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Iglesia de la Sangre en
Liria Historia y gestión del patrimonio artístico
Tercer curso de grado en Historia del Arte
Laura Banacloche Puchol
22/12/2014
2
Índice
Introducción Página 3
La iglesia de la Sangre Página 4
La iglesia como monumento nacional Página 10
Delimitación del entorno Página 19
Imágenes de la iglesia Página 21
Referencias bibliográficas Página 23
3
Laura Banacloche Puchol
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Introducción
El presente trabajo plasma la importancia de la Iglesia de la Sangre como patrimonio
Nacional, remontándonos a su orígenes para poder advertir los hechos que propiciaron
este fenómeno.
En el mismo, se han reflejado diferentes explicaciones acerca de qué es el patrimonio y
sus diferentes repercusiones de manera detallada.
Se ha iniciado la argumentación explicando primero la ciudad de Edeta –dado que
nuestra iglesia es perteneciente al Medievo, pero Liria ya fue importante desde época
íbera–, y de esta manera ir desgranando su formación.
Antes de hablar sobre el tema central –que es el patrimonio– se ha realizado una síntesis
de lo que la iglesia de la Sangre supone estéticamente e históricamente.
Una vez comentado de manera total la inclusión de ésta como patrimonio Nacional, se
ha referido a una resolución de la delimitación del entorno que sucedió en el año 1999
con el fin de tratar en profundidad una parte del trabajo que se realiza con un BIC.
Finalmente se ha concluido mediante una sucesión de diversas imágenes tomadas de la
misma para poder esclarecer los puntos comentados.
4
La Iglesia de Santa María o de la Sangre
La Iglesia de la Sangre ha sido recuperada gracias a su intensa restauración. Desde la
construcción de la nueva iglesia barroca a los pies del cerro en el que se asienta esta
iglesia, solo el interés y trabajo de la Cofradía de la Sangre de Jesucristo ha sido el que
ha permitido el mantenimiento del edificio y el que ha evitado el posible abandono. Dos
son los motivos que han propiciado que esta iglesia no quede en el olvido, y son; la
Semana Santa –con salida y final en el templo– y el proceso de restauración. Dicho
proceso fue iniciado a finales de la década de los ochenta, centrándose inicialmente en
la recuperación y limpieza de la cubierta de madera policromada y, posteriormente, en
la adecuación de todo el conjunto arquitectónico interior y exterior. El largo período de
restauración ha permitido una reapertura en 2005 que ha conseguido poder recuperar el
edificio, situado en la villa vella, un barrio que desde el siglo XVI había perdido el
interés social y económico a favor de la nueva vila que se formaba en el llano.
Este traslado es el que ha conseguido la pervivencia de la iglesia con el diseño medieval
original, sin apenas alteraciones constructivas. Es importante recordar como en época
barroca, se transformaban todas las iglesias con el fin de modernizarlas al nuevo estilo.
Pues en este contexto, La Iglesia de la Sangre consiguió mantenerse exenta, y
preservarse como en sus orígenes –junto con algunos pocos edificios más–. Los hechos
que explican esta situación son que mientras en algunas ciudades se estaban derribando
los edificios –y si no se llegaba al derribe se cubrían con el fin de tapar sus orígenes
medievales – esta iglesia ha permanecido inalterada, dado que hubo una evolución en la
vila, que estuvo determinada por el crecimiento demográfico y económico desde mitad
del siglo XV. A mediados del quinientos, el centro neurálgico ya se había consolidado
en el Ravall d’Avall donde ya se planteaba la construcción de una nueva Cambra dels
jurats, que se materializará en 1596, sólo décadas antes del proyecto para llevar a cabo
un nuevo templo en la nueva Plaça Major. La definitiva consagración de la nueva
iglesia parroquial de la Asunción, en 1642, dejará a la Iglesia Santa María como sede de
la Cofradía de la Sangre, que había sido fundada en el año 1575, y tal y como se ha
explicado anteriormente, este hecho fue el que ha propiciado que actualmente la iglesia
continúe en la mentalidad colectiva de sus vecinos.
5
«Trabajó el escultor Leonardo Esteve, y es obra de los arquitectos Martín de Olindo y
Pedro de Ambuena. Cuenta con una Purísima de Espinosa, firmada en 1663, y varias
alhajas y obras de bastante valor, procedentes algunas de Portaceli1».
Si pasamos a un análisis más técnico de la obra, debemos advertir que es una iglesia
construida entre los siglos XIII y XIV –dado que se puede apreciar perfectamente su
transición de románico a gótico–.
Tiene un perímetro perfectamente rectangular –de unos 28’50 x 15’50 metros–. Su gran
espacio interior se articulaba en base a cinco grandes arcos diafragma –con doble línea
de dovelas– que daban a su vez lugar a seis crujías, cada una de 4’20 metros de anchura.
Los arcos mencionados tenían 12 metros de anchura y 10’30 metros de altura, lo que
proporcionaba un poderoso volumen interior de su base estructural. El edificio adopta la
solución de retrasar el muro perimetral hasta la línea limite del extradós, lo que permitía
la inclusión de éstos en el espacio interior. De este modo los arcos realmente eran muros
separadores de los pequeños espacios, que con el paso del tiempo dieron lugar a las
capillas laterales que se añadieron a la estructura mediante el sistema de bóvedas de
crucería.
El espacio interior se correspondía al espacio exterior –el único elemento diferencial es
la torre campanario–. Esta correspondencia consolidaba un edificio compacto, uniforme
y cerrado. El muro exterior era de gran austeridad, rechazando cualquier elemento
ornamental, y consiguiendo así la relación con la parte interior. El edificio interiormente
y exteriormente carecía de cualquier elemento decorativo, presentaba únicamente
elementos estructurales –una muestra clara de las formas que las órdenes religiosas
cistercienses, dominicos, franciscanos o cartujos, venían imponiendo en Cataluña y el
País Valenciano–.
Los vanos en el edificio eran escasos pero muy bien definidos. Pequeños y estrechos
ventanales rectangulares tanto en la cabecera como en sus laterales y acceso único,
también por el lateral, de su tercera crujía. El símbolo sin duda de la iglesia es su
portada principal –aunque es importante saber que fue realizada casi un siglo después de
su construcción–. El portal original «Forma triple arquivolta en plena cimbra,
moldurada con sencillos baquetones que separan entre sí escocías y filetes, enriquecida
1 SIVERA SANCHÍS, J. Nomenclator geográfico-eclesiástico de los pueblos de las diócesis de Valencia.
Valencia: Librerías París-Valencia, 1980, p.272.
6
en su circunferencia exterior por un burdo escarolado. Soportan los arcos ligerísimas
columnitas góticas de mármol numulítico (tres a cada lado), sueltas, con sus bases de
finos contornos, cuyos cilíndricos fustes coronan capiteles de plametas y hojas
finamente ejecutadas. Dos ménsulas a cada lado, decoradas con cabezas de serafines,
dan a entender que soportaron estatuas, ya desaparecidas en la actualidad2».
Respecto a los materiales, encontramos el sillar que lo vemos empleado en los arcos
diafragmáticos, los vanos, la portada, la torre campanario y los ángulos de los muros
perimetrales. Y la mampostería de dos tercios, que aparece en los muros.
El trabajo más complejo se da en la torre campanario, que tiene una planta cuadrada –
con 6’10 metros de lado– y su acceso se ubica en el interior de la última crujía,
mediante una pequeña puerta de medio desde la que arranca una falsa bóveda –trazada a
través de un conjunto de arcos consecutivos– que permite llegar a la estructura central
de la escalera de caracol. La sección circular de la escalera se transforma en hexagonal,
mediante un retranqueo en su parte final, que aparece cubierta por una bóveda de
crucería con nervios moldurados, plementados en piedra, que nacen de pequeños
capiteles, con bolas –que aún conservan restos de policromía–. Ésta sirve de
sustentación a la base del segundo cuerpo de la torre –donde se encuentran las
campanas– que parece que son de cronología más tardía–. Los sillares de este espacio
son de mayor calidad de tallado y de obra. Advertimos unos complejos y más amplios
vanos de medio punto y su cubrición que nos remiten a una actuación realizada
posteriormente. «Sin embargo, a pesar de esta diferencia, todo el conjunto de la torre
está finamente labrado de piedra desde su base, desde su misma puerta de acceso,
destacando la estructura de los vanos –a modo también de estrechas seteras de medio
punto–, el estrecho entramado de la escalera con su guía, la bóveda de cañón en ángulo
inclinado que da acceso al segundo cuerpo, la estrecha escalerilla que facilita la salida al
tercer espacio exterior y, sobre todo, las delicadas bóvedas nervadas de generosa
2MARTÍNEZ ALOY, J.; SHARTOU Y CARRERES, C. “Capítulo XI. Partido de Liria”. En MARTÍNEZ
ALOY, J.; SHARTOU Y CARRERES, C. Geografía General del Reino de Valencia dirigida por
Francisco Carreras y Candi. Provincia de Valencia. Tomo II. Barcelona: Est. Editorial de Alberto
Martín, s.a., 1922, p. 535.
7
plementería que jalonan su diferentes niveles, son sin duda los elementos que exigieron
el trabajo de canteros especializados3».
Respecto a la cubierta, se conserva actualmente la armadura con un magnífico trabajo
de policromía. Hay hipótesis que plantean que la idea inicial de la cubierta fue realizarla
mediante un trazado de bóvedas de crucería entre los arcos diafragma4. Esta techumbre
es de gran riqueza decorativa –común en todas estas iglesias surgidas del proceso
repoblador que vertebraba el nuevo reino–. Esta armadura tiene tres elementos clave
que son; las correas, los cambios y el entablado. Se completa la estructura con
elementos cuya función es esencialmente la de ocultar y proteger la estructura interna;
las tabicas, las cintas y los saetinos. Por lo que respecta al desarrollo decorativos
encontramos formas geométricas, y motivos vegetales, grafias árabes –testimonio de la
mano de obra mudéjar–, bandas horizontales que remiten a las barras de Aragón,
cartelas con representaciones heráldicas –de las familias fundadoras y de su oligarquía
local–, escenas fantásticas –con imaginativos seres que remiten al rico bestiario
medieval–, escenas cortesanas –caja de ciervos y jabalíes por parte de caballeros
observados por damas, justas entre caballeros– e incluso la temática religiosa –imagen
del Nacimiento, la Huída a Egipto y de la Pasión de Cristo. Imágenes que denotan su
marcado gótico lineal mediante trazos rápidos y colores intensos con escasas
gradaciones y una gran vivacidad y dinamismo. «Las variadas y complejas escenas
parecen tener como objetivo la exposición de ese mundo de origen divino mediante la
representación de algunos de sus aspectos concretos, y también del imaginario social5».
Es evidente el error generalizado acerca de si este tipo de obras –como La iglesia de la
Sangre– son de estilo mudéjar. En este caso, es cierto que la decoración de la techumbre
así lo demuestra, pero los arcos diafragmáticos y otros elementos estructurales
pertenecen a la arquitectura de la baja romanidad.
La iglesia fue evolucionando hasta dar lugar a la iglesia que podemos contemplar
actualmente. Se concluyó de manera definitiva en el siglo XVIII –cuando se realiza el
3 LLIBRER ESCRIG, J.A. “La iglesia de Santa María o de la Sang”. En HERMOSILLA PLA, J. Llíria
historia, geografía: nuestro pasado y presente. Valencia: Universitat de València, Facultat de Geografía i
Història, 2011, p.214. 4 Durante los últimos trabajos de restauración, se descubrió, junto al primer arco diafragma del lado del
Evangelio, el arranque del nervio de una bóveda de crucería –oculto hoy por la cubierta de la capilla
ubicada en su parte inferior–. Ibídem, p. 214. 5 Ibídem, p. 219.
8
tercer cuerpo de la torre campanario. Una espadaña neoclásica que no se encuentra
actualmente–.
Los cambios estructurales más importantes se dieron entre los siglos XIV y XV –que
denotan la evolución no solo de la obra sino de la comunidad de Liria–. Se realiza la
construcción de dos coros –uno situado junto al presbiterio y el otro situado a los pies
del edificio–. Y entre otras muchas cosas más, el cambio más importante fue la
construcción de una amplia casa abadía en su lado oeste. Ésta ocupó el espacio
alrededor del antiguo aljibe de la mezquita y se conformó en base a tres altura, y con
una serie de dependencias que otorgaban un mantenimiento a la comunidad rectoral.
Esta construcción rompió con la concepción original de este edificio respecto a ser una
estructura exenta. De hecho a mitad del siglo XV la iglesia ya no era aquella caja
original del proyecto inicial.
A partir del siglo XVI se concluyen las dos capillas del lado del Evangelio y ya no se
realizan cambios estructurales sino meramente en relación a factores de tipo litúrgico-
ornamental. Y es en este momento cuando ya esta iglesia deja de ser la principal –ahora
es la de la Asunción– y se convierte en la iglesia de la cofradía.
El estilo gótico lo encontramos en las finas arquivoltas con numerosas molduras,
pequeñas y estilizadas columnas exentas en las jambas, friso de gran riqueza decorativa
–un trabajo de la piedra que demuestra la mano de obra ya especializada y realizada por
talleres de prestigio fuera del país–.
«Como comentaba el académico Vicente Lampérez en su informe para la declaración
del edificio como «Monumento Nacional», en 1919, La iglesia de La Sang es «un
documento de la formación de la sociedad valenciana –…–, la arquitectura del
monumento constituye una página interesantísima de la Historia del Arte en la región
valenciana, y en sus formas típicas a raíz de la conquista, del que ya no quedan muchos
ejemplares». Y es que el templo es un claro testimonio de la integración de las vías por
la que circula la arquitectura valenciana bajomedieval: desde las tempranas
manifestaciones del modelo de arcos diafragma, hasta las formas más complejas
relacionadas con la aplicación de espacios abovedados –cubrición mediante bóvedas
nervadas como observamos en las capillas laterales –, pasando por el desarrollo de la
estereotomía, de arte de corte de piedras –que marca la vía de las aplicaciones
matemáticas en la arquitectura–, como podemos apreciar en la estructura interna de la
9
torre campanario o en la magnífica traza de la nueva portada. Todas estas formas
presentas en la iglesia de La Sang la convierten en un excelente ejemplo de la síntesis en
la que vive y se desarrolla la arquitectura valenciana desde la segunda mitad del siglo
XIII hasta bien entrado el XVI6».
6 Ibídem, p. 227.
10
La iglesia como monumento nacional
Los restos del pasado son, para una localidad, la muestra de la travesía del tiempo, el
reflejo de las formas de vida y trabajo de una comunidad en su acontecer7.
Arciniega García
Esta idea puede resumir plenamente la importancia del patrimonio que es el tema
principal que vamos a tratar a continuación.
Antes de analizarla me parece interesante el menosprecio que recibe nuestra iglesia
«Duchos en la apreciación de estos juicios vulgares, nos hacemos conducir a ese templo
menospreciado, y trepando a lo más alto de la empinada villa, encontramos allí un
espécimen muy interesante del arte románico en su transición ojival8».
La obra a analizar, es la Iglesia de la Sangre –a la cual se accede «por callejas muy
rampantes y de gran carácter9»–. «Este templo, uno de los más antiguos del Reino
10» se
encuentra en Liria, la antigua Edeta. Una ciudad no solo importante por sus restos de
época íbera, sino también de época romana «La población romana debió extenderse por
el llano de la fuente, aunque por otras partes hubo notables edificios, como lo
demuestran los muchísimos restos encontrados11
», musulmana «En el período de la
dominación arábiga, tuvo también gran importancia Leria, con cuyo nombre se designa
en varios documentos de aquella época, la que florecieron muchos sabios mahometanos,
algunos de ellos de gran fama12
» y ,por consiguiente cristiana. Podemos advertir la
importancia de este municipio y de esta iglesia que se consolida a partir de una antigua
mezquita musulmana y que es «por varias razones monumento nacional13
».
Es evidente que los bienes patrimoniales condicionan la formación de la historia.
Dichos vestigios nos ayudan a recomponer el conocimiento del pasado, pero también su
7 Ibídem, p. 151.
8 LLORENTE Y OLIVARES, T. Valencia. Barcelona: Establecimiento tipográfico de Daniel Cortezo,
1887-1889, p. 532. 9 TORMO, E. Levante (provincias valencianas y murcianas). Calpe: 1923, p.183.
10MARTÍNEZ ALOY, J.; SHARTOU Y CARRERES, C. “Capítulo XI. Partido de Liria”. En
MARTÍNEZ ALOY, J.; SHARTOU Y CARRERES, C.Geografía General del Reino de Valencia
dirigida…op.cit. p, 535. 11
SIVERA SANCHÍS, J. Nomenclator geográfico…op.cit. p, 271. 12
Ibídem, p. 271. 13
TORMO, E. Levante (provincias valenc… op.cit. p, 183.
11
uso y estudio determina la noción histórica. «Los vestigios del pasado constituyen un
elemento de objetividad, en su carácter material, pero las piezas sufren vicisitudes que
alteran y conforman nuestro patrimonio y forjan el sentimiento de su pérdida14
». Dichos
restos sufren alteraciones físicas y de estima que suponen su destrucción, conservación
o transformación.
El patrimonio cultural es un proceso de entendimiento de lo heredado y de lo perdido,
pues nos permite advertir cómo se han mantenido o sucedido en estos bienes los valores
políticos, culturales, sociales o económicos; y por ello, el mismo estudio ayuda a la
toma de conciencia de la capacidad de influir adecuadamente en la toma de decisiones
sobre su conservación a través de la reconstrucción de las funciones y apreciación
formal en el tiempo de las obras.
Retomando la ciudad ibérica de Edeta, hay que mencionar que se hallaba en la colina
de San Miguel y fue trágicamente incendiada por Sertorio en el año 76 a.C. y como
consecuencia de este hecho, abandonada. Una nueva ciudad se fundó en la zona
actualmente conocida como “Pla de l’Arc”, en el llano y sobre el eje de comunicación
entre el interior y la costa. Una vez el imperio romano de occidente se perdió de manera
total, la zona de las termas de Mura fueron ocupadas en época de dominio bizantino y
visigodo –exactamente los siglos VI y VII– y empleadas como templo cristiano. Esto se
puede entender como una reutilización de espacios representativos monumentales al
servicio de la religión cristiana, que suponía un reconocimiento de incapacidad
constructiva semejante, pero también un testimonio de pretensión de continuidad. Los
musulmanes ocuparon la zona más alta –actualmente conocida como de la Sangre– y
transformaron el espacio romano antiguo en un espacio cultivable, ocultando y
probablemente protegiendo los restos romanos. Tras la conquista cristiana –exactamente
en el año 1238– la mezquita fue convertida en iglesia –dado que en aquel momento era
muy habitual cristianizar los espacios– consolidando así una imagen de poder, es decir
la victoria del cristianismo frente las demás religiones.
En el último cuarto del siglo XIII la mezquita de Liria fue sustituida por la iglesia de
Santa María –después denominada Iglesia de la Sangre–, la cual formaría parte de las
denominadas iglesias de reconquista. La planta es de una única nave, formada por arcos
14
ARCINIEGA GARCÍA, L. “Patrimonio en/de Llíria: una clarisa más en el estado del patrimonio”. En
HERMOSILLA PLA, J. Llíria historia, geografía: nuestro…op cit. p, 419.
12
diafragma –típica tipología de origen romano–. Era importante por su capacidad de
ampliación y economía y por permitir una evidente oposición espacial con la sala
hipóstila de la heredada mezquita. Tras el derribo de la mencionada mezquita, dos de las
columnas fueron reutilizadas en el siglo XIV para sustentar el coro de la iglesia. En este
hecho, podemos advertir un «reconocimiento a unos valores de la talla, y tal vez ya
olvidados en su precedencia, pero también un recuerdo del triunfo cristiano15
».
En nuestra iglesia se encontraban en lugares perfectamente visibles elementos de
culturas anteriores, como las inscripciones romanas –una en la misma fachada–. Y en la
propia fachada se dispuso otro elemento que testimoniaba la victoria cristiana. Los
fustes de la portada proceden de las proximidades de la ciudad de Girona.
Los cristianos borraron gran parte del pasado islámico; remodelando las murallas,
construyendo iglesias, ermitas y conventos, parcelando las viviendas de modo distinto y
actuando sobre la trama urbanística, pero además, en sentido opuesto para legitimar un
pasado no islámico, se utilizaron numerosos sillares romanos, inscripciones honoríficas
y funerarias en zonas significativas –se excluye totalmente la hipótesis de que fuera por
ahorros económicos–. Centrándonos en nuestra iglesia, además de signos lapidarios con
cruces, se colocaron inscripciones romanas.
Tras esta información podemos obviar en Liria, que se nos muestra actitudes que
evidencian un deseo de seleccionar el uso de los vestigios del pasado, lo que supone
afinidad, indiferencia o rechazo por algunas épocas.
Es importante mencionar en esta línea la literatura de viajes, dado que se observa una
escasa relevancia hacia Liria. Esto no quiere decir que por ello el patrimonio no fuera
importante –al contrario– sino que se encontraba en una situación que quedaba alejada
de la ruta principal del reino de Valencia, aquella que lo recorría de norte a sur con un
trazado próximo al que en su día tuvo la antigua vía Augusta.
Tampoco apreciamos una presencia relevante entre los catálogos de monumentos, pero
en este caso la explicación es el escaso desarrollo que alcanzaron. La Real Orden de 13
de junio de 1844 por la que se creó la Comisión Central de Monumentos y las distintas
comisiones provinciales, supuso las bases para la reacción de un catálogo, con
información textual y gráfica, de bienes muebles e inmuebles dignos de ser
15
Ibídem, p. 421.
13
conservados, pero realmente sólo generó dispersas contribuciones, aunque sí
incumbieron a Liria.
Viaje de España de Antonio Ponz16
es una obra de literatura de viajes de gran
relevancia, compuesto a modo epistolar. Su obra surgió para múltiples facetas tales
como la economía, la historia, las bellas artes, la arquitectura, entre otras. Pero la
formación e inquietud de Ponz hizo que insistiera en temas artísticos, formándose así
un catálogo de arte hispano. Se pretendía contribuir a la transformación del país y a la
reforma de artes y arquitectura en España, situando como modelo el clasicista que se
regía en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Es decir su interés radicaba
solemnemente en la tradición clásica, y su no mención a obras que estuvieran fuera de
este rango era habitual, por no hablar de su fuerte crítica a «el Barroco y principalmente
la vertiente carpinteril, decorativa, churrigeresca, por la que en su opinión gran parte de
las iglesias valencianas se habían modernizado a través de esgrafiados y otros
revestimientos»17
. El hecho de mencionar a Ponz, no es otro que por remarcar la
exclusión de nuestra iglesia en su obra –importante vestigio medieval–, así como otras
muchas más de Liria –de caracteres renacentistas, como el entonces Palacio del duque
de Liria–, que por diferentes motivos éste no cree importantes o crítica de manera
crucial. Tan solo hace mención a la fuente en cuyo manantial en el año 1759 se encontró
la lápida que se colocó en la puerta de la casa abadía.
Pero no es Ponz el único autor que realiza literatura de viajes, hay numerosos, y en
muchos de ellos –incluso internacionales– se hace mención al patrimonio de Liria,
aunque siempre de manera breve, puesto que no se le suele prestar mucha atención.
También es importante la mención de la creación de las comisiones provinciales en el
año 1844, para proteger el rico patrimonio que había quedado a la deriva tras los
procesos desamortizadores del siglo XIX. La de Valencia fue integrada por personas
con conocimientos históricos y artísticos. Tuvo competencias de amplia repercusión en
Liria –de ahí nuestro interés–. Atendió a temas sobre excavaciones, reconocimiento de
16
Antonio Ponz Piquer (1725-1792) Tratadista de arte español. De formación eclesiástica, residió en
Italia entre 1751 y 1760 y fue secretario de la Real Academia de San Fernando. En 1771 emprendió la
redacción de su gran obra, Viaje de España (18 vols.), en la que, recurriendo al estilo epistolar, dio a
conocer la riqueza artística de España. Sus planteamientos estaban próximos a la mentalidad ilustrada,
manifestándose contrario a los excesos del barroco y valorando lo clásico.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/ponz.htm (Consultado el 11 de Noviembre del año 2014). 17
ARCINIEGA GARCÍA, L. “Patrimonio en/de Llíria: una clarisa más en el estado del patrimonio”. En
HERMOSILLA PLA, J. Llíria historia, geografía: nuestro…op cit. p, 426.
14
monumentos, restos arqueológicos y obras artísticas, conservación de los mismos y
propuestas de declaración que aseguraban su protección –destacamos el proteger la
iglesia de la Sangre de Liria, justificar el derribo de la iglesia del Buen Pastor y ofrecer
datos sobre personas ilustres enterradas en Liria–.
«En España, además de por la aportación de estas ideas arqueológicas, la conciencia de
patrimonio como un conjunto de bienes comunes con valor histórico y artístico del que
se benefician todos los ciudadanos surge, bajo el precedente francés, principalmente
merced a los bienes eclesiásticos secularizados por desamortización a partir de las
medidas adoptadas por Mendizábal18
en 1835, y de los nacionalizados con la ley
1869/9-18 diciembre, que declaró extinguido el Real Patrimonio y la reversión de todos
sus bienes al Estado. Supeditado al componente histórico y artístico bajo el que surge la
conciencia del patrimonio, y que por extensión consideramos los bienes heredados de
los ascendientes, la dirección política de la provincia en 1846 reclamó –atendiendo el
requerimiento de la Real Orden de 3/5/1840– la devolución de una plantilla de personas
ilustres y de las evidencias que lo mostrasen. Desde Liria se prefirió mandar una amplia
redacción, justificándolo en el hecho de no disponer de suficiente sitio en la plantilla. En
mayo de dicho año Juan Bautista Albert habló de lo existente en la iglesia de la Sangre
y en la de la Asunción. En la iglesia de la Sangre, según la tradición, en un sepulcro
junto a la pila del agua bendita de la entrada había bajo una losa de mármol azul –10 x 4
palmos– y escudo en la parte superior con flor de lirio puntiaguda, dos personas reales
enterradas. En la capilla dos urnas –4 x 1,5 palmos– de piedra con cierra a modo de
cofre, y una de ellas con cuatro escudos o florones y remate de delicado festoneado, y
sostenida por dos leones ménsula. En este caso la tradición apuntaba a infanzones de
Aragón19
».
Años más tarde se encontraron en el suelo de nuestra iglesia de la Sangre otras dos
urnas funerarias. Vicente Boix –cronista valenciano y miembro de la Comisión de
Monumentos Históricos y Artísticos– recibió el encargo de inspeccionarlas a finales del
año 1862, y consolidó un informe a la mencionada comisión el 12 de diciembre. Éste
18
Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853). Miembro de la burguesía comercial gaditana, actuó como
proveedor del ejército organizado por Fernando VII para recuperar las colonias españolas en América
(1820); junto con otros conspiradores, preparó el pronunciamiento de aquel ejército que, encabezado por
el general Riego, obligó al rey a aceptar la Constitución de 1812.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mendizabal.htm (consultado el 11 de Noviembre del año
2014). 19
ARCINIEGA GARCÍA, L. “Patrimonio en/de Llíria: una clarisa más en el estado del patrimonio”. En
HERMOSILLA PLA, J. Llíria historia, geografía: nuestro…op cit. p, 430.
15
había quedado impresionado por la Iglesia de la Sangre, a la que consideraba un edificio
de tiempos de Jaime I, con una magnífica cubierta de madera con numerosas pinturas,
aunque oscurecidas como consecuencia del polvo y el humo, sostenida por arcos
apuntados –elevados– recubiertos de cal, y con fachada mudéjar, pero con una grieta
que amenazaba ruina. Volviendo a las urnas halladas, advirtió que pertenecían a un
hombre y a una mujer, y con un escudo que creyó identificar con el de la casa de Foix,
porque consideraba que podría tratarse de familiares de Germana de Foix, segunda
esposa de Fernando el Católico y después casada con Fernando de Aragón, duque de
Calabria y ambos virreyes de Valencia. Germana falleció en Liria en el año 1536, por lo
que estimó que en la misma villa pudo reposar su cuerpo hasta su traslado al monasterio
de Jesús, a las afueras de Valencia, donde se trasladó esperando su última morada en el
monasterio de jerónimos que debía fundar su marido en sustitución del cisterciense de
San Bernando de Rascanya. Por mencionada razón, consideró que tiempo después
fueron ocupados estos sepulcros por familiares de los duques a la espera de la fundación
del monasterio de San Miguel de los Reyes y traslado de los cuerpos, al menos de las
hermanas del duque. En este informe Vicente Boix apelaba a la protección de la Iglesia
de la Sangre y de las urnas.
No parece que todas estas hipótesis de Boix cimentaran mucho pero lo que es
importante es su llamamiento a reproducir en Liria los esfuerzos de proteger el
patrimonio arqueológico.
En el mes de mayo de 1863 la comisión de Monumentos del arquitecto Antonio Sancho
y Antonio Boix se centrarán en la Iglesia de la Sangre. Y ya en julio determinaron que
era importante reparar la grieta de la fachada y pintarla; la posición del tejado afectado
por ésta; y la colocación de la hermosa lápida romana.
Los informes anteriores fueron la base de lo expuesto para Liria en el realizado en 1868
por el arzobispo de Valencia Mariano Barrio Fernández, que señaló entre los
monumentos que eran merecedores de ser conservados por razones de valor histórico y
artístico la Iglesia de la Sangre.
A partir del siglo XIX, la iglesia de la Sangre comenzó a despertar mucho interés como
monumento, dado que por un lado era valorada por su carácter antiguo, y por otro lado
por el conmemorativo, al que sometieron algunos de sus elementos, como el púlpito
16
cuyo acceso fue tapiado en el año 1818 para proteger el lugar donde según la tradición,
predicó San Vicente Ferrer y San Luis Bertrán.
Viajeros comienzan a mostrar interés por la visita de la iglesia, como lo muestra el
cuaderno de viaje de María de la Nieves Braganza y Borbón20
. En sus cuadernos
describe su rápido paso por Liria –donde aparte de otros lugares– visitó la Iglesia de la
Sangre, la cual elogió y describió. «Y solicitó ver la iglesia de la Sangre, muy muy
antigua, donde se oficiaba esporádicamente y no había Santísimo, y entre penumbra –
probablemente por este hecho no mencione la techumbre– vio el púlpito donde predicó
San Vicente Ferrer y altares que parecían de tiempos remotos21
».
El púlpito al cual se hace mención fue retirado tras el último proceso de restauración
entre los años 1996-2000.
Pero algo todavía más importante sucedió el 3 de julio 1909, cuando las primeras
autoridades de Liria como lo son: su alcalde, el cura, el registrador de la propiedad, el
diputado a Cortes y su antecesor el marqués de Cáceres, así como otros vecinos,
dirigieron al Gobernador y presidente de la Comisión Provincial de Monumentos la
solicitud de declaración de monumento nacional a la Iglesia de la Sangre, para evitar
que se convierta en una ruina, una tan importante joya arquitectónica, que databan de
mediados del siglo XIV. El marqués de Cáceres pedía especial atención a la solicitud
que se había realizado en la carta a Luis Tramoyeres –miembro de la comisión– que el
13 de julio aprobó por unanimidad la petición y la llevó a la comisión central. El día 18
de noviembre del año 1910 la comisión de monumentos trató la declaración, y dos años
más tarde, la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos felicitó a Teodoro Izquierdo
«por sus trabajos en pro del Arte, con motivo de sus investigaciones en la Iglesia de la
Sangre de Liria. Y en concreto a que gracias a los desvelos y afanes de V.S. resurja la
ignorada decoración mural de otras edades, contribuyendo con ello al mayor lustre del
arte valenciano primitivo. El trabajo de este “culto edetano” en la recuperación de las
pinturas murales del siglo XIV y la talla del Cristo fue destacada también por José
Sanchis Sivera. Teodoro Izquierdo Alcaide, licenciado en Derecho, político liberal y
gobernador civil de la provincia de Castellón de 1913 a 1917, estudió y atesoró
20
María de las Nieves Braganza y Borbón (1852-1941).Hija del rey Miguel I de Portugal y de la princesa
Adelaida Sofía de Lowenstein-Rochefort, y sobrina de María Teresa de Braganza, mujer de Carlos María
Isidro de Borbón, hermano de Fernando VII y pretendiente al trono español bajo el nombre de Carlos V,
que recorrió gran parte de España con los movimientos de las tropas carlistas. Ibídem, p 432. 21
Ibídem, p.432.
17
vestigios de la antigüedad de Liria, destacando su contribución al conocimiento de la
Iglesia de la Sangre, donde habilitó una capilla como museo22
».
Hecho muy importante es cuando la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de
Madrid, mandó un informe favorable para que la Iglesia de la Sangre fuera declarada
Monumento Nacional. Sucedió lo mismo a través de Vicente Lampérez y Romea la
Real Academia de la Historia. Ambas academias destacan el hecho de que la Iglesia de
la Sangre se encuentre sobre una mezquita.
Finalmente tras el informe recibido por la Real Academia de Historia, el rey en el año
1919 la declaró Monumento Nacional, dejándola bajo la protección del estado y la
custodia y vigilancia de la Comisión Provincial de Monumentos de Valencia. A partir
de este momento la vigilancia en nuestra iglesia fue constante, y en el año 1922 se le
pidió guarda.
Tras esto la importancia sobre la iglesia fue incrementando, pero como reflejaba la Guía
de Levante «Para la visita a este templo, en general cerrado y declarado monumento
nacional, es preciso proveerse de las llaves23
».
En el año 1954 la comisión fue informada del derrumbe como consecuencia de un
vendaval de una parte del muro. Por lo que como edificio con el mayor nivel de
protección se empleó en una especie de museo provisional de las piezas de diferente
procedencia.
En el catálogo de bienes inmuebles existen varios casos que reciben la máxima
consideración y nivel de protección como Bienes de Interés Cultural –BIC–. Uno de los
más antiguos en España es nuestra Iglesia de la Sangre de Liria –1919–, antigua iglesia
de Santa María hasta que a mediados del siglo XVII el culto pasó a la nueva parroquial
y quedó como sede de la cofradía de la Sangre. En la Guerra Civil sufrió pérdidas, y
entre los años 1994 y 1997 fue restaurada, y en el año 1999 fue protegido su entorno.
Diversos hechos muestran en los últimos tiempos la importancia por la conservación y
restauración del patrimonio, lo que supone la valoración del mismo y la importancia que
ejerce en las personas. Volviendo a la Iglesia de la Sangre –monumento nacional como
22
Ibídem, p. 433. 23
TORMO, E. Levante (provincias valenc… op.cit. p.184.
18
bien hemos especificado anteriormente en 1919– es un buen ejemplo de este nuevo
sentimiento.
Centrándonos en el turismo, es importante saber que tanto éste como el patrimonio
están fuertemente relacionados. La existencia del patrimonio y cuidado del mismo
contribuye a la llamada de atención por parte del turismo, así como también a la
afección por parte de la población que se encuentra en el entorno del bien cultural.
Hemos advertido anteriormente que en la literatura periegética de Ponz y de otros
autores anteriores al siglo XX la presencia de Liria es escasa, como consecuencia de su
ubicación –entre otros–. Pero a partir de finales del último cuarto del siglo XX,
principalmente desde la democracia, y reconocimiento de valoración del patrimonio
como seña de identidad de un pueblo, pero también como factor de riqueza, el interés
turístico en Liria ha incrementado. Y en el año 2001 se aprobó el Reglamento de la
Agencia Lliriana de Turismo, que propone y gestiona una serie de rutas turísticas para
difundir el patrimonio histórico del casco urbano y de los recursos naturales del término
municipal.
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Delimitación del entorno
20
21
Imágenes de la iglesia
Parte trasera de la iglesia. Imagen de
Laura Banacloche Puchol.
Portada principal. Imagen de
Laura Banacloche Puchol
Portada principal y campanario a la
izquierda. Bóveda de crucería en una
de las capillas del interior de la iglesia
a la derecha. Imágenes de Laura
Banacloche Puchol.
Detalle de arcos diafragmáticos
en interior. Imagen de Laura
Banacloche Puchol.
22
Detalle de una de las ventanas fotografía de la
izquierda y techumbre en derecha. Imágenes de
Laura Banacloche Puchol.
Interior de la
Iglesia de la
Sangre. Imagen
de Laura
Banacloche
Puchol.
Elementos
sustentantes.
Imágenes de
Laura
Banacloche
Puchol.
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Referencias bibliográficas
- BOE. Núm. 197.
- En HERMOSILLA PLA, J. Llíria historia, geografía: nuestro pasado y
presente. Valencia: Universitat de València, Facultat de Geografía i Història,
2011.
- LLORENTE Y OLIVARES, T. Valencia. Barcelona: Establecimiento
tipográfico de Daniel Cortezo, 1887-1889.
- MARTÍNEZ ALOY, J.; SHARTOU Y CARRERES, C. Geografía General del
Reino de Valencia dirigida por Francisco Carreras y Candi. Provincia de
Valencia. Tomo II. Barcelona: Est. Editorial de Alberto Martín, s.a., 1922.
- SIVERA SANCHÍS, J. Nomenclator geográfico-eclesiástico de los pueblos de
las diócesis de Valencia. Valencia: Librerías París-Valencia, 1980.
- TORMO, E. Levante (provincias valencianas y murcianas). Calpe: 1923, p.183.
Recursos electrónicos
- http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mendizabal.htm
- http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/ponz.htm