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Iglesia: Comunidad Fraterna de Esperanza y Misión Rvdo. Jorge Daniel Zijlstra Arduín

CREPAL: Centro Reformado de Estudios Pastorales y Laicales 1


�Hermanos y hermanas, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás

y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial

que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús�.

Filipenses 3 13- 14 LA IGLESIA ES CRISTO EN EL MUNDO: PUEBLO DE DIOS PUESTO EN MARCHA:

�Iglesia, Pueblo de Dios� (M. Bazán, Chile) La iglesia es Cristo en el mundo, pueblo de Dios puesto en marcha hacia la Pascua del cielo, la promesa hecha esperanza Nació libre en el madero: la cruz fue alianza pactada; precio la sangre de Cristo por el amor derramada.

La gracia, amor sin medida, nos llama a pueblos y razas: respuesta exige del hombre, pues Dios es fiel a su alianza. Señor orienta a tu iglesia: ha puesto en ti su confianza. Tu amor la impulse adelante, su fe puesta en tu palabra.

El poeta cristiano afirma: �la Iglesia es Cristo en el mundo, pueblo de Dios puesto en marcha hacia la patria del cielo, la promesa hecha esperanza�. Por eso cuando pensamos en el desafío de la misión de seguir a Cristo e involucrarnos en sus



proyectos en el mundo, la perseverancia y la esperanza resultan ser fundamentales para llegar a la meta. En el mundo actual, tan confuso y conflictivo, no es tarea sencilla proseguir hacia el blanco. Debemos recuperar el enfoque de nuestra visión y el sentido de seguridad que ofrece saber que junto a �los del camino� está el Señor de las luchas y la victoria. Plantearse proyectos y misión, aún en el ámbito de la comunidad de fe, es un desafío para el árido tiempo que nos toca. Vivimos una época casi estéril de desmovilización, individualismo y crisis de las esperanzas comunitarias. Muchas de nuestras iglesias confrontan el dolor de enfrentarse con obras que están decreciendo, a la vez que atraviesan una crisis fuerte de liderazgo, que se hace evidente en la incredulidad de la gente hacia la iglesia y sus pastores/as. El desgaste de instituciones, personas y modelos que resultan fútiles ante tanta desgracia, acrecientan el dramático cuadro actual. Sin dificultad podemos ver nuestros países, iglesias y grupos enteros �quemándose� en intentos vanos de mantener modelos que ya no sirven, a la vez que otros/as se desviven por reproducir experiencias deslumbrantes de otros contextos que, por muchas razones, son carentes de sentido en nuestra región. Los cuerpos denominacionales están mayoritariamente encerrados en si mismos, hay desmovilización comunitaria, del liderato y del laicado, y muchas iglesias confrontan, como decíamos, grandes dificultades para ser relevantes ante los desafíos cotidianos de la vida. El Maestro no dijo que la tarea fuera liviana, más bien nos alertó diciendo: �He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo� (Juan 16: 32-33).



Cumplir la tarea de ser comunidad de fe y esperanza en medio de una sociedad tan enferma, fraccionada, injusta y violenta es un imperativo evangélico con el que debemos comprometernos. Con confianza y seguridad debemos sumergirnos en la misión, en un mundo necesitado de la salud que Dios quiere dar. El medico es necesario donde está la enfermedad, así pues, debemos revertir la tendencia destructiva que nos domina socialmente e imponer la salud que aporta la fe y la esperanza de un pueblo movilizado. �Jesús lo oyó y les dijo: � Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan el significado de estas palabras: �Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.� Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores� (Mateo 9: 12-13). Emprendimientos solidarios, ecuménicos, misiológicos y de compartir fraternal tienen que ser nuevamente la norma general de la iglesia. El encuentro intereclesial en la misión es vital para la salud del Cuerpo de Cristo. Hoy, más que nunca, nuestra lucha no es contra espíritus ni fuerzas foráneas, sino lucha contra la corriente posmodernista del �sálvate a ti mismo�, �olvídate de los demás�, �solo es mejor y más fácil�. Corriente estéril que nos está desenfocando e hiriendo de muerte por medio de luchas fratricidas que poco aportan a la esperanza. Por todo esto queremos proponer un diálogo que responda a la necesidad de afirmar a la Iglesia en proyectos de vida para todos y todas. Proyectos fundamentados en la fe en Cristo que redime y transforma al mundo. ÉL es quien nos sostiene en su amor y nos moviliza con su Espíritu. Somos llamados a vivir de una manera nueva y, por tanto, a ser transformados también en nuestras maneras de relacionarnos para así transformar, en su nombre, el mundo. Antes de continuar la reflexión preguntémonos: ¿Qué sueños tenemos para el camino hacia el blanco que Dios nos ha propuesto? Les propongo que completen alguna de las siguientes frases utilizando con cada una de las afirmaciones que le siguen:



Cuando llegue al refugio en la cima de la montaña hostil� Cuando esté junto al manantial en tiempos de sequía� Cuando acceda al oasis en medio del desierto� Me Propongo� Ambiciono� Pretendo� Deseo� Sueño� Planifico�

Anhelo� Procuro� Proyecto� Ansío� Espero� Quisiera�

Es importante entrar en el tema de la misión y visión de la iglesia, reavivando en nuestro ser la identidad que tienen nuestras comunidades. El pueblo de Dios es inspirado por el Espíritu que nos impone la tarea de soñar nuevas realidades y profetizar nuevos caminos, en la esperanza segura de un futuro común que nos encontrará en la meta. Juntos y juntas celebremos el Espíritu que nos ha puesto en un mismo camino de testimonio y servicio para la vida verdadera. El profeta anunció la restauración del pueblo de la promesa �Después de estas cosas derramaré mi espíritu sobre toda la humanidad: los hijos e hijas de ustedes profetizarán, los viejos tendrán sueños y los jóvenes visiones� (Joel 2: 28). Caminamos hacia delante, dirigidos por un Dios único (Deuteronomio 6:4) que nos impulsa hacia el premio de la meta perfecta de la fe. Ser iglesia es ante todo, como lo indica la raíz griega del término, asamblea, reunión, comunión de personas que en su identidad más profunda y más visible, se saben convocadas por Dios a una misma esperanza. Sabemos que hemos sido llamados y llamadas por Dios a una misión siempre común, de bienestar y justicia para todos y todas y nunca sólo para algunos/as. El llamado no es al individualismo sectario, tan de moda en nuestros días. �Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con

paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por

todos, y en todos�. (Efesios 4; 1-6)



Somos llamados por Dios a asumir la vocación de ser iglesia transformada por el Dios vivo que nos quiere utilizar como instrumentos valiosos de su misión en el mundo. EN LA FRATERNIDAD: ESTÁ LA FUERZA TRANSFORMADORA DE CRISTO

�Fuerza Él Nos Da� (Inés Simeone - Roberto Giordano)

Cuando el pueblo clama fuerte es su dolor, Cuando todo nos parece que va mal. Poco a poco te das cuenta, Sólo Dios nos da la fuerza, Para juntos, los problemas enfrentar. Divisiones y tristezas por doquier, Diferencias y conflictos sin igual. Día a día nos unimos, Jesucristo es nuestro guía, para juntos, de la mano caminar.

La justicia nos da el fruto de la paz, es noticia que se debe proclamar, Dando fuerza a nuestra vida, nos provoca y nos anima, Para juntos, nuestro mundo transformar. Fuerzas Él nos da. Poco a poco te das cuenta, sólo Dios nos da la fuerza, para juntos los problemas enfrentar. Fuerzas Él nos da, en comunidad, Día a día nos unimos, Jesucristo es nuestro guía, Para juntos de la mano caminar. Nuestra percepción de la Iglesia, de sus proyectos y de la misión, parte de la realidad que Dios es quién nos convoca a una esperanza común. Él es quien nos llamó y quien nos amó primero (1ª Juan 4;19). Es en este sentido que la presencia de Dios es, no solo la que convoca, sino más aún, la que sostiene, impulsa y edifica a la iglesia. La iglesia no puede sostenerse en sus propios medios ni perpetuarse por sus propias fuerzas o por sus planes

�brillantes�. La iglesia es de Dios, Él es quien provee para su desarrollo y para su permanencia. Él mismo es quien define su agenda y sus prioridades. En tiempos de crisis es bueno recordar que la familia de Cristo (Efesios 2:19), la Iglesia, no está sola, ni es un club o una asociación de recreación o de deportes. Dios por su Espíritu es quien impulsa al pueblo de la fe hacia el crecimiento de su obra y el acceso a la bendición para todos/as.



Su Espíritu es el dinamos que nos impulsa a nuevas formas de afirmarnos mutuamente. Y esas nuevas relaciones también son nuestro apoyo, como dice la Primera Epístola de Pedro (3:8 -9): �Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición�. Esta radical forma de vivir y de actuar es Evangelio para un mundo desintegrado e individualista. Demos gracias por tan hermosa herencia y bendición y porque, cada vez que hacemos juntos la misión, sentimos renovada la presencia de Emmanuel en la comunidad. �Jesús se acercó a ellos y les dijo: �Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo� (Mateo 28:18-20). Somos pueblo en misión. La misión nos sostiene en sus manos y en sus sendas. Esta es nuestra esperanza y nuestro mayor anhelo.

Que Cristo se haga Dios con nosotros una vez más y que, esta buena noticia, se haga realidad en la Iglesia. Porque, independientemente de las pruebas a superar o de lo árido del terreno, Jesús está en medio de su pueblo con toda autoridad laborando en la transformación del mundo, por medio del Espíritu Santo. La presencia de Dios es una realidad en medio nuestro, siempre que recordemos que Dios es la razón del encuentro. Primeramente Dios, siempre Dios, solo Dios. Su presencia es la que alienta y dirige los proyectos y esperanzas. Como dice la escritura: �Cuando ustedes se reúnan, yo estaré con ustedes en espíritu, y también el poder de nuestro Señor Jesús estará con ustedes�. (1ª Corintios 5: 4ª) Dios es con nosotros cuando nos re-unimos, en argentina decir que nos �re� unimos, o que nos �re� amamos es decir que nos amamos y nos unimos mucho. �Re� se usa para acentuar un significado, para magnificar la palabra, como si dijéramos que nos �súper� unimos. Así es que, en traducción libre a la argentina: Cuando Dios es con nosotros nos unimos mucho, y también es cierto que, en la medida que nos unimos mucho, Dios se hace más presente. Por tanto reunámonos



para experimentar su presencia y su poder. Reunámonos, unámonos nuevamente, y Él estará con nosotros alentando la misión. Es promesa �Esto les digo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos� (Mateo 18:19-20). La unidad la da el Señor y no es opcional. Es marca de una iglesia que se sostiene en la esperanza. Si unimos nuestros esfuerzos, como lo hacían los creyentes de la iglesia primitiva, y ponemos todo nuestro esfuerzo en responder juntos/as al llamado, veremos que la vitalidad es un resultado de las prácticas de la fraternidad y la misión de una iglesia comprometida en la búsqueda de fidelidad. De muchas maneras el crecimiento de la comunidad de fe es el fruto de la obediencia, resultado de la acción fraterna, de la fidelidad a Dios. Aquí radica el principio de la vitalidad del cuerpo: la misión común del amor que resume la Ley y los Profetas. Entrelacemos nuestras manos en misión y Él hará leudar la masa con muchas cosas nuevas y maravillosas. Seamos instrumentales a una nueva realidad en la que: �La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe� (Hechos 6:7). Lucas no deja lugar a dudas sobre cómo desarrollarnos y sobre la importancia de la obediencia y sumisión a Dios. Iniciemos la renovación de la Iglesia desde su comunidad y desde la transformación de quienes hemos sido llamados/as al liderazgo de servir en lugar de ser servidos.



LA ESPERANZA PROVOCA EL ANDAR: HACIA UNA IGLESIA SALUDABLE Y MISIONERA

�Jubileo� (Adonirán Ibarra) Nuestros ojos abiertos están Viendo muerte pobreza y maldad Sin embargo seguimos creyendo Que el futuro está por llegar, La esperanza provoca el andar Por la fe, la justicia, la vida.

Mañana cuando nazca el sol Vendrá la libertad, La fiesta y el perdón, Descanso para todo aquel que sufre. Mañana cuando salga el sol, La tierra volverá a aquel que la perdió, Y el trigo crecerá y habrá abundancia.

Como hemos venido diciendo es evidente que para ser una iglesia que crece tenemos que ser saludables, llenos de esperanza y comprometidos fraternalmente. Saludables en nuestra identidad, en nuestras relaciones y en nuestro ser más íntimo que nos define como instrumentos y constructores de una comunidad centrada en Cristo y orientada a su misión de transformación del mundo. Esto requiere tener clara visión y base firme en la Palabra, en sus exigencias y en sus promesas. Necesitamos discernir clara y comunitariamente hacia dónde nos dirige el Señor y de qué manera tendremos que caminar para llegar a destino. Aquí está nuestra esperanza.

Recién luego de hacer esta definición comunitaria guiada por el Espíritu, pero bien intencional de nuestra parte, recién entonces repetimos, podremos compartir con otros y otras la visión, animándoles a sumarse al pueblo de la fe. ¿Quién quiere subirse a un barco sin destino, sin timón y sin Capitán? El hijo mayor del pastor misionero que me bautizó, Juan Wagenveld, fundador de una iglesia en Bayamón, Puerto Rico, con quien compartimos muchos momentos en la infancia mientras nuestros padres hablan de cómo cuidar la iglesia y hacerla relevante en un país sumido en el miedo y la violencia de un gobierno dictatorial, escribió un par de libros sobre el crecimiento de la iglesia. En �Iglecrecimiento Integral� plantea las bases de una iglesia saludable y de allí tomo algunas de las siguientes ideas.



Una iglesia saludable debe: ! Tener un liderazgo comunitario, tanto laico como ordenado que sea

ministrante: con sentido apostólico, profético, evangelístico, pastoral y educativo.

! Tener un cuerpo de ministro/as (en el sentido reformado del Sacerdocio

Universal de todos/as los y las cristianas), con lugar para todos(as), con servicio desde los dones particulares de cada uno/a, y con actitud misional 6y de servicio.

! Tener una buena mayordomía de los recursos: tesoros, talentos y el tiempo

sin sobre acentuar sobre lo económico que ciertamente no es lo primero. MIREMOS EL FUTURO: CON OJOS DE ESPERANZA �Tenemos Esperanza� (Federico Pagura; Homero Perera) Porque El entró en el mundo y en la historia; porque El quebró el silencio y la agonía; porque llenó la tierra de su gloria; porque fue luz en nuestra noche fría.

Porque nació en un pesebre oscuro; porque vivió sembrando amor y vida; porque partió los corazones duros y levantó las almas abatidas. Por eso es que hoy tenemos esperanza; por eso es que hoy luchamos con porfía; por eso es que hoy miramos con confianza, el porvenir en esta tierra mía. Porque atacó a ambiciosos mercaderes y denunció maldad e hipocresía; porque exaltó a los niños, las mujeres y rechazó a los que de orgullo ardían. Porque El cargó la cruz de nuestras penas y saboreó la hiel de nuestros males; porque aceptó sufrir nuestra condena, y así morir por todos los mortales. Porque una aurora vio su gran victoria sobre la muerte, el miedo, las mentiras; ya nada puede detener su historia, ni de su Reino eterno la venida Por eso es que hoy tenemos esperanza; por eso es que hoy luchamos con porfía; por eso es que hoy miramos con confianza, el porvenir en esta tierra mía.



Por todo eso y por mucho más: ¡Hoy tenemos esperanza! Este es el denominado "primer tango evangélico" o como le llaman otros �la marsellesa evangélica�, era un canto realizado en una época desesperante en dónde, como hoy, se hacía necesario levantar el estandarte de la esperanza. Por eso mantenemos la esperanza. Porque todo lo antes dicho está enraizado en la Palabra de Vida y Esperanza. La Biblia, el Libro Santo leído desde una interpretación liberadora nos impulsa a comprometernos más y más con los planes de Cristo y la trasformación que Él está realizando en medio nuestro. Esperamos que las afirmaciones de este artículo puedan confirmarse en un sinnúmero de textos bíblicos y que impulse a la iglesia a reflexionar, debatir y compartir sus esperanzas desde los textos sagrados. Nosotros, cómo ejemplo, hemos puesto la mirada en las parábolas ya que es un género literario que gusta mucho a nuestro pueblo y descubrimos que:

∞ Dios es quien nos ha convocado a ser Iglesia y a sumarnos al proyecto de crear fraternidad para que muchos/as sean los que se incorporen a la comunidad (parábola de los invitados al banquete Mt 22).

∞ Dios es quien nos envía a ser

iglesia fraterna y unida en la misión y el servicio (parábola de la oveja perdida Mt. 18, del buen samaritano Lc. 10:29, del mayordomo Mt. 24:45).

∞ Dios es quien está esperando más de nosotros y nosotras y en su amor nos

exige que nos transformemos y seamos instrumentales a su obra viviendo la esperanza que predicamos (parábola de los talentos Mt. 25:14, de los obreros de la viña Mt. 20, de los dos hijos Mt. 21, o del grano de mostaza y de la levadura Lc.13:18 y 20).

Miraremos al futuro con ojos de esperanza, soñemos los sueños que Dios tiene para otro mundo posible, nuevo, inclusivo y transformado. Sumemos esfuerzos y visiones, colaboremos con todo lo que construye y edifica, y dejemos la actitud de �manos a fuera�, de grupos enemistados y todo el pecado que nos domina para libres seguir las corrientes del Espíritu que da vida.



Nuestra meta es el Reino y la unidad �Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo� (Efesios 4: 11-13) Cristo está esperando nuestro trabajo de servicio para edificación de su cuerpo y gloria de su nombre.

Las palabras apostólicas a todos interpelan y no pueden volver atrás vacías: �En resumen, hermanos, cuando ustedes se reúnan, unos pueden cantar salmos, otros pueden enseñar, o comunicar lo que Dios les haya revelado, o hablar en lenguas extrañas, o interpretarlas. Pero que todo sea para edificación mutua� (1ª Corintios 14: 26)

Que todo sea para edificación mutua. Somos una comunidad fraterna de hermanos y hermanas que comparten la misma esperanza, unidos en la misión de Dios para el mundo. Seamos iglesia saludable, fraternal, consoladora, adoradora, servicial, misionera, encarnada, misericordiosa. Y el Dios de paz, que nos llamó a la vida plena, derramará su bendición y habrá abundancia. Rompan el molde viejo y �No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino. Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón� (Lucas 12:32�34). Nuestro Padre nos ha llamado y quiere darnos el Reino. Promesa de Dios que, por su gracia, es herencia incorruptible de la iglesia fraternal y comprometida. Esta es �Nuestra Esperanza� (Letra: Juan Damián y Gracias Pets)

�La esperanza no es ansia, no es ganas, no se compra por más colas que tu hagas, como un soplo se respira si las ganas cuando sigue su luz que atrae y llama. La esperanza, como sol en la mañana, va quebrando la neblina que nos para, es la carta que abre a tu nombre con sorpresas detrás del horizonte. La esperanza es pobre y frágil, va sin carga y nada guarda.



La esperanza es indefensa, va sin armas y libre anda. En Jesús está su fuerza, en sus pasos, sus palabras.

Quien espera va y se arriesga sin certezas, lleva un mundo en las venas que se inventa, tras las ruinas del presente que se quiebra se construye lo nuevo que libera.

Los que esperan somos pueblo, es la Iglesia que camina tras la tierra prometida, caravana de los pobres que confían, que se ganan la lucha cada día�

No desviemos la mirada del Señor y de sus promesas. Miremos el futuro con ojos de esperanza y demos lo mejor de nosotros(as) mismos al Señor, comprometiendo todos nuestros esfuerzos en la creación de la fraternidad que engrandece el Reino Que la misión, el testimonio y el servicio de la iglesia unida sea siempre y hasta los confines de la tierra, para la sola gloria de nuestro Dios.

Que el amor del Tata Dios Más inmenso que la pampa, Te cubra como una manta Sople el viento o brille el sol. Que la gran misericordia Del Hijo que nos libera, Cambie por dentro y por fuera, El corazón y la historia. Y que tu Espíritu Eterno, Que nos dirige y consuela, Vaya marcando la senda Hasta que triunfe tu Reino. (F. Pagura)

¡Soli Deo Gloria!

Rvdo. Jorge Daniel Zijlstra Arduín, pastor. Licenciado en Teología y Pastoral.

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