impacto act. ladrillera sobre la salud el algarrobal (syaii)
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UNIVERSIDAD DE CONGRESOLicenciatura en Gestión AmbientalCátedra: Salud y Medio Ambiente IIProfesora: Dra. María Ester López
Trabajo Final:
El impacto de la actividad ladrillera sobre la salud en
El Algarrobal
Autora: Cynthia González
MENDOZA
Septiembre 2010
Índice
Introducción..............................................................................................................3
Resumen descriptivo........................................................................................3
Problema a investigar.......................................................................................4
Desarrollo.................................................................................................................6
Caracterización del área de estudio..................................................................6
Antecedentes del problema de salud................................................................8
Información de salud del área elegida...............................................................11
Opinión de actores involucrados.......................................................................11
Conclusión................................................................................................................15
Propuestas...............................................................................................................16
Bibliografía................................................................................................................18
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Introducción
Resumen descriptivo
El presente trabajo busca abordar la problemática sanitaria que se manifiesta en la
población del distrito El Algarrobal, en el departamento de Las Heras. A partir de un
trabajo anterior, se han identificado los principales elementos que constituyen esta
compleja situación.
En la zona de estudio, coexisten tres usos del suelo sumamente incompatibles entre
sí, como son el residencial, el agrícola y la producción de ladrillos, pero que se
encuentran estrechamente relacionados.
Se trata de un área calificada como “excelente” para la agricultura, y era ésta la
actividad dominante tradicionalmente, hasta que la rentabilidad de la actividad
ladrillera hizo que esta última fuera adueñándose de cada vez mayores extensiones de
terreno. A su vez, la zona residencial/comercial de la zona se sustenta en la actividad
ladrillera principalmente.
Dentro de los mismos predios que se dedican a la actividad ladrillera, se ubican
viviendas precarias donde residen los trabajadores con sus familias, padeciendo
carencias de diversa índole. No sólo se encuentran expuestos a las emanaciones
gaseosas producidas por la actividad de los hornos, sino que también subsisten en
condiciones de vida de absoluta miseria, afectados por severas afecciones
relacionadas con la falta de acceso al agua y saneamiento, la presencia de vinchucas
y el hacinamiento.
Como se ha mencionado, una de las varias problemáticas que aquejan a los
algarrobinos tiene que ver con la presencia de gases tóxicos en el aire, producto de la
cocción de los ladrillos. El principal gas producido es el dióxido de azufre (SO2),
producto de la combustión del coque, que es agregado a la leña en algunos
establecimientos, y producto también de la presencia de azufre en los ladrillos. Éste es
un gas incoloro y no inflamable, con un característico olor acre e irritante.
En altas concentraciones el dióxido de azufre puede ocasionar dificultad para respirar,
humedad excesiva en las mucosas de las conjuntivas, irritación severa en vías
respiratorias e incluso al interior de los pulmones por formación de partículas de ácido
sulfúrico, ocasionando vulnerabilidad en las defensas.
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Este gas es causante de enfermedades respiratorias como broncoconstricción,
bronquitis y traqueítis, pudiendo llegar a causar broncoespasmos en personas
sensibles como los asmáticos, agravamiento de enfermedades respiratorias y
cardiovasculares existentes y la muerte. Si bien los efectos señalados dependen en
gran medida de la sensibilidad de cada individuo, los grupos de la población más
sensibles al dióxido de azufre incluyen a los niños y ancianos, a los asmáticos y a
aquellos con enfermedades pulmonares crónicas como bronquitis y enfisema.
En el caso de El Algarrobal, la carencia de mediciones oficiales que permitan conocer
la concentración de dióxido de azufre en la zona, dificulta la asociación de las
frecuentes enfermedades respiratorias que se presentan en la zona con la existencia
de esta fuente contaminante.
La actividad ladrillera en la zona de estudio es de gran importancia, lo cual queda
manifiesto en las ordenanzas municipales dictadas en los últimos años que permiten la
localización de estos establecimientos en la zona, dentro de un sector explícitamente
delimitado. Los ladrillos de la zona de El Algarrobal son reconocidos por su calidad en
toda la provincia. Por esto, a la hora de pensar en cualquier tipo de solución para la
potencial afección a la salud producida por las emanaciones, no se puede dejar de
tener en cuenta la relevancia de la actividad en el funcionamiento de la sociedad
algarrobina, ni la interacción entre todos los factores que determinan salud de esa
población.
El problema a investigar
Los problemas de salud en la zona de El Algarrobal son muy heterogéneos. Las
enfermedades respiratorias padecidas por los grupos de riesgo, sobre todo por los
niños, son solo una parte de la multiplicidad de afecciones que se pueden encontrar en
este sector tan vulnerable de la sociedad mendocina. Éstos presentan a menudo
enfermedades en la piel, por el trabajo realizado en condiciones inadecuadas junto a
sus padres en los hornos de ladrillo, pediculosis, desnutrición y diversos males
vinculados a la falta de acceso al agua y al saneamiento como diarreas y problemas
gastrointestinales. No sólo los niños presentan estas enfermedades, sino también sus
padres. A estas dolencias se suma la presencia de vinchuca y la recurrencia de casos
de mal de Chagas y de Tuberculosis, y patologías de carácter social, como el
alcoholismo.
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Dentro de este abanico de problemas, se tratará de analizar de manera integral una
alternativa para solucionar paulatinamente la salud de los pobladores de la zona. Las
afecciones presentadas se encuentran muy relacionadas entre sí, al estar todas ellas
vinculadas no sólo a la contaminación, sino también a la marginación y a la pobreza.
La causa de las problemáticas sanitarias del área no son sólo una consecuencia de la
polución propia de la actividad, más bien, son el producto de la forma en que ésta es
llevada a cabo, en condiciones rudimentarias y precarias.
Es por esto que se buscará dar un análisis sistémico a la situación, teniendo en cuenta
todas las variables que afectan a la salud de los habitantes de la zona, para proponer
directrices y soluciones que contribuyan a mejorar sus condiciones de vida.
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Desarrollo
Caracterización del área de estudio
La problemática se presenta en el distrito El Algarrobal, al Sureste del departamento
de Las Heras, en la provincia de Mendoza. La zona de mayor concentración de
actividad ladrillera, y por ende, de mayor impacto, es la comprendida al Norte del
Canal Cacique Guaymallén y al Este de la Ruta Nacional Nº 40, considerando de
principal relevancia la situación a lo largo de las calles P. Segura, Quintana, Aristóbulo
del Valle y Lavalle.
La gran importancia que fue adquiriendo la producción de ladrillos a través del tiempo,
llevó a que se definiera un área específica para esta actividad, a través de la
ordenanza 153/98 de la Municipalidad de Las Heras. En ella, se establecen los límites
en los cuales el Municipio permite la instalación de hornos, y puede sancionar,
llegando a la clausura, cuando la instalación se realiza en áreas no permitidas. De
hecho, existen en este momento procedimientos que se están llevando a cabo en
orden de desalojar instalaciones que se encuentran fuera del sector autorizado.
La zona está caracterizada por una notable diversidad en cuanto a los usos de la
tierra. Se trata de una zona que fue primariamente agrícola, pero hoy se ve en gran
parte reemplazada por la actividad ladrillera. Además, se observan algunos parches de
población en forma de pequeñas concentraciones o barrios, como es el caso del Barrio
San Pablo, adyacente a los grandes establecimientos ladrilleros.
A su vez, dentro de los mismos predios que se dedican a la actividad ladrillera,
aparecen viviendas precarias donde residen los trabajadores con sus familias,
padeciendo carencias de diversa índole. Estos trabajadores, provenientes en muchos
casos del norte del país, y de países vecinos como Bolivia, se ubican dentro de las
instalaciones de la ladrillera y allí se instala también la familia, quedando de esta
manera muy expuestos a las emanaciones de diversos gases que se generan.
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Imagen Nº1. Identificación de las principales zonas con hornos de ladrillos.
Fuente: Google Earth. 2009 Digital Globe.
Éstas se observan delimitadas en color naranja. Lo que se observa en el sector inferior
de la imagen es el Canal Cacique Guaymallén. Al Oeste, se encontraría el Aeropuerto
Internacional F. Gabrielli.
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Imagen Nº 2. Zona de mayor concentración de la actividad.
Fuente: Google Earth. 2009 Digital Globe.
En esta imagen se puede ver claramente la zona definida como “ladrillera”, ubicada
entre las calles Segura, Lavalle (R 28) y Aristóbulo del Valle al Este. En el sector
Noroeste, se observa el Barrio San Pablo.
Antecedentes del problema de salud
La actividad ladrillera genera impactos sobre la salud de la población aledaña, pero
sobre todo, sobre la salud de sus trabajadores.
Lo que ocurre en la zona de El Algarrobal, donde la concentración de hornos es de
aproximadamente unos doscientos, no es un caso aislado, sino que es uno más de los
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múltiples lugares donde se presenta esta problemática, cada uno, por supuesto, con
sus propias características particulares.
Sin ir más lejos, en varias ciudades de Latinoamérica la actividad ladrillera constituye
un grave inconveniente.
Dos ejemplos emblemáticos son el de Ciudad Juarez, en México, y Cochabamba, en
Bolivia. Es importante destacar que muchas de las cualidades en el desarrollo de la
actividad se repiten en ambas ciudades, y coinciden con lo que sucede en Las Heras.
Por ejemplo, en todos los casos, la actividad se encuentra vinculada a una situación
de pobreza y marginación. El rubro gozó de un crecimiento desmesurado y repentino a
partir de los años sesenta, acompañando al incremento masivo de la construcción.
Esta explosión repentina fomentó el desarrollo de la actividad de manera
desordenada, con pocas regulaciones y basada en una economía informal, que
fomentó la asociación de la misma a los sectores más pobres y necesitados de las
comunidades.
El ejemplo de Ciudad Juárez es quizá el que más se asemeja a la situación local, y
puede ser tomado como referencia para desarrollar acciones correctivas en nuestro
problema particular. No sólo se asimila la situación del desarrollo de la actividad en sí,
sino que también es muy semejante en cuanto a condiciones climáticas, teniendo en
cuenta principalmente la importancia de los vientos para la dispersión de los
contaminantes. Allí, se genera también el fenómeno de “inversión térmica” que genera
una concentración mayor de los gases contaminantes en la parte baja de la atmósfera,
reteniéndolos por períodos más largos de tiempo en estas capas y generando una
mayor afectación a la salud.
Por esta razón, una de las principales medidas tomadas en esta localidad para mejorar
la situación ambiental fue la reducción de la cantidad de días de quema en las épocas
del año donde se vuelve más frecuente la inversión térmica. Además, las autoridades
determinaron la reubicación de 350 establecimientos que se encontraban dentro de la
mancha urbana a lugares menos poblados, al comprobarse los impactos sobre la
salud, como problemas respiratorios, entre ellos ataques de asma y bronquitis crónica
en adultos, y además lo que representaba también un impacto económico por gastos
médicos, ausencia en los trabajos y a las escuelas.
Sin embargo, la situación en la ciudad mexicana era aún más severa por la utilización
de combustibles muy dañinos, ellos aserrín y residuos de madera impregnados de
barnices, y en ocasiones hasta llantas, contenedores plásticos y otro tipo de residuos,
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produciendo emanaciones de metales pesados, dioxinas y furanos. En las últimas
políticas encaminadas desde el gobierno, se procuraba resolver este último problema,
cambiando a combustibles más limpios, como el gas natural.
Es importante destacar también el caso de Bolivia, donde a pesar de utilizarse un
combustible más limpio, como el gas natural, se ha comprobado también el efecto
nocivo que producen las emisiones sobre la salud. En un estudio realizado por la
Universidad Católica de Bolivia, se pudo constatar la contaminación atmosférica a
través de mediciones continuas, y relacionar esta situación con las variables de salud
que también se fueron registrando para amplios períodos de tiempo, con el fin de
poder establecer una comparación (Aracelly Gallegos; 2006). Esto resulta de gran
importancia, ya que demuestra una realidad que en nuestra situación específica no ha
sido posible comprobar por la ausencia de datos. Las mediciones realizadas en
Cochabamba, Bolivia, evidencian sobre todo la presencia de PM10, material particulado
de muy pequeño tamaño (inferior a 10 micrones) que al ser inhalado provoca
enfermedades respiratorias agudas. Este último hecho también ha sido constatado por
dicho estudio, sentando las bases para tomar aún más en serio la problemática que se
vive en nuestra región.
En la zona de El Algarrobal, las denuncias presentadas por los agricultores vecinos a
los hornos despertaron la incógnita respecto a la posible contaminación producida por
los mismos. Sin embargo, poco se ha hecho hasta el momento para comprobarlo
fehacientemente. Al día de hoy, no existen mediciones oficiales realizadas en el área
de estudio, por lo cual es difícil determinar la calidad del aire en el lugar. Desde la
Dirección de Protección Ambiental (ex Dirección de Saneamiento y Control Ambiental),
la respuesta fue que carecían de mediciones continuas en el sitio que pudieran
determinar la presencia efectiva de concentraciones que sobrepasen la norma. La
única fuente que puede citarse respecto a mediciones de calidad de aire en la zona
proviene de un estudio realizado por la Universidad Nacional de Cuyo en el año 2002.
En el mismo, las mediciones arrojaron valores de 5 ppm en chimenea y 0,2 ppm en el
área circundante. Sin embargo, estos valores son estáticos, es decir, fueron tomados
en un determinado momento y son de difícil interpretación.
La carencia de mediciones continuas hace muy difícil la estimación del daño real
producido a la calidad del aire. Debido a que los niveles guía de la OMS y los
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adoptados por la legislación provincial trabajan sobre mediciones acumuladas, sería
necesario que las mediciones fueran continuas y sistemáticas, a fin de que puedan
servir de diagnóstico para corregir las situaciones adversas.
Información de salud en el área elegida
La información de salud para la zona es bastante limitada, ya que en muchos casos
las personas no concurren al sistema sanitario.
El principal establecimiento del área es el Hospital Gailhac, que atiende con frecuencia
problemáticas que reconocen que están muy ligadas a la actividad que se realiza,
como las enfermedades de la piel, afecciones respiratorias y problemas odontológicos.
En particular, respecto a las enfermedades respiratorias, se destaca que el patrón
seguido por éstas a lo largo del año se corresponde con lo que ocurre en el resto de la
provincia, obedeciendo a picos estacionales comunes. No obstante, sí resaltan la
recurrencia de alergias severas, causadas por los humos que se emanan de los
hornos, sumándole a esto la humedad y condiciones en las que viven y las bajas
defensas de sus organismos por una alimentación inadecuada e insuficiente.
Las infecciones respiratorias agudas son abundantes, sobre todo en la población
vulnerable como son los niños y ancianos, que también presentan reiteradas
infecciones y enfermedades en la piel.
Opinión de actores involucrados
Con el fin de proporcionar una visión holística de la problemática, se realizaron
diversas encuestas para abordar la situación desde distintos puntos de vista,
proporcionando así elementos que permitan comprender las diferentes dimensiones
de la misma.
Para analizar el punto de vista social, se entrevistó a una asistente social que trabaja
en la zona hace varios años. Desde su punto de vista, la problemática más seria tiene
que ver con el desarraigo cultural y la pobreza estructural. La comunidad de El
Algarrobal, como se mencionó anteriormente, es, en un alto porcentaje, de
nacionalidad boliviana. Estas personas llegan a nuestra provincia sin nada, sólo
dispuestos a ofrecer su trabajo a arrendatarios que les “prestan” las tierras y las
viviendas a cambio de un porcentaje muy alto de la producción. A esta insuficiencia de
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recursos económicos, se suma la discriminación y los problemas para comunicarse
que tienen en muchos casos, ya que sólo conocen su lengua, la quichua, y les cuesta
mucho aprender el español. No obstante, la entrevistada destaca lo respetuosa que es
esta comunidad del resto y la valoración de sus costumbres (que de hecho, se
conservan en gran medida).
Por otro lado, comenta la situación en la que se encuentran los niños de la zona. Éstos
comienzan a trabajar a partir de los 4 o 5 años, realizando tareas como la de apilar
(acomodar los ladrillos para su cocción), “banquetear” (pasar los ladrillos) o incluso
cargarlos. La mayoría de ellos trabaja en los hornos, pero también algunos lo hacen en
la cosecha en las fincas de vid y de tomate. Sin embargo, resalta que
aproximadamente el 98% está escolarizado en la franja etaria de 0-12 años, es decir,
que casi todos los niños finalizan la escuela primaria. La deserción comienza a partir
de los 13-14 años, cuando deberían comenzar los niveles más avanzados. Resalta
también, que los principales problemas de salud en los niños son las reiteradas
afecciones en la piel -por la labor llevada a cabo en los hornos- y los problemas
odontológicos, dados por la mala alimentación y la falta de higiene. En un segundo
plano, menciona las enfermedades respiratorias, que se manifiestan sobre todo en
forma de alergias.
En los adultos, las dolencias son similares. Los problemas respiratorios y
dermatológicos los localiza en primer lugar, pero sin dejar atrás los odontológicos y
gastrointestinales, ambos muy vinculados a una alimentación inadecuada y a un
acceso al agua, en algunos casos, no segura.
Para concluir, resalta la complejidad del caso desde el punto de vista cultural, y la
necesidad de contemplar también estos aspectos a la hora de encontrarle una
solución.
Por otra parte, se pudo conversar también con personal del sector de medio ambiente
del municipio de Las Heras, obteniendo así la visión desde el ángulo de los
funcionarios que se encuentran vinculados a esta problemática.
Desde la municipalidad, se resalta la importancia que tienen los hornos de ladrillo en
la sociedad algarrobina, no sólo desde el punto de vista económico, al ser el sustento
directo de un alto porcentaje de la población, sino porque alrededor de ellos se
estructura todo un mini sistema económico que funciona gracias a esta actividad. De
esta manera, la actividad comercial en el Barrio San Pablo se mueve gracias a la
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rentabilidad generada por los hornos, ya que sus dueños y sus empleados realizan sus
compras en este barrio.
Destaca también la importancia de aumentar los controles en la forma de realización
de la actividad, tanto en cuanto a las condiciones de seguridad de los mismos
trabajadores, como en relación con las poblaciones aledañas. Muchos hornos se
encuentran fuera de los límites establecidos por la ordenanza 153/08 y deben
relocalizarse, aunque muchos también ya lo han hecho.
En esta línea, menciona también la problemática que la actividad constituye para los
suelos, siendo éste el principal impacto ambiental a su entender. La degradación que
se produce de las tierras es muy rápida, y señalan que la vida útil de un terreno para la
actividad es de tan sólo 4 años, lo cual a su vez explica la precariedad de las viviendas
y las condiciones en las que residen, ya que la actividad puede extenderse por un
tiempo sumamente limitado y no se justifican mayores inversiones en infraestructura
domiciliaria.
En cuanto a la salud, desde este sector comentan una problemática creciente que
tiene que ver con la presencia de vinchucas. Si bien no todas se encuentran infectadas
con Tripanosoma cruzi, el riesgo de enfermar con mal de Chagas existe y es real, ya
que se han detectado varios casos en la zona, y muchos otros probablemente no se
detectan porque las personas no se realizan los análisis pertinentes.
Por supuesto, no deja de lado la recurrencia de las enfermedades infecciosas y
problemas respiratorios, de trabajadores y de vecinos. Éstos últimos, principalmente
propietarios y trabajadores de las fincas, se quejan continuamente de la mala calidad
del aire y exigen la relocalización de los hornos.
El problema de la reubicación tiene dos ejes principales. Por un lado, la fertilidad y las
características químicas del suelo en la zona de El Algarrobal son indispensables para
mantener la calidad de los ladrillos que en esta región se generan, por lo cual
modificar su lugar de trabajo significaría o un mayor costo para movilizar la tierra que
se siguiera extrayendo del mismo sitio, o una pérdida en la calidad, tan reconocido, de
los ladrillos lasherinos. Por otro lado, podría suponer una depresión económica para la
actividad comercial del barrio, que perdería la actividad que hace mover sus motores,
y un empobrecimiento de la zona residencial-comercial con sus consecuentes
problemas sociales y de salud.
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Es por esto que, si bien se analizan propuestas y alternativas para mover estos hornos
y mejorar la calidad de vida de los pobladores de la zona, la situación es delicada y no
pueden olvidarse las distintas aristas que constituyen a la problemática.
Como puede observarse, para los distintos sectores de la sociedad, las prioridades y
la severidad de los problemas no son concebidas de la misma manera. Desde el
municipio, si bien se impulsan políticas tendientes a mejorar la situación, las variables
de salud y sobre todo, sociales, no son tan teniadas en cuenta como el sector sanitario
y los asistentes sociales considerarían necesario. La intervención del Estado es aún
escasa, sobre todo en la generación de estudios e información que permitan gestionar
estos problemas de una mejor manera. Para planificar cualquier tipo de directriz, es
por supuesto indispensable el conocimiento. Si se carece de información certera y
acabada, de registros de salud y mediciones de calidad ambiental, no es posible
conducir a la comunidad a una condición más saludable. Es por eso que se resalta
aquí en numerosas ocasiones la importancia de que se comience a trabajar en la
generación de estudios y en la recopilación de datos para generar estadísticas que
constituyan la base de posteriores acciones.
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Conclusión
La actividad ladrillera en la zona de estudio es de gran importancia. Los ladrillos de la
zona de El Algarrobal son reconocidos por su calidad en toda la provincia, y en este
contexto, es imprescindible tener en cuenta la faceta cultural, social y económica de
esta comunidad a la hora de buscar una solución para el mejoramiento de su calidad
de vida.
Teniendo en cuenta la distancia existente entre los hornos y las viviendas, y
considerando también la cercanía de parcelas agrícolas, la afectación por dióxido de
azufre y por material particulado es notable en toda esta población. Aunque no se han
realizado aún las mediciones pertinentes, las afecciones padecidas por la población de
la zona evidencian una calidad atmosférica deficiente.
Por supuesto, es menester que el Estado tome cartas en el asunto. La evidencia de la
problemática en las cuestiones sanitarias debería obrar como un catalizador y acelerar
la participación del gobierno local y provincial, llevando a cabo los estudios necesarios
para conocer la concentración de gases y materiales peligrosos en el aire y analizar en
qué medida éstos sobrepasan las normas de la OMS, determinando así también la
urgencia de solucionar el problema respiratorio de los pobladores.
No obstante, la tarea de los funcionarios no termina con la determinación de
estándares. Como se ha mencionado reiteradamente, la sociedad algarrobina sufre
una serie de padecimientos interrelacionados que requieren de soluciones integrales.
Los problemas habitacionales, la precariedad de la vivienda, el desarraigo cultural y la
desnutrición se suman a otras enfermedades como las respiratorias agudas, el mal de
Chagas, la tuberculosis, el cólera y las afecciones de la piel.
Es necesario encaminar un trabajo integral, que ataque todas las dimensiones de la
problemática, partiendo de los problemas sociales y ambientales que desencadenan
los pesares de la comunidad. Es de vital importancia mejorar la salud de la población,
sin que ello le genere un agravio económico. Cualquiera sea la resolución ante este
problema, no se deben olvidar en ningún momento las cuestiones socioeconómicas y
culturales que la rodean.
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Propuestas
Teniendo en cuenta la versatilidad de la problemática, y habiendo analizado sus
diversos aspectos por separado y de manera integrada, se intentarán plantear algunas
soluciones, tendientes a mejorar la salud de la población de El Algarrobal.
Una de las primeras medidas a tomar, sería la imposición y el control de que se
utilicen los materiales y equipamiento adecuado para los trabajadores de los hornos,
incorporando elementos de protección para el cuerpo y las vías nasales.
Para mejorar sus condiciones laborales, no sólo es importante la protección, sino
también el reconocimiento de sus derechos. La mayoría de estos trabajadores, que
vienen en condiciones de extrema necesidad desde el norte de nuestro país o desde
Bolivia, ofrecen su mano de obra a cambio de una remuneración injusta y condiciones
deplorables, trabajando en negro, sin acceso a ningún tipo de beneficio y residiendo
en viviendas extremadamente precarias que les acarrean infinitos padecimientos.
Desde luego que sería importante y un paso trascendental, el reconocer los derechos
laborales de los trabajadores de los hornos, obligando a que mejoren paulatinamente
sus circunstancias. De esta manera, se podrían mejorar las características de las
viviendas, utilizándose materiales de construcción más adecuados y disminuyendo así
la presencia de vinchucas.
También es importante tratar la problemática de los niños. Si bien en la actualidad se
están llevando a cabo programas tendientes a reducir el trabajo infantil y a asegurar la
escolaridad, es importante que se sostengan los esfuerzos en este aspecto, tratando
de aumentar el porcentaje de adolescentes escolarizados, que son los que suponen
hoy el mayor problema, sobre todo en vistas a un futuro, y con el objetivo último de
concluir con la pobreza estructural. Estos adolescentes que desertan, difícilmente
podrán realizar tareas muy diferentes a las que realizaron sus padres en los hornos, o
trabajar en la cosecha, y eso acentúa la estratificación social, impidiendo su movilidad
en la escala de clases.
En este contexto, no hay que olvidar que también hay otros sectores que resultan
perjudicados por la actividad, y cuya salud se ve amenazada por los humos que de
ésta se desprenden. Es por ello que debe contemplarse la posibilidad de reubicar los
hornos a una zona donde no se perjudique a la agricultura, ni a la salud de
poblaciones vecinas. Por supuesto, esto debe realizarse con extrema cautela, de
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manera premeditada y procurando que no se le genere un perjuicio a los trabajadores
ni a los propietarios de los hornos, al remover su fuente de trabajo. Se deberá realizar
de una manera tal que se promueva la protección del ambiente y de la salud, de
trabajadores y vecinos, con el fin último de lograr una mejor calidad de vida para todos
los algarrobinos.
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Bibliografía
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Diario El Espectador. “El humo negro de las ladrilleras”. Bogotá, Colombia.
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Planeta Azul, periodismo ambiental. http://www.planetaazul.com.mx
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