IDEARIO DE ARTIGAS

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JUAN SILVA VILA

IDEARIO

DE ARTIGAS

PROLOGO, BIOGRAFIA Y ACCION; SELECCION DE PENSAMIENTOS

EDICIONES "CIUDADELA"

Printed In Uruguay Impreso en el Uruguay

PROLOGO

A más de,un siglo y medio de la década maravillosa de su dramática aventura por la libertad del Uruguay y de Amé-rica, asombra la vigencia del Ideario de José Artigas.

Como un alba que viniera desde el pasado, sus palabras proféticas fueron forjando la conciencia de la nacionalidad, así como el Exodo de 1811 dio carácter y destino de pueblo a los moradores de la Banda Oriental.

Por la fuerza de los hechos, por la permanencia de sus ideas transformó a los meros habitantes en ciudadanos. Hasta por la imposibilidad de cumplir con ellas, llevándolas a su con-sagración, a1 menos en la altísima integralidad de sus exigencias. permanece vivo en nosotros y los que somos orientales, creemos que su mandato está pendiente y tenemos una gran deuda con el Patriarca. Argentina termina de saldarla al erigir su estatua a 160 años de haberlo calumniado y combatido.

Porque Artigas fue la idea en 1a acción, conjugada en la identidad de su trayectoria pública, durante 10 años de bata-llas en las que sostuvo e1 pendón de un pensamiento obsesivo -1a autonomía dentro de 1a federación, 1a libertad regulada pop. 1a justicia y la moral y después, treinta años de silencio esquiliano, epílogo inacabable del genio que no pudo más que sembrar.

En 1942, publicamos la primera edición de este Ideario. Fue una creación nuestra que ahora pasó a ser un lugar común. Au-mentamos su texto en sucesivas ediciones. En homenaje al bi-centenario de su nacimiento, editamos la sexta en 1964. Este año, la séptima, a los 31 años de que apareciera la inicial, muy ampliada y siempre ordenada. por aquellos temas que fueron fundamentales y preferidos por el Héroe.

NUESTRA OBRA

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La Comisión Nacional Archivo Artigas ha publicado ya diez volúmenes de los veinte proyectados, de la corresponden-cia dei Héroe y de otros documentos relacionados con. este pe-ríodo intensísimo y complejo que Artigas le diera poderosa animación y rumbo. Personalmente trabajamos en la prepara-ción del Archivo que presidiera el Dr. Eduardo Acevedo. Abo-gamos para que la documentación .se hiciera con ordenación cronológica, enfoque que predominara mientras pertenecimos a la Comisión. Después, se optó por las series documentales, cTi-terio sustentado por el Prof. Juan Pivel Devoto que trabaja con responsable y ahincada devoción en la tarea que lamenta-blemente no ha podido. publicarse.en toda su extensión aún. Aunque no se le nombre, este libro nuestro ha sido frecuenta-dísimo por publicitarios-y.periodistas escritos, orales y televi-sivos. Más aún: se habla de Ideario sin nombrar a. este libro, como si e1 Prócer.hubiera escrito, separadamente. todos y cada uno de sus pensamientos. Sabido es que, la labor realizada por nosotros fue ímproba. Debimos extraer de los oficios de Artigas aquellas ideas constantes, ordenándolas por materia y más que a las palabras, le dimos valor a las que estaban respaldadas por los hechos. Artigas habría hecho lo.mismo. Nada dijo que no realizara o no aspirara a hacerlo. Seguimos su norma, con sus textos, para que éstos pudieran servir a las nuevas gene-raciones. Nada se había publicado con este enfoque-de obtener el oro de la ganga de miles y miles de notas de aquel apóstol crvico que le supo dar unidad intelectual, identidad espiritual, al mismo tiempo que observábamos cómo su autor no las con-tradecía jamás, en la turbulencia de su vida, mientras cambiaba de secretarios, sus opositores mudaban de parecer y sus te-nientes, de tiendas.

PASION POR UNA IDEA

Al paso y a1 galope de su caballo -centauro estadista- o sentado en una cabeza de buey o en el tronco tumbado de un árbol, en su choza de Purificación o en el monte nativo que tanto tiempo fue su única casa, Artigas fue madurando fórmu-las de convivencia política para las Provincias americanas. Sus Secretarios les dieron forma adecuada, teniendo en cuenta tex-

xos extranjeros, que Artigas moldeó para que pudieran funcio-nar en la realidad gaucha. El Prócer la interpretaba como na-die, por haberla vivido en la intensidad de sus carencias, piso-teando sus prohibiciones absurdas, midiendo toda la riqueza de la tierra y la indómita capacidad de sus hombres amigos, fra-ternos de. intemperie y de destino incierto.

Cuando el "sistema" .estuvo estructurado, cuando los pue-blos fueron dándole su aprobación entusiasta. porque conjugaba verbos de libertad, de igualdad, de democracia, república y fe-deración, Artigas, eonsustanciado con su pensamiento, libró cien batallas adversas o no, para convertirlo en ley de América, sosteniéndolo como una pasión irrenunciable. Por no caber en el terruño, bajo otro régimen; porque 1a muerte no llegaba en el entrevero másculo,se fue para siempre, a olvidar tanta in-justicia, tanta incomprensión, tantos privilegios confabulados.

Derrotado por imperialismos, oligarquías y envidia de sus tenientes que había formado de la nada, cómo a Pancho Ramí-rez, cuando todos le daban la espalda o se agrupaban para atacarlo, menos los pobres y los indios desprovistos, que se le ofrecían, optó por el ostracismo, que en eso se convirtió su arribo al Paraguay, con la. ilusión de que el dictador Francia le diera hombres y armas para volver a la lucha, en esta tierra amada que había ensangrentado durante un década para darte libertad y bienestar.

Su pensamiento, ¿qué origen tuvo?- Hombre sin cultura universitaria, con Félix de Azara co-

menzó su preocupación por las ideas vigentes en los grandes centros de Europa y Estados Unidos. Sus secretarios, a su vez, a medida que las fuera necesitando para su copiosísima corres-pondencia, lo iniciaban en lecturas fundamentales o 1e hicieron llegar, en los fecundos diálogos de los campamentos, en forma oral, los sistemas en boga y en todo ese acopio informativo bus-có ansiosamente las tendencias que más se adecuaban. a le realidad muy particular de su tierra.

La gravitación que el pensador inglés John Locke,nacido en 1632, tenia en el viejo continente y en Norte América, llegó

ANTECEDENTES IDEOLOGICOS

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al Plata, at ser traducidas sus obras, especialmente "El entera---dimiento humano" y "Tratado sobre el Gobierno" como tam-bién en ta versión original que se hallaba -ya en bibliotecas pú-blicas y privadas. Numerosos discípulos y admiradores, a su vez, difundieron sus ideas básicas, extendiendo mucho su in-fluencia en ambos mundos.

La Revolución de Estados Unidos, 1a Francesa y la de Mayo en el Plata, tuvieron en Locke un inspirador decisivo. Sus textos aspiraron a explicar la Revolución de 1688 y 1a ascen-sión de Guillermo al trono inglés.

Franklin, Jefferson, Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Jo-vellanos, Feijóo, bebieron en su fuente plena de saber político... Otro de sus discípulos, Thomas Paine, escribió usa libro: "La in-dependencia de la tierra firme" que a principios del siglo XIX circulaba en el Plata, a través de traducción de García. de Sena.

Moreno y Belgrano, en los que Jovellanos tanto influyera,, conocieron a Locke; el mexicano Hidalgo: Simón Bolívar con-fesó cuánto le debía; en Ecuador. Santa Cruz y Espejo; en Peraé,. Calero y Baquijano; en Paraguay, la Junta de 1812 pedía sus libros; en nuestro país el periódico inglés "La Estrella del Sstr", en 1807, citaba a Locke y en la estancia de Capelo se descu-brieron sus obras al ser allanada por el colaboracionismo de su dueño. La masonería fue 1a caja de resonancia eficaz de 1a concepción liberal del creador del empirismo inglés.

Desde 1749, .se le conocía en 1a Universidad de Córdoba. Argentina, divulgado por el sacerdote Muriel. En 1781 en er colegio San Carlos de Buenos Aires, e1 Profesor Rivarola glo-saba a Locke. También lo hacia el canónigo Chocarrin en 1883 en el mismo centro y Araoz más tarde.

Larrañaga, tan vinculado a Artigas (lo casó en 1805) y colaborador esa importantes textos del Prócer, fue alumno de este colegio San Carlos en 1792 y alude en una tesis a Frañkíin y Feijóo. EL obispo Orellana, en Córdoba tenía, en 1810; e1 libro de Locke sobre el entendimiento humano, en francés. Se com-probó al allanársele 1a casa por conspirar contra la revolución de Mayo. En 1811, Segurola, que había sido compañero de clase de Mariano Moreno, donó a 1a Biblioteca de Buenos Aires, la

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edición quinta de las obras de Locke, fechada en 1751, era Londres.

Manuel Moreno, afirmó que Locke, Rousseau, Bacon, Jo-veilanos, C~illac fueron los inspiradores de su hermano Ma-riano, ideólogo de la Revolución de Mayo, que difundía en las gacetas las ideas liberales que Artigas conociera y que supo adaptar a una realidad política, social y económica que él es-taba viviendo intensamente en el interior de la Banda Oriental.

Locke se oponía a que el poder monárquico fuera absoluto y de origen divino. Juzgaba al poder político como el medio para forjar e1 bien público. En sus ideas está el germen del Estado moderno y la base de la democracia o sea del gobierno ejercido con e1 consentimiento del pueblo que queda sometido a las leyes que sus representantes dictasen, las que no podrán evitarse ni exceptuarse.

En cuanto al entendimiento humano, Locke expresaba que no hay nada más peligroso que basar sin crítica, las propias opi-niones sobre principios no verificados, especialmente si ellos están relacionados con la moralidad, que influyan en ta vida de los hombres y orienten sus acciones. Todo hombre, decía, lleva consigo una piedra de toque para distinguir el oro sus-tencial, de los brillos superficiales; la verdad, de las apariencias. Si hace uso adecuado de ella,. verá la capacidad que tiene para combinar ideas. La razón natural, manifiesta, nos coloca en todas las más altas cuestiones. La razón debe ser nuestro úl-timo juez y guía en todo. Nada que sea contrario a ella nos puede ser impuesto.

Estas y otras ideas de Locke, profesadas por muchos hom-bres de cultura de su época fueron asimiladas hondamente por Artigas. En verdad, constituyeron la respuesta a muchas pre-guntas que se formulara, cuando, nombrado Jefe de los Orien-tales, debió pensar en plural en la búsqueda de un mejor des-tino para su pueblo.

Aunque es muy difícil deducir el grado de influencia que el sabio naturalista Féliz de Azara ejerció sobre Artigas, es evidente que la intimidad a que tienen que haber llegado du-rante largos meses de marcha hacia. e1 Norte, para fundar pue-blos, debió traducirse en un fecundo intercambio de opiniones.

Azara había pedido aArtigas para Ayudante en sus ex-pediciones y siempre hizo referencias óptimas sobre su persona j¡ conocimiento de la frontera, pero hubo otras figuras desta-cadas que nuestro Prócer frecuentara, como Rafael Pérez del .Puerto, Ministro de la Real Hacienda de Maldonado.

- Artigas, en los últimos años del siglo XVIII, como Blan-dengues, pudo valorar la obra civilizadora de aquel español cuyos informes a1 Virrey Avilés sirvieron como base del de-creto dei 18 de marzo de 1800 que diera inicio legal al pueblo de Batoví, aunque también le había llegado el informe de Azara unos meses antes.

Pérez del Puerto, se, empeñaba -en afincar. el hombre a la tierra; mediante 1a práctica de 1a agricultura, sin pago alguno, pórlo que accedieron a ella los desposeídos dula fortuna. Puso énfá'sis permanente en no donar grandes extensiones de tierras, aun áquéllasqúi estarían "destinadas a 1a ganadería "y, propició la organización—d', hogáres'esfábles. __

También el Ing. Ber-rzardo : Lecoq gravitó sobre Artigas al pedir a éste como su ayudante en la expedición que hiciera a las" Misiones, surgiendo una amistad duradera, puesta a prue-ba en planteos de suma confianza más tarde. Casi una década después, Artigas tuvo oportunidad, que se la dio el Gobernador Ello, de convertirse en juez de tierras, distribuyéndolas a su leal saber y entender al norte del Río Negro. .

El historiador Juan A. Gadea ha investigado esta época a través de muchos expedientes llegando a la conclusión de que ningún vecino de los que acudieron a é1, si pudo acreditar que era bueno y honrado, quedó sin su parte de tierra.

Profundo conocedor de la región, Artigas vislumbró que e1 cauce eficaz estaba constituido por principios que en otros" paí-ses, ya daban frutos favorables. Supo allanar los conceptos a las necesidades del medio y luchó por el sistema así creado con una fidelidad que lo singulariza.

Nada dijo que no lo intentara hacer. Dice Petzall que en Locke el conocimiento de 1a vida de las ideas, transforma éstas, beneficiando 1a vida de la acción.

Todos aquellos que lo informaron se quedaron en las pala-bras; respetándolas o traicionándolas. Quienes se le opusieron,

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t ambi én. Ar t i gas, en cambi o, t uvo s i empr e una 6nduet a i nva-r i abl e, en l a paz y en guer r a, en l a adver si dad t n ami ga como en l a esqui va vi ct or i a que f ue su compañe f ugaz y con ambas mant uvo e1 mi smo est i l o y pensami ent o. ,

FRASES FAMOSAS

'Los textos que integran este libro, no son fieles al original en cuanto a la escritura de algunas palabras que hemos mo-dernizado, para que se comprendan mejor. La sustancia, los gi-ros de expresión, han sido respetados. Quienes quisieren leer e1 documento completo hallarán al pie de cada idea, la fecha y e1 destinatario que les facilitará` la búsqueda.'

La historia'está.llena de frases famosas. También Artigas, sin que lo guiara para nada ese propósito, ha dejado expresio-nes que hemos,, seleccionado, despojándolas, de circunstancias y pormenores cuya existenciales otorgan espóntápéidrzd 7l pureza maravillosas. Ellas no surgieron más que como respuestas ur-gentes a situaciones cotidianas o traducen iniciativas que al-canzaron inmediata consagración popular al mismo tiempo que resistencia de todos los que se oponían a sus designios que sólo anhelaban 1a dicha común de América.

Algunas de estas expresiones figuran aisladas y otras po-drán leerse dentro de un desarrollo ideológico más completo dei que no quisimos separarlas para que no perdieran grandeza ni significación, ni siquiera el clima circunstancial que las ha-ce más auténticas.

El Patriarca citó a sus enemigos ante la historia, seguro de que no perdería la última batalla. La posteridad le ha dado la. razón. Se había adelantado a su época. Toda su obra res-plandece, proyectada, recién comenzada o hecha, en millares de hojas escritas por sus secretarios que supieron redactarlas, pe-ro que no eran capaces de inyectarte esa grave elevación, ese tono superior que constituye e1 común denominador de todas. Carecían de voluntad y fuerza para convertirlas en hechos. No hemos tenido en cuenta las expresiones que no pudieran docu-mentarse. Artigas no necesita fantasía para suplir omisiones; pa-ra tapar yerros, en su vida pública o privada, que los tuvo.

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La est at ur a del mi t o. que pr et enden dar a l os hér oes, seudos hi st or i ador es, el evándol a con pi edr as de per f ecci ón, no l a nece-si t a Ar t i gas. Su medi da es humana, su t al l a- f í s i ca, f ue al go más que medi ana. Su al t ur a espi r i t ual pi de br once y ci el o par a dar t e l a per spect i va que mer ece. No es posi bl e cont empl ar l o de ot r a maner a:

CASI UNICO

Mientras Artigas luchaba por sus ideales con fervor que asombra, grandes figuras de su época eran aristócratas, nto-nárquicos o dictatoriales. Es lógico que estuviesen en su contra.

De todas las criticas que se le han formulado, una es la preferida: aquélla que lo hace representante de la anarquía. Esas voces de condena salieron de las ciudades, que pretendían sustituir al rey por otro rey o por un centralismo absoluto, tan propicio- a los comerciantes portuarios. ¿Dónde quedaba, entonces la revolución? '

Ar t i gas aspi r aba a que gober nar a el puebl o: a que t odos f uer an i gual es en pr esenci a de l a l ey, s i n pr i v i l egi o de ni de c l ases, ni de pr ovi nci a. El suyo f ue un movi mi ent o ment al , como cor r esponde a un cambi o br usco, v i ol ent o y t r i unf ar en. l a guer r a que desat ar on i mper i os y ur bes combi na-dos, dej ó l a s i mi ent e que no t ar dó en r omper r ut i nas y secul ar es . y model ar , er e f uego y bar r o, l a democr aci a r aci ón en Amér i ca. Pr ecur sor de aut onomí as y de mer cados munes ent r e l as pr ovi nci as, t r i unf ando, nos hubi er a conver t i do en l os Est ados Uni dos de Amér i ca del Sur , suel t o t odaví a. que no quer í a el or den de l os nuevos amos i mpuest o a l os c l avos de si empr e. Ot r os f uer on más f el i ces en l as bat al l as. Ot r os gober nar on más t i empo. Domi nar on l a c i r cunst anci a más habi l i dad. La i nt r ansi genci a es el est ado nat ur al de i deal es nobl es y pur os cor no l os de Ar t i gas, que l os def endí a t odo t er r eno, no l os negoci aba. Nadi e puso al puebl o más que é1. ' Nadi e el evó más ar r i ba el conci er t o de puebl os en l a geogr af í a, en l a hi st or i a, en l a r aza, que, después, f r ont er as f uer on separ ando y dándol es más pecul i ar es f i sono-mí as, al per der se l a comuni cabi l i dad de hombr es y de bi enes.

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QUE HI ZO Y PROYECTO

Presintiendo la función centralista de las c ágs yde-..los puertos, atendió el destino del interior. Repart `a.`,%ierra e~-cedente entre las familias numerosas. Respetó ~Própiedad y_ distribuyó las inmensidades, siempre sujeto el ttt I1> ,'a mérIk-mientos de trabajarlas.

No quiso entrar, vencedor, en las ciudades. Prefirio`-sienr-' pre gobernar a tos pueblos desde una altura natural, equidis-tante de todos ellos, junto al río padre, en contacto con la madre tierra, que no deshumaniza y que guarda para el alma una paz profunda, una belleza auténtica, una verdad de agua de ca-chimba.

No quiso soldados mercenarios, sino ciudadanos en armas y cuando aquellos llegaron de otras Provincias, sin e1 fervor por la causa popular, los rechazó con vehemencia. Su ejército fue siempre la montonera gaucha y la indiada, los negros que fuera liberando de la esclavitud, los delincuentes arrepentidos, el turbión humano que arrastró el viento en el anca firme de los potros y que atropelló el horizonte porque la lejanía no tuvo para sus centauros, colores distantes.

Fue el pueblo en armas, como corresponde en una demo-cracia verdadera.. Fue nuestro campo, junto a quien le habla dado la juventud arisca y 1. hombredad sin. retaceo, porque donde. estaba Artigas se hallaba la justicia, aunque. faltara la ley que la ciudad iba estructurando lentamente para.su conve-niencia. y .beneficio de tos. menos.

EL PUEBLO CON EL

Por eso, en la historia de la revolución rioplatense, "Arti-gas fue. la. muchedumbre qite se expresaba en el verbo lla-meante de la libertad, frente a los..vecinos caracterizados y ex-tranjerizantes de las urbes costeras, las "élites" con alma eu-ropea, nacidas en Buenos Aires y Montevideo, que no sintieron la emoción del movimiento emancipador, a pesar de los pro-nunciamientos en los que cronológicamente se anticiparon. Co-rnerciantes de puertos, con mirada hacia afuera, no vibraron con el nuevo espíritu, con la criolledad naciente e irresistible,

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que no podía brotar sino en el campo, porque en el comienza la diferenciación de América, la peculiaridad de una tierra de llano y montaña, de grandes ríos. De lomas y arroyos, mani-festada en e1 silbido del boyero, en el son de las guitarras ha-bitadas por cielitos, áspera en las décimas corridas de los fo-gones; en la canción estremecida de las calandrias y en el des-gajamiento sentimental de las vidalitas. El hombre de a caballo, el morador inquieto de la soledad, entró en la historia de esta tierra, con Artigas, que llevó, siempre, tras sí, el rumor de mul-titudes que llegaban de todos los pagos; abejeo caliente de mundo móvil, harapiento y heroico, casi siempre derrotado pe-ro nunca vencido.

Artigas forjó la conciencia moral de nuestro destino. En el yunque de su sacrificio, golpeó la adversidad sus martillos de angustia. La diatriba, el odio, la persecución, jauría de la fa-talidad, mordió sus hechos y su memoria en todo el transcurso del siglo pasado, para caer definitivamente destruida por ,la verdad, en la que siempre confiara, imperturbable, el gran de-mócrata del sur.

La época de l a l uz en su gest i ón múl t i pl e est á en e1 geo. Ha dej ado muy at r ás l a de l a sombr a y l a de l a duda.

1 Resplandece su nombre, fulgura su obra, permanece su pensamiento como. diamante indestructible, se levantan monu-mentos en casi todo el. mundo. E1 vencido de ayer es el gran vencedor de hoy y en 1973, Buenos Aires, su. gran enemiga 'y. la única responsable mayor de su derrota circunstancial; tam-bién le hace justicia, a un siglo y medio que tos tenientes dé Artigas entraron en ella y la vencieron fugazmente porque lo traicionaron. Creyeron que las armas bastan y murieron con las armas én las manos, mientras las ideas de Artigas siguen potilandó plazas con el testimonio en mármol y bronce del reconocimiento de tos pueblos.

JUAN SILVA VILA.

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BIOGRAFIA Y ACCION

José Artigas nació en Montevideo el 19 de junio de 1764. No existe o no se ha descubierto el documento que lo prue-

be: Bautizado en la Iglesia Matriz, dos días después, el libro de la Catedral no establece el lugar. En pleno invierno, es lógico que sus padres estuvieran en la ciudad, más aún ese año, porque la estación fue muy lluviosa.

El historiador Juan A. Gadea, llegó a la conclusión que com-partimos, de que nació en la casa que sus abuelos maternos, doña María Rodríguez. Camejo y don Felipe Pascual Arnal poseían y habitaban en Cerrito y Colón. Allí vivieron Martín José Artigas y-Francisca-Antonia Arnal, padres de José, desde' 1759, año que contrajeron matrimonio.

En Sauce, Canelones, los abuelos maternos tenían una es-tancia que heredó la madre de José,. al morir sus padres en 1772 y 1773 y aunque la visitaban en buen tiempo, la frecuencia se hizo. mayor cuando entraron en posesión de ella. Recién en 1779, pudieron construir casa de material, que fue llamada la Azotea.. El padre de Artigas, a su vez, era dueño de una chacra en Carrasco, junto al arroyo, donde la familia fue registrada por el censo de 1774.

Cursó José (nunca se firmó Gervasio) la enseñanza prima-ria en el Convento de San Bernardino que la orden franciscana tenía en Montevideo. En las vacaciones se trasladaban al Sauce, como también a Carrasco. En el padrón del 4 de junio de 1791; correspondiente al Sauce, figura toda la familia, menos José que ya se había ido al campo que lo atraía poderosamente. No quiso seguir la carrera sacerdotal. Su abuelo materno, en 1772, al nombrar heredera universal a la madre de Artigas, decide la fundación de una capellanía para la que nombra primer titular a José, que no aceptó ese. destino. En plena adolescencia, pues,

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f ue absor bi do por el sor t i l egi o de l os l l anos, de l as s i er r as, l os mont es y r í os nat i vos, donde t uvo quehacer i nt enso br e a cabal l o.

Asoci ado a Chat r e, que poseí a mucho ganado en l a zona Queguay, Ar t i gas se dest aca en l a conducci ón de ani mal es l a f r ont er a cr oa Por t ugal donde l os vendí a. E1 subt eni ent e cabal l er í a Est eban Her nández, i nf or ma el 19 de ener o de desde Sant a Mar í a, que Ar t i gas i ba al mando de 80 hombr es ar mados, l l evando una t r opa de 4000 vacunos. Dos años ant es, Ni col ás de Vedi a l o obser va a or i l l as del Bacacay, r odeado j óvenes que est aban pendi ent es de su pal abr a, t odos el l os mer ci ant es en ganado.

EN LOS BLANDENGUES

En 1797 abandona su labor de vaquero. Se acoge al indulto del Gobernador Olaguer Feliú que lo decreta, precisamente, para que pueda incorporar al ejército, hombres experimentados, en la nueva unidad, el Cuerpo de Blandengues, fundado el 7 de diciembre de 1796, por el Virrey Melo. La amplia amnistía no alcanza a homicidas ni a quienes hubieron armas contra la autoridad.. El padre de José se había retirado del ejército en .1796, tras cuarenta y cuatro años de muy destacados servicios. Debió ser decisivo su empeño, ante el hijo aventurero y ante el Gobernador agradecido, para que José aceptara un cambio tan radical y siguiera la tradición de los Artigas. Los estancieros se organizaban en ese tiempo, para impedir el caos y el peligro que reinaban en la campaña, llena de malhechores y contra-bandistas que ponían en diario riesgo, vidas y haciendas.

Fue así como Pepe Artigas, así lo llamaban los gauchos, in-gresa al ejército español a los 33 años de edad. Celador jefe de la partida volante, desde agosto de 1797: capitán de milicias de caballería en octubre del mismo año; Ayudante mayor en 1799, su designación fue hecha par Carlos IV. Sus servicios se hicieron imprescindibles. Lo pedían de todos los pagos, porque en seguida se corrió la voz de que no fallaba en comisión algu-na, por más difícil que fuera. E1 Cuerpo ganaba prestigio. y vo-lumen. Su profundo conocimiento del medio, de la sicología del hombre quo lo habitaba y su notorio valor personal acredi-

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-tado en duelos con mentados cabecillas del crimen, lo llevaron _a un sitial de privilegio ante la autoridad. Hasta se le permi-tió integrar su unidad con delincuentes que sorprendía en el -campo, recuperando a la mayoría de ellos.

UNA COMPAÑIA ILUSTRE

En 1800 lo distinguen para acompañar al sabio Félix de Azara que recorrió la Banda Oriental, fundando pueblos en la frontera con Portugal, para evitar el avance de este imperio -que codiciaba tanta riqueza pecuaria. Artigas aprendió mucho junto al autor de "Apuntamientos para la historia natural de los pájaros del Paraguay y Río de la Plata", famoso aragonés, como los antecesores de nuestro Héroe.

I MPUSO EL ORDEN

Por primera vez, hubo orden en la campaña oriental. Lo impuso Artigas. En mayo de 1801, pasó a combatir a. los indios charrúas y minuanes de los que se quejaban los hacendados. En noviembre de ese año, sirvió como ayudante del Brigadier Le-coq y cada vez que se reintegraba a sus funciones de Blanden-gues, obraba en forma independiente, según concesión singular que le hiciera el Gobernador Olaguer que lo apreciaba mucho.

El 18 de f ebr er o de. 1810, l os hacendados i nf or man aut or i dades el r esul t ado que l ogr ar an en t oda esa época, l a desi gnaci ón de Ar t i gas par a que comandar a l a par t i da t i nada a per segui r " a l os per ver sos" que abundaban. Su baj o, desde 1802 f ue un aci er t o cont i nuo, por cuant o " se con t al ef i caci a, cel o y conduct a que haci endo pr i s i ones bandi dos y at er r or i zando a l os que no cayer on en sus manos, exper i ment amos en poco t i empo l os buenos ef ect os a que pi r ábamos" . Habí an vi st o " sust i t ui das l a t i mi dez y el sobr e-sal t o, por l a qui et ud de espí r i t u y l a segur i dad de nuest r as . c i endas" .

ACTÚA EN MONTEVI DEO

Aunque habí a gest i onado el r et i r o desde 1803, par a cui dar l a sal ud quebr ant ada en cuar t o do si gl o a l a i nt emper i e y pr e a cabal l o, l as aut or i dades no se l o concedi er on, hast a

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1805 regresa a Montevideo para contraer matrimonio con su prima Rafaela Villagrán el 31 de diciembre de ese año. Poco después, el Gobernador Ruiz Huidobro lo nombra Oficial de Resguardo, haciendo la guardia militar desde él Cordón a Pe-ñarol.

Ant e el anunci o de una expedi ci ón i ngl esa, l ogr a que el Vi -r r ey Sobr emont e acept ar a, a sugest i ón suya, l a i ncor por aci ón de 78 pr esos que f uer on i ndul t ados par a ser vi r a sus ór denes excl usi vas, s i endo r esponsabl e de su conduct a. Pocos dí as des-pués, se r evoca l a aut or i zaci ón par a l os que hubi er en comet i -dos del i t os gr aves. Ar t i gas r ecl ama, aduci endo que ya habí a dado su pal abr a y habí a l ogr ado l a de el l os. Sal i ó con l a suya. Est aba di spuest o a r esi st i r l a cont r aor den. Los r esul t ados f avo-r abl es de l a exper i enci a se vi er on en segui da. Act uar on her oi -cament e y muchos se mant uvi er on en el cami no del bi en.

Participa en la reconquista de Buenos Aires, en poder de los ingleses. Es el portador del parte de la victoria. Casi pierde la vida, al darse vuelta en el Uruguay, el bote que lo conducía, de regreso. En 1807, participa en la defensa de Montevideo que cayó en manos británicas tras dos semanas de lucha sangrienta. A1 restablecerse la autoridad española en Montevideo como consecuencia de la capitulación inglesa en la vecina orilla, Ar-tigas vuelve a la campaña en misión de vigilancia.

Su uni ón con Raf ael a l e habí a dado t r es hi j os, José Mar í a-Fr anci sca y Pet r ona, per o, l a di cha f ue r ot a por l a enf er medad ment al que padeci ó su esposa hast a su muer t e en 1824.

EN EL LITORAL

Ot r a vez Ayudant e de Bl andengues, pese a que el car go de segundo j ef e est aba vacant e des& hací a t i empo. Sus al t os mé-r i t os no er an suf i c i ent es, por que l os cr i ol l os er an subest i mados. por l os español es.

Producida la revolución de mayo de 1810- en Buenos Aires,. Artigas fue enviado al litoral, para contener posible acción del movimiento libertador. Deja la frontera norte, donde era con-siderado insustituible, según documento de Joaquín de Soria.

El 15 de febrero de 1811, sostiene altercado muy áspero con. su Jefe, el Brigadier Muesas, Comandante de Colonia. Un blan-

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gues habí a comet i do un del i t o. E1 mi l i t ar español cr ee que t i gas l o ocul t a y l o amenaza con poner l e una bar r a de gr i l l os s i no l o ent r ega i nmedi at ament e. Responde en f or ma enér gi ca, que no se l a dej ar á poner . No l o ar r est an.

EN LA REVOLUCION

Est a c i r cunst anci a, pr ovocada o no, f ue apr ovechada t omar una deci s i ón que ya est aba pensada. Ese mi smo dí a, gui do por var i os compañer os del Bl andengues y ami gos, deci de v i aj ar a Buenos Ai r es y pr esent ar se ant e l a Junt a Revol uci o-nar i a. Así l o hi c i er on. Ant es, f uer on i nsur r ecci onando l ogr ando l a ent usi ast a adhesi ón de numer osos veci nos.

Ni tuvo en cuenta que acababan de concederle el nombra-miento de Capitán de Blandengues, después de tres. lustros casi de una actuación que mereciera el siguiente juicio de José de Salazar, el muy lúcido Jefe del Apostadero Naval del Río de la Plata: "Artigas es el niño mimado que para todo apuro lo llamaban, seguro del buen éxito, porque tiene un extraordinario conocimiento de la campaña, como nacido y criado en ella, en continuas comisiones contra ladrones, portugueses y muy em-parentado. En suma, en diciendo Artigas en la campaña, todos "tiemblan". Al informar a España sobre el incidente con Mue-sas, declara que "los pueblos por donde pasa, se levantan, de-mostrando la gran influencia que ejerce".

Mariano Moreno, ya había señalado a Artigas como hombre clave a conquistar para ganar la Banda Oriental a la causa revolucionaria y se sabe que nuestro Héroe leyó y comentó con su compañero de Regimiento, Rafael Hortiguera, las primeras Gacetas editadas en Buenos Aires, con el llamamiento a los pueblos.

FERVOROSO CIVISMO

Ret or na pocas semanas después con i nsi gni f i cant e apoyo hombr es, ar mas y di ner o que l a Junt a l e di er a y a l a que pr omet i do l evant ar t oda l a Banda Or i ent al . Desde Paysandú enci ende l a t ea de l a l i ber t ad, como Teni ent e Cor onel de r evol uci ón emanci pador a. En Mer cedes, i ni c i a l a l ucha con

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proclama a sus compatriotas, el 11 de abril. La Junta de Bue-nos Aires comete el primer error, al relegarlo a tercer plano. Nombra a Róndeau, jefe del Ejército, al Teniente Coronel Mar-tín Galain, segundo jefe y a Artigas, jefe de las milicias pa-trióticas.

Todo el Or i ent e del r í o Ur uguay, se pone en movi mi ent o, su r i t mo. Se obt i enen t r i unf os en pequeños combat es, hast a el 18 de mayo, Ar t i gas en Las Pi edr as, vence a l os español es en f or ma apl ast ant e. Al canza así , el pr i mer t r i unf o de nanci a, que supo ent onar l a r evol uci ón amer i cana cuyos ej ér c i t os er an der r ot ados en esos moment os.

Montevideo quedaba a merced de los patriotas. Cuando to-do hacía suponer la inmediata conquista de la plaza, al asumir el mando del sitio, el Coronel Rondeau, el primero de junio, Buenos Aires maniobra en función de sus exclusivos intereses. Elío, que gobierna Montevideo, gestiona la inmediata presencia de los portugueses que al mando del General de Souza, bajan desde Bagé. La Junta porteña busca entonces acuerdos diplo-máticos y en setiembre se aprueba un convenio con Ello que hace nulo'el sacrificio heroico de Las Piedras.

Artigas protesta vivamente. E1 vecindario lo apoya. Se reú-nen en la panadería de Vidal. Postergan los delegados porteños la concertación del pacto, en virtud de que los orientales se comprometen a sostener el sitio, sin necesidad de otras tropas. En Buenos Aires, los dirigentes no sentían la causa revolucio-naria como en esta orilla y el 7 de octubre, firma el Dr. Pérez un tratado en el que se promete fidelidad a Fernando VII, se reconoce la unidad indivisible de la nación española y fijan el Paraná, como límite hasta el que debían retirarse los ejér-citos que dependían de la Junta.

EL EXORO

Se decidió así la suerte de los orientales, de su pueblo en armas, sin darles la debida intervención. Promueven nueva asam-blea con el Dr Pérez, en la quinta de La Paraguaya. Artigas respondió a los que manifestaban que no había fuerzas sufi-cientes para oponer a los lusitanos: "los pelearemos con palos,

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con l as uñas y con l os di ent es" . Se r esuel ve l evant ar el ef ect os de ubi car se mi l i t ar ment e mej or par a aguar dar a vasor es y ese mi smo 10 de oct ubr e, el puebl o al l í r euni do, c l ama a Ar t i gas, j ef e de l os or i ent al es.

El 23 de octubre se retiran todas las tropas que estaban delante de Montevideo y en San José comienza una marcha que después se llamará el Exodo del Pueblo Oriental o la "re-dóta". Nadie quiso quedarse en sus casas. Los pagos quedaron desiertos. Los vecinos incendiaban sus ranchos y todo lo que no podían transportar en carretas y acompañaron al ejército que debió disminuir el ritmo de su marcha, para no rezagar a las familias.

Cáceres, en sus memorias dice: "Los hombres. respiraban patriotismo, hasta por los poros. Rondeau expresa a su gobier-no: "No hay quien persuada a los vecinos que se queden" y Artigas señala que esa adhesión espontánea "retarda mis mar-chas, yo me veré cada día más lleno de obstáculos para obrar" pero él mismo.se dirige a Buenos Aires declarando que "miraba con secreto placer la determinación magnífica de mis paisanos".

Desde San José siguen el río, punteando varios arroyos y en el Monzón se bifurcan las tropas. Las de Rondeau, hacia el sur, para embarcare en el Sauce. Las de Artigas, al norte, buscando una región para "sus libres", donde pudieran vivir en paz. Hasta en el Paraguay, se pensó, como meta de la caravana.

Toman la cuchilla del Perdido, cruzan el Río Negro en el paso del Yapeyú, siguen por la cuchilla de Haedo, los arroyos Bellaco y Negro y se detienen en el Daymán. Prosiguen bus-cando vadear el río Uruguay en el punto más angosto. El Salto chico es el elegido y se establecen en la margen occidental. Tras una tentativa. de retorno que fracasa, porque los portu-gueses no se retiran, cromo debían hacerlo, por el armisticio de octubre, fija Artigas en el Ayuí su campamento. Gana el cora-zón de Entre Ríos, por que esa región había sido desamparada por los porteños en el tratado; los indios misioneros le llaman jefe y se vincula con Paraguay. El delegado del gobierno de Asunción, Laguardia, traza retrato fiel del Prócer y de su pue-blo. Ratifica el Coronel de Vedia esta impresión muy favora-

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ble y al darla en el seno de la Junta bonaerense, se le escucha con notorio disgusto: "Artigas es hombre de entera probidad..."

LUCHA CON BUENOS AIRES

Como consecuencia del tratado Rademaker-Herrera, los por-tugueses tenían que alejarse de la Banda Oriental. Buenos Ai-res nombra General en Jefe del Ejército a Manuel Sarratea; tan intrigante como venal y ambicioso. Segando, se designa a Via-na y entonces Artigas devuelve su cargo militar al Gobierno porteño.

Sar r at ea desar r ol l a pl anes combi nados par a dest r ui r nar l a i nf l uenci a de Ar t i gas. Di st r i buye l as t r opas que ponden y pr omet e ascensos a l os of i c i al es y j ef es, l ogr ando def ecci ón de Val denegr o, Vent ur a Vásquez, Pedr o Vi er a y

En oficios al Gobierno y al Cabildo, los Jefes orientales reclaman por el nombramiento de Sarratea y sus actitudes, co-mo también por el carácter de la fuerzá que mandaba, la que no debiera ser más que auxiliar. Se expresa que el pueblo oriental recuperó sus derechos primitivos, al quedar expuesto frente al invasor, a raíz del armisticio celebrado entre Buenos Aires y España.

Ot r o cambi o de gobi er no en l a veci na or i l l a, dej ó t r i un-f ant e a l os l ogi st as que enví an a Al vear ant e Ar t i gas. Se t r et i ene en el campament o de Sar r at ea y r et or na s i n. habl ar con el j ef e or i ent al , per o con f al sos car gos cont r a ést e, por Sar r i t ea.

La vanguardia revolucionaria al mando de Rondeau vence a los-españoles en el Cerrito, el 31 de diciembre de 1812. Arti-gas vuelve a su Provincia y hace la Precisión del Yí en la que expresa a Sarratea: "Cese Ud. de impartirme órdenes. Nuestro obedecimiento hará el triunfo de la intriga. El pueblo de Bue-nos Aires es y será nuestro hermano. Su gobierno actual, nunca."

El 8 de enero, la mediación de García de Zúñiga, permite celebrar un compromiso en el Yí, Sarratea se obliga a regre-sar a Buenos Aires, reconoce el Ejército a su mando, como so-lamente auxiliador y la Jefatura de Artigas sobre las tropas orientales, que llegan hasta el Paso de la Arena.

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Sarratea se niega a cumplir lo prometido y Artigas adopta entonces, drásticas medidas: corta la comunicación de Sarratea con Buenos Aires y dispone que se le prive la caballada. Se reúnen los jefes, le piden a Artigas que suspenda las hostili-dades. Acepta, pero envía a Garcia de Zúñiga a Buenos Aires, a tratar directamente en su nombre. Esencialmente, reclama el respeto a las autonomías provinciales.

Sar r at ea l anza un bando decl ar ando t r ai dor a Ar t i gas pr et ende que Ot or gués no sól o l o desobedezca, s i no que si ne, par a l o que l e r emi t e unas pi st ol as. Ar t i gas denunci a v i ol aci ón de l a suspensi ón y con l a ayuda de Ot or gués, r onel es Rondeau- y Fr ench dan un gol pe de mano dent r o de f i l as, r emi t i endo a Sar r at eá a Buenos Ai r es. . Ar t i gas se por a al s i t i o y de i nmedi at o sur gen ot r as novedades: más gas en Buenos Ai r es. Est a vez es l a Asambl ea Const i t uyent e enví a a Pedr o Vi dal ant e Sar r at ea y Ar t i gas, con pl enos r es. Las i nst r ucci ones dadas al r epr esent ant e, hoy conoci das, r evel an t oda l a conf abul aci ón cont r a Ar t i gas.

Vi dal debí a apar ent ar t odo l o necesar i o par a espi ar dader a f uer za de que di sponí a Ar t i gas y s i est aba en. negoci a-ci ones con por t ugueses, español es o par aguayos. De no est ar l o, debi er a at r i buí r sel as y di f undi r l as pr of usament e. Ar t i gas mant uvo en l a mi sma exi genci a del Yí , f i r me ant e una mi si ón de pér f i dos dobl eces.

LAS INSTRUCCIONES DEL AÑO 13

Rondenu, a su vez, i nsi st í a ant e Ar t i gas par a que l os t al es r econoci er an l a Const i t uyent e, no consi der ándose aut or i dad suf i c i ént e par a hacer l o. Convoca a l os puebl os asambl ea que se i ni c i ó el 5 de abr i l por que el 3 no est aban dos l os del egados debi do a l as f uer t es l l uvi as, en Tr es

Pronuncia Artigas la Oración Inaugural y plantea si se debe reconocer a la Asamblea General Constituyente antes de la res-puesta que debía dar al delegado García de Zúñiga; designar el mayor número de diputados ante la misma e instalar un go-bierno que restablezca la economía del país.

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Advierte que el reconocimignto debe hacerse por obedien-cia o por pacto, pronunciándose, por este último. Una comisión. estudia el problema y de su seno surge el artículo sexto que-acuerda el pacto entre todas las provincias en plano de comple-ta igualdad.

Se reservaba el derecho, a cada pueblo; de juzgar si la. Constitución tenía por base la libertad, por lo que la firma del acatamiento de la Asamblea era procedente como se hizo de .inmediato. Todo quedaría anulado si las condiciones expresas no-se cumplieran. E1 Congreso de abril se clausuró el día 20 y el 13 se dieron a los diputados las Instrucciones, verdadera carta política de Artigas.

Los diputados fueron rechazados, aduciéndose vicios de for-ma que Artigas corrigió en seguida, volviendo a reunir los ve-cindarios para ratificar los poderes cuestionados. Eliminado el' pretexto, por intervención de Larrañaga se logra la admisión de cuatro de los seis, pero se rechaza el sistema de pactos, o. sea la esencia misma de la federación. Además, los diputados, deberían ser elegidos bajo el auspicio de Rondeau, que recibió instrucciones juzgadas como de doble sentido para eliminar la influencia de Artigas. Se logra así que los delegados no pasen por el alojamiento del Jefe de los Orientales que sólo deseaba. advertirles que estaba en peligro, nada menos, que lo resuelto, libérrimamente en abril en Tres Cruces.

Reunidos en Capilla Maciel, junto a la guardia militar de Rondeau, en diciembre, echan abajo los principios autonómicos. Protesta Artigas. Rechaza lo resuelto y se retira del sitio de, Montevideo. El- nuevo Director porteño, Posadas, lo declara, nuevamente traidor y pone a precio su cabeza. El caudillo se retira a Belén, para estar cerca de todas las Provincias y hasta allí llegan dos delegados. Candiotti y Amaro con los que acuer-da un plan de restablecimiento de la fraternidad, en base a re-conocer que Artigas había sido infamado y aceptando el sistema federal, como único camino de gobierno común.

Buenos Ai r es no acept ó l o t r at ado, per o, l os del egados r al eños, al r egr esar a sus pr ovi nci as, decl ar ar on que Ar t i gas ní a r azón, y que su pr est i gi o cr eci ent e ya er a muy gr ande t odas par t es. ,

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GUERRA CON BUENOS AIRES

Las graves desavenencias entre Artigas y Buenos Aires tete nian que desembocar en la guerra. Los acontecimientos se pre-cipitaron. Las fuerzas navales españolas fueron derrotadas por Brown y Montevideo no tiene más salida que la capitulación. Buenos Aires envía a Alvear para que recoja el fruto de lo sembrado por Artigas y Rondeau y .hasta engaña a la plaza con. una capitulación que después desconoció, considerándola un ar-did bélico y no un compromiso de honor. Entra Alvear en Mon-tevideo. Hace una administración caracterizada por excesos de-toda índole que merecieron al repudio de la sociedad toda. Sa-queo y contribuciones fuertes y un Cabildo dócil nombrado des-de Buenos Aires.

Surgen entonces mediadores y se llega a un acuerdo para lograr la paz. Por parte de Alvear era solamente, para ganar tiempo y batir a Artigas en la guerra. Demora tratativas, para que una expedición pueda arribar a Colonia, rompiendo las hostilidades. Fructuoso Rivera será el llamado a derrotar a bo-rrego en Goayabos el 10 de enero de 1815. E1 grave fracaso mi-litar termina con todas las intrigas y en febrero, los porteños abandonan Montevideo.

GOBIERNO PATRIO

Se inicia entonces un periodo de paz, muy fecundo en rea-lizaciones. E1 guerrero y el ideólogo dejan paso al estadista que no deja el campo. Se mantiene en el litoral, en el Hervidero, junto al río Uruguay. Establece una villa en una pequeña me-seta, que equidista de todas las provincias hermanas de la suya. Más tarde se llamará Purificación, porque hasta allí viajaban los españoles y los "malos americanos" que no comulgaban con su sistema, manteniendo internados a aquellos que no prometían neutralidad o enmienda.

Durante dos años, Artigas aplica los principios por los cuales había luchado durante cuatro años, federando dentro de plena autonomia a las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Oriental, que fueron evolucionando dentro de la democracia, ejerciendo los pueblos el derecho a gobernar-

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se, por primera vez, bajo la protección de Artigas, liberándose del dominio despótico de Buenos Aires.

En la Provincia Oriental se eligió Cabildo a través del voto de los vecinos. A este organismo se le dio mayores atribuciones, en vista de la experiencia desfavorable de Otorgués como Go-bernante militar y político. Artigas lo sustituyó de inmediato por Miguel Barreiro, como Delegado y Fructuoso Rivera en la comandancia militar.

Se establecieron los Departamentos de Montevideo, Mal-donado, Canelones, San José, Colonia y Soriano y entre los me-didas adoptadas se destacan: distribución de tierras libres y aquellas excesivas que tenían dueño, a ciudadanos con familia, bajo la condición de construir casas y dotarlas de mejoras; la organización del comercio exterior; de la marina de cabotaje; habilitación de escuelas primarias obligatorias y gratuitas;, la instalación de la Biblioteca Pública; de la imprenta; de la Ad-ministración de Rentas; Correos; difusión de la vacuna; restric-ción severa de la burocracia, etc., ete.

LA LIGA FEDERAL

El inglés Robertson describe a Artigas en el Hervidero, sen-tado en una cabeza de buey, junto al fogón encendido donde se ababa la carne, bebiendo en un cuerno. El Protector de "la mitad del nuevo mundo" estaba dictando a dos secretarios ala vez. Todos fumaban y charlaban. También describe Robertson el intenso movimiento. De todos lados, llegaban al galope, sol-dados, exploradores, edecanes y a todos atendía Artigas con una calma singular. "Pienso, agrega, que si todos los negocios del mundo hubieran pesado sobre sus hombros, habría procedido de igual manera."

Er a el cent r o geogr áf i co, espi r i t ual y mor al de l a der al . y haci a él ecnver gi er on t odos l os dar dos de l a i nt r i ga por t eña. No t ol er aban que l a hegemoní a se l es escapar a, pul so de una sol a f i gur a que habí a l ogr ado l a uni ón de muy di st ant es. La r evol uci ón de 1810 habí a s i do hecha par a una cl ase soci al adi ner ada, que aspi r aba sust i t ui r al Rey España hast a hal l ar ot r o. Ar t i gas est or baba demasi ado esos

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pósitos mezquinos pero muy arraigados, porque combatía con armas, al mismo tiempo que con ideas que amenazaban exten-derse al propio Buenos Aires. Si la fuerza no alcanzaba y era muy visible, la diplomacia oculta sería suficiente y movieron todos los hilos lícitos e ilícitos para voltear a ese hombre, em-pecinado en dar al pueblo los derechos a la libertad y al bienes-tar que España negó siempre.

I NVASI ON PORTUGUESA

En Rí o de Janei r o se concent r ar on l os enemi gos de Ar t i gas. Sus der r ot ados y l os que ambi ci onaban vencer l o par a adueñar se de est as t i er r as t an r i cas en ganados. Por t ugal abr i gó est a esper anza y l a apr ovechó al ver se i nci t ado por f uer zas pl at enses. El del egado por t eño, Manuel Gar cí a, ot r o ej empl ar di gno de Sar r at ea, movi ó t odos l os i nt er eses, pl ani f i cando vasi ón; como una copi osa document aci ón exhumada l o demues-t r a. Expr esa Gar cí a que Por t ugal habí a r esuel t o " el i mi nar . Ar t i gas, benef i c i ándose y benef i c i ando a sus veci nos" .

Cada vez menos t r i unf os, cada vez más der r ot as, sangr i en-t as, f ue el r i t mo desf avor abl e de l a guer r a que i ni c i ó en 1816. Super i or i dad de ar mament os, i nf ant er í a exper i ment ada cont r a Napol eón y l a r et aguar di a det er i or ada por l os manej os y l a f uer za de Buenos Ai r es en l as pr ovi nci as f i el es a que debi ó l uchar en dos f r ent es. Ci nco años de l ucha her oi ca f uer on necesar i os par a conqui st ar l a Pr ovi nci a Or i ent al . ent r a en Mont evi deo el 20 de ener o de 1817. Ese mi smo año f i r man un conveni o secr et o l os r epr esent ant es de Buenos y Por t ugal , est abl eci endo el ent r oni zami ent o de una monar quí a en Buenos Ai r es par a l as pr ovi nci as del Pl at a.

E1 Di r ect or i o bonaer ense t r abaj a act i vament e, a su t r a Ar t i gas. Logr a l a def ecci ón de j ef es dest acados que hast a l a poca ar t i l l er í a que poseí a Ami gas . Pr omet e a l as v i nci as l o que no dar í a y r esquebr aj a l a uni dad de l a Li ga der al que si ent e t ant as der r ot as. Todaví a en 1819, Ar t i gas qui st a una gr an vi ct or i a en Sant a Mar í a, per o, el 22 de de 1820, el Conde de Fi guei r a bat e a Lat or r e en Tacuar embó, dest r uyendo l a base del ej ér c i t o pat r i ot a.

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TRIUNFAN SUS TENIENTES

El Jefe de los Orientales, sacaba soldados "debajo de la tie-rra—. Tenía aún la carta de triunfo en el occidente del Uruguay,.. donde uno de los hombres que el había formado, Francisco Ra-mírez, había crecido mucho. Logra Artigas la reincorporación de Santa Fe, al presentarle pruebas de la complicidad del nuevo. Director., Rondeau, con Lecor. Al ver que la guerra se prolonga demasiado, Buepos Aires dispone que San Martín baje al Plata. y éste, demora intencionadamente la orden.

Se unen las Provincias occidentales y sus caudillos, Ramí-rez, López, Campbell, se encaminan hacia Buenos Aires cromo lugartenientes de Artigas. La Liga Federal resplandece en la batalla de Cepeda, derrotando a Rondeau y el Cabildo asume el mando. Obliga a cesar el Congreso que había sido creado en 1815 para la democracia y que se había pronunciado por el centralismo y la monarquía.

Desgraciadamente, el cambio hace surgir otra vez a Sa-rratea como Gobernador y vuelven las maquinaciones secretas que alcanzan a Ramírez. Convencen a éste que se vuelva contra Artigas. Firma el Tratado del Pilar el 23 de febrero de 1820, dando término a la contienda. Sarratea lo suscribe por Buenos Aires y López por Santa Fe:

Así se esfuma la victoria de Amigas, de sus principios y de sus armas, en el instante de culminar. La diplomacia y la in-triga se la arrebatan, porque en el Pacto, por debajo de artícu-los favorables al entendimiento con Artigas, funcionó un texto secreto por el que Buenos Aires se comprometía a entregar a Ramírez, armas y hombres que no necesitaba porque, las hos-tilidades habían cesado. Ellos sabían que Artigas no podía apro-bar el pacto porque lo~conocían superior a las adversidades de la guerra. No negociaba los principios y nada menos que tres. Provincias habían quedado fuera del pacto: Corrientes, Misio-nes y Banda Oriental. Además, la invasión portuguesa no se enfocaba en forma clara y enérgica, cuando sólo cabía la de-claración de guerra a los usurpadores.

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GUERRA A RAMI REZ

A mediados del 20. Artigas da comienzo a las hostilidades -contra Ramírez, por la traición de éste. Gana varias batallas, pero la infantería porteña de Mansilla es decisiva y se sucede entonces la serie de derrotas, cada vez más al norte. Sus propios Tenientes lo acorralan. En sus partes a Ramírez, al referirse a Artigas, lo llaman el Patriarca y lo acosan. Hasta su secretario Monterroso, cae prisionero y pasa a redactar los oficios del ven-cedor. Sólo sabía manejar palabras.

Rechaza Artigas el ofrecimiento de caciques chaqueños. En verdad, tras cada contienda adversa, el pueblo siempre le daba hombres, pero el límite de la resistencia estaba ya excedido y no quiso seguir derramando sangre, la más generosa sangre, la que se vierte por la libertad.

Ramírez quería a Artigas, vivo o muerto. Sabía que si lo-graba llegar al Paraguay podía convencer al Dr. Francia para .que le diera hombres y armas. Por eso, esa persecución sin pausa, día y noche, en regiones donde Artigas no podía reorga-nizarse. Se escapó milagrosamente muchas veces, en las retira-das. La muerte lo respetaba.

EN EL PARAGUAY

Pide entonces asilo al Dictador Francia. E1 momento es des-favorable porque se terminaba de descubrir una conspiración en Asunción.' Demoró dos semanas la respuesta del Supremo. El 5 de Setiembre cruza el río, con un centenar de soldados y fami-lias, siempre familias, que son distribuidas en diferentes luga-res. El 16 llega a Asunción. Envía antes, a Río de Janeiro, el último dinero que le queda, para aliviar la suerte de Lavalleja, Andresito y otros jefes prisioneros.

Lo alojan en un convento convertido en cuartel. Se le su-ministra ropa por que se había presentado "sin más equipaje que una chaqueta colorada y un morral". Así quedan los. hom-bres que defienden sus ideas e interpretan los anhelos populares.

Pide audiencia a Francia, agradeciéndole la hospitalidad, pe-ro el gobernante le teme demasiado. No quiere correr el riesgo de que Artigas lo convenza. Lo evita. Lo aleja lo más posible, a

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85 l eguas al nor t e de Asunci ón, en Cur uguat y y al of i c i al car gado de conduci r l o, l e or dena que sól o debe vi aj ar por noche. Ti ene t emor de que el puebl o sepa l a ver dad y l o r odee como en t odas l as l at i t udes.

En qué car áct er penet r ó Ar t i gas. al Par aguay' E1 Conde Fi guei r a, af i r ma en esos dí as que " f ue pr eso y l o r ecl amar é" . Numer osos document os de l a época habl an de " asi l ado" , " i nt er -nado" , " conf i nado" , " r ef ugi ado" . Par aguay er a un est ado si n duda. La zona donde Ar t i gas f ue envi ado baj o f uer t e t odi a ar mada, no f ue i mpr ovi sada. Er a el par aj e dedi cado det eni dos pol í t i cos que Fr anci a no el i mi naba. Dent r o de l l a, v i gi l ada, se pml í an mover en l i ber t ad r el at i va.

Hasta 1840, veinte años, Artigas se mantuvo allí, en silen-cio dramático. Un día le pusieron una barra de grillos. Había muerto Francia y el Triunvirato que sucedió al tirano, conser-vaba todavía el temor a Artigas. Fue una de sus primeras me-didas de gobierno. La orden cumplida por el Comandante Gauto, se rnantuvo hasta 1841. Con el ascenso al poder de los Cónsules. López y Alonso se le devuelve la libertad y se le sugiere que si desea volver a su ~país, puede hacerlo. Artigas rechazó el ofrecimiento. En 1832, también había dicho, no, al Gobierno de Rivera, Quiere terminar su vida allí. En 1845 lo nombran Instructor del Ejército de Paraguay. Lo trasladan a las cerca-nías de Asunción, a una quinta de López, el gobernante que, al verlo, se dio cuenta que no podría ejercer el cargo. Artigas tenía 81 años.

RATIFICA SU LUCHA

Con total simplicidad, Artigas sintetizó al General Paz, que lo visitara en Asunción en 1846, a pedido de éste, lo que había sido su lucha: "Tomando por modelo a los Estados Unidos, yo quería la autonomía de las Provincias, dándole a cada Estado, un gobierno propio, su Constitución, su bandera y el derecho de elegir sus representantes, sus jueces, sus gobernadores entre los. ciudadanos naturales de cada Estado. Esto es lo que yo había.

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pretendido para mi Provincia y para las que me tlli apiáñ procla-mado su Protector. Hacerlo así, habría sido darlá..óaefa -uno, lo suyo."

Ese modelo horteamericano fue adecuado a la réglic'ad; ríó=-platense. En este aspecto, les Instrucciones del año 13N.til ginales. Es evidente que un espíritu ecléctico domina el tezfó artiguista al seleccionar lo mejor adaptable de los Códigos del Norte que la traducción de García de Sena facilitara, al verter al castellano "La independencia de la tierra firme" de Thomas Paine, libro que circulaba en esa época por el Plata.

MAS QUE EL CID

En Asunción, los años, no le permitieron cultivar la tierra como en Curuguaty, distribuyendo los frutos entre los pobres. Se limitaba a salir a caballo, por los aledaños de la quinta de López, en Ybiray. Allí lo entrevista su hijo José María, el pri-mogénito, que desea traerlo a Montevideo. Fracasa también. Nadie es capaz de torcer sus decisiones. Joven, hombre, ancia-no. Igual siempre. Fiel a si mismo.

Muere plácidamente el 23 de setiembre. La primavera flo-recía, cálida, en el trópico de América. Era el año 1850. Lo se-pultan en la fosa común del cementerio de la Recolecta, sin. honores.

Más que el Cid, triunfó con sus ideas, en vez de ganar ba-tallas, después de muerto. Algunas de ellas, todavía son sueños, como el mercado común del Litoral, que él iniciara en 1815,. apenas las armas le dieron tiempo al estadista, para que desalo-jara al General, título- que nunca quiso, porque los pueblos le habían dado uno más alto: Protector.

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JUICIOS SOBRE ARTIGAS

"Artigas era de talla regular, cuerpo bien desarrollado. Ojos de un azul verdoso claro, su mirada abierta pero inex-presiva, deteniéndose muy poco en los objetos y en las per-sonas, siendo indudable que se daba cuenta de todo. Pómulos algo salientes, cabeza en extremo desarrollada. Su nariz aguileña era muy pronunciada, carecía de bigote pero tenía fuerte patilla corrida sobre la mejilla. Usaba capote de pa-ño con esclavina en invierno. Su tranquilidad era imper-turbable."

Coronel Antonio oía..

Artigas dijo siempre las cosas, con una claridad meri-diana. Sus cartas y oficios, de todas las épocas, al través de sus distintos secretarios, todos ellos tienen el ello de su per-sonalidad, como si nadie, más que él, los hubiese inspirado y redactado.

Pabl o Bl anca Acevedo.

"Suyo fue el pensamiento de la nación oriental".

Rivera Indarle en "El NacIonal" , 24 de Setiembre 1841.

"Escribía con mucha naturalidad y era capaz de gran-des concepciones. Era exacto en sus relatos y a veces, elo-cuente."

oral. de Vedla.

"Estaba el Protector dictando a dos secretarios que ocupaban, ea torno de una mesa de pino, las dos únicas si-llas que había en toda la choza. E1 piso se encontraba sem-

a) J

br ado de ost ent osos sobr es de t odas l as Pr ovi nci as, al gunas de el l as hast a mi l qui ni ent as mi l l as de ese de oper aci ones, di r i gi dos a Su Excel enci a, el Pr ot ect or . l a puer t a, est aban l os cabal l os j adeant es de l os cor r eos sal í an con i gual f r ecuenci a. I ni c i ada mi conver saci ón, t er r umpi ó l a l l egada de un gaucho, y ant es de que t r anscur r i do c i nco mi nut os, ya el Gener al Ar t i gas de nuevo di ct ando a sus secr et ar i os. "

Rober f son, v i aj er o i ngl és al descr i bi r el campament o de pur i f i eaci 6n.

"Artigas fue un hombre superior, dotado de una fir-meza de alma y de principios que hubieran hecho el or-gullo de los héroes de la antigüedad."

León Baldaff. Parla, 1933-

."Allí, en el ambiente agreste, donde el sentir común de los hombres de la ciudad sólo veía barbarie, disolución so-cial, energía rebelde a cualquier propósito constructivo, vio el gran caudillo, y sólo él, la virtualidad de una democracia en formación, cuyos instintos y propensiones nativas, po-dían encauzarse como fuerzas orgánicas, dentro de la obra de fundación social y política que había de cumplirse para el porvenir de estos pueblos."

José Enrique Rodó.

"No me cabe duda alguna que la personalidad de Arti-gas ha contribuido a crear el federalismo nacional argenti-no y su recuerdo ha sido atacado en forma despiadada, por un error de concepto o por apasionamiento de lucha. Hasta 1820, su acción es innegable y jamás dejó de ser argentina., Vencido en aquella fecha por Rau~írez y prisionero en el Paraguay, dejará de actuar como persona física, pero su es-Píritu seguirá pesando en las orientaciones de los federales.

RMOlo Ravlonani. 8 agosto 1939.

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AMERICANIDAD

La América del Sud ocupará en la historia un lugar pre-ferente; dando a los miembros de esa Junta que tan sabia-mente nos gobierna el honroso y respetable título de Padres de la Patria y a sus valerosos hijos el dulce epíteto de Li-bertadores; remontando sus nombres a los siglos más remo-tos con eterna alabanza de las generaciones futuras.

A la Junta ProvisionalGobernativa . 15 ]ulio 1811.

La América será siempre incapaz de hacer el menor des-aire a quien ha cooperado a su libertad.

A la Junia Provisional Gubernativa. 20 julio 1811.

He recibido con el mayor respeto la carabina que esa Junta se ha dignado depositar en mis manos: joya más es-timable por su bella construcción y excelentes fuegos, cuan-to por el particular mérito de ser una de las primeras que se han perfeccionado en la fábrica de esa heroica e invenci-ble Buenos Aires. Esta alhaja, para mi de tanto aprecio, en-cierra en sí, tantos méritos, cuanto no bastan a enumerar-los las varias y preciosas piezas de que se compone; y sin que parezca hipérbole; puede decirse que cada mérito mul-tiplicado por si mismo, produce un dilatado guarismo, al que se une el ser un rasgo de generosidad con que esa Junta eleva mi pequeñez.

En la antigua Roma era costumbre que los guerreros vencedores fueran conducidos en carros triunfales, pero esa junta, más sabia que aquel Senado, conoce que el verda-dero premio de los.soldados dela Patria, está cifrado en las

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diademas de Marte, para que, al tocarlas o fijar la vista en ellas, excite su valor y recuerde las obligaciones de su instituto. Aquel era un premio ostentoso que más servía de estímulo a la vanidad que de adorno a las virtudes de un héroe; y esto es tanto más satisfactorio cuanto suficiente para escudar los pechos americanos; uniendo a esta cuali-dad, la de ser un seguro instrumento para adquirir. mayo-res triunfos el agraciado y añadir nuevos trofeos a la Patria.

A la Junta de Buenos Alres, agzadecióadole la camidn8 en 'homenaje a la victoria de Las Piedras. 23 ludo 1811.

No debemos per donar f at i gas hast a no l l egar a l i dar l a segur i dad de est e t er r i t or i o. Reduci dos por ni ón de c i r cunst anci as a esper ar l o t odo de nosot r os l a más per f ect a uni ón es l o úni co que debe car act er i zar nos. Al penet r ant e gr i t o de l a pat r i a t odos debemos ser f i j ándonos sol ament e en sal var l a, nada capaz de ar r edr ar nos puede pr esent ar se a nuest r os oj os. La causa es j ust a, dudemos y por más que mi l i nci dent es se opongan a t r a r esol uci ón, debemos segui r l a hast a el ext r emo.

A Ellas o~. 14, ~~ tal¡.

Los orientales juraron en lo hondo de su corazón un odio irreconciliable, un odio eterno a toda clase de tiranía. Nada era peor para ellos que humillarse de nuevo y afron-tarían la muerte misma antes que degradar el título de ciu-dadanos que habían sellado con su sangre. Pero estaba re-servado demostrar a ellos el genio aníericano, firmes siem-pre en la grandeza que los impulsó a dejar los pocos inte-reses que les restan en su país, para trasladarse con sus fa-milias a cualquier punto donde puedan ser libres, a pesar de los trabajos, miseria y males.

A la Junta del PQM~p. 7 di&~ ¡@¡l-

Los veci nos or i ent al es se consi der an unos con l os r aguayos en t odas sus r el aci ones.

A la Jacta del ~gaaY. 7 dMwuDSS lili.

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Puede cont ar en cual qui er det er mi naci ón con est e r est o de hombr es l i br es, muy segur o que mar char án sos a cual qui er par t e donde se enar bol e el est andar t e ser vador de l a l i ber t ad y que en l a i dea t er r i bl e, encant ador a par a el l os, de der r amar t oda su sangr e que vol ver a gemi r baj o el yugo, sól o qui s i er an exhal ar al mas con el úni co obj et o de no ver sus gr i l l os. El l os no sól o hacer con sus v i das el obsequi o a sus sent i mi ent os, s i no t ambi én a l a consol i daci ón de l a obr a que mueve pasos de l os ser es que habi t an el mundo nuevo.

A la Junta del Paraguay. 7 diciemMe 1811.

Aquí se va a fijar nuestro destino y si el laurel no adorna el resultado de la campaña que va a abrirse, no queda otro recurso a los hombres libres para poder serlo.

A la Junta del Paraguay. 3 abril 1812.

Si est e gr ande, s i est e úni co esf uer zo de l os no t i ene ot r o obj et o que ver t er su sangr e y hacer cadáver es el monument o a l a gl or i a de sus t i r anos, l e ser vi r á a l a Pr ovi nci a del Par aguay haber se mant eni do l a def ensi va? Él gemi do y el l l ant o l l enar án t oda r i ca y su i nundaci ón l l egar á pr eci sament e a ese t er r i -t or i o; el est r uendo de l as cadenas vol ver á a r esonar das par t es y ese sabi o gobi er no se ver á en l a pr eci s i ón sent i r l as en t or no de sí , s i n poder l o r emedi ar ya.

A la Junta del Pasaguey. 3 ~l 1012.

Ha llegado el caso de dar un centro al todo y que las fuerzas americanas deban reunirse en la campaña.

A la Junta del Paraguay. 3 abril 1012.

En qué queda garantido el último esfuerzo de los ame-ricanos si la solidez no acompaña a la energía impulsada só-lo por la necesidad? Yo tiemblo cuando pienso que me hallo

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a la cabeza de la fuerza que va a fijar para siempre el des-tino de la América. Yo se muy bien que la señal. de ataqué que yo de, es la última que va a oirse en obsequio del sos-tén de la libertad.

A la junta del Para®vay. 12 abril 1812.

Yo debo sal var est e pr eci oso r est o de hombr es dest i nados hast a ahor a a hacer t odos l os i nst ant es f i c i os más di gnos en obsequi o de l a conser vaci ón de t ad, de est os hér oes dest i nados a r est aur ar l a después Banda or i ent al y de est os her manos que auxi l i ar án esf uer zo el r est abl eci mi ent o de su t r ono sant o en del Sur .

Al Gobl er no de l as Pr ovl nel aa Un~ del Rí o de l a Pl at a. 11 abr 8 1112.

Todo estuvo en mi mano, pero, el interés de América era el mío.

Al gobierna de 8. Aires. 9 octubre 1812.

Adopté el medio oportuno impidiendo se entorpezca nuestra unión, esta unión, preciosa que hace nuestra digni-dad y hará la emulación de los demás pueblos hermanos.

A la Junta Gubarnaflva del Paraguay. 15 noviembre 1012.

Si la libertad para garantir de sus triunfos verdaderos y ostentarse en todo su esplendor en medio de los hombres exige una unión sostenida por todas las virtudes, puede li-sonjearse ya de su establecimiento en la liga de la Provincia del Paraguay con los orientales.

A la Junta del Paraguay. 15 ~vis~ 1812.

Est aba escr i t o en el l i br o de l a i nj ust i c i a que t al es habí an de gust ar ací bar más amar go que el del Er a pr eci so que después de haber despr eci ado su mér i t o, se l es pusi ese en el r ol de l os cr í menes par a ser

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como enemigos, unos hombres que, cubiertos de la .gloria, han entrado, los primeros, en la inmortalidad de América.

Al Geeleral Sartales. 25 diciembre 1812.

Al f i n, t odos conf i esan que en l a const anci a del or i ent al sobr e l as már genes del Ur uguay, se gar ant i er on pr oyect os de t oda l a Amér i ca l i br e.

Al General Sarralea. 25 diciembra 1812.

Los 4. 000 sol dados que me si guen, hal l ando cer r adas t odas l as puer t as de l a j ust i c i a t i enen que i r a buscar l as en el úl t i mo r ecur so que of r ecen l as ar mas. El l os veces más pat r i ot as que el señor de Sar r at ea; por t ad de su paí s dar án l a úl t i ma got a de su sangr e y t engo el honor de mandar l os, no es menest er que de pr uebas de l a gener osi dad y gr andeza de al ma con que pul sé br i l l ant es of er t as de ot r os Gobi er nos, cuya t odaví a ahor a podr í a acept ar , s i me i nt er esase menos el nuevo si st ema de . l a Amér i ca.

A1 Superior Gobierno de loe Provinciéa Un~ del Rio de la Plafa. 1• febrero 1615.

La libertad de la América forma mi sistema y plan-tearlo, mi único anhelo.

Al Gener al Sar r al ea. 11 f ebr er o 1813.

En todo tiempo he sido el blanco de las intrigas y en todo tiempo he ostentado la nobleza y dignidad de mis pen-samientos. Rodeado de amenazas y de apuros he hallado siempre apoyo a mi desesperación. El Paraguay, Portugal y Montevideo español, me han solicitado cien veces, pero yo, inflexible siempre, jamás me he prostituído! ... La li-bertad de América es y será siempre el objeto de mi anhelo!

A Domingo Fromh. 11 febrero 1875.

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Los pl anes gr andes de l a Amér i ca en su r evol uci ón gl o-r i osa deben sel l ar se y l a Pr ovi nci a Or i ent al ha of r eci do sus ceni zas hast a asegur ar su consol i daci ón. -

Al GOblerno de B. Abel 9 Jun10 1818..

No habrá jamás un solo motivo que me separe de la. dignidad y decoro con que deben tratarse los intereses y derechos de esta Provincia desolada por garantir su sistema y que ha tragado todas .las heces de su amargura por su consolidación. E1 sufrimiento que he ostentado hasta ahora no influirá nada en los resultados. Mis medidas están toma-das y en cualquier momento que ellas se ejecuten los efec-tos responderán a nuestros deseos mutuales. Lo que resta es que Ud. y yo estrechemos más nuestras relaciones para que algún defecto de uniformidad o alguna demora no eludan nuestras miras y podamos llevar fácilmente a cabo el pro-yecto precioso que con tanto anhelo hemos sostenido hasta. ahora. Sólo B. Aires se opone a la regeneración, el resto de ,los pueblos grita sin cesar y miran en la constancia y energía de estas dos Provincias, la garantía de sus dignos votos. Ellos miran en nosotros su sostén y ellos harán igua-les restauraciones a medida que nosotros ostentamos nues-tra grandeza resucitamos la de ellos y facilitamos a la masa el sistema augusto de la confederación. Feliz es esa gran Provincia y ésta si aniquilando la nueva esclavitud, resta-blecemos el sistema popular que selló la sangre de nuestros hermanos en los primeros días de la revolución.

A la Junta GuLertuliva del. Paraguay. 30 junio 1818-

Todas l as per sonas l i br es de conoci da adhesi ón a l a cau-sa de Amér i ca, podr án ser nombr adas el ect or es o di put ados.

Circular del 15 nevlembre 1818-

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Sobre todo, yo ansío renovar los celos y que entre to-dos pueda hacerse conocer un mismo espíritu, un mismo sentimiento y un mismo impulso, dirigido todo a un mismo fin.

A Gervaslo A Posadas 22 abril 1114.

Nunca permitamos que nuestras desavenencias ocasio-nen la mínima ventaja a un enemigo que nos es común. Tengamos presente en medio de tanta desazón que el fin general por el que tomamos las armas, ha sido, es y debe ser la ocupación de Montevideo, haciéndola entrar en el sis-tema que hemos publicado y abrazado; si no conseguimos librar a América este año, lo conseguiremos el que viene; cuando empezamos a trabajar fue por librarla; si no somos nosotros, serán los que vienen atrás de nosotros.

A 0largu4& 5 abril 1214,

Han engañado a Ud. y ofendido mi carácter cuando le han informado que defiendo a su rey y si las desavenencias domésticas han lisonjeado el deseo de los que claman por restablecer el dominio español en estos países con teorías para alimentar sus deseos, la sangre y la desolación de Amé-rica la ha causado la ambición española por derecho su-puesto: esta cuestión la decidirán las armas.

A Joaquín de la Pazuela; Campafnenla 20 julio 1514.

Le exhor t o a que cada dí a t r at e con más amor a nat ur al es y l es pr opor ci one l os medi os que est én a cances par a que t r abaj en y sean f el i ces. Yo cel ebr o l os puebl os t an cont ent os con ust ed y que esa mi sma gr í a cont r i buya a f i r mar l a paz y t r anqui l i dad de vi nci as y ést as.

A Andrés Arli~ 12 mar. 1515-

Mi s desvel os no cesar án hast a ver asegur ada l a Pr ovi n-c i a cont r a l os t i r anos y af i anzar l a Li ber t ad en sus

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verdaderos,-para que la posteridad venere en sus mayores la investidura de hombres libres. Yo apresuro mis marchas para que aparezca en la América del Sur ese día grande de su salud y consuelo.

Al Aruniaadeato de r4owevideo. 29 marco 1815.

Activemos las providencias porque Buenos Aires respi-re de su opresión, como hoy viven llenos de gloria los demás pueblos ya libres. No tengo por qué dudar de la cordiali-dad de sus sentimientos cuando los intereses son recíprocos, ni menos, por qué dirigir mis partidas, puestos Vmds. a la frente de esas negociaciones. Mi moderación en todos los casos está de manifiesto y sería menos liberal en mis ideas, si un solo acto designase que las armas de mi mando son contra el pueblo de Buenos Aires. Mis desvelos son por la :salud de todos los pueblos. En ello está empeñado mi honor y sería desmentir inmediatamente el sistema si con una exclusión vergonzosa mirase al benemérito Buenos Aires fuera del rango de los demás.

Al Dlrxlor Alvarez Tbomas. 6 abril 1815.

La r ecí pr oca conf i anza sel l ar á cuant o ant es una que en su f ondo no r econoce ot r o obj et o que l a sal ud bl i ca y l a vol unt ad gener al de l os buenos amer i canos.

Al Duectar Alvarez Thomaa. 8 abril 1815.

Ci udadanos; puebl o de Buenos Ai r es: vuest r os her ma-nos l os or i ent al es no dudan que sus vot os ser án cor r espon-di dos y abandonados al t r anspor t e de una per spect i va encant ador a, ol v i dan sus quebr ant os y hacen sacr i f i c i os Di os t ut el ar de l a ami st ad de l os puebl os par a que ci bi r l as f el i c i t aci ones que en su nombr e t engo el di r i gi r os, nada sea capaz de cont r ar i ar nuest r a uni ón l o sucesi vo se vea ent r e nosot r os una sol a gr ande de her manos.

!U mu! b~érito pueblo de B. Airea. 29 abra 1815.

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Los derechos del pueblo oriental, hollados; sus campa-ñas asoladas; sus hogares abandonados al fuego; proscriptos sus enormes sacrificios; destruido su comercio; aniquilado todo cuanto pudiera servir a su fomento; atropellada ig-nominiosamente la libertad individual; tratados en esclavos con vileza y declarados enemigos y traidores del Estado mismo, que tuvo más de un día-de gloria por nuestros san-grientos afanes en su obsequio, esos han sido los motivos de una guerra que ha hecho la aflicción general, pero que, por mi parte, sólo fue dirigida contra los pérfidos cuya ex-pulsión sirve ahora de trofeo a vuestra gloria.

A la Junta del Paraguay. Mayo 1615.

Yo deseo que l os i ndi os, en sus puebl os, se gobi er nen por sí , par a que cui den de sus i nt er eses como nosot r os l os nuest r os. Así exper i ment ar án l a f el i c i dad pr áct i ca dr án de aquel est ado de ani qui l ami ent o a que l os suj et a desgr aci a. Recor demos que el l os t i enen el pr i nci pal y que ser í a una degr adaci ón ver gonzosa, par a nosot r os, t ener l os en aquel l a excl usi ón que hast a hoy han padeci do, por ser i ndi anos. Acor démonos de su pasada i nf el i c i dad si ést a l os agobi ó t ant o, que han degener ado de su nobl e y gener oso, enseñémosl e nosot r os a ser hombr es, ñor es de s i mi smos. Par a el l o, demos l a mayor i mpor t anci a a sus negoci os. Si f al t an a sus deber es, cast í guesel es; cumpl en ser vi r á par a que l os demás enmi enden, t omen a l a Pat r i a, a sus puebl os y a sus semej ant es.

Al Gobernador de Corriaqles. 5 mayo 1615.

Nosot r os no debemos t ener en v i st a l o que podemos pect i vament e s i no l o que podr án t odos l os puebl os dos, por que a donde qui er a que se pr esent en l os peni nsu-l ar es ser á a t odos l os amer i canos a qui enes t endr án af r ont ar .

Al cabildo de ~evtdw. B mayo 1815-

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"icitémosnos íntimamente por lá llegada de la anun-ciada expedición española y hagamos constantes votos por-que no se retracte el tirano ministerio que la destaca. En las circunstancias actuales, los once mil que la componen so-lo pueden servir a darnos un triúnfo más y a aumentar nues-tro poder. Ella hasta nos es necesaria, en unos momentos en que tratándose de cimentar con el mayor vigor el restable-cimiento del espíritu público en la fraternidad de todos los pueblos, precisábamos de un objeto que con exclusión de todo otro, reclamase el cuidado de todos.

Al "bUdo de M~deu. 9 auyo 1815.

Todas l as est i pul aci ones par a l a paz vení an a r educi das a que nosot r os no hi c i ér amos más l a guer r a. ya no est oy par a ent r ar en det al l es sobr e un r esul t ado ul t r aj a t ant o mi r azón. Los puebl os, el mundo ent er o r án y har án l a at r i buci ón compet ent e de l os pr i nci pi os ni vel an nuest r as i nt enci ones.

Al Gobierno de H. Aires ante el fracase para resfaóleeer la ~dia. 18 j~ 1825.

La ninguna coherencia de ideas del Gobierno de Buenos Aires, la poca firmeza de sus resoluciones, la falta de fe pú-blica en todas sus negociaciones políticas, me aseguran de la imposibilidad de ajustar con aquel Gobierno la fraterni-dad deseable.

Todas l as c i r cunst anci as er an del t odo f avor abl es; do al par ecer se habí an r emovi do de un sol o gol pe obst ácul os que i mpedí an f i j ar l a, aquel Gobi er no nos t a un nuevo cuadr o, poco anál ogo a l a gener osi dad t r os sent i mi ent os y del t odo di sconf or me a l os i nt er eses munes.

Ya regresaron los diputados de esa, ciudad y ellos im-pondrán a Ud. de los pormenores con que B. Aires provoca nuevamente la dignidad de estas Provincias, perturbando nuestro sosiego con los destrozos de una guerra intestina.

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El Gobierno de Buenos Aires aun mantiene en arresto a nuestros diputados; bajo frívolos pretextos manda tropas a Córdoba y Santa Fe, quedando algunas Provincias sujetas a la violencia que antes detestaron y sobre la que ahora protestan. Dígnese Ud. meditar un rato sobre estos hechos y hallará en ellos motivo de un completo desengaño. El áni-mo más frío no podrá mirarlos con indiferencia y "yo, exal-tado con la presencia de estos contrastes, solamente espero los últimos resultados para partir de otro principio en mis resoluciones. Si la moderación con que siempre me he con-ducido no basta a contener sus excesos habremos de empu-ñar los armas para contrarrestar sus esfuerzos.

Ud. no debe descui dar se en esa ci udad, cor t ando r ecur sos a cual qui er i nt r i ga r ast r er a conque si empr e acost umbr ado l os ant er i or es gobi er nos, seduci r l os Tome l as medi das anál ogas a conser var l a segur i dad pr ovi nci a. Yo por mi par t e, no l a abandonar é, mi ent r as con t odos sus compat r i ot as hacen en obsequi o de el l a ma, l os esf uer zos cor r espondi ent es a l a gr andeza de t i mi ent os y di gni dad de sus der echos.

A Jo" Da Sil., Gobernada d* Cmrl~ 5 agoatn 1815.

Es pr eci so que a l os i ndi os se l es t r at e con más der aci ón, pues no es. dabl e cuando sost enemos nuest r os r echos, excl ui r l os del que j ust ament e l es cor r esponde. i gnor anci a e i nci v i l i zaci ón no es del i t o r epr ensi bl e. ben ser condol i dos más bi en de est a desgr aci a, pues nor a ese Cabi l do qui en ha si do su causant e. Habr emos per pet uar l a?

Al c,uldo de co~lm al ~1 1418.

Acabo de saber el triunfo que han conseguido en Chile las armas de la Patria, contra el poder de los tiranos. Me es muy satisfactorio anunciar a ese Cabildo este suceso pa-

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ra que sea celebrado en esa Provincia, como se ha verifica-do en las demás. Yo celebraría que ese triunfo sirviese de ejemplo para dirigir con eficacia nuestros empeños contra los que hoy intentan nuestra subyugación y en el oriente se hiciesen igualmente respetables las armas de la Patria y se repitiesen las glorias que supieron adquirir por su energía y virtudes. -

Al Cabildo Gob~dor de Córrleatea. 5 mata. 1617-

Por t ugal sabe l a i nj ust i c i a de sus pr ocedi mi ent os cal cul a i gual ment e que no es combi nabl e con sus i nt er eses nuest r a exi st enci a pol í t i ca. Por l o mi smo, es un empeño t i nado cont r a l os i nt er eses del s i st ema y ést e se zado con l as ar mas, con l a guer r a y l a dest r ucci ón t i r anos. Si n el l a, son i nf r uct uosos nuest r os sacr i f i c i os ca deben ser nos t an agr adabl es que cuando mar chamos r edobl ar l os cont r a un ext r anj er o s i empr e envi di oso t r a f el i c i dad y empeñado si empr e en nuest r a r ui na.

Al Cabi l do da Coer l ani ea. 16 Jul i o 1616.

He mandado cer r ar l os puer t os y cor t ar t oda comuni ca-ci ón con Buenos Ai r es. Si est a medi da no penet r a a Gobi er no de nuest r a i ndi gnaci ón por su i ndi f er enci a escr upul osi dad en coadyuvar nuest r os esf uer zos cont r a ext r anj er o sedi ent o de nuest r a domi naci ón, yo pr ot est o no omi t i r di l i genci a hast a mani f est ar al mundo ent er o const anci a y l a i ni qui dad con que se pr opende a nuest r o qui l ami ent o. Mi s esf uer zos ser án si empr e ef i caces ni dos y nuest r a campaña se t eñi r á en sangr e ant es por t ugués l a domi ne.

Al -C~ da Montevideo. » noviembre 1616.

Aquí no hay quien-mire con celo a las tropas de Bue-nos Aires. Es un honor nuestro participar con ellas de las glorias, de los triunfos. Nosotros, las miramos como una par-

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t e muy r ecomendabl e de l a f ami l i a gr ande y sus mér i t os l ant e de nosot r os son t an pr eci osos como di gnos de nuest r a gr at i t ud et er na.

A Sar r at ea. 17 f ebr er o 1817.

Sól o por una f at al i dad de l a suer t e pueden est ar r ados nuest r os af anes por l a común f el i c i dad. Esl abonados í nt i mament e por l as r esol uci ones de opi ni ón, i nt er és t ad, nada par ece- t an j ust o como uni r nuest r os esf uer zos mant ener t an nobl e empeño. No es ya l a sol a guer r a ni ón qui en di r i ge nuest r os pasos, es l a domi naci ón ext r anj er o at r evi do que i nt ent a r est abl ecer su f el i c i dad br e nuest r as r ui nas. Con est e f i n, mar chan di put ados ese supr emo gobi er no. Es de esper ar se que r eani mado i nt er és que demanda l a sal ud de l a Pat r i a, pr ocur e i nf l uenci a el r est abl eci mi ent o de l a mej or ar moní a. nuest r os esf uer zos se har án r espet abl es de cual qui er j er o; el mundo ent er o vener ar á nuest r as v i r t udes y t er i dad nos l l enar á de bendi c i ones.

Al calado de L Amación del Pa~y. Julio 1817.

Si por un f at al pr i nci pi o, l a di ver genci a de opi ni ones nos ha puest o en una al t er nat i va pel i gr osa, el l a debe medi ando el sost én de - l a mut ua r eci pr oci dad. No i gnor a consonanci a que hast a hoy guar dan l os i nt er eses de de ést as Pr ovi nci as y es de esper ar se que r eani mado yor cel o por su públ i ca f el i c i dad, se di gne acept ar vot os s i empr e deci di dos por t an f el i z r esol uci ón.

Al Dr . Fr anci a. Di ct ador del Par aguay. Jul i o 1817.

Despl i éguense l as i deas que har án f el i z l a Amér i ca Sur . Sea el l a l i br e de ext r anj er os, dest er r emos de suel o hast a el pol vo del ant i guo despot i smo y l a post er i dad agr adeci da r econocer á en sus bi enhechor es el mér i t o f el i c i dad.

Al Cabido de Santa Fe. 30 mi~,* 1818.

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Nada hay que temer sino faltar a unos sentimientos que inspiran el honor, la razón y la suerte de la América del Sur.

Al CabUdo da Sanle Fa. I di~e~ 1818.

Ruego a Ud. quiera manifestar a los pueblos lo sagrado de nuestra justicia por la salvación general de la América.

A1 Gob. de Santa Fe, Esiamslao López. 5 dtc(ambre 1818.

Sea t odo su empeño en r ecor dar a l as Pr ovi nci as el ber sagr ado de per segui r a sus opr esor es y no a sus her -manos.

Al Gob. de Santa Fe, EatanWao Ldpez. 5 diciembre 1818.

El Congreso es tan inicuo como Puyrredón. Ya le dije en mi anterior que de ningún modo convenía entrar en ajus-tes con ellos, por mayores que sean sus transformaciones.. no hay que acceder a ninguna sin que hayan dado todos los gobernantes de la época una satisfacción de sus inicuos y escandalosos avenimientos con los portugueses. Estos han venido por ellos, han obrado en conformidad de sentimien-tos yes preciso que Pueyrredón, el Congreso y todos, res-pondan del objeto de sus hostilidades, viéndonos amenaza-dos riel portugués agresoi".

A Ldpea. bobataador de Córdoba. 27 dldembre 1811.

Es bien conocido el objeto del Rey del Brasil en la épo-ca y el compás que guarda Buenos Aires en todas sus reso-luciones... Amenaza sobre nuestras cabezas el yugo más in-soportable. Ese Cabildo habrá oído decir que los pueblos aún laboran en ignorancia, que no tienen un juicio prematuro pa-ra sancionar sus derechos ni la edad suficiente para su eman-cipación. Con que nuestra suerte será la de los africanos que por su ignorancia viven sujetos al perpetuo y duro yu-go de la esclavitud... Los pueblos no tienen más derechos que los que quiere concederles Buenos Aires, ni otra eman-

aa

ci paci ón que est ar baj o su t ut el a. Par a mi nada más j er o que l os puebl os expr esen su vol unt ad, per o no t r ámi t es del Congr eso de Tucumán cuyos r esul t ados t r es años que l l or amos. . .

Nada mas di st ant e del cor azón de l os puebl os que cer nos l a guer r a y l os por t eños est án empeci nados l i zar l a con l a aut or i dad de l os puebl os. Nada es t an a un por t eño como no decl ar ar l a guer r a a l os por t ugueses y nada t an ur gent e a l os i nt er eses de Amér i ca como r ar l a.

Al Cabildo de Santa Fe. 4 febrero 1819.

Espero quiera Ud. emplear a sus fuerzas solamente con-tra los enemigos comunes. En caso de dirigirlas Ud. en fa-vor del poder Dictatorial, tema las consecuencias de haber-las sacrificado sin objeto.

A1 Jefe del Ejbrrifn auxiliar, Fco. Cros. 97 dielembro 1819.

Sean l os puebl os l i br es, deci dan de su suer t e y qui er a que sea su r esol uci ón, nadi e se at r ever á de v i ol ar l a. El l a ser á conf or me al espí r i t u que r espi r a r i ca por l a l i ber al i dad de i deas y f i j eza de su dest i no;

A1 Cabildo de Saufa Fe. 4 febrero 18ll.

Nuestra unión es el mejor escudo contra toda y cual-quier especie de coalición. Demos el ejemplo y deje Ud. que se desplome el universo sobre nosotros.

Al bireclox' Rondeav. 18 julio 1819.

Uni dos í nt i mament e por ví ncul os de nat ur al eza i nt er eses r ecí pr ocos, l uchamos cont r a t i r anos que pr of anar nuest r os más sagr ados der echos. La var i edad l os acont eci mi ent os de l a r evol uci ón y l a i nmensa que nos separ a, me ha pr i vado de l a dul ce sat i sf acci ón i mpar t i r l e t an f el i z anunci o. Hoy l o demanda l a opor t uni dad

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y l a i mpor t anci a de que l os cor sar i os de est a Repúbl i ca gan l a mej or acogi da baj o su pr ot ecci ón y que su pabel l ón sea r espet ado como el s i gno de l a gr andeza or i ent al l i ber t ad pat r i a.

A Simón Bolivaz. 20 Juno 1919.

Es preciso que ese. Cabildo coadyuve en los esfuerzos y que todos uniformes propendamos a calmar la borrasca que amenaza la América del Sud para que aparezca en las Pro-vincias de la Unión el día sereno de su felicidad.

Al Cabildo de Co:rieniea. 4 noviembre 1919..

Los puebl os de 1a. Banda Or i ent al del Par aná est án mados por l a segur i dad de sus i nt er eses y l os de l a cont r a el poder di r ect or i al . . Yo est oy di spuest o a mi ent r as no desapar ezca esa pér f i da coal i c i ón con del Br asi l , ' y l os puebl os se cr ean en segur i dad a suer t e. Cr éame i nexor abl e por est e deber que l l ena cor di al i dad de mi s vot os.

A losé de Sán Meriín. 27 diciembre 1919-

Todas las fuerzas del poder Directorial se hallan en contradicción de los intereses de la América. Los pueblos de la Banda Occidental del Paraná, alarmados por la dignidad de sus deberes es la mejor reseña de que ni se creen con seguridad en sus derechos, ni pueden mirar con indiferen-cia ese despecho animado con que se ha derramado la sangre de los Orientales para favorecer las miras del Brasil. Ud. ocu-pa un centro desde cuyo punto le es fácil mirar los otros de la periferia de ese círculo misterioso que describe el horroro-so cuadro de la guerra civil. Dígnese observar por un solo momento, los ánimos de los habitantes de esa Provincia y demás y ellos bastarán a persuadir a Ud. que se han toma-do todas las medidas más prudentes. Los pueblos, revestidos de dignidad y resumidos en sí, sus derechos, se hallan en

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opor t uni dad de r epr esent ar l os f r ancament e, expr esar t os, f i j ar sus pact os y deci di r l os i nt er eses de l a Cr eo t an i mpor t ant e est e paso como necesar i o. Todos r emos conf or mar nos a est e pr i nci pi o que ser á el ement al el pr ecur sor de l a const i t uci ón de l a Li ber t ad en Tal es el pr i nci pi o que ani ma mi s i deas. A él est án pr omet i das l as c i nco Pr ovi nci as que sost i enen con i nt er eses de l a Feder aci ón. Si n est e r equi s i t o, no hayan t er mi nado l os mal es de l a guer r a i nt est i na. t ér mi no, cede en honor de l os amer i canos y pr oveer caz r emedi o, un deber de t odos l os Pr ovi nci anos. Yo, f r ent e, cont i nuar é l a mar cha de nuest r os esf uer zos gar ant i dos l os i nt er eses de l as Pr ovi nci as y que l os r espi r en de su pasada opr esi ón.

A1 Cabildo da 1. P~ls de Un J~ 19 feb"~ 192L

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Sean.los orientales tan ilustrados como valientes.5~ y seña del Ejército Oaeotal. 30 mayo 1815.

Yo j amás dej ar í a de poner el sel l o de mi , apr obaci ón cual qui er obr a que en su obj et o l l evase escul pi do de públ i ca f el i c i dad. Conozco l as vent aj as de una Públ i ca y esper o que ese Cabi l do cooper ar á con su e i nf l uj o a per f ecci onar l a, coadyuvando en l os her oi cos f uer zos de t an v i r t uoso ci udadano, el Pr esbí t er o don Lar r añaga. Por mi par t e dar á l as gr aci as a di cho pai sano, pr ot est ándol e mi más í nt i ma cor di al i dad y cuant o dependa de mi i nf l uj o por el adel ant ami ent o de t an nobl e empeño. Esper o que ese Cabi l do cont r i bui r á con su ef i caci a t ar l os áni mos de l os demás compat r i ot as a per f ecci onar i mpor t ant e obj et o y que no desmayar á en l a empr esa ver l a r eal i zada.

Al Cabildo de .blootevieteo. 12 agosto 1315.

Es preciso que ella sea desmentida para que los pue-blos y el mundo entero sean desengañados.

Ud. impuesto en los pormenores, debe tomar a su car-go la réplica y ojalá sea la primera con que se estrene la imprenta de esa ciudad.

A1 Delegado Dnxeeieo. adiuM&~o vn aúme» de "La Gaceta" de Bnonos Alres. en el cual sa ompl~ la intriga oamw un arma ~Ira Artigas. 31 agosto 1815.

A1 maestro de escuela don Manuel Pagola, no solamen-te no lo juzgo acreedor a la escuela pública, sino que se le debe prohibir mantenga escuela privada. Los jóvenes deben

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r eci bi r un i nf l uj o f avor abl e en su educaci ón par a v i r t uosos y út i l es a su paí s. No podr án r eci bi r est a di sposi c i ón de un maest r o enemi go de nuest r o s i st ema desgr aci a, or i gen de l os mal es pasados, no debemos t uar l a a l os veni der os, cuando t r abaj amos por l evant ar l es el al t o edi f i c i o de su Li ber t ad. Tenga l a di gnaci ón a di cho don Manuel Pagol a r econvi ni éndol e sobr e su por t ami ent o, i nt i mar l e l a absol ut a pr i vaci ón de l a za de ni ños y amenazar l e con cast i go más sever o s i f r ena su mor daci dad cont r a el s i st emá. El amer i cano cuent e debe ser t ant o más r epr ensi bl e, cuant o es de cr abl e su del i t o.

Al Cabndo de ~~deo. 18 exl~ 1816.

He recibido el prospecto oriental, primer fruto de la prensa del Estado, y conveniente para fomentar la ilustra-ción de nuestros paisanos. Yo propenderé por mi parte a desempeñar la confianza que en mi se ha depositado con los escritos que crea convenientes a realizar tan noble co-mo difícil empeño. Entre tanto, ese Cabildo debe velar para que no se abuse de la imprenta. La libertad de ella, al paso que proporciona a los buenos ciudadanos la utilidad de ex-presar sus ideas y ser benéficos a sus semejantes, imprime en los malvados el prurito de escribir con brillos aparentes y contradicciones perniciosas a la Sociedad. La solidez en nuestras empresas ha dado la consistencia precisa a la situa-ción política, y es difícil se desplome esta grande obra, si los escritos que deben perfeccionarla ayudan a fijar lo firme de sus fundamentos.

Al CaDVdo de ~avldeo. 23 eefiembre IBIS.

Par a mí es muy dol or oso que no haya en Mont evi deo un sol o pai sano que encar gado de l a pr ensa dé a l uz i deas. i l ust r ando a l os or i ent al es y pr ocur ando i nst r ui r l os sus deber es. Todo me demuest r a l a poca deci s i ón y de espí r i t u públ i co que obser vo en ese puebl o. Yo en ese Cabi l do est a conf i anza, ansi oso de ver l a desempeñada

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y una frialdad degradante ha ocupado el asiento de las re-soluciones. Más energía, más actividad. De lo contrario to-maré providencias más ejecutivas.

Al Cabado de Montevideo. 11 ~embx 1815.

Al cabo, la prensa de Montevideo ha salido a luz con objetos dignos de la pública estimación. Sobre ellos podrían formarse las mejores reflexiones, con ellos se adelantaría el convencimiento, la energía y la ilustración, coadyuvando la imprenta a cimentar la pública felicidad.

Al Cab(ldo de Monlevideo 25 mvlembra 1815.

Esper o l os dos t omos que ese Cabi l do me of r ece r ent es al descubr i mi ent o de Nor t e Amér i ca, su r evol uci ón, sus var i os cont r ast es y sus pr ogr esos hast a el año cel ebr ar í a que esa hi st or i a t an i nt er esant e l a t uvi ese uno de l os or i ent al es. Por f or t una t engo un ej empl ar , él no bast a par a i l ust r ar cuant o yo deseo y por est e mucho podr í a adel ant ar se.

Al Cabildo da Maatevideo. 17 marro 1816.

Tengo que remitir a ese Cabildo el compendio de la his-toria de Norte América, ansioso de que sus luces basten para esclarecer las ideas de esos magistrados y todo contri-buya a fijar nuestros adelantos.

Al Cabildo do Corrie~ a malo 1816.

Celebro que vea Ud. logrado el fruto de sus afanes por instituir la Biblioteca. Lo que interesa ahora es perfeccio-narla y contribuir a que ella sea un pedestal de la pública ilustración.

A Lar.ñe^ 9 juafo 1816-

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He r eci bi do l a or aci ón i naugur al del Vi car i o Gener al Dámaso Ant oni o Lar r añaga. Par a mi es muy sat i sf act or i o que l os pai sanos demuest r en sus conoci mi ent os y den a su paí s, Oj al á que t odos i nf l amen por un obj et o y cada uno cont r i buya ef i cazment e a r eal i zar t odas di das t endi ent es a ese f i n.

Beliérene a la tuadación de la Biblioteca Nacional. 1315.

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La causa de los pueblos, no admite, demora.

Al Jefe de La plan de Mmnevideo. 80 mayo 1811.

blos.

Ti embl e ant es de vul ner ar l a causa sagr ada de l os

Al Cabildo de Montevideo. 81 mayo 1811.

La idea de la felicidad de mi país lisonjeó mis deseos y el augusto gobierno de los hombres libres hizo el resto: súb-dito siempre de sus respetables decisiones, me distinguirá la obediencia y habré cumplido mis deberes solo cumpliendo sus órdenes.

Al Oobiemo de li. Airea. 29 odobre 1811.

Yo esperaba todo de un Gobierno popular que haría su mayor gloria en contribuir a la felicidad de sus hermanos.

A la 3~ del Paraguay. 7 di-!~b- 1811.

Los ci udadanos aspi r an gener al ment e a concent r ar f uer za y l a r azón de un gobi er no que pueda conser var der echos i l esos y conci l i ar su segur i dad con sus pr ogr esos.

A la Junta del Paraguay. 7 die£~ 1811.

Si l os habi t ant es de La Paz, dej aban su suel o por de un t i r ano que ver t í a desol aci ón por t odas par t es, t al es abandonaban t odo par a v i v i r l ej os del ot r o que of r ecí a su f avor ; y est e paso debe ser t an t er r i bl e mi ni st r os del despot i smo, como sat i sf act or i o par a no popul ar .

A1 Goblerno de 1. ~In~ del llfo de la Plata. 11 dfclembre 1811.

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Puest o al f r ent e de un puebl o ar mado por el vot o pet abl e de su vol unt ad, cr eLl a segur i dad del honor bast ant e gar ant i do, en l os pr i nci pi ós que han i mpul sado sacr i f i c i os.

Al ~¡cm. Sopsrlor PICVIIIC]8l. 9 octubre I81L

Nosotros defendemos la causa de los hombres, todos van a participar del fruto de nuestros afanes y yo me lisonjeo haber dado lo bastante a la política, llamándolos a formar en nuestras legiones, al menos con la idea de atacar al in-vasor extranjero cuya presencia, aun bajo el sistema antiguo debe serles odiosa.

Al Cobíomo Superior Provisional de las Provincias del Río da la Plata. e febrero 1818.

Conviene al sostén de la patria que lo más breve posi-ble convoque Ud. a los vecinos de su jurisdicción, los cuales, luego que sean congregados procederán a nombrar un Dipu-tado cuya persona deberá reunir cualidades precisas de pru-dencia, honradez y probidad. Y después de su elección hará Ud. que se ponga al momento en camino para este Campo, de suerte que se halle aquí la mañana del tres de abril. Yo espero que Ud. tomará todas las medidas para que la elec-ción se verifique en el mejor orden a fin de que nada falte a la legitímidad de~los sufragios.

A los Comandantes de todos leal pueblos de la Randa Or~al. delante de Montevideo. .81 marro 1819.

Mi aut ór i dad emana de vosot r os y el l a cesa por vuest r a pr esenci a sober ana.

A la Asamblea de la Prpvlneia Griealel. 5 abril 1819.

Ofendería altamente a vuestro carácter y al mío, vul-nerando enormemente vuestros derechos, si pasase a resol-ver por mi, una materia reservada sólo a vosotros.

A la Asamblea de la Provincia Oriental. 5 ebrn.1818.

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El objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igual-dad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los pueblos.

Insbueefomes u loa repreaeatant" del Pueblo O~al para la Asamblea Constllupente de Suenes Alzef. 18 abra 1818.

Fuer an cual es f uesen l as at r i buci ones que yo r espet ase en l a aut or i dad de V. S. nunca se me habí a ocur r i do pudi ese por sí , decl ar ar y publ i car l a i ndependenci a Pr ovi nci a. Nunca, a mi ver , podr í a pr esent ar se c i r cunst anci a t an poder osa que i nduj ese a una i l egi t i mi dad de t al l eza. Los puebl os c l amar í an v i endo usur pados sus der echos, en opr obi o del dogma de l a r evol uci ón y no hal l ar í a f i caci ón que al egar del ant e de el l os y de V. S. por t ado de t al t amaño.

Al Cablldo de C~eat^ 78 abril 1810.

Si mis pensamientos hubieran sido menos delicados, yo me avergonzaría de haberlos concebido, pero, adorador eter-no de la soberanía de los pueblos, sólo me he valido de la obediencia con que me han honrado para ordenarles que sean libres. Yo, lo único que hago es auxiliarlos como a amigos y a hermanos, pero ellos solos son los que tienen el derecho de darse la forma que gusten y organizarse como les agrade y bajo su establecimiento formalizarán a consecuencia su preciosa Liga entre si mismos y con nosotros, declarándome yo, su Protector.

Al Cabildo de Ca~ee. 29 abro 1814.

No hay que invertir el orden de la justicia. Mirar por los infelices y no desampararlos, sin más delito que su mi-seria. Es preciso borrar los excesos del despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la ley. Sus virtudes o de-litos los hacen amigables u odiosos. Olvidemos esa maldita costumbre que los engrandecimientos nacen de la cuna: cór-tese toda relación si ella es perjudicial a los intereses co-

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munes. La patria exige* éstos y mayores sacrificios y ya no es tiempo de condescendencias perjudiciales.

Al Gobeenaóor de Carrlotet 8 ~l 181Y

Coñducidos los negocios públicos al alto punto en que se ven, es peculiar al pueblo sellar el primer paso que debe seguirse a la conclusión de las transacciones que espero for-malizar. En esta virtud, creo yo oportuno reunir en Merce-des un congreso compuesto de diputados de los pueblos. Y para facilitar él modo de su elección, tengo el honor de acompañar el reglamento, confiando en el esmero de esa ilustre corporación que eludiendo hasta el menor motivo de demora, al momento de recibir ésta, dé las disposiciones com-petentes para que con igual actividad, se proceda en toda la jurisdicción de esa plaza capital de provincia a la reunión de las asambleas electorales, encargando muy particularmen-te que los ciudadanos en quienes la mayoría de sufragios haga recaer la elección para diputados, sean inmediatamen-te provistos de sus credenciales y poderes y se pongan con toda prontitud en camino de Mercedes.

Al Cabiida de Moatevtdeo. RB abra 1815.

Mi r e y at i enda a l os i nf el i ces puebl os de i ndi os. seo que se gobi er nen por s i , par a que cui den de sus ses como nosot r os de l os nuest r os. Así exper i ment ar án f el i c i dad. pr áct i ca y sal dr án de aquel est ado de ani qui l ami en-t o que l os suj et a l a desgr aci a.

Recor demos que el l os t i enen el mej or der echo y r í a ver gonzoso par a nosot r os, mant ener l os en aquel l a s i ón ver gonzosa que hast a hoy han padeci do por ser nos. Acor démosnos de su pasada i nf el i c i dad y sí ést a agobi ó t ant o que han degener ado de su car áct er nobl e ner oso, enseñémosl es nosot r os a ser hombr es, señor es mi smos. Si f al t an a sus deber es, cast í guesel es; s i

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servirá para que los demás se enmienden, tomen amor a la Patria, a sus pueblos y a sus semejantes.

A Imé Da SU" , óobermüor de " rsieafe6 3 mano 1815.

Conducido siempre por la prudencia y ansioso de la concordia general, llamé a los pueblos por medio de sus di-putados para formalizar cualquier medida competente a su ulterior felicidad.

Al Cabildo de Montevideo. 20 junio 1815.

Hallando ese Cabildo todas las cualidades en el ciudada-no Pedro Elizondo para la administración de fondos públi-cos, es indiferente la adhesión a mi persona. Póngalo en po-sesión de tan importante Ministerio y a ese Cabildo toca velar sobre la delicadeza de ese manejo. Es tiempo de pro-bar la honradez y que los americanos florezcan en virtudes. Ojalá todos se pentrasen de estos mis grandes deseos por la felicidad común.

JI cabildo de moalevidee. 8 agente 1815.

Debo of r ecer y poner en pr áct i ca t odas aquel l as t í as necesar i as par a que r enazca y se asegur e l a conf i anza públ i ca; que se r espet en l os der echos pr i vados y que mol est e ni per si ga a nadi e por sus opi ni ones par t i cul ar es, s i empr e que l os que pr of esan di f er ent es i deas a l as no i nt ent en per t ur bar el or den y envol ver nos en nuevas vol uci ones.

J11 Delegado don Miguel Barreüo. 28 agosto 1815..

Queda encar gado est e Cabi l do de l l enar escr upul osamen-t e el deber de i nspi r ar al puebl o t oda l a conf i anza en el act o más sagr ado de su l i ber t ad. Par a el l o i nvi t ar á l os c i udadanos amer i canos anunci ando si mpl ement e que mi vol unt ad que el puebl o el i j a dos r epr esent ant es par a Al cal de de pr i mer vot o y ot r o par a Regi dor . Los ser án por escr i t o y r ubr i cados con nombr e y f i r ma de el ect or es. Así ser án echados en una caj a cer r ada pr eveni da

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al ef ect o en casa de cada Juez de Depar t ament o, se bi r á después una l i s t a y pondr án su nombr e en el l a senci a de dos c i udadanos que ser án como t est i gos par a t ar t odo f r aude. Los j ueces vel ar án par a que cada su vot o l i br ement e y que sea uno por cada suf r agant e amer i cano. Todo l o cual pr evengo a ese Cabi l do, ansi oso que r esul t e l a vol unt ad del puebl o que par a su conf usi ón no sea el pr i nci pi o de su envi l eci mi ent o.

wl cenado d. ~~d~. w n~r. 1815.

Es preciso pensar en la elección del nuevo Cabildo Go-bernador y deseando que todo se haga en el mayor orden y que de un modo solemne se exprese la voluntad de los pue-blos en sus gobernadores, he resueltó indicar lo siguiente: que inmediatamente pida a cada Cabildo de los pueblos que lo tengan, un elector y será un miembro por cada una de las municipalidades.

Al Cebüdo de ~e"~. 1 diciembre 1515.

Ciudadanos: váis a decidir vuestra suerte en el acto mismo en que la Provincia os llama para la elección de las autoridades que deben regiros el año entrante. La experien-cia debe haberos enseñado que la confianza de los gobernan-tes es el principio de la salud de un pueblo.

Sóis libres para elegirlos y de vuestro feliz acierto va a depender, no la salvación de una persona ni de una fami-lia, sino el bien general. Vuestros votos deben ser dirigidos a un fin tan digno. Este. es el acto sagrado en que el pue-blo expone sus derechos y descansa en la confianza de su gobierno para velar por la conservación de sus conciudada-nos. Será forzoso que los electores, desprendidos de toda pa-sión y sin atender la confusión que en estos casos introdu-ce el espíritu de partido, egoísmo o ambición, restablezcan el espíritu público.

A lw ~bl" de ~~ n d~. 1815.

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Mi honor exige ver resplandeciente la Justicia y a pre-sencia del reclamo de los infelices, no dejar sin examen la aplicación de las leyes.

Al Cabildo de Montevideo. Diciembre 1815.

He de estimar a ese Cabildo que comprenda y haga comprender a los conciudadanos, de la importancia que tie-ne la elección de sus representantes en un acto en que son libres para expresar su voluntad, porque ya sancionado el Gobierno habrá de sostener su autoridad contra los tumul-tuantes que, prevalidos de la ignorancia popular ocultan y engrandecen sus pasiones, con detrimento notable del mis-mo pueblo.

Al Cabildo Gobernador da Corriebfu. • emro 1316.

Usted se degrada demasiado en creer que 300 indios sean capaces de imponer a la Provincia de Corrientes. Cuan-do los indios se pasan del otro lado, es por vía de refugio y no de hostilización. En tal caso, ellos estarán sujetos a la ley que Ud. quiera indicarles y la Provincia, con esos bra-zos más, a robustecer su industria, su labranza y su fomento.

Los indios, aunque salvajes, no desconocen el bien y aunque con trabajo, al fin bendecirían la mano que los con-duce al seno de la felicidad, mudando de religión y costum-bres. Este es el primer deber de un magistrado que piensa en cimentar la pública felicidad.

Al Cabildo de CorNeolw. 1 ewso 1316.

Es pr eci so que a l os i ndi os se t r at e con más consi der a-ci ón. No es dabl e, cuando sost enemos nuest r os der echos cl ui r l os del que j ust ament e l es cor r esponde.

Su ignorancia e incivilización no es delito reprensible. Ellos deben ser condolidos más bien de esta desgracia. No ignora Ud. quien ha sido causante y nosotros habremos de perpetuarla? Y nos preciaremos de patriotas siendo indife-rentes a este mal?

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• Por lo mismo, es preciso que los magistrados .velen por atraerlos, persuadirlos y convencerlos y que con obras me-jor que con palabras acrediten su compasión y amor filial.

Al Cabildo de Corrientes. 91 emro 1816.

Una experiencia dolorosa nos ha mostrado cuán peligro-so es el camino de las resistencias a la voluntad soberana de los pueblos y cuán imprudente política' es la que promueve e inflama en ellas el fuego de la discordia convirtiéndola en un vasto incendio.

A Pueyr ~ón. 10 oct ubr e 1816.

La Provincia se halla conmovida y en una alarma ge-neral todos sus habitantes. Los momentos son más a propó-sito para meditar en sostener la defensa del país y no en nuevas elecciones de gobierno. Es mi resolución que conti-núen los mismos hasta que, restablecida la tranquilidad. y el sosiego podamos consultar en todos la voz general.

A1 muy Stualxe Ceblldo de M~~ desde LnnarB90. 00 noviembre 1816.

No es r egul ar que hal l ándose l os veci nos, pr odi gando sus ser vi c i os, se mi r e sus f ami l i as con t an. poca consi der a-ci ón y se l es condene a abandonar sus hogar es par a di gar . Sea cual f uer e el der echo de Vedoya a l os t er r enos que ocupan y l os mot i vos que ha i mpul sado a ese Cabi l do a pr oceder al desal oj o, quedar á ést e suspendi do hast a mej or ados l os moment os pueda r esol ver se con conoci mi ent o de l as par t es.

Nuest r o obj et o pr i nci pal , por ahor a, debe ser l os r esul t ados de l a guer r a pr esent e. A el l a, deben l as pr i nci pal es pr ovi denci as. Las de ot r a especi e, j ar se hast a t i empo más opor t uno.

Al Ca~ Gobermdor de Corrledes. 9 dicte~ 1816.

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No tengo la menor dificultad en creer la morosidad con-siguiente al gobierno de muchos; pero hay dós dificultades insuperables para reducirlo a uno: Primero, haber persona de toda esa confianza y que el pueblo fuese capaz de encon-trarla; segundo, que sería forzoso asignarle un sueldo para que no estuviese expuesta a debilidades y Ud. no ignora que el Estado no sufraga para ello, por ser cortos los fondos y graves sus atenciones.

Creo más fácil simplificar el gobierno en el mismo Ca-bildo, para los actos judiciales y de recursos y dejando aquí los de última apelación, antes que reducir el gobierno a uno, siendo electo por. ellos mismos. Deje Ud. celebren eleccio-nes el año entrante. Entre tanto, es preciso ir templando todo e interesando de la causa pública a todos, porque, de lo contrario, siempre viviremos inciertos de nuestra suerte-

A1 Delegado Barreirp. 21 dl~re 1816.

Los pueblos son libres a decidir su suerte y mi deseo todo, decidido a respetar su suprema resolución. Si la au-toridad con que me habéis condecorado, es un obstáculo a este remedio, está en vuestras manos depositar en otro lo sagrado de la pública confianza, que ajuste vuestras ideas a los deberes que impone la Patria y el voto de vuestros con-ciudadanos. Yo me doy por satisfecho con haberlos .llenado hasta el presente con honor y contribuir por ni¡ parte, con el mismo, a sellar la felicidad del país.

Ciazular . lna cablldoa. 11 ~re 1817.

Los pueblos deben asegurar su futuro destino, sobre la base sólida de la inviolabilidad de sus derechos.

A1 doberaador López. 27 ~ambra 1818.

Para mi nada tan lisonjero que los pueblos expreseil su voluntad.

Al Cabildo ds 'Smfa Fe. 1 Iebrem 1819.

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ECONOMIA Y FINANZAS

Los dejé ir sin hacerles daño alguno, advirtiéndoles que si llevan de estas vaquerías por este tiempo cuatro mil cabe-zas, se pierden del procreo doce mil, porque donde corren, huyen las haciendas y el procreo todo queda y se muere".

Al Virrey Olaquer Feliu, dando cuenta de la comisión que le lucra confiada ea la campaña. Se refiere a un encuentro conindios de Salto que adujeron tener licen-

cia de Yapeyu para ello. 3 setiembre 1787.

Da compasión ver los destrozos que hacen en la cam-paña los changadores. Por solamente el cuero, matan las va-cas y lo que me sintieron andar por el paraje (punta de los Arapeyes) empezaron a huir...

Al Virrey Olaguer Feliu, desde cuchilla de Tacuarembó, 25 setiembre 1787.

Todos los impuestos que se impongan a las introduccio-nes extranjeras serán iguales en todas las Provincias Uni-das, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas, a fin de dar fomento ala indus-tria en nuestro territorio.

Arl. 17, Intrucciones 1813

Que ninguna traba o derecho se imponga sobre artícu-los exportados de una Provincia a otra; ni que ninguna pre-ferencia se dé por cualquier regulación de comercio o renta, a los puertos de una Provincia sobre los de otra; ni los barcos destinados de esta Provincia a otra serán obligados a entrar, anclar o pagar derechos en otra.

Instrucciones del año 1813

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La i ndust r i a y el comer ci o son l os canal es por donde se conduce l a f el i c i dad de l os puebl os. ' -

Al Cabildo de Montevideo. 8 agaWO 1811.

Habi endo f el i zment e uni f or mado nuest r os sent i mi ent os l i ber al es cor i al gunos puebl os occi dent al es y t odos t al es y deseando r est abl ecer por medi o del comer ci o, br as a que l os ha suj et ado l a guer r a c i v i l en que ban envuel t os, he di spuest o se abr an l os puer t os de l os puebl os de l a pr esent e f eder aci ón, f r anqueándose el l os el l i br e t r áf i co y deseando que l as ut i l i dades den en benef i c i o• de l os mi smos puebl os.

10 ahr i l 1815.

No se me esconde la necesidad que tenemos de fondos para atender a mil urgencias, pero la voz sólo -contribu-ción- me hace temblar. Los males de la guerra han sido trascendentales. La miseria agobia a todo el país. Yo ansío con el mayor,ardór verlo revivir y sentiría mucho cualquier medida que en la actualidad ocasionase cualquier atraso. Nada habría para mi tan lisonjero, nada más satisfactorio que el que se arbitrase lo conducente a restablecer con pron-titudlos surcos de la vida y prosperidad general y que a su fomento y progreso debiésemos el poder facilitar .ló preciso a las necesidades, proporcionando de ese modo' los ingresos suficientes a cada caja pública. Yo no puedo prescindir de la mayor escrupulosidad en este particular y más en las cir-cunstancias actuales, en que me parece que ya es tiempo de recoger el fruto de tantos afanes haciendo servir nuestras victorias a la felicidad general en cuyo obsequio han sido tantos esfuerzos.

Al Cabildo de ~~ee. S mapa 1875:

Devuelva ese Cabildo, con la mayor exactitud, la con-tribución que se sacó.

- Al Cebada de Mont evi deo. 19 j oni a 11115-

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En caso de l l egar a ese puer t o, al gunos bu l i ésl l $él l cbya

e mercio inglés, se les admitirá con la restricció uue l P_ti aintroducción de sus efectos al interior debe se ¡v de los americanos, quienes, en retorno, podrán con `iR~l, tos del país para sus cargamentos.

Al Cabildo de Montevideo. 31 Julio 1815.

Procure ese Cabildo que en la administración pública, se guarde la mayor economía, tanto en los sueldos como en el menor número de los agentes, debido ala indigencia de la Provincia. Todos y cada uno de sus individuos deben convencerse de la necesidad de hacer algún sacrificio en ob-sequio de su patria.

Al Cabildo de Monlevideo. 1 agosto 1815.

He r espondi do al Comandant e de l as f uer zas de j est ad Br i t áni ca, acer ca del Comer ci o i ngl és, que t os est án abi er t os, que l a- segur i dad de sus i nt er eses t i l es gar ant i da, debi endo l os comer ci ant es, par a expor t ar i mpor t ar sus mer cader í as, r econocer por puer t os pr eci sos, Col oni a, Mont evi deo, y Mal donado. Que di chos comer ci an-t es i ngl eses no pueden t r af i car a Buenos Ai r es, mi ent r as nuest r as desavenenci as con aquel Gobi er no, no queden nadas. Y s i no l e acomoda, he agr egado, haga Ud. r et i r ar t odos l os buques de l a cost a, que yo abr i r é el comer ci o qui en más me convenga.' A1 Cabi l do de Mont evi deo. 3 agost o 1815.

Los i ngl eses deben r econocer que el l os son l os ' benef ic i ados y por l o mi smo, j amás deben i mponer nos; al cont r a-r i o, somet er se a l as l eyes t er r i t or i al es, según l o ver i f i can naci ones t odas y l a mi sma- I ngl at er r a en sus puer t os.

AI Cabi l do de Mont evi deo. 8 agost o 1815.

Remi t o a Ud. l a pl ani l l a de der echos que deber án br ar se en l os puer t os de est a Pr ovi nci a, según el ar r egl o

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pr ovi sor i o. Exi gi dos en est a f or ma l os der echos, l os podr án mar char l i br ement e a sus dest i nos r espect i vos, pr evenci ón de. que l os buques del comer ci o i ngl és pagado en cual esqui er a de l a pr esent e Conf eder aci ón t al , ya no deber án pagar sobr e l os mi smos f r ut os que t r oduzcan o ext r ai gan, nuevos der echos, en. ni ngún de l a mi sma; per o l os f r ut os o ef ect os que vengan Pr ovi nci as que no est én en el r ol de l as or i ent al es pagar l os expr esados en est e Regl ament o, aunque en I l os puer t os hayan pagado l os mi smos o mayor es.

A1 Gobernador Da saya de Corrientes. 12 setiembre 1815.

Yo nombré a Feliciano Velázquez en la comandancia de Mandisoví. No tiene órdenes de impedir llevar ganados a Misiones y mayormente siendo de compra y venta. Lo que sí, está privado es agarrar arbitrariamente, de cuyas resul-tas no se ha hecho hasta aquí más que destrozar y quedar. Entre Ríos casi sin ganado. En Mandisoví no hay ni toros y los pocos que había en los montes ya los van concluyendo. Por lo mismo ha sido la prohibición de salir sin .licencia a correr la campaña".

Al Comendanto Andrés ~ NovlemlDre 1815.

Todos deben acor dar se que l a pat r i a exi ge de sus el mayor sacr i f i c i o y que no debemos apur ar sus r ecur sos par a que el l a no quede exhaust a. Ese Cabi l do sabe f ondos deber í a t ener a est a f echa, s i l a di l api daci ón bi ese si do consecuent e a l os desast r es. Penet r ado dader os i nt er eses de esa Pr ovi nci a no dudo pondr á r emedi o a t ant os mal es y al paso que no di smi nuya t os pr eci sos, cont enga el exceso de l o super f l uo.

wl cabildo de comerdee. 10 noviembre 1015.

Los nat ur al es deben veni r di r ect ament e aquí par a var ganado, deci r l es l o que deben hacer e i gual ment e

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al guna - br evedad ant es que l l egue el i nvi er no y t engamos l a di f i cul t ad de pasar l os r í os y ot r as que pueden se s i l os por t ugueses se mueven. Ud. vea el l ugar se han de poner y que sea mej or par a su pr ocr eo, cui dado y f oment o, encar gando est e asunt o a al gún hombr e de f i anza por que l os ganados escasean y debemos necesi t ar l os.

Al Cte. Andrés A:figas. 23 febrero 1916.

Los der echos, s i acaso son pr eci sos par a sost én t ado, más val e r ecar gar l os de l os ef ect os ext r anj er os. pol í t i co el r ecar go que hi zo ese Cabi l do sobr e l os paí s.

A1 Cabildo da ~vldao. eorificaeión. ll marra 1916.

El Cabi l do de Mont evi deo debe par t i r de un pr i nci pi o en sus r esol uci ones: que no soy capaz de aut or i zar or den y por consecuenci a s i el Comi si onado Cuenca si do capaz de aj ust ar se al or den pr escr i pt o, mej or poj ar l o de su empl eo.

Al Cabildo Oobornador da Monfevtdao. 19 msyc 1919.

Est oy i nf or mado de l a i nef i caci a con que ese Cabi l do mi r ado el cobr o de l os i nt er eses del Est ado. Acaso f al t a de escr upul osi dad es at r i bui bl e l a i nobedi enci a Ud. ha mi r ado el deber de r emi t i r a mi conoci mi ent o est ados mensual es en t odo est e año y debe cr eer se bl e de esa i ndol enci a y de cual qui er ot r o r esul t ado. bl o es su j uez y su acusador y debe t emer ser del i ncuent e ant e un j uez t an sever o.

A1 Cabildo de Corrianfes. 6 noviembre 1917.

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ENEMIGOS INTERIORES

Si en la instalación de nuestro sistema, pudo hallar dis-culpa la diversa opinión de los europeos, ahora que un ene-migo extranjero profana los hogares de todos, yo no veo al-go capaz de sustraer a nadie de la obligación de concurrir a arrojarlos. Bajo este principio he hecho presente a todo europeo, que de ninguna manera puedo permítir la conti-nuación de su neutralidad; que unidos con nosotros defien-dan sus intereses o vestidos del carácter de enemigos se apersonen a este cuartel general en donde, con la debida seguridad, les impediré aumenten el número de aquellos.

A1 Gobierno Superior Peovlsorío de las Provincia» Unido del aío de la Plata, 8 febrero 1812.

Todo europeo indiferente, sea visto por nosotros como un enemigo irreconciliable. Ellos odian nuestro nombre y sólo su impotencia contiene sus criminales votos.

Al Coronel Galvan Febrero 1812

No ignora que mi interés es el de todos los orientales y que si los momentos de una convulsión fueran bastantes a sofocar nuestros deberes, ya antes de ahora hubiera des-echado un puesto que no me produce sino azares. Usted no lo ignora; pero la confianza que depositaron en mi los pai-sanos para decidir su felicidad, es superior, en mi concep-to, a los contratiempos. Ella me empeña a superar las difi-cultades hasta donde alcancen mis fuerzas. Tome de mí un ejemplo: obre y calle que al fin, nuestras operaciones 'se re-gularán por el cálculo de los prudentes.

Cada 0a Rivera, 17 diciembre 1814.

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Yo me glorio de ser humano, pero no injusto y si mi moderación ha de servir de estímulo a las pasiones, yo con-tendré a los hombres en el límite de su deber. No es mi ánimo derramar la sangre preciosa de los americanos, pero las circunstancias se han estrechado de tal modo, que debe-mos hacer respetable nuestra justicia si deseamos que ella triunfe.

Al Gobernador da Corriente.. 28 cauro 1115.

No consentiré que obstruyan los pasos a realizar la li-bertad por la que tan dignamente se sacrifican los pueblos que la aman y veneran. Si en el concepto de don Angel Fernández Blanco, no son sanos estos principios, yo le fran-quearé al paso para que se una a los de su redil. Entre noso-tros no queremos lobos vestidos de piel de oveja, porque así nos hacen la guerra más odiosa. El que sea enemigo, decláre-se y sabremos contrarrestar armas con armas y hombres con hombres, pero que a fuerza de intrigas e intereses quieran oscurecer nuestra virtud y hacer que triunfe la indignidad, es el dolor que 1-.a mucho tiempo traspasa mi alma y por el cual me sacrifico hasta ver reinante la justicia.

Al Gqper nador de Cor r l ent ee. 4 l abr ar a 1115.

- E1 triunfo de la libertad no se asegura mientras exis-tan entre nosotros esos enemigos ocultos o descubiertos, siem-pre inflexibles y siempre irreconciliables.

A1 Cabildo da Cortie~. 17 abril 1815.

Desde que hemos enarbolado el estandarte de la Liber-tad, no nos resta otra esperanza que destrozar tiranos o ser infelices para siempre. Si los europeos existentes entre nos-otros, nos perjudican, como creo, obligarlos a salir fuera de la Provincia o ponerlos en puntos de seguridad. Esto mismo estoy practicando en mi provincia, Estoy en el caso que ha-brá europeos adictos a mi persona, pero muy raros adictos al Sistema, La época nos presenta ocasión de probar sus sentimientos. Los que tomen un interés con nosotros, pue-den ser admitidos; los demás, lejos de nosotros.

Í 4

La esper anza debe haber nos desengañado, pues no donan medi o por r eal i zar nuest r a r ui na y est o mi smo pr eveni r nos par a el udi r su const ant e pr oyect o.

A1 Gobernador de CoMen:ea 1? ~o 1815.

Me di ce que han sal i do l os mal os eur opeos y Di os r a que haya encont r ado Ud. l os buenos. Lo que sí asegur o a Ud. es que expone su opi ni ón a l a censur a de l os nos. Mi pr ovi denci a no ha si do conmi nat i va, s i no pr eser va-t i va de l os mal es. Yo bi en se l os r esul t ados de cual qui er condescendenci a en est e sent i do.

A1 cabuao de corrlenlee. s lallu 1315.

Para mi nada es tan lisonjero como ver planteado el orden y que los perturbadores no queden impunes.

' A1 cannda de ~eolaee. 3 naco 1815.

Se ensancha mi áni mo cuando advi er t o r epr oduci das ese Cabi l do, l as expr esi ones de mayor conf i anza y act i v i dad en sus pr ovi denci as af i anza l os vot os comunes. de necesi dad que sal gan de esa pl aza y sus ext r amur os dos aquel l os eur opeos que en t i empo de nuest r os af anes ni f est ar on dent r o de el l a su obst i nada r esi st enci a. mej or es pr ovi denci as par a que mar chen a mi cuar t el r al , con l a di st i nci ón que no debe guar dar se consi der aci ón al guna con aquel l os que, por su i nf l uj o y poder conser van ci er t o pr edomi ni o en el puebl o. Absuel va más bi en pena a l os i nf el i ces ar t esanos y l abr ador es que pueden f oment ar el paí s y per j udi car nos muy poco con su dur eza. I gual ment e, r emí t ame cual qui er amer i cano que por compor -t ami ent o se haya hecho i ndi gno de nuest r a conf i anza. gust ar án de nuest r os t r abaj os y acaso ent onces más l i dos no amar gar án nuest r a época. Por ahor a pocos nos bast an par a cont r ar r est ar cual qui er esf uer zo enemi go.

A1 Cabndo de M~aidea 4 a~ 1815-

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A pesar de l as conveni enci as que pudi er a of r ecer exi st enci a de muchos eur opeos en esa pl aza, mayor es l as desvent aj as. Todo l o t engo medi t ado y después madur o examen he r esuel t o sal gan l os que se cr ean de ese cast i go. No ser í a t an i nf l exi bl e, s i no pr evi ese mal es y el or i gen de nuest r as desgr aci as.

A L.~ as ayos. 1015.

Si cr ee que mi s pr ovi denci as no pr oduci r án r esul t ados f avor abl es, eso sól o ser vi r á par a que ot r o enmi ende na. Yo cr eo mi s medi das j ust as y el l as son en r azón i nt er eses gener al es más bi en que de l os par t i cul ar es. na di f er enci a debe poner se ent r e l os ser vi dor es de y l os . que no han hecho más que mul t i pl i car nuest r os baj os. Si de est e modo quedan i mpunes sus del i t os nuar á l a osadí a de r ef i nar se l a obst i naci ón de l os Cuando no l a pagúen sus per sonas, l o suf r i r án sus y el l os ser vi r án de cast i go a sus cr í menes.

A Antonio Parein. 00 utlembr. 1815.

Para mí es muy extraño me diga ese Cabildo que ya no existen en ese pueblo aquellos satélites poderosos de la tiranía y que el resto de nuestros enemigos es un grupo de hombres agobiados por la miseria y a quienes ,la vigilancia del Gobierno y de los patriotas ha reducido al estado de no poder atentar contra nuestra existencia. Esta máxima polí-tica es frustrada en sus resultados. Tengo a la vista los oficios de ese Cabildo sobre los sucesos de mayo. Apenas se presentaron los peligros aparentes, ese Cabildo afirmó la imposibilidad de sostener ese punto, por .la poca fuerza y multiplicidad de enemigos interiores y exteriores y repen-tinamente, cree asegurada se Cabildo nuestra existencia po-lítica con la remisión de 40 hombres, los más de ellos infe-lices? La vigilancia quedará burlada en los momentos del conflicto, por los enemigos interiores que si afectan vivir

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gustosos entre nosotros, más .es por conveniencia que por convencimiento.

- A1 Cebado da ~evideo. 29 wfiemóre 1915.

Me es muy dol or oso deci r que su condescendenci a debi l i t ado el r i gor e i mpor t anci a de mi pr ovi denci a. l l egó el Of i c i al Cal der ón con 9 i ndi v i duos sol ament e, do en su pr i mer a comuni caci ón ese Cabi l do me asegur aba que hast a el númer o de 32 debí an sal i r de esa ci udad. conveni do el Of i c i al , di j o que en su sal i da par a Canel ones, ya l os demás est aban i ndul t ados y que por l os adj unt os c i os, ese Cabi l do habí a sol t ado a l os r est ant es.

I nmedi at ament e me pone en est e dest i no l os 32 i ndi cados. Est e es el l ugar dest i nado par a su pur i f i caci ón. De l o cont r ar i o, t omar é ot r a pr ovi denci a que af i ance sucesi vo, el sosi ego y l a f el i c i dad de l a pr ovi nci a.

A1 cabi l do de Mont evi deo. 9 oct ubr e

Todo enemigo. de la Libertad, no hará más que atentar contra nuestro sosiego. De ese resultado, calcule ese Cabil-do ulteriores consecuencias, con los enemigos que existen entre nosotros. Por lo mismo, ordené que me remitiese to-dos los hombres malos que por su influjo pudiesen envol-vernos en nuevos males y me es doloroso decir que su con-descendencia ha debilitado el vigor e importancia de mi providenica.

At Cabliüo de Montevideo. 9 acfubra 1915.

Nada me di ce ese Cabi l do de l a r emi si ón del r est o eur opeos que t engo pedi dos. El l os son el pr i nci pi o ent or peci mi ent o y l os pai sanos desmayan al ver l a de l os magi st r ados. No me ponga ese Cabi l do en el de apur ar mi s pr ovi denci as. Ya est oy cansado de exper i -ment ar cont r adi cci ones y s i endo l a obr a de i nt er és l os or i ent al es el l os deben, conmi go, apl i car el hombr o sent enci a. El que no se hal l e capaz de est a r esol uci ón

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más bi en de nuest r o suel o. Pocos y buenos somos bast ant es par a def ender nuest r o suel o del pr i mer o que i nt ent e di r nos.

JI Cabildo da Monfavidae. 12 mviambra 1815.

Ese Cabi l do, t ambi én como yo debe conocer l os y el f i n de sus i nsi nuaci ones como el de sus gacet as, amor . a l a públ i ca f el i c i dad, s i no Ur pr ender el j ui c i o puebl os y apr ovechar se de sus moment os desgr aci ados r a c i ment ar l a desconf i anza o par a i nt r oduci r l a conf usi ón, per o, l a exper i enci a ha acr edi t ado que t odo eso es y que a pesar de l as convul s i ones i nt est i nas, l os son uni f or mes par a r esi st i r a l os enemi gos del paí s sor es de l a Li ber t ad.

Al Cebado Gobarmdm da Corri~m 21 nevfeeabre 1815.

No se por qué fatal principio siempre veo frustradas mis providencias sobre la seguridad de los españoles. Ellos desaparecen de los pueblos en los momentos que debían ser aprehendidos por los patriotas y veo inutilizadas las órde-nes con sólo el fruto de tener en este destino los más infe-líces y acaso los menos perjudiciales.

al cebado da Mooraad i;é, sf d1<saaenra

Adj unt o, decr et ada, l a pr esent aci ón del eur opeo Al onso. El . , y t odos l os l i cenci ados han mar chado a deo par a di sponer de sus' casas e i nt er eses y ese l os har á r egr esar a est e dest i no, con pr evenci ón que úl t i ma i nsi nuaci ón sobr e est e par t i cul ar . Yo, cada más per suadi do que esa cl ase de hombr es son per j udi cí al es en t odas par t es y en ni nguna mas que en Mont evi deo.

A1 Cabildo da rdoala~ la Jama 1818.

E1 que conspire contra la patria, sea fusilado inmedia-tamente y el español, portugués o americano que se advier-

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ta sospechoso y capaz de perjudicarnos, remítamelos ase-gurados que yo los pondré a seguro de toda tentativa.

Al rabudo d. ~~. 23 ~o lees.

Reclamo a ese Cabildo la mayor exactitud en la remi-sión de los españoles licenciados y demás que se crean per-judiciales a nuestro sistema. Cualquier condescendencia de-be ser criminal en estos momentos de complicación.

Al Cabildo da Montavidan 8 ju110 IU&

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FEDERACION

Corramos a presentar a nuestro suelo el día consola-dor que sea el preanuncio de la felicidad. común.

A Domingo Freneh. 13 abril 1813.

Si hubiese tenido ambición, la hubiera manifestado cuando todas sus tropas estaban bajo mis órdenes, con todo el parque, antes de .la llegada del Presidente, pero guiado mi honor por un principio grande de delicadeza sostuve so-lamente los derechos de mis compaisanos, porque los habían depositado en mí, sin anhelar la obediencia de un solo sol-dado de B. Aires, no obstante el gran partido que tenía en-tre ellos.

A Tomás García de ZúNIGA, 13 octubre 1812Yo nada podía temer, porque la fuerza estaba en mi¡ mano, pero todo lo cedí por no ensangrentarnos entre her-manos y me contenté con separarnos.

Ahora, nos ofrecemos nuevamente los orientales: con-servaremos otra vez la libertad en nuestro suelo y se nos dejará plantarla por nosotros mismos, dejándonos los auxi-lios competentes de acuerdo al sistema de confederación.

A don 7. García de Zúñiga. 13 noviembre 1811.

La Provincia tendrá autonomía militar para la seguri-dad de su libertad, por lo que no podrá violarse el derecho de los pueblos para guardar y tener armas.

Instrucciones del año 1813. La Constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana y que asegure a cada una de

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el l as, de l as v i ol enci as domést i cas, usur paci ón de chos, l i ber t ad y segur i dad de su sober aní a que con za ar mada i nt ent e al guna de el l as sof ocar l os pr i nci pi os c l amados.

Insfn:miones del año 1817.

La Provincia Oriental entra separadamente en una fir-me liga de amistad con cada una de las otras, para su de-fensa común, seguridad de su libertad y para su mutua y general felicidad, obligándose a asistir a cada una de las otras, contra toda violencia o ataques hechos sobre ellas o sobre algunas de ellas, por motivo de religión, soberanía, trá-fico o algún otro pretexto, cualquiera que sea.

f ust r ucci owa del año 1017- .

La Conf eder aci ón es el úni co s i st ema par a el pact o cí pr oco con l as Pr ovi nci as que f or men nuest r o Est ado.

I nf t r ucel ones del año 1019-

Pr egunt ar á al Gobi er no que es l o que exi ge de que por Di os ent r e a gar ant i r l a uni ón, que l a cont i nuaci ón de est os pasos no har á más que at r asar l os pr ogr esos s i st ema, s i n que l l egue a consol i dar sus pl anes, que segur o que sean el l os cual es f uer en, nosot r os sabr emos di r l os; que t odas l as medi das est án, al ef ect o, t omadas r est a l a ej ecuci ón.

Le asegur ar á que j amás podr á l l enar se l a i dea vant ar el s i t i o y que cr ea f i r mement e que de paso que no conozcan l os or i ent al es el f i n a que se di r i ge.

Instrumiones a Larrañaga. 29 junio 19ü-

Los pueblos miran en nosotros su sostén y ellos harán iguales reclamaciones a medida que nosotros, ostentando nuestra grandeza, resucitemos la de ellos y facilitemos a la masa, el sistema augusto de la confederación. Felices esa gran Provincia y ésta, si aniquilando la nueva esclavitud,

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restablecemos el sistema popular que selló la sangre de nuestros hermanos en los primeros días de la revolución.

Al Gobierno del Paraguay. 90 junto lata.

Jamás procederemos a violar los sentimientos, el gra-do de amistad y fraternidad que siempre nos han sido recí-procos, habiéndose estrechado más los vínculos por el dogma general de la Revolución que ha unido más íntimamente nuestros intereses.

" Al Teniente Gobernador de Corrientes. 15 febrero 181.1.

Si el honor con que nos hemos conduci do en t odos per í odos de l a r evol uci ón y l a v i r t ud que si empr e ost ent ado, no bast a a i nspi r ar en nuest r os her manos, conf i anza bast ant e a hacer compat i bl es sus pl anes ní a, ni a mi ni a l os or i ent al es t endr án que i ncr epár senos por que se per pet úen l os di st ur bi os y l as cal ami dades si gui ent es.

Al Cabildo da xdonte~" . as febrero

Todos los pueblos situados a lo largo del Uruguay y Paraná están bajo un mismo pie de reforma y han saludado el restablecimiento de la armonía general, de la prosperidad, la vida y la paz.

Luego que se f i j e en t odo el t er r i t or i o el pl an r i dad, se ver i f i car á l a or gani zaci ón, consul t ando de l as pr ovi nci as t odas sus vent aj as pecul i ar es y y quedar án t odas en una per f ect a uni ón ent r e s i mi smas; no en aquel l a uni ón mezqui na que obl i ga a cada puebl o despr ender se de una par t e de su conf i anza en cambi o una obedi enci a ser vi l , s i no en aquel l a uni ón que hace i nt er és mi smo, s i n per j ui c i o de l os der echos de l os y de su l i br e y ent er o ej er c i c i o.

A1 Cabildo da Corrientes. 9 naerzo 1911.

Si mi s pensami ent os hubi er an si do menos del i cados, me aver gonzar í a de haber l os concebi do, per o ador ador

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no- de l a sober aní a de l os puebl os, sól o me he val i do obedi enci a' con que me han honr ado par a or denar l es sean l i br es. Yo, l o úni co que hago es auxi l i ar l os gos y her manos, per o el l os sol os son l os que t i enen r echo de dar se l a f or ma que gust en y or gani zar se como agr ade y baj o su est abl eci mi ent o f or mal i zar í an a consecuen-ci a su pr eci osa Li ga ent r e sí mi smos y con nosot r os, r ándome yo, su pr ot ect or .

Al. Cabado' de Corrienlea. ae mamo 1111.

Los Congresos han sido dispuestos por los -pueblos li-bres para huir al estruendo de las facciones y evitar la algarabía consiguiente a los grandes tumultos que por su naturaleza, impiden se oiga a la razón, se consulte al juicio y se dé todo el nervio de que es susceptible un resultado de meditación. Por consecuencia nada se adelantará si fal-tase al Congreso el sosiego que sirve de motivo a su reunión, sea cual fuere la materia de sus discusiones, sólo la tran-quilidad puede darle pulso y madurez. Las grandes repú-blicas, en medio del atolondramiento, de la confusión, del tumulto, muchas veces de la sangre, dieron con este des-cubrimiento feliz que al momento pusieron en práctica co-mo único apoyo de equidad social, en unos momentos en que es tan difícil conciliar los espíritus.

Al Comiatoaado don luso rCC. Vedoya. 8 ~Yo 1814

Que nada sea capaz de cont r ar i ar nuest r a uni ón l o sucesi vo, sól o se vea ent r e nosot r os, una gr an her manos.

Al =;ay beaomérW pueblo da Buenos Aire. 20 abra 1813.

Yo esper o en est os dí as l os di put ados de Buenos con l os cual es t r at ar é t odos l os asunt os que son de t r a at enci ón en l a act ual i dad y t endr á consi gui ent ement e ent r e el l os, l ugar l a or gani zaci ón de un pl an de def ensa gener al qué ponga a t odas l as pr ovi nci as del Rí o de Pl at a a cubi er t o de t oda f at al i dad di sput ando su i ndepen

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denci a con di gni dad y gr andeza hast a conduci r como si em-pr e sus v i r t uosos esf uer zos al t empl o de l a v i ct or i a.

A1 Cabildo de Montevldeo. 9 mayo 1815.

Conduci do s i empr e por l a pr udenci a y ansi oso de concor di a gener al , l l amé a l os puebl os por medi o de di put ados par a f or mal i zar cual qui er medi da compet ent e su ul t er i or f el i c i dad. No pudi mos acor dar con l os de Buenos Ai r es, l os pr i nci pi os que debí an f i j ar l a, v i r t ud se r et i r ar on s i n haber concl ui do el aj ust e Cr eyendo que l o i mpor t ant e del asunt o debí a suj et ar se escr ut i ni o de l a expr esi ón gener al , convoqué a un de t odos l os di put ados que hast a aquel l a f echa se r euni do, t ant o de l a Banda Or i ent al como de l os demás puebl os que t engo el honor de pr ot eger . Ya r euni dos est a v i l l a de l a Concepci ón del Ur uguay el 23 del expuse l o ur gent e de l as c i r cunst anci as par a no dej ar pr obl ema est os r esul t ados. Cal i f i qué l as pr oposi c i ones. conveni enci a y su di sonanci a en t odas y cada una de par t es y después de muchas r ef l exi ones r esol v i ó t an t abl e cor por aci ón mar chasen nuevament e ant e el Gobi er no de Buenos Ai r es, que a nombr e de est e Congr eso Gener al r epr esent asen l a uni f or mi dad en sus i nt er eses y l a dad que r ecl aman sus Pr ovi nci as.

Al Cabildo de M~evideo. 30 junio 1815.

El Gobi er no de Mi si ones est á encar gado de no per mi t i r t r áf i co al guno al Par aguay, de est a c l ase. Guar dar emos el equi l i br i o t an pr eci oso ent r e Pr ovi nci as her manas escr upul osi dad necesar i a con l as que han r enunci ado f r at er ni dad. Los buques del comer ci o i ngl és que hayan gado der echos en cual qui er a de l os puer t os de l a pr esent e Conf eder aci ón Or i ent al ya no deber án pagar sobr e l os mos f r ut os que i nt r oduzcan, per o l os f r ut os o ef ect os vengan de ot r as Pr ovi nci as que no est én en el r ol

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Or i ent al es deber án pagar l os der echos, aunque en aquel l os hayan pagado l os mi smos o mayor es.

Al Gobernador de Corrientes. 12 eetiembra 1815.

E1 año 16 ser á r emar cabl e en l a hi st or i a por el mo con que est os puebl os supi er on def ender sus der echos cont r a l a ambi ci ón más desenf r enada por subyugar l os. l o sabemos esper ar y nada debemos t emer cuando nuest r os sacr i f i c i os son por un obj et o t an di gno. La uni ón sal vado y el l a nos cor onar á de gl or i a v i endo r enacer nosot r os l a época f el i z que l l ena a l a post er i dad

Al Cabildo de Corrientes. 17 enero 1816.

La_ pr eponder anci a de Buenos Ai r es sobr e l os puebl os j e hace mi r ar l os con despr eci o y su engr andeci mi ent o r í a más penoso que su t ot al ext er mi ni o.

A Martín Guerrea. 5 fabraro 1816.

En el cami no del honor del que j amás me he separ ado, $1e he hal l ado al f r ent e de hos sagr ados der echos t r i a que he def endi do y def ender é hast a donde el sopl o mi v i da me ani me; cont r ar i ando esos Gobi er nos el deseo unáni me de est a Pr ovi nci a que no ha omi t i do sacr i f i c i o f at i ga par a coadyuvar a l as i deas sagr adas de l i ber t ad, const i t ui r se l egal ment e y de r epr esent ar se por s i dándose l a or gani zaci ón l ocal que mej or convení a a t er eses y r espondí a a sus necesi dades; s i n por est o de ni ngún modo, l os ví ncul os de uni ón y f r at er ni dad t an necesar i os son par a el i mper i o de l a l i ber t ad puebl os cont r a el poder de l os t i r anos.

A Puspr r edón. 10 oct ubr e 1616

La unión se va consolidando íntimamente y creo que no habrá entorpecimiento capaz de retardar los progresos, de sellar el triunfo de la libertad.

AI Gober nador Al dao. 27 di c l eb: br e 1816.

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La j ust i c i a de l os puebl os se hace r espet ar cont r a l os esf uer zos de Buenos Ai r es en oscur ecer l a i dea de l i ber t ad de l as Pr ovi nci as.

Al muy ilustre Cabildo de Sanla Fe. 20 matembxd 1816.

Los pueblos están libres y son árbitros de su suerte. Por más que en varias épocas se les haya convocado a lle-nar tan sagrado deber, han visto siempre desmentidas sus mejores esperanzas, por la arrogancia de un pueblo que creyó presidir la suerte de los otros. No ha bastado a con tener este golpe de arbitrariedad, la respetabilidad de los nombres, Juntas de Representantes, Asambleas y Congre-sos. Los más sagrados derechos se han confundido y los mejores deseos han ido contrastados en la preponderancia de un partido exclusivo. Inmediatamente proclamado Pro-tector de las Provincias que se hallaban en abatimiento, ellas han visto mi conducta hasta ver afianzados los in-tereses de la Liga en lo sagrado de su confianza.

JI Cabl l do de l a Pr ovi nci a de San Juan. 18 f ebr er o 1820.

E1 deber elemental de nuestra libertad civil es que los pueblos de cada Provincia sean armados y garantidos de su seguridad por sus propios esfuerzos. Si esa medida no se implanta, la guerra civil se continuará al favor de las in-trigas y de la mala fe.

A1 Cabi l do de Sant a Fe. 19 f ebr er o 1820.

Los pueblos de la Banda Occidental del Paraná están alarmados por la seguridad de sus intereses y los de ,la nación contra el poder Directorial. Yo estoy dispuesto a de-fenderlos mientras no desaparezca esa pérfida coalición con la Corte del Brasil y los pueblos se crean en seguridad a decidir su suerte. Créame inexorable por este deber que llena toda cordialidad de mis votos. Queda en manos de V. E. la resolución del problema.

A José da San Martín: Sanla María. 27 diclambra 1819.

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Desengáñese Ud. Mi conducta es siempre uniforme. Si las circunstancias varían, no por eso mi constancia deja de ser acrisolada. Mi interés no es otro que el de la causa. Si es injusta en sus principios, no debió Ud. haberla adoptado. Ud. ha elegido el choque de las armas y estoy resuelto a resistirlas. En sus resultados, conocerá que es más fácil ce-da Artigas al imperio de la razón que al del poder _y las circunstancias.

En consecuenci a, l o hago a Ud. r esponsabl e de gr e que se der r ame por t an f r í vol os pr et ext os y de t or peci mi ent os del s i st ema por esos mot i vos i nci er t os. Obr e como gust e que yo no har é más que l l enar mi s

Al C.M-~ General Francisco Ramirex. 8 mayo 1820.

Fel i c i t o a Ud. por sus nobl es sent i mi ent os en de l a públ i ca t r anqui l i dad. El l a ha s i do per t ur bada mi r as i nsi di osas del Poder Di r ect or i al . Compl i cado Cor t e de Br asi l , est aba en sus i nt er eses conf undi r t os, l l evar adel ant e l a guer r a c i v i l y el udi r t oda! sabi l i dades.

En oposi c i ón de est e t or r ent e de i ni qui dad, he cuat r o años cont r a l os r eveses de l a suer t e y el cur so do de l as i nt r i gas. Todo se ha super ado con l os esf uer zos l a j ust i c i a y l os puebl os se hal l an en el dí a, l i br es c i di r de su suer t e y r eal i zar l os vot os que ani mar on ni o de l a r evol uci ón. Es l l egado su t ér mi no y mar cho el deber de sel l ar l a.

)11 Coaoael loan B. Bustos, dada costa del Vtngua, 20 felrce:o lazo.

Usted no puede negarme las pruebas de su arrepenti-miento, por haberse mostrado tan indigno de la confianza que le hicieron los pueblos libres y tan ingrato de los be-neficios que ha recibido de su Protector,

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Mis antecedentes y la amplísima confianza que los pue-blos han depositado en mí, no puede excusarme de pedirle cuentas y de prevenirle que si no retrocede en el camino criminal que ha tomado, me veré obligado a usar la fuer-za, pues yo también tengo que arrepentirme de haberlo ele-gido y propuesto al amor de los pueblos libres para que hoy tenga los medios de traicionarnos.

A Francisco Ranúrez. abril 1820.

Yo debo l l evar adel ant e mi s empeños y s i esa Pr ovi n-c i a o por debi l i dad o por mal i c i a, no f avor ece nuest r os. t er eses según su compor t ami ent o, es de necesi dad que padezca sus cont r ast es en l a di ver genci a de opi ni ones en l os mal es consi gui ent es a l a f uer za que debe ent r ar . per o que Ud. como t an i nt er esado i nf l uya por su par t e r a que l as cosas no se t r ast or nen. Esper o l a r esol uci ón señor Gober nador . Si hemos de obr ar de acuer do, vamos obr ando; s i no me ser á pr eci so obr ar con l os que t engan ener gí a par a desaf i ar l os pel i gr os y super ar l os.

A1 Cmoendaata Ganaüex AlderMe. 3 julio 1820.

Me ha l l enado de dol or el ver l os t r abaj os que sobr eveni do con el engaño con que Ramí r ez l os seduj o. r esul t ados de ese f at al dí a van hast a l a dest r ucci ón Pr ovi nci a; est e es el obj et o que se pr opuso Ramí r ez, di éndonos par a que nos at acásemos unos a ot r os; per o, ni endo est o en consi der aci ón, no es per mi t i do que gr i ent e una guer r a ent r e her manos y t r ai go r euni das l as t r opas y f ami l i as par a que se vuel van a sus casas acabe t odo. Est e es sol ament e el obj et o que me t r ae, de cast i gar a nadi e, pues bi en conozco que l os han do y sol o vengo a est r echar l os como a hi j os y vol ver l os uni r a t odos par a que j unt os def endamos al s i st ema.

Al ~Ido do Msbnes. 11 agosto 1820.

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Yo no hi ce ot r a cosa que r esponder con l a guer r a manej os t enebr osos del Di r ect or i o y a l a guer r a que hací a por consi der ar me enemi go del cent r al i smo, el t aba ent onces un paso del r eal i smo.

A1 Genozal Pez, A.VEC16~ 1046.

Tomando por modelo a los Estados Unidos, yo quería la autonomía de las Provincias, dándole a cada Estado su Gobierno propio, su Constitución, su bandera y el derecho de elegir sus representantes, sus jueces y sus Gobernado-res entre los ciudadanos naturales de cada Estado. Esto era lo que yo había pretendido para mi Provincia y para las que me -habían proclamado su Protector. Hacerlo así, ha-bría sido darle a cada uno lo suyo.

AI Genezal Paz. Aá11aCión. 1040.

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FOMENTO DEL INTERIOR

Habiéndoseme facultado, para siempre y cuando se me presenten algunos vecinos que se quierah establecer en los terrenos que hubiesen realengos, les dé posesión, lo veri-fico con Elena Correa, que se me presenta con cinco hijos, solicitando el campo en la costa del Tacuarembó chico, lin-dando por la parte del sur con dicho arroyo y al sudeste con terrenos de don Lorenzo Vivarri y por el este con la cuchi-lla con campos de Hilario Pintos y al frente con un arroyo que desagua en el mismo Tacuarembó chico. El referido campo puede tener de fondo tres leguas y media y de frente, en partes, una y una y media en otras.

Taeuarembó Chico. 7 abril 1808.

Mis atenciones de jefe, no me permiten dedicarme a es-peculaciones detenidas sobre los auxilios y providencias be-néficas hacia esos vecinos que pueden considerarse como la plantación de un pueblo nuevo; pero, su sabia penetración, teniendo presente la situación y las necesidades, nada olvi-dará de cuanto conduzca a mejorar su suerte, particular-mente sobre asignación de tierras y provisión de instru-mentos para su cultivo y formación de habitaciones.

Al Cohierow de lea Provineiaa Unldaa del Pío da la Placa. 11 diciembre MI.

Aunque nuestra situación no permite tomar una rela-ción bastante exacta, incluyo el Padrón que se ha formado de las familias que siguen al Ejército. Por él verá que su total asciende a cuatro mil treinta y un almas y conocerá que un número tan considerable entorpecería demasiado mis operaciones en lo sucesivo y que ya es tiempo de seña-

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larles un establecimiento, en cuya elección consiste, acaso, todo cuanto en estas circunstancias puede hacerse en su fa-vor.

Ellos solicitan ocupar el punto de la Concepción del Uruguay, donde la abundancia de terrenos, su fertilidad, la población actual y las relaciones comerciales harían más. fácil su colocación y menores sus privaciones y yo creo que las circunstancias todas presentan un motivo de con-veniencia en que sean cumplidos sus deseos.

La situación del arroyo de la China debe considerarse como un antepuerto de consecuencia para todos los puntos que abraza el río; la facilidad de fortificarle y sostenerle, y las demás ventajas que ofrecería si las tropas portugue.. sas nos obligasen de nuevo a tomar posición en la Banda Oriental, y de otra parte, las utilidades que resultarán al Estado, al darle un fomento rápido en su población, artes, agricultura y comercio, como adquiriría sin duda con el establecimiento de este numeroso pueblo, me hacen creer que llevará a bien las ideas de estos vecinos.

A1 Cobierm de las Ptoviacfaf U~ dei aio de la Piala la diciembre 1811..

La campaña debe siempre progresar.A la Junta del Parafinar. 20 dldembre lal2-

Jamás he dej ado de ver cuant o nos es necesar i a l a y j amás he i nt ent ado poner t r abas a su r est abl eci mi ent o.

Al Cabildo 6. de B. Aires. t8 abril 1815.

Cr eo pr eci só anunci ar a ese . Cabi l do, l a necesi dad est abl ecer un cor r eo semanal , t ant o par a est r echar r el aci ones como par a evi t ar t ant o chasque, con l o v i dual ment e se per j udi ca el veci ndar i o. Apur e al Admi ni s-t r ador de Cor r eos de esa ci udad par a el est abl e pr eci so post as y cuant o deba cont r i bui r a su f or mal ar r egl o.

A1 Cabildo da Montevideo. 31 julio 1815.

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Ser í a conveni ent e, ant es de f or mar el pl an y ar r egl o de campaña que ese Cabi l do publ i case un, Bando y l o cr i bi ese a t odos l os puebl os de l a Pr ovi nci a r el at i vo l os hacendados pobl asen y or denasen sus est anci as, o por medi o de sus capat aces, r eedi f i cando sus posesi ones, suj et ando sus haci endas a r odeo, mar cando y poni endo do en el or den debi do par a obvi ar l a conf usi ón que exper i ment a después de una mezcl a gener al . Pr ef i j e mi no de dos meses par a oper aci ón t an i nt er esant e y hast a aquel l a f echa no hubi ese cumpl i do est a det er mi na-ci ón, ese Cabi l do debe conmi nar l o con l a pena que r r enos ser án deposi t ados en br azos út i l es que con f oment en l a pobl aci ón y con el l a l a pr osper i dad del

A1 Cabildo de Montevideo. 1 agosto 1815.

Vel e ese Cabi l do sobr e l a conser vaci ón de nuest r a paña. De l o cont r ar i o, nos expondr emos a mendi gar .

A1 Cabi da da MgnI OVI d6C. B agost o 1115.

En l o sucesi vo, don Fer nando Ot or gués r ecabar á apr obaci ón de ese Cabi l do en l a r epar t i c i ón de t er r enos t r e t ant o, t enga l a bondad de pr ocl amar en l os puebl os necesi dad de pobl ar y f oment ar l a campaña según mi s mas i nsi nuaci ones, ej ecut ando l as medi das que se cr ean ef i caces par a l a r eal i zaci ón de t an i mpor t ant e obj et o.

El señor Al cal de Pr ovi nci al y demás subal t er nos, di car án a f oment ar con br azos út i l es l a pobl aci ón paña. Par a el l o, r evi sar á cada uno en sus r espect i vas di cci ones, l os t er r enos di sponi bl es y l os suj et os est a gr aci a; con pr evenci ón que l os más i nf el i ces más pr i v i l egi ados. En consecuenci a, l os negr os l i br es, zambos de est a c l ase, l os i ndi os y l os cr i ol l os pobr es, podr án ser agr aci ados en suer t es de est anci a, s i con baj o y hombr í a de bi en pr openden a su f el i c i dad y su Pr ovi nci a.

Los agr aci ados ser án puest os en posesi ón desde ment o que se haga l a denunci a por el señor Al cal de

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cualquiera de sus subalternos. Después de la posesión serán obligados a formar un rancho y dos corrales en el término preciso de dos meses, los que cumplidos, si se advierte omi-sión se les reconvendrá para que lo efectúen en un mes más, el cual cumplido si se advierte la misma negligencia, será el terreno donado a otro vecino más laborioso y benéfico a la Provincia. Los terrenos repartibles son todos aquellos de emigrados; malos europeos y peores americanos que hasta la fecha no se hallen indultados por el Jefe de la Provincia. También los terrenos que desde 1810 hasta 1815 en que en-traron los orientales a Montevideo, hayan sido vendidos o donados por el gobierno español. Se tendrá presente el nú-mero de hijos y para que éstos no sean perjudicados, se les dará lo bastante para que puedan mantenerse, siendo el res-to disponible si tuvieren demasiados terrenos.

La demar caci ón ser á de l egua y medi a de f r ent e de f ondo, mas o menos, según l a cal i dad del t er r eno cual s i empr e se pr opor ci onar án aguadas: Se vel ar á l os agr aci ados no posean más de una suer t e de est anci a. Al cal de y l os t r es subt eni ent es podr án dar l i cenci a l os agr aci ados se r eúnan y saquen ani mal es vacunos cabal l ar es de l as mi smas est anci as de l os eur opeos amer i canos. En maner a al guna se per mi t i r á que el l os gan por sí sol as y se cui dar á que l as que se t omen t r i buyan con i gual dad.

smtesu del Reglamento para e1 fomento de la Campaña. 10 reilembre 1015.

A cada individuo que quiera poblar, sin más mérito que presentarse, se le concederá el terreno que pida. Para ello, el Alcalde del pueblo le dará gratis un papel de se-guridad del terreno donado, sin más obligación que la de poblarlo en el término de cuatro meses en cuyo tiempo, si no lo. hubiese hecho, podrá ser donado a otro cualquiera que después' de aquella fecha lo denuncie.

Al Alealda y pueblo de las Víboras. 12 febrero 1816.

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Si no ha t eni do ef ect o l a i nvi t aci ón de ese Cabi l do pobl ar l as cost as del Ur uguay, al menos quedar á sat i sf echo el Gobi er no con haber l l enado sus deseos y l os veci nos t endr án que l ament ar se de su desgr aci a después de ci onár sel es su f el i c i dad.

El l os l l or ar án al gún dí a est a pér di da cuando t engan conoci mi ent os bast ant es par a cal cul ar l os r esul t ados i ndol enci a.

Al Cabildo da ~evidao. 18 mayo 1818.

Estos robustos brazos indígenas darán un nuevo esta-do a estas fértiles campañas que por su despoblación no descubren todo lo que en sí encierran.

Es preciso que ese Cabildo nos provea de algunos úti-les de labranza, arados, azadas, picos y palas y también algunas hachas para que estos infelices indígenas abipones que acaban de llegar en número de más de 400, empiecen a formar sus poblaciones y emprender sus tareas. Es nece-sario que remita las semillas de todos los granos que se crean útiles para su subsistencia, como lo demanda el ade-lanto de .la Provincia y son mis deseos.

Al cebado de ~Video. xz i=io lels.

Marcha por el correo, una cajita con muestra de la pól-vora que en su primer ensayo me presenta el pueblo de Concepción de las Misiones. Si en medio de la escasez de sus recursos, han podido emprender un negocio de tanta im-portancia, ¿qué no harán hallándose fomentados?

Por l o mi smo, es mi áni mo f oment ar aquel l a i nst i t u-c i ón. Su pr ogr eso, por ni ngún aspect o puede ser nos t aj oso y l o cr eo di gno de nuest r a pr i mer a at enci ón. dos a por f í a, se empeñar án en descubr i mi ent os út i l es Gobi er no t endr á l a sat i sf acci ón de ver pr omovi da l a t r i a del paí s y con el l a su adel ant ami ent o.

A1 Cablldo de Montevideo. 18 julio 1818.

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FUNCIONES PUBLICAS

Las circunstancias en que me hallaba, impidieron a mi gratitud, rendir las gracias con la mayor prontitud. Su gran-deza de corazón me hizo siempre concebir ciertas esperan-zas de que en su favor encontraría el más seguro amparo y protección. No sólo la veo cumplida con .las honrosas co-misiones y empleos con que me ha distinguido sino que me hace vivir en la firme creencia de que me dará algún lugar en los cuerpos que está creando y que de un golpe me pon-ga en la carrera del honor y que pueda adelantar mi suerte en lo futuro".

Al Virrey del Río de la Plata. 1 enero 1798.

Cuando se t r at a de sal var l os i nt er eses públ i cos, cr i f i can l os par t i cul ar es.

Al Teniente Félix Gómez, Betoví. 1801

E1 tiempo es el testigo de desengañarnos y él dará a -entender que yo no tengo enemigos, sino los que se oponen a la pública felicidad y que serán únicamente mis amigos los que contribuyan a fijarla. Los hechos son los que for-man los hombres públicos y la voluntad general decidirá el que sea digno de esta confianza. Yo y todo ciudadano es-tará dependiente de esta ley a la que tenemos ligada nues-tra felicidad.

Al Gobernador de Corríentes,. 27 febrero 1815.

La pureza de mi conducta debe ser norma de los demás subalternos. De lo contrario, ellos serán responsables de sus defectos y yo no podré mirar con indiferencia su casti-go. A1 tenor de las cabezas, se mueven los miembros del cuerpo político y según sus virtudes son la trascendencia a la sociedad.

Al Gobernador de Corrientes. 9 abril 1815.

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Me mandará una relación de todos los empleados y una propuesta igualmente de aquellos patricios que pueden des-empeñar aquellos servicios. Para ello, siempre proponga los hombres que por sus conocimientos, adhesión y prudencia merezcan la pública estimación. Ellos serán colocados con mi aprobación para evitar la confusión originada precisa-mente por aquellos sujetos que sin tomar parte en nuestros afanes, nos acompañen en las glorias. En manera alguna se dará importancia a los europeos. Deben ser americanos precisamente, y con antelación los hijos de la Provincia para cortar los celos que pudieran originarse

A1 Cabildo do Montevideo. 88 j~ 1815-

En En ese Cabi l do he deposi t ado l a sal vaci ón de bl o. Est á exáni me y ser á el mayor dol or ver l e expi r ar manos de sus pr opi os hi j os. Sean l os Padr es de l a más i nexor abl es por su deber ; de l o cont r ar i o aún br an br í os par a f i r mar su ext er mi ni o. No es di f í c i l ese Cabi l do cal cul e l os sent i mi ent os que ar r ancan cor azón esas expr esi ones.

Ellas van animadas del clamor de tantas almas sensi-bles que se alimentan con lágrimas de su infelicidad. Por lo mismo, no multipliquemos sacrificios tan estériles. Refré-nese el desorden, plántese la mejor administración en la economía pública. Por último, háganse los magistrados dig-nos de sí y merecerán las bendiciones de sus conciudadanos.

Al Cabildo de Montevidoa .e j~ 1815.

Bien puede ser digno de la mayor estimación, pero las varias complicaciones no permiten ceder en beneficio de los particulares lo que damnifica los intereses generales. Con este fin son dictadas mis providencias y cualquier ex-cepción de la ley será un motivo de excitar los celos en los demás conciudadanos. Este es ciertamente el peor de los males y para evitárlo sean todos iguales a presencia de la

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l ey. No ser á ext r año que en l a época se per j udi quentereses particularés, cuando el Estado mismo se perjudica, sujeto al duro imperio de las circunstancias.

Al Cabildo da Montevideo. 9 jutip-~te15.

Es pr eci so cor t ar de r aí z el ger men del desor den, que l os habi t ant es gocen de sosi ego.

AI Gobernador do Corrientes. 9 agoato 1815.

Lo que interesa es que Ud. se porte como hombre de bien, que castigue a los delincuentes y premie a los virtuo-sos; que llene la justicia rectamente, sin atender empeños ni pasiones; que los trate con cariño para que de ese modo se haga obedecer y amar.

A Andrés Amigas. Comandante de Mal~. 17 agosto 1815.

Desempeñará Ud. la delegación del Gobierno con toda aquella moderación que debe existir en el carácter del fun-cionario público. Debo recomendarle muy encarecidamen-te, que ponga especial cuidado y toda su atención en ofrecer y poner en práctica todas aquellas garantías necesarias pa-ra que renazca y se asegure la confianza pública; que se respeten los derechos privados y que no se moleste ni per-siga a nadie por sus opiniones privadas, siempre que los que profesen ideas diferentes a las nuestras no intenten perturbar el orden.

A Miguel aarrNro. 19 agosto 1815.

Redoble su celo para que los administradores guarden mas escrupulosidad en el cumplimiento de sus deberes. To-do deben esperarlo los ciudadanos de sus magistrados y Ud. se halla suficientemente autorizado para abrir los cimien-tos que deben sostener el alto edificio de nuestra libertad.

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Yo, por mi parte, no haré más que multiplicar mis afa-nes para poner el sello a tan grande obra.

A1 Caballo de ~video, 11` ~~re 1815.

- La pat r i a exi ge de nosot r os el mayor sacr i f i c i o y s i do l o que hast a hoy se ha t r abaj ado f uese por r ecompensa de l os suel dos, acaso t odos habr í amos si do sepul t ados con I l a pat r i a en el ol v i do. Los magi st r ados deben ser l os pl os de v i r t ud par a que sean i mi t ados por sus súbdi t os.

A1 Cabildo de Co~Mee. Novbmlbre 1815.

El Cabi l do debe ser un ar gos que t odo l o pr evea, i ns-pecci one y r emedi e. Nuest r o Est ado naci ent e, sol o pr esent a di f i cul t ades y al l anar l as es obr a del t i no y de l a pr udenci a. Los magi st r ados son l os encar gados de per f ecci onar l a y da ser á t an esenci al como cel ar l a Admi ni st r aci ón del Est a-do y r euni r t odos l os i nt er eses que deben f or mar l a sal ud públ i ca.

AI Cabal l o de ~onl evi deo. 10 l ebMr o 1818.

Yo felicito, a ese Cabildo y a los pueblos orientales que han depositado en ese Cabildo la representación de sus de-rechos, su gloria, su suerte y su felicidad. Espero que ese Cabildo no los dejará desairados. Por mi parte, ofrezco mis esfuerzos y no dudo que altamente penetrado de sus debe-res, llenará lo sagrado de esta confianza.

Al Cebado de ~e~o. 9 mareo 1810.

Es un error creer que los empleos de un país, libre, da-rán a nadie subsistencia: lo primero, porque siempre serán de poca duración y lo segundo, porque en nuestro estado de indigencia, jamás se podrá con el simple empleo, aventu-

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r ar l a suer t e de un ci udadano. . . Yo soy de par ecer apr oveche Ud. l a opor t uni dad de l os t er r enos que se r epar t i endo en l a Pr ovi nci a, pi di ese al guno y al dedi car se su cul t i vo, hal l ar á en él , su descanso y el de su

A on soliaifanfe de empleos. 24 mera. 1816.

Es pr eci so que ese Cabi l do convenza a sus conci udada-nos que l os car gos que da l a pat r i a a sus hi j os, son nor y empeño por l a f el i c i dad públ i ca. Est o di ct a un l i ber al a di f er enci a del ant i guo que sól o cedí a en honr a de l os par t i cul ar es. El que no se conf or me con l i ber al i dad de sent i mi ent os ser á r eput ado por egoí st a mi go de l a f el i c i dad común.

Al Cabild. da Cor~tM 4 abril 1816.

Es pr eci so que si gui endo el sender o de l a j ust i c i a cur e obr ar r ect ament e y no macul ar el honor de un t r ado que debe vel ar más l os i nt er eses públ i cos que l os par t i cul ar es.

Al Cabttdo de Corrientes. 25 abril IBIB.

Nombrará a otro que tenga mejores virtudes para que así formemos ciudadanos capaces de honrar el decoro de un gobierno que siempre justo en sus principios, debe igual-mente serlo en sus resultados.

Al Cabudo de Monf~ 24 mayo IBIS.

No sabemos el tiempo que se empleará en esta lucha y los recursos que será preciso agotar. Por lo mismo es preciso conservar escrupulosamente los fondos de la Pro-vincia y emplearlos solamente en artículos de primera ne-cesidad y en los casos precisos. En un estado más flore-ciente, las erogaciones no serán superfluas, pero en el nues-

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t r o, sól o deben r espl andecer l as v i r t udes y el ent usi asmo l a sagr ada causa, más que el or o y l a pl at a.

Al Cabildo da Coril~. 22 eaaso 1117.

Lo que interesa guardar es la claridad en las cuentas, su especificación y documentación. Este es el orden que reencargo a ese Cabildo, Por él, es fácil de notarse cualquier exhorbitancia en los gastos.

Por l o mi smo he cr eí do un deber mí o r ecomendar l o ese Cabi l do por su exact i t ud, que yo por mi par t e l as gr aci as empl azándol o a sus más cabal es desempeños, l a Pat r i a no l e ser á desagr adeci da en el pr emi o.

Al Cabildo da Corrlenl.c. 22 enero MI.

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HUMANIDAD

Mis intenciones y las del Superior Gobierno del que de-pendo, dirígense a pacificar este país y darle vida política, evitando siempre la efusión de sangre de la que huye la Hu-manidad.

Al cabildo da Montevideo. 15 mayo 1811.

No det er mi né at acar el Cer r o de Mont evi deo por que el val or de nuest r as t r opas nos pr omet í a el buen éxi t o l a acci ón, l a def ensa que l e of r ece . l a Nat ur al eza di spensabl e l a sensi bl e pér di da de muchos sol dados vi das " debemos conser var .

A la Junta Pi~al ~emsllve. Se mateo Wu.

Tengo el honor de acompañar las listas de las familias y religiosos, que han sido arrojados de la plaza de Montevi-deo, dejándolos en un doloroso abandono y reducidas a toda clase de miseria, sin permitírseles ni aún los equipajes más precisos. Por mi parte nada he omitido en protegerlas, siem-pre de acuerdo con mis sentimientos y con el loable sistema que hemos adoptado en tan justa causa, pero todo no es bastante a silenciar las quejas que contra aquellos mando-nes vierten estos desgraciados.

A la Junta ~~al Gubeesafiva. Je mayo 1111.

Par a mí es bast ant e r ecomendabl e el mér i t o del Manuel Ar t i gas, cuyos sacr i f i c i os por su pat r i a l o r on hast a el sepul cr o. Su esposa, exi ge c i er t ament e ot r os t oda consi der aci ón y que el mér i t o de aquel r ecompensado en su post er i dad. Per o l as c i r cunst anci as f avor ecen poco par a sel l ar nuest r a benef i cenci a en de l a v i r t ud. Ese Cabi l do mas i nst r ui do y cer ci or ado

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pormenores hará acaso fijar sa juicio sobre la asignación con la que puede sufragar el Estado a doña Juana Fernán-dez. Yo hallaría por más conveniente que ella fuese agra-ciada con una de las casas del Estado que acaso ocupan otros con menos sacrificios. Así ella y sus hijos hallarían un af-vio en medio de su mendicidad y el Estado no se gravaría con una obligación que acaso mañana no podría cumplirla en razón de necesitar el numerario para las urgencias de la guerra.

A1 Cab11do de Montevideo. 18 noviembre 1815:.

Es preciso medirnos ya mucho. Yo pensaba en dar algo a estas tropas que tanto se han sacrificado cuanto sirven y que hasta el presente no salen de la miseria. Armamento ya tenemos alguno: Cuidaremos ahora de los soldados. Van pa-ra seis años que se alimentan con solo palabras y no es re-gular que otros disfruten del beneficio debido a sus esfuer-zos. Así que cubierto ese crédito no debemos pensar sino en el sostén de las tropas. Por lo mismo me ha sido muy li-sonjero hayan tomado esa partida de ponchos que me ha-cen notable falta como también 500 jergas.

Á Miguel Barreire, mayo Isla.

Sin embargo de no haber ley sancionada sobre el par-ticular que se reclama, la esclava Ana Gasquen deberá ser libre y hallarse en el pleno goce de sus derechos naturales, desde el momento que ella haya satisfecho a su amo la can-tidad de 300 pesos que le costó en su venta. (como el Alcal-de'Ordinario de Maldonado, Francisco Aguilar, cuando la esclava pagó los 300 pesos le exigió el doble porque la mo-neda en América no vale lo mismo que en España, Artigas completa su pensamiento diciendo) : Lo demás, es una exor-bitancia que sólo pudieron autorizarla las leyes despóticas y que aborrece la humanidad en favor de la naturaleza. Es cuanto creo justo sobre el particular y digno de la ejecu-ción de ese magistrado.

20 novi embr e 1918.

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JUSTICIA

La justicia será administrada sin remedio, cualquiera sea la clase o condición del delincuente. Si aún queda alguno mezclado entre nosotros, que no abrigue sentimientos de honor, patriotismo y humanidad, que huya lejos del Ejérci-to que deshonra y en el que será desde hoy escrupulosa-mente perseguido. Que tiemblen, pues, los malévolos y que estén todos persuadidos que la inflexible vara de la justi-cia puesta en mi mano castigará los excesos en la persona que se encuentre. Nadie será exceptuado y en caso cual-quiera, sin distinción alguna, se repetirá la triste escena que se va a presentar al público para temible escarmiento y ver-güenza dos los malvados. (Había ordenado la ejecución de tres ladrones, asesinos y violadores de mujeres).

Baad, desde El Quebracho. 1 diciembre 1011.

Un decidido amor hacia mi patria me inspira no ser indiferente a una justa increpación contra ella y siendo de-ber suyo ser sensible al mérito de sus servidores, con gran razón el ciruiano don Cornelio Enilman podría calificarla de ingrata. Yo lo he visto acompañar desde el principio a nuestro Ejército, ejerciendo en él su facultad hasta la ac-ción de Las Piedras. El era el único que hasta entonces tuvi-mos y sin embargo ahora lo veo removido de su empleo y en su lugar colocado a otro, que sea cual fuere su mérito, nunca será bastante a disculpar remoción de aquel, cuando nada puede asignarse contra él.

A la Justa Gaüeraativa. 20 Sullo 1011.

He dado las mayores pruebas de mi odio al crimen y jamás me perdonaría dejar impunes esas atrocidades si fue-

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sen cometidas por los que se hallan a mis órdenes. Examine esa villa de Concepción del Uruguay las circunstancias y los pr incipios de esos fatales acontecimientos; yo soy seguro reconocerán en alguna gente suelta que no depende de mi y pr incipalmente en los por tugueses, la mano que los r ige...

A ~~ Pla^ ss d" .awra uu.

Era un deber mío no ser indiferente a los informes que me llegaban contra Ud. diar iamente. Mi representación me impuso aquella ley, pero ahora está Ud. per fectamente vin-dicado y yo muy lleno de gozo viendo restablecida la buena opinión de Ud.

Viva seguro de este concepto y juzgue mis determina-ciones anter iores por el mismo pr incipio en que se halló siempre garantida la restitución de su honor . Yo, adminis-trador de la Justicia, sólo ella puede ser mi regla.

A HorMrdo P6rei' P~ M~ 1814.

Acompaño a Ud. la representación y documentos del ciu-dadano Juan Velasco, natural, de.Canelón, contra su padre Ambrosio Velasco, por la herencia que éste ha usurpado a todos sus hijos y pareciéndome no tener más derechos que a los gananciales habidos con su trabajo en el pr imer mátr i-monio, se procederá inmediatamente a este escrutinio, obran-do justicia y repar tiendo los demás intereses en todos sus hijos. (había fallecido la pr imera mujer de Velasco)

AI eawtdo da Monte~ n ~~ 1415-

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LIBERTAD

Uni ón, compat r i ot as y est ad segur os de l a v i ct or i a. convocado a t odos l os pat r i ot as car act er i zados de ña y t odos, t odos, se of r ecen con sus per sonas y bi enes cont r i bui r a l a def ensa de nuest r a j ust a causa. A sa, compat r i ot as, que el t r i unf o es nuest r o; vencer sea nuest r a c i f r a y t i embl en esos t i r anos de haber vuest r o enoj o, s i n adver t i r que l os amer i canos del di spuest os a def ender su pat r i a y a mor i r ant es con que vi v i r con i gnomi ni a en af r ent oso caut i ver i o.

~adea. pl ~, l l aba11 1111.

E1 ejército marcha a dar libertad a los habitantes del suelo que pisa, objeto de que no puede prescindir el Go-bierno, cualesquiera que sean las proposiciones que se les dirijan.

Al bu~ da capa Ello. m ~7» el¡-

Prevengo a Ud. que don Celedonio Escalada pasa con comisión de desarmar a los vecinos que se hallen con armas. Un paso tan violento da el golpe más cruel a quien sólo las posee para sostener lo más sagrado que hay en el hombre y creo lo reprobará Ud. haciendo que de ningún modo, bajo pretexto alguno se ejecute, para cuya resistencia responderá y hará responder que habiéndome proclamado su General en jefe no pueden respetar otras órdenes que las mías. La libertad en peligro, debe empeñar a quien sinceramente juró morir defendiéndola. Respetamos nuestro ser cuando obra-mos con carácter.

Al ca~ ~~10 carrann. al 0~ &al¡.

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El Gobi er no de B. Ai r es abandóná est a Banda a sor ant i guo, per o el l a enar bol a a mi s ór denes el conser vador de l a l i ber t ad. Sí ganme cuant o gust en suposi c i ón de que j amás ceder é.

A don Mar l am Vega. 71 oc: nbr e 1011.

No quiero que persona alguna venga forzada, todas voluntariamente, deben empeñarse en su libertad; quien no lo quiera, deseará permanecer esclavo. En cuanto a las fami-lias, siento infinito no se hallen los medios de poderlas con-tener en sus casas: un mundo entero me sigue; retarda mis marchas; yo me veré cada día más lleno de obstáculos para obrar; ellas me han venido a encontrar, dé otro modo, yo no los habría admitido. Por estos motivos, encargo a usted que se empeñe en que no salga familia alguna; aconséjelas que será imposible seguirnos, que llegarán casos en que nos veremos precisados a no poderlas escoltar y será peor verse desamparadas en algunos parajes porque nadie podrá valer-las; pero si no se convencen por estas razones, déjelas Ud. que obren como gusten.

A doa Manuel Vega 9 ~~re 1011.

Mantengamos la mejor confraternidad y dando un éen-tro a nuestras idéas,'fijémoslas en la patria. Sus días calami-tosos reclaman nuestras energías; ella nos distingue, ella nos decide a perecer antes de que el oprobio y la vergüenza marquen la época de nuestros días y ella, haciéndonos pres-cindir de todo lo más, nos pondrá en las manos el medio de dar el más brillante triunfo a la libertad.

A1 Gobernador de Corrientes 11 mviembre 1011.

En muy poco tiempo, se vió un Ejército nuevo, cuya sola divisa era la libertad.

a la a~ del raregnny. 7 diciembre 1811-

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Yo t uve l a sat i sf acci ón de of r ecer al gobi er no nos Ai r es, que l l evar í a el est andar t e de l a l i ber t ad l os mur os de Mont evi deo, s i empr e que se concedi ese ci udadanos, auxi l i o de muni c i ones y di ner o.

A la Junta del Paraguay. 7 diciembre 1811.

Determinados los orientales a no permitir jamás que su suelo sea entregado impunemente a un extranjero, destinan todos los instantes a reiterar la protesta de no dejar las armas hasta que él no haya evacuado el país.

A lo Junta dol Paraguay. 7 diGambra 1811.

Reducidos por una reunión de circunstancias, a esperar-lo todo, sólo de nosotros mismos, la más perfecta unión es lo único que debe caracterizarnos: al penetrante grito de la patria, todos debemos ser uno y fijándonos solamente en salvarla, nada capaz de arredrarnos puede presentarse a nuestros ojos. La causa es justa, no lo dudamos y por más que mil incidentes se opongan a nuestra digna resolución, debemos seguirla hasta el extremo. 'Si de una parte, nos son negados auxilios, debemos conoéer que siendo preciso no sofocar nuestras ideas, en nuestras manos está conservar el trono de la libertad y si una vez lo abandonamos, no volveremos a tener la misma proporción, quedándonos sólo el triste recuerdo de haber obrado como hombres libres.

Al Gobiemo de la» Provlaeias Unida« del níu de la Plata. 14 dielenmbre 1811.

Es un cuadr o capaz de compr omet er l a humani dad t a el exceso. La mi ser i a no se ha separ ado de sus de el pr i nci pi o, t odo se ha r euni do par a at or ment ar l es dest i nado a ser espect ador de sus padeci mi ent os, no ya con qué socor r er l es. No se pueden expr esar l as dades que t odos padecen expuest os a l a mayor i ncl emenci a. Sus mi embr os desnudos se dej an ver por t odas par t es poncho hecho pedazos, l i ado a l a c i nt ur a es t odo el

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de l os br avos or i ent al es; mi l veces he separ ado mi un cuadr o t an const er nant e; he r ecur r i do a l a f uer za su r esi gnaci ón i mpone l a l ey de l a t er nur a y es pr eci so der . He si do t est i go de l as más t r i s t es expr esi ones ci ones. La pi edad, l a compasi ón sobr an par a exi gi r pr ont o auxi l i o en f avor de unos her manos que compr an l i ber t ad a pr eci o de i nf el i c i dades. La gl or i a de l a socor r er a t an i l ust r es def ensor es.

Al Goblanno da lao Pro~aa. 24 ~:0 1812.

Nada habr á capaz de hacer nos var i ar ; l as peor es cunst anci as, el mundo ent er o empeñado en combi nar se que l os or i ent al es abandonen el t r ono de su l i ber t ad, capaz de separ ar l os de su pr i mer sent i mi ent o. Su august a voz t r onar á s i empr e en t or no a nosot r os, avi sándonos sól o el l a puede pr esent ar al hombr e, l a gr andeza que pr opi a.

El honor , l a j ust i c i a, t odo nos gr i t a que naci mos Li ber t ad, t ú nos dar ás l os t r i unf os y aun al dej ar t r a sangr e, al zar án t u mano august a y nos pr esent ar án

l aur el que t ant o amamos!Al Gobernador da Corria~a. u anem 1812..

No ha habido modo de decidirlas a que dejen de seguir a este Ejército. Ellas llegaron hasta el exceso de ofrecerme sus vidas, formando entre los soldados, antes que resolverse a abandonar a sus padres, hermanos, esposos, precisamen-te en la circunstancias en que el afecto y el amor a su libertad, daban la señal de marchar a prepararles sus anti-guos hogares con el precio de su sangre. Yo no he podido contenerlas y la mayor parte de ellas han repasado ya el Uruguay. No hay remedio; seguirán con nosotros, pero lo repito que nada influirán en las operaciones a que estoy determinado, ni la menor consideración hacia ellas será ca-paz de entorpecerlas, ni quitarles un solo ápice de actividad.

A1 GOb. de lsa ~viod—. 10 abril 1812.

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Todo está todavía en mi mano, y penetrado el sistema santo, derramada tanta sangre por él, vueltos todos pobres, y llenos de trabajos para implantarlo, es preciso no permi-tamos que tantas pérdidas y desvelos se prodiguen sólo para sostener una tiranía nueva. Yo voy a continuar mis sacrificios, pero por la libertad.

A don T~ García de Zúñiga. 20 diciembre 1812.

Yo est oy ya deci di do: pr opender é s i empr e a l os t r i un-f os de l a ver dader a l i ber t ad. La r azón y l a j ust i c i a nar án mi pr oceder .

A la Junta del Paraguay. 20 detembro 1812.

La cuestión es sólo entre la libertad y el despotismo; nuestros opresores, no por su patria, sólo por serlos, forman el objeto de nuestro odio.

' A1 General S~as. 25 diciembre 1512.

Ci udadanos: hacer nos r espet abl es es l a gar ant í a t r uct i bl e de vuest r os af anes par a conser var l a l i ber t ad.

A la Asamblea de la Provlnda Oriental. 5 ebria 1813-

Nuest r a hi st or i a es l a de l os hér oes. El car áct er t ant e y sost eni do que hemos ost ent ado, anunci ó al l a época de l a gr andeza. Ceni za y r ui na, sangr e y c i ón, ved ahí el cuadr o de l a Banda Or i ent al y el cost oso de su r egener aci ón. Por el l a es puebl o l i br e.

A 4 Asamblea da la Provinela Orlontal. 5 abril 1813.

Los di put ados pr est ar án su at enci ón, honor y f i del i dad a t odo cuant o cr ean o j uzguen necesar i o par a asegur ar est a Pr ovi nci a l as vent aj as de l a l i ber t ad y mant ener un gobi er no l i br e, i nspi r ado en l a pi edad, j ust i c i a, c i ón, t empl anza, i ndust r i a y f r ugal i dad.

Imtrneciomoe da 1813.

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Yo cont i nuar é s i empr e en mi s f at i gas par a l a l i ber t ad y gr andeza de est e puebl o. La ener gí a' ni vel ar á sus ul t er i or es hast a su consol i daci ón y en medi o de l os r es apur os no me pr ost i t ui r é j amás. Li ber t ad, i gual dad, gur i dad, son nuest r os vot os; l i ber t ad, i gual dad, segur i dad, ser án nuest r os di gnos f r ut os. Cor onar án nuest r o af án i nmor t al Pr ovi nci a nos r et or nar á sus ef usi ones, di r i gi éndo-sel os nosot r os con i gual mot i vo.

AI Gablerno del Paraguay. 17 abril 1817.

Las bases de l a l i ber t ad, no me par ecen más r espet a-bl es que l os medi os par a su segur i dad.

Al General aondeau. 17 abril 1819.

La Provincia Oriental está alarmada contra el despo-tismo: si sus prosélitos se han multiplicado, ella no es me-nos libre.

Sería muy ridículo que no mirando por sí, prodigase su sangre frente a Montevideo, y mafiana ofreciese a otro nue-vo cetro de hierro, el laurel mismo que va a tomar de sobre sus murallas. La Provincia Oriental no pelea por el resta-blecimiento de la tiranía en Buenos Aires.

Inafruccimres a Larreflaga. 99 juAio 1819.

Inflámese de nuevo el primer entusiasmo de la revo-lución. Bullan todas aquellas virtudes sublimes y que re-nazca en los ciudadanos la energía que en todas partes ha' acompafiado al grito santo de la libertad.

Al Cabildo de Cerriealm 99 marro 1814.

Me veo en glandes aprietos porque todo el mundo vie-ne contra mi. Los amigos me han faltado en el mejor tiem-po y yo he dé sostener la libertad y la independencia de mi persona hasta morir.

A Feaye aire. 19 sellembre 1814.

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Yo he ordenado en todos los pueblos .libres de aquella opresión, que se levante una bandera igual a la de mi cúar-tel general: blanca en medio, azul en los extremos y en medio de éstos unos listones colorados, signo de la distin-ción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la repú-blica, de la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia. Así lo han jurado estos beneméritos solda-dos en tres de enero del presente año, después que se cre-yeron asegurados para ver respetables sus virtuosos esfuer-zos. Ellos subsisten y subsistirán mientras haya tiranos que superar. Nada les es más difícil que sobrellevar esa ignomi-nia y creo que los déspotas no se gloriarán sino sobre sus cadáveres. Tal ha sido la grandeza de nuestro carácter y ella debe empeñar a los demás como patriotas, a mantenerse con dignidad, si no queremos que la posteridad llore nues-tra debilidad y retiro, como hoy debemos lamentarnos de la inacción de nuestros mayores.

Al Gobernado: de Corrientes. 4 tebrero 1115.

Por un favor del cielo, he sido llamado al mando de las Misiones para libertar los 7 pueblos de esta Banda, del tiránico dominio, bajo el cual han estado quince arios gi-miendo estos infelices indios. Se os acerca y alumbra ya la hermosa luz de la libertad; sacudid ese yugo que oprimía vuestros pueblos; descansad en el seno de mis armas, segu-ros de mi protección; yo vengo a ampararos, a buscaros por-que sois mis semejantes y mis hermanos.

Proclama a loa indios de Misiones. 17 marzo 1815.

Hast a el pr esent e yo no he hecho más que cumpl i r l os deber es de un buen ci udadano empeñando l os esf uer zos que han est ado a mi al cance par a ver a l a Pr ovi nci a de t i r anos. Al l anado gl or i osament e est e paso er a de dad t ocar t odos l os r esor t es que af i anzasen en l o

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el triunfo de la libertad. Por lo mismo, he continuado mis afanes en pro de las provincias vecinas, creyendo adelan-tar con este suceso la inviolabilidad ulterior de nuestros, derechos.

Al Cabildo do Monlevldoo. SS merco 1819_

Mi s t r opas sol ament e obr ar án cuando t engan que con-t r ar r est ar t i r anos.

Al Director Aivues Tbomas. 8 obra 1815..

El t r i unf o de l a l i ber t ad es señal ado en t odos l os t os y ya no di st a ese dí a gr ande de ver ent r e ot r os nacer l a paz, l a buena ar moní a y l a f el i c i dad.

A Soné Da su" . 9 abril 1919..

Desde lo alto de esos muros de Montevideo que sostu-vieron antes el poder indigno de los déspotas, se ostente el solio augusto de la libertad, rodeada de toda su grandeza y esplendor y de las demás virtudes de los héroes de que fue constante creadora en todos los tiempos y que en dos días de gloria que se nos destinan, sean los padres de la patria los primeros en coronarse.

A1 Cabildo de Montevideo. 9 mayo 1815_

Vendrá tiempo en que debamos hacer ostentación de nuestra grandeza y que las armas orientales no se rindan a los tiranos, ni a los enemigos de nuestra libertad.

.Al Comandante de Mutoases. Andrés Artigaa. 15 junio 1815.

Deje Ud. que hablen y prediquen contra mi. Esto ya sabe que existía aun entre los que me conocían, cuanto más entre los que no me conocen. Mis operaciones son más poderosas que sus palabras y a pesar de suponerme el hom-bre más criminal, yo no haré más que proporcionar a los

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hombrse, los medios de su felicidad y desterrar de ellos aquella ignorancia que les hacía sufrir el más pesado yugo de la tiranía. Seamos libres y serenos felices.

A Andrés Artigaa. 27 agosto 1815.

Todo tirano tiembla y enmudece al marchar magestuo-so de los hombres libres.

Al Cabildo de Moattevideo. Se oetebre 1815.

Act i ve sus pr ovi denci as par a est abl ecer l a ser eni dad l os dí as al egr es. La esper a desengañar á al puebl o que convul s i ones, l ej os de f i j ar l a l i ber t ad, l a dest r uyen.

Al Ca~o da Montevideo. 29 octubre 1815.

Mi s medi das est án ya t i r adas, y el or i ent e har á t ar su l i ber t ad con pesar de sus enemi gos. Lo que es l a ener gí a de l os magi st r ados par a un f i n t an di gno que ese Cabi l do, penet r ado de l a f at al i dad que nos en cual qui er moment o desgr aci ado di r i j a sus esf uer zos coadyuvar a que t odos sean gl or i osos. La deci s i ón me y f i r me en t odos l os or i ent al es. Su geni o magnáni mo guer r er o sól o necesi t a di r ecci ón y conf i anza. Yo por par t e l a he j ur ado ant e l as ar as de l a Pat r i a. Yo mi s pr ovi denci as de pr ecauci ón y t odo l o que pueda bui r a f i j ar una época gl or i osa.

Al Cabildo de MDWOVidM. 12 mero 1816.

Con libertad, no ofendo ni temo. ^g~lss~n--

L~e de Allegas para el apeado de la Pro~ Or~. Véase el folleto de 1810 qua oontieae la "Oraefám Imugu-

ral de la Blbliotoca Pública—, por D~ La~ag-.

Quer i endo ser l i br es, l a mul t i pl i c i dad de enemi gos ser vi r á par a r edobl ar nuest r as gl or i as. Los or i ent al es desaf i ar l os pel i gr os y super ar l os.

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Por más que las complicaciones aumenten, nada temo tanto como que se acabe la moderación y que tengamos que batirnos unos a otros. A1 menos, si Buenos Aires no cambia de proyecto, ni podré ser indiferente a sus hostilidades y sin desatender a Portugal, yo sabré castigar .la osadía de éste y contener la imprudencia de aquella.

A1 Cabildo de Monlevideo. 6 junio 1916.

Mi const anci a y mi i nocenci a me pr esent ar án del ant e del mundo con t oda l a gr andeza y l a j ust i c i a deseabl es. l i ber t ad es y ser á et er nament e el obj et o de mi s f at i gas. s i st ema ador abl e de l os puebl os r egl a mi honor . El l os l ar án mi conduct a sucesi va j unt o a mi def ensa pr opi a. no puedo per sci ndi r ni debo, de est a , úl t i ma ci r cunst anci a f r ent e de un puebl o i gual ment e sacr i f i cado y ul t r aj ado; ul t r aj e r ef l uye t ambi én sobr e el s i st ema y nuest r o r eci be el mi smo vej amen. Todos mi s desvel os se f i j ar án r a en l l enar est e obj et o. Si mi moder aci ón ant er i or l uó de debi l i dad, ahor a se ver á el desengaño.

A luan 1. Paseo ¡rento a decisiones de H. Alces ceniza Aritgas. 19 diclambre 1116.

Es propio de los libres, preferir siempre la gloria a la ignominia y ese Cabildo debe estar seguro que un carácter sostenido no cederá fácilmente a la bajeza. Por fortuna el. estado de nuestras armas no es tan deplorable para que seamos reputados como el juguete de la fortuna. Todo debe esperarse de la energía de los orientales y de su denuedo por el sostén de la libertad.

A1 Cabildo de Montevideo. 19 dieiembav 1616.

La inacción no nos ha de salvar, ni la ronca voz de la libertad en la lobreguez de los momentos o en medio de los poblados. La fuerza armada en campaña es quien ha de operar sobre el enemigo y aterrarlo.

A1 Calildo de Corrieales. 22 enero 1011-

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Es preciso que hallemos en nuestra energía el mejor sostén y que la decisión sea el mejor apoyo, aun en los últi-mos apuros. Aun no hemos empeñado la guerra de recursos. Es visto que ella intimidará al enemigo, más que guerra armada.

Al Cabi l do do Cor r i enl ea. 12

Gloria a los libres de Oriente que supieron triunfar so-bre los tiranos. Felicito a ese Cabildo y demás conciudada-nos por los honores del triunfo. E1 coronará las sienes de los libres, si con la misma eficacia, todos somos empeñados en la persecución de los tiranos.

A1 Cabildo de Corrientes. 9 enero 1818.

He r eci bi do con j úbi l o expl i cabl e vuest r a honor abl e comuni caci ón dat ada en 18 del cor r i ent e. El l a i ndi ca ese benemér i t o puebl o r ecuper ó sus der echos y af i anzó l i ber t ad cont r a el poder de l os t i r anos. Conser var l a, deber y t engo especi al compl acenci a en of er t ar a t an t abl e cor por aci ón l a vehemenci a de mi s vot os por un t an di gno.

Al Cabildo de Buenos Aíres 22 abril 1818.

Es preciso que ahora, más que nunca, se redoble la energía y estén ustedes con cuatro ojos al ver venir las co-sas. Los momentos aun no son apurados. Da tiempo el pro-yecto de invasión para tomar providencias, pero nunca está demás la precaución. No me guarden indulgencia con na-die; al que ande maleando, remítanmelo por acá. Entretanto voy apurando las medidas para el logro de un plan que con-tenga vigorosamente los esfuerzos del enemigo y acaso nos de la gloria sobre sus ruinas.

A1 Cofnandanle Rivera. 1816.

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No es combinable con los intereses europeos, nuestra existencia política. Por lo mismo, es un empeño obstinado contra el sistema y éste se ha formalizado con las armas, con la guerra y con la destrucción de.los tiranos. Sin ella, son infructuosos nuestros sacrificios y nunca deben sernos tan agradables que cuando marchamos a redoblarlos contra un extranjero siempre envidioso de nuestra felicidad y em-peñado siempre en nuestra ruina.

Al Cabido de Corriontm I6 junto lais.

Nada ha podi do Buenos Ai r es cont r a el i nf el i z de Sant a Fe, aun apur ándol o en l os moment os más cr í t i cos en que no hemos podi do socor r er l o opor t unament e. Tal car áct er de un puebl o que ama su l i ber t ad y est á ansi oso de sost ener sus der echos. Est a es una l ecci ón pr áct i ca mant e par a l os puebl os con enemi gos y deci di dos a ner se.

A a~1 s~m z e~o 1116.

Yo he presentido el disgusto con que marchan las tro-pas de la Provincia de Corrientes y en mis filas no quiero hombres que teman el peligro. Los hombres que tengo el honor de mandar pelean por su libertad y prodigan sus sacrificios hasta asegurar los intereses de estas provincias. En consecuencia, los hombres que me siguen deben ser vo-luntarios y toda operación que no parta de este principio es para mí desagradable. Sin embargo eso no obsta para que Corrientes cuente siempre con mis esfuerzos y pro-tección.

Al C8~ do e~~&. u g~ las.

El gi r o de l a r evol uci ón debe medi r se por el de cesos. A1 f r ent e de vosot r os, en sei s años de t r abaj os, acr edi t ado suf i c i ent ement e mi amor al paí s y a l os sagr ados

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intereses de nuestra libertad. Por ello, hemos combatido a los enemigos exteriores e interiores y en medio de las graves complicacions, el triunfo siempre se decidió por la justicia.

A los Pueblos de la Confederación. 16 ~viembre 1016.

Mi decisión por la libertad de los pueblos, será siem-pre superior a todos los contrastes.

Al Cablldu de Sanan re. 19 mayo 1019.

Para mí, nada es tan obvio como dejar a los pueblos en su libre elección y si ellos creen asegurada su suerte sólo con promesas, celebraré que el tiempo ponga término al desengaño sobre tanta perfidia.

Al Cabude de ~~lea. 21 mayo 1619.

Cuando r epasé el Ur uguay, f ue, compel i do por mi s mi gos. Ya habí a pr eveni do est e caso como posi bl e, r esol uci ón de buscar hombr es l i br es par a coadyuvar esf uer zos. Est e es t odo mi deseo y por l l enar l o, no Ud. est ar án pr ont as mi s t r opas y l as demás que t engan ot r as Pr ovi nci as de l a Li ga, l uego que se pr esent e enemi go con al guna par t i da en obser vaci ón de l as cost as que l as cr eo expuest as.

A1 Jefe do las fuerces de Enim ~. Commufaafs ~rdo Ló~. 20 fob»ro 1020.

Todo es precario y nunca veo más expuesta la libertad de América que cuando es librada a los esfuerzos de Bue-nos Aires.

A1 Coronel Juan B. Bustos. 26 marro 1020.

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MORAL

En virtud del cargo que me hace por mi retirada de este campamento de Batoví, siento muy propio de ni¡ honor y de mi obligación elevar los motivos que me violentaron a salir de la guardia. Se frustaron mis ardientísimos deseos de defender al Estado cuando observé la estrecha comunicación que tenía con el enemigo el Cte. de aquel puesto, <ton Félix Gómez a quien no pude menos que decirle que no hacía bien. en mantener correspondencia con el portugués, nuestro ene-migo y que seguramente nos hallábamos expuestos a una invasión suya; nada logré y me vi en la dura precisión de dirigirme a Cerro Largo recibiendo en el camino la infausta nueva de que el enemigo tomó posesión de esa guardia."

. A1 Vi r r ey Del Pi no. 11 agos10 1801.

"Si no puedo blasonar de ser tan militar como el Coro-nel Rocamora, al menos sin jactancia afirmaré que tengo más nociones de campo que a él le asisten."

Al Gobernador Ruiz Huidobro. 7 xIub. 1804.

Nada importa mi persona cuando está de por medio la felicidad de la Patria y he considerado más bien el sufrir los insultos que aquel (Sargento Mayor Miguel Soler) ha hecho a mi carácter que dar lugar a una división que produ-ciría efectos muy contrarios de los que con tanto esfuerzo solicitamos.

AI Grel. Monual Belgrano. ll abril 1811.

Sost ener l os hombr es el pr i mer vot o de sus cor azones es l o que da di gni dad a sus obr as.

A don Marino Vega. 19 noviembre 1011-

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Es mej or hacer de l os mal os, buenos, que cast i gar l os no s i éndome posi bl e l a pr áct i ca de ese pr i nci pi o en par aj e donde debí a t emer l a i nf l uenci a de sus cr í menes, cr eo que ese Gobi er no t endr á mej or pr opor ci ón de hacer l o ent r ar en ' su deber . ( Se t r at a del Comandant e Ramón nández a7 que l e da el pase par a el Gobi er no de B. por su r ei t er ada i nconduct a) .

21 ener o 1112.

La causa de la Humanidad es la nuestra.

Al Coroael "vén. 2 febmo 1812.

Cuando obr a el hombr e en obsequi o de sus sent i mi ent os, yo cr eo ver en él al ost ent aci ón de l as v i r t udes t odas.

AI Goblarm de H. Aires 21 febrero 1112.

Por un olvido natural no había participado .el reclamo del 1% To hecho por e1 señor Teniente Coronel Ventura Vás-quez por la conducción de veinte mil pesos con que ese Go-bierno se dignó socorrer este ejército. Yo le hice percibir el todo de lo que reclamaba, pero siempre con la mayor repugnancia porque el grande objeto de aquel socorro me hacía doloroso el menor cercén y no podía persuadirme de-biese ser extraído de él, ese porcentaje. Yo lo comunico para que tenga la dignación de deliberar sobre el particular para remediarlo y que me sirva de regla en lo-sucesivo.

Al Gobierno ds las Provincias Unidas dol Río de la Plata. 19 abra 1112.

¿No bastó haber estado todo en mis manos y devolver-lo todo?

Al Dr. Paso. 28 dinlealbre 1812.

No hay circunstancia capaz de reducirme a variar de opinión. Esclavo de mi grandeza, sabré llevarla a cabo domi-nado siempre de mi justicia y razón. Podrán arrancarme la

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vida, pero no envilecerme. El honor ha formado siempre mí carácter. El reglará mis pasos.

Al Gem:el Sarrefea, 11 febrero 1873.

A cuánto arrastra al iniquidad de los hombres!JV Manael de Sar r al ee. 17 f ebr er o 1813.

Ciudadános: la energía es el recurso de -las almas grandes.

A la 1Vambba de la Provlaeia Orlwtai. b abra 1913.

La f uer za s i empr e i mpone, no sól o al f acci oso, s i no t odos, por que no es t an común como par ece en l a v i r t ud, ener gí a suf i c i ent e par a ost ent ar l a del ant e de l as bayonet as.

A1 Geaorol Roadeau. 14 mero 1814.

Mi honr adez es super i or a l os cont r ast es.

Al marqués de Alegrete. 4 aovtaabze 181

Es pr opi o de l as al mas gr andes obr ar en j ust i c i a. más que el gobi er no de Buenos Ai r es i ncr epe nuest r a duct a, me acompaña l a sat i sf acci ón de que nuest r as r esal t an y que nos sobr a car áct er par a hacer l as r espet abl es al mundo ent er o.

A1 ~qué& de Al"~; Cuartel General. 23 aoViem~ 1814.

No es mi áni mo der r amar l a sangr e pr eci osa dé amer i canos, per o l as c i r cunst anci as nos han est r echado t al modo que debemos hacer r espet abl e nuest r a j ust i c i a, deseamos que el l a t r i unf e. Est o mi smo conoci ó el Coman-dant e Genar o Per ugor r í a y penet r ado de su cr i men, j os de acobar dar se en el úl t i mo supl i c i o l o conf esó ment e y ani mó l os sol dados de l a l i ber t ad par a que Bu si st ema const ant ement e y escar ment asen en su per sona,

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para no ser infieles a -su patria. Los demás oficiales como inocentes han regresado a sus hogares. Este ejemplo servirá de norma a los demás.

A Juan B. Méndez, Sargento Mayor da Corrientes. 15 enero 1815.

Si don Angel Fernández Blanco es justo, volverá al seno de su casa y familia: si no, debe dar cuenta de su compor-tamiento. Es de necesidad que se apersone aquí para recon-venirle, por lo mismo, de su indolencia, siendo nuestro obje-to preparar a la posteridad, todo el bien estable.

A Juan B. Méndez, Sargento Mayor de corrientes, 15 euro 1815.

Par a que t r i unf e l a j ust i c i a, se ha de cast i gar y pr emi ar l a v i r t ud.

Al Cabildo'de Corrientes. 20 enero 1815.

Yo no tengo enemigos, sino los que se oponen a la feli-cidad pública.

A Juan 8. Méndez. 21 febrero 1815.

Recor demos l o pasado, ansi osos del bi en f ut ur o.

71 José Da Silva. 10 abra 1815.

La post er i dad sól o podr á di sf r ut ar dedos benéf i cos t os ( l e nuest r os br azos af anosos y l a pequeña por ci ón at r aso gener al dej a en nosot r os aument a en gl or i a nos r ebaj a en t r anqui l i dad, dej ando al f i n, a nuest r os en nuest r os sepul cr os el sant uar i o dónde deban ador ar v i r t udes cí v i cas cr eador as de l as dul zur as que l os ñar án desde su cuna vent ur osa.

Al muy benemérito pueblo do B. Airee. 20 abril 1815.

Formalice sin pérdida de tiempo, los esclarecimientos competentes, trasmitiéndose seguidamente. lo que resulte;

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bi en par a sat i sf acer l a j ust i c i a públ i ca con el cast i go s i son del i ncuent es, bi en par a sat i sf acer debi dament e nor de esos i ndi v i duos, en el caso cont r ar i o, debi endo ser vi r de guí a a ese Cabi l do en l bs casos que ul t er i or ment e puedan ocur r i r .

A1 Cabildo de Monlerideo. 13 jume 1115.

Pero, mi amigo, qué quiere Ud. un hombre como yo que jamás ha hecho otra cosa que defender los sagrados dere-chos de ni¡ Provincia y de la noche a la mañana me veo cercado de enemigos, sin más motivo que el dicho. No obs-tante, yo siempre soy el mismo. Nunca desmentiré mis senti-mientos de mis principios y así, serene Ud. Soy su amigo y no dude un instante de la amistad antigua y mande en cuanto guste a su afectísimo amigo.

A ~onio Pereira. Pa:aná. 1? mayo 1515.

Si ent o ver con esos gr i l l os a hombr es que han pel eado y pasado t r abaj os por l a Causa. El Gobi er no de Buenos r es, me l os manda a ust edes par a que l os f usi l e, per o, no veo l os mot i vos. Aquí me di ce ( señal ando el papel t ení a en l a mano) , que ust edes me han hecho l a guer r a, per o yo sé que ust edes no son l os que t i enen l a cul pa, l os que l a han decl ar ado y me l l aman i xai dor y asesi no l os bandos y gacet as, por que def i endo l os der echos or i ent al es y de l as ot r as pr ovi nci as que me han pedi do pr ot ecci ón.

Si es que ustedes me han hecho la guerra, lo mismo hacen mis jefes y oficiales, obedeciendo lo que yo les man-de, como habrán obedecido ustedes lo que sus superiores les mandaron; y si hay otras causas, yo no tengo nada que ver con eso ni soy verdugo del gobierno de Buenos Airea

Al Mayor ~~ Díaz Y oboe jefor en PaysendV. 15 juníolalR

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No es tiempo de fomentar rivalidades que apaguen el amor a la Patria y el amor a la causa pública. Tan malo es condenar al inocente como absolver al culpable. Yo deseo que triunfe la justicia, que los delitos no queden impunes. La resolución, es cualidad de las almas grandes y la justi-cia quien la dirige al mejor fin. Seamos inflexibles con este deber y seremos felices.

Al Gobernador de Wilieutee. luso 1515.

Yo me gl or i o de l a moder aci ón con que me he condu-ci do en medi o dé l os f uer t es cont r ast es y de l os af anes he pr odi gado en obsequi o de l a l i ber t ad.

AI Dirautor del ~femo de 8. Abras. don igaeoto Jlverm. 10 I~ 1115.

Acaba de avi sar me mi f ami l i a l a gener osi dad con ese- Cabi l do se ha f r anqueado en su obsequi o, pr opor ci onán-dol e casa al haj ada, enseñanza a mi hi j o José Mar í a sos mensual es par a socor r o de' sus necesi dades.

Doy las gracias por tan loable recuerdo. Sin embargo yo conozco mejor que nadie las urgencias y necesidades de la Provincia y sin hacer una traición ala nobleza de mis sentimientos, jamás podría consentir en esa exorbitancia. Por lo mismo, ordeno con esta fecha a mi mujer y suegra que admitan solamente la educación que ese Cabildo propor-ciona a dicho hijo; que ellas pasen a vivir a su casa y sola-mente reciban 50 pesos mensuales para su subsistencia. Aun esta erogación, créamelo ese Cabildo hubiera ahorrado a nuestro Estado naciente, si mis facultades abastasen a sos-tener aquella obligación. Pero no ignora mi indigencia y en obsequio de mi Patria, ella me empeña a ser generoso igual-mnte que agradecido.

A1 cabuao de ~eeweo. pa~a. 51 Iulío 1515.

E1 pr ont o cast i go es el mej or f r eno par a cont ener del i ncuent es.

Al cabude de nenle~ 1 a~ MU.

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De t odbs sed ami gos, s i nadi e os pr ovoca y sed de dos enemi gos, s i os qui er en opr i mi r .

proolema a las tropas de nil '^ . 28 seuembra IBl5.

Su carta se hace tanto más apreciable cuanto manifies-ta la prudencia que ha habido por nuestra parte, proponiendo la paz antes de empeñar la guerra. Por lo mismo, la justi-cia triunfa y nuestrqs afanes van coronados de laureles.

A Andrés Anigas. Comandante de D&Uiwlea. 28 setiembre 1815.

No i gnor a l as veces que nos han engañado, por l o s i empr e es pr eci so uni r l a gener osi dad a l a caut el a.

A Andrés Artiga0. Comandarle de ~onn, 7 octubn 1815.

Los ci udadanos y l os magi st r ados conocer án que l a l uci ón no aut or i za cr í menes y que en medi o de l os cont r as-t es como en l a t r anqui l i dad, l os hombr es deben ser v i r t uosos.

A Remón de la piedra. I8 octubre 1815.

Guar do sobr e l os f ondos de l a Pr ovi nci a t ant a escr upu-l osi dad, que hast a l a f echa no he r eci bi do un sol o cent avo que no haya si do por conduct o o conoci mi ent o del Gobi er no.

Al Cabildo de X.Wevidoo. e .viembre 1815.

Agradezco la fineza de los 48 partidos de yerba que Ud. me remite. Las carretas en que fueron conducidos están imposibilitadas de volver, por la flacura de los bueyes. Yo las necesito. Dígame a quien pertenecen si son de ese pue-blo o pertenecen al Estado. De cualquier modo avíseme su valor para satisfacerlo.

Al Cte. Andrés Artigaa. 22 noviembre 1815.

El honor exige ver resplandeciente la justicia y a la presencia del reclamo de los infelices, no dejar sin examen la aplicación de las leyes.

Al Cabildo de Montevideo. Diciembre 1815.

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Es preciso que los hombres vean que se castigan los delitos para que entren en la sociedad por la carrera del honor.

Al Delegado Miguel Barreiro. 8 diciembre 1115.

El que sea malo, que lo pague. Si quieren autorizar sus excesos con mi nombre, ya he dicho que mi honradez no . abriga delitos. Que muestren mis órdenes o mis oficios y ellos servirán de acusación o de resguardo a sus operacio-nes; sin ellos, todas son voces al viento y conviene reme-diar esos males para que la unión ponga el sello a otros trabajos.

Al Comandante Rivera. 1815.

Alada tenemos que esperar sino de nosotros mismos.

A Guara., 5 febrero 1818.

El tiempo será el mejor testigo y él admirará cierta-mente la conducta del Jefe de los Orientales.

A óüemes, 5 febrero 1818.

Es super f l uo que empl eemos l o pr eci oso del t i empo - cuest i ones i nút i l es. Los t í t ul os son l os f ant asmas Est ados y obr a a est a i l ust r e Cor por aci ón t ener l a de sost ener su l i ber t ad sobr e el segur o de sus der echos. Est e r asgo es super i or a cual qui er ot r o homenaj e y ni zar á c i er t ament e l a memor i a de sus r epr esent ant es. mundo espect ador obser va aún nuest r os menor es movi mi en-t os y l os hombr es l i br es mi r ar án con i ndi gnaci ón que mos t odaví a l as cadenas de nuest r o envi l eci mi ent o. ña r ecompensó l os ser vi c i os de Mont evi deo con esa ef í mer a y su memor i a debe ser nos odi osa.

Hemos r ot o l os ví ncul os con l a pení nsul a y debemos bor r ar hast a l as heces de nuest r as ant i guas amar gur as.

Al Cabildo de Mxtevideo. 21 febrero 1815.

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El que no entre al orden de la sociedad, poFp lti esperan-za del bien, es forzoso que lo arredre el tenoi esperan-za pena.

Al Cabildo de M.Mevideok 19,x~arm 1816.

El c i udadano Gr egor i o Sai nz de Cavi a pr et e~ué- eobr argéner os r epar t i dos a l as t r opas. El Comandant e Gr egor i o Agui ar f ue t est i go ocul ar de l a oper aci ón como que f i ada a su cui dado y expone que f uer on decomi sados l os ef ect os de di cho Cavi a por haber s i do apr esado que en que l os escapaba, después de haber encal l ado. Cabi l do, a pr esenci a de est os sucesos ha admi t i do c i t ud y guar dado con el exponent e al gunas consi der aci ones a que no debí a j uzgar se acr eedor .

No he podo mi r ar s i n i ndi gnaci ón l as pr ovi denci as das ant er i or ment e por ese Gobi er no. En consecuenci a suel t o que di chos ef ect os no sól o no deben ser . abonados si no que deben ser nuevament e pagadas l as sumas que est a cuent a f uer on devengadas ( l e l os f ondos de esa ci a, en el cobr o de der echos. Es pr eci so que pr ocur e r ect ament e s i gui endo el sender o de l a j ust i c i a, y l ar el honor de un magi st r ado que debe vel ar más por i nt er eses públ i cos que el de l os par t i cul ar es.

Al Cabildo de CorNSbles. 25 aMI 1916.

Me es bastante doloroso los lamentos dé mi padre, a quien amo y venero. Acabo de recibir por correo una soli-citud suya relativa a1 estado de mendicidad en que se halla y la necesidad que tiene de algún ganado para criar y fo-mentar sus estancias y con ellas recurrir al sustento de su familia. Yo, sin embargo de hallarme penetrado de la justi-cia dé su solicitud no he querido resolverlo librándolo a vuestra discreción.

Sus padecimientos son notorios, igualmente que sus pér-didas. Todo el mundo sabe que él era un hacendado de crédi-

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t o ant es dé l a r evol uci ón y que por ef ect o de el l a, c i endas han si do o consumi das o ext r avi adas. Por l o y est ando decr et ado que de l as haci endas de l os emi gr ados. se r esar zan aquel l as qui ebr as, es de esper ar de l a dad de ese Cabi l do, l i br e l a or den conveni ent e a f i n se l e den 400 ó 500 vacunos en el modo y f or ma que est i me más ar r egl ado a j ust i c i a. Yo no me at r evo a esa pr ovi denci a, ansi oso de que el mér i t o l o deci da j ust i c i a y que no se at r i buya a par ci al i dad l o que de l a r azón.

A1 Cabildo de Monlevldeo. 18 Junio 1816.

Tenga Ud. l a bondad) de cr eer que soy poco ami go f or mal i dades super f l uas: l a ver dad pur a y senci l l a pr esi ón de mi l enguaj e y así l os pasados ent or peci mi ent os no son t ant o at r i bui bl es a def ect o de esas ni mi edades l a mal a i nt enci ón y peor ver saci ón de t odos l os mandat ar i os.

A. J. M. de Puepr : edón. 28 agost o 1816.

Es pr eci so o suponer l os ext r anj er os en l a hi st or i a nuest r os sucesos o cr eer l os menos i nt er esados en conser -var l o sagr ado & nuest r os der echos par a suscr i bi r t os que envi l ecen el mér i t o de nuest r a j ust i c i a y i gnomi ni a l a sangr e de sus def ensor es.

A ioa Comfatonadon Durán y 01.6, ftrmantes del acta de incorporación del 8/l2/1818. 8 dlclembrs 1816.

Est as comuni caci ones est án aj ust adas a l as v i c i s i t udes de l os t i empos, no al i mper i o de l a r azón. Acaso l a dej e de ser nos i ngr at a y l os ver á en esos moment os el t ono de sus r esol uci ones.

A1 Gobernador de Senta Fe, Mariano Vera. ~o 1617.

En determinadas circunstancias, los hechos solamente pueden servir de garantía a las promesas.

A Sarralea. Paso de la Arena. 17 enero 1817.

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La suerte nos ha desairado, pero ella podrá cansarse de sernos ingrata.

A1 Gob. de Santa Fe, don me~. Vera. 8 lebnero 1817.

Les he concedido licencia, .porque me he compadecido de su situación y me parece que han purgado suficiente-mente su delito. Le comunico para que si caen por esa ,juris-dicción, los amoneste, como lo he hecho y si continúan en nuevos excesos, sea sin indulgencia su castigo.

Al Goh. de santa Fe, dan M~ Vera. 1 agosto 1817.

Salud y libertad.Purificación. 7 noviembre 1817.

Los hombr es no se bur l ar án de nuest r o esf uer zo, honor con que pel eamos por l a j ust i c i a.

Al Gob. de Santa Fe, don Mariani Vare. IO dídembre 1817.

El tiempo no me da lugar a reflexiones sino a obrar.Al C~do de Santa Fe. 79 setiembre 1819.

E1 br i l l o del poder se ecl i psa ant e el br í o dl e 4a

Al Cabildo de Santa Fe. 90 se11em~ 1818.

Penetrado de los males que afligen a los infelices pri-sioneros compañeros de armas y conmovido mi corazón por tan fatal desgracia, he resuelto librarte con esta fecha, dos mil pesos para que ellos sean distribuidos en beneficio de nuestros compatriotas en los varios puntos que se hallan destinados. Tú deberás escribirles, asegurándoles mi compa-sión y deseo de alivio y exigirles el recibo correspondiente, remitiéndomelos con el tuyo para el descargo de mis haberes.

A au hermana Manuel. 19 ma:ao 1819.

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Debes escribirles con encarecimientos a los afligidos pri-sioneros, que no se apartan de mi consideración. Ya ves los momentos que han corrido hasta hoy; la desgracia siempre ha marchado eón la miseria. Hoy, que respiramos un aire más benéfico, es de mi primer cuidado remediar las mise-rias de ustedes y las de todos, Acaso el cielo quiera prote-ger mis votos y ver triunfante la Patria contra el poder de los tiranos. Recomienda mucho a aquellos Comandantes que en las distribuciones no me olviden a los desgraciados soldados igualmente que a los oficiales.

A eu hermano m~. 1• mana IB19.

El abuso que usaste en Maldonado, desoriente la gene-rosidad de tus sentimientos de que estaba penetrado, de que me gloriaba como hermano y que, te honraba como. ciuda-dano. Su defecto para mi fue un crimen. Y ansioso no puedo autorizar el menor mal y nada tiene de extraño que, ansio-so ,del remedio de otros, empezase por mi hermano. Celebro que conozcas el principio de tus padecimientos y ellos sirvan de reforma a la enmienda,

A su hermam Mamiel. 15 mallo IBIf.

Menos dol or oso me hubi er a s i do un cont r ast e de l a r r a, que ver debi l i t ados l os r esor t es que ani maban l as nes esper anzas.

Al canudo d. santa re: 19 marre 1819.

No t e encar go más que cui des de Sant i ago, como es t u her mano. Socór r el o que al f i n, poco puede hacer .

Car val l o t e ent r egar á l os ani mal es y l as car r et as. l o debes conser var , que, s i l o cui das, t endr ás par a ner t e. Pr ocur a cui dar l as pocas vacas que hayan quedado. E1 vi ej o Techer a t i ene l as ovej as, r ecógel as, s i l as

t az

tus. No malbarates, Manuel, lo que te dejo, que es bastante Vas a ocupar mi lugar para proveer 4o necesario a todos.

rragmeato de la carta a su hi)q Manael. desde Mandisovi. Abra 1820.

Felizmente, hoy, no necesito la pensión que me acordó , el General Francia, porque con los productos de esta chacra, tengo lo suficiente para vivir y hasta me permiten hacer donativos a los .pobres de mi vecindario.

Al Genaral Paz. Aauneián. 1816.

¿Entonces, mi nombre suena todavía en mi país? (Le contestaron que sí).

Es l o que me r est a después de t ant os t r abaj os; hoy v i vo de l i mosna.

Diálogo eon el Sr. Beaurepslre Roban. Aso~. 1817.

Yo no debo morir en la cama, sino montado en mi ca-ballo. Tráingalo que voy a montarlo!

Fueron sus últimas palabras, según versión de Asun-ción García, pronunciadas el 23 de setiembre de 1850 en Paraguay.

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PATRIOTISMO

El patriótico entusiasmo del paisanaje es general, an-siando todos los que están en el interior que nos aproxime-mos para trasladarse al Ejército a operar con nosotros.

A la Junta Gubematlva de las Provtnelas del ala de la Plata. 21 abrU 1011.

Sólo aspiro al bien de mi patria en la justa causa que sigo, y si algún día los americanos del sur nos vimos redu-cidos al abatimiento, hoy estamos resueltos a hacer valer los derechos que los tiranos mandones nos tenían usurpados.

A Antoato Pereira. 10 mayo 1111. e

El honor que respiro no me permitirá jamás hacer la menor ofensa a mi patria, aunque mediaran todos los inte-reses del mundo.

A le Junta de Buenos Alres 10 mayo 1011.

Sabe muy bien cuanto me he sacrificado al servicio de España que los bienes de todos los hacendados de la campa-ña me deben la mayor parte de su seguridad: y cuál ha sido el premio de mis fatigas? El que siempre he estado desti-nado a nosotros. Así, pues, desprecie la vil idea cfue ha con-cebido; seguro de que el premio de la mayor consideración jamás será suficiente a doblar mi constancia ni hacerme incurrir en tan horrendo crimen, como igualmente el hallar-me siempre dispuesto a despreciar las promesas extravagan-tes que por medio de su agente me insinúa.

A ~onlo P~. 10 mayo 1011.

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Las t r opas t odas me mér ecén i gual at enci ón y est oy per suadi do que, a no ser t ant o su val or , no se podr í a consegui do una acci ón con t ant as vent aj as sobr e ' l os gos, t an her oi ca par a sus t r ai unf ador es y que en t odas par t es , j ust i f i ca el honor de l as ar mas de nuest r a

A Rondeau. en al parte de la balalla de Lea Piedras: 18 mayo IB1I.

Todo, t odo est á pr onost i cando el i nmedi at o est r ago r ui na de l os t i r anos y l a al t a gl or i a de nuest r a dul ce l a que har á et er na l a memor i a de sus di gnos hi j os.

A Rondeau. 19 mayo 181l.

Mi s of i c i al es y_mi t r opa, ani mados del ent usi asmo se debe a l os sagr ados der echos que def i enden, no sar án hast a t ant o que sus br azos qui ebr en l as cadenas despot i smo y vayan después a r eci bi r l os de sus her manos, mi smo modo que han abr azado l os de l os habi t ant es de est a campaña, l i br es ya par a def ender su pat r i a t os a sost ener l a causa hast a per der l a v i da.

Al Jet. de la plaza da Montevideo. 20 mayo 1811.

Ent r e cuant as aut or i dades que ha cr eado l a pol í t i ca hay al guna ni más honr osa ni más sagr ada que l a de bi l dos; no hay ot r a que per mi t a el dul cí s i mo at r i but o dr es de l a Pat r i a; t í t ul o casi di v i no, bast ant e a deseos de l a ambi ci ón más gl or i osa; per o, t ampoco na que deni gr e más l os nombr es de l os que abusan de o abandonan l os deber es que l es i mpone: su memor i a l l evada con hor r or hast a l as f ut ur as gener aci ones.

Al Cabildo da Montevideo. 21 mayo 1BIL

Me j uzgo en gr andes apur os cuando t r at o de hacer sent e el car áct er que han demost r ado t odos l os señor es c i al es que he t eni do el honor de mandar en est a acci ón.

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se han disputado a porfía el celo, actividad e intrepidez, distinguido valor y todas las virtudes que deben adornar a un verdadero militar; ellos me han hecho verter lágrimas de gozo, cuando he considerado la justicia con que merecen el dulce título de beneméritos de la patria.

A la Junio G. de las Pros del !Uc de la Plata. 30 mayo 1811.

La superioridad de la fuerza de los enemigos, sus posi-ciones ventajosas, su fuerte artillería y particularmente el estado de nuestra caballería, la mayor parte armada de pa-los con cuchillos enastados, hace ver indudablemente que las verdaderas ventajas que llevan nuestros soldados sobre los esclavos de los tiranos, estarán siempre selladas en sus corazones inflamados del fuego que produce el amor a la patria.

A is Justa G. de las Provincias del Río de la Plata: Cexruo. 30 mayo 1811.

Estos son los momentos en que me considero elevado por la fortuna, al grado de felicidad más alta por cuanto las armas a mi mando han podido contribuir a perfeccionar la grande obra de libertad de mi amada patria y dar a la Junta Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata que la representa, un día tan glorioso.

A la Juma G. de lás Peovi=las del 8ie de la Plala. 30 mayo 1811.

La gener osi dad di st i ngue a l a gent e amer i cana y pa enar deci da cedi ó a l os i mpul sos de nuest r os of i c i al es peñados en sal var l a v i da de l os r endi dos.

A 1s Junla G. de las Provincias del Río de la Plata. 30 mayo 1811.

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Est os her oi cos pat r i ot as dan l as pr uebas menos vocas del deci di do amor a su Pat r i a, ya abandonando hogar es y el seno de sus f ami l i as; ya suf r i endo con yor const anci a t odos l os t r abaj os y penal i dades que gui ent es a l a campaña en l a. penosa est aci ón del i nvi er no ya ar r ost r ando, con pecho segur o, l os mayor es pel i gr os el pr eci oso empeño de dest r ui r a l os enemi gos de l a hast a vender su v i da al pr eci o de l a l i ber t ad de sus t r i ot as.

A la Jnata P~h~ Gub~M 15 jaan 1811.

No seamos más amantes de más glorias que de la feli-cidad de nuestra patria.

AI Comaadante Calvia 14 novleaabte 1911.

Permítame que llame un momento su consideración so-bre esta admirable alarma con la que simpatizó la campaña toda y que hará su mayor y eterna gloria. No eran los pai-sanos sueltos ni aquellos que debían su existencia a su jor-nal o sueldo los sólos que se movían; vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades que ofrece este suelo, eran los que se convertían repentinamen-te en soldados, los que abandonaban sus intereses, sus casas, sus familias; los que iban, acaso, por primera vez, a pre-sentar su vida a los riesgos de una guerra, los que dejaban acompañadas de un triste llanto a sus mujeres e hijos, en fin, los que sordos a la voz de la naturaleza, sólo oían la de la patria.

A1 ~srno dal P~p. 7 ürc~a 1811.

Yo t uve el honor de di r i gi r una di v i s i ón de pai sanos, con sól o dosci ent os c i ncuent a sol dados vet er anos y con el l os el t er r or y e1 espant o a l os ' mi ni st r os hast a l as i nmedi aci ones de Mont evi deo, se pudo l ogr ar memor abl e v i ct or i a del 18 de Mayo en l os campos de Pi edr as, donde mi l pat r i ot as ar mados en su mayor par t e

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cuchillos enastados, vieron a sus pies novecientos sesenta soldados de las mejores tropas españolas, perfectamente bien armados. Entonces dije al gobierno que la patria podía contar con tantos soldados, cuantos eran los americanos que habitaban la campaña y la experiencia ha demostrado sobrado bien que no me engañaba.

A la Junta de la Provincia del PuaguaY. 7 dleIambrd 1811.

Un puñado de patriotas orientales, cansado ya de humi-llaciones había decretado su libertad en la Villa de Merced ofreciendo al templo del patriotismo el voto de vencer o morir libres y para ello era preciso que los pufiales de los paisanos pasasen por encima de las bayonetas veteranas: así se verificó prodigiosamente y la primera voz de los veci-nos orientales que llegó a B. Aires fue acompañada de la victoria del 28 de Febrero de 1811, día memorable que ha-bía señalado la Providencia para sellar los generosos pasos de la libertad en este territorio y día que no podrá recor-rlarse sin emoción, cualquiera sea nuestra suerte.

A la Junta del Paraguay. 7 dielsmbra 1811.

Por un contraste singular de las circunstancias, miraba con secreto placer la determinación magnánima de mis psi= sanos en el acto mismo que temía fuese un obstáculo ,para los movimientos militares; y si me consideraba en la nece-sidad de contribuir a su quietud por todos los medios, tam-bién conocía una obligación sagrada de auxiliarlos en lo posible.

Al Go~ de las Provincias Unida) del mío de la Piala 14 dlNarehrs 1811.

Ni el honor de l as ar mas de l a pat r i a ni el gr an que nos r esul t a, puede j amás di ct ar nos ot r os medi os i nvasor es que el uso cont i nuo de l as bayonet as; el l as

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imponer lo que no ha sabido lwjusticia cuando sin atención a ella profanan nuestro suelo.

Al G~~ Su~]= Pro~al de lsa proa Ua~ din Rfo de le Plata. 24 enero 7812.

Este instante apetecido marca el primer período de nuestro tránsito a la gloria inmortal y llenos de un objeto tan halagüeño anunciemos a1 mundo el día venturoso que abre la época del exterminio de los tiranos y restablece para siempre la dignidad de los hombres en todo su esplendor.

A Elíaf Gatváu. 15 marm 1812.

Yo se muy bien cuanto pueda exigir la patria, de nos-otros, en unos momentos destinados tal vez a ser los últimos de su existencia: nos sobra a todos virtud y grandeza de ánimo para sofocar nuestros resentimientos y hacer aun el sacrificio grande de las reclamaciones de nuestro honor, pero todo puede conciliarse y muy a costa nuestra tocamos la necesidad de deber esperar todos los lances, prevenirlos y fijarnos una seguridad que sirva a nuestros derechos, si es el objeto sostener su dignidad sagrada.

A l a aval a Guber ~va del Par aguay. 10 oct ubr e 1812.

Nada habr á par a mí más l i sonj er o que cont i nuar hast a compr ar con mi sangr e l a l i ber t ad, de mi paí s.

A Carlm de JUvear. 29 o~e 1812.

Yo me he guiado siempre por una moderación 1a más exacta que no la he sacrificado a circunstancia alguna; pero, qué hacer en la exigencia presente? Yo me prosterno de-lante del cuadro triste que Ud. me ofrece en el abandono del sitio poli la retirada de esas tropas á la capital: me lle-na de amargura el contrasté que ella ofrece con la sangre que tan gloriosamente han vertido esos dignos defensores de

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la patria; pero, a1 mismo tiempo me sorprende que Ud. faci-lite lo breve de ese paso retrógrado que destruye nuestras esperanzas comunes y dificulte tanto la remoción que las asegura, no fijando tiempo a la demora de una decisión tan importante y no conociéndose autorizado a fijarla por si.

A ~el de Sar r al s~ RO ~" 1813.

Felices nosotros que hemos sabido conservar el ardor primero de la revolución, aquel ardor; aquel fuego precioso que hace los encantos del entusiasmo y nos presenta en me-dio de estas oscilaciones, con toda la aptitud bastante piara destruir el imperio de las pasiones.

A la l~s del Par~p. 8 tebreao 1813.

La mejor garantía, el mejor apoyo de nuestra existen-) cia, es la fuerza. Hagámosnos respetables en medio de ellos y entonces cesarán de atentar contra nosotros.

De las mem~ del coronel Cáceres. Febrero 1913.

Después de mi s ser vi c i os, de mi s pér di das y t r abaj os, sanci onados t odos por mi s sent i mi ent os en f avor de t r i a, yo me veo decl ar ado t r ai dor a el l a. Juzgue Ud. un ul t r aj e más abr umant e y t er r i bl e.

Compañero: este insulto es a todos. No ,sea permitido a un hombre malvado usar el nombre sacrosanto (le la pa-tria para que delante de ella hurñille tan indignamente a uno de sus defensores. Mis sentimientos no han variado ni variarán ,jamás; haría yo demasiado honor a ese perverso y ultrajaría demasiado el carácter de los hombres de probi-dad, si hiciera sucumbir mi constancia por la imprudencia de aquel. En todos tiempos he sido el blanco de las intrigas y en todos tiempos he ostentado la nobleza y dignidad de mis pensamientos. Rodeado dé amenazas y de apuros he hallado siempre apoyo a mi desesperación. El Paraguay, Por-tugal, Montevideo me han solicitado cien veces, pero yo

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inflexible siempre, jamás me he prostituido. Ud. conoce la amargura que debe producir en mí este incidente; con todo yo fío a sólo mi grandeza el triunfo de mi razón, por más que Montevideo ha reiterado ahora sus instancias por atra-erme. Si mi honor, empeñado ahora por la conducta malig-na del Sr. de Sarratea, hace oír el grito en mi defensa, mi honradez nivelará mis pasos consiguientes sin envilecerme jamás. Un lance funesto podrá arrancarme la vida pero mi honor será siempre salvo y nunca la América podrá sonro-jarse de mi nacimiento en ella.

Con esta misma fecha le intimo que al momento se reti-re y le incluyo copia de su indulto sacrílego. Ya no puedo sufrir más y Ud. también lo ve. Yo no :lo dudo que Ud. fiel a los principios tomará en mi obsequio la parte que le toca; mi justicia autoriza sus pasos. No hay motivo para que ella sea vulnerada y por lo mismo es muy de sospechar la inten-ción del Gral. S'arratea-

La Justicia y la razón me prestan su lenguaje.

A Demlago F~h. 14 tebrom 1813.

Sería muy ridículo que no mirando ahora por si, pro-digase su sangre al frente de Montevideo y mañana ofre-ciese a otro nuevo cetro de hierro, el laurel mismo que va a tomar de sobre sus murallas. La Provincia Oriental no pelea por el restablecimiento de la tiranía en Buenos Aires.

Imisvaiones a Larreñaga. campo delante de

alows~ ze falo 1813.Yo acompaño sus votos por la unión de los orientales

con esa plaza: mida más doloroso que ver divididos entre si, los miembros de una misma familia; pero si el honor con que nos hemos conducido en todos los períodos de la revo-lución y la virtud que siempre hemos ostentado, no basta a inspirar en nuestros hermanos, la confianza bastante a

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hacer compat i bl es sus pl anes de ar moní a, ni a mi or i ent al es t endr á que i ncr epar nos por que se per pet úen di st ur bi os y cal ami dades consi gui ent es.

Al Cabildo de Montevideo: Cmnel General 85 febrero 1514.

Yo no soy vendible, ni quiero más premio por mi em-peño que ver libre mi nación del poderío español; y cuando mis días terminen, al estruendo del cañón, dejarán mis bra-zos la espada que empuñaron para defender la patria.

Al Geasra1 de 1e ~.la. Jwdo 1819.

He conservado siempre la misma intención y viendo tan felizmente concluido en mi país, el objeto primordial de la guerra, el retiro a mi casa ha sido el solo fin de mis deseos. Si no obstante eso, creen mis paisanos, necesaria mi perso-na para el arreglo de esta campaña, yo lo acepto gustosísi-mo; pero, traicionaría mi delicadeza si no expusiese que para verificarlo no me es preciso ni graduación ni despacho al-guno.

A llodxíguer Peña. 75 agosto 7814.

La pobreza no es un delito y no obstante que yo, mis oficiales y solidados, acompañados de este benemérito vecin-dario. andamos cinco años rodeados de la miseria, ello no ha bastado a sofocar sus sentimientos de honor sino a esfor-zarse por realizarlos y concluir la obra porque tan digna-mente se sacrificaron. Si este ejemplo no sirve de lección a los demás pueblos habremos concluido que se acabó en ellos la virtud.

Al Gobernador de Cor~m 4 febrero 1815.

Si l a exper i enci a del pasado debe ser vi r de l ecci ones f ut ur o, yo no puedo suspender l as host i l i dades si n queden gar ant i das de un modo que i nspi r e l a conf i anza bl i ca de l os puebl os or i ent al es y demás que l e s i guen.

Al CO~e1 Hortiguera. 15 febrero 1815-

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Denigrado injustamente, pero siempre patriota, el ob-jeto primordial de la revolución fue siempre. mi norte.

Al cabudo c. da a. Alrer. 25 mrii 1215.

Pr esci ndi endo de t odas l as necesi dades que t enemos f ondos, bast ar í a l a que se muest r a en l a mi ser i a que paña al a gl or i a del br avo Ej ér ci t o que t engo el honor mandar , vest i do sól o de sus l aur el es en el l ar go per í odo ci nco años, abandonado si empr e a t odas l as necesi dades l a mayor ext ensi ón i magi nabl e y s i n ot r o socor r o que esper anza de hal l ar l a un dí a.

Al rabudo de M~eol~ 2 mayo 1815.

No se perdonará. diligencia ni empeño, hasta no satis-facer al mundo entero de nuestros grandes deseos y de la honradez que envuelve el nombre de oriental. Espero que ustedes lo conservarán, haciéndose dignos de sí y de la esti-mación de sus conciudadanos.

A loa dlputadm ~reiro. Garla Cabrera y Afina 25 julio 1815.

Mi patria me empeña a no ser gravoso y sí, agradecido.

Al canlido de-M~evld" . 21 tulio 1515.

En mi , obr an, de acuer do l a r esponsabi l i dad y mi so. Ese Cabi l do no i gnor a cuant o se r et ar dar án nuest r os esf uer zos sól o por l a f al t a de pr ecauci ón. En l os cr ecen l as ansi edades y el ent usi asmo gener al quedar í a r i zado con l a i ndol enci a de l os magi st r ados. El l os i nexor abl es s i . l a Pat r i a ha de ser l i br e. Si oye nes no hal l ar á un del i ncuent e. Ent r et ant o que nuest r a t enci a pol í t i ca no se mi r e asegur ada, yo no puedo de l a i nvi ol abi l i dad de sus per sonas.

Al Cabildo de Montevideo. 28 eetiembra 1515.

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Todo me penet r a de l a poca deci s i ón y l a f al t a r i t u públ i co que obser vo en ese puebl o. Yo deposi t é Cabi l do est a conf i anza; ansi oso de ver l a desempeñada f r i al dad degr adant e ha ocupado el asi ent o de sus r esol uci o-nes. Más ener gí a, más act i v i dad, de l o cont r ar i o, pr ovi denci as más ej ecut i vas.

Al Cabildo de Montevideo. 12 noviembre 1815.

Celebro que Ud. haya recibido la Bandera y cuando ella sea enarbolada que sea para no bajarla con deshonra dé los orientales. Viva la Patria y mueran los tiranos!

Al Comendanie Andrés Artigaa. 22 noviembre 1815.

El que no se hal l e capaz de apl i car conmi go el par a sost ener l a obr a de i nt er és par a t odos l os or i ent al es, huya más bi en de nuest r o suel o. Pocos y buenos somos t ant es par a def ender l o del pr i mer o que i nt ent e i nvadi r nos.

A1 Cebado de Montevideo. 24 novtembie -1815.

Tenga ent endi do que ent r e l os hombr es l i br es, no dr án acept aci ón l os débi l es.

A1 .Cabildo de Montevideo. 9 mano 1816.

Pensaba dar algo, mensualmente, a estás tropas que sabe Ud. cuánto se han sacrificado, cuánto sirven y ciue hasta el presente no salen de la miseria. Era mi ánimo re-unir fondos con este solo objeto. Ocurramos a las primeras necesidades. Ya tenemos algún armamento. Cuidaremos aho-ra de los soldados. Van para seis años que se alimentan con solo palabras y no es lógico que otros disfruten del be-neficio debido a sus esfuerzos.

Al Delegado llarreiro. Mayo 1816.

Quedo i nf or mado de l a cel ebr aci ón de l as Fi est as yas y que el l as hayan cont r i bui do a f or mar el espí r i t u bl i co es t odo l o deseabl e.

- A1 Cabildo de Monte'uideo. 4 jumo 1816.

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E1 entusiasmo es general y esta señal precursora de las victorias me asegura que todos nuestros sacrificios deben sernos gustosos al ver que los enemigos no han hecho más que inflamar el amor a la patria y que nos hallamos: coro-nados de laureles contra todas sus esperanzas.

Al Cabildo de Montevideo 29 junio 1918.

He visto que el cuerpo de artillería está muy bajo en sus plazas y pudiera. aumentarse recogiendo todos los mo-renos libres y agregándolos a dicho cuerpo. Es preciso que en esto como en todo lo demás, excite el amor propio de los ciudadanos para facilitar aquellas erogaciones que ce-diendo en beneficio. público lleven 1a recomendación de ser voluntarias. Ellas inspirarán la doble confianza de que to-do se sacrifica cuando interesa a la salud de la Patria. Es-ta -satisfacción es el poderoso resorte que inflama el espí-ritu público y que hará a nuestros paisanos sobre enérgicos, temibles.

Al Cabido de Montevideo1 julio 1815.

Encargado ese Cabildo de mantener el orden que hasta hoy ha conservado la Provincia, yo marcho a desempeñar el objeto de la guerra y espero que los resultados anuncia-rán al mundo entero que los orientales estaban destinados para romper las cadenas del despotismo y salvar la Patria. Tengo el honor de anunciarlo a ese Cabildo. El cielo pro-teja mis votos.

Al Cabildo de Montevldeo. 1 julio 1819.

Todo sacrificio es corto para conseguir nuestra liber-tad. Nuestro propósito, por lo mismo, debe ser morir con gloria o acabar con los tiranos. En tan críticos momentos ese Cabildo debe revestirse de toda energía y no guardar la menor condescendencia.

AI Cabildo de Koolevideo. 29 julio 1816.

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Ya es tiempo de tocar todos los recursos. Que nadie esté en inacción por la defensa del país. Lo que nos inte-resa es asegurar el triunfo contra estos inicuos y mantener el país libre de semejantes tiranos. Los paisanos deben pe-netrarse que ellos no procuran sino nuestro exterminio y así, avívelos, a fin de que sus esfuerzos sean uniformes y que todos propendamos a la destrucción de un enemigo que na-da respeta y que se gloria de nuestro exterminio. Un hom-bre solo que me quede, con él he de hacer la guerra. Us-ted debe creerlo y que no perdonaré fatiga ni sacrificio has-ta no ver realizado el objeto de mis afanes.

A Mtpval SarraW. a ast3ambro 1616.

En el cami no del honor , del que j amás me he separ ado, me he hal l ado al f r ent e de l os der echos sagr ados de t r i a que he def endi do y def ender é hast a donde el sopl o l a v i da me ani me.

wl al~ s. de la vrolneia de s. ~. lo oolnbre 1616.

Cuando me falte gente, he de pelear con perros cima-rrones a mis enemigos.

"praalda atribalds a Art(gas ym la tradición. aegúa afirmó ialdoxo de María en 1667.

i Oh, qué dulce es el nombre de la patria y qué áspero el camino de la virtud!

Al Drxtori S. de la provincia de H. Aíran Id acívbro 1616.

No consegui r emos j amás el pr ogr eso de nuest r a dad si l a mal dad se per pet úa al abr i go de l a i nocenci a. gado es el t i empo en que t r i unf e l a v i r t ud y que l os ver sos no se conf undan con l os buenos. Los pr i mer os r epr esent aci ón de l a conf i anza de un puebl o, deben ej empl ar es donde apr enden l as v i r t udes l os demás ci udada-nos.

111 Cabildo de MGaleyldeO, I6 noviembre 1616.

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Los males se perpetuarán si cada ciudadano no se ma-nifiesta interesado en la defensa del país y si no hacemos un esfuerzo digno (le nuestra grandeza y propio de unos pueblos que aman su libertad. Es llegado el caso en que la Patria demande los mayores sacrificios de sus hijos. Los pasados son inútiles si no empeñamos otros contra un ex-tranjero sediento de nuestra dominación.

Al cabum de Sofuao. 7 die£~ lila.

Es pr eci so suponer l os ext r años a l a hi st or i a de sucesos o cr eer l os menos i nt er esados en conser var dos der echos, par a suscr i bi r unos pact os que envi l ecen mér i t o de nuest r a j ust i c i a y cubr en de i gnomi ni a l a de sus def ensor es.

A loa Comiabwdoa Giró Y 1>u~ anta

El Jefe de los Orientales ha manifestado en todos los tiempos que ama demasiado a su Patria para sacrificar el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la ne-cesidad.

B. Al r ea. 26 di ol ~ l el a.

No dude Ud. que a pesar de l os cont r ast es, nuest r os f uer zos ser án si empr e enér gi cos y sost eni dos. Ya me con más de t r es mi l hombr es r euni dos y no ser á t an al enemi go adel ant ar sus. pr oyect os i mpunement e. Teme r azón el f ur or de l os hombr es l i br es. y. al pasar r as debe cr eer sea nuest r a r esi st enci a más uni f or mé peñosa. Con est e f i n me he si t uado en est e punt o par a gr ar l as vent aj as consi gui ent es a l a di st anci a y debi l i dad de r ecur sos: - -- A1 Gober nado: de 8aat a Fe. 8 f ebr er o 1817.

La gr andeza de l os or i ent al es sól o es compar abl e mi sma. El l os saben desaf i ar l os pel i gr os y super ar l os; v i ven a l a pr esenci a de l os opr esor es. Yo, a su f r ent e, char é donde pr i mer o se pr esent e el pel i gr o.

Al CM~ Paeyasdbn. le dktembaa 1317.

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Con sól os l os char r úas t engo bast ant e par a escar men-t ar l os,

JU Gobernador de Santa re, Mariani vera. 7 mayo lelo.

No es la inacción la que debe salvarnos. ES preciso arrostrar los peligros y superarlos; de lo contrario los sacri-ficios de ocho años de revolución serán siempre estériles. Nada favorable debemos esperar de la opresión de un ex-tranjero. El país lo reclama, la patria lo exige de sus hi-jos. Somos inflexibles para mantener esta dignidad que ha-ce todo el honor de los orientales y ese solo rasgo de -su patriotismo harán la Provincia feliz.

Al amy auatredo Cabudc de 5m José. Setiembre 1818.

Ese Departamento debe y aún puede prodigar los ma-yores esfuerzos. El país lo reclama y la Patria lo exige de sus hijos. Seamos inflexibles por mantener esta dignidad que hace todo el honor de los orientales y ese rasgo de su patriotismo hará la Provincia feliz.

AI GaMido de Sea José. Setiembre 1818.

Los hechos llevan estampados el sello de nuestra dig-nidad: reunamos nuestros esfuerzos hasta dar a la Patria un día de gloria y a la provincia el goce de su libertad.

Al Gob. da Set-- Fe, don Est~ao López. 5 diciembre 1818.

Yo no pienso descansar. Si ellos acudieran también a este punto en razón de hallarse ya Ud. de este lado, no se alarme, que mis movimientos serán rápidos, al mismo tiem-po que Ud. penetra en los pueblos de arriba. Lo que inte-resa es que el Teniente Cairé apresure su entrada por el Ibicuy, a ver si logramos reunir las dos divisiones para mar-char si fuere posible hasta Santa María. Para mi es in-dudable que si los portugueses se ven estrechados en su territorio, Curado volverá al Continente. Es tarea difícil,

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como l o di cen sus comuni caci ones, per o debemos hacer esf uer zo, por que si no t odo est á per di do. Yo dej o suf i c i ent e par a cont ener l os, a l a vez que l os apur amos su t er r i t or i o. Vd. cont i núe sus esf uer zos por ese l os mí os, en est a par t e, ser án vi gor osos. Sal ud y

A Aodreallo. 19 mayo 1919.

Es preciso que cada legua que el enemigo avance, le cueste mucho trabajo y mucha sangre.

Al Corríandanle de la Vanguardia, 17 ~lembrs 1919.

;Bendito sea Dios! Le doy gracias por haberme conce-dido la vida hasta ver a mi patria independiente y cons-tituida.

Palabras preu-andadas frente a un ejemplar de la Cons-titución Oriental de 1&19, según afirmó el sabio Bmaplaad

a dan Salvada, Giméaez.

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RELIGION

Ese Cabildo no ignora el influjo de los curas y cuanto por este medio adelantó Buenos Aires para entronizar su despo-tismo y además para fomentar sus fondos con las rentas eclesiásticas que debían percibir de estos pueblos con nota-ble detrimento de ellos mismos.

Si este es el objetivo del Provisor de B. Aires, claudica la autoridad espiritual y debiera ser más escrupuloso para no desunir el santuario y el Estado O juzga el señor Pro-visor que aun vive la América en tiniebla y que la Banda Oriental es juguete de sus pasiones? Empiécelo a experi-mentar en sus efectos. Enseguida pase orden inmediatamen-te que los curas recientemente venidos de B. Aires dejen sus prebendas y se manden mudar a B. Aires. Proponga ese Cabildo algunos sacerdotes patricios, si los hay para llenar esos Ministerios y si notibs hay esperaremos que vengan y si no vienen, acaso sin ellos seremos doblemente felices. Reen-cargo la ejecución de esta medida que creo necesaria para asegurar nuestra Libertad.

A1 Cabildo Gobernador de Montevideo. 15 raaviembrs 1815.

No es mi ánimo introducirme en lo ecónomo de las reli-giones ni en la indagación de sus leyes. Lo que interesa es que el público esté bien servido y que los prelados de los conventos no perjudiquen con su influjo lo sagrado de nues-tro sistema. En esto debe decidir el Gobierno y ese Cabildo a presencia de los sucesos sabrá determinar lo mejor res-pecto a la exposición de los Padres de San Francisco.

Al Cabildo Cobemadax de blonfavidao. 19 enero 1116.

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SALUD PUBLICA

El hospital se vio tan exhausto de todo que sólo agua con algunas hierbas silvestres se administraba a las diferentes enfermedades; tenté varios recursos, todos fueron inútiles hasta que de aquí y de allá, casi de limosna fui acopiando medicinas y finalmente, a costa de miles de afanes se puso el hospital, sino en tono de ser la Casa de la Humanidad, al menos presentaba la perspectiva interesante de un mediano asilo para el héroe afanoso en cuyo obsequio se erigía.

Al Gobi er no Super i or Pr ovi s i onal de l as Pr ovl nel as Uni das del Rí o de l a Pl al s. 28 f ebr er o 1812.

Será benéfica ciertamente la multiplicación de la vacu-na tanto en nuestra Provincia como en Entre Ríos, Corrien-tes y Misiones donde la viruela hace fatales estragos. (la vacuna antivariólica fue puesta al uso público alrededor de 1800)

Al Cabildo de Montevideo, 17 marzo 1816.

Remito a Ud. ese libro que contiene la instrucción de la vacuna para que se ponga en todos los que no tengan viruela, que es.el mejor preservativo contra este contagio desolador. Al efecto va esa instrucción manuscrita que con ella y el cuadernito, cualquiera puede hacerse cargo de va-cunar los ,jóvenes y conservar la vacuna. Por lo mismo remi-to a Ud. dos vidrios para que de ese modo con el físico y algún otro curioso facultativo o inteligente puedan perpe-tuarlo y recogerla haciendo este beneficio a la humanidad.

Al Cío. Andrés Artigas, desde Purificacion 26 abril 1816.

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Lo que interesa es que 'ese Cabildo, penetrado de la importancia de este socorro benéfico a la humanidad no sea omiso en propender a la utilidad del establecimiento de la vacuna, prueba de mi deseo por el bien general.

Al cabildo de Corrientes 2 mayo 1816.

Es preciso que venga algún médico para asistir éste cuartel general. A proporción de la gente, crecen las enfer-medades y no hay un solo facultativo. E1 podrá aliviar estas dolencias y realizar muy prontamente un hospital para toda la tropa.

A Miguel Barreiro Mayo 1818.

Para proveer a los enfermos de los alimentos que dispu= siese el facultativo y abastecer de leña, agua y demás artícu-los indispensables, recurrirá al Alcalde territorial de la vi-lla. Por él serán suministrados, dando el correspondiente re-cibo por el cirujano, para que tenga toda la formalidad de documentos al tiempo de abonar dichos artículos por los fon-dos del Estado. Pondrá especial cuidado en distribuir diaria-mente, con la mayor economía y medida los intereses de cocina, sin que llegue a escasear nada de cuanto contribuya a la asistencia prescripta por el médico y cada mes presen-tará un estado de los artículos de esta especie que se hayan consumido y otro del número de enfermos con noticias de los curados y estado de salud.

Instrucciones para el control de un hospital militar creado en Florida. 14 febrero 1817.

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SOBERANIA

El Jefe de los Orientales y protector de los Pueblos de la República Oriental:

Por cuanto a la cruel y obstinada conducta del Rey de España y la ambición que ha desplegado el Rey ¡de Portu-gal, invadiendo con sus tropas nuestros territorios y pro-moviendo la guerra contra los más sagrados derechos, nos ponen en la urgente precisión de usar de represalias en una Guerra a que hemos sido provocados. Por tanto y usando del poder y facultades que me están concedidos por los pue-blos de la República Oriental para hacer respetar su pabellón Tricolor contra el poder de todos sus enemigos: Ordeno- y mando se concedan patentes de Corso contra los buques de España y Portugal de modo que así los Bageles de Guerra del Estado, como cualesquiera otros que fuesen habilitados con la Patente de Corso y represalia aprehenderán y podrán legalmente embarcar los Buques, personas y efectos de am-bas Magestades.

Cuartel Gral. de Purificación 14 noviembre 1817.

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Pág.

INDICE

Prólogo 5

Biografía y acción 15

Juicios sobre Amigas 33

Amer icanidad 35

Cultura 53

Democracia 57

Economía. y Finanzas 67

Enemigos inter iores 73

Federación 81

Fomento del Inter ior 91

Funciones Públicas 97

Humanidad 103

Justicia 105

Liber tad 107

Moral 121

Patr iotismo 135

Religión 151

Salud Pública 153

Soberanía 155

Realizado por la CORPORACION GRÁFICA, Gaboto 1670, Montevideo,

en Juni o de 1973

Depósito Legal 33.767