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Los antiguos griegos ya señalaban estos pecados en sus héroes y semidioses: la desmesura (hybris), o la arrogante pretensión de desear más que lo que el destino le asigna a cada uno atraía a la justiciera venganza (némesis) y generaba una ceguera (hamartía) que llevaba al desprecio por el espacio ajeno e incluso a debilitar la misma fortaleza que me permitió la desmesura. Algunos indicadores de la desmesura: el exitismo o afán de mejorar la propia imagen y la naturaleza súper competitiva de los negocios; el poco compromiso de los agentes en actuar “in the best interest” de los principales; los conflictos de interés en donde alguien es juez y parte o la polarizacion de intereses entre quienes titulan la propiedad y los que detentan su control; el olvido de los clientes; la falta de transparencia en los registros contables y el abuso de las asimetrías. Muchos factores concretos y cotidianos pueden estar validando esta secreta actuación individual. Nos “habilitan” a actuar sin tener en cuenta la acción colectiva resultante porque nos respaldan individualmente los incentivos económicos, lo no prohibido en la ley, las costumbres.

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RSE

Ejecutivos de Finanzas20 Diciembre 2011

Porqué la RSE tiene un núcleo éticoEn la segunda mitad del siglo XX1 el fenómeno económicode la gran empresa comienza a ser observado desde unaperspectiva amplia que incluye lo social. En el siglo XXIesta visión se instala definitivamente no sólo comoreflexión académica sino de la opinión pública. Bastendos citas. En 2008, la publicación inglesa The Economistafirmaba -muy a su pesar- “la RSE llegó para quedarse”.Y en 1967, Tomás Darío Casares, -uno de los fundadoresde la Universidad Católica Argentina- señalaba lascaracterísticas que distingue a la gran empresa de otrasactividades económicas. Estas son su magnitud, sutendencia a crecer, un particular uso y promoción de latecnología, la multiplicación de la producción y laprestación de servicios abaratando los precios yacrecentando la ganancia. Pero por sobre todo, nosinteresa subrayar que Casares señalaba ya que todosestos elementos económicos y administrativosconstituyen a la empresa como “una comunidad dehecho”. La empresa es un ente social que tiende a algoque va más allá de lo económico (“supra-económico”) yse constituye por su poder en centro vital de la economía.2

En esta perspectiva de un poder responsable al serviciode la persona humana es que abordamos la cuestión dela ética y la responsabilidad de una empresa. La empresaes un grupo social articulado por sus directivos mediantesu misión, visión, una estrategia y amalgamado por unparadigma o cultura que se comparte experienciascomunes, conocimientos y un saber hacer, una trayectoriacon éxitos, logros, traumas, fracasos yreestructuraciones. Estos vectores y otros tantos,consolidan una cultura empresaria que la distingue deotras empresas que operan en el mismo sector con unmodo especial de hacer negocios. Esta identidad a la quenos referimos no es la mera imagen de marca sino la quese construye en el modo de “hacer negocios”, en el modode vincularse con sus stakeholders y en los valores quese actúan en cada uno de esos vínculos constituyendo el“ethos institucional”.3

La cultura moral de una empresa desarrollada comocomunidad de trabajo será más o menos social, en lamedida que sus hábitos cultivados sean constructores deconfianza, amistad cívica y desarrollo. La empresa como

Colaboración

Virtudes personales y organizacionales, códigos de ética. Toda empresa es un organismo complejo,en el que interactúan conductas e intereses que, si bien están alineados en la consecución deobjetivos comunes, no pueden -ni deben- ocultar sus contradicciones. Afrontarlas y resolverlas esactuar en consonancia con la responsabilidad social empresaria.

La institucionalización de una gestión ética:base para una política corporativa de RSE

María Marta Preziosa

Investigadora y docente. Programa Ética y Empresa, Escuela de Economía

Facultad de Ciencias Económicas, Pontificia Universidad Católica Argentina

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grupo productor o prestador deservicios y comercializadorpuede adquirir formas habitualesde hacer negocio que son más omenos “sociales”. En estesentido la empresa puederealizar un aprendizaje éticocomo grupo humano y tiene laposibilidad de ir gradualmentehaciendo las cosas mejor, hacerel bien o minimizar el dañomediante la acción conjunta.Estos grados son posibles porquela ética es más amplia en lasexpectativas sobre loscomportamientos empresariosque la norma legal, abarca másconductas y tiene motivacionesmás positivas.4

La identidad moral de la empresacomprende ese conjunto dehábitos organizacionales“cultivados” en su trayectoria,cristalizados en sus procesos, laestructura de gobierno, el poderinformal o el sistema deincentivos internos. Estos hábitoscolectivos, manifiestan laverdadera “personalidad” de unaempresa.5 Es claro que, lascaracterísticas del mercado en elque está inserta la empresa, lascircunstancias macroeconómicas,sus restricciones y oportunidades, también colaboran enel tallado del carácter moral de la organización. Loshábitos de la empresa, no son ajenos a la sociedad dondeesta inserta, sino que incluso los modifica: esto seevidencia por ejemplo, en cómo son visualizadas algunasempresas en tanto “escuela” de competencias para eltrabajo ya que al intentar alinear la conducta de laspersonas en la organización, la empresa ejerce -lo asumao no- una función cuasi-educativa6 y de generación decultura.7

Es interesante redescubrir el calificativo de “social”, la“S” de la RSE. ¿Es social por oposición a lo económico?¿es social porque no se atribuye a un individuo sino a

toda la empresa como grupohumano? Hay un consensoimplícito de que se dice “social”por el impacto de la performancede la empresa en variables comoempleo, salud, accesibilidad delproducto, medio ambiente. Peropodemos también subrayar quela “S” es de la acción conjunta, laresponsabilidad por la acciónmancomunada. En estaperspectiva, una política de RSEtiene sentido en tanto facilitadorade directivos y empleados quedecidan orientarsemancomunadamente hacia elaprendizaje organizacional de loético. Es en esta acción conjuntahabitual donde radica el núcleoético de la RSE.8

Líderes y seguidores ygeneración de institucionesconfiablesA las llamadas “crisis delegitimidad” del capitalismoglobal (2002, 2008/9) se le hanatribuido -entre otras- causasmorales. La confianza, valorfundante del funcionamiento delos negocios, las empresas y la

actividad económica en general,se puso en duda y disparó la necesidad de acuerdos entredistintos actores sociales en busca de la reducción de laincertidumbre para una mayor sustentabilidad económicay social. Las empresas podemos también considerarlasinstituciones, no en el sentido de lo público sino encuanto que su funcionamiento acorde a pautas degobernanza y confianza contribuyen a la elevación delnivel de institucionalidad de un país.

Este valor confianza se desarrolla en las organizacionestanto desde las formas en que se ejerce el liderazgo, laautoridad y el poder como en los hábitos que consolidanlos colaboradores y seguidores. Recordemos lo que diceHerbert Simon, “La “organización” es importante, en

La empresa es un ente

social que tiende a algo

que va más allá

de lo económico

(“supra-económico”)

y se constituye por

su poder

en centro vital de la

economía.

En esta perspectiva

de un poder responsable

al servicio de la persona

humana es que

abordamos la cuestión

de la ética

y la responsabilidad

de una empresa.

Ejecutivos de Finanzas 21Diciembre 2011

RSE

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primer lugar, porque en nuestra sociedad, donde loshombres pasan la mayor parte de su vida adulta dentrode organizaciones, ese medio ambiente suministra engran parte la fuerza que moldea y desarrolla suscualidades y hábitos personales (...). En segundo lugar,es importante porque ofrece, a aquellos que ocupanposiciones de responsabilidad, los medios de ejercerautoridad y de influir en los demás”.9

La empresa ejerce una causalidad sobre las personas quela integran, en la forma de condicionamiento. Tal comodice Simon, hay organización cuando se es consciente delos efectos indirectos de las propias decisiones. Estainfluencia no siempre se identificacon la conciencia moral de lasautoridades sino con los valorespremiados por los sistemas deincentivos formales e informalesconsolidados u olvidados poresas autoridades personales. Nosiempre es fácil conducir parabien el accionar colectivo que hade resultar de la praxis comúnarraigada (cultura, ethos) en laorganización y de un diseño denuevos y apropiados estructurasde decisión10.

Las personas, en las cualesradican las accionesresponsables, actúanconcursadamente y así en laempresa hay una creación devalor realizada por la sinergia,que no podría haber creado unasola persona. Ahora bien, estaacción conjunta puede crear valoro bien destruirlo.Mancomunadamente puederealizarse el bien, o al norealizarlo permitir el mal,colaborando en la “destrucción”de los vínculos que unen laempresa con sus stakeholders, alos funcionarios con sus deberes,a los contratantes con suscontratados. Dejaría ésteconcurso de ser sin-ergeia

(etimológicamente, del griego, trabajo conjunto) paraconvertirse en co-ruptio (etimológicamente, del latín,ruptura de lo que debe estar unido) de la naturaleza dela empresa.

Prudencia, justicia, responsabilidad e integridadComo seres sociales somos capaces de experimentar lainterdependencia. La necesidad de lograr objetivos, detener poder e influir en otros y de satisfacer los deseospersonales, se contrapesan y a veces se contraponen con

las necesidades de pertenencia yde afiliación. La búsqueda de unequilibrio, de un término mediocomo decía Aristóteles, es una delas condiciones para llevaradelante una vida profesional ylaboral con sentido ético. Para serjusto, virtud que rige la vida socialy en particular el mundo de losnegocios es particularmentenecesaria la buena costumbre deprestar atención tanto a larealidad, como al otro. La virtudde la justicia, entendida como lavoluntad permanente de dar acada uno el suum (lo suyo, lodebido, lo que le corresponde),supone ampliar la conciencia delimpacto que tenemos sobre otros.Sea de bienestar o de daño.Reflexionar sobre las propiasmotivaciones permite ver el lugarque le damos a “otro” en losmovimientos de nuestra voluntady así revisar la propia capacidadde ponerse en su lugar, serempático y por ende ser justo.También revisar las exigencias dela responsabilidad (virtudderivada de la justicia)profesional y funcional o directiva,contribuye a la toma deconciencia necesaria paradisponerse a la realización de lodebido.

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Esta es la clave.

Saber que aún

con todas las presiones

y condicionamientos

propios de la vida

laboral, contamos

con la conciencia

que a modo de espejo

nos permite recordar

lo que queremos ser

como personas

y como sociedad

y qué estamos

decidiendo y dando

para serlo y ofrecerlo.

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Lo no ético, muchas veces deviene de la falta deequilibro en las motivaciones y de la ceguera respectode los otros que provoca el solamente mirarse a unomismo. Los antiguos griegos ya señalaban estospecados en sus héroes y semidioses: la desmesura(hybris), o la arrogante pretensión de desear más que loque el destino le asigna a cada uno atraía a la justicieravenganza (némesis) y generaba una ceguera (hamartía)que llevaba al desprecio por el espacio ajeno e inclusoa debilitar la misma fortaleza que me permitió ladesmesura. Algunos indicadores de la desmesura: elexitismo o afán de mejorar la propia imagen y lanaturaleza súper competitiva de los negocios; el pococompromiso de los agentes en actuar “in the bestinterest” de los principales; los conflictos de interés endonde alguien es juez y parte o la polarizacion deintereses entre quienes titulan la propiedad y los quedetentan su control; el olvido de los clientes; la falta detransparencia en los registros contables y el abuso delas asimetrías. Muchos factores concretos y cotidianospueden estar validando esta secreta actuaciónindividual. Nos “habilitan” a actuar sin tener en cuentala acción colectiva resultante porque nos respaldanindividualmente los incentivos económicos, lo no-prohibido en la ley, las costumbres.

Ahora bien, en el mundo ajetreado de las empresas ¿noalcanza con cumplir la ley? ¿No está permitido todo loque no está prohibido?. La ley es una base muyimportante y condición sine-qua-non de un país coninstituciones y empresas serias. Pero la desmesura noestá regulada por ley. La ética incluye comportamientosdeseables y de corte aspiracional11 no previstos aldetalle por la ley y al decir del filósofo Imannuel Kant,no son obligaciones perfectas, ya que las exigenciaséticas no pueden ser cumplidas acabadamente. Siemprepodemos ser mejores.

Entendemos la virtud de la prudencia12 como la capacidadhabitual de distinguir que es lo bueno posible y factibleen el aquí y ahora. Esta virtud o hábito bueno tiene unaspecto intelectual y un aspecto imperativo sobre lavoluntad. Por ejemplo una reflexión sobre la aplicaciónde un código de ética a casos o incidentes, trabaja elaspecto intelectual reflexivo de la virtud de la prudencia,ya que el aspecto imperativo, que le indica a la voluntad“¡haz esto!” ocurre en la conciencia personal. La virtud dela prudencia entendida de este modo es como dice el

filósofo Josef Pieper la gran olvidada en la historia delpensamiento y recuperar la reflexión sobre estacapacidad personal es recuperar la posibilidad de superarvarios de los obstáculos psicológicos y sociales paracomprensión y aplicación cotidiana de los valores yprincipios que decimos detentar. Diría Sócrates:disminuyamos la ignorancia y aumentemos elconocimiento de lo bueno. La puesta en prácticadependerá de una voluntad que quiera ver (lo contrariode la mencionada hamartía).13

Ambas virtudes, propias del directivo o gobernante segúnAristóteles14 son reforzadas con la hoy muy difundida virtudde la integridad ampliamente explicitada en los códigos deética empresariales y muy apropiada para los tiempos quecorren... En tiempos de relativismo y desconfianza de losprincipios universales, focalizarse en la propia coherenciacon los deseos humanos profundos de felicidad y justicia, esun primer paso en la reflexión ética que es dable realizarvolviendo al interior de la subjetividad. Desarrollar la virtud dela integridad comienza por reflexionar sobre el código deconducta personal.15 Esta integridad, como construcciónpersonal moral buscará superar las brechas entre los valoresexplícitos, que postulo y deseo y los implícitos que realizo yaplico cotidianamente. Todo ello tomando responsabilidadpersonal por las propias acciones. Esta es la clave. Saber queaún con todas las presiones y condicionamientos propios dela vida laboral, contamos con la conciencia que a modo deespejo nos permite recordar lo que queremos ser comopersonas y como sociedad y qué estamos decidiendo ydando para serlo y ofrecerlo.

Virtudes y sistemas de la organización empresaria: códigos de éticaComo dijimos, las virtudes, buenas costumbres cultivadasen forma personal, institucional y social, son esos buenoshábitos que hacen comunidades de trabajo más justas,empresas y servicios más confiables que crean valor parala sociedad. Hábitos que incluyen y van más allá de la ley.En lo laboral y profesional son necesarios para contribuirdesde el ámbito de los negocios a la construcción de laconfianza económica y social.

Las virtudes se fomentan o desalientan en lasorganizaciones con los sistemas de premios y castigos,con las distintas formas de recompensa y expulsión. Ahora

Ejecutivos de Finanzas 23Diciembre 2011

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Ejecutivos de Finanzas24 Diciembre 2011

bien, claramente un proceso, una política no resuelve nies causa de todos los comportamientos, es condicionanteaunque no determinante de la conducta. Los sistemas,como puede ser un código de ética pueden acotar laexpectativa de la organización sobre la discrecionalidadpersonal, así como lo hacen los procesos, políticas oestándares de desempeño promoviendo o desalentandouna conducta colectiva institucional.

La responsabilidad es personal.16 Pero no podemosdejar de señalar que el significado o valoración de losprocesos y estructuras de decisión de una organizaciónno constituyen mero control17, sino que son dispositivosde una pedagogía de la institución, deliberada o no. Elmodo en que la institución socializa a sus miembros yel cómo ellos se identifican en mayor o menor grado conlos valores sustentados por dichos procesos y políticas.

Tanto personas virtuosas como sistemas favorables a laética son necesarios. Como dice Benedicto XVI en suencíclica, Caritas in Veritate, nº 35 “El sector económicono es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial pornaturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamenteporque es humana, debe ser articulada einstitucionalizada éticamente.”

Cada uno de nosotros puede asumir un rol en laconstrucción de la confianza pública en los negocios,antes que nada, reconociendo que uno no es tan sóloun engranaje de un sistema, sino que es una personaque puede decidir y dar cuenta de sus actos. La éticaes un proceso, un desarrollo, un perfeccionamientopersonal y organizacional. El código de ética es unbuen principio.

Bibliografía

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Revista Cultura Económica, UCA, Buenos Aires.PREZIOSA, Maria Marta: 2006, “Agencia moral de laempresa: el aporte del análisis causal aristotélico”,Cuadernos de Difusión, UESAN 11 (21), dic. 2006.RESICO, Marcelo: 2001. “Una perspectiva ética en laevolución de la empresa”, Revista Valores, FCSE-UCA, No. 52,2001.RODRIGUEZ PENELAS, Horacio: 2008, “La cultura es tambiénuna Responsabilidad Social Empresarial”, Revista Empresa yHumanismo, Vol. XI, 2/08, pp. 109-134, Universidad deNavarra, España.SCHMIDT, Eduardo: 1995, Ética y Negocios para AméricaLatina, Lima: Universidad del Pacífico, Perú.SIMON, Herbert: 1957, El comportamiento administrativo.Estudio de los procesos de adopción de decisiones en laorganización administrativa. Segunda edición, segundareimpresión 1971 Ed. Aguilar, Madrid, Traducción de la 2edición original 1957.

Referencias

1. Resico, 2001.2. Casares, 1967, p.19; Cf. Apéndice II.3. Preziosa, 2006.4. Preziosa, 2007 .5. Preziosa, 2006.6. Cf. Debeljuh, 2004.7. Cf. Rodríguez Penelas, 2008.8. Preziosa, 2007.9. Simon, 1957, p. XII.10. French,1979.11. Lozano, 1999.12. Pieper, 2003.

13. Platón, Diálogo Menón.14. Aristóteles, Política.15. Cf. Schmidt, 1995.16. Juan Pablo II, 1984.17. Simon, 1957, p. 209-212. “Puede pues, controlarse elcomportamiento de una persona racional si se le especificanlas premisas valorativas y fácticas en las que el basa susdecisiones. ... El alcance de la autoridad y recíprocamente elalcance de la discrecionalidad, están determinados por elnúmero e importancia de las premisas que se especifican ypor el número e importancia de las que se dejan sinespecificar”.