iba muy ligero

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Iba muy ligero, los cabellos le escurrían por las mejillas encima de los ojos traía el rostro desencajado se le notaba la piel húmeda viscosa su mirada nublada oscurecía más la noche se le volaban las ideas traía ganas de matar a alguien, muy dentro lloraba tuvo que enterrarla temprano la mañana había sido muy fría muy triste lejana e inagotable. Las lágrimas de Dios caían sobre los paraguas. Qué triste había sido tener que dejarla ahí, en un hoyo y sola. La guardó en un cajón en el que se pudriría con los días. La dejó sola boca arriba con los ojos cerrados y con las manos encima.

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Poema por Vanja López.

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Page 1: Iba muy ligero

Iba muy ligero,

los cabellos le escurrían por las mejillas

encima de los ojos

traía el rostro desencajado

se le notaba la piel húmeda

viscosa

su mirada nublada

oscurecía más la noche

se le volaban las ideas

traía ganas de matar a alguien,

muy dentro lloraba

tuvo que enterrarla temprano

la mañana había sido muy fría

muy triste

lejana e inagotable.

Las lágrimas de Dios caían sobre los paraguas.

Qué triste había sido tener que dejarla ahí,

en un hoyo y sola.

La guardó en un cajón

en el que se pudriría con los días.

La dejó sola

boca arriba

con los ojos cerrados

y con las manos encima.

Prepararon tan terriblemente al cuerpo,

lo vistieron de blanco

Page 2: Iba muy ligero

se veía mucho más vieja,

sus cabellos largos,

castaños, olorosos, resaltaban

por la palidez de su cara.

Qué triste fue dejarla sola,

no poder llevarla a casa,

abrigarla y decirle que todo estaría bien.

Además de tener que soportar la lástima

de los pésame

las preguntas bochornosas que le recordaban todo

tuvo que regresar solo a casa.

Se sacó las botas

bebió café caliente con whisky

Miró al gato

su mirada se encendió

revisó el bolso rojo de Miranda,

sacó un papel hecho bolita.

Era hora de compensar el dolor

llegó a la calle ciprés número cinco

sacó una tarjeta del pantalón

se dispuso a entrar

y vaya que lo hizo

Encontró a René llorando en el sofá

Le fue tan fácil APUÑALARLO.

Abandonó el lugar

el piso estaba mojado

Page 3: Iba muy ligero

el aire olía a tierra

el viento se sentía como las caricias

de Miranda

frías, volátiles, lascivas

iba con la mirada gacha

se llevaba el tabaco a los labios

fríos amoratados.

con los dedos largos y entumecidos

se daba rondas de presión por el cuello.