husserl_experiencia y juicio

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  • 7/23/2019 HUSSERL_Experiencia y Juicio

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    EDMUND HUSSERL

    EXPERIENCIA Y

    JUICIOINVESTIGACIONES ACERCA DE LA

    GENEALOGA DE LA LGICA

    Redaccin yedicin de LUDWIGLANDGREBECon un eplogo de LOTHAR

    Eley

    Traduccin:JASREUTERRevisin deBERNABNAVARRO

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    Mxico1980Ttulo original en alemn:Erfahrung und Urteil

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    Editada por Glaassen Hamburg 1948

    Primera edicin en espaol: 1980

    DR 1980, Universidad Nacional Autnoma de Mxico Ciudad Universitaria,

    Mxico 20, D. F.DIRECCINGENERALDEPUBLICACIONESImpreso y hecho en Mxico

    ISBN 968-58-2967-5La impresin de la,presente obrase realiz originalmente pocodespus de la muerte de Edmund Husserl en el ao de 1938 en laeditorial Academia de Praga. Inmediatamente despus de suconclusin, en la primavera de 1939, la editorial fue disuelta: debidoa la anexin de Checoslovaquia, de tal modo que la obra ya no lleg a

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    distribuirse encas libreras. La edicin completa se qued en Praga yfue destruida durante la guerra, a excepcin de 200 ejemplares quelograron enviarse a Londres todava en el ao 1939 a la editorial

    Alien8cUnwin, vendindose en Inglaterra y ri los Estados Unidos.Se suscit as la situacin paradjica de que el libro fue difundido,comentado y citado en esos dos pases, aunque en extensin limitada,mientras que para el crculo de lectores de la Europa continental semantuvo prcticamente desconocido. De ah la necesidad deimprimirla nuevamente en su forma original por mtodofotomecnico, para que esta obra, aparecida propiamente hace yaocho aos, tuviese finalmente acceso a la luz pblica.Su redaccin y publicacin se bas en una solicitud de Edmund

    Husserl, quien sigui de cerca hasta el ltimo momento el avance del

    trabajo. Ya no tuvo la oportunidad de escribir un prlogo como lohaba deseado ni de ver impresa la obra. De aqu que fuese el editorquien tuvo que asumir la tarea de decir lo necesario comointroduccin.En suLgica formal y trascendental(1929), Husserl se haba

    propuesto exponer no slo el sentido interno, la estructura yconjuncin de todo aquello que hasta nuestros das se habaestudiado en materia de problemas lgicos en el sentido ms amplio,sino de mostrar tambin la necesidad de una eluci

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    6 PREFACIOdacin fenomenolgica de la problemtica lgica en su conjunto.Una seccin principal de las investigaciones analtico- descriptivasque sirven al objetivo de una tal fundamentacin fenomenolgica de

    la lgica, es la que se ofrece en la presente obra. LaLgica formal ytrascendentalse concibi como una introduccin general y deprincipio a estos anlisis particulares concretos (proyectados ya desdeentonces); desde la aparicin de aquella obra ha pasado, sin embargo,un lapso tan largo que estos anlisis ya no pueden presentarsesencillamente como una continuacin y elaboracin. Mucho menos sise tiene en cuenta que los progresos realizados desde entonces porHusserl en sus reflexiones sistemticas, hacen aparecer bajo unanueva luz muchos de los resultados de aquel libro. El presente escrito

    tuvo que adquirir, por consiguiente, la forma de una obra en siindependiente. Para este fin se le antepuso una detalladaintroduccin, que sirve, por un lado, de referencia del sentido detodos estos anlisis a la ltima fase del desarrollo del pensamientohusserliano, algunos de cuyos resultados importantes se publicaronen su ltima obraLa crisis de las ciencias europeas y la

    fenomenologa trascendental (Philosophia, vol. 1, 1936); por el otrolado constituye una sntesis de las ideas fundamentales de laLgica

    formal y trascendentalque resultan decisivas para comprender lasbases de los anlisis particulares.Se sobreentiende que con una tal repeticin de algunos puntos de

    vista de laLgica formal y trascendentalen el marco de laintroduccin, no se puede pretender dar de nuevo una respuestaconvincente y breve a los problemas de principio de la lgicafenomenolgica. Una introduccin verdaderamente exhaustiva a laspeculiaridades y al sentido de esas cuestiones requiere la exposicindetallada de aquel libro, cuyo estudio no se puede sustituir medianteuna apretada sntesis. Las partes de la introduccin referidas a estascuestiones no han de servir ms que de breve indicacin, por lo quesin duda ofrecern, al lado de otros pasajes, ciertas dificultades allector poco familiarizado con la fenomenologa. Se recomienda a estelector no detenerse demasiado en estos prrafos durante la primeralectura, para pasar cuanto antes a los anlisis particulares, cuyacomprensin resulta ms directa,. Una vezestudiadala obra enterapodr volver nuevamente sobre la introduccin, remitindose almismo tiempo a laLgica formal y trascendental.En cuantoelaboracin de una parte esencial del programa planteado en la

    Lgica,la presente obra permitir una mejor comprensin deaqulla, asi como el sentido ms profundo de los anlisis particulares

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    PREFACIO 7realizados aqui se inferir solamente si se tiene a la mano laLgica.Para entender el carcter de este libro debemos hacer referencia a

    lahistoria de su origen.En vista del creciente nmero de sus

    proyectos y manuscritos de investigacin, Husserl se ocup durantelos ltimos 20 aos de su vida cada vez ms del problema deencontrar en la cooperacin con sus estudiantes y colaboradoresnuevas vas para aprovechar literariamente los resultados de susinvestigaciones, cuyo volumen consideraba no poder dominar por ssolo. De esta manera, en 1928al ser asistente suyo me encargreunir los manuscritos pertenecientes al campo de los problemas dela lgica trascendental, transcribirlos de su taquigrafa e intentar suordenamiento sistemtico y uniforme. El hilo conductor y las ideas

    bsicas para este trabajo se encontraban en un curso de cuatro horassobre Lgica gentica, que Husserl haba ofrecido varias veces enFriburgo a partir del semestre de invierno de 19191920. Ese cursoconstituy el material bsico de elaboracin y se le agregaron comocomplemento varios manuscritos anteriores de los aos 1910-1914,asi como fragmentos de otros cursos de los aos veinte. El proyectoresultante habra de constituir el ncleo de una publicacin, cuyaredaccin final Husserl pensaba realizar personalmente. Pero nolleg a cumplir su deseo: a partir de un pequeo tratado sobre elsentido de la problemtica lgico-trascendental que haba yo ante-puesto como introduccin a ese trabajo, Husserl quiso comple-mentarlo y de este afn result, en pocos meses del invierno 1928-1929, la obraLgica formal y trascendental.Fue publicada primeropor s sola, separada del trabajo al cual haba de servir depresentacin y cuya introduccin haba constituido, por as decir, lasemilla.Esta nueva elucidacin del conjunto total de la problemtica lgicarequiri una reelaboracin del proyecto que haba yo presentado; noslo se profundiz el contenido de sus anlisis particulares mediantesu referencia a la ya publicadaLgica formal y trascendental,sinoque tambin se ampli ese contenido. Este segundo proyecto de lapresente obra, redactado entre 1929-1930, surgi del siguiente modo:la base era el primer proyecto (elaborado antes de la redaccin de la

    Lgica formal y trascendental),al que el propio Husserl habaaadido acotaciones y prrafos complementarios. En primer lugartuvieron que tomarse en cuenta stos y agregarse despus otrosmanuscritos afines, casi todos de los aos 1919-1920. Mi tareaconsisti en redactar un texto unitario, sistemtico y coherente apartir de ese material, tomando en consideracin los lincamientos

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    8 PREFACIOprincipales fijados en laLgica formal y trascendental.Puesto quelos manuscritos tenan un carcter sumamente diverso por unlado, el primer proyecto ya revisado por el propio Husserl; por el otro,

    los manuscritos nuevamente consultados, procedentes de variosperodos y con caractersticas de redaccin diferentes, que contenanen parte slo breves anlisis esbozados fragmentariamente, y enparte estudios particulares completos, aunque escritos sin laintencin de incluirlos en un contexto ms ampliono slo tuve quedarles una uniformidad estilstica y terminolgica para llevarlos enlo posible a un mismo nivel, sino que adems hubo que escribirtambin los textos de transicin faltantes, realizar la divisin encaptulos y pargrafos e incluir los ttulos correspondientes; es ms,

    en muchos casos en que los anlisis apenas eran esbozados en losmanuscritos, mostrando verdaderas lagunas, hubo necesidad decompletar lo faltante. El trabajo se realiz de tal modo que misintervenciones y agregados eran discutidos primero oralmente conHusserl, de manera que aun ah donde el texto no se poda apoyardirectamente en el tenor de los manuscritos, no contena sinembargo nada que no pudiese por lo menos apoyarse en lasdeclaraciones orales de Husserl y en su aprobacin. Tambin estesegundo proyecto (concluido en 1930) de la presente obra fue acotado

    con observaciones por el propio Husserl, con el objeto de tener cuantoantes lista la versin definitiva para la imprenta. Una serie detrabajos urgentes se le interpusieron y finalmente hicierondesaparecer de su campo visual aquel plan.Apenas en 1935, gracias al apoyo del Circulo Filosfico de Praga,fue posible volver sobre el proyecto. Renunciando a una terminacinpersonal de la obra, Husserl me otorg entonces pleno poder paraelaborar la ltima versin del texto bajo mi propia responsabilidad.Para ello no slo tuve que considerar las observaciones que habahecho Husserl al segundo proyecto, sino que procur dar una formams clara y concisa al ordenamiento de toda la obra. Tambinagregu los pasajes sobre las modalidades del juicio, un complejoproblemtico que ciertamente tambin haba sido tratado en el cursoque se mencion sobre lgica gentica, pero que no haba sidoincluido en los proyectos anteriores. Pero ante todo se traz apenasahora la introduccin con su exposicin del sentido global de lasinvestigaciones. En parte es una reproduccin libre de pensamientosde la ltima obra publicada de Husserl,La crisis...t. y de laLgica

    formal y trascendental;en parte se apoya en discusiones orales de

    Husserl y en parte en los manuscritos de los aos 1919-1934.Tambin el proyecto de esta introduccin fue discutido todava con

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    PREFACIO 9Husserl y aceptado por l en cuanto a su contenido esencial y suordenamiento conceptual.En vista de la complicada historia sobre el origen de este libro y de

    su repetida y compleja elaboracin, resulta obvio que su texto no sepueda valorar de acuerdo con un rigor filolgico. Sera tcnicamenteimposible distinguir en l lo que es palabra textual de losmanuscritos originales que sirvieron de base (todos ellostaquigrafiados), lo que es reproduccin de declaraciones orales deHusserl y lo que es adicin (ciertamente aceptada por l) delredactor. A la pregunta de si en estas circunstancias se puedeconsiderar esta versin como una obra original de Husserl, slopuede responderse que es globalmente unaelaboracin autorizada

    por el propio Husserl.Esto significa que es elresultado de unacolaboracin de ndole muy peculiar,que se puede caracterizaraproximadamente diciendo que el contenido de ideas, por as decir lamateria prima, procede del propio Husserlno hay nada ahi quehubiese sido agregado simplemente por el redactor o que incluyeseyasuinterpretacin de la fenomenologa, mientras que, para laversin literaria,el redactor es quien lleva la responsabilidad.La sugerencia para el tituloExperiencia y juicioprocede del

    encabezado de un manuscrito de 1929 en que se tratan algunas

    cuestiones fundamentales de la lgica fenomenolgica.Los dosAnexosque aparecen al final ocupan una posicin

    especial. Se trata de una simple reimpresin, aunque estils-ticamente limada, de manuscritos originales que contienenreflexiones elaboradas independientemente, por lo que no se habranpodido incluir en el grueso del texto sin sacrificio de algunas partesesenciales de su contenido. No pretenden ser meros apndices, sinocomplementos esencialesa las partes co-rrespondientes del texto. El

    Anexo I es de 1919 o 1920; el II es un pargrafo del proyecto de

    reelaboracin de la Sexta Investigacin Lgica de 1913, que no llega ser concluida ni publicada.Para terminar debo expresar mi ms efusivo agradecimiento a

    todos aquellos que contribuyeron a llevar a cabo esta publicacin: ala Sociedad de Emergencia de la Ciencia Alemana(Notgemeinschaftder Deutschen Wissenschaft) ,que con su ayuda permiti de 1928 a1930 mi participacin en los trabajos de Husserl; al CirculoFilosfico de Praga y a la Fundacin Rochefeller, a cuyo patrociniodebo agradecer la terminacin definitiva y la impresin original; asi

    como a la editorial Cloasen & Goverts, que se ha encargado de lareimpresin de la obra. Me siento sumamente obligado con el doctorEugen Fink, de Friburgo, por su atesoramiento en la versin

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    10 PREFACIOdefinitiva del texto y particularmente en el trazado de laIntroduccin.

    LUDWIGLANDGREBE

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    INTRODUCCION

    PROPSITO Y LMITES DE LA INVESTIGACION

    1.El juicio predicativo como tema central en la genealoga de lalgica

    Las siguientes investigaciones tratan un problema de origen. Alaclarar el origen del juicio predicativo, se proponen ofrecer unacontribucin a la genealoga de la lgica en general. La posibilidad yla necesidad de tal propsito, as como el sentido de las cuestionessobre el origen, que se habrn de plantear aqu, requieren ante todouna discusin. En este esclarecimiento del origen, que no tiene portema un problema de la historia de la lgica en el sentido habitualni tampoco uno referente a la psicologa gentica, nos proponemosverter luz sobre la esencia de la estructura cuyo origen buscamos. La

    tarea consiste, pues, en esclarecer la esencia del juicio predicativopor el camino de la investigacin de su origen.Si mediante ese esclarecimiento es posible contribuir a la solucin

    del problema de la genealoga de la lgica, ello se debe al hecho dequeen el centro de la lgica formal,tal como ha llegado a serhistricamente, se encuentrael concepto del juicio predicativo,esdecir, de la apfansis. En su meollo es lgica apofntica, o sea,doctrina del juicio y de sus formas. Slo de paso mencionemos queen su significacin ms originaria no essloesto, sino que en una

    lgica formal totalmente elaborada que en cuanto mathesisuniversalisformal abarca en s tambin la matemtica formal a laapofntica formal se enfrenta la ontologa formal, la doctrina delalgo

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    12 INTRODUCCIN

    en general y de sus formas de modificacin, es decir, de conceptostales como objeto, cualidad, relacin, pluralidad y semejantes; y queen la problemtica lgica tradicional desde siempre se han tratado

    cuestiones de ambos campos; aqu no podemos tratar nuevamente losdifciles problemas que se refieren a la relacin entre la apofnticaformal y la ontologa formal, a su homogeneidad correlativa, inclusoa su unidad interna, en vista de la cual su separacin demuestra sermeramente provisional y depender no tanto de diferencias de loscamposde estudio como de losenfoques.1Baste con decir que todaslas formas categoriales que componen el tema de la ontologa formalse dirigen a los objetos del juicio; ya el concepto vaco de algo engeneral, en el que siempre se piensan los objetos lgicamente, no se

    presenta en ninguna otra parte fuera del juicio,2y lo mismo ocurrecon sus formas de modificacin: As como la cualidad designa unaforma que en un comienzo aparece sin autonoma en el juicio y queno- minalizada produce la forma de sustrato cualidad, as en el

    juzgar plural aparece elpluralque, nominalizado, o sea,transformndose en objeto en el sentido sealado el del sustrato,del objeto-acerca-del-cuaF, produce el conjunto.3Lo mismo podramostrarse respecto de todos los dems conceptos que aparecen en la

    ontologa formal. Teniendo esto en consideracin podemos decir que ala doctrina del juicio le corresponde un lugar central en laproblemtica lgico-formal en su totalidad, no slo por razoneshistricas, sino tambin por razones objetivas.Con esta observacin no pretendemos adelantar una deter-

    minacin de la esencia de lo que ha de entenderse en el sentido msamplio y comprensivo por lgica y lgico. Este conceptocomprensivo de la esencia ms bien puede ser elresultado finaldelesclarecimiento fenomenolgico y de la investigacin sobre el origen

    de lo lgico, tal como se inici en la1Cf. E. Husserl (citadainfracomoLogik),Seccin I, caps. 4 y 5. [Ed. en espaol:Lgica

    formal y trascendental, tr. Luis Villoro. Col. Filosofa Contempornea, UNAM, Mxico,1962.]Frmale und transzendentale Logik,Halle, 1929.2Op. cit.,p. 98.3Op. cit.,p. 95.

    Lgica formal y trascendental,donde tambin se discutieron lascuestiones de principio y tal como se realiza en una sola pieza en lapresente investigacin. La aclaracin fenomenolgica sobre el origende lo lgico descubre que el mbito de lo lgico es mucho ms amplio

    de lo que tradicionalmente ha tratado la lgica hasta ahora, ydescubre al propio tiempo las razones esenciales ocultas que

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    produjeron es& limitacin precisamente al remontarse a losorgenes de lo lgico en el sentido tradicional. En ello descubre noslo que ya existe una aportacin lgica en estratos donde la

    tradicin no la haba visto, y que la problemtica lgica tradicionalaparece apenas en un nivel bastante elevado, sino ms bien quejustamente en esos estratos inferiores es donde deben buscarse losrequisitos ocultos que a fin de cuentas permiten entender el sentidoy la correccin de las evidencias superiores del lgico. Slo asresulta posible enfrentarse a la tradicin lgica en su totalidad y como una meta ms del esclarecimiento fenomenolgico de la lgica obtener el concepto general de lgica ylogos.As pues, aunque nosea posible delimitar por anticipado el mbito de lo lgico, su

    esclarecimiento fenomenolgico requiere al menos un conceptopreliminarde ese mbito aunque slo sea para sealarle el camino aseguir. Este concepto preliminar no se puede elegir en formaarbitraria, sino que est constituido precisamente por el conceptotradicional ya dado de lgica y lgico'.4Y en el centro de esteconcepto se halla la problemtica del juicio predicativo.

    2-La determinacin y posicin preferente tradicionales del juiciopredicativo y sus problemas

    El juicio, la apfansis en el sentido tradicional, todava es un ttuloque abarca una diversidad de contenidos. Hace falta, por lo tantodelimitar con mayor precisin nuestro temay observar los problemasque encierra y que estn ya presea- lados por la tradicin ( 2).Despus podremos intentar, paso

    4Para aclarar el sentido de la tradicin lgica, cf.Logik,Introduccin, 11 y Seccin I,A.

    a paso, la caracterizacin del mtodo que habremos de seguir y que

    de antemano hemos calificado como gentico ( 3 ss.).A lo largo de toda la tradicin se extienden las diferenciacionesentre las ms variadas formas de juicios y, en cuanto al juiciomismo, se lo ha tratado de fijar de las maneras ms diversas. Pero loque qued establecido desde un comienzo, desde la fundacinaristotlica de nuestra tradicin lgica, es que el juicio predicativo secaracteriza en general por estar constituido de dos miembros: unsustrato (7toxe[xevov) acerca del cual se enuncia algo, y lo que seenuncia de l (xaT7]YPtievov); desde otro punto de vista, el de su

    forma lingstica, se distinguen esos miembros como 6vo[xa y pyjfxa.Toda oracin enunciativa ha de constar de esos dos miembros.5Ello

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    implica: todo juzgar presupone que un objeto existe, dado frente anosotros, acerca del cual se dice algo. Con esto nos encontramos, poras decir, con un modelo original, que en cuanto juicio debemos

    estudiar en su origen. Al hacerlo, debemos dejar abierta la cuestinde si realmente nos las habernos aqu con la estructura lgicaprimaria. Slo aclarando el origen de esta estructuratradicionalmente definida como juicio, se podr responder a sta y alas dems preguntas relacionadas con ella: en qu medida el juiciopredicativo es el tema predilecto y central de la lgica, de modo queen su esencia misma tenga que ser necesariamente una lgicaapofntica, una doctrina del juicio? En segundo trmino: cul es lanaturaleza de la conexin entre esos dos miembros que siempre se

    han distinguido en el juicio y hasta qu punto el juicio es a la vezsntesis ydiiresis? Este problema siempre ha desconcertado a loslgicos y no ha sido resuelto an satisfactoriamente. Qu es lo queen el juicio se une y se separa? Una pregunta ms: Cul de lasmltiples formas de juicio que distingue la tradicin es la msoriginaria, es decir, aquella que ha de presuponerse como la nfima yfundadora de todas las dems y pensarse por necesidad esencialcomo existente, para que puedan construirse sobre ella otras formassuperiores? Existe una forma originaria o existen varias con el

    mismo valor, yuxtapuestas, y si existe una sola, de qu5Cf. Aristteles,De interpr.,16a 19 y 17a 9.

    manera es posible hacer remontar todas las dems a esa formaprimaria? As, por ejemplo, son el juicio afirmativo y el juicionegativo dos formas fundamentales yuxtapuestas de idntico valor yde igual originariedad, o tiene alguna de ellas la prioridad?La definicin tradicional del juicio conduce a estas cuestiones.

    Cierto que quedan sin resolver tambin otros problemas, quemediantenuestromtodo del esclarecimiento del origen de lo que

    tradicionalmente se nos ha presentado como juicio, no se puedenresponder con sencillez, sino que su respuesta sera ya objeto de unenfrentamiento con la tradicin ntegra, que rebasa los lmites denuestra investigacin. Sin embargo, sealemos algunos de losproblemas en cuestin. Desde Aristteles se ha aceptado que elesquema bsico del juicio es el juiciocopulativo,que se puede reducira la forma fundamentalSesp.De acuerdo con esta idea, todo juiciode estructura diferente, por ejemplo, la forma de la proposicinverbal, se puede convertir en la forma de la conexin copulativa sin

    alterar su sentido lgico; por ejemplo, la frase el hombre caminaequivale lgicamente a el hombre es caminante. El es est como

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    PROPSITO Y LMITES DE LA INVESTIGACIN 15

    parte del en que siempre seindica tambin el tiempo, por lo que en esto es igual al verbo.eHacefalta, pues, comprender con exactitud lo que ocurre en esta conexin

    copulativa, comprender la naturaleza de la esencia y del origen deljuicio predicativo copulativo, antes de que se pueda decidir sobre lacuestin de si efectivamente se justifica esta convertibilidad y si ladiferencia lo es slo de la forma lingstica, que no remite a ningunadiferencia de aportacin lgica de sentido. Ahora bien, si ste ltimofuera el caso, se planteara el problema sobre la naturaleza del nexoexistente entre ambas formas, la de la proposicin copulativa por unlado y la de la proposicin verbal por el otro: son ambas aportacionesde sentido igualmente originarias, o una de ellas cul es la ms

    originaria? Es decir, representa en realidad la forma copulativaSespel esquema bsico del juicio, tal como lo quiere la tradicin?Adems, la pregunta por la originariedad de este esquema se tendra

    6Cf.De interprloe. city 21b 9.que plantear asimismo en vista del hecho de que en l aparece contoda naturalidad el sujeto en la forma de la tercera persona. Elloimplica el supuesto de que la primera y segunda personas, el juicioen la forma de yo soy . . ., t eres . . no expresa ninguna aportacinlgica de sentido, que se desviara de la que se expresa en el esquema

    bsico preferido ello es . . .; tambin esta suposicin requerira unexamen y mostrara bajo una nueva luz la pregunta por laoriginariedad del esquema bsico tradicionalSesp-

    3.La bilateralidad de la temtica lgica. El problema de laevidencia como punto de partida de los planteamientosorientados subjetivamente y su soslayamiento en la tradicin

    El juicio en torno del cual se plantean todas estas cuestiones se le

    presenta al lgico ante todo en su constitucin lingstica comoproposicin enunciativa y, por lo tanto, como una especie deestructura objetiva, como algo cuyas formas y relaciones puedeinvestigar, tal como lo hace con otros entes. Si hacemos memorialgica, veremos qe el conocimiento, con sus modos de procederlgicos, siempre ha realizado su obra: siempre hemos emitido

    juicios, formado conceptos, sacado conclusiones, todo lo cualconstituye nuestro acervo conocitivo y nos es dado en calidad de tal.Esto significa que el inters mostrado por el lgico principiante en

    estas estructuras no es un mero inters por cualesquiera estructurasde forma determinada, sino un inters por estructuras que tienen la

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    16 INTRODUCCIN

    pretensin de ser depositaras de conocimientos. Los juicios cuyasformas investiga se presentan como supuestos conocimientos. Elloimplica: previo a toda reflexin lgica existe ya el saber sobre la

    diferencia entre los juicios que son conocimientos verdaderos y a losque corresponde una verdad, y juicios que son conocimiento slosupuesto, slo pretendido. Antes de toda reflexin lgica conocemosya las diferencias entre el juicio verdadero y el juicio sloaparentemente verdadero, que despus se revela tal vez como falso,entre la conclusin correcta y la conclusin errnea, etctera.Ahora bien, si el lgico realmente se preocupa por una lgica en elsentido amplio y serio, su inters por las leyes de la formacin de los

    juicios los principios y las reglas de la lgica formal no se dirige

    a ellas como a meras reglas de juego, sino a leyes que debe cumplir laformacin de los juicios para que el conocimiento mismo sea posible.7

    Son vlidas como juicios por su pura forma, prescindiendo totalmen-te del contenido material de aquello que se incorpora en la formavaca como objeto o sustrato del juicio. As pues, encierran, por asdecir, slocondiciones negativas de una verdadposible; un juicio queatente contra ellas jams podr tener por resultado una verdad o, entrminos subjetivos, una evidencia; no puede ser un juicio evidente.Mas, por otra parte, aun al cumplir las exigencias de estas leyes, no

    tiene por ello que alcanzar necesariamente su meta, a saber, laverdad. El reconocerlo as nos obliga a preguntar qu se debe agregara las condiciones formales de la verdad posible para que una ac-tividad conocitiva alcance su meta. Estas condiciones adicionales seencuentran del lado subjetivo y se refieren a loscaracteres subjetivosde la intelectividad \Einsichtigkeit\}de la evidencia,y a lascondiciones subjetivas para alcanzarla.Debido al hecho de quealgunos juicios se presentan como pretendidos conocimientos paraque despus gran parte de lo que se ofrece como conocimiento se

    revele como falacia y debido a la resultante necesidad de una crticade los juicios para probar su verdad, a la lgica se le seala deantemano unabilateralidad de su problemtica,que ciertamente latradicin nunca lleg a captar en su sentido ms profundo: de unlado, la pregunta por la creacin de las formas y sus leyes; del otro, lapregunta por las condiciones subjetivas para alcanzar la evidencia.

    Aqu viene a consideracin el juzgar como actividad subjetiva, ascomo los procesos subjetivos en que las estructuras se presentan seacomo evidentes, sea como no evidentes. Con esto, la atencin se

    dirige al acto de juzgar como a una operacin de la conciencia, en laque surgen las estructuras con toda su pretensin de constituirexpresiones

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    PROPSITO Y LMITES DE LA INVESTIGACIN 177Con relacin a la diferencia entre la lgica de la verdad y una mera analtica de las

    reglas de juego, cf.Logik, 33, pp. 86 ss.de conocimientos; la lgica tradicional no ha considerado estaproblemtica como un campo central de sus reflexiones, segn debihaberlo hecho, sino que crey poder dejarla en manos de lapsicologa. Gracias a ello, la tradicin parece predeterminar que unacuestin sobre el origen, referida al acto de juzgar y a lo lgico engeneral, no puede tener otro sentido que el de una consulta al estilode la psicologa gentica. Si nosotros ahora nos rehusamos acaracterizar nuestro planteamiento gentico como propio de lapsicologa, inclusive oponindolo explcitamente a una preguntapsicolgica por el origen en el sentido ordinario, ello requerir una

    justificacin especfica que al propio tiempo manifieste la

    peculiaridad de los anlisis sobre el origen que aqu habremos deemprender.Anticipndonos a esa justificacin diremos por lo pronto slo loque sigue. Una psicologa gentica del juicio en el sentido corrientede antemano se distingue de nuestro propsito de explicarfenomenolgicamente el origen del juicio y, despus, de unagenealoga fenomenolgica de la lgica en general, en que losproblemas de la evidencia, que ofrecen el punto de partida naturalpara toda consulta relacionada con las estructuras lgicas, nunca

    fueron comprendidos y abordados seriamente como tales problemaspor la tradicin. De antemano se crea saber lo que es la evidencia;se crea poder medir todo conocimiento con un ideal del conocimientoabsoluto, apodcticamente cierto, sin pensar que este ideal de co-nocimiento y, con l, los conocimientos del lgico mismo, quereclaman para s esta apodicticidad a su vez podran requerir una

    justificacin y una fundamentacin de su origen. De. este modo, losesfuerzos psicolgicos nunca se dirigan a laevidencia misma, ni a ladel que simplemente juzga, ni a la evidencia apodctica del lgico

    relativa a las legalidades formales del juzgar. No cuestionaban laevidencia como problema, sino que se referan slo a lamanifestacin de la evidencia,al empleo de la claridad y precisindel pensamiento para evitar el error, etctera, con lo cual a menudola lgica fue tildada de tecnologa del pensar correctopsicologistamente determinada. Habremos de mostrar cmo no sedebe al azar el hecho de que se encauzara por esta senda todapregunta subjetiva y cmo, ms bien por razones profundas, en elhorizonte de la problemtica psicolgica no podan por principio

    aparecer los verdaderos y autnticos problemas de la evidencia.Intentaremos primero hacernos una idea acerca de la naturaleza

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    de estos problemas ( 5 y 6), y slo despus trataremos,retrospectivamente, de dar razn sobre las caractersticas y elalcance del mtodo que habremos de seguir para resolverlos ( 7 a

    10) y de lo que distingue por principio a este mtodo de un mtodogentico psicolgico, as como de las causas por las que un mtodo deesta especie no poda afrontar tales problemas ( 11).

    4.Los niveles del problema de la evidencia. La evidencia objetivacomo condicin previa del posible juzgar evidente

    Al plantear nuestra pregunta subjetiva, la actividad que juzgaentra en consideracin como una actividad al servicio del afn deconocer. Conocer qu? En trminos generales, conocer lo que es, elente. Si el afn de conocimiento se ha de dirigir al ente, es decir, elafn de enunciar, juzgando, lo que es y cmo es, el ente debe estar yadado. Y puesto que el juzgar requiere un sustrato acerca del cual

    juzga, unobjeto- acerca-del-cual,el ente debe estar dado en tal formaque pueda hacerse objeto de un juicio. Siempre que entre en juego laactividad judicativa o cualquier actividad pensante, sea de maneraexpresa o tcita, tiene que haber ya objetos representables,vacamente representables o intuibles, dados en forma espontnea;todo pensar presupone objetos previamente dados. Pero, si en cuantoactividad judicativa realmente ha de llevar a su meta, alconocimiento,es decir, si los juicios han de ser juiciosevidentes,nobasta que cualesquiera objetos estn previamente dados de cualquiermanera y que el juzgar se dirija a ellos, slo satisfaciendo las reglas ylos principios que la lgica haya predeterminado con relacin a su

    forma.El logro de la operacin conocitiva ms bien plantea susexigencias a la manera misma en que los objetos estn dados enrelacin con sucontenido.Por su parte, deben estar previamente

    dados de tal manera que su presencia haga posible por s misma elconocimiento, o sea, el juzgar evidente. Ellos mismos tienen que serevidentes, estar dados como ellos mismos.As pues, cuando hablamos aqu de evidencia, de un estar dado[Gegebenheit] evidente, no queremos significar otra cosa que unestardado por s mismo,el modo y manera como un objeto puedecaracterizarse conscientemente en su estar dado como por s mismoah, corporalmente ah, en contraste con su mera presentificacin

    [Vergegenzvrtigung]como imagen vaca, solamente indicativa. Por

    ejemplo, un objeto de la percepcin externa est dado con evidencia,como l mismo, justamente en la percepcinreal,frente a su merapresentificacin a travs del recuerdo, de la imaginacin, etctera.

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    Designamos, pues, comoevidente toda conciencia que con respecto asu objeto est caracterizada como dndolo a l mismosin preguntarsi este darse a s mismo [Selbstgebung\es adecuado o no. Con esto

    nos desviamos del uso comn de la palabra evidencia, que en generalse emplea en instancias que, correctamente descritas, constituyencasos de lo dado adecuado o, por otra parte, de un conocimientoapodctico. Tambin esta manera de lo dado se caracteriza como undarse a s mismo, a saber, de idealidades, de verdades generales.Perotoda especie de objetos tienesumanera de darse a si misma=

    evidencia;y una evidencia apodctica no es posible para todos losobjetos de la percepcin externa: no lo es, por ejemplo, para losobjetos espaciales materiales. Aun as, tambin stos tienen su

    manera de darse originariamente a s mismos y, por lo tanto, suespecie de evidencia.En este estar dado evidente de un objeto no tiene que hallarse

    implcita, en determinadas circunstancias, una formacinpredicativa. Un objeto como posible sustrato de un juicio puede estardado coh evidencia sin que tenga que ser juzgado en un juiciopredicativo. Pero un juicio predicativo evidente acerca de l no esposible sin que l mismo est dado con evidencia. A primera vista,esto no tiene nada de extrao para los juicios basados en la

    experiencia; es ms, al sealarse esta fundamentacin de laevidencia predicativa en una evidencia pre-predicativa, slo pareceexpresarse un lugar comn. Pero el retroceso a la evidencia objetivapre- predicativa adquiere su peso y todo su significado slo cuando seestablece queesta relacin de fundamentacin no slo se refiere a los

    juicios basados en la experiencia, sino a todo posible juiciopredicativo evidente en general y,por lo tanto,tambin a los juiciosdel lgico mismocon sus evidencias apodcticas que, segn vimos,pretenden valer por s y sin considerar su posible aplicacin a un

    determinado mbito de sustratos. Habr de mostrarse que tampocoestos juicios tienen por contenido verdades en s, que se sostenganen vilo, sino que en su mbito de aplicacin se refieren a un mundode sustratos, y que por eso, a fin de cuentas, remiten ellos mismos alas condiciones de la evidencia objetiva posible, dentro de las cualesse dan esos sustratos (cf. 9). Ella es la evidencia originaria, esto es,la que ha de estar a la vista para que un juzgar predicativo evidentesea posible. Lo que convierte a las proposiciones enunciativas yaacabadas y presentes en adquisicin de conocimiento y funda su

    exigencia conoc ti va, no es algo que se pueda descubrir en ellasmismas. Hace falta para ello remontarse a la manera en que estn

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    dados previamente los objetos del juicio, a su estar o no estar dadospor s mismos, como condicin de la posibilidad de una exitosaaportacin conocitiva, impuesta a todo juicio y nexo de juicios (por

    ejemplo, un razonamiento) , por intachable que sea en suconstitucin lgico-formal.As pues, para la problemtica de la evidencia se planteandosniveles de preguntas: el primero se refiere ala evidencia de losobjetos dados mismos,es decir, a las condiciones de su estar dadoprevio; el segundo, aljuzgar predicativo evidenteque se realiza sobrela base de la evidencia de los objetos. La lgica formal no se ocupa deestas diferencias en la manera en que se dan previamente los objetos.Slo pregunta por las condiciones del juzgar evidente, mas no por las

    condiciones del estar dado evidente de los objetos de ese juzgar. Nopenetra en el primero de los dos niveles de los planteamientosposibles, as como tampoco penetr en l hasta ahora la psicologaconsuspesquisas subjetivas. Para la aclaracin fenomenolgica de lagnesis del juzgar, sin embargo, esta pesquisa es necesaria; ella es laqu revela lo que debe agregarse al cumplimiento de las condicioneslgico-formales de la evidencia posible para que el juzgar, comoactividad que por su esencia se orienta hacia el conocimiento, haciala evidencia, pueda en realidad alcanzar esta meta. Para esaaclaracin tiene prioridad la pregunta por el estar dado evidente delos objetos del juzgar, de los contenidos del pensamiento, comopresupuesto detodaevidencia de un juicio, tanto de la evidencia dequien directamente juzga, como de las evidencias del propio lgico,que se refieren a las legalidades formales de ese juzgar. La evidenciaobjetiva es la ms originaria, porque es la que hace posible laevidencia del juicio, y la aclaracin del origen del juicio predicativotiene que descubrir cmo sobre la evidencia objetiva se construye el

    juzgar predicativo evidente; tiene que hacerlo, por lo pronto, enrelacin a las operaciones ms primitivas del juzgar predicativo.

    5.El retroceso de la evidencia del juicio a la evidenciaobjetiva

    a)El mero juzgar como modificacin intencional del juzgarevidente

    Pero el enfrentamiento de la evidencia objetiva evidencia delestar dado de los sustratos del juicio con la evidencia del juicio nobasta an en tal generalidad para comprender dnde debe buscarseesta evidencia originaria, cul es su naturaleza y qu sentido tiene

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    propiamente esta originariedad. Es necesario unretroceso en variosnivelespara alcanzar realmente las ltimas evidencias objetivasoriginarias, que debern constituir el punto de partida necesario

    para toda aclaracin del origen del juicio.En un comienzo nos estn previamente dadas las enunciaciones,las estructuras como pretendidos conocimientos. Mientraspermanezcamos en la observacin de los juicios respecto de su puraforma, nos estn ellos previamente dados con idntica originariedad,ya se trate de un conocimiento real o de juicios meramentepretendidos, y tal vez en mayor medida de simples juicios. Tambinen los primeros comienzos mticos del conocimiento, el juzgar msdiverso, realizado por tradicin en cualquiera de sus formas, va de la

    mano con el juzgar realmente conocitivo, aunque en volumen aqulpredomina ampliamente sobre ste. Pero en cuanto estudiamos estemltiple juzgar previamente dado en sus formas ms diversas parabuscar la distincin entre la evidencia verdadero conocimiento yla no evidencia conocimiento slo pretendido, mero juicio, resultaque ya no basta examinar slo la forma de los juicios previamentedados, comprendindolos despus slo al leerlos, digamos, volviendo a

    juzgarlos con nuestro juicio; ms bien debemos formularlosnuevamente en cuanto a los actos conocitivos, a travs de los cuales

    devinieron resultados conocitivos originarios y a travs de los cualespueden llegar a ser nuevos en todo momento con la repeticin, siendoidnticos a los que ya devinieron y que, sin embargo, se hacenoriginarios gracias a esa repeticin. As pues, si buscamos la gnesisfenomenolgica de los juicios en la originariedad de su generacin,veremos queel mero juzgar constituye una modificacin intencionaldel juzgar conocitivo.Un juicio producido originariamente con eviden-cia, un conocimiento que fue adquirido alguna vez originariamenteen forma intelectiva\in Einsichtigkeit], puede ser reproducido encualquier momento sin que medie esa inteleccin, aunque el juicio sse presente con claridad.8Pensemos, por ejemplo, en la primera vezen que volvemos a formular, comprendindolo, un teoremamatemtico y en las reproducciones mecnicas posteriores. De estemodo, es vlido en general que, vindolo en s, en todo yo conscientedeben haber precedido ciertos conocimientos, primero en un nivelmuy bajo y despus en niveles cada vez ms altos, para que en susucesin se hagan posibles los juicios simples. Esto no significa quelos juicios simples son en todos los casos sedimentos de recuerdos delos mismos juicios en cuanto juicios conocitivos; tambin lasocurrencias contradictorias que, credas en cierto momento, se

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    presentan como juicios, son transforma-

    8Sobre la evidencia de la claridad, cf.Logik 16 pp. 49 ss.

    ciones intencionales de conocimientos previos, cualquiera que sea la

    mediatez intencional en que se den. De este modo, los juiciosinmediatos, que se piensan como situados en la inmediatez de lamanera de generacin que llamamos conocitiva, son los msoriginarios en el mundo del juzgar, por lo pronto, de cada sujetoindividual del juicio.Se puede ver aqu ya en qu sentido se plantearn las cuestiones

    de la gnesis. No se trata de la primera gnesis (histrica o histrico-individual en el sentido correspondiente), ni de una gnesis del

    conocimiento entodosentido, sino de aquella generacin gracias a lacual surge tanto el juicio como el conocimiento en su formaoriginaria, la del estar dado por s mismo: una generacin que,repetida cuantas veces se desee, produce siempre lo mismo, el mismoconocimiento. En efecto, el conocimiento, como el juicio, como lo

    juzgado en cuanto tal, no es un momento real de la actividadconocitiva, que en la repeticin de lo mismo produce siempre denuevo lo mismo, sino que es algo inmanente, detalmodo que en larepeticin est dado por s mismo como lo idntico de las

    repeticiones. En una palabra, es algo inmanente no de modo real oindividual, sino irreal, supratemporal.

    b)Las evidencias mediatas e inmediatas y la necesidad deretroceder a los conocimientos simplemente inmediatos

    Si dentro de la variedad de juicios previamente dados a nosotroshemos logrado distinguir entre los evidentes que en su evidenciaoriginaria podemos volver a formular mediante la repeticin y losno evidentes y que no pueden llegar a ser tales, ello no basta todavapara elegir del sinfn de juicios evidentes un ejemplo cualquiera paraestudiar en l cmo surgi la evidencia predicativa a partir de unaevidencia objetiva pre-predicativa. Tambin los juicios evidentes mis-mos estn sujetos a la oposicin entre mediatez e inmediatez. Losmediatos, por ejemplo la conclusin de un silogismo, son resultadosde fundamentaciones que se remontan a un conocimiento inmediato.Son realmente actuales como conocimiento, slo cuando todo elcontexto de la fundamentacin constituye una unidad sintticamente

    unitaria de un conocimiento actual. Slo en sta surge para lomediatamente fundamentado mismo el carcter de un conocimiento

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    que le corresponde como actual, aunque slo en forma mediata, demodo que los conocimientos mediatos no son generables porscon sucarcter conocitivo. Una conclusin slo puede llevarse a la evidencia

    (y esto significa aqu: a la evidencia de la verdad, no a la meraevidencia de la claridad), si tambin las premisas se pueden llevar yse llevan a la evidencia. No es, pues, arbitrario el carcter de los

    juicios evidentes que debemos utilizar, si queremos analizar lafundamentacin de la evidencia del juicio en la evidencia objetiva. Delas evidencias mediatas del juicio, de los conocimientos mediatos noconduce ningn camino directo a las evidencias objetivas quefundamentan a aqullos, ya que a su vez se fundan en otrosconocimientos, que son inmediatos. Antes de poder estudiar lasformas de los conocimientos mediatos y de las fundamen- tacionesconocitivas, tendremos que examinar primero, por consiguiente, lasde los inmediatos, es decir, las de los conocimientos o actividadesconocitivas ms simples. En la gnesis del conocimiento, en laestructura formal de la generacin del conocimiento, son ellas lasms originarias.Es decir, hay operaciones que ya deben haber sidorealizadas para que las mediatas se hagan posibles. Y obviamentehabr que buscarlas en los juicios sencillos por su forma, o sea, en

    aquellos que ya por su forma digamos la forma del silogismo nose manifiestan como dependientes de otros juicios en lo que respectaa su posible fundamentacin y evidenciacin.

    c)Los juicios inmediatosltimos > referidos a individuoscomo ltimos objetos-acerca-de-los-cuales (sustratosltimos)

    Pero tampoco es suficiente que nos remontemos a los juicios queson simples e inmediatos por su forma. No cualquier juicio de forma

    simple puede servir del mismo modo para seguir en l lafundamentacin de la evidencia del juicio en la evidencia objetiva ypara comprender cul es realmente el problema que se plantea bajoel ttulo de evidencia objetiva. Se refiere a la manera como estndados previamente los sustratos del juicio. Pero todas las cosas ycualquiera de ellas, cualquier algo, puede en general convertirseen sustrato de un juicio, en objeto-acerca-del-cual; el carcter formalde la analtica lgica radica precisamente en el hecho de que nopregunta por la composicin material del algo, de que para ella lossustratos slo tienen inters con respecto a la forma categorial queadoptan en el juicio (forma de sujeto, forma de predicado, etctera),

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    quedando en todo lo dems totalmente indeterminados,representados simblicamente comoS,comop,lo cual no indica otracosa que lugares vacos que habr que llenar al arbitrio. As, la

    forma del juicio categrico y, ms de cerca, la del que determinamediante adjetivo, nada dice acerca de si el sujeto y el predicado del

    juicio contienen ya en su ncleo formas categoriales; el sujetoS,entendido como forma, se individualiza formalmente tan bienmediante un objeto an indeterminadoScomo mediante 5 que esa, 5 que esbo S que se encuentra en relacin con Q, etctera.De este modo, tambin las formas sencillas de juicio como 5 espdentro de lo indeterminado en que la formalizacin deja a lostrminos, cuando se individualizan mediante juicios reales, dejan

    sin determinar si se trata en efecto de formas que se remontaninmediatamente a una formacin de sustratos ltimos o si ellascontienen ya, en lugar de los trminos, objetos-acerca-de-los-cuales,que a su vez constituyen ya estructuras categoriales, es decir,estructuras que remiten a un juicio anterior en el que fueronsurgiendo estas formaciones. El concepto de objeto como algo engeneral, como sustrato posible de juicio, y en el vaco formal en quese usa en la lgica formal, no basta, pues, para permitirnos ya

    estudiar en l lo que llamamos evidencia objetiva en oposicin aevidencia judi- cativa. Pues tales formaciones categoriales, porejemplo atributivas, como pueden estar comprendidas ya en el objetodel juicio, remiten (ms adelante veremos cmo) a juicios anteriores,en los que originariamente se le conceda en forma predicativa a talobjeto tal atributo; o sea que remiten a una evidencia que, por suparte, ya es evidencia judicativa. As pues, si deseamos alcanzar elmbito en que es posible la evidencia objetiva en oposicin a y comocondicin de la evidencia judicativa, tendremos que distinguir

    todava, dentro de los posibles objetos y sustratos del juicio, entre losque llevan en s ya sedimentos de un juzgar anterior con formascategoriales y los que son realmente sustratos originarios, objetosque entran por primera vez en el juicio como sustratos, lossustratosltimos.Slo en ellos ser posible mostrar lo que es evidenciaobjetiva originaria en oposicin a la evidencia judicativa.Qu puede decirnos con relacin a los sustratos ltimos el estar

    dado evidente? La lgica formal no puede decir nada acerca de unsustrato ltimo, excepto que es algo categorial- mente todava del

    todo informe, un sustrato que an no ha entrado en el juicio paraadquirir en l una forma, y que tal como es evidente, en cuanto dado

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    por s mismo, se convierte por primera vez en el sustrato de unjuicio. Pero esto implica a la vez que un sustrato de esta clase slopuede ser un objeto individual. Pues toda generalidad y pluralidad,

    aun la ms primitiva, remite ya a una conjuncin de variosindividuos y, por lo tanto, a una actividad lgica ms o menosprimitiva, en que los individuos conjugados reciben ya unaformacin categorial, una formacin generalizadora.Los sustratosoriginarios son, pues,individuosobjetos individuales; y todo juicioimaginable, en ltima instancia,guarda relacin con objetosindividuales, aunque su mediacin haya sido mltiple.. Si sussustratos son objetividades generales, a fin de cuentas ellas mismasremiten de nuevo a una comprensin general, que se extiende

    precisamente a una pluralidad de individuos ya dados. Esto esvlido, en fin, tambin para las generalidades analtico-formales,totalmente indeterminadas; pues las verdades que se refieren a ellasson justamente verdades para una extensin de objetos individuales,abierta al arbitrio, y encuentran aplicacin en ella. 6.La experiencia como evidencia de objetos individuales.Teora de

    la experiencia pre-predicativa como primera parte de la teoragentica del juicio

    La pregunta por el carcter de la evidencia objetiva es, pues, unapregunta por el estar dado evidente de individuos.Y la evidencia deobjetos individuales constituye el concepto de experiencia9en elsentido ms amplio.As, la experiencia en su sentido primario yms preciso se define como referencia directa a lo individual. Porello los juicios primarios en sicomo juicios con sustratosindividuales, los juicios acerca de lo individual, son losjuicios de la

    experiencia.El estar-dado[Gegebenheit] evidente de objetosindividuales de la experiencia, es decir, su estar dado pre-predicativo, precede a esos juicios. Por consiguiente, la evidenciaexperiencial sera la evidencia originaria ltima buscada pornosotros y, de este modo, el punto de partida para el esclarecimientodel origen del juicio predicativo.Una teora de la experiencia pre-

    predicativa,precisamente de aquella que ofrece los sustratos msoriginarios en una evidencia objetiva, constituye en sel primer

    elemento de la teora fenomenolgica del juicio.La investigacinhabr de iniciarse en la conciencia pre-predicativa de laexperiencia, y a partir de ella habr de elevarse para estudiar elsurgimiento de las evidencias de los niveles superiores.

    Para ello habr que darle al concepto de experiencia unaamplitud tal que no slo se entienda con ste el darse por s mismo

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    de la existencia individual simple y llana, esto es, el darse por smismo en la certeza entitativa, sino tambin la modalizacin deesta certeza, que puede transformarse en conjetura, en

    probabilidad, etctera; y no slo esto, sino tambin la experienciaque se da en el modo del como si, el estar-dado de lo individual enla fantasa, el cual en un correspondiente cambio de enfoque,libremente posible, se convierte en la experiencia posicional de algoindividual posible.Sin embargo, este concepto general y todava ms o menos vaco

    de la experiencia, tal como hasta ahora se ha logrado, no basta deningn modo para comprender el sentido del9Cf.Logik,pp. 181 ss.

    retroceso exigido y especialmente para comprender hasta qu gradoun tal esclarecimiento del origen, que busca la funda- mentacin delas evidencias predicativas en las evidencias de la experiencia, noconstituye una cuestin de gnesis psicolgica ni tampoco puedeconstituirla por principio. Por lo dems, aun el lgico tendrdispuestos todava suficientes argumentos contra este retroceso.

    Aun en el caso de que debiera admitir una evidencia experiencial ytener por lcita as nuestra ampliacin del concepto de evidencia, sinembargo la evidencia del juicio le aparecer naturalmente como me-

    jor, que aquella en la que se puede hablar con propiedad de saber yconocimiento. A qu viene ese retroceso del mbito de lae pstemeal de lado xa,a un mbito de experiencias vagas con su aparienciaengaosa"? Acaso no es el juicio predicativo el nico en que seasienta el saber, la autntica y verdadera evidencia? Incluso si se lereconoce a la experiencia una especie de evidencia y se concede quegenticamente precede a la evidencia predicativa, no ofrece suevidencia un valor menor? De qu ha de servir entonces unesclarecimiento del origen del juicio en que se retrocede de suevidencia a una dimensin de rango obviamente menor? Cmo se

    ha de esclarecer la esencia de algo superior mediante el retroceso aalgo inferior?

    7.El mundo como terreno universal de la creencia pre- dada paratoda experiencia de objetos individuales

    Para responder a todas estas preguntas se requiere una visinms profunda an de la naturaleza y estructura de la experienciapre-predicativa. Para ello hagamos enlace con lo ya dicho. Elconcepto de la experiencia como el darse por s mismo de los objetosindividuales se tom con una amplitud tal que no slo abarca elestar dado por s mismo de los objetos individuales en el modo de la

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    simple certeza, sino tambin las modificaciones de esta certeza eincluso las modificaciones- como-si de la experiencia real. Si todoesto se halla incluido en el concepto de la experiencia, le corresponde

    sin duda a sta una especial distincin en la certeza entitativa. Noes slo que toda vivencia de la fantasa y toda modificacin-como-side la experiencia se ofrezcan precisamente como modificacin, comovariante y transformacin de experiencias anteriores y se remitangenticamente a ellas, sino que tambin las modali- zaciones de lasimple certeza de creencia en conjetura, en probabilidad, etctera,son modificaciones de una simple conciencia de creencia originaria,en que por lo pronto todo ser de la experiencia est sencillamentepre-dado para nosotros mientras el curso ulterior de la experiencia

    no d precisamente algn motivo para la duda o para lamodalizacin de de cualquier ndole. Antes de iniciarse cualquieractividad conocitiva ya existen siempre para nosotros algunosobjetos pre-dados en certeza simple. Todo comienzo de la actividadconocente los presupone ya. Estn ah para nosotros en certezasimple, es decir, como supuestamente existentes y siendo en talforma, como si fueran vlidos para nosotros aun antes delconocimiento y esto de diversa manera. Como algo simple y pre-dadoconstituyen as el punto de partida y el estmulo para la actividadconocitiva en que obtienen su forma y su carcter de legitimidad y seconvierten en el ncleo permanente de funciones conocitivas, cuyameta reza as: el objeto que verdaderamente es, el objeto como esen verdad. Antes de iniciarse el movimiento conocitivo tenemosobjetos supuestos, supuestos simplemente en una certeza decreencia, hasta que el curso ulterior de la experiencia o la actividadcrtica del conocer conmueva esta certeza de creencia y la modifiqueen no as, sino de otro modo, en probablemente as, etctera, oconfirme tambin el objeto supuesto en su certeza como siendo asen realidad o siendo verdaderamente. Tambin podemos decir:

    previo a toda mocin conocitiva se encuentra ya el objeto delconocimiento comodynamisque habr de convertirse enentelequia.Esta precedencia significa que el objeto afecta como algo que apareceen el fondo de nuestro campo consciente, o tambin, que seencuentra ya en primer plano, que incluso ya ha sido captado, peroque despierta apenas entonces el inters conocitivo frente a todoslos dems intereses de la vida prctica. Mas a la aprehensin leprecede siempre la afeccin, que no es un afectar de un objetoaislado e individual. Afectar significa destacarse del contorno que

    siempre coexiste all, y atraer sobre s el inters, eventualmente elinters conocitivo. El contorno coexiste all como unmbito de lo

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    previamente dado,de lo pre-dadopasivamente,es decir, de un estardado previo que siempre est ah sin que se le agregue nada, sin quese le dirija la mirada captador a, sin que despierte el inters. Toda

    activacin [.Betatigung] cono- citiva, todo dirigirse a un objetosingular para aprehenderlo, presupone este mbito; afecta desde sucampo, es objeto, es, entre otras cosas, ente, est ya previamentedado en unadoxapasiva, en un campo que por s mismo yarepresenta una unidad dedoxapasiva. Tambin podemos decir quetoda activacin conocitiva est precedida por unmundodeterminadocomo terreno universal; y esto quiere decir, por lo pronto, un terrenode creencia en el ser, universal y pasiva, que todo acto individual deconocimiento ya presupone. Todo lo que como objeto existente

    constituye una meta del conocimiento es algo que existe en elterreno del mundo considerado sin duda como existente. Algosingular, que se supone existe en ese mundo, puede resultar que noexista, y el conocimiento puede en casos individuales corregir lasopiniones sobre el ser; pero esto slo indica que en vez de ser as esde otro modo, de otro modo en el terreno del mundo que existe comototalidad.Esteterreno universal de la creencia en el mundoest presu-

    puesto por todapraxis,tanto por lapraxisde la vida como por lapraxisterica del conocimiento. El ser del mundo en su totalidad eslo sobreentendido, de lo que nunca se duda y que no ha sidoadquirido primero mediante la actividad judicativa, sino que ya espresupuesto para todo juicio.Conciencia del mundo es conciencia en

    el modo de la certeza de creenciay no algo adquirido mediante unacto de asentar el ser [Seiris- setzung],que se presentaex professoen el contexto de la vida, un acto de aprehensin como existente

    [ais daseiend] o tal vez del juicio existencial predicativo. Todo estopresupone ya la conciencia del mundo en la certeza de creencia. Si

    en mi campo de percepcin capto en su particularidad un objetocualquiera, por ejemplo, al mirar hacia un libro puesto sobre lamesa, aprehendo algo que para m existe, que para m ya existaantes, que ya estaba ah, en mi cuarto de estudio, aun cuandotodava no haba dirigido hacia l mi atencin; de mismo modocomo todo este cuarto de estudio, que est ahora representado en elcampo visual, exista ya para m con todos los objetos destacadosmediante la percepcin, juntamente con el lado no visto del cuarto ysus cosas familiares con el sentido de cuarto de mi casa en la calle

    familiar, calle en el lugar donde vivo, etctera. Todo ente que nosafecta, nos afecta as en el terreno del mundo, se nos da como algo

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    que supuestamente es y la actividad conocen te, la actividadjudicativa, se propone comprobar si tal como se da y como deantemano se supone que es, verdaderamente es y verdaderamente

    es algo que es as y as.El mundo, como mundo que es, constituye lopreviamente dado, pasivo y universal, de toda actividad judicativa,de todo inters terico que se establezca. Y aunque la peculiaridaddel inters terico, que opera consecuentemente, es que se dirija enltimo trmino al conocimiento de la totalidad del ser, o sea aqu delmundo, ello es, sin embargo, algo posterior. El mundo comototalidad est ya siempre pre-dado pasivamente en la certeza, ygenticamente ms originaria que la orientacin a su conocimientocomo totalidad es la que se dirige al ente particular, para conocerlo

    sea que se haya hecho dudoso en su ser o en su ser as y requieraun examen crtico mediante la actividad conocente, sea que, aunqueno dudoso en su ser, exija una observacin minuciosa para los finesde una praxis.

    8.La estructura de horizonte de la experiencia. El tpico pre-conocimiento[Vorbekanntheit]de cada objeto individual de laexperiencia

    El hecho de que cada aprehensin de un objeto individual y cadaactivacin ulterior del conocimiento se desarrolle en el terreno delmundo, indica todava algo ms que la dependencia de la actividadconocente respecto de un mbito de lo que est pre-dado en unacerteza pasiva. Jams se lleva a cabo una operacin conocitiva enobjetos individuales de la experiencia de esa manera, como si ellosestuviesen pre-dados por primera vez como sustratos aun totalmenteindeterminados. El mundo ya es para nosotros siempre tal, y en l elconocimiento ya ha hecho su obra de los modos ms variados; esindudable, pues, que no existe una experiencia en el sentido simple-primario de una experiencia de cosa que, al captar por primera vezesa cosa y conocerla, no sepa ya sobre ella ms de lo que ah llega aconocerse. Toda experiencia, sin importar qu es lo que ellaexperimente en sentido estricto, en cuanto aparece ante la vista lacosa misma, tieneeo ipsonecesariamente un saber y un consaber[Mitwissen] respecto precisamente de ese objeto, es decir, de lo que especuliar a l y que todava no ha aparecido ante su vista. En cuantoa su contenido, este pre-saber es indeterminado o imperfectamentedeterminado, pero nunca est del todo vaco y, si no tuviera alguna

    validez, la experiencia no sera sencillamente experiencia de una yesta cosa. Toda experiencia tiene suhorizonte experiencial;cada una

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    tiene su ncleo de conocimiento real y determinado, tiene sucontenido de determinaciones inmediatamente dadas por s mismas,pero, por encima de este ncleo de un ser-as determinado, de lo que

    propiamente se da como ello mismo ah, posee ella su horizonte.Esto quiere decir: toda experiencia remite a la posibilidad y, a partirdel yo, a una re-posibilidad[Ver-mglich- keit\,no solamente deexplicar paso a paso la cosa, lo dado en la primera visin, de acuerdocon lo que realmente est dado por s mismo, sino tambin deobtener mediante la experiencia cada vez ms determinaciones de lamisma cosa. Toda experiencia se debe extender en una continuidad yen un encadenamiento explicativo de experiencias individuales,unidas de manera sinttica en una sola experiencia, abiertamente

    ilimitada, acerca de lo mismo. Para mis fines especficos puedo tenersuficiente con lo ya experimentado de manera real, pero entonces loque hago es justo interrumpir el proceso al considerar que essuficiente. Puedo convencerme tambin de que ningunadeterminacin es la ltima, de que lo realmente experimentado tienesiempre an, sin trmino, un horizonte de experiencia posible acercade lo mismo. Y este horizonte, en su indeterminacin, est deantemano tambin en vigor como campo de posibilidades, donde pre-seala el curso de la determinacin ms precisa, la cual decide

    apenas en la experiencia real cul ser la posibilidad determinada,al realizarla frente a otras posibilidades.De este modo, cada experiencia de una cosa particular tiene su

    horizonte interno',y horizonte" significa aqu lainduccinquepertenece esencialmente a toda experiencia y es inseparable de ellaen toda experiencia misma. El trmino es til porque sugiere (al serl mismo una induccin) la induccin en el sentido ordinario de unmodo de razonar y porque indica que en su esclarecimientorealmente comprensivo a fin de cuentas se reduce a la anticipacinoriginal y primaria. A partir de sta habr que construir una verda-dera teora de la induccin (en la que se han gastado tantosesfuerzos y tan intilmente). Pero esto no es aqu ms que uncomentario marginal, pues lo que nos interesa ahora es laestructura de horizonte de la experiencia.Esta induccin o anticipacin originaria se revela como un modo

    de variacin de actividades que originariamente instituyenconocimiento, de una actividad e intencin originaria, o sea, unmodo de la intencionalidad, precisamente de la que piensa msall del ncleo de lo dado y anticipa; este pensar ms all no serefiere slo a la manera de anticipar determinaciones, que se esperaaparezcan ahora en el objeto experimentado, sino tambin, por otra

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    parte, va ms all de esa misma cosa con todas sus posibilidadesanticipadas de una futura determinacin progresiva, pensando msall hacia otros objetos con l a la vez, aun cuando por lo pronto sean

    conscientes slo en el trasfondo. Esto significa que toda cosaexperimentada tiene no slo un horizonte interno, sino tambin unhorizonte externo, abiertamente ilimitado, de objetos que se dan

    junto con l(o sea un horizonte de segundo grado, referido alhorizonte de primer grado, implicndolo); hacia esos objetos no meestoy dirigiendo en este instante, pero en todo tiempo puedo hacerlo,en cuanto objetos diversos del actualmente experimentado o igualesa l en algn rasgo tpico. Mas a pesar de toda la diversidad posible,de antemano consciente, de los otros objetos, tienen todos ellos algo

    en comn: todas las cosas reales, anticipadas en cada caso a la vez oslo conscientes en el trasfondo como horizonte externo, se conocencomo objetosreales(o sea como cualidades, relaciones, etctera)delmundo, como objetos que existen en el horizonte espacio-temporalque es uno.Esto es vlido ante todo inmediatamente para el mundo de la

    experiencia simple, sensible,10para la pura naturaleza. Peromediatamente vale tambin para todo lo mundano, es decir, tambinpara sujetos humanos y animales en cuanto sujetos del mundo, para

    bienes culturales, cosas de uso, obras de arte, etctera. Todo lomundano participa de la naturaleza. La naturalizacin del esprituno es un invento de los filsofos; cuando se la interpreta mal y sealtera su valor, constituye un error fundamental, pero slo en esecaso. Su funda- mentacin y su justificacin est en el hecho de que,mediata o inmediatamente, en la esfera espacio-temporal todo lo quees mundano y real tiene su sitio; toda est aqu o all y el lugar esdeterminable, como en general lo son los lugares, igual que todo loque es espacio-temporal, es decir, determinable temporalmente pormedio de instrumentos fsicos, ya sean relojes de arena o de pnduloo cualquier otro tipo de cronmetro. De este modo, tambin todo lono-sensible participa de la sensibilidad; es algo existentedelmundo,algo que existe en el horizonte espacio-temporal que es uno.Por consiguiente, laexistencia de algo real notiene jams otro

    significado que el deexistencia-en[.Inexistenz], de ser en el universo,en el horizonte abierto de la espacio-temporalidad, en el horizonte delas cosas reales ya conocidas y no slo ahora presentes en laconciencia, pero tambin de las no conocidas, que posiblemente seexperimentarn y conocern en el futuro. Las apercepcionesindividuales hacen consciente lo real individual, peroinevitablemente lo hacen con un acervo de sentido, aunque no llegue

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    a ser temtico, que alcanza ms all de aqullas y ms all delacervo total de lo individualmente apercibido. Al avanzar del acervoexistente de apercepciones individuales ya realizadas a un nuevo

    acervo, prevalece una unidad sinttica; lo nuevamente apercibido10Para la diferencia entre experiencia simple y experiencia fundada, cf.infra, 12.

    llena, por as decirlo, con pre-validez el horizonte antes todava vaco,todava sin determinar su contenido, el horizonte al que llena desentido, el cual est ya pre-sealado, pero todava no se le especificani determina. As, existe en forma continua un horizonte de validez,un mundo en la validez del ser y, ms all de lo aprehendido en cadacaso en singularidad y relativa determinacin y llevado a la validez,hay una anticipacin en movimiento continuo de realizacin que

    especifica y confirma.As, a toda apercepcin individual, a todo conjunto respectivo deapercepciones individuales le es inherente unatrascendencia desentido,por un lado, en relacin con la potencialidad constantementeanticipada de posibles cosas reales individuales nuevas o decomplejos reales que habrn de experimentarse en el futuro en elcurso de la realizacin del aparecer-en-la-concienciadesdeel mundoy, por el otro lado, tambin como horizonte interno en cada cosa realya presente en relacin con el acervo de rasgos todava no aper-

    cibidos. Toda realidad que aparece como nueva en la experiencia sehalla en el horizonte mundano y posee en cuanto tal su horizonteinterno. Se da a conocer en la percepcin temtica al presentarsecontinuamente como estando ella misma ah durante el proceso dela experiencia (hasta donde alcance en cada caso), interpretndoseen sus rasgos particulares, en sus momentos esenciales[Wasmomente]; stos, a su vez, estn aqu conscientes de que serepresentan a s mismos, pero justo en el sentido de momentos en losque lo real se muestra como lo que es. Pronto tendremos que estudiaren detalle la estructura de tal explicacin. Todo lo que se manifiesta

    as y que existe implcitamente ya antes de la explicacin de lopercibido constituye por esencia aquella parte de lo real que en estapercepcinrealmentellega a ser percibido. Esta realidad es algo msque lo que en cada caso llega y ha llegado ya al conocimiento actual;existe con el sentido que le confiere de continuo su horizonteinterno; el lado visto slo es lado en tanto tiene otros lados no vistos,que en cuanto tales estn anticipados y determinan el sentido. Aellos podemos dirigirnos temticamente en cada caso, podemospreguntar por ellos, los podemos intuitivizartyeranschaulichen]; por

    ejemplo, una vez interrumpida la percepcin y cuando del llegar aconocer ha resultado la validez que perdura como conocimiento

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    adquirido y todava vivo (el estar-conocido [Bekanntheit] de lo realcon respecto a lo que result de ah propiamente conocido), podemosrepresentarnos de antemano qu nos habra podido y debido dar una

    percepcin ulterior como perteneciente a lo real mismo. Toda pre-intuitivizacin[Vorveranschaulichung]semejante de lo quea priorise le ha de adscribir a esta realidad posee, sin embargo, lacaracterstica esencial de generalidad indeterminada. Esto significa:si, por ejemplo, nos formamos una pre-intuitivizkcin visual delreverso visible de una cosa, ciertamente obtenemos una intuicinpresentificadora (similar a un recuerdo), mas no una determinacinfija que nos ate de manera individual, como sucede con un recuerdo-presuponiendo una claridad plenamente desplegada en ambos casos.En tanto progresamos de verdad hacia una determinacin interna,nos damos cuenta de lo arbitrario del color resultante, que ahora sesostiene como color de la cosa. Toda pre-intuitivizacin se realiza enuna variabilidad fluida- co-consciente [mitbewussten], en laconciencia de poder fijar variantes, por ejemplo, como un colordeterminado, pero como variante libre, en cuyo lugar podramosasimismo dar entrada a otra.Por otro lado, la arbitrariedad no es sin embargo ilimitada. En el

    fluctuar de la pre-intuitivizacin, en el trnsito de una variante uorientacin hacia algo temporalmente retenido a otra, nos

    mantenemos en la unidad de la anticipacin, a saber, de lacorrespondiente al color del reverso, la cual empero en cuantoanticipacin es indeterminadamente general y anticipa en formatpica algo determinado como tpicamente pre-familiar. En lainterpretacin de esta generalidad tpica bajo la forma deposibilidades determinadas, las cuales estn abiertas al serverdadero de este color, se produce el campo de accin de lasposibilidades como extensin explcita de la generalidadindeterminada de la anticipacin. En tanto la cosa que penetra en laexperiencia tiene slo sentido entitativo como cosa de un horizonteinterno dado, aun cuando slo un ncleo de rasgos esenciales[Washeiten] pertenecientes a ella han penetrado en el conocimientofcti- co y verdadero, esa cosa y toda realidad, absolutamente, comoexperimentable tiene su a priori general, un pre- conocimiento,como generalidad indeterminada, pero iden- tificable comoconstantemente la misma, de un tipoa priorique pertenece a uncampo de accin de posibilidadesa priori.Evidentemente, el tipo

    abarca tambin, si lo tomamos como un tipo total, las propiedadesque han pasado a sei conocimiento actual. En el curso de la entrada ysalida de los rasgos esenciales [Washeiten]siempre se tiene

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    conciencia de lo real como de algo uno e identificable, y a esta unidadpertenece el tipo total como horizonte total de la generalidad tpica,dentro del cual se ordena todo lo que se va convirtiendo en

    actualmente conocido como una determinacin especificadora que secumple con mayor o menor perfeccin.En lo que respecta al horizonte externo que pertenece a sta y a

    toda realidad individual, determinando su sentido, se encuentra len la conciencia de una potencialidad de experiencias posibles derealidades individuales; cada una de ellas tiene su propioa prioricomo sus rasgos tpicos, en los cuales necesariamente estn ellasanticipadas y los cuales se mantienen invariantes a travs de todaplenificacin[Erfl- lung] en forma de estas o aquellas posibilidades

    del invariante campo de accin. En cambio, todos los rasgos tpicosparticulares, que corresponden a las realidades particulares (y a lasconstelaciones de realidades), estn rodeados por losrasgos tpicos detotalidad,que pertenecen al horizonte mundano total en su infinitud.En el proceso de l experiencia del mundo, de la concienciaconcretamente plena del mundo en su especificidad, permaneceinvariante as el sentido enti- tativo del mundo como tambin laestructura de este sentido entitativo, construida de tipos invariantesde realidades individales.

    De este modo, unaestructura fundamental de la conciencia delmundo,o sea, en una formulacin correlativa, del mundo comohorizonte de todas las realidades individuales experimentadles, es la

    estructura de lo conocido y lo deseo- nocidocon su correspondienterelatividad continua y su no menos continua diferenciacin relativaentre generalidad indeterminada y particularidad determinada. Elmundo, presente en la conciencia como horizonte, tiene en su validezentitativa continua el carcter subjetivo de la familiaridad engeneral, como el horizonte de entes conocido en general, mas no por

    ello en sus particularidades individuales. Esta familiaridad generalindeterminada se distribuye entre todos los entes que adquierenvalidez particular; por lo que cada uno tiene como suya una formaconocida, dentro de la cual se desarrollan todas las dems diferenciasentre conocimiento y desconocimiento.Estas someras indicaciones deben bastar de momento para

    adquirir un concepto de la esencia y funcin de la experiencia pre-predicativ, es decir, un concepto de todo lo que ya est en juego en laexperiencia de un objeto, de este acto aparentemente ltimo y

    originario de una aprehensin primitiva. Se revela as cmo, por unlado, es correcto que un objeto que existe verdaderamente no es sino

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    el producto de nuestra actividad conocitiva, pero tambin cmo paratoda actividad semejante, dondequiera que se inicie, esta produccindel objeto que verdaderamente existe no significa que aqulla lo

    extrae de la nada, sino ms bien que siempre hay objetos que son pre-dados, as como para nosotros siempre est ya dado de antemano unmundo-en-tornoobjetivo.De antemano, todo lo que afecta en eltrasfondo se hace consciente en una aprehensin objetiva, conscien-te como tal por anticipado: el campo de percepcin que pertenece atodo momento de la vida es ya de antemano un campo de objetos,captados como tales en cuanto unidades de experiencia posible o, loque es lo mismo, comoposibles sustratos de actos conocentes.Es decir:lo que nos afecta desde el campo de trasfondo, pre-dado cada vez

    pasivamente, no es un algo del todo vaco, un dato cualquiera (notenemos la palabra adecuada), que todava carece de cualquiersentido, un dato de absoluto desconocimiento. Ms bien, eldesconocimientoes siempre tambin unmodo de conocimiento.Almenos, lo que nos afecta nos es conocido antes en la medida en queconstituye en general n algo con determinaciones; nos es conscienteen la vacaforma de la determinabilidad,o sea, que est equipadocon un horizonte vaco de determinaciones (ciertas,indeterminadas, desconocidas). Correlativamente, la aprehensinque le corresponde a ese algo posee de antemano un horizonte, vacoy abierto, de explicaciones por activar (en el yo puedo, yo puedo ir,ver ms de cerca, darle la vuelta, etctera), anticipadasnaturalmente como indeterminadas y vacas. Todo integrarse enuna explicacin real le da a sta el carcter intencional de unaexplicacin que colma y realiza la intencin de horizonte (comoanticipacin vaca); la realiza en etapas determinadas, gracias a locual de ciertas determinaciones desconocidas resultan lasdeterminaciones correspondientes, determinadas y conocidas a partirde ese momento. La aprehensin del objeto en general todava

    enteramente sin determinar ni conocer trae pues consigo ya unmomento de lo conocido, precisamente como de un algo que es dealguna manera, que es explicable y que puede ser conocido deacuerdo con lo que es; a saber, como un algo que se encuentra dentrodel horizonte del mundo en cuanto totalidad de lo que es y queincluso ya estanampliamente conocido que es un ente en el mundoo, dicho en forma correlativa, un ente que debe integrarse en launidad de nuestra experiencia que fluye.Ms an: a la conciencia desarrollada se le pre-seala de

    antemano no slo la aprehensin general en cuanto objeto, encuanto lo explicable en general, sino tambin una determinada

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    tipificacin de todos los objetos. Con cada objeto de una nueva especie(genticamente hablando) que se constituye por primera vez, estpre-sealado permanentemente un nuevo tipo de objeto, de acuerdo

    con el cual se aprehenden de antemano otros objetos que le sonparecidos. De este modo, nuestro mundo en torno pre-dado est pre-dado ya como un mundo multiforme, est formado de acuerdo consus categoras regionales y tipificado de acuerdo con mltiplesgneros particulares, especies, etctera. Esto significa que lo queafecta en el trasfondo y que es aprehendido en el primerabordamiento activo lo conocemos en un sentido mucho ms amplio;significa que ha sido captado ya pasivamente en el trasfondo no slocomo objeto, como algo experimentable y explicable, sino como cosa,

    como hombre, como obra humana, y as sucesivamente en diversasparticularidades. Posee, pues, su horizonte vacio de undesconocimiento[Unbekannt- heit] conocido,que se ha de escribircomo el horizonte universal objeto con indicaciones o, ms bien,pre-sealamien- tos especficos, a saber, para un estilo deexplicaciones por efectuarse con elementos explicativos[Expiikate]del mismo estilo. Aun as, este horizonte es por ello vaco, es unhorizonte de indeterminaciones, de desconocimientos que como de-terminables habrn de llevarse a la cognicin [Kenntnis] y alconocimiento\Bekanntheit].Desde luego, en ocasiones algo queafecta puede carecer de una tipificacin particular, pero al menos escaptado como objeto y, si es un dato sensible, como objeto espacial yello incluso dentro de la forma ms general y absolutamentenecesaria de objeto en general.

    9.El mundo como horizonte de todos los sustratos de juicioposibles. El carcter asi condicionado de la lgica tradicionalcomo lgica del mundo

    As pues, por ms que en la lgica formal los trminos seconciban formalizados en los juicios los 5 y losp, sin duda,tiene su lmite la permutabilidad del algo que se puede insertar enesos lugares vacos y que, si los juicios se estudian puramenterespecto a su forma, puede ser concebido al arbitrio de cada quien encuanto a su contenido. Despus de todo, no es tan librementearbitrario lo que se puede insertar aqu, sino que se presupone,aunque nunca de manera explcita, que este algo insertado esprecisamente algo-que-es, que se integra en la unidad de la

    experiencia o, correlativamente, en la unidad del mundo en cuantototalidad de lo experimentable en general, o sea, no slo en la unidadde la experiencia fctica, sino tambin de toda experiencia

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    imaginaria posible: es algo-que-es, si no del mundo real, s de unmundo posible. Por consiguiente, todo aquello que por libre arbitriopuede convertirse en sustrato, en objeto de operacin judicativa,

    presenta, sin embargo, una homogeneidad\Zusammengehrigkeit\,una estructura comn, sobre cuya base y slo sobre ella esposible en general juzgar con algn sentido. La condicin es que abso-lutamente sea algo, es decir, algo idntico en la unidad de nuestraexperiencia, algo que por lo tanto debe ser accesible con evidenciaobjetiva en la unidad de nuestra experiencia.11Con ello se le hapuesto un lmite a la libre variabilidad de los ncleos, en virtud delcual la lgica es precisamente unalgica del mundo,de lo-que-es-mundanamente, sin que jams se haya expresado as ni se haya

    hecho visible como su supuesto fundamental.

    12

    De este modo, la reduccin de la evidencia predicativa a laevidencia de la experiencia pre-predicativa y la prueba de la gnesisdel juicio predicativo a partir de la experiencia pre-predicativa delmundo no significa una limitacin que pudiera hacer dudar del valorejemplar de esta reduccin en su generalidad; digamos, objetando,que existen tambin juicios predicativos que no se pueden reducir deesta manera a la evidencia pre-predicativa de la experiencia. Msbien, puesto que preguntamos por la gnesis de lo que tradicio-nalmente se considera como lo lgico pre-dado, demostramos con elloefectivamente su gnesis en su generalidad universal, justo porqueesta lgica tradicional presupone tcitamente que todo lo que puedeentrar como sustrato en sus juicios es algo que se corresponde en launidad de nuestra experiencia y por ello es posible reducirlo a un tipofundamental, el tipo de lo-que-es como lo-que-es en el mundo, amanera de estilo universal y marco invariante en que debeacomodarse todo.Slo as puede comprenderse totalmente lo que ya afirmamos antes,

    a saber, quela comprobacin de que las evidencias predicativas se

    fundan en evidencias pre-predicativas no slo representa lagenealoga de determinadas especies de predicaciones y de evidenciaspredicativas, sino la genealoga de la lgica misma en una piezafundamental precisamente porquetodaslas evidencias, aun las dellgico mismo, tienen11Cf.Lgica, 89b, pp. 193 ss.12Acerca de la referencia al mundo de la lgica tradicional y al problema de una lgica

    ltima que la supere, cf.ibid., 92a, pp. 197 ss. y 102,pp. 236 ss.su fundamento de sentido en las condiciones a que se somete laevidenciacin posible de los sustratos ltimos del juzgar.

    10.El retroceso a la evidencia de la experiencia como retroceso al

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    mundo vital[Lebenswelt].Destruccin de las idealizacionesque cubren el mundo vital

    En ltima instancia, todas las evidencias predicativas se han de

    fundar en las evidencias de la experiencia. La tarea delesclarecimiento del origen del juicio predicativo, que consiste enconiprobar esta relacin fundamentadora y en seguir la gnesis delas evidencias pre-predicativas a partir de las de la experiencia,resulta ser una vez aclarada la naturaleza de la experiencia unatarea deretroceso hacia el mundo,tal como est pre-dado comoterreno universal de todas las experiencias individuales, es decir,comomundo de la experiencia,en forma inmediata y previa a todoslos esfuerzos lgicos. El retroceso al mundo de la experiencia es un

    retroceso al mundo vital, osea, al mundo en que siempre hemosvivido y que ofrece el terreno para toda funcin conocitiva y para todadeterminacin cientfica. Nuestra recin adquirida visin de lanaturaleza de la experiencia como experiencia del mundo nospermitir responder a las preguntas que se referan al sentido de esteretroceso, a las objeciones que se pueden formular en contra y a loscaracteres metdicos de este planteamiento gentico como plan-teamiento no psicolgico.De lo dicho se deduce que en la corriente de nuestra experiencia

    del mundo, tal como se relaciona con el mundo que ya siempre estpre-dado, no nos ser tan fcil encontrar aquellas evidencias ltimasy originarias de la experiencia que buscamos, es decir, aquellaverdadera fundacin originaria de la evidencia pre-predicativa,construida sobre una evidencia experiencial totalmente originaria yfundada como algo originario. No basta para ello remontamos simple-mente, a partir de algunos juicios particulares que podemos tener ala vista como ejemplos, a la manera como se dan previamente losobjetos-sustratos, como si desde cualquier juicio arbitrariamenteelegido como ejemplo pudiera iniciarse sin mayor problema elretroceso a una evidencia expe- riencial ltima y originaria. Msbien, para representarnos la estructura de una adquisicin deconocimientos totalmente originaria, debemos tener siempre a lavista el horizonte experiencial en que se encuentran en formainseparable cada una de esas funciones de la experiencia.El mundo en el que vivimos y en que ejercemos nuestras

    actividades conocitivo-judicativas, y a partir del cual nos afecta todolo que se convierte en sustrato de posibles juicios, nos ha sido pre-dado desde siempre como impregnado de una sedimentacin defunciones lgicas; nunca nos ha sido dado en forma diferente quecomo un mundo en que nosotros u otros, cuya adquisicin de

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    experiencia nos apropiamos mediante comunicacin, aprendizaje otradicin, hemos estado activos juzgando y conociendo de maneralgica. Y esto se refiere no slo al sentido tpicamente determinado

    con que todo objeto se nos presenta como familiar, dentro de unhorizonte de familiaridad tpica, sino tambin al pre-sefia- lamientode horizonte, es decir, al sentido con que nos es pre-dado en generalcomo objeto de conocimiento posible, como algo determinable engeneral. El sentido de este pre- dato [Vorgegebenheit] se determinaen virtud de que el mundo, tal como nos es pre-dado a nosotros,hombres adultos de nuestro tiempo, abarca todo lo que la ciencianatural de la poca moderna ha logrado en lo tocante a determi-naciones de lo-que-es[des Seienderi].Y aun cuando nosotros mismos

    no estemos interesados en la ciencia natural ni sepamos nada de susresultados, sin embargo, lo-que-es nos es pre-dado por lo menos contal determinacin que lo aprehendemos como cientficamentedeterminable en principio. En otras palabras: respecto de estemundo, que nos es pre- dado, sobre la base de la tradicin de la pocamoderna, nos resulta sobreentendida la idea de que la totalidad infi-nita del ser en general es en s una totalidad racional, quecorrelativamente ha de ser dominada por una ciencia universal, ypor cierto en forma completa.13Esta idea del

    13Cf. E. Husserl,Die Krisis der europaischen Wissenschaften und die transzendentalePhnomenlogie,Philosophia, vol. I, 1936 p. 97.

    mundo como un universo del ser que puede dominarse por mtodosexactos, los de la ciencia fsico-matemtica, como un universodeterminado en s, cuyas determinaciones fc- ticas habr de indagarms adelante la ciencia, nos es tan familiar que a su luzcomprendemos cualquier cosa individual dada en nuestraexperiencia. Incluso en los casos en que no reconocemos la necesidadgeneral y la aplicabi- lidad universal de los mtodos cientfico-

    naturales exactos y de sus ideales de conocimiento, sin embargo, elestilo de esta manera de conocer se ha hecho tan paradigmtico quede antemano existe la conviccin de que los objetos de nuestraexperiencia estn determinados en s, y de que la funcin delconocimiento es justo descubrir en una aproximacin estasdeterminaciones existentes en s y fijarlas de manera objetiva comoson en s y objetivamente significa de una vez por todas y paracada uno. Estaidea de la detrminacin de lo-que-es en sy de queel mundo de nuestra experiencia es un universo de lo-que-es en s y

    de l