idealidad e irrealidad- conferencia de augusto salazar bondy

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    I d e a l i d a d y R e a l i d a d

    A u g u s t o S a l a z a b B o n d y

    Los principales resultados de las investigaciones ontolgicascontemporneas llevan a distinguir, al lado de los entes reales,

    dos tipos m s de entes : los ide ales y los irreales. Dichas inv estigaciones exigen dar a los entes irreales un tratamiento especial,

    coincidiendo en esto con los puntos de vista del sentido comn queop on e claramente los objetos imaginarios a los reales. Entes irrea

    les son as los productos de la ficcin, de la fantasa artstica y delensueo, pero tambin los objetos a los que remiten las alucinaciones y los contenidos de las creencias religiosas y filosficas, los

    ideales polticos y de toda otra suerte, en cuanto no se han realizado (Hartmann). Entes ideales, por su parte, son os matemticos,las estructuras formcdes que estudian la lgica y la antologa, ylas unidades significativas y las esencias materiales, sobre las que

    ha llam ado la atencin Husserl. Frente a los entes reales defi'nidos por la temporalidad, el cambio, la localizacin, la individua

    lidad y la remisin a conexiones causales fundantes, los ideales

    se caracterizan por la intemporalidad, la invariancia, la ausenciade localizacin, la universalidad o generalidad y las conexionesn o c au sales del tipo de la undamentacin, la inclusin, etc. Res

    pecto de los entes irreales, aunque no han sido estudiados suficientemente en lo que toca a sus determinaciones ontolgicas, seacepta un comportamiento diverso cd de los ideales en cuanto a la

    individualidad, temporalidad, espa cialidad, etc. Ad em s, presentanotros carcteres que permitiran diferenciarlos de los ideales.

    Nos proponemos estudiar y criticar, en la medida en que lopermiten las limitaciones inherentes a una ponencia, os fundamen

    tos de esta distincin. Co m o los puntos de vista qu e expond rem os

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    han sido desarrollados de una manera ms precisa y amplia enla tesis presentada por nosotros para optar el grado de D octor en Filosofa en la U niversidad de San M arcos, nuestra ponencia se apoya en ese trabajo y tiene el carcter de un apre

    tado resumen de l, concebido a manera de una revista de argumentos y contraargumentos, que podran ampliarse y aclararse enla discusin que esp eram os siga a su lectura. Por lo dems, cree

    mos necesario sealar que hemos prescindido aqu de muchos temas particulares (v. g., clasificacin de los entes irreales, estudiocom parativo de las caractersticas que pose en en co m # con los

    ideales, anlisis del principio de induccin matemtica, etc.), fija n do la atencin slo en ciertos temas esencia le s, a fin de no recargar demasiado el contenido de nuestra ponencia y contando

    con que, a lo largo del debate, podremos exponer, si es necesario,

    nuestros puntos de vista al respecto.

    Se aduce como primer criterio distintivo de los entes idealesy los irreales la oposicin del ser en s y el ser meramente intencional. Los objetos ide ale s po seen un ser en s, trascendente al

    act o en que son aprehen didos. Los irreales pos een slo un ser in

    tencional, lo que significa que su ser se limita a lo mentado y seago ta en la mencin. Esta diferen cia se debe traducir en el dominio de las vivencias, de tal manera que las que aprehenden entes

    ideales lo harn remitiendo a un contenido objetivo que, en principio, pued e dejar un plus no mentado. Son vivencias de cono cimiento, de descubrimiento, por decirlo as. Las que m ientan objetos irreales, por el contrario, no ponen ninguna trascendencia y li

    mitan el contenido del ser a lo que se actualiza en ellas. No hayresiduo alguno y, por consiguiente, no hay conocimiento genuinoy menos amplificacin o rectificacin de conocimiento. El descu

    brir tambin est ausente aqu como rasgo descriptivo.Frente a esta tesis, debemos preguntamos si lo que sostiene

    corresponde verdaderamente a los hechos. No hay a caso posi

    bilidad de reiterar la mencin del mismo ente irreal y, por lo tanto, de referirse a travs de actos diferentes a un mismo complejo

    de caractersticas que pueden ser parcialmente aprehendidas unasvece s y otras de manera ms adecu ada y com pleta? Pensemos en

    lo que ocurre con entes del tipo del dragn, el centauro o los per

    sonajes literarios, como Don Quijote, respecto de los cuales cabe

    hablar, evidentemente, de un descubrimiento y, por ende, de uncierto conocimiento de sus notas constitutivas.

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    A esto se ob je tar : puede acepta rse que la apre hensi n de un

    objeto irreal ofrece caracteres semejantes a la del idecd, pero siempre y. cuando n o se tome en cuenta el hech o de que el acto origi

    nario de mencin del irreal es siempre una vivencia de creacin.El sujeto ve, pues, en el objeto irreal lo que l u otro sujeto hapuesto previamente en dicho objeto.

    No es cierto, sin embargo, que la mencin originaria del irrealse realice siempre en una vivencia de creacin, es decir, en un acto en que el objeto es explcitamente intencionado com o'crea d o.En el caso de los ensueos y de los entes mitolgicos, por ejemplo,

    o no hay explcitamente vivencia de creacin o es imposible separar en ella lo que es mencin en el modo de la posicin de reali

    dad y lo que es vivido com o ficcin libre. H ay qu e tener en cuenta, adems, los casos contrarios de entes considerados ideales

    (matemticos, principalmente) que han sido aprehendidos originariamente gracias a una vivencia en la que son preponderantes

    los elementos de creacin.

    Otro criterio empleado es el de la concordancia de las estruc

    turas o unidades nticas ideales con las de la realidad. Los entesideales se acuerdan con los reales en cuanto son esencias o es

    tructuras formales de ellos, mientras que en el caso de los irrealesno ocurre cosa semejante. Se pone el acento aqu en la circunstancia de que los objetos irreales son vividos como opuestos a larealidad, como nacidos de una transformacin de ella, cuando noincorporan en su contenido elementos que, desde el punto de vista real, son incoherentes (v. g la sirena).

    Respecto a esto, hay que recordar, sin embargo, dos hechosimportantes: de un lado, muchos entes ideales no encuentran correspondientes reales y no por eso dejan de ser incluidos en el dominio de la idealidad y considerados objetos legtimos de ciencias

    bien constituidas (as, los espacios de ms de tres dimensiones);de otro lado, a despecho del divorcio sealado, es preciso subrayar

    el parentesco muy estrecho que muestran los contenidos nticos

    de muchos entes irreales y los de sendos reales, que es mayor que

    el que pueden ofrecer buena parte de los objetos ideales (pinsese en la "concrecin" que pueden alcanzar los personajes y lassituaciones de las alucinaciones y el teatro).

    Para defender la diferenciacin propuesta se puede recurrirtambin a la determinacin de un contenido esencial en el irreal

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    y a su enfrentamiento al mo me nto propiamen te irreal. El primero

    dara la permanencia y la trascendencia; el segundo constituira locambiante y creado del ente irreal, y de l se seguira el carcter

    meramente intencional de su ser. Sin embargo, esta argumentacin

    se muestra tambin endeb le. Bstanos considerar aqu tan slo la

    circunstancia de que el contenido esencial corresponde a los irreales de base sensible, como las ficciones y los ensueos, para de

    sempear el papel de esencia de ellos, debe poseer el carcter deespecie nfima, es decir, debe incorporar todas las determinacio

    nes del ente, m enos su individualizacin. Ah ora bien, #a individualidad no pertence en sentido propio a los irreales, y esto por

    razones derivadas de la manera como hay que abordar su temporalidad y su espacialidad.

    Veam os bre vem ente la s conclu sio nes a que n os conduce elexamen de la temporalidad y la espacialidad de los objetos irreales. En sentido propio, estos entes no son tempo rales porque nopertenecen a un curso temporal fijable d e m anera unvoca. No

    hay posibilidad de establecer su cronologa, toda vez que faltansoportes exteriores que sirvan de puntos de referencia constantes.Es preciso superar la ilusin que a este respecto produce el "desa

    rrollo" del ente irreal, por ejemplo, un personaje literario u on

    rico. El ente evolucio na slo en apariencia, porque la accin total del sueo o la novela, que es el verdadero todo objetivo irreal,

    no se incluye en ningn curso temporal; est, por decirlo as, sus

    pendido en un vac o de tiempo. Con siderando a ca da personajecomo elemento de este todo objetivo se supera esa ilusin y se

    hace evidente que l no est propiamente antes ni despus de ningn ente, no es pasado, presente ni futuro en sentido estricto, yse comprende adems por qu puede actualizarse indefinidamen

    te en la conciencia sin que, como ocurre con los objetos reales,

    tengam os qu e adscribirle una determinacin temporal. Por lo de

    ms, esto es lo que ocurre con los entes ideales y es por esto quetambin se les considera in-temporales. Es prec iso notar que la ilusin a que hemos' 'aludido exige, sin embargo, aceptar una temporalidad impropia en s-..entes irreales, la que tambin debe acep

    tarse para los ideales.

    Las mismas consideraciones hay que hacer respecto a la espac ialida d d e los entes irreales. Ellos estn vinculados, en el interior del todo objetivo de la situacin irreal, por relaciones espaciales impropias, porque la situacin misma no est ligada a nin-

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    guna otra instancia en el espac io. Esto se h ac e claramente per

    ceptible en el teatro : la loca lizaci n de los perso na jes y loslugares no rebasa el m arco de la escena , de tal ma nera que elcastillo de Elsinor conduce, en unos casos, a una calle de Lima y,

    en otros, a una de Londres, o a a m ba s simultneam ente. Si sedice que esta localizacin (Lima o Londres) vale slo para el edificio del teatro y no1para el lugar de accin, no se refuta lo afir

    mado aqu, sino que, por el contrario, se pone en evidencia quela situacin irreal no est al lado de nada y con ella los personajes. La situacin teatral, com o to do en te irreal, es siempre pues

    una utopa y una ucrona. Esto vale igualm ente para los objetos

    ideales.Si no hay lugar y tiempo propios en la irrealidad, no hay

    tam poco individualidad. La individua lizacin, al exigir una deter

    minacin plena del ente, exige su fijacin en el espacio y en eltiempo y hace imposible su repeticin como el mismo ente, en todos sus aspectos, a lo largo de una serie abierta de vivencias re

    feridas a l. En el teatro, co m o en la literatura en general, perotambin en las alucinaciones, los ensueos y los idales, la vinculacin a la realidad o la mencin en el modo de la ficcin noafecta al ente, aunque se produzca en tiempos y en circunstancias

    concretas dispares; su unidad no puede ser por eso individual,sino genrica.

    Volv ie ndo a la diferencia ci n de la esencia del irreal y desus momentos propiamente irreales, debe concluirse, de acuerdocon lo dicho, que la pretendida esencia del irreal coincide con todo el ente irreal, en tanto que am bos se ofrecen com o especies

    nfimas. El des dob lam iento intentado resulta as no s lo artificial,sino imp osible. Lo perma nente en el irreal n o es, pues, nad a aje

    no a la irrealidad misma.

    Si los argumentos derivados de la caracterizacin por el serintencional no pueden sostenerse para fundar la distincin entre

    idealidad e irrealidad, es preciso recurrir a las determinacionesque, segn Husserl, son propias de las esencias, las cuales ven

    dran a desempear el papel de entes ideales por antonomasia.

    Las esencias deben ser conside rada s com o com plejos o uni- %dade s entitativas invariantes. La intuicin de las esencia s (W e-senschau) permitira aprehender con evidencia apodctica las conexiones universales y necesarias que fundan el contenido nticq.

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    incam biab le de los objetos ideales. Frente a esta invariancia y

    a la necesidad y universalidad que le son propias, los irreales sedaran como entes variables, con una constitucin "de hecho", contingente.

    Vam os a exam in ar esta nueva posic in. Para ell o es precisoanalizar algunos de los ejemplos que el propio Husserl ha dadode conex iones invariantes, necesa rias que l llam sintticasa priori. En primer lugar tenem os la rela cin color-extensin. El

    color est vinculado segn su esencia a la extensin, de tal manera que la conexin entre am ba s instancias es necesaria. ^o se tra

    ta de una mera vinculacin de facto-, o referida primero a los ca

    sos perceptivos y, luego, por induccin, enunciada de los gnerosesenciales, sino de una sntesis a priori que depende de la constitu

    cin esencial del color y la extensin. Los enu nciado s referidos aella son leyes sintticas a priori materiales, aprehensibles con evi

    den cia apodctica. Dicho de otro m od o: la ley determina que uncolor no puede darse sin recubrir una extensin, pero esto no enel plano perceptivo simplemente ( lo que la reducira a una leyemprica) sino en general, idealmente.

    Debemos preguntamos ahora si esta afirmacin hace justiciaa los datos descriptivos. N o h ay qu e distinguir m s bien, en bue

    na fenomenologa, lo que ocurre en la percepcin, con sus exigen cias de h echo, y! lo que ocurre en el plan o ideal? De hecho,perceptivamente nunca se nos da el color independientemente dela extensin. Pero el color pue de ser intuido intelectualmente c omo una instancia independiente, v. g., la rojez en tanto la rojez, lacualida d crom tica com o tal. Si la esencia es justamente esa po

    sibilidad ideal, entonces en el plano de las esencias, en la ideali

    dad, no v ale la con exin necesaria. Ella va le slo, justamente,

    en el plano perceptivo; es una regularidad fctica y de ningunamanera una necesidad apriorstica.

    Si se dice que en la definicin de color se incluye la extensin(posic in con la que, por lo dems, no estamos de acuerdo) , la

    situacin no cambia en el fondo, porque lo que se prueba esla existencia de una necesidad analtica, y se abandona as el te

    rreno de las conexiones eidticas materiales.

    Otro caso examinado por Husserl es el de la dacin de los

    objetos trascendentes que, para l, es siempre inadecuada, es de

    cir, que prese nta al ente po r escorzos . Esta estructura viven cialobedecera tambin a una ley sinttica a priori que gobernara

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    las esencias de las vivencias. Re specto a ello cab e hacer las mis

    mas consideraciones que antes y remitirse, en ltima instancia, a

    la posibil idad ideal de una conciencia absoluta que aprehendatodos sus objetos ade cuad am ente. Por otra parte, esto no es si

    quiera necesario porque el hecho de que Husserl haya habladode la aprehensin adecuada de esencias en sus primeras obras,

    refirindose a la conciencia humana, muestra claramente que esta posibilidad ideal, esencial, no exige esfuerzos muy grandes pa

    ra su concepcin.

    Esta crtica puede reforzarse mediante la consideracin delescaso desarrollo y la nula seguridad que ofrecen las disciplinaseidticas que Husserl concibi co m o fundamentos de las ciencias

    fcticas, a las que estaba encomendada la tarea de explotar yunificar en sedos sistemas, a base de la intuicin eidtica, los do

    minios esenciales. La eviden cia apod ctica, que habra de abrirel acceso a contenidos y conexiones necesarios y universalmente

    vlidos, no ha rendido ios frutos esperados, hasta el punto de que

    en el mismo crculo de la fenomenologa se ha debido modif icarla posicin originaria sobre la apodicticidad de los enunciados ei-dticos. Por otro lado, las ciencia s fcticas no han re cibido ningn auxilio de las disciplinas llamadas a fundarlas.

    Parece, sin embargo, que como argumento decisivo puede sostenerse, al lado de esta ineficacia de las ciencias eidticas proyectadas por Husserl, Ja fecundidad y la firmeza tericas de las

    matemticas, consideradas por la fenomenologa como tpicas

    disciplinas eidticas. Gracias a la validez a priori de los con oci

    mientos matemticos se podra sostener la existencia de conexiones y unidades sintticas esenciales, opuestas como entes ideales alos irreales.

    La epistemologa de las matemticas no parece venir en apoy o de sta conclusin. La exactitud, la universalidad y la ne cesi

    dad de los enunciados matemticos se derivan de su carcter de

    mostrativo, es decir, de las conexiones analticas propias de la

    fundamentacin y no de los materiales relativos al contenido men

    tado. El contenido ntico de los objetos mate m ticos es puesto en

    ju ego por los postula dos y definic iones, sin echar m ano para na

    da del criterio de la necesidad y de la validez universal de las

    esencias. Los postulados enun ciados son libremente elegid os y

    la nica condicin estricta que deben cumplir es la no contradic

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    cin ( interna y exte rna). Se dan as sistemas ma tem ticos diversos que incluyen enunciados opuestos, y que no pierden por estosu validez matemtica (diferentes geometras, como es sabido, secomportan de diversa manera en lo que toca al postulado de laspa ra lelas). Nada semejante a la necesida d sinttica esencial aparece, pues, en el dominio de las matemticas.

    De este modo, el recurso a las matemticas, en lugar de valer como prueba a favor de la diferenciacin del ser ideal y el serirreal, conspira contra ella, porque muestra que los entes idealesmatemticos son aprehendidos en actos que se asemeje^ mucho

    a la libre creacin atribuida a la conciencia originaria de lo irreal.

    Las conclusiones de Husserl, en lo que toca a los fundamentos de la lgica no son, sin embargo, afectadas por esta crtica.

    Y la ca racterizacin del saber m atem tico a que nos hemos atenido antes se acu erda tambin con ellas. Qu iere esto decir que laevidencia apodctica puede ser conservada y con ella los entes alos cua les se vincula. Pero stos no son otra cos a que conex io

    nes analticas, estructuras formales que deben ser aceptadas com o necesaria s en su dimensin analtica. Nosotros creem os que,contra lo afirmado por Husserl, la apodicticidad procede del carcter analtico y no del carcter formal de las conexiones, de tal manera que, correlativamente, la no-necesidad o contingencia tocapropiam ente a lo sinttico de los entes. Pero que da en pie este hecho: hay un grupo de conexiones necesarias, las analticas, de las

    que toda otra estructura o complejo ntico se diferencia por el carcter modal de la no-necesidad.

    Lo expuesto nos lleva a concluir que la distincin del ser idealy del ser irreal no resiste a una crtica rigurosa de sus fundamen

    tos gnoseolgicos y ontolgicos, y que por ello debe desecharse,aceptndose en su lugar la unidad de los entes ideales e irreales,

    esto es, su pertenencia a una misma regin, que puede denominarse de lo no-real. Sem ejantes por sus principales rasgo s, los entesirreales e ideales, en cuanto instancias sintticas materiales, seofrecen igualmente com o contingentes y se enfrentan a las conexiones a nalticas estudiadas por la lgica y la ontologa formal. Por

    su parte, estas conexiones, que poseen una legalidad estricta, sediferencian tambin modalmente de las unidades objetivas reales.

    Sin pretender ser completa en el aspecto crtico, la investigacin que hemos resumido abre ya muchas perspectivas temti

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    cas. Entre ellas, apunta mo s las siguien tes: anlisis de lo: consti

    tucin en la conciencia de los entes no-reales; clasificacin de estos entes; peculiaridades de la contingencia que les es propia; relacin de los objetos no-reales con las estructuras analticas y exa

    men de la situacin ontolgica especial de estas ltimas; vinculacin de lo no-real con la realidad; finalmente, repercusiones quela crtica realizada tiene en el dominio de la axiologa.

    OBSERVACIONES

    Honorio Delgado

    Los objetos ideales y los objetos de ficcin son irreales; pero

    mientras que los primeros son efectivos, los segundos no lo son.

    La efectividad de los objetos ideales consiste en que pueden serintuidos, reconocidos y eventualmente realizados de manera espon

    tnea y siem pre con las misma s caractersticas esenciales. Encambio los objetos de ficcin en cuanto tales, y no como sustentculo de valores, carecen de consistencia capaz de suscitar laintuicin, el reconocimiento y la realizacin espontneos; no se imponen a la intencionalidad de la conciencia como irrealidad efec

    tiva individual o g enera l del espritu. Lo ideal e s potenc ialmente apto para ser aprehendido, con idnticas caractersticasfundamentales, por diversos sujetos; lo cual demuestra que corres

    ponde a lo absoluto, por relativos que sean los modos y contenidos de su actualizac in. Lo irreal ficticio, siemp re relativo por smismo, slo puede ser concebido por diversos sujetos pasivamen

    te, merced a nocin previa, y muy problemticamente por coincidencia de constelacin imaginativa o valorativa; mas en ningn

    caso se impone por s mismo como poseedor de significacin uni

    versal. Esto no sucede, ciertamente, respecto a los va lores que

    objetive, los cuales correspo nden , al m undo ideal del e spritu..