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1 INGRESO CICLO 2016 MATERIAL PARA EL EXAMEN TEORICO/INTELECTUAL CAMPO DE FORMACION GENERAL CAMPO DE FORMACIÓN ESPECÍFICA EJES: Estado, Sociedad y Cultura

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INGRESO CICLO 2016 MATERIAL PARA EL EXAMEN TEORICO/INTELECTUAL

CAMPO DE FORMACION GENERAL CAMPO DE FORMACIÓN ESPECÍFICA

EJES: Estado, Sociedad y Cultura

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“Instituto Superior de Formación Policial Nº 811- Juan Gustavo Boyd" Rawson-Chubut

Las normas de la Organización social Habitualmente, se dice que el ser humano es – por naturaleza – un ser social. Esto significa que las personas se relacionan entre sí para satisfacer sus necesidades físicas y afectivas más básicas. Desde que nacemos, el contacto con nuestra familia, vecinos y amigos nos permite crecer, amar y desarrollarnos socialmente. La convivencia social no siempre es pacífica porque se registran conflictos, choque de intereses y voluntades. Esto sucede desde la familia (considerada como unidad básica), en las comunidades nacionales y entre distintos países. Para que la vida en sociedad sea posible, las personas necesitan organizarse, estableciendo normas y principios a través de los cuales se aceptan los deberes que les corresponden y exigen el cumplimiento de sus derechos. Las normas sociales son un sistema de principios y leyes que regulan las relaciones humanas garantizando el respeto a la dignidad de las personas y propiciando la construcción del bien común. Las costumbres pautan cómo debe ser la relación entre dos personas en una sociedad determinada. Las costumbres son normas consideradas esenciales para el bienestar social y su incumplimiento o violación es más castigado que el de los usos. En general, expresan lo que cada sociedad considera moralmente bueno como – por ejemplo – ser honesto, valiente o trabajador. Las normas jurídicas delimitan la aplicación y el cumplimiento formal de las costumbres en las sociedades. Son normas estrictas, sistemáticas y ordenadas jerárquicamente. Su objetivo es garantizar el respeto por la dignidad humana de los miembros de la comunidad y - a la vez – propiciar un ámbito de resolución de los conflictos que se presentan entre grupos y personas con intereses diversos. Su existencia exige alguna forma de organización política especial o de gobierno que imponga, interprete y refuerce el sistema de reglas que rige las relaciones sociales. El Estado Nacional: una forma de organización moderna y sus diferencias con “Nación” El Estado – Nación es una forma de ordenamiento político que se originó en los conflictos que estallaban a raíz de los intentos de superar el modo de organización feudal. Entre los siglos XIV y XVII la palabra Estado fue adquiriendo su sentido actual. Se la utilizaba para designar una instancia central – separada de la sociedad – que era el principal escenario de la actividad política. Maquiavelo (1469 – 1527) fue el primer teórico que empleó este concepto para referirse a la organización estable, al aparato establecido de poder, con sus cargos, oficios y burocracia.

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La idea de nación sufrió cambios a lo largo del tiempo. En nuestra época – desde el siglo XIX y bajo la influencia cultural del Romanticismo – la nación es concebida como un grupo humano cuyos integrantes tiene una identidad común. Esta identidad se construye porque sus integrantes comparten estos tres elementos: a) Un territorio que tiene límites más o menos precisos. b) Una historia, con hechos del pasado considerados significativos para la existencia de la nación y algunos que son fundantes como - por ejemplo - para Argentina, el establecimiento del primer gobierno patrio, la Declaración de la Independencia entre otros. c) Un conjunto de hábitos, prácticas, creencias, valores que forman una cultura y que se expresan a través de una lengua común. Una nación es la comunidad de individuos determinada de otros dos modos: a) Objetivamente: Por el conjunto de personas nacidas en un mismo territorio o por aquellas que ejerciendo el derecho otorgado por el Estado opten por naturalizarse o nacionalizarse. b) Subjetivamente: Por nexos entre los habitantes como una lengua, una historia y cultura comunes y también por el deseo de pertenencia y la conciencia de tener un origen y un destino comunes. En síntesis: “Nación” es un concepto sociológico mientras que “Estado” es un concepto político ya que es una forma de organización y regulación de los derechos de los individuos de una sociedad. Esta organización implica una forma de gobierno, leyes que ordenan la vida de los ciudadanos e instituciones encargadas de su cumplimiento. La circunstancia más común y más deseable es que toda Nación tenga su propio Estado independiente, bajo la figura del Estado – nación. Sin embargo, la historia muestra casos de grupos que se consideran a sí mismo naciones pero que no logran conseguir un Estado independiente. Muchos estados incluyen en su territorio grupos con fuertes diferencias culturales. Soberanía y legitimidad del Estado moderno El Estado moderno se caracteriza por ser soberano, es decir, constituye una autoridad independiente que puede gobernar y decidir libremente su futuro. El complejo y largo proceso de centralización y unificación dio como resultado el Estado tal como lo conocemos caracterizado por: a) Un conjunto de instituciones para su administración reguladas por normas escritas y gestionadas en forma jerárquica por funcionarios especialmente preparados para realizar

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esa tarea. Estas instituciones constituyen la burocracia estatal y las personas que allí se desempeñan se denominan burócratas. b) La delimitación estricta del alcance de su poder a un territorio geográficamente definido. c) La capacidad exclusiva de promulgar leyes con la finalidad de fijar recompensas, privilegios, cargas, obligaciones, etc.

Uno de los rasgos específicos del Estado moderno es el monopolio de la fuerza dentro de su territorio. Esto significa que el Estado se reserva para sí la capacidad de controlar la conducta de las personas que habitan dicho territorio, es decir, puede adoptar y ejecutar decisiones sobre la sociedad de cumplimiento obligatorio. El reconocimiento del poder del Estado por parte de todos los integrantes de la sociedad se llama legitimación. El ejercicio del poder legítimo, es decir, justificado, permite a los gobernantes influir sobre la conducta de otras personas –inclusive contra su voluntad – y asegurar el cumplimiento de las obligaciones que requiere la comunidad a través de la imposición de diversos tipos de sanciones. El Estado impone su dominación pero sobre la base de un reconocimiento por parte de la sociedad que le otorga el derecho de poder hacerlo, es decir, que garantiza la legitimidad de sus acciones. Diferencia entre Estado y forma de gobierno El artículo 01 de nuestra Constitución Nacional señala que: La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal. En esta definición, están incluidas tanto la forma de gobierno (representativa y republicana) y la forma de Estado (federal). Al hablar de gobierno, nos referimos a la acción de ordenar, dirigir, regir. El gobierno es ejercido por las autoridades que – de acuerdo con la ley - llevan la acción de “gobernar”. El Estado ordena y dirige la vida de los habitantes de un país a través del gobierno que actúa por medio de las distintas instituciones que lo componen. La forma de gobierno define cómo están compuestos los órganos del Estado, quienes los integran, cuanto tiempo duran en el ejercicio de sus funciones, cuál es el ámbito dentro del cual ejercen la acción y que relaciones existen entre ellos. En una forma de gobierno democrática, el poder reside en el Pueblo. El régimen democrático – por excelencia - es la república que se caracteriza por la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) o sea que existen diversos órganos – independientes entre sí – que ejercen el gobierno del Estado y el cumplimiento de la ley. Cada pueblo posee una historia en común, una identidad cultural, una religión profesada por la mayoría, determinadas costumbres y prácticas culturales. Estas realidades influyen decisivamente en el momento en que un Estado se organiza. Por este motivo, los países organizan sus estados de diferentes maneras de acuerdo con estos factores.

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Estado, Sociedad y Cultura en el mundo global: Un mirada situada desde la Patagonia argentina El avance vertiginoso de la Nuevas Tecnologías, la interdependencia de las economías de los distintos países han profundizado un proceso denominado “globalización”. Los adelantos técnicos en los medios de comunicación y en el Transporte han contribuido a que las distancias en el mundo se reduzcan. Esta circunstancia ha llevado a la unificación de los mercados económicos y generan un escenario en que toda actividad productiva tenga que considerar las transformaciones en otros lugares del mundo. Se están creando instancias Organismos e instancias supranacionales – gubernamentales o no gubernamentales – que son cada vez más importantes y cuyas decisiones y orientaciones no pueden ser ignoradas por las naciones. Se han formado Bloques económicos como el MERCOSUR, la Comunidad Económica Europea, BRICS, el NAFTA entre otros que apuntan hacia la conformación de instancias políticas comunes. Existe un aspecto cultural de la “globalización”. El aumento en gran escala de la circulación de los productos culturales, el hecho que la gente comparta – a través de los medios de comunicación, Internet y las redes sociales – los mismos mensajes de manera simultánea y la unificación del mercado mundial han generado una tendencia a la formación de una cultura planetaria. Más allá de las potencialidades positivas de estos procesos, se pueden identificar tres circunstancias problemáticas: a) La amenaza a la identidad de grupos o pueblos sociales que generan

manifestaciones del fundamentalismo, racismo que engendran altos grados de violencia.

b) Debilitamiento del rol de los Estados nacionales por el resurgimiento de ideas neoliberales que consideran que el mercado y la vida económica pueden regular la vida de una sociedad. Esta situación afecta y debilita la responsabilidad del Estado en los servicios de Educación, Salud y protección de los sectores vulnerables de la sociedad.

c) Descreimiento en el papel de las instituciones estatales para resolver los asuntos públicos que puede afectar la legitimidad de los sistemas democráticos de gobierno.

d) Acceso desigual a las Nuevas Tecnologías entre los países centrales y los países periféricos.

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e) En el aspecto económico, resulta complejo para un Estado controlar a las empresas

transnacionales. Por ejemplo, un producto determinado (un juguete, máquinas, equipamiento electrónico, calzados, vestimenta, etc.) es el resultado de un proceso en el que participan trabajadores de varias nacionalidades, sujetos a distintas legislaciones con diferentes costos en la mano de obra.

f) En el plano cultural, el acceso a los medios de comunicación – de alcance global –

permiten el intento de transmisión de criterios informativos y pautas culturales desde las naciones principales del mundo (EEUU y Europa) hacia el conjunto de la población mundial. Esta situación requiere un equilibrio entre la “cultura global” y las tradiciones, costumbres, valores, pautas morales de las comunidades locales.

Repensando al Estado y la ciudadanía a través de los territorios nacionales en Patagonia. (Los territorios nacionales. Un nuevo actor político en la historiografía argentina Martha Ruffini (CONICET-UNQ/UNCo) La organización político-administrativo conocida como territorios nacionales estuvo

asociada indisolublemente a la construcción y consolidación del Estado y de la sociedad.

Surgió como una modalidad propia del orden conservador (1880-1930) que auto-referenciaba

en los territorios los postulados más visibles de la Republica Posible de cuño alberdiano. Sin

embargo este momento fundacional pervivió por casi setenta años, sellando el destino de los

territorios y obturando cualquier posibilidad de modificación profunda a la organización

planteada en 1884.

1)Por ley Nº 1532 el Congreso de la Nación creo nueve territorios nacionales inspirados en el formato

norteamericano: Chaco, Formosa, Misiones, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y

Tierra del Fuego. En 1900 se creó el Territorio de Los Andes que subsistió hasta 1943.

El Estado Argentino fue considerado responsable de su organización y decisor fundamental

de toda cuestión que incumbiera a los territorios, desde nombrar a las autoridades hasta

realizar obras para su crecimiento económico o evaluar el aprendizaje cívico de sus

habitantes, atribución excluyente y exclusiva que el Estado se resistió a compartir o atenuar

durante la etapa de vigencia del formato territorial.

2)El formato territorial estuvo vigente durante casi setenta años. Entre 1951 y 1955 fueron

provincializados los territorios nacionales con la excepción de Tierra del Fuego que se convirtió en

provincia en 1990.

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Para la comprensión de su dimensión política señalaremos tres notas distintivas que

permanecieron presentes incluso una vez finalizado el orden conservador:

1)la perdurabilidad del status territorial, su relación con el ejercicio del poder y la construcción del

ciudadano como sujeto político y de la ciudadanía como práctica política.

2)La pervivencia del formato territorial por casi setenta años puede admitir múltiples lecturas.

Por un lado, resulta una clara manifestación de la inefectividad de su ley fundacional.

3)la ley Nº 1532 de 1884- que había dispuesto criterios cuantitativos para la instalación de autoridades

locales electivas, legislaturas territoriales y la provincialización y que había omitido en su

contenido el derecho de representación de los territorios ante el Congreso Nacional mediante

un delegado parlamentario , figura cuya inclusión – a pesar del antecedente norteamericano fue

denegada en formar reiterada por el Congreso Nacional.

Una vez alcanzados los requisitos numéricos, los legisladores y el mismo Ejecutivo

dilataron o no consideraron la instalación de legislaturas o la conversión de los territorios en

provincias con argumentaciones de carácter cualitativo que iban a contrapelo de lo expresado

en la norma pero que sin embargo eran profundamente coherentes con la estrategia discursiva

planteada al crearse los territorios en 1884.

A pesar de los numerosos proyectos de ley al respecto, la imposibilidad de derogar esta

normativa y reemplazarla por otra que tuviera en cuenta el desarrollo político y económico de

los territorios resultó demostrativa no sólo de la ausencia de decisión política al respecto sino

que detrás de esta omisión se hallaba solapado el consenso de los sectores dirigentes para

dilatar la incorporación de los territorios al concierto político de la Nación. Con este objeto,

aludieron a los postulados fundacionales basados en la minoridad e incapacidad cívica de sus

habitantes para sostener la estructura inicial, vallando así la posibilidad de integración bajo el

ropaje de la provisionalidad devenida en permanente, clara rémora de la modalidad adoptada

durante el proceso formativo del Estado Argentino iniciado en 1810.

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Por otra parte, mantener gobernaciones dependientes revela las contradicciones de un

Estado –Nación que permitió la coexistencia de territorios centralizados con las provincias,

portadoras de autonomía política, generando la distorsión de albergar en un mismo espacio

nacional formas diferenciadas de organizar el poder, que nos remiten a la vieja polémica

unitarismo-federalismo actualizada ahora con ingredientes renovados.

La ley Nº 1532 estipulaba que se requerían mil habitantes en una localidad para formar concejo

municipal y juzgado de paz de carácter electivo, treinta mil habitantes en el territorio para instalar la

Legislatura y sesenta mil habitantes para transformar el territorio en provincia.

A la vez la perdurabilidad de los territorios tradujo la incapacidad del Estado para integrar

en forma efectiva a los habitantes territoriales. La consideración de los territorios como

espacios poblados por “más habitantes que ciudadanos” nos remite a la marca distintiva del

Estado Argentino: la exclusión política, que formó parte de los procesos clasificatorios

realizados por las elites dominantes durante el siglo XIX. En esta problemática advertimos

cómo los territorios se insertan en la discusión sobre la díada exclusión/inclusión en la historia

argentina y los criterios para propiciar la reinserción o sostener la marginación, que

constituyen una manifestación certera de ejercicio del poder. La exclusión política fue

utilizada como un compás de espera hasta que la homogeneización social deseada se

convirtiera en una realidad visible.

Más allá de elucubrar las razones por las cuales se dilató el efectivo cumplimiento de la ley

–discusión bizantina que entusiasma en forma casi obsesiva a los historiadores de los

territorios -, lo cierto es que la persistencia del formato territorial modifica la periodización

vigente sobre el proceso de consolidación estatal , ya que no se puede considerar finalizada la

consolidación del Estado Argentino a finales del siglo XIX si atendemos a que gran parte de

la población no se hallaba incluida en el régimen de incorporación previsto por la

Constitución Nacional. En este sentido, la consolidación estatal debería considerarse acabada

recién para la segunda mitad del siglo XX.

Claramente el problema de los territorios se asocia estrechamente con el ejercicio del

poder. En ellos el Estado tenía atribuciones plenas para organizarlos, ejercer el control social

y difundir los principios de nacionalidad. Podía formar a sus habitantes y decidir a su arbitrio

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convertirlos en ciudadanos plenos, pero no dejó de exigir desde el principio el estricto

cumplimiento de los deberes cívicos.

Nos hallamos entonces ante una modalidad propia de la República Posible que demuestra que el

Estado tutelar, guardián nocturno, omnipotente y represor de toda posible manifestación autonómica

conservo en los territorios “nichos de poder” de los que no quería desprenderse ya que le permitían

desplegar modalidades clientelares aún en las etapas de hegemonía compartida como la de 1916-

1930.

Hablar del poder implica conocer el poder. El análisis de la “larga siesta territoriana” nos

permite observar el comportamiento estatal tanto en etapas de democracia restringida como el

orden conservador (1880-1916) , en gobiernos de facto y de debilidad democrática a partir de

1930, como también en instancias de democratización ampliada (1916-1930) y de hegemonía

del peronismo histórico (1946-1955).. Observar el comportamiento del poder, las relaciones

entabladas, los conflictos generados y las decisiones declamadas o efectivizadas sobre estos espacios

nos permite esclarecer suficientemente el conocimiento sobre la política y lo político

en cada coyuntura histórica.

Si analizamos la ciudadanía política debemos referir ineludiblemente al Estado, ya que

otorgar derechos políticos es una atribución del Estado como sistema legal: al decidir quienes,

cómo y por qué participan de la arena electoral, el Estado señala los límites de la inclusión,

frontera difusa que define la membresía con la que se controla la identidad diacrónica y

sincrónica de la Nación .Esta asignación de ciudadanía resulta reveladora de la relación de

fuerzas entre los grupos sociales, las estrategias de inclusión o subordinación signadas por la

lógica de la dominación pero también nos muestra el quantum de democracia que se esta

dispuesto a otorgar , en una palabra traduce la calidad misma de esa democracia. La

asignación de ciudadanía política por parte del Estado, verdadero garante de la misma y

delimitador de los que pueden ejercerla, constituye una de las maneras de abordar el

problema.

A cada momento histórico le corresponde un modelo de ciudadano a forjar. Al mirar los

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territorios esta construcción ideal puede verse reflejada ampliamente o bien matizada o

distorsionada.

De este modo, el análisis resulta significativo al permitirnos advertir cómo los

habitantes territoriales aportaron en la construcción del sujeto político, el ciudadano ideal que

cada etapa prefigura y en cuya construcción la dimensión simbólica del Estado se incardina y

para este enfoque, el proceso de construcción de la ciudadanía política tiene en los

territorios una verdadera bisagra: la igualdad republicana se vio vulnerada al portar los

habitantes de los territorios derechos políticos restringidos, impedidos de participar en las

elecciones nacionales. Esta dualidad conceptual que apelaba a ciudadanos de la Nación que

debían pagar impuestos y servir a la Patria pero los consideraba en la práctica como habitantes

de la República, se mantuvo incluso en instancias de apertura política limitada como la de la

ley electoral de 1912, que instituyó el derecho al sufragio pero sostuvo las restricciones a la

ciudadanía política de los habitantes de los territorios.

Pero los territorios ofrecen otro prisma para el análisis de la construcción de ciudadanía.

Como sabemos, la dimensión electoral es sólo uno de los componentes de la ciudadanía

política en sentido amplio. Si giramos la mirada y observamos las libertades políticas que

necesariamente complementan el ejercicio de los derechos políticos advertimos que no

estuvieron limitadas en los territorios –excepto obviamente en los gobiernos de facto- y es su

abordaje el que puede arrojar luz acerca del comportamiento de la sociedad civil, sus formas

de participación, la demandas sostenidas, su grado de movilización y centros de interés.

Como se observa, el análisis de los territorios nacionales tiene mucho que decir en el

campo de los estudios sobre el Estado, el poder y la ciudadanía, aspectos centrales de la

historia política de nuestro país.

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¿Qué es una Democracia?

La palabra “democracia” significa “gobierno de los demos” que eran los barrios en que estaba dividida la polis ateniense en el siglo V a. C. Era el gobierno de la gente común porque no tenían rasgos especiales – como la riqueza o la nobleza- que lo distinguiera de los demás. Desde Atenas hasta hoy, se identifica el gobierno democrático con el gobierno de la libertad porque donde todos se gobiernan a sí mismos, no hay opresión de unos sobre otros sino que reina la igualdad de derechos y de poder que es la manifestación de la libertad política.

Se considera que un régimen político es democrático cuando:

a) El poder pertenece a todos. b) El poder no es absoluto sino limitado por una Constitución que establece la

división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) por las leyes y por los derechos de los ciudadanos.

c) El acceso al poder político se logra a través de una competencia abierta y pacífica entre una pluralidad de fuerzas políticas por medio de elecciones periódicas libres.

d) El poder se ejerce de un modo temporal y no a perpetuidad. e) Los ciudadanos tienen derechos, libertades y garantías protegidos por la

Constitución y las leyes. f) El poder expresa la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y respeta y protege

los derechos colectivos y de las minorías. g) Las leyes resultan de la deliberación entre las distintas fuerzas políticas. h) Todas las personas son ciudadanos libres e iguales y están en idénticas

condiciones jurídicas para elegir y ser elegidos como magistrados del Estado. i) La legitimidad del poder y sus instituciones derivan de su naturaleza

representativa de la voluntad de sus gobernados. Rol social e influencia de los medios de comunicación

Desde hace varias décadas, la influencia que los medios de comunicación tienen sobre las personas ha sido motivo de numerosas investigaciones. Con distintas perspectivas, se ha analizado la posibilidad que los medios fueran utilizados para controlar las ideas, los sentimientos y las actuales de los integrantes de la sociedad. Si bien se considera que los medios gráficos y audiovisuales eran instrumentos idóneos para influir en la opinión pública, no existía consenso respecto del cual era el sentido de esa influencia.

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Es indudable que los medios ejercen una importante influencia en la sociedad pero no son

todopoderosos ni tienen la capacidad de manejar las mentes de manera directa ni lineal. Todo

depende del uso que los receptores hagan de ellos. Por ejemplo, cuando la gente se comporta

pasivamente y no se cuestiona acerca de lo que ve, lee o escucha, existen mayores posibilidades que

sus actitudes sean las que le proponen los medios. Un consumidor activo, cuestionador, crítico y

autónomo permite pensar que los medios pueden ayudar a la construcción de una sociedad más

democrática.

Para realizar un uso crítico de los medios y no simplemente “consumirlos” es necesario tener en

cuenta que los medios no presentan la realidad tal cual es sino que la “representan”.

Cada medio produce una selección entre los acontecimientos que suceden para determinar cuál se

convierte en noticia. No todos atribuyen la misma importancia a lo que sucede diariamente.

En este sentido, las noticias son redactadas necesariamente desde un determinado punto de vista que

privilegia algunos contenidos y posterga otros. Los recursos que hacen a la representación de la

realidad: por un lado en los medios gráficos, el estilo de redacción, la tipografía, los colores, las fotos. Y

por su parte en los medios audiovisuales, en las cortinas musicales, la entonación del locutor, los

silencios, el ruido ambiente, la posición de cámaras, la edición de imagen y sonido, los subtítulos, la

musicalización, las dramatizaciones y la vestimenta y ubicación de los presentadores.

No es recomendable ni prudente minimizar ni sobredimensionar el rol social de los medios de

comunicación. Hay que fortalecer una mirada que apunte a utilizarlos activamente y teniendo presente

que analizar la realidad a partir de los medios exige, por un lado, la reflexión acerca del acontecimiento

presentado y el análisis del proceso de construcción de ese hecho como noticia en manos de

determinadas empresas o instituciones cuyos fines e intereses también hay que considerar con mucha

atención.

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¿QUE ES CIENCIA y QUE NO ES CIENCIA?

Lectura de Comprensión

La curricula de la Tecnicatura, desde el ámbito de la materia investigación exige para el egreso del cursante,

la presentación de un Proyecto de Investigación relacionado con la Seguridad Pública y Ciudadana. En esta

etapa de ingreso, se acerca una lectura de comprensión relacionada con la importancia de la ciencia, para la

futura formación profesional del Oficial de Policía.

“A un policía profesional que usa el conocimiento científico, no hay que enseñar qué debe pensar, sino cómo pensar”

La ciencia es una actividad humana creativa, cuyo objetivo es el conocimiento de lo que nos rodea, y cuyo producto es un nuevo conocimiento; este proceso se confirma cuando hay consenso sobre su validez en el seno de la comunidad científica experta. La razón es necesaria, pero la verificación objetiva de los fenómenos es más que indispensable. La condición de la ciencia es la posibilidad de experiencia, que además debe ser pública y reproducible.

Hasta comienzos del siglo XX, existía un único concepto de ciencia que procedía de las ciencias formales 1 y las fácticas2. El concepto mecanicista de la ciencia se puede resumir en la cita de Leonardo da Vinci3: “ninguna actividad humana se puede llamar verdadera ciencia si no pasa por una demostración matemática”.

El concepto moderno puede ser tomado de la frase de Einstein4 “la ciencia busca principalmente satisfacer el anhelo de conocimiento puro”, enfatizando que hay algo más dentro de nosotros que sobrepasa a las mediciones.

El científico que busca el conocimiento puro, está cerca del artista que busca lo bello. Por eso podemos hablar de lo admirable y de la distinción de una síntesis en química orgánica, una teoría física o una demostración matemática.

1 Ciencias con una verdad necesaria, formal y coherencia lógica, eje: la matemática. 2 Se basan en lo experimental, necesitan de la observación y experimentación para poder adecuar sus hipótesis, eje: las

ciencias naturales cuyo objeto es la naturaleza y las sociales cuyo objeto es el hombre 3 Leonardo da Vinci (1452-1519): incursionó en campos tan variados como la aerodinámica, la hidráulica, la anatomía, la

botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura. Sabio renacentista, que abarcó los más variados ámbitos del conocimiento

humano 4 Albert Einstein (1879-1955): a finales del siglo XIX, era ineludible la relevancia de algunos fenómenos que la física clásica

no podía explicar. Superó tales carencias con la creación de un nuevo paradigma: la teoría de la relatividad, punto de partida

de la física moderna.

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El creciente cuerpo de ideas llamado ciencia, puede caracterizarse como un conocimiento racional sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Por medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reedificación conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y de detalle, ni hablar en nuestros tiempos donde las tecnologías de observación permiten conocer lo inapreciable de lo mínimo.

La ciencia como actividad, como investigación, pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y culturales, la ciencia se convierte en tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos aparece como la más deslumbrante y asombrosa luces de la cultura cuando la consideramos como un bien por sí mismo, ésto es, como un sistema de ideas establecidas provisionalmente (conocimiento científico), y como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica).

La cuestión básica planteada cuando se pregunta por los límites de la ciencia es realmente el problema de los límites de la existencia, o sea el significado de la realidad. Éste no es un problema científico sino filosófico, y más específicamente, se trata de una antigua cuestión metafísica que nunca ha sido resuelta, de uno u otro modo.

La ciencia reclama a toda la naturaleza como su dominio, pero la define con criterios objetivamente estrechos: la realidad está formada únicamente por aquellos elementos y sus relaciones que son susceptibles (actual o potencialmente) de ser verificados empíricamente. Dentro de este marco, la ciencia no tiene límites porque depende en gran parte de la imaginación humana. Pero como este marco excluye las artes, la religión y la filosofía, resulta que muchas de las preguntas que más le han interesado a la humanidad desde el principio de la historia no sólo no pueden contestarse científicamente sino que ni siquiera pueden plantearse en términos de la ciencia. Algunas de esas preguntas son "¿Hay un propósito, en el Universo?", "¿Por qué estoy vivo?", "¿Qué existe en el más allá?", "¿Cuál es la naturaleza de lo bueno?"… Tales preguntas son características de la filosofía y de la religión, que desde siempre han ofrecido (o intentado dar) respuestas a ellas. Como se hacen al margen de la ciencia, resulta inútil o irrelevante debatir si las respuestas mencionadas son verdaderas o falsas, ya que estas categorías sólo se aplican como medida de la correspondencia de las proposiciones con la realidad.

Los valores de la ciencia y de la democracia son concordantes. La ciencia prospera en el libre intercambio de ideas, y lo requiere como una condición fundamental. La ciencia no posee posiciones ventajosas o privilegiadas. Cualquiera puede derribar la teoría del científico más importante del mundo, si puede demostrar que éste está equivocado. Tanto la ciencia como la democracia alientan opiniones poco convencionales y un vivo debate. Ambas exigen raciocinio suficiente, argumentos coherentes, estándares rigurosos de prueba y honestidad. Es un bastión contra el misticismo, la superstición, el fundamentalismo y el dogmatismo. Pone al descubierto a los falsarios y a los engaños. Asegura la corrección de los errores.

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La belleza de la ciencia es que uno puede tener un impacto sobre ella. Es una empresa humana cuyo comportamiento y sus leyes pueden cambiar.

En resumen, la ciencia es valiosa como herramienta para sujetar y sujetarnos a la naturaleza en que vivimos, reedificar la sociedad; y es valiosa en sí misma como clave para la inteligencia del mundo; y eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y liberación de nuestra mente.

¿Qué no es ciencia?

En el siglo XX surgieron una serie de pseudociencias5. ¿Cómo distinguir ente la verdadera ciencia y éstas? Quizás una forma concisa y sin desperdicio es una anécdota citada por Carl Sagan6 :

Hace muchas décadas, en una cena, se pidió al físico Robert W. Wood que respondiera al brindis: "Por la física y la metafísica". Por metafísica se entendía entonces algo así como la filosofía, o verdades que uno puede reconocer sólo pensando en ellas. También podían haber incluido la pseudociencia.

Wood respondió aproximadamente de esta forma: El físico tiene una idea. Cuanto más piensa en ella, más sentido le parece que tiene. Consulta la literatura científica, cuanto más lee, más prometedora le parece la idea. Con esta preparación va al laboratorio y concibe un experimento para comprobarla. El experimento es trabajoso. Se comprueban muchas posibilidades. Se afina la precisión de la medición, se reducen los márgenes de error. Deja que los casos sigan su curso. Se concentra sólo en lo que le enseña el experimento. Al final de todo su trabajo, después de una minuciosa experimentación, se encuentra con que la idea no tiene valor. Así, el físico la descarta, libera su mente de la confusión del error y pasa a otra cosa.

La diferencia entre la física y la metafísica, concluyó Wood mientras levantaba su vaso, no es que los practicantes de una sean más inteligentes que los de la otra. “La diferencia es que la metafísica no tiene laboratorio."

Un conjunto de actividades humanas son pretendidamente científicas, y se las denomina pseudociencias o paraciencias, como por ejemplo la astrología, la quiromancia, la adivinación,…. No son ciencia, no por no aplicar, como a veces lo hacen, métodos científicos, sino por los fundamentos débiles. Tienen, como se dijo, la pretensión de ser ciencias. Sobre este tema en particular volveremos cuando en el Instituto, cursemos la materia investigación, teniendo en cuenta su importancia y aplicación en el ámbito policial.

Existe otro conjunto de actividades humanas que no pertenecen al ámbito de la ciencia, son las no-

ciencias. Pueden haber disciplinas no científicas tan importantes, o aún más importantes como la

ciencia misma. Son ejemplo, las disciplinas artísticas, incluyendo la literatura, las disciplinas filosóficas 5 Afirmaciones, creencias o prácticas que a pesar de presentarse como científicas, no se basa en un método científico válido,

o el apoyo de evidencias científicas. 6 Carl E. Sagan (1934- 1996): astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico. Fue uno de los primeros

científicos en estudiar el efecto invernadero a escala planetaria.

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como la ética, la estética, y las denominadas en general disciplinas humanísticas, y la religión. Sus

cultores no pretenden hacer ciencia, aunque a veces empleen elementos de ésta.

Por ejemplo, un pintor usa la perspectiva y la geometría, pero no pretende hacer ciencia al pintar un

paisaje.

El saber ingenuo o vulgar es el de uso personal que se adquiere en el trato directo con los hombres y

con las cosas. Llena nuestra vida diaria y se obtiene sin buscarlo. Está formado por opiniones que se

aceptan sin mayor reflexión, por lo que se confía en él, se lo cree sin sombra de escepticismo y no se lo

somete a pruebas lógicas, y es un saber más de palabras, que de conceptos. Esto no significa que sea

falso, con frecuencia, es verdadero. El saber ingenuo se apoya en la creencia de que entre el sujeto y el

objeto hay una relación sin interferencias ni distorsiones como si el sujeto fuera capaz de aprehender

la realidad en su totalidad y objetividad. En este sentido, el conocimiento vulgar no tiene en cuenta los

límites específicos de los sentidos del sujeto ni las habituales desvirtuaciones que introducen los

valores, gustos, modas, ideologías, etc.

El saber vulgar consiste en una acumulación asistemática y totalmente desorganizada de datos

sueltos y en algunos casos incongruentes, lo que impide construir una imagen total del objeto u

organizar los datos en forma coherente de modo tal que concluya en una explicación. Esto impide

una adecuada fundamentación de lo aprehendido. Este tipo de aprehensión concluye, más que en una

explicación o una teoría, en una simple opinión, creencia o apreciación.

El saber ingenuo no se plantea en forma deliberada, previa y consciente, o sea con la pretensión de ser

verdadero, característica fundamental del saber crítico o científico. Justamente la autoconsciencia del

saber crítico, es lo que lo distingue esencialmente del saber ingenuo. De la infinidad de nociones que

adquirimos y ponemos en juego en nuestra vida diaria, muchas son verdades científicas, y en la vida

moderna su número tiende a aumentar. Su carácter científico generalmente pasa inadvertido, porque

las insertamos en nuestra vida diaria y las utilizamos por razones vitales. Pero el saber ingenuo y el

científico no se oponen ni se excluyen; al contrario, la atmósfera de saber que acompaña nuestra vida

contiene, en proporción variable, partes de ambos tipos de saber.

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El Paradigma Cultural en el Aprendizaje de una Lengua Extranjera “La verdadera valentía proviene de dejar que el mundo roce nuestro corazón, nuestro corazón bello y palpitante. Estamos dispuestos a abrirnos, sin resistencia ni timidez para enfrentar al mundo. Estamos dispuestos a compartir nuestro corazón con los demás.” Chögyam Trungpa El Paradigma Cultural propone el aprendizaje de otra lengua no sólo como un mero acopio de vocablos

y estructuras gramaticales combinadas y organizadas en funciones lingüísticas, sino también como un

medio fundamental para entender a los miembros que forman parte de esa comunidad lingüística. Es

imposible pensar un idioma sin pensar en la idiosincrasia, la cultura, el estilo de vida de un pueblo y las

circunstancias que lo formaron.

Este paradigma nos recuerda que para hablar otra lengua se requiere mucho más que el conocimiento

del idioma. Casi inevitablemente, se produce un sentimiento hacia los miembros de la cultura que se

estudia. En ocasiones, el entendimiento cambia un sentimiento previo, derribando pre-juicios

establecidos por mandatos heredados, justificados – o no- por la historia y la relación entre los pueblos

involucrados. Por ejemplo, “hablar” japonés correctamente, a pesar de ser lo deseable y lo esperado

en un curso de japonés, implica el desarrollo de la habilidad meta-lingüística de inclinarse y saludar

apropiadamente, mostrando el respeto debido al interlocutor. Con esta idea intento dejar en claro que

el aprendizaje de una lengua extranjera no debe quedarse en el nivel plano de la lingüística sino que es

necesario elevarlo a dimensiones supra-lingüísticas, utilizando y desarrollando las inteligencias inter y

extra personales, emocional, ambiental y espiritual, entre otras. Se trata de entender y valorar la

cultura de una nación.

El centro del Paradigma Cultural en el estudio de un idioma es el conocimiento de uno mismo, de su

propia cultura. La exploración intercultural es usualmente lograda por medio del redescubrimiento y

revalorización de la propia identidad. Para ello el estudiante necesita indagar en sus historias

familiares, ancestrales, en los orígenes mismos de su cultura nativa.

A través de la introspección y reflexión, se analizan los sustentos, los valores y los saberes de su propia

cultura para compararlos con aquellas de la cultura estudiada. Este contraste es cultural, lleva a la

persona a expandir los límites de su mundo, dándole libertad para cambiar pre-conceptos, para

adquirir valores nuevos y/o para reforzar y afianzar sus ideales.

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No se trata de la superioridad de una cultura sobre otra; se trata de llevar ambas (o más) culturas de la

mano, tomando lo mejor de cada una para crecer como seres humanos.

En Estados Unidos, el Consejo Americano para la Enseñanza de Lenguas Extranjeras (American Council

on the Teaching of Foreign Languages) ha adoptado un marco de referencia basado en un concepto

sociológico que interrelaciona tres dimensiones culturales: artefactos (cosas que crea el humano),

sociofactos (como las personas concuerdan para un propósito) y mentifactos (lo que la gente piensa o

cree).

Estas tres dimensiones interactúan y están siempre presentes e influenciándose recíprocamente. La

exploración de estas tres dimensiones ayuda a la profundización del entendimiento del Paradigma de

la Cultura/Lengua. El prestigioso lingüista estadounidense Alvino Fantini, creador y difusor del

Paradigma Cultural en el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera, nos propone como ejemplo

de este marco tridimensional un objeto conocido por todos nosotros: un sándwich (palabra de origen

inglés). El sándwich puede estudiarse como artefacto investigando qué es y de qué ingredientes está

hecho: es almuerzo, “snack”, colación, pan y fiambre en rodajas, etc. Luego puede analizarse como

sociofacto: qué tipo de gente lo consume y cómo: trabajadores, estudiantes, en picnics, en la oficina,

en cocteles. Y finalmente, un sándwich se puede examinar como mentifacto: lo que representa o

significa para determinado grupo de hablantes: portable, accesible, rápido, económico, sabroso. Esta

consideración va más allá de la simple valoración de ítems culturales, también alienta la ponderación

de los usos sociales y el significado de tales ítems culturales. La investigación intercultural permite a los

estudiantes de una lengua extranjera comparar artefactos, sociofactos y mentifactos de su cultura

nativa con la estudiada.

La Real Academia Española define a la cultura como el “conjunto de modos de vida y costumbres,

conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial en una época, grupo social, etc.”,

mientras que considera a la cultura popular como “el conjunto en el que se expresa la vida tradicional

de un pueblo”. En el caso de nuestro espacio curricular, estudiamos la cultura de los hablantes del

idioma inglés. El inglés se estableció como la lengua de la técnica durante las Revoluciones Científica e

Industrial de los siglos XIX y XX, reforzándose en la Revolución de las Comunicaciones, que la llevó a ser

la segunda lengua más estudiada y la lengua franca de la Ciencia.

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La influencia de los medios de comunicación británicos y norte-americanos tales como la televisión, la

industria cinematográfica, la industria de la música pop y el uso de las redes sociales acercó al idioma

inglés a millones de personas en el mundo y lo convirtió en un medio para la transmisión y consumo de

la cultura pop. Simultáneamente, la lengua inglesa sigue nutriéndose (como desde hace 1500 años) de

vocablos y expresiones tomadas del intercambio con otras lenguas y culturas. Es por esto que en el

mundo hoy se registran más de 300 millones de hablantes nativos, otros 300 millones de humanos

hablantes de inglés como segunda lengua, y 100 millones más de personas que lo hablan como lengua

extranjera. Es innegable que la lengua inglesa es el lenguaje internacional del comercio, las finanzas, la

ciencia, la diplomacia y el turismo.

El mundo en el que vivimos es y será cada vez más complejo. El fenómeno de la tribalización como

contrapartida de la globalización requiere de personas que entiendan y utilicen competencias

interculturales para comprender los procesos sociales y poder ser partícipes de los cambios globales.

Aprender otra lengua (cualquiera sea) no sólo desarrolla habilidades lingüísticas, meta-lingüísticas,

cognitivas y meta-cognitivas, sino que además nos ofrece una valiosa oportunidad para reforzar

nuestra identidad cultural, conocer nuestro lugar en el mundo y abrirnos a explorar nuevas maneras

de interactuar con las demás naciones del planeta.

CAMPO DE FORMACIÓN ESPECÍFICA

Temas para interiorizarse previamente al Ingresos 2016, mediante bibliografía correspondiente 1) Individuo, Sociedad y Nación. Estado. 2) Constitución de la Nación Argentina: Forma de Gobierno. Democracia, República, Federalismo. 3) Constitución de la Nación Argentina: Garantías del Individuo frente al Estado. 4) Constitución de la Nación Argentina: Poderes Públicos. Legislativo, Ejecutivo, Judicial.

Referencias bibliográficas:

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- Eggers Brass y otros. Manual de Cultura y Comunicación, Ed. Maipue, Buenos Aires, 2004.

- Caletti y otros. Manual de Comunicación: Sociedad y Medios, Ed. Santillana Polimodal, Buenos

Aires, 2007.

- Casullo y otros. Manual de Formación Ética y Ciudadana, Ed. Santillana Polimodal, Buenos Aires,

2002.

- Fantini, Alvino. Redesigning ESOL Courses to Address Cultural and Intercultural Aspects.

Essential Teacher. Volume 5. Issue 2. June 2008. (pp. 12-13)

- Fantini, Alvino. Implementing Cultural and Intercultural Exploration. Essential Teacher. Volume

5. Issue 3. September 2008 (pp. 12-13).

- The Surprising Non-stop Journey of the English Language. The Teacher’s Magazine. Año 9.

Número 100. Marzo 2008.