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INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL EN DIFERENTES CAMPOS DE ACCIÓN La intervención psicosocial se pude aplicar en diferentes campos como el laboral, la salud, el educativo, el comunitario y en las organizaciones entre otras. Igualmente en estos campos, es susceptible de albergar diferentes objetos de intervención como, estructuras grupales, sociales o fenómenos sociales. Para mayor comprensión definiremos cada campo y su objeto. Intervención psicosocial en el trabajo: Para realizar cualquier intervención en el campo laboral, ha de tenerse en cuenta que, la noción del trabajo y el cómo este sea asumido por cada sujeto y el cómo este se relacione con su ámbito laboral, está influenciado por las diferentes estructuras individuales, grupales o sociales de las que hace parte cada persona, además de encontrarse mediado por la concepción que se tenga sobre el trabajo y como los diferentes planteamientos teóricos existentes al respecto hayan permeado las estructuras mentales de cada individuo trabajador. Ejemplo. Etimológicamente la palabra trabajo en la lengua latina, se deriva de “tripalium”, que a su vez significa herramienta para herrar caballos, configurada con tres puntas afiladas, asimismo era, un instrumento de tortura, motivo por el cual “tripaliare” en latín significa torturar; de donde en la significación del término se le asigna al trabajo una connotación de mortificación y sufrimiento. (Diccionario de la lengua española. Vigésima Segunda edición, 19995) En la edad Media, Bacon denomina al trabajo como un arte, mirado como una actividad empírica y práctica que designa la acción de intercambio entre el hombre y la naturaleza, dicha transformación o producción era una “obra”, el arte era aquello que caracterizaba el oficio, como en el caso de los artesanos y su tarea era de artistas, además de que tenía un propósito. Dejándose reflejar en ello una visión antropológica donde el trabajo mismo tiende a pensarse como una categoría alusiva al ser, como la especificidad del ser humano en su vínculo con la naturaleza, pues desde esta visión, es a través del trabajo y de las relaciones que a su alrededor se establecen, que el hombre se hace hombre y se muestra hombre, en tanto le permite manifestarse a sí mismo capaz y hacedor, verse al mismo tiempo como un producto de la naturaleza y como creación histórica de la misma.

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INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL EN DIFERENTES CAMPOS DE ACCIÓN

La intervención psicosocial se pude aplicar en diferentes campos como el

laboral, la salud, el educativo, el comunitario y en las organizaciones entre

otras. Igualmente en estos campos, es susceptible de albergar diferentes

objetos de intervención como, estructuras grupales, sociales o fenómenos

sociales. Para mayor comprensión definiremos cada campo y su objeto.

Intervención psicosocial en el trabajo: Para realizar cualquier intervención en

el campo laboral, ha de tenerse en cuenta que, la noción del trabajo y el cómo

este sea asumido por cada sujeto y el cómo este se relacione con su ámbito

laboral, está influenciado por las diferentes estructuras individuales, grupales o

sociales de las que hace parte cada persona, además de encontrarse

mediado por la concepción que se tenga sobre el trabajo y como los diferentes

planteamientos teóricos existentes al respecto hayan permeado las estructuras

mentales de cada individuo trabajador. Ejemplo.

Etimológicamente la palabra trabajo en la lengua latina, se deriva de

“tripalium”, que a su vez significa herramienta para herrar caballos, configurada

con tres puntas afiladas, asimismo era, un instrumento de tortura, motivo por el

cual “tripaliare” en latín significa torturar; de donde en la significación del

término se le asigna al trabajo una connotación de mortificación y sufrimiento.

(Diccionario de la lengua española. Vigésima Segunda edición, 19995)

En la edad Media, Bacon denomina al trabajo como un arte, mirado

como una actividad empírica y práctica que designa la acción de intercambio

entre el hombre y la naturaleza, dicha transformación o producción era una

“obra”, el arte era aquello que caracterizaba el oficio, como en el caso de los

artesanos y su tarea era de artistas, además de que tenía un propósito.

Dejándose reflejar en ello una visión antropológica donde el trabajo mismo

tiende a pensarse como una categoría alusiva al ser, como la especificidad del

ser humano en su vínculo con la naturaleza, pues desde esta visión, es a

través del trabajo y de las relaciones que a su alrededor se establecen, que el

hombre se hace hombre y se muestra hombre, en tanto le permite manifestarse

a sí mismo capaz y hacedor, verse al mismo tiempo como un producto de la

naturaleza y como creación histórica de la misma.

n

En esta misma dirección, afirma Bidet (1983) que sin el trabajo, como sin

el lenguaje, no puede ser pensada la especificidad del hombre. En este caso la

lógica inmanente del trabajo cubre la economía de tiempo ausente en otras

actividades humanas, tales como el rito, el afecto, el juego y la vida sexual;

siendo estas últimas dimensiones quienes, reclaman una duración mayor como

sinónimo de condición para una realización humana más exitosa.

Esta definición aunque atribuye especial valoración positiva al trabajo, no

implica asumir, que la esencia humana se encuentra definida por el trabajo; ni

tampoco exige restringir el abordaje del trabajo desde los modos de

producción, lo cierto es que el trabajo subraya un carácter humano y junto con

su desarrollo histórico, planteándose a la vez, que este no debe designarse

como un “modo de actividad subyugada al tiempo, sino como una dimensión

social que traspasa el devenir subjetivo de todo ser humano y grupo social en

el cual este se desarrolla.

Por otra parte La visión del trabajo como medio de relación social, se

atribuye a Braverman, (Mcnamee, Sheila y Gergen, 2006), quien afirma que el

trabajo, es la fuerza con la cual el hombre crea el mundo tal como lo conoce y

accede a las diferentes formas sociales que han surgido y puedan surgir en las

diferentes épocas históricas, visto así el trabajo humano, puede emanciparse

de la exigencia instintiva cuyas acciones están dirigidas a la sobrevivencia

propias de cualquier otro animal, para insertarse en objetivos más profundos, a

través del desarrollo de la capacidad de representación, del lenguaje y de la

comunicación por medio de los signos, pues es a través de ellos que el hombre

puede transmitir y delegar la ejecución de un trabajo determinado, es por ello

que según este planteamiento la fuerza rectora del trabajo es la conciencia y no

la sobrevivencia, ni la producción de riqueza y está en el libre albedrio de cada

sujeto otorgarle la significación acorde a su conciencia.

Para quienes profesan una visión Marxista frente al trabajo, verán en

este un instrumento de subyugación que aniquila y por tanto, nada bueno

puede venir de él. En tanto para la teoría crítica marxista, el trabajo es un

instrumento de dominio, junto a la tierra y al capital, es una categoría

totalmente simple, porque es una representación de los hombres como

productores, además de ser un medio general de crear riqueza, y un “destino

particular del individuo”, aunque viéndolo bien es en la época moderna, cuando

se cristaliza socialmente la visión del trabajo como, medio general de

crear riqueza.

Se cree menester diferenciar entre, los planteamientos del marxismo

ortodoxo y lo que dicen los marxistas posteriores, entre los que se destacan los

postulados de Horkherimer (1973-1984), quien sin petrificar las recetas

intelectuales de Marx, cuestionan las relaciones entre el trabajo y la libertad

humana ; planteando preguntas conectadas entre sí, como ¿puede el trabajo

ser una actividad generadora de sentido?;¿Trasciende el trabajo la racionalidad

instrumental o se agota en ella?; ¿Hasta dónde puede el trabajo

ontológicamente hablando cosificar a quienes intervienen en él?

En los albores de la modernidad, la categoría trabajo sufre un revolcón ,

en torno a las relaciones que genera y los efectos que produce dicha categoría,

tanto es así que, en los países capitalistas, hoy se dan serios replanteamientos

sobre la realidad laboral; en referencia al sentido del trabajo, la supuesta «crisis

de centralidad» del mismo, las formas no mercantiles de trabajo, los cambios

en el trabajo asalariado y en la organización social de la producción, las

consecuencias de esos cambios en la estructura social, las propuestas políticas

de modificación del tiempo laboral, sobre la disociación de trabajo etc.

En este sentido para quienes tienen una visión transformadora del

trabajo, propia de la época moderna, verán en este un medio de transformación

humana, potenciador de calidad de vida, que a la vez que es afectado afecta al

sujeto y le implican el tránsito por ciertos factores subjetivos, objetivos y por

agentes externos, que permean todos sus sentidos y trastocan el mundo de la

vida desde otro ámbito real.

Las diferentes posturas filosóficas y conceptuales frente al trabajo, se

traducen en acciones en el mismo, afectando significativamente el campo

personal, laboral, organizacional y social, aspectos que hacen que, la

intervención psicosocial en el campo del trabajo sea indispensable, no solo

para descifrar los factores subjetivos que permean al sujeto y a su mundo del

trabajo, el cual trasciende a su mundo de la vida, sino para procurar que el

tránsito por el mismo lejos de tornarse tortuoso y fuente de displacer y se torne

en fuente de vitalidad y se afronte con adecuadas herramientas las dificultades

naturales que este proceso conlleva en su desarrollo, aportando elementos

para un mejoramiento de la calidad vida en el mundo laboral, familiar y social.

p

Intervención psicosocial en la salud: Las intervenciones psicosociales, cobran

incidencia en la salud mental, en cuanto mediante estas se propende tanto por

la salud mental personal, como por la adaptación social en pro de salud

colectiva, desde donde la salud mental se vuelve asunto de salud pública.

En este sentido se concibe como salud mental, salud comportamental –

por contraste a los trastornos de conducta- y de personalidad sana o madura,

donde la autorregulación, el auto cuidado y la gestión de la propia vida son

esenciales para una vida sana. Postura que se complementa con la emitida

por OMS, en cuanto a que, la salud es un estado de bienestar físico, mental y

social y tanto el bienestar, como la salud y la calidad de vida son un bien social

y una meta en la que, tienen responsabilidad además del individuo, las esfera

socio-políticas y socio-económicas, a tal punto que, su disfrute o su carencia,

se sienta significativamente en cada sujeto en particular con repercusión en el

sistema social.

Dentro de este contexto, la madurez personal y la salud mental exigen

intervención psicosocial, que active con sus técnicas, la capacidad de gestionar

la autorregulación y el auto cuidado, para volver la experiencia de la vida un

tanto satisfactoria, sin desconocer que el desarrollo y logro de los objetivos

propuestos al respecto, dependen en gran medida no solo de las

características y aptitudes del sujeto y comunidad intervenida, sino que la

mayoría de las veces, se vincula en ello factores estructurales de orden social,

político o económico, que superan el nivel individual.

Tal como lo manifiesta Farriols, N, Palma( 2006), es interesante que las

intervenciones psicosociales en el campo de la salud centren los objetivos en

el control de determinados aspectos del ambiente que pueden afectar la salud

negativamente, permitir a los sujetos, grupos y comunidades intervenidas, el

desarrollo psicosocial en un ambiente lo más normalizado posible,

garantizando una óptima calidad de vida, facilitando el reconocimiento y

optimización sus propios recursos, así como los recursos que ofrece su

entorno, además de aportar elementos para disminuir las recaídas de

enfermedades mentales, viéndose imposibilitada la intervención psicosocial en

el accionar contra enfermedades crónico-degenerativas.

e

En concordancia con lo expuesto la intervención psicosocial en el campo

de la salud, debe ir prioritariamente encaminada a la mejora del bienestar y la

salud del ciudadano, evitando su manipulación con cualquier otro fin y

procurando que su utilización se haga dentro de los cauces más estrictos de la

ética profesional posible. En este sentido puntual para promover la salud, no

se cree indispensable contar con el consentimiento expreso de todos y cada

uno de los miembros de la colectividad intervenida.

Intervención psicosocial en las familias: Para captar la importancia de la

intervención psicosocial en el campo familiar, es necesario retomar la esencia

de la familia no solo como, la célula de la sociedad sino, como aquella entidad

asociada directamente a la causa y el efecto de la enfermedad mental, en tanto

es la matriz de la socialización primaria con dinámica interna y compleja que

circunda a sus miembros y que encarna una dinámica propia, donde se

pueden encubar todos aquellos elementos psicosociales, que requieren de una

debida elaboración para el sano desarrollo individual y familiar. Máxime

cuando toda acción profesional que se realce en este campo, incide en el

fortalecimiento o no de las funciones familiares, de sus soportes funcionales y

de los riesgos potenciales y actuales de las familias.

En este sentido, al realizar intervención psicosocial en el campo familiar,

se debe partir de identificar las motivaciones personales de cada miembro de la

familia, analizar su dinámica interna, estructura de roles, territorialidad es decir

lugar donde habita la familia, disponibilidad del espacio por miembro,

características socio-culturales, expectativas personales a corto, mediano y

largo plazo y las condiciones de salud en general etc., para así poder llegar a

un construir un pre diagnóstico que dé cuenta de los elementos básicos que

permean la problemática familiar, haciendo una exploración de la situación

específica de la cual deriva la problemática, contabilizando los elementos

básicos y diferenciando los momentos críticos de los traumáticos, lo que le

permitirá al profesional que haga la intervención identificar la situación de la

que cual emerge el requerimiento de la misma.

Además la intervención psicosocial con las familias exige que se

establezcan metas claras a corto y mediano plazo, lo mismo que los

indicadores objetivos, ello permitirá que, estos mecanismos se conviertan en

reguladores internos del sistema y ayuden a determinar el progreso en el

campo familiar.

También es posible la intervención psicosocial en el sistema familiar, a

través de la integración de la familia en redes de apoyo social, la mejora de las

relaciones personales del grupo familiar, la conexión con otros recursos

sociales, el desarrollo de habilidades parentales para padres que tienen

problemas de competencia para la crianza de sus hijos o desde una

perspectiva más preventiva en escuelas de padres dirigidas a la comunidad en

general.

Se considera importante nombrar que, son mecanismos facilitadoras

para el acompañamiento psicosocial a la familia, tanto las técnicas de trabajo

grupal como individual, pautas educativas y desarrollo estilos de comunicación

eficaces, acompañados con mecanismos accesibles para mejorar las

relaciones de ayuda y expresión de la afectividad.

Intervención psicosocial en la educación: La intervención psicosocial en el

contexto educativo, exige que, el profesional que intervenga, despliegue su

accionar en lineamientos pedagógicos en los diferentes contextos donde

interviene, máxime cuando hoy la educación se ha convertido en una institución

básica para estructurar las relaciones sociales, por la que casi la totalidad de

los individuos transitan, conllevando la labor educativa, un trabajo político

donde intervienen el punto de vista interpersonal, intrapersonal, aspectos

culturales, disciplinares y de contexto, implicando el proceso educativo a la vez

cuestiones sociales que afectan plenamente al ámbito tanto teórico, practico,

como social y comunitario.

Esta visión integral de la educación reclama con urgencia en este

escenario, intervenciones psicosociales, que integren en su accionar elementos

intrínsecos al conjunto de los estamentos o sectores educativos y sociales, así

como de instituciones técnicas, medios de comunicación y todas aquellas

esferas que hagan parte del escenario educativo, solo así los científicos

sociales estarán asumiendo la educación como una auténtica responsabilidad

colectiva, ello teniendo en cuenta que la educación representa uno de

los pilares de la sociedad y es motor dinámico de todo cambio social.

Tal visión integral de la educación o más bien podría decirse socio-

educación, van en concordancia con los planteamientos de M. Scheler, K.

Jaspers y J. Maritain y X. Zubiri, (Hoffman, 1996), quienes propugnan por una

educación social desde la antropología, el humanismo integral, lo existencial y

desde el proyecto personalista, esto complementado con los postulados de

P.Freire, quien defiende una educación como un mecanismo de concienciación

comprometida a favor de los más desfavorecidos. En esta perspectiva la

intervención psicosocial en el campo educativo, debe enfocarse a trazar su

accionar desde la construcción social, abocándose a realizar Intervenciones

grupales inherentes al proceso educativo y concibiendo a la pedagogía social,

simultáneamente como ciencia y como proceso. Ciencia en cuanto forma parte

tanto de las ciencias pedagógicas como de las ciencias sociales y proceso en

tanto que representa el modo como la persona se integra en la sociedad, de

este modo la intervención psicosocial en el contexto educativo se puede

abordar de dos formas, la primera tiene relación con la intervención y la

segunda con la evaluación.

Desde el campo de la intervención psicosocial, esta cobra vitalidad y sus efectos se sienten ya sea de forma directa o indirectamente en el proceso educativo, por medio de acciones en el campo comunitario; intervención en infancia, juventud y tercera edad; en contextos marginales; en capacitación y en formación referida a valores y compromiso social, es decir las labores básicamente son socioeducativas. Por otra parte se pude centrar la intervención psicosocial en la reflexión- acción sobre el comportamiento humano, dado en referencia a situaciones educativas, en el desarrollo de las capacidades de las personas, las instituciones, familias, en los grupos y sistemas sociales reglados y no reglados etc. Así mismo a nivel educativo, se pude intervenir psicosocialmente, apoyando todos los procesos psicosociales que afectan el aprendizaje, o que de este se derivan, independientemente de su origen ya sea personal, grupal, social o de salud etc.

s

Asimismo es pertinente la intervención psicosocial en el campo

educativo para, promover la participación institucional, planificar, desarrollar y

evaluar los procesos de orientación y asesoramiento profesional y vocacional,

así como para la elaboración de métodos de aprendizaje, además de servir

como metodología preventiva, acta para prevenir las consecuencias que

pueden generar la diferencia entre las necesidades educativas de la población

y las respuestas emitidas por los sistemas sociales y educativos. Siguiendo

este enfoque preventivo, las intervenciones psicosociales en el campo

educativo, contemplan tanto el asesoramiento a agentes educativos

(educadores, padres etc.) como el desarrollo de programas específicos de

capacitación en esta dirección, (Capacitación afectivo-sexual, prevención del

consumo de sustancias psicoactivas, etc.), además de aportar elementos

didáctico – educativos sobre las áreas evolutivas, cognitivas, afectivas,

comporta mentales, psicosociales e institucionales entre otras.

Dicho de otra manera, desde la intervención psicosocial en el contexto educativo, también se puede hacer análisis de la realidad educativa, y de los factores sociales y culturales que influyen en el proceso enseñanza-aprendizaje, además de que, interviene en la prevención socioeducativa, impulsando la cooperación y coordinación de los servicios, instituciones, organizaciones y sociales del entorno, como si fuera poco quien haga intervención psicosocial en este campo, también puede participar en el diseño e implementación de planes de intervención comunitaria en el ámbito territorial, local y nacional.

Otra forma de hacer intervención psicosocial en el campo educativo,

tiene que ver con la evaluación psico-educativa o evaluación psicopedagógica,

la cual es complementaria a la evaluación educativa y se refiere al proceso

evaluativo que, se lleva a cabo con determinados alumnos que presentan

dificultades en el aprendizaje, buscando conocer las necesidades y factores de

los estudiantes en su contexto escolar y familiar que afecta su vida y

rendimiento escolar.

Dicha evaluación psicopedagógica, aporta elementos para tomar

decisiones respecto a la escolarización inicial de un determinado alumno que

presenta necesidades educativas especiales, para la flexibilización del

período de escolarización, para la modificación de currículos y cambios

institucionales entre otros, lo cierto es que la intervención a este nivel, es un

proceso que implica unos conocimientos especializados para evaluar las

diferentes dimensiones en relación con el alumno, sus contextos escolar -

familiar, así como la utilización de ciertos procedimientos, estratégicos

específicos, de los que hacen parte: La recolección de toda la información que

pueda proporcionar el profesor encargado, el análisis de los trabajos del

alumno, anotando aspectos relevantes, el análisis del discurso de los

estudiantes evaluados, observaciones sistemáticas del alumno evaluado ,en

diferentes situaciones y contextos, en una situación de trabajo y en tiempo

libre, formulación de hipótesis acerca del problema que preocupa a la

institución educativa y acopio de procedimientos y métodos concretos a utilizar

en la evaluación, monitoreo y seguimiento.

También resulta útil apoyar la evaluación psicopedagógica con la

etnometodología, en tanto que esta también constituye un medio apropiado

para la reflexión del sistema educativo, sobre la base de que la institución

educativa es dinámica, en tanto que lo instituido es siempre resultado de un

proceso de una orientación reflexiva, que trasciende las prácticas cotidianas (lo

que se hace), para insertarse en cada uno de los actores que la viven, así que

mediante esta estrategia, además de las técnicas de observación, se usan

técnicas de recolección de relatos: entrevistas abiertas, semi estructuradas y

estructuradas, historias de vida, grupos de discusión, análisis de documentos

etc.

Debe tenerse en cuenta que, en la evaluación psicopedagógica, la

valoración se efectúa sobre las distintas áreas en función de la demanda, la

problemática y las necesidades, priorizando su funcionalidad y operatividad,

para proceder a analizar detalladamente las variables psicosociales que

influyen en el comportamiento humano dentro del mundo educativo, para

construir así un diagnóstico de la situación en particular, ello incluye la

descripción e identificación de dicha situación, la formulación de hipótesis

explicativas y la emisión de hipótesis de mejora.

Asimismo, la intervención psicosocial en el campo educativo, pude

enfocarse a la realización de evaluación institucional, buscando confrontar las

tensiones que puedan generar el “debe ser de la institución de acuerdo

con su Proyecto Pedagógico, y lo que es en realidad en su hacer del día a día,

a la luz de su pertinencia social, además que dicha evaluación es acta para

estudiar el cumplimiento de las metas previstas, con los recursos disponibles,

incluyendo la investigación sobre la flexibilidad institucional para adaptarse a

los cambios y las consecuencias que se deriva de ello, el cumplimiento de las

funciones asignadas y la correspondencia entre dichas funciones y los

resultados previstos.

Intervención psicosocial comunitaria: Para realizar intervención psicosocial

comunitaria, primero tendremos que reconocer que el hombre como ser

social, crea y recrea la sociedad a la cual pertenece, la misma que lo regula

a través de sus diferentes normas. Es así, como la concepción de la

sociedad ha evolucionada como ella misma a través de las diferentes

épocas. En Roma por ejemplo, se concebía la sociedad como, un grupo

voluntario de personas que tienen objetivos compartidos, para Aristóteles la

sociedad era un organismo vivo, mientras para el cristianismo representado

por Tomas de Aquino, la sociedad era una totalidad orgánica, regulada por

fuerzas trascendentes.

Durante el siglo XVI, se concibe a la sociedad como una totalidad en

construcción de orden artificial, en la época de la industrialización el concepto

de sociedad está definida como el conjunto de productores y no productores,

mientras Augusto comte enmarca las sociedades determinadas por el tiempo y

el espacio, de donde se originarían las sociedades estáticas y dinámicas.

Es apenas en el siglo XIX, cuando la sociedad se concibe como conjunto de

relaciones sociales observables, como una totalidad de estructuras sociales

independientes, conceptos influenciados desde el funcionalismo por el

positivista Emilio Durkheim, quien marca lineamientos importantes, para

diferenciar sociedad de comunidad, asignando a esta última como un

subconjunto de la sociedad con construcciones colectivas en común. Ya para

el siglo XX, hasta hoy la sociedad es un sistema de convivencia entre

diferentes personas y grupos con una estructura específica, la cual conforma la

base de la dinámica social, al interior de la cual se desarrollan diferentes roles,

de tal manera que, la dinámica social es, la interacción que se dan entre los

individuos y los diferentes grupos o parcialidades de la sociedad a través de las

cuales se expresan los diferentes requerimientos sociales.

Desde esta concepción, la intervención comunitaria atañe tanto a la sociedad

como a la comunidad, ya que las sociedades se clasifican y determinan de

diversas maneras, según el punto de vista desde el que se inspeccionen,

teniendo en cuenta que, éstas se diferencian mas por su propia cultura, que por

sus diferentes estructuras o funciones.

Lo que si se considera pertinente al momento de realizar cualquier

intervención comunitaria es diferenciar las sociedades simples, de las

sociedades complejas, ya que las primeras aluden a grupos sociales

relativamente pequeños y geográficamente delimitados, cuyos miembros

observan interacción directa entre ellos, comparten la misma herencia social,

con predominancia de esfuerzos cooperativos, además de que la

especialización en su interior es poca y se gesta en ella unidad social

cohesiva, donde las tradiciones controlan el comportamiento de los miembros

del sistema social, de tal modo que la cultura permea la mayoría de los

comportamientos, los cuales están relacionados mas con lo sagrado que con

las creencias y valores seculares, aspectos, que hacen que allí las personas

generen dependencia unas con otras y se rijan generalmente por valores

tradicionales y por costumbres no formales.

En contraposición a las sociedades simples, las sociedades complejas,

se caracteriza por, habitar en espacios geográficamente próximos, porque sus

miembros sostienen poca interacción unos con otros, a tal punto de tocar el

anonimato, la interdependencia esta basa en la funcionalidad y en la

realización de tareas especializadas, lo que hace que el esfuerzo cooperativo

sea poco.

Además de que las sociedades complejas se caracterizan por observar

un profundo cambio cultural de una generación a otra, tener diversidad cultural

con presencia de subculturas, (las cuales algunas veces son más fuertes que

los lazos del sistema cultural principal), construir vínculos familiares inestables,

poseer variabilidad en la movilidad social y rigidez en su accionar interno;

Aspectos que favorece en gran parte la desintegración de estas sociedades,

las cuales a su vez suelen observar comportamientos inscritos dentro de la

instrumentalidad, pues para los miembros de las sociedades complejas, la

reflexión y experimentación son instancias no solo deseables sino

necesarias y la riqueza es eje posibilitador de estatus, de poder político,

socioeconómico y de prestigio social.

Cabe decir que para realizar intervención psicosocial en el campo

comunitario, además de los planteamientos expuestos, resulta de gran utilidad

identificar las influencias que permean el escenario comunitario intervenido, así

por ejemplo, si este se encuentra dominado por intereses económicos,

primaran en sus prácticas sociales los valores, comerciales y materiales, si

prevalece la influencia familiar se destacaran en sus interacciones los vínculos

de parentesco y el status social estará mediado por el criterio de la

ascendencia, así mismo, si en el campo comunitario existe predominio de lo

religioso este aspecto será la directriz de todos los comportamientos de sus

miembros etc.

De acuerdo con lo expuesto, la intervención psicosocial en el campo

comunitario, inevitablemente tendrá que tener en cuenta el contexto en el que

se está desarrollando la problemática y adaptar la intervención al mismo, para

poder exitosamente prevenir, y apoyar la resolución de los problemas y

necesidades que se presenten en las comunidades, teniendo en cuenta que, la

intervención debe propender por dotar a los sujetos ya sea individual o

colectivamente de herramientas que le permitan controlar el medio, las

condiciones adversas que se puedan presentar y los cambios sociales de la

que es objeto, dichas herramientas para que sean operativizables, tendrán que

ser accesibles a sus condiciones psicosociales, intelectuales, emocionales y

económicas entre otras.

Por consiguiente en este tipo de intervención psicosocial, el sujeto a la vez que

es protagonista de su desarrollo es coparticipe del desarrollo de otros, en tanto

participa en el control de su entorno a la par que trabaja por sus propios

objetivos, lo que va en la vía de la promoción de la salud y el bienestar

individual y colectivo.

Dado que, la intervención psicosocial en la comunidad enfatiza sus metas en el

incremento del bienestar social y la mejora de la calidad de vida de los

ciudadanos que la conforman, bajo una acción orientada por la promoción de la

competencia de los grupos y las comunidades buscando estudiar sus

problemas y generar recursos para superarlos, le resulta inherente a su

accionar el trabajo de investigación social e intervención comunitaria, desde

una perspectiva preventiva y proactiva, óptica desde la cual una de las

finalidades más importantes de la intervención psicosocial con las comunidades

es la prevención, focalizada en grupos de riesgo o grupos significativos con

respecto a una determinada problemática tratada.

Al igual que es propio del trabajo psicosocial comunitario, los programas

de participación social o sensibilización ante grupos o problemas concretos de

cualquier ámbito, complementado con los servicios de atención directa a las

personas como especie de consejería y asesoramiento.

También se puede hacer intervención psicosocial en el campo

comunitario, a través de la conformación de equipos de apoyo como, los

servicios sociales, la gerencia y gestión de organizaciones no

gubernamentales, dirección y coordinación de oficinas de desarrollo

comunitario y animación social, desarrollo de procesos de gestión y autogestión

con las comunidades, diseño e implementación de estrategias planes y

programas para la superación de los conflictos y fenómenos sociales devenidos

de la masificación urbana, de las transformaciones sociopolíticas,

socioculturales y socioeconómicas entre otras.

Por otra parte la intervención psicosocial en el escenario comunitario, es

propicia para realizar acciones que dinamicen el accionar de las comunidades

desplegando una mayor conciencia sobre sí mismas, sobre sus potencialidades

y sobre sus recursos, estimulando con ello la posibilidad de reconstruir un tejido

social más solidario, bajo la creación y promoción de movimientos asociativos

e impulsando a la generación de proyectos nacidos de las propias

necesidades de cada comunidad.

Dicho de otro modo y como diría Carlos González, (1995), la

intervención psicosocial comunitaria hace referencia a procesos intencionales

de cambio, mediante mecanismos participativos tendientes al desarrollo de

recursos de la población, al desarrollo de organizaciones comunitarias, a la

modificación de las representaciones de su rol en la sociedad para agentes

activos en la modificación de las condiciones que las afectan, marginan y /o

excluyen. En este sentido la intervención psicosocial comunitaria, debe

enfatizar su proceder en la aplicación de procesos participativos que, mediante

la reflexión, amplíen niveles de concientización y generan nuevas praxis

organizativas, que faciliten la viabilidad de las acciones, potenciando los

derechos y deberes de la población y la construcción de articulaciones sociales

que faciliten procesos de transformación social.

Desde donde, el rol del profesional de la intervención psicosocial en el

campo comunitaria está orientado a diseñar, ejecutar, y evaluar programas que

favorezcan cambios de actitud en la sociedad con respecto a los factores que

dificultan su integración y desarrollo, en gran medida mediante el incremento

de la sensibilización, concienciación y tolerancia social.

Otras formas de Intervención comunitaria.

Atención directa: Referida a la intervención psicosocial directa con la

población objetivo ya sea individuos, grupos o comunidades, a través de

evaluación, orientación y/o solución de problemas, con el propósito de avanzar

hacia la construcción de habilidades, competencias y recursos que permitan al

destinatario de la intervención enfrentar sus problemas con mayores

posibilidades de éxito.

Asesoramiento y consultoría: Es la intervención psicosocial dirigida al personal

o a la dirección de programas o servicios, respecto a la implementación de

opciones y alternativas para la superación de crisis, dichas intervenciones

suelen tener un efecto multiplicador al orientar y asesorar a aquellos que están

en contacto con la población objetivo.

Investigación: El profesional que realice intervención psicosocial en el

escenario comunitario necesariamente tendrá que realizar exploraciones,

estudios y trabajos de investigación que contribuyan a los avances propios de

esta rama, además de contribuir a investigar otras disciplinas, escenarios y

contextos para reformular y producir nuevos conocimientos.

Evaluación de programas: Referida a la Intervención psicosocial que se

realiza, en el estudio sistemático de los componentes, procesos y resultados de

las diferentes intervenciones y programas, la cual exigen la utilización de

técnicas de evaluación especificas, junto al conocimiento del ámbito concreto

evaluado.

Dirección y gestión: Concierne a la intervención psicosocial en los niveles de

dirección y gestión, en los diferentes ámbitos.

Formación: Atañe a la realización de actividades formativas tanto con las

comunidades como con los mismos profesionales de la intervención, a través

de la incorporación y aplicación de modelos teóricos – prácticos y del uso de

técnicas de evaluación e intervención aplicadas a un contexto social

determinado en sus diferentes niveles ya sea individual o colectivo.

Ello implica el identificar los marcos normativos, administrativos y organizativos

de la comunidad o sector intervenido, estudiar las características psicosociales

de los sectores propios de intervención, diseñar y aplicar las estrategias y

técnicas adecuadas propias a la población y al contexto de las mismas.

El profesional de este ámbito asume un compromiso muy especial en el

incremento de la calidad de vida de las personas y del bienestar de las

comunidades y ha de integrarse en la concepción de una ética global que

contemple el respeto estricto por los derechos humanos y libertades

individuales y colectivas.

Algunas Técnicas y Procedimientos Para hacer Intervención Psicosocial en el

campo comunitario.

Técnicas de Intervención grupal: Son intervenciones centradas en la ayuda

mutua, en el desarrollo de la solidaridad, participación ciudadana, competencia

para el análisis de situaciones y tomas de decisiones que afectan a un colectivo

y que permiten desarrollar objetivos de organización y dinamización

comunitaria, además del desarrollo de habilidades sociales y de trabajo

cooperativo, etc.

Técnicas de mediación: Se alude a aquellas técnicas de negociación y

mediación que permitan reducir los diferentes conflictos sociales y avanzar en

la resolución de problemas, partiendo del reconocimiento de la inmensa

diversidad de características e intereses sociales y culturales existentes,

premisa necesaria para poder llegar a promover cambios sociales positivos, así

como para ejercer la gestión de conflictos de manera tal que las consecuencias

destructivas, que a menudo se asocian a la intensificación de los mismos,

puedan ser prevenidas oportunamente y evitar así la desintegración social.

Técnicas de investigación social y de Construcción de conocimiento: Son la

aplicación de mecanismos para apoyar y construir investigación y evaluación

social del que hacen parte; las encuestas, las entrevistas, los grupos focales,

talleres participativos, paneles de discusión, historias de vida, observación

participante, construcción de indicadores sociales, etc.

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