inocente

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¡Inocente, inocente, Charlie Brown! Kim Pritekel ...El problema que tiene el mundo hoy día es que nadie tiene ya sentido del humor. ¿Cómo es eso posible? A mí me parece que uno de los mayores pecados de todos los tiempos es tomarse a uno mismo demasiado en serio. Qué diablos, yo me expongo todos los días a que todo el mundo se ría de mí. ¿Por qué tú no? Resumiendo, ahora que se aproxima el Día de los Inocentes, da un paso atrás, mírate y no te tomes la vida ni a ti mismo demasiado en serio. La vida ya es bastante seria de por sí. K. Reynolds Kelly pulsó la tecla de Intro y se reclinó en la silla, mordiendo la patilla de las gafas mientras leía lo que acababa de escribir para su artículo semanal. Asintiendo con aprobación, lo guardó y tiró las gafas encima de la mesa, frotándose el entrecejo para intentar aliviar un poco la tensión. Otra vez esos malditos dolores de cabeza. —¿Kel? Los ojos verdes se abrieron para ver a Bill Stuart, director del Post, en la puerta de su diminuto y estrecho despacho. —¿Sí? —¿Has acabado ya? Necesito ese artículo dentro de una hora. La menuda rubia vio cómo el que era su jefe desde hacía ocho años se aflojaba la corbata, desabrochándose el primer botón. Stuey estaba estresado. —Sí. ¿Qué pasa, jefe? —preguntó, levantándose para estirar la espalda. Bill entró en el despacho y dejó caer todo su peso en la única silla gastada que había delante de la mesa de Kelly, pasándose la mano por el pelo canoso. —Ah, demonios. Esa maldita edición que vamos a sacar para el Día de los Inocentes es un puro quebradero de cabeza. ¿Pero a quién se

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Uber Xena y GabrielleInocente (inocente, inocente Charlie Brown) Kim Pritekel (xfae): Kelly y Charlie son amigas que se ven en un bar todos los viernes pero son periodistas rivales sin saberlo.

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Inocente, inocente, Charlie Brown!

Kim Pritekel...El problema que tiene el mundo hoy da es que nadie tiene ya sentido del humor. Cmo es eso posible? A m me parece que uno de los mayores pecados de todos los tiempos es tomarse a uno mismo demasiado en serio. Qu diablos, yo me expongo todos los das a que todo el mundo se ra de m. Por qu t no?

Resumiendo, ahora que se aproxima el Da de los Inocentes, da un paso atrs, mrate y no te tomes la vida ni a ti mismo demasiado en serio.

La vida ya es bastante seria de por s.

K. Reynolds

Kelly puls la tecla de Intro y se reclin en la silla, mordiendo la patilla de las gafas mientras lea lo que acababa de escribir para su artculo semanal. Asintiendo con aprobacin, lo guard y tir las gafas encima de la mesa, frotndose el entrecejo para intentar aliviar un poco la tensin. Otra vez esos malditos dolores de cabeza.

Kel?

Los ojos verdes se abrieron para ver a Bill Stuart, director del Post, en la puerta de su diminuto y estrecho despacho.

S?

Has acabado ya? Necesito ese artculo dentro de una hora.

La menuda rubia vio cmo el que era su jefe desde haca ocho aos se aflojaba la corbata, desabrochndose el primer botn. Stuey estaba estresado.

S. Qu pasa, jefe? pregunt, levantndose para estirar la espalda. Bill entr en el despacho y dej caer todo su peso en la nica silla gastada que haba delante de la mesa de Kelly, pasndose la mano por el pelo canoso.

Ah, demonios. Esa maldita edicin que vamos a sacar para el Da de los Inocentes es un puro quebradero de cabeza. Pero a quin se le ha ocurrido una idea tan estpida? Golpe el borde de la mesa con la mano.

Pues a ti, Bill.

Stuey puso los ojos en blanco al ver la sonrisa que tena delante.

S, pues ha sido una estupidez. Ojal el maldito Record desapareciera de la faz de la tierra.

No. Eso no est bien. Con quin competiramos entonces, Stu? El Times? Kelly resopl. Anda ya. Rode la mesa, con cuidado de no golpearse la cadera en la pared al pasar por el estrecho espacio, y le dio una palmada en la espalda al director. Vamos, viejo, que tengo que trabajar.

Bill Stuart se levant con un suspiro, dio un par de pasos hacia la puerta y se volvi.

Cundo voy a tener tu artculo?

Mmm. Kelly se rasc la cabeza con el borrador de su lpiz, contemplando la pila de papeles que haba sobre su mesa. Bueno, esta noche tengo esa entrevista con Tommy Mathis, as que lo imprimir y te lo dejar en mi mesa, vale? Te pasas t a recogerlo?

Claro. Eso me va bien.

Con una sonrisa, Stuart se march. Kelly volvi a abrirse paso hasta su silla y se sent, tratando de decidir qu hacer. Volvi a leer su artculo, corrigiendo unos cuantos errores sin importancia, y pinch Guardar y luego Imprimir. La impresora tosi y se reanim con un zumbido. Suspirando con alivio al ver que esta vez s que iba a funcionar, Kelly se puso a mirar sus archivos, buscando su artculo del Da de los Inocentes para imprimirlo.

Mientras se imprima el primer documento, reley el artculo del Da de los Inocentes y en su cara se fue dibujando una sonrisa lenta y maliciosa. El artculo no estaba terminado, as que pens que lo mejor sera imprimirlo, llevrselo a casa y terminarlo a la antigua: a mano.

Kelly dio un respingo por el estridente timbrazo del telfono. Llevndose la mano al pecho para calmarse el corazn desbocado, descolg el telfono.

Kelly Reynolds.

S, seorita Reynolds, Tommy Mathis.

Ah, s. Hola, seor Mathis. Estoy deseando entrevistarlo ms tarde.

Bueno, s, por eso llamo. Tengo que adelantarlo.

Oh. Kelly mir el reloj y luego por la pequea ventana que haba detrs de su mesa. Haba empezado a nevar con ganas. Mmm, cundo?

Pues, puede venir ya?

Ya? casi grit en el telfono. El trfico de la tarde acabara con ella. Haba tenido la esperanza de dejar que pasara lo peor antes de salir. Recuperando la profesionalidad, carraspe. Quiero decir, quiere que vaya pronto?

S. Voy a estar aqu hasta las 6.

Kelly volvi a mirar el reloj y casi se cay de la silla.

Mmm, vale. Creo que podr estar ah dentro de veinte minutos.

Estupendo! Hasta ahora.

Kelly mir el auricular silencioso que tena en la mano como si fuera una serpiente de tres cabezas y luego lo colg de golpe al darse cuenta de lo que pasaba. Sac el bolso del cajn superior de su mesa, se ech la chaqueta al hombro y sali corriendo del despacho, regresando segundos despus para recoger su cartera del suelo cerca de la puerta.

El trfico estaba horrible, tal y como haba imaginado. La rubia estaba en la esquina, contemplando cmo el trfico neoyorquino del final de la jornada pasaba ante ella a velocidades alarmantes. Un taxi! Emocionada, Kelly agit el brazo y par al taxi amarillo.

Gracias musit, elevando los ojos al cielo gris plomizo. El taxi se detuvo con un chirrido de frenos y Kelly se apresur a abrir la puerta de atrs, cerrndola de golpe tras ella, cuando el viento fro casi la empuj al otro lado.

Fro, eh? dijo la taxista, cuyo pelo rubio iba recogido en una esmerada coleta. Soy Nic. A dnde la llevo?

Encantada, Nic. Mm, necesito ir aqu. Me puede llevar en menos de veinte minutos? La joven cogi el trozo de papel que le tenda Kelly y asinti.

Agrrese.

Kelly not que todo su cuerpo se aplastaba contra el asiento de vinilo crujiente cuando la taxista pis el acelerador hasta el fondo y salieron casi volando por la calle.

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Kelly? Bill Stuart asom la cabeza por la puerta que estaba al lado de la suya. Frunci las pobladas cejas al no ver a su reportera detrs de su mesa. Mierda. Entr en el despacho, toqueteando algunos de los papeles esparcidos por la mesa. La voy a matar como no lo haya dejado. Sigui mirando y de repente sus ojos se posaron en la impresora y sonri. As me gusta. Agarr los papeles que sobresalan, los enroll y se march.

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La noche haba cado sobre la ciudad, lo mismo que el penetrante fro. Kelly se estremeci al entrar en McDougal's, su hogar lejos del hogar lejos del despacho. El ambiente clido y acogedor la recibi al abrir la pesada puerta, cuyo cristal estaba medio cubierto de vaho. Suspir al mirar a su alrededor, donde la tpica masa del viernes se estaba relajando. Era temprano, as que todava no haban llegado los que de verdad celebraban el fin de semana. Sonri an ms al verla en la barra.

Kelly se quit la bufanda y los guantes al tiempo que tomaba asiento al lado de Charlotte. La morena la mir, con un poquito de espuma de cerveza en el labio superior a causa del trago que acababa de beber. Charlotte sonri.

Eh, hola. Qu tal?

Kelly se acomod en la banqueta, que siempre le resultaba incomodsima, pero nunca haba tenido el valor de preguntarle a la alta belleza si le gustara ir a un reservado.

Tirando. Un da duro. Me alegro de que sea viernes. Vio la sonrisa y el gesto de asentimiento de Charlotte.

Estoy de acuerdo. Quieres una cerveza?

Por favor. Kelly sonri clidamente, con los verdes ojos chispeantes.

Eddie, ponme otra para la seora.

Al cabo de un momento, una jarra fra de Bud se desliz por la barra de caoba para acabar en la mano impaciente de Kelly. La morena observ mientras la rubia daba tragos largos y pausados, moviendo la garganta con cada trago. Sonri y mene la cabeza.

Kelly deposit con un golpe la jarra medio vaca sobre la madera con una sonrisa de satisfaccin.

Qu buena. Mir a su acompaante, repentinamente seria. Sabes? Nos conocemos desde hace... cunto, seis meses? Y todava no s nada sobre ti.

La morena se encogi de hombros.

S, supongo que es cierto. Se acab la cerveza y sac la cartera del bolso. Sin embargo, a pesar de lo que quiera saber de ti o contestarte, me tengo que ir. Desliz un billete de cinco debajo de su jarra de cerveza vaca y se volvi hacia la rubia al levantarse, ponindose el abrigo encima de la chaqueta.

Oh. Kelly baj los ojos un momento, decepcionada. Bueno, te veo la semana que viene? Levant la mirada, tratando de disimular su expresin esperanzada. Charlotte sonri, con los ojos azules chispeantes y una ligersima arruga en los rabillos.

S, seora. Me vers. Tengo que irme a casa. Pero te he esperado. Quera al menos decirte hola.

Ya s que esta noche llego tarde. Me surgi una cosa del trabajo.

Oye, son cosas que pasan. Creme, lo entiendo. Se inclin y se sorprendi a s misma y tambin a la rubia al abrazarla un momento. Cudate. Ah, y haz una lista de todo lo que quieras saber sobre m y tretela el viernes. Con eso, se dio la vuelta y sali del pub.

Maldita sea.

Kelly volvi a su cerveza, bebiendo despacio, con la cabeza como un torbellino. Charlotte, Charlotte. Frunci las cejas rubias al darse cuenta de que no tena ni idea de cmo se apellidaba Charlotte. No tena ni idea de en qu trabajaba, dnde viva, nada. Se haban conocido en verano, cuando Kelly entr en McDougal's para reunirse con un tipo para una entrevista para un artculo sobre un vertedero txico. Haba sido al final de la jornada de trabajo, as que cuando se fue el hombre, Kelly se qued para cenar y beber una cerveza. Una mujer alta y muy guapa se sent a su lado, pidiendo un Amaretto Sour. Sonri a Kelly y la salud. Desde entonces no haban dejado de hablar. Hablaban de todo lo divino y humano: el tiempo, la poltica, las noticias, y con frecuencia mantenan acaloradas discusiones sobre la mayor parte de los temas. Mereca ganar Bush o tendra que haber sido Gore? Qu tal lo habra hecho Gore con lo del 11-S? Y as seguan. Charlotte tena opinin sobre prcticamente todo y generalmente chocaba con la de Kelly. A pesar de ello, la rubia la encontraba fascinante y absolutamente deseable.

Volvi a suspirar.

Maldita sea.

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John Lou se dirigi al despacho de Bill, con la esperanza de que el director hubiera terminado con el artculo de Kelly que iba a aparecer en la edicin del sbado. Iba silbando por lo bajo mientras recorra los pasillos del New York Post, rozando la pared con los dedos al caminar y saltando para tocar la parte de debajo de la seal de SALIDA, como siempre haca.

Billy, has acabado? llam, al llegar al despacho del director. Frunci las cejas oscuras. Billy? No est.

John se encogi de hombros y agarr el papel que estaba al borde de la mesa, justo dentro del maletn abierto de Bill, el lugar de costumbre para los artculos terminados. Se puso el artculo debajo del brazo y se dirigi al ascensor, silbando We've Only Just Begun. Se qued mirando las luces, luces largas, una de las cuales empezaba a parpadear molestamente. Ya era hora de cambiarla. Tendra que acordarse de hablar con el de mantenimiento. Cmo se llamaba? Kurt? Kyle? Se encogi de hombros, mirando el artculo que llevaba en la mano y leyndolo por encima. Le gustaba el trabajo de Kelly. Sola estar lleno de ideas perspicaces y humor. Al advertir una tercera pgina, la sac, queriendo saber por qu su artculo era ms largo esta semana. Volvi a fruncir las cejas oscuras.

"Deseo estrecharte contra m, sentir tu corazn latiendo con el mo, un encuentro de cuerpos ahora, en lugar de mentes e insultos". Qu demonios es esto? Qu fuerte.

El mensajero sonri para sus adentros. Qu interesante.

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Quin lo ha escrito? La pelirroja lo mir a los ojos oscuros, sonriendo con complicidad. John se encogi de hombros.

No lo s. Lo he recogido en el despacho de Bill, pero estaba con el artculo de Kelly. Qu te parece? El hombre bajo se acerc ms a la mesa de Lucy, agarrndose con fuerza los bceps mientras segua inclinndose, leyendo por encima del hombro de la secretaria.

"Aunque puede que t y yo no estemos de acuerdo en muchas cosas de la vida, as y todo me excitas y quiero intentar domarte, hacerte mo"... Oh, Dios mo La secretaria se tap los ojos con las manos, mirando la hoja por entre los dedos cargados de anillos antes de mirar a John. Esto es genial! Suspir. Una carta de amor aqu, en nuestra oficina.

Qu va a decir Bonny? pregunt John, preocupado de repente por la mujer del director. La pelirroja se encogi de hombros y sus largos pendientes tintinearon con el movimiento.

No tengo ni idea. Pero esto est que te cagas. Sigui leyendo, con las cejas rojas fruncidas. Quin es Gran C?

Ni idea.

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Kelly lleg por fin a su apartamento, agotada y deseosa de darse un buen bao caliente con espuma. Su sabueso, Pundit, la recibi en la puerta, a punto de perder la cola blanca, negra y marrn de tanto agitarla.

Hola, cario canturre, cogiendo en brazos al bullicioso cachorro de ocho meses e intentando evitar que se le metiera una lengua de perro en la boca en medio de la emocionada bienvenida. Pundit gimote y chill lleno de emocin, tratando de trepar por Kelly a toda prisa. Vale, chico. Calma. Le dio un buen achuchn y luego lo dej en el suelo, donde sus uas castaetearon sobre la madera dura. Ella avanz por el pequeo apartamento, tirando la chaqueta sobre el brazo del sof, seguida de su bolso, la cartera y los guantes. Pocos minutos y un rastro de ropa despus, Kelly estaba reclinada en la vieja baera de patas en forma de garras, con los ojos cerrados y una apacible sonrisa en los labios. Se le escap un leve suspiro mientras su mente empezaba a divagar, a crear...

Ojos azules, entrecerrados de deseo, que la atravesaban hasta el alma. Kelly se imagin el cuerpo de Charlotte, alto, fuerte, hermoso, de largas piernas, piel lisa y unos buenos, redondos, firmes...

Mi artculo! Kelly sali disparada de la baera, agarrando una toalla de camino al saln y el telfono. Marc y esper impaciente a que Bill contestara.

Hola. ste es el telfono de Bill Stuart. Ahora no estoy en el despacho, as que si lo desea puede volver a llamar de lunes a viernes hasta las seis de la tarde.

Kelly mir el reloj que tena encima de la chimenea. Las siete y veinte.

Maldita sea. Desconect y mir a su alrededor muy frustrada. Esperaba que hubiera encontrado su artculo en la impresora. Suspirando, Kelly volvi al bao. Por qu preocuparse? De todas formas, no poda hacer nada hasta el lunes.

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El lunes lleg demasiado pronto y a Kelly no le hizo la menor gracia. Observ mientras el ascensor se iluminaba a medida que llegaba a cada piso hasta que por fin se detuvo en el undcimo con un sonido de campanilla, se abrieron las puertas y apareci Karen Martin, esperando para entrar en el ascensor. La mujer ms joven se qued parada un momento al ver a Kelly y luego, encogindose de hombros, entr.

Hola, Kel. Qu tal? pregunt la recepcionista. Kelly se encogi de hombros sonriendo.

Bien, supongo. Pero el fin de semana no ha durado lo bastante, deja que te diga. Creo que deberamos tener un fin de semana de cinco das y dos das laborables. Eso me parece lo justo y todos seramos mucho ms productivos.

La morena se ech a rer.

S. No estara mal.

La rubia volvi a mirar al frente, con la extraa sensacin de que la estaban observando. Mir de reojo a la otra mujer a tiempo de ver que sus ojos oscuros se apartaban a toda prisa. Mmm. Daba la impresin de que Karen estaba confusa por algo o que estaba intentando tomar una decisin. No hizo caso y sigui mirando al frente, para volver a tener la misma sensacin un momento despus. Se volvi de nuevo y una vez ms la mirada de Karen se desvi rpidamente. El ascensor se detuvo en el piso diecisiete y Kelly se apresur a salir, derecha hacia su despacho. Se qued sorprendida al ver que Bill la estaba esperando.

Buenos das, Stuey. Siento haberme olvidado de darte mi artculo el viernes. El tal Mathis me llam para... Se qued callada al ver la expresin solemne de su jefe. Bill? Ests bien?

Bill Stuart dej de contemplarse las manos, alz la mirada y se apoy en el borde de la mesa de Kelly.

Somos amigos, verdad, Kel? pregunt, mirando apenas a la reportera antes de volver a bajar la vista.

S dijo Kelly, dejando el abrigo y el bolso en la silla y rodeando con un brazo los hombros del hombretn.

Me diras la verdad si te hiciera una pregunta?

Pues claro. La rubia empezaba a estar muy preocupada y el corazn le palpitaba de miedo por su jefe.

T crees que Bonny sera capaz de engaarme?

Qu? Kelly se qued totalmente desconcertada. No. Jams. Por qu?

Curiosidad. Bill se encogi de hombros y se acerc a la puerta. Gracias. Ah, y buen trabajo con el artculo. Lo encontr. Le sonri levemente y se fue. Kelly se qued mirando al vaco, preguntndose qu demonios haba pasado en dos das.

Bill regres a su despacho, subindose las mangas de la camisa por el camino. Siempre haca un calor horrible en el edificio. Suspir, recordando lo que haba ledo...

...Estoy harta de competir con el peridico. Necesito algo real en mi vida, algo que sepa que me va a suponer un desafo, y eso eres t, Gran C. Creo que me he enamorado de ti a lo largo de este ao...

Stuey contempl la foto de Bonny y l en Maui tomada el ao anterior, mirando los ojos azules de su mujer, la mujer con la que llevaba casado ms de treinta aos. Sacudi la cabeza, pasndose la mano por el pelo canoso.

Por qu, Bonny? Por qu?

Pens en lo mucho que se haba esforzado con el Post, deseoso de hacer el mejor trabajo posible. Haba empezado como repartidor de correo, observando a los reporteros, aprendiendo, hablando con ellos, absorbiendo todo lo que estuvieran dispuestos a darle. Por fin consigui sus propias historias, trabajando duro, patendose las aceras, siguiendo a la polica, y por fin haba llegado a ser director. Volvi a suspirar. Por qu ahora? Haba encontrado la carta sin terminar encima de su mesa al entrar. Justo al borde de su mesa, donde dejaba su maletn. Se debi de caer el viernes. Pero cmo haba llegado hasta all? La haba metido all su mujer por accidente? Ya haba notado que su habitual nota de amor no estaba all el viernes. Pens que se le haba olvidado. Suspir de nuevo. Se deba de haber equivocado de carta.

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Kelly estaba confusa mientras rebuscaba entre todos los papeles de su mesa. Realmente tena que hacer limpieza. Otra vez. Qu cochambre. Los fue colocando en pilas ordenadas a medida que miraba, tirando lo que tendra que haber desaparecido haca semanas, haciendo una mueca al encontrar el corazn de la manzana de la semana pasada que haba estado buscando.

Pero qu asco murmur, frotndose los dedos pringosos en los pantalones despus de tirarlo. Dnde demonios est? Mir por su pequeo despacho, como si algo fuera a decrselo. Luego mir la impresora y se acord. Lo haba dejado all el viernes, olvidado junto con su artculo. Maldita sea. Pensando que Bill lo habra tirado, se puso las gafas de leer, encendi el ordenador, abri el archivo Inocente, inocente, Charlie Brown, se qued mirando la pantalla, con los dedos juntos bajo la barbilla, y empez a mordisquearse el labio inferior. Bueno, Charlie Brown, pedazo de cabrn. Qu ms puedo decir? Kelly cogi el ejemplar del Bergen Record que haba comprado de camino al trabajo y lo abri por el artculo de Charlie Brown. Charles Brown trabajaba para el peridico rival de Hackensack, Nueva Jersey. Brown era pomposo, dogmtico y en general un autntico gilipollas. Llevaban un ao compitiendo en sus artculos semanales. Para ella era un consuelo el hecho de que no hiciera nada ms en el Record, evidentemente era un cabrn, incapaz de escribir artculos normales. Sonri por dentro. Dios, le encantaba ser una listilla. Su plan para el Da de los Inocentes era brillante. Todo el mundo, de Queens a Atlantic City, conoca el odio que haba entre Reynolds y Brown. El Post haba usado esta guerra infame para vender peridicos.

Kelly coloc los dedos sobre el teclado y se puso a escribir...

Despus de todo lo que hemos pasado durante este ltimo ao, he decidido que ya no quiero seguir pelendome contigo. He llegado a respetar tus opiniones y tu lenguaje pomposo y hasta creo que ese dibujito tan ridculo de Charlie Brown que aparece al lado de tu artculo es bastante mono en plan morboso. De modo que, Charles, te deseo. Deseo ser la Lucy de tu Charlie. La Sally de tu Schroeder, el Woodstock de tu Snoopy. Ser todo para ti.

Kelly se arrellan en la silla, apartndose largos mechones rubios de los ojos. Suspir apesadumbrada, casi deseando que la carta fuera cierta y que tuviera a su propio Charlie Brown ah fuera de quien estuviera enamorada y, mejor an, que tambin la amara a ella. Suspir de nuevo, jugando con un lpiz en la mano y dando un respingo cuando se le rompi entre los dedos. Tir los dos trozos a la mesa y se qued mirando el monitor. Era esto lo correcto? Era cruel? Y si Charlie Brown tena mujer e hijos en alguna parte? Ellos no tenan nada que ver con esto.

Maldita sea. Jug con el ratn, moviendo el cursor por la pantalla sin ton ni son, pensando. Lo coloc sobre Archivo y abri el men, destacando Imprimir.

Kelly dio la vuelta a la silla, dando la espalda a la ruidosa impresora, y se qued mirando por la pequea ventana: el edificio de ladrillo que haba enfrente tapaba casi toda la luz, pero se poda ver algo de luz diurna. Contempl los coches de debajo que pasaban en silencio, deseando estar en cualquiera de ellos, de camino a cualquier parte, con el amor de su vida a su lado.

A ver si creces, Kel susurr amargamente y se volvi a su ordenador, cogi las hojas impresas de la impresora, las mir y luego, impulsivamente, las arrug y las lanz hacia la papelera.

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Julio Iglesias cantaba con esa voz tan sexy que tena y Mara Torres cerr los ojos por el placer y mene las amplias caderas al son de la msica, con la aspiradora en la mano.

Cntame, nene canturre en voz alta, bailando por el vestbulo del Post. Lleg a los ascensores, arrastrando sus herramientas de trabajo, y subi el volumen de su Walkman, acercando an ms la voz del dios espaol a su corazn y a su libido.

El ascensor son, las puertas se abrieron y el piso diecisiete apareci ante la limpiadora. A Mara le gustaba empezar por la parte ms alta del edificio e ir bajando. Fue encendiendo luces, reduciendo su estridente canturreo a un zumbido moderado mientras miraba a su alrededor para ver qu haba que hacer.

Como siempre, el despacho del director era una autntica pocilga, lo mismo que el despacho de la reportera que estaba en el mismo pasillo.

Mierda santa. Cogida. Suspir, mirando a su alrededor. Papeles tirados por toda la mesa, como siempre. Mir el suelo para ver lo mal que estaba. No mucho, pero era evidente que esta ta tena mala puntera. La bola de papel arrugado estaba al lado de la papelera. Es que te han criado en un puto establo? mascull mientras miraba el papel, desplegndolo con cuidado llena de curiosidad. Sus ojos oscuros y cargados de rmel se abrieron como platos. "No va siendo hora de acabar con esta charada? No va siendo hora de revelar lo que todo el mundo sospecha ya que es cierto? Un amor tan profundo como el nuestro no debera ocultarse. Tus palabras, tus ideas, la sola presencia de tu nombre me producen escalofros". Mara suspir, apretando la carta arrugada contra su amplio seno. Ojal Carlos siguiera siendo as.

Al ver la silla gastada junto al escritorio, Mara se sent y ley el resto de la carta de amor.

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Kelly se alegraba de que la semana hubiera acabado. Haba estado llena de plazos largos, agotadores y estresantes y de un jefe quejumbroso. Bill haba acudido a ella casi todos los das para intentar averiguar qu ocurra con su mujer. Ella haba odo rumores sobre una carta, pero nadie le deca nada cuando preguntaba. No le haca la menor gracia.

McDougal's se acercaba cada vez ms mientras caminaba por la acera, con la cabeza agachada para protegerse del viento y las manos hundidas en los grandes bolsillos de su abrigo. Los acogedores sonidos y olores dieron la bienvenida a la rubia cuando abri la puerta y en su cara se form una sonrisa al mirar a su alrededor para ver quin estaba. Bueno, en realidad, para ver si ella estaba. La sonrisa vacil un poco al ver que la morena no estaba sentada en su lugar de costumbre junto a la barra. Kelly suspir y entr.

Con el abrigo, los guantes y el sombrero en la banqueta de al lado, Kelly se subi las mangas del jersey hasta los codos y pidi una cerveza. Mientras esperaba, volvi a mirar para asegurarse de que Charlotte no estaba en otra parte. Frunci las cejas rubias oscuras y se ech el pelo detrs de una oreja con una mano. Suspir decepcionada.

Aqu tienes, Kelly. Qu tal tu da?

Kelly cogi la jarra con una sonrisa agradecida y mir al camarero.

No ha estado mal, supongo. Has visto a Charlotte, Frank?

No. No ha venido en toda la tarde. Lo siento, chica.

Gracias. Sonri de nuevo, salud al viejo y se volvi en la banqueta para observar el bar. Se empez a poner melanclica al ver a las parejas que bailaban la cancin lenta que sonaba y los grupos de amigos que jugaban al billar o a los dardos. Rean y hablaban, alzando la voz por la diversin y el alcohol. Suspir. Desde que haba llegado a la ciudad, haca ya dos aos, Kelly se senta muy sola. Slo tena unos cuantos conocidos del peridico y uno o dos del bar. Eso era todo. Su familia estaba muy lejos y tan metida en su propia vida que rara vez tena noticias suyas.

Kelly se levant de la banqueta, repentinamente abrumada por la tristeza. Cogiendo el abrigo, fue al cuarto de bao, con los ojos llenos de lgrimas y la vista borrosa. Dejando atrs el ruido de las voces y la msica, Kelly se apoy en la puerta cerrada del bao, dejando caer el abrigo al suelo de baldosas. Qu tena de malo para que nadie la quisiera? Tan fea era? Tan poco interesante? Por qu?

Al ver el espejo encima del lavabo frente a ella, Kelly se levant, secndose los ojos, y se acerc a l, mirando fijamente su reflejo. Unos ojos verdes y atormentados le devolvieron la mirada, algo rojos e hinchados de llorar. Se mir la cara, haciendo muecas, enseando los dientes, arrugando la nariz. La gente le haba dicho que era atractiva, pero ella nunca se lo haba credo. Adems, sobre todo se lo haba dicho su madre. Las madres tienen que hacer esas cosas. A fin de cuentas, qu padre piensa que su hijo es horrendo?

Kelly se sac la goma para el pelo del bolsillo y se hizo una coleta. Se volvi a mirar, secndose los ojos y enjugndose la nariz.

No merece la pena murmur.

El qu no merece la pena?

Kelly dio un respingo, llevndose la mano al corazn. Detrs de ella haba unos ojos azules y sonrientes que la miraban en el espejo.

Ests bien? Frank me ha dicho que habas venido aqu corriendo. Estaba preocupado por si te habas puesto mala. As que aqu estoy.

Kelly se volvi para mirar la cara familiar de su amiga. Se alegraba de que Charlotte hubiera aparecido. Necesitaba una cara sonriente.

Estoy bien dijo, con la voz un poco temblorosa.

Seguro? Las cejas negras se fruncieron al tiempo que el rostro de Charlotte reflejaba su preocupacin. Kelly la mir a los ojos, tratando de leer la mente de la otra mujer. Lade la cabeza ligeramente.

Alguna vez te sientes sola?

Charlotte se la qued mirando un momento, decidiendo qu contestar. Luego sonri otra vez y asinti levemente.

Por supuesto.

De verdad? pregunt la rubia, con tono esperanzado. De repente se sinti como una nia. Era joven y se senta absolutamente infantil. Baj la cabeza. Claro que s. Todo el mundo se siente solo de vez en cuando.

Oye. Charlotte se acerc un poco ms. Qu te pasa, Kelly? Por qu ests tan triste esta noche? Kelly se sobresalt al notar una mano en el brazo. Puedo hacer algo?

Un par de llorosos ojos verdes se clav en otro de un azul brillante.

Es que estoy tan sola dijo Kelly en voz baja, sintindose ridcula. Por algn motivo, hoy me est pesando mucho y al ver que no estabas aqu cuando he llegado, me he sentido muy triste, estaba deseando verte esta noche, en realidad eres casi mi nica amiga y yo... La rubia se call y pase la mirada por el cuarto de bao, evitando a la morena.

Oye la tranquiliz Charlotte, poniendo la mano en el hombro de la rubia y subindola hasta su cuello. Ya estoy aqu. Lo comprendo. En serio. Abraz a Kelly, estrechando su cabeza contra su pecho. Es duro estar solo. Yo lo s muy bien.

En serio? dijo Kelly, con la voz apagada contra el cuerpo de Charlotte. La morena asinti.

Ah, s. Si crees que vengo a McDougal's por motivos de salud, ests muy equivocada. Charlotte suspir cuando sinti que la rubia se rea contra ella. Siento haber llegado tarde. Me he retrasado en el trabajo. Plazos de entrega: son un encanto.

S. Cmo te entiendo. Kelly dio un paso atrs y se apart de los brazos de su amiga. Mir tmidamente a los comprensivos ojos azules. Gracias. Me alegro de que ests aqu.

Yo tambin sonri Charlotte. Te apetece una cerveza?

Es la mejor idea que he odo en todo el da.

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Mara Torres mir para ver si haba alguien observando y luego entr por la puerta donde pona SLO PERSONAL DE REGISTRO. Rita le haba dicho por telfono dnde estaba su caja, de modo que corri a la ltima fila. RITA MRQUEZ. Mara sonri triunfalmente, luego se meti la mano por el escote del uniforme, buscando el papel doblado. Cuando lo encontr, lo sac, sus bordes speros le rascaron la piel al hacerlo y lo ech rpidamente a la caja de plstico negra. Seguro que Rita se iba a rer un montn al da siguiente. Adems, su amiga siempre se quejaba de que los sbados eran un aburrimiento.

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Cuando las dos mujeres salieron del cuarto de bao, Charlotte pens en lo que haba sentido al estrechar a Kelly entre sus brazos. El calor, la suavidad. Suspir por dentro. Haca mucho tiempo, demasiado, que no senta a otra mujer apretada contra ella. Saba que era una estupidez pensar en ello. Kelly tena razn: a pesar de lo mucho que hablaban, en realidad no saban nada la una de la otra. Esto era lo que sola gustarle a Charlotte. Era una solitaria y le gustaba seguir as. Si no haba informacin, no haba dolor. Pero la rubia era diferente.

Mir a su amiga, que caminaba a su lado. Kelly haba mostrado una gran vulnerabilidad. Haca falta valor para hacer una cosa as. La morena admiraba a las personas capaces de mostrar sus emociones ante los dems, de mostrar su autntica personalidad. Ella llevaba mucho tiempo ocultndose, escondindose detrs de sus opiniones, usndolas como armas para herir y castigar sin preocuparse por las consecuencias.

Al llegar a la barra, la morena se dio cuenta de una forma extraa y repentina de que Kelly haca que quisiera abrirse. Aunque no lo haba hecho en los ltimos seis meses, quera hacerlo. Ya era hora.

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Otra vez lleg el lunes y Kelly estaba flotando. El fin de semana haba sido maravilloso y lo haba pasado casi todo con Charlotte. Su nueva amiga era increble. No slo era guapa, sino adems inteligente, divertida, con los pies en la tierra y un completo misterio.

Kelly se sent a su mesa, ante la pantalla en blanco de un documento nuevo. No le importaba. Su mente estaba en la bolera donde no haban jugado ni una sola partida. Haban alquilado los zapatos y dejado sus hojas de puntuacin en la mesa, pero ni se molestaron en buscar una bola ni en acercarse a la pista para jugar. Sentadas en el largo banco de plstico, cara a cara, las dos se enzarzaron en una animada conversacin, sintindose como si no hubieran hablado con otra persona desde haca aos.

Alguien parece contenta.

Kelly sali de su ensueo gracias a Stuey. Levant la mirada, concentrndose en el director.

Hola, Bill. S, supongo que estoy contenta. Sonri. En qu puedo ayudarte? Se incorpor en la silla para dedicarle toda su atencin. l entr en el despacho y se sent frente a ella. Vio que llevaba una hoja de papel en la mano, que le mostr.

T sabes algo sobre esto? pregunt, con mirada intensa, esperanzada. Kelly se qued totalmente perpleja.

A ver. Cogi la hoja, mirndolo un segundo antes de ponerse las gafas y leer. Un momento despus, se le pusieron los ojos como platos y mir a Bill a la cara. De dnde has sacado esto?

Bueno, mm, as que es tuyo, eh? El director se ech hacia delante en la silla. Si la reportera no hubiera estado tan confusa, le habra hecho gracia.

S. Era algo que iba a escribir para la prxima edicin del Da de los Inocentes. Por qu?

Bill se dej caer contra el respaldo de la silla, soltando un suspiro de alivio.

Entonces es tuyo? T has escrito eso? Kelly asinti, con el ceo fruncido, dejando la carta sin terminar en la mesa. La cara de su jefe se ilumin con una sonrisa de oreja a oreja. Gracias, Kel. No sabes cmo te lo agradezco. Se levant de un salto, se encamin a la puerta, se volvi para sonrerle de nuevo y se fue.

Pero qu...? Totalmente confusa, Kelly sacudi la cabeza para aclarrsela y su mente volvi a zambullirse en su fin de semana con Charlotte.

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Oye, Charlie.

S? dijo, sin molestarse en apartar la mirada de la pantalla mientras sus dedos volaban enloquecidos por el teclado, escribiendo el artculo semanal.

Correo.

Djalo en la mesa, por favor fue la respuesta distrada. El pequeo sobre blanco qued depositado donde haba pedido y la secretaria regres a su despacho. Charlie continu con el artculo, parndose slo para pensar antes de reanudar el golpeteo sobre las teclas.

Bueno, tengo entendido que tienes una gran admiradora.

Los dedos se detuvieron y unos irritados ojos azules se desviaron para mirar a Dylan Walker en la puerta del despacho, con los brazos cruzados sobre el musculoso pecho. Se enderez el cuello de la elegante camisa, sin que su cara morena dejara de sonrer con aire suficiente.

Qu?

Dylan levant la mirada.

Quieres decir que no lo sabes? Pues debo decir que me decepcionas mucho, Charlie. Se supone que aqu no hay nadie que sepa investigar mejor que t. Al menos, eso dicen.

Charlie se enderez en la silla de despacho, echndose el pelo negro por detrs del hombro.

Al contrario que t, yo s que hago mi trabajo. As que si no te molesta ir al grano, me hars la vida mucho ms fcil. Y esboz una sonrisa igual de viscosa que la de Walker. Dylan se la qued mirando un momento, tomndole la medida y decidiendo la mejor manera de darle la noticia.

Sabes tu nmesis, K. Reynolds? Pues parece que quiere quedar como una cretina amartelada o hacerte quedar a ti como una cretina sin ms.

Charlie se levant y se cruz de brazos, claramente molesta.

Sigue.

Bueno, lo tienes todo ah. Dylan seal el sobre que estaba en la mesa de la reportera. Lelo y llora. Se ri de su propio chiste. Charlie no. En cambio, alarg la mano, cogi la carta y la abri. El papel de dentro estaba arrugado y con los bordes estropeados. Parece que ha estado circulando ri Dylan. Charlie le clav una mirada fulminante.

Te quieres ir? dijo, ms una afirmacin que una pregunta. Puede que Dylan no tuviera muchas luces, pero saba que no le convena enemistarse con Charlotte Black. Lstima que K. Reynolds no fuera tan perspicaz.

La morena se sent de nuevo detrs de su mesa y se puso a leer.

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Bill Stuart se qued mirando el auricular silencioso, con las cejas fruncidas de tal modo que formaban una lna casi continua a travs de su frente. Colg el telfono con cuidado y se qued mirando al vaco en direccin al despacho de Kelly Reynolds.

Ay, Dios. Respir hondo y se levant de la silla.

Vale, as que me dice que tena cinco aos, no? La rubia escuchaba a la trabajadora social que haba al otro lado de la lnea, tomando notas y asintiendo de vez en cuando. Estupendo. Vale. Me parece maravilloso, seora Morten. Gracias y que usted tambin tenga un buen da. Y colg. Se puso a escribir de nuevo, ordenando sus ideas y notas, cuando alguien llam a su puerta cerrada. Pase dijo en voz alta, sin dejar de escribir.

Bill observ a su joven reportera mientras sta escriba diligentemente. Saba que estaba trabajando en una historia importante y lamentaba muchsimo interrumpirla, pero esto era demasiado serio para esperar.

Slo un segundo. Kelly apunt unos cuantos comentarios e ideas para ms tarde y luego solt el bolgrafo, sonriendo a su visitante. Hola, Stuey sonri. Bill le ech una sonrisa poco convincente y se sent. Vale. Y ahora qu ha pasado? Se apoy en los codos, mirando a su jefe.

Pues que acabo de recibir una llamada de alguien del Record empez. La rubia lo mir, perpleja. A m tambin me ha sorprendido un poco. Parece que tu cartita ha estado circulando de lo lindo. Bill se ri nervioso, pasndose una mano por el pelo. Kelly se qued mirndolo.

Qu? Qu quieres decir con que ha estado circulando?

Charlie Brown la ha visto y excuso decirte que no est contento.

Qu! Kelly salt de la silla. Pero cmo ha llegado hasta all? Stuey, si la tir! Cambi de idea. Se dej caer en la silla de nuevo, tapndose los ojos con la mano.

Lo s, Kel. Se lo he dicho, pero no ha servido de nada. El director observ a la rubia para ver cmo reaccionaba antes de decirle el resto. Pareca plida, preocupada. Estooo, Kelly? Hay una cosa ms. La reportera mir al director, con los ojos verdes abiertos de par en par. l se dio cuenta de que se estaba preparando para lo que iba a decirle. Charlie Brown quiere tener un encuentro contigo.

Kelly se qued mirndolo, boquiabierta.

Oh. Pareci encogerse en su asiento. No saba por qu le daba miedo, pero estaba aterrorizada. Bill la mir con los ojos entornados.

Qu pasa? T puedes con l. Sonri. La rubia lo mir.

No lo s, Stuey. No he querido hacer dao a nadie. Slo iba a ser una broma.

Lo s intent tranquilizarla el director.

Cundo? pregunt ella en voz baja.

El lunes.

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Kelly esper en el bar, con las manos sudorosas alrededor de su cerveza de costumbre. Necesitaba hablar con Charlotte urgentemente. Necesitaba consejo. No entenda por qu estaba tan nerviosa por el encuentro. Bill le haba asegurado que no tena nada de qu preocuparse, pero para empezar no era el trabajo lo que la preocupaba. Estaba preocupada por encontrarse cara a cara con Charlie Brown, su nmesis desde haca ms de un ao. Adems, echaba a perder el misterio que haba detrs de la competencia.

Hola, t!

Kelly se volvi, arrancada de sus pensamientos, y sonri.

Hola! Me alegro de que hayas venido. Tengo un dilema.

Charlotte frunci el ceo mientras se quitaba la bufanda de los hombros y se sentaba.

Qu pasa? Hizo un gesto pidiendo una cerveza a Frank y volvi a atender a su amiga.

Bueno, es una cosa del trabajo. Ya. Kelly alz las manos para acallar las protestas de Charlotte. Ya s que hemos dicho que no bamos a hablar de trabajo, pero lo necesito.

Vale. Pues dime.

Vale. La situacin es sta. Hay una persona con la que he estado compitiendo durante el ltimo ao y he cometido una estupidez, lo ha descubierto y ahora quiere tener un encuentro conmigo. Por alguna extraa razn, yo respeto a esta persona. Porque, qu demonios, ha conseguido mantenerse a mi altura. Kelly sonri. As que no s. Es slo que no me apetece nada.

Charlotte mir a su amiga mientras hablaba y capt el nerviosismo que le atenazaba el cuerpo. Le entraron unas ganas tremendas de cogerla entre sus brazos y consolarla. En cambio, respir hondo.

Pues creo que si tienes que reunirte con esta persona, yo le dira justamente eso.

El qu? La rubia pareca hecha polvo, con los hombros hundidos.

Dile que respetas su trabajo, que sabes que has cometido un error y ya est. Los dos segus adelante con vuestras vidas. Es evidente que la cosa parece funcionar tal y como est, no?

S.

Ah lo tienes sonri Charlotte, satisfecha con su propia respuesta. Kelly lo pens un momento, bebindose la cerveza. Luego, con una sonrisa, mir a su amiga.

Gracias. No s por qu estaba tan nerviosa con esto. Se encogi de hombros y se termin la jarra.

Eh! Kelly peg un respingo ante el entusiasmo de Charlotte. Vamos al cine. T has tenido un da muy duro y el mo ha sido de lo ms interesante. Sonri con picarda, pensando en la locura del trabajo. Estaba que no vea el momento de machacar a esa pedorra en la reunin del lunes. Necesito divertirme.

La rubia se anim inmediatamente.

S! Me parece genial Cogi el bolso y el abrigo y sonri a la otra mujer.

Se sentaron a oscuras mientras la pelcula se proyectaba delante de ellas. Kelly se senta loca de contento, absolutamente feliz de tener a Charlotte a su lado. Ech un vistazo a la otra mujer, que pareca absorta en lo que estaba viendo. La rubia mir las manos de la morena, una apoyada en el muslo, la otra, la ms cercana a Kelly, posada en el brazo de la butaca. Se qued mirndola un momento y luego, tras tomar una decisin sobre la marcha, la cogi, entrelazando los dedos delicadamente. Le entr una increble sensacin de calidez cuando los dedos de Charlotte apretaron los suyos. Levant la mirada y se encontr con unos chispeantes ojos azules y unos labios sonrientes. Kelly sonri a su vez, llena de una felicidad absoluta. Volvi a mirar la pelcula, intentando volver a la tierra y salir de las nubes.

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La sonrisa no abandonaba sus labios hiciera lo que hiciese o pensara en lo que pensase. Ni siquiera el inminente encuentro consegua destruir los recuerdos del fin de semana. Haba sido maravilloso, todo ese tiempo que Charlotte y ella haban pasado juntas, durante el cual haban comido, haban ido otra vez al cine y luego Kelly haba hecho la cena en su casa la noche antes. Suspir. La vida era bella.

Kel?

La rubia levant la mirada.

Mmm?

Es la hora.

Kelly mir a los ojos comprensivos de su jefe, pero se le empez a encoger el estmago. Las agradables sensaciones de antes empezaron a quedar dominadas por el nerviosismo que senta ahora. Pero haba hecho planes con Charlotte para esa noche, de modo que se concentrara en eso.

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La presencia imponente de Charlotte Black hizo que la gente se quedara mirando o se apartara a toda prisa de su camino cuando cruz la recepcin del New York Post. Mir a su alrededor, vestida con un traje azul a la medida que daba la impresin de que haba venido por un asunto de negocios y que iba a por todas.

La morena vio los ascensores y se encamin hacia ellos, advirtiendo las fotografas que haba en la pared a su lado. Las mir mientras esperaba y de repente una foto en concreto la hizo pararse en seco. Se acerc un poco ms, estudiando la imagen.

Kelly murmur, mirando los familiares ojos verdes, la cara sonriente. Confusa, mir la placa con el nombre que haba debajo. Kelly Reynolds Reportera del Ao, 2002.

Charlotte tom aliento con fuerza, estupefacta. Record los momentos que haban pasado juntas, especialmente la noche antes. Kelly haba hecho espaguetis con una salsa de carne maravillosa. Charlotte rara vez tomaba comidas caseras, por lo que para ella haba sido algo ms que una cena agradable con una amiga. Luego pens en el vdeo que haban alquilado y visto, sentadas en el sof de Kelly. Las dos sin saber qu hacer. La qumica entre las dos haba ido creciendo sin pausa, empujndolas a acercarse cada vez ms la una a la otra en el sof a medida que avanzaba la noche, hasta que estuvieron sentadas muslo contra muslo.

Haba sido tan maravilloso, tan como deba ser. Hacia el final de la velada, estaban bromeando, riendo, hablando. Todo el nerviosismo y la incertidumbre haban salido volando por la ventana.

Ser mejor que me vaya dijo por fin Charlotte, al darse cuenta de lo tarde que era. Maana tengo que estar temprano en el trabajo.

Kelly mir el reloj y gimi.

Yo tambin. Sonri. Bueno, lo he pasado estupendamente.

Y yo. Charlotte mir a la rubia, sin saber qu hacer. Saba lo que quera hacer, pero no saba cmo reaccionara Kelly, de modo que se limit a levantarse y se dirigi a la puerta, seguida del cachorro, Pundit, que meneaba la cola a cien por hora. Adis, chiquitn le dijo suavemente, arrodillndose para acariciar la cabeza del sabueso. Charlotte se levant y Kelly estaba a poca distancia. Gracias por la cena dijo la morena en voz baja, sin querer marcharse en absoluto, pero sabiendo que tena que hacerlo por muchas razones diferentes.

De nada sonri Kelly, que estaba absolutamente preciosa con sus vaqueros y su jersey extra grande y el pelo detrs de las orejas. Vuelve cuando quieras.

Lo har. Antes de saber lo que estaba pasando, Charlotte avanz un paso hacia la rubia. Kelly tom aire, sin retroceder. La morena llev la mano a la cara de Kelly, cogindole la mejilla, mirando esos ojos curiosos e inocentes que haba llegado a adorar. Se inclin y acarici apenas los labios de la rubia con los suyos, sonriendo ante la brusca aspiracin que eso provoc, y luego volvi por ms. Kelly le ech los brazos al cuello a la morena, estrechndola suavemente, cuerpo contra cuerpo.

Los labios siguieron juntos, la respiracin se hizo una. Kelly no saba hasta dnde llegar y tampoco poda creerse que estuviera donde estaba. Lo que haba deseado desde la primera vez que vio a Charlotte en McDougal's. Sac un poco la lengua, esperando a que Charlotte aceptara. No tard en hacerlo. Las dos gimieron levemente cuando el beso se hizo ms profundo y Kelly se sinti estrechada an ms, regodendose en la sensacin de un cuerpo clido pegado al suyo.

Charlotte acarici la espalda de Kelly, la suavidad del jersey le causaba placer en las manos. Por fin, supo que tena que parar. Si la cosa continuaba as, no sera capaz de parar y no estaba preparada para dar el siguiente paso.

La morena se apart suavemente, calmando un poco el beso, y sigui con los ojos cerrados hasta que se separ por completo. Con un leve suspiro, los abri y se encontr mirando dos remolinos gemelos de verde tormentoso.

Ser mejor que me vaya murmur, dando otro paso atrs. Kelly asinti en silencio, tratando de recuperarse. Gracias otra vez. Charlotte se volvi hacia la puerta y ya tena la mano en el picaporte cuando se volvi. Mm, quieres cenar conmigo maana por la noche?

Kelly la mir, sorprendida y encantada. Sonri.

S.

La morena sonri.

Bien. Te llamo desde la oficina.

Charlotte se qued mirando la cara de Kelly, sin saber qu pensar o sentir. La mujer de la que estaba empezando a enamorarse era su nmesis? No era posible. Sinti una oleada de rabia y luego pens en la razn por la que haba venido aqu para empezar. Kelly iba a publicar esa condescendiente y horrible carta de amor falsa a Charlie Brown como inocentada.

Bueno, pues toma inocentada, Kelly. La morena se apart del ascensor y se dirigi a la puerta de entrada del Post.

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Dnde demonios est? pregunt Bill, pasendose por la sala de conferencias, mientras Kelly esperaba sentada a la cabecera de la mesa, jugando nerviosa con un lpiz. Se encogi de hombros, mirando fijamente al frente.

No lo s. Mir el reloj. Ya llegaba una hora y media tarde. Suspir, dejando el lpiz en la mesa, y se levant. Llamamos? le pregunt a su director, acercndose a las grandes ventanas que daban a la ajetreada calle a quince pisos de distancia.

Eso es cosa tuya, Kel. Qu piensas?

La rubia mir a su jefe, sostenindole la mirada un momento antes de sacudir la cabeza.

Para nada. Si no es lo bastante hombre para presentarse, para qu nos vamos a molestar? Se volvi y se dirigi a la puerta. Si aparece, llmame.

La reportera volvi a su despacho, irritada y casi furiosa. Se haba puesto hecha un manojo de nervios por un encuentro al que al parecer el otro nunca haba tenido intencin de acudir. Abri la puerta de un empujn y entr en la pequea estancia, dejndose caer en la silla. Jug con el ratn, contemplando el papel tapiz de su monitor.

A la mierda. Cogi el telfono y llam a informacin. El Bergen Record, por favor. Kelly esper, mordindose el labio mientras escuchaba la versin masacrada de ascensor de Ms all del arco iris.

Bergen Record. Qu desea?

Kelly se enderez en la silla, sorprendida por la repentina voz al otro lado de la lnea.

Hola, s, puedo hablar con Charles Brown, por favor?

Charles Brown. Ah! Lo siento, seora. Charlie no est en la oficina en estos momentos. Puede volver a intentarlo dentro de una hora ms o menos.

Gracias.

Kelly colg el telfono y se puso a pensar. Demonios. Y ahora qu? Entonces, con una sbita descarga de adrenalina, la rubia se levant de la silla, agarr el bolso y sali de su despacho.

El trfico era relativamente ligero en direccin a Nueva Jersey. Kelly puso la radio a todo volumen, escuchando a Melissa Etheridge cantando Scarecrow con su habitual pasin. Kelly se senta libre, al poder conducir de verdad, muy agradecida por los coches de empresa.

Al llegar a Hackensack, Kelly encontr el Record y un sitio para aparcar.

En qu puedo ayudarla? pregunt la recepcionista, sonriendo a la rubia.

Charles Brown, por favor.

La mujer de detrs del mostrador pareci confusa.

Disculpe?

Charlie Brown? El que escribe el artculo semanal? pregunt Kelly, cada vez ms irritada. Dios, es que aqu nadie sabe quin demonios escribe?

Ah. Mm, un momento. La mujer cogi el telfono, hablando en voz baja. Mir a la reportera, tapando el auricular con la mano. Quin digo que est esperando?

Dgale que K. Reynolds dijo, con una sonrisa satisfecha en los labios. La mujer habl un poco ms y luego colg sonriendo a Kelly.

Charlie bajar dentro de un momento.

Gracias.

Kelly mir a su alrededor, estudiando los cuadros de las paredes y descubriendo que el cuadro del primer edificio del Bergen Record le resultaba interesante.

K. Reynolds. Por fin nos conocemos.

Kelly se volvi, sorprendida al or la voz de una mujer y an ms sorprendida al ver a Charlotte de pie ante ella, cruzada de brazos y con una mirada fra.

Charlotte sonri Kelly, pero la voz le tembl un poco al mirarla a los ojos. No saba que trabajabas aqu.

Parece que las dos estamos llenas de sorpresas, eh? Inocente, inocente, K. Reynolds.

Kelly se qued mirando a la otra mujer, tratando de descubrir qu estaba pasando. Se le ocurri una idea, pero no consegua hacerla casar con lo que conoca. sta no poda ser Charlie Brown. Verdad? Poda ser...?

Charlie Brown. Sorprendindose a s misma al verbalizar lo que saba, Kelly slo pudo quedarse mirando.

Charlotte asinti.

Encantada de conocerte por fin dijo Charlotte, levantando ligeramente la barbilla, con un gesto casi desafiante.

No has venido dijo Kelly, con voz apagada. De repente sinti mucho calor, cuando su cuerpo sufri una oleada de sangre acelerada y nervios.

No, s que he ido. Pero cuando he visto quin era K. Reynolds, no me pareci que fuera a servir de nada. Un golpe muy bajo y sucio, no crees? Y si hubiera tenido familia? Te paraste a pensarlo? pregunt Charlotte, clavando la mirada en los ojos de la rubia. Kelly apart la mirada rpidamente, asintiendo.

Por eso cambi de idea.

La morena se qued sorprendida.

Que cambiaste de idea? Cmo que cambiaste de idea?

No iba a usar esa carta. Era una broma y adems de mal gusto. Decid no publicarla explic Kelly, cobrando algo de fuerzas por el hecho de que haba intentado evitar esto. Charlotte pareca desconcertada.

Entonces cmo me ha llegado a m la carta?

La rubia se encogi de hombros.

De verdad que no lo s. No tengo ni idea de cmo ha salido. Yo la tir.

Oh.

Kelly se dej caer en una silla cercana, preguntndose cmo iba a afectar esto a lo que haba entre ellas. Charlotte se qued donde estaba, sin saber qu hacer. Mir sus brazos cruzados y luego a Kelly a travs del flequillo. El corazn le peda que cogiera a la rubia entre sus brazos: pareca tan triste, tan abatida. De repente, su cara se ilumin con una sonrisa involuntaria y luego se ech a rer en voz baja. La rubia la mir con curiosidad.

A que es la pera? pregunt Charlotte, acercndose a las sillas y sentndose al lado de la rubia. Todo este tiempo, t eres K. Reynolds. Mir a su amiga. Tienes que reconocer que tiene su gracia.

Kelly la mir un momento, sin saber qu hacer, y luego ella misma empez a sonrer.

S. Supongo que s. Su sonrisa fue creciendo hasta que le ilumin la cara entera, pero luego se desvaneci. Escucha, Charlotte, lamento lo de la carta. Es que me cabreaste con tus comentarios sobre lo de Giuliani y se me ocurri la idea.

Charlotte sonri, asintiendo.

No pasa nada. La verdad es que me ha hecho gracia.

S?

S.

Kelly sonri y su corazn ech a volar. Charlotte arrug el entrecejo.

De verdad no te gusta el dibujito de Charlie Brown que aparece al lado de mi artculo?

No. Me parece ridculo dijo Kelly, arrugando la nariz con asco fingido.

Bueno, pues muy bien! Vamos. Te invito a comer.

FIN