos

    originales

    en Amrica

    Latina.

    9.

    .f

    oyce S. Salisbury,

    Padres

    de

    la lglesia, urgenes independie?es,

    T/M,

    Bo-

    gotri,

    (lrknbia,

    I994.

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    13/77

    En

    esa

    perspectiva

    donde

    el

    discurso

    teolgico

    latinoamerica-

    no,

    especialmente de las ltimas dcadas,

    se

    concentr en torno a

    la

    justicia

    social,

    abordada desde

    una

    perspectiva

    econmica de

    anlisis, a

    partir

    de

    la herencia

    colonial del continente.

    Hoy

    se da un nuevo viraje no

    slo

    introducido por

    el femi-

    nismo,

    sino

    por la

    situacin del

    planeta

    Tierra.

    Comenzamos a

    reconocer

    que

    el destino

    de los/as

    oprimidos/as

    est

    ntimamente

    ligado con el destino

    de

    la Tierra, planeta

    vivo, vulnerable

    a

    los

    comportamientos destructivos

    de la humanidad. Por eso hablar

    de

    justicia

    social

    implica

    hablar

    tambin de ecojusticia

    y,

    consecuen-

    temente, impone un cambio en los discursos y prcticas

    oficiales

    de las

    iglesias.

    Desde

    el

    punto

    de vista teolgico, la preocupacin

    en

    torno

    al

    ecofeminismo en

    AmricaLatina es

    an

    bastante

    reducida.

    No se

    capt con suficiente agadeza la complicidad

    de

    las

    elaboraciones

    cristianas

    patriarcales

    con la

    persistencia

    de

    la

    dominacin

    de las

    mujeres y

    de la

    explotacin

    sin

    lmites

    de

    los recursos naturales.

    Pocas

    veces

    somos conscientes de las consecuencias reales

    de la

    complicidad

    del

    cristianismo

    colonial con la

    destruccin de

    las

    divinidades

    indgenas,

    ms

    prximas

    a

    los fenmenos naturales.

    Si

    bien hubo

    un

    reconocimiento de

    ciertos errores

    cometidos

    por la

    Iglesia

    Catlica en el tiempo de la

    colonizacin,

    este

    reconoci-

    miento no conllev

    dc

    hecho

    la

    acogida

    a otras aproximaciones

    religiosas

    como igualmente verdaderas. No

    se

    reconocieron

    sufi-

    cientemente las

    expresiones

    legtimas

    de

    la

    organizacin de senti-

    do religioso de las

    culturas indgenas

    y

    africanas, de manera

    de

    instaurar

    un dilogo igualitario

    y

    solidario.

    El

    discurso

    androcntrico

    Creo tambin

    que

    no nos

    enfrentamos con las consecuencias

    rea-

    les

    del discurso religioso cristiano

    en la

    actual

    crisis

    vital

    que

    atra-

    viesa

    al

    planeta

    y

    a la comunidad humana.

    Este discurso

    contina

    siendo

    eminentemente

    antropocntrico,

    androcntrico,

    blanco y

    occidental.

    Histricamente

    la imagen

    de Dios es

    predominantemente

    mas-

    culina,

    as

    como la salvacin ofrecida

    surge siempre

    a

    travs de

    un

    Mesas

    varn, sacrificado por todos. Esta

    dimensin sacrificial sal-

    vfica

    masculina,

    con

    la

    consecuente

    importancia

    de

    la

    sangre

    y la

    28

    29

    acentuacin

    O.

    ,u

    ,.r,i.r."

    santa,

    son

    algunos

    de los

    puntos

    que

    la

    teologa

    feminista

    problematiza. Concretamente

    esto

    significa una

    verdadera

    revolucin

    en

    la

    manera de

    formular

    las

    convicciones

    profundas

    que forman

    parte de nuestra

    vida

    hoy, aunque

    estas

    formulaciones

    fueran

    expresadas

    de

    manera diferente

    en

    otros

    contextos

    y

    culturas.

    Este tipo

    de

    reflexin existe en

    Amrica

    La-

    tina

    desde hace ms de

    quince

    aos.

    ECOFEMINISMO

    TEOLGICO

    EN

    AMRICA LATINA

    Existe una

    diversidad

    de

    pequeos

    grupos

    ecofeministas

    organiza-

    dos

    en algunos

    pases

    como

    Argentina, Chile,

    Per,

    Venezuela,

    Bolivia, Uruguay,

    Brasil,

    Mxico,

    aunque

    tienen

    an

    poca inciden-

    cia en

    la

    reflexin

    teolgica

    feminista

    del continente

    y particular-

    mente en el

    interior de

    las instituciones

    acadmicas

    y

    de los semi-

    narios religiosos.

    Pero

    es

    preciso

    decir

    que, a

    pesar

    de

    los

    pocos

    espacios

    de actuacin

    institucional,

    hay una tentativa

    de

    constituir

    una

    red

    ecofeminista

    latinoamericana.

    Sera

    una

    red abarcativa

    que

    no

    slo

    tratara

    aspectos

    de espiritualidad

    y

    teologa,

    sino

    diferentes

    cuestiones

    referentes

    a nuestra

    vida cotidiana.

    La conciencia

    de

    situar el

    feminismo

    en

    la

    tradicin

    libertaria

    de Amrica

    Latina,

    y

    conjugarlo

    con

    la

    perspectiva ecolgica

    para

    la

    construccin

    de

    relaciones

    de autonoma

    e interdependencia

    no

    competitivas,

    parece

    crecer

    lentamente. Sin

    duda

    se

    trata

    del ini-

    cio

    de

    un

    proceso

    y

    se

    puede decir

    que,

    como

    inicio,

    ha sido

    significativo.

    A mi

    modo

    de ver,

    actualmente,

    el grupo de mayor expresin

    en Amrica

    Latina

    es

    el

    colectiyq

    "Con-spirando",

    con

    sede en

    Santiago

    de Chile. Su

    capacidad de

    articularse

    con otros

    grupos ha

    sido

    factor

    de crecimiento

    de una

    conciencia

    ecofeminista

    latino-

    americana.

    Desde

    t992, con

    mucho

    esfuerzo

    y coraje, este

    colectivo

    viene

    publicando

    la

    revista Con-spirando.

    Como

    ellas

    mismas dicen en

    el editorial

    del

    primer nmero, de

    marzo de

    1,992:

    Por

    medio de este

    nmero

    "piloto"

    te

    invitamos a

    autoconvocar-

    nos a formar una

    red de mujeres

    de

    Amrica

    Latina

    que

    anhela-

    nros

    tener una

    espiritualidad

    y una teologa

    propia que reflejen

    nlris

    ficlrlcntc

    nuestras experiencias

    de

    lo

    sagrado.

    El

    nombre

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    14/77

    mismo de la revista

    -"Con-spirando"-

    es

    un

    intento

    de visuali-

    zar algunos elementos de estas experiencias:

    la

    imagen de respi-

    rar

    juntas,

    que

    nos trae a la vez imgenes del

    planeta

    como un

    gran

    pulmn

    de

    vidato.

    En

    el

    nmero 4, de

    junio

    de 1993, fueron reproducidos textos

    de muchas

    autoras ecofeministas

    y

    de

    manera

    particular

    de

    auto-

    ras

    norteamericanas, en una tentativa de incentivar el dilogo a

    partir

    de cuestiones

    que

    se

    nos presentan

    a todas

    nosotras. En

    el

    editorial

    dicen:

    Nos

    parece

    que

    estamos

    necesitando nuevas formas de

    entender

    nuestro lugar en el

    mundo,

    re-situarnos, para

    desde ah

    re-tejer

    nues-

    tra vida cotidiana,

    la

    trama

    de relaciones

    que organiza

    nuestras

    so-

    ciedades,

    nuestra manera de

    producir la

    cultura que

    habitamos.

    Visualizamos en el ecofeminismo

    -o

    en

    los

    ecofeminismos-

    una

    corriente

    de

    energa

    de

    cambio

    poltico-cultural

    que

    nos

    pone

    en

    movimiento,

    agita nuestras mentes, reanima nuestras

    intuicio-

    nes, desata nuestras

    preguntas.

    iCmo

    leemos

    como

    latinoamericanas este

    cuerpo

    de visio-

    nes

    y propuestas?

    iCmo

    resuenan

    en

    nosotras

    estas

    ideas?

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    15/77

    INTUICIONES

    ECOFEMINISTAS

    Trapasso, integrante del

    grupo

    peruano

    ecofeminista

    Talitha

    Cumi:

    Yo me atrevo a

    pensar que

    el feminismo necesariamente

    tuvo que

    evolucionar hacia el ecofeminismo al

    poner

    en evidencia

    las

    vin-

    culaciones de todas las formas de opresin

    y

    violencia,

    desde

    la

    opresin

    en el

    interior

    de

    la familia

    hasta

    la destruccin del

    pla-

    neta12.

    Un

    pensamiento

    que

    busca derecho de ciudadana

    El ecofeminismo

    busca su

    derecho

    de

    ciudadana

    -en

    la

    plurali-

    dad de

    pensamientos-

    en el interior de las instituciones sociales

    y

    religiosas.

    Quiere

    acompaar

    los

    desafos

    no slo del

    mundo

    pos-

    moderno

    -como

    dicen

    los filsofos y

    cientistas sociales- sino

    tambin

    del

    mundo

    de aquellos

    y

    aquellas

    que

    regionalmente no

    tuvieron

    acceso

    a

    la modernidad.

    Se

    trata de un

    pensamiento liga-

    do

    especialmente al

    mundo

    de

    los

    pobres,

    de

    los hambrientos

    y

    analfabetos,

    de

    los

    sin-tierra,

    de

    los que

    viven

    en suelos sembrados

    de

    txicos y

    de

    radiaciones

    nucleares.

    Se

    trata

    de

    un pensamiento

    que

    reproduce

    parte

    de los

    gritos

    de la creciente masa de excluidas

    y

    excluidos

    en busca de

    sobrevivencia

    y

    dignidad.

    Estoy convencida

    de

    que

    con muchos otros

    grupos buscamos

    la

    salvacin

    del cuerpo

    sagrado de la Tierra, cuerpo

    prostituido,

    vendido

    y

    comprado en virtud del lucro fclly

    de

    la acumulacin

    de riquezas para

    una minora.

    Ante

    el deplorable cuadro

    institucional

    que

    vivimos

    y

    su com-

    plicidad flagrante

    con

    los procesos

    destructivos de

    grupos huma-

    nos

    e

    indgenas, nuestras acciones

    el desarrollo de un

    pensamiento

    alternativo-

    se

    dan a travs de

    minoras que

    acep-

    tan el

    desafo

    de comprender el mundo,

    y

    a

    s

    mismas,

    a

    partir

    de

    otros paradigmas.

    La

    perspectiva ecofeminista

    que

    desarrollamos

    tiene igualmente la

    pretensin

    de hacer

    percibir

    poco a poco

    la

    necesidad de acogernos como un mismo Cuerpo Sagrado.

    Esto

    tiene

    que

    ver con

    que

    la teologa ecofeminista en Amrica Latina

    sea ms

    una

    pre-ocupacin que

    una ocupacin

    de

    minoras, espe-

    12.

    Rosa Dominga

    Trapasso,

    "Ecofeminismo:

    revisando

    nuestra

    conexin

    con

    la naturaleza,: Con-spirando

    a

    Q.993),

    p.

    3'.

    32

    SOBRE EL ECOFEMINISMO

    cialmente

    de

    minoras femeninas.

    No

    tenemos,

    por

    consiguiente,

    condiciones

    ni tentaciones

    de

    presentarnos

    como

    la nueva

    y

    nica

    alternativa

    a ser asumida

    por

    el

    pensamiento

    oficial

    de nuestras

    instituciones

    religiosas. Adems,

    tenemos

    cadavez ms

    dificulta-

    des

    con

    la

    expresin

    npensamiento

    oficial",

    que

    tiene

    una

    carga

    histrica

    dominadora

    e

    imperialista.

    Asumir una

    postura

    reflexiva

    como

    la

    nuestra significa

    un

    esfuerzo

    continuo

    para mantener

    el

    dilogo

    con

    otras,

    aunque

    este

    dilogo

    permanezca

    muchas

    veces

    en

    los

    lmites

    del

    conflicto

    o incluso

    del

    desprecio.

    Dialogar no

    significa hacer

    acuerdos fciles,

    sino intentar

    una apertura

    entre

    los diferentes

    grupos

    a

    partir

    de

    cuestiones concretas.

    Significa

    tambin

    no asumir

    posturas

    arrogantes

    de dueas

    del saber

    y

    de la

    verdad, y

    reconocer

    que

    cada

    grupo

    es

    capaz

    de

    dar

    su

    humilde y

    valiosa

    contribucin

    en la

    construccin de

    nuestra

    historia

    comn.

    Estamos

    en

    esta

    lucha

    sin

    saber

    de antemano

    los

    resultados.

    E,stamos

    en ella porque

    sentimos

    que

    es capaz

    de hacer

    vibrar

    nuestras

    entraas

    y

    alimentar nuestra

    esperanza;

    porque

    creemos

    que

    ella puede

    ser

    un

    camino de solidaridad, misericordia

    y

    recon-

    ciliacin de

    todas

    las fuerzas

    vitales;

    porque amamos la

    vida

    y

    no

    queremos

    verla

    perecer

    por

    causa

    de nuestros caprichos

    y

    de

    nues-

    tra

    capacidad

    destructora.

    Estamos

    en

    esta

    lucha

    porque ya

    no

    soportamos

    el sistema de discriminacin y

    exclusin

    en el cual

    vivimos;

    porque

    esta lucha

    por

    dignidad

    y

    belleza

    es

    ella

    misma el

    scntido

    de nuestra

    existencia.

    1t

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    16/77

    2

    LA

    cuESTrN

    Eprsrsuolcrce

    TNTRoDUCcTN.

    CONOCER NUESTRO CONOCIMIENTO

    La perspectiva ecofeminista

    nos abre

    hacia

    un

    referente

    de

    la

    ex-

    periencia

    humana,

    ms

    amplio

    e

    inclusivo

    que

    el transmitido

    co-

    rrientemente por nuestra

    cultura.

    Ese

    referente debe ser

    pensado

    en todos los niveles

    de

    nuestro

    conocimiento

    y

    en el propio modo

    en

    que

    lo

    pensamos. Por

    eso este captulo va a intentar reflexionar

    sobre la apertura

    de

    percepcin que

    el feminismo

    y

    la ecologa

    provocan,

    y

    los elementos nuevos

    que

    aportan

    a

    nuestra

    tradicin

    cognitiva.

    Lezek

    Kolakowski nos introduce

    en

    el

    espritu de esta reflexin

    invitndonos

    a impedir

    que

    nuestra

    capacidad

    cognoscitiva sea

    cntorpecida

    por

    los dogmatismos que

    construimos

    a lo

    largo

    de

    la

    Ilistoria y,

    consecuentemente,

    a estar

    siempre

    atentas/os

    al movi-

    nriento de la vida. Nos invita

    tambin

    a

    prestar

    atencin

    al otro

    leclo de

    las cosas

    -que

    no

    aparece

    en

    la ciencia

    oficial-

    y a captar

    la

    importancia de su

    influencia

    en nuestras formas de conocer.

    Fl[ rol

    cultural de la filosofa no

    consiste en entregar

    la

    verdad,

    sin

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

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    diferente"

    en

    lo que

    damos

    por

    supuest(),

    y

    no

    pcrrrritirrros

    jams

    olvidar

    que

    hay

    cuestiones ms

    all

    dcl

    horizorrtc

    lcgtinro

    de la

    ciencia, que

    sin embargo son cruciales

    pra

    lrr

    strPcrvivencia

    de la

    humanidad

    tal

    como

    nosotros

    la

    con

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    18/77

    JICIONES

    ECOFEMINISTAS

    de

    hacerlo,

    pues las

    generaciones

    futuras

    csperrln

    clc

    nosotras/os

    el

    legado

    crtico

    de

    nuestras

    propias

    produccioncs

    ctllttrrrlles'

    CONOCIMIENTO

    Y VIDA

    CO'fII)IANA

    A

    muchas personas

    poco habituadas

    a

    la

    necesicld

    de

    reflexionar

    sobre

    nuestro

    conocimiento,

    la

    cuestin

    feminista

    y la cuestin

    ecolgica

    pueden

    parecerles ajenas

    a

    la epistemologa

    tradicional.

    Sin

    embargo,

    no

    se trata

    aqu

    de trabajar

    temas

    abstractos,

    cuya

    relacin

    con

    nuestra

    vtda

    cotidiana

    resulta

    difcil

    de

    com-

    prender,

    sino

    de

    percibir

    hasta

    qu

    punto

    las

    cuestiones

    epistemo-

    igi."t

    -consideradas

    a

    partir

    de

    nuestra

    propia

    experiencia-

    adquieren

    capital

    importancia.

    Tomo

    Iapalabraepistemologa

    en

    un sentido

    amplio,

    es

    decir,

    no

    restringido

    "

    las

    cuestiones

    de

    la epistemologa

    filosfica

    clsica

    y

    mode..t,

    que se

    preocupan

    ante

    todo

    de

    reflexionar

    acerca

    de

    ia adecuaci.,

    d.

    .rr.rt."s

    representaciones

    o

    ideas

    sobre

    la

    reali-

    dad a

    la realidad

    misma.

    No

    discuto

    de manera sistemtica

    esta

    separacin

    clsica entre

    cosas

    e ideas.

    Mi

    intencin

    es

    dar

    a

    las

    personas

    comunes

    una

    cierta

    posesin

    de

    su

    saber

    y

    una

    cierta

    posibilidad

    de

    reflexionar

    sobre

    su capacidad

    cognoscitiva'

    En

    algunos

    cursos

    dirigidos

    a lderes,

    especialmente

    de movi-

    mientos

    e

    mujeres

    del

    medio

    popular,

    la

    primera

    actitud

    que

    observ

    al mencionar

    la

    palabra

    epistemologa

    -casi

    desconocida

    para

    algunas

    participantes-

    fue de

    espanto

    y

    de

    rechazo'

    A

    otras

    patto.rut

    les haca

    pensar

    en

    cosas

    extremadamente

    tericas

    que

    luvieron

    que

    aprender

    en

    su

    juventud

    y de

    las cuales

    no

    siempre

    guardaban los

    mejores

    recuerdos.

    Estaba

    lgada a

    la

    experiencia

    de

    cosas

    abstractas

    que nada tenan

    que ver

    con

    los

    asuntos

    concretos

    de

    la vida,

    con

    los

    problemas

    cotidianos

    que

    las

    angustiaban'

    Ms

    arn,

    pareca

    que

    la

    palabra

    epistemologia

    nada

    tena

    que

    ver

    con

    las

    cuestiones

    teolgicas

    ligadas

    al feminismo,

    que estaban

    intere-

    sadas

    en

    tratar,

    Muchas

    veces

    al

    comenzar

    un curso

    resolva

    dejar

    moment-

    neamente

    de

    lado

    la

    palabra epistemologay

    comenzaba

    a

    conver-

    sar

    sobre

    el

    conocimiento

    humano.

    Intentaba

    mostrar a

    las

    perso-

    nas

    lo

    compleio

    y

    bonito

    que

    es

    conocer

    a alguien

    o

    enfrentarse

    a

    una situacin.

    Permita

    que

    ellas

    hablasen

    de

    su experiencia

    de

    pen-

    ] f,l

    l9

    sar

    sobre

    ,^.rrr,

    *,*.', ;' ;-:;.';' regras de su vida.

    Al

    compartir

    esas

    experiencias, viendo

    que

    todo eso

    era parte del

    conocimiento

    humano,

    comenzaban

    a percibir las

    diferencias

    que

    haba

    entre ellas

    a

    partir

    de

    su

    propio

    discurso y a reconocer que

    el

    conocimiento es

    parte integrante de la vida.

    Unas empezaban a

    hablar de

    detalles, otras

    de

    percepciones

    globales,

    otras de

    sus

    sen-

    timientos

    aun

    antes de

    contar

    un hecho. Perciban

    poco

    a

    poco

    que

    se

    poda hablar

    de una

    manera

    simple de

    cosas

    que parecan

    com-

    plicadas y limitadas

    al

    mundo

    de

    los

    especialistas.

    Lentamente

    los

    preconceptos iban

    desapareciendo

    y

    las

    perso-

    nas

    comenz aban a

    comprender

    que

    esta

    palabra,

    a primera vista

    hermtica,

    no

    es

    ms que

    una

    invitacin a pensar

    cmo conoce-

    mos

    las

    cosas

    y a

    nosotras/os

    mismas/os

    en nuestra cotidianidad.

    Lapalabrade sentido hermtico comenzaba

    a

    ser lentamente apro-

    piada,

    as

    como

    otras

    que

    casi no entraban en sus vocabularios.

    Las

    personas

    comenzaban

    entonces a

    sentir

    que

    ciertas expresio-

    nes

    como

    "eI

    maz se torna

    nuestra carne

    o

    amo

    las

    flores"

    son

    formas

    de conocer o reconocer

    la interdependencia

    entre la

    vida

    del maiz y de las

    flores con

    nuestra

    vida.

    Esto

    es conocimiento,

    iesto

    es

    epistemologa

    Comenzaban

    a notar

    la

    diferencia

    y

    la

    semejanza

    entre

    afirmar

    amo

    a mi hijo,

    y

    ,

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

    19/77

    una

    manera

    distinta

    exige tomar

    posturrrs

    tliicrcntcs

    fretrte al co-

    nocimiento, abrir

    espacios de

    pensamiettto

    altcrttetivo,

    pensar

    nuestro

    propio pensamento

    en funcin

    dc aqtrclkr

    (lltc

    queremos.

    ste es

    un

    trabajo

    importante, tanto

    en

    las

    orattiz.eciotles

    de mu-

    jeres

    como en

    las

    escuelas

    primarias

    de los barrirs, ctt

    los

    sindica-

    tos,

    en los

    grupos de

    reflexin

    bblica,

    en las ttttivcrsitlrrcles,

    en

    las

    escuelas

    tcnicas.

    Trabajar

    la epistemologa

    significa

    influir

    no slo

    en los

    procesos

    de transmisin

    de conocimiento,

    sino intentar

    cambiar

    la

    propia

    estructura

    jerrqtica

    de

    poder

    que

    contina

    reproducindose en

    las

    bases

    de nuestra sociedad

    y por

    tanto

    de

    nuestro conocimiento.

    Muchos educadores

    populares

    en

    Amrica Latina, en

    la

    lnea de

    Paulo

    Freire, percibieron cmo

    a

    travs

    de los

    procesos educativos

    -y

    particularmente de alfabettzacin-

    era

    posible ayudar a las

    personas

    a tomar

    una posicin de

    bsqueda

    de

    mayor dignidad en

    su vida

    cotidiana.

    Sin

    entrar

    en

    la discusin

    ms amplia

    sobre

    las

    propuestas de la educacin popular, lo

    que

    propongo

    obedece en

    cierta

    manera

    a la

    misma

    inspiracin

    y

    lgica, aunque

    se abra hacia

    referentes

    diferentes.

    La perspectiva ecofeminista

    -conjuncin

    de

    una

    cierta ecolo-

    ga

    con

    un

    cierto

    feminismo-

    quiere no

    slo

    mostrar la

    conexin

    entre

    la dominacin de

    las

    mujeres

    y

    de

    la naturaleza, desde el

    pun-

    to

    de vista de la

    ideologa cultural

    y

    de

    las estructuras

    sociales,

    sino

    tambin introducir

    nuevas formas de

    pensar,

    en

    vista de aquello

    que

    hemos

    dado

    en llamar ecojusticia.

    La lucha por

    la

    justicia

    en

    trmi-

    nos concretos

    de

    relaciones

    humanas

    implica

    una

    prctica de

    justi-

    cia respecto

    al ecosistema.

    No

    habr

    vida

    humana sin

    la

    integridad

    de la vida

    del

    planeta,

    con

    sus

    innumerables expresiones.

    Tal

    nece-

    sidad

    justifica

    tomar

    la

    epistemologa

    como un captulo central

    de

    este libro.

    La

    primera

    pregunta que

    debemos

    hacernos es:

    ten

    qu

    modi-

    fican

    la

    cuestin

    feminista

    y

    la

    cuestin

    ecolgica nuestra com-

    prensin

    de la realidad

    y de

    nosotras/os

    mismas/os? iSon apenas

    nuevos

    contenidos

    para ser

    pensados

    e

    incluidos en las

    formas

    tradicionales

    del conocimiento,

    o

    pensarlas significa intentar

    mo-

    dificar la forma misma

    de

    pensar

    el mundo

    y,

    consecuentemente,

    de actuar?

    40

    o

    t

    r

    a c

    o m

    p

    r

    e,, o u,^o),")),;

    ;

    ;; :," ::,,'

    ^,

    Estas preguntas

    iniciales anuncian la importancia fundamental

    de

    estas cuestiones en la nueva manera

    de comprender

    el

    mundo y

    el

    ser

    humano,

    que

    ya

    est

    gestndose

    en

    medio

    de nosotros/as.

    Cuando hablamos de comprensin de la realidad, aunque

    este

    trmino

    necesite siempre

    ser

    explicado,

    estamos

    hablando

    de

    com-

    prensin

    de

    las

    cosas

    que

    nos

    afectan,

    de

    nuestras

    experiencias de

    vida, de la aprehensin

    que

    tenemos de

    ellas.

    Realidad

    es un

    trmi-

    no

    vasto,

    pero

    limitado a

    una

    experiencia

    personal y grupal

    deter-

    minada.

    Por

    1o tanto, cuando

    queremos

    conocer

    lo

    que

    nos afecta,

    cstamos

    en el

    campo

    de

    la

    epistemologa,

    del

    conocimiento.

    Cuan-

    tlo pregunto: ten

    qu

    modifican

    la ecologa

    y

    el feminismo

    mi co-

    rrocimiento?,

    estoy

    queriendo introducir

    en

    mi campo

    de

    conoci-

    llriento

    dos

    aspectos

    que no

    estaban

    incluidos

    en las

    epistemologas

    t

    rrrdicionales.

    Esto

    significa

    que

    intentbamos

    entender

    las

    diferen-

    rcs

    cosas

    de

    la

    vida sin percibir

    Ia presencia

    de las mujeres

    y

    de los

    tliferentes

    elementos

    de

    la

    Tierra y

    del ecosistema,

    como

    referentes

    y

    realidades

    sin

    las

    cuales el

    propio

    conocimiento

    no

    es

    posible.

    Las

    rrrrrjeres y

    el ecosistema estaban all,

    bsicamente

    presentes/ausen-

    t('s, pero

    no eran considerados elementos

    constitutivos

    del

    conoci-

    rniento

    explicitado.

    Esto

    significa

    que

    lo

    que

    llambamos

    conoci-

    nricnto

    lo era

    de

    hecho,

    pero

    limitado a

    una cierta

    perspectiva

    sobre

    l, r

    rcal y

    a

    partir

    de un

    grupo

    determinado de personas

    -en

    gene-

    l':rl lrombres- que

    formulaban

    este conocimiento. Es en este senti-

    tlo

    rlue

    decimos

    que

    estas condiciones

    eran profundamente

    andro-

    , rintricas y

    antropocntricas.

    Hoy

    queremos

    ampliar

    esta

    perspectivay dejarla abierta hacia

    nucvxs

    adquisiciones.

    Queremos

    introducir la cuestin

    de

    gnero

    y

    l:rs cuestiones

    ecolgicas como

    parte

    constitutiva

    de los modos

    Irurrranos

    de

    conocer.

    ,)Nttruos

    crntenidos o

    nueua epistemologa?

    l'otlrrrrrros

    preguntarnos

    si intentamos apenas introducir

    nuevos

    r

    orrtt'nitlos

    cpistenrol

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

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    mientos

    en

    su campo

    de saber. Sin emb:rrgo,

    cottstrltir

    una

    nueva

    epistemologa

    parece

    una

    pretensin

    casi

    clespropirrcionada.

    Pero

    se trata de

    eso

    tambin.

    Necesitamos

    constrttir

    p()c()

    a

    poco nuevos

    modos de conocer

    que

    se

    relacionen

    ntimanlerrte con

    las

    nuevas

    cosmologas

    y

    cosmovisiones,

    y

    con las

    antrclpol

  • 5/19/2018 Intuiciones Ecofeministas (Ivone Guebara).pdf

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    ellas

    y

    el cuerpo

    universitario

    desde

    que

    O.:r".". hacia las cues-

    tiones

    de

    gnero,

    comenzando una actuacin

    en

    favor de un len-

    guaje

    inclusivo

    y

    de mayor

    respeto

    a las

    mujeres

    en

    el

    ambiente

    aca-

    dmico. Hasta

    ese

    momento no haban

    tenido

    problemas, pues

    su

    conocimiento estaba integrado al

    aprobado

    por

    el sistema. Despus

    de su despertar feminista aparecieron

    los

    conflictos

    y

    comenzaron

    a

    darse

    muchos

    pasos

    positivos.

    La

    ampliacin

    de

    su

    campo episte-

    molgico

    signific

    tambin

    una

    modificacin

    de

    su postura

    tica.

    Otra

    conversacin

    que

    merecera

    ser

    recordada

    se dio

    entre

    dos

    mujeres religiosas

    que

    discutan si la

    afirmacin

    evanglica sobre el

    amor a s y

    el

    amor

    al

    prjimo

    puede

    ser

    un

    criterio

    tico

    indiscuti-

    ble. Para

    una,

    todas las

    personas

    interpretaran

    este

    criterio

    de

    la

    misma

    forma

    y

    segn

    la

    propia

    inspiracin

    de

    Jess.

    Habra

    una

    referencia

    objetiva

    y

    absoluta

    a

    la cual todas las

    personas

    cristianas

    podran referirse.

    Para

    la

    otra

    mujer,

    en cambio, habra

    mltiples

    interpretaciones

    del mismo

    criterio

    y

    la

    gente

    necesitara discutir

    las

    situaciones

    articuladas a l

    para poder

    encontrar

    el camino

    que

    in-

    dica el

    bien mayor.

    Las dos

    posiciones

    revelan

    la

    presencia de la

    tica en el

    conocimiento,

    pero para

    cada una

    el

    referente

    tico y

    cognitivo

    se

    presenta

    de

    manera

    diferente.

    Hoy

    ya

    no

    se

    concibe

    el

    conocimiento

    ilimitado

    del ser

    huma-

    no. Tampoco se

    puede

    hablar'de la investigacin

    cientfica

    a

    ul-

    tranza

    sin

    pensar

    al

    servicio

    de quin

    est siendo

    realizada.

    La

    cuestin tica introduce

    la

    cuestin

    de

    los lmites

    que

    nos

    impone-

    mos

    en

    vista del

    bien concreto

    de

    las

    personas

    y

    del ecosistema. En

    razn

    de

    esa

    perspectiva,

    el ecofeminismo insiste

    en

    la dimensin

    tica

    de todo

    conocimiento humano. En

    esa insistencia se tiene

    conciencia

    del carcter

    ambiguo de

    nuestras acciones,

    as

    como

    de

    la

    dificultad

    para

    establecer criterios

    ticos,

    particularmente

    en

    este

    momento

    de

    nuestra

    historia. Por

    eso,

    la

    participacin y el

    dilogo