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Impacto del envejecimiento y la reducción del tamaño de los hogares en Colombia sobre las previsiones de la demanda de energía eléctrica y su dinámica de consumo Romel Rodríguez Hernández Estudios Doctorales en Economía y Ciencias Sociales UPME

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Impacto del envejecimiento y la reducción del tamaño de los hogares en Colombia

sobre las previsiones de la demanda de energía eléctrica y su dinámica de consumo

Romel Rodríguez HernándezEstudios Doctorales en

Economía y Ciencias Sociales

UPME

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Este artículo tiene por objeto mostrar el impacto que en Colombia el envejecimiento y la reducción en el tamaño

de sus hogares ha tenido sobre la estimación de la deman-da de energía, así como sobre las previsiones de consumo futuro.

This article contributes to show the impact of aging and the reduction of size in households about the forecasting of energy demand and consumption in the long run.

Palabras Clave

Ciclo económico, Energía eléctrica, Envejecimiento,

Pronósticos, Hogares.

Romel Rodríguez Hernández Estudios Doctorales en Economía y

Ciencias Sociales

UPME

Keywords

Business Cycle, Electric Power,

Aging, Forecasting, Households

I. INTRODUCCIÓN

La transición demográfica caracterizada por una reducción significativa de la tasa de natalidad y el incremento de la esperanza de vida, ha producido un aumento del porcentaje de la población con edad mayor a 60 años, que se explica por la mayor inserción de la mujer en el mercado laboral, y la implementación de políticas para el control de natalidad. En Latinoamérica se ha dado un aumento en la edad promedio de su población, a un nivel promedio de 30 años, con tasas de fertilidad (hijos en promedio concebidos por una mujer en su etapa reproductiva) por debajo de 2.5 [1].

En Colombia, entre 1950 y 2010, la esperanza de una vida pasó de 48 a 73 años, al mismo tiempo que la tasa de fertilidad descendió de 4 a 2 hijos promedio en el país. Aunque los estudios demográficos de la CEPAL, indican que Latinoamérica experimenta un bono demográfico por el incremento de su población económicamente activa entre 18 y 40 años, cierto es también que respecto a las previsiones, las estadísticas comienzan a se-ñalar un envejecimiento mayor al previsto, pudiendo ello acortar la duración y alcance del bono demográfico. Además, en países desarrollados y emergentes se han reducido el tamaño de sus hogares, sus poblaciones viven más en las ciudades, y en ellas se concentra la mano de obra de mayor calificación. La reducción en el tamaño de los hogares, está generando cambios en las dinámicas del mercado de activos. Un ejemplo ha sido el incremento de la oferta de vivienda relacionada con casas y la mayor demanda de vivienda nueva de espacios reducidos para hogares unipersonales o de máximo tres personas. La mayor esperanza de vida está llevando a las empresas de servicios a reorientar esfuerzos hacia una población adulta, la cual cuenta en la mayoría de los países desarrollados, con acceso a pensión, y por ende con capacidad de endeudamiento. De igual manera, la creciente participación de la población adulta en la pirámide poblacional está produciendo cambios en las estrategias de producción y mercado de bienes y servicios [2].

El crecimiento poblacional ha tenido una considerable desaceleración en el caso colombiano, en par-ticular desde 1964 cuando comenzó a exhibir una tendencia decreciente, que se acentúa desde 1979,

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año desde el cual el crecimiento es inferior al año que le precede. Es evidente que una reducción del rit-mo de crecimiento poblacional no es una condición suficiente para explicar el envejecimiento. Lo que es relevante en la estadística citada es el hecho que Co-lombia tuvo un fuerte crecimiento de su población previo a la década de los setenta (por encima incluso del 3%) a pesar de tener una alta tasa de mortalidad inducida por la violencia política, principal factor de desplazamiento del campo a la ciudad, que además aceleró la transición de la Colombia rural del siglo XIX a la Colombia urbana al finalizar el siglo XX [3].

A partir de la segunda mitad del siglo XX, Colombia experimentó un cambio de tendencia en el índice de envejecimiento. Hasta 1966 el grado de dependen-cia tuvo una tendencia creciente, llegando a ser de 100, es decir, la suma de personas menores de 15 años y mayores de 65 era equivalente a la población entre 15 y 65 años. La transición de un país joven a un país adulto en términos demográficos, es una realidad próxima para Colombia, que implica el re-planteamiento de la visión de sociedad, porque las

conductas, demanda de servicios y necesidades de la población se alteran cuando deja de ser la pobla-ción joven quien dinamiza su crecimiento.

Figura 1. Distribución Porcentual Población Colombia Según Ran-go de Edad (Años). Fuente: DANE – Wood Mackenzie – Cálculos del Autor

Sin embargo, la esperanza de vida en Colombia cinco décadas atrás, que no superaba los 55 años, hacía que las mayores tasas de dependencia se sustenta-ran en la protección y manutención de la población infantil pero no en la población adulta mayor.

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Las cifras así lo evidencian: en 1968, la población menor de 15 años en Colombia era el 46% del total, mientras la población mayor de 60 constituía sólo el 3% (Gráfica 1).

Las previsiones sobre envejecimiento en Colombia, señalan que el porcentaje de la población menor de 15 años disminuirá del 24% de la segunda década de éste siglo hasta el 15% al finalizar el mismo; a su vez, la población entre 15 y 65 años pasará del 66% al 57% de la población total; en cuanto la población mayor de 65 años, tendría la mayor dinámica de as-censo, al pasar del 10% al 29% como porcentaje de la población colombiana [4].

Figura 2. Índice de Envejecimiento Colombia. Histórico Vs Pro-yectado, Fuente: DANE – Wood Mackenzie – Cálculos UPME

El impacto en este cambio de largo plazo en la es-tructura de población, será el incremento en la ra-zón de dependencia del nivel actual de 52 a un ni-vel aproximado de 80, nivel similar al que había en 1980, pero con la diferencia que en aquel año la po-blación menor de 15 años presentaba el 41% de la población y la mayor de 60 años constituía solo el 4%; al finalizar el siglo XXI, cuando se retorna dentro de una senda crecimiento a una razón de depen-dencia de 80, la población menor de 15 años habrá disminuido al 15% como porcentaje de la población total, , y la mayor de 60 años será el 30%, siendo la razón de envejecimiento de 201.3 (Gráfica 2)

Por grupos de edades, la población con mayor di-námica de crecimiento, es la población mayor a 65 años. Su tasa de crecimiento en la presente década (4.4%) es el doble que la exhibida al promediar el si-glo XX. Los demás grupos de edades, 0 – 14 años y entre 15 y 64 años bajaron drásticamente su tasa de crecimiento; el primer grupo crece en la última década a una tasa anual de 0%, mientras el segundo

lo hace al 1.6% (Gráfica 3). Según estos datos, y con-trastados con el descenso de tu tasa de mortalidad, Colombia está en forma gradual, ingresando a la cuarta fase de su transición demográfica, y próxima a vivir en las décadas siguientes una estructura po-blacional donde la población joven pierde peso y la población mayor gana participación.

Figura 3. Tasa de Crecimiento Anual Población Colombia Según Rango de Edad (Años) Fuente: DANE – Wood Mackenzie – Cálculos del Autor

Figura 4. Edad Promedio (Años) Población Nacional Total Colom-bia 1985 – 2020. Fuente: DANE – Cálculos del Autor

La edad promedio de la población en las diferentes regiones en Colombia, viene mostrando una tenden-cia al alza. A nivel nacional, la edad promedio del co-lombiano, pasó de 25 años en 1985, a 29 años en 2005, proyectándose en 33 para 2020 (Gráfica 4). Así mismo, la población femenina ha envejecido más que la del hombre; entre 1985 y 2005, su edad pro-medio subió 4 años (pasando de 26 a 30 años), un año más que el hombre cuya esperanza de vida a 2005 era de 28 años, dos años menor con relación a la mujer [5]. El número de hogares es reflejo también de la dinámica de envejecimiento. Aunque la frag-mentación de la unidad familiar, como consecuencia del aumento de hogares unipersonales, haya llevado a un aumento del número de hogares, alcanzando éstos 9.7 millones en 2014, y estimándose que llega-ran a 13.3 millones en 2030, la tasa de crecimiento es descendente.

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El crecimiento anual de los hogares en Colombia en perspectiva, acentúa la tendencia descendente des-crita: se reduce de 3.9% en 1995, a 2.5% en 2014 y proyecta descender a 2.1% en 2030 (Gráfica 5).

Figura 5. Histórico y Proyección Hogares en Colombia Número (Millones) – Tasa de Crecimiento Anual. Fuente: Cálculos del Autor – CELADE – Wood Mackenzie

II. PREVISIONES DE DEMANDA DE ENERGÍA ELÉCTRICA Y

ENVEJECIMIENTO

El crecimiento promedio de la demanda de energía eléctrica (EE) entre 1995 y 2014 fue 2.4%, significati-vamente por encima del crecimiento de la población (POB) que durante el mismo período fue 1.6% (Grá-fica 6). Para los próximos 25 años, se estima que el crecimiento de la población será 1.1%, lo que suma-do al incremento en la esperanza de vida por encima de los 30 años, confirmará el envejecimiento de la sociedad colombiana y el riesgo de sobreestimar la demanda [6]. El incremento superior en la demanda de energía eléctrica, infiere un mayor uso per cápi-ta de la energía, razonable en el supuesto que una población envejecida tiene menor movilidad y estar menos familiarizada con energías alternativas sien-do más dependiente en su bienestar de su consumo de electricidad.

Figura 6. Tasas de Crecimiento Anual Colombia Demanda de Energía Eléctrica Vs Población. Fuente: Cálculos del Autor – CE-LADE – Wood Mackenzie

El desarrollo a gran escala que ha tenido la infraes-tructura energética desde los noventa (diversifi-cación de la generación de electricidad a partir de termoeléctricas, sumadas al incremento en la cons-trucción de embalses) condujo a que entre 1993 y 2014 prácticamente se doblara la demanda de ener-gía eléctrica nacional, pasando de 35598 GWh en 1993, a 62812 GWh en 2014 (Gráfica 7).

La demanda de energía eléctrica por persona entre 1991 y 2014 se incrementó en 20%, y de acuerdo a las proyecciones de la UPME, en 2029 alcanzará un nivel de 1594 kWh, 1.3 veces el nivel actual. Mien-tras el crecimiento anual de la demanda de energía eléctrica por persona, entre 1991 y 2014, se incre-mentó a un ritmo de 0.8% anual, para el período 2015 – 2029 se estima lo hará a una tasa de 1.5% anual (Gráfica 8).

Gráfica 7. Histórico y Proyección Demanda de Energía Eléctrica en Colombia (GWh) 1991 – 2029. Fuente: Cálculos del Autor

Figura 8. Demanda de Energía Eléctrica por Persona (kWh). Fuen-te: Cálculos del Autor – CELADE

Sin embargo, la proyección de la demanda de ener-gía eléctrica a largo plazo se comienza a afectar por el factor demográfico. La proyección a 2029 indica que para ese año, la demanda de energía eléctrica será de 91686 GWh, aproximadamente 1.5 veces el nivel alcanzado en 2014. Esto significa, que la tasa a la cual se expande la demanda de energía eléctrica

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nacional, conforme el país envejece, va a comenzar a moderarse, lo que implicará tener una mayor cau-tela en los planes de expansión de electricidad a nivel regional, tanto en ciudades principales, cabece-ras de municipios, como en zonas rurales.

En consecuencia, una reducción mayor a la prevista en el crecimiento poblacional, induciría a mediano plazo al uso ineficiente de energía eléctrica y la revi-sión a la baja de la demanda potencial, aspecto que puede incidir en la ejecución de proyectos del sec-tor, al replantear proyectos de inversión, en cuanto generación y transmisión, lo que a su vez afectaría la inversión pública, dado el costo de oportunidad que tendrían los recursos destinados a incrementar una demanda de energía estimada por encima de las proyecciones sinceradas por la dinámica de enveje-cimiento que comienza a caracterizar la población colombiana.

No obstante, cuando se examina la relación de la de-manda de energía eléctrica por hogar, la tendencia descendente que se traía desde la década de los no-venta (alcanzando un máximo de 5598 kWh en 1995) se revierte por cuenta del aumento en la tasa de cre-cimiento anual de los hogares que se presenta en Colombia durante la última década; la demanda de energía eléctrica nacional a 2014, se ubica en 5099 kWh, nivel que es aproximadamente 10% inferior al exhibido en 1995; a largo plazo, se proyecta un creci-miento de la demanda de energía eléctrica por hogar de 1% anual entre 2015 y 2029, estimando que en 15 años, se ubicará en 5789 kWh (Gráfica 9).

Figura 9. Demanda de Energía Eléctrica por Hogar en Colombia. Histórico y Proyección (kWh). Fuente: Cálculos del Autor – CELADE

Figura 10. Crecimiento Anual de la Demanda de Energía Eléctrica por Hogar en Colombia 1994 – 2028. Fuente: Cálculos del Autor

El crecimiento de la demanda de energía eléctrica por hogar dimensiona el impacto de la transición demográfica para el caso colombiano. Mientras en 1994, la demanda eléctrica por hogar crecía al 2.6%, el rápido incremento del número de hogares en los noventa (impulsado por el crecimiento de hogares unipersonales) lleva a que esta tasa de crecimiento se torne negativa, siendo – 8.2% en el año 2000. Pos-teriormente, la dinámica de expansión que ha tenido la demanda de energía eléctrica por el mayor cre-cimiento económico (en promedio 4.5% entre 2002 y 2014), lleva a que la demanda de energía eléctri-ca por hogar vuelva a exhibir tasas de crecimiento anuales positivas y retome una senda ascendente: para 2014, la demanda anual de energía eléctrica crecía al 1% anual, y se tiene la expectativa, que a largo plazo crezca a una tasa del 2% (proyectada a 2027), que implicará a futuro, un mayor consumo per cápita nacional de electricidad (Gráfica 10).

III. ANÁLISIS ECONOMÉTRICO. RE-LACIONES ESTRUCTURALES ENTRE

DEMANDA DE ENERGÍA ELÉCTRICA Y ENVEJECIMIENTO

Para establecer la relación tanto de corto como de largo plazo entre el comportamiento demográfico y la demanda de energía eléctrica nacional, se constru-yeron y estimaron modelos econométricos de vecto-res autrorregresivos (VAR) y modelos econométricos de vectores de corrección de errores (VEC,), en los que se relacionan los históricos y las proyecciones de: 1) la demanda de energía eléctrica nacional; 2) la población; 3) el tamaño de los hogares (personas por hogar).

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Los modelos VAR permiten establecer el impacto de los choques que las dinámicas de crecimiento pobla-cional tengan sobre la demanda de energía eléctrica y viceversa, mediante la construcción de funciones impulso – respuesta (FIR)1. Se considera una frecuen-cia anual de los datos, desde 1985, razón por la cual el horizonte de las FIR es de 10 años.

El primer modelo construido, un VAR, estima el im-pacto (en tasas de crecimiento) de un choque de una desviación estándar en el número de hogares sobre la demanda de energía eléctrica. El resultado muestra que un incremento del número de hogares, incrementa la expansión de la demanda de energía eléctrica hasta en 500 GWh (aproximadamente) al cabo de 3 años (Gráfica 11). Posteriormente el cho-que reduce su intensidad; sin embargo, al cabo de 10 años, la demanda de energía eléctrica muestra un crecimiento aproximado de 100 GWh (lo que implica que no se retorna al escenario inicial de crecimien-to cero) evidenciando un choque estructural, eso es que el incremento del número de hogares afecta la tasa de crecimiento de largo plazo de la demanda de energía eléctrica.

Figura 11. FIR – Modelo VAR. Respuesta Demanda Energía Eléc-trica a Choque por Número de Hogares. Fuente: Cálculos del Autor

Un segundo ejercicio, también con un modelo VAR, estima la respuesta en el crecimiento del número de hogares a un choque de crecimiento (de una desvia-ción estándar) en la demanda de energía eléctrica.

1 Los modelos VAR (Vectores Autorregresivos) se trabajan con se-ries de tiempo estacionarias, es decir, que se mueven alrededor de una media. Por lo general, las variables económicas no son series de tiempo estacionarias, teniendo que diferenciarse éstas (variación del valor dela variable entre dos períodos) para poder ser empleadas en el VAR. A través de los modelos VAR, se identifi-ca el patrón de relación de corto plazo entre las variables. La prin-cipal utilidad de los VAR son las funciones impulso – respuesta, que permiten establecer el impacto de un choque de una variable (en unidades de desviación estándar) sobre las demás variables.

El resultado muestra que el impacto es positivo: al cabo de 3 años, el número de hogares crecería 4%. Sin bien el crecimiento del número de hogares se desvanece, al cabo de 10 años es aproximadamen-te 0.2%, lo que implica un efecto estructural (Gráfica 12). Explicar por qué la demanda de energía eléctri-ca incrementa el número de hogares, se asocia al mejoramiento de la calidad de vida que se genera con el mayor consumo de electricidad, hecho que se infiere, aumenta las expectativas optimistas de los hogares, hecho que repercutiría en un aumento de su tamaño.

Figura 12. FIR – Modelo VAR. Respuesta Número de Hogares a Choque de Demanda de Energía Eléctrica

El tercer modelo, un modelo VAR, estima la respues-ta de la demanda de energía eléctrica al número de personas por hogar. El resultado muestra que en los primeros 2 años hay un incremento de la demanda de electricidad; a largo plazo el choque se desvane-ce, lo que implica que el incremento del número de personas por hogar, a largo plazo, no altera el creci-miento de la demanda de energía eléctrica (Gráfica 13). Este resultado debe asociarse al hecho que el número de personas por hogar es una variable aco-tada a largo plazo a un número entre 3.4 y 4 per-sonas (a 2050 según las proyecciones de la UPME), hecho que explica el acotamiento que se presenta en la demanda de energía eléctrica.

Figura 13. FIR – Modelo VAR. Respuesta Demanda de Energía Eléctrica a Choque Personas por Hogar. Fuente: Cálculos del Autor

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El cuarto modelo VAR, estima la respuesta que en el crecimiento del número de personas por hogar, tiene un choque de crecimiento de la demanda de energía eléctrica (en una desviación estándar).

Figura 14. FIR – Modelo VAR. Respuesta Personas por Hogar a Choque Demanda de Energía Eléctrica. Fuente: Cálculos del Autor

Los resultados muestran el impacto positivo que la demanda de electricidad, tiene en el crecimiento del número de personas por hogar, alcanzando su máxi-mo al cabo de 3 años (0.4%). A largo plazo, el creci-miento del tamaño de hogar se estabiliza en 0.3%, lo que evidencia la naturaleza estructural del choque descrito (Gráfica 14).

Un enfoque alterno a las construcciones de funcio-nes impulso – respuesta construidas anteriormente, es la consideración de un análisis de tendencias de largo plazo, mediante un modelo VEC, a partir del cual se construye una función impulso respuesta que permite evidenciar si hay presencia o no de una relación estructural entre la demanda de energía eléctrica y el crecimiento poblacional.

A diferencia de los modelos VAR, en los modelos VEC los análisis de las estimaciones econométricas de las funciones impulso – respuesta, se hacen a partir de la relación de largo plazo establecidas de acuerdo a los componentes de las tendencias de las variables2.

2 Los modelos VEC (Vector de Corrección de Errores) es un siste-ma cuadrado de ecuaciones econométricas que emplean series de tiempo que no son estacionarias (no se mueven alrededor de una media) con el propósito de capturar a través del componen-te de tendencia, la relación de largo plazo presente entre las va-riables. A este procedimiento se le denomina Cointegración. Los VEC tienen la ventaja a diferencia de los VAR, de no transformar la variable, de forma que en el planteamiento del sistema de ecua-ciones, respeta la formulación teórica que se plantea entre las variables económicas en cada ecuación del sistema.

El primer modelo VEC muestra la respuesta de la demanda de energía eléctrica a un choque en po-blación (en niveles). Este choque permite capturar la dinámica de largo plazo en las tendencias de éstas dos variables. Los resultados muestran que a largo plazo, un incremento persistente en el nivel de la población, reduce la demanda de energía eléctrica hasta en 1200 GWh (Gráfica 15). La FIR que descri-be este resultado, permite explicar el porqué en la medida que se ha moderado y reducido la tasa de crecimiento de la población, los choques demográfi-cos ilustrados en los modelos VAR previos, inducen a un incremento en el crecimiento de la demanda de energía eléctrica nacional.

Figura15. FIR Modelo VEC, Respuesta Demanda Energía Eléctrica a Choque en Población. Fuente: Cálculos del Autor

El segundo y último modelo VEC estimado, muestra la respuesta del choque de la demanda de energía eléctrica a un incremento en el número de hogares (en niveles). El resultado de la FIR evidencia, que no hay analogía o reciprocidad en los choques y res-puestas mutuos entre el tamaño de los hogares y la demanda de energía eléctrica.

A corto plazo, el incremento en el número de hoga-res (en una desviación estándar) reduce la demanda de energía eléctrica, que se reduce hasta en aproxi-madamente 200 GWh (al cabo de 3 años). A partir del cuarto año, se presenta un incremento de la de-manda de energía eléctrica, que al cabo del décimo año alcanzaría (aproximadamente) los 150 GWh, lo que evidencia la presencia de un choque estructural; se infiere entonces que el incremento de los hogares (bien sea con un tamaño menor por el incremento de los hogares unipersonales o un tamaño mayor por un repunte en la tasa de fecundidad) incrementa a largo plazo la demanda de energía eléctrica (Gráfica 16).

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Figura 16. FIR Modelo VEC Respuesta Demanda Energía Eléctrica a Choque Hogares. Fuente: Cálculos del Autor

IV. CONCLUSIONES

El descenso en el crecimiento de la población y el número de hogares generan efectos a corto plazo (positivos) en cuanto a variaciones en las tasas de crecimiento de la demanda de energía eléctrica, y efectos persistentes (positivos) en la dinámica de largo plazo.

En la medida que se revierta la dinámica de cre-cimiento poblacional, incrementándose la tasa de fecundidad (choque demográfico), el impac-to de un incremento en el tamaño de la pobla-ción sobre la demanda de energía eléctrica, es negativo y persistente en el largo plazo.

Las estadísticas de uso de la energía proyectan un incremento de la demanda de energía per cápita y por hogar asociada al envejecimiento, que puede ser ineficiente en la medida que se acentúe aún más el descenso de la población y conduzca a una mayor demanda de energía eléctrica por persona o por hogar.

Sobresale así mismo, el impacto positivo que un incremento en el consumo de energía eléc-trica tendría sobre el número de hogares, evi-denciando la sensibilidad en el bienestar que genera la satisfacción de un mayor consumo de electricidad.

Por último, se evidencia que no hay un im-pacto análogo y recíproco en los choques de la demanda de energía eléctrica, y el núme-ro de personas por hogar. Un incremento del número de personas por hogar, incrementa

a corto plazo la tasa de crecimiento de la demanda de energía eléctrica; a largo plazo éste choque es neutral, lo que se explica por el techo o la convergencia que en Co-lombia presenta el número de personas por hogar (3.8 a 2029, 3.5 a 2050).

Examinando las tendencias de largo plazo, un choque de-mográfico generado por el incremento en el número de hogares, produce una reducción transitoria de la demanda de energía eléctrica, demanda que a largo plazo se incre-menta hasta en 150 GWh. En síntesis, la transición demográfica que Colombia pre-senta, pasando de tasa altas a tasas bajas de natalidad y mortalidad, tiene repercusiones de largo plazo sobre la demanda de energía eléctrica. Por lo tanto, conviene que se haga un mayor seguimiento a las proyecciones de po-blación y del tamaño de los hogares; una sobreestimación de la población, puede conllevar a un incrementado no sustentable de la demanda de energia eléctrica, que a su vez conduciría al emprendimiento de proyectos de in-versión en generación y transmisión de energía eléctrica, con alto costo de oportunidad de los recursos públicos allí consignados.

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Si bien la demanda de energía eléctrica responde también a otros factores relacionados con la acti-vidad económica, la regulación del servicio, la tem-peratura y los cambios en el clima, la población es determinante al condicionar el alcance en cobertura que la electricidad debe tener como servicio público vital. De allí, que las estimaciones hechas mediante modelos VAR y VEC evidencien que el envejecimien-to condicionará la dinámica de expansión de la ge-neración y transmisión de energía eléctrica, y tendrá una creciente influencia en las proyecciones de de-manda no sólo de electricidad, sino también de las demás fuentes de energía, independientemente que desarrollen un grado de sustitución o complemento con la energía eléctrica.

IV. REFERENCIAS

[1] Centro Latinoamericano y Caribeño de De-mografía (CELADE) – División de Población de la CE-PAL (2007 – 2014). Proyección de población. Obser-vatorio demográfico.[2] Bloom, David, David Canning, & Jaypee Sevi-lla (2001). “Economic Growth and the Demographic Transition”. NBER Working Paper No. 8685

[3] Comisión Económica para América Latina – CEPAL (2008). Panorama social de América Latina. Santiago de Chile: CEPAL, pp. 143 – 169.[4] Wood Mackenzie (2014). Proyecciones de Crecimiento Poblacional [5] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) - Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE). Proyecciones Demográficas 1950 – 2100. [6] Unidad de Planeación Minero Energética (2014). Informe de Demanda de Energía Eléctrica. Proyección 2014 – 2028. Revisiones Marzo – Junio – Diciembre.

V. RESEÑA AUTOR

Romel Rodríguez Hernández, Economista. Ma-gíster en Finanzas, Magíster en Economía. Estudios Doctorales en Economía y Ciencias Sociales. Par Académico e Investigador. Profesional Especializa-do de la Unidad de Planeación Minero Energética UPME, Ministerio de Minas y Energía.

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