ENTREGA DE CONDECORACIÓN VICENTE ROCAFUERTE AL DR. MICHEL DUMAS

INTERVENCIÓN DEL DR. IGNACIO RAMÍREZ: Quito, Noviembre 14 de 2012.

Dado el alcance y ritmo de las transformaciones de un mundo globalizado, es claro que la sociedad tiende, cada vez más, a sustentarse en el conocimiento, y esto representa la razón de que la educación superior y la investigación formen, hoy en día, parte fundamental del desarrollo cultural, tecnológico y socioeconómico de los individuos, las comunidades y las naciones.

Las grandes esperanzas del Ecuador, y el de la humanidad misma —no solo en relación al desarrollo- sino a la sobrevivencia de la especie humana, depende de la ciencia y de la tecnología. Por consiguiente tiene que orientarse hacia importantes desafíos, la propia educación superior ha de emprender renovaciones más radicales que jamás haya acontecido; lograr que la sociedad contemporánea, que actualmente vive una profunda crisis de valores, logre trastocar la conducción del Estado de una manera más elevada y transparente.

Según el Índice mundial de innovación, el Ecuador está en el puesto 98 de 141 países; en relación a la producción científica mundial, apenas producimos el 0.06 del total del mundo; en salud el año 2010, el país publicó apenas 34 artículos científicos, que representan menos del 0.0000001% del conocimiento mundial. Así nunca el país avanzará. Entre otros problemas para el desarrollo de la investigación ecuatoriana lo encontramos en la Ley de Educación Superior que siendo buena, es inaplicable. Esta Ley dice que las instituciones de Educación Superior deben tener un 60% de profesores con título de 4to. nivel, a tiempo completo. Una Universidad que tenga 1.000 profesores, necesitará 600 Doctores, por consiguiente 600

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oficinas, 600 computadoras y facilidades tecnológicas, igual número de proyectos de investigación, al menos un 10% de laboratorios, es decir unos 60, personal de investigación que sería de al menos 2 personas por investigador, personal de apoyo y más gastos. Esto es imposible en un país como el nuestro, con las reducidas asignaciones económicas destinadas a la investigación. La gran realidad, al momento, es la inexistencia de personal formado, insuficiencia de equipos, falta de presupuesto, desvío del potencial investigativo hacia problemas situacionales y administrativos, con lo cual la investigación se convierte en una penuria voluntaria y de posición personal, poco reconocida y mal o no remunerada.

En contraste, hace pocas semanas, el investigador japonés Shinya Yamanaka recibió el premio Nobel de Medicina 2012; por sus descubrimientos pioneros en donación y células madre, que han revolucionado nuestra comprensión de cómo se desarrollan las células y los organismos. Al recibir este premio manifestó "seguiré investigando para poder contribuir con la sociedad y la medicina, lo antes posible. Es un deber." Declaraciones hechas en una rueda de prensa en la Universidad de Kioto, tras conocer la concesión del galardón.

Mientras hablaba con numerosos periodistas, Yamanaka recibió una llamada telefónica del primer Ministro Nipón, Yoshiniko Noda, al que ante las cámaras y micrófonos agradeció "el apoyo de todo el Japón" y aseguró que continuará esforzándose en sus investigaciones.

Esto es lo que debemos aprender, el reconocimiento y apoyo a la investigación por parte del pueblo, y en especial de quienes detentan el poder, sin egoísmos y con noción real de Patria.

En Ecuador, probablemente, como van las cosas, ningún investigador podrá optar por el premio Nobel; llevamos un retraso demasiadamente profundo y no lograremos superarlo si no luego de varias generaciones, esto sí, si se inicia ya, con seriedad y solvencia un cambio radical de quienes conducen el Estado.

Sin embargo de esta desolada planicie, y casi en forma heroica y con sacrificio de toda índole, en el país han habido grupos de científicos de alto nivel, que han estudiado diversos aspectos de la biopatología ecuatoriana, y han contribuido a comprender, interpretar, plantear soluciones y difundir los conocimientos logrados. Entre estos investigadores, y que han merecido la presea Vicente Rocafuerte, otorgada por la Asamblea Nacional, al Mérito Científico, cabe señalarse a los Doctores Marcelo Cruz, Jaime Guevara e Ignacio Ramírez.

El Dr. Cruz es pionero de la Neurología moderna en el Ecuador, ha realizado un sinnúmero de investigaciones en su campo, especialmente merece mencionarse el estudio en gran escala realizado en las provincias de Laja y El Oro, en el que demostró que el tratamiento masivo de la población afectada por la teniasis humana con una dosis baja de prazicuantel es viable y eficaz para el control a corto plazo de la transición de Taenia solium (tenia porcina) en las zonas hiperendémicas. La intervención quimioterapéutica también resultó eficaz para fomentar la adopción de medidas preventivas locales y contribuyó de forma notable a la elaboración de un programa de control a largo plazo, lo que prácticamente ha erradicado un grave estigma humano, que era la presencia de estos parásitos en el cerebro humano, con las desbastadoras consecuencias en centenares de ecuatorianos.

Por su lado, el Dr. Guevara y su equipo de científicos demostró que los cambios asociados con la mutación de los receptores de la hormona de crecimiento (GHR) en la población ecuatoriana

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son muy similares a los cambios genéticos que hacen que organismos tan simples como el hongo de la levadura vivan más tiempo y resistan a las toxinas. Los descubrimientos también indican que la inhibición de la GHR en individuos que han alcanzado una estatura adulta normal podrían evitar múltiples enfermedades asociadas al envejecimiento, incluyendo cáncer y la diabetes. Estos estudios son el resultado de las investigaciones realizadas durante más de dos décadas a una extensa familia ecuatoriana en la que sus integrantes rara vez padecen cáncer y diabetes y han descubierto una mutación genética que los protege de éstas y otras enfermedades asociadas al envejecimiento. Este trabajo ha sido presentado en varios congresos científicos internacionales y está publicado en la revista "Science Translational Medicine".

En tanto, los estudios del Dr. Ignacio Ramírez se orientaron fundamentalmente a la deficiencia de tres micronutrientes —Yodo, hierro y vitamina A- que afecta a más de la tercera parte de la población mundial. Las graves consecuencias de estas carencias incluyen, entre otros, problemas de aprendizaje, disminución de la capacidad intelectual y aumento de la mortalidad. Estas consecuencias suponen un coste hasta el 5% del producto interior bruto "PIB" de algunos países, mientras el coste de la solución es tan bajo como el 0.3% del mismo.

En la encuesta realizada a nivel nacional por el Instituto Nacional de Nutrición a finales de la década de los años 50 se demostró que el Bocio era en nuestro país un grave problema de Salud Pública. Fue la base para que se inicien los estudios sistemáticos, a la par que se abordaba el tema de su profilaxis. En 1966 con los auspicios de la Organización Panamericana de la Salud, con la intervención vital del Dr. Ramírez, se inician los estudios sobre la administración de aceite yodado intramuscular a escala comunitaria, en las comunidades de Tocachi y la Esperanza. Por aquel entonces estas dos poblaciones, vecinas, eran similares en cuanto a aislamiento, composición étnica, grado de deficiencia de yodo, etc. La comunidad de Tocachi fue tratada con la administración intramuscular de aceite yodado. La Esperanza

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permaneció como población control. Los resultados luego de dos años de seguimiento, evidenciaron que se previno el Bocio y el Cretinismo, por efecto de la acción del yodo-dé' depósito intramuscular.

Los estudios y la gestión del Dr. Ramírez y otros Investigadores, condujeron a que, en 1969 el Congreso Nacional expida la Ley, por la cual se obliga a que la sal para consumo humano sea yodada. Sin embargo hasta 1978 el país no había logrado implementar apropiadamente dicha medida profiláctica. Aún en 1981 más del 50% de la población campesina continuaba en deficiencia de yodo. Frente a este hecho, el Dr. Ramírez y los investigadores de la Fundación Ciencia intervienen en forma importante para la implementación del Proyecto "Lucha Operacional contra el Bocio Endémico", que contó con el apoyo técnico y económico del Reino de Bélgica, con lo cual el Programa Nacional de Yodación de la sal entró en una etapa de eficiencia, en base al control adecuado, tanto a nivel de fábrica como de consumidor. Pese a ello, al menos un 15% del campesinado serrano no consume sal yodada, de acuerdo a observaciones recientes.

Durante los últimos 6 años existe un descuido en el mantenimiento del control de la yodación de la sal, con consecuencias dramáticas, como ser el recrudecimiento del bocio y la deficiencia mental en escala endémica. Como ejemplo, se puede señalar el estudio realizado por el Dr. Ramírez el mes de Abril de 2011 en la población de Chalguayaco, vecino a la población del Chota, en el que se encontró que el 37% de escolares eran portadores de bocio y mal nutrición; en adultos la situación se encontró peor, pues se hallaron bocios gigantes, que en general en el país ya no se encontraba en escala comunitaria. Los investigadores liderados por el Dr. Ramírez pusieron en conocimiento de las autoridades del Ministerio de Salud, quienes indicaron que carecían de reactivos para la dosificación del yodo en sal y en orina, que el ecógrafo se encontraba dañado y que no disponían de un vehículo para ejecutar las actividades de control. Es evidente que la sal que consumen los pobladores de áreas vecinas a la frontera norte proviene de Colombia, sin control de si está o no apropiadamente yodada.

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En una visita realizada hace pocas semanas a las oficinas donde funcionaba el Proyecto que fue financiado por Bélgica, aparentemente ya no existía el laboratorio ni el personal y había sido reemplazado por el Programa de tamizaje del hipotiroidismo congénito.

Históricamente la atención a la Salud Pública, en Ecuador, ha sido dramáticamente deficitaria y consecuentemente las investigaciones han sido escasas y sin mayor peso en el contexto internacional, con excepción de las señaladas y otras que nos es el momento para reseñarlas. Mas bien, son los Organismos Internacionales y algunos países los que han contribuido al estudio y solución de los múltiples problemas de Salud Comunitaria. Varios investigadores extranjeros, desde la época colonial hasta !os presentes días, han contribuido al estudio de la biopatología ecuatoriana. Los reconocimientos a la labor científica de los investigadores ecuatorianos y extranjeros no han tenido la repercusión inclusive de la prensa, la que debe apoyar y difundir aquellos esfuerzos. Es la Asamblea Nacional la que, últimamente, dispensa el reconocimiento a la labor científica de los Drs. Ramírez, Silberberg y Dumas.

El día de hoy, se suma el Dr. Michel Dumas, de Francia, al Dr. Donald Silberberg, de Norte América, como receptor de la "condecoración Vicente Rocafuerte" al Mérito Científico, otorgado por la Asamblea Nacional de la República del Ecuador.

Los condecorados ecuatorianos y extranjeros tienen una amplia trayectoria como Médicos, Investigadores y Catedráticos, que han contribuido significativamente a los estudios para el tratamiento y alivio de enfermedades, afecciones, e implementación de procesos y programas de Salud Pública, que coadyuvan en la consecución de mejores condiciones de vida en la comunidad. La Asamblea Nacional los ha distinguido como ciudadanos ejemplares, médicos excelsos y virtuosos.

Finalmente, y en representación de estos ilustres colegas, quiero se me permita expresar nuestro agradecimiento a la Asamblea Nacional, en especial a su Presidente, Arg. Fernando Cordero y a la distinguida Asambleísta, Lcda. Guillermina Cruz, por la concesión de la valiosa Presea "Vicente Rocafuerte" al Mérito Científico.

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