impacto de los acuerdos sobre desarme en la doctrina de

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Impacto de los acuerdos sobre desarme en la doctrina de seguridad nacional, y los procesos de democratización en América del Sur 'teresa E<cudero Introducción El nernbre de Mij ¡u1 Gorbachoy es ti asocradc a la "Peresrrcika" yalarenovill ción del socialismo ; con la proyección de un nue vo tipo de liderazgo que ha impactado las relaciones estru ég ius a nivel mundial, y con el logro histórico de un con- venio con Estados Unidos para liquidar sus m isio les de corto y mediano alcance (INF), en terri- torio europeo,soviético y norteame ric ano.' El lfder soviético ha propuesto un nuevo conce pto de tas relaciones internacionales, con base en la a nivel mundial, pues c omo il mismo afirma, "Como resutu.do de cua- tro decenios de carrera de armament os nuclea- res, la humanidad se ha vi sto literalmente ante el dilema de la supervivenci a". ' Tiene razón. La carrera armamentista ha sido un fact or que además de amenazar la vida misma en el planeta, ha desviado cuantiosos recursos financieros, intelectu ales y tecnol ógicos a la industria bélica, en lugar de canalizar todo ese potencial al desarrollo de los pueblos postergados del mundo. El hecho es que en los últimO! años la ce-rera- ción de fuerzas sccioeconóenlcas, pol fticas y miti· tares, asf co mo las alianzas y lealtades, se han t ransform ado p rof undamente en el mundo. La política intern acional impulsada por el nuevo liderato soviét ico, ha cuestionado como nunca antes la legitimidad de los susten tos ideo- lógicos de la lIam¡da Guerra Frí a, la cual dividió ¡I mundo en dos bloques irreconcili¡ bles --el I Lo. con .u ... .."'. u MOKll." I ." .'" do 1981, " ,.o - .... _ .. 11 (OIIl\fluld 6" de l <Iu....o poI rUco. "'Uldl." "'or delu"a<Io 0I1fn"':ac16ft ck Ioi " 1<l1o'"K. I Ieos de Inl...... <II o, ,. 01_ "'o ele U" ttorU<lOl u .1 q... . IIonllll tu bl'" d. lo que , ..." • •or . 1 Iflla<!o pI,. 11 . 1I"'lnlCl6I\ ".1 50% d. III " " '1 <l . EEUU f l. UkSS, II r ti pOllbttldld de bYIUf polr 'I,", a 'o: ( Onlll<lOI .., lonaIOl. El Df#, Mbl co, 2 f 4 d. Junto, 1918. k, ., ueu .. d. Mij. (1 Gorb. c!loY 1I perl6d lw L·Un/ld. 11· Moi<:". P ,.n»N_ d. \917, , i¡. 22. comunista y el capitalis ta-, al finali zar la Segund a Guerra Mundial. Estados Unidos no es mis potencia con hegemon ía global que emergió de ese conflicto. Nuevos polos de poder han surg idc;¡ en Europa y J¡ p6n ; poderes regionales y nacionales que incluso en el Tercer M undo se plantean políticas no alinea das de de fensa -co mc es el caso de Francia, Alemania Occidental, China, India, Bra- sil, Argentina- , dándole una nueva dinámica a la carrera armament ista, ya no plenamente con- trolad¡ por las pot eoclas hegemónicas . Los últimos acuerdos entre I¡ Unión Soviética y Esudos Unidos son expres ión de este nuevo contexto de relaciones estratégicas, en el cual fuerzas objetivas -gr;¡;ves prob lemas financieros, el peso regresivo de los gastos müit ares, entre otros-e, prácticamente arrastra ron al President e Reagan, viejo adalid de la cruzada ant icom un ista a ultr¡nza y abanderado de los intereses de grupos financieros, industriales y militares, a la mesa de negociaciones. Si las negociaciones en torno al desarme nuc lur, son en gran parte producto de las necesidades de la Real politilt, -pues hay suficientes evidencias para constatar que los llamados a la paz, I¡ coe- cordia y la coopen .ción entre los pueblos no son prop ios de bagaje ideológico de Reagan y sus aliados- , necesariam ente también es cierto que exp resan mod ificaciones en el en torno mund ial y en la polít ica de alianzas. En el presente tr ¡ba jo destacamos un aspecto de esta problemi tic¡, por demis com ple"' : las repercusiones que dichas mod ificaciones en el marco estratégico militar tienen sobre el tipo de inserción ideológjc¡ y política de las fuerzas armadas I¡ t inoa merinas en ese sistem¡ de alianzas, fundamentalmente con Estados Unidos y por ende sobre los procesos de democratiza- ción que se llevan a cabo en algunos pa úes de América del Sur.

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Page 1: Impacto de los acuerdos sobre desarme en la doctrina de

Impacto de los acuerdos sobre desarmeen la doctrina de seguridad nacional,y los procesos de democratización enAmérica del Sur'teresa C~tro E<cudero

Introducción

El nernbre de Mij¡u1 Gorbachoy esti asocradc a la"Peresrrcika" y a la renovillción del socialismo ;con la proyección de un nue vo t ipo de liderazgoque ha impactado las relaciones estruégius anivel mundial, y con el logro histórico de un con­venio con Estados Unidos para li quidar sus misioles de co rto y mediano alcance (INF), en terri­torio europeo,soviético y norteamericano.'

El lfder soviético ha propuesto un nuevoconcepto de tas relaciones internacionales, conbase en la coope~ción a nivel mundial, puescomo il mismo afirma, "Como resutu.do de cua­tro decenios de carrera de armament os nuclea­res, la humanidad se ha visto literalmente an te eldilema de la supervivencia". '

Tiene razón. La carrera armamentista ha sidoun factor que adem ás de amenazar la vida mismaen el planeta, ha desviado cuantiosos recursosfinancieros, intelectu ales y tecnol ógicos a laindustria bélica, en lugar de canalizar todo esepotencial al desarrollo de los pueblos postergadosdel mundo.

El hecho es que en los últ imO! años la ce-rera­ción de fuerzas sccioeconóenlcas, pol fticas y miti·tares, asf como las alianzas y lealtades, se hant ransform ado profundamente en el mundo.

La polí t ica intern acional impulsada por e lnuevo liderato soviét ico, ha cuestionado comonunca antes la legitimidad de los susten tos ideo­lógicos de la lIam¡ da Guerra Fría, la cual d ividió¡ I mundo en dos bloques irreconcili¡ bles --e l

I Lo.con.u ... .."'. "lobtM~ u MOKll." I.".'"do 1981, ",.o- ...._ ..1toc~1ks; 11 (OIIl\fluld 6" de l <Iu....o poI rUco. I~

"'Uldl." "'or delu"a<Io ,.I l~ 0I1fn"':ac16ft ck Ioi " 1<l1o'"K.IIeos de ~lullU Inl......<IIo, ,. 01 _ "'o ele U" ttorU<lOl u . 1q... . IIonllll tu bl'" d. lo que , ..." • •or . 1 Iflla<!o pI,. 11. 1I"'lnlCl6I\ ".1 50% d. III " " '1 n ~(tu,u Ul flt~,lul <l. EEUUf l. UkSS, II r ~"'o ti pOllbttldld de bYIU f IOI~doMI polr'I,",a 'o: (Onlll<lOI .., lonaIOl. El Df#, Mblco, 2 f 4 d. Junto, 1918.

k , .,ueu .. d. Mij. (1 Gorb. c!loY 1I perl6dlw L·Un/ld. 11·"'"~o. t9U. Moi<:". ""II( I . ~. P,.n»N_ d. \917, , i¡. 22.

comunista y el capitalista-, al finalizar la Segund aGuer ra Mundial. Estados Unidos no es mis I¡potencia con hegemon ía global que emergió deese conflicto.

Nuevos polos de poder han surg idc;¡ en Europay J¡ p6n ; poderes regionales y nacionales queincluso en el Tercer Mundo se plantean pol íticasno alineadas de defensa -comc es el caso deFrancia, Alemania Occidental, China, India, Bra­sil, Argentina- , dándole una nueva dinámica ala carrera armamentista, ya no plenamente con­trolad¡ por las pot eoclas hegemónicas .

Los últ imos acuerdos entre I¡ Unión Sovié ticay Esudos Unidos son expres ión de este nuevocontexto de relaciones estratégicas, en el cualfuerzas objetivas -gr;¡;ves prob lemas financieros,el peso regresivo de los gastos müit ares, entreotros-e, prácticamente arrastra ron al PresidenteReagan, viejo adalid de la cruzada ant icomunistaa ult r¡ nza y abanderado de los intereses de gruposfinancieros, indust ria les y militares, a la mesa denegociaciones.

Si las negociaciones en torno al desarme nuclur,son en gran parte producto de las necesidades dela Realpolitilt, -pues hay suficientes evidenciaspara constatar que los llamad os a la paz, I¡ coe­cordia y la coopen.ción entre los pueblos no sonprop ios de bagaje ideológico de Reagan y susaliados- , necesariam ente también es cierto queexp resan mod ificaciones en el en torno mundial yen la polít ica de alianzas.

En el presente tr¡bajo destacamos un aspec tode esta problemi tic¡ , por demis com ple"' : lasrepercusiones que dichas mod ificaciones en elmarco estratégico militar tienen sobre e l t ipo deinserción ideológjc¡ y política de las fuerzasarmadas I¡ t inoameric¡nas en ese sistem¡ dealianzas, fund amentalmente con Estados Unidosy por ende sobre los procesos de democra tiza­ción que se llevan a cabo en algunos pa úes deAmérica del Sur.

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T¡I ¡ni lisis nos permitirá evaluar el peso y laImportand a de los factores externos,consideradoscOmo una de las dimensiones de los tomplejosprocesos sociales, poi rucos, Ideológicos y cuttu­rOlles que se viven en esta lucha por aflanaar 101aün frigi l democracia, luego de varios años dedicudura mltltar.

La evolución pcr ruca de ¡ Igunos parses sud¡·mericanos come es el u so de Bm il, UrugU¡y yArgent ina, nos permiten ccnsjdera r estos Jacto­res en un con texto muy comple jo, donde seemprenden procesos de demcx;ratiu ción bajoliderato civil pero en los Guajes las fuerzas arma­das conservan aún Imponantes reductos de poder.

En el CilS0 chileno el vigoroso movimient opopular no ha podido vencer todavú a la dicta­dura, afincada en la estructura organlzariva desus Iueraas armadas -muy jerárquica, vertical ypoco permeable en relación a la sociedad- quese traduce en formas r(gidas de dominación bajoel lnflexlble poder unipersonal del General AugustoPincc het. En otros casos, existe una creciente ypeligrosa subordinación del poder civil al militar(mucho más acentuado en Colombi a que enPerú).

Es importante entonces, analizar cómo y enqué sentido repercute este tipo de fac tores exter­nos -ecmc es el reaccmcdc estr.uégico ¡¡ nivelmundial- en la dinámica interna , y más especjfl ­camer ue en las fuerzas armadas, uno de los princi­pales aunque no desudas ac tores en los esfuerzosdemocratu adores.

u percepción de I¡ necesidad de evner un¡con f1¡gr¡ d ón mundial, en I¡¡ cual no h¡ bd ¡¡vence­dores ni vencidos sino la destru cción to t¡¡1 de I¡¡hum¡nid¡d, no parece ser part e signifiCill tiv¡ dela visión del mundo de los militares l¡tinO<1meri·canos. ni estar entre iUS preocu paciones poI(ticas.éticas o morales.

Por dlcha razón , es preciso ubicar el impactoinmediato de los acuerdos sobre desarme nucleara un nivel más práct ico : en el terreno de lasalianzas ideológicas, políticas y militares.

Seguramente existe incerti dum bre entre elliderato milita r lat inoamericano en su conjuntosobre 105 camb ios que podr fa registrar la políticanorteame ricana hacia la región•. tan to al nivel deJos co mpromisos adquiridos con sus aliados polI'.t ice s, como al de las "cl ien telas" milita res (encuan to ¡ I dest ino de los programas de ayudamaterial y fin¡¡ncirra, ad iest ramiento, transferenciade tecnclcgfa militar , venta de armas, etcétera).

Es muy probable que entre los milita res e:o: istatambién preocupación respect o al futuro de las¡¡Ii¡nus estrat égico militares frente a los con flic­tOS regionales, y sobre lo que se percibe comocrisis de los fundamentos ideologicos de dichapolítica de alianzas y del papel pclúíec, mesiani-

eo y "refun dacionalista" que han asumido lasfuerzas armadas en la región.

Pero, zse puede afirmar que ha llegado a sufin la Guerra Fda, dando un golpe mortal a ladoctrina de la segurid¡¡d nacional, pule fundamen­tal de la doc trina milita r latinoamericana, Iavo­reciendc así el reaccmodo de fuerzas inte rno enfavor de la democ racia?

La nueva era de distensión: ¿modi fica la trad i·cíorut pol ít ica in tervencionista de Estados Unidoshaci¡ la región. impaClado de manera radiul elproceso electoral que vive ese país? Estos sonalgunos puntos que me parece impor tan te etseu­t lr :

1. Doctr ina de seguridad nacional y dictaduramilitar en Am&fu Latin¡¡

La pof(tica de alianzas esrratéglcc militar de Esta­dos Unidos con América Lat ina ha tenido comoeje a la doc trina de seguridad nacional nor teame­ricana y a la aceptación de sus principios porparte de las fuerzas a rmadas de la región .

La proyeccl én que hace Estados Unidos de suconcepto de la seguridad nacional -doctrinaimper ialista que identifica la paz mundial y losvalores de la humanidad con los in tereses econó­micos, políticos e ideo lógicos norteamericancs-,más allá de sus fron teras nacionales, par¡ justifi.car sus pretensiones de liderazgo mundial, partede Ia promulgación de la Ley de Segurida dNacional de 1947 duran te la administraciónTrurnan, en pleno inicio de la Guerr.a Fr ía.

Estados Unidos plantea su est~tegia de deten­sa global hacia Améric¡ Latina. ccnslderad a suzona de influencia natu ral, a través de diversosacuerdes de asistencia y adiesrramlento milita r,y de pactos militares como el Tratado Interame­ricano de Asistencia Rec{proca (T1ARI. firm¡¡dotambién en 1947, el cual preten d ía garantizuuna respuesta hemisférica cont ra cualquier agre­sión exuacoounentat.

Sin embar go, no es sino hasta los años sesentay como respuesta a la Revolución Cubana cuandola doctrina de la seguridad naciona l, Vil a serincorporada plenamente como doctrina milita rde las fuerzas armadas latinoamer icanas. debid oa los procesos sociales y políticos que viven lasnaciones del á rea.

Recordemos que en tre la Primera y SegundaGuerras Mundiales, Am érica Latina enfrent¡b¡un periodo de profundas transformacionesscc ioeccn émlcas, políticas y culturales, deirrupc ión a la vida polúlc a de nuevas fuerzasque demandan formas i:le parñc ipaclén e inclusiónfren te al agoumiento de la do minación ol igár­quica y la incapacidad de las formas de organiz¡¡.ción t r¡ dicional PU ¡ dar cauce a dichas deman-

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do>,Es un momento de cambios a nivel Interna­

cional -el impacto de fa revolución rusa, eldebilitami ento de la Gran Bretaña y la promo­ción de Estados Unidos a la cabeza del sistemaimperialista, el ascenso del fasclsrno en Europa-e,que desencade nan tendencias y sentimientos 'contradictorios, que van desde el nacionalismoy el amlm perlallsmo al fascismo, y que alcan­zaron a los ejércitos latinoamericanos aún enproceso de profes ionaJizaci6n.

Durante ese periodo de transformaciones queviven las sociedades latinoamericanas a todonivel, part icu larmente en la primera mitad deeste siglo, los militares tienen más lealtades per­sonalesy sociales que esprrttu de cuerpo.

As" se expresa, por ejemp lo, en los importan­tes movimientos reformi stas protagon izados porla joven oficia lidad, como el "tenen tismo" enBrasil, la Revolución Juliana en Ecuador, e lmovimiento socia lista enca bezado por el GeneralMarmadu ke Grove en Chile, por citar algunoscasos, en los que se manifiesta una mezcla dereivindicaciones sociales y profesionales no muyclaramente separadas.

El proceso de "modern ización " eco nómica ypolrtica, va poniendo fin a ese militarismo des­centralizado, como dice Alain Rouquié,J estab le­ciéndose un ejército nacional y subo rdinado alpoder civil, autónomo, insti tuc ional, profesio­nalizado cuyo grado varra según los casos.

Se debe hacer not ar que ese proceso de moder­nización se lleva a cabo en un periodo históricoen el cual se va profundizando la depe ndenciaeconómica y la subo rdinac ión polí tica de Amé­rica Latina al sistema capit alista mund ial, y aEstados Unidos, de manera especial después dela Segunda Guerra Mundial.

Esto implica tam bién procesos de desnacto­nalización paulati na de las fuerzas armadas lati­noam ericanas, quienes van haciendo suyos losprincipios y ob jet ivos de la doctri na de la seguri­dad nacional norteamericana.

En la década del sesenta presenciamos cam­bios profundos en América Latin a. La expecta­t iva de un crecimiento económico autoscsre­nido, gracias al papel rector del Estado y a suspoiúlcas de planificación, come nzó a ser afecta dapor resultados adversos: recesión, estancamientoeconómico y mayor dependencia.

En este periodo tiene lugar tam bién un cambio

J P, r, una J lsw ll6n mis deullld . oob.. los pr,,«sos de pro­f",l" nll1udón de 1.. fue" .. . rmld .. t,Uno.me,lunu .e . Rou_'lulf. All ln. El E.lixlo milito' M Amj'leo Lotlno. Mb l<o. ed.Slll" XXI, 1987 ; u r <omo )0'" Al. ln " lo. mlllm.. lu inoame­riel n"s V .Il de",,< lon'lIu ellín del El Udo ", Am' r/eo Lo/I"".MOl<~, InS!. de Amfrlca Lalln•• n ~m . 2, 1987.

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fundamenta l en el eje de la acumulación y. en loque hab ía sido la primera fase de industrial iza­ción en la región, al pasar del sector "tradicional"-Jndustrta ligera, pequeña y mediana empresa-,hacia secto res indu st riales más modern os -indus­tr ia pesada, bienes de capital- , con tecnclo gfade punta y con el predominio del gran capit alnacional y extr anjero,

Este es un moment o de profund ización de lastendencias hacia la monop olización y la trans­nacionalización de las econcm ras y de l dominiodel capital extra njero, ahora en los pun tos mássensibles de las econormes latin oamericanas conlos consigu ientes reacomodos sociales y conflic­tos poi rtrccs.

Para aut ores como Jorge Graciarena' la. cr isisque se ab re con el esta ncamiento generaliza.dode comienzos de la década. de los sesenta. y conlas t ransform aciones que experimenta el modelode desarrollo es, más que una recesión económica,la crisis poi ít ica del lIa.ma.do Estado popu listao desarrollista. que se hab rá legit ima.do alrededorde la capa cidad de generar un amplio acuerdode grupos e intereses en torn o del proyecto c esa­rrotttsta.

La era de los comprom isos y concesiones ter­mina; e l co nsenso se debilita y se esgrime la crisisde la democracia y su inviabilidad para hacerfrent e al conjunto de conflictos desata dos, porparte de los grupos más conservadores de la socie­dad .

A esta situación hay que añad ir el impacto quetuvo el triunfo de la Revolución Cubana, tanto alinter ior de las naciones lat inoamericanas inmer­sas en estos procesos, como en el plano de lasrelaciones regionales y estra tégicas.

Paralelamente a la emergencia de diversos gru­pos guerr illeros en el área, se vive también elascenso de un movimient o pop ular desarrolladoideológica y poiít lcamente, y que en algunoscasos impulsa un amplio proceso democra t iza­dor y en otros llega a plantear un proyecto alter­nativo de organización social y cctntce, como enel caso de la Unidad Popular en Chile:

La poli cica exte rior norteamericana, bajo laadminist ración del demócrata John ·F. Kennedyreaccionó con tra la Revolución Cubana por mediode la llamada Alianza para el Progreso, Al PRO,un ambicioso programa reformista y liberal comoalter nativa al camb io revolucionario.

Al mismo tiempo, la adm inistración norteame­ricana vera la necesidad de eliminar, en el cortoplazo, el peligro de la sub versión apoyan do a. las

' Glld u enl , In' l e, "T' ¡MI",m'e1Ón del EsI,do V <onU..dl<dón del du ,..ollo 1.1In,,¡ rm.I<¡no: ~n, Inle'p«udó n" ,mlm.o, . /I ••/f.

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tuerzas armadas de la región por medio de vastosprogramas de ayud a militar y de contrainsurgen­cia, los cuales finalmente privan sobr e las invia­bles medidas reformistas en un momento derepliegue de Estados Unidos hacia América Latina- luego de su debacle en Vietnam- , y del endure­cimiento de su poi úlc a exterio r.

La doctrina de la segu ridad nacio nal, que brind ael marco a los programas de contrainsurgencia,modifica las concepciones estratégicas e ideoló­gicas de los ejércitos lati noam ericanos, al cambiarsu foco de atención de la defensa de las fronter asnacionales, a la necesidad de combati r alvenemigointerno" , proporcionándoles bases y argumentospara justificar e l romp imiento de su neutralidady prescindencia política para interveni r activa­mente en los co nflictos soc iales y poIütc os.

Como lo ind ica el soc iólogo brasileño RuyMauro Marini, la contrainsurgenc ia es la aplica.ció n de un enfoque milita r a la lucha polít ica.'La doc trina de la seguridad nacion al como sustentode la contrainsurgencia, seña la po r su parte e lperiod ista Rubén Montedónico, no só lo es unadoctr ina de guerra, "es, sobre todo, una doc trinapol ítica acerca del Estado y del conjunto de lasoc iedad". '

En efecto, si la guerra es total y se libra en todoslos frentes, el conjun to de los aparatos de Estadoy de las instanc ias económicas, poiít icas, socia lesy cultu rales, debe n subordinarse a las ex igenciasde la seguridad nacional, dejando en plena libertada las fuerzas armadas, lo cual implica redefinirlas re laciones de éstas con e l Estado y con el con­junto de la soc iedad.

Pregunta rnos por la vert iente ideológica en lacual ha descansado el nuevo papel pot úic o asum idopor las ' fuerzas a rmadas en América Lat ina, nosignifica que estemos sugiriendo que la llamadadoctrina de la seguridad nacional sea el facto rex plica tivo de la In tervenctén militar y los golpesde fuerzas ; pues, de ser as ], y dado que dichadoctrina está ampliamente d ifundida en tre lasfuerzas armad as de la región, hab r ra que pre­gun tarnos por qué no ex isten los a nuestro .juiciomal llamad os " Estados de Segur idad Nacional"en todo e l hemis fer io ."

Creemos que los distin tos proceses de mllit ari­zación que han sufrido paises lat inoamericanos

'M~rl nl. Ruy M. " L~ cU"116n del EsUdo . '1 lu luch•• deelOSfl en A..l, lc. L. tln. " , . '1 G"o~' G.. Co..o. L<1 mili¡onl,..cldn d.1 Es,lIdo Lo¡lt>OQm" lcon<J (.llunos Intorptet.,I"" ..), Mu l· .co, Cu«/o,nos TtorlQy SoCINIId, UAM I lt~ p~ l. p., .fl. pp. 73·H.

'Monted6nl' o, Rul>~n, " L. docu ln. do " AU rl.hd '1..10'1. 1 yl. OIUu<tu" ¡e ne, . 1de l. 100,0. ión", (1 p.. te), M<~ l<o, El n iQ, 20d.d ide .,I>,o, ;98S p.15.

, Nos p..te e quo el con«01 0 "EsUdo do solurid.d n.clon.l"ti • lodu lu'OI In.docu. do, dUd e el punlo d. yi.t~ d. l. ' .0'"",,1(l ic. , p.r . , o.,prendo, Iu l1.n. fo,m"ionos del Es,.do y luform.. de do.,in aci6n on l..., ión , ou" . oó• ., .s de su p~re i.l id.d

se inscri ben en la dinámica socia l y pblíti ca necio­nal. Só lo en ese co ntexto es posible evaluar elpeso específico de doc trinas como ésta , y la im­portancia del factor ideológico ,

Al respecto ha señalado Juan Carlos Portant ieroque las relaciones de la insti tución milita r con lasclases sociales y con el Estado se hallan mediadospor la ideolog ía.

Como aparato del Estado que debe justificarla especificidad c!e susacciones en t ~rm i llOs delas necesidades de la Nación y no de susparcialidades, las fuerzas armadas siguensiempre una determinada 'doctrina' que leotorga sentído a su función y en la que tratande socializar a sus cuadros. Es a través de esaideologfa que puede reoon slru ir~ la relaciónde las fuerzas armadas con ai ras fuerzassociales y, por lo tanto, la coincidencia odisidencia con inlere§es de clase, expre­sados como proyecto.'

En el caso que nos ocupa, la doc trina de ·Iaseguridad nacional tra ta de br inda r coherenctaideológica y los e lementos necesarios para justi­fica r la ruptu ra de l orden cons titucional por unamed ida de fuerza , y aunque no ex plica e l por quése toma dicha medida de fuerza, n i determina laactuación polúica de las fuerzas armadas, en op i­nión de algunos analistas , si puede ay udar a expli­car la conservación del poder en manos militares.

Discuti r este punto nos parece de fundamenta limportancia para analizar los proceses de transi­ción democrá tica y el peso que aún tienen lasfuerzas arma das en los mismos, así como la vigen­cia y coherencia de la doc trina de la segu ridadnacional.

En referencia ' a este tema, el analis ta chi lenoCarlos Portales llama la atenc ión sobre la transoformación de las fuerzas ar madas du rante su están­cia en el poder y las repercusiones de d icha transofo rmación para el t ránsito a la democracia , pues apesar de las d iferenc ias los nuevos lide razgosdemocrát icos enfrenta n problemas similares atahora de inten tar "desmon ta r" el poder milit ar.

En todos los regimenes militares, inclu­yendo el peruano, las fuerzas armadas se hanprofesionalizado y burocratizado, Han hechode la doctrina de la seguridad nacional una

- lo Id.ol6l leo no c, on I( un o,. .,enlo e~pl¡.. tlvo d.1 f. 'I6m.nod. l. "m ilit., iu.iOn" de l ESlldO 'O do l. " politluci6n" do 1..fu.".. . 'm..:lu- , enf.tlu en·u,o... 01 p.pel do los f~< .OI" e,,, ..·nos en lo omergond a d< In di<Udu,n miliure. 0'1 AmÜiu delSur. Si bit n es fund.mental ..cup. ... l. ..,..16'1 do lu ru........,.d.. de l. ..gl6n ' 0'1 Est.do. Unidos. lu dl<t. du,• • m1ll u,,," O ol>tde«n wl •.,ento • lo. d..l, nlo...tr~t~,i ,,,, y pOI(II<OS deESTOdos Unidos ni lu fue,us . ,m>d•• wn morO• •~ndl<n ... 1pcntJgono.

• Po,, ~nti< ro, lu ~n C.. "Economi. y ' oHti.. en l. c.;sls M' . ...lino: 1958" 973" R••i</ Q !>fulrltMd. Sorlo log,"o. núm. 2. MÚleo ,. b, ij.junio <le 1977. P. SSl .

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visión mucho mh intesrar de lodo el werpomiliur. . . ras fuern s ~rmJdas dejan unainsli lu<:ión que no sólo penetra ~I Est¡dosino umbi~n a la so<:iedad... el modo enque el eji rdlO peneltó las estruClUras polfli·ca y sociales, t,. mh problemas a la honde que kK p iemos democr~tk.os quietenhacer refOlmas militues o lnn sfonnxiooesde 1,1S fuerzas¡rmJdas.'

11. Democracia, fuerzas armad as y I ~ doctrinade I~ seguridad naciolUl

... I~ perversidad penetróen todaspanes y a. lodoslos niveles p¡n soca.VM nutstra. fe cristian~ y deraipmbre oc:ddenul como una. negra. y densa.mMcha. . • una idu aberrante, la marl(ista ... lasfuerzas armadas vencedoras en el umpo t ~ct¡co

contra la wbversión ~p~tr lda , contempr~n u óni.tas, pero no despl'evenidas, la rUd ivación y rewr.cimiento de formKiones Ierrorisw dispuesw .JIreCllpera.r el lerreno perdido.' ·

El golpe de Estado de 1964 en Brasil marca unparteagues entre un militarismo de índole tradi­clcnal, de tipo caudillista o propio de un ejércitode ocupación ( N i c ar~gua antes de la revolución;Haid) y la moderna dictadura militar, experien­ci.JI en la cual, unas fuerzas armadas profeslona­lin das, asumen como institución tod as las fun­ciones del Estado buscando establecer un nuevoorden socioeconómico y polít ico a través del cualpuedan proyecta rse como facto res de poder.

Isidoro Cheresky nos brinda algunas part icula·ridades de estos regímenes militares no tradlclc­nares: se carac terizan pOI'" intentar estab lecer unainst itucion alidad autoritar ia, sust ituyendo la repre­sentación popular como principio de legitimidad,por las decisiones del atto mando militar funda ­das en el poder de faClo; buscan la creación decentros de decisión de inspiración venlcattsta quesuplante n la división de poderes .

Los regímenes militares no tradicionales tam­bién imponen medidas tend ientes al congela­miento de la actieidad política a través de esea­tegias represivas y la suspensión de los recursosnormales de los ciudadanos fren te al Estado.-..Una de las características más sobresalientes

de . las que apunta Cheresky es la intervenciónest.JIul, sin precedent es, en la esfera de las reta­dones de clase ; I~ extensión de lo público respecto

-de lo ~ri va.do .~ ¡

9 PO' ta les, C..I.... " l a O. """ ' J' 1J en Am'r1n l u lno" (m. u"dondo). NuóJ, nOmo81 , Mb l",. Mo..o de 1915. O. 21.

•• O.clu~ dtl Ce..lto d e On.bl.. Jh ll. JllOl de 1.. Fu. ,...'Ir"llol0l ........ . in ... ~E .. " r""IItu, "" ..mU" l ,.¡j'ld... 'Jtid·AM __<imicnto1 lm....,.ililtl..~, El D;'" ""l1i/oo.' de ;u1M> ele19... .. I J.

IJ Che,..." IlWoto, HOc_ ' Kb , "'ulori~ en 101

53

Otros análisis t ienden ¡ caracterizar a estasdictaduras militares como modernas, por el t ipode proyecto económico que impulsan y defienden:un proyecto nec llberal que sólo favorece al grancapital monopólico nacional e huem aciooal, (deah( los términos fascistas o Est¡do Burocri ticoAutori tario para caracter izar a estos regímenes).Por su ideolog ía son definidos como Esu dos decontralnsurgencia o de Seguridad Naciona l,

Si estas dictadu ras milita res buscaron provee­rarse a largo pino, lo cierto es que I ~ necesidad deinstitucionalizacion se convirtió en un problema.Reatiaado el trabajo "sucio ", creyeron tener losfund~mentos como par.t pasar de la f¡se represiva,a la de ta construct ión de un nuevo orden socialy potúieo.

En este punto el intento fracasa: sobre lasendebles e ilegitimas bases de un modelo "c on­cen trador y excluyente", tanto en lo económicocomo en lo poi úícc, que requirió un verdaderogenocid io y otras formas de violación de losderechos humanos, no había posibilid¡ d decrear la tan a"orada instirucionalidad aut orita­ria, los militares no pudieron abando nar losmétodos represivos. Tampoco lo han podidohacer en el caso chileno donde aparente mentese dan pasos firmes hacia la inst itucionalizacióndel régimen.

Los militares se vieron ob ligados ¡ "concertar"con el liderato civil una "apertu ra" demccráucacontro lada, bajo la paradoja de que, aún con suproyecto der rot ado y con su demostrada incapa­cidad "burocritico-administralivo" y polúlca, lasfuerzas armadas se mantienen como factoresfundamen tales de poder, como esp~da de Dame­ele sobre las cabezas de las nuevas democra.c ias,a las cuáles también, por su parte el FMI aprie tael cuello, bajo el amparo de una deuda extern aabsurdamente exo rbitan te.

Acadérmcos y juristas norteamericanos espe­cializados en asuntos latinoamericanos coincidie­ron en que "las .JI mnist (as auspiciadas por los pre­sidentes R,¡úl A1fons(n y Julio María Sa.nguinetti,cediendo ant e las presiones de los munares, Indi­can que la desmililarización del gc eternc ocurridaen esos dos países del cono sur, no es sinónimode demccratlzaclé n del poder" , los civiles part ici­pan en el pode r con un revólver en la sien. t1

y en efecto , en Argenlina, bajo el régimen de;

u oitotl1tn01depcndlentu. l o. '1lO. de ",• •ntlnJ ' 8 r..lI. R•.,;".Mulo"", d. s..c/olo,kI. n(¡m. 2. Mtlllto. In.m uto de In..ell l. o<lo­1''' $0.101611. ... jul·Mo. de 1910. pp. 10n -10U . .

11 ~ l.. "mnlUr.. J "" mINIU.. d.ltiliu,on . 1", ,,"mo.u"; ..de U"'lUa, , " '."IInJ" '.01'<1.....0.... d....n dctlue tolt,. 4Oe",,,,udJ en " ""' , Iu l J linJ ~"odnldo por el Centoo de ElIu,dicli HoMhfItiaK ele lo ti""'" de Hut"J V"'k) . El D;'" Mf.ko $eJe I...nlo eJe 1917 , . 12. '

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presidente de la Unión Crvica Radical, Raúl Alfon­srn, las fuerus umadu han ido ganando terrenocomo se pudo constatar en la Ilamild¡¡ " Ley deObedicnci;J: Debida", la cual exonera de culpa yeargo a los militares que tu viesen 1", Cilteogr ía deteniente coronel o inferiores, bajo I¡ suposiciónde que si mataron, rc barcn , torturaron, mw ­eraren o desaparecieren a otras personas, sóloestarían "o bedeciendo " órdenes superiores.

Es cierto, como lo señala Gustavo ErnestoEmmerith, que si esta ley de amnist (a aniquilala igualdad de los ciudadan os ante la ley, atandolas manos de la justi cia y poniendo en evidenciala debilidad del poder civil , también pone enpeligro la supervivencia misma de la democrilcia,más aún en una sltuac;ión en la cuál los peronls­las ccoservadcres no sólo ratifi caron la medidasino que pro pusieron ampliar los alcances de laley de im pun idad. u

l o cierto es que en estOS casos, la doctrina dela seguridad nacion al sigue In tacta -¡ pesar deque e n pa ises como Uruguay se estableció expre ­samente en un docum ento oficial que I¡ mismah¡b i¡ de jado de regir_ ," y en ninguno de estoscasos se han desmanteJ¡do los servicios de segu·ridad, n i se han c rudo mecan ismos mediant e loscuales la soc ieda d civil " pe netre" en l¡ ccrpora­ció n mil itar , pa ra que "desmonte" el poder mlll­lar .

Más aún , exist en fuert es evidenci as de la gra ~

vltacién del po der munar sobre el civil co motendencia -que no destino ineluct able- lacual se expre sa e n los casos señalados , pero queadq uiere una d imensión dra mática en casos comoel Colom biano.

En Colombia, como lo ha señalado correcta­me nte Anlonio Navarro Wolff, segundo coman·dan te del M-1 9, hay un a situación de guerrasucia, " dirigida y ejecutada por grupos de exrre­ma derecha y po r mñitares de la misma corriente,que han prod ucido un a ola de mue rtes impresio­nan tes en el pa ís" . ll

Colomb ia goza de un sistema legal b iparl idisl aque se ren ueva electo ralme nte cada cua t ro años,el cu J I, a pesa r de su fuerte sabor oligárquico ,co loca ba al pa(s entre los gob iernos civtnsras dela región , a pesa r de que las Fue rzas Armadaslibr aban una guerra sin cuartel contra los fuertesmovimientos guerr illeros .

En esta guerra sin fin los militares han ido

1J E_,kh, G E.. ..lb dl y ~'on lsl. <_~.._ ron L.l l _IdMl ..I~ ", El DÑI, Mt.~ 5 60 1'"60 " , . 11.

l ' S d'l~.', Nit o . ~Urup"Y .n t. Coftfo,oncl. d. f jbcJlOI........ k _ EIOHt, Mboleo, 17 d. tIOYIo",~ do 1911. ... 11.

11 " E <.omino lud.. l. 1'11•••1_ ... . 1 "~o d. t. ".voj. ,"' ...onlo 14 0 W.- , El O~. Mé" Ico, l'd. j..,", do"" p. 12,

acr ecentando pod er y pre rrogali vas • un gradota l que presenciamos co n teda claridad como lamilita rización de un régimen poi Itlcc puede daMbajo fach ada civil.

Berna rdo )aramillo, Presidente de la UniónPatr iól ica seña la al respecto:

Colombia es una especiede liboralOrio dondelos E.Udes Unidos estMl comprobJndo unaconcepdón nueva de gobierno p¡r¡ Amériu.Lu ina. .. un nuevo modelo de dominacióna tr¡v~s de un r~g;men de ¡ puienci¡ democr"·tia que: es sostenido por In acciones de laguerr¡ sucia y delm¡lilari~mo a todos los nive­les. Todo enmarcado en In condiciones con·cretn del p¡ fs donde se reúnen la delincuenciacomún, el nu cotr"fico, los comandos pl runi·lilMes y los ¡rupos de justicia pri~lda. l-

El d i¡ílo go y las po i úlcas de pacificac ión pre­puestas po r la guerrill a, han sido boicoteadas po rel ejército, contra la op inió n de una gran mavo­rí¡ del pueblo colombiano.

la respuesta h¡ sido un incremento de la repre­sión de m¡ ne ra ind iscriminad¡, sin l (mite o med ida .A pesar de eso, las fuerzas armadas se sienten"atadas" por el pod er civil y exige n ampliar su yade por s i arnpllc campo de acción .

La imporu ncia que t ien e la lucha por la demo­cracia en Colom bia queda muy bien ex presadatam bién por Navarro Wolff, qu ien al definir losAnd es Suda mericanos como la "subreglén de laine~tabilidad" que se extiende a Bolivia, Ecuadory Venezuela y que se siente en Chile o en Perú,d ice:

• •.la subn'Sión tiende a 'centrOlmtfieanizar·se', lo cual, a su vez, aument¡ I I in}erenciaesUdunidense en nuestrOS países .. . por su­putSlO estio jupndo con Meo. Sudamiriano es Amida Cenital. En los Andes "iwn120 millones de personas. Un eotlfliclo enNa reJión \'JI • ser, n I 'nI, el Talónde Aqui·lesde Washifllton. El nuevo gobiernO de Esta·dos Unidos que empieza I funcionar en enero,har" muy bien en repensar su polítia no sólohacl. el istmo, tlmbiin hacia esa bomba detiempo que seesu (;tb~do en Sudnl~rica. '1

En Chite, Pinochet sigue aferrado al pod er.En ese paú no se vive un reto rno con certa do a ladem ocracia -como en Brasil, Argent ina, u ru­guay-, sino que se da una verdadera lucha po rconquistar esos espacios, desde "ab ajo ", impulsadapor un vigoroso movimi ento popular que sinem bargo no ha logrado der rotar a est a dlc rad ura.

las modalidades específicas del regimen militar

U 14 . . ...0 Wo lff, "'''1_10. " b CoIoM~ i. so ....... el " ..t i""60 t. do""",.el• •n "'mériu l •• in.~, a J_.,MÜ ;co, 1. el•iulio do l'U . ... 22.

t, M.in. Mogi. , '''Co101II~i,, ......Iit d. t. ~101o1lC ;''', EI OÑl,Mb. 1eo. 21 ".I. ~...o d.ln., p. n .

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chileno se suste ntan en el poder único, to tal,un ipe rsonal que ejerce e l General Augus to Pino­cñet sobre todas las armas del ejerci to y sobre lasestructuras fundamentales del poder en toda lasocied ad . Ah( reside su fortaleza y tambien su grandebilid ad .

¿Qué significado puede tener el ple biscit o delS de octubre p¡ra Chile! Dicho plebiscito for mapart e del proceso de insti tucion;l.Iiu ción p rogra­mado por la Constitución de 1980 (redactada porciviles pero que otorga el pod er a las fuerzas arma­das, y aprobada mediante un referendum frau du­lenlo ) y t iene por objeti vo sancionar la con tinui­dad de Augusto Pinochet como Presidente de laRepública de 1989 01 1999 011 presen ta rse comonndiduo ún ico .

En los plan es del gen eral Pinochet , el ple bis­cito ¡briría el tr insito h¡ ci¡ una democ racia"restringida", ba jo 101 tutela del mismo Pinoch et.En est e sentido, y 01 pesar de que ex isten algunasfisuras - muy menor es, si qu e qu iere pero queapu nt an a cierto d escon tento- al interio r de 1015fuerz as armadOlS , Ptnccher se logra imponer co mocandidato celcc, de bido a su tr ip le calidad com ojefe d e Esta do , Com¡nd¡ nte en jefe de l ejé rcito yComand¡nte en Jefe de las fuerzas armad as, locua l no es meram ente nominal sino que exp resalas den sas red es de pod er que Pinochet ha te jido01 su alrededo r.

Tal es el control de l general, ahor¡ empeñadoen una vast¡ camp¡ña para pu blicita r med idas det ipo " po pulista " , -eomc 101 entrega de viviendaspopctares y ot ras accion es "aper tu ristas"-, queaunque sectores de las fuerz as armadas y de launraderech a y¡ no se h¡lI ¡ n muy conformes co nPinoche ~ , est¡Ín dispuestas a defenderlo con todoslos medios a su alcance.

A prim era vista se podr (¡ pensar que el procesode insti tucionaliución del régimen mtluar sigue

'su curso, sin embargo, se abre n opciones quebien podnan aprovecharse para la luc ha democré­tica dada la fuer za del bloque opositor que halogrado el mas amplio acuerdo, desde que seinst aur ó la dictad ura , e n to rno del NO (es decirllamando a votar po r el no en e l plebiscito).

Decramos que en la estruc tu ra de poder jerár­quica y unip erson al del régimen milita r chileno ,descansa su fo rtal eza y su máxima debilidad .Analist as co mo Carlos Hcneeus han expresadoque el lider azgo altamente persona lizado dePlncchet - el cual se ex presa en la organ izació nvertica l de l Estado en favor de l gene ral, en lacual los puestos clave del poder están e n manosde oficiales del ejército centralizado pert rechosmilita res, mejores sueldos y o tr as p reben das, endetrimento del resto de las ramas de las fue rzasarmadas y el orden, en tre otros e lementos- p ro ­voca un hecho pa-ad ójico:

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El que el ejt rcito esté abanderillo «NI la solapefSOl'la del general Pinochet lo dejaexpuestb·a una derrota in¡titucional en QS() de triunfarplebiscitariamente el no apoyado pc)I'" la dere­eN dernocritica, el centro politieo y toda laizquierda del pars que - aunque sin armas defuego- lucha masivamente por evitar el frau­de. Lo anterior pl'OYOUlri una gr~(sima crisisen el interior del ejército y demú ramas de wfuerzas armadasy de orden, afeetando «NIelloal pafs en general.11

¿Cu¡Íles son las opciones que se abren paralos ad ictos al régimen frente a un muy pos ibletriun fo rot undo del NO!. Marcelo M¡ncilta, pro­fesor de I;¡¡ Au dem i¡ de Estud ios PolI'ticos yEst ratégicos del e jército ch ileno, d io en opiniónde J¡ revist~ AnáliJn una "visión ar rop nte y crudade lo que puede p¡s¡r en el Plebiscito y después,provocando inqui etud en ciert os d rcutos de laoposición" ."

Mancill¡ (quie n e n un se~lamienlo d igno deantologra d ijo no tener un a visión mu y o ptimis tade Chile pues "és te no es el pa ís que yo qu ise quefuera , por eso me he dedicado 01 obse rvarlo y acomprometerme lo men os pos ible. T~I vez es unaespecie de amor f~trado ") plan teé u( las opcio­nes :

1. Pinodlet [iene el poder real; su mayorobsesión es pilar el plebiscito, por lo que

'es casi una ingenuidad prelendet oponerse:2. Las FFAA y Pinochet ticntn comoI'fC\jtsOS

de fuerza ¡anar el plebiscito. Si eso f¡lIa seadelanlan tres alternativas,: un aUlogolpe;el fnucle elcctoral y la neJOC~ión ron laoposición.

3. Esta negociación sólo ser(a posible si arrasael NO. Esla negociación implicar(a fijar'aspectOS intransables' del modelo «006­miroj aefinir el pi pel ecrruce de las fuer­zas armadas por rima cn el futuro, desear­l'Úldose el tema de tos derechos humanosromo labia de negociación; los miliuresdeben sancionar internamente ¡ los queenima respons¡btes de abusosy excesos.

4. Sobre el futuro politiro no h¡y que enga­ñ¡~e : Los mili[¡res vanaemregar losnrgosformales pero, lal como lo han establecldcen laConstitución, sev¡n ¡ reservar lasposi­ciones claves paragaranliUr la rontinu idaddel régimen'... 211 rizones contundentes dela sinrazón.

Co mo hemos ViSIO, con estos ejemplos 101 luchapor la de moc racia enften ta diversos retos, v{as y

' 1 V(O, ViCIO'. "Chil.' l. pol rilu K . ~le d. ~.. l ro'ml " . EI O"~.

Mh ito . s d. j .. lio d. 1981 , p. 12.,. " l .. d. bilid.d .. del 'NO''', (n to.ftO . ..n' "ft ll.'~I' '001'

cedido PO' M.ft' ill• • l. 1'O.locli. .. ""1,1. 'olluer dll di. rio lfEPOUI d. 1 11 ck Ill ríl de 19811,en AnJ/i' ;¡, S"'II"Io de OIi~, "'"'25 d••bril al 1- d. m.yo d. ' 981. p. 20.

lO lblcl".

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formas, y en todos los casos, uno de los mayoresprobl em ilS es el lugar de las fuerz as armadas e nla transición democrática, las transformacionesque experimentan las mismas durante su estanciaen el poder, as f como " el modo en que el ejér­cito penetró las est ructures poi ít icu y sociales?"como lo mencionamos anteriormente.

Resulu obvio que las fuerzas armadas aúnconseMn importantes reductos del poder ideo­lógico y poi ítico como para imponer formas yritmes a Jos procesos democréucos. A pes¡r delos duros golpes recibidos, la doctrina de la segu­ridad nacion al int enta ser resuci tada .

Pan . Niko Shvarz una de las variantes de dichadoctrina del Pent ágono es la democ racia tuteladapor los militares,U Pero tamb ién hay que recor­dar q ue el pro yecto militar fue derrot ado, que lasfuerzas armadas tuvieron que decid ir su salida.

Los procesos de demo crati zació n que se vivenen paúes como Argent ina, Urugua y y Brasil, hansido, e n efecto "concertados " ent re fue rzas civilesy mili tare s, estableciendo una pesada hipotecasobre dichos proce sos, pero tam bién son momen ­tos e n que desencadenan fuerz as soc iales y polf­t tcas que, podrran camb iar la cc rrelacl én defuerz as im primiéndole .lI1 p roceso el conten idopopu lar , alte rnat ivo, pro fun dam en te t ransform a·dor y mo viliudor del qu e h.llSt.ll ahora car ece .

111. La nui."v. co yuntur.ll inter n. cion.l,el p roceso elec tor. l e n Esu dos Unidos y suimp.llcto en Am érica Latina

l a debacle pol úico mlütar de Estados Unidos enVietnam y los crecien tes pro blemas del sistemaeconómico y fina nciero de posguerra, coin cidencon un de terior o del sistema di." alianzu que Esta­dos Unidos hab fa mon tado PU .lI pro yect ar sudip lomacia de seguri d. d nacion al e n el hem isfe rio .

Con la ren o vada política in tervencionista ygue rrer lsta hacla Centroamé rica y la posición queasume el gobi er no de Estad os Unidos en la guerrade l as Malvinas - aliándose con Gran Bret a ñaen centra de Argentina convirti en do al T IAR enun pape l sin contenido-, este proceso de desgastey deteri oro ~e ha ace lerado notablemente.

En el ámbito latlncamer icarro, el conflicto deLiS Malvinas volvió el problema más comp lejopar¡ los militares pues recre ó , sobre nuevas bases,la búsqueda de la identida d y la au to nomt'.lI de laregión, brindando argum en tos sOl idos a los gcbier­nos democ ráti cos del area para cuest iona r lasalianzu de las fuerzas armadas lat inoamerican as,

~ I 1'o<1,In, C"Iot., ..u clcmocu cl•. • • ~Op. d I.u ShotM.. Nl. o, "UN...,., . n !lo Conf. ..- AA d ,.

con Estados Unidos haciendo más eviden te e l fra ·u so militar.

Tam bién es prob.llble que mu chos miliu resargentinos - v erres del área- esté n cues tion in·cese lu concepcion es de "seguridad nacion al"que I~ llevaron a su vergon zosa derro ta e n lasMalvinas.

Si bien la co yuntura actual esta plen a de eco ­tradicciones, las d icta duras milita res en crisis,la poll'tica o fensiva de l• .lIdmin istración Reag¡ nsum ida en el desc rédit o , zse podn'an espera r enla act uar eta pa de d istensióo modificaci on es sus­tan ciales en las relacion es de Estadós Unidos haciaAm érica latina ?

En el marco de los acu erdos so bre desarm eentre la URSS y Estados Unidos ¿pod r(a habertendencias y fuerzas que presionaran hacia labúsqu ed a de v¡'as pcl ú icas para la resolu ción delos confl ict os regio nales?

Po r lo que respecta a la po lítica exterior ncr­teamertcana hacla América latina, e n e l marcode la distensión , no hay elementos como paraco nsiderar que se vislum bran cambios imp ort an­tes. Más aún, parece ser qu e la tendencia es aendurecer el co nt rol sobre las r reas consideradas"de influe ncia natural " , co mo forma de compen­sar lo que en o pinió n de los grupos de interésmas miliu ristas y co nservadores , se es ta cediendoen la negoc iación co n la URSS. Mich ael Klare,en una e nt revista concedida a Joh n Saxe Fern;in·dez, .pun te a:

No lenco l¡ menor dueloi de q ue nuestro~.

rato mili tv se inclina por aurMntlr la inter·vención en el Terc.er Mur'ldo. Esto serefJeja. enla inversión en nueva~ fua-zas,en adiestramien·to '1 en Ia~ modificaciones de peru pciónenrau!&ic:a de nuew os militares. .. dedicamosIN~ dólafes a i~to que a las arnus nucleares.• .'1 nta eran invers.ión, debo añadir, h", ~ido

acompailrolda coro el ~uflimjen lO de •. . la JI",.mada ewate¡ia del oonflitw de baia intenj.Í.dad.u

Ideó logos y est rategas militare s norteamenca­nos, ya ha b t'an advertido qu e el an t icomunismot radicional pod ía perde r mucho de su llamadoemo t ivo, debid o a la ca mbiante situación interna ­cio nal qu e ha ex igido una polúica de "detente"con Chilla '1 la URSS.

Pero pronto se encontró un sust ituto: la luchacontra las dr ogas, que Reagan enriqueci ó b.ll Josu mandat o con el combate al terrorismo. Ennom bre de la necesidad de ata car el "narccte­rror ismo " com un ista se han seguido ju\ tifi c.llndolos presupu estOS para cuer pos especiales y o pera-

u SIICC.r . rnWu , ' ., MEl ""."O ml' l" . ..MI~ni6c_.......nI6 S<I Inl.....M!6o> .. el Tc,"., M.._ - (' ''!fc",'' • lit.KIlre J 11 p.... , EJlci:/slot , Mb lco, 2 dc ottril de: 191 . p. 22·• .

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ciones enc ubier tas; que los fondos sig¡n nu yendoes lo que en úhima ¡nstanci¡ preocupa ¡ los gruposde ¡nleris mil itar tanto en Estados Unidos comeen Amériu Latina.

El negocio de las armas y I¡ necesidad de Esta­doS Unidos por controluio es un prc blerna vita lp¡¡r¡ ese P¡ (s pues dicho negocio continú¡ sjend~

un'" de las industriu m~ grandes: unas 3S milemprew reciben cantutas directame nte delDepart¡menlO de ü e tensa y o tras 150 mil empre­s¡s aproxlm¡damentt , re¡¡liz¡n trabajes de sub-

, " ..contratación par¡ estas compa las.Las oper¡ciones enc ub iertas no son ex presic­

nes iil:nóm alu de t¡ pcl úica exterio r, sino parteesenciill de la misma, con hondas raíces en el que­hacer pol ít ico nacional, a pesar de las rituales yper iódicas rasgaduras de vest iduras que hace n losmiembros del Congreso nor teamericano cuandouna de estas operacio nes se descub re escandalo­samente, - como el affaire " Irán<ont ras"-,recurso muy común, a decir del analist a RichardFalk, cuando la integridad y cred ibilidad en elsistema polú lco norteamericano está en c risis.u

Esta situaci6n no parece que se vaya a modifica rpor los fue rtes inte reses en los cuales se sus ten ta :junto con la concent ración de poder en .manosdel ejecutivo -en t érminos de poder legislar yejecutar la polúlca ex terior con fuentes, recursosy cuerpos secretos, usurpando la ilutoridild. de lCongreso-, se fue entrete jiendo una red de Inte·reses entre gobierno, cuerpos especial es y Iueraasarmadas, ildem;ís de intereses económ icos e indus­uiales involucrados, pues las operaciones secre tasno pueden scstenrerse sin contar con la re rraes­tructura milita r.

1iI perce pc iOO de que la influe ncia militar escreciente en la defi niciOO de liI poi úlca exteriornorteamericana es till que muchos analistas plan­tean que e l poder reill está en maecs de un com­plejo militar indu striill, como dijera el presiden teEisenhower , quien ut iliza al gobierno norteameri­cano para sus propios fines.

En la actual campaña elec toral que en fren ta aGeorge Busch, del Partid o Republi cano y iI Mi­chael Dukak is del Partido Demócrata por la sillapresidencia' , a pesar de que Am érica Latina hajugado un papel más bien marginal ent re las prio­ridades y preocu paciones del lide rato polúlco deaquel pa {s, se encuemra ta necesidad de recupe rarel liderilZgo perdido so bre las insti tuciones inter·americilnu. Al respecto , varran los ~nfuis pero nolos objetivos.

u Seise•• (t .oto. lo. Ml u A.", .. del , ....__M. l I O.., Mi­Jd<o 'JIOlIO l U J. p. U .

11 FIIII, It lc~d , ",",ocio~' ~two de M...." •• • Scou WHuJlU'l'!Ior ""<A,,''ft CoNI«''-. h,_ . Sout_ ' ·[SS. 19&1.

57

PUiI el histo riador demócrata, Arthur Schlesln·ger, e l part ldc demécrata y el repu blicilno repre­sen tan dos opciones pclúicas d istin tilS:

u princi~l diferenciaesque el PMtido Repu­bliColllO no ha sido el vehrculo de la i1Cciónl.W'l ilateral en los~tos mundiillesye! PilrtidoOem6cntil hu ido e! vehfculo de la woper..ción intemac.ional.losdeno.X:tillilS i1pnnclil'llOSla lección de BilhCi: de Cochinos y en V"let·lliIm_•.u

Pero ireil lmente lu presentes elecciones enEstildos Unidos re presen tan una elecciOO entredos tendencias, Estildos Unidos como experimentode cemccraeta Ocomo dest ino mesiánico ? Aún nohay mucha duidad al respecto .

Sin embargo el fracase de la pol{tica interven­clcnlsta de Estados Unidos en la regiOO, i1S í comola fuerza alcanzada por el pastor negro [e sse [ ack­so n, por seña lar dos ejemplos, indican que hilYcambios den tro de la socie dad norteamerlcana,preocupada por los costos morales y mat erialesde más aventuras guerreristas.

Esta sltuaclé n obliga, obje tivamente hablando,al Partido Demócrata, a ser verdaderamente" rupt urista", a marcar diferencias susta ncia lescon respec te a 105 republicanos , si qu iere ganarcred ibilidad en un nuevo contexto nacional einternac ional .

Vivimos en un mundo donde el pode r es cadavez más mult ipolar , en el cual YiI no es tan sen ­cilio imponer hegemon íu Imperialistas. LiIS fue r­aas armadas lannoamencanas, que se entiendabien , se milncharon demasiado ras manos comopara convert irse en pun lales de los procesos dedemocrat ización y promotoras de libertadesciviles y políticas, como pretenden fun cionariosy estrategas norteamericanos.

El liderato norteamericano debe enfrentarseal hecho de que coo sólo " lavarle la cara" a lud ictaduras, (como lo demuestra e l golpe de ~stado

recientemente perpetrado contra el presiden teLesue Manigat por ejemplo) , no se puede susten­tar n inguna pol"lica de d ia10go o negociaci6nde ningún tipo con una América l at ina que buscaa su interior puntos de confluencia, de concert a­ción económica y polít ica, fren te al grave pesode la deuda ex te rna y en contra de cualquier inter­vención militar ex te rna en la región .

Hemos delineado las tendencias de la pol ít icaexterio r de los Estados Unidos hacia el TercerMundo, pero tam bién hay que destacar que lacrisis económica que anavlesa dicho pa ís es bas­rante seria y grave como para haber llevado alpresiden te Reagan a la mesa de negociaciones y

26 M.... E... Iq ~DuhU•• 1, c ; Jock1Of>•. •1 ••", Il1o;

8""''', "'ed~ R......M. I'rou .., B 604. ""'.deo.la '""" yO de 1, ... , . 42.

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como PU ¡ afectar el presupuesto de defensa delos Estados Unidos.

Existen sectores pol(ticos y económicos norte­americ¡nos. como Peter Peterson, ex-sceeeereiarledd Tesoro de EUA que estan exigiendo un "re­dimensioo;¡miento" (es decir, reducción, reacecua­ci6n) de todos los progr.llmn de segurid¡d de losEstados Unidos, incluyendo los muy costososdispositivos utilizados pan 101 "proyección depoder" en el Tercer Mundo (los prognlmn con­templados por I¡ ICD o Inid ¡ tiv,) de DefensaConvencion¡l ) lo cual afecu r.í sin duda el presu­puesto millu r haci¡¡América latina.

la era de distensión también ofrece mayoresoptiones 011 liderato lbercamertcanc par.. intensi·ficar 101 dlversiflcaclén comercial y de relacionespoiúlcc militares, pues hay que recordar que unode los elementos máS importan tes de laperestrol­RQ -en cuanto a su proyección en el campo de

las relac iones intern acional es- es me jorar, demanera sustancial sus relaciones comerciales coneecncm ras capita listas del Tercer Mundo, lo cualincluye la importación y exportación de tecnolo­gía militar .

Esto podr ía ayudar a finca r nuevos criterios-más pragmiÍticos que ideológicos, en una primerainstancia- para la consideración de una nuevapolítica de "seguridad nacional" en la cual ex istauna mayor gravitación del interés nacional latino­americano y no del inter és nacional de los EstadosUnidos.

la nueva era de distensión ofrece la posib ilidadde exigir un nuevo orden internacio nal. No esta­mos mi s en los años sesenta y tanto la sociedadnorteamericana como su enlomo mund ial hancambiado. Los Republicanos no parecen ente nderesta situ ación , y des demócratas? .. no quedaclaro todav ía.